DISCURSO «n el segando dia del Octavario dé Concepción, y Anniversario de la batalla de Ayacucho, con motivo de la Jura de la CONSTITUCION y presidencia Vitalicia del LIBER- TADOR en el Perú, El ItuSTRisiMoySEld? Arzobispo Electo de Lima, Doctor Don Carlos ¿^eoemonte. Lima, 1826. Imprenta pe la LIBERTAD Por José María Matías. Seftor Ministro de Negocios Ecle- siásticos Dr. D. José Larréa, y Loredo. Lima y diciembre 18 de 1826. Honorable Señor. Pongo en las respetables ma- no» de U. S. el desgreñado discurso, que, en poquísimos dias, y entre la» tareas mas penosas de mi ministe- rio, me obligó U. S. á trabajar con una persuasión irresistible, para so- lemnizar la Misa de gracias cele- brada al segundo dia del Octava- rio de Concepción , j glorioso ani- versario de la batalla de Ayacu- cho, por la Jura de la Constitu- ción y Presidencia Vitalicia de nues- tro LIBERTADOR en el Perú. Las angustias del tiempo y mis ocupacio- nes no pudieron permitir que yo le recomendase á la memoria , ni pre- ientar, al decirlo, con óiden nidecencia los conceptos. Pero él es el mismo sin alteración alguna que está sobre el papel; y en sü pu- blicación, sacrifico gustoso todas las delicadezas de mi amor propio al importante objeto , que, según U. S. me ha insinuado, la motiva. Díg- nese U. S. por tanto suplicar á S. E. el Señor Presidente y Supremo Con» eejo de Gobierno tenga á bien dis- culpar por mi pronta obediencia los defectos del escrito, y e&cuBarme en adelante cuanto í'uere posible estos terribles compromisos'} pues hay sin duda muchas cosas , en que, sin el menor desdoro de la divina palabra , ni injuria á los oyentes, ni mengua notable de ra i tal cual re- putación , pueda acreditar á U.S. y al Excmo. Consejo soy en todo tiempo su mas obediente servidor y Capellán Garlos, Arzobispo electo.Qulnimmo heeti qui audiunt verbum Dei tt custodiunt illud. Mas bien deben lla- marse telices los que oyen la palabra do Dios, y la guardan. S. Lucas, cap. 11. ESPUES de la augusta ceremonia itam gratiarum actionem reddemus Si» moni i Reatituit enim fratres silos et ex* ptignavit inimicos Israel ab eis (2). Así hablaba , Señores , del esforzado Maca- beo el pueblo mas idólatra de su líber- tad, que conoció mejor que nadie todo el precio de este don de los cielos, y cuan benemérito de la humanidad entera debia reputarse un hombre, que, siempre con las armas en la mano y su vida en con- tinuos peligros, había quebrantado las ca- denas y afirmado para siempre la liber- tad de su pueblo. Qué recompensa po- drémos dar á este hombre, que no ha per- donado sacrificio para ennoblecer y glo- rificar bu nación ? S>uam gratiarum actia- [*] Lib. 1. Máchab, cap. 14.M) tiem reddemus Simoni ? Y cuando por el simple-deber que contrae uit corazón sensible para con el benefactor de sus se- mejantes , no halla demostraciones* pro- porcionadas á tanta obligación un pueblo que no había recibido de Simón otros, testimonios de estimación y honor que, aquellos que prestaba la misma solicitud fie su alianza ; ¿ á qué términos podrían) ceñirse, ni qué medios parecerían sufi- cientes para marcar debidamente su reco- nocimiento al pueblo mismo , á quien ese brazo invencible acababa de estraer de^ jnas ignominioso y duro cautiverio? ¡Ah Señores | Los libros santos en que están consignados los hechos del caudillo mas esforzado de Israel, presagiando , sin du- da, que debian repetirse algún dia estos sucesos admirables , quisieron indicar también para ejemplo de los pueblos ven» turosos , á quienes cupiese después la. inisma suerte , los sagrados deberes que inspira la gratitud y conveniencia propia ácia unos hombres , que, dotados de mag* panimidad estraordinaria , todo lo sacri- fican por el bien de sus conciudadanos y glorias de su patria. En efecto, Señores : grande era la .tribulación de Israel cuando acosado de un enemigo poderoso , se veía sin ejér- cito , sin an»as,.í>ia caudillo,.y por faltaIt de-todo esto, sin resolución i>i valor par» entrar en combate. Destinada la nación entera á un completo esterminio, que de- bía verificarse sin consuelo , aparece en los momentos de la mayor ar.gustia el invencible Macabeo , el hombre de las batallas , Simón el memorable , que igual» mente celoso de los ultrages de su pue» blo, que condolido de las lágrimas y de- solación de sus hermanos, concentrando en sí mismo su valor y sus fuerzas por una operación invisible del muy alto, por» que de otro modo, Señores , son muy su* periores al hombre estas empresas; y reu- siéndolos todbs en Jerusalen, asi les ha- bla: "Vosotros sabéis cuantos combates yo y mis hermanos , y la casa toda de mi padre hemos sostenido, cuantos con- trastes hemos superado , en cuanta tri- bulación nos hemos visto por defender Suestras leyes, nuestras inmunidades y las cosas mas santas de nuestra amad* patria. En obsequio de estos caros ob- jetos ¡cuantos de mis hermanos, qusri- dos compañeros de armas , perecieron á manos del furor enemigo! mas yo sobre? Vivo aun, y no permita el cielo que el amor á una vida miserable me haga pre- ferir mi existencia á vuestros riesgos, y que yaciendo vosotros en tanto abatí mijtn- toj trate yo ahora de economizar una Ban-12 re, que no es ciertamente mejor qne de tantos ilustres que murieron: Re» fíctus sum ego: et nunc non mihi contingat pareen animae meae, non enim melior swn jratribus meií. Juróos por tanto tomar cumplida venganza de nuestros ultrages, y no perdonar nada para poner en salvo nuestra patria toda, nuestras instituciones santas , nuestras mugeres, nuestros hijos, porque toda clase de gentes se han com- prometido á hostilizarnos , y cada una i su modo solo estudia nuestra humilla- ción y nuestra ruina. Vindicabo itaque gentem meam et sancta, natos quoque nos» trae et uxores, quia congregatae sunt uni- versaegentes contererc nos inimicitíaégra- tía (3)." ¿ Quien podría resistir, Señores, á un discurso animado de aquel fuego, de aquel desinterés, de esa nobleza que solo cabe en un patriotismo acrisolado? ¿Quien podria desconfiar de un hombre que pre- sentaba tantos sacrificios como el mejor garante de la sinceridad de sus protestas? Qué podría ni debería negarse á aquel que nada de si mismo habia reservado para afirmar la salud y libertad de su pueblo ? Así fué Señores, que encendida en él de Israel la dulce llama del reconocimiento; [3] Lib. 1. Machab. c. 13,i quien iba i constituirse su Libertador y su Padre, prorrumpe simultáneamente en este grito : „Tú eres en adelante nuestra Gefc: no se oirá entre nosotros otra voz que la tuya : cuanto gustes mandarnos será con prontitud ejecutado." Tu es dux nater..,. omnia quatcumque dixei is facit- vins (4) Sí: nosotros haremos cuanto digas....porque ; quien era el que ignorase que Simón se desvelaba solo por la pros» peridad de su pueblo, y que nadie sino ¿1 podia encaminarlo á la cima de su engrandecimiento l Et vidit pcpulus ac- tum Simonis, et ghriam quam cogitubat faceré genti suae, ct posuerunt eum ducem svum. (5) Así se esplicó la gratitud de los judíos , y así correspondió Simón á las grandes esperanzas que se libraron en su valor, en su virtud y en su sabiduría. Al momento empiezan los enemigos do Israel á ser por todas partes perseguidosj las ciudades se fortalecen ; se construyen nuevas torres ; los antiguos muros se le* vantan; se establecen majistrados que velen sobre la observancia de las leyes; Be estrechan relaciones amistosas con lo» pueblos vecinos ; el nombre de Siman *i £4] Lib, i. Machabeorum. c. 13, i/j Id. cap. 14,fiace célebre, y el espantoso clamor de la trompa marcial no vuelve á resonar en los confines de Judá : los Reyes mis- mos humillados se abstuvieron en ade- lante de hostilizar á Israel, y durante los dias de Simón solo pudieron alimen- tarse en silencio de su propia rabia: et tiluit omnis térra Juda, ómnibus diebus Simonis......defecit itnpugnans eos..... reges contriti sunt in diebus Mis. (6) En esta situación deliciosa se complacían mas y mas en el gobierno de Simón ; se congra- tulaban mutuamente de haber depositado en sus manos el poder; y todo lo que fuese dilatar mas sus glorias y engrandecer su. nombre, era un nuevo motivo para el pueblo todo de satisfacción y regocijo : et plw.uit illis potestas ejus, et gloria ejus ómnibus diebus. (7) ¿ Mas como no habían de consagrar á Simón sus corazones, sus Vidas, sus fortunas, cuando solo por él las disfrutaban ? ¿ Que júbilo, que demostra- ción seria excesiva, cuando después de tanta calamidad, de tantas lagrimas, respi- raban solo por él el aura dulce de la paz, cultivaban tranquilos sus tierras, y en la alegría mas inocente recogian y gustaban ios copiosos frutos ? Si; á la sombra de [6} l ib. ti Machab. cap. 14» [7] Lib. 1. Machab. c, 14.la parra y la higuera reposaban serenos de! trabajo, sin que el alistamiento militar, ni él tambor enemigo, ni ninguna otra cosa tuviese ya poder para aterrarlos. En una palabra, Simón tenia la gloria de contem- plar su pueblo todo en una paz estable, y «1 placer mas puro rebosaba á toda hora en los virtuosos pechos de Israel: siluit omnit tetra.....vnusquisqae colebat terram suarn cum paee....sedit umisqvisque sub vite, et sub ficulnea sita, et non erat qui terreret: dedit pucem super terram et laetatus est Israel lartitin magna. (8) ; Mas quien enseñó, Señores, esta his- toria á la multitud de pueblos que forman hoy nuestra república, para representar en huestros dias la- hermosas escenas que han trasmitido á nuestra admiración los anales Teligiosos del pin blo escogido ? ¿ Fue por ventura mas uniforme y simultáneo el grito de Judá aclamando al Machabeo por su jefe, y aceptando gustoso las leyes qué quisiese dictarles : tu es dux noster ; quae- Chnque dixisi faciemtis: que lo que ha sido en él P'eyü la espresion gozosa de sus pueblos á favor de la Constitución de Bolívar y de su Presidencia Vitalicia? ¿Quien ha po- dido igualar con tanta exactitud la conducta * [8] Lib. l Machab; c. 14.16 política de estas dos naciones, separadas entre sí por tantos siglo» í ¡ El nombre tolo de Simón, común á los dos jefes de Israel y Colombia, habrá bastado á pro- ducir tanto prestigio ? No, Señores: una nación entera no se fascina solo con las voces, ni ninguna especie de maniobra puede prevalecer en ella sobre los senti- mientos de su bien. £1 peso de las bene- ficencias de Bolívar gravita sobre los corazones todos de un modo irresistible; {! el recuerdo incesante de la desolación y as lagrimas, á que perpetuamente se veian condenados si el nuevo Machabeo no vuela tan pronto á libertarles, es un grito interior de gratitud y conveniencia, que, sin dejarles opción sobre su suerte, les obliga á confiarla al mismo que, rompiendo sus cadenas, les adquirid de nuevo la facultad preciosa de elegir. ¡Feliz necesi- dad, firmada únicamente por el conven- cimiento practico del bien que va á go- sarse! Porque, Señores, ¿ quien puede recorrer la historia de tres años que Bolí- var existió entre nosotros sin admirar i cada paso un suceso grandioso de tantos que han formado el vasto plan de la liber- tad y engrandecimiento del Perú ? ¡Ah{ sus esperanzas casi muertas por tantos sacrificios inútiles, tantos ensayos cu la17 administración pública infructuosos; diga» mas mejor, tantas alteraciones de gobierno de resultados tan funestos, y,por esta suce- sión de desgracias, tanta carencia de fuerzas y recursos, ¡quien sino Bolívar hizo revivir esta nación moribunda; quien sino él pudo terminar su guerra desastrosa, quien sino £1 poner Vos fundamentos de su prosperi- dad venidera! ;Ah Señores! La amable familiaridad de Bolívar con nosotros llegó á debilitar la idea de que era un hombre cstraor- dinario; y ei goze tranquilo de los bienes que por él disfrutábamos amortiguo la memoria de la tribulación' y angustia tti que antes de él habíamos gemido: mas cuando ausente de nosotros, ha desapa- recido lo único que en él habia de co- *nun que era su trato, y solo se nos pre- senta bu idea siempre amalgamada con la de alguna heroicidad, de algún pro- digio: cuando volvemos lo3 ojos sobre nuestras antiguas desgracias, y compara- mos aquella época de llanto con la de paz y Tic consuelo en que hoy vivimos ;—> ¿quien hay tan insensible que no es'clame : ¡con que aquel mismo Bolivah que llena ambos mundos con s» fama; aquel en cu- ya historia se ocupan tantas plumas; aquel eme con su brazo rompió tantas cadenas; Bta aquel, en fin, por quien millones de al» mas tienen vida, há estado de un mo- $o familiar entre nosotros; y hemos po- dido verle, oírle, conversarle, sin sentir el «mbelezo que nace indeliberadamente á la presencia de los héroes? ¿Y le dejamos salir de entre nosotros para no gustar raas de su franqueza, ni escuchar los conse- jos de su sabiduria, ni afirmamos del todo «n el goze de nuestra libertad ?....mas ,...no Señores....el sentimiento me ena- gena; y yo hago una injuria con mis re- convenciones á la grandeza de Bolívar. y á la gratitud y nobleza de los pechos Peruanos. -No, ni Bolívar desamparó sus hechuras, ni estas quisieron sustraerse un momento á su obediencia. El vuela á consolar su Patria privada tan gene- rosamente de su vista por que corriese pronto á nuestro auxilio; pero ocupado siempre de la suerte de uh pueblo que. solo se creyó seguro entre sus brazos. Je entrega al partirse el código de su. sabiduría, de su observación, de 6u es- períencia: lleno de moderación le suge- ta á su examen: los pueblos le reciben con la favorable prevención de ser obra de un padre; y ansiosos dfí aceptarle, por qne tal es, Señores, la ranfinnr.a que ins-» pira el sentimiento de los beneficios, ape-19 lias fe leen cuando pronuncian, j pero qué? "una espresion simultanea como Israel ei» otro tiempo cíe reconocimiento y conve- niencia: " Nadie sino tú ha de ser siempre ■nuestro Gefe....cuanto gustes mandarnos se ejecutará por nosotros muy gastosos: " Tu es dux nostcr.,.omma queRciinque di- xis fctcienms:" pronunciamiento unánime tanto mas honroso para Bolívar, cuanto que él no apeló á imitación del Macha- beo á una elocuencia vigorosa para ins- pirar á los pueblos la confianza: ni, cuan- tío concluyera Boliv Ui el recuerdo de sus '¡merecimientos para con el pueblo perua- no, si hubiese de desenrollar á su vista el lienzo ensangrentado de tantos com- bates, de tantos riesgos, de tantos sacri- ficios: Vos scitis quanta ega ct fratres mei Jecimus praelia,et angustias qucles vidimtts. Si: vosotros sab«is, podia decir el Ma- chabeo; pero los sufrimientos de Bolívar ¿quien los sabe? Rios caudalosos, montes "escarpados, arenas abrasadoras, páramos helados, cordilleras nevadas ; vosotros habéis visto superar intrépido á Bolívar tantos y tan varios peligros, de los que bastara cada uno £ hacer estremecer el corazón mas esforzado! Mas la llama de la libertad devora el pecho de Bolívar, y jwdu resiste á su ardimiento. Su alma20 noble se agita a! ruido de cualquier cade- na ; y no es posible guste drl reposo mico* tras no la quebranta. Su genio creador, ni en la naturaleza, ni en las cosas, halló jamas obstáculos: piensa y hace : necesita y halla: predice y acierta: porque conmen- Eurada la. fortaleza y agilidad de su cuerpo con la vivacidad casi sobre-natural de su espíritu, todo lo examina por si mismo, en todas partes se halla y jamas aventura sus combinaciones sobre datos inciertos, cuan- do solo pende de su diligencia personal el tenerlos seguros. Y sin este conjunto de cualidades portentosas ¡ como era posible, Señores, atravesar en poco tiempo los in- mensos y fragosos espacios que separan del Potosí á Caracas, siempre en acción, siempre victorioso, siempre proclamado, derramando por todas partes beneficios, y recibiendo bendiciones de todos los pueblos. Así ha llenado, Señores, el inmortal Bolívar la honrosa legación del cielo de Libertador y Padre del Perú, como cum- plió Simón el Machabeo con la de zeloso defensor y jefe invencible de Israel.— Nuestra tierra toda gusta en dulce quietud de la paz adquirida por el primogénito ilustre de Bolívar y los gloriosos vence- dores de Ayacucho; nada inquieta ya alhonrado labrador en el cultivo de su can1» po: nada le acibara el delicioso gusto de sus frutos: no hay un solo enemigo quo altere la tranquilidad del ciudadano; el Perú todo presenta á nuestra vista un sem- blante risueño, y el regocijo universal es el testimonio mas plausible de las bondades Qe Bolívar: siluit omnis térra; unusquiaqne co/cbat terratn suam cum pace; ?ion erat <¡ui terreret; defecit impugnan» eos; j'ccit pacem super terram ; placuit illis petcatas ejits et gloria ejus ómnibus diebus. Y en esta identidad de situaciones tan felices,