ESPOSICION l****zI QUE LA JUNTA DEPARTAMENTAL DE DüRANGO, &x.\^(M^- DE ACUERDO CON EL GOBIERNO,-- DIRIJE POR SU CONDUCTO ~í¿¿» AL ECSJYIO. SR. D. JJYJSTJSIO BUSTJMJJVTE, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA MEJICANA, PIDIENDO LA REUNION DE UNA ASAMBLEA ESTRAORDINARIA, ELECTA POPULARMENTE, QUE REFORME LA CONSTITUCION FüDEBAt DE VICTORIA DE DURANGO: 1837. IHPRENTA DEL GOBIERNO A CABOO PE MANUEL OONZALE?,"a JUNTA DEPARTAMENTAL DE DURANGO. J^csmo. Sr.—Hace un largo periodo que las relaciones del Go- bierno de este Departamento para con el Supremo de la Nación han limitádose á trazarle el desesperante cuadro de su ser po- lítico, reduciéndolo á la estrechez de notas oficiales, que ape- nas pueden dar idea de los inmensos males que se padecen, y á las que no es posible transmitir las dolorosas sensaciones y ago. nias que preceden cada uno de los momentos que transcurren: nuevos dias descubren nuevas necesidades, nuevos motivos de con. flicto, y raro es aquel en que no desaparece algún empleado que abandona su destino, abrumado por el trabajo, y sin esperanza de recompensa. El Gobierno ha esforzado sus reclamaciones pronos- ticando siempre que el Departamento caminaba rápidamente á una completa desorganización social, que muy presto no habria auto- ridades que conservaran el orden, y que seria forzoso anunciar á los ciudadanos la disolución de su pacto para que cada cual pro- veyera á su conservación como en el estado natural: á pesar de estas reiteradas manifestaciones y de la urgencia del peligro, nada Be ha conseguido para prevenirlo, ni aun se contestan de entera- do muchas de sus notas oficiales, y palpamos el cruel desenga- ño de que la eefistencia del Gobierno Supremo es tan precaria como la del de los Departamentos. Hasta nquí hemos llevado á remolque la nave que se nos en- tregó después que hubo desmantéladose; pero como también las últimas leyes y resoluciones superiores nos privan aun de los me- dios con que pudiéramos llenar aquella penosa tarea, preciso es abandonar la empresa, ó arbitrar medios para llevarla al cabo. Cuando el poder se encuentra a larga distancia «le las necesida- des públicas y solo las conoce por las relaciones que de ellas se le hacen, no se apresura a remediarlas, porque no puede abar- car todas las atenciones, y porque tal vez cree que el mal da- rá treguas para discutir en reposo y con detenimiento los medios de ocurrir á él, aunque por su naturaleza sea urgente y haya lle- gado a" su colmo: tal es la suerte que cabe á este infeliz Depar- tamento en las reiteradas manifestaciones que hace de su deses- perada situación: hoy las esfuerza, haciendo á V. E una fiel pin. tura de sus desgracias, esperando que las remedie proveyéndolo de los recursos que le faltan, 6 bien si carece de ellos, suplicando. 0 adopte la única via que puede salvar del naufragio á la nación,•* pues no hny iluda en que las demás partes Je ella se encuerj., tran en iguales circunstancias. Por las últimas disposiciones de V. E. se ha obtenido del gefe de hacienda que facilite algunas sumas para hacer sub- sistir ta escuela pública y hospital, aunque nunca hay puntuali- dad en los pagos, y es preciso para cubrir los gastos corrientes- de éste, tomar al fiado con las condiciones onerosas que ordina- riamente marcan estos negocios. Sin embargo, tales aucsilios son efímeros,, porque un hospital no solamente necesita de los alimen- tos y medicinas, sino que también demanda otras erogaeiones tan precisas como aqueles, pues si el enfermo carece de abrigo, de colchón y de otros útiles nada ha adelantado, y esta es la situa- ción actual de aquel benéfico establecimiento, pues el gefe de ha. cienda ha negádose á facilitar las sumas necesarias para los úti- les: hoy que amenazan ruina algunas de las enfermerías, y que de un golpe pueden terminar los dolores de los infelices que allí buscaban la salud, se ha- contestado que no pueden reparar, se hasta en tanto-que V. E. libre la orden respectiva: el Gobier. no la espera, a«i como también el que antes se desplome el edi- ficio y sepulte en sus ruinas á las victimas- de su mala fortuna: •ste cuadro horroriza, Ecsmo. Sr., y no hay quien deje de lamen- tar la fatalidad que nos condena á esperar de enormes distancias los recursos que antes se tenían á la mano y en tiempo, y que ahora, sobro lejanos, ni esperanzas hay de que lleguen. Aquellos establecimientos son los únicos mejor atendidos, por4 que los otros rumos de la administración pública yacen en un completo desamparo. La cárcel se absorve casi t<>dlsil.lo« a eapensas de la desgraciada multitud: por ellos se cierra un puerto que proveía económicamente á una gtan parte de la Nación, se destruye una población que rápidamente progresaba, y para complemento del feliz cálculo, se aumentan eesorbitantemen- te los derechos, cuando la espeiiencia de todos los siglos ha de- mo-trado, qud aquel es el eficaz medio de agotar las rentas pú- blicas y las fortunas de los Inmines honrados 6 tímidos, que, pa. gan o religiosamente sus deiechos, no pueden competir con loa Contrabandistas. El otro mal que para Durango será el último, porque en él se entonarán los fuñe: aba de su ser político, lo tiene ya á la vis- ta y comienza á resentir sus horrendos efectos; aquel es la guerra de los barbaios, que han asolado á Chihuahua, sin que el Go- bierno se dignára entonces dirigirle una mirada, mientras los pe- riódicos llenaban sus columnas pon la relacn n de pomposas para- das y revistas. Destruido aquel infortunado Departamento sua ene*0 mijos naturales se dirigen sobre Durango etryo soe!o, rico e» producciones a.'i íoolas, en ganaderin, y al mismo tiempo descarne-, cido, les hace esperar un pillaje sequío y aun la tranquila per- manencia de sus rancherías. Por comunicaciones ol'v ¡ales del Gobierno de Chihuahua se sabe que hay una reunión muy numerosa de barbaros dispuesta, á invadir esie Departamento, y una parte considerable de aque- llos ha situádose ya dentro de .nuestros límites, siendo inmensa la linea que debe cubrir-e por la parte del norte y que hoy solo está defendida por cien hombres repartidos en pequen >s des. tacatnentos á enormes distancian una tal fuerza es insuficiente para librarnos, y asi es que, en las irrupciones habidas en este mes han hecho grandes estrados sin que el Xiobienno pueda remediarlo: las autoridades de los partidos pidón minas, municiones y dinero pa- ra proveer á su defensa, mas nada puede facilitarse por que el sistema de desarmar á la Nación nos ha dejado esjmestos á la merced de cualquiera atievid•>. y las contribuciones ecsoibitautes que se ecsigen á los pueblos, pasan á arcas privilegiadas que na- die sabe á donde se vacian, porque la situación afligida de los ciudadanos cada día srecsacerva mas y mas. ¿Quien no se conmueve, Reamo. Sr., al contemplar el cuadro de desolación que ofrece este infeliz Departamento sea cual fuera la parte á donde se dirijan las miradas del que lo obseivaí.... Obligados sus pueblos á renunciar una parte de su libertad y de sus bienes para disfrutar los benefi'-ios del órden social, l:oy se. •Ies lanza de hecho al estado natural, mas sin reinleiiriulos en los .derechos que este les concede, y privados de todos los recursos y medios de defensa que inspira la misma naturaleza: rodeados de bandidos que amenazan sus fortunas y sus vidas, no veen la fuer- za reprimente que los aprehenda, no tienen jueces que. los casti- guon, carecen de armas para repelerlos, y si la desesperación los arma se les liará un crimen por que se defienden; se les despo- ja en fin de una parte de sus bienes en las reiteradas contribu- ciones que no se emplean en su provecho y que deberían servir para ayudarlos á conservar el resto: los Mexicanos viven hoy sa- crificados á su constitución y a sus leyes, viven para su Gobierno, sus obligaciones son efectivas y onerosas, sus derechos no ecsis- ten; ¿y asi podrá decirse que hay sociedad?. ... No la hay, Ec.-mio. Si:., eolo tenernos agregaciones de hombres que no se dispersan por que la misma suerte los eGpera á donde quiera que huyan? solo una emigración universal los salvaría, pero Um »>co puede ecsigírseles, ni nadie tiene derecho para ella; ¿habrá otro medioí .... si lo hay, y la Junta que está obligada á promover la fe-» lecidad del Oepa'tainento sujeta al juicio y patriotismo de V E. sus observaciones; hablará con la franqueza que la urgencia dflt- mal ecsige, sin que la detengan consideraciones algunas, y sin que nada la intimide, porque debe obedecer á las inspiraciones de su conciencia y á las obligaciones que lia contrahido con tos puel/loe.10 Es inútil, Ecsmo. gr., que nos formemos ilusiones, y muy in- justo el que por conservarlas sacrifiquemos la suerte de la patria: la buena íé, la moral y la humanidad ecsigen que desentrañemos el mal y que allí apliquemos el remedio, aunque sea doloroso, aunque lastime él amor propio de los que le causaron por un error de buena fee, y aunque choque con los intereses de pocos que pugnan con el general de la nación: esto aconseja el patriotismo, esto mnnda el deber. Si buscamos el origen de núes, tras desgracias, no hoy duda que lo hallaremos en una constitución dictada con premvra, aguijoneados sus autores por las fací iones que asomaban por todas partes.... mus llegó el dia en que volviéra- mos sobre nuestros pasos y en que viésemos bajo nuestros pies abierto el abismo cuyo borde pisamos, y en que oyésemos los clamores de un pueblo numeroso y angustiado, que, en el ecceso de su aflicción, nos dice: Alargad, señor, vuestra mano generosa que nos revoque de la perdición: echadnos una tabla que nos sa've del naufragio: refor- mad esa constitución que en par'e nos ha producido males sin cuen- to, porque, ó la reformáis, 6 todos perecemos: ¡Alternativa cruel pe- ro precisa.'.... Tales eran los términos formales en que se es- presaba la comisión revisora de los poderes conferidos á los di. putados, que abolieron la constitución de I8°24, en su dictamen de 4 de marzo de 1835, y á la verdad que ellos, asi como los fun- damentos sobre que descansa, nunca fueron tnn ecsactaniente apli- cables como en nuestras afligidas circunstancias: los males (pie en- tonces se consultaron, hoy lian colmado la medida del sufrimien- to, y si la constitución federal, sancionada con la observancia de diez años, se tachó porque fiié dictada con premura, en momen- tos que amenazaban revueltas y como inadaptabl« á nuestro sue- lo, d pesar de que con ella marcharon y progresaron los pueblos; la actual reúne á todos aquellos defectos, los de haber emergido en el centro de las facciones, de haberse dictado a retazos inco- herentes por la festinación que presidia en las sesiones, de haber, se forzado el voló do los pueblos bien espreso, sin embargo de la violencia con que se les ecsijió, de ser dictada por una autoridad incompetente, y en fin dn haberse hecho, no para la nación, sipa, va la persona que se temía continuara rigiendo sus destinos y 4 quien se quería rodear de trabas y obstáculos, p'.r que no babia resolución ó fuerza para atacarla de frente: el teatro cambió y el pueblo se quedó con una constitución no hecha para él: ¿podrá marchar con ella, podrá ser feliz bajo su protección?.... este se- ria un verdadero portento, que no es de esperarse, por que la Providencia reserva sus prodigios para aquellos casos en que son im ficaces las fuerzas humanas. Los poderosos motivos que se tuvieron presentes para des- truir la eontitucion federal han ecsacervádose basta el e-lieino con el cambio ocurrido, y no ha realizádose una sola de las es. peranzas que con él se nos ofrecieron; no la hay tampoco de que puedan ser electivas, pues el sol alumbra diariamente nuevas des-II gracias y fecunda nuevos elementos de desorganización social. Val- viendo al dictamen de la comisión revisoni, á aquel documento oficial que, presentado al cuerpo sobeiano de la nación mereció su su solemne sanción y fué la piedra atitrultir de! nuevo edificio, en- contramos que el cambio de la constitución federal era absolutamen- te preciso_1. 0 por haberse abrumado á los pueblos con nuevas y desconocidas contribuciones: 2. = por haberse creado nuevas ofi- cinas de cuenta y razón, gastándose enormes sumas en milicias inútiles: 3. 0 por erogarse crecidos gastos en llenar el cupo de contingente de hombres y dinero: 4. ° por las frecuentes revolu- ciones civiles: 5. 0 por haberse dispuesto de los bienes eclesiásticos en un estado de la federación: 6. ° por las irrupciones que en aquel tiempo hicieron las tribus bárbaras en Chihuahua, Sonora y Nuevo México: 7. ° por haber desaparecido como por encanto la opulen- cia y riqueza y las enormes lumas de oro y plata que produce nuestro suelo: 8. ° por la moneda falsa de cobre introducida en el comercio: 9.° por la introducción de manufacturas estrange- ras que destruyen la industria nacional: 10. por la absoluta falta de administración de justicia en los tribunales civiles y militare?: 11. por la impunidad de las bancarrotas: 12. por las leyes de pros- cripción que dictaron algunos congresos: 13. por la desmoraliza- ción que comenzaba á propagarse. He aqui las causas que se declararon bastantes para destiuir en 1835 la constitución de 1824, haciéndola responsable do to- dos ellos y confiándose que bastaría aboliría para hacer desapa- recer aquellos. La Junta Departamental no entiará á ecsaminar si tantos niales traían su orinen de la constitución, y sujeta su hu- milde juicio al cuerpo soberano de la nación que asi lo declaró, y que por ellos cambió tu pacto para darle el actual: obrando pues consiguiente á aquellos principios, tan solemnemente sanciona- dos y á los cuales debe su eosistencia el presente estado de cosas, advertiremos, que desde el cambio hasta hoy, no ha desaparecido uno solo de tan ponderados males, y que su incremento es ca- da día mas espantoso y amenazante. Contribuciones reiteradas, nuevas, desconocidas y odiosas, que precipitaron del trono al se. pulcro al monarca libertador, hemos visto desde entonces: al pa- so que los leeursos escasean, se crian nuevas oficinas y emergen escuadrones de empleados que sin provecho pesan sobre e¡ te- soro publico: la guerra intestina asoma por todas partes y la desmembración de la república se efectúa en sus confines mas hermosos: la penuria pública ha llevado la mano hasta las arcas privilegiadas del clero, aunque de esto se hizo otra vez un im- perdonable delito: las tribus báibnias completaron la desolación, mientras toda la atención se concentraba en destruir el pacto fe- derativo de los pueblos, y hoy nbanza el enemigo sin tropiezo á completar el esterminio: la riqueza publica ha desaparecido real- mente, como lo evidencia' el total desamparo en que y ¡cen todos los ramos de la administración pública, y sobre loa cuales se hadado una rápida ojeada; ¿cuando jamás se vió' la nación en tan triste extremidad, sin embargo de que entonces con mayores gas- tos que fe supone había, no ingresaban las enormes sumas que h«y .producen las reiteradas contribuciones-? ¿que se hace este oro y pinta nuevamente cosechado? ¿que, el de las antiguas contri- buciones todavía vigentes?.... la moneda falsa ha dasa parecido juntamente con la buena y con la fortuna de los particulares: la introducción de manufacturas estrangeras no cesa y la -prohibi- ción que ecsistia en tiempo del gobierno federal para que los estrangeroa hicieran el comercio de menudeo, hoy no ecsiste, con grave perjuicio y ruina del comercio del pais: la administración de justicia- ecsiste solo en- el nombre y muy pronto aun él desapa. receñí por la absoluta carencia de jueces: las bancarrotas continúan y serán mas repetidas, por que las mismas leyes las producen: las arbitrariedades no han sido ¡Yuto desconocido, y la desmoralización parece que ha tocado su colmo; ¿cual es pues la mejora social que han recibido nuestros pueblos en el violento cambio que se hizo de sus instituciones?.... á ellos los aquejan todas sus pa- sadas desuracias, los agovian otras mas crueles aun, y que ni en idea se les llegaron jamas a presentar. Si se contesta que estos vicios no traen su origen de la constitución y que pueden "einediarso dejándola subsistente, ins» taremos con las mismas palabras que la comisión especia! de la cámara de diputados, en el dictamen que (lió el 28 de julio de 1835 sobre las manifestaciones relativas al cambio del siste. nía de gobierno: en este voto que mereció la sanción* del cuer- po legislativo, y que .produjo I* nueva organización se decía lo si- guiente, contestando á una igual objeción que se ponía en boca de la oposición. ,,Los deíeusorcs del sistema federal (dice) podrán llegar: (con razón ó sin ella) que los males espeiimentados por la ..nación, mientras ha regido este sistema, hayan sido efectos ó ,,aoiiseeiiencivs de él; pero no podrán hacer lo mismo sin delirio „con respecto ni Iwclto de que se han sufrid) muchos y qravíti- Mos. Loe pueblos, para quienes no se hicieron las obstrucciones ni las ,,ieglas del rigoroso raciocinio, veen solo la simultaneidad de ka fthechos, sienten que son victimas de unos males que no esperi- „iiient.iiban antes, y esto les basta para decidirse y descunjiar de 1,11» sistema, durante el cual, han sido desgraciados, sea en con. ,,secuencia de él, sea por cansas estraíias y accidentales- que no „se paran á eesaminnr." Ksto puedü decir el pueblo con verdad en nuestros calami- tosos dius, pues tiene objetot de comparación que antes le falta- ban, á no ser que la alusión se liana con el gobierno virrey- nal 6 monárquico, de lo que suponemos muy lejos á ia comi. sion. El régimen federal pagaba eon puntualidad y aun anticipa- ción á sus numerosos empleados, que en el central abandonan sub destinos,, porque hace muchos meses no perciben un octavo: en «1 federal había jueces que protejieran la libertad, vida y haciendoid los ciudadanos, y en el central no hay quien' administre jufe^ cin: en el federal no se conocían las extraordinarias y o liogas cpr¿(. trilmciones que hoy agobian á los pueblos y las arcas de los En. tado3 abundaban en dinero después de cubrir «us obligaciones ge- nerales y particulares, al paso que en nuestros dias son in- suficientes, á pesiir de los grttnles ingresos y de las economías q-ue se lian introducido: en el federal había ejército, había nume-* rosas milicias y gendarmería que imponían un freno á los bandi. dos, y en el central no pueden los Departamentos reprimir á cau. tro facinerosos (pie se presenten en los suburbios de sus ciu- dades: en el federal la república conservaba itVcicto su territorio, y en el central se desmembra por todos sus cofines: en el fede- ral conservaba la nación sus relaciones armoniosas con el eslran- gero, y en el central se atrahe la guerra de una república veci. na y provea la intervención estr antera: en el federal estaban los ir. is altos funcionarios sujetos á la cuchilla de la ley, y en el cen- tral se establece una temible corporación que solo debe responder á Dios de sus acciones: en el federal tenían los pueblos á la puer> ta de su casa las autoiidades que proveyeran á sus necesidades, y en el central deben recurrir á una inmensa distancia para obte- ner el alivio de un mal que no permita esperas, que nunca se consigue ó que viene cuando aquel es irreparable: en el federal se emprendían obras publicas, y en el centra] se desploman laa existentes, sin que haya medios de repararlas: en el federal progresaban las poblaciones y el comercio, y en el central se dictan leyes para arruinar á ambos: en el federal se fomenta', ban los establecimientos de educación, que en el central 63 pre. ciso cerrar: en- el federal adelantaba su marcha el siglo, que en, el central retrocede: en el fe leral se invertían de una mane- ra conocida Ks rentas púolicas, que eh el central desaparecen sin saberse á donde van a resumirse: en el federal circulaba la riqueza púhlica con igualdad por to la^ la estension do la repú- blica, y en el centrat hay pueblos privilegiadas que se la absor. ven: en el federal las autoridades de los lísta los eran respetadas y honradas, y en el central son las de los Departamentos el vi. Iipendio y ultraje de empleados subalternos: en el federal trafi. caban los ciudadanos con sus bienes sin estar sujetos a estorsio- nns injustas, y en el central ha establecid >se un sistema de es- pionaje y opresión en que se complican las mas sencillas ope. raciones para privar á aquellos de sus fortunas:" en el federal derramaba Zacatecas fuentes de plata que animaban la industria mas lejana, y aquellas se cegaron tan luego cómo apareció el central: en el federal todos los tribunales y oficinas estaban bien servidos, y en el central se cierran por la falta de empleados: en fin, si se vieron oleadas revolucionarias durante el léjimen fede. ral, ellas no fueron consecuencias del sistema, sino de las aspira, ciones de aquellos que pretendían arrastramos al central en que boy no puertea subsistir» ni con el que liarán la felicidad de I»14 nación: esta resistía por instinto, se agitaba como so agitan las palomis á U vista del milano, á pesar de que su temperamento las inclina á la quietuil y al reposo: diremos pues como la comi- sión especial de Ta cámara de diputados en su citado diciámen. —„Se halla la nación en un estado de inceitidumbie precario y „que podemos llamar anarquía moderada, que solo el carácter dó- ,,cil y bondadoso de los mexicanos puede hacer realizable, sin ,,'iue la nación se destroce y todo sea horrores y desgracias; pe- „ro llegaríamos á ellos si se hiciese durar mas largo tiempo, pues „la bondad ti. ne límites y nuestros pueblos pasiones como todos. ,,üe 3qui es que sea impolítica y muy temible cualquiera medida ,.que se dirija á prohmgar esa incertidumbre." Motivos tan poileiosos y nuevos como los espuestos, contras, tes tan fuertes y que teda la ie¡>ública palpa y conoce, coadyu- vados por principios que sancionó y acató el cuerpo soberano de la nación, nos dan la certidumbre de que sera obsequiado el vo. to de los pueblos, cuando esponíendo los primeros, apela á los se- gundos que entonces se invocaron para causar males infinitamente mayores que los que se pensaba remediar: ¿se desoirán sus clamores? ¿se les dirá que no bastan para justificar un cambio?.... Entonces se confesaría espresamente que fué atentatorio el verificado, por- que él se hizo para remediar desgracias menores en lúrnero y calida.i: solo por un contra-principio podría decirse que causas mayores no deben producir los mismos efectos; lo que tampoco es de esperarse de la sabiduría y piudencia de los que nos enseña- ron el medio de reparar las calamidades publicas, y nos dieron reglas y preceptos para subvenir á ellas, sin tocar a la fuerza y ape añilo solo á la voluntad de aquel que es la víctima. Sentir el mal de una posición y desear salir de ella es propio de todo hom- bre, decía la citada comisión en su dictamen; y la revisora asen- taba el siguiente principio que hace muy al intento.—„Las cons- tituciones deben seguir la misma suene que las leyes: si el licn:- ,,po manifiesta su inutilidad y que no corresponden en sus benffi* „cos efectos á las intenciones del legislador, este luego las deio. :,<¿», bien asi como un nódico cambia de remedios ó de método curativo, cuando nota que el enfermo, lejos de sanar se agrá- „va con el régimen que le ha prescrito. La diferencia que hay ,,entie las constituciones y las leyes consiste en que éstas tien- „den á una leforma parcial y aquellas á una reforma en grande." —,,¿-Quien puede dar o alterar la constitución de un pueblo?...." preguntaba la comisión especial de la cámara de diputados, y res- ponde—„El solo, ya mediata, ya inmediatamente las personas á quie- ,,ncs delegue esta empresa y á cuya desicion quiera y se obligue á „estar." Este pueblo,, víctima de su pacto, pide hoy su abolición y noapela á mácsimas sembradas en escritos sedicio-os, sino á las consagrabas por la representación nacional que dió tu ser al actual órden de cosas, por hacer el bien que no ha obttn do, pues, sin pie- veerloi leaiizó aquella mácsima piecautoiia que asentaba la comisión15 en su dictámen para evitar un error irreparable. .,Toda mudanza de „Gobitrno (decía') aun cuando sea. de mal en bien, causa trastornos sen- sibles y si no se prepara y ej-cuta con suma prudencia y sume tino „ocasiona la. ruina de la sociedad.,*' He aquí lo sucedido á la uuos- tra que ha cambiado de mal en peor por haberse olvidado de que. —„Once año» de división y de régimen federal crearon once „mil hábitos, otras tantas seguridades, fortunas y esperanzas, cuya „desiruccion es siempre un mal." (Palabras de la citada comisión ) No espera la Nación que se quiera contrastar su voluntad con las trabas que le oponen sus siete leyes constitucionales para ser reformadas por los medios embarazosos que ecsijen, y hasta dentro del dilatado término de seis años que será imposible cum- plir, pues el cuerpo soberano, que se creyó omnipotentemente fa- cu l do, declaro, confirmándole con el dictamen de la comisión revisora,—,,que ningún ser individual ó moral puede contraher (tili- nga cion consigo mismo, porque esta doble y contraria personalidad ef ,.ridicula é ilusoria:" aquella misma comisión demostró hasta el con- vencimiento, que se moja ntes trabas sido se hicieron para las cir- cunstancias comunes—,,pues el entendimiento humano no puede pre- „veer todos los casos y contingencias posibles, como el divino, para. ,.quien nada hay pretérito ni futuro, pues todo lo tiene bien pre. „sente."—En fin para no dejar esciúridos á los que titubearan en nnojar su piedra sobre la constitución federal se les persuadió el absurdo que incluye el argumen o de las leyes inmutables, pues con él—„querian suponer que los legisladores de 1824 tuvieron „facultad p ira ligar á todas las generaciones y legisladores subcesivot ,,de una manera irrevocable, ó lo que es lo mismo, que la sobe. ,,ranía de la Nación fué enagenada desde entonces para no sol. „ver á residir jamás en su legítimo dueño. Quiere decir también, „que aquellos legisladores gozaran de una previsión casi divina ,.para no temer los inconvenientes que habían de padecer algunos ,,de estos objetos con la j'elicicad general, basa de toda le,gislaci< n, „ó que trastornándolo todo quisieron sacrifear el fin á los medios. „Quiere decir, por último, que tales objetos se declararon asi is- ,,mutables por ser de una gerarquia que sin ellos fuera incompa- sible ta ecsislcncia de una Nación soberana, libre é independien. ,,'e. ¡Qne absurdo! Kste argumento llamado de las leyes mmu'a. „bles podria valer cuando fuese dado á los lesisladores poder fijar ,,la suerte de los imperios: todas las disposiciones políticas son .,eventuales, porque cesante raiione, ceiat lex.' Hemos usado de los principios y pulabras de la comisión re. visora, poique ellos son aplicables en todo á los legisladores de la constitución central y muy particularmente a las angustiadas rircustancias que nos rodean: la naturaleza de los principios es el ser inmutables y por eso apelamos á ellos, por eso también concluiremos con otras de sus palabias, y son las siguientes —„l)e ,,lo dicho se infiere con naturalidad, que los pueblos pueden y de. vben variar sus constituciones rispectivat gradual y leniamente, 610 un modo rápido y viólenlo, según ecsija la naturaleza, la vthe- ,,m ncia ó inmediación de los peligros que ae oponen á su con- servación-" Oigase pues la voluntad libre de los pueblos., no so •les opriir)a( no se les ahogue, y se verá pronunciada abieitamen- 4e contra un sistema que no -ha realizado una sola de las espe- ranzas que se .les prometían, contra un sistema que ha ecsacerva- do sus padecimientos, contra un .sistema en fin que desconocpffl aquellos á quienes se les mandaba lo pidieran: la comiMon es- pecial de la cámara de Diputados levantó desde entonces una par- te del velo cuando 'lecia, que si, los pueblos pedian cenlialis. mo—,,usaban de esta voz solo como contraposición del sistema ,,federal que no querían, «o dándole en substancia otra signiji. „cacion que la de un gobierno mas fuerte en los resortes, mas. ¿¡respetable en, las medidas, mas económico en los recursos y ménos ^complicado en las relaciones". i •. Esta íflosa con que se pretendía explicar el voló informe do los pueblos pudo dar por resultado el Centralismo, la Monar- quía, la Theocracia ó Autociacia, pues en todos ellos se des- cubren aquellas mismas calidades que se supone ecsigian los pue- blos en su nueva organización; de lo cual se infiere, que el ac. íuai régimen no obtuvo el voto espreso de aquellos; pues que ni idea tenían de él; ¿y podrán estimarse unas instituciones descono- cidas y que lian marcado su aparición con calamidades públicas de todo género, que directamente traben su origen de aquellas? ¿Puedo ocultarse al pueblo el contraste que ellos forman con las antinüas, y desconooeián el error en que incurrieron, o mas bien dicho, el que se perpetró en su nombre, y se quiso sancionar con la voluntad general que nunca se manifestó en aquel sentido? Al abanzar esta proposición es necesario dar las pruebas y hablar con la franqueza de hombres de bien, cuyo único objeto es procurar la felicidad de su infortunada Páiria, sin curarse de si propios. L"3 votos de la Nación en aquella .¿poca de infando re- cuerdo se encuentran consignados en los dos dictámenes de las comisiones á cuyos principios hemos apelado alternativa- mente, y que se circularon impresos por toda la tepública: un estrado del de la revisora produce «l resultado siguiente en los poderes é instrucciones que los Estados dieron á sus representantes para operar el cambio de sistema: Guanajuato dijo estar solemnemente pronunciado contra el sistema fede- ral, y pedia la reforma de bu código o el establecimiento de otro nuevo: por esta misma alternativa, aunque sin el pronun- ciamiento, votaron México, Oajaea, Puebla, Quer.étaro y Nuevo México. En nada se fijaron y nada propusieron, Nuevo-Jjeon y Yucatán: pidieron simplemente reforma del pacto federal, San Luis, Tunaulípas, Michoacan y el Distrito: por la misma reforma, sal- va nd ■ las bises federales, opinaron Ghiapas, los pueblos de Ve» racruz, Jalisco, Zacatecas y Durango: ,pada pidieron, ni tampoco coucedieroo paileres 4 sus Diputados para ¡hacer wformas, Coa-buila, Chihuahua, Sonora, Sitialoa, Veracruz, Colima y Tlaseala.1 He aquí un fiel relato de los votos que entonces se ecsigiereii' & la nación por n.édio de una fuerza invisible, pero amenazan-' té; y de tales datos aparece en toda su evidencia', que de los Estados y Territorios, cinco pidieron apresamente la conservación del re. gimen federativo, que cuatro opinaron solo por su reforma, que siete no quisieron autorizar á sus representantes para que la hi- cieran, .que dos nada-dijenm. que cinco propusieron primariamen. te Ja reforma y secundariamente el cambio, sin determinar ré- gimen, y que solo Guanajuato se pronunció contra su constitución. Recordando las calamitosas circunstancias de aquella época, la falta de libertad con que se emitían los votos, y sobre todo el valor que tienen las palabras y los hechos, «s fuerza -concluir, que los que solo pedían la reforma del pacto federativo, los que «e rehusaban á fac»ltar á sus representantes para reformarlo, y aun aquellos dos que escaparon por la tangente, -todos estaban ée,acuerdo en la conservación de las formas federales; resultando por forzosa consecuencia que de veinte y cuatro cuerpos morales que votaron las tres cuartas partes querían la conservación de aquella forma y la otra cuarta, escepte un voto, coadyuvaba pri- mariamente al intento, proponiendo la reforma como el primer es- tremo de la alternativa, lista convicción arrancó á la comisión, contra su evidente interior voluntad, la declaración con que ter- mina su dictámen, expresando que.—,,en el congreso residían por „vnluntad de la nación todas las facultades estraconstitucionales ,,necesarias para hacer en la constitución del año de 1824 .cuan- tías alteraciones creyera convenientes al bien de la misma nación ^prefijándose por límites de dichas facultades las que detalla el art. .,171 de la misma." Esta igual selemne declaración hizo el con- greso en su decreto de 2 de Mayo, anunciándolo como la expre- sión de la voluntad general, aunque sus tendencias lo arrastraban á destruir el antiguo pacto; mas era imposible resistir á la evi- dencia de los hechos, á nadie se ocultaba que la nación, á pe. sar de la violencia que sobre ella se ejercía, manifestaba un vo- to tan decidido para conservar el régimen federativo, como para reformarlo y espurgarlo de los vicios que detenían su marcha; el cuerpo legislativo, en fin, anunció solemnemente á la nación y al mundo entero, que su voluntad era reformar y no destruir; luego en el hecho de destruir se violentó aquella voluntad y se obió con eeseso por los que se reputaban sus órganos; infiérese en úl- timo análisis, que las sute actuales leyes constitucionales no se espidieron con el voto público, ni tampoco que éste las haya ra. tificado Para salvar la última dificultad nos hacen el argumento del tá' ito consentimiento al decreto de 2 de Mayo y el toma- do de las leyes de conquista, cuando los conquistados iniiriifieetbri quietud y conformidad; mas á lo primero se contesta, que ! • n i. eion aceptó el decieto de 2 de Mayo porque en él se • '• ■' t ¡as formas federales; y al segundo, que el est iba pa>18 le en el derecho que dá ta fuerza física ejercida sobre pueblos rencidos y que no pactan constituciones, sino que obedecen las que se les quieren dar: según este último argumento podría decirse que un esclavo es libre, porque no alza la voz contra su Señ >í que lo amenaza con el látigo ó el palo al primer suspiro en que manifieste su descontento. No podía satisfacer aquel resultado á las personas emneñadas en centralizar la nací m, persuadidas tal vez de buena fé que solo podría ser feliz amoblándola á sus propias ideas; de aqui es que se adoptó el medio de hacer pronunciar á las poblaciones convenciéndolas con la presencia de la fuerza armada, ó derro- cándoles á sus mandatarios para reemplazarlos con otros mas dó- ciles; ¿quien podía resistir á argumentos tan podeiosos?.... pu- lularon entonces actas que se sujetaron al eesámen de una comi- sión especial que cuatro meses después el 28 de julio de 1835 nos presenta una nueva voluntad general diversa en todo de la anterior, emitida por el órgano de trescientos sesenta y cinco pne. b os con que se creyó representada la nacen entera, y entre loa cudes figuran Ta cu baya é Ixtacalco al lado de México y de la multitud de miserables congregaciones ó poblachos que lo rodean para hacer mas imponente aquella voluntad; pero prescindamos de esto y de las órdenes que se libraron por el Gobierno para, obtener actas y representaciones en determinado sentido, y fijóse la atención en el siguiente hecho importante: aquella comisión comprendo entre los pronunciados por el centralismo á nueve partidos de Üurango, y el hecho es absolutamente falso, porque una sola población tic los once partidos einit>ó semejante voto y los demás ecsigieron la conservación del sistema federativo, in. cluso su Gobierno, como lo justifian las actas que entonces se remitieron y de que aeomimñ unos á V. E. impreso un ejemplar de las recibidas en la secretaría hasta aquella época: apelamos también á los archivos del congreso general. Un hecdo tan mar. ando debe naturalmente hacernos desconfiar de que igual infide. lidad se cometiera por la comisión al estractar las actas do otro» pueblos, sin dejar tampoco de llamar la atención sobre los me- dios violentos con que se obtuvieron tales minfestaciones. Demostrado hasta la evidencia que no se estableció el cen- tralismo con el voto de la N tcion y que 4 él adscribieron po- cos por un error, demostrado tambi n que se destruyó el pacto federativo contra el misino voto público, que solo pedia y pide hoy su reforma, la vuelta á aquel régimen es muy natural y sen- cilla, por el principio general que niega toda san ¡on á lo qu" se hace con infracción de los tpje regulan la ecsistencia de lis ro- sas: esta oneracion se haco ecsigente cuando los pueblos son víc- timas de la constitución que se les forzó á recibir, y cuando por su abolición claman las causas que produjeron el cambio y otr is cuevas que incrementan y no pueden desaparecer con el régimen actual- i•o En diez años que la nación se rigió por H Gobierno fe« deral ninguno de sus Estados intentó separarse, ecsepto Yucatán* que, aspirando á una mayor libertad, manifestó conatos que no podemos creer estingnidos con el actual sistema, en el cual ha peidido la que antes le parecía limitada; peio el centralismo se ha anunciado siempre por los conatos á la desmembración y bas. ta que se reúnan cinco ó seis ciudadanos, donde quiera, para que inmediatamente se hable de ella como de un suceso lamentable que debe realizarse; bajo un régimen central perdió la nación á Guatemala; apenas apareció en nuestros días, y el bello ter- ritorio de Tejas se separa, lo sigue California, lo hace temer Nuevo México, lo pretende Sonora, y llegará día en que los de- más Estados apelen á tan horrible medio para verse destrozados en guerras intestinas y perder la fuerza y consideración que ten- drían unidos: las necesidades estreñías producen la desesperación y entonces solo se escuchan las inspiración! s del momento, se ar- rojan los pueblos hácia la parte opuesta del mal que resient n sin curarse de las consecuencias. Hasta aquí habían cerrá lose lo* ojos sobre el origen de las calamidades públicas, y auinr ntando éstas se creía curarlas: sien- df» la constitución fuente de todas aquellas, lejos de reformarse, se multiplicaban los medios de consolidarla haciendo mas y mas dura la suerte de la nación: Tejas se separa por la constitución y se diezman las poblaciones, se disminuye la fortuna de los par- ticulares para darles sepulcro en aquel territoiio: otros pueblos lo imitan, y será preciso levantar nuevas contribuciones de sangre y dinero: se oye un grito contra tantas estoisiones y los mismos medios se pondrán en práctica, ¿para que?.. para to*U ner una ley que se dice al pueblo es su pacto social, aunque él no lo ha celebrado, no lo conoce, no lo entiende si lo lee, ni puede Vivir bajo su amparo: quítese este pacto que lo sacrifica y se veían volver á la uni'n las provincias segregadas, no será en- tonces necesaria la ecsaccion de las gabelas que lo agobian, y la abundancia y la paz renacerán en nu< stro infortunado suelo: la constitución es el único enemigo que hoy tiene, es el único obstáculo que detiene su marcha, es el único semillero de sus desgracias, y estas no desaparecerán mientras aquel subsista. La Junta Departamental se ilirije á V. E. que conoce esta desuraciada posición mejor que ella misma, como que es la clave de1 edificio y el centro de todos 'los negocios: la Junta también Confia' en su ilustración, en su patriotismo y en las severas lee- cu nos que ha recibido; la Junta en fin h i creido que no podía cumplir con sus deberes callando sobre los males que palpa tan de cerca y que está obligada á remediar en la esfera limitada de sus atribuciones: ejerciéndolas, levanta su voz para imploiar el re- me 'io por las vias pacificas que autorizan la ley y la moral; es decir, exponiendo la- cuitas públicas, sin apelar á medios violen- te* que nunca apiobaii, porque los sacudimientos y reuemó-ríes wiurgado do sus clásicos errores y los segundos alimeatark ¡guajes votos; todos suspiran por un- cam- bio y ia nación solo lo espera feliz de una Convención: sea V. E. el protector de sil" voto*, y ella lo proclamará su verdadero líber, tador, ella lo colocará *n el número de aquellos héroes a quio, nes la historia venera como p;dres de los pueblos; pedimos pues á V tí. en representación de este Departaraco^o que, por los me, éioa que le inspiro su sabiduría, su conciencia y su honor, conceda y obtenga para su patria. 1.° La reunión de una Convención elegida popularmente pa- ra que se ocupe ^e reformar te Constitución Federal de J824 en «i perentorio término de suis meses contad** desde el día de sa¿1 instalación, sin que pueda legislar sobre otro punto cualquiera¡ si/ pena de. nulidad en cuanto acordare. 2. 3 Que mientras se sanciona el nuevo código reasuma V. E. eí poder supremo de la nación, quedando sujetos sus ministros 6. responder ante el piimer congreso constitucional por los actos que autoricen contra la felicidad de aquella. Sila de sesiones de la Junta Departamental de Durando Oc. tubre 30 de 1837.—ücsmo. Sr.—Marcelino Castañeda.—Pedro de Oc'ioa.—Manuel Sania María.—Estevnn del C^mpo.—José L<>rclo Bin- 'ia—-Basilio Mendarozqu^la.—Juan Rodrigues,—José María Guerrerq, secretario. Oficio con que se acomparió la exposición que antecede, Ecsmo. Sr —T«n»o el honor de adjuntar á V. E. la espo. sicion que en unión del Gobierno le dirije la Ecsma. Junta De. paitamental, proponiendo el cambio del sistema central en el fe- deral, según la constitución de 1824', reformada por una Conven- ción que á este solo efecto deberá convocarse y funcionar el pe- rentorio término de seis meses, reasumiendo' entre tanto el Po- der Supremo el Ecsmo. Sr. Presidente de la República, cuyos mi. nistros responderán da su conducta ante el primer congreso cons- ti tucional. La patria, Ecsmo. Sr., se halla en un estado de desorgani- zación interna que la conduce á la muerte: va á ahogarse inevi- tablemente en la anarquía mas espantosa, si no vuelve pronto so- bre sus pasos: todos los vínculos políticos1 emán rotos: una" ley, la mas ejecutiva, la de la necesidad, la dé su' misma salvación, ecsige con imperio que se la deje entregada a sus propias manos para que como dueña de su suerte emprenda de nuevo su anti- gua carrera. Se' usurpó el nombre del pueblo y ensayamos un aprendiza- ge que ha sido muy costoso á la nación: algunos pocos hombres, que se arrogaron la omnipotencia política, dieron de mano al pac- to fundamental, atribuyéndole todos los estravíos y crímenes que se habían cometido y nos constituyeron bajo un nuevo sistema que ha empeorádonos de situación. Un torrente de males amena, za la ruina de la república: mil elementos de combustión fermen- tan en secreto: espesas nubes anuncian la tormenta que se acer. ca con (a mayor violencia, y la cordura aconseja que nos pon- gamos á cubierio. „E1 pueblo que siente el inminente peligro de la sociedad de que es miembro entra naturalmente en la necesidad de defen- derse y adquieie por consiguiente un derecho estraordínarío y le- gítimo de insurrección." Librémonos de que el nuestro apele a ose funesto remedio. El camin > mas espedito en rni opinión pa- ra regularizar la marcha de los sucesos al punto que han llega-22 do es el de la convocación de una asamblea general que recons- tituya los cimientos del anticuo orden: este es el único modo do prevenir una revolución que puede causar la disolución de la re- pública, el aibitrio que resta para cortar de raiz las caucas de nues- tros males y paia que nos consolidemos bajo un orden que lleve el sello de indisputable legitimidad. Estos son los votos del Gobierno de Durango, que desea ha. cer escuchar, no por via de una asonada, sino por el camino le- gal de la adjunta reverente esposicion. Sírvase V. E. elevaila al conocimiento del Krsmo. Sr. Presidente, de qui<-n no dudo la acogerá benignamente como la espresion franca y bien inten- cionada de mis deseos por la paz y prosperidad de la Nación. Protesto &fi. Dios y libertad. Victoria de Durango Octubre 30 de 1837. —Marcelino Castañeda.—José de la Barcena.—Ecsmo. Sr. Minis- tro de lo Interior.