ANITA LA TAMALERA HA DADO EN SER DIPUTADA Carta primara al Pensador Mexicano. 'eñor Peinador: como vd. suele meterse á des- sedor de agravios y nosotras las mugerrs le me* :emos tantos miramientos, que aun el año de 8*21 iprimio la especie de que debíamos y podíamos diputadas á cortes lo mismo que los hombros, >r lo que un fYaile que Dios perdone, quiso tra- |r con vd. una disputa muy formal, aseguran* que no somos ciudadanas; he resuelto valer* de vd., dirijiéndole mi presente discurso, pa- que lo ponga en conocimiento del publico á de que las materias que incluye, se veatilen la detención y madurez que ecsije su impor- icia. Vamos al negocio. Sabrá vd que con n olho de lasulf¡mas pa- las elecciones y las p roes i mas que se esperan pa- diputados y senadores, estoy que me como los las uno tras otro por ser diputada ó* senado- y si esto consistiera solamente en ser masona, y or- ina 6 escocesa, lo fuera yo de mil amores por de hablar con garvo en el salón de la cáma- |á qué perteneciera, por dictar leyes, aunque fu»> fanáticas, gravosas ó ridiculas, por tener ocho >s y tomines diarios de renta con que mante- óme; pues le aseguro á vd. señor Pensador, que no me la puedo acabar con tanta pobreza; ya ^é, está el tiempo perdido, y los malditos hum-2 bres ya w» quieren comsr tam^. si no] se los dan grandes, buenos y baratos; con esto me hallo aburrida con mi oficio, y quisiera quitarme de ta* n alera; pero no lo hago porque entonces me es. pongo á morir de hambre, pues no tengo mas pro* tere ion ni arbitrio sino mantenerme de mi trabajo. Conociendo que el comer á cuenta de otro sin trabajar, es una grande habilidad y come, niencia, y advirtiendo que para ser diputados fa- náticos y de montón, no se necesita ni ilustración, ni patriotismo ni elocuencia; tino buenas posade- ras para oprimir las sillas y manos largas para apa* nar doscientos y cincuenta duros cada mes, qui- siera que a las pobres mugeres se nos levantara ese entredicho tan cruel como injusto, que vuej> ta al pasar el Viatico.4 Lo mejor e* ser intolerantes de remate j quitarnos de historias. Otro padreeito ecs¡gió á lo, estumgfros sus feés de bautismo, y no sé que otrai informaciones. H.b<> muy bien, y yo de diputada, no me contento con eso, sino que á los inglese*, hebreos y turcos, ademas de la fé de bautismo j la bula de cruzada, les ecsijo las cédulas del cttm> pütniento de iglesia, q ie las presentarían muy cu* riosas esos señores. Otro padrecito escribió mucho y hable mi¡ contra los masones, ofreciendo e¡ermi<.arlos, ó i lo menos perseguirlos; ^o no he sabido el resulta* do de esta persecución. Dicen por ahí los hereges qne para ser cris- tianos y salvarse no se necesita depender de Ro- ma, y lo prueban couque en los primeros sigloi de la iglesia, cada obispo era poi tífice de la su- ya sin dependencia del pap/¿, y se salvaban los cris» tianos; y hubo santos canonizados, pues que !ot obispos canon ¡giban cuantos querían; pr.ro dito que masque; sí, masq e sea cieito que pueden los honilnes ser cristianos y salvarse sin la bendicioa apostólica de su santidad, como de hecho •* haa salvado sin ella; lo que importa es que dependa* mos del papa y que le vivamos suj.'tos, no solo espiritual mente como a pastor ut i ve. sal, sino co- mo á nuestro monarca y soberano trmpora ; qui- zít por esto « tro padrecito propuso que le diéra- mos -Á su beatitud cien mil pesos amates. Esto e» una friolera, atendida la opulencia actual de Is república, su comercio abierto, sus pocos gra\á- menes. el gran m rito que tiene contraído con no- sotros el santo padre con no reconocer nuestra va* dependencia y el que probablemente secundará con desechar el eoticoidato que se le presente; pero con todo eso, yo deseara que se le dictan cieu mil pe-5 nos mensales, que es bien poco para los gastoa y lujo que tiene <¿no impender su santidad, el sacro colegio, la cuna romana &c. &c. &c. í" fci me pregulitaren qne ¿por qué siendo re- publicanos libres, hemos de sujetarnos á ser rrrva- ¡los feudatarios de su santidad? Diria que por fa- cáíicos é ignorantes: porque no sabemos distinguir al papaicv, del papa pastor: porque creemos todavia qne el cielo se compra con dinero, y que el pa- pa, los obispos, clérigos y frailes tienen el cielo tu arrendamiento para vendernos la entrada como los cnipresaiios las entradas á sos coliseos. Esto respondería yo* cOmó ' una pobre tama- lera; mas me condenarían al u';timo desprecio los padrecitos diputados y senadores, intolerante*, un! i- masones y obsequiadores del papa. Vea vd. y ¡»^ue buenos salen los clérigo» *ie Dios en los congreso* políticos de los hombres! Pa- rece natural que se hubiese tratido por los mi- nistros del santuario sobre indulgencias, simonías, escomuniones, bendiciones pules y otras cotfas pu- ramente espirituales, pues que su autoridad no se estiende a mas. Pero ya se ve, el congreso no debe se» con- cilio, y asi no podían toca i se en 1 unus materias que son tan esttaíiasde la legislación civil. Mas pro- pias son de él sin comparación, otras que los di- putados han echado en un total, y no sé si Vo- luntario olvido: las que ciertamente permanecerán en él, ti los succesores son clérigos. ¿C' áuí'o pro- vecho no resultaría á toda la nación, si con na •encilla pero vigorosa ley se taparan los tres port"« lies que siempie han estado abiertos, pata ir de- jando salir inr la* calle* gritando al pueblo que si no se diera aí que lo pin-taba tanta ca»r- tidad, se serviría de él como- de un vaso do in- mundicia? Pues no hay mas que aplicar el ejem- plito: dando limosna al atrevido que hov la *• eli- giera, se impediría la ejecución del ultraje; pe.o no el conato de hacerlo: y este conato nadie pue- de dudar q'ie tea" un ultrajé, y ultraje que ningu- no ciertamente haría si estuviera iierto de que nadie le daría una blanca aunque amenazara con gil ejecución. Finalmente, es trastornar las ideas de caridad, que nos enseña el evangelio, dar limos- ñas para sostener los lugares de Judea, que no son mas sagrados que nuestros templos materiales, dejando al mismo tiempo, perecer en la miseria a tantos templo» vivos de Dios, cuantos son los infelices famélicos que pueblan nuestro continente, y que forman casi una cuarta parte de su censo. ¿Ve vd. como sé hablar, señor Pensador? pues mejor lo hiciera en una cámara. Cuando era mas muchacha, pensaba que para ser legislador era »e- cesario el estudio de las leyes, pues el que no es zapatero, nunca hará buenos zapatos; mas ahora que he visto que indistintamente son legisladores los abogados, clérigos, médicos, militares, comer- ciantes, artesanos y labradores, me confirmo en que no hay oficio mas fácil que el de diputado, y creo que apenas prestan el j na mentó los destinados á serlo, cuando se lea infunden todas las ciencias de un golpe. Con que asi, tatíta, escriba vd. por Dios, para que nos habiliten á las mugeres, á ver si sa- co alguna tajada en \v nueva legislatura. Asi Dios lo ayude en cuanto mano porga. No me deje *d. de contestar, pues aunque soy tamalera, soymugrer y debo merecerle alguna consideración. En* tre tanto, vd. mande como guste á su atoc4.il nía, ijue lo estima. = Anita la Tamalera. México septiembre 5 do Ii>26# -Tí-'J/> iO 1 '> 1 'i!' ¡L»íl*l ¡ • t ífOTÁ. |?¡..,r, Ya ti público ve cuanto me compromete et* ta maldita muchacha. B* necesario contestarle, y c»- mo es regular que cantínúe sus cartas, he 4o uta con el número de primera. 'm.). *> i i.'<;Jti ; í* .<>:' oí ».•• • ... • c: .jyjo ■. ) i . ': . ^ »• t ir?; c-o,' - ' •; j'.a.? . !-i,!».:•■'•• ■' i .r»is. ♦.>;•.» : ."• ",i < ' i\ > < , .• • • •. i r ' *' ',' ■:':ií,-.;.J l. ¡ . . . -L ) f -i'-» *"!ri.' O V*!l ■ ■ , ' ' r f : ,) (|f) f.í !». . • *,>.. ^ ;. ■ ;; ; . / -22 At* ü9 , . 1 ; • • r . , 7 v ; EllSÍtO 3 i i »• - i. 1.4 C . . >, »'>' .. i!fiU - .> ,«n*n "or] !>r r.'.I i n : v i - ü-.'í < TI «I ¡ » r; í. ' . ¡•A JIEXICO: 1820; Oficina jlo la testamentaría do Ontiferot»