DEGÜELLO, CADALSO O SANGRE; PIDE EL PUEBLO SOBERANO, CONTRA TODO GJÜíWPIN, Y TRAIDOR AMERICANO. Stes justo que los queobedesen sufrm al~ gutia cosa, no lo es menos que los que mandan, teman apurar la pkc-encia ( Barbeirac, en sus notus ú Grocio. Derecho de la Guerra y de la paz.) JE^or mas que se quiera guardar nuestro mancomún con los descendientes de Pelayo, no h; brá una razón sola capáz de convenserlo, ni menos un derecho entre todos los derechos,conocidos que pueda permitirlo. Hoy con mas necesidad se deve ocupar la cámara de tan sublime materia, y nuestro digno vice presidente tornar enérgicas medicas para que se lleve al cabo la deseada espulsion ®n en que se prestaron, es sin embargo reparable, que para todas las maqui ^ciones enemigas se haya contado con la mayor parte de tales individuos des la vez en que se consolido nuestra independieneia; pero aun suponiendo esta Aserción de miciada gratitua, yo quiero fingir, que sin estos jefes única yesclu Sl°amente, no se verifica la independieneia de la nación, pues aun en este caso. no podia decirse que avian cido remunerados con los empleos que están ernde c°rados Bustamante con la vanda de Gral de Divicion, estaba en eJ apogeo onor militar, y con el cargo de vice precidente de la república, se vio en- e' apise de la Magistratura (2) Michilena sin ningún servicio fue ''el poder eje- cUtibo. y se hizo Gral. de Brigada, Musquis [el eroe de Monte Bla< co] por que entregó á los Españoles, está innespugnable fortaleza, se condecoro con gran **es tmpleos que no merecia y últimamente cuaimas y cualmenos en loque cabe, iodos esos esclabos de lá Urania, están premiados, ¿si pues son sat.i-fecb.ns sus Se|-lucios congrande usura? ¿cuales se tuvieron presentes para no aplicarles l«g- Penas señaladas que demarcan las Leyes por delicio de alta traición? ¡Cuales! T0 las diré, la legnidatí, el no derramar sangre como lo han hecho nuertros con •"arios !há y cual seria nuestra mala suerte si ellos triunf ran, cadalso» allarian para que saciaran esos católicos Aristenos. su sed de sangre! ¡Gober- nantes y supremos poderes de la opulenta Méjico! tened presente para dtrigi- tos con tino en el momento de aser gracias á. los alsados, lo que nos á cau- Sado xl plan de sabaleta! Siendo publico y notorio en toda la república que los españoles han teñid» j;1 mayor participio en la actual rebolucion y qué en la Abana se prepara una- uerte división para venir á imvadir este continente, es.de precisa nesecidad- [2] El Gral. Guerrero elebo á Bustamante hasta aserio vicepresidente: por tal beneficio mar cualquiera alimento liantes* ■•' de concluir la batalla con el filisteo; su hijo Jonatás. ignorando la orden desu rey y padre, se asérco á una colmena y tocándole con una bera, humedeció sus lavios con la miel: entró en la lid mas animoz): penetró á la tienda del ene- migo: derrotó al filisteo y obtubo la victoria. Noticioso Saúl de que un sóida* • do habia probado miel de la colmena antes de terminarse la acsion, juro hacerlo nio yir. Presentase Jonatás y le confieza, que el ha sido ese desgraciado, sibien no proce- diendo como delincuente; pues no hay transgredan cuando se ignora la Ley. Eav ; pero Saúl quiere llevar adelante su orden con el pretesto del juramento que havi» ^preferido: entonces todo el ejército se in terpone, y protesta no permitir la ejecución ► de aquella sentencia, lo primero porque Jonatás había cumplido con el espíri- tu de la ley, que éra bencer al enemigo, y por lo que no sequeria destral al soldado: lo segundo; porque el joven .no estuvo en la obligación de cumplir • un presepio que no habia llegado á sus oidos. Saúl, de grado ó por fuerza re* :,Voca su fallo, é hizo en estas circunstancias demasciado bien; así como obró mal ^perdonando Anealec y á su raza; indulgencia que le atrájo la pérdida delreint> •y de la vida. Pero sí Jonatás se hubiera incorporado al ejército del filisteo, dándole favor »f ayuda ¿habria enbarazado el castigo condigno á el que militaba á sus ordenes? Á la verdad que nó. Cuando un personage comete otró delicte y es sometido ■al juicio de un tribunal pierde toda la confianza, todo el prestigio, toda su ma- gia, y cayendo en la ignominia y menos precio no puede ya ser útil al públi- co, quien jamás descansa en hombres ¡mames. Por esta sola razón Clemente V» estingió á los Templarios, y Clemente XIV. á los Jesuítas el odio de Felipe el 'hermoso ha cía los unos, y el de lodos los reyes católicos hasia los otros, movie- ron el animo de los sitados pontitíces para espedir las bulas de estincion; no por que los delitos atribuidos á ellos, especialmente á los primeros estubiesen -plenamente probadas; sino por que habían todos perdido la gracia de los sobe- ranos no pudiendo ser útiles á los pueblos. Con que si el temor racional del desconcepto publico ha sido' bastante para fulminar una pena sobre comunida- des de objecto piadozo. ¿Cuanto mas no lo será para retraerse de indultar » individuos que ya pertenesen á los tribunales, y cuyo delito enorme atestiguar* mas de siete millonos de habitantes: no hay esperanza, fuerza es el castigo de to- dos esos revelados, para que termine la guerra civil y escarmienten esos charla- tanes, que se dan tono de importancia por las calles y portales á ellos á ellos. «íL'tfí niMi 80*011 f> 01 n> •;» j , > ,j , oii'i "<; J ;»*!.'*• [3] En las camáras no dejara de haber quien se oponga á la Ley de espidsion de es' pañoles, y tal i}e¿ otros en ' pleados querrán hussrlo comercio como el aña de 29< pero? • " ya los conosemós y... . cuidado con maromear. MEXICO 1833. imprenta cargo á del c. M. Gonzcdez, calle de Ortega núm. 23.