3 LA RUINA DE LOS MFXC\NOS, LOS ENEMIGOS DE LA PATRIA ' SIN MASCARA NI ENCUBIERTA. Tan criniini.1 como el que liare traición a su patria, e» el que sa. cr.lica la cünsf! \ ación é interés general por miras de sn p i t cu- lar provecho: y ya se conocerá cuanto es execrable la barbarie y perversidad de estos que con todo género de maldad han afli. gidoa la patria y están hny ocu- pt dos de su total ruina. Cicerón ¡ib. 1. ° de la república. D ESPERTAD mexicanos: despertad, pues un abis- mo de tnaleí^está para sumergiros y perderos sin re- medio. ¿Hasta cuando, basta qué punto, hasta qué grado se abusará de vuestro sufrimiento? ¿Hasta cuando una docena de hombres los mas desprecia- bies, los mas prostituidos, los mas ignorantes, los de ningún mérito para la patria, han de constituiros el jugete de sus pasiones, y el instrumento de sus in- famias? Abrid los ojos y mirad que la que 09 están tramando y preparando, es para la total ruina de nuestra nación. Sabed que actualmente es ministro de la guerra de los Estados-Unidos el abominable Poinsset, y mi- rad que esto 6e hace en los momentos de nuestra lucha con ios téjanos. Record td que florecía y pros- peraba nuestra República, que una era la voluntad de sus hijos, que todos eran hermanos, que prospe- raba la agricultura, que habia un ejército numeroso bien pagado, que nada se debia á los empleados y que caminábamos violentamente á la opulencia; peroI r<-tcv n7 agraviaba a PoÍTfVi?|, y por eso, valido «le lo^ nismos, mexicano?, sembró la discordia y puso en ejecución lodos los males que pudo, para que disminuida la población, aniquilado el ejército, em- pobrecido el p tis, dividido y asolado, consumido el erario, h imbriento el empleado, lánguido de miseria» angustiado el gobierno, amagado en lo esterior y sin recursos, la patria no tiniese remedio y llegase á • er presa de la ambición y constituida patrimonio ! de otra potencia. En electo, visteis que nuestros I males exi-iten desde la venida, de Poinsset, quien para disminuir Ja población, promovió la salida de los es- panoles con sus infelices fa «libas, afligiendo y tttrim bul.ndo por cada español á «lia espora mexicana, á muchas liijos y protegidos naturales del pai>, que se hicieron salir con sus gruesos caudales, para que dándoles acogida en los Estados-Unidos, que están bien inmediatos, circulara allí el dinero que sal i a> Je nuestras ciudades: que estableció las logias-yorqu*- nas, para que dividiéndole los mexicanos "cuando ¡y» fueron numerosas, co nenztrau las revoluciones, lando al gobierno «urnas inmensas y produciendo el efecto de derramarse á torrentes la sangre de lofl infelices soldados mexicanos que nada entendían de partidos, ningún fruto sacaban de ellos, y debían ya tener resguardada la vida que espusieron tantas ve- ees peleando por la independencia, y sulo conser- varla para defender con ella á su patria de los ata- ques estrangeros. ¡O miserables víctimas! ¡Valientes soldados' que pWditftejtf la vida en Tolome, Tulan- ; eingo, los Pozos, el Palmar, la Acordada, Oajaca, Perote, Posadas, Zacatecas y otros puntos, vosotros fuisteis víctimas deludiendo á vii"strt.s mismos ene- migos, á los que no deseaban smo consumir al ejér- cito, disolverlo y aniquilarlo, como lo trataron de realizar los vonpiinos en 1833; vosotros recibisteis la muerte, dejasteis á vuestras infelices familias e» la miseria, y los yorquinos, los amigos de Poinsset9,'Je os movían; quedaron contentos, ellos sacaron el 'r>it<>, nada nn'i(>st>aro¡> y nada sintieron |ii agrade- cieron ni aliviaron á vueslias familias. ¡Visteis, mexicano-, que esos masones estableci- dos por Poinsset no hicieron otra cosa sino h-.eer fll pueblo y al ejército instrumento para su j. t; j ¡ > i - * provecho! El pueblo se movia, los soldados d¡ ivu- to»ban su sangre, y 1 ts yorquinos eran los úuicos Rué se colocaban en los empleos para robarse las rentas públic.ts, con que han medrado. Los yorqui- "os con el empleo, ó con lo que tornaron, viven en desahogo, al paso que al soldado apenas se le pue- de pagar, el'empleado llora de hambre, y los hom- bres, pacíficos, los ciu la latios mi-erables resisten las Contribuciones que hoy son necesarias para que ta nación no pprezca. Pues mirad, mexicanos, que no se ha cansado Poinsset, ni los yorquiuos compadecen á esta patria de que son indignos hijos, sino (pie tratan de dar- W el. último golpe: ya veis que todos los paniagua- dos de Poinsset, bus- criaturas, tus amigos, ya que yen establecida la república, ya que conocen que se puede emprender ta guerra de Tejas, es cuando pa- ra divertir nuestra atención en lo interior, levantan V voz contra nuestra presente constitución, para que *l gobierno no pueda disponer de la tropa .necesa- ria, para que divididos, los mexicanos entre sí ha- ciendo y deshaciendo, ocupándose hoy en destruir lo Q,ue se fabricó ayer, y mudándose cada dia las leyes entremos en tal grado de confusión, que sin defensa a'guna seamos de nuevo esclavos, y perdamos al Doisino tiempo la independencia y la religión. Se toman por pretesto las actuales leyes, y se clama por las'iustituciones de 1824, para que vol- l'iendo á sus puestos los masones, nadie hagrt caso de que los téjanos están en posesión de nuestro ter- •"'torio, ) que el será ocupado por nuestros enemi- gos. Veis, mexicanos, que todas las representado-nes que se están presentando, están dictadas y fir- madas por los que conocidamente son yorquinosi que los generales que la firman, si fupran patriólas,» habrían ido á la c ampaña de Tejas á hacer la guer- ra á nuestros enemigos: que los hombres de caudal que también firman, no aprontaron su dinero, y sí lo ministrarán para que se mude la (órma de go- bierno, con la cual no arrojamos á los téjanos, si* no que justificamos su conducta, y que tanto esos generales como esos ricos' avudan á la destrucción de la pátria, siendo por maldad unos y por tontera otros, agentes de Poinsset. Vosotros, valientes soldados del ejército, visteis que bajo la constitución federal continuamente eatá- bais en lucha los unos con los otros: de un estado pasabais al otro: cuando no teníais la guerra en Oa« jaca, la teniais en Veracruz, donde el vómito oS consumía: cuando escapabais de la muerte en el Sur( pasabais á esponerla a otro estremo, y los miles de vuestros compañeros por las revoluciones de los ma- sones quedaron tirados en los campos para que unos yorquinos fuesen ministros, otros generales, otros sil* biesen á coroneles, aquellos fuesen diputado», \oi otros gobernadores, y solos vosotros esputasteis vues- tras vidas. Esponedlas mil veces; pero no por en- grandecer á los hombres, sino á vuestra pairia; n<> por los téjanos, sino por la independencia; no pof los malvados, sino por nuestra nación. Mójlico, noviembre 27 de 1837. Los mexicanos verdaderas. MEXICO: 1837. Impreso por Tomás Uribe, Puente del Correo Mayor número 9.