( 32 ) 2. El Diputado nombrado Secretario conservará el ejercicio de su representación. • 3. Ningún Diputado podrá ser competido á ad- mitir dicho cargo de Secretario. 4. No disfrutará mas sueldo que sus dietas mien- tras duran las Sesiones. 5. £1 Diputado Secretario despachará en la me- sa del Presidente. CORRESPONDENCIA 4- DE SOBRE LA NEGOCIACION DE LA PAZ. Con el Exmo, Sr. Ministro Secretario de Relaciones. NOTA Se reimprime en seguida la primé ta carta de tcbalcain por la relación en que está con la xegunda. ' PRIMERA CARTA Al Exmo. Sr. Ministro Secretario de Relaciones. Si'tinr Ministro. Mientras loa escritores actuales, n<;i como los pasados, liguen intrincándose en la parte económica de los partidos, consiéntame V. E. queme remonte, somtdit'ndolc algunos materiales par» preparar la liquidación ú e ser separar de cualquier modo ñ Huenos-JIvres de la cuestión, en la esperanza de que ya no entrará en una £ Mirra JvHira, por ninguna consideración pasada ," y des- pués de todo lo que este artículo de carta importa, se observa con espinas que las legaciones británicas en Ja- neiro y Rueños- Ayrcs, escriben, proponen, conferencian, ¡ipuran, manejan y gastan para obtener la paz ; pero que resisten eonsiantemente garantir la negociaciou. La, in- 5 terpn Mcion debe reservarse á la pulida perspicacia de S. E. el Sr. ministro de relaciones. Señor ministro: en la confianza plena en que quedo de que V. E. reprueba muy justamente que el poderoso instrumento de la imprenta se ejercite en las superflui- dades de los partidos, las cuales logran siempre el mismo resultado, de encarnizar á los primeros secuazes, y habi- tuar al pueblo á ocuparse de cuestiones insubstanciales, tratadas con el tono de ridiculo, como un mero pasatiempo, que interesa mientras divierte ; yo me animo á esperar que V. E , elevándose sobre sti nombre, acordará una piadosa acogida á la idea que me ha dominado en este caso, esto es, de someter á la consideración de V. E., y S la (liscuMnn pública, las observaciones de un carácter superior que me hé tomado la libertad de reasumir. Permítame V. E. anticiparme á tributarle el mas pro- fundo reconocimiento por la indulgencia, que espero se hade dignar acordar, á los que. como su una obsecuente admirador, entren en esta discusión animador por el in- terés público, aunque desconfiados de su capacidad diplo- mática, desenvuelta nada menos que á las respetables bar- bas de 11 respetable persona de V. E., que es romo decir, ante el l'cgcncval de la República Argentina ; y quiera persuadirse de que no habrá ni un Romano ni un Car- >agines que cuestione á V. E. los títulos á la mayor in- mortalidad. Tenga el cielo la persona de V. E. tan impenetrable, como hasta aquí, á los tiros de la fraudulenta diploma- cia extrangera ; y siempre en guarda, como el Angel de este nombre, contra las asechanzas de la infiel diplo- macia nacional. De V. E. por primera t ez1 6 El mas humilde,—el mas devoto,—el mes servidor y criado de V. E. TUBALC UN. Buenos Ayres 25 de Abril de \ ÜZÜ. Excmo. Sr. miuistro de relaciones. SEGUNDA CARTA AI Exmo. Sr. Ministro Secretario de Relaciones. Señor Ministro. Ni de V. E. ni de sus aprtei ibles di:jpulos, habia con- seguido hasta aquí la menor contestación directa ó indi- recta ü mi carta de 25 de Abril le este aíio, que condujo el Diablo de la misma fecha. La idea de un desaire de gabinete, me ha tenido mortificado señor ministro: es positivamente alarmante cuando ,'iene de un personage taí y cual, y recae en quien tantos ruegos hace por la sa- lud y prosperidad de V. E . Sobre todo, señor ministro, he rtztlado todo este tiempo con desazón que V. E. no hubiera leido, aun cuando hubiera recibido :ni primera carta, ya porque salió demasiado pesada para V. E., quie- ro decir demasiado difusa: ya porque salió también regando con quemazones la tumba de Lucifer que aquel mismo dia falleció. No se sorprenda V. E.: en tales tiempos y hijo tales circunstancias, dominan las temeridades políti- cas, lo que explica bien cuanto, por desgracia, nos hemos alejado de aquel tiempo fdii en que se descubrió el fien o. Pero el Correo del 21 del corriente en su articulo "Aegoc ¡aciones" desvaneciendo todos estos rezelos, tien- de señor ministro á restablecer mi comunión con V. E. Este artículo interrumpe el silencio, al parecer sis temado, en que se habia sumergido la escuela de V. £. por lo T que re«pecta al departamento de relaciones á que V. E. hace frente; pero ademas saldando en el la circunspección con que det>p. tratar, y debe exigir ser tratada una per- sona púldica de alta categoría cuando entra en un cho- que de armas de igual á de-ifual, me ha parecido encon- trar en este articulo un i contentación, y si me es per- mitido por lo tanto una provocación indirecta á quien, como su mas ntento servidor, ie abnnz'> á comunicar á V. E. en mi precitada carta de 25 de Abril, que la clase mercantil gritaba que ella habia sufrido, sin motivo jus- to, todo el peso de la revelación súbita y repentina que se hizo en Marzo, del estado de las negociaciones con el Brasil. Bien puede, ser esta, señor mini-tr j, una fántMfa hueca ; mas el hecho solido é intergiversable ft, que ella ha mo- vido mis tentaciones, y que no me es dable, =in riesgo, abandonarlas. ¿ Y cómo señor ministro, cuando V. E. ha permitido descubrir un campo inmenso en que puede,» tiro seguro, ejercitarse la observación? V. E. es el ma- ximun de la grandeza humana : á la vez dirige en gefe, y doctrina como maestro. Los pueblos le deben salud y los dicipulos sabiduría. Envalde los ociosos acusan á V. IL. de una complicación en los negocios, despropor- cionada con su capacidad intelectual: ellos se irán sepultan- do á mecida que el tiempo siga descubriendo q uien es V.E., lo que sabe, y lovpie puede bajo una región templada. La historia ha registrado el nombre de Cronwel con el epi« tecto de grande, á pesar que solo fué eclesiástico y mi- litar: ella reservará el de Aon plus ultra para quim á la ves ha sido un formidable oráculo en gobierno, en hacienda, en guerra, y en relaciunes. Después de esta salva de etiqueta, señor ministro, £ que no se puede, renunciar sin crimen de inurvumdad,8 Cuntraigamos la atención mas escrupulosa á uno Je los primeros tributos que V. E. ha recogido de sus doctri- nas, fi una de las primeras pruebas de aprovechamiento (pie han dado su» di c i pu ¡ os predilectos, los editores del Correo político y mercantil. Rajo el epígrafe "A egocia- ciones" han jugado el miércoles de la presente semana un alarde diplomático, lenguage ;dgo extraño Exino. Sr. pero que en mi humilde provkSMM es el que unicamentii tengo para dar el lugar que se merecen la espada y la pluma en la escuela de V. E. Este alarde, como ya he dicho, rompe un silencio que ya se hacia sospechoso, señor ministro; pero Jademas, este alarde ha fomentado el interés de competir con una escuela que si no se puede vencer por el saber, estimula á vece» concediendo los laureles á la incapacidad. Para empeñarnos en esto combate fraternal, yo no he trepidado en seguir ni plan antiguo ¡ esto es, presentar en las menores palabras, el mayor número de hechos y observaciones ; y empela» reinos, señor ministro. HECHOS Y OBSERVACIONES; 1. Ha dicho el Correo del miércoles, "que cuando el 3 4 '.ve comunicó la legación inglesa al departamouto12 de relaciones, las proposiciones que condujo; el dies fue- ron aceptadas oficialmente bajo la firma de V. E.: el once no hubo QbrriW el doce la legación de acuei éo dispuso el regreso de la corbeta: el trece regresó esta y no hubo Correo ; y el catorce en que lo hubo se publicó el ai tirulo que no* ocupa. ¿Qué pajaro hubiera volado mas pronto, señor ministro ? Se descubre, pues, que el Correo hizo la revelación acto continuo a la terminación del negocio tal cual era; que no se embarazó por ninguna conside- ración interior ó exterior ; que fue positivamente el pri- mero que la hizo á ciencia cierta, porque si se registran los diarios desde el 8 hasta el 14, no se encontrara uno solo, que la haya publicado can la exactitud que lo inzo el Correo. Sr. ministro : sus exclencias se embargaron con el placer: entonces no percibieron que tras de un gusto suelen venir cien palo», y como es inevitable el sufrirlos, no ha quedado á su9 exelcncias mas recurso que sacri- 6car la inocencia, que negar, que ser ingratos con el placer. No ec puede ocultar sin injusticia que. antes de la mani- festación <¿ve hizo el Carreo de las noticias con que se hallaba, esto es, para que no se olvide, de la manifestación que hizo el Correo cusuido pudo hacerla y con exactitud, uo se puede ocultar que el mercado había sufrido, no una alteración real cerno lo da & entender ti Correo, sino una suspensión de transaciones, que hizo positivamente emba- razosa la existencia de algunas casas de comercio ; y qne en esta suspensión iulluyeron no solo los vivos rumores de paz que circularon por toda la ciudad después del nrrivo de la Ileron, sino los informes verbales que salieron de la escuela de V. E., respecto de la cual la paz en sus conferencias privadas era ya un gusto inebitable. Mas tarde entraremos en otras explicaciones sobre este punte 13 Pero seamos ingenuos, Ramo. Sr., aun cuando esta no sea una calidad favorita en el gremio de la diplomacia ; y permítame V. E, hacer ahora una pregunta á las señores editores del Carreo — Caballeros ' ustedes en vez de negar que las funestn alteraciones eu el mercado, y en las transaciones comer- ciales, fueroQ producidas por las noticias vulgarizadas de paz antes del 11 de M.rzo, en vez de negar el hecho y el resultado, lo robustecen dándole todabia tms exten- sión que la que tubieron en realidad tanto el resultada como el hecho; muy bien, caballeros. Pues entonces | resulta acaso que cuando ustedes declararon el catorce que era in dudable cuanta se había dicho y escrito vulgar- mente sobro paz, lo hicieron con el conocimiento de que no proporcionaban el placer de saber que. la paz est. ba ya hecha, sino el disgusto de alimentar las ruinas produ- cidas por las alteraciones del mercado que ustedes cono- cían, robustecerlas, difundirlas,, consumarlas en fin ? 1 Es esto lo que resulta 1 Las consecuencias fueron tales : pero el cielo me libre, caballeros, d<: atribuirlo á una intención premeditada: no sefiore?, salvando las inten- ciones, es imposible desconocer que ustedes se acusan con sus propios argumentos. No parece sino que quisie- ron discurrir, ó que discurrieron de esto, modo—las prime- ras noticias de pa:i, lun producido un efecto fu oes 19 en la clase mercantil: no hay tal pnz positivamente, porque lo que hay no es otra cosa que el progreso de una discusión; en lugar, pues, de corregir de algún modo extravias que van á causar una crisis ó á prolongarla, furtifique- nioslos con la autoridad que nos da nuestra posición ofi- cial. < Es esto exacto, eeüores ? Pero dejemos al Correo y pasemos á asuntos mas importantes: nos llama ya lo principal y los primeros papeles de la cuestión, señor14 ministró- 3? El Correo ha dicho el miércoles—"Cualquiera qué sed la causa de la dilación que te observa en iste nego- cio f mai aun, cualquiera que sea la terminación que ti tenga , ni los perjuicios, ¡i los hubiese , pueden ser justamente imputables al gobierno: ni los editores del Correo Uan dicho cosa alguna que no haya sido verdad; ni cosa que yt no hubieren trascendido por otras vias, cuando ellos: hicieron su indicación." Sr. ministro: e.i ya tiempo de correr el velo : es me- nester que desaparejan las ilusiones. El cargo que se lia hecho y no cesa de repetirse contra la revelación acusada de extemporánea, no es contra los editores ó contra el Correo como tal y como tales : no Kxino. Sr.: separemos ya déla cuestión la mera redacción y los me- ros redactores ; fijémonos en el sentido precita—el cargo es directo contra el poder. Entendidos sobre cate hecho, señor ministro, continuaremos. La causa de la dilación de este negocio la buscaremos y la encontraremos mas adelante : dejemos también a un lado por lo que ac.íbamos de decir, las nuevas vindica- ciones sobre que vuelven las editores del Correo: aqu\ lo que es preciso asegurar, son estas cuatro palabras—■ ''Cualquiera qtie sea la terminación que tenga (la negocia- ción) los perjuicios si tos hubiese, no pueden ser justa- mente imputables ai go¿íc/«o." Soy desgraciado, señor ministro; no puedo dejar pasar sin un veto bien pronun- ciado, (porque también tengo mi soberanía) esta autici- p..da disculpa que evidencia como ninguna otra cosa el cargo formidable que la hi arrancado: no puedo señor ministro; pero apelando á la paciencia, aun cuando ei«ta sea una facultad muy mecánica para un ministro de esta- co, creo que se podran conciliar bien el ejercicio de u mis atribuciones, con la inalterable quietud de V. E. Sr. ministro: un gobierno no se adquiere el crédito de sabio, negando que ha incurrido en ignorancia : ni se labra la reputación de bueno, con desmentir lo rnalo que baya (jecutado. Esta doctrina pertenece ti mi escuela, señor ministro, pero e« juntamente aplicable á la escuela practica de V. E., porque escusa.lo será que se insista en la negativa por la palabra o por la pluma : el resul ta.lo sera siempre que millares de pruebas conspiraran á sostener que la crisis comercial, y las consecuencias las- timosas que de ella se han derivado, y hande deri- varse todavi.i, tipnen su origen en una especie de impe- ricia y ligereza con que se marcan ciertos actos del po- der en el mes de Marzo. Con argumentos negativos, no se destruyen bis hechos ciertos, señor ministro , y los hechos cierto« son— 1 ? Que la mera admisión de algunas bases para ajus- tar una tranaacioil con el Brasil, persuadió que esto no importaba la continuación de la discusión abierta, tino la terminación do ella por ambas partei. 2? Que la primcia seguridad falsa envolvió en otra igualmente incierta : esto Ce, que una transacion con el Bra-il, era por el solo hecho de haberse admitido atgnnM bases, un acontecimiento inevitable..— Estos dos hechos hacen relación á la impericia l ahora hay otros dos que la tienen con la ligereza, aun cuando los cuatro sean relativos, señor ministro. 3? Que en oposición á la practica general de las naciones, según la cual no es permitido, por conveni- encia reciproca, dará luz el giro de una negociación pen- diente, y ni aun estando concluida como no se halla con- venido en hacerla pública, y pagado por todas las formas que constituyen obligatorio un acto de esta clase ; el poder16 ha permitido, sin previo acuerdo entre las parte* >nteresa- daSj que el mundo entero se instruya del estado de la negociación antes de concluirse, incurriendo para con el BrtUil él la nota de incor.sid. r «do, y exponiendo la ne- gociación por solo este hechd a quedir frustrada.— 4 f Que sin contar con la menor garantía solida de que la paz seria concluida V sellada por ambas parte* b..jo las bases dadas, 5 cualquiera otras : mas aun, sin Consideración la menor á la dependencia del estado de guerra en que una necesidad forzosa habia colocad* las fortunas individuales, cuyo saciiíicio solo debia exigirse en Cambio de una positiva adquisición de la paz, el po- der consintiendo que se revelase el estado de la ne- gociación, tal como se ha Machó, ha causado el sacrifi- cio anticipado de las fortunas individuales, corriendo el riesgo cuando menos probable, de que estas queden sa- crificadas por la paz, y el pait continué sacrificándose en la guerra. Lo mas fuerte de estos cuatro hechos, sefiar ministro, es que ellos se comprueban entre sí: que se sostienen reciprocamente, y que esta unión los hace impenetrables. Convenidos porque es foizoso, porque es doctrina de la e«cuela de V. E. aunque empleada con alguna menos exactitud, en que el público ho debe transpirar una ne- gociación husta después de concluida ; convenidos, por- que también es forzoso, porque es lo mismo que el Correa tratfl ahora de persuadir, en que la negociación con el Brasil no era terminada por solo haberse ¡urivado ú un acuerdo sobre ciertas bases.— Resulta señor mini-tro—que si el poder consintió en que se publicase el e-lado de la negociación, fué por- que «onMiitió equivocadamente eo que debia darse por ¿criada la discusión—este es el primer hecho. 17 Resulta que si el poder consintió en que la discu- sión era cerrada, fué porque equivocadamente consintió en que la admisión de , » bases importaba una paz inevi- table : este es el 2 ? Resulta que no estando cerrada la di«co«ion ni exis- tiendo seguridad de una paz cierta, el poder no tu- vo facultad ni debió consentí • que se revelase el esta- do de la negociación : este es el 8*5 hecho. Resultn que por haberlo revelado, sin contar con la menor garantía, causó á los individuos males efectivos por la esperanza incierta de un bien general al país : esta es el 4? Exmo. Sr. yo pregunto á la vista de este cuadro tra- zado en tan pocas palabras Jé qvien serán justumtnte im- putables los perjuicios, cualquiera que sea el resultado da la negociación ? ¿ Sobre quien recaerá la objervacion de la clase mercantil : esto es, ni se le ha hecho s«- frir todo el peso de una revelación súbita y repentina, cuando la negociación estaba sin garantía, y en la tnanv del emperador entrar ó no entrar en ella, sin comprome- terse en el segundo curo ni con las Leügerantes, ni con tes mediadores ? Señor ministro: recouosco en V. E. dere- cho» claros á apropiarse la resolución de estas lueslío- n>i# : esto es, en su sabiduría, en su experiencia, y so- bre todo en sus compromisos ¡ algo mas, leconosco en V. E. un deber de hacerlo, porque, sin ser mi preten- sión, están por si mismas despidiendo manchas que afu^iU el esclarecido saber de la escuela de V. E. Mas como casi toda esta discusión parte do un solo principio, y según el mayor ó menor grado de certidumbre que tenga, asi sera in«yor ó menor la fuerza que co- munique al raciocinio que se emplee en ella, no me es po-ible, seiíor ministro, despt dinne de la consideración del punto tercero, sin algunas palabras mas sobi'K el me- ro hecho de la publicación de este negocio. Ira, cuan- do me pareció que era- fortes admitir como parte en la discusión al Correo, creo que he llegado á demostrar, contra la preti nsion del Correo mismo, que, 1>> que me- nos hubo fué retardación por parto de los agentes d°l poder en la revelación del secreto, l'ero esto es po- co señor ministro, puede demostrarse mas: esto es, se puede, sin el uso de hipótesis ó interpretaciones, sino como hasta aquí con Jos hechos, 'legar á unu altura muy 318 elevada en este esclarecimiento. Está probado, señor mi- nistro, por los diarios, las cartas y los viageros, que cuando salieron las bases del Janeiro, nadie las Imbia trans- pirado ; y que cuando llegaron á aquella capital de regre- so, las voces de negociación á que dieron motivo algu- nas cartas de Unenos-Aires, fueron tan ligeras que nin- guna influencia tubieron, w la han tenido después, en el mercado, y en bis transanones comerciales. Se hit asegu- rado, señor ministro, que los comerciantes ingeses en Buenos-Aire?, inquietos en los dias del nrrivo de la Ile- ron, por observar que' se menudeaba entre los comer- ciantes nacionales la voz de paz sin que ellos la hubie- sen transpirado por medio de sus representantes, se i> ■ unieron en asamblea mercantil, ocurrieron por medio de nn comitee al consulado británico, y no lograron de la legación inglesa, la confirmación de esta noticia, sino después de certiiiearse muy bien que por parle áel se hnbia echado á la circulación sin emboto. Y está pro- bado, señor ministro, que ni por parto del gobierno del Pra.-il, ni por parte del gobierno mediador, se había publi- cado una sola palabra oficial ó semi oticial relativa á la ne- gociación. Entre tantas pruebas, señor ministro, ¿no la será á V. E. posible encontrar la que buscamos, esta es, que la impericia y la ligereza es tobo depai'e del po- der que se anticipó i hacer la revelación .' Pasemos al 4 ? punto. ^r'l ? El Correo ha escrito el miércoles : "Que hasta el ¡iretenfe no hay el menor motivo Je temer que se ha- yan roto.'' Aquí es el lugar ée unir la reserva que se. hizo eu el tercer pui.to : esto és-"yiie cualquiera que sea la cansa de ta dilación que. se observa en este ne+ gofio, no puede ser justamente imputable al gobierno." Señor BMA¿Strt> : / con que las negociación-' $ están ¡ten- diaitcs todavia .' eh! pase, señor ministro, y por toleran- cia como V. E< nos la enseña, ó como s*: practica en 'a escuela de V.E.—Pero en cuanto á estar pendientes las negociaciones con no haber tnoiivo que se hayan roto, permítame V.E. decirle que nada hemos adelantado. Po- drí,irnos ocurrir á la historia diplomática de las naciones pira buscar QgjetDploS del mismo genero, esto es, ne- gocios que han estado pendientes años enteros, sin dar p.^r esto el menor motivo de temor, ni haber por esto ui jurado la situación respectiva de los negociadores. Pe- 19 ro ¿para qué nos hemos Je fatigar con las historias vie- jas, cuando tenemos en V. E. la hi-toria ma* moderna y acabada ? ¿ Sale de la escuela de V.E. que esta pen- diente un negocio, y que no hay temor que no lo esté? basta, aunque esté pendiente cien años. Entre tanto no hay paz ni hay guerra: estamos en el limbo: es «n es- tado social envidiable, señor ministro. Tero en cuanto (i la causa de la dilación de este negocio, y & la in- culpabilidad de parte del poder, mi conciencia, sefior ministro no está de acuerdo con la de los dicipulos de V.E. Seré pronto, tefior ministro. Desde el 13 de Mar- zo en que se hizo á la vela la Heron con las prime- ras bases admitidas, y desde la salida del paquete á prin- cipios de Abril con las segundas, la escuela de V.E. ha fortificado las arrogantes disposiciones del emperador por la paz, con una reunión soberbia de materiales. 1 P Haber publicado el estado de la negociación, sin sabor ii esto perjudicaba ú la política interior del go- bierno del Prasil. I 9 Haber prendido la guerra civil en la Panda Orien- tal, el elemento que se la proporcionó al emperador, por haberse desairado la nota de sospechoso que el pre- sidente de la República impuso á un general desertor. 3 ? Haber influido en la ¡marquia de la clase mer- cantil, cuyo crédito destruido por lo tanto, ha taladrado por si¡3 cimientos el crédito público. 4 ? Haber dejado pasar la estación sin una campana decisiva, lo que pone á cubierto las provincias del imperio por seis meses mas. 6? Haber ca-i exfta&unk el espirito de empresa rna- ritima, porque los uacjdnnles han qtíedtdo aniquilados, j porque la publicación de 14 de Marzo paralizará las em- presas del mismo genero en los estados extian-eros. ti? Haber minado por su- cimientos la estabilidad de! Panco : exigido de él un empréstito á rigor de l*y, y no haberlo obtenido á ningún premio de los particu- lares. l'ero Evmo. Si.—tan franco corno soy en la manifes- tación de mis opiniones, franqueza que acaso des agradará fi. los que no BW conocen, tan propenso me considero á rendirme á una justicia bien merecida. il»e la paz ven- ga ó no venga: que tarde ó que se aproxime: quesea honrosa ó deshouiosa, cualquiera que sea el resultado,/ 20 no enjugará las Ingrimas que ha hecho derramar su anun- cio anticipa.lo ó inmeditado: no volverá á llenar las bol. sas vacias, señor ministro. Mas esto. scilor mini«tro, es la parte subalterna, ile la cuestión ¡ y «Ir* que tamaño serft\ la principal] Resisto constantemente todo cargo en que te mezclan «le proposito intereses personales ó He par- tido : nieRO como que estoy muy distante de admitir, que Ja persona del piimer magistrado considere linda la existencia de su fortuna política 6 la existencia del es- tado de guerra ¡ niego que esta misma persona considere que es un vacio para su elevación ú la presidencia da la República» «-1 no haber señalado el periodo de su go- tierno provisorio con un solo hecho militar, con un 2 ? Itozaingo al menos, aun cuando adoleciese del mismo de. fecto del 1 ? , esto es, su falta de consecuencias ¡ niego, señor ministro, que la administración de que forma V.E. una parte tan crecida y tan honorable, tema el íiltinio dia de la guerra exte rior, porque este sea el primero en declinar, ó en desplegar una gran capacidad administrati- va: no señor. Lo que temo, señor ministro, francamente, es que uua acumulación de sucesos tan inesperados co- mo diticiles que yo he dejado cntreveer, y que no po- dran ocultarse ¡i la pulid* penetración de V.E., nos trai- ga al fin, ó la prolongación de una guerra que el país puede sin disputa mantener, pero que este poder no está al alcauze de las manos del gobierno de V.'ti, ó que nuestros sacrificios pecuniarios, la sanoxo de tantos Re- publicanos, los vinculos de hermaiiilad, nuestro orgullo, señor ministro, fui.dado en centenares de combates, que todo vuele en cambio de una paz cualquiera. Este es mi temor, sellar ministro; por lo demás, la pluma v la espada de V". E. se disputaián algún dia el mayor numero de pagine! que han de ennegrecer en la historia universal del* República; porque si el León, y la Hidra han dado ú la espada do VÍE. títulos á la eter- nidad del bronce, el gabinete ha dado á la pluma de V.E. derechos ú la a indestructibilidad del marmol. En va- no los rivales y los mofadores tedoblarún el uso de esa mezquina industria que todo lo trastorna y vitupera, que convierte en farsa lo mas serio, que Capitanea el agio de la icputcion. V.E. será siempre quien ha sido, quien es, y elv que será por todos los siglos, por mas que lo re- sistan los Aristarcos y los l'iudaros, y mientra* uo falte 21 á V.E. uno flauta como la de Graco en el drama univer- sal que representa — Soy de V.E. por segunda wz y no por la ultima—El mat humilde—El mas devoto—El mas servidor y cri.ido de VE, J TL'BALKAIir. jiuenos—Aires U de mayo de 1828. Exmo. Sr. Ministro de Relaciones. TERCERA CARTA. .•i/ Kxrmo. Sr. ministro secretario de relacione». Sr. minittrn. El 30 de Mayo llegó el correo británico, como V. E. =nl>e, con la correspondencia europea de Marzo, y la de Mayo del Brasil. Los dinrios de Londres traen la redacción de una ocurrencia en la cámara do los Lores, ralativamente á ■ooattM cuestiones con el Bia«il, en la cual los prin- cipios de moderación y cortesía del Lord Strangford', y los principios y saber del cunde I/ud/cy. han hecho poce» menos que olvidar la pérdida reciente dal reformador de la política británica, el Sr. Camtumff, Esta ocurrencia, Sr. ministro, merece, no o bátante, otro alarde diploma" rico en grande estilo por parte de les editores dtl Corre-': tarea digna de no dispensarse por ninguna consideración infe- rior a la que V. E. y los editores deben al pai.s que rigen y doctrinan ;y tarea que los diaristas amigos ó de oposición deben también reforzar, como deben hacerlo siempre, bajo cualquier gobierno, en asta clase de cu- estiones tan nacionales. Tal es la doctrina tic mi escuela, Exmo. Sr.: doctrina que no es dec-ute abandonar en nin- gún caso, aun cuando haya sido Contrariada por un mi. embro clasico de la escue la de V. E. el Sr. Ihistos, al fortificar las prevenciones de-honrosas é injustificables del presidente «le Rolivia, hacia nuest'os gobiernos patrios. Pero, señor ministro, nuestras cuestiones diplomáticas y nosotros, rodamos entre las cámaras imperiales. ¡Tal vuelo toma la ebra de aquel sublime genio que (¿ me entiende V.E.?) como los augeles del poeta, pierde su* ¡das ú fuerza de emplear todas sus plumas en la obra maestra de su políticaII! Los diarios del Janeiro, señor minisiro, nos han transportado el mensage del emperador á la asamblea legislativa, en que su revela por primera,22 vez que hay nogociciones entre la Ropfíblioa y el Im- perio. El dice de este modo.—"He entablado negocia- ciones de paz con el gobierno de la República de Bue- no?—Aires, estableciendo bas« 3 para un« convei.'ion jm- ta y decorosa, como lo exigen el honor nacional, y—ta dignidad de mi Imperial trono. Si c«-la República no asintiese á las proposiciones mny liberales y generosas que acrcditaiún íi la faz del mundo la buena fe y mo- deración del gobierno Imperial : aun cuando mi Imperial eo razón lo sienta sobremanera, .-era menester continuar la guerra y continuarla con doble fuerza. Yo espero que hallaré en la aaaipblea general la mas firme y leal cooperación, í fin de poder sostener el honor y la ujoria nacional, que en este caso M hollaran compi omet nías temprano, se reúnan plenipotenciarios por ambas partos, para tentar fortuna." Cualesquiera que sein, se- ñor ministro, los instrumentos de que haya u«ado este cor- responsal para internarse en la política actual, y en las miras |Orc*sivas de la corte del Brasil; cualquiera que sea la consideración que estas noticias deban merecer por el acuerdo ó disconformidad que guarden rVn el verda- dero e-tado de la cuestión, yo qo he trepidado, señor ministro, en Comunicarla* á V II, y en difundir su ceno- cimiento.— 1 ? Porque ya el mero anuncio de una negociación igual, desváralo en Mayo de lí¡27 la tormenta con que el emperador se vi<> amenazado á la abertura de las cá- maras.— 2,9 Porque son ya conocidas las bases que se pro- pu-ieron en Marzo de e^te aiio, según bis cuales el mi- nistro matíjues de Amcabf/exigía que S. M. crease, erigirse, y constituyese la provincia Cisplali.ia, en tii\ catado Ubre, separado £ indepeodiente. • ü? Porque se conoce, Exrno. .S'r. todo loque importa meneage de S.M. cuando después de decir que ha establé- celo bases para una convención jnsta y decorosa, como lo eiigen el honor nacional—agrega—y ta dignidad de mi im- perial trono. 4 ? Porque las visitas del sábado y domingo entre el gefe de VE., y el gefe de la mtdiacion, con ciertos rumores esparcidos por los sgtelítes do Saturno, han dado motivo & suponer que se aproxima la hora de en- trar en una discusión uAs en reglH Msfctyi los términos de la negociación. ^24 Mo ha parecido, por lo tanto, sefior m¡ni«tro, qoe no carecen de veiosimuitnd estas noticias. Que Jos re- sultado» sean ó tío Consiguiente* ; qu-.- el «niperador lo- «ro cor la pluma lo que ha malogrado con 1» espada- ó que nuestro gobierno *ea mas capaz de computar por el saber, que pnr la for>rza, estos serán asuntos de explanaciones ulteriores. Por ahora, «i fe] poder abru- mado con las consecuencias de su anrenor impericia y ligerea», se retira de la publicidad y adopta el míate. rtq corno regla invariable de conducta en el gira