¿7- IMPUGNACION AL MANIFIESTO DE LOS CAMPECHANOS LIBERALES '. • ■ \, , ; i: iií'i' 'Ojí'i'Jt^ HlÉta sup sb oi ~fj sfjp n£>: oít>q ; i;3Íif!í-« * "' ! ;< v í> t*> oí) A LOS HABITANTES ILUSTRADOS DE LOS ESTADOS-UNIDOS MEGICANOS. --a»««te también el que cen estraordir.ario esfuerzo osó cen un cor- to número de valientes desterrar de esta villa la tirenía ? ¿ Podrá ne- gar San Luis que el geneial Sai.tn-Anna contribuyó a la felicidad de su Patria y al voto general de les pueblos del Anahuac, pioclamando el sistr-ma de gobierno que actualmente nes rige? ¿En Mégico r.o han admirado su decidida adhesión al orden, y el fuerte empeño ron que tupo sostener la representación nacional y el gobierno establecido ^ ¿ No son testigos de sus positivos sacrificios impendidos en beneficio» de la pattia los habitantes de tan hermoats paises ? Ahora bien; ¿ pue- de compararse tal conducta con la que (n aquellas épocas hizo cpno- cer el manejo del Sr. Landero! ¡ Ah ! ¡ Con que solidez in peran en elcorazonde algunos hombres el capí itho y el icicntiiiiieUc! Alavés ique Santa-Amra ambicionaba hacerla independencia y libertad ame- ricanas, el Sr. Lindero las atacaba abiertamente. Dígalo la acciort del 7 de julio dada en Veracruz: de una parte se distinguía un nú- mero de valientes capitaneados por aquel joven patriota prefiriendo la muerte á la esclavitud ; y de otra ; que vergüenza ! un americano", sosteniendo á la tiranía contra la verdadera felicidad de su patria'. ; Que distinto cuadro presentan el alabado con el ofendido ! Santa-* A:ma esponía su ecsistencia, luchaba con tiranos que nos oprimían, á la p >r que el Sr Landero era premiado con el grado de coronel por la obstinada resistencia que hizo i las tropas independientes cuando intentaban entrar en Veracruz. ; Que piuebas , que datos pueden pre- sentar los llamados campechanos que derriben hechos de tanta noto- riedad! ¡ Quien mas que los autores del injurioso manijíesto pueden comparar con un hombre libre al Sr. Landero ! f Quien sino g-( nioS reboltosos aprobar su comportamiento escandaloso en Yucatán , y til'- dar la conducta del Sr. Santa-Anua ! ¡ Infames ! ¡ Creíais disfrutar el plan sangriento que os propusisteis ; la justicia se opuso á vuestras maqu°-abélicas ideas, y hed aquí lo que os mueve á declamar contra el magistrado y buen patriota que derribó vuestro encarnizado pro- yecto ! Cuando trazáis la obra de publicar la deportación del Sr. Landero, llevados de vuestra propensión, inventáis nueva calumnia con el co- nocido obgeto que fraguáis las demás de que llenáis vuestro odioso manifiesto; las espresais aun mas allá de lo que la razón natural presenta creíble, sin que gravite sobre corazones tan familiarizados con la mentira, el oprobio consiguiente que resulta comprobándo- las. Es falsísimo que el general Santa-Anna pensase convocar á junta de guerra : sabe en qué casos debe hacerlo, y tuvo muy dis- tinto carácter la reunión que llamó á su casa, compuesta de auto- ridades militares, en cuyo conocimiento juzgó conveniente poner ínsidentes que podrían ser mal interpretados. Cuando el coman- dante general de Yucatán dispuso qee el Sr. Lindero se pusiese en marcha para la capital de la Federación, se lo ordenó a este gefe por medio de oficio qae le entregó el comandante accidental de las armas de Campeche. Fué constante y escandalosamente vulgariza- da la verbal contestación que mereció su superior órden contensiva á no querer obedecerla, y en semejante renuencia no quedaba otro recurso al general que hacer respetar sus providencias por la fuerza; pero como en caso de necesitarse esta, podria atribuirse á violencia por los que no estuviesen en antecedentes, fué porque dictó la medida de llamar i los individuos que compusieron 1» reunión; pero nunca con el obgeto de pedirles consejo, y sí con el de qne ptt-•íiesen certificar en todo tiempo que la violencia la originaba la ciega; Y criminal desobediencia de un subalterno. No enarraremos si tuvo, 6 no facultades para e'spulsar al Sr. Lamiera de un punto en que per-, judicuba ; baste decir que al último no tocaba otra cosa que obedecer y representar á autoridad competente. La conservación de la tranqui- lidad encargada al gobernador del estado, clamaba imperiosamente, Cl castigo del culpado: el Sr. Landero lo resultaba por la sumaria. Ue se le formó : á este le correspondía vindicarse y quejarse, casa e ser inocente ; pero de ninguna suerte lo facultaba ley alguna á desobedecer la orden de su superior. Y ¿ que arbitrio queda al gefe Cuando ve burladas sus providencias por quien le es subordinado ? i Acaso otro que la fuerza ? En hora buena que el Sr. corouel Lande- ro hubiese jurado la defensa y conservación de la plaza de Campeche* pero ¿pudo este juramento facultarlo á faltar al comandante general del estado, á dar mal egemplo á la disciplina militar y a interrumpir el orden político que piincipiaba a cimentarse ? ¿ Puede caber en ce» rebro alguno que por el hecho de que el supremo Gobierno destiné al Sr. Landero, cesaba de estar autorizado el principal gefe de Yut Catan para suspenderlo cuando lo considerase conveniente á la tran- quilidad pública ? Y si aparece contrario este manejo al orden esta^ blecido i como es que el supremo Gobierno no tan solo se ha confor- mado con esta medida, sino que no ha permitido regrese á Campe-, che? [ Megicanosl ojo vispr Lo que pretenden esciitores adocena- dos y enemigos verdaderos del actual sistema es ver $1 modo de f e-^ «asperar a un buen patriota: calculan que cen semejante moidacidad, pueden desesperar al joven general Santa-Anna . juzgan de e§te par so consecuencias que tal vez puedan perderlo; pero ¡ perversos! na Conseguirán sus planes, pues persuadido este gefe de cuan'o ha, trabajado y trabaja la negra emulación por obscurecer sus glprias^ sufre serenamente toda clase de insultos y vejaciones , satisfecho de que ha cumplido con la Patria, como no lo han hecho sus infames detractores. Fuera obra.-muy difusa impugna» las rnas imposturas de que se lle- na el lAaniJicsm ife tos catnfieehatios Ubi-rales. Todas son abortadas por entes cuyo corazón dañado les hace atrepellar hasta con los fun- damentos sobre qu© se halla establecida la sociedad. Basta una pe« quena lectura de aquel papelucho para que los imparciales distingan! en cada línea de las que contiene, el rastrero resentimiento que tra- tan de vengar; y basta también para derribar las calumnias que en él «e forjan contra el Sr. Panta-Anna, los públicos documentos en que la» respetables corporacionáffle Yucatán lé han manifestado el dolor y sentimiento qu^e Jes cuus^u jej&rasÍQAi %\ Basa que no cstrañaft8 la del Sr. Landero y que solo pueden sentir los que como los auto- res del manifiesto tienen un interés en Henar de desgracias aquello»; países. -Hff>9 «Wq- «9h*;)o:i Ya sabemos que el ciudadano general Mora ha llegado á Campe- che Este ameritado gefe et¡ justo , patriota y verdadero mente liberal! sobra con esto para que los que forjaron aquel odioso manifiesto y su» sicofantas vibren contra su persona las venenosas saet.s que con tan- ta prodigalidad asestan. Aquel virtuoso ciudadano como con órdene* al efecto informará al supremo Gobierno de las circunstancias en que' se halla Yucatán ; y entonces no tan solo se verán resplandecer lo»' servicios erogados por Santa-Anna en aquel estado, sino la cesisten- cia que tiene Ue una facción desorganizadora y cuyos miembros son' los m is obscuros. Por ahora se puede as:gurar que el plan que ini- cuamente concibieron divulgando la siniestra especie de que cate ge neral haría resistencia al Sr. Mira y su diiision lo han visto entera- mente destruiJo como lo demuestran evidentemente cartas alguna* de Campeche y la proclama del Sr. Santa-Anna fecha 5 del presente estampada en el Oriente número 24Q. El tiempo nós ha hecho pal- par este desengaño, y el tiempo confirmará también los asertos que se llevan relacionados. Entre tanto, conciudadanos, penetraos de que no otro obgeto que el defender á la virtud perseguida injustamente por hombres avezados ala calumnia, pudo impelernos á impugnar el llamado manifiesto. Dignaos, compatriotas, suspender el juicio hasta que llegando el ge- neral Santa-Anna, compruebe hasta la evidencia y con fehacientes documentos verdades tan notorias Muy en breve patentizará el pa- triótico comportamiento que tan digno lo hace del aprecio del uni- verso libre, asi como hará cubrir de eterno «probio a sus injustos perseguidores. Alvarado abril 26 de 1825. Los verdaderos Liberales Yucatecos. JALAPA: MU. IMPRENTA DEfc GOBIERNO.