C^p ao5: r--3>. DE LA EDUCACION POPULAR.DE LA EDUCACION POPULAR, POR D. F. .SARMIENTO, Me MIEMBRO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, DEL INSTITUTO HISTÓRICO DE FRANCIA, DE LA SOCIEDAD DE PROFESORES DE ENSEÑANZA PRIMARIA DE MADRID I PRIMER DIRECTOR DE LA ESCUELA NORMAL DE SANTIAGO. SANTIAGO: IMPRENTA DE JULIO BELIN I COMPAÑÍA.Sr. D. Manuel Montt. Mi distinguido amigo : Al abandonar al público el contenido de los manuscritos que de tiempo atrás conoce U., permítame que recuerde que el pensamiento, el estímulo, i el objeto de mi viaje a Europa na- cieron de U. Mia ha sido la ejecución ; i harto sa- tisfecho quedaría, si los estudios que emprendí i presento en cierto órden sobre Instrucción Primaria, bastasen a aclarar las dudas que en 1845 lo hacían vacilar para echar las bases de la lejislacion de punto tan interesante. Asociando mi humilde nombre al suyo, no ha- go mas que continuar en la escala que me co- rresponde, la obra que nos propusimos en 1841, i que no hemos dejado de avanzar hasta este momento. Comunes nos fueron los ensayos, co- munes los deseos de acertar. De U. venia el pen- samiento político; mia era la realización prácti- ca. Este libro, si es lo que U. me pedia, es pues la obra de ámbos.No presté menos atención a las cuestiones de inmigración que me encargó examinar, i cuyos resultados presentara en mayor volumen aun, si condujera a su propósito una publicación orde- nada. He terminado este trabajo con el proyecto de lei presentado a la Cámara por U. Creí al hacer- lo que este era su lugar, puesto que lo que pre- cede no son sino los antecedentes. Quedo de U. afectísimo amigo. D. F. Sarmiento. DE IxlíVORME PRESENTADO AL MINISTRO INSTRUCCION PUBLICA. Santiago, Marzo 8 de IS4f!. En 1841 i antes que la Escuela Normal de Instrucción Primaria fuese fundada, solicité del Ministerio del ramo autorización para trasladarme a Europa con el objeto de inspeccionar los establecimientos del mismo jénero, cre- yendo con este paso obviar las dificultades i desaciertos que podrían producir en la práctica los conocimientos teó- ricos, únicos con que entónces contaba para el desempeño de las funciones de Director de la Escuela Normal que el Gobierno se proponía encomendarme. El señor Ministro Montt a quien me dirijí, sintió, sin embargo, que era pre- miosa la necesidad de dar principio cuanto ántes a la ense- ñanza, juzgando oportuno diferir mi deseada escursion para cuando los resultados de la fundación de la Escuela Nor- mal estuviesen, aunque fuese imperfectamente, asegura- dos. En 1845, terminado el primer curso normal, obtuve del Gobierno recomendación oficial para que el Encargado de Ne"-ocios de Cbile cerca del Gobierno de Francia, el señor don Javier Rosales, interesase a las autori- dades de aquel pais hacia el logro de mi empeño. Mi 1— 2 — presentación al sefíor Guizot i la nota orijinal que acompa- ño del Inspector Jeneral de la Universidad de Francia i Vice-Rector de la Acidemía de Paris, en que ordena al Director de la Escuela Normal de Versalles i a los Direc- tores de las escuelas municipales de Paris "darme todas las noticias i datos necesarios para que me forme idea de los diversos métodos de enseñanza en uso," fueron las pri- meras manifestaciones del empeño del señor Rosales para hacer efectiva la recomendación del Gobierno de Chile a este respecto. De mi inspección de la Escuela Normal de Versalles di en 1846 cuenta a la Facultad de Humanidades, la cual se dignó con fecha 20 de Abril de 1847 acusarme recibo de los documentos que acompañaban mi esposicion, indi- cándome en términos honrosísimos para mí, la importancia i oportunidad de ellos. Durante mi residencia en Paris continué examinando la enseñanza primaria, ya en los establecimientos municipa- les, ya en algunos particulares que gozaban de merecida reputación. Entre estos últimos encontré el de M. Mau- rin, autor de un sistema apénas conocido en Francia i para cuya adopción hizo M. Cormenin en 1847, moción en la Cámara de Diputados. Recomendado eficazmente por M. Tissot déla Academia francesa, obtuve de M. Maurin los pormenores de su método, el cual responde al parecer a todas las cuestiones que hasta hoi embarazan la transmi- sión de los conocimientos rudimentales. M. Maurin, por un medio mecánico hasta cierto punto, cree haber conse- guido desenvolver la intelijencia del alumno, enriquecer su memoria de datos preciosos, i despertar la facultad de pen- sar, sirviéndose como accesorios e instrumentos para ob- tener tamaños resultados, de la lectura, escritura, ortogra- — 3 — fia i análisis gramatical los cuales ejercita eleducando en una sola lección. Así, cuando yo examinaba las clases i encon- traba niños que no sabian leer loque escribían, M. Mau- rin se esplicaba en estos términos. "No importa : unos aprenden primero a escribir, otros a leer; al fin todos con- cluyen por saber estos rudimentos con seguridad i perfec- ción. La lectura es un medio, pero no el fin de la enseñanza, que lo es la materia que se lee, las ideas o los hechos con- tenidos en la lección, cosa tan descuidada por los sistemas conocidos, los cuales consagran todos sus esfuerzos a la tarea material de leer i escribir, sin que la intelijencia tome parte en este trabajo purameute de los ojos y de las ma- nos. " El sistema Maurin requiere, por otra parte, tan pocos utensilios, es tan sencillo i comprensible en sus elementos, i tan seguro en sus resultados, que creo vale la pena de ponerlo a prueba en la Escuela Normal, la cual solo debe ser un anfiteatro de esperimentacion. Una parte de la enseñanza habia, empero, sobre la que nopodia prometerme hallar en Francia luz alguna. Hablo de los métodos de lectura aplicables al idioma español, la recta pronunciación de los sonidos que componen el idioma, i el estado de las ideas con respecto a la ortografía del cas- tellano. Para estudiar estos puntos pasé a España, i auto- rizado por el señor Gil de Zarate, entonces Ministro de la Instrucción pública, según la nota circular que adjunto, pude acercarme a los establecimientos principales i cose- char en ellos los escasos conocimientos que ministraban. Mis conexiones con algunos literatos me sirvieron mejor a este respecto. El señor don Buenaventura Aribau, redac- tor de la Revista de España e Indias, se dignó comunicar- me un método de lectura inédito, ideado por él i que parte— 4 — del mismo principio que mi sistema gradual; aunque me- nos perfecto en sus detalles, ya fuese porque aún no estaba preparado para ver la luz pública, ya porque no ejerciendo como profesión la enseñanza, el autor no podia preveer to- dos los casos que ofrecen dificultad a los principiantes. Una reforma, sin embargo, admite mi método i que adoptaré del sistema del señor Aribau. En cuanto a la ortografía del castellano i cuestiones que dicen relación a ella, he adqui- rido conocimientos que puedo llamar completos, i bastarán, si no me engaño, a fijar las ideas a este respecto. Debí al señor Hartzenbusch, bibliotecario real en Madrid, el que se me proporcionasen en la biblioteca de su cargo las im- presiones i manuscritos de los siglos XV, XVI i XVÍI para esclarecer varias dudas o comprobar mis aserciones, i pocos dias después de mi salida de España, el Tiempo publicó una serie de artículos en que esponia yo "las razo- nes que habia tenido la Universidad de Chile para dar un paso adelante en la reforma ortográfica iniciada por la Aca- demia de la lengua." Sobre el valor de las letras romanas, sus verdaderos nombres i pronunciación lejítima, obtuve mas tarde en los Estados-Unidos de boca de M. Kraitsir, un sabiofilógolo húngaro, revelaciones importantes que ser- virán para fij arirrevocablemente las ideas sóbrela nomen- clatura de las letras adoptada por la Facultad de Humani- dades, la cual, ademas de ser conveniente i lójica, reúne el mérito de estar fundada en los principios que han servido de base a la formación del abecedario que M. Kraitsir ha restaurado a su verdadera organización, profundamente filosófica. También en Alemania encontré puesto en prác- tica un sistema de enunciación de los sonidos, que confor- mándose con la sanción de la Facultad de Humanidades, corroboraba el método gradual por ella adoptado. En fin, para no economizar medio de instrucción, púseme en con- tacto con la Sociedad Literaria de Profesores de Instruc- ción primaria de Madrid, a la que tengo el honor de perte- necer ; bien que por la humildad de la condición de los maestros de escuela en España, esta sociedad no goce de mayor prestijio. En Jénova, donde las huellas de la República se con- servan frescas aún por la multitud de establecimientos de educación i beneficencia, la riqueza asombrosa de sus dotaciones, i el interés que inspira todo lo que al bien jene- ral conduce, visité los establecimientos de lunáticos, de ciegos, de sordo mudos, &c.; i aunque no haya hecho so- bre estos ramos estudios serios, por temor de estender demasiado la esfera de mis observaciones, creo que deben formar parte estas especialidades de un sistema jeneral de enseñanza popular. Después de varias escursiones en Italia, estrañas al asunto de que por ahora me ocupo, me dirijí a Prusia, el pais como es sabido, mas afamado por la orga- nización oficial de la instrucción pública. M. Dieterici, jefe de la oficina de estadística, a quien iba poderosamente recomendado, me presentó al Miuistro de Instrucción pú- blica, quien se dignó recibirme con muestras estremadas de atención, debido esto principalmente a la alta idea que del Estado de Chile se tenia formada i que corrobo- raba mas i mas el objeto que me aproximaba a él; pues en aquel conato de buscar los medios de mejorar la ins- trucción pública, encontraba nuevas pruebas del buen es- píritu que presidia los destinos de la república, mui en con- traste con el aspecto de desorden, atraso i barbarie que dejaban ver otras secciones americanas. La carta autógrafa que acompaño i la circular adjunta, mostraran a V. S. que no me escasearon allí tampoco las facilidades de inspeccio-— 6 — nar los tan celebrados establecimientos de educación de la Prusia. En Holanda obtuve, por medios menos oficiales, iguales resultados j i a mi regreso a Francia, satisfechos mis deseos en lo que respecta a la enseñanza primaria, pude estender- me a otros ramos, que sin salir de la esfera de la educación popular, constituyen por el contrario su base mas sólida. La educación de las mujeres atrajo también mi atención en Francia i Alemania, si bien en este último pais, ni la lei ni la costumbre establecen diferencia alguna para la igual repartición de la instrucción. M. Levi Alvarez, autor de una larga serie de libros de educación, muchos de los cuales han sido traducidos en todos los idiomas, dirije en Paris un establecimiento de señoras que ha producido re- sultados sorprendentes. No me ha sido de corto auxilio oir con frecuencia sobre educación femenil aMme Tastu, cé- lebre poetiza francesa i autor de tratados admirables de educación. También en los Estados-Unidos pude inspec- cionar escuelas normales de mujeres, en las que el estudio de las matemáticas, la anatomía i la botánica, tenian un lugar preferente. De algún tiempo a esta parte las doctrinas socialistas desdeñadas por las ideas dominantes, como sistema de or- ganización social, habían arrojado en sus detalles nociones de que el espíritu público sin advertirlo se dejaba pene- trar, i que han dado oríjen a una multitud de aplicaciones prácticas de una ventaja incontestable. Pertenecen a este número las Cunas Públicas, en que jeneralizando a la so- ciedad el sistema seguido en las casas de espósit.os, se crian los niños desde su nacimiento hasta la edad de diez i ocho meses; i las Salas de Asilo, la mas bella, la mas útil i la mas fecunda en resultados morales de todas las institucio- — 7 — nes modernas. Una de las señoras fundadoras de una Cuna en Paris i Dama Inspectora de una Sala de Asilo, fué el amable guia que tuve para introducirme provechosamente en aquellos interesantes establecimientos. Las Cunas nos interesan vivamente en América, por cuanto a merced de medios intelijentes e hijiénicos aplicados a la crianza de los párvulos, se salvan millares de existencias que sacrifica la ignorancia de las madres, p la falta de recursos ; i nosotros que tanta necesidad sentimos de un rápido aumento de po- blación, hallaríamos en el establecimiento de las Cunas un medio seguro de duplicar la que nace en nuestro territorio mismo i se estingue a poco de haber pisado los umbrales de la vida. Pero las Salas de Asilo tienen un alcance mas es- tenso. La moral del niño se forma allí en aquellos patios en que reunidos centenares de ellos, bajo la vijilancia apénas necesaria de mujeres intelijentes i solícitas, se abandonan a la movilidad de su edad, corrijiendo por la influencia de la masa sobre el individuo, los vicios de carácter que dejan desenvolver los mimos o la inesperiencia materna, el ais- lamiento i la soledad del hogar doméstico, las propensiones orgánicas, o el abandono, en fin, en que los hijos de los po- bres quedan, en las horas consagradas al trabajo por las madres. Durante los cuatro años en que los niños pueden permanecer en las Salas de Asilo, i por medios que tienden a desarrollar Ja intelijencia, mantener despierta la atención i adornar la memoria, aprenden a leer, escribir, contar i cantar; puesto que el canto auxiliado por ejercicios i mo- vimientos jimnásticos, es allí el medio de dar precisión i agrado a la enseñanza. Por limitado que sea el aprovecha- miento de estos estudios, el niño sale para la escuda pri- maria, educado, moralizado i desembarazado de las dificul- tades que rodean el aprendizaje de los primeros rudimento».NOTE - o This volume has a very tight binding and while every effort has been made to reproduce the centres, forcé would result in damage.-i- Las Salas de Aillo, por otra parte, confiadas al instintuj maternal de las mujeres, dirijidas e inspeccionadas por se- ñoras, producen ademas resultados sociales del mas alto carácter, interesando a las mujeres de las clases superiores! en la cosa pública, de que nuestras costumbres las tienen apartadas, i poniéndolas en contacto con las madres de las clases abyectas, cuyas miserias aprenden a conocer. Mme Gresier perteneciente a la aristocracia del Faubourw Saint Germain, guiada por un sentimiento de esquisita de- licadeza, llevaba, durante los dias de nuestras visitas a las Cunas i Salas de Asilo, un traje tan simple que se confun- día fácilmente con las maestras i nodrizas con quienes habia de entenderse, produciendo sus consejos, encomios i observaciones, el efecto de todas las advertencias que nos vienen de los iguales i de los amigos. Toda la Francia se ha conmovido con el espectáculo de los saludables efec- tos de esta institución, i solo en Paris habia, hasta el momento de mi salida, veinte i seis establecimientos. La Sala de Asilo es, pues, un hecho conquistado por la civi- lización, i que entra por tanto en el dominio de la educa- ción popular. De Paris pasé a Londres, donde pude visitar dos esta- blecimientos de educación primaria, suficientes para darme una idea déla enseñanza. En Inglaterra, poruña de aque- llas anomalías singulares de su organización política, el | Estado no se entromete en la educación popular que ex- plotan el clero anglienno o los disidentes. Las obras de M. Combe, que se ha ocupado largamente de esta materia, me subministraron mas ideas sobre las Escuelas de Ingla- terra que las que podia darme mi inspección personal. Fué en Inglaterra también donde por la primera vez tuve conocimiento de la obra de M. Horace Maní), publi- — D — cada en los Estados-Unidos i reimpresa allí, que tiene por (título "Informe de un viaje educacional en Alemenia, Fran- ca, Holanda i Gran Bretaña." M> Mann es el Secretario del Consejo (Board) de educación del Estado de Massa- chusset, i el ciudadano que mas puede vanagloriapse de haber dado a la educación primaria de su Estado la im- pulsión que hoi la constituye la mas adelantada de los Estados-Unidos. Después de haber visitado todos los otro» estados de la Union, solicitó ser enviado a Europa para inspeccionar la enseñanza primaria en los demás países del mundo civilizado; i el libro de que hablo era el fruto de aquel viaje. M. Mann partiendo desde el Norte de la Amé- rica i guiado por los mismos motivos, me precedía dos años en la misma empresa que yo habia acometido desde el Sud del continente, i salvo las diferencias que las pecu- liaridades de nuestros respectivos idiomas establecían, ha- bíamos recorrido los mismos países, i examinado las mis- mas escuelas; de manera que sus observaciones corrobo- raban, rectificaban o completaban las mías. Desde que este importante escrito cayó en mis manos, tuve ya un punto fijo a dónde dirijirme en los Estados-Unidos, i poco des- pués de mi arribo se me proporcionó la satisfacción de tratar personalmente a este noble promotor de la educación, recojiendo en la intimidad que establecían nuestras sim- patías comunes, mil informaciones útiles de que he sacado gran provecho. Introducido por él al trato de varios pro- fesores de Boston i de M. Kraitsir, el filólogo de que ha- blé al principio, he tenido que congratularme de la oficiosa i cordial acojida a que me hacia acreedor la alta estima de que goza el laborioso Secretario. El Ministro del Gobierno de Massachusset, a quien iba también recomendado por ordenó a las oficinas públicas se me diese una colección— 10 — de todas las obras publicadas oficialmente sobre la instrue cion pública, entre ellas seis volúmenes del Informe Anuai que el Secretario perpetuo del Consejo publica, estractande' para ello de Jos informes particulares de las ciudades, villas i campañas, las innovaciones, mejoras i progresos que bace la enseñanza en todo el Estado. La lei que rije la Instrucción pública en el Estado de Maspachusset, no es ménos inportante que la de Francia de 1833, i sus resul- tados, dada la organización democrática de los Estados- Unidos, son aun mas tanjiblcs i seguros. Todavía otro resultado inmenso por sus aplicaciones fu- turas obtuve en aquella tierra clásica de la libertad ; si bien por causas estrañas, el movimiento de las ideas no cores- ponde al bienestar material, el cual hace que allí como en Europa i el resto de la América, no sea irrisoria para la gran mayoría la igualdad que proclaman nuestras institu- ciones cristianas. Pero lo que a los Estados-Unidos les falta en ciencias especulativas, sóbrales en instintos que los conducen, sin darse cuenta de ello, a los mismos resul- tados que la razón no alcanza a poner en práctica en otras partes. El hábito de oir speechs políticos en las plazas i es- quinas, toasts o sentiments en los banquetes, sermones en las cátedras i campañas, discursos de los abolicionistas aun en los wagones de los caminos de hierro, ha dado oríjen a una práctica i jeneralizádola por toda la Union, tomando ya el carácter de institución permanente de que gozan aun en las mas apartadas aldeas. Entre los> muchos carteles que tapizan las murallas vése con frecuencia en las ciudadesde los Estados-Unidos el anuncio pomposo que hace un tal, profesor de Química, Frenolojía, Historia o Astronomía que dá principio a una Lecture, invitando al respetable pú- blico se sirva honrarle con su asistencia. El artesano que — 11 — io ha tenido tiempo en su infancia de hacer estos estudios, os padres de familia i las mujeres mismas asisten a aquel ¡spectáculo tan barato como instructivo, continuando sin vacar a sus ocupaciones, la educación que en otras partes se interrumpe bruscamente para el pueblo el dia que el ni- ño abandona la escuela primaria. Sabios distinguidos no desdeñan comunicar al pueblo sus ideas por este fácil me- dio i M. Combe, el fisiólogo inglés, ha recorrido los Esta- dos-Unidos dando en todas las ciudades Lectures o cursos públicos de Frenolojía. Por poco que se medite sobre la importancia de esta institución, saltan a la vista un cúmulo de consecuencias consoladoras. Por ella la esfera de la educación abraza toda la vida, i no hai jénero de ideas que estén vedadas al pue- blo. La Lecture o discurso ha hecho en Inglaterra en tres años, con la cuestión de los cereales, lo que las mas san- grientas revoluciones no habrían alcanzado en un siglo, debido todo a la acción directa de la palabra, tan eficaz sobre las masas populares. Todos los que de educación popular se ocupan en Europa, han empezado a sentir que los millones que el Estado invierte en ella, se malogran por la impotencia de los medios de instrucción que solo alcan- zan a la infancia, época de la vida en que el hombre ménos necesita poner en ejercicio su razón i sus luces adquiridas. El examen que de la educación pública be hecho en los países que mas han progresado en ella, me ha puesto por conclusión de manifiesto a la vista, que hai ya en el mun- do cristiano, aunque en fragmentos aquí i allí dispersos, un sistema completo de EDUCACION POPULAR que principia en la Cuna, se prepara en la Sala de Asilo, con- tinúa en la Escuela Primaria i se completa en las Lecturas orales, abrazando toda la existencia del hombre.— 12 — De todo lo que precede, me dispongo a formar un libro, en el cual no creyendo oportuno seguir la marcha itinera- ria de este informe, trataré especialmente cada una de las materias en que naturalmente se subdivide la EDUCA- CION POPULAR. Cunas, su organización i objetos— Salas de Asilo, Sistema de rentas, de educación, ense- ñanza i local necesario—Escuelas Primarias—Edificios, instrumentos i utensilios—Sistemas conocidos—Sistema Maurin, observaciones pedagójicas.—Métodos i ramos de enseñanza—Sonidos españoles—Ortografía—Lectura gra- dual .—Escuelas Normales—M usica vocal—Aparatos de química, mecánica, ijimnástica—Escuela Normal de Ver- salles—Sistema decimal de pesos i medidas—Jeolojía ru- dimental i museo mineralójico—Leyes de Prusia, Francia, Massachusset i Chile sobre organización de la instrucción primaria—Lecturas Populares (LectoresJ. Algunas lá- minas i planos ayudarán a la esplicacion del testo. Creo que en los títulos que no hago mas que bosquejar, se encontrará suficientemente espresado el plan de mi en- sayo i el objeto que me propongo. Por mas que un senti- miento de timidez, i acaso de no confesado desaprecio de nosotros mismos, nos haga creer impracticable en nuestra pobre América la realización de un completo sistema de enseñanza popular, bueno es que la conciencia pública se vaya acostumbrando desde ahora a mirar el conjunto, co- mo el blanco claro i perceptible a que deben tender sus esfuerzos sucesivos. Sirviéndome de la coyuntura que ofrecía la reunión del Congreso Americano en Lima, i favorecido especialmente por el enviado plenipotenciario de Chile, el Sr. D. Diego Benavente, solicité para mi intento la cooperación de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Nueva Granada, Perú — 13 — i Bolivia, comprendiendo que un libro que encierra doctri- nas i prácticas de enseñanza, no llegará a interesar sino mui débilmente al público. Por lo que al Gobierno de Chile respecta, apenas creo necesario impetrar su apoyo, que siempre ha dispensado a cuanto dice relación con la instrucción pública. A él he debido el carácter semi-oficial con el cual me ha sido dado realizar mi escursion : i a la mejora i progresos de la educación popularen Chile serán consagrados todos mis esfuerzos en lo sucesivo. Dios guarde a U. S.—D. F. Sarmiento. (Traducido). UNIVERSIDAD DE FRANCIA. Academia de Paris. El Inspector Jeneral déla Universidad, Vice Rector de la Academia de Paris, suplica al Sr. Director de la Es- cuela Normal primaria de Versalles i a los Síes. Directo- res de escuelas municipa'les de la ciudad de Paris, admitan a visitar su escuela al Sr. D. D. F. Sarmiento, enviado a Francia por el Gobierno de Chile, con el fin de estudiar la organización de nuestras escuelas normales i de nuestras escuelas primarias. El infrascrito espera que se den a este enviado todos los datos necesarios para que pueda darse cuenta de los diversos métodos en uso. ROUSSELLE. En Paris a 27 de mayo de 184G (Hai un sello).— 14 — Dirección jkneral dk instrucción pública. El Sr. Director de la Escuela Normal Central, i los di- rectores de las establecidas en las provincias , se servirán admitirla visita del ciudadano chileno D. D. F. Sarmiento, cuyo objeto es estudiar los establecimientos de instrucción primaria, i le facilitarán los datos i noticias convenientes para que pueda formar exacto juicio de los sistemas de enseñanza i del orden económico que se observa. Madrid 25 de Octubre de 1846. El Director Jeneral de instrucción pública.—Antonio OH de Zarate. Respondiendo a los deseos que V. S. me ha manifes- tado verbalmente, acompaño una circular que le propor- cionará la entrada, tanto a los seminarios para maestros de escuela, como también a las escuelas elementales i otros institutos de instrucción pública en nuestro Estado. En el caso de que V. desease mayores esclarecimientos sobre lo que concierne a la instrucción pública, i los esta- blecimientos destinados a este objeto, el Consejero íntimo del Gobierno el Dr. Bruggerrnan se hará un placer en proporcionarle todos los detalles necesarios al logro de su objeto. Aprovecho con placer esta ocasión de renovar a V. las seguridades de mi estimación la mas distinguida.—Eicun- orx (Ministro del Rei de Prusia.) Al Sr. Profesor Sarmiento.—Berlín 28 de Mayo de 1847. — 15 — CIRCULAR. El Sr. Profesor Dr. Sarmiento, de Santiago de Chile, desea, en comisión de su Gobierno, estudiar de cerca i por inspección personal la organización déla instrucción públi- ca en nuestro Estado, i particularmente visitar algunos seminarios para la educación de los maestros de escuela i algunas escuelas elementales. Con este motivo encargo a los directores i rejentes de los institutos nombrados i otros institutos públicos, que permitan al Dr. Sarmiento no solamente la entrada en dichos institutos, sino también darle los datos que sobre su organización necesite i en jeneral facilitarle en cuanto sea posible los medios de lle- nar su comisión. Berlín 28 de Mayo de 1847.—El Ministro de Cultos, de la Instrucción i de la Medicina. Eichhorn. UNIVERSIDAD DE CHILE. Santiago Abril 25 de 1847. E recibido i puesto en conocimiento del Consejo de la Universidad la comunicación de V. fecha el Io. de Se- tiembre del año próximo pasado, en la qe participa sus observaciones en los establecimientos de instrucción pri- maria qe a visitado. El Consejo a oklo con vivo ínteres la lectura de este documento, i a examinado atentamente los planos, modelos i reglamentos qe lo acompañan ; encar- gándome dé a V. espresivas gracias por la parte qe toma aun a esa distancia, en beneficio de la instrucción prima- lia de la República.— 16 — Los documentos remitidos por V. an llegado en cir- cunstancias de estarse ocupando la Facultad de Umani- dades en la formación de un plan de estudios para la Es- cuela Normal i de un reglamento para suréjimen interior. No necesito decir a Vd. el auxilio qe semejantes datos deben proporcionar a la Facultad para realizar con acierto su trabajo; diréle, si, para ;su propia satisfacción, qe adoptadas por el Sr. Ministro de Instrucción pública las ¡dea de Vd., la Normal se encuentra en el dia, bajo el 6¡stema de internado, establecida en Yungai.—Dios guarde a Vd. Andrés Bello. Sr. D. Domingo F. Sarmiento. INTEODUCCION. INSTRUCCION PUBLICA. El lento progreso de las sociedades humanas ha creado en estos últimos tiempos una institución desconocida a los siglos pasados. La instrucción pública, que tiene por objeto preparar las nuevas jeneraciones en masa para el uso de la intelijencia individual, por el conocimiento aunque rudi- mental de las ciencias i hechos necesarios para formar la razón, es una institución puramente moderna, nacida de las disensiones del cristianismo i convertida en derecho por el espíritu democrático de la asociación actual. Has- ta ahora dos siglos habia educación para las clases gober- nantes, para el sacerdocio, para la aristocracia ; pero el pueblo, la plebe no formaba, propiamente hablando, parte 2— 18 — activa de las naciones. Tan absurdo habría parecido en- tonces, sostener que todos los hombres debían ser igual- mente educados, como lo habría sido dos mil años antes negar el derecho de hacer esclavos a los vencidos, derecho sobre cuya práctica estribaba la existencia de las socieda- des libres. No es mi ánimo hacer aquí la historia de la serie de acontecimientos i de conquistas que han traído a los pueblos cristianos al punto a que han llegado hoi. Será esto quizá el asunto de un trabajo especial. Por ahora bástenos el hecho de que cada progreso en las ins- tituciones ha tendido a este objeto primordial, i que la libertad adquirida en unos paises, el despotismo mismo en otros para hacerse perdonar su irregularidad, han contri- buido poderosamente a preparar a las naciones en masa, para el uso de los derechos que hoi pertenecen ya a tal o cual clase déla sociedad, sino simplemente a la condición de hombre. Hai mas todavía: los derechos políticos, esto es, la acción individual aplicada al gobierno de la socie- dad, se han anticipado a la preparación intelectual que el uso de tal derecho supone. Nada habría parecido mas con- forme a razón que preguntar al que va espresar su voluntad en la dirección de los negocios públicos, si esa voluntad estaba suficientemente preparada i dirijida por una inteli- jencia cultivada ¡por la adquisición de todos los hechos que autorizan a prejuzgar sobre el bien o el mal público que puede producir la línea de conducta que haya de adoptarse. Pero los acontecimientos históricos se han anticipado se puede decir ; i la leí no se atreve ya a poner por condición del uso del derecho que pertenece al hombre, por nada mas que ser un ser racional i libre, la capacidad en que se halla de ejercerlo prudentemente. — 1» — Hasta no hace un auo, podria decirse que existian en- tre los pueblos civilizados dos derechos civiles distintos : uno que se refería a la propiedad, otro a la persona ; aque- lla como garante de la intelijencia de la otra. Esta dife- rencia sin embargo va a desaparecer con la última revolu- ción de Europa, que dará por resultado final en la prácti- ca, como ha dado ya en principio, el derecho de todos los hombres a ser reputados suficientemente intelijentes para lajestion de loe negocios públicos por el ejercicio del de- recho electoral, cometido a todos los varones adultos de una sociedad, sin distinción de clase, condición, ni edu- cación. I esta igualdad de derechos acordada a todos los hom- bres, aun en los paises que serijen por sistemas tutelare», es en las repúblicas un hecho que sirve de base a la orga- nización social, cualesquiera que senn las modificaciones que sufra accidentalmente por los antecedentes nacionales u otras causas. De este principio imprescriptible hoi nace, la obligación de todo gobierno a proveer de educación a las jeneraciones venideras, ya que no puede compeler a to- dos los individuos de la presente a recibir la preparación intelectual que supone el ejercicio de los derechos que le están atribuidos. La condición social de los hombres de- pende muchas veces de circunstancias ajenas de la volun- tad. Un padre pobre no puede ser responsable de la edu- cación de sus hijos; pero la sociedad en masa tiene interés vital en asegurarse de que todos los individuos que han de venir con el tiempo a formar la nación, hayan por la edu- cación recibida en su infancia, preparádose suficientemen- te para desempeñar las funciones sociales a que serán llamados. El poder, la riqueza, i la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral, é intelectual— 20 — de los individuos que la componen; i la educación públi-j ca no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción i de dirección, aumentando cada! vez mas el número de individuos que las posean. La dig- nidad del Estado, la gloria de una nación no pueden yaj cifrarse, pues, sino en la dignidad de condición de sus sub- ditos; i esta dignidad no puede obtenerse, sino elevando el carácter moral, desarrollando la intelijencia, i predispo- niéndola a la acción ordenada i lejítima de todas las facul- tades del hombre. Hai ademas objetos de previsión que tener en vista al ocuparse de la educación pública, i es que las masas están menos dispuestas al respeto de las vidas i de las propiedades a medida que su razón i sus sentimien- tos morales están ménos cultivados. Por egoísmo pues de los que gozan hoi de mayores ventajas en la asociación, debe tratarse cuanto antes de embotar aquel instinto de destrucción que duerme ahora, i que han de despertar la vida política misma, i la influencia de las ideas que se irradian sobre todos los pueblos cristianos. Si todas estas consideraciones que no hago mas que apuntar no fuesen suficientes a formar convencimientos profundos, téngase presente ademas, que los Estados Sud Americanos perte- necen a una raza que figura en última línea entre los pueblos civilizados. La España i sus descendientes se presentan hoi en el teatro del mundo moderno destitui- dos de todas las dotes que la vida de nuestra época re- quiere. Carecen de medios de acción, por su falta radi- cal de aquellos conocimientos en las ciencias naturales o físicas, que en los demás países de Europa han creado una poderosa industria que da ocupación a todos los indi- viduos de la sociedad, la producción; hija del trabajo, no puede hacerse hoi en una escala provechosa, sino por la — M — introducción de los medios mecánicos que ha conquistado la industria en los otros países; i si la educación no pre- para a las venideras jeneraciones, para esta necesaria [adaptación de los medios de trabajo, el resultado será la [pobreza i oscuridad nacional, en medio del desenvolvi- miento de las otras naciones que marchan con el auxi- [lio combinado de tradiciones de ciencia e industria de lar- go tiempo echadas, i el desenvolvimiento actual obrado por la instrucción pública que les promete progresos i des- I arrollo de fuerzas productivas mayores. Otro riesgo na- Icional i no ménos inminente, es el que resulta de la inmi- gración de la industria estraña que puede i debe fatalmen- te aclimatarse entre nosotros La industria emigra de unas naciones a otras con los individuos que se espatrian bus- cando en suelo estraño mayores ventajas. Un crecido número de emigrantes de otras naciones que no sean la es- pañola, la única que nos es análoga en atraso intelectual e incapacidad industrial, traerá por consecuencia forzosa la sostitucion de una sociedad a otra, haciendo lentamente descenderá las últimas condiciones de la sociedad, a los que no se hallen preparados por la educación de su capaci- dad intelectual e industrial, la impulsión de progreso i la trasformacíon que esperimentará la sociedad; de donde es fácil vaticinar a millares de padres de familias que hoi dis- fiutande una posición social aventajada, la posibilidad de que con la acción de nuevos hombres i con su mayor ca- pacidad de adquirir, sus hijos en no mui larga serie de años desciendan a las últimas clases de la sociedad. Nuestros esfuerzos deben ser mayores para educar com- pletamente las jeneraciones próximas si se atiende a otras condiciones desfavorables que ha producido la colonización española. No bastaba el legado de atraso intelectual e in- i f — 22 — dustrial que nos ha dejado i que a ella en Europa misma) la ha hecho descender a la insignificancia i nulidad en qutl hoi yace sumida, siendo nada mas que una colonia en el! seno de la Europa misma, a donde todas las demás na- ciones esportan sus artefactos para el consumo del pueblob que por incapacidad nacional no puede producirlos; nol bastaba tampoco que nos legase la ineptitud civil que a ella; misma tiene envuelta bajo el peso de deudas insolventes; en el esterior, i del mas espantoso desorden administrativo , que se conoce en Europa en su interior j era preciso ade- mas que de la colonización misma resultase para nosotros un inconveniente con que habremos de luchar durante si- glos. Todas las colonizaciones que en estos tres últimos j siglos han hecho las naciones europeas, han arrollado de- lante de sí a los salvajes que poblaban la tierra que venían! a ocupar. Los ingleses, franceses i holandeses en Norte- América, no establecieron mancomunidad ninguna con los aboríjenes, i cuando con el lapso del tiempo sus descendien- tes fueron llamados a formar estados independientes, se encontraron compuestos de las razas europeas puras, con sus tradiciones de civilización cristiana i europeas intactas, con su ahinco de progreso i su capacidad de desenvolvi- miento, aun mas pronunciado si cabe que entre sus padres, I o la madre patria. Debido a esta jeneral capacidad de to- dos los individuos que componen la nueva nación, una vez que quedaban abandonados a sí mismos, i dueños de sus propios destinos, los pueblos descendientes de las naciones que colonizaron el norte de la América, han marchado de progreso en progreso hasta ser hoi la admiración de los pueblos mismos de la Europa, a quienes han dejado mui atrás en la aplicación de todos los principios, de todos los descubrimientos i de todas las máquinas, como auxiliares — 23 — el trabajo, que ha revelado o aplicado la ciencia humana n todos los paises civilizados. Mui de distinto modo pro- :edió la colonización española en el resto de la América. iin ser mas humana que la del Norte, por aprovechar del xabajo de las razas indíjenas esclavizadas, acaso por en- ontrarlas mas dóciles también, incorporó en su seno a os salvajes; dejando para los tiempos futuros una proje- íie bastarda, rebelde a la cultura, i sin aquellas tradicio- es de ciencia, arte e industria, que hacen que los de- ortados a la Nueva Holanda reproduzcan la riqueza, la ibertad, i la industria inglesa en un corto número de años. ¡No es posible deeir como se trasmite de padres a hijos la aptitud intelectual, la moralidad, i la capacidad industrial, un en aquellos hombres que carecen de toda instrucción rdenadamente adquirida; pero es un hecho fatal que los hijos sigan las tradiciones de sus padres, i que el cambio e civilización, de instintos i de ideas no se haga sino por Icambio de razas. ¿Qué porvenir aguarda a Méjico, el Pe- rú, ISolivia i otros estados sud americanos que tienen aun vivas en sus entrañas como no dijerido alimento, las razas salvajes o bárbaras indíjenas que absorvió la colonización, i que conservan obstinadamente sus tradiciones de los bos- ques, su ódio a la civilización, sus idiomas primitivos, i sus hábitos de indolencia i de repugnancia desdeñosa con- tra el vestido, el aseo, las comodidades i los usos de la vida civilizada? ¿Cuántos años, sino siglos para levantar iquellos espíritus degradados, a la altura de hombres cul- tos, i dotados del sentimiento de su propia dignidad? I este mal que en aquellas secciones americanas es apa- rente i tanjible, no es inénos real en las otras partes donde la obra de fusión de ambas razas está ya operada; pero que no por eso opone menores dificultades al desenvolTÍ-— 24 — miento del conjunto de pueblos semicivilizados de Europa! i de salvajes de la América. Cualquiera que estudia detpni-l damente los instintos, la capacidad industrial e intelectual! de las masas en la república Arjentina, Chile, Venezuela,! i otros puntos, tiene ocasión de sentir los efectos de aquella ^ inevitable pero dañosa amalgama de razas incapaces o in- adecuadas para la civilización. [Qué hábitos de incuria,! qué limitación de aspiraciones, qué incapacidad absoluta] de indústria, qué rebeldía contra todo lo que puede con-] ducirlas a su bienestar; qué endurecimiento en fin en la I ignorancia voluntaria, en la escasez i en las privaciones de que pudieran si quisieran librarse; qué falta tan com- pleta de todos los estímulos que sirven de aguijón a lasI acciones humanas! Si me propongo hacer sentir hondamente la enormidadl del mal, no es sin duda para que desesperemos de hallarle] remedio. Por hondo que el abismo sea, no hemos de pre- cipitarnos en él a sabiendas. Ruda es sin duda nuestra ta- rea, puesto que nos cumple llenar el déficit de suficiencia] que ha dejado a la España en el límite dudoso que divide] a los pueblos civilizados de los bárbaros, i el aumento dej barbarie que nos trajeron la colonización i nos conser-] varón los indíjenas. Pero el movimiento que hoi precipita] a las naciones cristianas a una organización social cuyas] bases, por anchurosas i grandes, no nos es dado ni alean-j zar a medir con la vista, ni ménos abarcar en sus detalles,. nos impone, sopeña de perecer bajo los escombros de las ya usadas formas sociales, el deber de prepararnos para la] nueva existencia que asumirán bien pronto uniformemente] todas las sociedades cristianas; que no será otra que el mayor desenvolvimiento posible de tóelos los individuo*! que componen la nación, allanando las dificultades que ■4 I — 25 — la organización actual opone al libre desarrollo de las fa- cultades intelectuales i activas del hombre; protejiendo el Estado, o las fuerzas de la nación reunidas, todas las defi- ciencias individuales hasta lograr hacer partícipes de las ventajas de la asociación a todos los asociados, sin dejar es- cluidos como hasta aquí a los que no pueden bastarse a sí mismos. Todos los grandes acontecimientos del mundo han de ser de hoi mas preparados por la intelijencia, i la gran- deza de las naciones menos ha de estribar ya en las fuer- zas materiales, que en las intelectuales i productivas de que puedan disponer. Esto supuesto, ¿cuál de los Estados sud-americanos po- drá decir que ha hecho lo bastante, para prepararse a la vi- da intelijente i activa que como republicanos i como miem- bros de la familia cristiana deben llevar a cabo? Hai tradi- ciones de raza que obran todavía poderosamente sobre nos- otros, i perpetúan los males de que creíamos habernos li- brado por solo el acto de desligarnos de la España. Todos los gobiernos americanos han propendido desde los princi- pios de su existencia a ostentar su fuerza i su brillo en el número de soldados de que pueden disponer. Estado ha habido, que ha organizado por la primera vez ejércitos su- periores a sus fuerzas cuando no quedaban ni presuntos, ni posibles enemigos que combatir. Grande necesidad es por cierto la existencia de los ejércitos para pueblos habi- tuados a no sentir otros estímulos de órden que la coer- ción; la infancia de los gobiernos requiere también quizá esta ostentación de fuerza, que halaga aun a aquellos mis- mos sobre quienes su existencia gravita. Yo no desapruebo la existencia de ejércitos permanentes, condenados forzo- samente a la ociosidad en América cuando no se emplean 0 en trastornar el órden, o en arrebatar la escasa libertad; 2.— '26 — pero el ejército sntisface una neaesidad de previsión del Estado; como la educación pública satisface otra mas im periosa, ménos imprescindible. No es del todo probado que sin ejércitos permanentes, o siendo estos ménos numero- sos, el órden no se habría conservado en cada Estado, o que habrían habido mas ni menos revueltas, a las que los ejércitos i los militares sin destino dan siempre pábulo i es- tímulo; pero es mui seguro que no educando a las jenera- dones nuevas, todos los defectos de que nuestra organiza- ción actual adolece continuarán existiendo, i tomando pro- porciones mas colosales, a medida que la vida política des- envuelve mayores estímulos de acción, sin que se mejore en un ápice la situación moral i racional* de los espíritus. Se gastan en unos Estados mas, en otros ménos de dos mi- llones de pesos anuales en pertrechos de guerra, i personal del ejército. ¿Cuánto se gasta anualmente en la educación pública que ha de disciplinar el personal de la nación, pa- ra que produzca en órden, industria i riqueza lo que jamas pueden producir los ejércitos? La historia doméstica de cada Estado sud-americano está ahí para responder tris- temente a esta pregunta. Las fuerzas productivas de una nación dependen menos de la feracidad del suelo (sal- vo casos excepcionales) que de la capacidad jeneral de los habitantes. Todos estamos de acuerdo sobre la ineptitud industrial de nuestras masas, producida por la falta de tradiciones de trabajo, i de la adquisición de muchas de aquellas prácticas, implementos i útiles de industria que no son sino la aplicación de las verdades matemáticas o I09 principios de la mecánica, i que están jeneralizados entre las otras naciones. La instrucción derramada con te- nacidad, con profusión, con jeneralidad éntrela clase tra- bajadora, solo puede obviar a la insuperable dificultad que — 27 — los progresos de la industria oponen la incapacidad na- tural de nuestras jentes. Sabido es de todos, no ya la im- perfección, desaseo, incuria i abandono del servicio de nuestros domésticos, la rudeza i estado embrionario de nuestros trabajos agrícolas, sino también la imposibilidad le establecer las mas simples fabricaciones por la inepti- tud de los trabajadores del pais, para poner en movimiento k mantener en buen estado de conservación los mas simples iiparatos. Dos fábricas en Santiago han debido la ruina de sus propietarios a esta causa principal. Los trabajado- res inutilizaban las máquinas cada semana; los herreros ¡que debian repararlas no comprendían nada de 6U meca- Inismo, i si algún estranjero se encontraba instruido, pe- Idia por ello precios exhorbitantes, que a la larga hacían Iruinosa la conservación del establecimiento. Mil datos preciosos ha colectado ya la estadística in- Iglusa i francesa, sobre la influencia que en la aptitud fa- Ibril e industrial ejerce tan solo un rudimento de instrucción; pero no haré mérito sino de las declaraciones obtenidas (oficialmente en los Estados Unidos, de los fabricantes in- terrogados al efecto. Las respuestas de los individuos deja- ran fácilmente traslucir el objeto i contenido de las pregun- tas. M. J. K. Mili dice. "La casa de negocio que poseo na tenido durante 10 años la principal dirección de moli- nos de algodón, máquinas i obras de estampados en las laudes están constantemente ocupadas 3000 personas. Las [opiniones que he formado de los efectos de la educación Idada en las escuelas primarias sobre nuestra población Inianuf'icturera, son el resultado de mi observación perso- nal, i confirmadas por el testimonio de los ajentes i direc- tores que están en contacto inmediato con los trabajado- res. De ellas resulta:— 28 — " i," Que los rudimentos de una educación en las escue- las primarias son esenciales para adquirir destreza i ha- bilidad como trabajadores, o consideración i respeto en las relaciones sociales i civiles de la vida. "2.° Que los pocos que no han gozado de las ventajas de una educación primaria jamas salen de la última clase de operarios, i que el trabajo de esta clase es improductivo, cuando se le emplea en operaciones fabriles, que requieran el mas mínimo grado de destreza mental o manual. "3." Que una gran mayoría de jefes de taller, í otros empleados que requieren un alto grado de saber en ramos particulares, lo cual exije a veces un conocimientojeneral de los negocios, i siempre un irreprochable carácter moral, han hecho su carrera desde simples operarios, sin mas ven- taja sobre la gran porción de aquellos a quienes han deja- do atrás, que la que resulta de una educación mejor. De la comprobación de los libros de una de las compañías ma- nufactureras bajo nuestra dirección, resulta el número re- lativo délas dos clases, lo que puede servir para apreciar todos los demás. "El término medio de'obreros empleados en los últimos tres años es de 1200, de los cuales 45 son incapaces de es- cribir sus nombres. El término medio de salario para las mujeres en los departamentos que exijen mayor intelijencia es de 20 rs. por semana. El ínfimo salario es de 1 ps. 60 céntimos. De los 45 incapaces de escribir los -J están em- pleados en los trabajos mas ínfimos.....Es mui rara la falta de educación entre nuestros hombres i muchachos em- pleados en las fábricas de algodón; i creo que los mejores molinos de algodón de Nueva Inglaterra con operarios como los 45 arriba mencionados, no darían producto nin- guno, i qur las máquinas se arruinniian Completamente. — 29 — So puodo imajinar situación alguna en que la falta de una )uena educación primaria sea mas severamente sentida, o compañadade consecuencias peores, que en nuestras v¡- his manufactureras." J. Clarck se espresa así. " En nuestro libro de paga están inscritos los nombres de 1229 operarios mujeres, 40 de las cuales, por recibo de 6us salarios ponen una marca : 26 de estas están empleadas por tarea. La paga media del traba- o de estas es de 18J por ciento menos que la de todos las demás ocupadas en el mismo departamento. Tenemos ademas 50 mujeres que en diversas épocas se han ocupa- do en enseñar en las escuelas. El salario medio que ganan estas es 17£ por ciento mayor que el término medio paga- do en todos los molinos, i 66por ciento mas que el de las 26 que no saben escribir sus nombres." M. Grane, empresario de caminos de hierro, subministra los siguientes datos. "Mi principal negocio, dice, ha sido durante 10 años abrir caminos de hierro, en lo que he te- nido constantemente empleados de 50 a 350 trabajadores, casi todos irlandeses, con excepción de los superintenden- tes, habiendo tenido bajo mi dirección como 3000 hom- bres en todo, de los cuales podían leer i escribir uno por cada ocho : independientemente de sus dotes naturales, los que podían leer i escribir, i tenían algún conocimiento en aritmética, han mostrado constantemente gran prontitud en aprender lo quede ellos se ex ij i a, i saber ejecutarlo, i han ideado con mas facilidad nuevos «nodos para hacer la misma cantidad de obra. Muchos de estos hombres han ido hechos superintendentes i son hoi empresarios." M. II. Bartlett : "Me he ocupado durante 10 anos en manufacturas i he estado a cargo de 400 a 900 personas. He estado por tantoi ti — 30 — en contacto con una gran variedad d : caracteres i dHtpoa cione», i no trepido en afirmar que he encontrado que lu, mai bien educados son los que mas obra producen; i qui aun entre las mujeres que solo asisten las máquinas, se v» un resultado proporcional a las ventajas obtenidas en fe infancia por la educación, dando invariablemente mejor producción aquellas que han recibido' una buena educai cion primaria, que las que se han criado en la ignorancia." Un hecho mas concluyente aun es el que presentan las fábricas de Lowell, que pagando triples salarios que las fábricas inglesas, con doble costo en las máquinas, pueden competir en baratura i perfección de los productos con la fabricación inglesa, atribuyéndose esclusivamente este re- bultado a las ventajas que en educación llevan los trabaja- dores americanos a los ingleses. M.Combe, el filósofo frenolojista ingles, inculcandosobrej lanecesidad deestablecer en Inglaterra un sistema de educa- ción publica, da algunos detalles curiosos que no carecen de aplicación a nuestros pueblos. "Yo he vivido, dice, cerca de dos años en Alemania, i tengo alguna espr>riencia sobre la condición i cualidades de su pueblo. He visitado la Prusia, S.ijonia, Baviera, Badén, Boemia i Austria, i tenido oc-i sion no solo de conversar con hombres i mujeres mui ilus- trados de estos paises, sino también de vivir en estrecho contacto con porciones del pueblo bajo; empleando algu- nos de entre ellos como domésticos i muchos otros como guias temporarios, cocheros, traficantes, &c. En algunas partes de Alemania, Hesse Homburg por ejemplo, los do- minios austríacos i Bohemia, el pueblo bajo ha gozado del) beneficio de escuelas colocadas bajo la dirección del clero i la influencia de la civilización europea. Pero en Prusia, Sajonía i la Alemania del sud-oestc en jeneral, a mas de! — ai — juella se ha aplicado por la ayuda del estado una mas ri- orosa educación secular. La diferencia de resultados es alpable. En los primeros países el pueblo es jeneralmente o solo ignorante sino lamentablemente estúpido, i en ¡a ilad adulta, casi incapaz de instrucción. Aseguro esto, apo- rado en la aseveración que de ello me han hecho patriotas ¡iantrópicos e ilustrados que en aquellos países trabajaban Ion juicioso ahinco en la mejora del pueblo en sus propias icalidades. La constante queja era : nuestro pueblo es tan ■stúpido, son tan abandonados que no se guian por lasins- nacciones que les damos, ni ponen en práctica con juicio perseverancia los medios de mejora que ponemos en sus lanos. La misma observación he oido de parte de los fi- ntropos deDorsetshire, que me han preguntado : ¿ porqué L que nuestro pueblo no es solo ignorante, sino tan obtuso tie parece incapaz de aprovechar de lo que deseamos ha- er por él? Los propietarios irlandeses preguntan lo mis- 10. ¿Cómo es que aunque nosotros señalemos a estas jen- tes los medios de mejorar su condición, i los ayudemos >ara hacerlo, hai una constante tendencia en ellos, a rehi- lar sus esfuerzos i caer de nuevo en sus antiguos hábitos? na sola respuesta puede darse a esto. La falta de ejercicio de educación del cerebro obstruye eljuegodelos poderes lentales; es débil, i pronto se fatiga; carece de actividad spontánea; i de allí es que cuando se le deja de excitar por itracciones esteriores, cae en la inacción, i el alma no toma interés por bien futuro alguno, que haya de ser comprado costa de un penoso esfuerzo presente. "Como un contraste de esta condición de las masas in- educadas de Austria, Bohemia i la descuidada porción de lemania, donde aun prevalece la inercia del siglo diez i iíete, puedo asegurar que en los países donde el sistemaII i — 32 — prusiano de educación ha estado en fuerza por 20 o 30 años, j hai palpablemente una actividad mental mas grande, i mayor capacidad de mejora en las mas ínfimas clases del j pueblo, que no solamente sabe mas, sino que es mas ca- paz de aprender. El hábito de acción del cerebro, con- traído desde la infancia, ha hecho comparativamente fa-; cil el pensar; i el aumentado vigor ha hecho mas fácil i agradable el perseverante esfuerzo en prosecución de fines i morales; en una palabra, el alemán no educado es hoi se- mejante al montarles de Escocia, al paisano de Irlanda i al labrador de Dorsetshire, no solamente ignorante sino ¡ débil de espíritu; miéntras que el alemán que ha pasado por la educación e instrucción de las escuelas prusianas, se aproxima mucho mas a la condición de nuestros edu- cados, intelijentes i enérjicos operarios de Manchesteril Birmingham. La gran recomendación del sistema prusianu está en que abraza los miembros mas ínfimos de la masa social; i cuando se compara la presente condición de aque- lla clase en Prusia con lo que era antes, i lo que continúan siendo sus iguales en Alemania, no puede parecer fuera: de propósito decir, que la educación ha puesto una alma bajo la mortaja de la muerte misma." Los datos estadísticos en cuanto al grado de moralidad j adquirida por los que han recibido alguna educación pri- maria, confirman aun mas aquella idoneidad del espíritu a mejorarla condición del individuo por el solo hecho de j haber estado en ejercicio. Bastará observar lo que en los ejércitos i en las fábricas se nota, que los que saben leer visten con mas aseo, i tienen mas orden i método en todas | sus acciones, i una constante aspiración a mejorar de con- dición. La estadística criminal inglesa acaba en 1846 dej fijar por los hechos i la comparación la cuestión muí de-1 — 33 — batida sobre si el simple acto de aprender a leer i escri- bir, aunque no se hayan después empleado estos medios para adquirir instrucción, basta por sí solo a ejercer algu- na influencia sobre el carácter moral de los individuos; pronunciándose victoriosamente las cifras por la afirma- tiva; a causa quizá de la capacidad i fuerza que con el mas débil ejercicio adquieren las facultades mentales, las cuales a su vez obran sobre el carácter moral, por aque- lla misma lei que hace que la humanidad vaya ablandando sus costumbres, i tomando mayor repugnancia a la violen- cia i al derramamiento de sangre , a medida que se civiliza por los progresos de las ciencias. La estadística francesa subministra datos análogos que citaré mas detalladamente. Se ha pretendido, dice M. Allard, que los crímenes i los delitos aumentaban al mismo tiempo que la instrucción, i los amigos de la instrucción primaria han dejado por lo je- neral, pasar sin combatirlas las objeciones que se la hacen, como si las reconociesen fundadas. Según los cuadros es- tadísticos publicados anualmente por el ministro de justicia sobre 10,000 acusados cuyo grado de instrucción ha sido comprobado, se encuentran 4,359 solamente que saben al ménos leer, i 5,641 que son completamente iletrados. Aho- ra sobre 10,000 habitantes, se encuentran 5,040 que saben leer, i 4,960 completamente iletrados. Hai pues una dife- rencia de 681, que corresponde a 16 por ciento en favor de la parte de población que ha recibido alguna instruc- ción. En efecto el número de los que han frecuentado las escuelas se eleva sobre un término medio de 10,000 habi- tantes, a 5,040, miéntrasque no hai en término medio mas que 4,359 entre 10,000 acusados. Este primer hecho prue- ba que la instrucción moraliza las poblaciones, pues que 3 y.— 34 — hai relativamente mas acusados entre la jente iletrada, qqJ entre los que han recibido alguna instrucción. Pero los adversarios de la instrucción dicen que el núme- ro de acusados que saben leer ha aumentado mucho, i qu debe atribuirse este resultado al acrecentamiento del núme- mero de escuelas. Pero si el número de acusados letrados aumenta, es a causa de que hai aumento en el número de personas que saben leer. Puede llegar también el caso, en que todos los acusados sean letrados, cuando todos los ha- bitantes sin excepción alguna, hayan en su infancia fie cuentado las escuelas primarias, lo que en efecto sucede en algunos estados de la Federación norteamericana. Pan demostrar que esta acusación es infundada, no deben pues limitarse a probar que el número de acusados letrados ha aumentado, sino que es preciso probar también que ha au- mentado en una proporción mas considerable que la de los habitantes que saben leer. Ahora, el número deacusadosque saben al menos leer era de 3,981 sobre 10,000 en 1828, i de 4,375 sobre 10,000 en 1842. El aumento corresponde a un 9 por ciento; pero según resulta de los estados milita- res, el número de jentes letradas sorteadas para el ejército habia aumentado en el mismo período de tiempo de un 3ó por ciento; luego el número de acusados letrados ha au- mentado en una proporción cuatro veces menos fuertes que el de jóvenes letrados." Pero a mi juicio no es solo en las cifras de la estadística criminal donde deben buscarse solamente los efectos mo- ralizadores obrados por la influencia de la cultura que dan al espíritu la adquisición de los primeros rudimentos de la instrucción. Cada uno ha podido apercibirse de una prác- tica que empieza aun entre nosotros mismos, i que es yaje- — 35 — eral en todos los pueblos civilizados, a saber, la costumbre e anunciarse en el frente de los edificios, las fabricas, al- macenes, efectos, libros que contienen, con los nombres e abogados, médicos, injenieros, i cuantas profesiones i bjetos pueden llamar la atención a los pasantes. Esta ráctica que de las ciudades europeas i norte-americanas ace un inmenso cartel, o una minuta de cuanto en ellas se ontiene supone en el público el conocimiento de la lectu- a, para que los ojos puedan recorrer al paso aquellos sig- ificativos caractéres. No es posible sin duda darse una dea de la influencia civilizadora que tal práctica ejerce so- re la masa popular, sino apreciando lo que ignora el hom- re que no sabe leer, de aquello mismo que lo rodea, i irviera á satisfacer sus necesidades, a tener noticia de su xistencia. Sucede otro tanto con los vestidos. No hai obs- áculo mayor para la civilización de la muchedumbre que 1 que opone la forma de los vestidos, que en nuestros aises tienen un carácter especial en las clases inferiores de a sociedad, de cuyo uso resulta para los que lo llevan in- íovilidad de espíritu, limitación de aspiraciones por lo li- itado de las necesidades i hábito inalterable de desaseo i erpétuo desaliño. Ahora es un hecho observado constan- emente en las fábricas norteamericanas e inglesas, en el yército francés, i pudiera hacerse entre nosotros la misma bservacion, que los individuos que saben leer visten de rdinario con mas arreglo i aseo, tienden a adoptar el tra- e que pertenece a las clases superiores que ha llegado a er hoi el distintivo sine qua non de los pueblos cultos, i dquieren hábitos de limpieza en sus vestidos; siguiendo ^1 desenvolvimiento de estas cualidades en la misma esca- la ascendiente en que marcha el grado de instrucción del individuo. I II, li — 3(> — Nótase este resultado sobre todo en los Estados Unid< donde la gran mayoría sabe leer, escribir i contar, con nn diminutas excepciones. Aquel espíritu de progreso no se liJ mita al simple vestir que desde el mas ínfimo leñador has ta el banquero es uno mismo en sus formas diversas de paleto, levita, fraque, sobre todo, sin mas diferencia que Ii calidad de las telas, sino que se estienden a la forma del las habitaciones, al amueblado, menaje i a los aperos dej labranza, i demás utensilios domésticos. Quien haya estu-l diado en nuestras campañas la forma del rancho que hábil tan los paisanos, i aun al rededor de nuestras ciudades como Santiago i otras los Huangualies de los suburbios, habrá podido comprender el abismo que separa a sus mo-3 radores de toda idea, de todo instinto i de todo medio c¡ vilizador. El huangualí nuestro es la tolderia de la tribu! salvaje fijada en torno de las ciudades españolas, ence-| rrando para ellas las mismas amenazas de depredación ij de violencia que aquellas movibles que se clavan tempora- riamente en nuestras fronteras. A la menor conmoción dej la república, a la menor oscilación del gobierno, estas in-í inundas i estrechas guaridas del hombre degradado por] la miseria, la estupidez i la falta de intereses i de goces, es- tarán siempre prontas a vomitar hordas de vándalos conioj aquellos campamentos teutones que amenazaban la Euro- pa i la saquearon en los siglos que sucedieron a la caidaj del imperio romano. No sucede así en los Estados Unidos, donde la difusión de la lectura ha asimilado la manera dej vivir del rico i del pobre. Las casas de unos i otros en pro- porciones distintas tienen sin embargo las mismas formas, iguales materiales entran en su construcción, i el menajel i los utensilios son de la misma clase, aunque de calida- des diversas. Las fábricas de hierro, por ejemplo, proveen — 37 — e aparatos de cocina a precios distintos según la capaci- ad i necesidades del comprador, a todas las clases de la ,ociedad ; i los aperos de labranza, los arados, las hachas, on suministradas aun a los mas remotos campeemos por as fábricas mas acreditadas, i según los modelos mas per- fectos. De aquí resulta para aquellos estados, que las fuer- as de producción se han decuplicado en comparación de a Europa misma, por la razón mui sencilla de que siendo odos capaces de leer i teniendo el hábito de recorrer los iarios, encuentran en ellos los avisos de cuanto invento útil se hace, la receta de un nuevo proceder en agricultura en las artes mecánicas, la descripción de una nueva má- uina aplicable a los usos domésticos, i los precios meno- es a que pueden obtenerse i con mayor perfección los utensilios i objetos que les son ya conocidos, de donde re- ulta que los progresos de la civilización, i los descubri- mientos de las ciencias, que en otras partes, en Europa uismo, tardan años i años en hacerse popúlales i aun cono- :idos, allí se propagan en un solo año i van hasta las estre- ■nidades lejanas de los bosques a recibir inmediata aplica- ion, i producir las ventajas en economía de costos i mayor antidad de productos que se proponen alcanzar. La moralidad se produce en las masas por la facilidad e obtener medios de subsistencia, por el asco que eleva el íeiitimiento de la dignidad personal i por la cultura del es- )íiitu que estorba que se entregue a disipaciones innobles, i al vicio embrutecedor de la embriaguez; i el medio seguro, infalible de llegar a estos resultados, es proveer de educa- ción a los niños, ya que no nos sea dado hacer partícipe e los mismos beneficios a los adultos. La concurrencia de los niños a la escuela, trae el efecto moralizador de ab- sorver una parte de tiempo, que sin ella seria disipado en— 38 — la ociosidad, i en abandono; habituar el espíritu a idea de un deber regular, continuo, le da lo que es hábitos! de regularidad en sus operaciones; añadir una autoridad mas a la paterna, que no siempre obra constantemente so- bre el moral de los niños, lo que empieza ya a formar el] espíritu a la idea de una autoridad fuera del recinto de laj familia; últimamente la reunión de masas de individuos,U necesidad de contener entre ellos sus pasiones, i la ocasión; de estrechar relaciones de simpatía, echa sin sentirlo los] primeros rudimentos de moralidad i de sociabilidad tan ne-* cesarios, para prepararlos a las obligaciones i deberes de la vida de adultos; estas son las influencias indirectas que! en cuanto a las mas inmediatas los documentos i obser j vaciones que preceden dejan traslucir toda su estension. Seria una cosa digna de una estadística precisa i formada! espresamente para el objeto, la comparación de las fuerzas! de una nación, no ya según el número de habitantes que cada una posee, sino según el mayor grado de desenvolvi- miento que a sus masas díi la educación recibida. Algunos! estados del norte de América pueden servir de término! de comparación, i desafiar a éste respecto a las naciones! que de mas cultas blasonan en la tierra. Compararíase, por ejemplo, a cuantos millones de hombres corresponden enj fuerzas morales i productivas veinte millones de norteame- ricanos que saben leer, escribir,contar, i poseen otros ramosj de instrucción, que visten todos fraque, llevan reloj, comen carne abundantemente, habitan en casas aseadas, ventila- das, pintadas, con vidrios, esto res i chimeneas; trabajan; con arados i hachas de patente; poseen mil máquinas ca-j seras para auxiliarse en el trabajo; leen diarios i libros, tienen hecho voto de no beber licores espirituosos, i go-j zan de derechos políticos i ocupan sus horas de descansol — 39 — n elejir sus majistrados; i por cuantos millones de hombres ucados así, podrían trocarse sin pérdida para el estado 8.000,000 de individuos que poseía no ha mucho la Fran- ja por ejemplo, que jamas han calzado zapatos, que llevan na blusa de nanquín desgarrada por todo vestido, queja- as o rara vez han tenido carne por alimento, que viven n desvanes o guardillas, no saben leer, i olvidan en la nibriaguez i en la crápula los males que sufren. Ni debe arredrarnos la dificultad de llegar a obtener or resultado una mejora en la condición de nuestras ma- s, tan rápida que la jeneracion presente alcance acose- har sus ventajas. No datan tan de antiguo las leyes i los sfuerzos que en la mejora de la instrucción pública se han echo en otras partes. En Francia estaba casi en el esta- o en que nosotros nos hallamos la educación popular an- s de la revolución de 1830, que inspiró la lei de 1833 : uince años pues tiene solo de existencia la acción ordena- a del estado, i delus fuerzas nacionales para desenvolver neralmente la intelijencia popular. La lejislacion de Nue- a-York data de 1812 solamente, solo mucho tiempo des- líes se instituyó la superintendencia de escuelas que ha ado animación i vida al sistema : los demás estados nor- ¡americanos han adoptado después i hasta 1845, han esta- o organizando sus sistemas de educación pública, aunque ra bien antigua la práctica de dar escuela a todos los ni- os. En Massachusetts data la educación popular desde 637, época de la fundación de las colonias; pero solo en 838 se dictó la lei actual de instrucción pública; i en 1839 e creó el Board de Educación que la inspecciona; pu- lendo decirse que el brillo que arroja aquella institución i s asombrosos progresos hechos en los últimos nueve "os, se deben casi en su totalidad a la acción de un solo— 40 — individuo dotado de capacidad, voluntad e influencia sufi. cíente para obrar tamaño bien, ilustrando la opinión de| público i del gobierno, alentando a los apocados, concen- trando e impulsando la acción de los animosos amigos d progreso, señalando los obstáculos i guiando por el buei sendero que sus largos estudios, sus viajes i su diaria con sagracion le indican. La mayor dificultad que a la difusioi de la instrucción se opone entre nosotros nace de que n se quiere bien lo mismo que se desea; de que no bai con vicciones prof undas, i de que no se ha sondeado bastantf la llaga, ni apreciado suficientemente la estension del nial Cuando aquella convicción nazca de este estudio, la apli- cación del remedio parecerá a todos cosa fácil i hacedera, puesto que nada vamos a inventar, nada a crear que n haya sido ya puesto en práctica en diversos países i dadi resultados completos, habiendo todo el mecanismo de pro cedimientos convertídose en leyes i reglamentos vijentes, de una aplicación practicable bajo todas las condiciones di localidad, i según cada grado de civilización, i sistema di gobierno délas naciones que los han ensayado. Los siguientes capítulos serán consagrados al exániei ordenado de estas cuestiones, i el lejislador, el gobernante, i el ciudadano aneloso por el bien de su pais, verá al reo rrerlos, que nada o mui poco queda en el terreno de lo in- cierto i dudoso; que el camino está ya esplorado; conoci dos los medios; i en jeneral indicada la marcha que ha di seguirse paj a obtener los resultados con economía de gas- tos, brevedad de tiempo i seguridad en la aplicación de 1< principios claros i precisos que deben guiar a las nación ru punto tan importante para su ventura. CAPITULO I DE LA RENTA. Por un convencimiento tácito en unos países, por una cclaracion esplícita i terminante en otros, la educación ública ha quedado constituida en derecho de los gober- ados, obligación del Gobierno i necesidad absoluta de la ciedad, remediando directamente la autoridad a lanegli- ncia de los padres, forzándolos a educar a sus hijos, o roveyendo de medios a los que sin negarse voluntariamen- a ello, se encuentran en la imposibilidad de educar a sus ijos. Esto es lo que resulta de la lejislacion i práctica de • Estados Unidos, de la Prusia, i Estados protestantes la Alemania, i de la Francia después de la revolución e 1789, i la organización dada a la instrucción primaria or Napoleón, remodelada bajo el gobierno producido por revolución de Julio. La revolución de 1848 trae ya es- iblecido como un dos;ma social que el Estado debe ase- 3. IIi — 42 — gurar la educación elemental a todos los individuos de nación, lo que importa primero la declaración del dereehj (pie todos tienen a recibir una educación competente, i protección que el Estado o la fortuna nacional deben di* pensar a los que no puedan hacerlo por sí mismos. No posible anticipar nada sobre la organización que deberá datf se a la instrucción pública en Francia, organización en servirá de modelo a gran parte de las naciones cristianas] como que en ella han de consultarse las ventajas i objeto reales de la educación popular, i como que la Francia est llamada a ejercer una soberana influencia en todo lo qi mira a los derechos políticos de los pueblos. La instrucción pública será gratuita en Francia; per como el Estado no tiene otro medio de pagar lo que dis pensa gratuitamente a la nación, que la renta subministra-] da por la nación misma, es claro que la cuestión se reducá a saber el medio, cómo ha de cobrarse la contribución cargas que le están impuestas en favor de la escuela 11 que el niño debia pertenecer naturalmente. "Todos los niños en edad de ir a la escuela, sin exce n cion de hijos de pobres, ni hijos de pastores i de campeci- r> nos, están obligados a ir regularmente a la escuela." Obligación tan absoluta de educar a sus hijos impuesta a los padres de familia, trae aparejados necesariamente me- dios de educación, que en ningún caso puedan faltar. As; está ordenado que todo municipiorpor pequeño que sea, es- tá obligado a tener una escuela elemental, completa o in-l completa, esto es que llene en todo o en parte todo el pro- grama de la enseñanza prescrito por la lei, o al menos la» partes mas indispensables de este programa. Toda ciudaiii está obligada atener una o muchas escuelas burjesas i sik periores según su población. Las pequeñas ciudades de menos de mil quinientos ha- bitantes, que no podrían bastar a los gastos de una escue- la burjesa, están obligadas a tener por lo menos escuela* elementales completas. En toda ciudad donde haya muchas escuelas elementa- les estarán repartidas en los diversos barrios de la ciudad: sin embargo de que los habitantes no serán obligados a causa de su domicilio a enviar sus hijos a una escuela con preferencia-a otra.—El primer cuidado debe ser proveerá las campañas de las escuelas elementales necesarias. Don- de quiera que existan escuelas incompletas, es preciso me- jorarlas, cambiarlas lo mas pronto posible en escuelas ele- — 45 — mentales completas, lo que debe siempre tener lugar cuan- do una escuela está en el caso de tener dos maestros. Para que todas las campañas tengan a su alcance escuelas ele- mentales suficientes, los habitantes de todo municipio ru- ral formarán bajo la dirección de la autoridad pública una asociación para las escuelas de campaña. Esta asociación se compone desde luego de todos los propietarios territoriales sin distinción, tengan o no hijos; en seguida de todos los padres de familia domiciliados en la circunscripción del municipio, aunque no sean propietarios.—Toda villa com- rendiendo las quintas vecinas, puede por sí sola formar na asociación de este jénero.—Varias villas pueden aso- iarse entre sí, con tal que no haya mas de media legua e unas a otras, no luiyan pantanos u otros obstáculos que as dividan, ni pasen de ciento los niños que han de con- •urrira la escuela. Para responder a los gastos de la escue- a la lei establece en principio, que el sosten principal de as escuelas inferiores de las ciudades i campañas está a •argo de las ciudades i asociaciones para las escuelas de campaña, de la misma manera que el sosten de los jimna- ios i otros establecimientos de instrucción pública del íismo grado está a,cargo de los fondos jenerales del Es- do o de la provincia. Por otra parte, si una ciudad no puede con sus propios ecursos, sostener la enseñanza inferior de que tiene nece- idad, todo departamento tendrá fondos para las escuelas, on los que vendrá al socorro del municipio necesitado, se- nn el caso. En las ciudades, la enseñanza i el sosten déla nseñanza no deben ser pospuestos a ninguna otra necesi- lad municipal, debiendo por el contrario ser contados en- re los objetos a que deben proveerse en primer lugar. Cuando se trate de organizar escuelas en una ciudad, se— 40 — debe determinar exactamente desde luego cuales son li gastos masurjentes que deben bacerse; en seguida se exa-j minará si los fondos ya disponibles que están destinados los gastos de la enseñanza son suficientes, sin distraer k fondos de establecimientos particulares que no deben apro| vechar sino ellos solos a otros objetos. Se tomará razón dj todo lo que puede sacarse del fondo de donaciones piadi sas, i de otros recursos locales i municipales, de la aumen-j tacion relativa de la retribución de los niños, i de las sub- venciones que el departamento puede subministrar. Si tocl< estos medios son insuficientes, entonces los fondos riyo rosamente necesarios serán impuestos a los padres de f'a-j milia. La repartición será becha por las autoridades municipa-j les, con la participación de la comisión de la escuela. Nadie podrá rehusarse a la contribución que le será i mi puesta, a pretesto de que la escuela de su parroquia o de N confesión está en buen estado; porque tratándose de pro veer a la enseñanza jeneral del municipio, todas las escue las están abiertas para todos i pueden igualmente aprove-j char a cada uno. Por esta espresion, padres de familia, se entiende todoJ los habitantes de un municipio que tienen menaje. Serár puestos en la misma categoría, en la participación a kl contribuciones para escuelas, todos los que contribuyen las otras necesidades municipales. Se exceptúan : las personas asalariadas o que viven dt pan de otro, exceptuando los que teniendo un menaje de ben ser reputados jefes de familia : los militares de todflj rango, a menos, sin embargo, que no ejerzan una profesión civil o que posean bienes raices. La percepción i la admij nistracion de las rentas de escuelas deben tener una fbrniJ — 47 — loe la haga fácil para la comisión de escuelas de cada villa ciudad bajo la dirección suprema de las autoridades pú- dicas, i que asegure a las escuelas toda la parte que les ica i no altere en nada la dignidad del institutor. Las co- lusiones de escuela son fiadores, para las escuelas i los ins- ¡tutores, del pago puntual e integral de sus rentas, de que mi responsables. De todas estas disposiciones legales de la Prusia i de ls usos particulares i de sus tradiciones, resulta que la ucacion primaria es sostenida directamente por aquellos quienes aprovecha. El padre de familia tiene el deber i^al de educar a sus hijos i de prestar protección en propor- ion de su fortuna a los que no pueden por su pobreza sub- nira las necesidades de la educación pública; que la con- ibucion es directa, impuesta por la municipalidad que moce los posibles de cada uno, i sobre una porción li- litada de individuos, a fin de que cada uno sepa lo que .ga i para qué paga; que hai ademas una retribución upuesta a los padres de familia, módica sin duda, para ida niño que manda a la escuela como medio auxiliar ; Ique el estado i la provincia vienen en auxilio de la por- ion de población que es demasiado pobre, para alcanzar costear el mínimum posible de educación; porque el es- do entiende que esta "debe ser suficiente siempre para senvolver la intelijencia i subministrar los conocimientos icesarios para las transacciones de la vida." Este sistema :ne ademas la ventaja de localizar la afección paterna; r objeto seguro a los legados piadosos, i donaciones gra- ¡tas que el donador gusta siempre de presumirlos empleá- is en el bien de su pueblo, de sus hijos i de aquellos a nienes amó particularmente; i si en una localidad se en- icntra una mayoría de vecinos que comprenden cuanto— 48 — importa la educación de sus hijos, tan completa i estén como sea posible darla, es posible por este sistema que me jorando los locales de escuelas, dotándolos profusamente d medios de enseñanza, i retribuyendo abundantemente a IgJ maestros para obtenerlos competentes i capaces, se impon gan a sí mismos mayores contribuciones que el mínimum de la que la lei exije. La lei francesa de 1833 que organizó la educación públi ca definitivamente, estaba calcada en cuanto a la ordena cion jeneral bajo el padrón subministrado por la lejislaciot prusiana, con diferencias de poca monta al parecer, perol que la desvirtuaban en lo que tenia de mas fundamenta] que era la contribución especial de escuelas impuesta sobr los padres de familia. Los medios de proveer a la educado consisten según la lei francesa: 1.° en el producto del fundaciones, legados i donaciones : 2.° en las rentas ordi narias de los municipios : 3.° en la imposición de tres cé timos adicionales al catastro : 4.° las subvenciones deld partamento i del Estado, para venir al socorro de los débi les i menesterosos. Resulta pues de este sistema que la ren ta de la educación pública salia de la masa de los recurso! municipales, sin la especial notificación dada por la lei prusiana a los padres de familia, interesándolos así en 1¡ dotación dada a las escuelas. Los tres céntimos adicional sobre la imposición del catastro obraban en el mismo sen tido, de dejar a la renta jeneral, a la administración, cuidado de subministrar un mínimum legal, sin facultad d amplificar la renta según el consenso i consentimiento d los contribuyentes. Pero aun hai otra disposición de la de 1833 que dá la medida del espíritu que la aconsejó. mínimum de salario acordado por ella a los maestros á escuelas primarias es de 200 francos al año(40 pesos); i — 40 — de escuelas superiores 400 francos (80 pesos). Un ga- in en Francia, un doméstico, ganan el doble de salario ie el maestro de escuela. No hago en esto observaciones ie me sean propias, ni atribuyo al gobierno francés que .caducado en Febrero de 1848, intenciones que no sean ¿nocidas. Antiguos diputados me han interiorizado en ido el desacierto de aquella pomposa lei de instrucción iblica que obedeciendo al espíritu de la época, reco- da los principios inmutables en que hoi reposa «1 de- Icho de educación pública, i lo anulaba en la práctica por artículo que encadenaba la acción municipal, para que le fuese permitido gastar en la educación sino cierta au- la restrinjida, i por la fijación de un honorario digno de lendigos, favorecía la incuria popular i apocaba al laestro, haciéndolo descender a la degradación que trae la >breza suma. Los efectos de estas dos disposiciones se H sentido durante los diez i ocho años de aquella mo- rquía, por necesidad de existencia. La educación públi- ha mejorado mucho, el número de alumnos se habia au- lentado en los diez años subsiguientes de lalei,de 1.114,000 individuos, lo que debe en parte atribuirse al progreso le la población, pues que en 1844 era de 35 millones, i en S33 era solo 33 millones. Pero en la mayor parte de los de- trtamentos del medio dia no existen sino \ de las escuelas |ecesarias a las necesidades de la enseñanza. En los del :ntio no hai maestros sino para la mitad, i no se habia al- inzado al tercio en las costas del norte, Finisterra, i Mor- |ihan. La ordenanza particular que provee al sosten de las cuelas municipales merece, sin embargo, ser citada por uanto encierra útiles datos administrativos. Los consejos mnieipales deliberarán cada año en su sesión del mes du 4— 50 — Mayo, sobre la creación o sosten de las escuelas primarias, municipales, elementales o superiores, sobre el monto de la retribución mensual i del salario fijo que debe acordarse a cada institutor, i sóbrelas sumas que deben votarse, sea para llenar este último gasto, sea para adquirir, construir, reparar o alquilar casas de escuelas.—En el mes de Agosto formarán anualmente el estado de los alumnos que deberán ser recibidos gratuitamente en la escuela.primaria elemen- tal.—Determinarán si hai lugar, en esta misma sesión, el número de vacantes gratuitas que pueden ponerse a oposi- ción para la escuela primaria superior. Cuando una Mu- nicipalidad, con sus recursos ordinarios, como también el producto de las fundaciones, donaciones o legados, que podrían ser afectados a las necesidades de la instrucción primaria, no se hallare en estado de proveer al salario de los institutores, i de procurar el local necesario, el con- sejo municipal será llamado a votar hasta concurrencia de tres céntimos adicionales al principal de la contribución territorial, personal o mobiliaria (i de patentes) una impo- sición especial, con el objeto de proveer a estos gastos.— Las deliberaciones por las cuales hayan los consejos muni- cipales arreglado el número de escuelas municipales, fijado el honorario del institutor, tomado las medidas, o hecho las convenciones relativas a las casas de escueta, i votado los fondos, serán enviadas ántes del 1.° de Junio por el cír- culo cabecera, al prefecto, i por los otros círculos a los su- prefectos, que los enviarán dentro de diez días al prefecto, con sus observaciones.—Los prefectos insertarán sumaria- mente los resultados de estas deliberaciones sobre un cuadro que les será trasmitido por el ministro de la Instrucción Pública, i que indicará las sumas que juzguen deber submi- nistrarse por el depai-tatúenlo, para asegurar el salario de — Si- los institutores, i para procurar locales convenientes. Estos cuadros serán presentados a los consejos jenera- les en su sesión anual ordinaria. Desde que haya sido pu- blicada la ordenanza real de convocación de los consejos jenerales i de los consejos de círculo los prefectos enviarán al ministro de Instrucción Pública una copia de aquellos cuadros. Enviarán al mismo tiempo el estado de los municipios que no hayan fijado el honorario desús institutores muni- cipales, ni asegurado un local para la escuela, con la indi- cación de las rentas de cada municipalidad ( 1 ) del produc- to actual de las fundaciones, legados i donaciones, i de la porción de este producto i de estas rentas que la municip;'. lidad podría afectar a aquel gasto—En el caso de que los votos de las comunes no hayan provisto al honorario del maestro i al establecimiento de la casa de escuela, una or- denanza real autorizará si hubiere lugar, en los límites fi- jados por la lei (3 céntimos) una imposición especial sobre estas municipalidades, con el objeto de proveer a aquellos (1) Para intelijencia, téngase presente que las rentas ordinarias do la municipalidad en Francia se componen : 1ro. De las rentas de los bienes, cuyo goce en especies no tienen los habitantes : 2do. de las cotisaciones impuestas anualmente sobre los que tienen derecho a los frutos que su perciben en especie : 3ro. del producto do los céntimos ordinarios afec- tos a las municipalidades por las leyes do finanzas : 4to. del producto de la porción acordada a las municipalidades en el impuesto de patentes : 5to. del producto de los derechos (octroi) municipales : 6to. del producto de los derechos percibidos en las albóndigas, ferias , mercados, matado- ros , según tarifas debidamente autorizadas : 7mo. del producto de los pemúsos de estación i de locación sobre la via pública, sobre los puertos i nos i otros lugares públicos : 8vo. del producto de los peajes municipa- les, de los pesos i medidas : 9no. del precio de las concesiones en los ce- menterios : 10. del producto do las concesiones do agua, de levantamien- to de las inmundicias en la via pública, i otras concesiones autorizadas para los sorvicios municipales : I 1. del producto de las espodickmes de actas del estado administrativo i de actas del estado civil : 12. de la por- ewa que las leyes acuerdan a las municipalidades en el producto de las multas impuestas por limpie policía, por la policía correccional i por los consejos de disciplina de la guardia nacional ; i jcneralinente del pro- ducto de todas las contribuciones de ciudad i de policía cuya percepción «•tí autorizada por la loi.— 62 — gastos. La suma así recaudada no podrá, bajo pretesto al- guno, ser empleada en otros gastos que en los de la ins- trucción primaria—Si los consejos jenerales de departamen- to no votasen en caso de insuficiencia de sus rentas ordi- narias, laimposicion especial destinada a cubrir, en cuanto se pueda, los gastos necesarios para procurar un local i ase- gurar un honorario a los institutores, aquella imposición será establecida, si hubiere lugar, por ordenanza real, en los límites fijados por la lei.—Cuando en caso de insuficien- cia de las municipalidades i departamentos, i de las impo- siciones especiales que están autorizados a votar, el Esta- do deberá concurrir al pago del honorario fijo del institutor, no pudiendo dicho honorario exceder del mínimum de 200 francos o de 400.—Los gastos de las escuelas primarias, i los diversos recursos que a ellos son afectos, hacen parte de las entradas i gastos de las municipalidades; deben ser comprendidos en el presupuesto anual i en las cuentas de los receptores municipales, i están sometidos a todas las reglas que rijen la contabilidad municipal.—El cuadro de todas las municipalidades del reino, con la indicación de sus rentas ordinarias i estraordinarias, dividido por depar- tamentos, círculos i cantones, serádirij¡docada cinco años por el ministro de comercio i de trabajos públicos al minis- trode Instrucción Pública.—El ministro de Instrucción Pú- blica hará levantar un cuadro de las municipalidades que no tienen casa de escuela, de las que no las tienen en nú- mero suficiente en razón de su población, i en fin de los que no las tienen convenientemente dispuestas. Este esta- do hará conocer las sumas votadas por las municipalidades i por los departamentos, en ejecución de los artículos 1." i siguientes de la presente ordenanza, sea para los instituto- res, sea para las casas de escuela. Indicara todas las nece- — 53 — sidades de la instrucción primaria, i será distribuida a las cámaras (1). Dejando a un lado todos los otros detalles de la lei fran- cesa que no dicen relación a la renta de las escuelas, o se refieren a particularidades de que se hablará en su lugar, entraré a apreciar otro sistema menos jeneral, en la aplica- ción del principio en que la educación pública estriba; pero mui fecundo en resultados prácticos, tal es el sistema ho- landés, que imponiendo la obligación de educar a los ni- ños, el Estado ni la Municipalidad levantan una contribu- ción especial como en Prusia, ni destinan una parte de la renta ordinaria para el sosten de las escuelas gratuitas para todos los niños indistintamente, sino que la protección mu- nicipal i nacional se limita esclusivamente a proveer de edu- cación gratuita a los niños pobres. Para los que pueden pagar, aquella retribución mensual pagada por los niños al maestro, i en cuyo monto enriéndenlas autoridades, como que no es mas que un medio auxiliar, se convierte aquí en la contribución principal que el rico o el que puede paga para la educación pública. Por tanto, la propiedad no esta gravada sino para proveer al Estado o a la Municipalidad de medios de educar a los niños pobres, que en cuanto a los de los que poseen algo, o mucbo, pagan según el número de hijos que cada uno manda a la escuela, en la proporción de dos francos por mes por un niño, tres francos por dos, i tres francos por tres niños de una misma familia. Estas gran- des usinas de educación, que según el sistema holandés son escuelas compuestas de ochocientos o mil niños, proporcio- nan al pueblo que puede pagar una educación completa baratísima, dada por maestros pagados por la ciudad o mu- nicipio, obteniéndose de este modo en algunas partes so- ( 1 ) Ordenanza dol 16 de Julio de 1833.— 54 — brantes de renta, o podremos decir con mas propiedad ga- nancias que se aplican después a las escuelas gratuitas o a las Salas de Asilo para los pobres. Lo mas particulares, que este sistema seguido con tanto éxito en Holanda, fue indicado por la superior organización dada a las escuelas gratuitas para indijentes. No encargándose el Estado de dar educación sino a los nifios a quienes la estrema indijencia de los padres habría privado de sus ventajas, i contando con la mejor ilustración de los que poseian algo para com- prender las ventajas de educar a sus hijos, el Estado aban- donaba a las escuelas privadas el cuidado de distribuir, me- diante un salario, la enseñanza a estos últimos. Pero Vas escuelas gratuitas, sometidas a la inspección de las autori- dades creadas en Holanda a este solo objeto, dotadas de maestros hábiles, i puestas bajo lavijilancia i cuidado es- pecial del Gobierno i de la Municipalidad ocurrieron bien pronto las escuelas particulares, a punto de haber hecho preferible la educación dada a los pobres en las escuelas gratuitas, a la que recibian los niños de la clase media en las escuelas privadas i retribuidas por los particulares. En- tonces se pensó en crear las escuelas pagadas, pero públi- cas, i sometidas en todo a la acción e inspección de las autoridades, estendiéndose desde entonces a unas i otras las ventajas de un sistema de educación, que ha creado, por decirlo así, la inspección de las escuelas, institución reconocida hoi, como la garantía, la base i el alma de to- do sistema de educación. M. Cousin que visitó la Holan- da después de dictada la lei de 1833, reasume así las ven- tajas de estas escuelas. "Este pequeño gasto es una satis- facion para el amor propio de los padres ; aficiona los niños a la escuela i garantiza su asiduidad, porque se trata de aprovechar de su dinero; i al mismo tiempo pagando h — 55 — instrucción de la clase media, permite a la ciudad con- centrar sus fuerzas sobre la instrucción de la clase que no puede pagar absolutamente nada, hacia la cual la instruc- ción gratuita es una deuda sagrada. Multiplicando incon- sideradamente las escuelas primarias gratuitas, se abruma a las municipalidades de gastos que se aumentan sin cesar i que poco a poco agotan i cansan la caridad. La caridad bien entendida consiste en dar por nada a los que nada po- seen, i dar barato a los que poseen algo. En Paris, todas las escuelas municipales son gratuitas, i no hai una sola escuela primaria pública en que se pague, mientras que las escuelas privadas en que es mas módica la retribución, cuestan cuando niénos cinco francos por mes, de manera que no hai un grado intermediario entre lo gratuito i un precio que es ya demasiado considerable. Un obrero que tiene varios hijos no puede enviarlos a la escuela privada i esperimenta una cierta vergüenza en enviarlos ala escue- la gratuita i ponerse en la lista oficial de los indijentes. Pero entre 1836 i 1848 media un siglo, si es que en- tonces mismo tenían lugar estas consideraciones. ¿Es po- sible realmente i conviene en nuestra época i con el espí- ritu de nuestras instituciones que lo es hoi el del mundo civilizado, separar la sociedad en pobres i ricos, i la ver- güenza del artesano para inscribir sus hijos en la lista de los indijentes en las escuelas públicas, hacérsela pasar a la mitad de la sociedad, reuniendo como en un lazareto a los hijos de les pobres? I aplicando a nosotros esta obser- vación, ¿quiénes son nuestros pobres? ¿Son solo los hijos del trabajador que gana sin embargo lo suficiente para rivir, o los hijos también de esos millares de familias des- validas, decentes i vergonzantes que pertenecen a la clase media, i que preferirían no educar a sus hijos, antes que— 66 — verlos confundidos, ellos solos i a título de pobres con los niños declarados indijentes? El vicio del razonamiento de M. Cousin, resultaba del vicio de la lei orgánica de la edu- cación pública en Francia. La educación no es una cari- dad, sino una obligación para el Estado, un derecho i un deber a la vez para los ciudadanos : si los gastos de las es- cuelas abruman a las municipalidades en Francia, es por- que se les ha impuesto un nuevo gasto, sin crear una renta especial, i porque confundiendo la administración finan- ciera con los otros gastos municipales, se alejaba volunta- riamente la cooperación directa del vecindario en cosa que tan de cerca le toca. Por otra parte, si la escuela privada es preferible a la escuela pública, es simplemente porque esta última no llena completamente su misión, no obstante tener de su parte todas las ventajas en cuanto a inspección, reglamentos , maestros, métodos, disciplina,&c. Loquehai de verdad es, que este sistema no ha pasado de los límites de la Holanda, i que hoi menos que nunca, cualquiera que susbuenos efectos materialessean, seráadoptado en ninguna parte. En nuestras escuelas, cuando hayan de fundarse bajo un sistema intelijente, conviene principalmente, ligar a su prosperidad, por la asistencia de sus hijos, a los vecinos ricos que en todos casos habrán de pagar la educación pú- blica i que encontrándola completa i eficaz para sus hijo? en las escuelas nacionales, ya sean municipales o del Es- tado, encontrarán economía i ventaja en preferirlas. La ob- servación de M. Cousin me trae dos que le son opuestas. Donde, quiera que en América se ha intentado conceder gracias, vecas parala educación o cualquiera otro beneficio para los pobres, los ricos o los que algo poseen, entran a solicitar la gracia, con mas ardor i con mas probabilidad de éxito, pues que cuentan con mas influencia que los pobivs — 57 — para obtenerlas; i el dia que las municipalidades tengan que dar boletas para que se dé gratuita educación a los po- bres , los que algo poseen i podrían pagar sin gravamen la educación de sus hijos las abrumarán con importunidades a que pocos hombres pueden resistir. La otra es, que aquí, como en París, la educación privada tiene un precio exhor- bitante; por todas partes, aún en las provincias, vale un peso, que equivale a los cinco francos de París, i en las capitales la instrucción primaria que dan los colejios i li- ceos particulares, suele montar hasta un cuarto de onza mensual por alumno, no obstante que un niño de seis años no puede recibir sino una limitada instrucción. Si las es- cuelas públicas estuviesen bien servidas, tuviesen una renta especial, no cabria mas contribución a un padre pudiente para sostenerla, que la que paga en la educación privada de sus hijos con corto provecho propio, i ninguno de sus vecinos pobres. Antes de abandonar la Holanda, a que nos veremos for- zados a recurrir de nuevo, cuando hayamos de ocuparnos de la inspección de las escuelas, citaré uno o dos artículos él sus leyes orgánicas, como dignos de tenerlos siempre a la vista. "La enseñanza deberá ser organizada de manera que el estudio de los conocimientos convenientes i útiles sea acom- pañado del desarrollo de las facultades intelectuales; i que los alumnos sean preparados al ejercicio de todas las vir- tudes sociales i cristianas.—Las administraciones departa- mentales i municipales son invitadas a tomar las medidas convenientes, para que las rentas de!institutor (principal- mente en las Comunes rurales) sean fijadas de manera que estas funciones honrosamente desempeñadas, le subminis- tren medios suficientes, i que esté, cuanto ménos sea posi-— 5H — ble, dependiente de una manera directa de los padres, cuyosliijos frecuentan su escuela.—El Secretario de Estado por el Interior propondrá todas las medidas convenientes, para formar individuos competentes para la instrucción primaria, excitar la emulación de los institutores distingui- dos, asegurar i mejorar sus medios i su suerte. Propondrá también las medidas capaces de derramar vina instrucción bien ordenada, i verdaderamente útil entre la juventud ho- landesa." Esto es lo principal de cuanto en principios i práctica de subvenir al sosten de las escuelas públicas puede suminis- trarnos la Europa. En Inglaterra no hai educación públi- ca, i por tanto, institución ninguna a este respecto digna de examen; i en los otros Estados absolutistas, o en los que se inician en la práctica de una igualdad ordenada, son sus instituciones o estériles en instrucción, o reflejos de aquellas dos grandes lejislaciones de educación pública, la «le Holanda i la de Prusia, que han servido de padrón a las otras naciones civilizadas. Algo, si hai leyes naturales que rijan la materia, deben subministrarnos los Estados Uni- dos, que para gloriado la América i de la libertad, han si- do los décanos de la educación pública. En Massachusetts i en el Connecticut, sobre todo, la organización de un sis- tema de enseñanza pública, data desde los primeros años de la colonización, sus primeras leyes fueron dictadas por los primeros puritanos que pisaron las playas del nuevo mundo, i aunque sus detalles no fuesen desde luego tan perfectos, como han podido reglarlos las naciones europea? en épocas mas recientes, los términos de sus pocas pres- cripciones están revelando ya que tenian desde entonces la completa intelijencia de la importancia i de los objetos que «lebia proponerse la intrueccion publica. "Los notables di — ¿!> — la ciudad"' dice aquella venerable lei, "cuidaran de ame ca- da padre, amo o jefe, de a los miembros de su familia (sean hijos, domésticos o aprendices) toda la instrucción (pie sea posible para ponerlos cu aptitud de leer perfectamente la lengua inglesa, i tener conocimiento de las leyes capitales ; (jiie una vez por semana los catequice en los fundamentos i principios de la relijion ; i que cada joven sea cuidadosa- mente educado i adiestrado en algún oficio honesto, trabajo o ejercicio legal."' Esta profunda intelijencia de los ramos quelaedueacion debe abrazar, poniendo a cada uno en con- tacto con los conocimientos adquiridos ya por su nación, dándole el conocimiento de las leyes que regulan las ac- ciones humanas i de los preceptos que dirijen su concien- cia, mientras que al mismo tiempo se le habilita para sa- tisfacer sus necesidades, esta profuuda intelijencia, digo , a haberla tenido nuestros padres, no nos dejaran tan des- caminados, i punto ménos que imposibilitados para entrar aunque tan tarde, en el camino en que tantas naciones nos preceden a distancias inconmensurables. En los Estados de la Union, sin embargo, el sistema de educación pública ha sido refundido en algunas partes, mejorado en otras, apareciendo dos sistemas de organiza- ción distintos, que sirven cada uno de padrón a los nuevos Estados, que sienten la necesidad de formar un sistema de la enseñanza popular, que por tradición nacional está jene- ralmente esparcida entre todos los individuos de la Union, Estos dos sistemas distintos son el de Nueva York, i el Je Massachusetts, de los que trataré sucesivamente. En Nueva York se provee a la renta de escuelas por un astenia complicado, que la hace nacional, municipal, po- pular e individual a la vez. La primera fuente de renta de escuelas, es uua cantidad (pie el Estado apropia para ests— <¡0 — objeto, distribuyéndola entre los diversos distritos, según el número de niños entre cinco i diez i seis años que cada uno cuenta. Esta suma, base de la contribución de escue- las, puede computarse en cerca de trescientos mil pesos al año. Conocido el cupo que a cada distrito pertenece de esta suma, los supervisores de los varios condados, cuyos debe- res son análogos a los deloscomisarios de escuelas,levantan una contribución sobre cada ciudad, igual a la suma distri- buida por el Estado. En seguida, la ciudad está autorizada, aunque esto no sea obligatorio, a imponerse una tercera contribución, cuyo máximum no debe pasar del monto to- tal de la suma acordada por el Estado i la impuesta por el supervisor; de manera, que si la primera subió a 1000 pe- sos, por ejemplo, la tercera será de 2000, para hacer en todo una suma de 4000 pesos. Si todos estos fondos no son suficientes, se impone entonces una contribución adicio- nal sóbrelos padres, tutores o maestros de oficios, encar- gados de los niños que gozan inmediatamente de las ven- tajas de la institución de las escuelas públicas. Como se vé, este complicado sistema participa del sis- tema francés, que deduce de los gastos ordinarios munici- pales o del Estado, la renta de la escuela ; del sistema pru- siano que constituye en renta municipal ad hoc, la educa- ción en cada localidad ; del sistema holandés, de la educa- ción pagada por los que de ella aprovechan ; difiriendo de todos, en que en lugar de poner al Estado en última línea, para venir en auxilio de los necesitados, está por el contra- rio, a la cabeza de la educación pública, i sirviendo de base su cuota para arreglar sobre ella la contribución municipal. Como se vé también, la lei prevee dos medios de hacer contribuir a la localidad para la educación de los niños. El uno forzoso i autoritativo, por el cual se le impone unn — 01 — contribución que no puede ni ensanchar ni restrinjir : otro voluntario i popular, por el cual, no quedando satisfechos los vecinos de la suficiencia de las sumas dedicadas a la educación pública, pueden doblarla voluntariamente, hasta dejar satisfechas sus miras con respecto a la instruc- ción de sus hijos; dejando para el último caso el imponer una contribución adicional sobre cada niño que aprovecha de la educación pública. De este modo puede decirse, que se combinan i mantienen en ejercicio todos los principios cu que debe estar montado todo buen sistema de educa- ción, que imponen al Estado o a la sociedad en masa, el deber de proporcionar educación a los desvalidos; forzar a la localidad a contribuir directamente a la educación de sus hijos ; dejar espedita la acción popular para mejorar la educación pública en su distrito, i en la parte en que le in- teresa personalmente para dar mayor educación que el mí- nimum, requerido por el Estado, imponiéndose contribu- ciones especiales para ello; i todavía, en último resorte, gravando para la equitativa distribución de las cargas, a los padres de familia o tutores que a mas de contribuir directa o indirectamente a las contribuciones de las escuelas, go- zan ademas del fruto de la renta. El Estado, por otra par- te, como medio de fomento', pone ciertas condiciones a la adjudicación de la suma que debe distribuirse a cada distri- to, negando su parte de auxilio a aquellos que no hagan constar haber tenido abierta escuela pública el año anterior, dirijida por un maestro competente, por lo menos durante cuatro meses. Al hablar de los sistemas norte-americanos de educación pública, deben tenerse presentes dos cosas ; primero, que W aquellos estados nohai clase inedia ni plebe; por tanto, *> bai pobres, sino accidentalmente, salvo en las grandes— 62 — ciudades de la costa del Atlántico, donde el exceso de po- blación, la concurrencia de emigrantes i los conflictos déla industria, han formado ya una clase menesterosa, sin em- bargo de que no se halle en igual situación de desamparo, que en los países europeos i sud-americanos. En el resto de la Union, el trabajo del individuo tiene por mínimum de salario de seis reales a ocho por dia, por ínfima que sea su condición; pudíendo, por tanto, todos los padres de fami- lia, contribuir directamente para sostener las cargas de la educación de sus hijos. La necesidad de educación es tau jeneralmente sentida, por otra parte, que no hai medios compulsorios establecidos para que todos los niños partici- pen de la que se distribuye en las escuelas públicas; i como por otra parte, el censo, el catastro i todos los medios es- tadísticos de conocer la materia de la administración son allí tan populares, exactos repetidos, i comprobados con tanta frecuencia, el Gobierno jeneral, la Municipalidad i los vecinos mismos pueden tener a la vista siempre el cua- dro comparativo de la población, del número de habitantes de cada distrito, los niños que existen en él,los que asisten a las escuelas o no, i últimamente, i lo que es la base de todo buen gobierno, la propiedad que colectivamente poseen los individuos de cada localidad, lo que hace posible i espe- dito distribuir contribuciones, o imponérselas los propios vecinos para cada objeto de interés local. También hai una práctica, en materia de escuelas, anti- quísima, i que la lejislacion posterior ha tenido que respe- tar, tal es la de abrir escuelas temporales en cada localidad, tenerlas abiertas en ciertas estaciones del año, cerrarlas de nuevo, i abrirlas en la misma época el año subsiguiente. Tiene esta práctica dos objetos, o dos motivos al parecer; el 1.° proporcionarse maestro hábil aún en las mas peque- — g:í — ñas aldeas, pagándolo competentemente por cierto numero de meses, a fin de que en los restantes pueda pasar a otra aldea i recojer igual estipendio. 2.° Darse los padres de fa- milia un tiempo libre para ocupar a sus hijos en los trabajos agrícolas, o en los quehaceres domésticos. De aquí resulta, que hai en las ciudades de los Estados Unidos, escuelas de invierno i escuelas de verano, i que las primeras son mas concurridas que Jas segundas. El término medio de la du- ración de las escuelas de Nueva York, para tomar un ter- mino cualquiera, fué, por ejemplo, en 1837 de siete meses i algo mas de medio, miéntras que en Massachusetts fué en la misma época de ménos de siete meses. Para conciliar todas estas necesidades, en Francia, Prusia i Holanda se han establecido maestros o institutores ambulantes, que es- tacionen sucesivamente en las campañas en que la pobla- ción está diseminada sin alcanzar a formar aglomeraciones de casas, i han prestado una particular atención, ademas, a las circunstancias topográficas de cada localidad, para establecerla época i la duración de las vacaciones anuales, de manera, que los padres de familia puedan contar con el auxilio de sus hijos en la época de las siembras o de las cosechas, o de cualquier otro trabajo en que su pequeña ayuda sea necesaria i productiva, a fin de que los padres concilien en cuanto es posible la obligación de educar a sus hijos, con el interés particular que les hace propenderá sa- crificar el porvenir del niño, por no privarse de las venta- jas que su trabajo pueda proporcionarles en el momento presente. Nueve meses de educación serian en todas partes suficientes, si la concurrencia diaria de los niños pudiese obtenerse uniformemente durante esta época escolar; pero en todo caso ha de prestarse una prolija atención a este punto déla buena i oportuna enseñanza popular.— 04— En la ciudad de Nueva York esclusivamente, se ha pues- to en planta un sistema admirable de educación municipal popular, que es digno de ser conocido, porque es de fácil adopción en las capitales sud-americanas, como que cuen- tan con gran población; i una vez que lleguen a compren- der los vecinos ricos el interés inmediato que tienen en la educación de todos los habitantes, como medio de prospe- ridad jeneral, i como vúlbula de seguridad para sus pro- piedades i vidas en los tiempos difíciles que pueden sobre- venir, no tardarán en adoptarlo, como el sistema mas ba- rato ¡ productivo para obtener el resultado que la educa- ción se propone. Hace algunos años que los mas ricos propietarios de Nue- va York, comerciantes, manufactureros, &c. hicieron una petición a la lejislatura, pidiendo que la contribución im- puesta sobre los habitantes de la ciudad para sostener la educación, se elevase al cuadruplo de lo que hasta entonces se pagaba, teniendo mui presente, que en medio de los mo- tines populares i alborotos tan frecuentes en aquellos paí- ses, el mejor i mas barato sistema de policía que podía adoptarse en una gran ciudad, como también la mejor ga- rantía de su mejora i prosperidad, era un sistema com- pleto de enseñanza popular. Desde entonces la abundan- te suma de fondos reunidos, según la petición, ha sido aplicada en su mayor parte, al sosten de las escuelas organizadas e inspeccionadas por una asociación de ilus- trados i filantrópicos individuos, asociados bajo el nom- bre de Sociedad de Escuelas públicas. Compuesta esta so- ciedad de todas las personas que en algún tiempo hayan pagado en su tesorería la cantidad de diez pesos, es diriji- da por una comisión de cincuenta encargados, elejidos anualmente de entre aquellos de sus miembros que mas se — 05 — hubieren distinguido por su celo i eficiencia en la causa de la educación primaria. Durante el receso de la Comisión que se reúne cada tres meses la superintendencia de las escuelas i sus otros deberes quedan confiados a una comi- sión ejecutiva, i a las secciones en que la comisión misma se disuelve; quedando encargada cada sección de la ins- pección de un establecimiento público de educación, i de las escuelas primarias dependientes de él. Las escuelas se de- nominan primarias i públicas. Las escuelas primarias, cuyos maestros todos son mujeres, están abiertas a todas las niñas de mas de cuatro años de edad, i a los mucha- chos de cuatro a diez años. Cuando un alumno ha apren- dido en una de estas escuelas a silabar correctamente, leer audible i distintamente, i escribir perfectamente en pizarra , es recomendado para ser admitido en la escuela mas alta o pública, i donde es admitido si rinde un exámen satisfac- torio. En las escuelas públicas, que reciben todos los niños demás de diez años, aún aquellos que no han sido instrui- dos en las escuelas primarias, la instrucción de niñas i mu- chachos es conducida en salas separadas bajo la dirección de maestros de sus sexos respectivos. Esta instrucción in- cluye silabeo, lectura con definiciones i esplicaciones, cor- ■ tar plumas, aritmética, jeografía, uso de los globos i di- bujo de mapas, gramática inglesa, composición i declama- ción, teneduría de libros, i los elementos de historia i astro- nomía, con la adición de costura para las niñas, i declama- ción, áljebra, jeometría i trigonometría para los varones. El método de instrucción en las escuelas públicas, es una mo- dificación del que se conoce bajo el nombre de Sistema mo- mtortal o lancasteriano, i se dice, que allí se hace notar por su vivacidad i suficiencia, como también por su baratura. La educación se da a los niños en todas las clases, inclu- 5— «o— yendu libros de testo, i materiales necesarios, gratuitamen- te en todos los casos. A la ciudad cuesta el gasto anual para honorarios de los maestros cerca de dos pesos, seis reales por niño, lo que es cerca déla mitad de lo que se paga ordinariamente por el mismo servicio en las escuelas de distritos en todo el Esta- do. Los Encargados no reciben retribución alguna. El número de niños de la ciudad de Nueva York instrui- dos en estas escuelas era en 1840 de cerca de 40,000 (1), los cuales estaban distribuidos en cosa de cien escuelas, si- tuadas de modo que promuevan eficazmente la convenien- cia de los padres i aseguren la mayor asistencia de los alum- nos. Para favorecer este último objeto, tienen los maestros la obligación de visitar a los padres de familia de su vecin- dad, principalmente a los de las clases mas pobres i me- nesterosas, i urjir i solicitar por la asistencia de sus hijos. Hai ademas ajentes especiales empleados para el mismo fin. El sistema de enseñanza es uniforme en todas las es- cuelas, de manera que un niño cambiando su domicilio de un estremo de la ciudad a otro, no es interrumpido en su curso, por el cambio de escuela. Con el fin de asegurar al mismo tiempo todas las ventajas que puedan nacer de la esperiencia de los maestros, o las sujestiones de los otros, meetings regulares son tenidos por los institutores con el objeto de comparar los progresos de sus respectivas escue- las, i considerar los mejores medios de adelantarlas. Todos los servicios prestados por cada Encargado, en lo que respecta a visita e inspección de las escuelas, es ano- tado en los rejistros, de cuyo tenor se da cuenta pública- (1) Según la memoria del ministro de instrucción pública de Chile,el el año 1848, 17,000 niños solamente recihian en toda la República cduri- cion como la de las escuelas primarias de Nueva York. — 07 — mente al aproximarse las elecciones anuales. La fidelidad de los maestros en el desempeño de sus deberes, es animada por frecuentes i escrupulosas visitas de los Encargados, co- mo miembros de las comisiones, i en su capacidad colecti- va de Hoard o corporación. Parece que el sistema ha sido organizado con gran cuidado, i ha sido administrado con eminente celo i desinterés, siendo incalculables los servi- cios que durante estos últimos veinte años ha prestado a la ciudad. Este sistema muestra, ademas, cuánto pueden ha- cer los esfuerzos voluntarios i no retribuidos de ciudadanos ilustrados para cooperar con los funcionarios públicos en la inspección de las escuelas ; pues que la esperiencia ha de- mostrado, que para hacer efectiva aquella, debe ser la obra colectiva de los padres de familia, los empleados públicos, i los individuos dotados de celo e instrucción. Dejo algunos otros detalles relativos a la organización de la educación pública en Nueva York, porque son co- munes al estado de Massachusetts, de que voi a ocuparme inmediatamente. En los Estados Unidos, al contemplar muchas de sus instituciones, viene a la idea aquella obra de política de Tomas Paine, en que llevando mas adelante el lójico sis- tema de Rousseau, sobre el contrato social, supone que los primeros hombres de un pueblo, reunidos a la sombra de una anchurosa encina, debieron echar los primeros cimien- tos de la futura asociación, haciendo un convenio que es- tablecía los deberes de los gobernados i los límites del po- der que creaban para promover la felicidad pública. Estas utopías de contratos sociales, sujeridos por la mas estricta lójica han caido en descrédito entre los políticos, después 'll,t'la serie de constituciones, revoluciones, gobiernos re- publicanos i libres, vinieron a sucumbir en Francia, sobre— 08 — todo, en presencia de las resistencias que las tradiciones o los intereses privados oponían. Hoi, sin embargo, cuando todas las cosas que se creían basadas en conveniencia i necesidad sino en lójica, lian venido por tierra al soplo tenue de un movimiento que se habría creido una simple asonada de calles, el espíritu vuelve instintivamente a las utopías de Rousseau i del americano Paine, i empieza a creer que en la tierra no hai otro Dios sino Dios, i la lójica que es su profeta, su brazo, su sacerdote. La lei de educación pública en el Estado de Massachusetts, por ejem- plo, es una de esas realizaciones de la lójica mas severa, si- guiendo u obedeciendo a las leyes intrínsecas que reglan o deben reglar la materia. La lei, por ejemplo, fija un míni- mum de educación para el mínimum de población, i la ren- ta que debe sostenerla, está impuesta directamente sobre los que han de aprovechar de los beneficios de la lei, ha- ciendo que la propiedad ubicada en una localidad, respon- da de la educación de todos los niños que la habitan. He- mos visto como se auxilian el Estado, la Municipalidad, los particulares en ótros países para subvenir a este gasto indispensable, aún para el que nada posee; i en todos casó- la injerencia en la administración i jestion de los fondos de parte de las autoridades constituidas, ya sean municipa- les, ya políticas. En Massachusetts, el pueblo debe reu- nirse, según lei, todos los años en meeting anual, para vo- tar la renta de escuelas, e imponerse una contribución para llenar el mínimum o el máximum de la lei, según su volun- tad i su intelijencia. Copiaré lo esencial de esta lei para mas completa intelijencia de su espíritu i principios. La lejislatura de Massachusetts, por una acta apro- bada el 18 de Marzo de 1839, ha ordenado lo que sigue: 1." Cada ciudad que contenga cincuenta familias o pro- — (50 — pietarios, mantendrá a sus propias espensas, una escue- la para instrucción de los niños, dirijida por un maestro o maestros competentes en ortografía, lectura, escritu- ra, gramática, jeografia, aritmética i buena conducta. La escuela estará abierta seis meses durante el año; si la ciu- dad puede soportar dos o mas escuelas, los términos de ella serán iguales a seis meses. 2. " Si la ciudad contiene cien familias o propietarios, la escuela o escuelas serán tenidas por doce meses cada año. 3. " Si contiene ciento cincuenta familias, dos escuelas semejantes serán tenidas por nueve meses cada una. 4. ° Si contiene quinientas familias, dos escuelas seme- jantes serán tenidas por doce meses cada una. 5. ° Cada ciudad que contenga quinientas familias o pro- pietarios, a mas de las escuelas prescritas en la presente sec. cion, mantendrá una escuela dirijida por un maestro de com- petente habilidad i buena conducta, que dará instrucción, a mas de los ramos arriba mencionados, en la historia de los Estados-Unidos, teneduría de libros, agrimensura, jeo- metría i áljebra; i tales escuelas serán tenidas a beneficio de todos los habitantes de la ciudad, diez meses al ménos fuera de vacaciones en cada año i en lugares aparentes o alternativamente en los lugares de la ciudad que los habi- tantes de dicha ciudad determinen en su anual meeting; i en cada ciudad que contenga cuatro mil habitantes el dicho maestro en adición a todos los ramos de instrucción requeri- dos en este capítulo, será competente para instruir en los idiomas griego i latino, historia jeneral, retórica i lójica. 6. ° Autoriza a toda ciudad que contenga ménos de qui- nientas familias o propietarios para establecer i mantener una escuela semejante a la mencionada en el principio de la precedente sección sí así le conviene.— 70 — 7. ° Sera del deber del presidente, profesores i institutores de la Universidad de Cambridje i de todos los preceptores i maestros de academia, i otros instructores de la juventud, hacer los mayores esfuerzos para imprimir en el espíritu de los niños i jóvenes comedidos a su cuidado e instrucción, los principios de piedad, justicia, un sagrado respeto a la verdad, amor a su pais, humanidad i universal benevolen- cia, sobriedad, industria i frugalidad, pureza, moderación i templanza, i todas aquellas otras virtudes que son el or- namento de la sociedad humana i la base sobre que una constitución republicana está fundada; i será del deber de tules instructores dirijir sus pupilos en cuanto su edad i ca- pacidad lo permita a formarse una clara idea de la ten- dencia délas mencionadas virtudes para preservar i perfec- cionar una constitución republicana, i asegurar las bendi- ciones de la libertad, como también promover su felicidad futura indicándoles la mala tendencia de los opuestos vi- cios. 8. ° Será del deber de los residentes ministros del evan- jelio, de los notables i de las comisiones de escuelas en las varias ciudades, ejercer su influencia i hacer los mayo- res esfuerzos para que la juventud de sus ciudades asista regularmente a las escuelas establecidas para su instruc- ción. 9. ° Se autoriza i ordena a las diversas ciudades para que en sus meetings anuales o en algún otromeeting, regular- mente convocado para el objeto, levanten las sumas de di- nero que juzguen necesarias para el sosten de las sobredi- chas escuelas, cuyas sumas serán impuestas i colectadas de la misma manera que las otras contribuciones. 10. ° Los habitantes de cada ciudad en su anual meetinj.'. elijirán por boletos escritos una comisión de escuelas — 71 — consista de tres, cinco o siete personas, a cuyo cargo í su- perintendencia estarán todas las escuelas públicas en cada ciudad. II* En toda ciudad que contenga quinientas familias i en la cual habrá una escuela a beneficio de todos los ha- bitantes como la que se ha provisto ántes en este capítulo, ]a comisión de escuelas, elejida en la precedente sección, desempeñará todos los mismos deberes en relación a dicha escuela, la casa en que será tenida i el suplemento de to- das las cosas necesarias que la comisión prudencial de un distrito de escuelas deba desempeñar en tal distrito. 12. " Toda ciudad que contenga mas de cuatro mil ha- bitantes puede elejir un número adicional que no exceda de seis para las tales comisiones. 13. ° La comisión deescuelas requirirá plena i satisfacto- ria evidencia del buen carácter moral de todos los instruc- ores que puedan ser empleados, i se asegurará por perso- nal examen de su instrucción literaria, i de su capacidad pa- ra el gobierno de las escuelas. 14. " Todo instructor de una ciudad o escuela de distri- o obtendrá de la comisión de escuelas de dicha ciudad un ertificado por duplicado de sus calificaciones ántes de brir la escuela, uno de los cuales será firmado por el te- orero de la ciudad ántes de que se haga pago alguno a ichos instructores, a cuenta de sus servicios. 15. " La comisión de escuelas determinará el número i alineaciones de los alumnos para ser admitidos en la es- uela tenida para el uso de toda la ciudad como se ha. di- ho ántes, i visitará dicha escuela por lo menos tres vece» año con el objeto de hacer un cuidadoso exámende ella asegurarse de que los alumnos tengan los suficientes Ji- ros, i en dichos exámenes se inquirirá sobre las regula-— 72 — ciOües í disciplina de la escuela, i los hábitos i adelantos di losalumnos. 16. ° La comisión de escuelas o varios de sus miembros, visitarán con el objeto arriba indicado cada una de las es- cuelas de distrito de dicha ciudad un dia de la primera o segunda semana después de la apertura de dichas escuelas, i también algún dia durante las dos semanas precedentes a la clausura de la misma, i también visitarán para el mismo objeto todas las escuelas tenidas por la ciudad una vez al mes i sin dar previa noticia de ello al instructor. 17. " La comisión de escuela de cada ciudad ordenará los libros que deban ser usados en las varias escuelas teni- das por la ciudad i puede ordenar qué libros deban usarse en las respectivas clases. 18. ° Los alumnos en las escuelas de ciudad serán pro- vistos por sus padres, jefes o guardianes de los libros pres- criptos para sus clases. 19. ° La comisión de escuelas de cada ciudad se proveerá a espensas de la ciudad o de otro modo de una provisión suficiente de estos libros de clase para todas las escuelas sobredichas, i dará noticia del lugar donde tales libros puedan ser obtenidos, i se subministrarán libros a los alumnos a tales precios que reembolsen solamente el costo de los mismos. 20. ° En caso de que algún alumno no sea provisto por sus padres, jefes o guardianes de los libros necesarios, lo será por la comisión de escuelas a espensas de la ciudad 21. ° La comisión de escuelas dará noticia por escrito al acesor de la ciudad de los nombres de los alumnos así pro- vistos de libros i de los libros subministrados, sus precios l el nombre de sus padres, jefes o guardianes que debian ha- berlos provisto; i dichos asesores añadirán el precio délos — 73 — libros así subministrados a la próxima contribución anual de los tales padres, jefes o guardianes, i la suma así agregada será impuesta, colectada i pagada al tesoro de la ciudad en la forma de todas las contribuciones de ciudad. 22. ° En caso de que los asesores sean de opinión que ta- les padres, jefes o guardianes no son capaces de pagar el gas- to total de los libros subministrados por su cuenta, omitirá añadir el precio de tales libros o añadirá solamente una parte de él a la contribución anual de tal padre, jefe o guardián, según su opinión sobre la capacidad de pagar de los dichos. 23. " La comisión de escuelas nunca ordenará que se com- pren o usen en ninguna de las escuelas de ciudad libros de clase, calculados para favorecer las creencias de alguna secta particular. La misma acta contiene disposiciones para dividir las grandes ciudades en distritos de escuelas i para gobernar- los i también para levantar contribuciones para pagar los gastos de las casas de escuela. La contribución debe ser igualmente impuesta sobre todos los bienes muebles e in- muebles tenidos en la ciudad i sobre las máquinas i pro- piedades de las compañías manufactureras. Si una mayoría de los habitantes de algún distrito de escuela en una ciu- dad rehusase levantar una contribución para pagar los gas- tos de la escuela, cinco de sus miembros que paguen im- puestos podrán ocurrir a los notables de la ciudad, los cua- les son requeridos a tomar la opinión de la ciudad sobre la negativa; i si una mayoría de los votantes de la ciudad piensan que es necesaria la contribución, la misma será impuesta a los habitantes'del distrito que se rehusase por la autoridad de la ciudad. Si algún distrito de escuela rehusase establecer una escuela o emplear un maestro, la comisión de escuelas de la ciudad lo hará a sus espensas. 5.— 74 — Cuando dos o mas distritos de escuelas contiguos sean demasiado pequeños para mantener ventajosamente es- cuelas en cada uno, pueden, si lo creen oportuno, unirse i formar un distrito con todos los poderes i privilejios, i su- jeto a las mismas cargas de los distritos de escuelas; pueden de nuevo separarse por el voto de los habitantes. Cada distrito de escuela será un cuerpo asociado para el efecto de perseguir i defender acciones con respecto a la propiedad o negación del distrito i para tener propiedad. Si algunas ciudades rehusasen o descuidasen imponerse contribuciones para el sosten de las escuelas, serán conde- nadas a pagar una suma igual al doble de la mas alta con- tribución que haya sido ántes votada, para el sosten de di- cha escuela, i se le impondrá una suma que no baje de cien pesos ni suba de doscientos, si rehusa o descuida elejir las diversas comisiones nombradas en el acta. Las comisiones de escuela están obligadas el 1.° de No- viembre o ántes a pasar informe oficial al secretario de la República, comprobando el número i nombres de todas las escuelas públicas tenidas en el distrito, el número de los alumnos que asisten a ellas en invierno i verano, el nú- mero de meses que cada escuela es tenida, el número de maestros en invierno i verano, sus salarios, incluyendo alojamiento, el valor de su alojamiento i el monto de sus salarios fuera de dicho valor, el monto de las sumas reu- nidas por contribuciones para el sosten de escuelas i maes- tros, el número i naturaleza de academias incorporadas i escuelas privadas en el distrito, durante cuántos meses son tenidas i cuántos alumnos asisten a ellas, qué número de personas hai en las ciudades entre cuatro i diez i seis años de edad, qué libros son usados en las escuelas i cuál es el monto de fondos locales, si los hubieren, aplicables al sos- — To- en de las escuelas comunes. La entrada del fondo de escue- las de Massachusetts (excepto cien pesos pagados anual- mente al comisionado de los indios Marshpee, para el sos- ten de escuelas entre ellos) seiá subdividida entre el mayor i el alderman de Boston i a los notables de las otras ciuda- des para el uso de las escuelas comunes respectivas, con tal que las dichas ciudades hayan llenado los deberes que les están previamente prescriptos por lei, i hayan levantado sobre sí mismas al ménos la contribución de un peso por cada individuo en los distritos de escuelas entre cuatro i diez i seis años de edad ; pero si no han cumplido con sus deberes no recibirán nada, i la división del fondo de escue- las del Estado se hará conforme al número de niños en ca- da distrito de cuatro a diez i seis años de edad. Una acta de lejislatura pasada en 1836, capítulo 235, ordena que no se empleen en la factoría niños de quince añosdeedad a ménos que hayan asistido a la escuela tres me- ses por lo ménos, fle los doce del presente año i en cada año délos que estuviere empleado bajo la pena de cincuenta pesos por cada infracción, que deberá pagar el que lo emplea para el uso de las escuelas comunes de la ciudad. La lejislatura por una acta pasada en 1837, capítulo 147, autoriza a los distritos de escuela para establecer i mantener librerias i aparatos para el uso de las escuelas comunes; levantar contribuciones sobre los habitantes pa- ra aquel objeto, i establecer tales reglas i reglamentos como convenga al districto adoptarlo, con tal que no se gaste en aquel objeto una suma mayor de treinta pesos el primer año, i de diez los subsiguientes. Según se vé por el tenor de las precedentes disposiciones, la renta de escuelas no es propiamente municipal sino popular; el contribuyente, dado el minimun -de educación a que de-— TO- be proveer según la lei, puede imponerse contribucio- nes sin límites; puede hacer de su escuela pública un colejio, del edificio un palacio. Sus larguezas no tienen límite, porque no deben tenerlo cuando se trata de la edu- cación pública ; solo si su mezquindad debe ser limitada, porque hai un estremo desde donde no puede descender- se, sin dejar burlado el interés supremo del estado, que está en que sus miembros tengan la instrucción rudimental al menos necesaria para las transacciones indispensables de la vida, i para que en alguna época posterior sea posi- ble sabiendo leer i escribir, adquirir la instrucción que en su infancia la escaseó. Toda lei que no deja esta puerta abierta a la liberalidad paterna, es incompleta. Pero para que la acción popular se ejerza en límites precisos, la lei que comento ha creado la mas admirable institución es- colar, que es el distrito de escuela, por el cual como las parroquias, divide el pais en jurisdicciones particulares, en derredor de cada escuela, de manera que la porción de padres de familia incluidos en sus límites puedan adhe- rirse a su escuela, llamarla suya, porque está en su barrio, la sostiene él con su bolsillo, la frecuentan sus hijos, los de sus deudos, amigos i vecinos. El meeting o asamblea anual de los contribuyentes se reúne en los mismos tér- minos, compuesto de los mismos individuos: es una pe- queña república', o un pequeño congreso deliberando no ya sobre los intereses públicos que muchas veces no afectan de un modo mui serio al comitente, sino sobre un negocio casero, personal. Se trata de edu- car a los hijos propios, i la bolsa de cada uno está dis- puesta a abrirse según su capacidad de juzgar de la es- tension e importancia de la necesidad a que va a proveer; porque esta es la única medida de la cotisacion. La — ti — comparación de los informes que anualmente pasan a la legislatura, las comisiones de escuelas de los diversos distritos, han dejado demostrado que distritos contiguos, con una misma manera de vivir, con fortunas relativa- mente iguales, se cotisan con desigualdad estrema, los unos obedeciendo a sentimientos egoístas, los otros aun sentimiento de deber, de progreso, según que pueden ser influidos por hombres intelijentes, o por mayorías poco ilustradas. Uno de los inconvenientes de los malos go- biernos, i al nuestro le viene este título por herencia, es excitar odios contra la contribución, por la ignorancia en que cada uno está de la manera que su dinero va a las ar- cas públicas, i el cómo vuelve a influir en su bienestar per- sonal. Las contribuciones indirectas son entonces causa i efecto de este sentimiento de aversión que anima a todos los contribuyentes por lo vago, lo indefinido de las cargas i de la inversión. Así es preciso arrebatar a los pueblos la renta pública en las puertas de las ciudades marítimas, so pena de no dejarlos entrar si no dejan escalfar una por- ción de lo que introducen en las aduanas, para que crean que es al estranjero a quien se le hace pagar, el doble valor que con los derechos han adquirido los vestidos que lleva puestos, en el tabaco que fuma, en el papel en que estiende sus escrituras, etc. El buen gobierno, por el con- trario, conociendo por el censo i el catastro, la persona i la propiedad contribuyente, recurre directamente a este ibndo común para llenar una necesidad aprobada i sentida por los contribuyentes mismos; entonces la renta es di- ecta, pesa en proporciones conocidas, nadie o todos se RMjan, i si el objeto a que se destina es inmediato i 'opular, el pueblo lejos de negarse a proveer la satisface holgura, i aun la aumenta espontáneamente, como— 78 — sucede con la de la educación pública en Massachusetu, para la que no hai el intermediario de autoridades estrañas, ni va este dinero a confundirse con los otros del estado Creo mui difícil que entre nosotros se imponga por lo pronto una contribución jeneral para el sosten de la ins- trucción pública, porque ni podría distribuirse equitati- vamente, no estando bien espedito el canal por donde la¡ contribuciones directas han de correr mas tarde, ni se co- nocen ni aprecian debidamente las necesidades de la edu- cación ; pero mientras que los gobiernos sud-americanos educan a los pueblos por la renovación i perfección apro- ximativa del censo i del catastro, las dos lumbreras de toda buena administración, hai algo que puede i debe intentar- se desde ahora en beneficio de la educación pública, si • quiere empezar a cegar el abismo que nos aparta irrevo- cablemente de toda esperanza racional de asemejarnos los otros pueblos cristianos , cuyas instituciones democrá- ticas nos hemos visto forzados a adoptar, no obstante qw aquellas suponen pueblo educado en masa, sin dístinciu ni de fortunas ni de clases. La medida prévia a todo oto paso debe ser, en mi concepto, la subdivisión de las ciuda des i campañas en distritos de escuela. Conocida la demar- cación del distrito, están conocidos los contribuyentes quf se comprenden bajo sus límites ; i entonces congregando' los, haciéndolos que se conozcan miembros de una a» ciacion para la educación común de sus hijos, todas ■ otras dificultades por vencer se irán presentando i allanan do, por nada mas que porque son conocidas. Esta aso- 'ciacion puede reunir ya dos de los carácteres que COM tuyen la base de todo buen sistema de educación públic» que son adhesión personal del padre de familia a la i»* tucion, renta local, especial i adecuada para su aom — 79 — uánto mayor es la incuria popular, tanto mas debe res- inársele la esferade su acción; miopes a quienes es preciso ;ercarles los objetos cerca de los ojos para que los vean en i verdadera luz. No hai posibilidad de una renta fija, bien equitativamente distribuida, es verdad ; pero también es ierto que a prorratándose un cierto número de individuos, uede llegarse a una aproximativa apreciación de los posi- les de cada uno, por aquella avaluación instintiva, pero asi segura, que hace siempre la opinión del valor pecunia- ode las personas que le son conocidas. Precisaré un poco ías la estension del distrito escolar para hacer sentir me- or la oportunidad de su demarcación. En Nueva York, el istrito ha llegado a veces a hacerse tan reducido que so- o 30 o 40 alumnos podia subministrar a la escuela. La es- eriencia ha hecho sentir el inconveniente de esta estrechez, los distritos toman dimensiones proporcionadas a su ob- eto. Búfalo es una ciudad que se está improvisando a orí- las del lago Erie, a impulsos de la convicción común de ue aquel punto esta marcado por las leyes del movi- iento de la población i del comercio para ser en un tiempo o mui remoto el grande emporio del comercio de los la- os, con New-York por el ferro carril, por el San Lorenzo, or el canal lateral de la cascada de Niágara; con el Ohio, or canales i grandes vias terrestres. La población de úfalo es improvisada de ayer, las casas se levantan to- as a un tiempo, i no hai allí ni antiguos propietarios, ni andes casas señoriales, ni notabilidades de ningún jé- ero. Sin embargo, Búfalo posee ya escuelas excelentes dmirablemente rentadas i servidas, gracias a un buen 'stema de demarcación de los distritos. La población ha 'do últimamente dividida en grandes distritos de mil a ¡1 quinientas personas, de manera que cada distrito pueda— 80 — contener cerca de trescientos niños. En cada uno de ellos se ha erijido una escuela que contiene dos departamentos, en uno de los que una mujer está a la cabeza de la edu- cacion délos niños mas chicos i en el otro un maestro va- ron, con un sueldo fijo i competente, da instrucción en los ramos mas elevados. Ha sido nombrado en Búfalo un superintendente de ciudad para la inspección i dirección de las escuelas, el cual informa que "el sistema asi es- tablecido ha sobrepasado a toda anticipación de la parte de los que lo habían aconsejado i sostenido. Sus buenos efectos se hacen sentir ya en la ansiedad que manifies- tan los padres por la admisión de sus hijos en las es- cuelas, la pronta i constante asistencia de los niños, i su buena i ordenada conducta, mientras están bajo la auto- ridad de sus maestros." La estimación en que el público tiene sus escuelas, puede inferirse del hecho que en 1837, el número de niños enseñados en las escuelas públicas era de 679, mientras en 1839, cuando el sistema de dis- trito fué completamente establecido, habia subido a 2450, i en 1840, a 4908. Debe añadirse que cerca de los cua- tro quintos de los gastos para mantener este sistema es le- gado voluntariamente por los ciudadanos, lo cual ha dis- minuido en gran manera el gasto de la educación de los niños, i aumentado considerablemente la asistencia; p«« antes de su adopción se encontraba que una porción niui grande de niños de la localidad de Búfalo, no estaban en escuela ninguna, ni pública ni privada, i que el gasto medio anual para educar a los que asistían, era dos veces mayor que en la actualidad. No sé si los sur-americanos son ménos sensibles a las in- fluencias lejítimas que sobre el espíritu i el corazón huma- no, como en Búfalo, por todas partes producen los mismos res — 01 — esultados; pero ántes de negarnos las buenas calidades que pertenecen al hombre en jeneral, ensayemos los medios de juzgarnos. Al citar el hecho a que me refiero, he querido so- lo fijar una base, para mejor comprender la importancia del distrito. Un barrio de 1,000 personas a 1,500, solo presenta un número de jefes de familiaque no puede pasar de doscien- tos; una contribución anual de 600 pesos, por ejemplo, ten- dría costeada la educación de su escuela; repartiéndose aquella según un computo aproximativo de la propiedad in- dividual, i luego dejando a la benevolencia, a la caridad, a la ilustración i entusiasmo por la causa de algunos su parte de erogación voluntaria e ilimitada. Lalei prusiana, como la francesa i holandesa, cuentan en mucho para subvenir a los gastos de la educación, con el producto de las funda- ciones, mandas i legados, hechos en favor de la ilustración pública o en beneficio del pueblo ; i cierto que estas dona- ciones son abundantes donde se tiene la conciencia forma- da sobre la importancia de la educación de los pobres, i el espíritu continuamente ocupado de los medios de mejo- rarlas. No hablaré yo de legados como el de Girard en Fi- ladelfia, que dejó tres millones de pesos'para la fundación de un colejio, o el de un vecino en Washington, que le- gó al Congreso millón i medio para el mismo fin, ni del que en Boston propuso a la lejislatura en 1838 dar 5,000 pesos de su bolsillo para que el Estado dando otros cinco, fundase la primera escuela normal del pais. ¿Pero cuán ra- ras son entre nosotros las donaciones que tienen por objeto remediar por la educación la miseria popular, i cuantas para saldar cuenta i implorar gracia en la otra vi- da. Ya se vé ! Lo pasan tan mal en este mundo los pobres pueblos españoles que no es estraño que traten de hacerse ""a condición mejor en el otro. Los distritos, i sus escue- 6— 82 — las deben contribuir poderosamente a despertar entre nos- otros esta parte de la caridad cristiana i traer algo a la vida terrestre de lo que se guarda para la celestial. Volviendo a la educación de Massachusetts, debo indi- car que el estado se reserva sobre la ejecución de la lei, la fa- cuitad de compeler a los distritos, villas u aldeas omisas, imponiéndose la obligación de acudir con sus fondos en au- xilio de todos los distritos, con tal que hayan llenado es- trictamente el mínimun de educación impuesto por la lei. Los fondos que el estado aplica a la educación pública no salen como en otras partes, de la masa de la contribución jeneral, sino que tienen un oríjen preciso, como es deter- minada su aplicación. El estado de Massachusetts poseía i posee aun una grande estension de terrenos valdíos, cu- yos valores a medida que se venden, van poniéndose a inte- rés, i este interés forma la renta anual que el estado aplica a las necesidades jenerales de la educación. ¡Rara i bella com- binación sin duda la que aplica a la cultura moral del hom- bre, el precio de la tierra inculta, i que desde aquel mo- mento va a principiar también la reja del arado el cultivo que es su educación primaria, i su parte de trabajo en la me- jora i civilización de este mundo. Como todos los estados sud americanos poseen tierras incultas que han de ser vendi- das tarde o temprano a los emigrantes, creo oportuno en- trar en algunos detalles sobre este importante recurso, pa- ra fundar desde luego uno de los medios que el estado de- be procurarse para el porvenir a fin de llenar las necesidades sin límites de la educación pública. La mayor parte del fondo de escuelas de Massachusetts procede de la venta de cosa de seis millones de acres de tierra que conjuntamente con el estado de Maine posee en los límites de este último esta- do, habiendo sido estipulada la igual repartición de las — 83 — tierras, en la acta de separación de ambos estados, cele- brada en 1834. Una mitad del producto de la venta de las tierras está destinada en Massachusetts al aumento del fondo de escuelas, que se distribuye a las ciudades. Pol- los estados de 1845 resultaba que el fondo de escuelas se componía en aquella fecha do 28,416 pesos por valor de no- tas por tierras vendidas antes de 1837 : 110,492, por no- tas de tierras vendidas después de 1837, capitalizándose el interés que ganan estos documentos hasta que son paga- dos. 608,043 de capitales i notas de banco; 42,437 dine- ro contante depositado i produciendo interés ; formando todo uu total de 789,389, del cual se percibe por la parte ya realizada el interés de 28,966 que es lo que se distribu- yó en 1845 a las ciudades. El fondo de escuelas de Massa- chusetts debe aumentarse hasta un millón de pesos; i se- gún el computo del Ajente de las tierras, el precio me- dio de las tierras aun no vendidas puede estimarse al mí- nimun de cuatro reales el acre, con lo que los recursos del fondo de escuelas aumentaría por esta parte a mas de 750,000 pesos. I como si en Massachusetts hubiésemos de encontrar el modelo de cuanto nos conviene imitar, todos los años las ciudades se imponen una pequeña contribución accesoria para ayuda de escuelas, que en 1845 subió a 9,167 pesos, montando el gasto total de la educación en Massachusetts en aquel último año, cuyos resultados me son conocidos, u 576,556 pesos que las ciudades se impusieron para el pago de maestros; 36,338, habitación i leña para maestros contribuida voluntariamente por las ciudades; como 150,000 pesos gastados en edificar i reparar escuelas ; independien- te del dinero invertido en librerías de escuelas, aparatos 1 libros de testo para la enseñanza; contribución que en su— 84 — totalidad cabe a un peso por cabeza a los habitantes del estado sin distinción de edad ni de sexo. De todos los documentos que he comparado en las pre. cedentes pajinas, resulta a mi juicio, una doctrina clara, cuyos principios no pueden violarse, sin esponerse a erro- res que pueden afectar a jeneraciones enteras, i retardar indefinidamente los progresos de la enseñanza. Esta doc- trina puede reasumirse en mui cortas e intelijibles ver- dades. La enseñanza primaria constituye un ramo de la ad- ministración pública. El estado preside a la educación, la dirije e inspecciona. Todo niño en el Estado debe recibir educación. La ma- sa total de la renta para sostener las escuelas debe ser pro- porcionada al número de niños de 4 a 16 años que hayan en el Estado. Como esta renta sale de la fortuna particular para entrar en las arcas del Estado, éste necesitaría para satisfacer las necesidades de la enseñanza pública, aumen- tar a la contribución de escuelas los gastos de recaudación, Luego debiendo distribuirse la renta recaudada, sobre los mismos contribuyentes, es inútil, oneroso i perjudicial que la contribución levantada sobre la fortuna particular vaya a las arcas nacionales para volver a distribuirse en los con- tribuyentes. El Estado no debe por tanto encargarse de recaudar la renta para costear la educación, a menos que no emplee en ella fondos especiales tales como los que producen en Nue- va York, Maine, Massachusetts, la venta de terrenos. E Estado no costea la educación. Obrando en cada localidad el interés particular, i el amor paterno, la renta de escuela.' debe emanar de los fondos de los contribuyentes en hem ficio de sus propios hijos, i los de los pobres de la vecin- — 85 — dad. Por tanto la renta no puede ser municipal simple- mente, sino creada ex-profeso para la educación, i votada por los mismos contribuyentes. La localidad dividida en distritos de escuela, determina el monto de la renta, asegura el cobro, i señala la inversión, por cuanto, separa nominativamente a los contribuyentes en porciones determinadas i señala i fija el número de ni- ños, sobre los cuales la renta va a emplearse. Este sistema deja espedita la acción de los contribuyen- tes, para estenderla educación de sus propios hijos i la de sus allegados a mas del mínimum prescrito. El Departamento, la Provincia, i el Estado, acuden su- cesivamente, dada aquella base a llenar el déficit que la escasez de recursos de una localidad presente para cum- plir con el mínimum de educación prescrito por el Estado. El Estado prepara en las Escuelas Normales los maestros idóneos, costeando también la inspección jeneral que cons- tituye el cuerpo de funcionarios por cuyo medio la educa- ción se distribuye a todos los estreñios de la República. De estas dos funciones del Estado trataremos en los dos capítulos siguientes.CAPITULO II. INSPECCION DE LAS ESCUELAS PUBLICAS. La creación de autoridades especiales que inspeccionen A enseñanza primaria se presenta de suyo. Es la ense- nza entonces un simple ramo de administración como el la fuerza pública, el de la justicia, las rentas, todos s cuales se esparcen por medio de una cadena de fun- onarios, que tocan todos los estremos del estado, con- etándoseen grupos i categorías que llegan hasta la cabe- (lel estado que imprime dirección i movimiento. La speccion de las escuelas pertenece a aquel jenero de liciones, que a mas de entrar en el número de las con- fies a que todo ciudadano está obligado, participa del meter de las profesionales, que requieren aptitudes espe- ta de parte de los que las desempeñan. Nada es mas ló- 0 en efecto que aquel que va a examinar un estableci- ente- para juzgar sobre su estado,'tenga las luces profe- ses que se supone tenga el funcionario inspeccionado,— 88 — lo contrario traería las consecuencias que siempre acarrea la inexactitud de los juicios cuando la razón no está sufi. cientemente educada sobre una materia. Los padres de familia, las autoridades municipales, los vecinos letrados o influyentes, pueden juzgar de la moralidad del maestro, de su puntualidad i diaria asistencia, como de los resulta- dos que estas cualidades o las faltas de ellas, dén en el aprovechamiento i buena conducta de los niños; pero u aun los delegados de las universidades u otras personas instruidas pueden ser juzgadas absolutamente competentes para la inspección de la enseñanza primaria, mientras que a los conocimientos ordinarios no añadan los especiales que hacen la instrucción i competencia del maestro mis- mo. Resulta de aquí, que el inspector debe pertenecen la clase de los institutores, tener sus aptitudes, haberse ejercitado en la enseñanza, i avanzado a este grado supe- rior de la administración de este ramo de los intereses pú- blicos. Otra circunstancia necesaria de la Inspección es que ha de ser local, diaria, múltiple i suficientemente do- tada de medios de acción, para que su influencia se haga sentir a cada momento. De aquí viene la indispensab'? multiplicidad de los ajentes inspectores, i la necesidad de crearlos en todos los puntos donde hayan escuelas públi- cas ; de establecer un órden jerárquico i una centralizacioi que haga de los resultados parciales un solo cuerpo a fin de que las autoridades directivas del Estado, puedan llevar a todos los puntos su vijilancia i su acción. Adquiere ía obligación de inspeccionar el estado desdi el momento en que se reconoce obligado a cuidar de que todos sus miembros reciban en la infancia aquella parí' de educación, que es indispensable por lo menos para q« e^hombre salga del estado de naturaleza i se halle aptft — 8» — por la adquisición de los conocimientos rudimentales para cultivar su intelijencia, i satisfacer a las necesidades de la vida civilizada. De la naturaleza misma de la cosa inspeccionada re- sulta que las autoridades municipales i civiles deben tener una larga injerencia en la administración de las escuelas, asegurando por la doble acción de los inspectores i de la administración pública, los fines de la institución. Una circular del 24 de julio de 1833 en Francia, establece lu- minosamente la competencia de estas diversas autoridades. "Se han levantado algunas veces, dice, no conflictos, pero al ménos embarazos en las atribuciones respectivas de los Prefectos (intendentes) i de los Rectores (delegados de la Universidad) en materia de instrucción primaria. Aunque no seria posible resolver de antemano todas las pequeñas di- ficultades que pueden nacer a este respecto, es sin embargo evidente que en la ejecución de la nueva lei (la de 1833) todo lo que tiene relación con la administración jeneral del estado, principalmente con la administración de los de- partamentos i de las comunes, es esencialmente de la com- petencia de los Prefectos, mientras que lo que concierne al personal de las escuelas (nominación, examen i remo- ción de los maestros) el réjimen interior de aquellas, la en- señanza, pertenece a la administración especial de la ins- trucción pública. Así, las cuestiones relativas a la fundación primera de las escuelas, a su circunscripción, al lugar que deben ocupar, i a los medios de existencia que deben sacar délos fondos departamentales i comunales, son particular- mente del resorte de los Prefectos; i por otra parte, la v'jilancia moral e intelectual de las escuelas, de la conducta ' de los métodos de los institutores, la aprobación o el re- proche que sobre ellos deba recaer, la correspondencia- 90 - habitual con las comisiones comunales i de círculo entran en las atribuciones de los funcionarios especiales de \¡ instrucción pública. Estos son los principios jenerales qut deben regular la conducta de los Prefectos i Rectores, i qUe en caso de necesidad deoen servir para arreglar las cues- tiones que pueden orijinarse entre estos funcionarios." En cuanto a la inspección propiamente dicha, a medí- da que la administración de la instrucción pública ha ido perfeccionándose, i la opinión del público recibiendo los consejos de la esperiencia, su mecanismo se ha hecho mas sencillo, mas efectivo, mas administrativo i oficial si es posible decirlo. En Francia cuando se dictóla lei de 1833, el gobierno creyó suficiente la inspección que de antiguo habian ejercido los Rectores de la Universidad; pero no tardó dos años en apercibirse de su insuficiencia, i por una nueva lei de 1835, nombra inspectores de escuelas en cada departamento, retribuidos i con funciones determina- das, si bien se dejó subsistente la injerencia de los Recto- res, i de las comisiones comunales de escuela i las di distrito, con cuya concurrencia debia funcionar, para llenar así la necesidad de la diaria e inmediata inspección local. Es inútil repetir ahora lo que es ya un axioma, a saber, que la instrucción primaria no puede progresar sin una po- derosa i activa inspección. Esto es hoi un principio dt administración i nada mas. Dos funcionarios son creados para la escuela, el que enseña a los niños, i el que dirije, examina, i crea, por decirlo así, al maestro; i el gobierno que procediese a la nominación del uno, sin crear el otro al mismo tiempo, se espondria a pasar por todos los ensayos, errores i malos resultados que han esperimentado todos los paises mas o menos que tienen organizada ya la instrucción primaria, i por loque a nosotros respecta, sin los correeti- — 01 — os que han hecho menos sensibles en otros puntos los efectos de la inspección.; en Prusia la suficiencia del splritu municipal, la enerjia de un gobierno absoluto; en rancia, la antigüedad de la Universidad, i el estar en po- esiondel derecho de inspección i dirección de todo lo que enia relación con la enseñanza. Pero en nuestros paises onde nada de esto existe, la acción de la inspección debe t rápida, i proceder de un centro de acción sobre todos s puntos. Una ojeada sobre las diversas organizaciones la iaspeccion, mostrará que cuanto mas aspiran a la )erfeccion, mas unitaria se hace i procede mas directa- íieute de un -centro. La Holanda es la primera «ación que ia creado una inspección oficial i sus leyes merecen ser en tetlos casos consultadas. El art. 1.° de la lei sobre la instrucción primaria en la lepública bátava dice : "La inspección especial de la ins- uccion primaria será confiada en toda la estension de la lepública bátava a funcionarios llamados inspectores de ¿cuelas, los cuales ejercerán esta inspección concurrente conjuntamente, si las localidades lo exijen, con otras >ersonas o comisiones, según la naturaleza de las escue- as, todo esto, sin embargo, bajo la alta vijilancia del gran íensionario (Presidente) o en su nombre, del secretario le estado por los negocios del interior, i bajo la vijilan- ia de las administraciones departamentales* Art. 4." Los inspectores de escuelas residentes en el mis- «0 departamento forman la comisión de instrucción pri- maria para este mismo departamento. Art. 5.° A mas de la facultad que posee cada adminis- nejoo departamental de confiar en su distrito la inspee- 'on de las escuelas primarias a una comisión especial sa- ada de su seno, nombra todavía a uno de sus miembros,— 02 — encargado de estar particularmente en relación directa tanto con las comisiones respectivas de instrucción prima- ria, como con los inspectores de escuelas, los cuales se re- ferirán a él en primera instancia para todo loque conviene a la instrucción pública. Art. 6° El gran pensionario fija la suma que debe acor- darse en masa a cada comisión, la cual suma será toma- da de la suma afecta a este objeto en el presupuesto, del mismo modo que todos los gastos i desembolsos hechos por los inspectores de escuelas, conforme a la autorización del secretario de estado por el interior. Art. 7. El número de los miembros de cada comisión, la circunscripción de cada distrito, i la distribución que entre ellos debe hacerse de la suma acordada en masa, se- rán regladas por el gran pensionario, i podran ser revis- tos i modificados según las circunstancias. Art. 8. La primera nominación de los miembros de ca- da comisión, i la de los miembros de que pudiese ser even- tualmente aumentada, pertenece al gran pensionario. Art. 10. Para llenar en seguida las plazas vacantes de inspectores de escuelas, las comisiones respectivas presen- tan una lista de dos personas a la administración departa- mental, la cual la eleva al secretario de estado por el in- terior, agregando las observaciones que le parezcan con- venientes, i aumentando con uno o dos candidatos el nu- mero de las personas si la administración lo juzga oportu- no. El secretario de estado presenta esta lista al gran pen- sionario, que escoje en ella el inspector de escuelas. Art. 11. Las comisiones de instrucción, los inspectores de escuela, i cualesquiera otras comisiones locales para las escuelas, que por determinaciones ulteriores pudieren ser nombradas, cuidarán de que la lei i los reglamentos relati- — 93 — vos a la instrucción primaria, tanto jenerales como parti- culares, sean ejecutados,ti no eludidos, ni puestos fuera de uso, bajo cualquier pretesto que sea, en los departamen- tos, distritos, villas o municipios, que hagan parte de su administración. Si semejante caso sobreviniere, deberán in- terponer queja ante la administración comunal, departa- mental, según la exijencia del caso. Art. 5." Del Reglamento sóbrela instrucción primaria. Cada uno de los inspectores de escuelas tiene un depar- tamento particular, cuya inspección le está personalmente confiada, i en el cual debe estar si posible domiciliado. Las funciones de los inspectores serán regladas por una instruc- ción para las comisiones de instrucción. Art. 7.° Si el Secretario de estado por el interior lo juz- ga necesario, podrá convocar anualmente en la Haya una Asamblea Jeneral de Diputados de todas las Comisiones, la cual será tenida bajo su dirección, i deliberará sobre los intereses jenerales de la instrucción primaria. Art. 8." Para asistir a esta Asamblea Jeneral, cada co- misión diputará uno de sus miembros, que será indemni- zado según la tarifa que se fije al efecto. Los artículos 9,10 i 11 autorizan al inspector de escue- las a nombrar comisiones locales para las escuelas públi- cas, en los lugares donde no estén instituidas, o a ejercer él mismo las funciones de esta inspección local. Por el ar- tículo 13 se estiende esta inspección a las escuelas particu- lares de segunda clase. "El inspector del distrito, añade, "la comisión local deberán, sin embargo, estar siempre en estado de conocer el estado i la organización de estas es- cuelas, a fin de poder informar donde sea necesario. El ins-— 04 — pector o la comisión sobredicha estarán obligados a sumi- nistrar a la inspección existente para estas escuelas parti- culares, todos los datos i observaciones que puedan contri- buir al bien de aquellas. La inspección precitada queda res- ponsable de la ejecución de los reglamentos jenerales i par- ticulares, emitidos o por emitir, relativamente a la ense- fianza primaria. Como he dicho antes, la instrucción pública en Massa- chusetts, es de una antigüedad tan remota como la socie- dad misma, i los hábitos de propio gobierno de cada una población, ciudad o villa en el estado mas democrático de los que forman la unión, estorbaba que hubiese un sis- tema jeneral, o cuando menos vijilancia o inspección in- telijente i ordenada. Los últimos progresos hechos por h instrucción pública en Europa, hacían desear allí a los ciu- dadanos intelijentes i apasionados por la educación, que se introdujesen mejoras reclamadas ya por el estado de la cien- cia, pero oponían sérias resistencias los derechos mismos del maestro i del contribuyente, sostenidos por una prác- tica que contaba ya siglos. Hablando Mr. Mann de la or- ganización de las escuelas creada en Nueva-York en 181*2 solamente, alude a estas resistencias. A diferencia de Ma- ssachusetts, dice no fué el sistema de educación incorpo- rado en sus primitivas instituciones, ni descendido hasta el presente, como parte constitutiva de su política. Ellos (los de Nueva-York) han estado exentos del inmenso trabajo de antepasados siempre admirados, i han tenido mas tiem- po que consagrar a su posteridad. Del exámen de su libro de estatutos resulta, que en estos últimos años, un nuevo espíritu ha animado i guiado sobre este asunto sus proce- dimientos legislativos. Hoi tienen trazados grandes linca- mientos de un sistema, que, considerada su reciente exis- — U.j — tencia, es sin paralelo en la historia del mundo, por la ostensión de su plan, i la munificencia de su dotación. Un exámen lijero de estas leyes, dictadas recientemente en diversos Estados que carecían de sistema de la educación pública, i que por tanto se hallaban en situación análoga a la nuestra, indicarán las medidas que deben tomarse, pa- ra dar principio i preparar la materia de la lejislacion. El pais está dividido en Nueva-York en 10,000 distritos de escuelas, todos los cuales tienen escuela pública. 8 Academias tienen anexas clases para maestros. La suma distribuida por el estado en las escuelas excede en 1838 de 275,000 pesos. La lei ha provisto cuatro clases de oficiales, que están en- cargados de examinar los maestros, e inspeccionar sus ope- raciones. 1.° los encargados (trustee) de cada distrito que están revestidos de todos los poderes requisitos para el in- mediato gobierno de la escuela, los maestros &c. 2.° Los inspectores i comisiónanos, que son elejidos en cada ciu- dad, i cuyo oficio es examinar los maestros, i hacer una vi- sita de inspección personal, por todos los distritos i en cada ciudad todos los años. 3.° El diputado superintendente, que eselejido en cada condado, i que está revestido de mas importantes poderes, para proveer al buen gobierno de es- cuelas i maestros, &c. 4." El Superintendente del estado, que a mas de la jeneral inspección ejerce una jurisdic- ción de apelación sobre todos los casos, previamente deci- didos por trustees o encargados, inspectores i otros oficia- les locales. De estas cuatro clases las dos primeras son di- rectamente elejidas por el pueblo ; el tercero es elejido por el consejo de inspección de cada condado; i el cuarto por los miembros del senado i asamblea del estado, que para este caso votan juntos.— 90 — En el mensaje del Gobernador Jeward a la lejislatura de Nueva-York de 1819, indica la necesidad de crear un funcionario especial para la inspección de las escuelas, en los términos siguientes. * Los rejentes de la Universidad ií son en virtud de su oficio, visitadores de los Colejiosi a Academias, i los inspectores son los visitadores legales U de las escuelas públicas. La voz pública i vuestra propia u observación os dirán demasiado hasta qué punto ha cai- íc do en desuso este deber de visita. El oficio de inspector te de las escuelas públicas está desgraciadamente envuelto u en la organización política de los partidos. La costumbre u mas poderosa que la lei hace ademas que este empleo re- tí caiga sobre jóvenes llenos de atenciones particulares, i 0 ni sus deberes le confieren aquella dignidad e importan- a cia en la opinión pública que induciría a desempeñar- ía los escrupulosamente. Para este mal que afecta todo u nuestro sistema entero, hai un remedio simple, econó- u mico, efectivo, que es el establecimiento de un departa- ii mentó de educación, que deberá ser constituido por un te Superintendente nombrado por la Lejislatura, i un Board, a compuesto de los delegados de los Board subalternos que u se habrán de establecer en los diversos condados. » Este departamento fué creado en efecto, i por la lei que nombra un Superintendente se ordena, que toda persona que se considere agraviada por la decisión de un meetini de distrito de escuela, o una decisión con respecto a for- mar o alterar, o una negativa para formar o alterar un dis- trito de escuela, o con respecto a pagar, o rehusar pagar un maestro, o rehusar admitir gratuitamente en una escuela, un alumno, a pretesto de no poder pagar, o por último sobre cualquiera materia, que esté bajo la jurisdicción so- bre Escuelas públicas, puede apelarse al Superintendente. — 97 — i su decisión sobre el caso será final i concluyente. Bajo es- ta autoridad se han pronunciado mas de quinientas deci- siones por el encargado de aquel empleo en los últimos doce años, sobre la multitud de cuestiones que pueden na- cer bajo una lei cuya administración afecta loa intereses i familia de todo hombre en el estado. En la sesión de 1846 la lejislatura de New Hampshi- re, dictó una lei por la cuál se nombra un Comisario de las escuelas públicas, cuyos deberes son: Preparar cuadros e interrogatorios que deben ser anualmente trasmitidos a las comisiones de escuelas de las respectivas ciudades, para ser llenados, absueltos i devueltos; emplear por lo ménos, veinte semanas cada año en visitar los diversos condados, pronunciando discursos &c.; hacer un informe anual, que contenga la sustancia de las informaciones que haya podi- do adquirir, i con las observaciones propias, que juzgue convenientes, i presentarlo impreso a la lejislatura. El sistema de Nueva-York ha sido seguido por Ohio , Pensilvania, Michigan i otros Estados; Maine ha seguido el de Massachusetts. La lejislatura de Vernon pasó una acta aprobada el 5 de Noviembre de 1845, con las siguientes providencias : 1. " Cada ciudad, en su asamblea anual elejirá uno, o mas, no excediendo de tres, Superintendentes de escuelas. 2. " Cada condado tendrá un Superintendente de conda- do que debe ser nombrado por los jueces de la Corto de condado. 3. ° Las Cámaras reunidas nombran el Superintendente de Estado. Los deberes de los Superintendentes de Estado son los Mismos de las comisioues inspectoras. Los de condados deben ; 7— 98 — 1.° visitar todas las escuelas en sus respectivos conda. dos, inquirir en todas las materias que tengan relación coi el gobierno, curso de instrucción, libros, estudios, disci- plina i conducta de las escuelas, i la condición de los esta- blecimientos, i de los distritos enjeneral; i conferenciar con las comisiones prudenciales, indicarles la regla de sus debe- res, los estudios oportunos, disciplina i conducta de las es- cuelas, el curso de instrucción que ha de seguirse, i los li- bros de instrucción elemental que han de usarse en ellas. 2. ° Examinar los candidatos para la enseñanza, i dar¡e> certificados de aprobación, que deben ser válidos por el tér- mino de un año en su respectivo condado. 3. ° Pronunciar alocuciones públicas, una o mas en caá ciudad, i emplear todos los medios practicables para pro- mover una sólida educación, elevando el carácter i apti- tudes de los maestros, mejorando los medios de instruc- ción, i adelantando los intereses de las escuelas. 4. ° Deben pasar un informe anual al SuperintendenK del estado, incorporando en él los datos estadísticos,! toda clase de informaciones con respecto a las escueta Cada superintendente de condado debe por lo menos uní vez en el año, convocar una Convención de Maestro», en la cual hará una alocución sobre educación pública. Los deberes del Superintendente de Estado son demasiada latos para admitir una enumeración precisa. Debe someter a la lejislatura un informe Anual, prepa- rar convenientes formas i reglas para administrar el siste- ma en todos sus detalles, corresponder con los superin- tendentes con respecto a todas las materias concernientes a su oficio, etc. etc., La última cláusula que define m varios deberes, está concebida en los siguientes término5 Mantendrá también afuera las relaciones que le ofi** — 99 — obtener, en cuanto sea practicable, informes con res- ecto al sistema de mejoras e instrucción de las escuelas iiblicas en otros estados i paises, lo cual incorporará en u informe anual a la Asamblea Jeneral." En virtud de la anterior acta, la lejislatura ha nombrado Horacio Eaton sq. Superintendente de Estado de las scuelas, por el Estado de Vernon. Mr. Eaton ha principiado en el desempeño de sus debe- es, publicando una alocución a los maestros de eacue- is i una circular a los Superintendentes de condado. En Massachusetts no era posible dar al Estado una njerencia tan directa en la educación como se habia he- lio en Nueva York i se ha hecho después en otros Es- dos, a causa de las resistencias democráticas que contra por el mismo medio adoptado ya para la educación hombres, a saber por la fundación de escuelas Nor- es- A este respecto recordare que hai en Santiago una "ucion hija de los sentimientos mas elevados de cari-— 144 — dad, i que sin embargo no ha producido sino desencantos hasta hoi. Hablo del Asilo del Salvador, que tiene por objeto dar a las familias desvalidas una morada i medios de subsistencia. Pensamiento tan digno merecia sin duda haber sido coronado en la ejecución por el éxito nías completo. Pero no ha sido así desgraciadamente; falta de fondos la institución, se necesita acudir a la caridad públi- ca para sostenerla, i no pocas veces la creación del lo. cal, la fabrica de una capilla absorven las escasas sumas recojidas. Las familias asiladas encuentran en el maleslat diario i en la necesaria sujeción una cárcel o un conveu- to, i ni ellas ni los fundadores pueden estar satisfechos de los resultados obtenidos. Para mi entender el mal es mas grave i proviene de un defecto de la institución misma. La vida tiene santos objetos de acción que llenar, i sin un fin, sin un blanco, es ella un suplicio : esas fa- milias que carecen de medios de subsistencia ola encuen- tran difícilmente en la sociedad, también carecen de ocu- pación ordinaria en el Asilo del Salvador que entreten:* ' sus horas i absorva sus pensamientos. La caridad cuando se estiende a congregaciones debe proponerse por fines- elusivo dar a los que quiere favorecer elementos de tra- bajo i de actividad. ¿Se imajinan los fundadores del Asilo del Salvador los tormentos de espíritu que debe traer» sus moradoras, la idea de una vida uniforme, sin destino, encerradas en un recinto, sin emociones, sin goces, su penas aun, esperando la distribución diaria a que ellas w> han contribuido i sobre la cual no pueden ejercerw aprobación ni desaprobación lojítima ? Agravase esta w"' sideración por la circunstancia de ser las personas asilad pertenecientes a la clase media de la sociedad, de tod edades, sanas de cuerpo i de espíritu, i dotadas de $ — 145 — inteüjencia mucho mas desenvuelta que la que se observa en las clases ínfimas del pueblo, lo que aguza el recuerdo de lo pasado, i agrava i ennegrece la forzada sujeción. Para que un establecimiento de este jénero no fuese una lepra era necesario darle movimiento i aplicación./Por qué no irian esas mujeres jóvenes, adultas i aun avanzadas en edad, a servir en las escuelas? ¿Desdeñarían una profesión honrosa i útil a sus semejantes, prefiriendo tender la mano a la caridad pública? Entonces la sociedad puede d ispen- sarse de la obligación de socorrerlas por temor de dar una prima al orgullo i a la pereza combinados, sin que pueda objetársela falta de aptitudes de semejantes personas; pues su sexo ántes de todo constituye su aptitud para la enseñanza, i los conocimientos que se requieren para vijilar mas bien que para enseñar niños de cinco a seis años, son los que tiene toda persona dotada de sentido común. I Es preciso que mediten los hombres públicos sobre este {punto. La miseria que ataca a muchas familias viene de la revolución que se opera en nuestras costumbres. Falta la vida colonial, en que habia la familia noble decente vi- viendo escasamente, pero disimulando en honor de su rango las privaciones, i en defecto de aquella organiza- ción no tenemos la industria manual que acoje en otros paises a los que de una posición encumbrada caen a la masa i descienden a la plebe. Señoras hai en América que luchando con las dificultades de su posición, se avergüen- zan de confesar que viven con el trabajo honroso de sus manos; ¡jóvenes que mendigan punto ménos un salario accidental se indignan a la propuesta de dedicarse al arte tipográfico, que en corto tiempo puede asegurarles una subsistencia cómoda e independiente. Si todas estas fa- milias de mujeres destituidas de recursos i sin esperanzas— 146 — para lo futuro, encontrasen en la enseñanza pública una carrera abierta a su actividad, podrían hallar de nuevo el camino perdido de la comodidad o el de una decente me- diania. En Chile se necesitarían dos mil mujeres para acudir a las necesidades de la enseñanza, en Salas dt Asilo i escuelas primarias, i su empleo aliviaría a la so- ciedad de una carga pesada, i a ellas mismas de la corrup- ción, la mendicidad i la desocupación. Piensen ademas los fundadores del Asilo del Salvador que establecimien- tos semejantes no existen sino en los países decrépitos, en beneficio de clases privilejiadas. Hai hospicios páralos ancianos, cunas para los espósitos, casas de corrección para educar a los adolescentes que han dado un primer paso en la carrera del crimen, hermanas de la Caridad pa- ra asistir a los enfermos en sus domicilios, colejios in- dustriales para sordos-mudos, i hai hotel de los inválidos del trabajo; pero un hospicio para recojer en él a las jentes que no trabajan, i sin el designio de habilitarlas de nuevo para la vida activa, es una institución demasiado peregrina para estar fundada en principio de equidad i de conveniencia. La fundación de una escuela normal de mu- jeres, i la admisión en ella de todas esas personas que solicitan medios dé vivir, pagaría con usura en poco tiem- po los sacrificios que el erario nacional se impusiese; abriendo un camino a estas familias para procurarse no so- lo la subsistencia actual, sino un porvenir, cosa que el Asilo del Salvador mata i destruye aun en el pensamiento mismo. Las mujeres ademas, educadas i preparadas al efecto serian el mejor vehículo para diseminar por los es- treñios de la República una multitud de pequeñas indos- trias manuales, que son desconocidas , i proporcionaría» medios de subsistencia, goces, i mejora a sus discip"' — 147 — como a ellas mismas. La fabricación de redes para la in- dustria de la seda, la cria racional del gusano que la pro- duce, Ja jardinería, las obras de mano como la confección de flores artificiales, mallas, bordado, dibujo floreal i pai- saje, punto de marca, etc. etc. serian otros tantos ramos de cultura industrial que las mujeres preparadas en las es- [ cuelas normales irian a derramar por las provincias, ayu- dando a la mejora i refinamiento de las costumbres, i a la difusión de los conocimientos útiles. Preocupado de este pensamiento he visitado varias ca- sas de educación normal o particular de mujeres, i en cada una de ellas he encontrado siempre motivos de sentir la importancia moral i social de introducir a las mujeres en a enseñanza pública. Séame permitido decir que esta cuestión de la influencia de las mujeres en el porvenir de las sociedades americanas ha sido una de las preocupaciones de mi primera juven- tud, i que a ella debí la inspiración de formar un estableci- miento de educación para señoras que murió sufocado por la guerra civil i el mal espíritu que ha prevalecido en la República Arjentina, no sin haber dejado sin embargo hue- i floridas de su precaria existencia. Nos apegamos in- venciblemente a la memoria de aquellas primeras creacio- nes de nuestro espíritu, envaneciéndonos de todo aquello "til i bueno en que hemos sido partes o actores; i a riesgo de parecer indiscreto ¡ presuntuoso, me atrevo a consignar aquí hechos en favor de la educación del bello sexo, tanto mas, cuanto que el plan de aquel establecimiento conviene mejor a una escuela Normal, o a una institución pública que a una privada. La provincia de San Juan en la República Arjentina es u»a de las que están situadas a la falda de los Andes; i— 148 — por su colocación fuerade las grandes vías del tranco, sn¡ hábitos domésticos permanecen estacionarios, conservan, do aun la primitiva sencillez colonial. Esto no estorba, qUj aquella provincia haya sido sacudida fuertemente i masqUe ninguna otra del inteiior por el espíritu de reforma, pasan- do de la ajitacion del progreso alas recaídas súbitas déla reacción. Así, cuan apartada es, ha visto en épocas dis- tintas brillar sus juntas provinciales, sus teatros, i aun la circulación de papel i de la moneda de cobre. Nada di- go de la reforma relijiosa, i aun de cartas constitucionales, que todo tenían menos el don de la oportunidad. En 1834 varios jóvenes venidos do los colejios de Buenos Aires o vueltos de la emigración en Chile dieron con su presencia una desusada ajitacion a la provincia en el sentido de las mejoras, i de entre otras muchas tentativas de progreso surjió la idea de formar una casa de educación para se- ñoras, novedad que careciendo de antecedentes, como en la mayor parte de lasciudades americanas,inspiraba el mas vivo entusiasmo en los unos, i las resistencias i habladu- rías del espíritu de aldea en los otros. Un edificio incon- cluso destinado para un monasterio sirvió de local adecua- do para la realización de la idea que tuvo lugar bajólos mejores auspicios, habiendo la parte mas selecta de la so- ciedad acojídola i patrocinádola. Una señora respetable por sus luces i virtudes cristianas fué nombrada Rectora del Pensionado de Santa Rosa, que fué la advocación que tomó del nombre de la casa que ocupaba. Una señora con el título de Prefecta i otra con el de Subprefecta esta- ban ademas encargadas de la jestion económica del estable- cimiento. Un Director daba el impulso, i hacia las diversas clases de enseñanza, excepto la de música que tenia un pro- fesor especial. El Obispo de la diocésis presidia una junta — 149 — inspectora, compuesta de los ciudadanos mas ilustrados, de cuyo seno salían dos examinadores para hacer el exa- men e inspección mensual del establecimiento. Los ramos de enseñanza eran la lectura, escritura, jeo- ,rrafía, aritmética, gramática, ortografía, dibujo floreal í natural, música, moral, francés e italiano, labores de ma- no i economía ddméstica. El baile que estaba incluso en el programa, nunca pudo llegar a enseñarse i mas adelante haré notar las consecuencias que la falta de este ejercicio trajo. La economía del establecimiento estaba montada bajo un pié de disciplina que surtió los mas felices resulta- dos. El jueves por la tarde venían las familias a visitar a las pensionistas ; .i el domingo salían estas a sus casas has- ta puesto el sol, hora en que por estatutos debian recojer- se, sin ser permitido a los padres de familia retenerlas en sus casas, sin previo aviso i permiso recibido. Cuando la inconsideración de las familias quiso violar esta claúsula, lo que sucedió una vez, las Pensionistas dejaron por lar- go tiempo de ir a sus casas, con lo que madres e hijas quedaron suficientemente aleccionadas. En un pais tan po- co habituado a las exijencias de la enseñanza, i en materia que tan de cerca toca al corazón, aunque la educación era particular, se creyó oportuno usar de esta severidad, a que todos se sometieron gustosos, persuadidos de la venta- ja de tal sistema. Los dormitorios estaban ocupados por niñas de una misma familia hermanas o primas, encabezan- do el grupo la de mas edad, con el nombre de superiora de cuarto, responsable de las faltas que se cometiesen en él, como constituida jefe de aquel pequeño menaje. Todas las semanas se nombraba por turno una niña grande para semanera, acompañada de otra menor. Sus deberes eran cuidar del aséo de los patios, dar a la cocinera las provi-I i' — 160 — siones diarias, presidir i dirijir el servicio de la mesa en el almuerzo i la comida; apuntar cuatro veces al dia las va. naciones del termómetro; pasar revista a hora indeter- minada de los cuartos de las niñas ; recibir el sábado por inventario el material del servicio, i entregarlo al fin de su jestion con la misma formalidad, dando cuenta de las pér- didas, etc. En fin invertir el dinero necesario en las com- pras menudas i rendir cuenta por escrito de su inversión, Estos numerosos detalles eran al principio de difícil eje- cución ; pero conluyeron con hacérseles familiares i fáciles con la práctica. Dos criadas de servicio, que estaban subor- dinadas a la semanera, ejecutaban las operaciones de aseo jeneral bajo sus órdenes; siendo prohibido en los cuartos particulares el servicio de criadas para el aseo interior, que hacian por turno las que los habitaban. El estado que de sus visitas domiciliarias llevaba la semanera, se componía de partidas semejantes a esta.—Dia 18 de agosto, cuarto número 2, una pluma de escribir en el suelo—una cascara de naranja: la basura en el rincón; el baúl 3.° abierto. La cama2.a mal tendida: la mesa en desorden—Agua sucia en los lavatorios, etc. : i tal fue el progreso de los hábitos de órden con esta nimia escrupulosidad, que pasaron al fin semanas enteras, en que la partida se escribía sin novedad! Como medio de mantener la moralidad, a una hora deter- minada el Director, reunido el Pensionado en el salón de estudios, se hacia leer en voz alta las notas del dia; se es- cuchaban las disculpas i escusas, i en un rejistro jeneral se anotaban las que quedaban injustificadas. Como una muestra de esta disciplina recordaré un diálogo que en los principios tenia lugar con frecuencia.—La señorita N. uo se ha levantado al sonarla campanilla ¿qué hai sobre esto, señorita?—Señor,nooí la campanilla.--Porque no la oyó V? — 151 — ..Porque estaba dormida.—Pero no comprendo como no ha oído V. dormida; pues se toca precisamente para que despierte.—Señorita F.¿ha oido la campanilla?~Si señor.— Estaba V. dormida?—Si.—Ya ve V., señorita N., como se oye un sonido cuando estamos durmiendo. Esto depende de la voluntad antes de todo. Cuando estamos con cuida- do, el movimiento de una paja nos despierta; cuando no, niel chirrido de una carreta, ni los sacudones nos interrum- pen el sueño. A los oficiales de marina suele ocurrirles que cuando no están de servicio, no oyen los cañonazos de las salvas que hace el buque mientras duermen ; i en los sir- vientes se nota que oyen o no el llamado de sus patrones según el grado de puntualidad que muestran en su servi- cio. Razones de este jénero i la tenacidad en reproducirlas trajeron al fin la convicción de que durmiendo se oye el so- nido de una campanilla, i nadie tenia escuda en no levan- tarse i hacer su tocado antes del momento de principiar los estudios. Por lo que respecta a la moralidad jeneral, citaré todavía un hecho mui ilustrativo. El patio o claustro interior estaba sombreado por un estenso parral que lo cubría en todo su interior. En el momento en que la uva empezaba a madurar, el Director del establecimiento hubo de hacer un viaje a Chile, i convocando al Pensionado en el momento de partir para hacer sus recomendaciones, or- denó que no se tocase la uva hasta su regreso. Cincuenta niñas desde la edad de seis años hasta la de veinte, con los apetitos golosos que desenvuelve la vida de colejio, vi- vieron dos meses en medio de aquellos racimos excitantes, la estación de la cosecha se pasó; regresó el Director i la uva en el árbol todavía a fines de abril, sirvió de regalado postre en la mesa del Colejio; i este sacrificio impuesto a los niños, no habia costado ni una reprensión— 152 — ni vijilancia, ni coerción alguna. Era el sentimiento del de- ber llevado a la altura del punto de honor, o del respeto relijioso. En el primer examen anual, entre otras medallas de oro adaptadas para servir de adorno en el cuello, se dió una a la monilidad, acompañada de una guirnalda de rosas blancas que el Obispo puso en las sienes de la queha- bia merecido tan alta distinción. Este premio dado en pú- blico i en presencia de los padres de familia, i con todo el tierno aparato de una solemnidad, produjo una sensación profunda en todos los ánimos; i cuatro meses después, en los resúmenes semanales de los rejisti os del Colejio se escribía todavia esta partida.—Dia tantos—sin novedad, firmado el Director. Tan dúctil i tan bella es por lojeneral la naturaleza de la mujer!—El estudio ¡conservó en aquel establecimiento durante dos años el carácter de una pa- sión, contra cuyo desorden era necesario tomar medidas de represión ; tales, como recorrer a las diez de la noche los cuartos la semanera i apagar las luces en el invierno; i en el verano cerrar las ventanillas de las puertas durante la siesta, a fin de que se entregasen al reposo. Algunos detalles sobre la enseñanza de algunos ramos completarán el bosquejo que me propongo dar de dicho establecimiento. Lectura. Una escuela contigua preparaba para la intro- ducción en el Pensionado : las niñas que no tenian la ins- trucción primaria. Las que lo formaban desde el principio aprendian a pronunciar perfectamente i a leer en voz alta, ejercitándose en ello, durante la clase de labores que dura- ba dos horas i en la que por turno leian cuatro niñas, me- dia hora cada una; en la mesa, en que una leia durante la comida, lo que impedia el bullicio inevitable en estos ac- tos, prestando atención las unas, i las otras viéndose forza- — 153 — das a callar. Cuarenta i cuatro volúmenes se leyeron en el espacio de año i medio en estos ejercicios, cuya utilidad es incuestionable, siempre que haya discernimiento en la elec- ción de las materias. Consejos a mi hija, Cuentos a mi hija, La moral en acción, La juventud, Carlas sobre la educa- ción del bello sexo, Mobinson Crusoe, i una multitud de obras cuyos títulos no recuerdo, proveyeron durante un largo tiempo de lectura tan agradable como instructiva, enrique- ciendo la memoria con datos preciosos i llenando el cora- zón de emociones blandas. Este ejercicio diario motivado, trae al fin el gusto por la lectura que es la fuente de todo saber. Pocos hombres en aquel pais tienen como estas se- ñoritas tuvieron el hábito de leer en voz alta, con una pro- nunciación esmerada i con acentuación i tono mas adecua- do al asunto. Escritura. En el Pensionado se tomó por punto de par- tida la letra que ya tenian adquirida las alumnas, corri- jiendo en ellas, primero el caido, después la forma de los palos, i estimulándolas al aseo de la escritura, i a la regu- lar distribución de los espacios, corrección de la s en unas, de la t en otras. Este método, que el sistema Morin con- firma,produjo letras bellísimas aunque de formas diversas. Dibujo. El método seguido en este ramo ha producido resultados que no deben quedar estériles para la enseñan- za. El objeto primero fué enseñar el dibujo floreal. Para este objeto, en un viaje a Chile pude procurarme una co- lección de dibujos de líneas que sirven de padrones para bordado de realce. Con un papel dado de carbón puesto debajo, con el frente ennegrecido hácia el papel que servia de lección, se recorrian con un buril de madera las líneas del dibujo modelo para reproducirlo por el calculado. Obte- nida la copia con el tizne de carbón se repasaban las líneas 14— 164 — con el lápiz, i después con la pluma, produciendo así tres ejercicios en el trazado sobre cada modelo. Como el objeto del dibujo es ejercitarla mano en el trazado de líneas curbas i rectas determinadas, aquella repetición de ejercicios pro- ducía el efecto apetecido, que por lo que hace a educar el ojo para medir las distancias, cuando ya estaban suficien- temente ejercitadas, se las hacia copiar a la vista los mis- mos dibujos, tomando con el ojo dos o tres puntos culmi- nantes para la distribución de las líneas, con lo que se con- seguía que en poquísimo tiempo reprodujesen a la vista los dibu jos mas complicados. Un tercer progreso era darles por modelos flores sombreadas, i cuando las habían repro- ducido con exactitud, se las enseñaba a iluminarlas. En estos triviales ejercicios no tardé mucho tiempo en descubrir retratistas. Púseles a éstas que mostraban entu- siasmo i talentos naturales, una lámina de ojos i la copia- ron con la misma exactitud que lo hacian con las flores. Así se introdujo el dibujo natural : tres señoritas de las que se educaron en aquel Pensionado han continuado sus estu- dios i sus progresos hasta dedicarse a la miniatura i a la pintura al oleo; recibiendo una de ellas lecciones de Mon- voisin. Muchas se distinguieron en el paisaje i todas adqui- rieron con mas o menos perfección el dibujo florea!, objeto principal de aquella enseñanza. Si los resultados justifican el método, éste sin duda tiene en su abono los mas conclu- yentes. Música. Este ramo como todos los que constituían la enseñanza era obligatorio para todas las pensionistas; pues que el pensamiento que habia presidido ala formación del Pensionado era dará las alumnas una educación completa, sin dejar a la ignorancia de los padres, o n las preocupa- ciones la elección de los ramos. La música debia pues — 166 — prenderse de la manera mas acabada i mas científica. Una colección de pizarras negras contenia la gama i las prime- ras escalas de solfeo, en el que se ejercitaban diariamente todas las alumnas el piano ocupaba otra parte de la lec- ción, turnándose todas para hacer sus ejercicios. Un peque- ño curso de música impreso en Buenos Aires primero, i des- pués el Catecismo de música de los de Ackerman servia de testo para la parte técnica. Habia ademas pizarras rayadas para las demostraciones de los valores de los signos, for- mación de compaces, &c, i el maestro dejaba escrita su lec- ción de música en ella, desde donde la tomaban las discí- pulas en libros reglados sobre papel común, habiendo ad- quirido tal destreza para escribir la música i para dictarla que la copia déla lección no ofrecía mas dificultad que cualquiera otro dictado. Un cronometro enseñaba a medir los tiempos, i nada pareció faltar para que la educación en este ramo fuese tan completa como no lo es ordinariamen- te la que se da a las señoritas que aspiran mas a una ejecu- ción esmerada que a poseer la ciencia de la música. En el primer exámen que rindieron ejecutaron el tercer acto de la Gazza ladra, i los maestros pueden decir, cuanto estu- dio se necesita para hacer que niños i principiantes desem- peñen su parte con precisión en composiciones tan varia- das. Los otros ramos de enseñanza no o/recian nada de par- ticular sino es la jeografia que era demostrativa, examinán- dose con mapas mudos de enormes dimensiones construidos allí mismo, i presentando las alumnas mapa mundis, ilu- minados i completamente estudiados. El resultado fué que en año i medio se habían cursado la mayor parte de los ramos del programa, i que después de porfiadas luchas con la maledicencia, la envidia i la nu-I — 166 — lidad altanera que caracteriz aa la muchedumbre de pro- vincia, el Pensionado recibió la sanción del público, i ha dejado recuerdos imperecederos. Su muerte fué digna de su noble vida. La guerra civil habia encendido sus teas por todas partes; i el director del establecimiento salió deste- rrado. Los padres de familia se convinieron, sin que uno solo desistiese del empeño, en mantener a sus hijas en el Pensionado hasta que, aquietadas las revueltas, el Director que habia fundado el establecimiento pudiese regresar. Las niñas mas avanzadas se encargaron de enseñar el ramo en que mas sobresalían, i la disciplina, el entusiasmo i el orden habitual suplían la falta de maestros mas idóneos. La guerra llegó al fin a las puertas de la ciudad ; tres dias de combates ensangrentaron las calles, i el Pensionado en medio de estos horrores permaneció incólume. Dióse la ba- talla de la ciénega del Medio en Mendoza, dióse por fin la de Famaya en que quedó asegurado el triunfo de un parti- do ; i entonces después de un año de esperar, convencidos de la imposibilidad del regreso del fundador de aquel es- tablecimiento, los padres a invitación de las señoras encar- gadas de la inmediata jestion del Pensionado, retiraron a un tiempo sus hijas, con lo que quedó disuelto aquel plan- tel en que se habría trasformado un pais, a dejarlo sazonar sus frutos. Me complazco en recordar estos detalles que honran sin duda a quien supo merecer muestra tan alta de confianza i de interés. I si alguna vez ha de fundarse una Escuela Normal de mujeres, aquella organización debe ser estudiada, para recojer los mismos frutos que en mora- lidad i estudio dio. Como complemento de lo que me propongo en este ca- pítulo, añadiré algunos detalles sobre uno de los estableci- mientos de educación para mujeres que de mas alta reputu- — 167 — ciou gozan en Francia. M. Lovi Alvarez se ha consagrado aesteramo de la enseñanza pública, i los resultados de su sistema de educación aplicado esclusivamente a las muje- res, han hecho desear a muchos que se jeneralizase a la de los hombres. M. Levi no tiene pensión sino que dá leccio- nes a externas que van a estudiarlas en sus casas i vuelven a rendir cuenta de ellas en dias señalados. Las madres acompañan a sus hijas, i toman en un cuaderno razón de los puntos principales que abraza la lección. Este medio facilita la educación para muchas jóvenes, i la madre mis- ma desempeña una parte principal en el estudio que sus ijas hacen. Para darse una idea de los resultados prácti- os de este sistema, referiré lo que he presenciado dos ve- ces entre otras que he visitado su establecimiento. Reuni- 'as varias personas se nos propuso a cada uno designar na palabra como tema de composición para seis niñas que taban presentes. El uno dijo el vapor, el otro Cristoval Colon, otro la imprenta, otro Henrique IV, otro, en fin, la ¿hora. Cada una de las niñas tomó una palabra, i des- pués de quince minutos de escritura rapidísima, fueron '«yendo sus composiciones. Es preciso estar habituados a a improvisación de la prensa periódica, para no asombrar- demasiado de aquel esfuerzo de intelijencia, aquella ra- idcz de concepción para trazarse un plan, desempeñarlo on rapidez, i revestir el pensamiento i los datos que forman tejido del escrito,de las formas mas agradables,vertido en i lenguaje puro, i en un estilo brillante deimájenes i de lores. Habían composiciones que habrían hecho honor a "estros mejores escritores, i otras que revelaban conoci- >entos avanzados, i un sistema de ideas fijas. La compo- cion sobre Colon era encantadora por sus ¡májenes gran- osas, sus pensamientos serios, i por apreciaciones del pa-— 158 — so que habia hecho dar a la especie humana. El tinte poé- tico o dramático lo tomaba déla desgracia en que cay¿¡ délas prisiones con que fué vuelto a Europa. Deunjénero diferente pero igualmente animados de colorido i de justa apreciación de su trascendencia eran los discursos sobreIi invención de la pólvora i la aplicación del vapor. En la composición que tenia por objeto Henrique IV, la historia contemporánea, el espíritu de la época, las necesidades de la Francia, sus guerras, i el carácter personal del noble caudillo, todo aparecía estimado a una altura digna del asunto. Después en conversaciones con Mma. Tastu, la célebre poetiza, mui versada en materias de enseñanza a que ha consagrado su brillante talento, la vi desaprobar en J!. Levi, aquel lujo de erudición, aquella educación literaria mas bien hecha para escritores de profesión, que para ni- ñas que deben tomar luego las posiciones que la sociedat Ies señala. Pero sea de ello lo que fuere, el a-esultado es. que educación alguna que no sea la pi ofesional, presentí resultados mas completos en cuanto a formar el espirite, enriquecer la memoria, i ejercitar la facultad de reproda- cir las ideas en formas elegantes i sábiamente coordina- das. Por lo que yo he podido juzgar i por la aseverará del mismo Levi, su sistema se reducía a dar durante e! cur- so de la enseñanza una série de conocimientos suficiente! para poner a la alumna en estado de apreciar todas las co- sas que no forman parte de las ciencias exactas. Lo que los hombres adquieren, me decia, en datos jenerales por la lec- tura, forma en mi sistema el objeto de la educación de J» mujer, tomando por base la historia como medio de clasificó los hechos, los hombres, los descubrimientos, los autores, i aun las ideas i la literatura. Las mujeres no pueden segi — 159 — lardos años de enseñanza i es preciso habilitar su razón por un método jeneral que tiene por objeto "contraerse a desarrollar i fortificar el espíritu de observación de los ni- ños, i de los adolescentes, fijando continuamente su aten- ción sobre los objetos deque están rodeados; dirijirlos cons- tantemente hácia un objeto útil para ellos i para los demás. "Cultivar la intelijencia siguiendo para ello una senda que ponga al alumno en estado de descubrir por sí mismo las reglas, los motivos i los principios de lo que se le ense- ña, según el dicho de Bacon, que no se posee bien , sino m/nello que uno ha encontrado por sí mismo.—Proceder «iempre de una cosa conocida a una desconocida, de lo >imple a lo compuesto ; agrandar las dificultades i seguir una progresión de tal manera establecida que el alumno apenas se aperciba de los escalones que sube; sin antici- par sus conocimientos, sin suponei-le ideas que no tiene i (pieno puede tener.—Evitar todo mecanismo, toda rutina haciéndole conocer el objeto i la razón de todo aquello de que se ocupa, piesentándole sin cesar los hechos i ayudan- dolé a. deducir los principios—Interesarlo constantemente en el trabajo que de él se espera, haciéndole ver su uti- lidad para el porvenir; hacerle tocar con el dedo i meterle por los ojos, por decirlo así, todas las verdades útiles; se- ñalarle los errores i los escollos que han de evitarse.—No confiar a su memoria sino lo que ya ha sido abrazado por su intelijencia; pues que no hai otra cosa provechosa que lo que ha sido comprendido." De esta esposicion de su método que el mismo M. Levi hace, resulta que para cada edad hai un plan completo de enseñanza, cuya esfera va ensanchándose a medida que Mn el físico crece la intelijencia. Así Levi Alvarez tiene— 160 — una serie de libros, que sirven de testo en cada uno de los cinco cursos en que su método está dividido. Muchos de estos libros gozan de una reputación merecida, habiendo varios de ellos, sobre todo, los de historia, sido traducidos a diversos idiomas i adoptados para la enseñanza pública. El l.er curso llamado preparatorio abraza los niños de 6 a 8 años—el 2° elemental de 8 a 12 años—3.° el curso secan. dorio de 12 a 16 años.—4.° Los cursos superiores de 16 a 20 años—5.° Los cursos complementarios para las perso- nas que se destinan a la enseñanza. Su método de enseñar la historia, sobre todo,es fecun- dísimo en resultados. El alumno aprende desde luego cier- tas fechas capitales que forman, por decirlo así, el esque- leto de la historia; a estas fechas se liga el nombre de un pueblo i un acontecimiento notable, i sobre estas bases váse desarrollando mas i mas la historia en sus detalles, en los hechos, en el espíritu de cada siglo i en la influen- cia de los personajes históricos. Su escala de los pueblos es uno de los trabajos elementales mas bien combinados, i cuyos datos i fechas- contribuyen a fijar en la mente con nociones precisas las épocas históricas. No siendo el objeto de este libro entraren mayores de- talles sobre este punto, ni siendo posible abarcar los demás en lo que hace la manera de trasmitir los conocimientos, me contentaré con reproducir la distribución de lecciones que el autor ha indicado para los establecimientos que si- guen su método de enseñanza. CURSOS PREPARATORIOS. Para niños de O a 8 año*. Empleo del tiempo—9 horas de sueño—5 horas para la comida—6 para los ejercicios, los paseos, los juegos, los — 161 — quehaceres domésticos i la música—2 horas para el trabajo intelectual—2 horas para las instrucciones relijiosas i mora- les, lectura i conversaciones—2 horas para la costura, bor- dado, &c. FACULTADES. ESCRITURA—Lecciones i copia—Método Soref. CALCULO—Calculo de memoria; con bolas, j ¡ganos, con las palabras de la Mnemosyne.Es este libro una colec- ción de trozos escojidos de la literatura francesa que se estudian de memoria para formar el gusto, i dar modelos de corrección de lenguaje—Comparación de los siglos— Adiciones i sustracciones—Cuadernos de gastos. LENGUA FRANCESA.—Memoria local—Trozos de la Mnemosyne classique—Versos i prosa—Arte de leer bien. Ortografía—Nomenclatura de objetos útiles, ropa, mue- bles&c.—Palabras cuya pronunciación puede inducir a error. Ortografía absoluta—Palabras de los trozos aprendidos de memoria. ESTILO ORAL.—Narraciones históricas—Anécdotas del Diario la Madre Institutora. JEOGRAFIA—Nociones elementales—Posición de los pueblos i de las ciudades antiguas—Estados del globo— Viajes—Libro de los primeros Estudios jeogrúficos. HISTORIA—Nociones elementales sobre la formación de los pueblos—Cuadro emblemático—Narraciones his- tóricas—Historia Santa—Cuadros sinópticos. DIBUJO LINEAL.—Boletín mocal, en seguida de ca- da curso. CURSOS ELEMENTALES Para ulnas tic 8 a ÍO año». Primer grado. Empleo del tiempo—9 horas de sueño—3 horas para las 15— 162 — comidas—6 para los repasos, juegos, diversiones, paseos quehaceres domésticos, i música—2 horas para el trabajo intelectual—2 horas para instrucciones morales i relijiosaj lecturas i conversaciones instructivas—2 horas para la eos. tura, bordado &c. FACULTADES. Escritura—Copia de las lecciones—Repasos—Método Soref. CALCULO—Cálculos mentales—Cuaderno de gastos —Adiciones—Sustracciones—Multiplicaciones. Lengua Francesa. MEMORIA LOCAL—Continuación de la Mnernosy- ne clásica—Esplicacion de los pensamientos, de las pala- bras de cada trozo aprendido de memoria—Arte de leerec alta voz. GRAMATICA PRACTICA—Ortografía— Palabras difíciles—Palabras de la Mnemosyne—Ejercicios grama- ticales sobre las partes del discurso,aplicadas a los conoci- mientos adquiridos,—1.a parte. Estilo—Narraciones orales—Narraciones escritas—Re- flexiones—Letras pequeñas—Locuciones viciosas correji- das—Omnibus del lenguaje (un libro). Lijeras improvisa- ciones sobre la moral de los hechos, según los cuadros- Análisis de lecturas instructivas—Análisis de los artículos del diario del curso. COSMOGRAFIA—Astronomía—Nociones elementa- les—Jeografía—Nociones jenerales—Viajes en todos los estados del Globo—Parte física i política—Jeografía his- tórica—Brújula—Vuelta del mundo sin detalles—Nocio- nes jenerales sobre las artes i las ciencias. — 163 — Historia—Cronolojia—Nociones jenerales sobre los pue- blos—Primera parte. Bosquejos históricos—Narraciones .-Historia antigua—Historia griega—Historia romana; monarquía i república—Cuadros sinópticos—Cuadros mi- tolójicos. Dibujo lineal—Mapas. CURSOS ELEMENTALES Para ni fui* «le ÍO a 19 año«. Segundo grado. Empleo del tiempo—Sueño 9 horas—Comidas 3—Re- pasos, juegos, paseos, quehaceres i música 5 horas— 3 horas de trabajo intelectual—2 horas relijion moral, lec- turas, conversaciones instructivas—2 horas costura i bor- dado, &c. FACULTADES. Escritura—Cuadernos en limpio—Cuadros—Cálculo— Cálculos mentales—Cuaderno de gastos—Adiciones, sus- tracciones, multiplicaciones, divisiones—Ejercicios aplica- dos a las artes i a las ciencias. Kicngna Franeesa. MEMORIA LOCAL.—Continuación de la Mnemo- ^ne—Literatura elemental—Arte poético de Boileau— Ojeada sobre la historia de la literatura, con noticias en el diario. Gramática práctica—Ejercicios gramaticales 2.*parte; principios de ortografía aplicados a las ciencias i las artes "-Gramática contada. Estilo—Narraciones orales i escritas—Moral de los he- de la historia—Comparaciones—Estilo epistolar—— 104 — Improvisaciones escritas—Análisis de los artículos litera- rios del diario del curso. Conversaciones—Conversaciones sobre un punto de mo- ral—Preguntas—Corrección de las locuciones viciosas. COSMOGRAFIA—Astronomía—Nociones elementa- les sobre los astros, meteoros &c. JEOGRAFIA—Elementos de historia natural—Jeogra- fia física i política—Francia física, política, histórica,co- mercial, industrial—Jeografía histórico de la edad media. HISTORIA—Cronolojia—Nociones jenerales sóbrelos pueblos—Ojeada sobre la historia antigua—Jenealojia de las casas reales de Francia—Cuadro de los acontecimien- tos, de los principales descubrimientos, de los inventos—Na- rraciones históricas—Historia de Francia—Análisis deles artículos históricos del diario del curso—Mitolojía elemen- tal—Nociones jeneraks sobre las artes i las ciencias. Dibujo lineal—mapas. Boletín moral, en seguida de cada curso. CURSOS SECUNDARIOS. Para ninas de ** a 16 años. Empleo del tiempo—Sueño 9 horas—comidas 3 horas- Ejercicios, juegos, repasos, paseos, quehaceces, música o horas—Trabajo intelectual, 3 horas—Lecturas,relijion mo- ral, 2 horas—Costura i bordado una hora. FACULTADES. Copia en limpio del cuaderno de notas universales- Cuadros sinópticos. Cálculo—Gastos diarios—Teoría de los cálculos—Pro- — 165 — blemas aplicados a las necesidades del menaje, a la indus- tria, al comercio, a las ciencias, a las cajas de ahorros, a las rentas, &c. Lengua Francesa. MEMORIA LOCAL—Trozos de la Mnemosyne—Be- llas citaciones en prosa i en verso de los escritores france- ses—Gramática francesa—Teoría de los principios de la lengua—Dificultades ortográficas—Corrección razonada délas locuciones viciosas. LITERATURA—Arte de leer en alta voz—Arte poé- tico de Boileau con notas gramaticales, históricas, biográ- ficas, jeografícas, literarias&c.—Ojeada sobre la historia de la literatura &c.—Bosquejos históricos—Literatura fran- cesa—Estilo epistolar—Moral de los hechos—Improvisa- ciones—Conversaciones instructivas — Cuestiones—Aná- lisis de lecturas instructivas—Análisis de los artículos literarios del diario del curso. COSMOGRAFIA'— Conocimientos de los astros— Análisis de los artículos astronómicos del Diario—Jeo- grafía—Vuelta del mundo detallado—Jeografía comercial e industrial de la Europa—Estudios jeográficos, jeografía antigua—Artículos jeográficos del Diario—Historia natu- ral—Física popularizada. HISTORIA—Bosquejos históricos de los pueblos del mundo—Desarrollo de la historia de Inglaterra, compara- da a la historia de Francia, consideradas ámbas con mas particularidad bajo el aspecto de la civilización—Re- tratos—Jenealojias—Cuadros sinópticos—Enigmas histó- ricos— Historia jeneral — Mitolojia detallada —Nociones jenerales sobre las ciencias i las artes—Dibujo lineal— Mapas.— 10(5 — CURSOS SUPERIORES. I»e l« años adelante. Lengua francesa—Memoria local—Los trozos mas be- llos de la literatura europea. Lectura en alta voi. Gramática jeneral—Teoría del lenguaje—Aplicación a las principales lenguas. Literatura. Análisis de las principales literaturas europeas, compa- radas con la literatura francesa—Bosquejos literarios de M, Levi—Ojeada sobre la historia de la literatura. Análisis literario. Análisis de las principales obras clásicas antiguas i mo- dernas—Buenas lecturas—Análisis de los artículos litera- rios del Diario—Crítica—Comentarios. Conversaciones. Conversaciones instructivas sobre las lenguas, la histo- ria, la jeografía—Cuestiones sobre los deberes i las funcio- nes de la mujer—Código civil de las mujeres, &c. Composiciones literarias. Estilo epistolar—Asuntos variados sobre la moral, la historia, la jeografia, &c. Cosniosrrafla i astronomía. Curso de los astros ¡ leyes que los ríjen ; relaciones con — 167 — la tierra—Análisis de los artículos astronómicos del Diario. Jfeolojla comparada. Estudio de la tierra bajo el aspecto de las revoluciones físicas del globo—Historia natural, física elemental. Jcofrofla. Jeografia histórica i comercial, o estudio de la jeografia jeneral en relación con la historia de la civilización de los pueblos—Estudios jeográficos—Jeografia contada—Artí- culos jeográficos del Diario—Historia de los viajes. Historia. Estado de los pueblos del mundo en las principales épo- cas—Ojeada sobre la historia de la civilización de los pue- blos—Descubrimientos, invenciones—La historia de Fran- cia i la de Inglaterra serán siempre tomadas como térmi- nos de comparación—Composiciones históricas—Análisis históricos—Mitolojia comparada—Nociones jenerales so- bre las artes i las ciencias. CURSOS DE LAS INSTITUTORAS. Programa. 1. ° Teoría de la enseñanza—Deberes de las institutoras -Métodos dignos de atención—Conversaciones sobre los progresos de los alumnos. 2. ° Cuestiones jenerales según el programa. 3. ° Lección oral sobre una de las partes del programa. 4. ° Composición escrita sobre un asunto dado, refirién- ose sea a la educación, sea a la instrucción. °-° Historia de la mujer.— 108 — 6. " Arte de leer enalta voz. 7. ° Teoría de la gramática francesa. 8. " Literatura francesa comparada con las principalei literaturas estranjeras—Arte de la composición aplicado principalmente al estilo epistolar. 9. ° Historia jeneral i principalmente historia moderna. 10. Cosmografía i principales figuras jeométricas. 11. Nociones de las ciencias físicas i de historia natural aplicables a los usos de la vida, comprendiendo el uso de las máquinas mas simples. 12. Jeografia antigua i moderna, i en particular de la Francia física, política, histórica i comercial. 13. Aritmética en todas sus partes i principios de tene- duría de libros. No terminaré este asunto sin detenerme un momento s il re otra de las benéficas influencias que el bello seio puede ejercer en la educación popular; tal es la inspección que las señoras de las clases mas acomodadas e ilustra- das pueden hacer de la enseñanza de su propio sexo. En Francia el establecimiento de las Salas de Asilo ha pues- to en ejercicio todos aquellos tesoros de solicitud, de con- sagración i de interés que vacian hasta ahora poco sin empleo en el corazón de las damas que por su fortuna, si influencia i sus luces tanto bien pueden hacer. Las Cuna en que se educan i crian los niños de un mes a diez i ocho, i las Salas de Asilo, en que se reúnen los niños de dosa seisaños han debidotodo su esplendor a la injerencia direc- ta dada en su inspección i sosten a las señoras de las alte clases déla sociedad. Pero al aconsejar aplicaciones prácticas de estas ver- dades, mal haríamos en apoyarnos solamente en el ejem- plo déla Europa, que con razón creemos mas avanzada — 169 — por tanto mas apta para la introducción de estas mejoras. Afortunadamente en América hai un ejemplo brillante i fecundo de la bondad de estas instituciones i que se antici- pa de muchos años a la práctica francesa. La Sociedad de Beneficencia organizada en 1823, fué no 'solo un plantel preñado de esperanzas, sino un árbol que llegó a ser fron- doso i a dar los frutos mas zazonados. En Buenos Aires, civilización, libertad, formas gubernativas, costumbres, e instituciones, todo ha cedido su lugar ante la concentra- ción en una sola mano del poder i la influencia; la Sociedad de Beneficencia sola resistió la última cual débil caña que cede sin romperse a los embates de la tempestad; la última luz que quedó ardiendo en aquella noche profunda. Al soplo vivificador de aquella reunión de señoras, la ciudad de Buenos Aires destruyó en pocos años el vicio heredado de la ignorancia de las mujeres, cuya educación se levantó a la altura de institución pública con sus Es- cuelas Normales, sus inspectoras, sus métodos, i sus céle- bres exámenes públicos que tenían lugar en medio de la excitación del patriotismo, al diasiguiente del 25 de mayo. Sería culpable omisión escluir de este, trabajo la lejis- lacion i la práctica de una institución americana que tan fecundos resultados dió, mostrando la facilidad de hacer las cosas, cuando se quiere hacerlas, i la idoneidad de nues- tras señoras en Chile como en Buenos Aires, para hacer efectivas i prácticas las mejoras que reclaman las nuevas necesidades del pais. DEPARTAMENTO DE GOBIERNO. SOCIEDAD DK BENEFICENCIA. Sueños Aires, Enero 2 de 1823. La existencia social de las mujeres es aun demasiado va- 16— no — ga e incierta. Todo es arbitrario respecto de ellas. Lo que | unas vale, a otras pierde : las bellas, como las buenas cua- lidades, a veces las perjudican, cuando los mismos defectos suelen serles útiles. Esta imperfección del orden civil ha opuesto tantos obs- táculos al progreso de la civilización, como las guerras i los fanatismos ; pero con una diferencia que los ha hecho me- nos superables, tal es la de haber sido siempre menos per- cibidos. Porque si la fuerza natural de las cosas los ha he- cho de cuando en cuando sentir, solo ha producido las con- tradicciones, que resaltan en los códigos, sobre la persona civil o legal, respecto de la mujer. Estos obstáculos, sin embargo, importan mucho mas que los que resultarían de dividir a los hombres por mitad, acor- dando a una todos los recursos del arte, del estudio i déla práctica, i no ofreciendo a la otra mas medios que los del trato e imitación. La razón de ellos es que si la perfección física de un pueblo emana igualmente de la belleza i sani- dad del hombre, como de la mujer, su "perfección moral I intelectual estará también en razón de la que posean los individuos de uno otro sexo que lo componen. La natura- leza, al dar a la mujer distintos destinos, i medios de hacer servicios, que, con los que rinde el hombre, ambos satisfa- cen sus necesidades, i llenan su vida, dio también a su co- razón i a su espíritu calidades que no posee el hombre, quien por mas que se esfuerze en perfeccionar las suyas, M alejará de la civilización, si no asocia a sus ideas i senti- mientos los de la mitad preciosa de su especie. Es, pues, eminentemente útil i justo, acordar una sena atención a la educación de las mujeres, a la mejora de sus costumbres, i a los medios de proveer a sus necesidades, para poder llegar al establecimiento de leyes, que fijen»111 — 171 — derechos i sus deberes, i les aseguren la parte de felicidad que les corresponde. Mas no hai medio que pueda contri- buir con tanta habilidad i eficacia a la asecucion de tan im- portantes fines, como el espíritu público de las damas, que, va por la situación distinguida que han obtenido, como por las dotes de su corazón i de su espíritu, presiden en su se- xo^ prueban su aptitud. Ellas no pueden dejar de aprove- char con una ansiosa solicitud la primera oportunidad que se les proporciona para reducir a hechos las verdades que te han indicado, i otras muchas que no las honrarían me- nos. El gobierno, pues, decidido por el principio de que no hai medio ni secreto para dar permanencia a todas las re- laciones políticas i sociales, sino el de ilustrar i perfeccio- nar a hombres, como a mujeres, i a individuos, como a pueblos, ha acordado i decreta : 1. ° Queda autorizado el ministro secretario de gobierno para establecer una sociedad de damas, bajo la denomina- ción de Sociedad de Beneficencia. 2. " El ministro secretario de gobierno nombrará una comisión, encargada de acelerar el cumplimiento del artí- culo anterior. 3. " Instalada que sea la Sociedad, se procederá a la for- mación de una minuta de reglamento, que se elevará para su aprobación. 4. " Las atribuciones de la Sociedad de Beneficencia se- rán, 1. a La dirección e inspección de las escuelas de niñas. 2. " La dirección e inspección de la casa de expósitos, de 'a casa de partos públicos i ocultos, hospital de mujeres, colejio de huérfanas, i de todo establecimiento público di- njido al bien de los individuos de este sexo. o." La Sociedad entrará gradualmente en los cargos de-— Í72 — tallados, a medida que se perfeccione en su organización i funciones. 6. ° Se asigna, para subvenir a los gastos de dicha Socie- dad, la cantidad de seis cientos pesos anuales del fondo re- servado del gobierno. 7. ° Queda destinada ai costo de escuelas de niñas, la cantidad de tres mil pesos del fondo acordado en el presu- puesto jeneral para primeras letras; i la de mil pesos del legado del Dr. Rojas. 8. ° En la escuela de niñas existente, que se fundó con parte del precitado legado, será colocada una inscripción que perpet6e la memoria del respetable eclesiástico que lo instituyó. 9. " El ministro secretario de gobierno i relaciones exte- riores queda encargado de la ejecución de este decreto, que se insertará en el Rejistro Oficial. Rodríguez.—Beenardino Rivadavia. Buenos Aires, Enero 8 de 1823. Se nombran para la comisión indicada en el artículo:' del decreto anterior a la dignidad de presbíteros D. D. Va- lentín Gómez, a D. Francisco de Sar, i a D. José Maria Rojas; a quienes se expedirán sus respectivos nombra- mientos. Rivadavia. SOCIEDAD ME BENEFICENCIA. Buenos Aires, Febrero 18 de 1823. Haciendo un justo lugar a las observaciones que ha ele- vado la comisión, ordenada por el artículo 2 del decreto^ — 173 — 2 de enero del corriente año, el gobierno ha acordado i de- creta : 1, ° La Sociedad de Beneficencia, mandada establecer por el artículo 1.° del decreto citado, será compuesta por ahora, i hasta la aprobación del reglamento, de trece da- mas, nombradas por esta vez por el ministerio de gobierno. 2. " Las bases de la organización de la Sociedad de Be- neficencia serán : 1. * El que todos los negocios i medidas en jeneral de- berán ser deliberados i resueltos por toda la Sociedad. 2. * El que la administración, i todo lo concerniente a la ejecución de las resoluciones de la Sociedad, estará a cargo de un consejo, compuesto de tres directoras, de las cuales una será siempre la presidenta de la Sociedad, i del mismo consejo, otra la vice-presidenta; i de dos secretarias, todas con voto. 3. * A cargo de una de las secretarias estará la redacción délos acuerdos i correspondencia de la Sociedad ; i la otra será encargada déla contabilidad. 4. " El consejo nombrará de las demás socias el número de inspectoras que estime necesario para celar el buen or- den i progreso de los establecimientos que estén a cargo Jela Sociedad. 3. " La presidenta, vice-presidenta, i secretarias serán nombradas por esta vez por el ministerio de gobierno. 4. ° La Sociedad tendrá una portera, que propondrá al ministerio, para la aprobación, i que tendrá la dotación que este le designe. 5. ° La Sociedad tendrá la sala de sus reuniones i oficina de su despacho, en el edificio en que está el establecimien- to de expósitos, partos, &c. 6° El cargo i ocupaciones de la Sociedad se contraerán— 174 — por ahora, al establecimiento i mejor réjimen de escuelas! de niñas, i ala reforma del colejio, llamado de huérfanas, 7. ° Para la reforma del colejio predominado, servirá dJ base el proyecto de reglamento, elevado por la comisión nombrada en cumplimiento del artículo 5 del decreto del 1.° de Julio de 1822. 8. ° La comisión, encargada de formar la minuta de re-1 glamento para la Sociedad, se arreglará al tenor de losar- tículos precedentes, en la redacción que le está encomen dada. 9. ° Cúmplase, e insértese en el Rejistro Oficial. Bernardino Rivadavia. Buenos Aires, Febrero18 de 1823. El ministro secretario de gobierno, en virtud de las fa- cultades que le concede el artículo 1.° de este decretal nombra para socias de la Sociedad de beneficencia a la; damas doña Mercedes Lasala, doña María Cabrera, doña| Isabel Casamayor de Luca, doña Joaquina Izquierdo, do ña Flora Azcuenaga, doña Cipriana Viana i Bonéo, MÍ Manuela Aguirre, doña Josefa Gabriela Ramos, doña fm bel Agüero, doña Estanislada Tartas de Urit, doña María| délos Santos Riera del Sar, doña María Sánchez de Man- deville, i doña Bernardina Chavarria de Viamont. Igual- mente nombra el ministro secretario por presidenta de 1*I Sociedad a la primera de las socias mencionadas, por vicel presidenta a la segunda, i a la tercera i cuarta por secreta-I rias. Espídanse los correspondientes nombramientos po'l el departamento respectivo. Rivadavia. NOTA.—Por renuncia de doña Flora Azcuenaga, i do — 176 — lúa María de los Santos Riera del Sar, i por ausencia de Ijofia Estanislada Tartás de Urit, han sido nombradas do- IfiaMaría del Rosario Azcuenaga, doña Justa Foguet de ISanchez, i doña Estanislada Cossk) de Gutiérrez. [llrglMiiiriito para la Sociedad de Beneficencia pública. Buenos Aires, Abril 16 de 1823. De la Sociedad. Art. 1.° La Sociedad de beneficencia pública se com- pone de las trece damas fundadoras, i de las que en lo su- cesivo se admitiesen. 2. ' Sus atenciones se limitan por ahora a la fundación ue las escuelas de niñas ordenadas por el gobierno, a la ¡reforma del colejio de huérfanas, i mejor réjimen de am- bos establecimientos. 3. ° Sus negocios se espiden según su naturaleza, o por lia misma sociedad, por el consejo, o por la presidenta. 4. " Para deliberar, dos terceras partes de socias forman lia Sociedad sin incluir las ausentes, ni las que avisen es- pr enfermas. o.° Corresponde esclusivamente a la Sociedad el delibe- ar sobre todos los negocios y medidas en jeneral, proveer |sus empleos i los del consejo, i admitir nuevas socias. 6.° Sus votaciones se harán por signos levantando la Imano derecha para la afirmativa, y no haciéndolo para la negativa, sobre la proposición fijada por la presidenta, i [discutida previamente. '•" Se esceptúa de la disposición anterior la votación Ipara admitir nuevas socias, que se hará por bolillas, o ce- ir— 170 — dulas, i sin discusión sobre las calidades de las candi- datas. 8. ° La mayoría de sufrajios hace sanción, salvo en |ri nombramientos para empleos, o comisiones en que basta la simple pluralidad. 9. ° Los negocios sobre que hade deliberarse, se anun- ciarán con bastante anticipación, bien sea al levantarla sesión, bien por la secretaría, si no hubiere podido hacer- se en aquel tiempo. 10. Cada socia tiene derecho para proponer a laconsi deracion de la Sociedad, los negocios que estime conve- nientes. 11. Con el apoyo de dos socias, la moción quedará ad- mitida, i será tomada en consideración el dia que le señik el consejo. 12. Si el asunto fuere complicado o de gravedad, paa la moción a una comisión que lo examine, i abra dic- tamen. 13. No siéndolo, incumbe a quien ha hecho la moción el explanarla ¡sostenerla. 14. En caso de duda sobre la necesidad de pasarlaa comisión, la Sociedad decide por una votación. 15. Las socias para hablar obtienen previamente la¡* labra de la presidenta. 16. La Sociedad tendrá sus reuniones ordinarias ■ vez a la semana, i las extraordinarias cuando las convof]« el consejo. 17. Cualquiei'a de las socias puede pedir al consejo reu- nión extraordinaria de la Sociedad, si tiene algún asuntó de urjencia que presentar a su consideración. 18. El consejo proverá en el caso precedente se;;1 juicio que forme de la urjencia del asunto. — 177 — 19. Las sesiones comenzarán por la lectura de la acta je la sesión anterior. 20. Las correcciones que ocurrieren sobre la redacción, se notarán en la acta del dia en que la precedente sea leida. 21. Acto continuo a la lectura i observaciones sobre la acta, se leerán las comunicaciones que hubiere del gobier- no, i se dará cuenta de las solicitudes, o notas particulares que hayan entrado en secretaria i pertenezcan al conoci- miento de la Sociedad : concluido esto, se procederá a tra- tar sobre los negocios del dia. 22. Se dará noticia al gobierno con oportunidad de las deliberaciones de la Sociedad, bien sea sobre los negocios en jeneral, bien sobre provisión de empleos. 23. Las nuevas socias son admitidas en la Sociedad sin mas circunstancias que la de ser introducidas por una de las secretarias a tomar un asiento, precedida la órden de la presidenta. 24. Hasta 1.° de Setiembre del presente año, no puede aumentarse el número de las que integran hoi la Sociedad. 25. Si entretanto hubiere vacante, el gobierno proveerá. 26. Pasado aquel tiempo pueden aumentarse cuatro cada año sobre el número del precedente, las que serán elejidas por la Sociedad, i presentadas al ministerio de go- bierno para su aprobación. Del Consejo. 27. El consejo se compone de tres directoras, i dos se- cretarias todas con voto, que durarán en el ejercicio de sus (unciones por el término de un año de Enero a Enero. 28. La administración, i todo lo que dice órden ala eje- cución de lo dispuesto por la Sociedad, es esclusivamente de su inspección. 17— 178 — 29. Se reúne en los dias de la semana que el mismo acuerda, o cuando lo convoca extraordinariamente la pre- sidenta. 30. Nombra i propone al gobierno la rectora i subalter- nas del colejio de huérfanas, i las maestras de las escuelas, i forma los reglamentos particulares que deben rejirla. 31. Elije las inspectoras encargadas de visitar los estable- cimientos de su cargo, nombra la portera i sirvientes, dando cuenta al gobierno para la asignación que hayan de gozar. 32. Propone a la Sociedad en ternas para socias con arreglo al artículo 26, a aquellas personas a quienes reco- mienden circustancias distinguidas de talento, morali- dad, &c. 33. Examina el presupuesto de gastos i cuentas jenerales que le presentará la secretaria encargada de la contabili- dad, i pasa uno i otro con informe al gobierno para su aprobación. 34. No puede ordenar gasto alguno estraordinario sin previa autorización del gobierno. De la Presidenta i Vice-presidenta de la Sociedad i Consejo. 35. La Sociedad nombra anualmente su presidenta i vice-presidenta, que lo serán siempre del consejo. 36. A la presidenta imcumbe conservar el órden i lle- var la voz en las reuniones. 37. Firma las actas de la Sociedad i acuerdos del con- sejo, i espide a su nombre los despachos, órdenes i notas oficiales. 38. Nombra las comisiones que sean necesarias para el exámen de las materias que se pongan a consideración de la Sociedad con arreglo a lo dispuesto en los artículos l-i 13 i 14. — 170 — 39. Tiene la intervención inmediata en los pormenores de la administración con arreglo a lo acordado por el con- sejo. 40. Vela sobre el desempeño de las respectivas obliga- ciones de las subalternas, i tiene bajo sus órdenes la policía de la casa. 41. Puede visitar estraord i nanamente los establecimien- tos, dando cuenta al consejo de cuanto advierta en ellos digno de su conocimiento. 42. La vice-presidenta le suple en caso de impedimento en el ejercicio de sus funciones, i solo en él ocupa lugar distinguido, sea en la Sociedad, o sea en el consejo. De las Secretarias. 43. Las secretarias de la Sociedad, lo serán siempre de! consejo. 44. La primera secretaria tendrá a su cargo las actas de la Sociedad i del consejo, i la lectura de todas las notas sean del gobierno, corporaciones, o particulares. 45. La segunda secretaria correrá con la contabilidad de los fondos que el gobierno consigne a los gastos de la Sociedad, i llevará la cuenta corriente de los que se hicieren. 46. Presentará a principio de año al consejo, el presu- puesto de gastos, i las cuentas jenerales a fin de él. 47. No puede hacer entrega de cantidad alguna sin la autorización antecedente del consejo, bien sea por la apro- bación del presupuesto que aquel le comunicará, o por ór- denes especiales. 48. Ambas secretarias hacen el escrutinio en las elec - ciones, i computan el resultado de todas las votaciones. 49. Se suplen reciprocamente en caso de impedimento— 180 — pasajero para el desempeño de sus respectivas funciones 50. Si el impedimento fuere duradero, o permanente,la Sociedad provee. De las Inspectoras. 51. Las inspectoras serán encargadas de visitar e ¡ns. peccionar los establecimientos del cargo de la Sociedad. 52. Se ceñirán para el desempeño de sus deberes i du- ración en sus comisiones al reglamento particular que les dará el consejo. De la Portera. 53. Será del cargo de la portera cuidar del aseo i lim- pieza de la sala i oficinas de la Sociedad, i citar a las so- cias, cuando la presidenta se lo ordene. De la observancia del Reglamento. 54. Toda socia tiene derecho de reclamar la observan- cia de este reglamento, i la presidenta la obligación de ha- cerlo cumplir. 55. En caso de duda sobre su intelijencia o aplicación, se decidirá por una votación. 56. Por resoluciones del momento se ocurrirá a lo que se hiciere necesario, si no estuviese prevenido en él. 57. Dichas resoluciones se sentarán en un libro separa- do para que sirvan de gobierno en lo sucesivo. 58. Se repartirá a cada socia un ejemplar impreso. Buenos Aires, Marzo 3 de 1.823. Valentín Gómez.—José María Rojas.—Francisco DEL SAR. Sueños Aires, Marzo 5 de 1823. Aprobado, i comuniqúese para su cumplimiento. RlVADAVIA. jtrffl*nlon*° I"*1"4* ,a «djndeaelon «le los premio* decretados por el Gobierno en 1.° de Mano de 13*3. Articulo 1.° El consejo de Ja Sociedad de Beneficen- cia hará publicar a principio de cada año los premios de- cretados por el gobierno, bien sea por los papeles públicos, bien por medio de carteles fijados en lugares convenien- Ites, i particularmente en las parroquias. 2. " En el año presente se publicarán los premios por la Sociedad, luego que haya entrado al ejercicio de sus fun- ciones. 3. " Cada socia procurará tomar los conocimientos que lesean posible délas personas que se distingan en las cua- lidades, i circunstancias que según el decreto del gobierno deben ser el objeto exclusivo del premio. 4. " Un mes ántes de la época fijada para adjudicarlo, se tomará e*n consideración este negocio por la Sociedad. 5. " Cada socia presentará una candidata para cada pre- mio, acompañando una nota por escrito de su relevante mciito, instruida con los comprobantes que crea convenien- tes, i noticia circunstanciada de su nombre, estado, familia i vecindad. 6. ° Leidas todas las notas por la secretaria, se pasarán a una comisión de tres socias para que las examine, i abra dictamen fundado sobre la preferencia del mérito, por se- parado para cada premio. 1* Leido este dictámen, seis o tres dias ántes del 26 de Mayo, se abrirá la discusión suficiente, i en seguida se vo- tará por cada uno de los premios separadamente. 8.° Los premios serán adjudicados a las que obtengan pluralidad de votos.— 182 — 9. ° El 26 de Mayo se reunirá la Sociedad en sesión pú. blica, i comparecerán las agraciadas a recibir los premio, que les correspondan, a cuyo efecto se les destinará un k gar distinguido al estremo de la sala. 10. La sesión se abrirá por la lectura del acta en que* haya sancionado el primer premio. 11. Acto continuo será introducida la agraciada bastad lugar de la presidenta. 12. La presidenta le hará la entrega pronunciando il mismo tiempo la arenga siguiente. "La Sociedad os entre ga este premio con que el celo paternal del gobierno de li provincia recompensa la moral, i las virtudes de vuestros- todo. Que él sea un estímulo poderoso para que os hagas cada vez mas digna del aprecio público." 13. En el mismo órden, icón los mismos trámite» k procederá a la entrega de los demás premios, substituyen- do en la arenga a las palabras la moral, i las virtudes é vuestro estado las siguientes en su caso respectivo " la hon- radez i la industria de las de vuestro estado, la aplicacim i los talentos de las niñas que se instruyen en las primera letras." 14. El consejo proveerá a la publicación en los papeles públicos, de los nombres de las que hayan obtenido los premios. Buenos Aires, Mayo 1.° de 1823. Gómez—Sar—Rojas. Buenos Aires, Marzo 5 de 1823. Aprobado, i comuniqúese para su ejecución. Rivadavia. — 183 — En 1830 i 31 se publicaron como de costumbre los tra- iajos de la Sociedad de Beneficencia, de que era presi- enta la señora doña Josefa Sánchez de Mandeville, no- ándose en un discurso los progresos de la institución has- i aquella época. En 1831 la Sociedad tenia bajo su dirección siete escue- las, a saber : el Colejio de niñas huérfanas con noventa i sie- |e alumnas bajo la inspección de la señora Presidenta. La Escuela Normal, con ciento catorce alumnas, doña Lucia Riera de López, inspectora. La Escuela de la Catedral, con loventa alumnas, doña Crecencia Boado de Garrigoz, ins- pectora. La Escuela de las Catalinas, con ciento diez i seis llumnas, doña Justa Fouget de Sánchez, inspectora. La Es- tílela de la Piedad, con setenta i siete alumnas, doña Josefa tosa Marín, inspectora. La Escuela de la Concepción, con pento ocho alumnas, doña Tomaza Velez, inspectora. La scuela de San Telmo, con ciento ocho alumnas, doña Concepción Lahite de Rodríguez, inspectora. Copio de las actas de 1830 i 31, lo que baste para for- narse idea de los progresos i resultados de esta institución. AÑO DE 1830. (■ñoras que componen la Sociedad de Benefi- cencia. Da. María Sánchez de Mandeville, presidenta e inspec- ora del Colejio de Huérfanas.—Da. Cacilda Igarzabal, fice presidenta.—Da. Justa Foguet de Sánchez, consejera i inspectora de la escuela de San Miguel.—Da. Cipriana de Bonavia, primera secretaria.—Da. Pascuala Be- laustegui de Arana, secretaria de contabilidad.—Da. María W Rosario Azcuenaga, inspectora del colejio de niñas i,— 184 — huérfanas.—Da. Lucia Riera de López, inspectora de |, escuela Normal.—Da. Juana Rosado de íbarra, Inspector» de la escuela de la Catedral.—Da. Bernardina Chavarria^ Viamont, inspectora de la escuela de Catalinas.—Da. Jo* fa Sosa Marin, inspectora de la escuela de la Piedad.^Dj. Antonia Azcuenaga de Lozano, inspectora de la escuela it la Concepción.—Da. Cipriana Biafia de Boneo.—Da. Concepción Laitte de Rodriguez.—Da. Crecencia Boadodj Garrigos.—Da. Francisca Vivar de Marcó.—Da. IsaW Casa Mayor de Luca.—Da. Isabel Agüero.—Da. Josefi Ramos Mexa.—Da. Juana Castro de la Iglesia.—Da. Jua- na. Pino de Rivadavia.—Da. Manuela Vivar de Rojas.- Da. María Pérez de Arroyo.—Da. Mercedes Lassalade Riglos.—Da. Tomasa Velez. Sodas corresponsales de campaña. Da. Bonifacia Marin, en Chascomus.—Da. CiriacaMi- derna, en San José de Flores.—Da. Jacinta PineroI Carranza, en San Nicolás de los Arroyos.— Da. Ventun Marcó de Muñoz, en San Isidro. Soclas eméritas. Da. Estanislada Cossio de Gutierres.—Da. Manueii Aguirre de García.—Da. María Cabrera de Altolaguirre. Adjudicación 1 aplicación de los premios por I* Sociedad de Beneficencia. Sesión de la Sociedad de 22 de Mayo de 1830. ACTA. El 22 de Mayo de 1830, se reunió la Sociedad de M — 185 — cencía, presente las señoras : presidenta Da. Marra San- hez de Mendeville, Da. Juana Rosado, Da. Maria Azcué- asa, Da. Francisca Vivar de Marcó, Da. Josefa Sosa, Da. ascuala Belaustegui, Da. Isabel Casa-Mayor de Luca, a. Concepción Lahitte. Da. Crecencia Boado, Da. Casil- a Igarsabal, Da. Bernardina Viamont i la Infrascripta. Después de leidai aprobada la acta de la sesión anterior, señora presidenta reclamó de las señoras la mayor aten- ion para la adjudicación de premios a la moral, la indus- ' i al amor filial que se iba a verificar, haciendo obser- arqne dependían del acierto i justicia de ella los buenos ultados que se debían esperar de esta institución. Con- luidas algunas otras reflexiones sobre este mismo objeto, procedió a la lectura de las notas presentadas para el remio a la moral i del parecer de la comisión que daba la referencia a D.a Juana Torres. Se discurrió sucesiva- ente sobre el mérito de cada una de las candidatas pre- stadas para este premio, i se pasó a votación, resultando e ella adjudicado el premio de la moral por pluralidad de otos a D." Juana Torres. Del mismo modo i con el mis- o orden se procedió para el premio de la industria i el del orfilial: el primero recayó en D.a María Antonia Ca- ery, i el del amorfilial, en D." Luisa Albacete: en favor una i otra, habia dado su parecer la comisión califica- ra. Concluido este acto, la presidenta hizo notar a las ñoras, que entre las candidatas que habían concurrido año páralos premios instituidos por el Gobierno, a mas is tres sobresalientes, habia algunas mui meritorias: n este motivo propuso a la sociedad formase un premio ^us fondos particulares; todas las señoras aprobaron a proposición i convinieron en la cantidad de 100 pesos, sociedad estuvo mucho rato indecisa sobre la cuestión de 18— 186 — saber a qué virtud se adjudicaría este premio : despuésd< largas reflexiones, la mayoría opinó porque se destina» al amor filial, i por votación jeneral resultó en favor deD1 Dionisia Martínez, una de las candidatas mas beneméri- tas de las que se habiati presentado. Se dió inmediata meo. te aviso al Gobierno, de todo lo espuesto, i quedó encar- gada la secretaria de comunicarlo igualmente a las premia- das; con loque se concluyó la sesión. (Firmadas.) María S. de Mendeville, Presidenta. Cipriana Obes de Bonark, Secretaría. La sociedad, después de un examen prolijo en todas la escuelas de la ciudad que están a su cargo, habiendo ad- judicado a las niñas que los habían merecido los premia a la aplicación, procedió a dar cuenta al Exmo. Gobierno quien aprobó las resoluciones de la sociedad. El 26 de Mayo por la mañana, las puertas del templo de San Ignacio fueron ocupadas por un destacamentot tropas : el coro bajo de la Iglesia estaba dispuesto en an- fiteatro para recibir a las alumnas del Colejio de San Mi- guel i de las demás escuelas de la ciudad. En el centro taban los asientos para las socias i para las señoras conu dadas, las naves quedaban abiertas a los espectadora cuya concurrencia era numerosa. El coro de música oc paba una de las tribunas altas. La sesión se abrió a la una : a la ajitacion que reinaba todos los ángulos del templo, sucedió el mas profundos lencio. — 187 — j,a presidenta de la Sociedad, se paró i pronunció el dis- curso siguiente:— ücñorai: "Vuelve la época en que acostumbramos reunimos para -recompensar públicamente la buena conducta de las jó- - venes que han correspondido satisfactoriamente a vues- • tros tiernos cuidados." " Este acto llena mi alma de una dulce emoción, la vues- - tra esperimenta sin duda el mismo sentimiento.". "Si no me detuviese el temor de ofender vuestra mo- ■ destia, revelaría los esfuerzos que hicisteis para sostener • esos nacientes i débiles establecimientos, i manifestaría n vuestras alarmas en los dias aciagos por la suerte de tan- tas jóvenes, sin mas patrimonio que vuestro cariño. Con- -fio que una voz mas imponente os dirija espresiones de -gratitud. Recibid, entre tanto, la que por parte de vues- -tras protejidas estoi encargada de tributaros. Ellas rue- dan al cielo pague una deuda que se consideran en la im- • posibil idad de satisfacer. "Hijas mias, conservad tan loables disposiciones : ellas • serán el jérmen de todas las virtudes, como son ahora la "prenda de vuestra felicidad venidera, i vosotras que os "hicisteis acreedoras al sufrajio de vuestros maestros, vais "arecibir estas coronas, con que por mi mano la patria os "condecora. Que esta recompensa sea para vosotras i '* vuestras compañeras un motivo de emulación que os haga 'redoblar los esfuerzos a estas para adquirirlas, i aquellas para merecer otras. La modestia realzará vuestro mérito. "Acordaos que estas distinciones serian odiosas si debie- ran relajar los vínculos de fraternidad i de amor, que tantas circunstancias, ya propicias, ya desfavorables, os— i&s — » aconsejan estrechar. Sois émulas i no rivales. Acoslum ti braos a quereros i estimaros. " Una de las mas nobles atribuciones de nuestra sociedad vea la de adjudicar cada año un premio a la Moral, ala »Industria i al Amor Filial. Vosotras que os hicisteis dio- n ñas de tan honorables distinciones, venid a recibirlas, i ?7 9eguid mostrando con vuestro ejemplo, la senda de las » virtudes que mas honran a vuestro sexo!! u Señoras, el acto de la adjudicación de premios eé abierto." En seguida la secretaria leyó el siguiente bosquejo, qoe dá a conocer los progresos graduales délos establecimien- tos de la sociedad desde su fundación. La Sociedad de Beneficencia se instaló el dia 12 de Abril de 1823, con los objetos que detalla el decreto de Febrero del mismo año. En este primer año no estando aun forma- das las escuelas bajo la inspección de la sociedad, el acto de adjudicar premios, que se asigna entre sus atribuciones ordinarias, no comprendió la aplicación i se redujo única- mente a la Moral i la Industria, adjudicándose el número de cinco premios, dos en nombre del Gobierno, i tres en el de la Sociedad. En el año de 1824, la Sociedad ya habia establecido algunas escuelas, i héchose en ellas los adelantamientos mas notables : esto obligó a aumentar el número de las re- compensas con que el Gobierno i la Sociedad se hábian propuesto estimular a la juventud :en consecuencia, amas de los premios que se adjudicaron a la Moral i a la Indus- tria, se repartieron doce premios ala Aplicación en otras tantas niñas de las escuelas de la Sociedad. En el año de 1825, el interés de esta institución se habia redoblado entre todas las clases ¡ a esto es debido no solo — 180 — el mayor numero de premios que se repartieron en este año, sino el mayor empeño que se desplegó para obtener- los: habiéndose repartido 24 a la Aplicación. En 1826, siguieron progresando los establecimientos de educación pública, se aumentó notablemente el número de alumnas, cuya aplicación indujo a la Sociedad a aumen- tar por medio de una subscripción entre las socias el nú- mero de premios acordados por el Gobierno; treinta i seis alumnas fueron premiadas en este año. En el año de 1827, palpándose los frutos de la enseñan- za confiada a la dirección de la Sociedad de Beneficencia, el Gobierno estableció cuatro escuelas gratuitas en la cam- paña en los puntos de san José de Flores, San Isidro, Cliascomus i San Nicolás de los Arroyos. En este año se repartieron 42 premios a la Aplicación. En el de 1828, los establecimientos de educación a car- go de la sociedad progresaron sensiblemente; las escuelas de campaña establecidas en el año anterior, se hallaban ya organizadas i contaban mas de 300 alumnas : en este año se distribuyeron 56 premios a la Aplicación en la ciudad i en los pueblos de campaña. Las circunstancias en que se halló envuelta la Provincia en el año de 1829, habiendo impedido ala Sociedad de Beneficencia exhibir públicamente los premios a la fecha acostumbrada, i no queriendo la Sociedad dejar de recom- pensar la sobresaliente aplicación que notó este año en las alumnas, celebró privadamente este acto, con previa au- torización del gobierno, en un salón del colejio de niñas huérfanas en el mes de Diciembre; mas en este año no se adjudicaron los premios a la Moral, Industria i Amor filial. Los que se repartieron a la aplicación fueron 64. En el presente año de 1830 los frutos de los trabajos de— 100 — la sociedad en los años anteriores han empezado a reco- jerse. Una porción de jóvenes educadas bajo la dirección de la sociedad se mant-enen honradamente, i mantieneuj sus familias con el producto de las habilidades que han ad- quirido ; seis de elJas que se han distinguido por sus cono- cimientos, moral i aplicación, han sido elejidas para maes- tras i inonitoras de las mismas escuelas que se hallan bajo la dirección de la sociedad de beneficencia. Nota.—Se procedió después a la distribución de pre mios en el orden acostumbrado en los años anteriores,el coro de música cantó los himnos ; ¡tíloria al dia de Mayo! ¡ Oh! f C'uún dulce es ver a la Patria!!.... ■(elación que la l»re»ldeuta «le la Sociedad Inici- al C¡ol*leriio al lln del año. I ensena oi la música vocal en todos los cuerpos de línea, rnlas Escuelas Normales i comunales, i en todos los esta- blecimientos de educación primaria. Se a formado en Paris na sociedad llamada el Orfeón qe cuenta millares de socios entre los artesanos, i eje ejecuta en algunas solem- idades. Ultimamente el Gobierno acaba de conceder pa- nte para el establecimiento de una Opera en el Faubourg clTemple, como centro de la población obrera, a fin de ner al alcance del pueblo las composiciones del arte mmL A mas del tratado elemental de música de Vilhem ai na colección de cantos a dos, tres i cuatro voces qe ya orinan tres volúmenes i qe sirven de materia de ejercicios n las clases de música. La primera vez qe asistí a la de la scuela Normal de Versalles, los alumnos en número de entoi tantos ejecutaron los trozos de la lección del dia, i uando esta se ubo terminado i deseosos de complacerme ¡dieron al profesor les permitiese repetir algunos trozos avoritos. Qizá la novedad de las impresiones las acia para de un efecto májico ; pero creo qe en todos los casos i ra todos los pueblos la música, así aplicada a laenseñan- i popular, está destinada a obrar la mas feliz de las revolu- iones en las costumbres. ¡I entre nosotros en América °nde la música popular, la canción no existe siqiera, i °nde existe es tan monótona e ignorante de los efectos mu- eles la una, tan torpe e inmoral la otra! Pero cuarenta o— 2ón — cincuenta trozos de música de Mozart, Oliick, Rosan,; Beethoven, Pellini abandonados al pueblo, ejecutado, por cuantas voces pueden reunirse, i con observancia am. qe no sea sino práctica de las reglas de la armonía, * cnanto puede apetecerse, como propagación i popularía, cion de las mas acabadas obras del arte. En las escuelas de enseñanza míitua se a echo aplicacm del canto para acer ejecutar a los niños en órden las et luciones i movimientos, que sin él son difíciles siempre. Ultimamente, el canto llano es enseñado a los a!uir institutores de las Escuelas Normales a fin de qe se al en aptitud de cantar en la misa del domingo, pues que las villas de Francia, como en las campañas i aldeas Chile no es fácil siempre aliar sin gastos excesivos can res para las misas comunes. Se publica actualmente colección de misas de canto llano, que sirven para la en.' fianza de las Escuelas Normales i servicios de las pare qias. Entro en todos estos detalles, porque no creo difícil en la Escuela Normal de instrucción primaria en Chile, añada este ramo de enseñanza, mucho mas cuando el: ñor Ministro de la Instrucción pública se sirvió tiempo pedirme mi parecer sobre la conveniencia i oportunidad enseñar la música, lo que mostraba ya su inclinación a dar este paso a la enseñanza. Pongo al fin de esta memoria, algunos detalles l la manera de enseñar la música en las escuelas, qe noc demás pedir a los alumnos institutores de Versalles. Durante mi residencia en aquella ciudad, qe prolons por algún tiempo, a fin de poder observar despacio el blecimiento, e tenido ocasión de notar muchos puntos conformidad en la manera de enseñar los profesores, — 209 — lo qe practicábamos en la Escuela Normal de Suntktgn, {,on,plaoi«''ndome en aber acertado en miic-lio'-. punto*, r>s cambio de aquellos otros en que por la feftctaosa organi- zación del establecimiento o la falta natural de euperiericta propia no anduvimos tan felices. Por ejemplo, la enseñanza He la Jeograf ía es la misma en estension i medios, en áni- bas Escuelas Normales ; la de la Istoria tan razonada i comprensiva en la una como en la otra ; la del dibu jo lineal ¡¡rualmente practicada, aunqe aqí se estienda en el segun- do año a la copia de diseños de máqinas qe nosotros no poseíamos, i esté opoyada en estudios previos de Jeo- metría Elemental, que no entra, i casi me atrevo a su- jerir qe debe entrar en el programa de nuestra enseñanza normal. Sobre istoria tenemos, sin embargo, un vacío qe llenar, i de lo que probablemente me ocuparé mas tarde. Se enseña aqí mui particularmente la Istoria de Francia, i en jeneral la de los países qe an estado en relación con ella. Esta par- te comprende naturalmente la Istoria Moderna i la de la Edad Media, desde la caida del Imperio Romano i las in- vasiones de los bárbaros. Nosotros después de los estudios de la Istoria Antigua asta los romanos, tenemos un salto asta la Istoria de Chile, no habiendo tratado ninguno de los echos en Europa qe pueda convenirnos para llenar este vacio. La Istoria de la Edad Media se liga sin embargo, con la Istoria de Chile por el descubrimiento de la Améri- ca, resultado del renacimiento de las ciencias, sufocadas por los bárbaros, i puestas en marcha otra vez en el siglo XIV i XV, i manifestándose por el descubrimiento de la brújula, la pólvora, el papel, la imprenta, las costas de Africa, la América, &c, &c.,&c. En todos estos cursos no se sigue un testo especial i el 21— 210 — Profesor, según el programa qe a presentado al Consejo d, inspección, dicta los puntos culminantes de la lección, pa. ra qe después de oidas las esplicaciones, el alumno la re- dacte a su modo, sirviéndose para los detalles de los libros qe tratan de la materia i qe le es lícito escqjer en el largo catálogo de libros de enseñanza que existen adoptados por el consejo real de instrucción pública. De manera qe aqí por la abundancia misma de libros i en Chile por la falta de ellos en algunos ramos, los profesores de la Escue- la Normal acen sus cursos sin testo escrito i solamente por programas. Pero lo que imprime en Versalles un carácter mas opuesto al sistema qe yo seguí en Chile, es la división de todos los estudios en dos años, pues renovándose la es- cuela cada año, ai siempre un repuesto de alumnos paraei primero, quedando los antiguos de un año para continuar el segundo. En Chile por el contrario, entrando los ahimnoi todos al mismo tiempo, i debiendo salir a una época dad», todos eran de primer año i sucesivamente el segundo, lo qe acia necesario dividir los estudios entre los dos arios, i el segundo conservar repeticiones de los del primero a fin de qe no los olvidasen mientras duraban los segundos. Es» inconveniente qedará allanado desde qe la Escuela Normal de Santiago tenga un local especial, i la distribución del» estudios pueda acerse con mas ventaja, sin verse forzados *omo sucedió en el primer curso, a interrumpir la educa- ción de algunos, qe por causa de enfermedad u otros mo- tivos no abian alcanzado a completarse en los plazos pres- critos por la lei de erección. La Escuela Normal de Versalles posee una abundantí bibliotéca en la qe a mas de muchas obras elementales s, i economía resultaria de abrir a los alumnos una puer-— na — ta para entrar en el vasto terreno de los conocimientos qt la posesión del francés proporciona, sobre todo en materia de enseñanza, en qe tan rico es oi. Los reglamentos qe adjunto como la distribución cios estraños que mas tarde no podrian retribuir. De lo, tres sirvientes de la-casa, uno cuida de las lámparas, otm del aseo, dormitorios, estudios, &c, i el tercero ayuda i cocinero a preparar la comida, que es servida tanto por los tres domésticos eomo por el cocinero i el despensero. D. Cuántos profesores hai? R. Hai 1.° un director encargado de las lecciones d> historia, de pedagojía i de administración municipal; 2.' un capellán encargado de dar a los alumnos-maestros li enseñanza relijiosa i moral; 3.° un ecónomo que enseña \ escritura i la contabilidad; 4.° un profesor de la lengui materna; 5." un profesor de matemáticas; 6.° un profesa do tiempo un estudio i una recreación en reemplazo del pJ seo en caso de lluvia i que deberán ser seguidas por uno] de los dos maestros-adjuntos. No está el otro obliga I do, sino a asistir a la oración de la mañana i de latarde,¡ todos los ejercicios relijiosos practicados en el interior, jt la apertura de los dormitorios i vestuarios en donde deben! permanecer con los alumnos todo el tiempo fijado por ¿I reglamento de la escuela. Art. 10. A mas de la exacta vijilancia a la cualestaij obligados los maestros-adjuntos, deben ademas presidí! las conferencias de ortografía, de aritmética i de recitaeioil del catecismo que tienen los alumnos-maestros pensioJ narios. D. Cómo se hace el curso de matemáticas, i que pan\ comprende t R. Durante dos años el curso normal: el de matemátiral se divide en curso de primer año i en curso de segund&| Estos dos cursos son hechos por el mismo profesor, a¡» da cada semana tres lecciones de dos horas cada una al primera división i otras tantas a la segunda. A los alumnos de primer año se les enseña : 1.° la am-l mética teórica i práctica; 2.° el diseño lineal teórico i pr tico ; 3." las definiciones de las principales líneas, de las I perficies, de los principales sólidos, la manera de me una línea, de avaluar una superficie, de calcular el volt men de los cuerpos sólidos regulares. Todas estas co son enseñadas sin dar de ello la teoría, que no se estM sino en segundo año. La aritmética teórica comprende la enseñanzn de H — 217 — Luatro primeras operaciones de la aritmética, el cálculo de- «mial, el de las fracciones, la exposición del sistema de los esos i medidas adoptado en Francia, el cálculo del cua- drado i de su raiz cúbica, las proporciones, las progresio- nes, algunas nociones sobre logaritmos, de la manera de hacer uso de ellos en los cálculos. La aritmética comprende las reglas llamadas reglas de tres, las reglas que enseñan a calcular el interés de una mima de dinero prestada, las reglas de descuento, la regla llamada de aligación i la regla conjunta que enseña a con- vertir las medidas i monedas de un pais en medidas i mo- das de otro. Un institutor debe poseer perfectamente to- das estas cosas, porque debe enseñarlas a sus alumnos , Iquienes en el curso de la vida, tendrán necesidad de recu- brir a ellas, cualquiera que sea la posición en que se en- cuentren. El dibujo lineal teórico i práctico. — El dibujo lineal ? enseña en el anfiteatro; se da una lección de dos ho- M por semana i en el curso de un año se estudia lo que tamtiene el siguiente programa compendiado : diversos mo- |do6 de tirar perpendiculares. — Construcción de tríartgu- s; diversos problemas relativos a los triángulos, a las anjentes. — Inscribir en un círculo diversos polígonos re- ares.— Construcción jeométrica de las figuras seme- lantes. — Problemas relativos a las líneas proporciona- les.—Trazado de la elipse, de la parábola, de la hipérbole, P la espiral de Archimedes, de la escozia, de la hélice, &c. Para ejercitarse en la práctica del diseño, los alumnos, Pos veces por semana, en las horas indicadas en el cuadro del empleo del tiempo, diseñan en sus lugares de estudio fas figuras cuya construcción jeométrica les ha sido prece- dentemente enseñada. 22— 218 — El profesor corrije lo que hacen : se agrega a la en,», ñanza de las matemáticas del primer año las definición» de jeometria indispensables para la intelijencia del trazad jeométrico. A los alumnos-maestros del segundo año se ensera 1." la jeometria elemental, 2." las procecciones, 3.° ^ agrimensura, 4." la cosmografía. En jeometria elemental se demuestran las proposición^ de cuya aplicación se tiene necesidad en la agrimensura construcion de planos, &c.; i aquellas sobre que están bi- sadas las construcciones del dibujo lineal. 1.° Se enseñan las proyecciones para completar los coi» cimientos que poseen los alumnos en dibujo lineal i pan darles la intelijencia de los planos de arqitectura, &c, fa. 3. ° Se enseña la agrimensura para medir la superficiei la tierra, partir las herencias en proporciones iguale»! levantar planos de las propiedades rurales. Se habitáaak» alumnos a la práctica de la agrimensura en el gran paut de la escuela, donde se les enseña el modo de servirse I la escuadra, del grafómetro, &c, en una palabra, de toda los instrumentos empleados en la construcción de plan» Los alumnos sacan un gran partido de estos cono» mientos, pues que una vez establecidos en la aldeas, pres- tan grandes servicios a los labradores midiendo sus cam- pos , i encuentran ademas el medio de ganar algún dinero fuera de sus clases. 4. ° Se enseña a los alumnos-maestros los elementos dt la comosgrafia, a fin de elevar su espíritu por la contem- plación de las obras del Creador i darles conocimiento exactos sobre las leyes que rijen el universo, a fin de q* comunicando sus conocimientos astronómicos, puedan ha- cer desaparecer algunas supersticiones que subsisten aúntf — 219 — s villas, en las aldeas, sobre todo en las mas apartadas. Los alumnos del segundo año se ejercitan tres veces por mana en la práctica del dibujo lineal : véase el emplo del einpo. La lección de matemáticas se da de un modo análogo ra los dos años : los alumnos son reunidos en el anfitea- rU; cada uno es llamado a su turno a la pizarra i respon- e alas cuestiones que le son dirijidas, sea por el profesor, por uno o varios alumnos encargados de este cuidado i ue dirijen a sus condiscípulos cuestiones preparadas de temano. Este último método es el jeneralmente adopta- o para hacer las interrogaciones, que duran de ordina- o una hora, pasada la cual se entra en materias que no an sido aún estudiadas. Entonces el profesor mismo ex- üca las nuevas proposiciones o las hace esplicar por aque- os alumnos que repasan, sea el primero, sea el segundo ño, i que por consiguiente han recorrido ya una vez el rograma de los estudios. Se sigue este sistema porque en la cuela Normal de Versalles se tiene en mira principalmen- habituar a los alumnos a hablar i a hacer una lección, a n de que no se encuentren embarazados cuando tengan ue enseñar niños. D. Cómo se hace la enseñanza relijiosa, i yué injerencia iene el capellán en la dirección de la escuela? El capellán está esclusivamente encargado de dar la ins- ruccion moral i relijiosa; hace dos cursos, uno de primer noiotro de segundo, i esto independientemente de las láticas que hace el domingo en la capilla. En estas pláticas ' capellán, menos se propone por objeto instruir a los himnos que conmoverlos e inspirarles sentimientos cris- ranos, dirijiéndoles exhortaciones semejantes a las que acen los curas en sus parroquias : al contrario, en las lee-— >2>2Ó — cíones queda dos veces por semana, enseña, desenvueü ve, prueba a los alumnos-maestros las verdades de lar«.l Hjion cristiana, poniéndolos en estado de responder a Ü cuestiones que le serán hechas, cuando rindan el examen I después del cual han de ser recibidos institutores. En primer afio se enseña a los alumnos de la EscuelJ Normal el catecismo de la diócesis de Versalles i la his- toria santa desde la creación hasta el nacimiento de Jesu-1 cristo; ei catecfemo se' aprende de memoria, i al darI»| lección el capellán lo esplica i lo comenta. En cuanto a I historia santa, el capellán hace la narración sobre lacuall los alumnos toman notas que redactan cuando vuelven sil estudio. En este caso, como en todos los otros, se enjl que la redacción es mui a propósito para gravar en el espí-l ritu de los alumnos los hechos que acaban de referírsele?,! Los alumnos están obligados a leer su trabajo al princip»! de la clase siguiente. En segundo año los alumnos-maestros estudian el dor| ma, cuyas verdades son apoyadas en pruebas exactamen'| te como se practica en los cursos de teolojia. Solamente que el programa es menos desenvuelto i los razonamientos! ménos profundos. Se esponen a los alumnos las pruebas ( la relijion, no para persuadirlos, porque la creen desde al infancia, sino para darles medios de ayudar poderosamenfl a los sacerdote» en las municipalidades i rechazar los attj ques que podrían hacerse a la relijion. Por lo que respecta a la parte histórica, se enseña la hií-l toria de Jesucristo i la de la iglesia durante los cinco pn-l meros siglos de la era cristiana. Para este estudio se a-l gue el mismo método que para el estudio de la histon»| «•anta. El capellán no tiene sobre los alumnos otra autoiiu» | — 221 — uue (a de los profesores; la práctica relijiosa, es decir ía confesión, no es obligatoria ; los alumnos que quieren con- fesarse se entienden con el capellán i entonces tiene este ! avanzado de cada grupo, i les da una lección. — 223 — La enseñanza de la música en la escuela mútua esesen- ial; en las otras escuelas, aprender la música es apren- er una ciencia. En la escuela mutua es ademas el prin- ipiode la disciplina. Sin música, es decir si no se hace cañ- ar durante las marchas, falta el orden. Importa pues en- riar desde temprano a los niños, sobre todo en la escue- a mutua, a conservar los sonidos, apreciar los intervalos cantar a compás, i es para lograr este objeto, que cada ase de música comienza siempre por ejercicios en los ales toman parte todos los alumnos que la estudian. Es- ejercicios son : la escala, la escala en notas con los ignos manuales, la escala vocalizada, la escala cantada, escala en O la escala P la escala en corchea, &c, i -tos que deben ser sabidos en las marchas. Se puede, se debe aun aplicar estos ejercicios jenerales a toda escuela, en toda reunión musical, porque dan iempre por resultado el habituar a producir mejor los so- 'os i los intervalos, i llevar mas bien el compás, i por nsecuencia poder hacer parte de un coro. Por esta ra- n, en las reuniones mensuales i en las anuales llamadas el Orfeón, que tanto ruido han hecho por los resultados dmirables obtenidos en la ejecución, bajo la dirección de 1. Wilhem, ninguna reunión ha comenzado sin hacer oir gunos de estos ejercicios jenerales. Para la ejecución de éstos ejercicios en la escuela mu- a, debe haber un monitor jeneral, el cual está ademas ncargado de los cantos durante las marchas, cantos que toman del método de música de M. Wilhem o en la co- cion llamada Orfeón. Los alumnos de la escuela superior están divididos en ,s secciones ¡ como la mayor parte ha ya estudiado en s escuelas mútuas o simultaneas, es inútil hacerlos co-— *»4 — menzar de nuevo. Pur lo que los que estudian en el Ufo «n, estos forman la primera división ; los que saben o*, forman la segunda, procediendo en esta como en las * cuelas mutuas para proporcionar la enseñanza a la capa^ dad individual. En las ciudades donde las escuelas son numerosas, foj un maestro especial para el canto, retribuido por la lo«.[ lidad administrativa. El inspector jeneral de canto debe hacer una vism mensual en cada escuela, pues que la dirección jenerj del canto de todo el departamento está bajo su direcci» Un día determinado del año tienen lugar en cada W calidad reuniones mensuales de niños, niñas i adultos. Los trozos que se habían aprendido hasta entonces a las escuelas por partes separadas son entonces ensayad » en coros para ser reproducidos en las grandes reuniona Estas reuniones tienen lugar dos o tres veces al año en» local determinado de ante mano, durante algunas seú nes relativas a la educación. A mas de los cantos que ¡ man la sesión se esponen a la vista de los asistentes obras de todas las escuelas, escritura, dibujo, costura,j En las noches de invierno se hacen cursos de músK para los adultos de Ambos sexos. La música es ensefi» dos veces por semana por un maestro especial, i siguie do el sistema seguido en las escuelas seperiores. D. Como se ensena la historia? El curso se divide en curso de primero i de seguro) año, i ambos se hacen de la misma manera. En la prima media hora de clase se dicta a los alumnos el sumario del sucesos de que van a ocuparse, en seguida el profesor cueaj ta en detalle estos sucesos. Los alumnos de segundo año» lamente están obligados a hacer una redacción. La escu*^ — '21.J — ^ subministra libros para el estudio de la historia, cada ^luinuo tiene los suyos i compra los autores que le agradan, oii tal que estos autores sean aprobados para la enseñan- histórica en los establecimientos públicos. En primer iñose estudia la historia antigua, es decir, la historia de o« principales pueblos de la antigüedad, como los Ejip- [ios, los Asirios,los Persas, los Romanos, los Griegos, í [ociones sumarias de la historia de Francia. En segundo ño se estudia con detalle la historia de Francia, i a este studio se añade el de los principales sucesos que han te- jido lugar entre los pueblos con los cuales se ha encon- ado la Francia en relación. El señor Director profesa 1 curso de historia como también el de jeoorafia. Este íil- lirao se hace en el anfiteatro, todos los alumnos están irovistos del mismo libro que el establecimiento les sub- ninistra, i vienen después de haber estudiado en el estu- co el objeto de la lección. El profesor llama sucesiva- nente a los alumnos delante del mapa i los interroga so- >re lo que han aprendido. Da las esplicaeiones que cree lecesarias i que no se encuentran en el libro. En cuanto a cronolojía, no esta separada de la historia i no forma kn ramo distinto; de ella no se enseña sino lo que es ndispensable para no confundir las épocas. No se recurre s medio alguno auxiliar; se aprende de memoria las fechas i No es todo. Se ha reconocido que todos los métodos mne- núnicos no son tan útiles como se podria imajinarlo desde Juego, i su empleo ha sido abandonado por todas partes. D. Qué se entiende por administración municipal entre h ramos de enseñanza de la Escuela ? En Francia las aldeas o municipalidades son administra- Í- por un correjidor que nombran los habitantes. Este wejidor esta encardado de todos los negocios de un inte- 23— -22»— res jeneral para el pais; lleva el registro de lo que se (lunut el estado civil de los individuos, es decir, de la situación respectiva de los unos respecto a los otros. Esta situación respectiva es el resultado de los nacimientos, de los ma- trimonios, de las defunciones que tienen lugar en e)pai«, El correjidor lleva un rejistro que comprueba todas esta* rosas. Hai aun muchas cosas de que debe ocuparse igual- mente. El no escribe por sí mismo, sino que tiene un se- cretario que lo es de ordinario el institutor; i para que estes* encuentre al corriente de su oficio, es necesario que apren- da de antemano la práctica de llevar todos los rejistros en las municipalidades; i esto es lo que se hace en el curso de administración municipal. D. Como se enseña la Física? Se enseñan los elementos de la Física en las escuelas nor- males afin de que los institutores sean capaces de esplicar los grandes fenómenos naturales que se ofrecen cada dia a nuestras miradas; a fin sobre todo, de dar en las campa- ñas consejos útiles con relación a la agricultura, a la econo- mía doméstica, a las máquinas mas simples de que se hace un continuo uso. Los alumnos maestros de segundo año son los únicos que siguen este curso, que se divide en las tres partes siguientes : la física, la mecánica i la química, euyos programas adjunto a V. El curso es esperimental, M dan dos lecciones por semana como se vé en el empleo del tiempo. D. Como se enseña el dibujo! Véase lo que ya hemos dicho sobre esto. Añádase que le* alumnos de segundo año a mas del diseño de proyección, se ejercitan en levantar planos i en el dibujo de arquitectu- ra i de adorno, diseñando fachadas de monumentos, mue- bles, máquinas, &c. — 2-27 — ' Los alumnos de los dos años se ejercitan ademas en el dibujo de alto relieve en una sala dispuesta al efecto, donde hai una colección de yesos que provienen de la Escuela real de las artes. En cnanto a lo que V. me pregunta sobre la administra- ción, rejistros, estados, &c., le acompaño una colección de pódelos. D. Cual es la manera de clasificar los alumnos según su capacidad en los diversos ramos de Instrucción ? Se evita hacer comparaciones entre unos alumnos i otros. Cada mes se compone en todas las facultades, i según los resultados de este trabajo, se dice a los alumnos el lugar que cada uno de ellos ha obtenido en cada facultad, nume- rándolos todos los meses de manera que el número 1 sea encada facultad , el mas adelantado de la clase, i el último número designe al que ménos progresos ha hecho ; clasifi- cándose así la proporción relativa de cada uno. No se re- prende a tal o tal alumno porque su lugar sea ménos aven- tajado que el de otro, pero se le hace notar, por ejemplo, si no ha obtenido uno colocación en la lista, como la que tenia en la lista del precedente mes. Ni en las clases, ni en los estudios son los alumnos colocados por orden de méri- to; creyéndose con razón que no debe recurrirse a la emu- lación para hacer estudiar a los alumnos, pues que son do una edad demasiado avanzada para saber a qué atenerse a este respecto. Ellos saben cuales son los sacrificios que se imponen sus familias, i todos hacen los mayores esfuerzos para obtener al fin del segundo año de Escuela Normal el breve de capacidad sin el cual no pueden ejercer las funcio- nes de institutores. D. Cuales son los castigos usados!— 228 — Los castigos que pueden ser aplicados por el director son : 1.° las malas notas, 2." la consigna, 3.°la reprensión en particular, 4.° la reprensión en presencia de toda |a escuela. Sobre las tres primeras vea V. el reglamento adjun- to de la Escuela Normal. Para la reprimenda pública to- dos los alumnos son reunidos en el anfiteatro cuando alequista, \i autorización de permanecer a sus espensas, como pensio- nario, durante un tercer año. Art. 28. La enseñanza es teórica i practica. La enseñanza teórica se compone del modo siguiente— 1. ° Instrucción moral i relijiosa. 2. ° Lectura, gramática i lengua materna. 3. " Aritmética,jeometría i dibujo lineaL 4. ° Escritura, teneduría de libros i contaduría comercial en lo que concierne al establecimiento i redacción del pre- supuesto municipal. 5. ° Historia i jeografia. 6. ° Pedagojia. 7. ° Dibujo lineal según el método Dupuis (1). (1) Este método se contrae a la copia mecánica de productos de 1» industria, muebles, vasos, máquinas i todo lo que puede requerirse pa- ra la aplicación del dibujo a objetos de utilidad. — 2a7 — «.o Nociones de tísica, de química, de historia natural ,|icables a los usos de la vida. %* Redacción de las actas del estado civil i de procesos terbales. 10. Música, canto i canto llano. 11. Jimnástica. Art. 29. Cada profesor redacta, todos los años antes Je la entrada, el programa de su curso para el año. Indica en él las obras que se propone poner en manos de los alumnos. Los programas son remitidos al Director que los presenta con sus observaciones, a la comisión de inspección. Estalos modifica si hubiere lugar, i en seguida son remiti- das al Consejo real. Art. 30. La instrucción relijiosa se da a los alumnos- uiaestros, según la relijion que profesan, o por un sacerdote católico, o por pastores de otro culto. Esta instrucción consiste esencialmente en el conoci- miento del antiguo i nuevo testamento i en el estudio del catecismo. Art. 31. El curso de Pedagojia se divide en dos par- lo. En la primera examina el profesor todas las cuestiones cnerales de enseñanza; i hace conocer los diversos mé^ 'os de la misma. Este curso está necesariamente con- ado al Director de la Escuela Normal. En la segunda rte se ejercita a los alumnos-maestros en la práctica de i métodos mas simples i mas favorables a la instrucción elos niños* Esta segunda parte está confiada bajo la ins- cción del Director, a los maestros encargados de la con- sta de las escuelas de niños anejas a la Escuela Normal. Art. 32. Los cursos tienen lugar todos los dias del año, vcepto los domingos i los dias de fiestas conservados, el el viernes i el sábado santo , el— >38 — * lunes de Pentecostés, i el día de la fiesta del Rei (fjest) nacional). A mas de esto los cursos son interrumpidos desde el lu. lies de Pascua hasta la tarde del domingo de Cuasimodo. Las vacaciones comienzan el primero de setiembre i con- cluyen el dia designado por el Ministro para la entrada en los colejios reales¿ Art. 33. Los alumnos-maestros componen cada mes en instrucción relijiosa, lengua materna, en Matemáticas,en Historia i Jeografía i en Escritura. Los alumnos-maestros de 2.° afío componen ademas cada tres meses solamente, en los cursos de Agricultura, i délas v nociones f isicas, de química i de historia natural. Art. 34. Los alumnos-maestros, al fin de cada año, rin- den un examen ante la Comisión de Instrucción primaria, en el cual se decide si son admitidos a seguir el curso de segundo año o si deben abandonar la escuela. En este caso pierden la beca que han obtenido el año precedente. Art. 35. La enseñanza práctica se dá én las escuelasde niños que están anejas a la Escuela Normal. En los edificios de la Escuela están reunidas : L° Una escuela primaria superior municipal. 2.° Una escuela privada tenida según el sistema de ense- ñanza mutua. 3»° Una escuela privada según el sistema simultáneo misto» 4.° Una sala de asilo municipal. Art. 36. La Escuela primaria superior aneja a la Escue- la Normal es escuela municipal; pero está colocada bajo la inspección inmediata del Director de la Escuela Normal; i la administración se reserva el derecho de presentar a la elección de la Comisión de instrucción primaria i del Con- — •>:«) — .«.jo municipal los candidatos al empleo de Director de es- ta escuela primaria superior. La enseñanza es dada por este Director que tiene el títu- lo de Institutor municipal, i por los profesores de la Escue- la .Vormal. Los alumnos-maestros que ya han tenido su breve o di- ploma i que aspiran al diploma superior, se ejercitan allí en la práctica de la enseñanza primaria superior. Art. 37. Cada semana, por rol, son enviados dos alum- nos-maestros de segundo año, a la Escuela elemental, lle- vada según el sistema mutuo, i otros dos igualmente de 2." año a la de sistema simultáneo mistó. Deben permanecer en ellas desde las diez de la mañana hasta las doce i media. Son en ellas ejercitados en la práctica de estos dos méto- dos bajo la dirección de los maestros encargados de la con- ducta de dichas escuelas, de manera que puedan condu cirlas ellos mismos el viernes i sábado. Art. 38. Todos los inviernos después del 1.° de octubre hasta el 20 de marzo, se abren por la noche clases de obre- ros adultos de las siete a las nueve; los obreros vienen a re- (ibir lecciones de lectura, escritura, ortografía, cálculo, di- bujo lineal i música. Son distribuidos en clases de 30 a 40 alumnos; cada una de estas clases es confiada a cuatro o cinco alumnos-maestros de segundo año que dan lección por orden de rol; pero uno solo de estos alumnos-maestros debe dirijir la clase cada noche. Un alumno-maestro es elejido por el Director de la Es- tela Normal, para llenar la función de monitor jeneral. Uno de los profesores de la Escuela Normal i el Direc- tor están siempre presentes, sea para mantener el orden, ** para dirijir a los alumnos-maestros en las lecciones f* flan.— 240 — Art. ¡Jí). $(kd alumnos deben estar cada uno en su puesto de rodillas i K hace la oración de la mañana. Art. 55. El mas absoluto silencio debe reinar durante — 243 — los estudios. Es prohibido reclinarse contra las mesas ni tener abiertos sus escritorios. Todos los alumnos-maestros deben estar con la cabeza descubierta a menos que el mé- dico no haya prescrito lo contrario a algún alumno, por me- dio de una boleta escrita. Art. 56. Es espresamente prohibido salir de su lugar para consultarse con un alumno-maestro, ni dirijirse bi- lletes. Es igualmente prohibido pedir prestados los cuader- nos de sus camaradas para ayudarse en el trabajo. Todo cuaderno que se tomase en poder de otro alumno que no sea su propio dueño, será enviado inmediatamente al Di- rector, a menos que no se trate del dictado hecho por el profesor, i que algún alumno-maestro que hubiese estado ausente o enfermo se viese forzado a copiar. Art. 57. Ningún alumno-maestro podrá salir durante los estudios a ménos que no se encuentre indispuesto. Sien- do los estudios i las clases precedidos i seguidos de momen- tos de recreación ; los alumnos-maestros deben habituarse a no interrumpir su trabajo. Después de la clase de la mañana a las diez tienen los alumnos-maestros un reposo que dura cinco minutos. Las lilas se forman en seguida para pasar a las clases de mú- sica. Art. .58. Durante la comida i durante la cena, un alum- no-maestro hace una lectura instructiva en una obra desig- nada por el Director. Art. 59. Ningún alumno-maestro puede guardar dinero en su bolsillo o en su baúl; el que tuviese debe ser deposi- tado en la caja de la escuela, para serle entregado a medi- da que lo vaya pidiendo. Art. 60. Todos los envíos de dinero hechos a los alum- nos-maestros por un bono contra la posta deben ser entre-— 244 — gados al conserje de la escuela, a quien el Director depor- tas ha autorizado a pagar los bonos bajo la firma de lUs alumnos-maestros que son portadores de ellos. Art. 61. Los alumnos-maestros van a los vestiarios du- rante el invierno desde la una hasta la una i media, lo* miércoles i sábados de cada semana; i durante el estío el miércoles de 7 i J a 8 de la mañana; i el domingo antes del oficio de la mañana. En invierno i verano van ademas todos los limes durante la media hora del desayuno apo- ner en orden los vestidos que han servido la víspera. El domingo a la salida de la misa los alumnos van en fila i en silencio al dormitorio a tomar sus blusas i descienden en seguida. Art. 62. Ningún alumno-maestro puede entrar al dor- mitorio ni al vestiario en otras horas que las designadas en el artículo precedente, sin un permiso del Director, i en es- te caso el alumno-maestro debe ir siempre acompañado del conserje o de un mozo de servicio. Art. 63. Todos los juegos de cartas i de asar son prohi- bidos. Es prohibido jugar dinero a especie ninguna de juego. Art. 64. Todas las recreaciones deben hacerse al aire li- bre, excepto en la noche, en el invierno, i en los dias lluvio- sos. La clase de música sirve entonces de sala de recreación. Art. 65. Es espresamente prohibido correr en el jardín ni ejercitarse en la jimnástica durante las recreaciones. Se necesita una autorización especial del Director para entre- garse a los ejercicios j imnás ticos, en otros momentos que los consagrados a las lecciones. Art. 66. Durante las horas de recreación los alumnos- maestros son por orden de rol, ejercitados en los trabajo5 de carpintería i cartonaje. — -2 lo — Toman también parte en los trabajos de jardín^ hacen la labor, las cavas i se ejercitan en las podas i en la dirección délos árboles. Art. 67. Los alumnos-maestros no pueden ir a casa del conserje sin la autorización del maestro adjunto cualquie- ra que sea el objeto que los lleve ; i no deben permanecer allí sino el tiempo estrictamente necesario. Art. 68. Los alumnos-maestros no pueden recibir visi- tas sino en las horas de recreación, i solamente de las per- sonas que habrán sido individualmente autorizadas por el Director. Estas visitas no pueden ser recibidas sino en el locuto- rio ; los parientes no pueden penetrar en el interior de la Escuela. Art. 69. Cuando los padres de un alumno-maestro vie- nen el domingo a visitarlo, el Director puede acordarle a titulo de recompensa a este alumno-maestro el permiso de salir después de vísperas bástala hora de cenar. Este per- miso no puede ser acordado mas de una vez por mes. Art. 70. Todos los domingos i dias de fiestas los alum- nos-maestros después de los oficios son conducidos a pa- seo por el maestro-adjunto. El lugar del paseo es indicado por el Director. Art. 71. Cuando el tiempo no permitiese el paseo, ha- brá estudio de 2 a 4 horas de la tarde. Art. 72. Si un alumno-maestro se tomase la libertad de separarse sin permiso, si aprovechase del paseo para ir a otro lugar que el designado por el Director, esta falta gra- ve será en el acto diferida ante la comisión de inspección. Art. 73. A épocas indeterminadas, cuando el Director '°juzgue conveniente hace una revista de los libros i de to- tas los objetos de enseñanza. Cada alumno-maestro debe— 246 — presentar todo lo que le ha sido confiado en el momento de su entrada en la Escuela. Art. 74.' Fuera del caso de falta grave, para el cual el artículo 12 de la ordenanza envía el asunto a la comisión de inspección, el alumno-maestro que ha faltado a su de- ber puede ser castigado por el Director. Los castigos que pueden aplicarse son:—1.° La consigna, esto es negativa de permiso para salir tal como queda autorizado por el ar- tículo 62.—2.° La reconvención simple. 3.° La recon- vención en presencia de toda la escuela. Este último cas- tigo es consignado en los rejistros de la escuela. Art. 75. Todo alumno-maestro que hubiese recibido una advertencia deberá callarse. Toda observación, aun en el caso en que él crea tener razón, es contraria a la buena disciplina. Art. 76. Cada alumno-maestro recibe a la salida de la escuela un certificado del Director, que acredita su con- ducta, su aplicación, su aptitud para la profesión de insti- tutor, i sus progresos en sus estudios. Este certificado es transcrito sobre el rejistro arriba mencionado. TITULO IV. De la jestion económica. Art. 78. Las entradas del establecimiento se componen: 1.° del sobrante del ejercicio precedente; 2.° de los fondos acordados para las becas universitarias, departamentales, municipales o particulares; 3.° de los complementos de beca pagados por las familias; 4.° de las sumas pagadas porcada pensionario libre; 5.° de las sumas acordadas por la Universidad sobre los fondos afectos a la instrucción primaria; i de las sumas destinadas por los departamentos — 247 — independientemente del premio de las becas, para hacer frente a los gastos jenerales &c; 6.° de una retribución de quince francos que cada alumno-maestro, bequista o pen- sionario, paga al entrar en la escuela. Las becas, los complementos de beca, i las pensiones, son pagadas por trimestres anticipados. Art. 79. Los gastos se componen: 1.° de los honora- rios del Director i de los maestros adjuntos; 2.° de los sa- larios de los domésticos; 3.° de los gastos de mantención, leña, alumbrado i lavado del establecimiento; 4.° de los gastos de reparación del amueblado maltratado en el esta- blecimiento; 5.° de los gastos de adquisición i de los libros, papel, plumas, tinta, cuadros i otros objetos de arte i de estudio necesarios para los cursos i para los trabajos de los alumnos-maestros; 6° de los gastos de reparación de los edificios. Art. 80. El Director de la Escuela Normal es al mismo tiempo el econóno. El solo es responsable i él solo tiene de- recho de ordenar los gastos i de formar las cuentas. Todas las cuentas , facturas i todas las piezas de contabilidad de cualquier clase que sean, deben ser vistas , aprobadas i fir- madas por él. Todos los contratos, compras, son hechos en su nombre i bajo su responsabilidad. Art. 81. Uno de los maestros adjuntos, nombrado por «1 ministro, a presentación del Director, i después de ha- ber tomado parecer a la comisión de inspección, es encar- gado de llevar los libros, i hacer todas las escrituras rela- jas a la jestion i economía. Art. 82. Los contratos hechos para las principales pro- piones no pueden tener ejecución sino después de haber sido aprobados por la comisión de inspección. Todos los «astos imprevistos i que excedan de 30 francos, deben— -248 — igualmente ser provisoriamente autorizados por la comi- sión ; sin lo cual son desechados i dejados a cargo del I)¡. rector. Art. 83. El Director lleva un diario de entradas i salí- das, un rejistro destinado a comprobar la entrada i la sali- da de los alumnos-maestros, uii rejistro de cuentas abier- tas a los alumnos-maestros que no gozan sino de una por- ción de beca i a los pensionarios; un rejistro de cuenta» abiertas a las diversas provisiones, i un libro de almacén Estos libros son llevados, conforme a los modelos envia- dos por el ministro. Art. 84. Los objetos de gastos menudos que no son de naturaleza de poder formar provisión, i de los cuales no puede sacarse recibo, son llevados en cuadernos bedoma- darios, i el montante por semana es inscrito en masa el sábado por la noche. Art. 85. Corriendo el 1." trimestre del 1." año, el Di- rector presenta la cuenta del ejercicio precedente apoyada en piezas justificativas. Una copia de la cuenta se añade al presupuesto del año siguiente que presenta a la comi- sión el Director, i que la comisión trasmite al ministro. Art. 86. El saldo que resulta de la cuenta jeheral a empleado principalmente en aumentar los medios de in-- truccion de los alumnos-maestros , i a mejorar el estableci- miento, bajo el aspecto material. Art. 87. Las sumas que no son empleadas sobre el sal- do realizado, son colocadas en rentas sobre el estado en nombre de la Escuela Normal. Art. 88. Los poseedores de beca que no obtienen M* una parte de beca deben entregar una acta por la cual su* padres o tutores se obligan a pagar la porción de beca q"f corre a su cai go. — 24» — Los pensionistas libres deben entregar una acta seme- jante, en lo que concierne a la pensión entera. Abt. 89. Todo bequista, sea a pensión entera, sea a media pensión, contrae al entrar la obligación de ejercer durante diez años consecutivos las funciones de institutor municipal, o de reembolsar el monto de su pensión en el caso de que no llenase las condiciones de esta obligación. El padre del alumno-maestro, la madre en defecto del padre, el tutor en defecto del uno i del otro, clan su consen- timiento, obligándose a demás al mismo reembolso en el caso de no efectuarlo por si mismo el alumno-maestro. Art. 90. En el momento de entrar en funciones el Di- rector se levanta a su vista i en presencia de los dos miem- bros de la comisión, un inventario exacto i completo de todos los objetos muebles pertenecientes a la escuela. Se hacen dos ejemplares de este inventario, uno de los cuales queda en manos del Director i el otro es depositado en los archivos de la escuela. Todos los años en el mes de octubre se procede a una verificación del inventario con las mismas formalidades. Un duplicado del proceso verbal de esta cola- ción se agrega al presupuesto. Reglamento Interno de la Etacuela üíornial de Versalles. Art. 1.» La disciplina está en todos respectos confiada ■ Director. Un maestro pasante lo ayuda i lo representa. Elle adjunta cada mes dos alumnos-maestros, que bajo el Mulo de camaradas vijilantes ayudan a mantener el orden e—Manejo de las praderías—Desti uccion de las yerbasi de los animales dañosos—Desempedrado—Descripción i propiedades de las gramíneas que pueden entrar en la tor- niácion de las praderías naturales i de los pastajes—Con- servación i renovación de estas praderías—Siega del heno, instrumentos que necesita—Retoño — Conservación del heno. Praderías artificiales—Ventajas que presentan—Man- tención de los ganados en el establo—Relación entre la es- tensión de los pastajes i el número de animales que se puede crear con ellos—Preparación del suelo—Manejo de las tierras—Cultura de las plantas leguminosas que produ- cen forrajes—Trébol—Alfalfa—Pipiragallo—Espartilla- Cosecha de los forrajes—Instrumentos que ella exije- Conservacion de los forrajes. Otras plantas, amas de las gramíneas, í las leguminosas forrajeras, arbustos, árboles, cuyos productos pueden ser vír a la mantención del ganado. Seguotlo Bfli». CUARTA PARTE. Viña, moreras, Olivos Sfc. Plantas utilizadas por las <¡T f Viña—Clima, terrenos, esposiciones que les conviene —Raices, cepas, sarmientos, ramas, hojas, zarcillos, W — 205 — t03—Diversas especies de plantas—Plantas de la viña— Trabajos de conservación—Correctivos i ab >nos—Rejene- iac¡on por mugrones i plantas—Poda—Despampanadura— Arrodriganamiento—Incisión anular—Injerto—Despam- pano. Insectos dañosos a la viña—Medios de destruirlos— Influencia de las heladas, del granizo, de las nieblas i de la lluvia sobre la viña—Enfermedades de la viña. Moreras.—Variedades de moreras — Multiplicación— Injerto—Plantio—Poda.—Manejo—Cosecha de las hojas ¡del fruto—Cultura particular de la morera multicaulis— Lou. Olivos.—Variedades de olivos—Clima i tierras que le convienen—Multiplicación — Plantío—Manejo—Influen- cia de las heladas—Cosecha de las aceitunas. Nogales.—Variedades—Multiplicación—Plantío—Cul- tura—Cosecha. Oblon.—Clima i tierras que le convienen—Plantío— Cultura—Cosecha—Destinación—Conservación. Nociones de la cultura de las plantas de tinte. Garance—Gualda—Azafrán—Cártamo—Pastel—añil, kc Plantas aromáticas.—Naranjo—Rosal—Jazmín—Cla- vel—Tuberosa—Anjélica—Aniz—Coriandra—Lavanda. Plantas medicinales.—Ruibardo—Orozus—'Malvavisco -Adormidera—Menta—Melisa—Absinto &c. .&. Cardón de cardar—Soda—Sumaco, &c. &c. &c. QUINTA PARTE. Jardines de hortaliza i huertos, injerto i talla de los árboles. Hortaliza.—»Su destino, su importancia — Situación, 28— 200 — preparación, mejora, i disposición del terreno-1— Proceder para calentar el suelo, i apurar la vejetacion—Arriate—- Capas—Aporcas — Cajas—Toldos—Conservatorios fríos conservatorios calientes — Procederes para abrigar |ai plañías—Rompe-viento —Campanas—Marcos—Paja qUe. mada—Esteras—Cercados i cercas vivas—Organos de desarrollo i reproducción de los vejetales—Raices, cuella, tallo, brotes, frutos, flores, cáliz, corola, estambres, pistil, &c, frutos, pericarpio,granos, embrión, &c. Enfermedades de los vejetales—Animales dañosos a los vejetales — Siembras — Riegos — Repica — Instrumentos i utensilios—Cosecha i conservación de los granos, délas raices, &c. Cultura de los vejetales de raices nutritivas—De tallos i hojas nutritivas—De flores nutritivas—De frutos nutriti- vos- De semillas nutritivas—Trabajos mensuales de hor- taliza. Huerto de árboles frutales.—Su destino, su importancia —Elección i esposicion del terreno—Disposición de los plantíos—Cercado—Arboles que deben entrar en la com- posición de un huerto—Epoca de la madurez de sus firotM —Semillas—Multiplicación de las plantas por sus ex-cre- sencias—Por mugrones—Por estacas. Pepíñeras—Trasplante—Plantío definitivo. Injertos—Injerto por aproximación .—Por hendidura del palo—por hendidura de la corteza—Injertos herbáceos— Poda de los árboles frutales—Poda de formación—Poda de cultura i de conservación—Poda de restauración. Enfermedades de lo» árboles frutales—Animales daño- sos a los árboles frutales. Cuidados que deben tenerse con los árboles que produ- cen frutos de cásea ra dura—Frutos de carozo—Frutos de — -207 — ()e|,a—Frutos en vainas—Cosechas i conservación de las Hutas. SESTA PARTE. Arboles i arbustos silvestres—Estanques de pescado. Importancia de los bosques—Descripción de sus pro- ductos—Arboles i arbustos indijenos o exóticos—Arboles de liojas caducas—Arboles recinosos. Bosques naturales—Plantío de bosques—Siembras— Elección de las semillas i de las tierras—Cuidados que de- ben darse a los almacigos. Plantíos.—Elección de las plantas i de las tierras—Pre- paración del suelo—Diversos modos de plantío—Epoca délos plantíos—Cuidados que deben tenerse con las plan- tilas—Rosa—Poda—Entresaca. Be las diferentes especies de bosques.—Soto—Bosque bravo—Preparación—Replante—Rejeneracion. Esplotacion de los bosques—Empleo de las maderas— Leña—Carbonnje—Marina—Construcción—Carrocería&. Plantas i animales dañosos a los bosques—Daños cau- •idos por las nieves, heladas, 6cc. i otras causas atmosfé- ricas. Estanques de pescados.—Su utilidad—Establecimiento i construcción—Modo de poblarlos — Cria del pescado- Pesca—Labranza de los estanques—Cultura del suelo en pastaje. Tercer aúo. SEPTIMA PARTE. Animales domésticos. Aballo t rata caballuna.—Historia del caballo—Des-— 268 — cripcion de las diversas partes del caballo—Medios de co- nocer la edad del caballo—Aplomo i movimientos—En- fermedades de los caballos—Cuidados que deben prodi- gárseles—Hierra de los caballos—Harneses—Limpia ca balleriza—Nutrición—Diferentes razas de caballos—Ca- bailo de tiro—Caballo dé lujo—Crianzas. Asno.—Historia del asno—Razas i variedades—Su uti- lidad—Muías—Su oríjen—Uso i utilidad. Buei—Maza vacuna.—Historia del buei—Descripción de las diversas partes del buei—Diversas especies de bue- yes—Bueyes para el trabajo—Bueyes para engorda—Va- cas lecheras—Enfermedades de los bueyes—Cuidados que sé les han de prestar—Establo—Limpia—Alimento- Engorda—Ordeña de las vacas. Oveja, raza ovina.—Historia de la oveja—Descripción de la oveja—Diversas razas de ovejas—Redil—Guarda de las ovejas—Engorda—Lana—Trasquila—Enfermedades, curación—Perro de guarda de pastos. Cabra.—Diversas razas de cabras—Productos.—Puer- co—Descripción—Diversas razas de puercos—Cochanibie —Porquerizo—Alimento—Engorda — Enfermedades de los puercos—Cura—Productos del puerco. Envenenamiento i asfixia del ganado—Vicios redibito- rios. OCTAVA PARTE. Economía rural. Gallo i gallina.—Del gallinero—Engorda—Knt'cnm- dades—Incubación de los huevos, i cria de los pollos. Pavo— Pintada—Paro reaIjfaisan. Ganso—Pato—Engorda. Palomas. — 260 — Conejos.—Razas—Alimento—Gazapera—Coneja—En- fermedades. Abejas.—Descripción—Variedades—Costumbres—Tra- ^jog_Postura—Colmena—Cuidados que han de prestar- las abejas—Formación de los enjambres—Combates —Viajes—Cosecha de la miel i de la cera—Uso de la miel ¡ de la cera. Gusanos de seda. — Descripción—Transformación—Ali- mento—Hojas de morera—Operario—Cuidados que han de tenerse con los gusanos durante las diversas edades— Formación i cosecha de los gusanos—Mariposas—Semilla —Enfermedades de los gusanos de seda—Preparación de la seda. Leche.^-Lechería—Utensilios—Diferentes calidades dé leche—Trabajos de la lechería. Mantequilla—Utensilios—Diferentes calidades de man- tequilla—Proceder para la fabricación del queso—Salason —Diferentes especies de queso—Asociaciones para las diferentes especies de queso. Lanas.—Diferentes calidades de lanas—Apartado—La- vado—Conservación. Preparación de las plumas de escribir. Carnes saladas. Medio de sacar partido de los animales muertos. Vinos. — Vendimias — Embasaje—Fermentación—Tra- siega—Estruje—Preparación de los vinos—Bodega i ba- *ija—Conservación—Enfermedades. Fabricación del aguardiente—Del vinagre—De la cidra —De la cerveza—De las bebidas de diversos frutos. Fabricación del aceite de aceitunas.—De los aceites de -ranos— De los aceites volátiles.— 270 — Conversión de las plantas textiles en hilo.—-Putricion del cáñamo—Agramado—Molido. Estraccion de la fécula de patatas. Fabricación del carbón de leña. Preparación de la turba. Medios de utilisar los diversos productos de los anima- les, de los vejetales, de los mimerales. NOVENA PARTE. Lejislacion i contabilidad rurales. Definición de la propiedad rural—Diversas especies de propiedades—Muebles e inmuebles. Cursos de agua.—Aluviones—Policía de las aguas- Diques i calzadas—Derecho de pesca—De la delimitación de las propiedades rurales—De las expropiaciones de las propiedades rurales—Plantíos—Maderas destinadas a la marina—Descuaje—Derechos de uso. Desecación de los pantanos. Délas canteras, charcos i receptáculos. Délas servidumbres rurales de interés público i de uti- lidad particular. Contratos de arriendo—Contrato de inquilinaje. Guardas campestres i guarda bosques. Administración i modo de goce de los bienes ariales. Caminos vecinales. Atribuciones de las diversas autoridades administrativas. Atribuciones de las diversas autoridades judiciarias. De las penas impuestas a las contravenciones, los deli- tos i los crímenes, en materia de propiedades rurales. De los impuestos establecidos sobre la propiedad terri- torial—Catastro—Mutaciones de propiedades territoriales. — 271 — Peí establecimiento de los caminos comunales i délos raminos de erotacion—Trazado de los caminos—Calza- ba;_Conservación i mejoras—Prestación en naturaleza. Del cercado de las propiedades rurales—Murallas—Fo- jos—Cercos vivos. Necesidad de una contabilidad rural—Sus ventajas—In- ventario—Diario de los trabajos i de las operaciones— Libro diario de caja—Cuentas de cultura—Cuentas de ga- nado—Cuentas de arrendatarios—Libro de almacén— Cuentas del corral de aves—Cuentas de jornaleros—Gran |¡br0—Balance anual de cuentas—Inventario—Apertura de cuentas nuevas. Algo mui digno de noticia subministran las Escuelas Normales, o los Seminarios de maestros de la Prusia ; pero es de tan elevado carácter que seria por demás incorporarlo en el testo de esta obra, escrita con el objeto de dirijir los primeros ensayos de los gobiernos americanos en una ca- rrera en que la Prusia les precede de siglos. Aquello es ya el bello ideal de la enseñanza normal, o de la profesión augusta del maestro de escuela. Hace veinte años por lo menos que la Prusia ha comple- tado la dotación de Escuelas Normales que corresponde a *us catorce millones de habitantes, a cada quinientos de los cuales corresponde una escuela primaria; i como de los exámenes de aptitud que rinden los alumnos-maestros al fin de los cursos normales que en Prusia duran tres años, resultan algunos examinados desechados, se han creado escuelas preparatorias para formar en ellas candidatos para lúe puedan optar a la admisión en los seminarios de maes- tros. En aquellas escuelas preliminares ensayan los alum- nos sus aptitudes i los maestros observan los caracteres, ta inclinaciones del neófito para consagrarse a la enseñan-— 272 — za, porque bastaría un poco de frialdad en los modales a|. guna dureza en el órgano de la voz, o bien poca pront¡tU() de concepción para escluirlo de entrar en el gremio de los profesores. Las materias de que se examinan los alumno* en estas escuelas preparatorias son : 1.° rapidez para pen- sar, de lo que dan muestra, desempeñando una composi- ción sobre un tema improvisado i en el espacio de tiem- po indispensable para poner por escrito el trabajo; 2." lengua alemana, incluyendo en ella, ortografía i composi- ción, historia, descripción de la tierra, conocimiento de la naturaleza, dibujo i caligrafía: 3.° relijion, conocimiento de la Biblia, aritmética mental, canto, ejecución en el violin, prontitud i facilidad de hablar. Como la educación que se dá en las escuelas superiores es tan adelantada, los jó- venes que se presentan para ser alumnos-maestros en los seminarios, traen ya una vasta instrucción, que desenvuel- ven i perfeccionan con aplicación al arte de enseñar. El estudio de la lengua comprende naturalmente la retórica, la lójica i la literatura filosófica; la aritmética abraza ál- jebra i matemáticas mistas ; la jeografía comprende nocio- nes jenerales de comercio i de manufacturas, i el conoci- miento de las varias producciones botánicas i zoolójicas de las diversas partes del mundo; el dibujo lineal incluye dibujo de perspectiva, plano de máquinas, la copia de to- da clase de modelos, i de objetos naturales. La música es enseñada con toda perfección, tanto en lo que hace ala parte teórica como a la ejecución, apunto de enseñara las reglas de la armonía i de hacer en los exámenes que dado el tono i un compás de una composición musical, ca- da alumno vaya añadiendo un nuevo compás, ajustado en su invención a las reglas del arte. Así, pues, estos maestros prusianos, pudieran en una oposición de cátedras en — 273 — tituto Nacional, dejar un poco deslucida nuestra capacidad profesional aún para los ramos de la alta enseñanza. Para ilustración de esta suprema capacidad de enseñar, citaré lo que M. Mann de Massachusetts presenció en Colonia, en una escuela Burguesa o superior, pues que yo por mi ig- norancia de la lengua alemana estaba privado de gozar de la observación personal, contentándome con pedir espira- ciones a los maestros con quienes me entendía en francés. En el programa de los exámenes que presenció se anun- ciaban los trece ramos siguientes : relijion, alemán, francés, latín, ingles, italiano, jeografía, física, aritmética, jeome- tría, dibujo, caligrafía i canto. "En aritmética después de haber ocupado un corto tiempo en esponer las meras re- laciones de los números, los pupilos dieron cuenta délos diversos pesos i medidas de los Estados vecinos; del valor relativo del oro i de la plata, según lo determinan las leyes de diferentes naciones ; de la moneda corriente de todas las naciones de Europa i de los Estados Unidos de Amé- rica. Exijióseles cambiar moneda de una denominación i pais en otra moneda distinta. Después de esto fueron exa- minados en electro-magnetismo, habiendo aparatos en que hacer los esperimentos. Una clase de niños de trece a diez i siete años fue examinada en seguida en lenguas inglesa ¡ francesa. Durante el ejercicio en francés, maestro i dis- cípulos hablaban en francés, i durante el ejercicio de ingles, maestros i discípulos hablaban el ingles. Estos ejercicios consistían en traducciones, análisis i observaciones jenera- les. Las observaciones del maestro sobre la construcción •jénio de la lengua inglesa, habrían hecho honor aun pro- fesor de uno de nuestros colejios de Boston. La falta de tiempo escluyó el exámen en latin e italiano, pero todo lo '29— 274 — que habia visto i oido habia sido de tal manera desem- peñado que me hacia augurar su capacidad para rendir igual examen en estas materias. Vino en pos la declama- ción en tres lenguas." &.a Esta altura de enseñanza i la corta escala a que por aho- ra nos es posible aspirar en la nuestra, me ha hecho supri- mir en este trabajo todo lo relativo a la lejislacion i prácti- ca de los exámenes de capacidad docente i pedagójica que deben rendir los maestros de las Escuelas Normales íintes de ser admitidos a desempeñar las funciones de su ministe- rio. Las lejislaciones de Prusia, Holanda i Francia, abun- dan en disposiciones jenerales i reglamentarias sobre este punto vitalísimo, i arredraría mas bien que servir de mo- delo i de estímulo la multitud de requisitos que constitu- yen la aptitud i la universalidad de conocimientos que se exijen para la aprobación. Nuestro programa de exámenes lo tenemos en el programa de la Escuela Normal, no pu- diéndosele exijir al alumno-maestro otros conocimientos que los que se le dan, i ni aun estos a los maestros que sin los estudios profesionales de la Escuela Normal desempeña- rán por largo tiempo las funciones del maestro de Escuela. Sucede también que aquellas lejislaciones europeas so- bre exámenes, de que omito dar cuenta, han precedido de mucho tiempo a la creación i jeneralizacion de las Escue- las Normales que como lo he dicho ántes son de mui re- ciente existencia, i cuya enseñanza profesional i uniforme hace escusado el exámen de recepción del maestro o pu- ramente accesorio, cuando este trae un diploma que acre- dita haber terminado sus estudios en la Escuela Normal i hallarse por tanto calificado, por autoridad competente, para el desempeño de las funciones de maestro./ EMPLEO PRIMER DIAS. DESDE LAS 5 HASTA LAS 3 I ¿. DESDE LAS 5 HASTA 5 I J. DESDE LAS 7 I 4 HAS-XA LAS 8. DESDE las 8 Hasta LAS 10. DESDE LAS IOHisti LAS 11. Ul Ll'NES. Levantarse, rezar a lus 5 i J. Estudio desde las tí hasta lus ; i ¡. Almuerzo, recreo. Agricultura Música. Martes. Levantarse a las 5. Estudio desde las 5 i 1 hasta las 7 i 4. Almuerzo desde las 7 i 4 hasta las 8. Pedagojia. Id. Miércoles. Id. Id. Id. Historia antigua. Id. J11. VES. Id. Misa desde las 7 hasta las 7 i 4- Id. Gramáticn. Estudio. Viernes. Id. Id. Id. Jeografla. Música. Sábado.' Id. Id. Id. Estudio. Id. Domingo. Estudio desde las 5 i | hasta 0 f. Dormitorio desde lus 6 f hasta lus 7 i 4. Misa desde las 7 i 4 hasta las 0. Id. Estudio. EL TIEMPO. ANO. DESDE DESDE DESDE DESDE DESDE DDSDE ,.t i ii bastí LAS 3 1 i- LAS 3 1 4 HASTA LAS 4. LAS 4 HASTA LAS 0. LAS tí HASTA LAS 7. LAS 7 HASTA LAS 0 I 4- I.AS0 1 4 hasta las lu. Catecismo, Estudio. Recreo. Historia. Ceno, recreo. Estudio. Rezo, lectura i acostarse. Gramática. Id. Dibujo. Id. Id. Id. Estudio. Id. Estudio. Id. Id. Id. Id. Id. Aritmética. Id. Id. Id. HUt. santa. Id. Estudio. Id. Id. Id. Gramática. Id. Aritmética. Id. Id. Id. Vísperas. Paseo. Pasco. Id. Estudio desde las 7 i 4 husta 8 i Id. EMPLEO SEGUNDO DIAS. DESDE LAS 5 HASTA LAS 5 I 4- Uní». Martes. lllUI»l n Jueves. VlEHNES. Sábado. Domingo. DESDE LAS 5 I J HAS- TA LAS 7 I í¡. DESDE I.AS7 1 i HAS- Levuntarse, rezar a las S i 4. Levantarse a las 5. 1(1. Id. Id. Estudio des- de las 5 i hasta las «i- Estudio des- de las (i has- ta las 7 i J. Estudio des- de las 5 i i hasta las 7 i i. _ Almuerzo, recreo. Almuerzo desde las 7 i ¿ hasta las ». Misa desde las 7 hasta las 7 i ¿. Id. Id. Dormitorio desde las (i | hasta las 7 i 4. Id. Id. Misa desde las 7 i 4 has- ta las 9. DESDE LAS 8 HASTA LAS 10. Administra- cion muni- cipal. Pedagojiu. DESDE i.as lo msn 1 lis 11. M úsicn. Física. Jeografm. Agricultura Historia ile Francia. Estudio. Id. Estudio. Músicn. Estudio. DEL TIEMPO. ANO. DESDE j 1 1 J HAS- I Ti LIS 3 1 ¿- Estudio. Dogma. Estudio. Fuica. Estudio. Historia de la Iglesia. Paseo. DESDE DESDE DESDE DESDE DESDE I.AS 3 1 ¿ HASTA LAS 4. LAS 4 HASTA LAS tí. LAS 0 HASTA LAS 7. Utfl 7 HASTA LAS 9 I £. LAS 9 1 j HASTA LAS 10. Recreo. Jeomctria. Cena t recreo. Estudio. Rezo, acostarse. Id. Gramática. Id. Id. Id. Id. Jeomctria. Id. Id. Id. Id. Gramática. Id. Id. Id. Id. Aritmética. Id. Id. Id. Id. Gramática. Id. Id. Id. Pnsco. Paseo. Id. Estudio desdo las 7 i i hasta las 8 i*. Id. CAPITULO V. SALAS DE ASILO. Soa las Salas de Asilo, la última mejora que la instruc- ción popular ha recibido. No hace 10 años que tuvieron oríjen en Inglaterra i se ensayaron en Francia bajo la di- rección deM. Cochin. En 1847 había en París 26 esta- lecimientos, todas las provincias se esmeraban en organi- arlos, i una completa lejislacion había sido provocada pa- rlamentarlas. La opinión pública las considera hoi, omoel primer escalón indispensable para un sistema com- eto Je enseñanza. Las Salas de Asilo tienden mas a preparar la educación oral del niño, que a su instrucción, sin descuidar esta Itima, como medio de invertir el tiempo. La edad de los himnos de estos establecimientos no ha de pasar de siete "os ni bajar de dos. 9u objeto es modificar los vicios del racter, disciplinar la intelijencia para prepararla a la ins- l''on, i empezar a formar hábitos de trabajo, de atención» e wden i de sumisión voluntaria. 30— 282 — Es el hombre un ser moral, que menos obra por la re. flexión i el sentimiento de la justicia que por los hábitos contraidos ; i estos hábitos vienen desde la mas tierna ¡ufan- cía indicando ya el carácter futuro del adulto. La madre educa al niño en los primeros pasos de la vida. ¿Pero sabe lamadre medir las consecuencias de los actos, de las pa- siones, de los gustos, de los hábitos que ella presencia, fo- menta o hace nacer? La madre perteneciente a una clase elevada, confia de ordinario, con la lactancia, la prime- ra educación del párvulo a una nodriza de clase inferior.El niño de seis meses de edad, siente que él es amo, queso madre adoptiva lo respeta; llora i acuden u hacerlo callar: quiere algo, i una servidumbre complaciente seapresuraa satisfacer sus deseos. Así la edad en que por su debilidad estaría el niño condenado a la sujeción que imponen las fuerzas superiores, es la edad del poder absoluto. Un niño reina en su casa; su madre misma le obedece ; bástale para conseguirlo llorar con tenacidad. Todas las leyes natura están violadas; hollada la justicia a cada paso; subvertido el órden natural de dependencia de lo débil a lo fuerte, i que recibe al que dá. Pedid una gota de gratitud a esteco- razón, que se ha habituado a creerse el centro a donde converje toda la familia ; exijid amistad i benevolencia de esta alma helada ya por el egoísmo. Cómo limitar los de- seos del que pide a su nodriza que detenga un batallón que pasa, para oír la música que lo entretiene; el que en el in- sensato orgullo de ver ceder todo lo que le rodea, pide otra vez, que le bájenla luna, para tenerla en sus manos, cuáles son los medios usados por las nodrizas, para aca- llar aquellos llantos estudiados, lenguaje convencional pa- ra hacerse obedecer! Acaso, se empeña en hacerle sentir — 283 — |,, fatalidad délas fuerzas naturales independientes déla voluntad humana ; o que existe un mundo de cosas que no están sometidas a la voluntad del aya, i por tanto a la su- va; que no puede detenerse la marcha de un batallón por ejemplo; que hai principios de justicia que no deben vio- larse; quehai deseos que no deben nacer ni ser satisfechos? Xo. La nodriza tiene una panacea universal para imponer silencio : prometerlo todo para después, i suscitar ideas vasras de terror i de superstición, por esplicaciones absur- das, o por seres nocivos a los niños, el diablo, el coco, el mendigo, el perro negro. Este niño tiene con tales prepa- rativos que lanzarse en la sociedad de los otros que fueron niños como él, i su vida entera es una pugna contra todas las resistencias que encuentra, o un duro aprendizaje quede desengaño en desengaño lo lleva al fin de duro batallar a re- conocer que coexisten leyes supremas, inatacables, sucesión necesaria de causas i efectos, voluntades independientes de la suya, derechos ajenos, justicia &c. La muerte o las en- fermedades suelen con frecuencia venir a poner coto al excesivo abrigo de los vestidos, a la abundancia de alimen- tos, a la falta de ejercicios, a los vicios del aire de los salo- nes, a la violación en fin de todas las leyes naturales, sus- pendidas, por decirlo, en el hogar doméstico para que no sufra interrumpcion la vida faeticia que se le hace llevar. No es menos lastimosa la educación del pobre en sus pri- meros años. Entre qualquieia en el cuarto de cuatro pare- des reducidas en que viven, comen i duermen padre., madre, '"jos, perros, gatos ; donde se lava la ropa ; donde se pre- para la' comida. Dejemos a un lado el aire mal sano; los miasmas pútridos; el desaseo habitual, la desnudez inevita- ble; tomemos solo el espectáculo moral. La madre necesi-— 284 — t¡i ocupar su tiempo, i los niños la perturban. Sus actos dr represión son por tanto, simples desahogos de cólera i de venganza. Necesita el terror de un palo, del primer mué- ble que encuentra, para contener el desorden naciente. £| niño presencia las lucnas brutales que tienen lugar entre sus padres : la calle es el jardin de recreo que los libra de la estrechez del hogar doméstico; la dureza misma de su vida endurece su corazón contra la dependencia : la falti de instrucción de sus padres,, aleja de sus ojos, toda idea de una mejor condición posible |>ara él ; i su ociosidad habi- tual, donde como entre nosotros no hai fabricas que lo em- brutezcan de otro modo,abusando de su naciente fuerza entorpece sus facultades mentales, al mismo tiempo que el sentimiento de la justicia es nulo, el de la mejora imposible. De estos seminarios sale el honi bre llamado plebe, roto; ser punto menos que insensible a las necesidades físicas, nega- do a la acción moral, limitado en su esfera, comprimido por la fuerza brutal, único freno que conoce, dispuesto siem- pre a ensanchar su acción toda vez que sienta aflojársela fuerza de coerción que a falta de sentimientos morales lo tiene sujeto. He aquí, pues, los dos estremos antagonistas en que es criado el hombre en nuestras sociedades; el rico, depravado por la saciedad de sus deseos, por no conocer límites a su voluntad; el pobre endurecido por los sufrimientos, ano- nadado bajo la presión de las necesidades, i del imperio brutal de las fuerzas, distraídas de él que obran en torno de sí. Cuáles son los efectos de las Salas de Asilo para remediar estos males? Sigamos el proceso de la enseñanza que en ellas se da. Desde luego el local se compone de un edificio. — -285 — de un patio plantado de árboles, i de algunos corredores i Valerias. Las amas traen sus niños, i las mujeres pobres se descargan de los suyos en estos depósitos jenerales desde temprano. El patio sombreado en verano, los corredores en jos días lluviosos se pueblan de centenares de párvulos, que desde luego se abandonan ala primera necesidad de su existencia moverse, hablar reir, i esperimentar emociones. Algunas mujeres cuidan de este enjambre bullicioso; no hai peligros que temer para los traviesos; no hai caballos ni carros que los atrepellen como en las calles, ni muebles ni utensilios que puedan romper ; ni pozos en que caigan, ni elevaciones a donde se suban. El llanto es allí inútil; atraeria la atención de un círculo, sin producir resultado ; las querellas se evitan, por el acto simple de separar a los contrincantes, por el espectáculo, por el sentimiento de jus- ticia i mesura que no tarda en desenvolverse : el fastidio es imposible donde la acción i el movimiento parten a la vez de todos los puntos: el hijo del pobre no tiene allí el espec- táculo del malestar doméstico ; no se siente abandonado; uoes rechazado, castigado, reñido; el del rico no tiene a quien mandar, a quien imponer sus caprichos, ni quien sa- tisfaga sus pasiones desordenadas. Como las aplicaciones délas reglas morales no tienen lugar sino en la sociedad, el niño encuentra desde luego, en los primeros pasos de la vi- da, una sociedad compacta, en donde ejercitar sus pasio- nes, que aprenden a limitarse en ciertos límites de justicia i de urden, que forman irrevocablemente su conciencia pa- ra lo sucesivo. Largas horas del dia son consagradas en los Asilos, a es- te desarrollo natural de las fuerzas físicas, i comienzo de «luxación moral. Una o dos tan solo se invierten en la ins-— '286 — truccion propiamente dicha. La horade clase llega, ¡ al son de una sonaja, los niños acuden a formarse, aprenden a marchar, cantando; i las evoluciones que deben conducirlos a sus asientos, les invierten tiempo, i los fuerzan a conocer una multitud de palabras que sin esto tardaría en colectar el niño por su propio esfuerzo. La dificultad mas grande pa- ra la educación de los niños consiste en mantener fija en un objeto su voluble i disipada atención. La naturaleza ha puesto en esta edad tal rapidez en el ánimo para bastar a aprender cuanto necesita para desenvolverse, que en un minuto de tiempo pasa por cien ideas distintas; dejándose atraer por un sonido que oye, por una paja que se mueve i pasando de un objeto a otro, sin permanecer en ningunu con una prontitud verdaderamente asombrosa. Las escue- las, los colejios luchan en vano contra la falta de atención de los alumnos, i los padres culpan a los maestros de no hacerles progresar en la instrucción. ¿Pero, de que medios valerse, para remediar este defecto capital de los niños, in- veterado ya a la edad de ocho años, e incorrejible sino es por medios violentos ? La educación moral de las Salas de Asilo, se contrae especialmente a esta parte nueva de la enseñanza. La primera lección, i la mas duradera porque es la mas difícil, es la de aprender a atender. La maestra dice, silencio! i saca el reló, para que puedan todos oirel golpe de la máquina; hasta que los niños se habitúan a oir desde sus asientos este imperceptible sonido. ¿Quiere la maestra asegurarse de si los niños todos le atienden, mientras ella esplica? Nada hai mas sencillo : al mismo tiempo que habla, está describiendo con un brazo circu- ios horizontales : todos los niños están haciendo otro tan- to : repentinamente este movimiento se cambia por el del — 287 — zapatero que cose, i repentino ha de ser el cambio. Toda la lección se dá en esta continua ajitacion que mantiene en ejercicio el cuerpo, desarrolla los miembros, i muestra que la atención está fija. Los niños no saben contar de uno a ciento, antes de en- trar en la escuela. En la Sala de Asilo se les enseña por medio de cantos cuya letra son la serie de los números, al mismo tiempo que un monitor está pasando bolas ensarta- das en un alambre para que tengan idea clara i fija de lo que es tres, cinco, siete &c. Se les enseña a sumar, restar, multiplicar, i partir de memoria, habilitándolos en tan tier- na edad para el estudio posterior de la aritmética, con la po- sesión imperecedera de los resultados de la adición i de la sustracción de los números. La lectura i la escritura se ha- cen por los medios mas sencillos, dejando para la escuela la perfección de estos medios de instrucción que solo se estudian en sus rudimentos. Pero la mas bella de las adquisiciones que los niños ha- cen en las Salas de Asilo, es una colección de cantos adap- tados a su voz i que por el compás i el conjunto los prepa- ran para mas completa instrucción posterior, endulzan sus horasde fatiga, i les disimulan el trabajo a que se consagran. Las Salas de Asilo han introducido desde el momento de su aparición una notable mejora en la enseñanza i una me- jora social. La primera ha sido devolver a la solicitud ma- ternal de las mujeres la primera educación de la infancia. Todo el personal de las Salas de Asilo, maestras, cuidado- ras, porteras, son mujeres ; i la esperiencia no ha hecho mas que confirmar en la idea de la esclusiva idoneidad de su se- xo para la educación de los niños. Dotadas de un tacto es- quisto para dirijir la niñez, cuando el exceso de afecto no— 288 — las estravia, las mujeres solas saben manejar sin romper- los los delicados resortes del corazón i de laintelijenciain- fantil. La inspección de las Salas de Asilo ha sido confiada igualmente a señoras; i este hecho solo ha bastado para en- tablar relaciones de simpatía i ayuda entre las clases todas de la sociedad. Las mujeres con la mejor voluntad del mundo para hacer el bien, no encuentran en nuestra or- ganización actual ocasión inmediata de derramar sus do- nes, i sus cuidados sobre la parte angustiada de las ciuda- des , i no pocas veces la superabundancia de su instinto de' bien se extravía fomentando la mendicidad, o distrayendo de verdaderas fundaciones piadosas, los fondos que debie- ran contribuir al alivio de los demás. Pero aun en el caso de que acierte a darles buen empleo, su actividad personal, fuente de dones mayores que los que la fortuna puede ha- cer, permanece siempre ociosa. Las Salas de Asilo abren a nuestras señoras, las puertas para ellas cerradas hasta hoi, de una acción directa sobre la felicidad de los otros , con el ejercicio de funciones augustas, que sin salir del carác- ter de las maternas, tienen la influencia i el alcance de los empleos públicos. Para la institución, dirección e inspec- ción de las Salas de Asilo, conocimiento de sus necesida- des diarias &c, una sociedad de señoras tiene sus sesiones anuales. Las señoras inspectoras nombran suplentes a su elección i estas i aquellas no solo están en contacto con las maestras, sino también con las familias de los niños, reme- diando no pocos males i miserias con solo la influencia mo- ral que trae el contacto de unas clases de la sociedad con otras. I no se crea que entre nosotros habría ni obstáculos que vencer, ni gastos excesivos de construcción, ni escasez de — 289 — maestras idóneas, que lo son por lo jeneral todas las niñas de mediana condición que saben leer i escribir, i son sus- ceptibles de comprender un sistema sencillo de educación, que se funda para dirijirlo en los instintos maternales de (amaestra, i en las inclinaciones naturales de la infancia. La instrucción que se dá en las Salas de Asilo, se reduce no a la lectura, sino al conocimiento de las letras i sílabas; minos se propone enseñar a escribir que a ejercitar la mano hasta hacerla producir en tres años caracteres regula- res. Del cálculo se enseñan la sucesión de los números, i loque llamaríamos las tablas. Sobre moral la disciplina,el urden, i la limitación de los deseos, vale allí mas que los preceptos. De manera que para dirijir una escuela ya orga- nizada, basta que una mujer posea buena voluntad, i lijeras aociones de instrucción primaria; el método i los libros su- plen lo que le faltaría. Visité en París con detención varias Salas de Asilo, ha- biendo invertido un dia entero en una de las mas concurri- das, acompañado de la señora inspectora M. Grasier, que era fundadora i protectora de una Cuna inmediata, que vi- sitamos igualmente. Con respecto a esta última institución mas importa señalar su existencia que entrar en sus deta- lles, fáciles de suponer i sobre cuya disciplina i manejo mas acertaría a enseñar un médico conocedor de la hijiene de los niños que todos los reglamentos i prescripciones. Nodrizas intelijentes i solícitas, aseo continuo, aire puro, 1 la vijilancia i visitas de las señoras protectoras, he aqui °asi los únicos ingredientes que entran en aquella admira- ble i filantrópica institución que tiene por objeto salvar dos tercios por lo ménos de los niños que nacen, i que mueren antes de haber cumplido diez i ocho meses, por la incuria,— 290 — ignorancia, i escasez de las madres pobres, o por el exceso de cuidados i de amor de las mas acaudaladas. Las Salas de Asilo se me presentaron en toda su tierna simplicidad, i apenas me era dado a veces reprimir la emo- ción que aquel espectáculo de trescientos niños de dos a seis años de edad, disciplinados por la ciencia, ofreciaala vista. Lloraban cinco a un tiempo mientras el Asilo estaba sentado en el anfiteatro, para hacerme esposicion del méto- do de enseñarlos; i sin embargo, un solo jemido revelaba la existencia de las lágrimas que yo observaba correr por las mejillas de algunos. Asaltaba a otros el sueño, i un niñito de cuatro años hacia esfuerzos fabulosos para man- tener abiertos los ojos que se le cerraban sin poderlo reme- diar. La maestra segunda sin decirle una palabra, sin in- terrumpir la lección de la maestra en funciones, se acercó hacia él, i poniéndole enfrente de los ojos la punta de un puntero para fijarle la atención, la somnolencia del niño como por un ensalmo. La maestra en funciones acompa- ñaba sus palabras de juegos jimnásticos con los brazos, de manera que los niños hiciesen otro tanto, i entonces la masa de doscientos chiquillos presentaba un aspecto sin- gular por la imitación que cada uno hacia del movimiento , del brazo en el sentido en que la maestra lo hacia. Conti- nuando la lección, la maestra cambiaba de movimiento t instantáneamente cambiaba el suyo la masa de niños, des- cubriéndose en el acto aquel que no tenia toda su atención fija en la maestra por continuar haciendo el primer movi- miento en dirección contraria, lo que choca a la vista. Miéntras la lección jeneral, tenia lugar una escena qw tuvo un fin escandaloso. Un chiquillo regordete i malicio- so que estaba sentado en la segunda grada por cortí — 291 — fdad, 1ue no PasariSL de tres años, se divertía en tirarle el pelo a una chiquilla sentada en la grada inferior i que ape- nas contaría dos años. Cuál debe serla educación de estos niños, puede inferirse de la circunstancia de que la chiqui- lla toleró durante uno» diez minutos los tirones del travieso «in decir una palabra, i evitando llamar la atención de la maestra que tenia la escena casi en los pies i no podia ob- servarla. Al fin la chiquilla hizo un movimiento hacia ade- lante, el moutard perdió el equilibrio i pasando por sobre la cabeza de su víctima, cayó con estrépito sobre el entablado. Laclase se suspendió, pusiéronse de pié todos los niños, co- mo es costumbre cuando ocurre accidente, i el bribón, mas asustado por el pecado que habia cometido que ofendido porlacaida, corrió a-recobrar su puesto i ocultar su vergüen- za entre la masa. Las planas de escritura sobre pizarra fue- ron objeto de nuestra inspección, i en la clase de niñitos de tres años, una niñita vivaracha viendo el movimiento de las mas grandes cojió su pizarra, i llenándola de un gara- bato continuo de arriba a abajo sin dejar punto que no cu- briese con sus revueltas, elevó la pizarra con la mayor cir- cunspección a la altura de la cabeza i aguardó en esta pos- tura a que examinásemos sus progresos en la escritura, ijuedeclaramos unánimemente estraordinarios en su edad, puesto que aun no sospechaba que para escribir es preciso hacer letras, i a ella no se le enseñaba ni a conocerlas en el lablero todavía. Ultimamente pasamos en reseña todas las clases i ejer- cicios, llamando particularmente la atención el canto que ejecutaban en coros simples, pero con precisión i armonía centenares de voces tiples i apénas formándose. Los ejer- ció» de aritmética dan todos los resultados apetecidos, i— 202 — todos los ramos cuyos rudimentos se enseñan, ahorran a los maestros de escuela el ímprobo trabajo de iniciar a lo¡ principiantes en los rudimentos de la enseñanza, recibien do délas Salas de Asilo, niños disciplinados en cuanto a prestar atención sostenida a lo que se le enseña, i una men- te preparada ya, cual tierra que ha sido desmalezada i sur- cada por el arado i aguarda solo la semilla que está destina- da a fecundar. Incluyo a continuación las leyes i reglamentos en obser- vancia en Francia,-i aquellas prácticas de enseñanza que basten a dar una idea de los objetos i mecanismo de esta benéfica institución, que si hubiere de plantearse entre no- sotros requeriría mayores detalles, los cuales se encuen- tran en las obras de M. Cochin, i otras. TITULO L DE LA TENEDURÍA DE LAS SALAS DE ASILO. § 1.° Del Local. Artículo 1.° Las salas de ejercicios destinadas a recibir los niños estarán situadas en el piso bajo, entabladas,o cubiertas de asfalto, e iluminadas de dos lados por venta- nas que tendrán su base a dos metros por lo menos del suelo, con ventanas movibles. Art. 2.° La forma de estas salas será un rectángulo o cuadrilongo, de cuatro metros de ancho sobre diez de lar- go para cincuenta niños ; de seis metros de ancho por do- ce de largo para cien niños ; i de ocho metros de ancho, por diez i seis a veinte de largo, para doscientos a doscien- tos cincuenta niños. Nunca se pasará de este número. — 20a — Art. 3.° En una de las estremidades de la sala se es- tablecerán varias hileras de gradas, en número de cinco al menos, i de diez cuando mas, las unas sobre las otras en anfiteatro, de manera que todos los niños puedan sentarse en ellas al mismo tiempo. En el centro i en los costados K practicarán dos vias para facilitar la colocación i los movimientos de los niños, i la circulación de los maestros i avudantes. Art. 4.° En lo demás de la sala se establecerán bancos clavados en el entablado, con un espacio vacío en medio para las evoluciones. Delante de los bancos, habrán circuios pintados en el pavimento, porta-tableros i punteros ; en torno de la sala estarán suspendidos cuadros de numeración, o caracteres del alfabeto, i otros cuadros mostrando los primeros i los mas simples elementos de la instrucción primaria. Art. 5.* Al lado de la sala de ejercicios, habrá un pa- tio cubierto de arena, en parte techado i en parte descu- bierto, de una dimensión al ménos triple de la primera sala. Enlaparte descubierta, cuya esposicion se dispondrá de la manera mas conveniente a la salud de los niños, se- rán colocados diversos objetos aparentes para servir de juegos. Bajo la parte techada habrán bancos movibles para colocarlos según convenga. Independientemente de la parte cubierta del patio, ha- brá en cuanto sea posible, otra sala especialmente desti- la para comer, i que podrá servir de calentador en el 'ivierno. En ella se dispondrán tablas para recibir los ces- ,os de los niños, bancos móviles, tasas de madera i otros '"••nsilios necesarios.I 1' — 2»4 — Art. 6.° Los lugares comunes estarán cíe tal manera dispuestos que su inspección sea siempre fácil. § 2.° Del amueblado. Art. 7.° El amueblado necesario a las Salas de Asilo comprende los objetos siguientes ; perchas para colgarlas gorras, capotes o los chalecos, i los delantares; tasa de ma- dera , jarrito de lata o estaño, esponjas i servilletas, una fuente de agua, una estufa, dos camas sin cortinas, una pén- dula, una campanilla, i una campana colgada; un pito o se- ñal para los diversos ejercicios del interior ; tableros, porta- tableros i punteros, pizarras i lápices, una pizarra negra sobre un caballete i tisa blanca : un bolero contador que conten- ga diez hileras, de diez bolas cada nna ; una o muchas col lecciones de imájenes ; un marco para poner el gravado | que se quiere esponer a las miradas de los niños; un ar- mario para guardar los rejistros i los tableros, como tam-1 bien los materiales i los productos del trabajo manual. § 3." Del personal de los ?naestrosi sus ayudantes. Art. 8o Amas délos maestros o maestras, (IlamadasI superintendentes), habrá, cualquiera que sea el número de j niños, una mujer de servicio en cada Sala de Asilo. Art. 9." Cuando los alumnos pasaren de ciento, habrá al mas de la mujer de servicio, dos personas mas para elcui-| dado. Art. 10. Los superintendentes o superintendentas del las Salas de Asilo municipales, sus ayudantes u otros em- pleados no podrán recibir de los padres de familia paga ■ — 295 — atribución alguna, regalo u ofrenda de ninguna clase. Su honorario les será directamente enviado por la caja muni- ripah § 4.° De la admisión de los niños. Art. 11. Serán admitidos en la Sala de Asilo los niños | de dos a seis años. Arriba o abajo de esta edad, la admisión no puede tener lugar, sino con la autorización formal de la señora inspec- tora del establecimiento. Art. 12. Los padres deben , ántes de la admisión, pre- sentar al superintendente un certificado de médico, com- probando que su hijo no está atacado de enfermedad con- tajiosa,que ha sido vacunado, o que ha tenido la viruela. Art. 13. Cada dia, ántes de llevarlos niños al Asilo, los padres les lavarán las manos i la cara, los peinarán i cuidarán de que sus vestidos no estén rotos, descosidos, m desgarrados. Art. 14. Se llevará, conforme al modelo adjunto, un rejistro en el cual serán inscritos dia por dia, bajo una sé- riede números, los nombres i apellidos délos niños admi- tidos , los nombres, morada i profesiones de los padres i tutores, i las convenciones relativas a los medios de traer "llevar los niños. Art. 15. Los asilos serán accesibles a los niños todos ■los dias de la semana; podrán ser admitidos los dias feria- Joos también, por motivos graves de cuya importancia juz- Igará la señora inspectora. § 5.° De la división de las horas del dia. A"T. 17. Las Salas de Asilo estarán abiertas desde el— 206 — primero de marzo hasta el primero de noviembre (setiem- bre a febrero) desde las siete de la mañana hasta las siete de la noche. Del primero de noviembre hasta el primero de marzo de (febrero a setiembre), desde las siete de la mañana has- ta las siete de la noche cuando mas tarde. Art. 18. En caso de urjencia, sobre lo que decidirá la señora inspectora, los superintendentes deberán recibir los niños aunque sea ántes o después de las horas indi- cadas. Las condiciones particulares a las cuales podrán dar lu- gar los cuidados estraordinarios que tomarán entonces los superintendentes o las superintendentes serán igualmente arreglados por la señora inspectora que informará de ello a la comisión local. Art. 19. Los ejercicios de enseñanza tienen lugar cada dia de la semana, durante dos horas al menos i cuatro cuando mas; cada uno de estos ejercicios no dura nunca mas de diez o quince minutos. § 6.° De la inspección diaria. Art. 20. Las señoras inspectoras o sus delegadas ejer- cerán continuamente una vijilancia maternal hacia los ni- ños recojidos en las Salas de Asilos; estudiarán las disposi- ciones de las niñas; dirijirán a las superintendentas en 1> ejecución, del pJan de educación trazado por el reglamento i los programas. Las visitas tendrán lugar en diversas horas del dia a tín de que la señora inspectora pueda ser testigo de los ejerci- cios i de las recreaciones; tendrán por objeto principalnicn- — 2t»7 — tela salud de los niños i los socorros inmediatos que de- berán distribuirse a los niños pobres del asilo. Art. 21. Un médico deberá asistir una vez por semana al oh'iios el Asilo que le estuviese designado; escribiendo 5US prescripciones sobre un rejistro particular conforme al modelo número 2. Art. 22. En cada Asilo está depositado un rejistro, en el cual la dama inspectora inscribirá el número de niñas presentes, sus ocupaciones del momento o las observaciones que habrá hecho. Este mismo rejistro recibirá las observa- ciones de las personas designadas en los artículos 24, 27 i 28 del presente estatuto. Art. 23. Una alcancía será colocada en cada Asilo, cuya llave guardará la dama inspectora. Los óbolos depuestos esta alcancía, como todos los demás fondos que fuesen dados especialmente para el Asilo, serán administrados en provecho del establecimiento. El dinero será empleado en subministrar vestidos, ropa o medicinas para las niñas po- bres, enfermas, o convalecientes que frecuenten el Asilo ; podra también ser aplicado a los gastos menudos que se juzguen necesarios. La indicación del empleo de estos fondos hará parte del informe trimestrial que las señoras inspectoras harán a la comisión local de cada municipalidad. § 7.° De la inspección de las delegadas especiales. Art. 24. Cuando con fondos departamentales o muni- cipales se hubiese asegurado el honorario de una o muchas famas delegadas, harán ellas sus visitas que tendrán por principal objeto a mas de exijir la observancia de los regla- Mitos, cosa que pertenece a toda persona investida del 32— 208 — derecho de inspección; l.°el detalle de los gastos, el buen empleo de los fondos que el departamento o la ciudad ha- brá afectado al servicio de la Sala de Asilo i jeneralmenteel réjimen económico ; 2.° la práctica de los métodos i lo5 ejercicios adoptados; 3.° la vijilancia disciplinaria con res pecto a los maestros, las maestras i sus ayudantes. Art. 25. La dama delegada especial debe ejercer sus funciones habitualmente i sin mandato formal; inspeccio- nará, según la naturaleza i la estension de su título, todas las Salas de Asilo del departamento, del círculo de la mu- nicipalidad ; dirijirá sus informes sobre cada Asilo al corre- jidor de la municipalidad, i en Paris al prefecto del Sena, por lo que respecta al réjimen económico; a las comisiones locales i de círculo, por lo que respecta a la disciplina i a los métodos ; Comunicará sus observaciones a la dama inspectora so- bre todo lo que interesa a la salud de los niños, i los cuida- dos físicos i morales que deben prodigárseles. § 8.° De. la delegada jeneral. Art. 26. Las funciones de la dama inspectora perma- nente, llamada en virtud del art. 27 de la ordenanza del- gada jeneral para las Salas de Asilo, se ejercerán con respecto a todos los Asilos de Francia, según la misión, sea del presidente de la comisión superior, sea del ministro mismo de instrucción pública. Todos los Asilos deberán ser abiertos a la delegada je- neral , sin que pueda prescribir ni ordenar nada en ellos: pero examinará los diversos establecimientos bajo todos aspectos, se hará dar por los superintendentes i por las * — 1W — versas autoridades que rejentan el Asilo, todos los datos necesarios sobre cada uno de estos establecimientos, i se jj^gurará si los reglamentos son exactamente seguidos; recojeráen seguida sus observaciones, i dirijirá a la comi- sión superior un informe separado sobre cada Asilo, ¡ en definitiva un informe jeneral sobre todos los estableci- mientos que su misión hubiere de comprender. Estos diver- sos informes serán el asunto de las deliberaciones de la comisión superior, i si hubiere lugar, darán un asimiento délas disposiciones reglamentarias, sea para uno de los Asilos, sea para todos los Asilos de Francia. § 9o. De otras inspecciones. Art. 28. Independientemente de la inspección diaria de las señoras inspectoras i sus delegadas, de la inspec- ción de la delegada especial, i de la inspección anual de la delegada jeneral, las Salas de Asilo serán aun sometidas, conforme a los artículos 18 i 28 de la ordenanza común a la inspección ordinaria, 1.° de las comisiones locales i de cír- culo, i en Paris, déla comisión central, 2.° de los inspecto- res i subinspectores de la instrucción primaria, 3.° de los inspectores de academia. Los Rectores de academia i los inspectores de la Uni- versidad deberán también comprender en sus visitas los establecimientos de esta naturaleza que merezcan una aten- ción particular; el Presidente i los miembros de la Comi- sión superior podrán a todo instante ejercer en todos los Asilos este mismo derecho de inspección, i dirijir al minis- tro de instrucción pública sus observaciones sobre todos 0 cada uno de estos establecimientos.— 300 — § 10. De las visitas del público. Art. 33. Los superintendentes de las Salas de Asiloe». tán autorizados para recibir visitas de personas que deseen asistir a algunos de los ejercicios. Podrán, sin embargo, rehusar recibir estas raj^ cuando les parezca presentar algún inconveniente para el buen gobierno del Asilo, en cuyo caso deberán referirse sea a la señora inspectora, sea a la delegada especial, sea en fin al rejidor de la municipalidad. Art. 34. Los superintendentes o superintendentas, en su caritativa solicitud por los niños pobres, se harán un deber de invitar a los visitadores a deponer sus ofrendas en la alcancía colocada a la entrada del Asilo. Si hiciere algún don a descubierto, será mencionado al instante en el rejistro especial llamado de los visitadores sobre el rejistro de la señora inspectora, en presencia del donador, i su empleo se hará según la destinación que* hubiese indicado, i a defecto de indicación particular, en los términos del artículo 23 del presente estatuto. Art. 35. Cuando alguna persona, aspirando a las fun- ciones de superintendenta, desease seguir habitualmente los ejercicios practicados en una Sala de Asilo, i practicar- los ella misma a título de ensayo i de estudio, la señora inspectora podrá dar autorización para asistir a los dicho I estudios, según que lo juzgue conveniente. 5; 11. De la teneduría de los rejistros. Art. 36. En cada Asilo deben llevarse cinco rejistro: a saber: — 301 — j o £1 rejistro matrícula prescrito por el art. 14 para lScribir las admisiones; o ° El libro del médico prescrito por el art. 21; 3. ° El rejistro de inspección mencionado en el art. 22 ; 4. " El libro de entradas i salidas de los fondos; 5. " El libro de los visitadores. TITULO II. De los cuidados que deben administrarse a los niños. Art. 37. Las salas i patios deben ser aseados i barrido» todas las mañanas, media hora ántes de la llegada de los niños. Art. 38. A la hora indicada para la llegada de los niños, la superintendenta debe recibirlos, hacer sobre cada uno de ellos la inspección de limpieza; examinar, en cuanto a lacantidad i la salubridad, los alimentos que traen, exijir que se pongan sobre las tablas dispuestas a este efecto, i sobre todo esto dirijir a los padres o tutores las observacio- nes convenientes. El niño traído en un estado de enferme- dad no será recibido; i según las circunstancias devuelto a sus padres, o llevado al médico. Art. 39. Las superintendentas i las mujeres de servicio, penetradas de la santidad del deposito que les está confiado en la persona de aquellos niños, se dedicaran con alma i corazón a llenar su misión con una dulzura inalterable, i "na paciencia enteramente cristiana. bos niños no deben ser castigados corporalmente jamas, k señora inspectora cuida de que no se les impongan pe- Mencias demasiado largas ni demasiado duras. Art. 40. Las superintendentas deben estar siempre pre-— 302 — «entes a los ejercicios de recreación; deben mantenerse en aptitud de obtener a todo instante i a la primer señal con- venida, un silencio inmediato i completo. Art. 41. Las superintendentas darán inmediatamente todos los cuidados de aseo e hijiene necesarios a la salud de los niños; los niños que se encontraren fatigados o in- comodados serán puestos en la cama o en el alojamiento de la superintendenta hasta que pueda devolverlos asufa- milia. Art. 42. Los movimientos de los niños i los jueeos apropiados a su edad serán dirijidos i vijilados de mane- ra de prevenir toda disputa o cualquier accidente. El suelo del patio estará siempre guarnecido de una fuerte capa de arena. Art. 43. Las horas de recreación ofrecen a las superin- tendentas atentas e intelijentes ocasiones continuas de ins- trucción, i de amonestar a los niños relativamente al aseo, el arreglo del vestido i a las buenas modales. Art. 44. La superintendenta debe comprobar cadi dia las ausencias i las presencias, no haciendo pasar ÉÉ a niños tan tiernos, sino leyendo todos los nombres inscri- tos en el libro de matrícula, i haciéndose ayudar en sus observaciones por la mujer de servicio, i por alguno del» niños de mas edad. Art. 45. Cuando después de la última hora de recrea cion o de clase, los niños a pesar de las representaci mas eficaces hechas a los padres i tutores, no son innif tamente llevados por sus familias, las superintendent deben retenerlos, a fin de que no se vean espuestos ae contrarse solos en las calles, i por consecuencia continuar les sus cuidados hasta que los niños sean entregados e — 303 — manos seguras. Si después de debidamente advertidos, los padres cayesen de nuevo en la misma neglijencia, la señora inspectora podrá autorizar a la superintendenta a no admi- tir el niño en la Sala de Asilo. Art. 46. En caso de ausencias reiteradas de un niño, sin motivo conocido de antemano, la superintendenta se informará de las causas que habrán podido motivar aque- lla ausencia, i lo anotará para instruir de ello a la señora inspectora. Art. 4 7. El domingo i los otros dius feriados, las su- perintendentas, si así lo desearen los padres, podrán reu- nir los niños mas avanzados para llevarlos al oficio divino. Convendrá también que en estos mismos dias, las su- perintendentas visiten a los niños que estuviesen enfer- mos, conversen con los padres acerca del carácter i de la conducta de sus hijos, de los defectos i de las faltas que merezcan su atención particular; i se pongan en relación con el rejidor de la municipalidad i las personas bienhecho- ras para tratar de las necesidades mas urjentes de ciertos niños, o del establecimiento mismo. TITULO III. De los ejercicios practicados en la Sala de Asilo. Art. 48. Hai tres clases de ejercicios en las Salas de Asilo, los cuales tienen por objeto el desarrollo físico, inó- rale intelectual de los niños confiados a aquellos estable- imientos. Art. 49. Los ejercicios corporales consisten principal- mente en juegos variados i proporcionados a la edad de Fuños, i en los movimientos a que dan lugar las diver- lecciones indicadas por los reglamentos.— 304 — Art. 50. Los ejercicios morales tenderán constantemen- te a inspirar a los nidos un profundo sentimiento de anior i reconocimiento hácia Dios; a hacerles conocer i practi- car sus deberes para con sus padres i madres , hácia sUs maestras i superiores ; a hacerlos dulces i políticos para con sus camaradas, i en jeneral para con los otros. Esta instrucción moral i relijiosa será dada, no por me- dio de largas alocuciones, sino por medio de buenas bras dichas oportunamente, por medio de cortas reflexio- i nes mezcladas a narraciones sacadas de la historia santa, i de otros libros designados por la autoridad competente, ¡ i sobre todo por el ejemplo constante de caridad, de ptl ciencia i de piedad sincera. Art. 51. Los ejercicios de instrucción se limitarán exac- tamente a la instrucción mas elemental, tal como está de-1 terminado en los artículos 1, § 2.° de la ordenanza del 221 de diciembre de 1831. Art. 52. Por medio de reglamentos especiales será es-l tatuido para las Salas de Asilo de cada departamento, sol bre el pormenor del empleo de todas las horas del i sobre la repartición de los diversos objetos de enseñanzil Los Rectores recojerán los programas que hasta el pre-l senté han sido seguidos en las Salas de Asilo actualmentel establecidas, i después de haber tomado parecer alas i misiones de circulo, dirijirán sus proposiciones al ministi de la instrucción pública, para ser examinados en consejo real. El consejero Vice-presidente.—VillemaWI El consejero qtie ejerce las Junciones de secretario.—Cocsríl Aprobado. El Ministro de la instrucción pública, gran maestri la Universidad.—Salavandy. — 305 — (*n»rj°s P*ra el desarrollo de los alamino* «■ In- dicación m.....a ría de los ejercicios. Las primeras disposiciones necesarias para recibir toda clase de enseñanza son el silencio i la atención, dos esco- llos en que van a estrellarse los esfuerzos de los maestros, cuando estas dos facultades del espíritu no han sido edu- cadas particularmente. Del Silencio. Los directores de las Salas de Asilo obtienen el silencio de una manera que sobrepasa toda creencia; es necesario haber asistido a los ejercicios de silencio para concebir to- do lo que puede obtenerse de una clase de niííitos por nu- merosa que sea. He aquí el método que para ello ha de se- guirse. Para dar desde luego a los niños la idea del silencio que de ellos quiere obtenerse, es preciso no limitarse a exijirlo, porque puede ser que muchos de los auditores no compren- dan la significación de aquella palabra. Es preciso hacer- les oir el tic-tac de un reloj, el sonido apagado de un cas- cabeleo, o de cualquiera otra cosa sonora, haciendo como si uno mismo quisiese oir, i no pudiese conseguirlo a causa del ruido que hacen. Si se alcanza a oir el golpe del reloj, o el sonido del cascabel, la curiosidad se manifestará al mismo instante, pero será preciso continuar indicando que hai mucho ruido, para que se pueda oir de nuevo. Repi- tiendo este ejercicio se obtendrá tal silencio, que toda la dase podrá oir el movimiento del reloj, i con mas razón "na sonaja cualquiera. Obtenido este punto, la idea del reloj i del cascabel i la 33— 300 — idea del silencio se presentarán al mismo tiempo a la m<^ moría de los niños. Consejos. Cuando se haya obtenido esta relación de ideas, se aña- dirá el uso del pito, o de la campanilla, i no comenzar con el ejercicio del reloj sin hacerlo preceder de un silbido o de un cuín pan il lazo. El primer silbido o campanillazo produci- rá la admiración; la aparición del reloj indicará que se pide silencio. Por este medio se obtendrá que un silencio pro- fundo e instantáneo sea siempre la consecuencia de la se- ñal dada por el pito o la campanilla. Una vez establecida esta convención, se la puede fortificar por la sanción del há- bito, haciendo suceder bruscamente el silencio al ruido por un ejercicio de convención, que consiste en permitir a los niños que hagan todos a un tiempo sonar su voz, contal que se detengan en seguida al primer silbo. Se prolongará este ejercicio (que puede llamarse de voz amartillada por que presenta interrupciones alternativas de ruido i de si- lencio, como haría un martillo, bajando lentamente) dan- do a las voces infantiles, durante toda la elevación del martillo, permiso para dejarse oir, con tal que cesen en el momento en que se dá el golpe. Desde que por medio de este ejercicio los niños han comprendido el poder de la se- ñal, debe añadirse la condición de mirar fijamente al maes- tro en el momento de hecha la señal, disposición mui ne- cesaria para que todos oigan lo que quiere decir. Una vez obtenido este poder, toca al maestro no perderlo por el abu- so del silbo o de la campanilla ; pues que no debe servir- se de ellos jamas sino para obtener un silencio instantáneo i absoluto, i debe aprovechar de este silencio para dirijir una observación, o una voz de mando a la jeneralidad de — 307 — los niííos. De otro modo llagará prontamente a comprome- tersu autoridad con llamadas inútiles, sin que le sea po- sible encontrar equivalente a este medio para procurarse el órden, la calma i la obediencia de una manera viva i puntual. Por el contrario, un maestro intelijente puede perfeccio- nar este procedimiento, i obtener adlibitum silencios lar- gos, llamados en Suiza e Inglaterra por algunos directores, lecciones de silencio. De la atención. La atención no puede exijirse por la autoridad; no pue- den obtenerla completamente las recompensas, ni los casti- gos hacerla nacer. Es necesario que ella venga de suyo, i que sea sostenida por la curiosidad i el deseo de aprender, que son felizmente disposiciones habituales de los niños. Es preciso pues basar su instrucción sobre objetos a su gusto, i al alcance de su espíritu, encontrar asuntos propios para despertar su intelijencia, i demostrarlos de manera de lijar su atención, o por lo ménos sostenerla por algunos ins- tantes. Importa poco principiar por este o el otro modo de ense- ñanza ; lo que importa es no tenerlos largo tiempo sobre un mismo asunto o siguiendo el mismo método : por el con- trario la variedad es un medio poderoso de interesarlos. Consiste la principal dificultad en impedirles que se duer- man o que se fastidien, encontrándose medio seguro de te- nerlos atisbados, en el movimiento perpetuo de los bra- zos, manos, cabeza, en un sentarse i levantarse continuo, en un conjunto de canto i de música entremezclado por lla- madas a la atención, por medio de esplicaciones, de cuen- to*, de sorpresas, i de todo un injenioso concierto para ha-— 308 — cerlos continuamente escuchar, obrar, hablar i cambiar de lugar : es necesario variar sin cesar el asunto i el modo de enseñanza. Un maestro ejercitado se apercibe prontamen- te del instante en que la atención va a ceder ante la indo- lencia, el fastidio i el suefio; previniendo este adormeci- miento, por medio de transiciones i contrastes. Si un niño se duerme lo transporta a una camilla, sin hacerle repro- che alguno, i continúa la elección con los que se mantienen despiertos. Si todo el auditorio se fatiga, levanta la sesión, manda evoluciones, cantos, i trae sus pelotones a un nueve ejercicio de atención cuando siente que los movimientos fí- sicos comienzan a fatigar a la muchedumbre. Ni debe creerse, por otra parte, que el número de obje- tos de que se puede ocupar a los niños sea limitado; seles puede hablar de todo, con tal que se les den nociones jus- tas i proporcionadas a su edad, pudiendo variarse al infi- nito la manera de dar estas lecciones. Indicaremos aquí algunas de estas lecciones, i de estos modos de enseñanza, a fin deponer a todos los amigos de la infancia en aptitud de juzgar de lo que puede hacerse pa- ra la cultura intelectual de la edad primera. Comenzemos por indicar los métodos de lectura, de escri- tura, cálculos, i en seguida pasaremos en revista algunas otras partes de este curso de estudios elementales. Lectura. Se enseña a leer por el método ordinario de silabeo, por el canto i por los ejercicios de la pizarra negra. Por el método ordinario, la lectura se hace en grupos o circuios que rodean un porta-tablero, de un modo entera- mente análogo a lo que se hace en las escuelas de enseñan- za mutua. — 300 — El niño señalado como monitor tiene un puntero o pali- to e indica a los otros las letras i sílabas : el maestro reco- rre los círculos, quita al monitor que no es suficientemente atento o demasiado instruido con relación a los que ense- ña, le sostituye el niño que le parece mejor dispuesto para llenar esta función; hace colocar los niños en el orden i se- gún el grado de su capacidad ; hace cambiar de círculo a los que le parecen demasiado débiles o mui capaces en relación ilos que los rodean, mantiene la emulación colocándolos niños en concurrencia ya con otros ménos avanzados, ya con los mas adelantados ; rije la atención i la pronuncia- ción de todos los alumnos ya sean monitores o no. Este ejercicio es seguido de los mas felices resultados ; puede ser ejecutado con tanta perfección como en las escue- las de enseñanza mútuaalas cuales sirve de preparación. La lectura por canto se ejecuta en las gradas. El maes- tro se coloca en medio de su lugar ordinario, la mano iz- quierda sobre un porta tablero, al cual está colgado un cua- dro representando las letras del alfabeto. Las señala a com- pás i los niños la cantan, con música especial A, B, &c. Cuando todas las letras son conocidas de este modo, se cambia el cartón para sostituirle otro, cubierto de sílabas dos letras, i se hace cantar estas sílabas a la totalidad de * niños como se le ha hecho cantar las letras. El cuadro puede estar concebido así. Da fe II mo nn De II lo mu 'na DI fo lu ma nc Do fu la me ni Du fa le mi no ' así de las otras sílabas. Ir mas allá de la reunión de las ■btpa seria anticiparse a la escuela elemental para la 2.a— 310 — Los ejercicios de la pizarra permiten algunas veces pa- sar de las palabras, i trazar frases; siguiendo para ello el sistema de estudios graduados de lectura que se verá en el capítulo Métodos de enseñanza. Pero este ejercicio es pasajero, puesto que es superior a la sagacidad de casi todo el auditorio, i no debe ser empleado sino de vez en cuando a fin de diversificar los ejercicios, i sostener I» atención. Escritura i trazos. Es cosa rara que un niño ántes de cinco años sea bas- tante dueño del movimiento de sus dedos para imrtarcon algún buen suceso los contornos de la escritura sobre It pizarra, i aun mucho menos sobre el papel; razón porli cual no debe jamas darse papel a los niños en las Salas de Asilo. Hacia los cinco o seis años, los mas adelantados pueden ser separados en la clase de escritura, después de alguna de las evoluciones esplicadas en su lugar. Se les dá par» ello un lápiz de pizarra, o una pluma de madera, herrad» en la punta, i cavada en tres partes para colocar el pulgar, el índice i el medio de la mano derecha en la posición que deben mostrarse al escribir. Se les dan sucesivamente pi zarras en que están de antemano labradas las letras cursi vas, i pizarras lisas en que nadaba sido trazado: signa con la pluma herrada el contorno de las letras talladas,i imitan en seguida con el lápiz, lo que ántes han hecho coi la pluma herrada. A mas de esto tienen a su vista muestras de letra cursi»» sea en los porta-tableros, sea pintadas sobre las muralla* Por el mismo medio se les puede enseñar a trazar coi regla i sin ella, con compás o sin él; sorprendiéndose deli precisión que los niños logran alcanzar prontamente. — 311 — Conviene, para acostumbrarlos a esta imitación, hacer pintar sobre los muros figuras jeométricas i principalmente ¿guras rectilíneas. Sociones de aritmética idejeometria, ejercicio del balero contador. Los ejercicios de aritmética i de jeometria ofrecen re- imos infinitos para traer i fijar la atención délos niños. ;< preciso primero hacerles conocer sus cifras; en seguida, les la idea de los números, después la de las figuras i e la utilidad de la aplicación de estas figuras. Todo esto hace sucesivamente i por diversos medios que debemos dicar aquí. Se trazan sobre la pizarra los números romanos i los nú- eros árabes. Se les nombra i se les hace reconocer. Con un instrumento llamado balero contador i que con- ste en un cuadro dividido por alambres paralelos en que .tan ensartadas balas de diversos calibres, se enseña a «tinguir el color i el número de las balas. Si el número ístas balas es de diez sobre cada hilo de alambre i de uto en su .totalidad, se pueden llevar mui lejos los rcicios de numeración, i hacer comprender los efectos la adición i de la sustracción. Se enseña de memoria la tabla de Pitágoras, cantán- 3 sobre diferentes aires o martillándola a compás, ^nfin , con la tiza, se hacen en la pizarra algunos cál- IS en presencia de los niños i con el concurso de los pueden hacer operaciones mui elementales. Estos ejer- 18 se hacen en conversaciones que son interrumpidas ■ canto de la tabla de Pitágoras u otras cuentas re- laR» i por aquellas evolucciones de pequeña jimnásti-— 312 — ra que se emplean siempre para sostener la atención evitar el sueno i mantener la actividad del cuerpo. Desde que las primeras nociones de aritmética han pe- netrado en su espíritu , es mui útil enseñarles a hacer cuen- tas con los comerciantes, haciendo que compren i hacien- do devolver lo que les pertenece sobre tal o cual pieza de mo- neda : es ésta una enseñanza usual i de frecuente aplica, cion, que consiste sobre todo en hacerles conocer el va- lor absoluto i relativo de las diversas piezas de moneda. Se trazan diversas figuras, se les nombra i se les hace reconocer. Se puede también, sin el ausilio de la pizarra, figurar líneas, ángulos, triángulos, polígonos, con um simple hoja de papel. Ejemplo : Se dobla en dos una hoja de papel, el dobla forma una línea recta. La misma hoja se dobla de modo que forme ángulos rectos, agudos u obtusos. Con unah ja de papel doblada en ángulo recto se hace comprende el uso de la escuadra, se le da también sucesivamente 1 forma de un triángulo, de un cuadrado, de un rectánsni lo, de un lozango, de un trapezio, de los diversos pof gonos, i se tiene cuidado de indicar los caractéres difere tes que forman la definición de estas figuras i las diíti guen unas de otras. En cuanto a las líneas curvas i las superficies curri neas, puede trazárselas también, sea sobre la piza sea sobre el papel, i familiarizar a los niños, tanto i estas operaciones de trazo, como con sus resultados. Se puede igualmente colocar a su vista la figura de sólidos en madera o en cartón, a fin de darles una l exacta de ellos. Lecciones de cosas. Se puede estender, según se quiera, el círculo «le m — 313 — tudios de la Sala de Asilo, ofreciendo sin causar a los ni- ños nuevos asuntos de atención i d e conversación. La his- toria natural i la industria subministran a este respecto una materia inagotable. Traer una ave, decir todo lo que esta ave hace ordi- nariamente, hablar de sus viajes de invierno i de verano, de su alimento, de su atención por sus polluelos, del co- lor de su plumaje, del uso que de este plumaje puede ha- cerse, ya como adorno, ya como objeto de comercio o de consumo. Traer otro dia una planta, una piedra, una máquina, una pieza de moneda, hablar de los caractéres, de los usos de cada una de esta cosas de un modo intelijible para los niños; todo esto daría evidentemente medios seguros de hacer penetrar una multitud de ideas en una intelijencia infantil. Estas lecciones de cosas tienen por resultado enseñitr a los niños un gran número de palabras con las ideas pre- cisas que se ligan a ellas. Tienen también por efecto dar a los maestros ocasiones siempre nuevas de excitar el in- terés de los niños sobre el conocimiento de todas las co- sas que les rodean. Razón por la cual los fundadores deben poner a la cabe- za de la Sala de Asilo personas que sepan hablar correc- tamente, espresarse con facilidad, i cuyo espíritu cultiva- do por la aplicación haya podido apropiarse por el estu- dio los conocimientos mas útiles para jeneralizarlos. Lecciones por cuestiones. La interrogación es el modo mas usual de comunicación entre la intelijencia del maestro i la de los niños; poner en circulación elementos siempre nuevos de disertación sin 34— 314 — fatigar ningún niño en particular i provocando ía atención de todos. Una cuestión se dirije a Pedro i responde mal : Pablo responde bien: el maestro insiste con Pablo, que flaquea lue- go. Santiago le sucede i responde mejor sobre tal punto es mas débil sobre tal otro, i una buena respuesta qV Luis trae hasta él la interlocución. Miéntras tanto el maes- tro cuenta, se retiene, duda, apoya, afirma, insiste i hace entrar la enseñanza bajo todas las formas posibles. Lami- tad de la clase al ménos escucha i quiere decir algo, la otra mitad no presta atención, pero está silenciosa. Mañana aquel que no prestaba atención estará mui preocupado de lo que se dice, i puede ser que si se repite lo que se dijola víspera hará ver que aunque no parecía escuchar, ha ad- quirido, sin embargo, una o mucha ideas que han sido es- parcidas por el maestro para la instrucción jeneral de sus alumnos. Lecciones por contraste i por elipses. Se indica una palabra al niño, se le pregunta cual es la palabra que mas contrasta con ella por sus indicaciones, blanco, negro ; dia, noche; se hace a la vez sobre estas pa- labras ejercicios de sinónimos i de contraste, de manera que ejerzan su intelijencia i les hagan distinguir las diversas gradaciones, distinguir el valor de las palabras. El método por elipse presenta ventajas análogas. Se lee una frase, después se suprime una palabra de esta frase, se pregunta cuales la palabra que falta, i se hace ver su in- fluencia sobre la frase haciendo notar aquella ausencia: la conversación que se establece es fecunda en enseñanza i hace penetrar mayor número de ideas que las que desper- taría la lectura de un libro, pues que se esplican las ideas — 315 — en el momento en que se presentan, i pueden hacerse nacer c„n una cierta espontaneidad. Lecciones por imájenes. Sobre la pizarra puede diseñarse la imájen de las cosas usuales cuya idea quiere darse; puede también reunirse una cartera, una colección de imájenes que representen ras- gos de la historia, retratos de hombres célebres, paisajes, flores, animales, los cuales subministran asuntos de con- versación, ayudando a dar a las palabras ideas justas e inculcar recuerdos profundos. Ejercicios de pequeña jimnástica. El maestro hace un jesto, los niños le imitan, golpea con sus manos en las rodillas, levanta los brazos sobre la cabe- za, mueve alternativamente ámbos brazos. Pueden ejecutarse todos estos movimientos sin otro ob- jeto que de exijir la imitación. Se puede también ligar una idea con un signo, i hablar a la intelijencia, dando un mo- vimiento al cuerpo; por ejemplo, levantando el brazo, el maestro puede decir, alto, i esplicar al mismo instante cuál es la significación de esta palabra. Puede, haciendo un mo- vimiento del brazo hacia la tierra, pronunciar la palabra : profundidad; ancho, estendiendo los brazos; estencion, abriendo la mano; contracción, cerrándola con fuerza. Se les esplica las principales facultades del cuerpo,cono- cidas bajo el nombre de sentidos. Cuando lo han compren- dido, selesinvita a indicar cual es el órgano de la vida; lle- vando sus dedosa las orejas : Invista, ilos llevana los ojos; el olfato, se tocan las narices; el gusto, indican la boca; el tacto, se frotan las manos. Este método les procura un ejercicio saludable i anima— 316 — el lenguaje. Los maestros pueden aumentar por su talento el interés de esta pantomima, pueden también continuarla cuando el maestro les hace imitar un cierto número dejes- tos, sea para divertirlos solamente, sea para instruirlos divirtiando. Es preciso advertir que estos juegos son un instrumento necesario para la enseñanza, pues que sin ellos los niños en la gradería se quedarían dormidos; tienen a demás la ventaja de poder el maestro asegurarse con ellos del grado de atención que cada uno presta por la instantánea rapidez con que los atentos cambian un movimiento por otro nuevo, i la discordancia que causa al golpe de vista en la masa, la continuación del primer movimiento por los retardatarios. Recitación de memoria. Siendo esencialmente colectivo el método de la Sala de Asilo, no hai que pensar en hacer aprender de memoria testos escritos, pero mui fácil hacerles aprender cansiones i debe usarse de esta facultad para confiar a sus acusados cosas que puedan serles siempre útiles. Las Salas de Asi- lo de Inglaterra resuenan continuamente con la recitación cantada de todos los cálculos elementales de las cuatro re- glas de la aritmética : cantan frecuentemente sobre aires diferentes. Dos i dos son cuatro Diez veces diez son ciento. I£n definitiva, el maestro aumentará los medios que juz- gue mas a propósito para dar a los niños ideas sencillas i tiaras teniéndolos al mismo tiempo en continuo movi- miento. — 317 — horo* cuotidianos de Ion directores I directo- ras de Asilo. £MPLEO DE LA JORNADA I CUIDADOS QUE DEBEN TE- NERSE CON I.OS NIÑOS. § 1 * Deberes de los maestros. El réjimen cuotidiano de los maestros de Asilo pide lama- i puntualidad , deben levantarse temprano, preparar o el material de su clase, tomar todas las disposiciones el hacer de la casa, desayunar ántes de la llegada de niños, no cesar un momento de vijilar. Pueden de me- ia a las dos de la tarde, al mismo tiempo que los niños, cer una colación en el patio ; pero no deben comer sino pues de la retirada de los niños. De otro modo, el tiem- que consagrarían a esta comida perjudicaría a su viji- ciaque nada debe interrumpir. El maestro en jefe o Director debe tener la responsabi- ad jeneral de la casa, él recibe al público, a los visitan- ,a los fundadores, a los bienechores, a las autori- ces locales, a las señoras inspectoras, a los delegados rales o especiales, a los padres de los niños i a los ni- mismos. Lleva cuño rejistro de orden diferente i debe presentar- cuando le sean pedidos en la inspección. Estos libros 1: rejistro matrónila en el cual se inscriben uno en pos N>, bajo una série de números, los nombres i apellí- delos niños admitidos en el Asilo; los nombres, molfc- 1 profesión de sus padres, las recomendaciones hechas r «tos últimos sobre los medios de traer i de llevar los ste rejistro está dispuesto del modo siguiente:— 318 1* - i : g * S r NOMBRE 1 .....1 il"' DEL NI So. NOMBRES 1 APELLIDOS DE LOS PADRES 0 TUTORES. MORADA 1 PROFESION. ossni.....' 1 Elias (Game«). Gómez (José > Albañil, Calle Tenerlo binj en su ausencia del Estado. las 4 de la tArdJ Araya (Juan) su hasta que .1 tio. San a lletirk 1 2. ° El libro del médico. 3. ° Rejistro de inspecciones. 4. ° Rejistro de visitantes. 5. ° El libro de entrada i salida de fondos. Estos libros deben estar constantemente colocados so bre los estantes o en el cajón de la mesa de escribir de pi Todas las escrituras deben ser hechas dia por dia, amed da de los sucesos que las ocasionan, sin atraso ninguno. La maestra suple al maestro en todo lo que éste nopoi de hacer, lo segunda principalmente en la vijilanciai las comidas i de las recreaciones, en la recepción dek padres, de las visitas, i en todos los cuidados que exije manejo de la casa. La mujer de servicio está especialmente encargada < los detalles de aseo, de las comisiones, del cuidado! llevar a sus casas a los niños que enviasen enfermoso los que sobreviniese algún accidente. Una sola i misma persona no podria estar encarga de todos estos detalles. Dos personas cuidan fácilmente ciento i cincuenta ■ ños; tres cuidan doscientos i pueden vijilar hasta M cientos. Trescientos alumnos inscrito* subministrando cada I — 31» — lentos a doscientos cuarenta presentes, son la mayor jorcion para la cual se pueden preparar locales en las des ciudades. Loá maestros deben responder de los reglamentos que 'en variar según las localidades, la vijilancia del Asilo es continua i no admite sino mui l interrupciones; ella se ejerce aun los domingos i >s dias ordinariamente consagrados al reposo. No se olvidar que el Asilo es mas bien una casa de hospita- d i de socorro que una casa de educación i de instruc- , i no debe suceder que bajo pretesto de dia feriado niño pueda ser abandonado en la calle cuando sus pa- ; se ven obligados por un motivo grave a dejar su do- ilio. La caridad es una virtud de todos los dias; por el Asilo', que es el emblema de ella debe estar ubier- a todos sin interrupción. La prudencia aconsejaría los medios de dar a los direc- res algunos momentos de reposo, § 2." Empleo del dia durante la semana. ' DIVISION DEL DIA, MOVIMIENTO JENERAL DEL ASILO. Desde las seis de la mañana hasta las diez, llegada su- siva de los niños. De las diez a medio dia primera clase ; de medio dia a sdos de la tarde, recreación ; de las dos a las cuatro, se- •"da clase ¡ desde las cuatro adelante, horas de retirada. 2.* OCUPACION DURANTE LAS HORAS DEL DIA. ">> niños llegan todos a horas diferentes ; en vano s<; T'a de hacer comprender a los padres la necesidad do 4 regla. Los unos quieren llevarlos desde temprano áiv-— 320 — tes de partir para su trabajo, los otros cuentan con ^ vecina para hacerlos conducir al Asilo; otros no quien» enviarlos sino después de almorzar : es preciso conformar- se con todos estos hábitos, exhortar continuamente a lq padres para que envíen sus niños temprano, peroacnjer. los cuando vengan i siempre de una manera afable, dul< i afectuosa. El Director del Asilo debe recibir los niños según qne van llegando, debe hablar a los padres que los traen,d algunos consejos sobre la conducta que debe guarda para con los niños, según las disposiciones buenas o m las que ha observado en cada niño. Debe asegurarse si el canastillo traido por ellos contiene o no víveres todo el dia, i debe exijir del niño mismo que entregue canastillo para colocarlo sobre las tablas dispuestas a e«t efecto, a fin de que pueda reclamarlo en el momento partir. Debe permanecer en medio de los niños que llegan hablarles a solas, dirijir sus juegos, oponerse a toda ña, prevenir todo peligro, reprimir toda palabra p* ra, todo movimiento o jesto desordenado. Debe exijir respeto i la subordinación de los niños a punto de red cirios súbitamente al silencio por un silbido, cuando ga que dirijirles una advertencia jeneral. Debe ganarse afección, i conducirlos a no recurrir sino a él mismo en» juegos. Es preciso en fin que se conduzca de modo q pueda verse la alegria pintada en el semblante de los ños cuando él se presente. Una vez entrado en la Sala de Asilo los niños ben ya salir sino al fin de la jornada, i aunque hubu llegado mui temprano, deben permanecer en recre a la vista del maestro del modo que vamos a indicar. — 321 — Deben, a menos que no lleguen después de almorzar, hacer, durante esta primera recreación, una comida con una porción de lo que han traido. El maestro debe exa- minar los pedidos que hace cada niño de su canastillo i el uso de lo que saca. Durante esta primera recreación también i Inicia |gg nueve i media, debe el maestro señalar entre los niños que han llegado, los monitores de lectura i de escritura que estarán encargados de enseñar durante el curso de la jornada i excitar la emulación por esta señal de distin- ción. Debe elejir tantos monitores como porta-tableros kava, e introducirlos un instante en la clase para indicar- les el porta-tablero o centro del círculo de que cada uno estará encargado. Decimos introducirlos un instante porque la regla je- neral es no entrar jamas en las clases fuera del tiempo de los ejercicios, a fin de que se mantengan aseadas i sean consideradas con respeto, como lugares consagrados al trabajo, i en los cuales no es permitido entregarse a los juegos de la recreación. La clase debe estar desde por la mañana barrida, aire- ada, sacudida, frotada, limpia en todas las partes de sus muros, ventanas, i amueblado. Todos estos cuidados de- ben tenerse durante las horas de llegada, pero mucho tiempo antes de la entrada en clase^ También durante estas horas de llegada debe hacer el maestro para todos los niños, la inspección de aseo, a fin de asegurarse si la cara i las manos han sido lavadas, si la cabeza está sana i libre de toda impureza. Debe hacer °bservaeiones a los padres si hai neglijencia de su parte, 'procurar que la cabeza de los niños sea envuelta con un PUraelo todas las voces que no esté en un estado sa- 35— 322 — tisfactorio. Esta inspección estará, terminada a las nuev i tres cuartos. 3.° Entrada en clase. Algunos minutos ántes de las diez i al primer toque d* campana, los niños se colocan en dos filas, los mucha- chos en una i las niñas en otra, entran en clase a las diez sin falta. Los monitores van en las filas j sin embarco el maestro debe tener cuidado de que los mas grandes es- ten adelante i los mas chicos atrás, i que los monitores de diez en diez de distancia, puedan sostener la uniformidad del movimiento. Cuando los niños están bien colocados sobre dos filas, en el momento que sigue al segundo cam- panazo que precede a las diez, el maestro dirije sus filas hácia cada puerta. Cuando las puertas están abiertas i los niños formados, el maestro, con una castañeta en forma de libro, marca la medida del paso que debe llevarse, i los niños marcan el paso en su puesto, sin moverse, hasta que la medida sea uniforme. En el instante en que va comenzar a indicar el paso, toca el pitillo, i aprovechando del silencio que esta indi- cación produce, dice en alta voz : marcad el paso. Si el paso no es dado a tiempo por los niños, dice :l tiempo, hasta que el paso sea regular. Este paso se sostiene a la medida siempre indicada por el maestro, hasta que la fila de los muchachos se haya cc" locado en el banco de los hombres, i la fila de las niñas en el banco de las niñas. Como esta marcha dura largo tiempo, es bueno obte- ner de los niños que se mantengan derechos, las manos juntas por detras, i que avanzen cantando sobre la me- dida del paso que marcan. — 323 — Desde que el niño que conduce la fila llegue al primer banco, el maestro da un silbido i dice, alto; cuando el paso está completamente supendido, dice -.frente; i los niños ejecutan media vuelta para dar frente al medio de la clase. 4.° Oración. En el momento en que este movimiento ha sido eje- cutado, el maestro se coloca entre las dos filas de niños, hácia la estremidad superior i dice, con tono de mando. De rodillas l Cuando los niños están de rodillas con las manos jun- tas , el maestro recita en voz alta la oración, o la hace re- citar en todo o en parte, por uno o varios niños de los mas avanzados. La oración se limita sea al padre nuestro, sea a cual- quiera otra oración aprobada por la autoridad local, i los bienhechores de las Salas de Asilo. Hai una de estas mui jeneralizada en los Asilos de Paris. A esta recitación habitual el maestro debe añadir algu- nas interpelaciones a los niños, para hacerles comprender el objeto de la oración. Ejemplo. ¿ Quién ha hecho aparecer el dia esta maña- na? Quién hace brotar los árboles ?—Quién hará que la luna brille en el cielo ? Después de una instrucción semejante, puede hacerse cantar a los niños palabras apropiadas , en cuanto es posi- ble a su intelijencia, i destinadas a inculcarles los primeros principios de las verdades inmutables de la relijion. 5° Clase de lectura por Silabeo. Concluida la oración, el maestro dice :—Levantaos. Los r,|nos se ponen de pié, i aguardan, el maestro dice : "mo- *WM a clase de lectura."— 324 — Los monitores de antemano designados van a colocar»,- cada uno a su porta-tablero, toman el puntero de madera en la mano derecha, i con la izquierda tienen el pié del porta-tablero. Cuando todos están en su lugar, el maestro dice: "mar- chad despacio a clase de lectura." Los niños rompen entonces sus filas, i van a colocarse poco mas o ménos como se hallaban en la clase precedente, reconociendo sus monitores i sus camaradas. Es difícil llegar a una mejor clasificación con niños tan tiernos, que una buena parte de ellos no comprende aun las voces de mando. El hábito de algunos dias i la aten- ción del maestro, hacen al fin que esta clasificación se ha- ga tan perfecta como pueda desearse, según va a verse. Estando formados los círculos en torno de los monito- res , estos señalan las letras o las sílabas de los cuadros, una a una, con su puntero, i deben hacer leer i silabara todo el círculo que lo rodea, como se ha dicho en su lugar. Inmediatamente después de la clase de lectura, debe te- ner lugar un ejercicio de gradas , pero, ántes de llegara ellas, debe ejecutarse una evolución que vamos a describir. EVOLUCION PARA PASAR DE LA LECTURA EN CÍRCULOS AL EJERCICIO DE LAS GRADAS. El maestro se coloca en lo alto de la clase, entre las dos filas, i da un silbido ; todos los niños se dan vuelta hacia el maestro sin cambiar de lugar. El maestro dice : "monitores colgad los punteros." Los monitores cuelgan los punteros en el clavo que esta en lo alto de cada tablero. Cuando los punteros están colgados, el maestro dice ¡ " haced pasar los chicos a segunda fila." • — 325 — Los monitores i los mas grandes quedan en la fila inte- rior fuera de los bancos i facilitan el paso de los mas pe- queños entre dos bancos. Hecho esto, el maestro dice : "marcad el paso," i toca el compás hasta que el paso sea uniformemente adoptado. Cuando todos los niños* marcan el paso, el maestro avanza la cabeza de los mas grandes i les hace la señal de apoderarse de las cuatro orlas de las gradas; así se llaman las dos orillas de los muros i los dos bordos de la separa- ción del medio. Cuando los grandes están en su lugar, de pié sobre las orlas de la grada, hace señal a los chicos para que avan- cen, los cuales, ayudados por los otros, o subiendo ellos solos si sus fuerzas lo permiten, cubren bien pronto toda la grada. Se hace quedar naturalmente a los chicos en las gradas inferiores ; pero cada uno debe ser colocado al lado de uno mas grande, i las edades deben estar mezcladas so- bre la superficie de la grada, para que los grandes puedan favorecer a los chicos. Cuando todos los niños están de pié sobre la grada, el maestro da un silbido i dice : " firmes." Todos los niños quedan inmóviles. Entones añade : " saludad. " Los niños se descubren i hacen un signo de saludo, i m niñas hacen la cortesía. El maestro dice : " sentaos." 7° Ejercicio de la grada. En la grada el maestro puede conversar con sus niños 'nidos todos en un pequeño espacio i colocados bajo *°Jos al alcance de la voz, allí pueden variar al infinito °s los objetos de ocupación i de entretenimiento, hacen— 3-20 — penetrar una multitud de ideas, abrir la intelijencia, discer- nir las disposiciones i avanzar de una manera sorprenden- te lo que puede llamarse la educación de la primera edad Los principales ejercicios del curso de enseñanza de las Salas de Asilo, se ejecutan en la grada, sucediendo* unos a otros como se ha indicado en otra parte. Evolución para pasar del ejercicio déla grada a laclase k escritura o de trazo linear. El maestro ordena el silencio por un silbido ; durante este silencio, dice: " levantaos, grandes, descended a cía* de escritura, marcad el paso. " En el momento indica la medida. Los grandes, al descender para colocarse a lo largo de los muros, los varones de un lado i las niñas del otro se mantienen de pié en fila delante de las pizarras. Cuando han descendido tantos niños como lugares de pizarra hai, el maestro detiene a los pequeños en la grada. Si hai dos maestros, uno queda en la grada, i el otro pasa a la lección de escritura. Si no hai mas que uno, coloca cuatro porta-tableros de- lante déla grada, deja cuatro monitores para enseñarlas letras a los mas chicos, i se va a dirijir a los que están di pié delante délas pizarras. Desde que pueden prestarle si atención, comienza la clase de escritura como sigue: 9.° Escritura. El maestro da un silbido i pronuncia las voces de niaml siguientes: ** Atención " los niños se tienen de pié, esperando " dia vuelta a la izquierda ; " los niños dan una ni vuelta. — 327 — « Frente a las pizarras, " dan otra media vuelta. " Tomad los lápices; " cada ni ño toma el lápiz prepara- jo de antemano sobre la pizarra i lo tiene en su mano derecha. "Tomad las pizarras ; " cada niño descuelga una pizar- ra i la sostiene en su mano izquierda. "Media vuelta a la derecha;" cada niño da media vuelta. " Frente a la clase ; " dan una media vuelta que los res- tablece al orden natural. " Sentaos ;" i se sientan. "Mirad vuestros modelos, trabajad;" los niños co- mienzan por mirar los modelos de escritura pintados sobre las murallas, mientras que el maestro les trae porta-table- ros con modelos de escritura; en seguida pasa revista a to- jos los escribientes i dirije la mano sobre todo de los prin- cipiantes; i si hai algunos niños mui adelantados, se hace anidar por ellos. Evolución para salir de la clase. Habiendo terminado la hora de clase, el maestro da un silbido i dice : " levantaos; " se levantan. "Frente a las pizarras ;" se dan vuelta, "colgad las pizarras ; " las cuelgan : " dejad el lápiz ;" lo dejan sobre la pizarra. Durante este tiempo los chicos que han quedado en la ?rada, están de pié sin moverse. El maestro da un silbido i dice : " toda la clase a la gra- k marcad el paso. ". Los grandes que estaban en clase de escritura, vuelven a 'a grada al paso i se sientan. El maestro dice entónces a todos los alumnos reuni- : "levantaos, media vuelta a la derecha."— 328 — Los niños de pié recitan una oración breve tal coniu|a siguiente : "Dios mió, os damos gracias por la salud que nos h» r> sido conservada hoi i por los progresos que hemos ne- jo cho, bendecid el alimento que vamos a tomar, dadn,. n fuerzas para amaros i para serviros." Concluida esta oración, el maestro da un silbido i dicf: "atención, media vuelta a.....según la dirección que quie- re darles. "Marcad el paso;" indícala medida, i los niños * conforman a ella. "Marchad;" marchan. Asi los conduce hasta el medio del patio, i les diceeo voz alta : "alto; rompan filas." Los niños se dispersan, la mayor parte pide sus canas- tas que se les entregan con cuidado. Se puede adoptar aun otro modo de salida de clase que prolonga la evolución i evita al maestro el embarazo de responder ala vez a todos los niños que piden sus canasta! al principio de la recreación. Algunos minutos ántes de la salida se hace poner es tierra en el patio cubierto en el galpón todos los canas- tos de los niños, i al salir de clase se les hace defilar al paso a lo largo de estos canastos, autorizando a cada uno para que tome de paso el suyo. Cuando se ve que todos los canastos están en todas las manos, se dice como arri- ba : "alto, rompan filas," i los niños se dispersan con sus canastos en la mano. Para las evoluciones que se acaba de indicar, debe ob- servarse que conviene ejecutarlas cantando i que se puf- den, para animar la marcha, distribuir banderitas a alí nos niños. Las marchas i evoluciones deben sor coñac — 329 — pyjas como intermedio de ejercicio para reavivar la aten- ción i el buen humor; i sin temor pueden dárseles una es- presion de alegría i de movimiento, lo que no excluye ni ¿ órden ni el respeto que deben conservar en clase. 11. Recreación de medio dia a las dos de la tarde. Esta recreación, como la precedente i como todas las otras, pide la mayor vijilancia de parte del maestro, a fin de que no pueda resultar ningún peligro del contacto pró- ximo de tantos niños ; debe dividirse en varias secciones o ejercicios. I.° Ejercicio.—Comida; es preciso tener cuidado que todos los niños tomen algún alimento en la recreación del medio dia a las dos. Todos han debido traer alimentos; pero estos alimentos son de diversa naturaleza según la posición de las familias. Algunos no poseen mas que un simple pedazo de pan, otros tienen su canasto atestado de golosinas. Es deber del maestro saber colocar los niños por pelo- tones de manera que no tomen su alimento a la vista de otros niños mejor aprovisionados que ellos; a menos que estos no sean tan buenos camaradas para partir de su pi- tanza ; disposición que debe fomentarse, sin hacer de ello una obligación ni dejarlo traslucir; porque hai pocos pa- dres dispuestos a aprobar la jenerosidad de sus hijos, i si se supiese que estos repartos tienen lugar con frecuencia, daria niárjen a frecuentes esplicaciones con los padres de familia. Cuando los niños están asi divididos en pelotones, sen- tados sobre banquitos separados, o bien por tierra en la buena estación, hai algunos que apenas encuentran un 36_ 330 — poco de pan en su canasto, i otros que ni poco ni mucho Al maestro toca proveer a este difícit, sea pidiendo ala- nos bocados de pan a los que tienen demasiado, sea recu- rriendo a algunas porciones de sopa de porotos o de papas inagotable recurso del pobre. Si la oficina de beneficencia o si algún bienhechor par- ticular puedan procurar este recurso al maestro de Asilo don ninguno habrá sido colocado a mejor provecho, j nunca un socorro dado a necesidades mas reales. Importa que los padres délos niños no sean informados positivamente de que se aumenta la porción de sus hijos cuando les es poca. Entonces todas las partes serian hechas insuficientes a sabiendas, i aun artesanos que viven con holgura no se avergonzarían de enviar sus hijos sin pan pa- ra hacerlos nutrir a espensas de la bolsa común de la es- cuela. Este es el peligro de todos los socorros públicos que se distribuyen sin condición. Es preciso, por el con- trario, reprochar a los padres el no llenar bien los canas- tos de los niños cuando merezcan este reproche, como amenazarlos de no recibirlos mas , si no vienen mejor apro- visionados. Es preciso también cumplir lo prometido por esta amenaza i negarse algunas veces admitir a los niños cuando su canasto no contiene sino un pedazo de pan su- ficiente para mantenerlos durante su residencia. Si por otra parte, la miseria real de los padres ocasio- na esta penuria, la calidad de los demás inspectores debe proveer a las necesidades del niño. Debe cuidarse de que los niños no desperdicien el pan ni lo arrojen al suelo ; pues estos restos reunidos subminis- trarían una excelente sopa para los mas pobres. — 331 — SEGUNDO EJERCICIO. Juegos e instrucciones morales. Concluida la comida, debe ponerse cada canasto en su luchar i dejar a los niños jugar, vijilando el maestro losjue- cos, i aprovechando de este momento para hacer las ob- servaciones que juzgue oportunas, según la conducta de los alumnos, i lo que las ocurrencias del día ministren. TEHCER EJERCICIO. Lista. A la una i media el maestro que ha cuidado los niños desde la mañana, debe tomar el rejistro-matrícula i tomar razón de los niños ausentes, a fin de informarse mas tarde de las causas de su ausencia. Esto puede hacerse fácil- mente numerando cada canasto con el mismo número que los niños tienen en el rejistro. División del dia en el caso de un Asilo de nueva fundación. Es evidente que el conjunto de ejercicios que acabamos de indicar, no puede ejecutarse con facilidad i precisión desde el primer dia en un Asilo. Seria querer aumentar sin necesidad las dificultades el exijir estas evoluciones a un gran número de niños que no estarían preparados para ello; es preciso pues no admitir al principio sino un corto número de niños, escojerlos con preferencia en la edad de cinco a seis años, esto es capaces de comprender i de ejecutar una orden. Si el Asilo está destinado para cincuenta niños, pre— 332 — ciso admitir diez primero i adiestrarlos bien ; algmi tiem- po después se adiiiitir£ir> otros diez; i cuando estén sufi- cientemente instruidos, se recibirán otros diez mas. En- tonces se conservará este námero por algún tiempo, hasta q para hacer de ellos con tiempo una morada de delicias PJra los hijos de esos mismos padres que los abandonan 101 en muladares, haciendo descender a los hijos de los ncw a la miserable condición de la pobreza i de la indijen- Cü: en lugar de elevar a los pobres a la altura de las peque- ! comodidades que el aseo i el-buen gusto acumulan en— 344 — tomo del hombre salido de la primitiva barbarie. ¡Conqu,: placer no he recorrido en algunos puntos de Alemania, ¡ Estados-Unidos, el estenso prado adyacente a la Escuela, revestido de permanente alfombra de césped verde; som- breado de árboles frondosos, rodeado de líneas de dá!i„ variadas, de arbustillos florescentes, limitado el conjunto por una graciosa verjilla de madera pintada de blanco que deja entrever el terreno contiguo, i en el centro alzándote majestuosa, i alégrela escuela pública, a que sirven de ali- ño i compostura aquellos bien calculados incidentes, i en medio de esta vejetacion florida, i respirando aquel aire, libre de miasmas infectos, tónico i vivificador, enjambres de chiquillos vestidos humildemente los unos, pero asea- dos todos por Jo jeneral, i revelando ya, en su cuidado en r.o destruir nada, en no rayar los edificios, ni cortar las ma- deras de las pilastras, los progresos que a tan temprana edad tienen hechos en sus espíritus las id?as de belleza, de propiedad, de órden, de aseo, i cuantas otras se asocian para formar la conciencia i la moral de los pueblos. Un tratadista norte-americano, después de enunierai to- dos los árboles i plantas que deben adornar los alrededores de la escuela, pregunta ¿que lugar destinado para formar el gusto de los jóvenes podría estar sin kalmia:-, rododen- drones, Cornelias, tosas, magnolias, &c. &c?" "Donde la tierra no es excesivamente cara, añade, no me nos de un cuarto de acre debe designarse para lugar recreo en las escuelas. Si los niños se ven forzados asa la calle en busca de diversiones, no debe estrañatseque s contaminen con los vicios, de que las calles presentan tristes muestras. Pero si se tiene en mira e! adicional jeto de formar el gusto de los niños, i darles instrucción, e cuanto a árboles, arbustos, flores i la manera de cultivar- la no ménos de un acre ha de consagrarse a este objeto." Estos antecedentes establecidos, pasaré a las formas i dimensiones déla escuela primaria. Reina sobre este punto |3mayor discordancia en cada uno de los paises que he tisitado. En Prusia hui una pieza separada para cada c!a- sesegun el grado de instrucción de cada una de ellas, ven- taja inapreciable para la distribución de los trabajos, como asi mismo para fijar la atención de los alumnos, no habien- do movimientos estraños, ni ruidos que los dtotraistoii 1 O * Tiene ademas la ventaja de permitir apropiar al uso de escuelas, los edificios construidos para la habitación de las familia". Pero el inconveniente que para nosotros tiene tstesistema, nace de la perfección misma del sistemado mstrucion pública en Prusia. Las escuelas están allí dota- das con superabundancia de maestros i ayudantes igual- mente idóneos; pudiendo por tanto subdividirse la masa de niños i aislar las clases, sin que la disciplina-i la moral délos que no están en presencia del maestro tenga que sufrir. Largo tiempo pasará entre nosotros, antes que un sistema semejante pueda ser introducido, por lo que no debemos pensar en ello por ahora. En Holanda por el con- trario, las escuelas asumen formas colosales, instruyéndo- la bajo un mismo techo seis cientos i aun setecientos alum- nos, i esto con distinción i separación de sexos, pues los "'ños de uno i otro reciben del estado igual instrucción. El órden se mantiene sin embargo-en estas grandes fá- bricas de enseñanza, bastando para hacer jugar la máqui- "'un maestro superior i cuatro ayudantes idóneos. En Inglaterra se encuentran muchos establecimientos con Uncios adecuados para dar instrucción a .V00 alumnos. 38— 340 — principalmente en la Escuela que en Westminster sostiene la sociedad nacional para promover la educación de i0< pobres en los principios de la iglesia establecida, una de la; que mas detalladamente he examinado. A mas de lo que en estos paises he podido examinar por mi mismo, las obras de Mr. Cousin traen modelos variados de las escuelas alemanas i holandesas, i tengo a la vista los planos de las mas célebres de Inglaterra, varios de las de Francia (1), j gran copia de los mejores establecimientos de este jénero en los Estados-Unidos. Contra la adopción de mucha par- te de ellos, militan diferencias de arquitectura doméstica, que harian sino imposible en nuestra América, embarazo- sa su aplicación, pugnando contra nuestra costumbre de edificar de un solo piso, sobre la superficie del suelo. He creído pues que debo aconsejar el sistema de edificios mas conforme a nuestros usos arquitecturales, i que mejor co- rrespondan a los objetos diversos que han de tenerse en vista al construir escuelas. El método jeneral de enseñanza influye poco en la for- ma del edificio, puesto que cualquiera sistema requiere pa- ra su aplicación espacio suficiente i holgura para todos los movimientos. Una escuela ha de tener pues por base de construcción el número de alumnos que han de frecuentar- la, i por tanto el edificio puede en sus dimensiones apro- piarse a cincuenta alumnos, a ciento, o a doscientos, má- ximum i minimun el primero i el último de estos tres nú- ( 1 ) La arquitectura escolar francesa ha sido formulada en una obra titulada De la Canstruction des maisons d'éfole primaire, por A. Bouillon, arquitecto, la cual contiene a mas úaloiphvws i la des- cripción de las partes, para seis casas de escuelas adaptadas a diver- sas localidades, un proyecto de Escuela Normal Primaria, unmo- delo de jimnacio, con descripción de las máquinas; en fin nociones nuii importantes sóbrela ventilación, i el modo de calentar las cln"^- — 317 — ■non que puede circunscribirse la solicitud ntunicipal. Ea las provincias i en la capital misma preciso es decir- lo, no es conocida la arquitectura escolar, tan perfecciona- do en estos últimos tiempos en los paises que la instruc- ción pública es la primera atención del Estado i el derecho mas bien comprendido de los vecinos. Para responder a las diversas exijencias locales, al menor número de aliynnop, como al mayor desenvolvimiento posible de los medios de instrucción, donde el amor a sus hijos corresponda a los recursos de los ciudadanos , acompaño cuatro modelos de escuela, uno para cincuenta niños; para ciento veinte el «egundo, para doscientos el tercero ; i un cuarto todavía, copiado del mas completo edificio de instrucción, costeado por los vecinos de Salem, que hoi hacen honor a sus ante- pasados que tuvieron la gloria de hechar los primeros fun- damentos de la educación pública, necesidad i lei consti- tutiva de todas las naciones cristianas. ¿No habrá en toda la America del Sud, una sola ciudad, cien vecinos de ella <¡ue alguna vez conciban la idea de levantar el templo a la intelijencia humana en el lugar destinado a preparar la ra- zón de sus hijos, para la vida activa de seres completos i dignos del nombre de ciudadanos? Me he servido pura esto de los modelos presentados por el secretario del Board de Educación de Massaehusetts, ™ 1838; de los que se rejistran en el Common school pumal de 1842, i de los de the school manual of New York de 1843. Los detalles posteriores revelaran los motivos que me hacen preferir estos modelos, a los de todas las «cuelas europeas que mesón conocidas. Algunos principios jenerales empero, deben tenerse en cuenta para compren- der bien los requisitos que debe reunir el edificio; a fin— 348 — de que nuestras futuras escuelas sean construidas con co- nocimiento i aplicación de los buenos resultados que la ciencia i la práctica han dado ya en otros paises. Para que puedan enseñarse con comodidad cincuenta i seis niños, con espacio i cantidad de aire suficiente, las dimensiones de la casa deben ser de 38 piés de lugo, 25 de, ancho, i 10 de alto por la parte interior. tas proporciones darán un salón de entrada de 14 pies de largo i 7¿ de ancho, alumbrado por una ventana,¡ro- deado de perchas de madera para que los alumnos cuel- guen en ellas sus sombreros, vestidos &c ; una pieza de 10 pies de largo por 7£ , que puede servir de entrada i de sa- la de recitación; un espacio detras de las bancas de8 pies de ancho para la chimenea, pasaje, i recitaciones, con asientos permanentes contra la muralla de 10 a 11 pul- gadas de ancho; una plataforma de 7 pies de ancho para el maestro, con librería, pizarras, globos, i otros apara- tos de enseñanza; i el espacio restante para ser ocupado por los bancos i bancas de los niños. Por cada ocho alum- nos que se añadan a esta base deben aumentarse dos pies i medio en la construcción de la sala. Otro sistema establece esta proporción para ochenta ni- ños, 58 pies de largo i 35 de ancho, sin incluir en ella un pórtico que debe servir de entrada, i para aumentar es- ta base o disminuirla se sigue la siguiente escala; por diez niños mas se aumentan 4 pies de largo : por diez i seis cuatro de ancho; por veinte i ocho alumnos, 4 pies de ancho i 4 de largo. Para un número menor que la prime- ra base propuesta, se disminuye el ancho, o el largo, o uno i otro, en la misma proporción, de todo lo que se darán nuevos detalles en lo que sigue. — ;J40 — Us escuelas como hemos dicho ántes, están destina- das a ser la morada casi habitual de las jeneraciones na- cientes , durante la mitad por lo menos del tiempo que transcurre entre la primera infancia i la pubertad, preci- samente la éjDoca en que el cuerpo se desarrolla, i nece- sita por tanto, una nutrición abundante i sana; i ningu- na le es mas necesaria que la del aire que alimenta los pulmones, i da movimiento i vida a toda la organiza- ción. El aire atmosférico se compone, como todos saben , de tres elementos principales, de los cuales uno solo es res- pirable, no obstante que solo entra en la composición de] fluido por una veinte i tres centéeima parte de su masa. Cuando el aire ha sido inspirado en los pulmones, i res- pirado en seguida queda completamente inutilizado para sustentar la vida, volviendo a entrar de nuevo en los pul- mones. Debe por esta razón renovarse con frecuencia el aire. "A mas de esto dice el Dr. Siliman, consultado a es- te respecto, cada contacto del aire con los pulmones leñera en el hombre de 6 a 8 por ciento de gas ácido car- bónico, el mismo gas que suele matar aveces a los incau- tos que bajan a las bodegas, pozos, o que permanecen en piezas cen adas donde se quema carbón, sin una corriente de aire. "Este gas (el ácido carbónico) mata por sufocación como el azote otro elemento del aire, i como el agua obra so- bre los ahogados. Pero no es esto todo. Obra positivamen- te, con maligna enerjia peculiar, sobre los poderes vita- les, con la cual, aunque la vida no sea instantáneamen- te destruida, postra i paraliza, probablemente por medio del sistema nervioso. Por numerosos esperimentos hechos sobre mis propios— «60 — pulmoiics, he encontrado que una encerrada porción dr aire, suficiente sin embargo para llenar perfectamente los pulmones por una completa inspiración, queda tan con- taminada por un solo contacto, que una luz arde apenas con 61; i después de tres contactos, lávela se apaga, i el animal perecería con la misma rapidez que si hubiese sido sumerjido en azote o en agua. Es evidente por tanto que por lo qus respecta a la conservación de la vida es indispensable renovar constantemente el aire, i nadie pue- de ser compelido a respirar varias veces seguidas el mis- mo aire, sin manifiesto daño de la salud, i a veces con peligro de la vida misma. "De donde se sigue pues que el aire de las piezas, ¡es- pecialmente de las que están ocupadas a la vez por mu- chas personas, debe ser espelido por una libre ventila- ción, para que cuando haya sido arrojado de los pulmo- nes, el mismo aire no vuelva a ser inspirado, hasta des- pués de haber sido purificado del gas ácido carbónico i restablecida en su composición la correspondiente propor- ción de oxíjeno. Esto efectúa la parte superior de las ojas verdes de los árboles i plantas, cuando los rayos solares obran directamente sobre ellas. El ácido carbónico se descompone entonces, el carbono es absorvido para sos- tener en parte la vida de la planta, subministrando un elemento de su nutrición, mientras que el gas oxíjeno queda libre i vuelve a la atmósfera ( 1)." De aquí resulta naturalmente que en una pieza en que han de estar encerrados cien i aun doscientas personas, han de tomarse serias precauciones para renovar el aire. (1) Report of tho Secretary of the Board of oduration of M*S»- ehnsetts, suplemcntary to hís anntial roport. — 3Ó1 — "La sangre, dice el Dr. Woodward , como que circula por medio de los vasos en nuestro cuerpo, acumula un prin- cipio deletéreo llamado carbón, que es por sí mismo un reneno, i debe ser descargado frecuentemente, de lo con- trario se hace peligroso para la vida. En el proceso de la respiración este principio venenoso se une en lo3 pulmo- nes con una porción de oxíjeno i forma el ácido carbóni- co que es espelido de los pulmones a cada expiración. Por la respiración, una persona adulta inutiliza por C3te vi- tal procedimiento cerca de un galón de aire en un minu- to; i por este gran consumo de aire puro en una escue- la, llena de alumnos, se verá fácilmente que el aire se daña prontamente haciéndose inútil para el objeto a que está destinado. Si continuamos aspirando este aire con- taminado que se hará peor cuanto mas tiempo estemos usándolo, aquel proceso que se efectúa en los pulmones no será ejecutado de una manera perfecta; el carbón no podrá escaparse de la sangre sino que circulará en el ce- rebro, produciendo sobre este órgano un efecto dele- téreo, hasta producir la muerte. Si se deja circular una porción mas pequeña que la que es necesaria para matar, produce entonces síncope, estupor, i otros peligrosos efectos sobre los nervios i el cerebro. -En menor cantidad aun producirá pesadez, somnolencia, incapacitándonos para toda clases de esfuerzos mentales i de actividad física. "Supóngase una escuela de treinta pies cuadrados i nue- rede alto, la cual contendrá 13,996,000 pulgadas cúbi- cas de aire atmosférico : según los primeros químicos, un individuo respira i contamina 6500 pulgadas cúbicas de *W por minuto. Cincuenta alumnos respirarán 325,000 ["i'gadas cúbicas en el mismo tiempo, i en cuarenta minu-— 332 — tos todo el aire de la pieza habrá sido contaminado, ■ se refresca la porción de aire contenida en ella. La can- tidad de ácido carbónico producido por la respiración de cincuenta alumnos sera de 750 pulgadas cúbicas en ui,a hora." Estos hechos demostrados han aconsejado la práctica de establecer aparatos en las escuelas para renovar el aire, lo que se hace por los mismos medios que sirven para ca- lentar las piezas durante los rigores del invierno. En nues- tros climas templados del mediodía este abrigo de las es- cuelas parece menos necesario, no obstante que la forzada inmovilidad en que necesitan permanecer los alumnos, los espone a la acción paralizadora del frió en los inviernos, con grave daño de la salud, i notable pérdida de tiempo. El aire calentado por la respiración tiende a elevarse hacia el techo, mientras que el'ácido carbónico desciende al pavimento. Este puede escaparse por las puertas ; pero para dar salida al que asciende hacia arriba deben abrirse varios agujeros o troneras, según el tamaño de la pieza. Este espediente que según las variaciones de la tempera- tura esterior puede dejar de ser efectivo, es ausiliado por la apertura de la puerta de entrada, que ha de graduarse según la temperatura esterior, a fin de evitar que el aire de afuera sea atraído por las ventanas en lugar de salir el del interior. El espediente mas recomendado por los intelijentes,' muí jeneralmente practicado ya, es el de construir debajo de la sala de escuela un subterráneo, en el cual se encien- de un horno de ladrillo cuya cúspide forma parte del piso de la escuela, cpie se anivela con él a fin de hacer desapa- recer toda deformidad. Consígnese la ventajn do dwtribuu — 3ó:l — por este medio el calor proporcionalmente en toda la es- cuela, calentando antes de todo los piés que es donde los alumnos sienten mayor frió. Por este media también el aire empuja de adentro de la escuela hacia a fuera, en lu- car de pugnar a entrar de afuera para adentro, renován- dose por el aire calentado en el subterráneo i que se intro- duce en la sala escuela por dos aberturas que se practican en el pavimento. El modo mejor de calentar las piezas es por medio del fogón abierto. Con un pequeño trabajo en su construcción, puede proveerse a la sala de una gran cantidad de aire es- terior nuevo i caliente. En una situación aparente, seña- lada en las planchas cerca de la puerta, se fabrica de ladri- llo un hogar común de chimenea. Cuando está hecho i a distancia de cuatro o cinco pulgadas de sus dos costados i fondo, se construye otra muralla de ladrillo que se calen- tará por atrás i por los costados. El aire será admitido en este espacio por abajo, por medio de un conducto de 24 pulgadas de ancho i 6 a 8 de profundidad que introducirá el aire atmosférico por una abertura practicada debajo de la puerta del frente o en otro lugar aparente. La caja de la- drillo será continuada en alto, seis u ocho pulgadas mas arriba del fogón, donde puede comunicarse por orificios la- terales, que serán manejados con portañuelas de fierro, por entre las cuales se esparcirá con fuerza el aire calentado. U chimenea de ladrillo se levantará dos o tres piés sobre el hueco inferior , pudiendo ser coronada por una plancha de fierro, una tabla de piedra, o una comiza de ladrillo, con una abertura para el tubo que debe conducir afuera el hu- uio. Este tubo debe levantarse un pié', i en seguida pasar a un costado, i después por un pasaje, ir a la opuesta estre- 39— 364 — midad de la sala donde debe ascender perpendicularmen- te i salir sobre el techo. El modo do calentar el aire en el subterráneo de que se ha hablado ántes está montado so- bre un procedimiento igual. En el Estado de Massachusetts según los datos esta- dísticos publicados anualmente, las escuelas consumen al año un valor de 36,000 $. en lefia, no obstante la baratura de este artículo ; bien es verdad que el invierno es rigoro- sísimo, sin que por esto sedescuide el costado hijiénicodela cuestión, que es renovar con frecuencia el aire interior. Para completar la acción de la chimenea se abre el fogón cerca de la tierra, gobernando el orificio por una hoja de madera o de metal. La apertura del ventilador debe tener doce pulgadas cuadradas por lo menos, i debe estar a dos pies 8 pulgadas de distancia del banco del maestro, comunicándose con un conducto de 24 pulgadas de an- cho i de profundidad, practicado en la muralla, i que debe subir hasta comunicarse con el techo, en el lugar mismo por donde sale el tubo de la chimenea, que para es- te objeto, debe aislarse del techo para que por sus costa- dos se escape el aire impuro. He creído necesario entrar en estos pormenores, por no dejar un vacío en lo que respecta a la perfección de las es- cuelas, cualquiera que por otra parte sea la importancia que quiera darse a estos accidentes. Uno de los grandes obstáculos, que al progreso se oponen entre nosotros, i que predisponen contra la adopción de estos i otros usos, es la acreditada idea de que la benignidad de nuestro cli- ma nos dispensa de hacer uso de ellos. Así el agricultor no abona la tierra, porque la cree de suyo fértilísima, i los imperfectos instrumentos aratorios que nos ha legadn — 365 — la incuria española, parecen completos e inmejorables, atendidas las pretendidas facilidades que la natural feraci- dad del suelo ofrece. La distribución de la luz es también uno de los princi- pales requisitos a que ha de atenderse en la construcción de locales para las escuelas, i a fin de proporcionar una luz constante, las escuelas deben construirse de sur a norte, con la puerta de entrada hácia el norte, ocupando el maes- tro la estremidad sur cuya muralla no debe tener ni puerta ni ventanas. Estas deben estar distribuidas al naciente i poniente. Esta luz de costado baña las bancas i evita que las sombras de los alumnos se proyecten sobre el lugar en que escriben o leen, como sucede cuando la luz sube de atrás o de adelante. Siempre será preferible colocar las es- cuelas lejos de las calles i de los caminos; pero si las ven- tanas diesen sobre objetos que atraigan la atención de los niños, deben colocarse suficientemente altas para que el alumno sentado en su asiento no alcance a ver nada, para lo cual basta que se levanten del suelo tres pies i medio para dejar obviado este inconveniente; teniendo en todo caso cortinas verdes o de tela dada de aceite a fin de mo- dificar la acción de una luz demasiado viva. En verano, en que los ventiladores no pueden estar en ejercicio, las ven- tanas deben proporcionar el movimiento necesario al aire ambiente. Después de estos detalles que se refieren a la construc- ción jeneral del edificio, vienen naturalmente los que tie- nen relación con la distribución interior, i el empleo mas económico i mejor ordenado que puede hacerse del espa- cio en que deben estar colocados los alumnos. Punto es wte sobre el cual hai la mayor variedad en cada pais i so-— 356 — bre el que menos ideas practicas se poseen entre nosotros Nada hai, en efecto, mas lamentable que la organización interna de nuestras escuelas. Ningún principio de econo- mía, de sistema ni de orden prevalece en ellas. El maes- tro no puede asegurarse del empleo que del tiempo hace cada alumno; un movimiento de un individuo basta para perturbar a media docena de los que lo rodean. Esto en cuanto a la distribución económica, que aun mas pernicio- sos son los resultados si se atiende a la educación moral de los niños. El mal que aqueja a nuestro pueblo, i puede decirse, a nuestra raza española, i que la mantiene en un estado normal de barbarie, viene del desaliño, i de la fal- ta habitual de aquellas pequeñas pero multiplicadas comor didades que hacen confortable la vida de los otros pueblos europeos. En el Norte, cualquiera que sea la mediocridad de su fortuna, las familias rodean sus habitaciones de flores i de arbustos; las ventanas de sus casas tienen vidrios i persianas; las camas cortinas, empapelado las murallas, cada pieza tiene estufa o chimenea, i las cocinas en donde reina el mayor aseo, están dotadas de aparatos económi- cos, i de utensilios brillantes por el cuidado diario de lim- piarlos. Todos estos resultados de la civilización obran sobre el espíritu, realzando la importancia del individuo por la multitud de objetos que aplica a su conveniencia,' despertando la actividad necesaria para satisfacer toda? estas necesidades. Los pueblos bárbaros permanecen es- tacionarios , menos por el atraso de sus ideas que por lo limitado de sus necesidades i por su desaseo. Donde basta una piedra, o un trozo de madera para sentarse, la mitad de los estímulos de la actividad humana están suprir /nidos. — 357 — ¿Vuestras escuelas deben por tanto, ser construidas de manera que su espectáculo, obrando diariamente sobre el espíritu de los niños, eduque su gusto, su físico i sus in- clinaciones. No solo debe reinar en ellas el mas prolijo i constante aseo, cosa que depende de la atención i solicitud obstinada del maestro, sino también tal comodidad para los niños, i cierto gusto i aun lujo de decoración, que ha- bitúe sus sentidos a vivir en medio de estos elementos in- dispensables de la vida civilizada. Mas atenciones se pro- digan en Europa a los caballos en las caballerizas, que a los niños en nuestras escuelas. El hijo de uno de nuestros ricachos está sentado horas enteras en un banquillo de madera de una cuarta de ancho, con las piernas colgando sin espaldar en que apoyarse, escribiendo sobre mesas que parecen construidas para atormentar los miembros, i riciar el pulmón; el polvo que levantan los niños al me- nor movimiento sobre la tierra desnuda, se insinúa en su garganta; i sus miradas no caen sino sobre muebles viejos, manchados, murallas sucias i objetos nauseabundos por todas partes. ¿Es esta, por ventura, la educación que van a recibir los niños, en una escuela pública? Después que he recorrido las escuelas de las primeras naciones del mundo, sintiendo el oprobio de nuestra situa- ción moral, he podido comprender por cuánto entra en la elevación de la dignidad humana, el respeto debido a los mdividuos de nuestra especie, en la forma i amueblado ■ las escuelas, cabiendo la gloria de haberlas llevado a "o grado de perfección, de lujo diré mas bien, desconor "do en el resto del mundo los hombres libres de Norte- América. En 1837, un ciudadano de Hartford, enConnecr 'icut, propuso un premio cuantioso al que inventase un— 368 — asiento cómodo i una banca de escribir perfecta para tu» niños de las escuelas. Se ha dado en otros estados paten- te de invención al inventor de otros ; el hierro colado, con su aptitud para recibir formas artísticas se emplea en al. gimas partes, para los piés de estos utensilios; i cualquie- ra que sea la forma de los de madera, están siempre pintados de color alegre i mantenidos en un estado de per- fecta conservación i brillo. Cada dos alumnos tienen ban- ca separada con gabeta para guardar sus papeles i libros ■ el asiento es aislado i por todas partes accesible, dejan- do a cada alumno un espacio de diez piés cuadrados para facilitar sus movimientos. Mr. Woodward, consultado ofi- cialmente sobre los inconvenientes que pudiera acarrrear la mala construcción de los bancos i bancas sin espaldar de las escuelas, se espresa en estos términos. " Los bancos altos i estrechos son no solamente incómodos en estremo para el niño, tendiendo constantemente a hacerlo in- quieto i bullicioso, perturbando su temperamento, i dis- trayendo su atención de los libros, sino que también tie- nen una tendencia directa a producir deformidades en los miembros. Si el asiento es demasiado estrecho solo una mitad del muslo reposa en él; si es demasiado alto el pie no alcanza a apoyarse en el suelo; la consecuencia de es- to es que el miembro está suspendido por el centro de la masa. Ahora, como los miembros de los niños son flexi- bles i poco consistentes, pueden crecer deformes, i torcer- se por una posición tan violenta. Los asientos sin espalda tienen igualmente una influencia desfavorable sobre la co- lumna espinal. Si no se proporciona a los niños mientra» están sentados un punto de apoyo para sus espaldas, adop- tan necesariamente una postura encorbada i si esta po»1' — 350 — cion se continúa demasiado, o se repite con frecuencia, tiende a producir aquella deformidad que se ha hecho es- treinadamente común en los tiempos modernos, i que con- duce a enfermedades del espinazo en innumerables casos, especialmente en los niños del sexo mas delicado. Los asien- tos de las escuelas deben estar de tal manera construidos que todo el muslo pueda reposar sobre ellos, al mismo tiempo que el pié se apoye firmemente en el pavimento. Todos los asientos deben tener espaldar suficientemente ílto para que las paletas puedan apoyarse : porque los espaldares bajos, aunque sean siempre mejores que nada ensu lugar, están mui léjos de ser tan cómodos i útiles co- mo los altos, sin que puedan evitar el dolor e incomodidad después de haber estado sentados por largo tiempo. Debe ademas permitirse a los niños cambiar con frecuencia de posición, ponerse de pié, marchar, i salir al patio de re- creo. Una hora es todo el tiempo que un niño de ménos lie diez años, puede estar sin interrupción, detenido; i cuatro horas lo sumo que en todo el dia puede estar sen- tado." "Las posturas que los ni ños asumen, dice otro facultati- vo, miéntras están sentados en sus estudios, no son indi- ferentes , siendo frecuente prevenirles contra la práctica de mantener la cabeza i el cuello en una posición inclinada, raya disposición se disminuiría dando una correspondien- te elevación i caida a la banca, i si el asiento tuviese dón- de apoyar la espalda. La influencia de un pecho desenvuel- to i de una actitud recta ha sido ya suficientemente espli- ftda; i lo que puede hacerse para adquirir estas cualida- ta, se muestra en muchos casos notables de los cuales **>mencionaré uno. Por un largo número de años ha— 360 — habido en Francia la costumbre de dar a las mujeres des- de la primera edad el hábito de forzar hacia atrás las espaldas, estendiendo de este modo el pecho. Resulta de las recientes observaciones de los anatómicos que la clavi- cula o islilla de las mujeres francesas es actualmente mas larga que la de las inglesas. Los franceses pues han logra- do desenvolver una parte, con el objeto de añadir a la sa- lud i belleza, i aumentar un característico, que distingue el ser humano del bruto." Quede pues establecido que una gravísima atención ha de prestarse a la construcción de las bancas i bancos, i que no deben hacerse economías criminales en este punto, cuando media la salud de una jeneracion entera. Entre los diversos sistemas de bancos que he visto practicados, el norte americano común es el que reúne mayores venta- jas, tanto por la economía posible en cuanto no viola nin- guna de las reglas hijiénicas, como por las facilidades que presta para los diversos movimientos de los alumnos, i de la escuela en jeneral. El sistema de enseñanza mutua de Lancaster, ha dejado por lo menos un progreso parala organización interna de las escuelas, que hoi está aplicado jeneralmente a todo sistema de enseñanza, tal es la colo- cación de las bancas en columna cerrada en el centro déla escuela, con espacio suficiente en torno de las murallas pa- ra facilitar el pasaje i los movimientos, i con una platafor- ma elevada hacia el lado a que están vueltas las caras i todos los alumnos, donde se coloca la pizarra para las d mostraciones jenerales, i la mesa i asiento del niaestn Desde allí domina la escuela, colocado en una posición si perior, pudiendo asegurarse de la ocupación de cada alun no, i previniendo por la facilidad de descubrirla toda Vi — 301 — wtivu de desorden. Los diseños del fin están montados sobre esta base esencial i reconocida ya, como indispensa- ble para el buen gobierno de las escuelas. Las bancas nor- te-ainerica*as solo sirven para dos alumnos, sentado cada uno de ellos en asiento particular, i colocados de manera que el reborde de la banca trasera sirve de espaldar al alumno que se sienta en la que le precede. El modelo ad- junto dará una idea completa de esta banca o bufete de escribir, i del asiento aislado. Ambos son de tabla, pintada color pino, i fijadas en el entablado del suelo. Difícil sería entre nosotros hacer sentir la necesidad de cubrir el suelo con tabla, a fin de poder conservar el aseo necesario, i que hace imposible el uso del ladrillo poroso i deleznable que se fabrica en el pais, circunstancia que motiva el con- tinuo polvo que levantan las pisadas, degradando el edifi- cio i amueblado i manchando los vestidos, con la desven- taja de no poder fijar los asientos de un modo permanente, oíos bufetes, para evitar todo bamboleo tan perjudicial para la escritura. El alto de la banca i del asiento debe graduarse por la estatura de los niños, lo que puede hacer- se sirviéndose de tres o cuatro de diverso tamaño para sraduar su elevación ; pues debiendo los alumnos mas chi- cos, estar inmediatos a la plataforma del maestro, a fin de que pueda vijilarlos mas de cerca, el alto de las bancas hade partir de allí de menor a mayor, hasta las últimas bancas en que se sientan los mayores, con cuya disposi- ción se evita la necesidad en que ántes se creian los direc- tores de escuelas de levantar el piso en forma de anfitea- tro para facilitar la inspección del maestro, sistema que ha sido jeneralmente abandonado, por la incomodidad que 40— 302 — de ello resulta, i porque este piso oblicuo estorba la libre circulación del aire. La pizarra es uno de los otros elementos indispensables de enseñanza, i de que nuestros maestros hacen menos aplicación. En las escuelas prusianas i holandesas, delante de cadaclase particular hai una pizarra, en la que el maestro demuestra por signos, trazos, i dibujos todo lo que sirve de asunto a la enseñanza. La lectura misma es enseñada en la pizarra : el maestro tiene adquirida una admirable facilidad para trazar los caracteres impresos, i con otos signos demuestra de una manera sensible, la formación de las sílabas, i la construcción de la palabra. Tiene por objeto este uso servirse de la vista tanto coiik> del oído para trasmitir las ideas, fijarla atención de los niños, i darles la forma aparente de las cosas que puedan prest ir- se a demostración. En la Escuela Normal de Santiago he tenido mil veces ocasión de esperimentar los buenos resul- tados de este sistema desmostrativo, cuyo uso debe jene- ralizarse en cuanto sea posible, teniendo presente que el vocabulario de los niños es demasiado reducido para que pueda contarse siempre que entiendan bienio que se leí esplicaporel solo uso déla palabra. En los Estados-l iii- dos se ha llevado todavía mas adelante, el uso de la piza- rra. Las escuelas que-se precian de aspirar a la perféction, tienen todos los lienzos laterales de las murallas entre la- ventanas, cubiertosde pizarras a la altura de los niños ; i MU ett Boston existe una fábrica con ¡ atente paralaesplotacion de una composición, de polvo de mármol mesclado COB carbón animal, de lo cual se forma un estuco baratísimo con el cual se cubren las murallas hasta la altura coBW" — :m>3 — niente en tres costados de la escuela. Los ;ilumnos para las ,hises de aritmética, gramática, ortografía, dibujo lineal, mecánica, jeogiafía, &c, salen a los costados vaeios, i cada uno individualmente demuestra i ejecuta el asunto de la lección, imitando o respondiendo a las indicaciones que el profesor hace desde la plataforma en la gran pizarra mo- rible, que está allí para la lección jeneral i para el uso in- mediato del maestro. Los diseños adjuntos señalan el lugar en que deben es- tar colocados los estantes de libros, globos de jeografia, aparatos de química i demás objetos de enseñanza. Es ya uduso jeneralizado en Europa i América, delinear en los lienzos de la murallas, vacios, las figuras jeoinétricas que debe conocer el alumno, aunque no haya de adquirir otro conocimiento de esta ciencia que el nombre de aquellos signos, indispensables para completare] lenguaje. Sucede otro tanto con las cartas geográficas murales, delineadas en la muralla misma, lo que puedan hacer los alumnos de h Esencia Normal, o sirviéndose en su defecto de las lito- grafiadas que se venden para este fin. Tai Inglaterra son muí comunes i baratas las colecciones de láminas »rava- •lasen madera i juntadas, de los añónales mas notables "le la creación, familiarizando a los alumnos con estas imá- jenes que los inician en el conocimiento de rudimentos de asteria natural; proporcionando al maestro ademas oca- siou i objeto, para dar lecciones orales sobre estos asuntos que tanto pican la curiosidad infantil. Otro objeto indispensable en una esencia, 88 el reloj que debe estar cerca del maestro i a la vista de todos los alum- "">• Es indispensable para la distribución de los traba- J°»;su precisión misma, apartando toda ini nlirtuiiibn i— :M14 — toda arbitrariedad, imprime en el espíritu de los ahunaoi aquellas saludables ideas de leí inviolable, de orden de regularidad, i de obligación limitada i conocida, que tanta falta hace a nuestra raza española. La crítica de los escri- tores de costumbres de nuestra nación, como el consenti- miento unánime de las otras naciones civilizadas, tachan a los españoles de disipar el tiempo i no conocer ni larelijion de las citas, (pie los otros pueblos aprecian por minutos, ni el valor de las horas. Lo cierto del caso es que el reloj no ha sido fabricado jamás en España ni en sus colonias, i que las horas del dia están vulgarmente divididas entre no- sotros, por divisiones puramente relijiosas. A prima, a mi- sas mayores, a las doce, a vísperas, a la oración, a áni" mas, a las diez, a calendas, etc., divisiones de tiempo inde- finidas i que ninguna otra nación que yo sepa conserva en su lenguaje. La hora del dia, pues, cuando no hubiera para ellos otras razones que estas, debe estar continuamente a la vista de los niños, para formar su espíritu i dar medi- das i regla al uso del tiempo. Pero hai aun otras, que mi- litan en favor de este usó. La seguridad de conocer la du- ración de una tarea, da ánimos para emprenderla, alienta en la ejecución, i aleja toda idea de disipar el tiempo por el temor de que trascurrida la hora designada, no aparezca la cantidad de trabajo que otros dias se ha producido en el misino lapso de tiempo. Añádase a esto, que los relojes de péndula han llegado a hacerse tan baratos, sin perder nada de su duración, que seria mesquindad torpe privara una escuela de aldea de este instrumento, de que en otros paises no carece cada cuarto de huéspedes en los mas mi- serables hoteles. Puede decirse otro tanto con respecto a loa termómetro*1 — Mo — q„e cuando son centígrados, de espíritu de vino, no valen niasde seis reales, i proporcionan a los maestros medio de arreglar la ventilación i abrigo de las escuelas. Con ellos pueden también encargarse de hacer anotaciones termo- luétricas en cada localidad durante una série de años, para subministrar datos a la ciencia, a la medicina, a la agricul- tura, que en desdoro nuestro debe decirse que aun no exis- ten colectados en forma sino es por algún estranjero, en todos los puntos de nuestro inmenso continente. De todos los otros objetos que deben entrar en la com- posición de una escuela, se hablará en su lugar respectivo según la clasificación a que pertenezcan. Por ahora me res- ta añadir todavía algunas amplificaciones con respecto al ediñcio de las escuelas, que no he considerado hasta aquí sino en sus elementos indispensables para una población chica, para las campañas i aldeas. La escuela de las ciu- dades populosas, ya sea que haya una sola o varias, o en fin que como lo aconseja el buen gobierno se subdividan aquellos en barrios o distritos de escuela, merecen mayor ensanche, como que han de ser frecuentadas por mayor número de alumnos, la esfera de los estudios ha de ser mas estensa, i los recursos de los padres de familia, la» mu- nicipalidades i el gobierno mas abundantes. Para la educa- ción de ciento a doscientos niños se necesita ademas del salón de escritura i lecciones jenerales, departamentos se- parados para clases particulares, que un ayudante o el maes- tro mismo deberá hacer en ramos especiales a un cierto número de alumnos, mientras que la masa recibe una lec- ción inútil para aquellos. La recitación , el estudio de me- moria, no pueden hacerse en la sala común sin perturbar la atención délos otros. El plano correspondiente da una cpm-— 3«6 — pleta idea de la distribución de estas piezas adyacentes sin que sea necesario entrar en nuevos detalles. No sucede asi con la escuela que representa el plano núm. 4 que es tomado de la de Salem en el Estado de Massachusetts, que me propongo hacer conocer en todos sus detalles, a fin de que Laya una idea del maximun de perfección, a que las escuelas pueden llegar, donde la glo- ria de los ciudadanos se cifra en preparar en sus hijos, hombres dignos del tratamiento de seres intelijentes, i a la altura como los que mas, de progreso i desarrollo que es ya indispensable a todos, en nuestra ¿poca. Salem, como lo está indicando su nombre, es una de las primitivas ciu- dades que fundaron aquellos nobles i famosos puritanos que abandonaron la Europa para proclamar en los desier- tos americanos el gobierno de los pueblos por sí mismos; la capacidad déla intelijencia humana para interpretarla- leyes divinas i humanas ; i como consecuencia de esta mez- cla de errores i de verdades, la igualdad de todos los hom- bres ante Dios i ante las leyes, la soberanía popular en tu- das sus aplicaciones, i la igualdad i la fraternidad en fin, que en nuestra época solo ha empezado a ser la lei univer- sal délos pueblos cristianos. La educación pública him consecuencia necesaria, parala práctica de aquellos prin- cipios ; pues la intelijencia es en el hombre un instrumento embotado, cuando no se la ha hecho adquirir el número su- ficiente de datos i de verdades anteriores en que se funda todo recto raciocinio. En los estados puritanos de Massachusetts i Connecti- cut, la instrucción popular, administrada i rentada para el bien de todos, es una tradición que se ha perpetuado ÍM8¿a nuestros dias, dando por resultado que cu cada 688 indm- — 3S (|¡v¡_ siones. La escuela de gramática de Salem es conocida como la primera escuela pública de los Estados-Unidos, i créese que lo es la primera del mundo, donde cualquiera persona en ciertos límites jeográficos, i poseyendo ciertos requisi- tos de estudios, tiene un dereclio común de admisión, li- bre de todo costo. Fué fundada 260 años ha, cuando la población se componia de menos de doscientas familias, i ha continuado sin interrupción dando completa prepara- ción a los que han de estudiar en los eolejios, hasta el ->' ta. ^.J^ W <_> W W «i> «X» til :toí fc> -ttJ til fcj fc£) fe) &>.; CAPITULO VII. SISTEMA DE ENSEÑANZA. Una de las cuestiones mas interesantes de la educación primaria, es sin duda la de los métodos de enseñanza, que pueden dividirse en dos categorías. Lo que se comprende bajo el nombre de sistema, es el método jeneral de una es- cuela, su mecanismo interior, su táctica, si es posible de- cirlo así; los métodos propiamente dichos se refieren al modo especial de enseñar Tos diversos ramos que constitu- yen la instrucción. Divídense los primeros en individual, "¡limitáneo, mutuo, misto, &c, i los segundos toman sus denominaciones de los autores que los han inventado, o de alguna circunstancia característica. Pero a veces sucede que el sistema jeneral i el método particular se confunden de tal manera que no podrían trazarse los verdaderos limí- tesele cada uno. Creo escusado introducir en este trabajo el detalle del esterna monitorial o mutuo que se halla reglamentado en tratados especiales, i forma un conjunto de reglas i proce- dimientos determinados. Muí divididos están los pareceres— 382 — en cuanto a su eficacia como medio de enseñanza. Nacido en Inglaterra, propagado por Bell i Lancaster, introducido en Francia en 1814, no ha sido aplicado en Alemania, sele desecha en Holanda i en los Estados-Unidos, solo ha te- nido raras aplicaciones entre las que debe contarse la que de él se hace en las escuelas de Nueva York, donde goza de popularidad. En Francia hai muchos establecimientos de este jénero, en los que se hace uso de la música para dar concierto i orden a las diversas evoluciones que exije. Por regla jeneral, puede decirse que solo es aplicable con prove- cho a las grandes masas de niños de doscientos para ade- lante. Requiere de parte de los alumnos, una disciplina rí- jida, un buen plantel de monitores, un material completo, en el que deben estar incluidos en cuadros o tableros todos los ramos de enseñanza: salas anchas i espaciosas; i en una palabra, que no falte ninguna de las piezas que com- ponen el aparato, para que el mecanismo de las operacio- nes juegue sin tropiezo. En Santiago ha sido ensayado este sistema por D.Juan Godoi, D. Domingo Acevedo i D. Francisco Solano Pérez : en Aconcagua hize yo en 1832, un ensayo con la escasez de materiales detque era posible disponer. Habia para el efecto el Gobierno de Chile man- dado imprimir una colección de cuadros de lectura, una de aritmética i otra de escritura para servir de tema al dictado. Estos establecimientos han desaparecido, sin dejar rastro alguno, i por lo incompleto de sus medios la duda acaso sobre la eficencia del sistema. Del sistema simultáneo que es el mas antiguo, menos mecánico, mas aplicable en toda circunstancia, i jeneral- mente mas seguido, he visto en Alemania i sobre todo en Prusia i en Holanda, modelos excelentes. En Prusia, creo — 383 — haberlo dicho yá, las diversas clases ocupan una pieza se- parada, con su maestro especial, lo que hace necesario para cada escuela, cuatro, seis, i aun ocho ayudantes del maestro principal, que lleva una clase superior i vijila lo» progresos de las otras. Esta riqueza de dotación de maes- tros idóneos, dá a aquellas escuelas la merecida reputación de que gozan. Un maestro se contrae a una clase que forma, por decirlo así, escuela separada, i se constituye responsa- ble de los progresos de aquellos alumnos que le están con- fiados. La influencia de la palabra i la demostración de la pizarra ejercen todo su poder sobre una clase aislada sin perturbación esterior, sin desigualdades de instrucción. En Holanda, en aquellas escuelas monstruos, en cuyos bancos i bajo el mismo techo están sentados setecientos o mil ni- ños, prevalece el mismo sistema de separación, no ya en piezas distintas sino en localidades de una misma, cada sección con un maestro a la cabeza. De manera que reco- nocido como lo está el sistema simultáneo como el mas perfecto, requiere para hacerlo fructificar, la dotación de mas de un maestro para cada eseuela un poco numerosa. La mas completa aplicación que de este sistema he visto practicado en América, es la de la escuela de San Juan en la República Arjentina de que hablaré mas adelante, i que se componía de tres salones, con tres maestros : i el de la enseñanza superior, que estaba dividida en cuatro clases> tenia ademas un ayudante que enseñaba en aritméti- ca, lectura, escritura i gramática , quedando aun otras dos para el maestro superior, i aun en este caso se ha- cia todavía aplicación de algunos de los recursos i pres- cripciones del sistema mútuo, empleando alumnos para tomar en círculos las lecciones de memoria.— 384 — De estos sistemas liarán por mucho tiempo uso discre- cional los maestros, según los medios deque puedan dis- poner, sus preferencias, o su instrucción, por lo queme limitaré tan solo en esta parte a dar algunas nociones sobre los sistemas que me han llamado mas la atención, i que j)or salirse de las clasificaciones arriba indicadas, no pueden ser apreciados sino por su descripción o sus reglamentos Los de la famosa escuela de Salem, cuya descripción ma- terial hemos dado hablando del local de las escuelas públi- cas, bastarán para dar una idea del sistema oríjinal,i de una grande eficiencia queallí se haensayado conunéxitoad- mirable, i que por tanto es digno de ser conocido i aunesp»•- rimentado.Teniendo presente lo dicho sobre el localde aquel establecimiento, el Reglamento dice : " La escuela estará abierta para niños pertenecientes &. que residan &c. que traigan el certificado requerido pan ser concedida entrada a los alumnos que dieren un examen satisfactorio en los estudios seguidos en las escuelas prima- rias, o que, si hubiesen sido previamente educados en es- cuelas privadas, sean después de examinados, juzgados dignos de admisión. La escuela será dividida en dos departamentos que se- rán denominados según su colocación en el edificio, depar- tamento del Sur i departamento del Norte. Cada departamento será dividido en ocho clases, i cada clase constará en cuanto posible sea, de veinte i dos miem- bros. Las clases del departamento del norte serán llamadas i numeradas norte primera i norte octava inclusive, i las del sud en relación. Los estudios en el departamento del norte serán indica- — 38ó — dos en tres cursos 1.° Gramática; 2»* lectura 1" curso * o.- bectura 2.° curso. Los estudios en el departamento del Sur serán divididos entres cursos—1.° jeogiafía—2." aritmética l.tr curso— 3.° aritmética 2.° curso. El curso de gramática incluirá el estudio de la ortografía i etiniolojía para las clases mas nuevas ; la sintaxis i proso- dia para las mas antiguas. Cada lección hasta donde sea po- sible será acompañada con operaciones en las grandes pi- zarras i en las manuales de piedra ; i para las clases supe- riores se requerirán ejercicios en análisis i composición. (Prescribense los libros,) El primer curso de lectura comprenderá instrucción en lectura, silabeo, definición i puntuación, en cuanto tengan estos diversos ramos relación con la lectura. El segundo curso de lectura comprenderá instrucción preparatoria pa- ra el primero, i en cuanto sea practicable pata los mismos ramos. Al silabar se requerirá constantemente de los alum- nos que escriban palabras én la pizarra, como también emitirlas oralmente. El curso de jeogiafía incluirá el estudio de los libros que sirven de testo elemental i mas alto, el uso de mapas i globos, la construcción de mapas, i si fuese posible los ele- mentos de astronomía i un corto curso de historia. El primer curso de aritmética incluirá los mas altos ra- mos de aritmética práctica i mental, constantes operaciones ■obre las pizarras grandes i en las pequeñas de piedra, te- neduría de libros i si fuese prácticable los elementos de aljc- bra i jeometría. El segundo curso incluirá los ramos inferio- res de la aritmética práctica i mental i operaciones mas sim- ples en las pizarras grandes i en las pequeñas de piedra._ 38<> — Lm cursos de gramática i jeografía serán asistidos poi todas las clases en ámbos departamentos, debiendo exijirsc de cada clase que ejecute dos recitaciones i una revista en cada estudio todas las semanas. Los primeros cursos de aritmética i lectura serán concu- rridos por las cuatro mas antiguas clases en cada departa- mento, debiendo cada clase preparar i desempeñar cuatro recitaciones i una revista en cada estudio todas las semanas. A los segundos cursos en lectura i aritmética concurri- rán las cuatro clases mas nuevas en cada departamento, debiendo cada clase preparar cuatro recitaciones i una re- vista en cada estudio todas las semanas. Los seis ayudantes serán respectivamente asignados a los seis cursos en que están divididos los estudios ; i cada ayudante será esclusivamente empleado en asistir a las re- citaciones en el curso asignado, debiendo asistir a treinta i dos recitaciones cada semana. Los principales serán respectivamente asignados a los dos departamentos en que está dividida la escuela, i se em- plearán en pasar revista en los estudios de sus dos depar- tamentos a todas las clases de ámbos departamentos; el principal del departamento del norte pasando revista en cada semana en gramática i lectura, i el principal del de- partamento del sud pasando revista a cada clase en cada departamento una vez por semana en jeografía i aritméti- ca ; debiendo cada principal pasar treinta i dos revistas en cada semana. A las revistas en gramática i lectura asistirán las clases en un departamento, al mismo tiempo que las correspon- dientes clases en el otro departamento pasan revista en jeografía i aritmética ; consagrando cada principal la pri- — 387 — mera mitad de la semana a las clases de su propio depar- tamento, i a las del otro la última mitad. Las clases asistirán a las recitaciones en la sala de reci- tación ocupada por los respectivos ayudantes, asignándo- le cada sala de recitación aun ayudante esclusivamente, debiendo estar provista de cuadros i aparatos apropiados al curso que se sigue en ella. Las clases asistirán a revistas en la escuela ocupada por los respectivos principales en las estaciones a retaguardia Je las bancas designadas para este objeto. El tiempo consagrado a la preparación i también al de- sempeño de cada revista i recitación, será precisamente de media hora como es indicado por la campana del reloj de la escuela. Los movimientos de las clases al ir o volver de las salas de recitación o a las estaciones de las revistas, serán reglados por un método que evite confusión i requiera poco tiempo, i que al mismo tiempo subministre grata i saludable re- creación. Los alumnos se sentarán en las bancas de manera que los dos ocupantes de una de ellas nunca permanezcan jun- tos durante el tiempo dedicado a recitaciones i revistas. Para este objeto los miembros de la primera i segunda cla- se en cada departamento ocuparán la primera i segunda fila de bancas en sus respectivas escuelas, sentándose en cada banca un miembro de cada clase. Los miembros de ■'a tercera i cuarta clase ocuparán igualmente la tercera i cuarta filas. Los miembros de la quinta i sesta clases i la quinta i sesta filas los miembros de la sesta i octava filas. Consistiendo el tiempo de asistencia semanal en cin- cuenta i seis medias horas en invierno i sesenta inedias_ 388 — lloras en verano, el arreglo de los ejercicios se hará de manera que durante el término de invierno treinta i dos medias horas sean apropiadas a revistas i recitaciones; ocho a escribir, seis a abrir ejercicios i a los diarios negocios de la escuela i diez a recitaciones i ejercicios jenerales en la es- cuela, tales como cantosimultáneo, repetición de reglas i ta- blas, ej ercicios sobre gramática i aritmética sobre las pizarras grandes i las pequeñas, dibujo &c ; sin otra variación du- rante el término de verano que las cuatro medias horas adi- cionales serán al fin de la tarde apropiadas a ejercicios je- nerales, principalmente a la declamación bajóla dirección del principal del departamento del norte i a la construcción de mapas bajo la dirección del departamento del sud. El curso entero de ejercicios en la escuela se conforma- rá a la sinopsis aneja, recurriendo a los mismos ejercicios en los mismos dias de cada semana, las recitaciones prece- diendo inmediatamente la revista en cada estudio i revistas i recitaciones en los varios estudios conservándose equi- distantes uniformemente unas de otras. Las principales tendrán la inspección de sala en cuanto a disciplina de los alumnos que ocupen bancas en sus respec- tivas escuelas. Todas las faltas que ocurran durante las re- citaciones serán referidas por los ayudantes al principal que de este modo tendrá la inspección de los delincuentes; pero las faltas que ocurran durante las revistas serán co- rrejidas según el caso lo requiera por el principal que en aquel momento conduzca la revista. La sinopsis divide el tiempo escolar de la semana en medias horas i asigna a los maestros sus respectivos debe- res durante cada media hora, como se verá en el siguiente cuadro. 2 : 1 w ■ 1 í % 1 e. a 1 "r»>X ■ c x Jí < i p M ■ | IbVrtnrH i ocurrenrias diarias. J - 8 6 " t 8 B o B 1- ■ O - l W i» Recreo i ejercicio» jenerulch. ¿» i* i! ^ — ** C" — | — © | i» © —— F>mtnra en las dos divisiones. »* | 10 »»- ' ■ i* Recreo, «te. C-í • W ™* WW ^* o» 1 S M 9 0- • Kjereicio* jenerales. .£ 1 Abertura, &c. » X 5 m f$ *J — s ■ i» i» f t - > P 8 e B P| »•] Recreo, &c. Sí z t *- B B B « ~ 5 -H > Sí H * B fr - » 8 » *| - s X Escritura. «• 1 -3 W CC 1 M i» Recreo, & c. c' 1 M ! s t - P £ B n *' 1 - * 1 - m Ejercicios jenerales. | • | M *. Abertura, &.c. t= oc 1 & as mm 1 ■ i—i w J 5 £ S - £ 5 c| - te a* i* ai i* Recreo, &c. I £ x I s b •- B > B - & P > ! — o s i—i - ~ 5 * - t B -- " - « - - .. pe o M t-1 c E B O O x> O) M K r- H m w ► M O w ► H >5 O Oí O ps t-1 M H Cl■ e i SSÍSS ClLJ Sís;S llffí c E 5' *' i I>g-f-» r?s>b-r <í ; i *t o _ _ _~ — ^*.2~<— — — — — — — — p*ñP>P< — p^rP ' 55 c 9 j m ¿. w »¿ — g~ s: m 4» i* » Abertura l ocurrencia» rt ¡urina. | e» pd ■ r 5 o 5 2 ? ? í E ü í " ^ Krcrco i estudios jrnerilk'K. ff p> I p » ► — Raer—. « ? s ¿ - £ b x. "r f-£ " 3 -* - ■ -: i o S-S s'f 3-" Bílll _ C 3 S p 3 » * líll! sil £ 2 -> w cy.--■- *C Eocritara en nmb:is divisiones, c_ O r¡>. c o fe r. > i— :s s ■£.18 I « • I g Ejjercicioi jcncrnlet»._L**L¡ Abertura , &c. | © Q ? 5 > - fc 5 fc > i- > SB Recreo, &c. E I í o í E c-1 fe o5 w g 5 o & £ Escritura. Hccri'o, &e. > PO C & SS >- «- •6 i— ft» •* PS ~ Z te t _ Ejercicio* jt'nern lea. Abertura, ¿te. ** lt reren, &c. 9) 9 | fe 5 e i as i* -i í s i 3 fe al ¡» a > H H «3 H W > W tí O — 301 — SISTEMA MOHIN. M. Morin, antiguo maestro de escuela en Puris, es un militar del imperio que después de los desastres de 1814 se consagró a la enseñanza primaria. Su escuela goza de gran- de celebridad i entre sus alumnos, se encuentran sud-ame ricanos, habaneros, rusos, ejipcios, i jóvenes de diversas naciones. Los diarios hablan con frecuencia de este estable- cimiento, i en 1847, Cormenin hizo en las Cámaras una moción para que su sistema de enseñanza fuese adoptado en !as escuelas públicas. Fui recomendado a M. Morin por el anciano M. Tissot, miembro de la academia francesa, i a tan respetado patrocinio debí el haber podido estudiar de- talladamente el sistema de que voi a ocuparme. Su autor con una simplicidad de esposicion que aleja la idea de todo charlatanismo, muestra la mas plena convicción de que con sumétodo, no solo se allanan las dificultades que hasta aho- ra ofrecen el simultáneo i el mutuo, sino que remedia ade- masdefectos de lainstruccion pública que ninguno ha inten- tado siquiera reconocer. Para comprender el alcance de aquel sencillísimo sistema, es necesario establecer de ante mano algunas verdades de todos reconocidas. Es por ejemplo un hecho averiguado que en las ciudades como en las campañas jamas puede obtenerse una asistencia no in- terrumpida de parte délos alumnos, de donde resulta, que 'a inasistencia de unos cuantos dias, o varias en distintas apocas, truncan para el inasistente la serie de lecciones 1W forman un ramo cualquiera de enseñanza.— MÜ — Lo es igualmente que uno de los grandes obstáculos qnP a la difusión de la instrucción se opone, viene de la necesi- dad que no siempre pueden llenar las villas i aldeas de crear edificios costosos para sus limitados recursos, un material completo según el sistema mutuo; varios maestros según el simultáneo, i jeneralmente el concurso de hombres instrui- dos suficientemente en todos los ramos que enseñan, i que se hacen pagar debidamente. Luego entrando en las ocupaciones diarias del alumno, se observan igualmente ciertos hechos que deben estable- cerse. Desde luego las horas de asistencia a la escuela son de ó a 6 todos los dias, durante la educación desde la edad de seis años hasta doce o catorce, lo que forma unto- tal, por lo menos de seis años. ¿Qué hacen los niños en las escuelas durante este lapso de tiempo? Leen, escriben, estudian gramática, sacan cuentas, &c. La lectura invierte por lo menos dos horas al dia, i la escritura otras tantas i asi de los demás ramos. La lectura no es el objeto de la educación, es un medio, un instrumento de instrucción, con que quiere dotarse al niño, a fin de que cuando lo po- sea bien, pueda instruirse con el ausiliode los libros. La es- critura tiene el mismo carácter, aunque su objeto, con respecto al pueblo sea dotarlo de un medio gráfico de sa- tisfacer a las necesidades ordinarias de la vida. Pero mien- trasel niño aprende a leer i a escribir, su curso de ins- trucción está detenido, ocupado solo del ejercicio material de descifrar i repetir palabras cuando lee, de imitar o re- producir signos cuando escribe; i sin embargo el tiem- po empleado en el aprendizaje de estos solos dos ramos ab- sorve la mitad por lo ménos del tiempo escolar. Los maes- tros en Francia han recurrido al espediente de poner en in- — »í»:í — ¿léalas muestras de escritura a fin deque no pudiendo el alumno retener sus palabras en la memoria se vea forzado a mirarlas,sinlocualla muestra se hace bien pronto superfina. Otro tanto sucede en la lectura, en que el principiante con- traído al trabajo material de leer, repite sin apercibirse de tilo, palabras, frases i discursos, en cuyo sentido no pone atención, sin que la adopción de libros adecuados a la in- tantil intelijencia haya bastado hasta hoi a obviar del todo «te inconveniente reconocido. Por lo que respecta a la escritura, hai otra serie de ob- servaciones, no ménos curiosas que ciertas. Obsérvase que cada hombre tiene su forma de letra especial, i que aun con ana forma común a muchos, cada uno le dácierto aire espe- cial a sus caractéres, por los cuales reconocemos, como por las fisonomías a cada individuo ; de donde resulta que una muestra de escritura será traducida a su modo porcada uno de los discípulos que k copian. Analizando estas diferen- cias, vese que provienen del diverso ancho que cada uno da a la letra, del largo de los palos, de su inclinación, de despacios o vacíos en finque median entre una i otra pa- labra. Una letra fea resulta de la falta de armonía entre los diversos trazos entre sí', lo imperfecto de la formación déla letra, lo ladeado i la falta de paralelismo de los renglo- nes. Por el contrario sea española, francesa o inglesa la forma de letra, será la escritura buena si los renglones son rectos i paralelos; si los espacios divisorios entre las pala- oras son promediados, i si las letras son todas iguales entre 51 i proporcionadas. La estrema regularidad constituyela perfección aparente de la letra, i la forma adoptada el ma- yor o menor grado de belleza. Dados estos hechos, que son incontestables, M. Morin 44— 304 — h;i basado sobre ellos su sencillo sistema, ensenando, a lo que él se*propone, a leer, escribir, contar i las nociones ne- cesarias de la gramática i la práctica de la ortografía, con el análisis gramatical i lójico del discurso en una sola i misma lección, la cual no tiene por objeto el ejercitarse en leer i es- cribir, sino que ausiliándosede estos medios, grava en la ¡o- telijencia del niño algún hecho útil, una máxima moral, o algún conocimiento indispensable en la vida, i que los sis- temas conocidos de enseñanza no pueden subministrar por cuanto se ocupan solo de enseñar directamente a leeroa escribir, haciendo de ello el objeto esclusivo de la lección de una hora o dos del dia. M. Morin sostiene, pues, i lo apo- ya con el ejemplo práctico de su escuela, que si durante cuatro años consecutivos o de asistencia en los seis que for- man por lo ménos el período escolar, da por su método cuatro lecciones diarias de escritura, lectura, gramática i ortografía combinadas, habrá enseñado a sus alumnos cuatro mil a cinco mil verdades morales, hechos históricos, conocimientos útiles, con el estudio práctico déla lectura, i los demás ramos anunciados, con una escritura corriente, fácil i de excelente forma. M. Morin añade que con su sis- tema las escuelas normales son inútiles, i es maestro hábil aquel que posea un libro que contenga una serie de cuatro mil lecciones cortas, precisas, sobre varios puntos interesan- tes, o bien el que con discernimiento suficiente sepa elejir en los libros comunes, la materia que ha de servir paraca- da una de las lecciones diarias. El procedimiento encontrado por M. Morin es tan sen- cillo como él lo juzga eficaz. En una cuartilla de papel es- tá trazada una falsa que tiene marcados los renglones en li- neas negras de ancho correspondiente al alto de la letra — 395 — manuscrita común : dos líneas la una superior i la otra in- terior, marcan el límite a que deben alcanzar los palos de la letra, i de distancia en distancia algunos trozos oblicuos sirven para guiar el caido que ha de darse a las letras que vana trazarse sobre el papel. Este aparato tan sencillo forma todo el material de enseñanza de M. Morin, i de él solo saca los resultados que obtiene i ofrece al público como infalibles. La falsa la proporciona él mismo, costándole mui poca cosa una gruesa edición litográfica, sobre piedras que él mismo posee. Las plumas de que se sirve son de las comunes de hierro, que ahorran el trabajo de cortar plumas diariamente que es el suplicio de los maestros en todas las escuelas, i causa de una irreparable pérdida de tiempo. Para proveer a su conservación ha adoptado una tinta negra vejetal que no corroe el hierro ; i he visto plu- ma que por declaración del alumno estaba en su propio servicio dos meses habia. M. Morin hace notar un hecho que es la base de todo su sistema en la parte mecánica , i al que no han prestado suficiente atención los calígrafos, aunque sea mui usado i conocido de los impresores. Una escritura regular, en el renglón que contiene una cuartilla de papel común, conta- dos los espacios que han de ser no mas que el ancho de una «, contiene cuarenta letras , o según el carácter de letra que se adopte las que resulten contadas en un excelente modelo. Adquirido este hecho, es claro que será perfecta, aquella escritura que haga entrar en el renglón el mismo numero de letras, pues para conseguirlo es necesario que las letras entre sí i los espacios guarden la misma distan- cia que en el modelo. Según el sistema Morin, i según el ob- Mo que en la lección de escritura se propone que es dar al— :H><; — alumno alguna noción útil, no puede haber modelo perma- nente, lo que tanto fastidia a los niños. Para suplir su fal- ta, hace que los que recien entran en su establecimiento trazen con lápiz común las formas rudimentales de las le- tras, i cuando han adquirido el ejercicio suficiente para conocerlas i distinguirlas, la falsa misma de que han de servirse para escribir, contiene en su parte superior, de ma- nera que pueda quedar siempre a la vista, un abecedario de letras minúsculas litografiadas, imitando la manuscrita i unidas entre sí como cuando forman palabras, i otro abe- cedario de mayúsculas , a fin de que por una rápida ojea- da pueda el alumno consultarlas cuando le ocurre duda sobre sus signos componentes. Conservo muestra de varias planas que al acaso recojí en la Escuela de M. Morin, i sin duda ninguna que los resultados justifican plenamente la teoría. Todas estas es- crituras son netas, iguales i distribuidas en el renglón con la misma igualdad unas que otras ; pues el maestro al dic- tar una frase avisa al alumno en cuál sílaba, i en cuál pa- labra ha de terminar el renglón, que el maestro tiene de antemano marcado en el libro impreso, por medio de pun- tos puestos con tinta, después de haber contado las letras de 40 en 40, inclusos los espacios; lo que se hace fácilmen- te tomando una medida del largo del espacio que ocupan las 40 letras en el renglón impreso. Para obviar a los maestros este inconveniente i para completar su sistema, M. Morin estaba preparando un libro de dictado, en el cual estarían contenidas en renglones de a 40 letras, cuatro o cinco mil lecciones de un largo proporcionado a las planas, i en las que se contendrían todos los cono- cimientos útiles, breve i sumariamente espuestos, con — 307 — que debe adornarse el espíritu de los niños. Otro de los medios de que el maestro se sirve para asegurar la perfección de la letra, es el mismo aseo que hace guardar en las planas. Las ojillas de medio pliego dobladas, para que puedan sujetar- la falsa , se entregan al alumno en el momento de escribir ; i como debe hacer entrar en su ren- glón 40 letras, si sucediese que le sobrasen algunas o una palabra por imprevisión, neglijencia o desperdicio de pa- pel, está obligado a ponerlas sobre el renglón conclui- do, sin serle permitido jamas pasar con este residuo al ren- glón subsiguiente. Este accidente que ocurre con frecuen- cia desluce la plana i causa a los niños mortificaciones que se empeñan en no ver repetidas , pues todos aquellos que logran salir exactamente con el dictado al fin del renglón, tienen el permiso de levantar su plana i ajitarla en el aire para que el maestro pueda cerciorarse de su acierto, i dar- se ellos este pequeño desahogo que los alegra i dá nuevas fuerzas para emprender con renovado interés el renglón siguiente. Por este medio se consigue todavía obviar una de las mayores dificultades de la enseñanza que es mante- ner despierta la atención de los niños. Cada renglón que va a escribirse es un ensayo que requiere un cuidado sos- tenido. El maestro indica la palabra i marca la sílaba en que el renglón termina : en el curso del dictado, suele se- ñalar la palabra que cae poco mas o menos en medio del renglón a fin de que se guien los escribientes por esta ad- vertencia. Cuando la plana está concluida se cruza el pa- pel i de este modo un medio pliego subministra material para la escritura de un pliego, quedando aun los cuadra- dos que forman los renglones cruzados para ocuparlos con números, mientras se ejercitan en su formación. Para las— 308 — operaciones de aritmética se dáa cada niño una diez i seis ava de papel cortadito, a fin de que conserve i trm siempre su hábito de usar papel limpio i determinado. Veamos ahora como juega el método en jeneral. Los alumnos están sentados en una Sala en bancas colocadas en columna cerrada, como está ya adoptado para todas las Escuelas, cualquiera que sea el sistema que en ellas se siga. Un momento ántes de la lección el primer alumno de la cabecera de cada banca distribuye a los alumnos pa- pel, falsas i pluma. Para asegurar el órden i la presteza del movimiento, existe una cartera en que se han recojido al fin de la anterior lección los papeles, en el mismo ordenen que han de distribuirse. Esta cartera tiene en las tapas estuchitos de tafilete por el estilo de aquellos que sujetan las navajas de afeitarse en los estuches de barbero, i en los cuales se depositan las plumas de hierro que se distribu- yen a cada alumno. Todo el servicio este cuesta mui poca cosa ; porque es uno de los objetos de M. Morin hacer que la educación sea baratísima i el material easi nulo. Preparados ya los alumnos para entrar en clase, el maes- tro que se pasea al frente de la columna de las bancas, dice: Vamos a hacer una lección de historia; pongan atención; i lee en seguida en alta voz i con la pronunciación mas pu- ra el fragmento entero que va a escribirse. Esta lectura tie- ne por objeto; 1.° dejar impreso en el espíritu del alumno las ideas que se propone trasmitirle; 2° enseñarle a pronun- ciar las palabras con la mayor corrección ; i 3." indicarle el tono de la lectura, sus pausas i acentuación, poique la lección abraza al mismo tiempo estas tres cosas esenciales, independientemente déla escritura. En seguida añade : el primer renglón alcanza hasta la palabra tal, tengan ustedes — 30!) — cuidado. Como no es posible dar una idea clara de esto? procedimientos sin un ejemplo, yo me propondré uno aná- logo a los varios que tuve ocasión de escuchar. Suponga- mos que el asunto de la lección es el siguiente. "Sócrates, uno de los filósofos mas célebres de la antigüedad, nació en Atenas el año 469 ántes de Jesucristo. Se consagró al principio ala profesión de su padre Sofronisco, que era es- cultor, i la historia hace mención de tres de sus estatuas que representaban a las gracias i que eran obras maestras. Pero Criton encantado con su buen juicio, i el carácter particular de su espíritu , le arrancó de su taller , i lo deter- minó a entregarse al estudio de la filosofía en la (pie fué iniciado por Anaxágoras, Scc. El maestro pues, después de haber leido todo el trozo, dice. Escriban: primer renglón Sócrates (coma) uno de los filósofos mas célebres. " El primer alumno de la banca primera donde están sentados los niños mas adelantados, repite en voz alta i haciendo sentir las sílabas "Só cra- tes, S. mayúscula principio de dicción i nombre propio de persona. El 2° alumno dice S o—So—el 3.°—c r a —era el—4.°—t e s—tes — el 5.°—Sócrates—el 6."— nombre propio en singular—el 7.°—lleva acento en la o por ser esdrújulo—el 8-°—es el sujeto de la proposición. Mientras se escribe la palabra, de la cabeza de cada ban- ca se levanta un alumno que recorriéndola por el frente va haciendo escribir, acudiendo en ausilio del que vacila en la ortografía, i repitiendo el silabeo s o—so—c r a—era —t e s—tes hasta que llegado al fin de la banca va a sentar- se en la inmediata en el lugar que dejó desocupado el que de ella salió para el mismo fin.; continuando desde alli el dictado con la nueva palabra.— 400 — Concluido el renglón todos los alumnos que han salido bien al fin, levantan su papel i lo ajitan en el aire. El maes- tro continua en el mismo orden hasta que la plana está terminada, o llenada la hora de ejercicio. Sucede con fre- cuencia que la lección excede a la escritura que puede eje- cutarse en una cara de papel; pero esto lejos de ser un inconveniente, es un poderoso medio de instrucción, por- que la lectura del maestro i la parte escrita bastan para gravar en la memoria la lección entera. En seguida se re- pite la lección, leyendo lo escrito en el mismo orden en que se hace la escritura, es decir, principiando por la cabeza, i repitiendo sucesivamente cada alumno una palabra, con los signos ortográficos i la puntuación. Este ejercicio que es el de lectura revela las omisiones, errores o faltas co- metidas por cada escribiente, faltas o errores que corrije inmediatamente el que se le sigue, sin dar lugar a que se suspenda el recitado. En seguida el maestro dice : vuelvan la plana, i dado vuelta para abajo lo escrito, el maestro principia un rápido interrogatario en esta forma. Cuál es el asunto deque nos ocupamos?—Sócrates. — Quién era Sócrates?—Uno de los filósofos mas célebres de la anti- güedad.— En qué tiempo vivió ?—469 años ántes de Je- sucristo— Dónde?—En Atenas — Donde está Atenas?— ( Dudas, silencio) — Uno : en Grecia—Hijo de quien era Sócrates? — De Sofronisco. — Cuál era su profesión — Es- cultor—I la de Sócrates?—Al principio la de su padre—I después?—Se consagró al estudio de la filosofía.—Quién lo indujo a abandonar su taller? — Criton — Quién fué su maestro de filosofía? Anaxagoras &c. — Después dírijien- dose a la masa de los alumnos el maestro pregunta. Quien se siente capaz de recitar la lección?—Muchas nianosek- — 401 — radas en el aire, indican los pretendientes; el maestro eli- je uno de entre ellos ; i en varios recitados que presencié, el alumno elejido reprodujo de memoria, i palabra por pa- labra, el testo de lección. M. Morin, para hacerme sentir la eficacia de su méto- do en cuanto a ejercitar las facultades mentales, i hacer que atesorasen conocimientos, me hizo escojer entre va- rios libros uno del cual debia escojer un trozo para una nueva lección. Estos libros estaban marcados con puntos negros para señalar el largo de los renglones manuscri- tros. Indicado por mí un párrafo, el maestro dijo que iba a escribirse de nuevo; pero ápenas habia comenzado, varios alumnos interrumpieron diciendo, que ya se ha- bia dictado aquel pasaje; i averiguando el hecho, resul- tó que en efecto, hacia un año o mas a que se habia da- do aquella lección, lo que resultaba del hecho mismo de estar el libro marcado con puntos. Para mayor abunda- miento, escribió en la pizarra un período de seis renglo- nes, que hacia referencia a mi presencia en la escuela, lo indicó ala atención de los alumnos, inmediatamente les dijo que los que quisiesen salir al patio viniesen a recitar- lo con la espalda vuelta hácia la pizarra. Todos los alum- nos que se presentaron repitieron el periodo sin el cambio ni la omisión de una palabra. Mientras ta lección se daba, yo iba recorriendo las ban- cas i observando los diversos fenómenos que presentaba este estraño método. Muchos alumnos no entendían lo que escribian; otros mas adelantados en la lectura, co- metían errores de ortografía o no sabian hacer bien las le- tras. M. Morin, lejos de querer disimular este hecho, me lo hacia notar con frecuencia. Este niño me decia no 4.",— 402 — lee todavia; no importa, él aprenderá. Como el objeto de la educación es instruirlos; como el resultado final debe ser nuestro blanco, i este sistema es un conjunto de lecciones que tiene por objeto formar el espíritu, enrique- cer i robustecer la memoria, ejercitar la razón, me cuido poco de la pueril ostentación de mostrar niños fenóme- nos que saben leer corrientemente a los cuatro años, bien entendido que a los diez aun no se han apercibido de que las palabras que repiten, tienen un sentido i encierran materia de conocimientos útiles. El alumno en mi estable- cimiento es estimulado al trabajo por la necesidad de to- mar parte en la distribución de las repeticiones, por el ahinco de terminar bien su renglón, lo que reanima i re- fresca la atención a cada uno que hace; por el ausilio que le prestan los pasantes, i por la repetición diaria de la combinación de las sílabas, la puntuación i la ortografía. Pero cualesquiera que sean los progresos que en estos ra- mos hagan, jamas pueden evitar hacerlos en lo que baee el verdadero objeto de la educación que es adquirir ideas. La lección les fuerza a prestar atención ; los datos se fijan por sí solos, se asientan en su mente; i al fin del periodo escolar el niño se siente nutrido de conocimientos jene- rales en diversas materias; i con sus facultades mentales robustecidas para cualquier jénero de estudio, por el há- bito incesante de darse cuenta del valor e importancia de cada lección. Aplique este sistema a la educación popu- lar, a las escuelas de campaña, i sentirá V. la revolución que puede operarse en la enseñanza primaria. El hijo del labrador pobre que asiste a la escuela con frecuentes e ine- vitables interrupciones pasa un tiempo indefinido en apren- der a leer; otro en aprender a escribir; otro aun en apren- — 403 — der a ortografiar el idioma. ¡ Qué ha aprendido mientras tanto que adquiría estos simples instrumentos de una ins- trucción futura, posible pero no siempre realizada? ¿En qué estaba ocupada su mente durante las largas horas que pasó luchando con las dificultades de la lectura, la es- critura i la ortografía! ¿ Qué progresos ha hecho su inte- lijencia cuando ha aprendido perfectamente a leer i escri- bir i ortografiar incorrectamente, pues que por los méto- dos ordinarios no ha podido correjir los vicios de pronun- ciación? Mirado por el lado económico, mi método pre- senta iguales ventajas. No son necesarios la série de libros de lectura que constituyen el material de la enseñanza primaria, nada de muestras de letra, nada de tableros, i de todo ese gran material que arruina a las municipa- lidades. Mi maestro de escuela, sin haber pasado por una escuela Normal, dotado solo de una buena pronunciación , falsas litografiadas, i un libro enciclopédico que contenga mis cuatro mil lecciones, está en aptitud de llevar una es- cuela, con el mismo acierto que yo mismo; porque sabrá tan- to como yo. Mi método se recomienda por su estrema sim- plicidad como todos los buenos descubrimientos, exije po- cos gastos de planteacion, aptitudes comunes a los hom- bres de mediana educación, i da resultados que los siste- mas actuales con toda su sabia complicación i sus costos no han pretendido siquiera alcanzar." Estas reflexiones apoyadas en el espectáculo de lo que yo mismo palpaba ejercieron durante algún tiempo una poderosa influencia sobre mi espíritu; i mi deseo ardien- te era regresar a América para poner a prueba este siste- ma. Mis convicciones se han debilitado con el tiempo, no P<*otra razón que por la distancia de época, que disnii-— 404 — nuye la f uerza de las impresiones. Sin embargo , hasta ho¡ es este sistema un asunto que vuelve a mi espíritu ince- santemente. Tan lójico, tan efectivo, tan sencillo! N0 valdria la pena de ensayarlo, por algún tiempo, para apreciar sus resultados? Los maestros de escuelas parti- culares i poco numerosos, podrían ponerlo en planta; aun la de M. Morin se compone de 300 alumnos, en dos sa- las que hacen ángulo, comunicadas entre sí, i sin masau- siliares que dos ayudantes que se ocupan solo de man- tener el orden i remediarlos pequeños tropiezos que la in- curia de los niños no deja de crear con este o el otro motivo. La lección una vez hecha con los detalles que. arriba he indicado, el maestro la alijera, quitándole las repeti- ciones, i reduciéndola a un simple dictado, siempre con espresion de las sílabas i letras componentes que en fran- cés ofrecen dificultades. La aritmética se enseña en lección separada, ponien- do un alumno en la pizarra o encerado, i los demás por el mismo orden sucesivo de lección de escritura repitien- do las operaciones de adición, sustracción, &c, para cu- ya simplicidad ayuda poderosamente el sistema métrico decimal, que reduce la enseñanza de toda la aritmética a las cuatro primeras reglas. Los pesos i medidas métri- cas están pintados en cuadros en la muralla de tamaño natural para fijar las ideas de los niños. Hai ademas tra- zadas las principales figuras jeométricas, con el objeto de hacerles conocer sus nombres i relaciones. En cuanto a la jeografia, M. Morin ha litografiado una enorme carta mural de pies cuadrados en la que por el sistema de Mer- ca tor está delineado todo el globo , las ciudades marcadas _ 405 — con puntos negros gruesos, i en caracteres visibles a la distancia, los nombres de los continentes, mares i princi- pales divisiones. Un pequeño libreto en que están conte- nidas nociones jenerales i elementales en estremo sirve para el estudio de la carta, sobre la cual se proponen via- jes a los alumnos, que tienen que ir señalando los ciuda- des, rios i naciones que deben atravesar para llegar de un punto a otro. Esta carta de Morin es para toda es- cuela una adquisición indispensable. Tiene otras particu- lares, como ausiliares mas pequeñas, i trazadas rudamen- te a fin de que sus detalles sean intelijibles i aparentes a la distancia. Como continuación de la escuela, M. Belez su yerno, dirije un colejio particular bajo el mismo sis- tema en cuanto es posible, i con el ausilio de una colec- ción de libros publicados por él mismo i que forman un curso completo de enseñanza secundaria. SISTEMA SIMlLTtóEO MISTO DE ftjfl JUAN. Al hablar de los progresos de la enseñanza debo consa- grar algunas pajinas a la descripción de un establecimien- to de educación primaria, que a cada paso que doi en mi tarea viene a mi espíritu, con todos los prestijios e ilusio- nes de la primera época de la vida, tan cara siempre i tan suave en los recuerdos del hombre. Me refiero a la escue- la de la Patria en San Juan, provincia de la República Ar- jentina. Las reyertas civiles, sin que sea necesario culpar a ningún partido, destrozaron el mas bello plantel de edu- cación primaria, que a mi juicio haya conocido la América— 406 — española, i el arado del olvido ha pasado i repasado sobre sus nobles retoños, de manera que hoi no queda ni el local, donde se ensayaron las mejores teorías del método sinwl. táneo, con una fecundidad de resultados queen vano bus- caría hoi treinta años después de su fundación. Me com- plazco tanto mas en anotar estos hechos, cuanto que su existencia por una larga serie de años, i su desaparición provenida de causas estrafias, prueba que en América es posible i hacedero, mantener establecimientos de edu- cación a la altura de los mas afamados de Europa. Antes de la Revolución de la Independencia, existia en aquella provincia, como en todas las ciudades americanas una Escuela del Reí, sostenida por el Cabildo, i por lo jeneral rejentada por algún sacerdote. Los que han al- canzado aquella época saben por cuanto entraba el azote, como medio de impulsión, i aquella división déla Escuela en dos bandas de Roma i Carta go, que excitaba la emula- ción de los niños, hasta el odio i el furor en los remates de clases en que terminaba la semana. Esta organización ha sido por lo demás la de todas las escuelas católicas, por algunos siglos, i se conserva aun en Roma i otros puntos de Italia. En 1815, el Cabildo de San Juan se propuso, Heno del bello espíritu de progreso de los primeros tiempos, dará la educación primaria mayor ensanche, i estímulos mas con- formes con las ideas dominantes. Hizose venir de Buenos Aires una respetable familia de tres hermanos, i al mayor de ellos don Ignacio Fermin Rodríguez se confió la direc- ción del nuevo establecimiento que principió a funcionar a principio de 1816. La Escuela de la Patria ocupó desde entonces el primer lugar en lus atenciones del gobierno, — 407 — presidido entonces por don Ignacio de la Rosa, hombre de grande ilustración i mayor enerjíai que ocupa un lu«ar eu la historia por sus esfuerzos para preparar la espedicion de San Martin a Chile. Tan alto fué desde entónces el prestijio de la Escuela gratuita de la Provincia, que las particulares desaparecieron por muchos años, i el empleo de maestro asumió el carácter de una de las mas altas majistraturas, a lo que contribuía en gran parte, la respeta- bilidad personal de los encargados de la enseñanza. Un espacioso local vecino a la plaza de armas, daba cabida en tres grandes salones a mas de trescientos niños, de to- dos los estreñios de la ciudad i suburbios, i de todas las dases de la sociedad; no siendo raro que de una sola casa riniesen a la escuela los amos i los criados, i aun losescla- vos, quienes se daban entre sí, por los reglamentos de la escuela el tratamiento de señores, a fin de evitar el tuteo entre los niños i hacer desaparecer desde temprano i por los hábitos de la educación, las distinciones de clase, que hasta hoi ponen trabas al progreso de las costumbres de- mocráticas en las repúblicas hispano americanas. La deco- ración de aquellos vastos salones era suntuosa para una escuela. En una banda circular celeste, estaban inscritos los números, que cada niño reconocía como designación de su asiento. En un estremo de la principal habia una ¡ma- jen de la Virjen del Carmen, patronade la escuela; con urr wsículo a sus pies, que era una invocación de los niños a su protección : en el otro estaban pintadas las armas de la R"pública i un cartucho que decía, RECOMPENSA al MERITO! I no era esta sin duda una promesa vana. El go- bierno destinaba meusualmente, la suma de seis pesos, para distribuirdiariamenteun medio a cada uno de los dosindivi-— 408 — dúos que por el mecanismo déla enseñanza de la primera i segunda clases superiores, llegaban a conservar el primer lugar durante un dia. La escuela estaba dividida en tres salones. Todos los alumnos principiantes entraban en el 1." en que se en- señaban los rudimentos de la lectura i la escritura; en el 2° se agregaban a estos dos ramos la doctrina cristiana ¡ las primeras nociones de artmética i gramática, i en el 3." a que llegaban los alumnos después de haber sido exami- nados en los dos primeros, a recibir el complemento de instrucción que constituya la educación primaria, i que abrazaba el estudio de la gramática i de la ortografía en todos sus detalles, la aritmética comercial completa, áljebra hasta ecuaciones de segundo grado, estraccion de raice?, historia sagrada i doctrina cristiana. Los alumnos no deja- ban la escuela sino después de haber dado exámen públi- co ante las autoridades, i previo informe del maestro que daba al Gobierno la lista de los que ya habian terminado su educación. Estos exámenes fueron por muchos años uno de los espectáculos mas solemnes i atractivos que podían ofrecerse a los habitantes de una ciudad apartada, i cuyas costumbres conservaban aun la simplicidad colonial. Los padres acudían a la plaza i se agrupaban en torno de la do- ble hilera de bancos en que sus hijos estaban sentados, ba- jo la prolongada sombra que en las tardes de diciembre formaba la iglesia parroquial. El Gobernador, el Cabildo, el cura, algunos raros estranjeros que acertaban a pasara la zazoni muchos vecinos notables por sus luces o influen- cia presidian el acto, que tomaba a los ojos del público la importancia que en otras ciudades se da solo a la enseñan- za superior. Cuando se aproximaba el mes de mayo, es- — 4O0 — cojíanse éntrelos alumnos un número de jóvenes por su tallae idoneidad, se les disciplinaba regularmente en el ejer- cicio i marchas militares, i vestidos de blanco i azul, a es- pensas del estado los mas pobres daba esta tropa juvenil alas matinales fiestas del 25 de mayo una alegría e interés que atraía a toda la población. El espíritu de la enseñanza fué siempre eminentemente relijioso. Lo» sábados a la tarde el maestro hacia una ver- dadera plática sobre algún punto de moral o de dogma, in- terrogando, o poniendo a los alumnos en camino de espo- ner sus dudas. Otras veces narraba en una serié de días una historia interesante, tal como la de Robinson Crusoeo a reces la vida de Jesucristo. El método de enseñanza fué simultáneo, que el que de diversas modificaciones, tomó la forma misma con que aparece en el adjunto documento de 1823, que he podido procurarme de fuente auténtica i se- gura. La historia de esta reforma se liga de tal manera al espíritu mismo de la enseñanza, que merece ser recordada. Conocidos son en América los trabajos de Rivadavia des- de 1821 para dar a la educación primaria una organización completa. El sistema monitorial de Lanc-aster parecía en- tonces la solución del problema de la enseñanza. En Bue- nos Aires se habian montado las escuelas públicas de hom- bres i de mujeres bajo aquel sistema i creádose todo el ma- terial necesario paraell¡is,de las cuales forma p;nte el método de lectura i de aritmética en cuadros, que se han reimpreso en Chile, i cuyas colecciones posee el Estado. El Gobierno de San Juan se propuso en el acto introducir aquel sistema en la Escuela de la Patria, según se la lla- ma ; pero hé aquí, que contra toda suposición los maes- tros oponen a su adopción la mas viva resistencia. Hoi, 46— 410 — que las imperfecciones de aquel sistema son mejor conoci- das i contestadas sus ventajas, la razón queda de parte de los maestros. Su método de enseñanza era excelente ; i los resultados de muchos años les daban sanción i autoridad. Pero entonces los motivos reales venian ya de las cuestio- nes políticas que dividían la República. La reforma de la Escuela venia al mismo tiempo que la de los conventos, la libertad de cultos i otras que traían turbados los espíri- tus, i desde aquel fatal momento se rompió la buena armo- nía i el envidiable acuerdo que por tantos años habia reina- do entre los maestros i el gobierno. Los partidos vinieron a las manos en 1825, i la Escuela de la Patria, la gloria de aquella provincia, víose un día sin maestros, i mas tarde desierta de toda una jeneracion de alumnos que dejó desde entonces de oír la voz paternal de los hombres que durante diez años la habían dado instrucción solida, moralidad, i buenos ejemplos. Para mí la decadencia de aquella pro- vincia se ha manifestado siempre por el estado de su Es- cuela pública , la falta de consideración por los encarga- dos de la enseñanza, i la culpable neglijencia délas auto- ridades. El local de la antigua Escuela ha sido enajenado, que es todo cuanto puede decirse. La ad junta pieza dará una idea de la parte pedagójicade este establecimiento, cuya memoria me es tan cara, debien- do añadir solamente, que todas sus prescripciones fueron puestas en práctica sin aflojar de su rijidez, ni desvirtuarse en los años en que me es posible atenerme a mis recuerdos, cosa que no es frecuente en esta clase de negocios, en que la práctica suele a poco, desviarse i quedarse mui atrás del estatuto escrito. He creído útil entrar en estos pormenores por cuanto se avienen también con el plan de mi trabajo. — 411 — PGLAIKNTM DE LA ESCUELA DE LA PATRIA EX SA\ Jl.W. RAMOS DK K^KIC Vt-\K l. Distribución de Salas. La sala primera abraza el ramo ortolójico o de bella pro- nunciación, comprendiendo en él el silabario. Este vá di- vidido en 13 números. El primero comprende el conoci- miento de los veintiocho caracteres o signos alfabéticos : el segundo, las sílabas de dos letras que no presentan di- ficultad : el tercero, las de igual cantidad, pero unísonas con otras de distinta especie, como ge gi, fe fi, xe xi; en fl cuarto i siguientes las de difícil pronunciación, como trans,trid, suc, Lot,&c. concluyendo en los Diptongos : De todos los jóvenes contenidos en esta primera Sala se harán cinco departamentos o clases. El silabario estará estampado al oleo en pizarras de madera según los núme- ros indicados, i en caracteres bastardos capaces de enten- derse a una distancia regular : cada clase ocupará el lugar que le corresponda por su estado de enseñanza. Los que " aprenden el conocimiento de las veintiocho letras, tanto ma- yúsculas como minúsculas, estarán sentados frente al nú- mero 1.° : Los que han pasado asilabas de dos letras ten- drán su frente al número 2 i 3 : Los de sílabas de tres letras * pondrán en posesión de los números 4,5,6,7,8: Los que hayan entrado a sílabas de difícil pronunciación ocu- parán los números 9, 10, 11, 12 i 13 : I por último, los que estuviesen en estado de unir palabras lo harán por medio de un encerado o pizarra donde el Ayudante les pondrá '"«.•iones separadas, como vg : pe-ri-pa-te-ti-co, que lee-— 412 — rán después en reunión icón velocidad, por ejemplo_pg. ri patético. Dividida la Sala en este estado, i colocadas las clases según el orden de asientos i numeración, el Ayudante da- rá a la Primera la voz de Atención ; i demarcando sílabas i palabras en el encerado les habituará a leer periodos, ha- ciendo que los escriban aun mismo tiempo. Las demás clases estarán en continuo ejercicio, para lo cual diputará en cada una de ellas un joven de los mas aprovechados, que con una varilla en la mano apunte en las pizarras las sílabas, i las vaya pronunciando cada uno según su turno: los que adelantasen en una clase pasarán a otra. A mas del silabario estampado al oleo, cada niño tendrá el suyo en letra romanilla que servirá para estudiar en su ca- sa, o en los ratos francos de la escuela las lecciones da- das. Los jóvenes que estén aptos en el encerado traerán libro que ha de ser uniforme, i no de distintas clases: el Ayudante formará un semicírculo con todos ellos, i te- niendo un ejemplar en la mano, hará que cada uno lea un periodo en voz alta, sin tonadilla i con modo natural: los demás tendrán rejistrada la misma pájina, i en silencio irán repasando la lección. Luego que estén versados regu- larmente, los acostumbrará a leer distintos libros en lec- ciones que no sean estudiadas. Al fin de cada semana pre- sentará el Ayudante al Preceptor una nómina de los ni- ños que se hubiesen distinguido por su aprovechamiento i este les premiará con alguna distinción. Mecanismo déla Sala Ia. Un golpe de mano indicará la ocupación de la Sala. Los jóvenes deben entrar a cuerpo jentil : esta lei comprende — 413 — s todos sin escepcion. Un cabo de policía nombrado por .■emanas pasará vista, i anotará en un Rejistro a los que havan faltado a la hora señalada. Así estos como los de- saseados que resulten de esta revista serán destinados a la policía de Ja Escuela. Un segundo golpe hará que los Jefes de clase ocupen ¡u« puestos frente a sus respectivas pizarras, i al 3.° se da- rá principio al silabeo : este no será interrumpido por el tiempo de tres cuartos de hora, dividido por mitad en las pizarras i silabario manual. Por un golpe de mano se dará cuarto intermedio i durará media hora. Un nuevo golpe indicará la entrada, i entonces seguirán nuevas lecciones por el orden indicado.—Si la Sala prestase comodidad es- te segundo acto se ocupará en escribir las lecciones dadas, i el resto de tiempo hasta salir, en esplicaciones teóricas ortolójico-caligráficas, i doctrina cristiana. IDEA DE LOS REJISTROS PARA LA PRIMERA SALA. tallado 19 de Julio de 1823. Progresos semanales. Todas las clases. Simias. Silabeo. Observaciones. Nóminas. Silabeo. Observaciones. Nóminas. Observaciones. Samuel Duran. i n Irreprehensible. Antonio Vargas. ti Cumple regularmente. Antonio Rodríguez. 6 3 Buena conducta. ^ota.—Los renglones de que conste cada número del 'dabario van marcados desde el 1 adelante, por manera, lUe 'a espresion /¡ quiere decir que Pedro Duran el sába-— 414 — do 19 de Julio sabia en el silabario hasta el rijéaimo cuar- to renglón del número 1." : Antonio Vargas hasta el déci- mo quinto del número 12: i Antonio Rodríguez hasta d tercer renglón del número 6. # SEGUNDA SALA. Método db escriiiih por reglas i -sin müestras, Cuando hablamos de un método de escribir por reghs i sin muestras no queremos decir que el joven podrá apren- der esta ciencia sin tener por delante un diseño o ejem- plar que sea el enunciado de los principios que se le en- señan, i le facilite, por medio de los objetos, el ííuil tránsito a la ejecución de ellos; decimos solamente que, aprendiendo el niño a demarcar los caractéres por la pre- cisión de ciertas reglas invariables, no tendrá necesidad de vai algunos no hubiesen trabajado nada quedarán reteni- dos en la escuela i destinados a la policía. Este mismo or- den seguirá la 2.a clase luego que haya concluido la pri- mera. El número 1.° de la clase superior escribirá en la pizarra el discurso u oración que se haya dictado el dia anterior : cada uno de los jóvenes subsecuentes irá marcando en vis- ta del que tiene en la mano los defectos que le parezca ha- ber cometido al escribirlo el número superior : tendrá cui- dado cada uno de su respectiva señal para esponer la regla a que ocurrió, i ganarán asiento los que hubiesen discurri- do mejor. La 2.a clase estará en observación, atendiendo a las esplicaciones que se hacen sobre gramática i ortogra- fía a la 1.a, i como de la emulación de ambas clases de- pende su aprovechamiento, cualquiera de la 2.a clase tiene libertad para objecionar i disputar el asiento a los indi- viduos de la otra. Estas tareas durarán hasta que falte un cuarto de hora para salir : tocará el Preceptor la campana a las 10 |, i las clases se preparan a copiar la cuestión i discurso para el otro dia : se numerarán las elases, i se— 422 — apuntarán lo* progresos en un rejistro. Mientras esto * ejecuta, el preceptor pasará vista a las dos Salas infe- riores a fin de que sus ayudantes cumplan con el deber de que están encargados. La 3.* i 4.a clases por el misino orden se ejercitarán en cuestiones mas sencillas; en el conocimiento de las piir. tes gramáticales, declinación de nombres, conjugación de verbos, &c. A las once, un toque de campana indicará la hora de salir : si es verano el toque se dará a las lU: ca- da barrio tendrá un decurión, i este dará cuenta de ios jóvenes encomendados a su cargo. Tarcas de la tarde. Toque de campana, &c., hasta concluida la escritura co- mo por la mañana. Al toque siguiente, todos los jefes saldrán fuera de su asiento, i se prepararán con un ejem- plar para tomar teóricamente las lecciones de gramática. AI otro toque, cada clase dando flanco por la derecha saldrá a formar un semicírculo al rededor de su respecti- vo jefe, i al toque inmediato se empezarán las lecciones. El silencio mismo de los jóvenes indicará haberse con- cluido esta distribución, i los jefes de clase habrán apun- tado ya en su rejistro el resultado de ella : se dará un to- que, i por un orden inverso ocupará cada uno su primi- tivo lugar, se correjirá como por la mañana, i se dará intermedio. Estando adentro, puerto el encerado i colocada la es- cuela en cuatro clases, el maestro no se ceñirá a cuestión determinada como por la mañana. Tratará sobre los pun- tos ya aprendidos indiferentemente; i los jóvenes por su turno deben responder a las dificultades que so propon- — 423 — lü. Después se seguirá media hora de conversación, on qUe cada niño con libertad, pero guardando orden, pre- cinte al maestro (i las dos clases inferiores al ayudante) |o que le ocurra respecto de su instrucción; el Precep- tor contestará a sus preguntas con afabilidad : con este rato de sociedad se llenará la hora, se finalizarán las ta- reas, se despachará como por la mañana. Los destina- dos a la policía asearán la escuela; i la pondrán en dis- posición de empezar las tareas como el dia anterior. El quince de cada mes habrá revista de útiles, i exá- men jeneral de lo aprendido hasta allí. Los seis pesos mensuales que destina el Ilustre Cabildo para premios ¡e distribuirán en los mas aprovechados : también se re- partirán vales, que constarán de una cédula impresa en que esté estampada alguna regla útil sobre gramática o aritmética. De todos los jefes de clase i demás jóvenes que por Mvirtud i talento lo mereciesen, se formará una peque- ña sociedad que tendrá por título.—Los Amigos del Maes- tro: estos deben gozar de toda la distinción posible mien- tras dure su buena comportacion. Todos los años (quince dias ántes del primer dia de cuaresma) ofi ciará el Preceptor al JVT. I. Cabildo anun- ciando el exámen jeneral, a fin de que la Municipalidad Asigne el dia, i las personas- que han de presidirle.—En tfguida se darán los asuetos jenerales, se escluirán a los completamente instruidos, i serán reemplazadas las vacan- te* por medio de un sorteo.IDEA DE LOS REJISTROS PARA LA TERCERA SALA. Sábado 19 de Julio de 1 823. P»ogresos semanales. Primera i segunda clases. Bóainas. E A s D Observaciones. Nominas. E A 6 D Observa». Pedro As-torpu. 6 66 20 ,-i Virtuoso. Carinen Gutiérrez. s 66 48 71 Juil'ÍOHU. San Juan i ngosto 19 de 1823.—Ignacio Fermín Rodiiiciei Para complemeiíto de este sistema, transcribiré las ob- servaciones de Mr. Mann que lo encontró jeneralizado en Escocia, produciendo los buenos efectos, que producía en San Juan, en cuanto a la emulación e interés de los alum- nos por ganar el primer asiento, lo que me ha mostrado que los señores Rodríguez habian bebido en buenas fuen- tes, sus avanzados métodos, añadiendo de su parte apti- tudes, consagración i talentos, que les merecían el honroso nombre que dejaron en la provincia a que tan mal paga- dos servicios prestaron. Transcribo del viaje de Mr. Mann sus observaciones sobre las escuelas de Escocia que él visitó, i bajo muchos respectos encontró mui notables. "En la estension con que allí se enseña" dice, la pai te intelectual de la lectura, sub- ministran las escuelas escocesas un modelo digno de ser imitado por todo el mundo. No solamente se esplica clara- mente el significado de todas Jas palabras importantes que ocurren en la lección, sino toda la familia de voces a que una palabra pertenece es introducida i dada su .significa- ción ; adquiriendo el pupilo no solo el conocimiento de to- / — 42.» — das las voces notables contenidas 011 este ejercicio, sino también sus raices, derivados i compuestos. De este modo aprende a distinguir con propiedad entre palabras análo- gas que pueda oir o leer en adelante. Supongamos, por ejemplo, que la palabra circunscribir, ocurre en la leccion- Elmaestro pregunta de qué palabra latina se deriva, i cuan- do obtiene la respuesta debida, pide las palabras que es- tán formadas con ausilio de la preposición circum." Esto lleva a esplicar las palabras, circunspecto, circunferencia, rircumflejo, circunnavegar, circunstancia, circunlocución ¿c. &c. La misma cosa se hace con referencia a los otros componentes etimolójicos, de circunscribir" a saber scribo, i de állí debe darse el significado específico de las palabras describir, inscribir, transcribir, ascribir, prescribir, sus- cribir &c. &c. En seguida vienen los nombres adjetivos i adverbios en que esta palabra entra como un elemento, como escritura , infrascripto , manuscrito. El maestro dice : déme V. una palabra que signifique copiar. —Alumnos. Transcribir. —Maestro. Escribir en un libro o en una lista ? —Alumnos. Inscribir. —Maestro. Escribir debajo? —Alumnos. Subscribir. —Maestro. Un hombre anda buscando i obtiene nom- bres para la publicación de un libro o de un diario. Qué necesita? —Alumnos. Suscripciones. —Maestro. Cómo se llaman los que dan sus nombres.' —Alumnos. Suscriptores. „ - Muestro. Cómo se llama uiv.i cópia JS— 42fi — —Alumnos. Transcripción. I lácese le mismo cuando ocurre un derivado de |a pa|a. bra latina pes, como en las palabras, impedimento,pedestal, pedimento, impedir, espedito o déla palabra duco como in. ducir, producir, traducir, reducir, aducir, conducir, ¡V duccion, reducción, producción ; dando a continuación los nombres de los ajentes i personas que desempeñan aque- llos diversos actos. (1) Asi en palabras en que el griego grafo es un elemento como jeografía, corografía, gráfico, parágrafo, telégrafo, grafita (un mineral). Los mismos ejercicios tienen lugar con centenares de palabras. Pero cuán admirable pueda parecer esto, apenas seria digno de mención en comparación de otra particularidad característica de las escuelas escocesas, i es la actividad mental con que estos ejercicios son conducidos, tanto por los maestros como por los discípidos. Desespero entera- mente de excitar en otra persona la vivida impresión de cele- ridad o actividad mental, que las operaciones diarias de estas escuelas produjeron en mi propio espíritu. Necesito antici- par algunas observaciones para hacer intelijible el sistema escoces. En las numerosas escuelas que visité en Escocia prevalecía el sistema de quitar asientos, no solamente en de- letreo, sino en jeografía, lectura, aritmética, definiciones &c. Ni consistía solamente en que el que dá una respuesta exacta gane su asiento al que da una mala, sino que cuan- (1) En el primer curso de la Escuela Normal de Santiago se practi- caba con frecuencia i suceso este sistemado enseñanza, C*y**f"e*' cion se encuentra en una serie de artículos del autor en el Proprerv^ 184o. — 427 — jo un alumno da una respuesta brillante es promovido a la ,-ibeza de la clase. Si hace una respuesta enteramente es- túpida, es sentenciado del mismo modo a descender al úl- timo asiento. Se dan premios periódicamente , i el hecho de haber sido dux, mayor numero de veces (haber ocupado el primer lugar) es el fundamento que sirve para la distribu- ción de los premios, En algunas escuelas se aplica todavía un estímulo ausi- liar. El hecho de haber pasado tantos lugares (diez o doce) da derecho a un vale ; i un determinado número de vales equivale a haber sido dux una vez. Cuando este sistema mas punzante aun para la emulación va a ser aplicado, el espec- tador ve al maestro tomar un puñado de tarjetas, i a medi- k que marcha la recitación, i la competencia se hace mas tiva, i los lugares se ganan i pierden rápidamente, el maes- tro da una de estas tarjetas a un alumno, como una señal deque ha pasado a tantos de sus compañeros, esto es que lia pasado a cuatro una vez, a seis otra, a dos después, i si doce es el número convenido, el maestro da la tarjeta sin hablar i sin detenerse, porque maestro ¡ alumno han lleva- fio cuenta secretamente, i cuando el último estiende su mano, el otro da la tarjeta sin suspender la lección. Esto da una intensidad suprema a la. competencia-, i a veces el rostro de los niños presenta un aspecto casi de ansiedad I inquietud de maniáticos. 1 a he dicho que las preguntas son hec has por el maes- ■0 con una rapidez increíble. Pero una vez propuestas, si- lo se obtiene respuesta no se vuelve a repetir de ordinariez. *« primer alumno no puede responder, el maestro no se Atiene a decir el siguiente, sino que teniendo cada alumno mis ojos fijos en el maestro, atisbados todos sus sentidos— 428 — i facultades, i el muestro paseándose de arriba al bajo de la clase i jesticulando con vehemencia, con su brazo estendi- do i acompañando cada movimiento con la vista, él señala el que sigue hasta que, acaso, si la pregunta es difícil, ha indicado cada individuo de la sección sin obtener respuesta de ninguno. (1) Entonces estiende su brazo hacia un costa- do de la sala pidiendo a cualquiera una respuesta, i si aun no la obtiene, echa sus miradas i su brazo rápidamente al otro lado. Todo esto es obra de un segundo ; pues me siendo las palabras o lentas o embarazosas, el lenS. — 4-J9 — ,,. j sentarse de una persona. Pero la escena adquiere toda su animación , cuando, habiéndose dado permiso de res- ponder a toda una clase, una docena o veinte a la vez se ponen de pié, i gritan con todas sus voces. Veseel momen- to en que habiéndo sido satisfecha debidamente la pre- cinta, lo que se muestra instantáneamente por la actitud del maestro, la clase en masa se sienta i otro asunto es propuesto. Supongamos que oyendo el maestro en la lec- ción de lectura la palabra impedimento, pregunta impedi- mento de donde procede? —Alumno. De in i pes. —Maestro. Qué significa? —Alumno. El obstáculo opuesto contra el pié. —Maestro. Cómo se usa la palabra pes pie en la estatuaria? —Alumno. Pedestal base en que se coloca la estátua. —Maestro. En arquitectura? —Alumno. Pedimento. —Maestro. En música? —Alumno. Pedal—la parte del instrumento que se mue- ve con el pié. —Maestro. En botánica? —Alumno. Pedículo, la base de cada oja de la flor. —Maestro. Déme V. un verbo? —Alumno. Impedir. —Maestro. Un nombre? —Alumno. Impedimento. —Maestro. Un adjetivo, que indique que una cosa pue- de obrar sin obstáculo? —Alumno. Espedito. —Maestro. Un adjetivo, que signifique deseable, o con- ducente?— 480 — —Alumno (trepida) M. siga (al siguiente) siga: (seña- la media docena.) El noveno alumno—espediente. —Maestro. Avance...... Para un espectador no acostumbrado al entrar en una de estas salas, parécele todo, bulla, turbulencia, i la dis- puta de voces acaloradas; el maestro atravesando el espa- cio delante de su clase en un estado de alta excitación, los alumnos saltando de sus asientos, lanzándose al medio de la sala, i con los brazos estendidos muchas veces forman- do un círculo en rededor del maestro dedos, tres i cuatro de espesor; los dedos crispados por la intensidad de las emociones, hasta que algún espíritu mas sagaz resuélvela dificultad, en cuyo caso todos se sientan de nuevo, como por un toque májico, i prontos a un nuevo combate de in- telijencia.'' He visto , añade M. Mann , una escuela tenida dos ho- ras, en este estado de excitación, al fin de las cuales,maes- tro i discípulos estaban sudando a mares." Visité yo en la Haya en Holanda la Escuela Municipal tenida por el profesor Mr. W. Koning, llamada Stadsschool Kostenbosch. La escuela se compone de dos salones paralelos de doce pasos de ancho cada uno i veinte de profundidad; a los costados hai en cada uno de ellos dos ventanas enormes que dan la luz suficiente. Asisten al establecimiento setecientos alumnos por la mañana i doscientos a la tarde. Cada salón se divide en tres secciones, i cada sección se compone de niños varo- nes sentados de un lado i de niñas del otro. La educación comienza a la edad de seis años, i concluye a la de doce. Los doscientos cpie asisten a la tarde son aquellos que ha- — 4:íl — hiendo pasado la edad de doce años quieren continuar re- cibiendo lecciones mas detalladas sobre aquellos ramos que pueden servirles para la profesión a que intentan con- sagrarse. Cada seis meses se rinde un examen para hacer salir aquellos que han terminado sus estudios, i admitir los niños que la Municipalidad ha reconocido pobres de solem- nidad: de este modo hai siempre suficiente número de prin- cipiantes para formar una clase nueva. Aquellos que por efecto de mayor aplicación o capacidad retardarían su edu- cación siguiendo la marcha ordinaria de sus compañeros, pueden pasar a la clase que les precede, como asi mismo descender a la inferior los morosos. Cada uno de ambos salones tiene tres maestros ayudantes, que están a la cabeza de su sección particular, reservándose el maestro la ins- pección i dirección jeneral del trabajo. M. W. Koning pre- side hace veinte años aquella escuela, la mas importante de la Haya, i el edificio tiene adjuntas todas las piezas ne- cesarias para la cómoda habitación de una familia. Allí vive fl profesor. Cuidase mucho de desenvolver los instintos morales de los niños, i todo el sistema está montado sobre esta base. Poco o nada se enseña de memoria i cuando el alumno no acierta a dar la esplicacion requerida, se le re- cuerdan los antecedentes o rudimentos enseñados ántes a fin de ponerlo en camino. El hábito del silencio i del orden es por tanto la primera condición de la enseñanza, i la pri- mera enseñanza moral. La obediencia se exije sin apelar, a la violencia, cuidando siempre de que los niños no estén ni tristes ni aburridos; para esto último se varían con fre- cuencia las lecciones, ya en los diversos ramos, ya en la for- ma. Los maestros toman notas de aplicación, progreso i buena conducta, que reunidas cada semana, motivan un— 4:1-2 — premio j>ara los que sobresalen, el cual se da en los scii meses, consistiendo este en libros, vestidos, &c. Los maestros tienen cada uno un alumno ayudante mo- nitor, que repite lecciones a aquellos a quienes no pueden consagrarse directamente. Como el salón está dividido en tres secciones, si el primer maestro enseña a escribir el segundo se ocupa de lectura, el de escritura a fin de que no se oigan muchas voces a un tiempo. Lectura. La lectura comienza por cuadros en que están las vocales primero i las consonantes en seguida, acompañado cada un signo de un animal, instrumento u objeto mui popularen cuyo nombre predomine el sonido que quiere hacerse co- nocer. El ayudante o el repetidor en una pizarra que está a la cabeza de la sección, hace a mano con la forma de los caracteres impresos las letras, las combina, razonándolo todo del modo mas intelijible. El sistema de lectura es en una palabra el sistema ana- lítico, tal como se practica ordinariamente, lo que lo hace largo , molesto , i difícil. Después de esta clase viene otra en la que ya hai un librito de lecturas preparadas al alcan- ce de la clase. Cada niño tiene su libro abierto por delan- te sobre la banca. El maestro indica la lección i un niño o niña que él designa para leer sube sobre el banco de sen- tarse i lee de pié para que los otros sigan en voz baja. L¡ maestro corrije los defectos de pronunciación, de ento- nación de la lectura, i cuida de que todos lean, despertando la atención de cada uno, con el irregular i arbitrario lla- mamiento que hace fie nuevos lectores para continuar. Dr rute waeóo mientras una clase de cincuenta niños lee, solo •** — 433 — ten dos voces, la del maestro i la del niño lector. Este atenía mejor que el de la lectura jeneraJ reposa sobre la moralidad i buen espíritu de los niños. Los libros están impresos en diversos caracteres, grandes alternados con pequeños, bastardilla, gótica &c. a fin de ejercitarla vis- ta. Tienen también palabras sustituidas por un guión en to- dos los casos en que el sujeto i el verbo están indicando forzosamente el complemento como la gallina pone (hue- vos) que el niño agrega para completar el sentido. Escritura. Como en Prusia, está aquí adoptado jeneralmente el sistema americano, que nosotros llamamos antiangular ; principiase en pizarras, demuéstralo el maestro en el ence- rado i se continúa en papel. Los resultados corresponden je- neralmente a la preferencia que se le ha dado. Es simple ti sus elementos i rápido en su aplicación. Se repiten al escribir i cuando ya la clase posee los rudimentos, las mis- mas lecciones de la lectura: i el estudio se hace bajo el mismo orden, tomándose nota al fin de la perfección del tipo,i poniendo el maestro una marca de su aprobación, o desaprobación para servir en los exámenes i avanzamien- to. La banca en que escriben está unida af banco por una ftierte tarima, de manera que los pies están mas arriba del piso del salón, i que el banco opone fuerte resistencia al continuo subir sobre el de los niños. Las bancas están en columna cerrada en el centro del salón en dos columnas separadas entre sí, por un tránsito estrecho ; a los costados espacio suficiente 1 \ varas a 2.—Las murallas sin ador- as, cuadros de lectura ni objeto alguno ausiliar. La pri- ora sala se compone de los niños que están aun en los 49— 434 — rudimentos de leer i escribir : la segunda de aquellos qUe podiendo servirse de estos dos medios de instrucción, em- piezan a ocuparse de los otros ramos, la aritmética, jeo- grafía, historia de Holanda, rudimentos un poco de hj?tQ. ria universal, dibujo lineal. No obstante que no tuve tiem- po de demorarme i ver sucederse los diversos ramos, la parte de lecciones que presencié, i la suficiencia del maes- tro, con quien me entretuve largo tiempo, me dieron la mas alta idea del sistema seguido en aquel establecimiento MÉTODOS DE ENSEÑANZA. Lo que acabo de esponer en lo anterior sobre el mo- do de enseñar la jeografia en el establecimiento Morin de Paris, me conduce naturalmente a tratar de algu- nos métodos particulares sobre la lectura, la escritura i la aritmética, ramos primordiales en toda enseñanza prima- ria. De la escritura, a mas del sistema Morin, el razonado de don Ignacio Rodríguez en San Juan, i método or- dinario de enseñar con pautas i modelos, he encontrado en Alemania i Holanda la innovación de que he hablado ántes i que se adapta perfectamente por su simplicidad a las necesidades de una escuela. Este método jeneral- mente seguido no es otro que el antiangular, conocido en Europa bajo el nombre de sistema americano. Los maes- tros alemanes lo hallan cómodo i espeditivo, tanto por la manera de enseñarlo como por los resultados que produ- ce. En cuanto a formas de letra he visto por todas partes confirmada la opinión que sostuve en la práctica en la — 435 — Escuela Normal, contra las insinuaciones repetidas de al- gunos para que enseñase la letra española, que hallaban mas clara i regular aunque fuese menos bella que la ingle- ja. La letra inglesa, llamada así por haberse jeneralizado primero de aquella nación es hoi la de todos los pueblos ci- vilizados, la escritura del comercio, hágase este en Italia, Alemania o Francia, si bien es cierto que en cada una de aquellas naciones existen formas peculiares de escritura que se conservan en despecho de la jeneral adopción de los ca- racteres ingleses. Ahora, pues, cuando van a educarse maes- tros de escuela debe dotárseles, aun sacrificando toda otra consideración de medios de habilitarasus alumnos para ha- cer aplicación a los negocios de la vida, de los conocimien- tos que adquieren; i centenares de jóvenes hai en Chile que han salido de la nada i labradose una posición honorable pr solo el hecho de poseer una buena forma de letra ingle- sa, que los pone en camino de entrar en el comercio como tenedores de libros u otras profesiones a que se consagran. La adopción de la deslucida i anticuada forma de letra es- pañola traería por consecuencia pues, ahogar en su cuna., para millares de jóvenes, la posibilidad de elevarse, apro- vechando la adquisición en las escuelas de una excelente forma inglesa. . En España se mantiene la forma antigua, merced a su aislamiento peninsular que perpetua los usos, a la nulidad de su comercio, i vergüenza de decirlo, a actos gubernati- vos que la han prescrito, por aquella propensión de los po- deres de largo tiempo acostumbrados a la arbitrariedad, de entrometerse en todo, i dar por regla de lo conveniente lo <]ue es mas jenial o mas del agrado de los que gobiernan. Asi se ha visto en España i en Buenos Aires al gobierno— 43*i — prescribir la forma de letra, i aun la ortografía que ha de usarse; indicios ciertos de la afinidad i parentezco de pUe. blos allá i acá acostumbrados a la tutela del poder. Creo pues, que ningún inconveniente traería la adopción en las escuelas públicas del sistema antiangular, sobre todo si puede hacerse con la necesaria economía de papel. Algo mas me estenderé sobre los métodos de lectura que requieren una seria atención por cuanto de su perfec- ción i facilidad dependen los subsiguientes progresos de los alumnos. Mi viaje a España tenia por objeto principal estudiarlos métodos de lectura, i las cuestiones ortográficas. Sóbrelo primero debo decir que encontré poco asunto de instruc- ción, pareciéndome que en América se han hecho mas úti- les i eficaces innovaciones, i que en algunos puntos están mas jeneralizadas. Había muerto poco ántes de mi llegada Ballejo, autor del sistema analítico de lectura de que me he ocupado otra vez, i de muchos otros trabajos preciosí- simos para la enseñanza primaria. En la Escuela Normal de Madrid en una escuela de aplicación vi cuadros de lec- tura en tableros, que estaban mui distantes de la ordena- ción gradual i sistemática de los que publicó Bonifaz en Buenos Aires. Dos trataditos sin embargo llamaron particularmente mi atención. El primero es la Estatiléjia esplicada, o re- glas para enseñar a leer, por don Juan Antonio Suarez. Barcelona 1830. El autor al esponer los motivos que lo inducen a publi- car su método se espresa así : "Hace cosa de siglo i medio que los PP. de Port-Royal publicaron un método en su gramática jeneral, para leer fácilmente todos los idiomas. — 437 — el cual consistía en no dar a las letras mas pronunciación que las que afectan en las sílabas. Este sistema, o no fué entendido, o corrió la suerte de todos los inventos útiles, esto es, la de ser combatidos por los enemigos de las inno- vaciones. Sin embargo, fué renovado en Francia mismo por los SS. Launay, Varard, Besthand i por otros maes- tros hábiles, i en nuestros dias por el abogado I. B. Bou- rrose de Laffbré. La casualidad trajo a mis manos un ejem- plar del pequeño opúsculo, o reglamento teórico de este sistema contraído a enseñar a leer con estraordinaria bre- vedad ; i al momento traté de poner en práctica lo que conocí que debía ejecutarse para llenar tan interesante objeto.." La idea primordial que domina en el método del señor Suarez, es el no descomponer la sílaba en letras, ni dar a estas nombre ninguno; sino que conocidas las vocales se las haga pronunciar según las afecte la consonante que le precede, como sa, si, por ejemplo, en que al hacer pronun- ciar la a será acompañada la voz por una anterior emisión del sonido silbado que aquella letra indica, por lo que la llama la silvante. "Hasta ahora se han enseñado las letras rutinariamente, i con denominaciones impropias que con- funden al discípulo ; las palabras eme, ene, erre, sin citar las bárbaras ache,jota, equis, ceta, son absolutamente metafísi- cas, i mas bien para-f ísicas &c." En cuanto al método de enseñar a leer, consiste como el de Ballejo en una serie de definiciones, distinciones i reglas que deben conducir al alumno al conocimiento del arte de leer. Hablando de la M por ejemplo, previene que "el preceptor manifestará el modo de articular este signo por la esplicacion siguiente. m,—articulación, blanda, labial, nasal, semivocal pura,es decir que suena antes de encontrar la voz. Estando fe- rrada la boca, se ajita suavemente el aire del pulmón i an- tes de espelerle, o de desplegar los labios, se afecta un cier- to ruido de la voz semejante al de los mudos, permitiendo la salida de dicho aire por la nariz, i en el instante de des- plegar los labios se pronunciará la voz (sílaba) que acom- pañe a esta letra : hecha esta esplicacion el preceptor veri- ficará la articulación con cualquiera de las cinco voces, i la hará repetir al discípulo, hasta que no equivocando la voz, lea con perfección ; ma me mi mo mu, que para él debe ser indiferente, si sabe bien la primera lección. El preceptor para auxiliar la memoria del discípulo, debe dar un nombre de circunstancia a cada articulación o letra consonante, que haga recordar su oficio. Esta letra podrá llamarse la del mudo, de suerte que en el momento que el discípulo la encuentre afecte lo prescrito, i pronuncie la voz o sílaba de que vaya acompañada." El cuadro sinóptico de la clasificación de cada conso- nante que signe, dará una idea mas completa de la parte teó- rica del método, dejando al lector intelijente, el detallar la manera como emitimos el sonido de cada consonante. — 430 — CUADRO SINÓPTICO-COMPARATIVO ESTATILÉJICO-VULGAR DEL ABECEDARIO ESPAÑOL. Ij-ra. Clasificación Estatiléjica. Nombre Estatilójico, o físico. Clasificación i nombre vulgar o raetafísico. v. p. 8. B. L N. R. D. ?. LL S. T. Z i C. > ¡G. CH. H. CiQ. G. V. X. Y. Voces . Si V Y. (c< A. £. I. O. U. •oiijiinc) Y. griega. ARTICULACIONES. labial-nasal, blanda, semivocal pura, labial, fuerte, muda pura, lingual, blanda, semivocal aspirada, labial, suave, muda impura, paladial-lingual, suave, semivocal pura, paladial-lingiiul-nusal, suave, semivocal pura, paladial-lingual, fuerte; i suave entre voces, semivocal pura, ríen tai-lingual, suave, muda impura, dental-labial, suave, semivocal aspirada, paladial-lingual fuerte, semivocal pura, paladial-nasal, fuerte, semivocal pura, dental-lingual, fuerte, muda pura, den tal-su ave, semivocal aspirada, gutural, fuerte, semivocal aspirada, paladial-lingual, fuerte, muda pura, signo etimolójico sin valor articulativo; i gu- tural, fuerte, semivocal, aspir. en lo antiguo, gutural, fuerte, muda pura, gutural, suave, muda impura, labial-dental, suave, semivocal pura, gutural, fuerte, semicocal aspirada, puladial-liiiguul, suave, semivocal pura. CONSONANTES; £1 raudo. eme. El estampido. pe. El silbo. ese. El soplo. be. El canto. ele. La nasal. ene. El redoble. erre. El dedo. de. El g-ato. efe. El llanto. elle; La nasal fuerte. eñe. El marrillo. te. La sevillana. zeta, ce; La moruna. jota, je. El estornudo. cebache. baclie. La gutural fuerte. ce, cu. La gutural suave. je. ve. La gutural silbante, équis. v griega. — 440 — Estas" definiciones pueden sermui útiles, sino a los dis- cípulos, a los maestros, que pueden sacar de ellas mui buen partido. En cuanto a sus resultados para la enseñanza yo nunca he podido comprender las ventajas que tan eru- ditas clasificaciones traen para los niños. Hallo yo tan es- cusado esplicarle a un niño el modo de pronunciar unam, como lo seria esplicarle como se bebe agua, que el niño hace, sin darse cuenta de los movimientos en que para ello concurren la mano, los labios, la lengua, i el esófago. No digo así, con respecto a la supresión de los nombres de las letras consonantes, en lo que convienen muchos fi- lólogos, entre ellos Kraitsir i aun la práctica de algunas escuelas de Alemania. En una del Estado en Berlin, el maestro me hizo una demostración de su sistema, tomando mi apellido como tema de la lección. Para dar una idea de este método de enseñar a leer, tomaré una palabra cual- quiera, Samaniego por ejemplo. El maestro dice a los alum- nos : vamos a escribir la palabra Samaniego. ¿Cuántos so- nidos la componen?—Cinco, sa ma ni e go—El primero qué sonidos encierra?—SSsss, contestan los alumnos dan- do el sonido silbado, pero sin emitir vocal alguna—su complemento a—juntas—sa. l.er sonido de la segunda división—mmm, haciendo el sonido nasal que emitimos cerrando los labios ; i así hasta completar la palabra. El maestro a medida que se van espresando los sonidos va escribiendo en la pizarra el carácter o letra que lo repre- senta. S primero, a en seguida ; m después i así sucesiva- mente. Este método es lójico i de una fácil aplicación; el niño aprende a leer escribiendo o viendo escribir la pala- bra, al mismo tiempo que en el libro se empeña en desci- frar la palabra ya escrita. — 441 — Yo aconsejaría a los maestros que hiciesen frecuente uso de ejercicios de este jénero, para ausiliar la inteligencia de los niños por la demostración sintética. .El uso de la piza- rra, como lo he dicho en otra parte, debe jeneralizarse a todos los ramos de enseñanza. En Holanda el maestro o nadante está siempre delante de la pizarra, i tal destreza tiene adquirida para trazar los caractéres impresos con la lisa, que los ejecuta con una regularidad i presteza sor- prendentes, por este hábito de enseñar demostrando la lec- ción, para cuyo fin cada clase tiene una pizarra al frente. Pero volviendo a la España, lo que mas me interesó en materia de métodos de lectura fué el descubrimiento de uno inédito que habia compuesto el señor don Buena Ven- tura Aribau, literato mui distinguido. Es este método un bosquejo del que con el nombre de Método de lecturagra- kal dejaba publicado en Chile i adoptado por el gobierno parala enseñanza. Las variaciones que los distinguen en- tre sí, nacen acaso de mi mayor versación i de mi práctica en materias de enseñanza primaria, i en que de un mismo principio, pueden hacerse aplicaciones infinitas, sin seme- janza pero sin contradicción. El señor Aribau comienza su enseñanza de la lectura por el conocimiento de las vocales, continuando inmedia- tamente en via de ejercicios con los diptongos i triptongos; innovación útilísima pues que allana el camino al subsi- díente silabeo. Sus diptongos van acentuados en esta for- na; ái, ai, ói, oí, uí, iá, ió éa, eí, áo, áu, aé, éo, éu, óu, ía, «,ío,íu, ua, ué, úo.—Triptongos iaí, iéi, uáí, ué, i—Ejercí- as á i o (por ayo) á í a (aya) ó i o (por ovo) ú ie (por hu- W a|a (por haya) uió (por huyó) oía. fomo se ve, el señor Aribau, purista español, no lia tre- 50— 441 — pidado en sacrificar la ortografía convencional de la Aca- demia de la lengua a fin de facilitar el aprendizaje. La Facultad de Humanidades de Chile anduvo mas es- crupulosa , no queriéndome dejar pasar en una cantilena la palabra bebe escrita be ve para formar un alfabeto sig- nificativo de palabras a fin de que pudiesen retenerlo los niños en la memoria. Mas adelante se verá cuántos sacri- ficios ha impuesto el señor Aribau a la recta ortografía, con el fin de asegurar el resultado inmediato de la enseñanza, objeto primordial de un silabario. Consonantes labiales b, p, m, f, ba bu be bi, pa k, ma &. fa &. Ejercicios, pa pá, ma má, á ma, ba bá, á ba, (ha ba) ú ba (uva) á be (ave) pa bo buei ue bo (hue- bo) ié ma (yema) umo (humo) i po (hipo) á pió, po io, pi pa, fa ma, bi bo (vivo) mió, bo bo, En fe mia, ma ma ba, mué bo mi pié, pe pe, be bia, fu ma ba. Consonantes paladiales 1 11 ñ n r rr, la lu le li lo Ha & na & ña & ra & rra «fe. Ejercicios i lo, li no, la na, lé ña, a ré na, ie rro (hierro) lia be, a ni lio, oro, ú ña, a rá ña rrá ma, fie rro, ú na pe ro, rra io, Ilu via, rrio, bá ño, o rü, á ño, lú na lié na, e mi lio e ra ma lo, a o ra, lee la ni ña, lio ra, rri fie: la pau li na, lia ma, la Ha ma la lio ro na. Dentales—d t ch s z ........c da do du de di ta «fe cha & sa & za & zó zu ze zi ce ci Ejercicios té ta, de do, sé so, pé cho, leche, oso, cho cha , a sa da, a cei te, ue so in que los hombres públicos estén exonerados de descen- der a estos detalles ; pues aun escasean por todos los pue- blos españoles los buenos métodos de enseñar a leer el idioma. M. Mann , el modelo de los buenos ciudadanos» abogado de profesión i hoi diputado del Congreso ha con- dado muchas pajinas i mayores estudios a la ilustra- ción de este punto en cuanto conviene al idioma ingles. Las ideas que me guiaron en la formación del dicho método pueden reducirse a estas verdades innegables. La nomenclatura actual del alfabeto español como la de lw otros idiomas es absurda e irregular. Nendo la ortografía espáñola casi enteramente fónica, Mo es representando sonidos, debe enseñarse a leer el cas-— 440 — tellano sintéticamente,esto es formando la sílaba, i compo- niendo la palabra, por la sucesiva enunciación de las síla- bas. Luego si la nomenclatura de las letras fuese tal que de su nombre resultase indicado el sonido con que ha de arti- cularse la vocal, el sistema sintético seria exacto i lójico en todas sus partes. El proceder sintético se aviene con la manera de leer de los niños que por la falta de hábito de la vista, no alcanzan a abarcar con la mirada sino una parte de la palabra, en- sanchándose la visión o la percepción a medida que progre- san; por cuya razón el silabeo es el método natural i pre- paratorio de la lectura. Las diversas combinaciones que pueden afectar las le- tras se reducen a cierto número de sílabas que se llaman diptongos, triptongos cuando son solo sonidos puros o vocales los que se emiten, o sílabas directas, inversas, compuestas i contraidas, sobre las que se hacen com- puestas con los mismos elementos de las anteriores; de donde resulta que para la mayor facilidad de la enseñan- za se ha de esplicar por separado cada una de estas combi- naciones. Pero como el proceder de seguido en esta parte teórica formaría un estudio pesado para la corta capaci- dad de atención de los niños, debe procederse por partes, de lo simple a lo compuesto, enseñando una combinación, i dando de ella inmediatamente ejercicios de lectura, que alienten al alumno, i le acerquen el término de su ruda ta- rea, que es leer. Como hai irregularidades en la formación de algunas fi- labas del castellano i hai consonantes que tienen dos valo- res distintos, según la vocal con que se articulan, ha de en- señarse en lección especial estas irregularidades, pararo- — 447 — bustecer la memoria del niño, contra su innata predis- posición a seguir la analojía, i obedecer a la lújica que n0 es otra cosa que la manera de proceder del espíritu humano. Los métodos que como el de Ballejo, Suarez i otros tie- nen por base el razonamiento puro, descuidan las otras fa- cultades de la intelijencia , entre ellas la memoria i la ana- lojía, mas desenvueltas en el niño que el juicio ola razón, (jue para obrar requiere un exacto conocimiento del valor preciso de las palabras; i el que hablando de la r por ejem- plo diga al niño, es una articulación lingual paladial, fuer- te, i suave entre voces, semivocal pura, corre el riesgo de no dejar idea ninguna en el espíritu del alumno. Si la lóji- caila analojía pueden conducir a fijar reglas precisas, de- ben preferirse estas dos antorchas, que alumbran siempre ea la nublada e indefinida mente del niño. Atendidas estas razones i otras que omito i sujiere la practica de la enseñanza, yo procedí para la formación del método gradual de lectura de la manera siguiente : Las cinco vocales forman la primera materia de estudio, solas i acompañadas de h que en castellano no tiene valor ninguno. Habiendo sometido la cuestión a la Facultad de Huma- nidades de la Universidad de Chile resolvió que las letras consonantes fuesen denominadas según el sonido que pre- dominase en ellas, con una terminación vocal uniforme en todas, de este modo : a b ce d e f g j k 1 U be que de fe gue je ke le lie n ñ o p qu r rr s t y ne fie pe que re rre se te ye m meve ze. Sustituyendo la Facultad de Humanidades esta nomen- clatura técnica, a la arbitraria i absurda que se dá a las le- tras ordinariamente, echaba las bases de los métodos ra- cionales i lójicos que pueden inventarse para la fácil i me- tódica enseñanza de la lectura ; que con respeto al acierto con que procedió en cuanto a las etimolojías , anteceden- tes históricos i filolojicos, ya me espresaré en la parte que consagro a los estudios ortográficos sobre el castellano. Dados, pues, estos materiales, quedaba proceder ala composición de las sílabas castellanas poruña regla en que la lójica i la analojía prestasen mutuo ausilio al alum- no. Las consonantes semivocales son llamadas así poique pueden hacerse sentir por sí solas sin necesidad de un soni- do vocal. Aquella en quemas sensible es esta propiedad es la f, cuyo sonido puede prolongarse indefinidamente, sin necesidad de vocal. La s, la rr, la 11, la m, la z, tie- nen mas o ménos el mismo carácter ; por lo que para ex- plicar al niño como se confunden en una sola emisión de voz una consonante i una vocal, debían preferirse estas letras, que permiten al maestro prolongar el sonido arti- culado ffff'ff, ssssss, rrrrrr &., miéntras el niño compren- de que pueden formar un solo sonido fa fi fo fa : pues que solo se diferencian en el modo de abrir la boca para emi- tir el sonido fff. Una vez encontrada la regla por el niño, repite todos los siguientes casos por analojía , razón por la que se ha tenido cuidado de evitar el orden en la sucesiva colocación de las vocales; pues si se pone fa fe fi fo fii, sa se si so su, la memoria viene luego a enseñar a prion como ha de decirse sin leer ha be bi bo bu , con lo que se — 449 — jeja la sostenida atención que el aprendizaje requiere. En lugar de que fafa fu, fa, fo fa fi fa se su sa Se., evitan toda tentación de repetir maquinalmente una cantilena.— [¿lección 3.a formada con las letras d,l,n,n,r,p,t,y,b, ff j, ch, i g, en sus articulaciones regulares viene ausi- iiada para la fácil comprensión por la analojía de resulta- dos que dá con la anterior ; i con solo el uso de estas vein- te consonantes formando sílabas simples, se forman ejer- cicios de lectura compuestos de mas de seis pajinas de fra- ses i discursos con sentido completo , lo que ayuda podero- samente a los niños pudiendo, apenas conocidas las sílabas simples, leer un buen trozo, hacerse oír de sus padres, i aun darexámen de lectura. Como la 2.a lección es la clave de to- doeste método, el maestro no debe omitir medios de hacer comprender como se funden la f i la a para formar la sílaba fa,iasí de las demás; las demostraciones de la pizarra son eficacísimas, borrando al lado de la fia vocal i sustituyén- dola otra inmediatamente para hacer notar la alteración que produce. En la subsiguiente división las letras irregulares están puestas así: ca qe qi co cu za ce c'i zo zu acompañado este estudio teórico con cuatro fojas de ejer- cicios en que se alternan i repiten aquellas diversas arti- culaciones hasta dejar gravada en la memoria la irregula- ridad que viene a contrariar la inducción analójica de que i niño saca tanto partido. Los ejercicios son por este es- La co ci na de ca sa no a ce u mo Ci fie te la ■ mi se ta a zu la da: di ce do ña ca ta li na ce ro ■ qe no qi ta la ce ne fa qe de co ra la ca ma de &]— 4S0 — la mu ñe qi ta. Márcase con bastardilla la c de et o para llamar la atención del niño i prevenirlo de la irregula- ridad por un signo visible, por otra irregularidad. ga gue gui go gu La 1lección de la clase 2." abraza las combinaciones simples invepsas as es is os us, que en seguida se mez- clan con las naturales sa as se es si is, &c, para hacer no- tar por el contraste la diferencia, añadiéndose al finia? inversas abs ubs ins ist oís.—La segunda la forman las silabas compuestas con articulación inversa i natural sa¿ ses, sus, principiando por la s, por cuanto su sonido pro- longable ad líbitum facilita al maestro el hacer sensibles al oído las esplicaciones que dá. Es por demás añadir que a cada nuevo progreso que el alumno hace, debe dársele un ejercicio de lectura que lo adiestre en la aplicación délo adquirido, asi cuando solo conoce las sílabas directas, lee mi pi sa da de la po sa da pa sa da era pe sa da ; en ejercicios de la segunda se introducen las letras irregulares. Pa re ce ca mo te la ca ra de ce li na— en las combinaciones simples inversas, es ta ca sa es de mi er ma no.—En las compuestas. No escupas ni agas silbar la saliva qe es un acto incivil, i así en adelante. La clase 3.a la forman los diptongos, que siguiendo ln practicado por el señor Aribau deben formar la primera lección, pues la emisión de dos vocales juntas sucesiva- mente , prepara la inteli jencia a la formación de la sílaba; debiendo incluirse los diptongos i triptongos articulado^ en la clase de sílabas compuestas. Últimamente vienen las sílabas por contracción bla, ble, bles, ciar &., pb*i tías &., con las que termina el estudio de todas las com- binaciones de las letras que encierra el castellano. li>a — 401 — ¿riede lecciones en que seesplican los signos de la pun- tuación, las abreviaturas , las palabras de difícil pronun- ciación i el uso de las letras romanas i de los caracteres extranjeros o anticuados como ph vv th k ss fftt termí- nala parte teórico práctica; lo que sigue hasta el fin son ejercicios de lectura, que nunca, deben escasearse a los aprendices, pero que pueden omitirse en el silabario para hacer mas barata su edición i apropiada a todas las condi- ciones. Debo añadir para completar mis indicaciones sobre la estructura i plan del Método gradual de lectura, que en las dos ediciones hechas hasta hoi por orden del Gobierno, los impresores no han dado toda la importancia que doi yo a la distribución i grueso de los espacios que dividen las sí- labas entre sí, i los que dividen las palabras que deben ser doblemente mas anchos, a fin de conservar ilesa i notable a la vista la separación natural de las palabras. Omito in- sulcar sobre los errores tipográficos que abundan i que no deben existir jamas en un libro elemental de lectura. En confirmación de las anteriores observaciones, añadi- ré algunas de Mr. Mann, sobre el mismo punto, i lo que él i yú hemos visto practicado en Alemania. Nuestras nociones respecto a la utilidad i propiedad de introducir los altos ramos de enseñanza, como se les lla- ma, en nuestras escuelas primarias, vienen del conoci- miento que tenemos de nuestros maestros, i de las prácti- cas que prevalecen en las escuelas mismas- Entre noso- tros es de regla que para enseñar jeonietría, filosofía, teo- ría, botánica, maestros i discípulos han de tener un libro de testo. Al principio de estos libros están establecidos to- dos los términos técnicos i las definiciones pertenecientes— 452 — al asunto, los cuales debe aprender de memoria antes de conocer su significado ; el libro es estudiado capítulo, r^t capitulo. Al fin de cada sección hai impresas una série de preguntas. El maestro se atiene al libro, sin introducir otros conocimientos relacionados con el asunto, o con los negocios actuales de la vida i de los hombres; así cuando se pide al niño una aplicación útil de los conocimientos ad- quiridos, se queda callado o contesta un desatino, conlo que la enseñanza de los altos ramos cae en descrédito en el espíritu de los hombres sinceros. Mas el maestro prusiano no sigue libro alguno, enseñando solamente por lo que sa- be. No embaraza ni oscurece el asunto con fraseolojía téc- nica ; sino que observa los progresos que el alumno lia hecho, i entonces adapta sus instrucciones tanto en cali- dad como en estension a la necesidad del caso. Responde a todas las cuestiones ; resuelve todas las dudas, siendo uno de sus objetos, en la manera de dar la lección, suble- var dudas i provocar cuestiones. Él liga el asunto de cada lección con todos los que puedan relacionarse con él ; muestra sus relaciones con los deberes diarios i los nego- cios de la vida ; i si el hombre mas ignorante, el peón mas rudo llegase a preguntarle para qué sirven esos conoci- mientos ? él le probaria en una palabra, que muchos de sus propios placeres i medios de subsistencia dependen de aquellos conocimientos o han sido creados o mejora- dos por ellos. Miéntras tanto, los niños están deleitados; sus poderes de percepción se ejercitan, cultívanse sus sen- timientos morales i en todos los atributos interiores del alma hallan cualidades que les corresponden en el mundo es- terior. En lugar de continuar mirando la tierra como una masa de materia inerte, muerta, sin variedad i sin vida, al — 453 — ver desenvueltas por el maestro, su infinita i bella diversi- dad de sustancias , su vitalidad i enerjía, el alma del niño se ilumina al fin, despertando la admiración por su utili- dad i rindiendo homenaje a la bondad del Creador." En todos estos estudios el objeto principal del maestro es enseñar a pensar, desenvolver las ideas, i habilitar al ni- ño para sacar provecho práctico de los conocimientos que adquiere ; objeto primordial de toda enseñanza i por des- gracia el mas descuidado en todos nuestros sistemas. El maestro prusiano tiene, por decirlo así, un órgano especial que es la pizarra; los niños tienen otro mas pe- queño en su pizarrita i lápiz que no les falta nunca cuan- do escuchan la lección. A los niños pequeñitos se les es- plica la lectura sin libro i sin pizarra, i se les dan nociones meses enteros de combinación de las letras, ántes demos- trárselas. Cuando ha de principiarse la enseñanza de la lectura, el maestro toma la tisa, dibuja rápidamente una casa en la pizarra; los niños dicen el nombre i él lo escri- be al lado, primero en caractéres de impresión, después en letra manuscrita. En seguida esplica los sonidos haus casa; h aspirada jj j jj----en seguida la a a a; después $ s s s s, &c. Concluida esta lección de lectura, los alumnos imitan mas o ménos mal la casa dibujándola en sus pizarras; i luego se les interroga sobre la clase de ca- sa que es aquella; los materiales que entran en su cons- trucción, piedra, ladrillo, madera; las diversas especies de madera; qué oficios contribuyen a la elaboración de estas materias i de las puertas, ventanas, clavos, &c, &e., cuidándose el maestro de que hablen correctamente 1 de precisar las ideas imperfectas de los niños. Para la tortora mas avanzada, el maestro lee un párrafo de un— 454 — libro, en medio del silencio jeneral, dándole la propia entonación, i esplicando el significado de las palabras, o dirijiendo preguntas, i haciendo leer después a uno, i llamando a otro repentinamente a continuar la lección sobre la palabra o sílaba en que fué interrumpida por el primero, para asegurarse asi de que todos estén leyendo realmente aunque en voz baja. La jeografia sigue el mismo sistema. El maestro traza rápidamente en la pizarra una serie de trozos que mar- can una cadena central de montañas, cuyo nombre dan los niños al reconocerla; siguensele las ramificaciones, bro- tan los rios, i se esparcen en todas direcciones, nombrán- dolos los alumnos a medida que aparecen; trázase la cos- ta o las fronteras de un pais; señálanse con puntos las ciudades principales; i en un abrir i cerrar de ojos que- da pintado un hermoso mapa en la pizarra sobre el cual se establecen en seguida los datos estadísticos, población, clima, gobierno, reíijion, monumentos, historia, costum- bres &c. Todos estos métodos que no hago mas que apuntar, prueban la capacidad del maestro prusiano, i harán por lar- go tiempo la desesperación de nuestros jóvenes; pero al menos servirán para mostrar hasta dónde debemos llegar en la enseñanza, i cuánto puede la intelijencia humana alcanzar. M. Mann que habia presenciado también este proce- dimiento para enseñar a leer, dice así en su viaje educa- cional. "Los Maestros en Prusia i Sajonia practican inva- riablemente el método llamado por ellos lautir. En Ho- landa está umversalmente adoptado; i entre nosotros se llama fónico. Consiste en dar a cada letra, cuando consi- — 455 — derada en sí misma, el sonido que tiene cuando se la en- cuentra combinada con una vocal, de manera que el so- nido de una palabra regular de cuatro letras está divi- dido en cuatro partes, i la recombinacion de los sonidos délas letras constituye el sonido de la palabra. " 1 su ano- tadoren Inglaterra Mr. W. B. Hodgson, observa en este pasaje de la obra, que aquel sistema de enseñar los po- deres en lugar de los nombres de las letras, a pesar de su evidente racionalidad, i esperimentada facilidad, no ha si- do aun adoptado en Inglaterra sino por mui pocos maes- tros, no obstante haberlo recomendado Edgeworts, Fal- tón en Edimburgo i el D.r Angus. En Chile tenemos por fortuna conquistado en principio estábase de la enseñanza de la lectura, que fué reducida a formula, diciendo : "toda consonante imprime sin excep- ción a la vocal que acompaña, el sonido que su nombre re- presenta ;" i el Silabario gradual una de las letras sibilan- tes, sssss, fffff, rrrrr, es decir, el poder de la letra i no su nombre como clave del método.CAPITULO VIII. ORTOGRAFÍA CASTELLANA. El estudio de la ortografía forma parte mui conspicua leí saber popular, si bien en ciertos idiomas el pueblo tiene que elevarse a la altura de la ciencia para hacer apli- cación de sus resultados, i en otros la ciencia ha abdica- do por decirlo así, para poner la escritura al alcance de la muchedumbre. Sin la importancia que tiene para la ense- ñanza de la lectura i la escritura, esta cuestión seria una de tantas otras ociosas, que ocupan a los espíritus deso- cupados. Entra pues ella como un elemento indispen- sable de la enseñanza popular. Comprendiólo así la Facultad de Humanidades de Chi- le, cuando en sus primeras sesiones se consagró a fijar las reglas en que habia de reposar la enseñanza de la orto- grafía del castellano. Las resistencias con que sus con- clusiones han tenido que luchar, o mas bien, ante las cua- les se ha visto forzada a ceder, me hicieron prestar en 52_ 4Ó8 — España una asidua atención, tanto a las ideas dominan, tes, como a las razones que los que se creían competen- tes en la materia alegaban. En los diarios de Madrid de 1847 se rejistraron algunas de las razones que la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile habia tenido en mira para autorizar la reforma de la ortografía caste- llana; i las intercalara aquí en el mismo orden, si estudios mas completos i conocimientos mayores no hubiesen ve- nido después a sistematizar las ideas que hasta entonces me tenia formadas. Debí a la frecuencia de Mr. Kraitsir, un filolojista ún- garo establecido en Boston, teorías preciosísimas i poco conocidas sobre la formación de las lenguas, i las tras- formaciones de los sonidos a través de los siglos i al pasar de un pueblo a otro. Mr. Kraitsir ha publicado algunos opúsculos en que espone lijeramente sus doctrinas; pero es oyéndolo .espresarse verbalmente, como se comprende la profundidad de sus estudios, i la esquisita sagacidad con que ha llegado a un resultado que honra al jenio del hombre, quitando al acaso fortuito toda influencia en la formación de los idiomas, i devolviendo a la lójica, esta antorcha sublime de todos nuestros actos, el cuidado de darnos la palabra, que es nuestro distintivo de la creación animal, nuestro vehículo para marchar en la carrera de progresos que constituyen la vida colectiva de la especie, i nuestro mas bello i mas suave instrumento de domina- ción. De la doctrina de Kraitsir, no espondré sino lo» rudimentos necesarios para la intelijencia de lo que mas tarde aventuraré sobre la ortografía; puesto que esta no es mas que la pintura de la palabra. Según aquel filolojista, todos los idiomas llevan trazas — — aucune—alguna autre—alter baume—bálsamo paumc—palmo el latin planctus, plana, pluvia se convierten en español en llanto, llana, lluvia en italiano—pianto, piano, piuvia &c. I por regla jeneral todas las veces que en el latin tierun una consonante delante de la / se confunde aquella do- blándose el sonido, como de flama, llama de clamare, llamar. Estos principios, aplicados a nuestro asunto de la or- tografía española, van a producirnos una serie de resul- tados que nos conducirán como por la mano a la solu- ción de las cuestiones de ortografía castellana. Desde luego queda demostrado que por etimolojía, 16- jica, i conveniencia los nombres lejítimos de las conso- nantes c i g en todos los idiomas modernos deben ser que i gue, i que por tanto la Universidad de Chile remedió un defecto capital de nuestro abecedario vulgar restauran- do los antiguos i lójicos sonidos. La adaptación del abecedario latino a los idiomas mo- dernos , trajo consigo naturalmente los inconvenientes de aplicar signos representativos de unos sonidos a otros distintos. Los ingleses, por ejemplo, se sirvieron de veinte i un caracteres romanos para espresar los cincuenta i cua- tro sonidos de su lengua, no ya combinándolos entres!, sino atribuyéndoles mentalmente, valores convencionales- Los rusos, que posean un idioma riquísimo en sonidos, inventaron un alfabeto de cincuenta o mas caracteres dis- tintos. Tos franceses dieron un paso mas, combinándolos — 407 — pintar sonidos estraños al valor intrínseco de las le- tras, eau=ó, ai—é, il=ll, au=o, ou=u, gn=ñ. Los españoles teniendo mui corto número de sonidos mas que el latin, formaron caracteres suyos fi, que equi- iaüa al principio a dos mi; ch i U. La k les fué desde el principio inútil, i no entró a formar parte de su abece- dario. Los alemanes por medio de puntos o combinaciones reprodujeron en lo escrito todos sus sonidos hablados. Los italianos en fin Lecharon mano de combinaciones simplísimas para formar su abecedario. No teniendo as- piración ninguna que espresar con la h, se sirvieron de este carácter para dar a las letras una rectificación de so- nido. Por ejemplo, las guturales g¡i, ghe, ghi, go, gu. ta, che, chi, co, cu. gla, gle, gli, glo, que aquivalen a Ha, He, lli, lluu. A mas de las diferencias en el modo de ortografiar que resultaban en los diversos idiomas modernos de la mayor o menor adaptabilidad de los caracteres romanos a sus sonidos actuales, ha i aun otra mas fundamental, que vie- ne del espíritu que animó a los primeros que redujeron a formas escritas, los idiomas salidos de la mezcla de los bárbaros con los pueblos de orí jen o habla romana. La formación de los idiomas modernos, o mas bien su uso en los libros impresos coincide con la toma de Constan- tinopla por los árabes. Este hecho al parecer sin relación con la ortografía, ha ejercido, sin embargo,una poderosa influencia en las del ingles i del francés sobre todo. Los emigrados griegos o bisantinos fueron protejidos en ambas— 468 — naciones, i sus Universidades dieron desde entonces nías enganche al estudio del griego; i en los colejios reales se hizo i se conserva hasta hoi obligatorio para todos los es- tudiantes que aspiran al grado de bachiller, el estudio de aquella lengua muerta. La ortografía del francés i del in- gles, reflejó desde luego los estudios clásicos de los escri- tores; i el arte de escribir bien, fíré ménos la espresion de los sonidos de la palabra, que la historia que recordaba su oríjen, o sus emigraciones de un idioma a otro. Este sistema de ortografía puede llamarse con propiedad plás- tico, por cuanto asegura a la palabra escrita una forma invariable, no obstante que hayan variado o hubieren de variar los sonidos que actualmente la componen. Algunos ejemplos harán mas palpable este carácter distintivo del francés i del ingles GRIEUO. FRANCES. INGLES ESPA~OL. phthys......phthysie......phthysy......tisis. philos sophos..philosophie... philosophy... .filosofía. thema........theme........theme........temu. sun thesis.....synthese..... synthesás.... síntesis. chronos logos.chronologie... chronologie . ..cronolojia. phusos......physique.....physic.......fisica. theos logos.. theologie.....theology .... teolojia. Sucede otro tanto con las palabras que originariamente pertenecen al francés o al ingles que hoi conservan una forma escrita, que corresponde a los sonidos que orijinal- mente han debido tener. No se esplican de otro modo los finales de verbos i sustantivos necesarios para distinguir los jéneros, las personas o los tiempos, i que la nación ha ido dejando de pronunciar por corrupción, o por abrevia- ción, que es siempre la tendencia de los idiomas, Hai sin _ 469 — embargo en el francos, abreviaturas escritas que importa hacer sentir. La é cerrada i la fe grave espresan jeneral- mente la supresión de una s, été importa estes, máetre aaistre, mé connu, mes connu, étre estre, épouvante espou- tante 6fc. Las ventajas de una ortografía plástica son mui senti- das por los sabios franceses o ingleses. Sus estudios en las ciencias los llevan forzosamente a la creación de tér- minos técnicos, que toman prestados al griego o al latin ; i conservando la radical griega o latina con su ortografía orijinal, rastrean en el acto aquella voz que ha servido para la formación del nuevo término i por tanto su signi- ficado. El inconveniente no es por eso menos sensible. El aprendizaje de la lectura se hace complicado, empírico e irregular, mientras que el arte de escribir que tan senci- llo debiera ser, se convierte en una ciencia innecesaria para la grande mayoría. ¿ Es de absoluta necesidad que sean conservadas en lo escrito siquiera las etimolojias délas palabras? ¿Desdeciría tanbárbarouso,conlapretensionde fecundar la ciencia, sin que se tache a una nación de no haber frecuentado mucho hi clásicos? La Italia ha dado el ejemplo del sistema con- trario en ortografía, i a fé que franceses ni ingleses pue- den tachar a los sabios de la Crusca, de estar menos pre- parados que ellos por buenos i sólidos estudios. La civili- zación brillaba en Italia, cuando la Inglaterra era bárba- ra aun, i la Francia estaba mui lejos de la altura que ha alcanzado después. La Italia era la única heredera directa del latin; lo había conservado hasta el siglo IV i antes que las huellas de los caballos de los bárbaros se hu- biesen borrado de su suelo, se le veia revivir en sus re-— 470 — públicas de Pisa, Venecia, Jónova i Florencia. Dante,ej Tasso i el Ariosto seguian de cerca las huellas de Virjílio, i lospapas tomaban los títulos i la política de los emperado- res. I bien, esta Italia siempre culta, fundadora de la ci- vilización, del arte i de la literatura moderna, no bien siente que su idioma se ha transformado, rehace su orto- grafía bajo un plan nuevo, puramente italiano, desechan- do toda tradición latina que no sea espresion fiel de un sonido actual, de manera que una vez montada su orto- grafía en aquella base indestructible, por lo mismo que es lójica i sencilla, no tiene necesidad de retocarla de nue- vo , i sin que por eso sus numerosos poetas clásicos in- tenten introducir las formas gráficas del latin, ni sus su- bios modernos los Volta, los Galvani, los Galileos, los Cassini hallasen dificultad en revestir con el ropaje italia- no las palabras griegas o latinas que necesitaban introdu- cir para espresarse. Unas pocas palabras italianas bastaran a mostrar el rigor de este sistema. LATIN. ITALIANO. hércules............ercolo (pie, que.................che, chi homo..............nomo examinare..........essaminare horribilis............orribile amaba..............amava babeo...............avere october............ottobre scribo..............scrivere absolutus..........assoluto exaltare.............esealtare — -171 — obte i ere............ottenere affectuosus.........afettuoso. Una irregularidad conservó sin embargo el italiano, común a todos los idiomas modernos, tal es el uso de la nú; pero mui justificable sin embargo, en aquel idioma puesto que como en latin, la u suena siempre. Ejemplos. Quirinal qué se lee cuirinal quel..............cuel quindi............cuindi. En este caso la tradición o la etimolojia no pecaba con- tra la lójica, i podia mui bien conservarse en uso el carác- ter que. en todos los casos, en que como en el latin, van ambas letras delante de la vocal subsiguiente. Este sistema de ortografiar puede ser llamado fónico o de sonidos, puesto que al pintarla palabra, solo espresa los sonidos que hieren al oido. Los italianos, merced a esta sencilla i lójica correspondencia del sonido i de la escritura, saben escribir bien, desde el momento en que conociendo los caracteres convenidos en su idioma pue- den oir bien las palabras. ¿A cual de estos dos sistemas plástico, o fónico per- tenece el español? Todos los antecedentes que he estable- cido tienen por objeto resolver esta cuestión. La Academia de la lengua castellana ha creído que *n el español había que tener en cuenta la etimolojia, el sonido actual, i el uso común i constante. Pero antes de dar fé a su propio aserto, hemos de examinar si no Riéremos extraviarnos, los antecedentes del idioma, el espíritu nacional, la tendencia de los trabajos academi- '"s mismos, i las causas que han motivado tal o cual des- viación de la marcha común.— All — Desde luego la Academia de la lengua que lojisló |¡, ortografía española, es la última de las Academias for- madas en Europa, puesto que su creación no data súm desde 1713. Este es un hecho importante. La Academia formada bajo la inspección de los Borbones i por imitar a la ¡nt- titucion del mismo jénero francesa, encontraba un idioma formado, una escritura correcta, i solo podia imprimir di- reccion en aquellos casos que aun habia duda o el u><- era arbitrario e irregular. Los romanceros españoles ha- bían formado la ortografía. El abecedario latino Ies ha- bia subministrado sus letras, exceptuando la ñ de crea- ción española, si hiende tiempos mui posteriores. Como las dudas ortográficas se limitan al uso de unas cuantas letras, me limitaré solo a su examen, refiriéndome a tiempos anteriores a la creación misma de la Academia. R i RR. Estos dos sonidos están en la infancia del idioma mar- cados distintamente : escribíase rrei, rramo, Rroma, En- rrique. El uso después eliminó una de las r en principio de dicción, de donde resulta que la ortografía trató des- de los principios de espresar netamente los sonidos pues- to que rex i Roma del latin no dejaban lugar a dudas so- bre la materia. F, i H. Esta letra en castellano trae dos oríjenes ; uno latino, hombre, de homo, haber de hnbeo : los antiguos escribie- ron ombre, i aver; si bien en otras palabras la usaron en conformidad del latin. Otras reeet la // es una dejenoraeion de la f, i entone?» era aspirada : — 47» — faceo, facer, hacer (jacer) últimamente, acer. Griego morphos (1) forma, de donde vienen, en español; antiguo, horma, formoso, (buena forma) fermoso, moderno (h) orma; antiguo, hermoso (jermoso) moderno, (k) ermoso. ¡fia*, fijo, hijo, ijo En la Andalucía se conserva aun este sonido aspirado de la h, que representa la f de su orijen. En este caso como en el anterior la ortografía siguió paso a paso los sonidos del idioma. Cuando se decia fer- mosa, fazaña, fijo, se escribió fermoso, fazaña &c.; cuan- do el sonido empezó a debilitarse haciéndose con la boca entreabierta, jermoso, jazaña, se escribió, hazaña, hermo- so &c. Hasta aqui la ortografía es fonética hasta no mas; i esto tenia lugar poco antes de Cervantes, pues él se burla de la pronunciación de la f, como vetusta. El Pa- dre Fr. León escribía en 1700, la hermosa Caba, en un verso en que la h es aspirada. V. B. Este es el caso de la ortografía española en que la apelación a la etimolojia de las palabras ha sido hecha Je un modo mas esplícito i terminante por la Academia de la lengua; i por donde se creería que nuestra ortogra- iia es plástica i no fonética, como todos Iss demás ante- cedentes parecían demostrarlo. Pero tenemos de la litera- tura española anterior a la Academia algunos datos que nos ilustren. (1) Los Etruscos escribían de derecha a izquierda i en seguida de 'zquierda a derecha, o como se ara la tierra, de donde ha resultado que "lirunas palabras se han dado vuelta lo de atrás pnra adelante al pasar JH griego al latin. 54— 474 — " Decían que no era falta de entendimiento ; pues lo te- nia bastante, sino que deuia ser sobra de influencia de signos y planetas, que lo cegavan y forgavan a que pu- siese la garganta al cuchillo." Garcilasso. " Y las sepolturas vna sola auiendo de ser tres, n, la tierra parece que les faltó para auer los de cubrir." Garcilasso. "Gonzalo Pigarro boluiendo el rostro, a Juan de Acos- ta que estaua cerca del, le dijo, que haremos herma- no." Garcilasso escribe los pretéritos imperfectos con», v, andana, topaua, conuenia, cauallo. "La gente que estaua, de la vna parte i de la otra, todos tirauan, i trabajauan al poner y apretar las crisne- jas. " Fernandez. "Mancebo virtuoso, especialmente se havia exercitado en cavalgar a caballo, i también en escrivir i leer." '¿aí- rate. "Hizo Picado c! secri'ptario del Marcpiez mucho da- ño a muchos, porque Pi/.arro como no sabia leer ni es- crivir fiavase del, i no hacia mas de lo que el le aconse- java, y ansi hizo mucho mal en estos rreinos, porque el que no andava a su voluntad sirviéndole, aunque tuvie- re méritos los destruya." Pedro Pizarro. "Yemas y rayces y frutas siluestres, sapos y culebias y otras malas sauandijas, si las auia, que todo les hacia buen estómago a los Españoles; que peor les iva con la falta de cosas tan viles, que en lo que tocaua al ade- lantado". .. . Garcilasso. Mas tarde i eso ya en el siglo pasado, se encuentra en los escritos un curioso espediente para usar con regr- laridad, ya que no con exactitud del uno o del otro Bg" — 475 — no. Ljicuéntrase en muchos autores, i lo he Compulsado en manuscritos de la biblioteca real de Madrid , el u.-o .siguiente. Toda vez que en una palabra, o en una frase se repite el sonido, pónese cu el primer caso una b i en el segundo v, jx>r ejemplo: avia bisto bisto avia víbora ¿ce. Kstas palabras son testuahnente copiadas de manus- critos i libros españoles de la época. La Academia en este desorden prescribió una regla i atril).lyó la ortografía de estas dos letras en el español a las palabras idénticas del latín, esto es, hizo plástica su es- critura en este punto. Sin embargo en 1826, la Academia observa que ; el con- fundir el sonido de la b i de la c, como sucede comunmente, es mas neylijencia o ignorancia de los maestros i precepto- res, i culpa de la muía costumbre adquirida, que naturaleza Je sus voces. Durante mi residencia en España, mi observación del habla común, i la aseveración positiva de los inteligen- tes, me llevó a concluir que el sonido v, tal cual lo tie- ne el francés, el italiano, i el ingles no existe actual- mente en el español. Creí por un tiempo, i asi lo escribí en Madrid, que los barceloneses lo conservaban; pero *alí de mi error mus tarde leyendo en Puigblanc puris- ta español Je orí jen barcelonés, que aquel sonido no existía tampoco entre sus nacionales. Averiguado este hecho, que está fuera de toda con- troversia, quedaba por averiguarse otro mas importan- te, asaber: ¿Existió jamas tal sonido en español.' 1 lo*— 470 — trozos citados anteriormente prueban victoriosamente que no. Si hubiese existido ¿cómo ha podido suceder que pn unamismaépoca,escritorescontemporaneoshayanusadode una u otra letra indistintamente en un mismo vocablo, que en épocas sucesivas se haya dado en el ridículo uso de escribir una vez v i otra b, según que se encontraban dos palabras en una frase, i últimamente que la Acade- mia para fijar el uso, haya tenido que apelar al orijen la- tino, después de seis siglos a que se estaba escribiendo el idioma español? ¿Acaso la Academia francesa, o \u italiana han prescrito nunca, cuando se ha de escribir A o p, b o v, v o f, pues que si bien son estos sonidos labiales, están tan marcados en el idioma que parecerá desproposito darles otra regla que los sonidos mismos! En francés se ha apelado al orijen para la f por ejemplo, cuando en griego estaba este sonido representado por pfc como en emphase, physique,phonique, pharmacie. 1 el ita- liano lejos de acudir a los oríjenes latinos, los ha contra- riado, porque no podia hacer otra cosa toda vez que en- contraba en su idioma un sonido contrario estableci- do ; asi : LATIN. ITALIANO. amaba......................amava habeba.......................avea daba........................dava probaba....................provava ubi.........................ivi Los italianos hacen sentir estos sonidos v, mui nota- bles en los pretéritos imperfectos sobre todo, en los que los romanos escribian b. ¿Cómo esplicar, sin embargo, en el castellano un feno- — 477 — ineno tan curioso? A mí me parece mui sencillo. Se habia adoptado en los demás idiomas vivos los caractéres lati- nos, i asi como hai entre ellos k, q, c, i x que pueden usarse indistintamente, habia para el castellano dos ca- ractéres b i v que espresaban el mismo sonido, a diferen- cia de los otros idiomas en que tienen cada uno de ellos valores diversos, porque hai en ellos dos sonidos dis- tintos. Prueba evidente de esta verdad es que aun en Francia mismo en la vecindad de los Pirineos, el dia- lecto popular, romano, mas antiguo allí que el francés, carece como el español del sonido ú. En este dialecto ha escrito en estos últimos años el célebre poeta popular Jasmin. Sus trabajos han visto la luz pública, i era ne- cesario ortografiar para ello el dialecto, que es un tér- mino medio entre el español i el francés; como es inter- mediario de las dos naciones, el pueblo que lo habla, llabria sido ridículo introducir en aquella ortografía dos >ignos distintos para un mismo sonido, o siguiendo la etiniolojia de las palabras inducir en error al lector fran- cés, haciéndole pronunciar v, donde en el dialecto se pronuncia b. Así se ha escrito : A soun aspect, milo crit d'allégreso, A son aspect mille cris d'allegresse tan tramboula lous murs de soun palay font trembler les murs de son palais lou bachi, bél coumo dins sa jouynesso! le voilá, beau comme dans sa jeunesse! semble que ben de bizita sa may semble que vient de donner un baiser a sa mere. sous tls oubert aljour que lous eclayreo «es yeux ouverts au jour qui les éclaire— 478 — (tizón al puple aberit, que layro disent au peuplo chamé qui le reganle Hrabes Qarcous Braves gar^ons A motín amtnt per bous ao'á dibes creyre : r. mun amour pour vous vous devez m'en croiro llenen! benes! Py piaré de bous beyre. venez! venez ! j'ai granel plaisir ii vou? voir Approcha bous—approchez—vous—a trabes a travers— arribo, arrive—s'abanco, s'avance — beteran , veteran — bostro , vótre— fun banto, l'un vante—Esbray, il ai vrai — bidan , souben — vidant, sonvent — Vabhi bis, l'avons vu. De donde se puede concluir que aun en este casó, n la ortografía del castellano apela a los oríjenes como regla, es solamente por usarse de dos caracteres distin- tos para un misino sonido i por un error de observación de parto de los miembros de la Academia que encon- tró establecido el uso. /Sabían por ventura, los que en 181t¡ creían que se iba perdiendo aquel sonido, si .r>0 año- antes, no existia y A ? Pero hai otra inducción tan concluyente como las an- teriores i que aduzco, por cuanto me sirve a tratar otra letra de dudosa ortografía, para nosotros los americanos al menos. s. z. Estos dos sonidos se confunden no solo entre aosotfw, sino que también entre varios pueblos de la península. I/w andaluces pronuncian en todos los casos en que hai » en gran numero de ellos r ; i los valencianos i otros, n" — 479 — hacen uso, como tampoco los americanos del »onido qu<- |a z o las sílabas ce ci espresan. Este era el caso de haber ¡ijado por medi.) de reglas el uso propio de una u otra le- tra, para los que pronunciaban mal, que no eran ya individuos sino pueblos enteros ; pero la Academia no en- señaba el idioma, sino la ortografía, i el babla de Castilla dice sin necesidad de buscar oríjenes, cuando ha de escri- birse z i cuando s. Siendo mui de notar que los escritores autiguos que tanto se equivocan en el uso de la v i la b, ja- mas lo hacen en el de lar la s. I sin embargo, el castellano tiene reglas precisas para el uso de lar, que quiero consig- nar aquí, enlaparte que he podido sistematizarlas, por cuanto pueden servir a la enseñanza en América, donde el sonido z, como el sonido v no existe. Para entendernos llamaremos desinencias a aquellas ter- minaciones de las palabras, que cambian su valor hacien- do un adjetivo, un verbo o un sustantivo, sobre una radi- cal dada, i simplemente terminación de la palabra cuando sus sílabas finales no están sometidas a reglas. El sustanti- vo por ejemplo centro con la desinencia al se convierte en el adjetivo central, que con la desinencia izar se convierte en el verbo centralizar, el cual se convierte ron la desinen- cia cion en el sustantivo centralización. Dado este antece- dente, hai constantemente unaz: 1. ° En la desinencia ez, con la cual se hacen adjetivos apelativos de los nombres propios : Pérez de liero, Alvarez de. Alvaro, Hernández de Hernando. 2. ° En la desinencia ez, con la cual se hace un sustan- tivo de un adjetivo, altivez de altivo, desnudez de desnndo 3. " En la desinencia eza, con la cual se hace un sustan- tivo de un adjetivo, largueza de hayo, pureza de puro.— 480 — 4. ° La desinencia aza, azo, que indica un estado infor- me de la materia; babaza de baba, aguaza de agua, hila- za, cañamazo, coraza de cor, mostazo de mosto. 5. " La desinencia en azo, que indica que la sustancia nombrada en la radiAl dá un golpe; fusilazo, bastonazo, tacazo. 6° La misma desinencia azo, que aumenta las dimen- siones de la sustancia primitiva, hombrazo, manaza. 7. " La desinencia enza, con la cual se hace de un verho .un sustantivo; esperanza de esperar, tardanza de tardar. 8. ° La desinencia azgo, con la cual se hace un sustanti- vo derivado de otro, mayorazgo, pontazgo, albaceazgo. 9. ° La desinencia azon, con la cual se forman colectivos de sustantivos; ramazón, armazón, quemazón, quebra- zón. 10. La desinencia izo, con la cual se forma un variante que indica imperfección de las calidades indicadas por un adjetivo; plomizo, color imperfecto de plomo; hechizo, al- go imitado mal, pajizo, color que se aproxima al de la paja. 11. La desinencia zuela, zuelo que hace diminutivos de sustantivos; mujerzuela, portezuelo. 12. La desinencia izar, con la cual se forman verbos, que significan hacer lo que la radical indica; pulverizar, centralizar, hacer polvo, hacer centro. 13. La desinencia ezno, mui rara; lobezno, vivorezno, pitezno, lagartezno. 14. La desinencia en izco que forma adjetivos i sustan- tivos imperfectos; blanquizco, pedrizco, pellizco depiel. 15. Las desinencias en vza i en uzeo i en uzgo que el dic- cionario varía, como la anterior en izco escribiendo jentu- sa i peluza, negruzco i pedrusco. Variantes que me tein» — 481 — nazcan de no haberse fijado bien los académicos en la ló- jica formación del idioma. 16 Los adjetivos bisílabos agudos en az, que en latín tie- nen ax, mordaz , locuaz, contumaz, i como estos, monta- raz. 17. Los pocos adjetivos femeninos en triz que conserva fl castellano de los masculinos en toro dor, actriz, matriz, cantatriz. 18. Los bisílabos agudos en ú, como aniz, nariz, feliz. 19. La desinencia zal con que se forman colectivos; pe- drizal, lodazal, blanquizal. 20. La desinencia iza con que se forman sustantivos, iaballeriza, hortaliza, pelliza. 21. Los derivados que en su oríjen tienen o han tenido una t—aguzar de agudo, acutus; punzar de punta, ende- rezar, de directo, trazar de tractus , razón de ratio, fuerza de fuerte. La t latina se cambia en c o z en castellano, se- ¡¡un que se junta con la e i la i, o la o, la a, i la w. 22. Las palabras árabes, las cuales pueden barruntarse por principiar por a o al, i no tener verbos, ni adjetivos de- rivados; alcuzar, alcázar, azafate, azabache, Almanzor, Al- férez, ajedrez, algazara, almirez, almizcle, azahar, almo- haza, azumbre, i otras por el estilo. 23. Va por demás decir que se sostituye z a la c cuando en un derivado han de unirse al sonido suave las vocales a o u. De ahi paces, de paz, hizo de hacer, i los tiempos 'le los verbos acabados en cer, excepto coser como conoz- co, aduzco, nazco, crezco. 24. Las palabras señaladas por la Academia como de dudosa ortografía, se reducen a regla reconociéndolas ara- res, excepto cinco; zadiva, zahareño, zaharrón , zahén,— 482 — zaherir,zahiñas, zahón, zahondar, zahori, zahorra, zahúr- da, zanahoria, zancajo, zanquivano, zarevitz, zarzagavillo, zarsahun, zeda, zedoharía, (zelo,zefiro,) zelotipia, zanzalo, zequi, zequia , zeuma, zilorgano, zizaña. Como simple indicación que no puede constituir regla la z ocurre en los nombres de metales, i otros técnicos, azote, azufre, bizmuto, zenit, zinc, zodiaco. Fuera de estos casos, quedan poquísimos, ninguno de los cuales se sujeta a regla; pero estudios de este jénero en la Academia, o en los puristas españoles, nos habría!, mostrado que estudiaban i comprendian la índole del idio- ma, cosa que hoi menos que nunca, parece llamarla aten- ción de aquellos literatos según lo demostraré mas ade- lante. Quédame examinar la conducta de la Academia de la lengua castellana desde su creación hasta nuestros dias, i si no hallamos en ella pruebas de su convicción de que la ortografía del español era puramente fonética, encontrare- mos al ménos una deplorable escasez de luces, i tan poco conocimiento de su asunto que hace atribuir sus delibera- ciones, ménos al resultado de estudio profundo, que a la impulsión de instintos nacionales , a los cuales obedecía sin darse cuenta de ello. Ya he indicado ántes, como la Francia i la Inglaterra fueron echadas irremisiblemente en el estudio de los idio- mas clásicos i principalmente del griego. La literatura fran- cesa, Racine, Comedie, Boileau, La Harpe, Voltaire P. L. Courier en tiempos posteriores, son el griego en- carnado en el francés. La literatura española se improvi- só a sí misma, fué una planta espontánea del suelo, qw cultivaron los cancioneros i zazonaron los románticos por — 483 — excelencia Moreto, Lope de Vega, Calderón de la Bar- ra i los demás cuyos nombres nos son conocidos. Las con- quistas de los reyes españoles en Italia, los embajadores que fueron a residir cerca del Papa o de las repúblicas ita- lianas, importaron algunas formas i algunas manías de la literatura contemporánea. Fuera de esto, la literatura es- pañola se conserva nacional hasta el advenimiento de la dinastía de losBorbones en España, suceso contemporáneo i jenerador de la creación de la Academia de la lengua, i oríjen de la tintura clásica que dieron a las letras españolas limbos Moratines, i los que se les sucedieron. Pero aun este cambio tardío, este barniz clásico care- na de la base que habia servido en Francia para levantar el edificio greco-latino de su literatura nacional, que era el estudio profundo de los dos idiomas muertos. La iglesia dominaba a la zazon en todo su esplendor, i para ser cléri- ¡lo, abogado o monje en España, los estudios latinos bas- taba que fuesen rudimentales. En cuanto al griego, no ha- brían sabido que hacerse con él, la filosofía pagana a na- die interesaba, los padres de la iglesia griega eran descono- cidos, i en cuanto a la interpretación de la biblia, que tan- tos estudios filosóficos ha motivado,la de los Setenta,habia sido bien traducida en la Vulgata, i no excitaba habiendo K'i duda alguna ni discrepancia de opiniones. Resultó de aquí que en España no se abrió una cátedra sino transito- riamente de griego, i no formó este idioma parte de los es- tudios ordinarios ni obligatorios para recibir grados. Es- te abandono absoluto del estudio del griego no solo se no- to en los pasados siglos en España, sino que en nuestros días se hacen notar los españoles como la única nación cristiana que no conoce ni las radicales griegas siquiera.— 484 — En Francia, si entre adultus i estudiantes hai doscientos mil hombre» que hayan recibido educación en los colejios, hai 200,000 individuos que saben griego, mientras que actual- mente en España no hai treinta personas que hayan estudia- do los rudimentos de esta lengua. Sélo de buena tinta ¡ paes- to que quien me lo dijo era un helenista que habia estudiado en Francia el griego i el hebreo , i solicitaba una cátedra del primero de estos idiomas; razón por la que tenia inte- rés de contar i recontar los que podian hacerle oposición. No sé de miembro actual de la Academia de la lengua (pn sepa el griego, lo que no escluye que haya alguno, como o sé de miembro de las Academias francesas ni de escri- tor conocido que lo ignore. No es mi ánimo hacer de esta ignorancia normal del griego un reproche a los sabios ni literatos españoles. He querido solo poner un antecedente necesario, i mostrar el oríjen de una tendencia particular. Ya hemos visto, como los literatos italianos, los académicos de la Crusca, íiot sabios modernos de aquella nación, heredera primojénita del latín i mui versados en las tradiciones helénicas, no va- cilaron en romper con toda etimolojía i fundar su ortogra- fía, en la simple pintura de los sonidos de su lengua. La Academia española, al tiempo de su organización no era mas helenista que lo que lo es ahora, i maldita la gra- cia que debian hacerle las formas ortográficas que las ra- dicales griegas habían conservado en el castellano. El pri- mer paso de aquella corporación fué, pues, eliminar de la escritura castellana, todo rastro griego, sin acordarse que para pretender racional i útilmente citar los oríjenes i la etimolojía de las palabras, era preciso respetar escrupu- losamente las formas esteriores de las raices griegas, um- — 4U5 — eü que habría utilidad i ventaja en conservar. Escribíase antiguamente en español como en griego: physica philosophia. geograpliia. thema. theolojia. chrisma. ehristo. chímera. chíron. chíromanticoi psalterio. psalmo. chronolojia. choro. methodo.- aphorismo phosphoro. La Academia española de un solo plumazo hizo desapa- recer del idioma todas estas trazas, escribiendo tisis, don- de los franceses e ingleses escriben phthysis, cristo donde a imitación de los griegos se escribe christos. En este ca- m> como en los anteriores la ortografía española seguía la tendencia normal de su escritura que desde los principios aspiró a pintar sonidos i no raices. Llevada de este mismo espíritu, en una segunda mano 'lue puso a la ortografía atacó los oríjenes latinos en un punto capital. Ya hemos visto que los romanos cuando en la silaba gutural habia u, usaban del carácter q privativo de este caso. Coiisérvanlo así los ingleses i los italiano*— 486 — porque en ambos idiomas la u se pronuncia, como en ingles Queen que se pronuncia Cuin. Quebec................ Cuébec Quincy Adams.......... Cuincy Question............... Cuestión Cuando los ingleses no pronuncian que, la qu latina la han sostituido por letras que representan la alteración; tvken—cuando, who—qui—-que. EN ITAL.IAKO. Quirínal............... Cuirínal. quindice................ cuindiche. qualche................. cualque. quella.................. cuella. quanto................. cuanto. questo................. cuesto. Donde como en los casos de que qui, los italianos no pronuncian la u, han abandonado el uso de la qu latino, i sostituídole su carácter convencional—che—que, chi— qui—Esto era lójico. Los franceses no pronuncian la u que sigue a la q; pro siendo plástica su ortografía i mui celosa de conservar la* radicales, conserva también la u que sigue a la q. Dado el espíritu de esta ortografía también esto era lójico. La Academia española obró de otro modo. En todos los casos en que en español se pronuncia la u que sigue a la q latina, le sostituyó la c, cambiando así la escritura de ■cuando, cuanto, consecuencia,cuenta, cuantidad,cuocien- te, cuotidiano, i aun cuestor. Resultaba de esta llaneza para destruir etimolojías, que el castellano al revés del italiano conservó la qu, en los peregrinos casos de que, qui; de manera que hoi tenemos — 487 — ¡in carácter en el alfabeto para espresar que, qui solamente, iuna letra sin sonido u, para espresar la etimolojía latina, hollada, pisoteada por la Academia en todos los otros ca- ;0S análogos. Si en todas estas reformas no se reconoce una lei fónica de ortografía, tendrán al menos los que lo nieguen que convenir en que la Academia obraba a ciegas, con una deplorable ignorancia del asunto que manoseaba, ajándolo i mutilándolo, como el bárbaro que decapita una estatua, para llenar un agujero, o rompe un cuadro de Rafael para poner un remiendo en un saco. I si estoes así, en adelante mostraré, que hoi mismo no está curada de e»te defecto. Igual espíritu, o igual error guiaba a la Academia de la lengua, en sus reformas con respecto a la x. Traia esta le- tra desde el griego un valor fuerte de j ; Xantipo, Xenofon- le, Xerxes.—Del latin recordaba la etimolojía, en dixo, iedixit, anexus, anejo, proximus, próximo (léase próji- mo)—reflexus, reflejo, exemplum, ejemplo. La Academia de la lengua quiso regularizar esta letra, atribuyéndole es- clusivamente su valor latino de gs o es ; como en examen, exequias, exhuberancia, excrecencia. I para cambiar la x mando tenia sonido fuerte procedió así : Xerxes se con- serva aun. Xenofonte escribió Genofonte, xeneral, general, 'incito egercito, xefe jefe, ftuxo flujo, exemplo ejemplo, del rex latino, regir, dixo, dijo, &c. ¿Por qué no sostituyó laj a la x griega en todos los casos, dando así una regla jeneral i evitando la arbitrariedad? Yó creo que la misma Academia no habria sabido que contestar. Le pareció así instintivamente i así lo hizo. I Y. Quédame tratar aun de estas dos letras que luchan en— 488 — el español dos siglos hace por escluirsc launa ¡i la otra, en el desempeño de funciones análogas, testigos1 los trozosa¡. guientes. "I le hacian aquella mesma reverencia i ceremonia*, que a Moteccjuma, i creo que por eso le llevaba siempre consigo por la Ciudad a Caballo, si cavalgaba, i sino a pie con él iba." Gomara, Cronista de la Conquista de Mtjico. "Yfué esta muerte que le dieron muy injustamente dada, y pareció mal a todos los que Íbamos a aquella jornada." Bernal Diaz, historia de la Conquista de Méjico. " Pasada toda la gente y cavallos dimos en una gran ciénega.... pero todavía comenzamos a trabajar y compo- nerles haces de yerba, y ramas, sobre que se sostuviesen i no se sumiesen." Carta V de Cortez. "Que no era bien que Mugeres Castellanas dexasen i sus maridos iendo a la Guerra i que a donde ellos murie- sen morirían ellas." Herrera, Historia de Mtjico. "Estaban los tristes Mejicanos hombres y mugeres, vie- jos y viejas, heridos y enfermos en un lugar bien estrecho, y bien apretados ". .. . Sahagun, Historia de nuera Es- paña. "' Todavía en esta época hai escritores que usan el e délas Partidas, primera dejeheracion del et latino. La y griega, corno su nombre lo indica, figura esencial- mente en las radicales que vienen de aquel idioma, i que los helenistas franceses pronunciaron u, hasta estos ulü- mos años. Teníanla al principio physica, que se leia en griego fusos, syntesis (suntesis), systema, synderesis, syn- taxis, synonimo, Ulyses &c.: el latin las habia conservado i era natural que el castellano, si se guiara por las etimo- logías (ethymologia) consérvase esta letra en los casos a¡ —itíit — uiénos en que el latin, el francés i el ingles lut> habían con- servado. La Academia de la lengua borródel español este último rastro de los oríjenes, escribiendo sintaxis, etimolojia, físi- ca, sistema, mitología. Esto pasa de raya ¿no es así, seño- res ethymologistas? La Academia conservó el uso de la y : 1." cuando representaba el et de los latinos : 2.a cuando estaba en fin de dicción como en buey que viene de bos, en rey que viene de rex, en hoy que viene de hodie, en muy que viene de multus, en ley que viene de lex, i en hay que viene de habeo, si bien es verdad que la y repre- senta como el francés il y a, que tenia antes el castella- no según se ve en las leyes de partida. ¡Cuánta lástima i cuánta vergüenza dá la Academia de la lengua en la hypothesis (griego) de que haya sido su mente dar por regla de la ortografía castellana, el oríjen o la etymolo- ¡(ia de las palabras! Hablando en París sobre este punto con Salvá, i dicién- dome que sentia que Bello hubiese contra su costumbre dejádose arrastar por un espíritu irreflexivo de innovación, intentó esplicarme porqué se usaba en español la y griega i no la latina por conjunción.Díjomequeenlo manuscrito se prefería la y a la i, por prestarse aquella al ligado de unas palabras con otras. Pareciéndome poco académica la so- lución me permití observarle, que ejecutándose en la es- critura española aisladamente cada letra, i por tanto care- ciendo de arranques i perfiles, me parecía que para los in- gleses o los franceses era buena su razón, menos para los españoles; reparo que dejó un poco patifrío al señor Salvá, que no se acordaba en aquel momento que la letra espa- ñola no se ligaba entre sí. D. J. J. de Mora vituperando 56— 40O — también nuestra reforma, me decia : lo que yo no quiero e» que se pierdan en español las etimolojias, cosa que nos echa- riaen la mayor confusión." Esto me lo decia negando que (■{ hubiese introducido en Chile ninguna reforma ortográfica, habiendo solo según él, adoptado las ya existentes. Quizá los que siguieron en su tiempo las discusiones que en la prensa motivó la reforma ortográfica, recuerden que ha- ciendo prolija investigación del caso, probé entonces, el año, el periódico, i el autor que primero puso en uso aque- llas variantes, i Moratraia desde Londres el pecado de la reforma de que cual otro Pedro, ha renegado después, cuando vuelto a la España eincorporadose en el partido mo- derado, se ha calentado al mismo fuego con sus persegui- dores antiguos, la rutina ignorante de la España tradicio- nal. En todos los profesores i literatos españoles, con quie- nes hablé, hallé la misma resistencia,i el mismo espíritu de conservación de los oríjenes, que me apiadaba de ver tánta ilusión i tan poco estudio. Asi cuando después de ha- berse repantigado con aires académicos, esponiéndome las razones de etymologia i oríjen en que se fundaba la conservación de los pocos absurdos que aun conserva nues- tra ortografía, esplicábales yo a mi turno, las diferencias de lo plástico a lo fonético, i el espíritu nacional castellano representado por los poco eruditos cancioneros i cronistas españoles primero, i después por los menos helénicos aca- démicos hasta nuestros dias. Estas distinciones i aprecia- ciones mias, me traían esta constante respuesta : "Yo no me he ocupado especialmente de este asunto; yo no he es- tudiado a fondo la cuestión" o cosa parecida, con lo que nuestra discusión terminaba, en lo que terminan siempre las discusiones, es a saber, en conservar cada uno su opi- — 491 — nion anterior, evitando cuidadosamente reconocerse igno- rante, cuando se ve amenazado de ello. No debieron producir mejor resultado las razones que espuse en el Tiempo de Madrid, justificando a la Universidad de Chile, pasando probablemente inapercibidas del público, si no es por Martínez de la Rosa, que se las tenia tiezas al señor Irarrazabal, sobre la ignorancia que nos habia guiado en nuestra reforma ortográfica. ¡Vaya V. a persuadir a un sabio! i un sabio español i de la altura de Martinez de la Rosa, que era ministro, en reserva, i relacionado con re- ves i reinas! Pero aun habia otra novedad ortográfica en España de que quiero dar cuenta, para mostrar el influjo que hoi ejer- ce la Academia de la lengua en la península misma, no diré ya en America, i el espíritu que la guia en sus deci- siones. Porque han de saber nuestros puristas americanos , aquellos que están pendientes de los lábios de los acadé- micos nominales, mudos después de luengos años, que han hablado sin embargo, sin que ellos los puristas lo sepan hasta hoi, i lejislado sobre punto mui grave de ortografía. En el año pues del Señor de 1845, la Academia de la len- gua ha dado una decisión sobre cuestión que a decir ver- dad no tenia divididos entre sí a los literatos, i solo por un espíritu de largueza verdaderamente académica. Como ya se ha notado muchas veces i como es un hecho constante de la literatura española, cada escritor que se ocupa de la lengua protesta contra las anomalías aun exis- tentes en la ortografía. Los emigrados de Londres por un lado, los gramáticos por otro ; Vallejos en sus métodos de enseñanza, cada uno ha sujerido una reforma mas o me- nos radical. Llevados de este espíritu los maestros de es-— 492 — cuela de Madrid se reunieron en una sociedad, a que tea. go hoi el honor de pertenecer, se avocaron la cuestión de la ortografía, impulsados a ello por las necesidades de la enseñanza, i deseando arribar a la lójioa representación do las palabras por los caracteres que pintan los sonidos que las componen. Al efecto i sin consultar a la Academia to- maron un cierto número de resoluciones, i practicando sus preceptos, se propusieron jeneralizar por la enseñanza de las escuelas la reforma un poco brusca que meditaban. Atribuían a la c en todos los casos su sonido gutural, tras- pasaban a la z el sonido suave de ce ci, resolvían la x, eli- minaban del alfabeto las letras h, v, q, x, k, como no signi- ficativas o duplicadas, inventaron un nuevo carácter tapa- ra la duplicación de esta letra, como los antiguos lia- bian inventado una ñ para la duplicación de la n; i final- mente por un error disculpable sostituian antes de b ip- la n a la m, olvidando, que para pronunciar aquellas dos letras labiales han de pegarse previamente los labios, lo que implica la existencia de una m. Grande escándalo para los sabios, i los Académicos, en atención al mal que tal reforma podia acarrear a las letras, i las etymologias, &c. La reina hubo de tirar un decreto prohibiendo a la tal sociedad de profesores introducir en la enseñanza reforma alguna ortográfica, i comisionando a la Academia, para que formulase un prontuario de ortogra- fía para las escuelas. La Academia que no se reúne en Es- paña desde tiempos atrás, como todas las corporaciones que no tienen funciones que ejercer, correspondió a la real invitación por órgano de su secretario, que publicó en eíecto un opusculillo brevísimo, en que estaban repetidas i preceptuadas las decisiones anteriores de la Academia- — 403 — ¿alvo una variación impuesta por el buen querer del secre- tario. Aquí tenemos pues la dirección de la ortografía españo- la abandonada a la decisión de un solo individuo, que puede ser un sábio, o estar imbuido en preocupaciones puramente suyas. El secretario actual de la Academia es el señor Borrego, no sé si canónigo, pero decididamente presbítero, de unos sesenta años, poco adiestrado en las lenguas modernas, nada helenista, ménos filolojista; pero m cambio mui buen latino, i mas que latino, purista de a- quellos que no han escrito un libro; pero que se saben oómo se escribieron olim, ose han de escribir algún dia los buenos libros españoles. Con estas disposiciones, el se- ñor Borrego se propuso, no ya correjir a los innovadores, sino enmendar la plana a la Academia de la lengua mis- ma. En 1845 a nombre de la Academia se espresa así el señor Borrego : "Que cuando la x va tras de una vocal ter- minando sílabas, como en experto, extraño, suelen algu- nos poner s en su lugar, i aun la Academia aprobó tal «ustitucion atendiendo a la mayor suavidad de esta con- sonante; pero ya (1845) con mejor acuerdo ha creído que debe mantenerse el uso de la x en los casos dichos." La misma Academia liabia dicho en su octava edición de la ortografía. " Por el fácil tránsito, i conmutación de la x a la s, podrá esta sustituirse a la primera, cuando se le sigue una consonante, como en estranjero, estraño, es- tremo, ya por hacer mas dulce i suave la pronunciación,, va para evitar cierta afectación, con que se pronuncia en estos casos la x" ¡ Cuál de estos dos dogmas de fé orto- i-'Mfíca tendrá mejor acuerdo para los que creen en la "'falibilidad de la Academia de la lengua ? Aqui como en— 404 — todos los casos de herejía, es preciso aj>elar a la tradi- ción de la iglesia, para no caer en error. En la sanción académica de 1845 (hasta hoi ignorada en América) hai cosas raras que notar. 1." La Academia de la lengua por una serie de trabajos de 70 años, pro- pendió siempre a conformar la ortografía con el lengua- je hablado, sin que haya una excepción en contrario. 2.° Es un hecho constante, averiguado, que nadie en Es- paña, si no se eceptua al Sr. Borrego u otro latinista, pro- nuncia extranjero, extraño, experimento, sino estraño, estranjero, esperimento. 3.° Que en el momento en que el Sr. Borrego dictaminaba contra todos los antecedentes, i desvirtuando i contradiciendo las decisiones anteriores de la Academia misma, suponiendo que él o los suyos teilian un mejor acuerdo que aquella, en Chile una por- ción del pueblo español daba un paso mas en la refor- ma ortográfica, i en España mismo, independientemente de los diversos escritores que la habian deseado, indicadn i aconsejado, una gran porción de maestros de escuela habian intentado llevar a cabo la reforma definitiva de la ortografía castellana. 4.° Ultimamente i mui princi- pal , que aun dos años después de la decisión del Sr. Borrego, escritores de nota, en cuanto asiduos observan- tes de las reglas, como Aribau i otros, no ponian en práctica aquella peregrina decisión. Quédanos por tanto después délo referido, juzgar en- tre la Academia de la Lengua i el Sr. Borrego, i buscar de qué lado está el mejor acuerdo. La Academia recono- ció antes que el idioma propendía a dulcificar los soni- dos ásperos, cosa que el Sr. Borrego tacha de corruptela i enervación. Es verdad que el italiano considerado como un — 496 — idioma dulce en demasía escluyó desde los principios la ex latina, resolviéndola en es delante de vocal, suprimién- dola, o asimilándola a la consonante subsiguiente. Así escribió i pronunció: essamen, nettuno, ottenere, assoluto, (straniero, S^c. Pero se necesita tener gordas cataratas en los ojos para equivocarse hasta este punto sobre la naturaleza e índoledel castellano, rotundo, sonoro, vocalizado, i antipático pa- ra los sonidos que demandan cambios súbitos i violentos de los órganos. El castellano carece de aquellas conso- nantes finales que continúan en los idiomas del norte apoyándose en una vacal. No tiene cuatro palabras aca- badas en t, 11, j, c. Se conserva istmo, aritmética, at- mósfera, porque son palabras que la masa de la nación no usa con frecuencia. Complot, club, detall, son estran- jeras, azimut, zenit, bismut, técnicas. El castellano cambia de ordinario la p del latin en b, que es el mismo sonido labial mas suave lupus, lobo, epís- copus, obis... .po; la c en g; secundus segundo, de di- recto hace derecho, de factus, hecho, depectus pecho, de nox noche. Cambia la t fuerte en la d suave amatus ama- do, creator creador. Puso vocales intermediarias para disolver los sonidos concretos: convictus, convencido. Suprimió la m final en todos los neutros latinos : Jeru- íalen, Belén, Adán, no obstante el derivado adamitas. La P de scriptus en escrito; i si se ha conservado en res- cripto es por no ser popular esta palabra. No sucede asi baptismo que dulcificó en bautismo conservando la p en anabaptista por no ser palabra popular, pero si acto en auto (de fé ) frase popular.— 4N<> — Diluyó la s liquida en esperanza de {¡]>es, estoico, *■/„;_ cus, estilo áestylus. Suprimió la p en redemptor, septentrión, septiembre. Ha cambiado sos-tituir, por subs-tituire, so por sub, sos- tener, oscuro por obscuro, i abora que se le ve dulcificar los sonidos ex en es, cuando se les sigue consonante, un académico, a falta de Academia que discuta, dicede oficio, que es una dejeneracion del idioma, no obstante ser práctica seguida por escritores de nota. ¿Quién le prueba al Sr. Borrego, que antes de ahora se hava pre- nunciado ecsperiencia, ecstraño por los autores? La pro- nunciación falsa falsificada de los académicos i latinos ¿puede inspirarnos mucha confianza? No estamos viendo en España mismo jóvenes educados en Francia que traen las dicciones succeso, acceptar, succeder, que han to- mado del francés, aunque sean latinas de orijen, i tma vendrá de aquel contacto, el empeño de algunos de creer que hai un sonido v en español, i de mantener violenta- mente el ex latino delante de consonante, confundiéndolo todo o falsificando los hechos el Sr. Borrego, cuando en su Prontuario de ortografía de orden de la Reina, jene- raliza la dulcificación hasta los casos en que al ex se si- gue vocal, como en exámen, exequias, lo cual no lo pide la índole del idioma? Dígolo sin mira de ofender a na- die : he buscado en vano en España un libro, o un hom- bre que se haya ocupado de estas cuestiones, sin haber encontrado otra cosa que ignorancia, terquedad en los unos, instintos nacionales i lójica en los otros. Cualquiera que estudie la marcha de la Academia de la Lengua has- ta 1826, notará que si bien se dejaba guiar por la influen- cia del idioma, no obedeció sino a instintos ciegos, sinestu- — 407 — dio, sin lójica muchas veces, incurriendo por tanto en deplo- rables contradicciones. I no han dado un paso mas los es- pañoles en la materia, cortando con decretos i patadas del poder una cuestión que no alumbra la discusión concienzu- dade los principios ni de la ciencia. Es sensible que la Amé- rica española sea tan negada como su madre en el asunto, que no se atreve por temor de errar, a quitar unas cuan- tas manchas que afean su ortografía, para darle la última mano de sencillez i belleza que está próxima a alcanzar. Puede ser que en España si llega a jéneraHzarse el estudio del griego, den los helenistas en escribir nfpkitil, chlorisj lo que vendrá sm duda a empeorar ra cuestión. En el easo pues de la partícula ex, el idioma había seguido su leí natural dulcificándola en es delante de conso- nante, distinción que no acierta a hacer el Sr. Borrego, puesto que cuando se antepone a vocal todos están de acuerdo en darla su valor de es, el cual se ha transformado en gs para mayor dulzura. Para estudiar la índole de un idio- ma ha de observarse la tendencia popular, aunque esta no sea la regla de Ja buena pronunciación. Nadie sé ima- jina sin duda qúe el pueblo iletrado de Inglaterra o Ale- mania tiende a dulcificar los sonidos, que por el con- trario exajera en su natural rudeza. Sucede lo contrario en el pueblo español, que evita i ni aun puede dar los sonidos inversos ab, ac, ob, mi, nns, obs, ex, de lo que pueden dar fé los que enseñan a leer a los niños. De todo lo dicho, resulta que en nuestra ortografía actual reina la arbitrariedad donde no sigue la pronun- ciación r i que a excepción del italiano i en algunos ca- sos sin excepción ninguna, ningún idioma moderno ha violado con menos reparo las etimolojia*. 59— 498 — La Academia de la tenga* ha violado las etymolo- »ias : En las raices griegas, cuyos signos distintivos ha (jo- rrado en la escritura castellana, omitiendo laph,latli, la y, la ps, la mn, &c. Los casos en que ha conservado la y griega buey, rey, muy, no se refieren al griego, sino a los plurales; bueyes, leyes, &c. La Academia de la lengua ha violado las raices latinas, en la sostitucion de la c por la q, que los latinos usaron siempre delante de la u, quando, quanto, qucestor, quo- tidiano, reforma única en los idiomas modernos, i que deja el uso de la q en los casos que, qui, peregrino i el de la u muda absurdo. La Academia ha apelado a los oríjenes latinos, para el propio uso de la b i de la r por no tener hoi, como convienen en ello todos los espa- ñoles, ni haber tenido jamas, como creo haberlo demos- trado, un sonido v igual al que esta letra representa en francés, italiano, ingles, &c. I últimamente, la Academia de la Lengua actual, o el Sr. Borrego, contrariando visiblemente las tendencias a dulcificarse de nuestro idioma, contra un uso sancionado por los autores mismos, en sus escritos, i loque es mas, desvir- tuando i derogando una decisión anterior de la mis- ma Academia, el Sr. Borrego, digo, destituido de toda reputación que lo constituya a los ojos del público espa- ñol un filolojista, ha querido retrogradar sosteniéndola conservación del ex latino, en los casos en que el habla española lo ha dulcificado en es, escribiéndolo asi auto- res de nota, i autorizándolo la Academia de la lengua misma. — JSM) — Sorprendiera encontrar estas i inaplicables anomalías en- tre los literatos españoles, si no fuese un hecho reconocida que en nuestra nación tan apartada del movimiento de las ideas, tan destituida de estudios preparatorios, en España como en América existen hoi hombres, que por sus preo- cupaciones pudieran transportarse a lo mas nebuloso de la edad media, i hallarse a sus anchas i en su propio terreno. La afición a ciertos usos irregulares que nuestra ortografía conserva vieneles de su apego a la inmovilidad, de su res- isto a lo antiguo, i sus oríjenes latinos se refieren a los pobrísímos estudios que cada uno ha hecho en esta lengua tau superficial i tan incompletamente enseñada en España. Los oríjenes griegos no son sagrados a sus ojos, ni los mientan, por la razón sencillísima (pie todos, académicos inclusos, no conocieron nunca ni los rudimentos de aquel idioma clásico. Luego la influencia de las letras francesas se ejerce en los ánimos españoles de maneras diversas. Dá allí la Francia como en el resto de la Europa no saxona, la leí a los gobiernos, espíritu i nombre a los partidos, ideas i len- guaje a la prensa. Los literatos españoles sintiéudoseempero agredidos de todas partes, anegados en aquella marea uni- versal, quisieran por lo menos salvar el idioma de toda amalgama impura con los dominadores, para cuyo fin no hai vocablo vetusto, ni locución apolillada que no pongan en ejercicio para parecer castizos, como para tener aires de fuertes, nuestros vecinos de las fronteras suelen desente- rraren un momento de alarma algún trabuco amohosado, o alguna tisona, víctima del orín, de un siglo antes, has ideas no ejercen por eso menos influencia, i la frecuen- cia del francés forma la conciencia literaria; i puesto que d francés es celoso de los oríjenes, es claro que el español— 500 — debe igualmente serlo, sin que haya diferencia entre uno i otro idioma en la manera de escribir extreme, exempk extorstion, &c. sino en la final ¿diomática. Todas estas pretensiones franco-latinas no estorban sin embargo que reine hx»i mismo en la Península una com- pleta anarquía en la ortografía, i que cada año aparezcan tentativas de reforma, que la autoridad, depar le roi, se ve forzada a reprimir por decretos prohibitivos i por decisio- nes académicas, no mas fundadas en ciencia i conciencia de la cosa, que los reales decretos mismos. Como es mui importante destruir en algunos el ídolo falso de los oríjenes latinos, recapitularé en una serie de palabras las radicales griegas i latinas violadas por la or- tografía española, para hacer sentir palpablemente el ab- surdo de querer mantener una que otra que aun queda conservándose, cuando peca contra la lei dominante en el castellano de representar lisa i llanamente los sonidos. RAICKS PLASTICA FONCTICA griego Uitin francés ingles español Italiano th theOS Theologia théolofrie theology teología teología Y synodus syiindus Kvnode svnod sínodo sinorlo tk librase phrnsis pitra se jihrase frase frase N. limiidn style style estilo stile Ptol ornen Ptolomeus Ptolémée Ptol orneo Tol orneo Toloineo ¡i' 1,8 Hercules Hercules Heroule Hereule Hércules Ercole T nHtio nation nation nación nazion« V babeo avoir ha ve haber avere X flux US flux flux flujo flusso X Xitntipiis Xantipe Xantipe Jan tipo Zantipo 8H (le PMnh passage passage pasaje passagio efcr vhristmas chritsme chritsme crisma crÍRina qil quurtus quartier quart cunrto quarto quotiens quotient quotient cociente cor i en te tí oi tensa offense olfense ofensa oO'enfrt PP op presa i o oppression oppression opresión oppi'PBsioiie nn h u ñus année ano anuo ex extrenniR extreme extreme es tremo gubstitutio substitution substitution Restitución En vista de estos hechos : ¿no da lástima oír al señor líorrego decir en su prontuario de ortografía que debe — 501 — mantenerse el uso de la x en el ex latino por no apartar- le sin utilidad notable de la etimología, (e.tymologos) por liizgar que so^siibJcolor de suavizar la pronunciación cas- tellana de aquellas sílabas se desvirtúa i afemina, i poique con dicha sustitución (substitutio) se confunden palabras de distinto significado como los verbos expiar i espiar que significan cosas mui diversas? '' Las palabras mismas ety- motogia, sub, substitutio, dideificadas i apartadas de sus orijenes,¿no están ya poniendo en ridículo la pretension- del anciano clérigo cuyos ojos se han educado en el brevia- rio? No procedía en este caso el individuo aquel, como cierto gobernante americano que vituperó a un embajador suyo el usar la i latina en los casos en que su gobierno usaba la y griega? Yo he estado esperando ver en España un bando de policía ortográfica, imponiendo prisión o multa al que escriba (de scribo) estraño, en lugar de extraño; porque ya en otra parte del Prontuario de Ortografía de I845dice la Academia: "Según el sistema de este cuerpo, están las voces en posesión legitima de conservar la g fuerte o gutural, letra que propenden a descartar de nuestro abe- cedario, muchos de los escritores actuales, " de donde re- sulta que estando la j en rebelión contra la lejitima pose- sión de la g, nada es mas natural que perseguir de muerte a los que atacan la legtdidad. \ Pobre nación enferma! cuando sanará del mal de inquisición que tiene en la sangre! Chile hace años que ha descartado la g fuerte de su posesión lejitima, i no ha desaparecido sin embargo, como era de temer, del haz de la tierra! 8i después de examinar este fiel cuadro de la marcha, tendencia i principios fundamentales de nuestra ortografía, comparada con los oríjenes, i las otras ortografías euro-— 5<>-2 — peas, se habla todavía de formas orijinales, de etvnio- logias, es preciso abandonar a los españoles en esta, como en todas las otras cuestiones en que se requieren filosofía para el examen, i estudio completo de la materia que se trata. ¿ No es en efecto vergonzoso que los que sin escn'ipu- lo han eliminado la y griega en física, sintaxis, estilo. M aferren en conservarla en la conjunción, en buey, en rey en muy ? No es mezquina poquedad empeñarse en conser- var el ex latino antes de consonante, los que ni pronun- ciar pueden cuanto i mas escribirlas líquidas de scipion, stilo, spíritu, i quinientas palabras mas que han sido al- teradas por el jenio de nuestra lengua, i que el italiano aun conserva como todos los otros idiomas modernos í ¿Por que tanto ahinco para referirse a los oríjineslatinos biv, cuando no existe sino un solo sonido en el español, i cuando se han sostituido irrevocablemente ya por otras le- tras las radicales griegas phy, thy, chr i las demás que en principio de dicción o de componente, con vendría recono- cer, en beneficio de las nomenclaturas thecnicas de las ciencias i artes modernas? Pero ya que eso no es posible, no valdría mejor relegar a los diccionarios, las etymolo- gías todas, i depurar la ortografía de las pocas irregulari- dades que conserva? Opónense a toda tentativa de reformar, dicen, en último recurso, la fuerza de la rutina, i la falta de unidad de los pueblos que hablan la lengua española. Afortunadamente tenemos un hecho histórico ya, q». Ütonucl iHontt, SOBRE INSTRUCCION PRIMARIA. Kxpowlcloii. La instrucción primaria ha llamado con sobrado fun- damento la atención de la Cámara desde sus primeras sesiones. En países rejidos por instituciones republicanas, eu donde todos los miembros son llamados a trabajar en el bien común, i a tomar una parte mas o ménos importaste en los negocios públicos, el primer deber de los encarga- dos de rejirlos, es preparar a los ciudadanos para que lle- nen sus funciones, ilustrando su intelijencia i desarrollan- do en su corazón los principios de moralidad i de virtud. Aun cuando se prescindiera de esa consideración podero- sa, bastaría reflexionar qoe el mayor bien social para el mayor número de individuos, no puede lograrse sin una instrucción primaria competente, que al mismo tiempo que 'lustre i perfeccione el juicio, despierte la actividad i habili- te para sacar partido de nuestros recursos personales i me- jorar nuestra condición con 1111 trabajo inteiijente : una in>-— 618 — truccion que dirijida a reforzar el sentimiento raltjioao a gravar en el corazón los deberes de una conducta mor»] i virtuosa, disminuya i prevenga los delitos, i haga que un espíritu mas fraternal i justo presida a las relaciones de los miembros de la sociedad. Objeto de tan alta importancia ha excitado como era natural el celo de las autoridades. Esfuerzos constantes i repetidos se han hecho por estender i mejorar la instruc- ción primaria; pero están mui lejos de llenar las necesida- des que a este respecto se sienten. Según los datos sumi- nistrados por el distinguido Rector de la Universidad, en la Memoria presentada a la sesión solemne del año ante- rior, en la provincia de Chiloé reciben instrucción primaria uno entre diez i siete individuos; en Valparaíso uno entre veinte i ocho; en Santiago uno entre treinta i tres; en Val- divia uno entre treinta i ocho; en Atacamauno entre cua- renta; en Talca uno en cincuenta i tres; en Coquimbo uno por cincuenta; en Aconcagua uno por setenta; en el Nu- ble uno por sesenta i siete; en Concepción uno por setenta i cinco; en Maule uno por noventa i seis, i finalmente, en Colchagua, que a este respecto está colocada en la última línea, uno por ciento cincuenta. El número de habitantes en estado de concurrir a las escuelas debe calcularse en un quinto de la población, i bien se vé por los datos de que se acaba de hacer mérito, cuún inmensamente distamos de proporcionar instrucción siquiera a una parte bastante con- siderable de los individuos que se hallan en aptitud de re- cibirla. Sorprendente es este resultado; pero aun lo es mas la notable desproporción entre las personas de uno i otro sexo. Por seis hombres que concurren a las escuelas esta- blecidas solo podrá contarse como término medio una mujer. — 519 — I ¿cuántos de los individuos que la frecuentan apren- den siquiera los primeros rudimentos que en ellas se en- señan? La neglijencia de los padres, la falta de una bue- na organización de los establecimientos, la poca idonei- dad délos maestros i otras causas análogas, hacen que en el corto número de educandos, sea todavía mui reducido el de los que sacan provecho de la enseñanza limitada e im- perfecta que seles dá. Situación tan poco lisonjera reclama imperiosamente medidas mas eficaces que las que hasta ahora se han toma- do, medidas que al mismo tiempo que proporcionen recur- sos para hacer la enseñanza tan jeneral cual conviene, la ensanchen i la organicen de manera que pueda dársele el impulso que necesita. Tal es el objeto que me he propues- to en el proyecto que por encargo de la Cámara tengo aho- ra el honor de presentar. En el primer artículo se reconoce el derecho que to- dos los habitantes del Estado tienen a que se les dé la instrucción primaria, indispensable para el ejercicio de los derechos i el cumplimiento de los deberes que como hom- bres i como individuos de una sociedad les corresponden. El derecho a la instrucción competente reposa en los mis- mos fundamentos que el que tiene el ciudadano para que fe le proteja en su persona i propiedad, para que se le ad- ministre justicia en sus contiendas, para que se le asegure la libre publicación de sus pensamientos, i al lado de ellos ha sido consignado ya en las cartas constitucionales de al- gunos pueblos de Europa. Reconozcámoslo nosotros tam- bién, i habremos consignado en la lei un principio fecundo en bienes para la República. El derecho a la instrucción impone al Estado el deber de proporcionarla a todos los que se hallen en aptitud fie recibirla, estableciendo escuelas en número suficiente.— 0-20 — Ambos sexos merecen igual atención. La preferencia que se ha dado a los hombres, si en la práctica ha debido dis- culparse por las mayores dificultades que se presentan pa- ra crear escuelas de mujeres, seria en la lei una injusticia que privaría a la mitad de los habitantes del Estado délas ventajas de la instrucción, i precisamente a la mitad que tiene a su cargo la formación del corazón i de la intelijen- cia, en la época de la vida en qu.e mas se gravan los erro- res o verdades que se inculcan, hasta decidir con frecuen- cia de la suerte del individuo. Pero es menester que la lei no se contente con los tér- minos jenerales, de escuelas en número suficiente; es preci- so que fije ese número i que al mismo tiempo determine el minimun de la instrucción que debe darse. Para llenar la última condición, el proyecto señala los ramos que lian de enseñarse en toda escuela elemental, i a fin de ensan- char la instrucción en todos los puntos en que sea posible, prescribe el establecimiento de escuelas superiores en toda cabecera de departamento. En orden al número de escuelas, el proyecto manda establecer en todas las poblaciones una de hombres i otra de mujeres por cada dos mil habitantes. Los datos que me han servido para fijar esta proporción son los siguientes ¡ En Francia, de cinco habitantes uno se halla en estadode concurrir a la escuela; en Prusia uno de seis, i en Massa- chusetts en donde la asistencia a la escuela principia a los cuatro años i se estiende hasta los diez i seis, dos en siete habitantes. Según la estadística del Maule, los niños de seis a catorce años están en la proporción de uno a cuatro con el resto de la población. Tomando por base estos resulta- dos, a falta de antecedentes mas seguros, puede sentarse con bastante aproximación que en toda la "República l°s niños de seis a catorce años forman el quinto de la polu- ción, la que compuesta de millón i medio de habitantes, dará trescientos mil niños de uno i otro sexo en estado de educarse. Con arreglo a estos cálculos, dos mil habitantes darán cuatrocientos niños, i aunque para este número se presenten desde luego como insuficientes dos escuelas, no sucederá así en la práctica hasta pasados algunos años. Una parte no reducida de los niños recibirá la instrucción primaria en establecimientos privados, otros en sus propias casas, i finalmente muchos serán los que dejen de asistir, porque no hai jeneralmente en los padres el interés bastan- te para preferir la instrucción de sus hijos a la mezquina utilidad que de su trabajo personal obtienen. Tomadas en cuenta estas circunstancias, i el tiempo que transcurrirá para que se venzan las dificultades que se han de encon- trar para la jeneral asistencia de los niños, hai sobrada ra- zón para tener por ahora como suficientes dos escuelas por cada dos mil habitantes. Es por otra parte mui conveniente reducir cuanto sea posible el gravámen que la conservación de las escue- las impone a las diversas localidades para no embarazar la ejecución de la lei. Cuando la asistencia a las escuelas públicas vaya haciéndose mas jeneral, la creación de se- gundos maestros i ayudantes las hará bastar a mayor nú- méro de niños, i cuando llegue el caso de que a las esta- blecidas concurran casi todos los que la población presen- ta, la necesidad de nueras escuelas aparecerá de manifies- to, i el interés por la instrucción que es de suponer entonces en los vecinos, allanará las dificultades que la creación de «nievas escuelas pudiese presentar. En las villas i aldeas que no tuvieren dos mil habi- tantes, i en que no fuese posible costear constantemente una escuela para mujeres i otra para hombres, se exije por 'o ménos que se mantengan en ejercicio por un tiempo que 6*0— 52-2 — no baje de cinco meses en cada año. Las escuelas tempo- rales sino tan eficaces como las permanentes, son sin em- bargo de una utilidad notoria. Dedúzcase la inasistencia que a las establecidas hai en el dia por abandono, apatía i cien pretestos frivolos, i se verá que ordinariamente no funcionan un tiempo mayor . Se aprovecha sin embargo en ellas, i se recojería mayor fruto sin la influencia de causas de diverso jénero. Esta práctica de escuelas temporales se halla establecida con mui buen éxito en los Estados Unidos i en varios pueblos de Europa. Estas escuelas serian sobre todo ventajosas para los campos, en donde lo diseminado déla población, i la poca fortuna de los vecinos hacen casi imposible la creación de escuelas permanentes para niños de uno i otro sexo. Ellas se avendrían también mejor con la naturaleza de las ocu- paciones de los vecinos, dejándoles libres a sus hijos du- rante la época en que han menester de su ausilio en sus trabajos. En las escuelas de lugarejos de campo, de aldeas, i aun de villas, se nota jeneralmente que desde fines de diciembre a mayo se reduce a una quinta o sesta parte i aun menos, el número de niños que asisten constantemen- te en el resto del año. Una escuela temporal para estos lu- gares se acomodaría mejora las necesidades de la jente pobre, i podría contar con una asistencia constante duran- te seis meses, i sacar de ella un partido en favor del apro- vechamiento de los niños que no se alcanza en escuelas permanentes, sujetas a las interrupciones o inconsistencias inevitables. En muchos lugares quizá sería posible, que du- rante seis meses la escuela sirviese para hombres i duran- te los otros seis para mujeres. En las épocas en que los pa- dres necesitan del ausilio de sus hijos para sus trabajos de campo, no necesitan igualmente del de las hijas. De es- ta manera seria también menos gravosa la educación pues- — óáá — to que a un tiempo no se le privaría a un padre del servicio de todos sus hijos, ni se le precisaría a hacer para todos los pequeños gastos que son indispensables en la asisten- cia a la escuela. Podría también reducirse el impuesto que indudablemente ha de establecerse para costearen cada lo- calidad la instrucción primaria, lo que por cierto es una ventaja de importancia. Poco se avanzaría creando escuelas si no se forma- sen también los maestros, a quienes han de encargarse. La mejora que ha recibido la instrucción primaria entre noso- tros desde que la Escuela Normal ha podido proporcio- nar maestros, me escusa de alegar razones en apoyo del artículo del proyecto que exije que haya escuelas normales para preceptores i preceptoras. La formación de estas últi- mas presenta dificultades especiales, pero que es preci- so vencer. Quizá haya necesidad de ensayos parciales para llegar a acertar en el modo de establecer una es- cuela normal de esta clase ; mientras tanto debe por lo menos tomarse medidas para que reciban una educación competente las que se destinen a preceptoras. En este sen- tido se ha concebido el artículo del proyecto que: se refie- re a este punto. La libertad de la enseñanza no sustrae absolutamen- te las escuelas particulares a la acción de la autoridad. Enséñense los ramos que se quiera i por los métodos que se quiera, pero hágase todo de manera que ni la salud ni la moralidad de los niños sufra detrimento. El derecho de inspeccionar no será sin influencia en la enseñanza. El jui- cio de funcionarios competentes, su censura, harán aban- donar métodos viciosos o malas prácticas. ¿Cómo debe proveerse a los cuantiosos gastos que el esta- blecimiento i conservación de escuelás en número suficien- te paralas necesidades del Estado exije? Esta es la cues-— 624 — tion mus grave que la materia presenta. El proyecto hace pesar sobre el Estado los gastos de inspección i formación de maestros, i los premios i jubilaciones ; i sobre cada de- partamento los que exije el sostenimiento de las escuelas superiores i elementales que les correspondan. El Estado, a quien la Iei confiere la dirección jeneral de la instrucción primarira, debe tener bajo su inmediata dependencia a los inspectores que han de hacerla efectiva. Las escuelas nor- males satisfacen una necesidad jeneral, no local, i al Es- tado correspondía costearlas. Pero las escuelas superiore; i elementales sirven a cierta localidad determinada, i aun que como destinadas a llenar una necesidad pública, biei pudieran ser costeadas con fondos nacionales y considen preferible que su sostenimiento pese sobre los vecinos qm inmediatamente gozan de sus ventajas. El tesoro nacional con sus recursos ordinarios, no pue- de hacer los gastos que las escuelas superiores i elemen- tales de toda la República demandan. Lo mismo debe de- cirse de las Municipalidades. Para costear la instrucción i satisfacerla urjente necesidad de estenderla i mejorarla, es indispensable un impuesto especial. Si se establece como fiscal, sera mas oneroso, i por consiguiente ménos acepta- ble para el pueblo. Los gastos de recaudación en común i de distribución entre las diversas localidades importarían un gravamen adicional al contribuyente tal vez de un trein- ta por ciento. Un impuesto municipal o por localidades, fuera de no exijir esos gastos inútiles tendría la ventaja de excitar mas el interés de los vecinos, puesto que ellos logran inmediatamente de su utilidad i provecho, i que invinién- dose bajo su inspección tendrían oportunidad de velare influir para que su distribución fuese mas acertada. lTn impuesto de esta clase puede proporcionarse mejóralas verdaderas necesidades que en orden a la instrucción pri- — 525 — maria presentase cada departamento ; se presta fácilmen- te a una ejecución gradual i sucesiva en las diversas pro- vincias, i permite ir venciendo por partes las dificultades que la planteacion del proyecto no puede ménos que ofrecer. El proyecto toma por base para la contribución lo que ha fijado la Constitución, esto es, los haberes de cada individuo. Se obliga a contribuir a todos los vecinos del departamento, sean nacionales o estranjeros domici- liados, exceptuando como era del caso a los que no go- cen de cierto grado de fortuna o que deben reputarse como miembros de otra familia que contribuye. La cantidad que ha de imponerse se determina aten- didos los gastos que en cada departamento exija la do- tación de los maestros, i el sostenimiento de las escuelas superiores i elementales que deba mantener en ejerci- cio. Formado el presupuesto por la Municipalidad res- pectiva, se dispone que se eleve al Presidente de la Re- pública para que éste cuide de una manera especial de que se cumpla la lei, i de que no sean mui reducidas las dotaciones que se asignen a los preceptores. Para determinar la cantidad con que cada individuo- debe contribuir, la Municipalidad dividirá el Departamen- to en distritos especiales, i nombrará en cada uno de ellos comisiones de vecinos que fijen la renta de cada indivi- duo del distrito, provenientes ya del ejercicio de su pro- fesión o industria, ya de sus bienes muebles o capitales en circulación, ya de sus propiedades raices situadas en el mismo departamento. Las comisiones obrando en dis- tritos de corta estension, harán apreciaciones discreciona- les i prudentes, guiadas por sus propios conocimientos i por los informes que deberán tomar. Hecha la aprecia- non se notificará a los vecinos para que si creyeren te- »ei justicia reclamen contra ella ante la Municipalidad, 4— 626 — quien resolverá sobre los reclamos definitivamente i sin ulterior recurso. Las listas de todo el Departamento dán el capital imponible, i el presupuesto la suma de los gastos, de ma- nera que las funciones del cuerpo municipal vienen a quedar reducidas a determinar el cuanto por ciento debe pagar el departamento i por consiguiente cada individuo. Entre los diversos sistemas seguidos en otros paí- ses o que pueden adoptarse entre nosotros, ninguno me parece preferible al presente. El es equitativo en su distri- bución, espedito i hasta cierto punto fácil en sus aplicacio- nes, económico en su recaudación, i el mas eficaz quizá en sus resultados. Los inconvenientes de falta de reglas para que las comisiones hagan el avaluó de las rentas de cada in- dividuo , son menores que lo que a primera vista aparecen. La certidumbre de la comisión de que ella ha de ser jui» gada en el año siguiente por los mismos que juzga en aquella vez, el cuidado que debe haber de conferir este cargo a las personas mas dignas de confianza por su pro- bidad, i principalmente la facultad del cuerpo municipal para revisar, correjir o enmendar, alejan, cuanto pruden- temente puede desearse, las probabilidades de injusticia o de errores trascendentales, ¿ Cuál de las contribuciones esta- blecidas pudiera sostener bajo este punto de vista una comparación ventajosa con la propuesta en el proyecto? El diezmo i el catastro que solo gravan a una especie de propiedad, la alcabala, el papel sellado i el estanco, de- fectuosos por principios análogos, están mui lejos de sos- tener victoriosamente semejante prueba. Lo mismo debe decirse de la contribución de serenos, alumbrado i demás denominadas municipales. Es preciso resignarse a los in- convenientes anexos a todas las obras humanas, especial- — 5*7 — mente cuando se trata de satisfacer una gran necesidad i de cumplir uno de los deberes primordiales de la so- ciedad. Siempre se opondrá resistencia a todo nuevo gra- vamen, cualquiera que sea el objeto a que se aplique su producto, i Pero seria este un fundamento bastante para renunciar a la esperanza de ver organizada entre nosotros la instrucción primaria, i para desentendernos de la im- periosa obligación de estenderla i difundirla a todos los habitantes del Estado? La manera en que se ejecute la lei i la conveniencia inmediata que encontrarán en ella los mismos contribuyentes, debilitarán poderosamente esta resistencia que el trascurso del tiempo vendrá al fin a destruir. Lo acontecido con la contribución de serenos i alumbrado corrobora la exactitud de esta deducción. El impuesto para escuelas tiene en sí peculiarida- des que lo harán mas aceptable que cualquiera otro. El será mui moderado en su cuota, i su pago para el mayor número se convertirá en un verdadero ahorro de gastos. Un padre, por reducida que sea su familia, gastará bajo el sistema actual en proporcionar instruc- ción primaria a sus hijos, mayor suma que la que le ca- brá satisfacer por el nuevo impuesto. Por último si cada distrito llega a cotizarse, e invertir, en cierta manera por si mismo, sus erogaciones en su propio e inmediato pro- vecho, como el proyecto permite que pueda hacerlo, la resistencia desaparecierá del todo. El mantenimiento de, la escuela no tendría en este caso otro aspecto que el de una de aquellas operaciones que en la industria se emprenden i conservan para utilidad i a espensas de los socios. El establecimiento de la escuela i su renta forma la materia de los dos primeros títulos del proyecto: los— 528 — dos siguientes están destinados a los preceptores i a la inspección. El proyecto reconoce el principio de que cualquie- ra puede ejercer las funciones de institutor primario, con tal que no tenga malas costumbres, ni ninguna de aque- llas inhabilidades que señala la lei. Queda pues salvada la libertad déla enseñanza sin las trabas de exámenes, com- probación de aptitudes i todas aquellas otras formalida- des embarazosas i molestas que no son menos soberana- mente injustas, aplicadas al ejercicio de este derecho, que lo que serian impuestas a la enseñanza de la música, del canto, de la pintura, o algún ramo de industria. ¿Cuán- tos individuos no renuncian a una vocación verdadera i decidida por no someterse a trámites i procedimientos siempre repelentes? Si para abrir una escuela particular basta justificar buenas costumbres, para servir una es- cuela pública se requiere ademas dar pruebas de tener las aptitudes competentes. El que sirve una escuela dota- da con fondos nacionales o municipales desempeña un cargo público, i la autoridad a quien corresponda nom- brar el preceptor debe hacerlo en persona cuya idoneidad haya sido previamente calificada. Un diploma de precep- tor obtenido en una Escuela normal, un certificado de ha- ber estudiado con provecho en un establecimiento públi- co de educación los ramos que hayan de enseñarse en la escuela, o la aprobación o certificado espedido des- pués de un examen de preceptor por una comisión de personas intelijentes nombrada para este fin, son los me- dios que el proyecto señala para asegurarse de las apti- tudes del preceptor. La condición del institutor primario está abatida, no obstante que ha tomado una importancia comparati- vamente grande desde la creación de la Escuela Normal, — 529 — que tan buenos preceptores ha dado ya. Para realizarla revistiéndola de la dignidad compatible con la modesta esfera en que el preceptor debe vivir, i para hacerla mas apetecible, se establecen en su favor algunas prerogati- vas i premios. Aquellas i estos, sin imponer gravámen notable a la sociedad, servirán para convertir la enseñan- za primaria en una profesión honrosa a la que el verda- dero mérito no desdeñará consagrarse. La inspección de las escuelas es el complemento necesario de la lei, i sin ella todas sus prescripciones se- rian estériles e infructuosas. Para velar sobre las escuelas ( dirijirlas con acierto, promover sus mejoras i hacerlas marchar siempre en progreso, se necesita una competen- cia especial. La pedagojía es una verdadera ciencia con sus reglas i principios que solo son bien conocidos por los que de ella hacen una profesión. La falta de competencia e¿ esta la causa del poco fruto recojido del celo de algunas autoridades que han prestado a este ramo una seria atención. La inspección de la manera establecida en el proyec- to icón un centro común, pone en contacto, por decirlo asi, la enseñanza primaria de toda la República. Ella le da- rá la unidad conveniente sin escluir las diversas formas que la índole o el [talento de cada individuo le sujiera. La ob- servación, la esperiencia adquirida en un punto de la Re- pública se trasmitirá de un modo fácil a los otros, i el pro- vecho será pronto i seguro. La mútua comunicación de buenas ideas es ventajosa en todo, pero especialmente én- trelas personas destinadas a la enseñanza. Hai otra función importante que los inspectores pue- den desempeñar : tal es la de propagar el fluido vacuno en la República. La misma movilidad a que los obliga la na- turaleza de su empleo, i la superioridad de conocimientos— 530 — que debe suponerse en ellos, respecto de los vacunadores empleados en el dia, harán la propagación de este útil pre- servativo tan estensa como se necesita. Los maestros de escuelas iniciados en este conocimiento, i cuidando de ino- cular a sus propios alumnos i a las personas residentes ala inmediación, acabarían de jeneralizarlo. El estado estaría mejor servido por este medio i ahorraria la suma de 9000 pesos anualmente. Tal es el bosquejo del proyecto que presento a la Cá- mara. Cuidadosamente he evitado descender a pormenores que si no son oportunos en ninguna lei, se acomodarían menos a la presente en que se trata de una materia hasta cierto punto desconocida i en que muchas veces habrá ne- cesidad de alterar lo hecho. La acción espedita del regla- mento se acomoda mejor a esta circunstancia que la infle- xibilidad inexorable de la lei. El reglamento, fruto de la esperiencia recojida o resultado de las peculiaridades de los diversos pueblos, vendrá a resolver, fundado en los principios establecidos, aquel gran número de cuestiones secundarias, pero de grande importancia que nacen en la introducción de un nuevo sistema. En orden a la contribu- ción i a la inspección principalmente hai una vasta materia de interesantes pormenores que no conviene sean decidi- dos por la lei. ¿Qué ventaja resultaría de que esta fuese a trabar i detener el progreso que desea impulsar? Las autoridades encargadas de llevarla a efecto, con- sultando siempre su espiritu , encontrarán un ancho campo en que ejercer su celo por los adelantamientos en este ramo. La construcción de edificios para las escuelas que está sujeta a reglas que no es lícito desatender sin per- juicio de la enseñanza, i la organización formal de la mis- ma escuela que exije atenciones mas esmeradas, son mate- rias en que la administración pública por medio de regla- — 681 — nentos debe trazar e impulsar la marcha que debe seguirse. El proyecto solo fija los ramos de enseñanza nece- sarios e indispensables; pero a medida que se vayan for- mando mejores preceptores deberán aumentarse por me- dio de reglamentos. Entonces será también la oportuni- dad de dar a la enseñanza de las escuelas superiores una tendencia industrial i de comprender en ella ramos de apli- cación que mejoren la condición material del pueblo como el estado del pais lo exije. El establecimiento del impuesto ofrecerá igualmente inconvenientes imprevistos, i cuya mejor solución debe tomarse en las circunstancias de los hechos i en la espe- riencia que se vaya adquiriendo. Todo lo relativo a la re- caudación del impuesto, a las épocas en que debe pagar- se, &c, queda también como materia de reglamento. Por último, determinar los deberes i atribuciones del Inspector Jeneral, cuáles debe ejercer por sí, i cuales en unión del Consejo de Instrucción pública, deslindar la dependencia en que han de estar los inspectores de provincia i la que con respecto a estos deben tener los maestros,, será del mismo modo obra de disposiciones especiales que ema- nen de la autoridad competente. Si el temor de embarazar la ejecución de la lei no me hubiera detenido, hubiera consignado en ella una dis- posición que obligase a los inspectores a reunirse anual- mente para tratar de los resultados de su inspección i ocu- parse de las mejoras prácticas que reclame la instrucción i proponerlas a la autoridad competente. Solo los que tie- nen ese conocimiento cabal i práctico de lo que son las es- cuelas, de los elementos con que en ellas se cuenta, de los defectos que se notan, pueden proponer medidas que alla- nen las dificultades con que la instrucción primaria lucha •J presente. Confio, sin embargo, en que por reglamentos— 532 — se establecerán estas reuniones periódicas , así como la for- mación de una academia a que concurran por algún tiem- po los preceptores de toda una provincia, i en que el ins- pector los instruya para que desempeñen mejor su cargo. Muchos años pasarán todavía para que Jas Escuelas Nor- males provean todos los establecimientos de la República, i mientras tanto, bueno es que se vaya supliendo de la ma- nera que sea posible, la falta de instrucción de que adole- cen. Dando la lei las bases para la organización, i confi- riendo al poder ejecutivo ámplias facultades para regla- mentarla, desaparecen los obstáculos que podrían hacer concebir temores por su falta de ejecución. Puesta en prác- tica primeramente en un departamento se observarán en él los inconvenientes que tenga, se investigarán los medios de salvarlos; i aun cuando no se lograse verla realizada si- no al fin de dos o tres años, se podria asegurar que una vez obtenido esto, habría triunfado el principio que ha de dar a la instrucción primaria un estenso desarrollo. La obra es larga i requiere esfuerzos no interrumpidos para llevarla a su término; pero no debiendo alterarse el sistema actual sino en aquellos puntos en que se ponga en planta, no se harán sentir los inconvenientes anexos ordi- nariamente a las épocas de transición o prueba. Yo, por mi parte, abrigo la mas plena convicción de que el proyecto es completamente realizable,i que sus frutos compensarán con abundancia los afanes de los destinados a ponerlo en planta. El deseo de acelerar estos buenos resultados i la apa- tía e indolencia por desgracia bastante común de los pa- dres de familia, me han hecho pensar si seria convenien- te, prescribir como un deberla concurrencia a la escuela de los niños de cierta edad. En Prusia esta asistencia M — 533 — compulsoria, al paso que en los Estados Unidos bastan los estímulos de la propia conveniencia para obtener los mismos efectos. Bajo estos opuestos sistemas ha llegado la instrucción primaria en aquellas naciones a un alto grado de perfección, i se ha jeneralizado en la masa del pueblo en tales términos que para nosotros parece apenas creí- ble (1). El último de estos sistemas mas análogo a nuestros hábitos i costumbres no debe ser abandonado, sino en el caso de que una esperiencia de algunos años, obtenida bajo una buena organización de la instrucción primaria, venga a hacer sentir su ineficacia. Los reglamentos pueden, no obstante, habilitar a los maestros, a las comisiones de es- cuelas i a los inspectores, délos medios precisos para des- pertar i estimular en los padres el anhelo que parece natu- ral por la educación de sus hijos. PROYECTO DE LEI SOBRE INSTRUCCION PRIMARIA. TITULO 1.° DE LAS ESCUELAS. Art. l.° Se dará bajo la dirección del Estado instruí- don primaria a todos los habitantes de la República que estuvieren en aptitud de recibirla. Art. 2.° La instrucción será, gratuita i comprenderá a las personas de uno i otro sexo. (1) La Prusia con 23000 escuelas i 27500 maestros mantiene un es- tablecimiento de esta clase por cada 600 habitantes ; en algunos Es- ttolns ét la Union Americana la proporción es mas reducida, i en Mas- Mtchusetts por ejemplo, Uai una escuela por cada 214 individuos.— 534 — Art. 3.° Habrá dos clases de escuelas, elementales i su- periores. En las primeras se enseñará por lo menos lectura i es- critura del idioma patrio, doctrina i moral cristiana, ele- mentos de aritmética práctica i el sistema legal de pesos i medidas. En las superiores, a mas de los ramos designados, se da- rá mayor ensanche a la instrucción relijiosa, i se enseñará gramática castellana, aritmética, dibujo lineal, jeografia, el compendio de la historia de Chile i constitución política del Estado, i si las circunstancias lo permitieren los demás ramos señalados para las Escuelas normales. Art. 4.° Se establecerá en las poblaciones de cada de- partamento una escuela elemental de niños i otra de ni- ñas, por cada dos mil habitantes que contuviere la pobla- ción. Art. 5." En las aldeas en que no hubiere el número de habitantes que queda espresado, i en los campos en que lo permitiese la diseminación de la población, se estable- cerán escuelas que durarán en ejercicio en cada año cinco meses por lo ménos. Art. 6° En la cabecera de cada departamento se colo- cará una escuela superior, pudiendo darle este carácter, en los departamentos en que hubiese falta de fondos, a una de aquellas que deben fundarse según lo dispuesto en el arríenlo 4.° Art. 7.° Todos los conventos i conventillos de regulares mantendrán una escuela gratuita para hombres i los mo- nasterios de monjas para mujeres, siempre que el estado de sus rentas lo permitiere a juicio del Presidente de la Repú- blica, quien determinará también si la escuela ha de ser ele- mental o superior. Art. 8." Se establecerán por ahora a lo ménos dos es- — 535 — cuelas normales costeadas por el tesoro público, una para preceptores i otra para preceptoras. Si esto último no pudiere verificarse desde luego, se pro- verá mientras tanto de otra manera a la educación de las maestras. Art. 9." En las escuelas normales se enseñará, a mas de los ramos señalados para las superiores, elementos de jeometria, historia sagrada, historia de América i en es- pecial de Chile, dogma, fundamentos de la fé, música vocal, elementos de agricultura, vacunación i pedagojia teórica i práctica. < A estos ramos se agregará, si fuese posible, un idioma vivo en la escuela de preceptores, pudiendo suprimirse algu- no de ellos en la enseñanza de las preceptoras. Art. 10. La instrucción que se diere privadamente a los individuos de una familia no estará sujeta a las disposicio- nes de la presente lei. Art. 11. Las escuelas costeadas por particulares o con los emolumentos que pagaren los alumnos quedan sometidas a la inspección establecida por la presente lei en cuanto a la moralidad i orden del establecimiento ; pero no en cuan- to a la enseñanza que en ellas se diere ni a los métodos que se emplearen. TITULO. 2." DE LA RENTA. Art. 12. Cada departamento costeará las escuelas ele- mentales i superiores que debe tener según la presente lei. Esta obligación comprende : 1." el honorario de los pre- ceptores : 2.° el arriendo de locales para las escuelas, mientras el departamento no los posea en propiedad : 3.° los libros i útiles de enseñanza de que ha de proveerse gra-— ó:m> — tintamente a los niños que por su pobreza no pudiesen pa- garlos. Art. 13. Formarán parte del fondo de escuelas las can- tidades que las municipalidades determinaren de sus pro- pias rentas anualmente a este objeto, i las fundaciones o donaciones que estuviesen aplicadas al mismo fin. Art. 14. Deben contribuir al mantenimiento de las es- cuelas en cada departamento todos los individuos nacio- nales o estranjeros domiciliados en proporción a la fortuna que en el departamento tuvieren. Los que poseyeren bienes en dos o mas departamentos contribuirán en cada uno de ellos en proporción a los bie- nes que en cada departamento tuvieren situados. Art. 15. Quedan exentos de la contribución 1.° los hi- jos de familia que estuviesen bajo la patria potestad o no administrasen negocios propios con separación de los del padre. 2." Todas las personas que vivan a espensas de otro o que no tuvieren la renta que por la lei se necesita para ser elector en el departamento. Art. 16. La Municipalidad dividiendo el departamento en distritos especiales nombrará una comisión en cada uno de ellos para que determine con respecto a cada indivi- duo la renta anual que gozare i que puede ser gravada con la contribución. Art. 17. Las listas que se formaren, según lo dispuesto en el artículo que precede, se harán saber a los contribu- yentes, quienes interpondrán ante la Municipalidad los re- clamos que tuvieren que entablar. Estos reclamos serán re- sueltos por la Municipalidad, aumentando o disminuyendo la cantidad fijada a cada individuo, i procediendo guber- nativamente. Art. 18. Aprobadas las listas por la Municipalidad en vista de la cantidad a que asciendan todas ellas, i en con- — 537 — sideración a la suma que se necesite para las escuelas del departamento, hecha deducción de los fondos de que ha- bla el art. 13, la misma Municipalidad resolverá el cuánto por ciento deba contribuir cada individuo. Art. 19. A fines de cada año formará la Municipalidad un presupuesto de los gastos que han de demandar las es- cuelas en el departamento en el año siguiente, i este pre- supuesto en que se comprenderán los sueldos de los pre- ceptores lo someterá a la aprobación del Presidente de la República. Art. 20. El producto de la contribución se administra- rá separadamente por la tesorería de la Municipalidad, i cada año se publicará una cuenta detallada de la cantidad a que hubiere ascendido, i de la inversión que se le hubie- se dado. Art. 21. Esta contribución solo podrá aplicarse a las es- cuelas. Cualquiera otra inversión es ilegal i constituye responsables a los que la acordaren i a los que la llevaren a efecto. Art. 22. Las Municipalidades propondrán a la aproba- ción del Presidente de la República los reglamentos pre- cisos para llevar a efecto e¿ta contribución, disponiendo en ellos el tiempo i modo en que deba hacerse su pago, i cuan- to condujere a facilitar su ejecución. TITULO 3.° DE LOS PRECEPTORES. Art. 23. Ninguna persona podrá ejercer las funciones de preceptor de instrucción primaria sin acreditar previa- mente ante el Gobernador del departamento, con el testi- monio de dos sujetos fidedignos, tener buena vida i cos- tumbres. 62— 638 — Si se estableciese una escuela sin este requisito, será ce- rrada inmediatamente, i su preceptor castigado con una multa de veinte pesos o quince dias de prisión; i esta pena se duplicará en caso de reincidencia. Art. 24. Las escuelas costeadas por los Departamento?, por el Fisco o aquellas de que habla el art. 7, serán servi- das por alumnos de las Escuelas Normales que hayan ob- tenido el competente diploma de aprobación, i en su de- fecto por personas que a mas de lo dispuesto en el art. 23 acrediten tener las aptitudes necesarias. Art. 25. La prueba de aptitudes puede consistir, o en un exámen rendido en la forma que dispongan los regla- mentos, o en un título literario otorgado por la Universi- dad, o en un certificado espedido por el Director de algún establecimiento, en que se puedan rendir exámenes con- forme ala lei, en el cual conste que el individuo a cuyo fa- vor sedá, ha sido aprobado en los ramos de instrucción primaria a cuya enseñanza va a dedicarse. Art. 26. No pueden ser preceptores de instrucción pri- maria, aunque cumplan con lo prevenido en el art. 23 : 1." los que se hallen procesados por un delito que merezca pe- na aflictiva o infamante, o hayan sido condenados a penas de esta clase : 2.° los que hayan sido destituidos de sus funciones de preceptor por causa averiguada que compro- meta su moralidad i costumbres. Art. 27. Los preceptores de instrucción primaria que hubiesen obtenido diploma o comprobado sus aptitudes para el cargo, mientras estén en ejercicio, gozarán de las siguientes prerrogativas: 1." excencion del servicio compul- sivo en el Ejército i en la Guardia nacional. 2.a excencion de todo cargo consejil. 3.a excencion de cualquiera otra co- misión en servicio del Estado o de un pueblo, a ménos que no sea relativa a la instrucción primaria. — 530 — Art. 28. El que hubiere desempeñado por diez años continuados el cargo de preceptor, si se retirase de la pro- fesión , quedará excento por vida del servicio compulsivo en el Ejército. Art. 29. Los sueldos de los preceptores de las escuelas costeadas por los departamentos serán fijados por las res- pectivas Municipalidades con la aprobación del Presidente de la República. Art. 30. Los preceptores, tanto de las escuelas de de- partamento como de las fiscales, que después de haber ser- vido quince años continuados se inutilizaren para el ejer- cicio de su profesión, gozarán sobre el tesoro público de una pensión equivalente a los años que tuvieren de servi- cio, dividiendo el sueldo de su último empleo en 40- partes iguales. Art. 31. La jubilación se concederá en la forma dis- puesta por la lei para los empleados públicos, i previa la constancia del buen desempeño del preceptor, i de haber enseñado todos los ramos correspondientes a la escuela que servia. Art. 32. Si cesare la imposibilidad del jubilado podrá destinársele de nuevo a la enseñanza u otro ramo en el ser- vicio público en que goce de una renta igual a la que dis- frutaba al tiempo de la jubilación. Entrando en el nuevo empleo o rehusando aceptarlo, cesará todo derecho a la jubilación. Art. 33. El Consejo de Instrucción pública podrá dispo- ner anualmente de la cantidad de mil pesos del Tesoro na- cional para premios de aquellos preceptores, tanto de es- cuelas particulares, como departamentales o fiscales que mas se hayan distinguido en el ejercicio de su profesión. Estos premios se concederán en la forma que dispusie- ren los reglamentos._ 540 — TITULO 4.» DE LA INSPECCION. Art. 34. Habrá una inspección que vijile i dirija la ins- trucción primaria en toda la República. Art. 35. Esta inspección se compondrá de un Inspector Jeneral i de un inspector especial para cada una de las pro- vincias del Estado. Art. 36. El Inspector Jeneral será nombrado por el Pre- sidente de la República a propuesta del Consejo de Instruc- ción pública, i los inspectores de provincia a propuesta del Inspector Jeneral. Art. 37. El Inspector Jeneral será miembro del Con- sejo de Instrucción pública, i tendrá un escribiente para el desempeño de las funciones especiales de su empleo. Art. 38. El Inspector Jeneral cuidará déla buena direc- ción de la enseñanza, de la moralidad délas escuelas i maestros, i de todo cuanto conduzca a la difusión i adelan- tamiento de la instrucción primaria. Art. 39. El Inspector Jeneral tendrá a su cargo un ar- chivo en que se reúnan i clasifiquen con la debida claridad todos los documentos concernientes al estado de la ins- trucción primaria, i en especial los que se refieren a la es- tadística de este ramo. Art. 40. Anualmente presentará por medio del Consejo de Instrucción pública un informe completo sobre el esta- do de la instrucción primaria, indicando los medios de ade- lantarla i perfeccionarla, los efectos que haya producido esta lei i las demás disposiciones dictadas sobre la ma- teria. Art. 41. Los inspectores de provincia dependerán del Inspector Jeneral, cuidarán délas escuelas establecidas en — 541 — su provincia, i las visitaran con la frecuencia i en la mane- ra conveniente. Art. 42. Los inspectores especiales, en aquellas provin- cias en que fuere posible, tendrán a su cargo, o enseñarán algunos ramos en algunas de las escuelas superiores. Art. 43. Los individuos de la inspección gozarán de las prerrogativas i premios concedidos por los artículos 27, 28 i 30 a los preceptores; pero para los efectos de la jubilación solo se tomarán en cuenta las tres cuartas partes de la ren- ta de que difrutaren. Art. 44. Las rentas de los individuos de la inspección serán determinadas por una lei especial, i pagadas por el Tesoro público. Art. 45. Los Párrocos tienen derecho de inspeccionar i dirijir la enseñanza relijiosa que se diere en las escuelas de su Parroquia, i si no pudieren enmendar los defectos que notaren, los comunicarán ala autoridad competente para que dicte un pronto i eficaz remedio. Art. 46. Las Municipalidades podrán encargar, bien a las comisiones de que habla el art. 16. u otras nuevas el cuidado i vijilancia de las escuelas de su departamento ; pe- ro estas comisiones no podrán alterar las reglas prescriptas por la inspección. . DISPOSICIONES JENERALES. Art. 47. El Presidente de la República con audiencia o a propuesta del Consejo de Instrucción pública espedirá los reglamentos necesarios para el complemento i ejecución de la presente lei. Art. 48. La ejecución de la lei se verificará desde luego en aquellos departamentos que el Presidente de la Repú- blica designare, i se irá estendiendo gradualmente a los demás según él misino lo dispusiere.— 542 — Art. 49. Anualmente se destinará una cantidad de los fondos públicos para ausiliar la planteacion de la presente lei en aquellos departamentos en que se pusiere en vigor, continuando en los demás el sistema actualmente estable- cido. Agosto 2 de 1849. Manuel. Montt. ÍNDICES pajinas. INFORME presentado aJ Ministro................. 1 INTRODUCCION........................... 17 CAPÍTULO I. —De la renta.................. 41 CAPÍTULO II.—Inspección de las escuelas públicas. 87 CAPÍTULO 111.—De la Educación de las mujeres.. 129 CAPÍTULO IV.—Maestros de Escuela........... lí»7 CAPÍTULO V.—Salas de Asilo................ 281 CAPÍTULO VI.—Escuelas públicas.............. 337 CAPÍTULO VII.—Sistema de Enseñanza.......... 381 CAPÍTULO VIII—Ortografía castellana........... 457 CONCLUSION"............................... 511 MOCION presentada al Congreso Nacional por el Di- putado D. Manuel Montt.................... 617