LA CONSTITUCION RESIDE EN LAS PUNTAS DE LAS BAYONETAS Núm. 4 de la Logia de los Gatot. C^oncluido el discurso de Barbilucio que finalizo en la tercera parte» tomo la palabra uno de les vacale» y dij« á i* asamblea de esta manera: Señores: los sentimientos de nuestro venerable aoa ciertamente justos y patrióticos, dirigidos á estirpar las discordias y o. establecer la paz entr« nosotros, como el ilnico asilo que nos queda en medio de las tempestades que nos cercan; quiere, y muy justamente que cesen luí rencores: que se acaben lo» partidos: que todos se miren como hermanos; que se olviden ya entre todos esas odio- sas distinciones de yorkinos y escoceses: que los ciuda» danos vivan tranquilos á la sombra de las leyes: que estas sean las que impererj, «inque el poderse atrevas profanarlas: que las autoridades se circunscriban á ellas: que los que obedecen asegurados en sus gozes y dere- chos no teman ser arrancados de aui casas |ior ia ar- bitrariedad ni la calumaia, para it á engrosarla» victi- mas del despotismo; quiere en fio que la nación «ea el Soberano, 1» constitución bu consejo, nosotros sus sol- dados y las autoridades los padres conscriptos de loa pueblos. Los gobiernos populares son la obra déla vo. Juntad gentral, y nadie puede atacarlos (bajo de ningún pretesto) sin atentar contra las instiiuciones y constituir se en un patricida digno del cadahalzo; pero desgracia damente entre nosotros, como ha dicho el venerable Bar- bilucio, no hay mas que un espíritu funesto de partido que derriba de su solio a la justicia, entorpece la mar- cha de la felicidad, y hacina lo» combustibles de 1? h >• güera, en que unos y otros debí-n abrazarse siendo .victi- ma» de cus desavenencias. El escoce» se cree autorizado« para matar a lodot ¡o» yorkinot porque «o piénsao á su modo; éstos tienen las mismas pretencior.es, y todo» por su parte no piensan mas que en destruirse mutuamente, sin atender a que ai se cumplieran sus deseos les dejariaa ti campo libre a los enemigos de unos y otro?; ¡y quién «s la virtud en medio de estos doB estreñios sino el gobierno que lo» manda & tbdosf ¿qaién el que poede dirimir sus competencias sino el que está encomendado de hacer cumplir las leyes? Mientras este se ndhiera a cualquiera paitido, jamas habrá tranquilidad, y siempre la persecución y las depredaciones estaran en boga por el partido vencedor contra el vencido: éste se levautara después desde so abatimiento, a seguir la misma ruta, y los débiles y los poderosos implacables en sus triun- fos, nos darán una cadena interminable de tiranos, sin mas regla ni ley que sus caprichos, hasta qus unos y otros perezcan invocando los nombve3 d« la patria 4 quien jarnos le concedieron un dia de reposo ni de tran. quilidad, porque no hay déspota ni revolucionario que no cometa sus escesos cubierto con el manto de la líber, tad y el bien común. £1 usurpador se hinca delante de !a ley para en- gañar al pueblo, y luego en secreto la destreza cuntido -sus reglas no eonvienen con sus intereses: levanta sobre tu cabeza la constitución mientras por este medio toma las riendas del gobierno; pero después le sirve de tape, te y cree que la puede pisar con desvergüenza cuando ya se halla apoyado por las bayonetas.... ;Se engaña miserablemente, vive Dios! poique en los sistemas libe- rales no hay mas que un paso del apoiheoiis al cudni- «o, y medio minuto desde la gloria á la ignominia; y de esta aserción serán te3iigos Napoleón, Bolívar é Itur- bide que murieron cubiertos de laureletj pero con la terrible nota de tiranos. Estas verdades son muy duras pero no por ei» dejan de ser ciertas. ¡Quiera Dios que nos aprovechémo* de ellas! y que mi venerable Barbilucio las euirape so bre su corazón, para que sepa conducirse en tan angus- tiadas circunstancias. A penas te hubo concluido «te diicurso, cuando* 3 ta paro Bft gato militar de loi veniib'et y comprables, pidiendo la palabra, y ccncedida que le fué, dijo lo ti guíente: Mi estado y profesión no me permites hablar mucho, ni esteoderme en sutilezas escolásticas, que i mi entender serán muy buenas para divertir muchachos, y no para gobernará una nación que necesita fibra y no argumentos: obras no disertaciones; y providen- cias muy severas y ejecutivas, antes que declamaciones yanas y estériles discursos. Soy un soldado, y como tal, solo me toca obedecer al que me manda, sin ecsamiiar la justicia ó injusticia de sns providencias. A mi uo me incumbe mas que hacerme respetar del subalterno; obe- decer al superior, matar a los que se me digan, y ocurrir por mi paga el dia primero muy temprano. He aquí to- ilas mis obligaciones en compendio, y bajo tal concepto *oy á manifestar mis opiniones con toda mi martial franqueza, aunque por ella se disgusten algunos de mis compañeros que presumen de populares y republicanos, que no saben lo que es ser soldado ni las obligaciones que la ordenanza nos impone Pues bien; el poder ejecu- tivo dispone de la fuerza armada y tiene en so mano los castigos y los premio?: el legislativo solo da las leyes; y el judicial apenas está encomendado de aplicarlas. Si el primero me manda ahorcar & los miembros de los otros dos poderes, ¿4 quien debo obedecer sino á este sópena de perder mi empleo, ir á un castillo, ó ser decapitado? Ustedes saben que los resortes del corazo» humano son, el amor al bien y la detestación al mal; si pues, el poder ejecutivo que nos manda tiene en una mano los empleos, y en la otra los castigos, ¿quiénes serán aquellos que pretendan ser el blanco de sus iras, y no el objeto de sus prodigalidades? Se me dirá que la división de poderes ha marcado las atribuciones de los tres, pero esta división ¡\t quila al gobierno las fa- cultades de influir en la suerte y lo» destinos de casi todo lo que pertenece á ellos? No, pues enióuces él sera el soberano y el que reúna en si los intereses púolicoa no menos que la fuerza armada, con la que no valen aigtimentos cuando se trata de obsequiar sus determina4 cir;n«9. El diputado ó «enador que quiere colccsr a tu» ahijados ó lograr un destino díspue» de su n/uion, tiene que condescender prtcisimente, con |o&c*ptkho» del eje cuiivo para no caer en su desgracia: ei «bogado que pre- tende una magistratura está en la precien obligación d« obsequiar al gobierno para conseguirla; el empleado de cualesquier ramo para aipirar á mejor tuerte, tiene que constituirse en sierto de los ministerios para conseguir sus preteDciocei: el militar que solicita sus incensó» no puede lograrloi sin el favor del secretario de 1:\ guerrn, y por éste orde» todos tienen que sucumbir ^on lo» mi riitros y el gobierno si no quieren hacer el Titancitlo y suíiir el enojo de los dioses; luego el gobierno supremo es ti ore «¡potente, y «us miembros deidades subalterna» á quienes debemoi consegrar nueitr» obediencia cité y dirigir nuestra» plegaria», por mas que clamen los ta* felices apóstoles de !a federación. Por esto, y porque la esperieccia no» ha manifestado que lo* pncolos deber» vivir bajo el temor ti se quiere que obedezcan las de- terminaciones de su» magistrado», pues de otr.i manera no podrían conducirlos ¿ la felicidad, &oy de parecer que se lea imponga con la fuerza, hscitndoíe» entender que no todos lo» hombres son iguale»; que uno» nocieron para mandar y otro» para obedecer, y que aíi lo ersige la naturaleza en todo» los ordenes de la creación, donde el lobo no e» igual al cordero, el gato al ratón, ni el pa ■vilan a la paloma; y que cada uno tieu« «u esfera 4*. «upeiioidad y de obedieicia, pues lusta en los angele» tenemos gerarquiaí; y no e« Jo mismo el serafín q«e la potestad, ni este que las dominaciones y lo» tronos; pues tí en ei cielo y en la nstura'ez.t no se encuentra esa igualdad tan cacareada, ;por qté quieren lo» que 6e ¡la- man libertle» encontrarla enlie lo» hombre» sujeto» u tanta» pnticnes, u tanta» viiicilude» y miserias? Undanse pue» en el abismo eso» duetu*» ima- ginarios de le» pueblos: e»a decunUda ¡iWertad, y fc»a inicua licencia de ía imprenta, bsjo cuya salvaguardia te insultan les e/atoridadea y te lea publican su» defectos de que no son rcjpcnfcabks sino ú Dic?, pues de esie imana «u peder; y eí les leyes actoale» lo prchibieiéh,5 no hay mas que derogarla! u olvidarse de ellas. Nosotros les datemos de palos it los atrevidos qu¿ tengan la n solencia de publicar las faltas de loa gobernantes, y es haremos entender que la constitución es un cuaderno de papel incapaz de defenderse por si mismo, y que si fi( cliilludas y los garrolasos son efic*cisimoi pata imponer •ilencio á los revoltosos que nos critican con razón 6 sin ella, porque la canstituemn reside en fa$ puntal de lai baya - nttuy, y Juego que punjamos este saludable freno, ten- dremos ti camino franco por el sufrimiento pnra comple- tar el cuadro de la felicidad que apetecemos. ¿Quienes son los que escriben sino unos pobres hombres desarmados, que fiado» en la libertad de impienta aventutan tus opil nioncj contra el poder de ¡os fusiles? ;hay mas paia ca- llarlos que levantares un falso testimonio, nnaudcrlcs a. la cárcel ó pagar un asesino que loi mate? y cuando esto no se haga, ¿aqui no estamos nosotros para sahrles á dia claro y darles de gnlpszns prevalidos de nuestras tha- ireterai? ¿No es verdad que es muy honroso pan la clant militar el asaltar a un paisano inerme y darle de trancazos en cuadrilla?y ino nonnifestamos en este hecho nuestra ga- llardía y la justicia ds la causa que estamos sosleniemk ? Pues bien, amigos mios-, palos a la raxon y multas & la imprenta, que este «» el modo de salir triunfan tea y qoetlar lucidos'; y donde no f« haga esto, yo os anun- cio malos resultados:- aqni no hay mas que maroma y equilibrio, únicas nncorss de nuestra salvación. Aquí se puro otro gato militar y le pidió ¡a pa- labra a Barbilucioj pero con un ademan tan enojado y co lírico, que bien- »e manifestaba en lo csiueüanle de iuj ojo», lo esponjado de sn cola, y los jalones que con las uíías se daba en los vigote.i, la cólera de que estaba poseído aquel buen gato, e! rus! despees de un rato <\j suspencion, y de haber laDzado sus miradas amenazada- raa contra el galo que le habia precedido en ¡o palabra lea dijo de esta suerte: Hermanes mu s: yo no foy intolerante, pero se ne- cesita toda la filosofía de un Sócrates para escudar con paciencia uu discurso un servil y vergonzoso cosió c! qun acaba de pronunciar mi compañero: en el que co sol»6 ««lUcer* de un modo nuevo y peregrino á !oi recc-snti dablet militare», sino que ultraja or »¡ mis puede acarrear un duda contccuenciai muj fatales"1 impunidad de tan atrwz delito, pae» coaientidu e«te, qtii daojo» todoi eutoritadoa por el derecho natural para i< íenderno» de un agresor injusto, sin que lo tenga nadl para reconvenirnos porqae no» valicoo» de lo» medifl que no» sugirió la conservado» para matar a. un a*e»i« que noi ««alta con ventaja; y ya en e«te cato el pac! cía disutlto, y cada uno podia reunir a tus ami^i » andar armado por la» calle» para rechazar a! ma» fuertf autorizado por el derecho natural de la defensa propí| Si lo que le escribe desagrada a alguno» indi»' dúos, porque no ra con aus ideas, 6 porque «e le» tocí a »na per»ona»,