REPRESENTACION Que el gefe del departamento de Orizara, dirige al Exmo Sr. presidente de la repú- blica, manifestándole que los votos de los orizaveños y los de todos los pueblos del cantón, están por el cambio absoluto del sistema federal. j Xjxmo. Sr.—Los comisionados de esta gefntura cerca de la persona de V. E., han sido encargados de manifes- tar la displicencia con que se leyó en esta ciudad el artí- culo I.» de las instrucciones que llevaron, redactado en los términos en que fué, como á V. E. consta, para no tocar al alarma á los que pretextando la defensa de las instituciones, pudieran oponerse á los progresos de la gloriosa y justa revolución actual. V. E. ha debido ser también informado de la constante resolución de estos pueblos, por no vivir su- jetos al régimen actual. El deber mió, y el del concejo que me ha dado el pueblo, exige ahora el consignar en este do- cumento público, para que V. E., como fiel depositario de la Voluntad nacional, pueda hacer de él el uso que convenga, las razones que nos han impelido y nos impelen poderosa- mente á evitar mandar proceder á la celebración de eleccio- nes, que V. E. según se nos ha informado, ha excitado se verifiquen para las legislaturas particulares y general de la Union. La repugnancia que existe en estos pueblos, en vez de disminuirse, se aumenta por instantes, y por desgracia, con nuevos motivos justificados para continuar bajo el régimen federal.3 Hablando de los pueblos un buen político juzgará bastan- te para justificar sus asertos, el decir: que así lo sienten y que e! sentimiento mas que el discurso, es el que agi- ta y conmueve las grandes masas; pero los pueblos de esta sección de la república, alegan hechos que les infunden te- mores para lo venidero: sus cálculos parten de datos públi- cos, y el sentimiento que los anima para repugnar la for- ma de federación, es el mas santo y noble, es !a conser- vación de Ib religión, la de una libertad racional y ver- dadera, y del crédito nacional. Apenas se sancionó el artículo 3.° de la constitución ge- neral, cuando fué preciso que por una ley del congreso de la Union se pusieran cotos á las que comenzó á dic- tar la legislatura de Jalisco, con objeto de apoderarse de las rentas y bienes eclesiásticos. Siguióse por otras legis- laturas aquel ejemplo, y apenas hubo una que no despojase á la Iglesia del derecho incuestionable que tiene por los cánones de administrar sus bienes, con la creación de juntas administrativas de diezmos, en las que tan sqlo por salvar las apariencias se dejó una parte tan insignificante á la Igle- sia, que no tuvo poder para obtener siquiera se asistiese á los ministros del culto con la porción canónica que les corres- pondía. ¿Y qué leyes se dictaron por la legislatura de la Union que conspirasen á seguir la marcha adoptada por los Estados? Ninguna; porque aquellas medidas fueron aconseja- das por intereses y miras locales que es difícil merezcan una sola mirada á los que tienen en sus manos, y de cuyas volun- tades penden los grandes de la nación. Pero cuando se ex- plicó de una manera asombrosa la tendencia y facilidad que presta el sistema federal para atacar á mansalva y brusca- mente la religión de nuestros padres, fué en la desgraciada época de reformas, que sola la virtuosa decisión de los pue- blos ha podido hacer concluya su periodo exterminados Escogitáronse en los clubs masónicos los nefandos pro- yectos de destruir la obra de Dios, y la única esperanza de3 '°s desgraciados con la destrucción del culto católico; y ha- biéndose acordado su presentación en las cámaras de la Union, se creyó una grande concepción del pensamiento el enviar aquellos proyectos por la via reservada á las legisla- turas y gobernadores de los Estados, para que al tiempo °iue aquellas, las discutiesen y sancionasen con anticipación $ la modesta y financiera ley de crédito público, iniciada por la cámara del senado, y redactada según las nuevas pro- posiciones del diputado D. Lorenzo Zavala. £1 objeto de es,a curva no fué otro, que asegurar en sus temores á los individuos de las cámaras generales, y engañar la sencillez y buena fe de los hombres religiosos. Se creyá lograr lo pri- mero, porque apareciendo las medidas como dictadas por le- gislaturas particulares, era natural que la animadversión re- Cayese sobre los que aparecían en la escena como inmediatos autores: se esperó lo segundo, poique como se ignoraba por las grandes masas el origen y procedencia de tan impías pro- videncias, podria ser que ocurriesen como á su redentor al congreso general pidiéndole la derogación de leyes particu- lares. Esta asamblea, cualquiera que fuese el resultado de esas leyes por antonomasia, se creyó colocada en situación Ventajosa, pues que poniéndose en práctica sin oposición en algunos Estados, se conseguía el objeto, y podía entonces ge- neralizarse á los restantes: si se explicaba la resistencia por parte de los pueblos, podria derogarlas como opuestas á la constitución en esptra de tiempo mas oportuno para iniciarlas. Así se procuró dar por tierra con los establecimientos mo. násticos: de esta suerte se protegió abiertamente el quebran- tamiento de los votos religiosos: de esta manera se intentó apoderarse de los bienes y rentas destinadas á obras pías: de este modo se persiguió y expatrió á los ministros del culto, y así, en fin, se procuraron impedir las ceremonias y prácticas de religión. Y bajo otra forma de gobierno ¿podriaD los legisladores haber acometido empresas tan temerarias? No: los que hu- #4 yeron el cuerpo á la modesta y fundada oposición de nues- tro virtuosísimo clero, á la ley herética del patronato, no ha- brían por sí solos destruido lo mas venerable que existe en- tre nosotros, no halniun osado consumar los proyectos de la impiedad, ni habrían desafiado la omnipotente cólera del pueblo, que clama siempre, j verifica la venganza de críme- nes tan atroces: habrían continuado abrigando la impiedad en sus corazones; pero no hubieran sembrado el llanto y la consternación en los pechos piadosos. Pero los orizavefios no solo están persuadidos de que el sis- tema federal está en oposición con la conservación de la re- ligión católica, sino de que también es el mas á propósito pa- ra destruir las libertades públicas: estas consisten en la estric- ta observancia de las leyes fundamentales, y en el goce de la seguridad personal y de las propiedades de los ciudadanos. Como cualesquiera que sean las teorías, los pueblos solo cal- culan, y deben calcular por hechos, no habrá un mejicano que ignore que en cada año ha sufrido la constitución rudos ata- ques, ya por el misino congreso general con la concesión de facultades extraordinarias, ya por las invasiones que á ella han hecho las legislaturas y gobiernos de los Estados, y ya, en fin, por las incesantes revoluciones que han conmovido la república; y todo ha debido ser así, porque siendo natural al hombre el querer ensanchar sus facultades, cuando las de un poder se encuentran limitadas por las del otro, no puede ob- tenerlo sin hacer invasión en las de este: de aquí deben nacer choques de que resultan las revoluciones, y hallándose soste- nidos los que las promueven por el poder oprimido ú opresor, se llegan á encontrar dos poderes constitucionales que pre- textando defenderla constitución, la hacen mil pedazos. Así es que hemos visto proteger al ejecutivo de la Union en S'28 los movimientos contra las legislaturas de los Estados: en el mismo año tuvo de sucumbir el mismo ejecutivo bajo las fuer- zas del gobernador del de Méjico: en el de 29 se víó á la le- gislatura de Puebla declararse protectora del ejecutivo que5 Carchaba contra el presidente hasta entonces reconocido: en e