HUEVES APUNTES, Ó BIEN SEAN REELECCIONES, QUE CON MOTIVO DE LA GRAN CUESTION QUE SE VENTILA EN EL DIA, SOBRE SI LE PíRTENECE O NO, EL PATRONATO DE LAS IGLESIAS DE LA REI BELICA FEDERAL DE LOS ESTADOS CRIEOS MEXICANOS, LAS ESCRIBÍA, EotUrundo la faite tfiinativo, y las decuala al ho- mrtllt Cir¿ifíc ót Mé&kc jcr midiv dtll.ru 6 Fr.Go- Ittr.tdtr ¿el Is1tdi,el D*. Ir ^chacio FiKtANDKz.de lo» Jgustinct de titu Capitel. i MEXICO: larpreiit* de) Cküdíro AJejmdic Valdés. 1&7. ----------j&wm gobernador DEíj ESTADO I>E MÉXICO. El papel que acompaño á V. E. con el objeto qua e» su carátula, no tiene, como él dice, mas qae ser unos apuntes- & ««sayos. pa*ft opa* Jo* sabios de la República lo llenen con sj eru- dición y elocuencia: ya la violencia con que lo escribí, ya mi cortedad de ta- lentos, que es lo mas cierto, no me han permitido el que saliesen como yo lo deseo, con aquella instrucción, erudición, y convencimiento que debe procurar- se en un papel de esta clase, y que promueve los deseos mios del Patronato de las Iglesias de la Federación. ¡Oh! si mis talentos correspondiesen á mis vo-tos: estos son grandes, patriotas, y li- berales. Reciba pues V. E. este corto obsequio de mi gratitud y amor á mi cara patria, á sus representantes, y á to- da la Nación Mexicana. EXMO. SEÑOR. Dr. Fr. Ignacio Fernandez.¿Quis infirmalm et ego non infirmar* ¿Quis scandalizoiur et ego non urort S. Paul. Ep. a.ad Cor. Cap. II. r. -9. Desde Inego protesto con toda verdad y sinceridad, qne en lo que voy 4 escribir y dictaminar en este, no es mi ánimo zaherir á nadie, ni faltar en lo mas mínimo i las autoridades, que respeto y venero con la mas profunda y reudida sumisión de que soy capaz: que estos mis apuntes ó reflecciones, solo se reducen i facilitar en lo que yo pue- da, según mis cortos alcances y pequenez, el que las jgle» tías todas del grande Anáhuac tengan y disfruten de un firme apoyo, de un baluarte inexpugnable, y de una auto* ridad respetable y poderosa, que sostenga con decidido em- peño y entusiasmo sagrado, los fueros, escepciones y privi- legios que han gozado y tienen de tiempo inmemorial sin reclamo ni contradicción alguna: y qne este espantoso al par de doloroso déficit en sus mitras, cabildos y curatos se cubra del todo, y que la semilla santa y bendita de los sacerdotes del Altísimo, se estienda con amplitud, fructifiqué sin estorbos, y que la zizaRa maldita no la sofoque en su nacencia, crecimiento, ni en los demás periodos de m ec*is- tcnci», basta el completo de su hermosura y perfección. No hay ciertamente en mi concepto un motivo, no diré jus- to, pero ni aun razonable ó aparente, para que las iglesias de la federación no se hallen en el dia con todos sus minia* tros, al menos de dotación antigua que antes de ahora tenían, y las servían con el decoro i que son acreedoras: que jun- tamente los curatos de la República federal tengan sur curas propíos, previos como se supone Ies concursos que previene el santo Concilio de Trento; pero esta materia la trataré mas adelante: entremos en el asunto. Oid mis prue- bas y proposiciones: digo pues, que la República federals. de los Estados unidos de México es mny digo» y debe ser la p'troDa d.t Lis ijíkíias de ?B> gran distrito: af j lo eesige la justicia, la rtfcGínWfed» y Ib utilitíad dé las miomas igle- sias: fl patnnato de les rejes de Espada se fundaba en que los dichos crearon- las iglesias, las dotaron y las hicie- ron en este suelo, y por esta razón disfrutaron ellos y m% suoeesores el derecho de patronos: esta es á mi parecer la gran dificultad po«jue se hs disputa, d no se determinan i declararlo a favor de los Oslados y de sus honorables Congresos, pnes nuestra naciente República no puede en el corto tiempo que lleva hacer lo que los reyes españoles trabajaron en los trescientos artos que les duró su usurpa» cion; pero sin hacer mucho caudal de que ios dichos lo hicieron coa dinero y caudales que ellos se tomaban roo turna injusticia y arbitrariedad, al menos en los primeros aftas de la malhadada conquiste, y por consiguiente tiene mucho lugar el principia de loa juristas que dice: quod ex re rios- tra fit nostrum este debet: de lo que se deduce muy bien, y con teda claridad, que la República por esta racen debe per patrón»; pues lo que aquellos lucieron fue con dineros y caudales de la mitma nación: esto á la verdad fue uno de los motivos porque los jurisconsultos italianos fallaron no haber lugar para' que un descendiente de Cornaro, autor del precioso librito Método ó régimen para conservar la ■alud, no fuera patrono- de la iglesia parroquial de donde pretendí* serlo, alegando para ello las mejoras que asi en los campos fructíferos había hecho el dicho Cornaro, como juntamente el haber agrandado, compuesto y hermoseado la misma; pues aunque este hecho notorio no lo negaban, de* cien, y muy bien, que estas mejoras sé las hiso la misma iglesia, pnes el que la compuso y adornd bobia sido muchos silos arrendatario de sus bienes y diesmns: que aunque era verdad que por sus industrias y cuidado se mejoraron las tierras, acaso antes incultas; pero que esto Salid del mismo ibndu de la dicha: rasen poderes» que hace i favor de lamisma República. De aquí es que alegaban, y con rasen, que no el componer ni tampoco el adornar daba patrona- to; si no el hji;er l* iglesia era lo que hacia patronato: de aquí fué que necesaria nente ocurrid el interesado al santo Pa la, qae le concedid el patronato, pero con trabas y reshiceiones pira sí, y creo que para tres tí cuatro ge- neraciones en línea masculina: no individúa esto el autor de este pipel, porque lo ha leido en las Discordias Foren- ses del clericato, y no lo tiene aquí presente cuando escri- bía esto; pero el caso es verdadero, y el célebre autor If trae como queda dicho. Ahora pues, yo he visto en mis das que los reyes de Esparla han cooperado con algo para h fiürica de laa iglesias parroquiales de san Pablo y de señor san José de esta capital, concediéndoles las rifas para que se ayudisen para so erección, y á la de san Pablo ayudó el colegio d¿f dicho nombre de agustinos con veinte y un mil pesos, y no por esto se nombro nunca el mencionado cole- gio patrón de la dicha parroquia. De esto se deduce clara- mente, qae los reyes de España no han llenado comple- tamente los deberes de patronos en todas sos partes, y al menos en estos últimos tiempos, y que refieren todos los autores que han escrito sobre esta materia. De lo dicho quiero solamente el que se entienda, que esta materia no se ha visto aquí con la escrupulosidad que ecsige, y acaso no sin fon* damento; pues yo creo, y es espreso eu derecho, que no se deben llevar estas materias como en otras muchas usqu* ad ápices juris: pues sé que summum jus a uriana injustitia est. Ahora pues, supuestoque ya los reyes de Esparla no tienen que ver en este suelo, ¿no es muy justo que la República y los Esta- dos gocen de uu privilegio que en aquellos finaliítíy cadoed? Los patronos antiguos y rancios y» no ecsiten, ni los hay: ¿no será muy puesto eu razón que este patronato se declare i fa- vor de la benemérita y muy digna República Mexicana, dignísima justamente por todos títulos de gomlo y dis- frutarlo? ¿No es muy conforme á derecho que los señores4- chispos y cabilJos eclesiásticos inviten, rurguen, y supliquen i los Estados para que se encarguen de eMa gloriosa y cri-tiana comisión, que cipriamente la desempefíara'n con ventajas conocidas y paJpahJes respecto de como los revé» estrangcros ]p hacían y verificaban, no cerno debían y á lo que estaban obligados? £s por tanto de rigorosa justicia el que losj Estados sean los patronos de las iglesias de sus distritos: declarados pues .patrones, cuidarán de la erección de iglesias adonde sian necesarias, de su dotación y de la de su* ministros: y del adorno y hermosura de las mismas, los dichos como patronos nuevos, patricios y religiosos, desempeñarán estas honrosas cargas del patronato á gusto y satisfacción del pueblo y de la nación a quien partene. cen y tepresrntan. Si se olvidan tí descuidan de sus .deberes que no harán, se Ies pueden advertir de palabra y por escrito sus obligaciones; .no son inaccesibles como lo son los soberanos, á los que con mucho trabajo, rodeos y enigmas, como lo hizo la Tecuitis con David cuando se intereso por eu hijo Absaldn, no tienen tí no quieren los reyes dar cuenta de sus operaciones buenas tí malas, justas tí injustas. ¡Áh! yo dejo i la consideración de todo racional estas verdades muy conocidas y palpables, que no necesitan de realce ni amplificación. Se agrega á esto qne no necesitan estos pa- trones ti que los declare en sus funciones, privilegios y car- gas anecsas i ellos la santa Sede, pues hago memoria que queriendo les RR. PP. Mercedarios de esta capital en un tiempo fabricar de nuevo su iglesia, solo se presentaron al Sr. Araobispo, que entonces era el Sr. Nuñea de Haro; Solicitaron cien individuos que cooperaran cada uno con mil pesos, ofreciendo el mismo Sr. Haro seis mil, y á todos les ofrecieron hacerlos patronos: no se verificó acaso por- que no se juntarían los cien iudividuos, pero el hecho fué cierto; agregandese á esto que los regulares tienen mas inmediata sujeción para toda» sus operaciones con los sumos p&utífí.es: y si con toda esta circunstancia no fué necesario,¿por qué* lo ta de ser ahcra? Esto que ligeramente y muy de paso apunto, manifiesta no obstante su brevedad, que no es necesaria la licencia pontificia, pues así 6e practicó en lo que acabo de decir. La nación soberana no necesita del beneplácito de otro soberano para dirijir sus operaciones en drden á beneficio de las mismas iglesias, y obrando en conformidad con lo dictaminado en el concilio de Trento. Muchas son ciertameute las iglesias aun parroquiales que están por hacerse, como todos saben: con los patrones se harán, y rerómns el culto del verdadero Dios en todo su auge y esplendor: sin ellos se quedarán las dichas corno están muchas, indecentes aun para establo de bestias; otras amenazan ruina por todas partes, y otras entera mente por fabricar; espuestós ios miserables parroquianos i que se re» pita en ellos lo que en Zapotlan el grande, lugar del Es- tado de Jalisco, pues por indiscreción del ministro que estaba predicando, y no quiso que saliesen los concurrentes cuando el terremoto terrible hizo allí con mas fuerza su esplosion y estragos, se desplomóentdnces el templo, muriendo innumera- bles, que por¡su piadosa condescendencia y santa simplicidad fe quedaran allí; caso que aun puede verificarse entre nosotros si no se trata dé reedificar las que amenazan ruina. Pónganse pues los Estados por patronos de sus respectivas iglesias, y se verán de bulto sus mejoras y solidez. ¡Ah! las mas están, á escepcion de dos o tres, viudas, desconsoladas y tristes por la falta de sus pastores, y sin patronos, no sé por qué fa- talidad de su estrella, por lo que todo camina í su ruina, deitrucciou y esterminio total. ¡Dios bueno, santo y justo! no permitas, Señor, que caminemos y nos precipitemos es esta terrible apatía á la destrucción del Santuario. Haz, Señor, que todos obremos de acuerdo, que se disimulen si es nece- sario, aunque yo no las veo, algunas formalidades, ó mas bien nimiedades que en nada influyen i lo que presento, para que se verifique el patronato de justicia, y d- necesidad junta- mente, como lo evidencian las catedrales sin sus canónigos,6. que en las mas falta una tercera parte de ellos, en otra» Una mitad, y en algunas solo ha quedado ecsittente la ter- cera parte de los capitulares qie lts cemponeu. Etilos cura- tos los mas esta'n vacantes y servidos interinamente, por le que no d. ben estar muy bien asistido?, pues todo el mundo labe que junas se sirve bien ni se atiende lo que no se tiene en propiedad y eon permanencia, amo se conoce en las fincas, sean rústicas ó urbanas, de laclase que fueren: el arrendatario cuando lo hace muy bien, paga con ecsactitud y prontamente su arrendamiento; pero jamas se cuida de las mejoras de la finca, ni aun hace aprecio de su deterioro y ruinas, a' no ser que estas amenazcn a su ecsistencia. No así el dueño y á quien le interesa sus adelantos: la asiste con eficacia, procura sus mejoras , y hace cuanto está en su alcance para que ella se haga mas comi da y valiosa, como que le tiene amor y ve que ccn su cuidado hace por sí mismo, y porque sus sucesores la encuentren mejorada respecto de como él la recibid. En los interinares su-.ede lo mismo: uo sabe el encargado de ellcs si lo ten- drá mucho ó poco tiempo, pues lo ignora; pero sí teme que una capitulación fundada, ó no fundada, sea bastante para su remoción, y para que pongan otro en su lugar: daños muy grandes, terribles y transcedentales para las iglesias de la federación. Con los patronos todo estaría remediado, ellos nombrarían sus canónigos, y los presentarían para re- cibir la colación candnica, y la jurisdicción espiritual cami- naría con pasos ciertos y seguros par» sus dispensas, dimi- sdrias, sínodos de confesores, y órdenes; se harían los con- cursos al tiempo oportuno, y como lo ordena y previene el santo concilio de Tiento: todo en fin se haría á su tiempo y como se debr, sin que se notase alguna falta, al menos l»b tar.cial. No .sera así faltando los cabildos y los serio es obispo», en quieues residen como en su fuente y origen en las iglesias de la República las facultades y sólitas para ei gobierno de las iglesias de la federación: faltando estos, como decia; rato no d.'fidl iti imaginario, por ser noy pe- po», como ya se está observando, no solo en ios señores obispos cuino es notorio, amo : iu> en Jos cabildos que se vea ya muy diminutos y escasos, ¿qué* se hará después? Nuevos planes, nuevas dudas, nuevas dificultades, que forzosamente debe baber mientras que se ponen, que se les señalan a los nuevos gobernantes sus facultades y atribuciones, que ori- ginan lo menos demoras terrihles y muy nocivas, como se deja ver sin decirse . Pónganse los patronos, y estos al instante nombrarán sus pandorgos en las iglesias, llenarán sus huecos vacíos, y acaso crearán otros nuevos que no estarán de mas. Los cabildos constituidos pondrán sus edic- tos, convocarán sus concursos, harán sus ternas, y los pa- tronos señalarán los curas, pondrán eclesiásticos beneméri- tos, así en su ciencia y costumbres, como adictos i la inde- pendencia de la nación; circunstancia que deberán observar para el nombramiento, sea el que fuere, de los eclesiásticos. De este modo se uniformará la opinión, no dirán unos: ego quidem sum Puuli, egoauíetn Apolo, ego vero safe, tgo autem Christi: divisas est Christus, ¿numquid Paulus crucifixus tst pro votis? ¿aut in nomine Paul i baptizasti estisl Los patronos juntos con los gobernantes eclesiásticos pondrán curatos rué- vos adonde sean necesarios, por las distancias de las cabece- ras, por lo fragoso de los caminos, ó por otras circunrtan* cías que así lo ecsijan: dotarán asimismo los ministros cuan- do uo sea suficiente la congrua para su honrosa mantención. ¿Cuantos curatos habrá que como Tlachichilco el grande, las mas veces fe hallan sin ministro por no tener lo sufi- ciente para mantenerlo, á pesar de que los miserabus in- dios hacen cuanto pueden, y aun mucho mas, en m denu- des y miseria para que no les falte padre. Desaparecí ráa de entre nosotras estas disputas y aIleic«rionrs en un asunto, que á mi mcdo d*. pensar y diezmen, ro lo mere- ce; pues es cosa muy claia, que en m habiendo patxooo8. se puede nombrar alguno que comience á ejercer su minis' terio y ejercicio: esta'mos cuanto ha en el caio. Ls Repú- blica Mexicana de los Estados unidos es muy digna de esta prerogativi; es soberana, y ni aun este requisita le falta, si esto es necesario» puede y quiere ejercer este acto de tu soberanía é independencia, ¿Pues por que' no se te ha de conceder? ¿No es pues una injuria, no digo el no declarar- le el patronato, sino auu el disputádselo!' ¡A.h! no es mi án¡« mo en ninguna manera poner en mal a' el estado eclesiástico, ad ind; me glorío pertenecer, aunque no merezco estir en él; per j estai espresiones solo me las hace vertir la verdad de lo que sostengo y de que estoy íntimamente persuadido: pues i¡ no fuera así, no me hubiera nunca determinado á escribir esto. Eua protesta se deberá tener presente en todo este escrito. Continúo pues diciendo, que en mi concepto no hay en de- recho cosa alguna que se oponga á esto; y aun cuando hubiera al«o, es ciertísimo que quod non est lícitum ex lege fit lía- twn ex necesítate. La unión de ambas autoridades, la ar- monía que debe reinar entre ellas, la concordia que debe observarse entre el trono y el altar, la edificación del pue- blo que observa esta armonía y unión, ¿do merece algún ligero sacrificio? ¿No es cierto, ó por mejor decir evidente, que concordia etiam res parve crescunt, discordia etiam máxima dilabuntur? ¡Acsiomas ciertos! ¡verdades indubitables! Esto á la verdad es lo que causa y motiva mi acerbo dolor, mí estupor y espanto: he oido decir a' persona de conocida lite- ratura, de providad notoria, y que ocupa uno de los puestos mas distinguidos y honoríficos en la República, que aunque esto del patronato sean cosas que se pueden muy bien de- fender y sostener, pero qut la política dicta el que por ahora se suspenda: yo venero su dictamen juicioso, pero no lo sigo. ¿Que querrá este sábio: el que se consulte á la corte de Roma, se oiga su resolución y decisión, y en el entre- tanto nos estemos, en esta nociva irresolución no debiendo, pqes este patronato de las iglesias de la gran República noes cosa que el nombrarlo le pertenezca al Vicario de Jesu- cristo? Aun no se le han enviado al comisionado las ins» trucciones para lo que debe decidir y conceder la santa Sede, ¿pues que' demoras no traerá esta consulla ociosa, e' in- Util juntamente? Pero esta del patronato, repito, no le per !e- nece, es de pronta y obvia resolución acá', sin ocurrir al Papa. Mucho tiempo ha que debía estar resuella y decidida esta cuestión á favor de la República de los Estados unidos. Incalculables son los daños y perjuicios que de no declararse el patronato te deben seguir, y aun a oso y sin, se están á la hora de esta verificando de la no decisión de esta cuestión ruidosa al par de escandalosa. Los pretendientes del clero de los Estados están pendientes de ella para sus soli- citudes y subsistencia: los patronos la ansian para arreglar sus operaciones y determinaciones: hablo con ingenuidad, se me oculta el motivo porque no se resuelve. íse por otra parte, que inteligiíur concessum quidquid exprese prchibitum non reperitur: principio luminoso y seguro que aquieta ó debe sosegar i los indeterminados escrupulosos tí tímidos para sus resoluciones. ¡Cuanto no pudiera alegar en derecho de esto! pero lo omito consultando i la brevedad, y porque »3 ce crea el que quiero enseriará aquellos y de quienes en todas materias debo aprender. Fundar, dotar y erigir iglesias son las facultades de los patronos. La República si no lo ha hecho antes porque no le pertenecía ni aun ella ecsistía, lo va i verificar y desempellar como no lo verificaron los pa- tronos reyes. El que está prdesimo á ceñirse tí vestir, e, se da por vestido* proxime acc.n°endu$ habetur pro at'nto. L» República es según este principio patrono: se descuidaron, como todos fabemos, tí hicieron poco caso los reyes católi- cos del cuidado de sus iglesias, que debían asistir y atrnder. ¡Cuanto tendrá la República que trab jar en estol pero lo hará con primor, y con vettsjas conocidas respecto ds los pasados patronos. No se necesita, repito, el acuerdo ó lí;íme- ae facultad de lu santa Sede; aun en la misma Italia no sIO. ocurre al Pontífice romano para declarar ó crear patronos eu cmiurriendo las circuusUnciai que previ me el Concilio que la* rastriagiá i las dicha* en este papel, pues los pi« trono* de gracia se quitaron desde entonces. Es ocioso por tanto el ocurso á Roma que ooa demoraría y nos pondría en estado de tener que oponernos abiertamente á lo que ■e determinara allá; pues atendiendo k Us relaciones que nun- tiene con la fispafii antigua, era muy de temer, ó del todo cierto, que tío accediera a nuestra pretensión, estrañíndose juntamente en Roma el que nosotros pidiéramos lo que no* •otro* debemos dimos, pues ms pertenece y es cosa nues- tra por todos títulos y razones: por lo que repito que no se falta á la atención y respeto con que debemos ver y tratar al Sum> Pontífice en no pedirle la venia ó licencia para determinar, hacer, y crear nuestros patronos, y con ellos dis- poner lo qoe sea útil y conveniente á nuestras iglesias, sean catedrales, parroquiales, claustrales, ó las que se fuesen; pues en el hecho de estar en nuestro distrito y territorio, ion nuestras y nos pertenecen. He hablado de cabildos y párrocos, y de todos los demás nombramientos que pertene* cau ó puedan pertenecer i los patronos; pero ere» que aun los señores obispos los deberán presentar los Estados pidien- do al santo PaJre su confirmación y bulas, pues represen ■ ta neto los Estados al común del pueblo en todas sus clases y gerarquias, y siendo cierto que quod ai omnes pertinet ab ómnibus debet aprobarte ¿qué cosa se podra' considerar mas interesante ú la R?p¿fbli<*a en drden á la iglesia, que sea el tener ana obispos de -su confianza y satisfacción, y como de» ben desearle siempre? Deben los Estados procurar que el pueblo goce de toda* sus libertades, y esté contento con to- dos los que lo manden, y con aquellos á quienes tenga que obedecer. No digo mas sobre esto, solo sí apunto el que si se deja esto a ta libre elección del Papa, nos espoliemos á que nos nombren y envíen obispos italianos, afemines, irán* ceses, ingleses ó de otras naciones, de los muchos pretendien»tes que hay en la eórle Amaría: y surque es verdad cons- tante futidjidB por el taita Watiespc n, que no se debe recibir i «a pastor que ignora la lengua ét 1 jais, y qée es nal» 40 elecci«n aunque «ea hecha por el m trino P; fe; no e» cordura fntrar en altercaciones ec n Ja dit ha corle que habin de sostener le herboi y caso qtte revocara su i¡< mbn miento, sienirre pondría da sus favorecidos y no Jos que quisiera Ja República: esta es una de Jas cosas, y acaso Ja mas inte- resante y de pronta resuhicicn. En el dia no fe encuentra» en todo el distrito de la federación huís de dos ehiípcs. el de Puebla y Oaxac». La iglesia de Valladclid de Mechca- can lleva mas dé veinte afíos de vacante, pues aunque en este tiempo hubo- un obispo fué un meteoro que en cuanto se presentó se opacó y desapateiié «o la noche obscura y tenebrosa del sepulcro: igual falta debemos nosotros temer en los poquísimos ebiepes que teñimos. Esta i»lena metro* pontana de México cuenta largos cinco irnos sin su pastor: ¿no será muy puesto en raícn prevenir cases que nn están lejos dé verificarse? Esté en nuestro arbitrio y voluntad e-1 otro no nos suceda lo que es muy temible se verifique cen Ja falta irreparable de los señores obispo» y cabildos, íaitas qtia ciertamente no se pueden suplir cen natía. ¡Ah! ¿qué será de nosotros si nos faltan los ministros del altar? ¿quien re* rará nuestras llagas con el precioso bálsamo de la penitencia? ¿quien desatará nuestras ligaduras? ¿quien nos tercuciHará coa Jesucristo nuestro bien? ¿quien nos administra:a' el sagrado vif'tico para caminar al monte santo de Oreb? ¿quirn como el piadoso Tibias cuidará de nuestror yertos cada veres y frías cenizas para mandarlos á la sepultura y t ierra de donde fueron formados? ¡Ah religión sania, religión divina, religión adorable, tínica y verdadera qué nos enseño nuestro smabilí» sitno redentor Jesucristo! ¿será ponhie que en ia Re- úblio» fe- deral dé les Estados unidos de Méjico, que tiene «rectorado y d crau inado en tu GcfwtftDoina qt*-lo leeeoore per ii i«li> gion del Latedo, muco y sol*, con eecksiett de las ©tr*s, quete favorece con leyes justas y equitativas: será creíble que aun se te dispule el patronato délas iglesias todas de hfederación* cuan 1 > solo por esto lo merece y es acreedora á ser patrona coin j protectora insigne y poderosa, es de derecho el que lo sea? «i aun ni cuando declara I j su patronato al hacer su sa- bia Ginstitución decretó lo dicho á a'i favor, ¿no es de espe- rar que siéndolo dé y establezca providencias benéficas á be- neficio y culto de la santa religión? ¡ Ah! asi sera, y solo el no creerlo así en mi concepto se le injuria y se le hace muy poco honor: cuidará por tanto de que los ministros sean los suficientes, lo menos para su asistencia y .culto del ver* dadero Dios: procurara* no menos su aseo, hermosura, soÜd-a y consistencia de ellas. ¡A.h! ios ministros de quienes hay tan- ta escasez, principalmente fuera de esta capital: mueren por consiguiente muchos sin los ausilios necesarios, como jo sa- ben todos: es de absoluta necesidad el que se atienda esta fal- ta dolorosa y terrible. Si los curatos por la escasez de arbitrios, por la suma necesidad de los pueblos, no los pueden mante- ner, se tomarán providencias para que la República dé arbi- trios para su subsistencia y comodidad. ¡O dia feliz! \6 dia alegre, dia de sumo contento y alegría! ticec dies quam fecit Duminus exültemus et letemur in ea. Todo buen cristiano, y aunque no lo sea, se debe gozar y alegrar considerando, como yo lo hago, su procsimidad. Las iglesias todas si*, sin ecsagera- cion, ni hipe'rbole, viudas y huérfanas sin protección, por falta de patronos y pastores que las protejan, amparen y defiendan ¿no esta'n espuestas á todas horas é instantes á que los lobos devoren la miserable grey por la notoria falta de quien las cuide? Eligen por tanto las iglesias todas de la federación de rigorosa justicia el que se declaren por patronos inmejorables y únicos i los Estados de ellas: la necesidad juntamente de ellos no solo lo persuade, sino que nos obliga y apremia pata que así se determine y mande: la utilidad es de bulto y manifiesta: no hay ninguna cosa ni aparente que lo estorbe ni lo impida. Todo pues se pondrá en movimiento, las igle-lias: estarán con Ies ministres que hry se desean, las cafe» diales con sus cabildos ccropleto?, los curatos cen sos curas propios, los Estados tendián la salisíi&ccií n y complacencia de poder acomodar cle'rigos beneméritos adietes a la indepen- dencia, y que hayan dado pruebas de su patriotismo en to - das ocasiones y tiempos, sin tener que erogar gastos, sacan- dolos de bolsa de la nación, que hoy naciente y empeñaba le deben ser muy gravosos y la han de agobiar mas: pulien- do llenar su generosidad con el arbitrio legal de los beneficie-a eclesiásticos, en mi concepto es un bien general rs¡n ted*-?, para los patronos y para los agraciados y premiados ¡ter ellos. La conveniencia, bien estar, y felicidad de un pueblo es ta ley raiz de todos sus bienes, y la que debe con todo empeño pío- curarse. Salus populi suprema lex sto. Sena lo menos una impertinencia mía el corroborar tina verdad per se nota que todos conocemos. A vosotros pues, honorables Congreaos de los Estados unidos de la República Mexicana, pedrés conscrip- tos y dignos de todo aprecio, amor y veneración, en quienes descansa la nación, y de los que se espera con sus ea'bias y acertadas determinaciones y acendrado patriotismo nuestra dicha y felicidad duradera y permanente: á vosotros pues, dirijo mi débil y cansada vok a fin de que de acuerdo con los señores obispos y cabildos gobernadores que están en los Estados de la federación así lo ejecutéis, determinéis y m&ndeis; pero con prontitud, esactitud, leson, y firmesa. Los señores ecle- siásticos, sí, no lo dudéis, accederán gustosos á una si licitud en que el cuerpo todo de eclesiásticos no es ciertamente la menos interesada en esta resolución, hene'fira á todas luces para todos los habitantes del grande Anahuac. ¡Ah si mi mal ct rtada pinina, si este mi discurso desaliñado, pero sí ioncladc, merece alguna atención! Si yo cropera!a en :¡Ibo á la felici- dad de mi cfra patria [qué felfa ser/a yo! Sacudámos pues r te entorpecimiento, si efío, ó mas bien diié letarjo en qte hemos esi. do tanto tiempo: quie>o decir y hablo en drden bl paticiibto de tes iglesias de Ja federación. Tedas las cosasdel gtbierti9 se «njoraa todos ios dios, todo camina a su pertaschii, s)I>1m iglesia* desde nuestra gloriosa indepeu* dnz'u y ema-ipiciou as hallan en peor estado que antes •oh p>r úncjbo, at han adelantado nada ni ofrecen espe- w.nn i; adelanto algmo. Dice el Espíritu Santo hablando da Ijí labrad>r¡M, psrp que se pueda y debe aplicará todo in:rtey pereai3i: Qjti obseroat vsntun non semino i: el que 0D3?rva el vieato ni siembra, acción viva y resolución pron? ta es 1) qui se necesita. También decia Séneca, que no el •er la chm d.fi:¡lds es el motivo de no atreverse á dejarlas, sin > el n» Umir ánimo pira emprenderlas, es el motivo de pireceni h difíciles: dajéuns pues preocupaciones antiguas, t&> m >res infundados; atendamos aunque sea un momento á la jm )>ri)¡a n3cesidaJ en que nos hajlamos, y. ge resolverá la euístiou del patronato k favor dalos Estados unidos tk k federación Mejicana. 6