REPRESENTACION 33 M DIRIJIDA POR EL AYUNTAMIENTO DE ESTA CAPITAL Rít' AL ECSMO. SR PRESIDENTE /' DE LA REPUBLICA PIDIENDO íki-xfrvd^O i W¡ ^ " REFORMAS DE LA CONSTITUCION FEDERAL .vi* •p pronto nos abrumaban los tempestuosos vaivenes de la íedicion y el despecho de los partidos. Parece que nos pro- Pusimos desacreditar los gobiernos libres, dando motivo á los *b"gados del despotismo para que;de las discordias que des- muran nuestros anales, tomen argumentos no solo contra la *°rma del gobierno republicano? *iHuo aun contra los verdade- ros principio» de la libertad civil; olvidándose que esta li-■ - 4 berta d no es incompatible con el orden social, y que afor- lunadamente para el género humano, las naciones mas p°" derosas é ilustradas de nuestro» dns, se han levantado sobre aquellos fundamentos, florecen bajo sus auspicios' y será cief ta su ruina desde que la libertad las abandone^ Fuera un estupendo fenómeno de la política ver en el siglo XIX, que la E-paña tanto tiempo encorbáda bajo el mas bárbaro despotismo, haga esfuerzos grandiosos por sacu- dirlo, y estar al nivel de las naciones' sus vecinas, á la veí que México'con mejores elementos, sin los poderosos obs- táculos de aquella vieja sociedad, después de 27 anos de sa- crificios, retroceda de la noble carrera que emprendió, aucsilio estrangero, que será siempre su mayor blazon. Muchos de nuestros conciudadanos creyeron que los ma- les nacían de la constitución del arlo de 24; olvidaron la8 desgracias que adjieron á la nación mexicana con su ante- rior regencia y efímero imperio; menos pudieran negar la9 que hoy sufrimos con las- leyes nuevas, llamadas constitución central; nosotros creemos ó que se obró de mala fé al redac- tar estas últimas, ó lo que es muy difícil, desconocieron sus autores el curso natural de las asociaciones humanas: ios acon- tecimientos de México como nación nueva lejos de atribuirá á su primera constitución, debieron considerarse con úna me' ditacion filosófica y con profunda política; lanzados los me' jticanoi en la carrera de la libertad, á virtud de sus propios e«' fuerzoSj debían hacer sacrificios y espenmentar las visicilude' inevitables de la revolución; esta es una herencia lamentable! pero el órden social la tiene s.nalad* á todas las naciones* no hay ana sola que goce poder y libertad sin haber recor- rido aquella escala, altravez de repetidos y espantosos críme- nes,, asi como de todas las catástrofes sangrientas que tan amenudo espantan el mundo desde el origen de las socieda- des; querer ser libres sin padecimientos, es buscar la utbpi* en los gobiernos.. En el periodo de IT anos hemos esperimentado toda' las formas de gobierno ¿y es posible que después de tanto sufrimiento no pudiéramos distinguir cual de ellas conviene é las necesidades de la nación, cual se sancionó con su una» nime consentimiento é impulsó lo* progresos del mexicano, y fué el mas firme apoyo de su unión y libertad? Tal distín- e!f»n no es para nosotros un problema, y bastará recordar el «rigen de nuestra carta federal, sus resultados, y las circuns- tancias en que la destruyeron, para convencerse de su carác- ter eminentemente nacional, de que es ia «nica que nos con* «jene) y que sola la ambición de un general aboyada en las «i*, . 5 prias de las facciones, ha podido sufocarla: probados es •°s puntos, la consecuencia precisa debe ser que la ac- !u»l constitución central es -contraria a la voluntad y á los "ilereses de la repübhci. La federación no se proclamó immediatamentc después "e conseguida la independencia cuando sentíamos los ides- ,rPzo» de la guerra, y cuando aun no concluidos los furo- fes de las hostilidades, no debía esperarse suficiente calma J mad'irés en las reflecsiones que deben preceder á la for- jación de un sabio y bien equilibrado gobierno para, un pueblo que deseaba ser libre; rota y despedazada la cadena 1ue nos había ligado con la España, no podia haber otro Jjentro de unidad ni otro lazo que estrechara entre si á las diversas provincias de esta gran nación, sino el gefe que "ubiera reconocido la totalidad de los pueblos al pronun- su independencia: mas de tres anos nos dieron la prue- ba de la facilidad con que se llevaría á la servidumbre, aun °'ro pueblo que como el de México no hubiera conocido los janees de la ambición y del poder; esta previsión, sin du- da, precipito la ruina del héroe de iguala, y con su caída e' estado quedó diguello. ¿Que -sucedió en estas críticas cir- cunstancias? Conociéndose la necesidad de permanecer uni- «08 y dar sólidas garantías á nuestra libertad, no fué difícil Prever que estos objetos se hallarían únicamente en un go- "'erno nacional mas sábiamtnte formado, y de aquí resultó Entregar Ja dirección de los negocios públicos á hombres que P°r su patriotismo y conocimientos, merecieron la confianza, de la misma nación; estos sancionaron la acta constituya de ^] de enero de 24, y espidieron la convocatoria, esta ánco- de salvación que reunió el congreso constituyente com- puesto de personas que, atendida la popularidad y libertad de sU elección, representaban la voluntad nacional, y muchos ^e ellos hin llegado á distinguirse por su patriotismo, vir- tud y sabiduría; finalmente, hombres que no estuvieron ate- morizados por el poder, ni influidos pot alguna pasión, escep- '° el amor de su país; estos después de largos debates, intere- sados individualmente en la prosperidad publica, convencidos de que en ello cumplían con su deber, dieron y recomen- daron al pueblo la constitución federal sancionada por el su- Prerno poder ejecutivo el 4 de octubre de 1824. En nuestro concepto, Ecsmo. Sr., no pudo Ser mas le- ts'tiraa la autoridad que formó dicha carta, y la obra del con- greso, constituyente fué evidentemente nacional; él sabia las Necesidades de sus comitentes, conoció el espírilu público, y 'uvo bastante civismo para Henar sus akoa deberes, no obstan-.« - ■......I ' - . " . .» te qüe se asomaban loa esfuerzos de una minoría, que previ" au aniquilamiento, sino detuviera á tiempo los progresos de Me* xíco en la carrera de su libertad é ilustración: al intento de conocer mejor que la federación es la forma de gobierno ne- cesaría á la república, citaremos palabras del manifiesto que el mismo-congreso dió á la nación. „EI mundo imparci-al juzga* rá de los sucesos que condujeron al que se puso á la cabe* •za- de la segunda rebolncion al fin trapeo que tubo; pero el hecho es que disuelto el estado con la caida de este hom- bre desgraciado, nada pudo contener el grito de las provif' cías; ninguna tenia superioridad sobre la otra; y la nave de' «stado se habría visto sumerjida entre la borrasca mas des- hecha, si la cordura y sensatez con que obedecieron los pue* hlos la convocatoria del anterior congreso, no hubiera dado á la nación una nueva ecsisteucia. ¿Y podia el congreso desa* tender los votos de un pueblo que acababa de dar una prue* La tan eminente de su ilustración? ¿Y los diputados podrían venir á sufragar contra la voluntad de sus comitentes? Ja" jiñas los legisladores de alguna nación tuvieron tan claramen' te manifestada la opinión para dinjirse y dirijirla á ella mis- ma; jamás los representantes de algún pueblo se hallaron ien Circunstancias tan favorables para conocer los deseos de sus mandatarios; y vuestros diputados se retirarán al sen* de sus familias con la dulce saii-ficcion de haber obrado conforme al espíritu y necesidades de sus comitentes...... ;„Vuestros representantes al congregarse en el salón de sus se* siones han traído el voto de los pueblos espresado con simul- taneidad y energía. La voz de república f derada se hizo eS" cuchar por lodos los iíngulos del continente, y el voto pü" ¡blico por esta forma de gobierno Hetjó á esplicarse con tan- ta generalidad y fuerza como se h.bia pronunciado por )* independencia.......................................... „Vuestros representantes no tienen que aeu-arse de haber pre- cipitado la marcha de los sucesos, ni de haber dado impul- so á la revolución. Por el contrario estando la nación i"' conslituida, desorganizada y espuesta á ser el juguete de las pa- siones y partidos encontrados, el congreso general allanando dificultades y haciendo el sacrificio hasta de su propia re- putación, presta sus biazos para contener el genio de la di- visión y del desurden, restablece la paz y la tranquilidad,^ Sirosígue sereno sus deliberaciones..................... -.a república federada ha sido y debió ser el fruto de s"8 discusiones- Solamente la tiranía calculada de los mandafi' ríes jespanole» podia hacer gobernar tan inmenso territorio p0/ unas mismas leyes, apesar de la diférencia enorme de cl¡'7. v1^, de (emperaméhtos y de su consiguiente influencia. ¿Qob elaciones de conveniencia y uniformidad puede haber entre ?' tostado suelo de Veracruz y las heladas montañas de Nuc-, v°-México? ¿Como pueden rejir á los habitantes de la Somo- r* y Californias las mismas instituciones que á los de Yu- catán y Tamaulipas? La inocencia y candor de las pobla- Cl°nes interiores ¿qué necesidad tienen de tantas leyes cnmi- P?'és sobre delitos é intrigas que no han conocido? Los Ta- '"lulipas y Coahuileños reducirán sus códigos á cien artículos, Centras los M ..•ncanos y Jalisciences se nivelarán á los pueblos Sondes que se han abanzado en la carrera del orden social. A una voluntad tan firme, y á una opinión tan fuerte- mente espresada, sucumbieron los intereses de aquella mino- r¡a que solo medra en la servidumbre. ¡Ojalá y nuestros le- vadores hubieran sido menos moderados! entonces no ha- bían dejado en la misma constitución principios cuya funes- 'a influencia hemos palpado en los progresos de nuestra car- lea social/ aquellos debieron atender únicamente al bien de a comunidad, sin acordarse de intereses del momento, ni mé- ,l0s de los que tocáran á distinciones tan contrarias al prin- jj'Pio de unidad moral, el mismo que hoy día hace la dicha 0 'os pueblos: este principio consiste en la igualdad de dé- benos, la imparcialidad de las leyes, y una representación "icional: debieron tener presente que los adelantos de la cien- c'a política, dmi tal consistencia á los principios del sistema reP de retrogradaeion e¡i que ■y gemimos? Hespues de esta é.»ocá, ya no se respetó la ¡institución, los mandatarios no fueron otra vez órganos de a 'ey» y nuestra pátria vino á representar un cuadro de de- jación; entonces si, pudo ya preverle la pérdida de la ti— pcrtad, porque él respeto a las leyes es la salvaguardia de °s gobiernos libérale»; los ciudadanos no deben reconocer v'ra , fderza que la de la'ley, y sola ella ln de ser la re- 6'a común de sus Operaciones este mal lo previo el con- 6rcso constituyente, quien después de recomendar á toda» las *!J'oridades el empeño de consolidar nuestra» nacientes in«- Uuciones, dijo en su citado manifiesto. „Pero si en lugar de CeHirse á la órbita de sus facultades hacen esfuetzo» para tras» i8 pasarla; si en vez de dar ejemplo de una justa observancia de la constitución y leyes generales, procuran eludir su ctinv plimicnto con interpretaciones y subterfugios hijea del esco- lasticismo de nuestra educaeion, en cae ca*o renunciamos }'a el derecho de ser libres, y sucumbiremos fácilmente al capri" cho de un tirano nacional o estrangero, que nos pondrá é» la paz de los sepulcros o en la quietud de los calabozo?.' Estas causas nos espliean bastante los movimientos y &*°í nadas que desde el plan llamado de Montano experimento nación, basta volver a vigorizarse acatando de nuevo nues- tra ley fundamental el ano de 1830, Poco ménos de ires ar)°s fuimos víctimas de muchos males, pero estos mismos sirvió ron de acrisolar mas la conveniencia de la federación; <-'" aquel tiempo aconteció la expedición de Barradas, y V. & es testigo que, no obstante los embarazos en que se encon- traba el gobierno de la unión, los estados de Duiajigo, & Luis, Cuanajuato y otros aprontaron recursos de dinero J Tíveres que hacia» llegar con oportunidad á nuestras bene' mérilas tropas, porque el peligro de todo9 se consideraba co- mo el de uno mismo., había espíritu público, y esto bastó p8' fa qué diéramos una tr^cua á las divisiones interiores, sufe «ando los intereses individuales para escuchar la imperios* voz de la pátria. Un vicio capital jiacido de circunstancias particularf' debia corroer siempre los fundamentos de nuestra carta: «e creyó necesario la conservación de la fuerza armada para h8' cer cumplir nuestras leyes, y dar garantías permanentes al fr' den público; sin tal necesidad, no debió escaparse á los legis'8' dores constituyentes, que si hecha nuestra emancipación p0' lítica de la antigua metrópoli, pudimos temer alguna ¡nvasto* eslrangera, esta era remota, y aun entonces la mayor fuerü8 armada, arreglada y limitada á un número proporcional, ^ tos recursos y peligros nacionales, pudo haberse acantonad0 en las fronteras; los estrangeros nos habrían respetado m8?' y en nuestras turbaciones intestinas, nadie osaría delurpar á los valientes mexicanos que con su sangre sellaron la >"' dependencia de nuestra patria. Ha sido muy grande desgracia para la nación mexic8' na, haber pensado el ano de 32 que su constitución corr'* peligro ds ser invadida en sus artículos fundamentales; es'e temor en alguna manera disculpable, la precipitó en los l»»3' zos de un general hipócrita que juró sostenerle sus derech°s cuando no calculaba otra cosa que hacerla víctima de ,u ambición, subiendo al supremo poder eumedio de cadáver*8' ' sembrando údios, y ■haciendo que el silvido del fusil y e» éstallido del callón decidieran las contiendas de 1os partidos ^«eltos á sus antiguos furores y crueldades: todo fué ya con-- «Usion y desorden, y no obstante los vigorosos esfuerzos 'de a'gun09 patriotas, la nave del estado vino en fin á fracasar en los Escollos y arterías que le formó aquel hombre proteo, piles Para colmo de inmoralidad, él mismo siendo el gefe de la Nación, hizo y esteodió el plan de Cuernavaca, erigiéndose Protector de intereses particulares, quo era igual á declarar- 88 enemigo, no solo' de nuestra carta federal, sino también ^e toda institución libre. Sr. Presidente V. E. conoció á los individuos que com- ponían el congreso del ano de 32: eran distinguidos por su saber y patriotismo; esta misma asamblea, firme en sus prin- cipios contra la revolución terminada entonces- á favor del héroe de San Jacinto, dio- un manifiesto á los mexicanos, en e' que se notan estas palabras. (fc5-,,No será el congreso del ""lo de 32 el que anda el ultimo tercio del puñal en el ¿o- raz<>n de la patria'^-CO ¡esclamácion enérgica y digna de los a"liguos Romanos! tiste respetable congreso oyó las agonías la federación, su sabiduría !e presentó la ruina de la ira- Cl°n, y no quiso ser cómplice de su» funerales. Entronizado el génio- del mal en el capitolio, fácil le fué Precipitar la época ó-término dt: sus aspiraciones: todavía se pa- iran mas de dos aflos sin que pudiera pulverizar el esqueleto federal, y esto debe ser para nosotros la. prueba mas convín- Cente de que es la forma de gobierno que mas resiste á los ata- bes de las facciones y tiranas: lle^ó el instante de terminar 'a escena, y la heroica Puebla detuvo en sus puertas,, cerca, tres meses, las tropas del déspota,,á lasque opuso, no a disciplina y buen manejo.de sus arpia*,, siik> el valor y •^cisión de sus virtuosos ciudadanos que enseriaban á la na- c,°n entera el único camino que aun, restaba para salvarnos: todo fué inútil; el cohecho, la peitidia. las animosidades, el fertror, y los mas viles resortes se movieron para batir eu detall á todos los estados, que al fiu vinieron á sucumbir. Después de este relato se creerá que la nación ya no ec- *'stia; pues para mayor prueba de la bondad de la carta fe- fferal ecsistió todavía escudada bajo su sombra: tal ¡ puede Amarse la conservación del estado de Zacatecas por poco ^niás tiempo que los otros sus hermanos; esia sombrá ater- toro ai conquistador, quien para hacer que aquel durmiera 6,1 la confianza, proteste* mas de una vs: solo, de esta manera pudo destruir el ultimo a«ilo de la libertad.• 10 Desde osla época data el origen del sistema centra!; I* carta federal se había destruido, la nación estaba envilecida» y cansada con las guerras intestinas, le falló ya el es|.intu público y quedó por fin á disposición del nuevo gefe. Según ésto ¿qué eslrañas nos pudieron ser las anomalías que de en- tonces hasta ahora hemos presenciado? Vimos un congreso que debió su ecsistencía á la federación, declararse con po- d-eres ámplios para hacer la voluntad del que lo dominaba, atribuyéndose una soberanía casi perpetua: vimi>s á otro ha- cerse elegir y compuesto en su mayoría de hombres que so- lo eran nacionales por haber nacido en la república, pero que por sus miras, sus intereses é inspiraciones, pertenecían á una corte estrangera: entre estos había criaturas del hom- bre omnipotente, y habia enemigos simulados que parecía trabajaban sinceramente por su causa, ¿qué podía resultar de elementos tan complicados? la escena mas ridicula cayo des- enlace se aprocsimaba. Salió el héroe á la camparía de Teja", y unidos aquellos por el temor que les inspiraba, componen una constitución para sembrarle obstáculos que pudieran detener su ambi- ción, en caso de triunfar en la guerra como todos lo espe- rábamos; sucede lo contrario, y la nueva carta se deja ecsis- trnte; ya no hubo temores á 9anta-Anna, pero ambiciones de otra especie, y de otros hombres, reemplazaron las suyaf» y era necesario cubrirlas 'con aquella. Llegamos á describir los progresos del actual orden de cosas, si tal pudiera llamarse la confusión y el caos ¿donde eitán nuestras leyes Orgánicas? ¿donde nuestra constitución? ¿donde la legalidad de nuestros mandatarios? solo un natural instinto que inclina las sociedades al orden, puede mantener- nos unidos. ¿No se ha destruido la seguridad de las propie- dades, imponiéndonos gavelas arbitrarias y caprichosas? ¿No vivimos en la incertidumbre de gozar pacificamente el fruto de nuestro trabajo temerosos de que se nos arranque violen- tamente? ¿Podremos llamarnos libres estando gobernados por la cabala que concentra el poder en una decena de hom- bres, que quieren hacernos felices obligándonos é retrogradar? ¿No es cierto que la república ha perdido de hecho á Te- jas, y que se haya en la impotencia de tecobiarla? ¿No lo t's también, que teme perder á Nuevo- México y Californias por la misma impotencia en que se encuentra? Y como si no bas- ,táran -tantos combustibles, se arrojan nuevas leas incendiarias, [favoreciendo á Verat ruz y á-Jalisco con detrimento de Tamaifh" pá's Sínalóa,' Dur'ango, y otros pueblos del iiitenoj:,s< han roto pues 'hasta los principios universales de la ecsuueucia social»11 i Están cumplidos los vaticinios de nuestro congreso cons- púyente el que, en el manifiesto que hizo al dar la carta e 24, dijo:—,,si nos desviamos de la senda constitucional, si. 1,0 tenemos cerno el mas sagrado de nuestros deberes man?, tener el orden y observar escrupulosamente las leyes que", •;0naprende el nuevo código, sino concurrimos á salvar este, Opósito, y lo ponemos a cubierto de los ataques de los mal-- vados; mexicanos, seremos en adelante desgraciados sin ha-, "Pr sido antes mas dichosos: legaremos á nuestros hijos la ""seria, la guerra, y la esclavitud, y á nosotros no queda- r5 otro recurso sino escojer entre la espada de Catón y los* "istes destinos de los Hidalgos, de los Minas y Morelos." i Omitimos, Ecsmo. Sr., reseñar multitud de otros males 2Ue ecsisten, porque á la alta penetración de V. E. no de-", j^n ocultarse: es necesario buscarles un pronto remedio, pues je lo contrario, la nación mexicana desaparecerá, como C oj '°iibia, ó será víctima de un yugo estrangero. Pudiéramos Sr. analizar los vicios de nuestra carta fe- "eral é indicarles algunas reformas, pero nos haríamos difu- ,0»i y ahora no es Oportuno; diremos solamente, que los que ^P'iian no convenir á los mexicanos la federación, ü obran malicia, o quieren mejor adh rirse á un sistema de go- bernó en el que vieron la luz primera, y de cuyos habitas ^ costumbres no pueden desprendeise, ó lo que también su- ^derá les es mas fácil opinar por los estrenaos, para evitarse trabajo de ecsaminar cuales sean las restricciones ó mo- ,'fifaciones de una constitución federal que puede adoptarse |j México. Esto último ecsije un verdadero amor patrio, gran- sagacidad y sentimientos de libertad. ■ Cesen ya las teo-rias, Ecsmo. Sr., el siglo XIX no es el de ,4 fuerza física: desconocerá mucho los avances del espirita Pumano el que pretenda fundar hoy dia los gobiernos en la jJ'Potesis de estinguir completamente las afeccione» de la li- eftad; semejante obra podría descansar en un solo principio e acción, y este será el terror, el temor del casligo infligí- flo según la voluntad de un solo hombre, sin ley ni juicio, jPpro quien no vee lo precario de tal sistema? Destruida yá .a filosofía teórica ó metafísica hija del orgullo, los hombres j"! descendido al estudio de sí mismos y al de las cosas; '"os buscan hechos adhiriéndose siempre á la práctica: n"o 'er»en ya máscara los tiranos, y la razón ilustrada es lo imi* c° que ha mejorado la condición humana. Partiendo de estos principios, V. E. conocerá que de- ntamos las commociones armadas; deseamos que se oiga la •P'tnon pública, en medio dé Ha calma, y que se legalizen I12. lo» poderes nacionales: que subsistiendo la ley de elecciones que actualmente nos rije, se garantise la libertad que tiene» los ciudadanos para acordar definitivamente el único medí" que nos resta de salvación; encargando a una asamblea es- {raordmaria la reforma de nuestras instituciones.' La nación entera fija sus esperanzas en V. E. lo pr°' clama su protector, y no duda que siendo V. E. uno de los primeros campeones de su independencia, lo será también de su libertad; y adquiriendo el glorioso renombre de líber' tador, su resistencia pasará 4 todas las generaciones, su mem"' ría estará en todos los siglos, y (a historia lo pondrá al I»' do de los Fraiddins y Washiugtons. El Ayuntamiento concluye haciendo suyo el roto de 1°3 pueblos á quienes representa, y pide con ellos. 1. ° Que el Ecsmo. Sr. Presidente por los medios que le dicten su honor y su conciencia, procure la reunión de una asamblea estraordinaria nacional, compuesta de represe»4 tantes de todos los Departamentos, y encargada esclusivamen' te de reformar dentro de un término fijo, la constitución ¿t 1824. 2. ° Que S. E. reasuma entre tanto el Supremo Poder» sin perjuicio de la responsabilidad de sus ministros. Sala capitular del Ecsmo. Ayuntamiento. Du rango no- viembre 14 de 1837.— Ecsmo. Sr.— José Anselmo López, pre* aidente.— ¡gnetfiio Florts.->~Toribio Rodrinwcz.—Pedro HernO*" «fe*.—Carlos Loiioza.—Juan, de Qios Palacio. —Pedro Escoba*' -r-Franciseo Marua^era^-José Mario. hodaUtgas.—J. átitfi" no, Lodosa* secretario.