TESTAMENTO QUE HACE ARISTA, Y HERENCIA QUE DEJA A SUS APOSTOLES. 0 DESENGAÑO de yorkíjvos y escarmiento de escoceses, I^n el nombre del gran consistorio escosés, en donde se encuentran todas lag m I i ¡des de Feláyo conocidas con el nombre de gachupines, y de los america- nos viles con el de cruzados, notorio y manifiesto sea á lo* que el presente vie- ren como yo Mariano Arista, primero coronel del segundo apostolado, después general no solo de éste, sino de varias hermandades apostólicas: últimamepto proclamado supremo dictador por la pluralidad de votos contemplarios, y por el unísono que soy yo, cuyos honores tube momentáneamente por cuatro aris- toeraecnses que quisieron elevar mi nombre, y no pudieron á pesar de mis es- fuerzos; por lo que hallándome en un estado cadavérico y casi moribundo, (¡así me considero para la república federal!)____ Quiero para sanear mi conciencia, como maestro de un apostolado religioso, cumplir con todos los preceptos do mi religión: asi es que, ante el gran jurado de escoceses mis concolegas, y ante la su- prema justicia y mal entendida piedad de los americano*, temeroso de la mue<"* te que es muy justa á todo conspirador insolente; (sea en el gobierno que fuere) porque su hora es demasiado cierta cuando hay energía en los que gobiernan, igualdad ante la ley, y" carácter sostenido en los pueblos para hacerla cumplir, Para que aquella no me halle desprevenido, he deliberado hacer mi testamen- to en la forma siguiente. Primeramente. Encomiendo mi alma á Dios que la crió, y mi cuerpo á todos los frailes gachupines y escoceses, para que lo depositen al lado del con- quistador Cotez, cuyos descendientes han sido en todos tiempos ei objeto de mis favores y distinciones. Item. Declaro por mi apoderado y albacéa al teniente coronel D Ignacio Escalada, para que este religioso reparta mis bienes entro todos mis hijos y amigos (¡ueridos. íletii. Dejo dejo á este mi apoderado todos mis honores, en pago de sus buenos servicios, como que fué el primero á quien confié iodos mis secretos y piciilugada-, y éste, como buen religioso habiendo sido uno de ios primeros após- toles, lijo el gr'to de pronunciamiento cu Morvlia; y aunque promo fué vencido en dicha ciudad, &e hizo varios servicios en Toluca y en el Monte de las Cni, ees, donde le valió el buen caballo que llebava, (á quien lo debe la vida:) y así es ijíic, este aristócrata merece la banda de general quj yo obtenía. 2 Item. Dejo por únicos herederos de los despojos habidos d« los inonrntes cí- vicos que murieron en la acción de Tcpeaca, á todos mis queridos oficiales que fueron del 8 0 regimiento, y 3. ° batallón permanente, pues por estos mis ami- gos amados, tuve la gloria (aunque momentánea) de Inber derrotado al invic- to general Lémus, cuyo denodado valor debe estar esculpido en mármoles, (cu- ya dureza se opone á la duración del tiempo) para eternizar la memoria de traición tan negra, como la que usaron estos picalugános mis discipulos. Pues bien refle- jada dicha acción, hubiera quedado por este general á quien acompañaba el denuedo de los valientes cívicos poblanos: pero habiéndome hecho este gran servicio estos mis queridos discípulos y amigos, merecen por intrigantes un gran premio; y así oideno a mi apoderado D. Ignacio Escaláda que entre todos es- tos cruzados, reparta el vigóte que por orden superior me quite al salir de Méxi- co, y como era lo que mas apreciaba, (porque solo el poder de Dios le escedia en lo grande) quiero dejarles esta apreciabilí-ima prenda, para que jamás ol- viden la ingratitud que usáron en la ciudad de Tepeaca. Item. Declaro por mi hijo putativo, querido y muy amado, al coronel del 5. ° batallón permanente D. Antonio Gaona, quien sin embargo "de ser mi hi- jo naturál, y protestando solemnemente fusilar á todos los yorkinos de su cuerpo, no lo verificó saliendo del punto de su residencia á vindicarse de los cargos que por varias quejas tiene pendientes en este supremo gobierno, en virtud de sus buenos comportamientos con los patriotas, á quienes ha perseguido con todo el furor de un habanéro sometido á las antiguas instituciones de la Península espa- fiola, de quien su pais natál es parte integrante. Item. Ordeno ámi apoderado D. Ignacio Escaláda, que á mi hijo el te- niente coronel D. Anastasio Pacheco, lo vea con la mayor consideración, por ser éste digno de toda mi sensibilidad, pues fué hecho militar por nuestra revolu- ción y quiero dejarle una gran cantidad de las zozobras que llevo conmigo, al apar- tarme de esta bellísima capitál. Item. A mi otro querido hijo el subteniente D. Pablo Caballero, que es- te militar fué revivido por nós los apostólicos revolucionarios, quiero dejarle al- guna de mis memorables prendas para que se enseñe á tener carácter, pues éste mi hijo, fué depuesto de su empleo desde el año d« 831 por haberse de- sertado; mas mirándolo descarreado del ejército, hube de volvérselo aunque enva- no, pues poco usó la charretera, porque ahora se ha quedado en el aire, y mas deshonrado que antes: así es que, á éste le dejaré todi s las vergüenzas que pasémos cuando nos den en cara con nuestras traiciones y picalugádas. Item. Otro hijo sordo preciado de buen militar, el cual tubo el honor de desempeñar la gefatura del estado mayor ó cuarto poder de la nación, desco- nocido en los principios republicanos é inventado por un monárca, cuyo go- bierno era incompatible con el de los méxicanos: este mi Pepe Morán, (no mentando partes) servia dicho empleo con el mayor heróismo, pues sabiendo que pasaba sebre él todo el ódio nacionál, y escuchando diariamente sus hon- ras en los papeles públicos, no quería un medio do gratificación á pesar del in nenso trabajo que demandaba su desempeño, y en esto probó muy bien su constancia goda, con el santo fin de arruinar á los patriotas: dando licencias absolutas á unos, eesasperándo á otros, postergando á éstos, dcsterrándo á aque- llos, y en fin, influyendo de todos modos en contra del sístétna, á quien le con- sitó todos los enemigos posibles, con sus injusticias y arbitrariedades. Por úl- timo: en la revolución famosa de los escoceses, manifestó toda la legalidad de que es capaz el mejor gato, porque tuvo la presicion de estarse agazapado ó escondi- do, con el objeto de adherirse á los facciosos si ganaban, y quedarse con el gomC no si pedian; lo que indica muy bien la satisfacción no pedida que la dió á esto de hallarse escondido temeroso del furor popular. ¡Tal es su patriotismos y lo bien quisto que se halla en la nación! No hay duda que este Pepülo mi hijo merece mi bastón. Item. Martin Rivera, sugeto recomendable por el filial amor á sus amos, por quienes ha tenido la gloria de ser la burla de sus mismos compatriotas, de contrariar los intereses de su patria, de hacerse aborrecible á los ojos de sus compañeros los impresores, y de vivir condenado á una perpetua clausura, por no salir á la calle á recibir una paliza de los republicanos: este mi hijo, á quien compadezco por el gálico pasado que ya tenia, y lo confirmaron los lazarinos donde iba á buscar firmones para los artículos editoriales del Sol tsn aqueroso, como las llagas y podedumbre de aquellos infelices, ha tenido la gracia de sa- ber perfectamente el pro y contra en asuntos políticos, pues el ano de J¡22 cuando el general Santa-Anna se pronunció contra el señor Iturbide, escribía papeles en favor de la república, siendo oficial cajista de la imprenta de ün- tiveros, y luf'go sin consecuencia á sus principios los hacia en favor del mismo Iturbide, por las gratificaciones que lo daba Castrejón: nunca podían pasar de diez á doce pesos que le tocaban en la venta del papel que el buen Martinico alentaba, bautizando tales mamarrachos con títulos alarmantes. ,-Qué estraño será que venda á su pátria por la protección de los escoceses que le vale mas de cien pesos mentales, el que fomentaba la discordia por el vil inteiés de tíieí pesos, en los tiempos mas críticos para la nación? Pues este es mi hijo Mar- ti- eo, á quien sin razón han tratado de injuriar los malditos yorkiuos, sin con- siderar que necesitas curct legis. Item. bl general D. Anastasio Bustumante hijo legítimo de San Juan de Escocia, y padre putativo de todos nosotros, cuyos apóstoles seguirémos sus huellas hasta consumar nuestras desgraciadas vidas, y continuaremos predican- do el Santo Evangelio de é.-te nuestro gran maestro, á los federalistas nuestros contrario», porque así nos lo manda la Santa religión que profesamos: pruebas nada equívocas dimos de esto en la ciudad de Puebla, pues cuando por pri - mera vez fué este nuestro gran padre fray Anastasio Bustamante, con mas de cuatro mil apostólicos á resarcir la pérdida de dicha ciudad, ganada por el ge- neral Santa-Anna pn 4 de octubre de 832, quiso nuestro maestro ver correr torrentes de sangre de los americanos: en efecto, tuvo la satisfacción de ver ese rancho de Posadas, sembrado de víctimas sacrificadas por solo su capricho eniusiasmado; ese campo rojo, teñido con la sangre de la inocencia, atestigua clara y evidentemente la buena conducta y sen>ibilidad con que nos mane- jamos los cruzados. Este gran padre merece toda mi consideración, y quiero dejarle en obsequio de tan buenas lecciones, los abatimientos de que me hallo poseído desde mi última derrota. Item. El geueiai L) Francisco Hernández federalista consumado antes del pronunciamiento, hecho en México el año de H29 por nuestro gran padre Bus- tamante; de este benemérito patriota antes y no ahora, (porque su egoísmo así lo permite) podríamos confiar de su patriotímo; mas habiendo abandonado el sistema - federal que por propia voluntad contrajo, abrazó completamente el partido de la escocia que poseemos nos los cruzados, tanto que acompañándo- se con el general Bustamante, maiehó para Puebla en la primera invasión de dicha ciudad el año de 32, y fué un testigo fidedigno de las ruinas que se ocasionaron á muchas familias, ya por la paralización de las artes, ya porque los capitalistas temían esponer su dinero; unos porque subsistían de un corto trabajo como es hilar ó tejer, no hallaban donde entregar el algodón, cinta, za- pa . galón, ú otra manufactura de que sostenían sus familias, porque el señor Bustamante estaba en el cerro de San Juan, acobardando toda la ciudad con la voz general que se oía, del saquéo que debia haber habido si la ganancia es nuestra: en efecto, las familias que no resintieron las penalidades y zozobras4