TRIUNFO DE LA RELIGION Y MUERTE DE LA DEMAGOGIA. ¡Oh brillante Virtud, hija del Cielo! ¡Cuánto quiere eclipsar tu luz divina La infame detracción, el vicio horrendo, El poder de tirana y cruel envidia! Do quiera que tus rayos celestiales Iluminen al mismo claro dia, ¡Oh cuanto se interesa obscura noche En opacar la luz que comunicas! Persigúete el malvado que no siente De tu fuego feliz la llama viva; Pero, ¡oh santa Virtud! ¡Deidad hermosa! Tú siempre triunfas con frondosa oliva. Si hay genios viles de maldad plagados Q,ue con audacia injusta te maldigan, El cielo te defiende, el cielo sacro A quien esfuerzo humano no valdría. Era esclava de infanda servidumbre La patria hermosa ¡oh Dios! la patria mia, El crimen se premiaba, y la inocencia Cubierta en luto con dolor gemía;% El desgraciado padre cuya culpa Era su providad ¡ay! !cual sufría La cruel persecución hasta arrancarlo Del dulce seno de su fiel familia! El honrado y virtuoso ciudadano Desesperaba su existencia misma, Las vírgenes del claustro suspiraban, Los ministros de un Dios se sumergían: Por todas partes el pesado cetro De la vil demagogia y tiranía Oprimiendo á los libres Mejicanos Su despótico imperio ya estendía: La madre Iglesia, la común Señora Sacrilega intentaba mano impía Arrancarle su culto y sus derechos Con bárbara, ambiciosa y cruel malicia: Todo anunciaba llanto bajo el solio Del despotismo, desde el triste dia En que fué á la ignorancia encomendado Regir la suerte de la patria Diva...... Hablad vosotros, venerables hijos De la Iglesia de Dios á quien quería Sumergir en el caos de llanto y luto La sacrilega mano prostituida Hablad, sabio Maniau, barón insigne, Vos Areciiederreta, alma sencilla, Irizarri, Menoiola, genios puros, Modelos de virtud esclarecida. Hablad pues ya podéis, que el santo cielo3 Que vela amante por preciosas vidas, Os ha puesto en el goce que quisiera Usurparos el fuego de la envidia: Un genio tutelar, una alma grande, Sin duda acaso de los cielos hija, Os volvió aquella paz consoladora Que quitaros injustos pretendían. ¡Iglesia sacrosanta, madre pura, Esposa de Jesús hermosa y digna Hozána canta hasta el luciente trono Do la luz eternal peremne brilla! ¡Religión adorable! ya no temas Los impulsos de herética perfidia, Vuelve á ostentar tus esplendentes rayos Cual los esparce el luminar del dia! Y tú, ¡invicto Santa-Anna! que lograste Tornar á la alma patria á nueva vida, Las bendiciones de un dichoso pueblo Acepta en esta—vezr~desde iu silla. Sí, ¡héroe valiente y grande! quiera el cielo Se eternicen los lustros de tu vida Para que la alma Religión conserve Su celestial pureza esclarecida. Y vosotros en tanto, ¡oh Sacerdotes! Ministros del Señor: la mano Diva Os sostenga en el culto del Altar Predicando la fe con lengua piar temáis la impostura, ni el encono De detestable turba jaemina.4 Que el Eccelso os ampara y dulcemente? Un Santa-anna inmortal á ello os destina. Descanzad en su amor y vigilancia, En su sabio gobierno, á quien le guia El interés de un pueblo soberano, Y el sosten de la fe mas pura y viva Sucesores de Pedro: alzad valientes El estandarte de la cruz divina: Predicad evangélicos conceptos Para que el universo siempre os diga: ¡Salve Apóstoles dignos del Dios-Santo, Salve copias perfectas de Israelitas, Bendígaos el Señor una y mil veces Con mano paternal, con mano pial" IMPRENTA DE SANTIAGO PEREZ DIRIGIDA POR AGÜSTIN CONTRERA MEJICO. Calle de Tiburcio N.° 14. 1834.