DOC UmJKJSTTO» O F^IClAJLEfc*. RELATIVOS A LOS MIJCMESOH JMHJLi D12 ¡VOVIJES¡ftOERJE MPMZ PUBLICADOS Pllll IIR11E\ IIEL IÍ0BÍER!\00E LA BEPIBLIGI. 1845.DEL 8 DE NOVIEMBRE. --o-- En la Gaceta Mercantil de 21 üe diciembre ultimo se leen los siguientes documentos , pu- blicados por atm^mccmAm, kkcaroo del señor Grenfell, y en cuatro distintos idiomas : « Sr. Redactor de la Gaceta Mercantil, en Bue- nos Aires. « Sr. Redactor: « Tenga V. la bondad de insertar en su dia - rio la inclusa comunicación que dirijí á los pe- riódicos de Montevideo, mas que ellos no tu- vieron á bien publicar. «Soy su atento servidor. -Juan Pascoe Grenfell « Sr. Redactor: « Debiendo V. ser, como yo, sincero amigo déla libertad de imprenta, no hesitará en la pu- blicación de lo siguiente: « A todos los asertos inexactos, y observa- ciones ofensivas de la prensa de esta ciudad, re- lativa á mi conducta del dia 8 del mes pasado, y á la Circular á los Señores Comandantes de las Estaciones Estrangeraa presentes, que yo mismo mandé publicar, respondo con la adjunta caria del ex-ministro de la guerra de la República, en que (sin tratar si hubo ó no ofensa á la Nación Brasilera, y reclamaciones de mi parte—asunto qne dejo á la decisión de otros jueces) se vé que que hubo satisfacciones de parte del Gobierno, pues este es el hecho con que tanto se escanda- lizó el Sr. Pacheco; y sepa ahora Sr. Redactor, y el público, que la demisión del Sr. Pacheco fué parte de esta satisfacción, siendo propuesta por el Sr. Santiago Vázquez Ministro de Relaciones Exteriores de la República, al Sr. Encargado de Negocios dal Imperio, y aceptada por mi, en lu- gar de la indemnización de 500 pesos, que ha- bla exigido por los ultrages hechos al marinero Ravena. Si todavía el Gobierno Oriental no sa- tisfizo completamente sus promesas, hechas bajo la influencia del aparato de cañones, con él que- da la responsabilidad, y el descrédito. « Soy Sr. Redactor su atento servidor. Juan Pascoe Grenfell. —.-o-- « Copia. «Cuartel General 8 de Noviembre de 1844. a Acaba de sancionarse por el Gobierno un neto infame, que baldonara para siempre el de- coro de la República; y yo no puedo hacer parte de un Gobierno cobarde, no quiero compartir la terrible responsabilidad de un hecho que re- pruebo, y es el mas sucio que conocen nuestros anales. Por eso bago renuncia ante V. E. del Ministerio de Guerra, del mando del Ejército, y de mi empleo de Coronel graduado en él. Como ciudadano, y corno soldado me habia transpor- tado a bordo dd la escuadrilla, para sostener el decoro de la República, atropellada con torpeza por una facción de la escuadra brasilera, sin que pudiese justificarse tan menguada provoca- ción. Por medio de discusión con nosotros, se habia adoptado el aparato de cañones, y el Go- bierno ante este aparato de una amenaza ha ce- dido a las órdenes que se le intimaban; y comu- nicándome la del Gobierno me ha puesto en el caso, ó de un motin. que nos hubiera entrega- do átanos de pies y manos á Oribe, óde suscri- bir en mi obediencia á una infamia. Como sol- dado no me ha permitido el Gobierno demos- trar prácticamente que nuestros cañones no son de papel. Como miembro del Gobierno no me ha consultado para una determinación impor- ta n te. ¡A fé. que no es un consuelo para mi, en tan acerbas circunstancias, la convicción de que nada me queda por hacer por mi patrtal Si tuviera palabras mas duras que emplear en esta renuncia, yo las emplearla para provocar la saña de los que no h in sabido' encontrar saña en sus corazones al ver ultrajada la patria. No olvide V. E. que un Gobierno que es ultrajado no es Gobierno. ¡Oj-iiá mil veces que teniendo este recuerdo procedan en consecuencia cjnmigol ■ Solo viéndome victima de un Gobierno cobarde, yo me creeré completamente lavado de la mancha que deploro.—Dios guarde á V. E. muchas años.—(Firmado)—Melchor Pacheco y OBes. »No se fijara el Gobierno en la publicación Inautorlzada que bace el Sr. Grenfell <1e un do- cumento oficial perteneciente solo á la Repúbli- ca, y que aquel creyó no deber publicar. Tam- poco indagará el sentimiento, ó el motivo que indujo al S. Grenfell á dar al público—por dis- putas particulares con un periodista—loque él debía creer secretos Íntimos de una negociación diplomática. Sobre aquel uso indebido de documentos pertenecientes al Gobierno; y sobre esta falta de- liberada a la reserva que, por derecho de gentes, por respeto y por conveniencia, se deben mu- tuamente los Gobiernos y sus Representantes, bace el de la República al de S. M. Imperial las convenientes reclamaciones; y ya hoy tiene mo- tivos de esperar que obtendrá plena justicia. Ahora se trata solamente de los hechos. A mediados de diciembre llegó a manos del Gobierno un ejemplar de la carta del Sr. Gren- fell á los diarios .cc¡on, » (délas que dice que se le dieron el dia 8) « siendo propuesta por el Sr. SanUa « go Vázquez, Ministro de Relaciones Exlerio— « res de la República al Sr. Encargado de Nego- « cios del Imperio; y aceptada por mi, en lu- « gardela indemnización de quinientos pesos, « exigida por los últrages hechos al marinero « Ravena. » a Nadie mejor que el Sr. Encargado de Negocios sabe que semejante aserción es una calumnia insostenible, desmentida por la pro- pia conciencia del Sr. Encargado de Negocios, y por el párrafo 8P de su nota de 18 de No- viembre. La publicación >1e los documentos f'f oficiales, que el Gobierno posee la confundirá irrevocablemente. « Pero el respeto que el Gobierno se debe á si mismo, al Gobierno de S. M. I. y á los de todas las naciones, cuyos representantes residen á su lado, le impone el deber de emplear lodos los medios de evitar una publicación, que no puede dejar de traer desagradables consecuen- cias. « Para eso se dirige al Sr. Encárgalo de Negocios.—Cree el Gobierno que en el interés de los Agentes del Imperio esta evitar esa pu- blicación; cree que «I Sr. Encargado de Nego- cios debe empeñarse en evitarla, empleando to- dos los medios de persuacion, y los que le da su carácter de Representante del Gobierno de quien el Sr. Grenfell depende. a Entre tanto, el deber del de la República Vr es declarar, como tengo el honor de hacerlo,- que, si la carta del Sr Grenfell llega á publicarse aqui.cn Baenos Aires, ó en otro cualquier pun- to, el Gobierno hará una publicación oficial, rechazando la calumnia con que se pretende he- rirle; y dando * la luz pública todos los párra- fos de mi protesta del 13, de la reapuesta del Sr. Encargado de Negocios del 18, y de mi nota á S. E. el Sr. Ministro de Negocios Extrangeros de S. M. del 14. relativos á la renuncia y separación del coronel Pacheco, por lasque ninguna duda quedará jamas de la falsedad con que se insulta al Gobierno. (1) Esta comunicación probará al Gobierno de S. M., á los neutros todos queobservan la marcha del de la República, y al Sr. Encargado de Nego- cios, cuanto desea el Gobierno evitar desagrada- bles estreñios: si aun persiste el gefe de Escua- (1) Los sucesos que ocurrieron desde ia fecha de esta nota obligan á publicar Íntegros todos los do- cumentos, á On de ao dar lugar á interpretaciones, si algo aparecía suprimido. dra Imperial en publicar su papel, el Gobierno cumplirá su deber; y la responsabilidad y el deshonor quedarán á quien deban quedar. « Tengo el honor de renovar al Sr. Encar- gado de Negocios mi distinguida consideración. (firmado) Santiago Vázquez. El Señor Encargado de Negocios contes- tó de este modo: Num. 2. « Ta ADUCCION. «Legación Brasilera, diciembre 17 de 1844. « Con fecha de ayer me fué entregada, á las once de la noche, la nota que S. E. el Sr. Minis- tro de Relaciones Exteriores tuvo á bien dirijir— me, en la cual me previene de que, si llega á publicarse, en cualquier parte, una carta que el Sr. Juan Pascual Grenfell dirijió á los periódicos de esta ciudad, el Gobierno hará una publica- ción oficial rechazando la calumnia con que di- ce se pretende herirlo, dandoá luz pública todos los párrafos de su protesta de 13 de Noviembre, mi respuesta de 18, y su nota á 8. E. el Sr. Mi- nistro de Estrangeios del Imperio, relativas á la renuncia y separación del coronel Pacheco, por los cuales ninguna duda quedará sobre la falsedad, con que se insulta al Gobierno. « Lamentaré que las consideraciones que he tenido tanto para con el Gobierno de la Repú- blica, como para con la persona deS. E. me con- duzcan á romper un silencio, que me había im- puesto, á pesar de las publicaciones de los perió- dicos; y siento que la falta de cumplimiento de las solemnes promesas que el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores en el momento de las cri- sis de los días 8 y doce del pasado, hizo al En- cargado ríe Negocios del Brasil, me pongan en la necesidad de decir á S. E. el Sr. D. Santiago Vázquez, que si está en el ínteres de los Agentes de S. M. Imperial evitar incidentes que pueden traer consecuencias desagradables,también es del de S. E. cumplir sus promesas, hechas en mo- mentos que creyó de peligro para su posición social, publicando el acuerdo, que me dijo ha- llarse redactando (1) para la demisión del oficial insultador del uniforme brasilero, cuando en la (1) Véase con el numero 3, el «Acuerdo» que se dijo estarse redactando. Ningún otro se redacto ese dia. Legación Imperial me entregó su momentánea nota del 8, promesa que no habiendo sido cum- plida como debia, ha ocasionado el estremo, que ahora S- E. quiere evitar, no con su realiza- ción infructuosamente pedida, en las tres no contestadas notas de 18 y 29 del pasado y 10 del corriente, pero si con la amenaza de una publi- cación, que será contestada como conviene á la dignidad de los agentes brasileros con aquella franqueza que los caracteriza, quedando al juicio _ El Unico hecho que motivó la renuncia (Je aquél gefe fuó la órden, que recibió, de entre- gar, al oficial que mandó el gobierno, los de- sertores brasileros, que hubiese en la escuadri- lla, y cuerpos de la guarnición, para enviarlos después á la escuadra imperial.—Aqui e ha pro cedido, que l«-s iridjviduos Manuel Caetano y Joaquín José Nuñez y Pedro ó Manuel Bavena, se hallan ai servicio de la Escuadrilla; y que Juan José, Manuel Ignacio de Carvallo, José Pe- reira.se encuentran enrolados en la Legión Ita- liana; y dispuesto el Gobierno á no consentirque los cuerpos de la guarrdcion abiigut-n, por nin- gún motivo, desertores ú otros individuos, per- tenecientes á Estación alguna extrangera, y mu- cho menos á las de aquellas naciones, con quie- nes conserva relaciones de franca y estrecha amistad, como sucede con el Gobierno y nación brasilera, ha acordado: « Que los individuos erriba nombrados, ó cualesquiera otros, pertenecientes á las tripula- ciones y servicio déla escuadra imperial, sean puestos inmediatamente á disposición del oficial que el gobierno enviara á recibirlos, para que este los devuelva al gefe de dicha escuadra Im- perial * « Este acuerdo se comunicará de oficio al Sr. Ministro de guerra y marina, para que sin demora, dé las ordenes necesarias á su inmedia- to cumplimiento. « (Firmado) —Suarez. —Santiago Vázquez. Ndm. 4. « Relaciones Exteriores. Montevideo noviembre 8 de 1844. « Por el Ministerio de Relaciones Exterio- res el Gobierno ha expedido el acuerdo, que si- gue, con rata fecha : «Aqui el acuerdo anterior, núra. 3. « Y me ordena transmitirle á V. E. á fin de que se sirva entregar al Edecán portador de esta la orden para que el gefe de la escuadrilla , y de la Legión Italiana", y por su ausencia el que hi- ciere sus veces, entreguen al mismo Edecán los individuos cuyos nombres se espresan en dicho acuerdo, haciéndolos custodiar conveníentemen- te, sí fuere necesario. « Dios guarde, etc. cte. o (Firmado)—Santiago Vázquez. Sr. Ministro de Guerra y Marina, Coman- dante General de Armas. Ncm. 5. «El Ministro de la Guerra Coman- danto General de Armas. « Abordo del Bergantín de guerra do la República 28 de Marzo el 8 de Noviembre de 1844. « Tengo el honor de acusar recibo á V. E. desu nota de esta fecha, en que me transcribe el acuerdo del Gobierno para entregar íot de- sertores de la Escuadra brasilera cuyos nom- bres designa. Comprendo perfectamente que es un deber mió el obedecer al Gobierno, pero hay otro que para mi es superior, y es el de no permitir que se ultraje el pabellón déla República. Para sos- tenerle á todo trance cuando el ridiculo aparato délas fuerzas brasileras, me transporté á bordo de nuestra E-cuadrilla, y recibiendo una intima- ción del Gefe de la Estación, aunque la hizo en nombre del Gobierno, contesté, que los hombres reclamados solo saldrán de aqui cuando se tra- tase este asunto como se hace entre los pueblos civilizados, y sobre todo cuando no quedase ves- tigio del aparato hostil que tenia á mi vista. Como esto aun no ha sucedido, y las fuerzas bra- sileras recién empiezan a retirarse, suspendo la entrega de los individuos reclamados, y solo se remitirán É disposición del Gobierno llenada la exigencia predicha. « A* mismo tiempo seame permitido obser- var A V. E. que se ha dado por sentada la fusti— cia de la reclamación de los brasileros, olvidán- dose que si se han admitido sus desertores en nuestras filas, es en consecuencia de haber pro- tejido la « aserción de nuestro Ejército, de un modo público y escandaloso la Estación brasile- ra, que en este sentido ha procedido basta con 1 oficiales de Hnea. SI pues, hay una nación cuyos deberes respecto de nuestra patria no sean recí- procos, habremos trabajado en vano para obte- ner el nombre de nación. Escupidos por los brasileros, no entiendo que lugar podremos te- ner entre loa pueb'os de la tierra. « Dígnese V E. someter al Gobierno estas observaciones cuya verdad conoce V. E. por an- tecedentes repetidos que existen ensu Ministerio. —Dios guarde á V. E. muchos años —(Firma- do)—Melchor Pacheco y Obes.—Exmo. Sr. Mi- nistro de Gobierno y Relaciones Esteriores. Queda, pues, en evidencia el único hecho con que se escandalizó el señor Pacheco que fué la devolución de desertores: y su renuncia, pu- blicada por el señor Grenfell, solo prueba que aquel gefe creyó que era un deshonor esa devo- lución en aquellas circunstancias, ignorando que no debia ejecutarse sinó después de retirada la fuerza, como se verificó. Añade el Sr. Grenfell que a la dimisión del « Sr. Pacheco fué parte de es» satisfacción, sien- ce do propuesta por el Sr. Santiago Vázquez, Mi— « nistro de Relaciones Exteriores de la Kepü- « blica al Sr. Encargado da Negocios del Impe— « rio, y aceptada por él, etc. etc.» La misma renuncia del coronel Pacheco bastarla para confundir la ralúmnla que ese pe- ríodo envuelve Pero existen documentos ofi- ciales, que la aniquilan perentoriamente. Su tenor es como sigue : Ncm. 6. « Ministerio de Relaciones Exteriores.—Monte- video noviembre 13 de 1844.—La arriesgadisima cri- sis do que esta capital sale apenas, debida, en su pri- mer origen, A los procedimientos atentatorios del Ge- fe de Escuadra Juan P. Grenfell. en la mañana del 8, han Impedido al Infrascripto, Ministra Secretario de Estado y de Relaciones Exteriores, cumplir, antes de ahora, la Arden que recibió do dirigirse al señor En- carnado de Negocios del Brasil, para protestar, del modo mas solemne, contra la injustificable violación del derecho de gentes, cometida en aquel dia; contra la atroz ofensa hecha gratuitamente al honor de la Re- pública; contra el rompimiento estrepitoso de la neu- tralidad tantas veces prometida, y contra las conse- cuencias que ha traido ya, y puede aun traer la cul- pable conducta de aquel gefe. « Los hechos que el infrascripta tiene órden de registrar en esta protesta son:—1 P Haber entrado el Gefe de Escuadra Junn P. Grenfell al puerto de la ca- pital, en la mañana d<*l 8, een tan buque de guerra y algunos botes armados, en actitud manifiestamente hostil; haber colocado esas fuerzas en derredor de ano de los buques de la Flotilla Nacional, exigiendo en esa actitud de amenaza, la entrega de marineros imperia- les; que dij<> existían abordo de aquel buque. ex 2.9 Haber cometido ese insulto sin provoca- ción de ninguna clase; sin haber precedido reclamo, ni aun aviso alguno; á términos de que hoy mismo, des- pués de pasados cinco dios, no existe ni un soto acto oficial anterior, ni posterior al hecho: y esto cuando se halla cerca del gobierno un Encargado de Negocios con quien se conservan las mas francas y ma s estre- chas relaciones; y h quien era deber del Gefe Naval dirigir sus reclamos. « 3 P Haber cometido ese ultraje en momentos en que, sitiada la Capital por tierra, bloqueada por rnar, y apurados los recursos del gobierno, cualquiera difi- cultad, aun la mas pequeña, debilita la confianza; quita al gobierno los medios que ella le proporciona; conmueve la opinión, y comprometo la suerte de la plaza; circunstancias que, aun en caso de tener mo- tivos fundados de queja, le imponian el deber de ser mas circunspecto, so pena de hacerse aliado del ene- migo. « 4 P Haberse aprovechado de osos momentos delicados para hacer un ataque, que sabia que no po- día ser repelido por la fuerza, sin riesgo que el enemi- go sitiador acometiera simultáneamente, y pusiera en peligro la plaza; lo que di á la agresión un pronun- ciado carácter de alevosia. « 5 P Haber elegido para cometerla el amanecer del dia siguiente al que el Gefe de Escuadra habla pa- sado todo entero en el territorio ocupado por los sitia- dores; y en compañía de los enemigos del gobierno, que alli habitan; lo que produjo naturalmente la creencia universal de que el inesperado ataque, habla sido convenido la víspera con los enemigos;—creen- cia, que el gobierno desea tener por infundada, pero que no por eso ha sido menos profunda en todos, f que el gefe agresor debió proveer. « 6 P Haber agregado el gefe de escuadra Gren- fell al insulto de su agresión el da buscar en el Re- preséntente de una Nación Extrangera. protección pa- ra su familia; dando asi á entender que el Gobierno, y la población déla "apital, cometerían represalias ver- gonzosas sobre una familia inofensiva; cuando la es— periencia, jamas desmentida, ha mostrado & ese gefo que aun las familias de los que se hallan en las filas de los sitiadores han sido constantemente respetadas, como lo exigen la civilización y los principios de todo gobierno culto. « 7 P Haber provocado el gefe de la eseua dra, A intencional mente, ó por Irreflexión, nuevos moti- vos de rompí miento, yendo a pasearse, al siguiente dia del suceso, por medio de la* tropas de la Capital, en la Linoa da Fortificación; cuando sabia el estado de exaltación en que su conducta, y las consecuencia» á ella debidas, hablan colocado á la guarnición y a* pueblo de la Capital; á punto de haber sido necesario Á8 tomar precauciones para evitar que esa provocación produjera sp éf>cto. « &P Haber causado, como consecuencia inme- diata y directa dé tu conducid, la desavenencia entre toe miembro» de la administración, de que ha resulta- do la crisis de qué aun no puede decirse que se ha sali— de^l* íí** hafue,to ca** en ma,iOS del enemigo la Capital «c Por todos esos hechos,—de cuya verdad son tes- tigos la población de la Capital y el señor Encargado de Negocios—protesta el Gobierno de la República contra el gefe de escuadra Juan P. Grénfell. del modo mas positivo: y mientras reclama del de S. M. Impe- rial la solemne reparación que confia obtener de su lealtad y justicia, ordena comunicar esta protesta al señor Encargado de Negocios, para que surta sus efectos. « Al cumplirlo, debe también el infrascripto ex- presar que el Gobierno reconoce con placer que la con- ducta moderada, decorosa y leal, del señor Encargado de Negocios en el presente suceso, ha formado un con- traste, por todos apreciado, con la adoptada por el gefe de la Escuadra; y el Gobierno se complace en mirarla como la verdadera esprusion de los sentimien- tos y de la politice del gabinete de S M. respecto de la República. « Con este motivo saludo al señor Encaigado con mi mayor consideración.—(firmado)—Santiago Váz- quez. Ncsf. 7. « Thadtjccion. « Legación Brasilera, 18 de Noviembre de 18*4.—El abajo Armado, Encargado da Negocios ad interim de S. M. el Emperador del Brasil, tiene el honor de acusar reciba á la nota, que, con fecha 13 del corriente, le dirigió S. E. el Sr. D. Santiago Vázquez. Ministro Secretario de Es- tado de Relaciones Estertores para manifestarle, que la arriesgadisima crisis de esta capital ape- nas acaba de salir, debida, en su primer orí-, gen, al procedimiento del Gefe de Escuadra* Juan Pascual Grénfell en la mañana del día 8, le han impedido cumplir la Orden que recibió para protestar, del modo mas solemne, contra ia injustificable violación del derecho de gentes cometida en aquel día; ofensa hecha gratuita- mente al honor de la República: rompimiento estrepitoso de la neutralidad tantas veces pro- metida^ consecuencias que ha traído ya y puede traerla conducta del mismo Gefe, por los ocho puntos presentados por S. E. en su citada no- ta, á la que el abajo firmado pasa á responder or dinalmente. « 1 -° Que, aun cuando sea exacto que el Gefe de Escuadra Juan Pascual Grénfell, en la mañana del dia 8, hiciese mudar de fondea- dero á la goleta Legalidad, colocándola á distancia de catorce brazas del bergantín de guerra Oriental, con todo semejante aproxima- ción, después de no ser, como informaron a S. E., acompañada por ninguna otra embarcación armada, no hubo un solo acto que la pueda calificar de hostil, por cuanto á su bordo nin- gún aparato bélico se hizo, que tal pudiese sig- nificar; ni aun exigencia alguna fué hecha por el Comandante de la fuerza naval á ninguna autoridad de la República: debiendo declarar que esa aproximación solo tuvo por fin impe- dir que el Sr. Ex-Ministro de la Guerra diese al marinero imperial Ravena, el mismo destino, queá los cuatro infelices que en el Cerro ca- lificó de desertores, y tan arbitrarla como mo- mentáneamente mandó fusilar, a 2 P Que solo a las diez de esa maña- na mandó reunir las embarcaciones menores do la Escuadra de su mando, con gente arma- da, i orque ya desde antes de las siete el abajo firmado había exigido por nota verbal (1) al Gobierno de la República, por vía de S. E. , tanto la inmediata entrega de Ravena y otros brasileros, como el castigo del oficial de la Legión italiana que insultó el uniforme del Imperio ; avisando á S. E. que si, hasta esa hora no se hallasen entregados los brasileros y castigado el oficial, el Gefe de escuadra em- plearla la fuerza, como claramente lo muestra la nota que S. E. tuvo á bien entregar al aba- jo firmado antes de terminada la hora. (2) «3 -° Que la circunstancia de hallarse ia Ca- pital sitiada y bloqueada no debe ser conside- ración bastante para quo los neutrales toleren silenciosa y pasivamente repetidisimos exesos de las autoridades de la República, á quien como interesadas en su conservación pertenece respe- tar, si es posible, con mas escrúpulo los dere- chos de los neutrales, so pena de llamar sobre si iguales conflicto*. • . Que no debiéndose dar esa pasiva tolerancia, también sin injusticia raanifiesti se podra tachar de alevosa la conducta del Gefe (1) Entiéndase que esta frase—por nota verbal— no tiene aquí la acepción que se le da en diploma- cia; solo quiere decir, en conferencia verbal ; pues no - hubo nada escrito de parte del Sr. Encargado de Ne- gocios en aquel dia. (9) Véase el documento núm. ta, & que este periodo se refiere. 9 de Escuadra, que debe sobreponerse á cuales- quiera estrañas circunstancias, cuando se trata de defender la vida de un subdito del Imperio, espuesta al arbitrario capricho de una autoridad tan elevada como lo era entonces el Sr. ex-Minis- tro de la Guerra, que por innumerables veces y modos babia manifestado su animosidad contra los subditos del Imperio. «5? Que la fortuita circunstancia de ha- ber estado el Gefe de la Escuadra el dia antece- dente en territorio dominado por las fuerzas si- tiadoras, cuando en él residen no pocos neutra- les, no es bastante para dar la infundada creen- cia de haber pasado el dia entero con los sitia- dores, y mucho ménos de que el suceso habia sido combinado; creencia que no puede ménos de ser ofensiva a la rectitud del mismo Gefe. « 6.3 Que la precaución tomada por el Gefe de Escuadra de colocar su familia bajo la protección del Encargado de Negocios británico, aun cuando fuese privadamente, con todo se halla justificada por las que S. E. manifiesta en el séptimo punto de acusación, haber si do precisas después de aquietado este desagradable pero preciso negocio. «7.° Que el paseo hecho, en el dia sigui- ente por entre las fuerzas del Gobierno, lejos de ser tomado como provocación, debe ser conside- rado como demostración de confianza que el Gefe de Escuadra depositaba en la ilustración y justicia del mismo Gobierno, y buena disciplina de su fuerza, cuando se halla fuera de rencoro- sas influencias, tales como las del Sr. ex-Co- mandanle General «¡e Armas. 8.° Finalmente que la desavenencia en- tre los miembros del Gobierno podría haber lle- gado sj sa auge por el suceso del día 8, causan- do la demisión del Sr. eac Ministro de la Guer- ra'* pero no prooccibla: por que tí mas de los inequívocos hechos quecomprueban su animo - sidad contra los subditos del Imperio, hay da- tos para afirmar que deberla existir, desde que el mismo Gobierno conocía que ese Sr. ex-Mi- nistro procuraba no solo entorpecí r su marcha sino también sobreponérsele; datos que el abajo firmado escusa por ahora recordar, por que co- noce cuan sabidos son por S. JE. « Habiendo asi mostrado cuan infundadas, é injustificables le parecen ser las acusaciones que hace el Gobierno de la República á la con- ducta del Gefe de Escuadra Juan P.Grénfell en el dia 8 del corriente, el abajo firmado aprovecha ia oportunidad para comunicar a S. E. que ele- vó al conocimiento de su Gobierno la protesta del de la República; y para renovar la exigencia que el abajo firmado juzgó deber demorar en atención á las circunstancias de la capital, que cree hoy restituida á su primitivo estado; que S. E. en su nota del 8. prometió satisfacer, es— perando de la justicia del GoblernoOriental sean prontamente entregados á la Escuadra Imperial los brasileros reclamados constantes de la rela- ción entregada á S. E., asi como Antonio Janeiro hace tanto tiempo preso arbitrariamente á bor- do del buque « Republicano »; y castigo del ofi- cial de la Legión Italiana que insultólas insignias del Imperio rasgando y pisando el uniforme del marinero imperial Ravena. « Con este motivo el abajo firmado reitera á S. E. las protestas de su alta y distinguida con- sideración.— Firmado) —Felipe José Pereira Leal.—Exmo. Sr. D. Santiago Vázquez Ministro Secretario de Estado de Relaciones Estertores. » Natural era que el Sr. Leal rechazase el 8 P punto de ésa protesta, diciendo que, lejos de atribuir á la conducta del Sr. Grénfell la separa- ción del coronel Pacheco, habia sido pactada, por oferta del Gobierno.—Pero, muy al contra- rio, el Sr. Leal sostiene que los sucesos del 8 da noviembre no produ/eron aquella separación : de modo que el Sr. Grénfell afirma que fué pac- tarla espresamente con el Sr. Leal , y el Sr. Leal afirma que ni aun se puede atribuir a los sucesos del 8 ; sino á causas muy anteriores ó indepen- dientes de las relaciones con el Imperio II Poco es eso todavia.—El Gobierno de la Re- ' publica reclamó ante el de S. M. I. contra los procedimientos del Sr. Grénfell en los términos siguientes: Num. 8. « Ministerio de Relaciones Exteriores. — MJntevideo Noviembre 14 de 1844. « Tengo el honor de dinjirme, por orden del Gobierno de la República, a S. E el Sr. Mi- nistro de Estado y de Relaciones Exteriores de S. M. el Emperador del Brasil, para comuni- carle hechos de muy grave y muy desagradable naturaleza , cometidos por el Gefe de Escuadra Juan P. Grénfell, y para reclamar de la lealtad y" Justicia del Gobierno de S. **« una reparación que el de la República prefirió no tomar por si mismo, p »r no comprometer ligeramente inte- reses de mas alta importancia. « Heaqui la relación sencilla de los hechos, tomados desde su orfrgen.lO « Los buques de la Estación Imperial fue- ron siempre el abrigo de cuanta persona quería fugar de pata plaza; & su bordóse reunían mu- chas ríe ella*, hasta que se proporcionaba buque que I-i* condujera a Buenos Aires ú otros pun- tos. Nada do reprensible tenia esa conducta mientras se trataba solo de asilar á particulares en peligro; y el Gobierno jamas hizo por eso re- clamo alguno. « Pero los buques de S. M. empezaron á recibir desertores de la Guarnición, enviandolos Juego al exterior, y hace algunos meses que dos oficiales de uno de los cuerpos de ella, saliendo aparentemente a paseo en un bote, se apodera- ron por violencia de él, arrojando al agua al que le gobernaba, y se fueron á uno de los buques del mando del Sr. Gefe de Escuadra Grenfell. Los reclamó el Gobierno, y este Sr. rehusó deci- didamente devolverlos, porque, hallándose, di- jo, bajo el pabellón imperial, no podían ser re- clamado*. El Gobierno entonces se limitó á prevenir ¡A S. Grenfell que no olvidase ese an- tecédeme por él establecido, por que su aplica- ción debia ser común á todos lo* pabellones. a Mucho tiempo después el Sr. Encargado de Negocios de S.M. reclamó algunos deserto- ros de la Estación Imperial que se decían exis- tir en los cuerpos de la guarnición: y el Gobier- no tomó las medidas necesarias para averiguar el hecho, reservándose discutir el d Techo cotí el Representante de S. M. Esas reclamaciones nin- gún di-gusto habian producido; las relaciones con el Sr. Encargado de Negocios se conserva- ban, no solo en un pie de absoluta franqueza, sino de muy estrecha intimidad; y basta la tar- de «leí dia 7 del corriente tuvo aquel funciona- rio conferencias conmigo, que suponían im- plícitamente esa misma intimidad. a Asi estaban las cosas, cuando á las seis de la mañana ríe-i dia 8, la población de la capital fué sorprendida y escandalizada con una repen- tina agresión de parte del Gefe de Escuadra Grenfell. La goleta «(Legalidad,• primero; y en seguida varias lanchas de guerra, tripuladas con marinos, armados para abordar, entraron ai in- terior del Puerto, y se situaron en derredor del bergantín de guen a «Sosa» de la escuadrilla na- cional, en actitud abiertamente hostil. El Go- bierno que ignoraba rl motivo de semejante agresión, supo eiitonees con asombro por avisos verbales del Sr. Encargado de Negocios, que el Sr. Grenfell acababa de dirifirle una nota, para anunciarle que un roirioero Imperial habla sido maltratado, é insultado su uniforme; que creía, por eso, llegado el caso de emplear la fuerza, por lo que prevenía al Sr. Encargado de Nego- cios que se embarcase, y que pusiera la familia del Sr. Grenfell, bajo la protección del Encar- gado de Negocios de S. M. Británica. « Pudo el Gobierno en aquel momento ha- ber castigado ejemplarmente el ultraje que se le hacia, por que el Sr. Grenfell, por temeridad, ó por jactancia, trajo fuerzas muy inadecuadas a su empresa, y las colocó de modo que hubieran sido inevitablemente aniquiladas. Es el juicio del Gobierno, de la población y de los marinos todos que vieron la disposición de las cosas. a El Gobierno habría obrado con pleno de- recho, castigando á quien asi le ultrajaba; y cuantos miraban el hecho, estrangeroá y nacio- nales, habrían aplaudido á ese castigo; tal era el sentimiento de enojo producido por agresión tan injusta como jactanciosa. « Pero el Gobierno necesitaba dominar ese justo sentimiento, para no atraer sobre las dos naciones las desastrosas consecuencias de una guerra; y para no aventurar la existencia de la Capital del Estado, sitiada por tierra y bloquea- da por mar. Reprimió enérgicamente sus pri- meros impulsos, confiado en que el decoro, la lealtad y la justicia, del Gobierno de S. M. le harían apresurarse á dar al de la República una digna satisfacción. « Ordenó pues, al Ministro de la Guerra gefe de las armas, que no emplease la violencia, para lo que estaba plenamente preparado; y pro- metió al Sr. Encargado de Negocios los deserto- res reclamado.», después que el gefe de la escua- dra, retirase la fuerza del puerto. « Asi terminó el hecho : pero sus conse-. cuencias han sido mas graves todavía. c El Ministro de la guerra. Comandante general de las armas, menos reposado, y mas Justamente exaltado, por hallarse sobre la es- cena misma del ultra ge, se Juzgó ofendido de la resolución del Gobierno, y elevó la renuncia de sus cargos, sin dejar libertad de rehusar su admisión. La separación de un gefe que el ejército estimaba; el sacu liniiunto que produ- jo en la opinión la creencia de que el Imperio busca pretextos de romper con la República, la detención súbita de todos los recursos con que el Gobierno contaba para atender a sus necesida- des; la agitación en el com-rcio. que empwo a enviar a bordo de las Est icio íes ucu'ras. >us caudales, y la exaltación natural, en medio de semejantes ocurrencias, han puesto a la Capital déla República en el último peligro; y altísimos esfuerzos de energía de parte del Gobierno, y de patriotismo en el ejército y en la población, han bastado, apenas para dominar la crisis, y res- tablecer, en cierto modo, la tranquilidad. Pero el mal está hecho; la opinión está conmovida; la fuerza de la posición que los defensores de la ca- pital se habian conquistado ha sido quebranta - da; todo eso, resultado de la conducta incalifi- cable de un gefe imperial. Al Gobierno de Su Magostad toca hacer lo único que puede; pero que debe hacer en honor y justicia.- dar al de la República una satisfacción tan solemne, como público y atroz ha sido el ultrage. « Adjunta hallará el Exmo. Sr. Ministróla protesta hecha al Sr. Encargado de Negocios so- bre la conducta del Gefe de Escuadra; y verá en ella las circunstancias todas que han agravado el hecho principal. El Gobierno, justo aun con sus agresores, nunca ha creído que el Sr. Gren- fell faltase á sus deberes de bonor, á tal punto que hubiese ido á pactar con los enemigo que si- tian la Plaza el acto de positiva hostilidad, con que casi la ha puesto en manos de aquellos. Pero el Sr. Grenfell sabia que, por sus conexiones de familia, y por otros motivos diversos, es gene- ralmente tenido por partidario de los sitiado- res: esa circunstancia, y el haber pasado todo el dia que precedió al suceso, en el territorio que aquellos ocupan, en casa y compañía de los ene- migos del gobierno, han creado la perniciosa opinión de que su agresión fué pactada el dia a nterior. « La lealtad con que, antes de ese suceso, se condujo siempre el Sr. Grenfell, da al gobier- no la seguridad de que esa opinión general es errónea; pero sus consecuencias no han sido menos funestas, y no es menos cierto que el Sr. Grenfell debió-preverlas. « Prever debió también que comprome- tía seriamente al gobierno, yendo á pasearse entre una guarnición, cuya exaltación habia él mismo cau-ado, provocando con su presencia insultos á su persona, que ha costado no poco evitar, y que babrian traído nuevos desastres. En este punto, la irreflexión, cuando menos, del Sr. Grenfell no puede escusarse. « Debo hacer notar al Exmo. Sr. Ministro que no existe nota ó documento alguno oficial, «leparte de los agentes de S. M.. relativo á este suceso, ni para haberle preparado antes de co- meter el insulto, ni para esplicarlc después. 1 Sabe el gobierno, por una publicación, emana da del señor Grenfell, que trata de disculpar su conducta, diciendo que, luego que supo que ha- bian maltratado á su marinero por desertor, te- mió que se le aplicara el Decreto, que condena á muerte á los que abandonan sus banderas, y acercó su fuerza para impedir que eso suce- diera. « Semejante disculpa es la prueba mejor que el Gobierno de S. M. debe tener de la sin- razón y atropeilamiento de su Gefe de Escuadra. El señor Grenfell no podia ignorar que una sim- ple reclamación del Encargado de Negoc os. ha- bría bastado para suspender, al menos, la ejecu- ción del desertor, mientras se averiguaba su na- cionalidad, y se discutía el derecho de entre- garle. « Ademas de que dos circunstancias existen que prueban, que aquel temor no es mas que una mala escusa.para atenuar un exceso injustifi- cable. La primera es que el 5r. Grenfell tenia noticia del suceso—cierto ó falso, lo ignora aun el Gobierno—del marinero, que se dice maltra- tado, desde la mañana del dia anterior, y si nó temió dejar pasar veinley cuatro horas sin obrar, en cuyo tiempo podia haberse ojecutado al de- sertor, si asi lo temia, no se concibe la urgencia que le llevó á empezar sus reclamos por el apa- rato de la fuerza . La segunda, que el señor Grenfell expresó al señor Encargado de Nego- cios, en una nota, los motivos de su conducta, y su resolución de emplear la fuerza en cumpli- miento desús instrucciones, sin que el temor de ver fusilado, por desertor, á uno de sus mari- nos, se hallase indicado en esa nota. « Pretende también el Sr. Grenfell que él recomendó al Sr. Encargado de Negocios que reclamase la devolución de sus marinos: si lo hizo, fué cuando ya habia violado el Puerto, cuando ya estaba en armas al costado de los bu- ques nacionales; y el Sr. Grenfell sabe que ne- gociación ninguna se entabla en esa actitud. « Los sucesos que se han desenvuelto, en estos dias, con tan arriesgada rapidez, no han permitido al Gobierno indagar el hecho, a que el Sr. Grenfell atribuye su agresión: aun igno- ra si es cierto: pero, en todo caso, aquel Gefe no pudo proceder, ; or el dicho simple de un marinero, y mucho menos, sin haber reclama- do antes una esplicaclon del Gobierno, ó una satisfacción,»! á ello habia lugar; y siempre por conducto del agente acreditado cerca del Go- bierno.■ Este no pueda dudar de que el deS. M. Imperial reconocerá . el efuerzo de moderación que ba sido necesario para evitar que corriese la sangre dedos Pueblos amigos, intimamente ligarlos de intereses, por oi a tropel la miento de un Gefe, que no sabe contenerse en la linea de sus deberes Las consecuencias que su con- ducta ha tenido, son la mejor prueba de cuan inmediato estuvo el rompimiento: el Gobier- no espera confiado, qne una satisfacción de que ningún Poder Justo y elevado se desdeña, res- tablecerá las relaciones cordiales entre los dos Países, y dejará á ambos Gobiernos en el pun- to de vista que el honor y la justicia reclaman. « Con ese fin. me ordena dirigir esta nota al Esmo. Sr. Ministro, acompañándole la Pro- testa hecha al Sr. Encargado de Negocio», y ad- viniéndole que, con esta fecha, autoriza al Ple- nipotenciario de la República en la Corte Im- perial, para entender en este desagradable ne- gocio. « Aprovecho gustoso la ocasión para tener el honor de ofrecer al Exmo. Sr. Ministro de Delaciones Estertores mi mas alta considera- ción y aprecio.-(Firmado)—Santiago Vázquez.» En presencia de esa nota , y de la protesta del 13, lodo hombre de buen sentido decidirá, si el Gobierno hablarla en el tono que lo ha he- cho, si referirla la causa de la separación del co- ronel Pacheco del raodt» que aparece , si pedi- rla satisfacciones al Imperio; habiéndose reco- nocido culpable y vencido, has'a el vergonzoso estremo de haber pactado la destitución de uno de sus ministros. No : el Gobierno habla el len- guaje de la dignidad, del derecho , del que se cree ofendido, del que espera recibir reparacio- nes ; no del que se hubiese prostituido , dando las que ninguno pudo imaginar pedirte. Aun hay mas.—El Sr. Grenfell afirma que'a destitución del ministro Pacheco fué propuesta por el Sr. Santiago Vázquez, Ministro de Rela- ciones Exteriores, al Sr. Encargado de Negocios del Imperio. Este funcionario, deseoso de tener constancia de lo que ocurrió el 8 de noviembre entre él y el Ministro de Relaciones Exteriores, dirigió á este la carta que aquí se cópia , con la contestación del señor Vázquez: NiM. 9. « TRADUCCION. « Felipe José Perelra Leal pide, y espera ob- tener, del Exmo. Sr. D. Santiago Vázquez que, bajo su palabra de bonor, se sirva declarar, al pié de esta, ai es verdad que, en la mañana del 8 de Noviembre, hizo sus reclamos verbales á vista del oficio original del Exmo. Gefe de Escuadra Juan Pascual Grenfell.—Montevideo 18 de Diciembre de 1841. » Num. 10. Respuesta. ■ Santiago Vázquez declara, bajo su pala- bra de honor, ser verdad que en la mañana del 8 de Noviembre último el Sr. Encargado de Negocios de S. M. I. D. Felipe José Pereira Leal se presentó en su casa habitación, anunciándole que la. Goleta Legalidad se hallaba dentro del Puerto, y que él había recibido una nota del Sr. Grenfel I, reclamando la entrega de deserto- res déla Escuadra Imperial, que se hallaban en nuestra Escuadrilla ó Legión Italiana, entre los cuales cree el Sr. Vazqutz le citó especialmente á un Ravena : añadió Su Señoría que á las 11 de la noche anterior había recibido la nota (te- nia el Sr. Encargado de Negocios un papel en la mano) del Sr. Grenfell en la que decía que si á las diez de la mañana no estaban entregados los desertores, haría uso de la fuer- za* que él (el Sr. Encargado de Negocios) ha- bía estado á las' once de la noche en casa de S. Vázquez para hacer á aquella hora la recla- mación, pero que en vano había llamado repeti- das veces para que le abriesen la puerta: que había pedido al Sr. Grenfell esperase hasta las 2 de la tarde ; que desde temprano bahía procu- rado ver á S. Vázquez, como lo consiguió luego que supo estaba levantado; pero Santiago Váz- quez no leyó, ni tuvo en su mano, el papel que el Sr. Encargado dijo ser la nota del Sr. Gren- fell; ni sabe de su contenido otra cosa que las esplicaciones espuestas: su respuesta, después de varias esplicaciones, fué que muy luego le pasa- rla una nota en que manifestase que el Gobierno baria entregar brevemente los desertores, como lo verificó . presentándose él mismo encasa del Sr. Encargado de Negocios. Montevideo, 18 de Diciembre de 1844. » Natural era que el señor Leal hubiese pedi- do al ministro, respecto á, la supuesta promesa de destituir al coronel Pacheco, la misma espli- cacion que le pide á cerca de los demás puntos de su carta. El no haberlo hecho prueba tam- bién que nada se habló sobre el particular. Pe- ro mas todavia lo prueba el silencio del señor Leal, cuando el señor Vázquez le dirigió la car- ta del tenor siguiente: 13 Num. 11. « Como el Sr. D. Pelipe José Fereira Leal se ha dirigido á Santiago Vázquez en igual for- ma y con objeto semejante, no se sorprenderá de que Santiago Vázquez le pida, y espere obtener de su señoría, que bajo su palabra de honor, se sirva declarar al pie de esta, si es verdad que ni en la mañana del 8 de Noviembre último, ni en las siguientes, le ha ofrecido Santiago Vázquez, directa ni indirectamente, que el Ministro de la Guerra seria destituido para satisfacer al Impe- rio, ni que tampoco se hablase cosa alguna rela- tiva á indemnizaciones pecuniarias,—Montevi- deo 18 de Diciembre de 1844. » Tres dias después de recibida esta carta por el señor Leal, se embarcó sin haber dado con- testación alguna; lo que ciertamente no hubiese hecho, si hubiera ocurrrido algo de lo que su- pone la carta del señor Grenfell. Llegando aqui, nadie puede ya dudar de que se ha inferido al Gobierno de la República un ultraje tan grave como gratuito, afirmando, contra - toda verdad, que sacrificó uno de sus ministros á- satisfacciones que ni debia, ni se le pidieron; y yendo á publicar esa injusta difatc macion por las prensas del enemigo. El go- bierno se ha asombrado de semejantes procedi- mientos: pero no teme el efecto que causen en la opinión; porque la verdad, á cuyo poder na- die resiste, aparece ahora en tal evidencia, que aun los mas acerbos enemigos de la Autoridad han de someterse á reconocerla. Por lo que hace á las otras satisfacciones, que se dicen dadas por el Gobierno el dia 8, él declara que ni se le exigió, ni dió otra ninguna que la devolución de los desertores reclamados; verificándola después de haber desaparecido la fuerza. La discusión de este punto motivó la retirada del Sr. Leal, de que el Gobierno ba ins- truido ya á la nación y á los neutros. Nada mas dirá sobre ella: pero necesita publicar un docu- mento mas, para quitar las dudas á que, de otro modo,daría lugar la nota, arriba copiada, del Sr. Leal, fecha 18 de Noviembre. Contestando este señor el segundo punto de la protesta del Go- bierno, dice: que él previno que el gefe de Escuadra emplearía la fuerza, si , pasadas las horas que indica , no estaban devueltos los prisioneros, y castigado el oficial italiano, que se decia haber insultado el uniforme imperial; como claramente lo muestra (añade el señor Leal) la nota que V. E. tuvo á bien entregar al abajo firmado antes de terminada la hora. Aqui está el texto deesa nota entregada por el Sr. Vázquez al Sr. Leal. Num. 12. Ministerio de Relaciones Exteriores. Montevideo Noviembre 8 de 1844- El Gobierno me ordena poner en conoci- miento del señor encargado de S. M. el Empe- rador del Brasil, que en este momento se están dando las ordenes necesarias para que sean in- mediatamente restituidos á la Escuadra Imperial los individuos á ella pertenecientes que el señor Encargado de Negocios reclamó. El Gobierno, espera, en consecuencia, que se evitarán por parte del Gefe de la Escuadra demostraciones que alarman la opinión, y que no producirán otro efecto, que el de complicar un negocio de- masiado sencillo. Dentro de poco tiempo esta- rán devueltos los espresados individuos, y al co- municarlo al señor Encargado de Negocios ten- go el honor de reiterarle la espresion de mi ma- yor consideración y aprecio.—(Firmado)—San- tiago Vázquez. » Dígase si en ese documento se menciona castigo deoñeial alguno, si se habla de otra cosa que de devolver desertores. Esto solo compren- de el acuerdo d el Gobierno humero 3; esto solo, la nota con que se le comunicó al Sr. Pacheco numero 4; de esto solo se quejó él en su res- puesta numero 5, esto solo ofrece la nota cuya copia acaba de leerse,* yeso nada mas, se prome- tió el dia 8.El Gobierno está cierto deque no se producirá un solo documento q4 contradiga los q* deja publicados. Ellos ponen so conducta y su honor en el lugar que uo pudo resolverse á re- nunciar: ellos prueban acabadamente que, si en loa tristes sucesos del 8 de noviembre se condujo con la moderación suma que le aconsejaban sus principios, sus relaciones con el Imperio, y las dificultades de su situación; no se apartó un pun- to solo de la senda del deber, ni comprometió en lo mínimo la dignidad niel decoro nacional, cuya custodia le está encomendada. Montevideo enero 3 de 1845.