VARIEDADES; ' ó MENSAGERO DE LONDRES: PERIÓDICO TRIMESTRE. DIRIGIDO POR EL REVD0 JOSEPH BLANCO WHITE. TOMO II. LONDRES: LO PUBLICA R. ACKERMANN, 101, STRAND. 1825.TABLA1 DE LOS CAPITULOS DTX TOMO II. Pag. I Observaciones sobre varios Periódi- cos, y otros Impresos Hispano- Americanos........................ Análysis de la Constitución Políti- ca del Estado de Chile............ 5 Costumbres Húngaras. Historia Verdadera de un Militar Retira- do : con una Descripción de un Viajato rio arriba, en el Tamesis. - Cartas sobre Inglaterra : el Estado Moral y Religioso de Inglaterra. Revisión de Obras : ' Historia de la Dominación de los Arabes en España. Cartas sobre la Educa- ción del Bello Sexo, por una Señora Americana... Catecismo de. Moral, por el Dr. D. J. L. de Villa- nueva. — Catecismo de Industria Rural y Domes- tica.......................... Catecismo de la Historia de los Imperios Antiguos... Embaxada a Tamerlan....... Variedades: — Algunas Noticias Biográfi- cas del General Don Gua- dalupe Victoria............ 7.3 Hunco de Inglaterra......... 76 Tablev Honsp.- Mint!™ a* 23 35 43 61 64 66 66 PableyHousef Mansión de Campo de Sir John Flem- ing Leicester, Baronet, en Cheshirc.................... The London Engineer, ó Ingeniero de Londres... Columna Triunfal de Mos- cow.......................... Castigo de Delinqüentes en Suiza............... 77 7!» 7!» 81 Noticia Biográfica del Duque de Brunswick-Oels....... 82 Establecimiento de Ingleses e Irlandeses en Hispano- America..................... 84 El Astillero de Liorna...... 86 Afectos bien expresados de un Ciego que recobró la Vista......................... 87 Anécdotas...................... 88 El Mcnsagero......................... ? Pag. Consejos Importantes, sobre la In- tolerancia, dirigidos a los Hispa- no-Americaiios.„................... 95 Constitución Federal de los Esta- dos-Unidos Mexicanos............ 100 Las Intrigas Venecianas, ó Fray Gregorio de Jerusalem............ 120 Revisión de Obras: Analysls de la Historia de los Arabes de España, es- crita por Do» José Anto- nio Conde.................. 135 Narración de la Embaxada a tamerlan.................. 150 Viage por Alemania, y algu- nas Provincias Meridio- nales del Imperio de Aus- tria en 1820, 1821, y 1822......................... 157 Variedades: Noticia Biográfica del Gen. 1). Nicolás Bravo, Vice Presidente de la Repúbli- ca de México............... 167 Puente de IVaterloo, sobre el Tamesis.................. 172 Newstcad Abbey, Mansión del Teniente Coronel Wildman.................... 174 Noticia de la Compañía In- glesa de las Indias Orien- tales.......................... 175 Dcepdene, Mansión Cam- pestre de Thomas Hope, Esq.......................... 181 Pavelkmes, y Asientos Cam- pestres....................... 182 Lago Maggiore e Islas Bor- ronieas....................... 183 Obras Nuevas en Español.. 185 Presupuesto de los gastos necesarios para los suel- dos de los Cónsules Gene- rales, Cónsules, y Viz- consules de S. M. Britá- nica en Hispano-Ameri- ca, en el año 1825...... 186 Colonia Inglesa del Rtóde la Plata........................ 18? El Mcnsagero.,........................ 180 Discurso del Rey de Franciaiv CONTIENE. Pag. al abrir las Cámaras para la primera Legislatura de su reynado.................. 191 Alocución a la Representa- ción Nacional de las Pro- vincias del Rio de la Pla- ta, por el Gobierno de Buenos Ayres, Diciembre 16 de 1824.................. 192 Noticias....................... 196 Triunfo del General Bolívar en el Peni................. 199 Cartas sobre Inglaterra............... 201 Continuación de los Bosquexos de la Historia de Inglaterra......... 211 Revisión de Libros; Poesía Francesa............... 218 Analysis de la Historia de los Arabes de España.... 241 Literatura Anglo-Hispana.. 251 Entretenimientos Geográficos: Descripción de los Indios de la America del Norte..... 254 Variedades: Noticia Biográfica del Pres- bítero D. José María Morolos y Pavón.......... 265 Isola Bella, vista por la parte del Mediodía mas inmedia- ta a la Playa................ 270 Puente de Crevola, Camino del Simplón................ 272 Trentham Hall, Mansión del Marques de Stafford...... ib. Guildhall, o Casa de Ayun- tamiento de la Ciudad de Londres.................... 273 Cortijo, o Casa de Labor y Habitación Campestre.... 276 Paysano Suizo................ 278 El Mensagero: Documentos de Oficio: Tratado de Comercio en- tre Inglaterra y Bue- nos Ayres.............^. 279 , Pag- Mensaje del Vice Presi- dente de Colombia...... 283 Perú : Victoria y Capitu- lación de Ayacuclio..... 292 Coalición del Papa con Femando VII........... 295 Noticias Hispano-America- nas........................... 298 Despedida del Autor de las Varie- dades a los Hispano-Americanos. 299 Prospecto Político de los Estados Mexicanos........................... 311 Revisión de Libros : Analysis de la Historia de los Arabes de España... 324 Fin de la Narración de la Embaxada a Tamerlan... 344 Vida Literaria de Don Joa- quín Lorenzo de Villanue- va............................ 353 Literatura Española en Lon- dres.......................... ib. Variedades: Noticia Biográfica del Dr. D. Miguel Ramos Arispe. 355 Plan de una Casa de Campo. 358 Parque de Wimbledon, Casa de Campo del Conde Spen- cer........................... 361 Teatro de la Opera Italiana de Londres................. 362 * Hospital de Locos de S. Lucas........................ 366 Vista de Arona.............. 369 Vista de lsola Bella desde Stressa...................... 372 Nociones sobre la Entomo- logía, o Historia Natural de los Insectos............. 374 Noticia de la Nueva Zelan- da........................... 381 Viage a Cocbichina, por J. White, Oficial de Marina de los Estados Unidos.... 3862tarid>adt0, o MENSAGERO DE LONDRES. OBSERVACIONES SOBRE VARIOS PERIÓDICOS, Y OTROS IMPRESOS HISPANO AMERICANOS. Si aun hay quien, no por pasión, sino por error involuntario, dude-de las ventajas que ha sacado la Ame- rica Hispana, de sus esfuerzos en favor de la independencia; bastaría que examinase los papeles que tengo a la vista, para qtie saliese de su en- gaño. Consisten estos documentos en una série del Registro Oficial de Buenos Ayres desde su estableci- miento en Septiembre de 1821, hasta Abril del presente año de 1824: otra, del Registro Estadístico de aquella Provincia, desde Febrero, 1822 hasta mediado 1823: la Con- stitución Política del Estado de Chile, promulgada en 29 dé Di- ciembre de 1823: uu Examen In- structivo sobre la Constitución Po- tomo n. litica de Chile: y un Almanak Na- cional para el Estado de Chile, en el año Bisiesto de 1824. Aun antes de examinar el conte- nido de estos Impresos, la primera reflexión que ocurre es ¿quien ima- ginaria ahora veinte años que tales documentos hubian de existir .' I Quien que supieso el estado de las Colonias Españolas soñaria que la im- prenta habia de ser libre en ellas quando en la Metrópolis se hallase como en el día sucede, sufriendo la mordaza mas horrible de supersti- ción y tyrania í Quando semejante reflexión se presenta a la mente, con debida viveza, el entendimiento des- doña las dudas que la timidez, las preocupaciones, o la cortedad de B2 OBSERVACIONES SOBRE VARIOS PERIODICOS, alcanzes en tales materias, suele suscitar entre los que aun lamentan la guerra de la Independencia His- pano-Americana. Sea qual fuere su resultado (que, en lo humano, no puede ser otro que una existencia política independiente) los Hispano- Americanos han subido tantos gra- dos en la escala intelectual, y civil, que aunquando sucumbieran en todo o en parte, no podrían menos que levantarse otra vez, y seguir la car- rera de adelantamientos que el cielo les destina. Doloroso es, sin duda, el que se derrame tanta sangre, el que se susciten tantas contiendas, el que se hagan y deshagan tantas constituciones, se erijan y derriben tantos systemas, se urdan tantas tramas, se exciten tantas pasiones, se muevan tantos y tan opuestos in- tereses. Pero ¿ que otro medio te- nían aquellos pueblos de salir de su abatimiento 1 Hay quien dice, y con bastante plausibilidad, que la Revolución de Hispano-America ha sido prematura, y forzada por los acontecimientos de España. Si por esto quieren decir que los aconteci- mientos de la Península dieron el impulso, nadie lo negará; pero si lo que indican es que si los Hispano- Americanos hubieran continuado mas tiempo baxo el dominio de España, habrían, al cabo de medio siglo o de un siglo entero, estado mejor dis- puestos para su emancipación; el aserto me parece falso. El systema Colonial de España era tal, que mientras mas durase, mas degrada- ría a los pueblos que lo sufrían. Es verdad que una revolución, una guerra de independencia hecha por pueblos cuya infancia civil se ha prolongado por la opresión; trae consigo males infinitos. Pero nadie, en su juicio, dirá que la operación de esa misma causa por mas tiempo, podría disminuirlos. No, por cierto: los Hispano-Americanos han tenido la desgracia de no ser educados en la escuela política que los Anglo- Americanos. La conseqüencia que de aquí se infiere, no es que hacen mal en seguir peleando por la inde- pendencia ; sino que tendrán que conseguirla con mas afán y trabajo. Imagínese a un pobre esclavo a quien su amo mata de hambre, y balda con el azote y grillete, sin te- ner otro medio de huir de su tyrano que pasar un gran rio, a nado. Rómpese el amo un brazo, en cierto dia, y el esclavo, viéndolo incapaz de impedir su fuga, se arroja al rio, débil, hambriento, y llagado. " ¿Que haces? (le dice otro esclavo, mas tímido) ¿no ves que apenas tienes fuerzas para cortar la corriente l Quédate otro par de años con el amo; y entonces podras intentar la fuga." "¿Que me importan (diría con razón el fugitivo) los riesgos que veo en las aguas ? Es verdad que estoy débil ahora: pero ¿ crees que dos años mas de poco pan, y mucho látigo, me engordarían estos pobres molleros y pantorrillas V Que los Hispano-Americanos tie- nen aun mucho que sufrir ; es bien claro: no porque la España tenga fuerzas para impedir sus progresos,Y OTROS IMPRESOS HISPANO-AMI5RIOANOS. 3 sino porque se hallan en el caso de niños malcriados, que alcanzan su libertad autes de conocer al mundo. Lo único que los puede hacer felices es la experiencia ; pero la experien- cia es una joya costosísima, que ni los individuos, ni las naciones pue- den adquirir, sino a su propria costa. Los Hispano-Americanos cierta- mente la van ganando : poco a poco, es verdad; pero la regeneración de un pueblo inmenso, no es obra de dias, ni de meses. Qualquiera que examine los papeles de Buenos Ayres que tengo a la vista, notará la grande actividad mental que pre- senta aquel pueblo. Los límites de este papel no me permiten mas que dar una especie de Índice esco- gido, de los objetos notables que se han promovido baxo el Ministerio de un hombre ilustrado *, que, a lo que parece por documentos, y según las noticias que han llegado a mis oidos (pues aunque residente en Ingla- terra, no tengo el honor de conocer- lo) ha sido uno de los principales promotores de la civilización progre- siva de su pays. En el corto espacio que com- prende la parte del Registro Oficial, que he examinado, hallo que se han emprendido o completado los objetos siguientes. 1. Una Bolsa Mercantil, o Lonja: 2. Una J unta de Industria, compuesta de Hacendados, y Co- merciantes : 3. Una Universidad, sobre un plan racional, y científico: 4. Una Sociedad de Beneficencia, El Señor Ribndavia. compuesta de las Señoras principales de Buenos Ayres: 5. Un Regla- mento para la extensión de la Va- cuna, llevándola a las campañas di- latadas que pertenecen al Estado: 6. Varias Reformas Eclesiásticas: 7. Una Escuela de Agricultura Práctica, y de Aclimatación: 8. Un Banco o Casa de Ahorros, a imita- ción de los Savings Banks de In- glaterra, para fomentar los hábitos económicos y de previsión entre las clases trabajadoras : 9. Un Museo Público : 10. Una Policía efectiva, y no molesta a la independencia do- méstica del pueblo: 11. Premios propuestos sobre Programas Cientí- ficos : 12. Un Registro Estadístico, que en breve contendrá una descrip- ción completa de la naturaleza, re- cursos, y población del territorio de la República. La existencia de establecimientos semejantes en Chile resulta de su Almanak. Pero no tengo espacio para enumerarlos. Ahora bien, el que crea que se- mejante estado de espíritu público, acompañado de las disensiones, que son inevitables entanto que las insti- tuciones orgánicas de un pueblo, no han tomado asiento—quien crea, digo, que semejante estado no es preferible al del gobierno de una succesion de Virreyes Sanguijuelas, cou toda su comitiva de satélites hambrientos, y orgullosos; no ten- drá que disputar conmigo. Quédese enorabuena en su opinión ; pues, seguramente, no sabría como con- vencerlo. Sobre la Constitución Chilena4 OBSERVACIONES SOBRE VARIOS PERIODICOS. hallará el lector que me he exten- dido, tal vez demasiado. Pero con- vencido de la necesidad de combatir ciertos errores politicos, y aclarar puntos no bien entendidos por la ge- neralidad de los Reformadores, crei necesario hacer un analysis de dicho Documento. Sucedió, como podia temerse que en tanto que yo analy- zaba la Constitución, los mismos que habian jurado observarla, se deter- minaron a destruirla. Mis miras y opiniones se confirmaron por este evento : y puedo asegurar, sobre mi palabra de honor, a los lectores, que hallarán el artículo como lo escribí, antes de que supiese lo acontecido en Chile. Aun quando no quedase nada de la Constitución Chilena, por ley de aquel Estado, seria bien conservar la memoria de semejante escrito Po- lítico. En él se ve el progreso de las ideas Hispano-Americanas sobre estas materias. En él se nota que las gentes que piensan, conocen los riesgos y daños de las reuniones po- pulares, y tratan de conservar al pueblo sus derechos, sin enloque- cerlo, ni darle facultad de destruirse a sí proprio, y al orden general de que su felicidad depende. Vése por otro iado, que aun confian en teo- rías de perfectibilidad, que ni aun la juventud literaria mas inexperta de Europa, juzga dignas de la me- nor atención en el dia. Por esta razón he dado el título de las re- compensas cívicas, por extenso. Nada puede ser mas ilusorio, y (lo diré sin querer ofender a los autores^ mas pueril que el systema Moral Con- stitucional de Chile. Mas con todos sus defectos la Constitución Chilena tiene mas mé- rito que otra ninguna de las que se han escrito en Español; y aun quando tuviese menos, el pueblo que la juró hubiera hecho bien en respetarla, y obedecerla por mas tiempo. Crean los Hispano-Ameri- canos a un amigo, a un hombre que desea su prosperidad. Nada debi- lita tanto la opinión de Europa en favor de su independencia, como estas eternas mudanzas de Constitu- ciones. La Constitución Chilena solo necesitaba de una especie de poda, que desvalagase su grandísimo ramage: el tronco era, a mi parecer, sano y robusto. Si los pueblos His- pano-Americanos aman su libertad, si quieren verse pronto clasificados con las naciones independientes, mo- deren sus pasiones políticas, olví- dese cada individuo de sí proprio, y dexe las miras de ventajas privadas, para quando se haya consolidado el bien público.5 ANÁLYSIS DE LA CONSTITUCION POLÍTICA DEL ESTADO DE CHILE; PROMULGADA EN 29 DE DICIEMBRE DE 1823. Ei, Título I Trata de la Nación Chilena y sus representantes. " El territorio de Chile comprende de Norte a Sur, desde el Cabo de Hornos hasta el des- poblado de Atacama, y de Oriente a Poniente desde las Cordilleras de los Andes hasta el mar Pacífico con todas las islas adyacentes, incluso el Archipié- lago de Chiloé, las de Juan Fernandez, Mocha, y Santa Maria." Se declaran por Chilenos. 1. Los nacidos en Chile. 2. Los nacidos de Padre o Madre Chi- lenos, en otros payses, con tal que se domicilien en Chile. 3. Los extrange- ros casados con Chilena, y domiciliados, uon alguna profesión ; ó 4, Casados con extrangera, después de un año de resi- dencia, con domicilio legal, y profesión de que subsistir. 5. Los naturalizados por el Poder Legislativo. El Pueblo compuesto por estas clases de individuos es un Estado Republicano cuya " Sobe- ranía reside esencialmente en la Nación, y el egercicio de ella en sus represen- tantes." El Articulo 8 declara que en Chile no hay esclavos: el que pise su ter- ritorio por un dia natural sera libre. El que tenga este comercio no puede habitar aqui mas de un mes, ni naturalizarse jumus. Todo Chileno es igual delante de la Ley: los empleos no excluyen a ningún ciudadano ; las cargas del Estado se reparten entre todos a proporción de sus haberes : y la defensa del Estado es obligación de todos. El Articulo 10 establece por Religión del Estado la Ca- tólica, Apostólica, Romana ; con exclu- sión del culto y egercicio de cualquiera otra. El Título II señala las condiciones que se exigen para gozar los derechos de Ciudadanía. En las Asambleas elec- torales tiene voto " todo Chileno natu- ral o legal que habiendo cumplido veinte y un años, o contraído matrimonio tenga alguno de ertos requisitos. 1. Unapro- priedad inmoble de doscientos pesos. 2. Un giro o comercio proprio de quinien- tos pesos. 3. El dominio, ó profesión instruida, en fábricas permanentes. 4. El que ha enseñado ó traido al pais al- guna invención, industria, ciencia, ó arte, cuya utilidad apruebe el Govierno. 5. El que hubiere cumplido su mérito cívico. 6. Todos deben ser Católicos Romanos, sino son agraciados por el Poder Legislativo; estar instruidos en la Constitución del Estado : hallarse in- scriptos en el gran libro nacional, y en posesión de su boletin de Ciudadanía, al menos desde un mes antes de las elec- ciones : saber leer y escribir desde el año de mil ochocientos cuarenta." Estos derechos de Ciudadauia se pierden " 1. Naturalizándose en países extrau- geros. 2. Admitiendo empleo de otro Gobierno sin permiso del Senado. 3. Por excusarse sin causa suficiente al de- sempeño de alguna comisión encargada por los primeros poderes del Estado. 4. Por quiebra fraudulenta." Se suspenden los derechos de Ciudadanía. "1. Por6 ANALYSIS DE LA CONSTITUCION POLITICA condenación a pena aflictiva ó infamante, ínterin no se obtenga rehabilitación. 2. Por ineptitud física o moral que impida obrar libre y reflexivamente. 3. Por ser deudor fiscal constituido en mora. 4. Por falta de empleo, o modo de vivir conocido. 5. Por la condición de sir- viente doméstico. 6. Por( hallarse pro- cesado criminalmente. T. Por habitud de ebriedad 6 juegos prohibidos : hecha la declaración de los defectos de este y el anterior artículo un mes antes de las elecciones, y por autoridad compe- tente." En Título III es sobre el Poder Exe- cutivo. Esse se excrce por un Supremo Director, cuyo empleo dura quatro años; aunque si tiene las dos terceras partes de votos puede reelegirse segunda vez. El Presidente del Senado, sepa- rado de su cuerpo y funciones, le sub- stituye, quando fuere necesario. Para ser elegido Supremo Director se re- quiere ser ciudadano por nacimiento. El ciudadano por naturalización debe ademas haber gozado de ciudadanía doce años, y previa declaración de benemé- rito en grado heroico. Tanto en el ciudadano natural como el adoptado se exige que hayan residido en el pais el primero cinco, y el segundo doce años, iramediatamente antes de su elección; a no haber estado "ausente en formal servicio del Estado." La edad que se requiere en el Director son treinta años. Ademas de la execucion de las leyes, tiene a su cargo la iniciativa de ellas, exceptuando *' la época constitucional, en que corresponde al Senado, y su sanción al Director. Nombra los Gene- rales en gefe, con acuerdo del Senado: declara la guerra, decreta la inversión de los caudales destinados a la adminis- tración pública: nombra los oficiales del exército y armada, de teniente coronel exclusive para abaxo : provee los em- pleos civiles y eclesiásticos de nomina- ción, o presentación civil, que no pro- hibe la Constitución : elige sus Minis- tros, a consulta del Consejo de Estado, pero puede removerlos sin expresar 1* causa: indulta y conmuta penas con acuerdo del Senado: retiene o concede el Pase a las Bulas Pontificias, con acuerdo del Consejo de Estado, y san- ción del Senado, o de la Suprema Corte de Justicia, si se versan sobre materias contenciosas: inicia tratados de paz y alianza, &c. que han de recibir la san- ción del Senado: y ha de dar cuenta cada año al Senado, de todos los ramos de administración pública. Se prohibe al Director «« mandar la fuerza armada o ausentarse del territorio de la Re- pública sin permiso del Senado: nom- brar oficiales con mando efectivo, y des- de teniente coronel para arriba, a no ser con acuerdo del Senado : conocer en materias judiciales : privar de libertad personal por mas de veintiquatro horas, y jamas aplicar pena: suspender por ningún pretexto la reunión de la Cámara Nacional, ni las Asambleas electorales: despachar agentes diplomáticos, sin acuerdo del Seuado : dar salarios, sin la sanción senatoria: expedir ordenes sin la subscripción de sus Ministros, " sien- do responsable el que la obedezca en otra forma." Concluido su empleo debe dar cuenta de toda su administración al Senado, y con sus notas y observaciones se pasará impresa a las Asambleas elec- torales, para que juzguen si ha sido benemérito y en que grado. En el Título IV se establece la respon- sabilidad de los Ministros de Estado. Para que no pueda evadirse, ningún Ministro puede ausentarse de el pais- DEL ESTADO DE CHILE. hasta quatro meses después de cum- plido su ministerio. El Senado tiene la facultad de declarar si ha lugar a la for- mación de causa, y en caso de haberlo la Corte Suprema de Justicia lo ha de juzgar " bajo principios de prudencia y discreción, sobre lo puramente ministe- rial." El Título V define el Consejo de Es- tado, que consiste en " dos Ministros de la Suprema Corte de Justicia, una dignidad eclesiástica, un Gefe militar, un Inspector de rentas fiscales, y los dos Directores sedentarios de economía nacional : todos sin mas gratificación que las rentas de sus destinos. Los Ex- Directores son miembros natos de este Consejo." Los casos en que se debe consultar el Consejo de Estado son, los proyectos de Ley en que la Constitución ordena que no puedan pasarse a la san- ción del Senado sin este previo requi- sito : en el nombramiento de Ministros de Estado, teniendo ademas el Consejo derecho de moción para su destitución: en los presupuestos de gastos fiscales que han de pasarse anualmente al Se- nado : y finalmente en todos los nego- cios de gravedad. El Oficio de Conse- jero es permanente, en tanto que no los retira y subroga el Supremo Director. Las atribuciones del Senado se definen en el Título VI. El Senado es un Cuerpo permanente, con el título de Se- nado Conservador y Legislador, que se compone de nueve individuos elegidos constitucionalmente por el término de seis años, y cuyos miembros pueden re- elegirse indefinidamente. El Senador debe tener treinta años, propiedad que no base de cinco mil pesos, residencia immediata por tres años antes de la elección, a no haber estado ausente por comisión del Govierno; y ser de los Ciudadanos elegibles. El Senado cuida de la observancia de las leyes: " san- ciona las que propone el directorio, o suspende la sanción hasta oir el dicta- men de la Cámara Nacional: " suspende momentáneamente los actos executivos del Directorio en que reconoce una grave y peligrosa resulta o violación de las leyes: vela " sobre las costumbres y la moralidad nacional, cuidando de la educación, y de que las virtudes cívicas y morales se hallen siempre al alcance de los premios y honores:" protege y defiende " las garantías individuales, con especial responsabilidad:" califica " el mérito, llevando un registro de los servicios y virtudes de cada ciudadano para presentarlos y recomendarlos al Directorio, y proponerlos como benemé- ritos a la Cámara Nacional. El Senado debe sancionar los Reglamentos, y Or- denanzas de todo cuerpo o administra- ción pública presentados por el Directo- rio : la declaración de guerra, con pre- vio consentimiento de la Cámara Nacio- nal : los tratados de paz y de comercio : los impuestos y contribuciones, aproba- dos por la Cámara Nacional: los pre- supuestos de gastos públicos: los em- préstitos extrangeros, con aprobación de la Cámara Nacional : la creación o supresión de empleos : la formación de nuevos pueblos: el ceremonial, objeto, y premios de las fiestas nacionales : todo lo que pertenece al ingreso de tropas extrangeras o salida de las nacionales, número de fuerzas militares de todas clases que se han de mantener: puede excitar al Directorio a que haga paz; y recomendarle ciudadanos beneméritos. Arregla la ley de la moneda: examina las cuentas públicas : declara y registra el derecho de Ciudadanía : " propone a la Cámara Nacional los que han de de-8 ANALYSIS DE LA CONSTITUCION POLITICA clararse beneméritos, para que esta los confirme, si son comunes, o los consulte a la Nación, si son en grado heroico :" declara ((liando ha lugar a formar causa a los funcionarios públicos, quedando estos suspensos por el hecho de la decla- ración : sanciona privilegios propuestos por el Directorio, y la adquisición o cnagcnaciou de bienes nacionales : aprueba la distribución de contribucio- nes : tiene el derecho de policía en el lugar de sus sesiones. " Tiene el dere- cho de inicial i va para las Leyes en cada año, en dos épocas de a quince dias cada una: la primera que deberá comenzar al mes cumplido de concluir sus visitas anuales el Senador visitador; y la se- gunda a los seis meses de la primera época. También puede invitar en todo tiempo al Directorio a que proponga al- guna Ley que crea necesaria o conve- niente a los intereses del Estado. En las acusaciones y causas criminales juzga a los Senadores la Suprema Corte de Justicia, declarando previamente la ( a- mará Nacional haber lugar a la forma- ción de la causa, por consulta del Se- nado." El Presidente del Senado debe ser uno de los Senadores, elegido an- nualmente en las asambleas electorales. El Título Vil prescribe la formación de las Leyes. La iniciativa del Supremo Director, aprobada por el Consejo de Estado, pasa al Senado, el qual, si per- tenece a guerra, contribuciones o em- préstitos, pide la aprobación de la Cá- mara Nacional; si es sobre otras mate- rias, o la aprueba, ó la devuelve con sus observaciones, o la reprueba. Si el Director insiste segunda vez sobre una ley o parte de ello reprobada por el Se- nado, y este la cree perjudicial; declara su veto, por el qual queda, de hecho, legalmente convocada la Cámara Nacio- nal. Las leyes que el Director propone al Senado deben haberse discutido tres veces en el Consejo de Estado, e im- preso ocho dias antes de la propuesta. El Senado antes de disponer de ella debe también discutirla en tres distintas Se- siones. En las dos épocas del año, en que la iniciativa pertenece al Senado, la Sanción toca al Director en los términos que la tiene el Senado en lo demás del año. Los Ministros tienen derecho de informar en el Consejo de Estado sobre las leyes, y este informe es necesario para que el Consejo pueda proceder con- stitucionalmente en el exercicio de sus poderes acerca de ellas. El Senado tiene derecho a suspender qualquier acto del poder executivo que crea grave- mente perjudicial, y en este caso pro- nuncia el veto y por él convoca la Cá- mara Nacional, para que decida. El Título VIII confiere varios poderes a los Senadores. " Cada Senador es Inspector por el término de un año de algún tribunal, magistratura, adminis- tración, corporación o establecimiento público (excepto el Directorio y la Cá- mara Nacional) : preside a sus gestiones uno ó mas dias del mes, y jamas en épo- cas ciertas ó prevenidas: arregla el or- den, y forma sus observaciones para dar cuenta al Senado ó al Gobierno. Tres Senadores tienen a su cargo el de- partamento del Gran Registro del Mérito Cívico, que se divide por provincias. Este se compone de los informes remiti- dos por todos los funcionarios públicos (baxo responsabilidad en caso de omi- sión) a las municipalidades; y por estas a sus respectivos gefes políticos. Hasta los ciudadanos particulares tienen facul- tad de dar informes de esta clase. " El Senado con previo informe del Directo- rio, o por excitación de este, proponeDEL ESTADO DE CHILE. 9 los ciudadanos beneméritos." Mas " para declararlos beneméritos en grado heroico, después de consultar a la Cá- mara Nacional, y obtener el asenso de esta, los remite a la aprobación o dene- gación de las asambleas electorales en sus reuniones periódicas." " Cada año visita un Senador algunas Provincias del Estado, de modo que cada tres años, queda todo él reconocido." La Cámara Nacional se define en el Título IX. Fórmaula los Consultores Nacionales en una Asamblea momen- tánea. " Los Consultores son inviola- bles por sus opiniones. Duran ocbo años renovándose por octavas partes en cada uno." "Jamas bajarán de cin- cuenta los Consultores, ni pasaran de doscientos aunque progrese la pobla- ción." La Cámara se reúne donde resi- den el Senado y Directorio : los Con- sultores que residen en otras partes solo entran en sorteo para las Sesiones, quando se hallen en la capital. " Un Ministro de Estado, un Secretario del Senado, y el Procurador general citan a la Cámara en virtud del veto o decreto Senatorio, y presiden el mero acto de su sorteo y reunión. Para ello colocan en una urna los nombres de todos los consultores existentes en la capital, y de ellos sortean veinticinco, que se re- unirán immediatamente en el lugar de las sesiones, y eligiendo los convocados su Presidente, se retiran los convo- cantes." . . . . " Jamas pasará un dia natural de el pronunciamiento del veto al sorteo, y reunión de la Cámara." Son atribuciones de la Cámara Nacio- nal. 1. Aprobar, o reprobar las Leyes que se le proponen, por las únicas fór- mula de, debe sancionarse; no debe san- cionarte. 2. "Aprobar o reprobar la declaración de guerra, la de mera de- fensa, las contribuciones y empréstitos, aunque no preceda veto, y bajo las mis- mas fórmulas de las demás Leyes. 3. Aprobar en la misma forma la propuesta de Beneméritos comunes y en grado he- roico. 4. Nombrar el Tribunal protec- tor de la libertad de imprenta, los revi- sores, y la comisión que lia de juzgar a estos individuos." La Cámara tiene tres sesiones para cada consulta legisla- tiva : en la primera escucha informes; en la segunda, y tercera, discute; y en esta resuelve. Las sesiones para los actos executivos son solamente dos : y si el caso es urgentísimo, tiene dos sesiones con el intervalo de algunas ho- ras. La Cámara es nula si se reúne con otro motivo que los establecidos pol- la Constitución ; si pretende ser perma- nente ; si quiere decidir en otras palabras que las prescritas. Las Asambleas Electorales, son el asunto del Título X. Los objetos de estas Asambleas son elecciones, nomi- naciones, y censuras. " Por ahora se formará una Asamblea electoral en cada distrito, parróquia, ó cuartel de las Mu- nicipalidades, que comprenda doscientos ciudadanos sufragantes; y progresando la población, solo podran aumentarse hasta cuatrocientos." Para votar en estas Asambleas es necesario presentar el boletín de ciudadanía. Doce individuos sacados por suerte forman la mesa de escrutinio ; los seis primeros, como efectivos, los otros como suplientes. El Título XI, es de la Calificación y Censura de los funcionarios. La Nación en Juntas Electorales, "elige directa- mente la porción principal de sus fun- cionerios." Pero como la idoneidad de los elegibles " debe resultar de la cali- ficación délas Magistraturas constitucio- nales," es consiguiente que "lasAsain-10 ANALYSI8 DE LA CONSTITUCION POLITICA bleas electorales solo pueden elegir en o cada empleo vacante, alguna de las per- n sonas que se le propongan como califi- t cadas para el mismo empleo. Los Con- v sejeros Departamentales únicamente j son elegidos por las Delegaciones sin ( precedente calificación." Las Asam- ¡ bleas electorales tienen facultad de elegir , y censurar al Supremo Director, a los , Senadores, a los Ministros de la Su- prema Corte de Justicia, a los Militares de Coronel arriba inclusive—a los In- spectores fiscales, a los Directores de Economia Nacional, al Procurador ge- neral—a los Consultores de la Cámara Nacional, &c. &c. La censura por mayoria de votos de la Nación destituye de su empleo al censurado, aunque no se le reputa delinqüente si no es legalmente juzgado ; pero aunque sea declarado inocente no se le restituye en el periodo de aquellas elecciones. Las Asambleas electorales presentan para los Obispados y Arzobispados. " El diez de Diciem- bre se forman en toda la Nación las Asambleas electorales, hallándose con anticipación las listas (de) elegibles en todas laB Municipalidades. El mérito cívico, sin el qual ninguno puede ser elegido para empleo honroso, o que tenga sueldo de mas de quinientos pesos, consiste, 1. En el servicio por cinco años en las Milicias Nacionales. 2. La me- jora de una posesión rural en los objetos útiles al Estado que señale la Ley. 3. Ser maestro, u oficial examinado en arte, o industria útil, y cuyas primeras mate- rias produzca el pais. 4. Ocuparse por algún tiempo en la instrucción gratuita moral, científica, ó industrial. 5. De- sempeñar gratuitamente comisiones la- boriosas encargadas por las autoridades públicas. 6. Concurrir con sus talen- tos, caudales o trabajos personal a una obra pública. 7- Servir útil y graciosa- mente en las administraciones del Es- tado. 8. Trabajar un escrito, o hacer un descubrimiento que contribuya a la prosperidad Nacional. 9. Proporcionar ocupación útil a las mugeres y mendi- gos. 10. Concurrir al establecimiento de fabricas. 11. Poner caudales en fon- dos ó compañías dirigidas a fomentar la agricultura, minas y comercio. 12. Con- currir de algún modo gratuito y consi- derable al establecimiento y adelanta- miento de cárceles correccionales, hospi- cios, y demás institutos de caridad y beneficencia, y a las obras de policía de comodidad, aseo y ornato. 13. Tener alguna parte graciosa y considerable en los caminos públicos, puentes, canales, y demás obras que faciliten el tráfico. 14. Haber hecho alguna campaña en servicio del Estado, y sin nota perso- nal : ó servicios distinguidos en guarni- ción. 15. Desempeñar gratuitamente las funciones municipales, o de los Con- sejos Departamentales. 16. Ocuparse en el servicio de personas miserables, enfermos e impedidos. 17. Dedicarse especialmente a mejorar la moralidad re- ligiosa y culto sagrado. 18. Dedicarse al estudio de la medicina, de la filosofía moral, y de las ciencias naturales. 19. 1 Ser declarado benemérito por sus cos- tumbres en los Institutos y Departamen- 1 tos de educación. 20. Contribuir gra- ■ ciosamente a cualquier gasto fiscal o » público. 21. Ser padre de mas de seis " hijos legítimos*. 22. Los servicios que r _ 1 * Este título de mérito es verdadera- mente ridículo, y nace de las antiguas preocupaciones sobre la necesidad de 8 fomentar la población : como si la Na- turaleza no fuese pródiga en este punto. a La superabundancia de población, o elDEL ESTADO DE CHILE. II califican a los beneméritos, forman pro-1 porcionalmente el mérito cívico, a dis- creción de la legislatura." Las leyes sobre el Poder Judicial, se hallan en el Título XII; pero sus pri- meros artículos antes contienen los de- rechos personales del ciudadano que de- claraciones sobre administración de Jus- | ticia, dándolos como base y norma del proceder de los Jueces. " A ninguno puede privarse de su propriedad, sino por necesidad pública, calificada por el Senado de notoriamente grave, y con previa indemnización." " Es libre el derecho individual de presentar peticio-1 nes ante las autoridades constituidas, sin que puedan limitarse ni modificarse, procediendo legal y respetuosamente." Ninguna reunión parcial de ciudadanos puede atribuirse la soberania. La casa del ciudadano es inviolable. Todo Juez es responsable de dilaciones y abusos. Ninguno puede ser condenado sino en I virtud de ley promulgada antefacto. Nin- guno puede ser preso sino en los casos determinados por la ley. " El encar- gado de la custodia de presos o deteni- dos, no puede recibir alguno, sino des- pués de copiado en su registro el de- creto que ordena la arrestacion, y con- starle por él, que se ha procedido por autoridad competente." " Toda persona en el acto de ponerse en arresto ó pri- sión recibirá un certificado en que conste que queda por orden de determinado Juez. Los oficiales de la prisión están obligados a dar parte al Senado, o a quien le represente en las provincias, si el reo se lo encarga; y a conducir sus comunicaciones oficiales a su Juez ó a la Estafeta." " Nadie puede estar preso exceso de esta comparada con el capital que hay para mantenerla, es el mal mas incurable de la sociedad humana. mas de cuarenta y ocho horas sin saber la causa de su prisión, y constarle las gestiones que sobre ella se han practi- cado." " En toda causa deben confron- tarse los testigos después de sus decla- raciones, si lo pide alguna parte." " El acusado se defiende por sí, o sus Conse- jeros. En qualquier tiempo puede lla- mar a sus Jueces a la prisión, o escri- birles si están distantes, y lo mismo a las autoridades superiores al Juez." Las cartas, en materias criminales, serán conducidas de valde. Toda pena de confiscación o infamia transcendental, j está prohibida. Todo Juez recusado lo queda por el hecho de la recusación, aunque si esta es ilegal, será castigada. El que no es responsable a pena corporal no puede ser preso si da fianzas. " En el estado eivil solo hay un fuero para to- dos ciudadanos. La clase veterana del Egército conservará por ahora su fuero militar con arreglo a las Leyes actuales." Los escritos, no publicados, no hacen responsable a su autor, y solo están su- getos a " providencias de seguridad, que no sean aflictivas." Los tribunales son, l. Una Suprema Corte de Justicia. 2. Una Corte de Apelaciones ; los Jueces de ambas " son vitalicios, si no desmerecen o re- sultan censurados. 3. Jueces de Con- ciliación, a quienes debe recurrirse en primera instancia; y 4. Jueces compro- misarios, nombrados por las partes, en causas sobre objetos que exigen conoci- mientos prácticos, oorao deslindes, giros de aguas, minas, &c. Hay ademas una Magistratura llamada Dirección de Eco- nomía Nacional. El Régimen interior del Estado con- siste en Gobiernos Departamentales, De- legaciones, Subdelegacioues, Prefectu- ras e Inspecciones. " En cada Depar-12 OBSERVACIONES SOBRE LA tamcnto liabra un solo Gol)íerno político y militar que nombrará el Director Su- premo con acuerdo del Senado. Su du- ración será a voluntad del Director, pero sugeto a la censura de la Provincia. " Diez casas babitadas en la población ó on los campos, forman una comunidad bajó de su Inspector; y diez comunida- des una prefectura. Las prefecturas j son la base política de las costumbres, j virtudes, policía, y estadística. Forman una familia regulada por ciertos deberes de mutua beneficencia : cuidan y re- sponden de los viciosos, vagos, o pobres de su prefectura: se auxilian mutua- mente, y con especialidad en los casos de estar ocupados los Gefes de las fami- lias en la defensa del Estado. Sus Pre- fectos sou Jueces ordinarios de ciertas demandas, y en otras, conciliadores se- gún el reglamento que se formará para todas estas gerarquias." " En la Capi- tal de cada Departamento babra un Consejo Departamental compuesto de un vocal ó del supliente que nombrara cada Delegación en las Asambleas electorales. Se renueva cada tres años pudiendo ser reelectos sus individuos." Este cuerpo es el Consejo del Gobernador, y nombra las Municipalidades de las Delegaciones, compuestas de Regidores y Alcaldes. OBSERVACIONES SOBRE LA DE CI El Análysis que antecede bastaría de por sí para dar idea de la nueva Constitución de Chile, y servir de base a las observaciones que me ocurren. Pero tengo, ademas, a la vista una especie de Periódico de ocho Números, intitulado Examen Instructivo sobre la Constitución Política de Chile promulgada en 1.823, que, según parece se publicó con el objeto de instruir a la nación Chilena en quanto tiene relación al nuevo Código ; y puede mirarse co- mo un Comentario autorizado de las leyes fundamentales de aquel nuevo Estado. Ambos documentos serán, pues, asunto de mis observaciones. Qualquiera que lea tanto la Con- stitución de Chile, como su Comen- tario popular, llamado Examen In- structivo, no podra menos que cele- brar el talento e ingeniosidad que en ambos papeles se despliegan. Hay CONSTITUCION POLITICA ILE. ademas pruebas de instrucción lite- raria bastante extensa,, en sus au- tores ; aunque eu esta parte les fal- tan las miras prácticas y en grande que solo pueden adquirirse en pue- blos mas generalmente literatos que los de la America Española. Los autores de la Constitución Chilena, seguramente tienen conocimientos profundos en quanto a la Constitu- ción e Historia de los antiguos Ro- manos, de quienes, a lo que veo, han tomado el espiritu de la suya, limitando con bastante destreza \ tino el influxo del poder popular, y reduciéndolo a formas, que si no hallan impedimentos en la práctica, y llegan a consolidarse, tienen segu- ramente en su favor quanto la teó- rica puede prometer. Pero de esto hablaré mas adelante. En quanto a los Atenienses, Lacedomonios, y ! la turba de Goviernos de que losCONSTITUCION POLITICA DE CHILE. 18 legisladores Chilenos son tan aficio- nados, es preciso decir que nada perderán en olvidarlos como exem- plares políticos. Para conocer a fondo las repúblicas Griegas es pre- ciso haber leido otros libros que los tratados modernos de Legislación: y el que haya estudiado los originales Griegos, aborrecerá tan de corazón sus Constituciones, como admirará sus talentos. Pueblo mas feroz y odioso que el Espartano, no ha ex- istido en el mundo: ni es posible concebir un systema mas aproposito para convertir una nación en lo que eran los Griegos guando los Roma- nos los conquistaron (no hablo de lo que son el dia) que las Constitu- ciones populares que los governaban en su mas gloriosa época. El hom bre juicioso que quiera librarse de las preocupaciones, Gramáticas las llamaré, porque todas son nacidas de las ideas pedagógicas que saca- mos de las clases de Latinidad; estudie a Thucydides, o la excelente historia de Grecia por Mitford: po- cos habrá que, después de tal estu- dio quisieran vivir en Atenas, la mejor, y menos odiosa de las De mocrucias Griegas. Volviendo a la Constitución Chi lena, debo decir que de quantas he, visto, en esta época de Constitu- ciones, tiene el mejor aspecto en papel. Otros verán infinitamente mas que yo en esta materia ; pero sin Tubor confieso, que mi escepti- cismo - en punto a Constituciones creco a proporción de mi edad, mis estudios y mi observación. Mientras mas delicadamente organizadas, en teoría, tanto mas expuestas me pa- recen a destrucción. El menor ob- stáculo práctico imprevisto, ataja una máquina complicada. El error co- mún en esta materia es que la ima- ginación de los legisladores se fixa sobre cierta clase de males que se proponen evitar, de defectos que quieren corregir : para esto emplean todo su ingenio ; pero se olvidan por lo común de los nuevos obstáculos que entran en la composición do su máquina, con cada qual de los in- strumentos que añaden a su artifi- cio. La Constitución de Chile, en quanto a la distribución de los po- deres, (supuesto que lo que establece es una República) me parece exce- lente en teoría. Las reflexiones que el Examen Instructivo hace sobre este punto son tan juiciosas que creo de mi deber el copiarlas. Es tam- bién justo que precedan las noticias que da sobre el modo en que se formó el Código, y los principios generales que sus autores se propu- sieron. " Al instante, que la comisión de Constitución presentó su proyeeto, se mandó imprimir publicándose un decreto en que se concedía la tribuna á todo ciudadano, para que en las sesiones de Constitución, expusiese cuanto creyese conveniente al bien de la Nación. La comisión por su parte formó una especie de Academia, en que reuniendo los re- presentantes y ciudadanos particulares sobresalientes en prudencia y literatura, reformase cualquier defecto, como lo verificó. Luego que en la primera dis-14 OBSERVACIONES SOBRE LA cusion del Congreso se hicieron obser- vaciones contra algunos artículos, pidió la comisión que se formase un nuevo proyecto por los Señores que las propo- nian; lo que se mandó así. No con- tenta con esto, quiso de acuerdo con el Congreso y Supremo Director, que su proyecto fuese nuevamente examinado, y discutido en una reunión particular de literatos, á que también concurriesen los Señores que hacian observaciones, suspendiéndose entretanto las sesiones solemnes. Asi se verificó y reconocién- dose prolijamente desde el primero basta el último artículo, en las continuas, y eruditas sesiones que se celebraron, que- dó aprobado y modificado cuanto se halló por conveniente, presentándose en esta nueva forma al Congreso, quien ha- biendo tomado cuantas providencias pre- ventivas le fueron posibles, para queja- más faltasen los Diputados á las sesiones de Constitución, abrió segunda vez las discusiones con la mayor libertad y te- naz trabajo; examinando y discutiendo todos los artículos que comprende, con asistencia numerosa de ciudadanos ilus- trados hasta su última aprobación y san- ción. Los principios generales o miras estau expuestos de el siguiente modo. i* La mejor Constitución, será aquella en que los que administran el Estado obtienen toda la centralidad, facultades y recursos para cumplir sus deberes, y los que obedecen todas las garantías su- ficientes para evitar los abusos del poder y la ambición de los funcionários, sin turbar la tranquilidad pública; en donde las virtudes cívicas se transformen en costumbres, y sean la única senda de la comodidad y del honor; y en donde el Pueblo conserve toda la parte de influ- encia y soberanía que puede egercer sin perjudicarse á sí mismo; y los mandata- rios la que conviene á su dirección y prosperidad. Hablando del modo de formar las leyes, por medio del Directorio, y Senado, y de la intervención, eD ciertos casos de la Cámara Nacio- nal, dice asi. " Aquí tenemos dos Cámaras; pero dos Cámaras verdaderamente útiles, pa- ra el acierto legislativo. Porque en la del Gobierno residen los funcionarios, que dirigiendo la Administración públi- ca, tienen ciencia y esperiencia inme- diata de las necesidades del Estado, y de la exéquibilidad de una Ley : y en la del Senado que representa al Pueblo, se moderan y combinan las disposiciones, y necesidades de la administración, con las garantías individuales y recursos de los ciudadanos. Esto no sucede en los Estados, en que una absoluta democra- cia representativa, hace que sus dos Cámaras solo sean dos sesiones de una misma corporación con iguales inte- reses ; y lo peor de todo, de hombres sacados repentinamente de sus campañas o domicilios, que sin conocimientos ad- ministrativos y sin comprender las cir- cunstancias políticas y locales, ó se pre- paran como unos Atletas contra las medidas del Gobierno, ó dictan las Leyes por la única idéa de su bondad absoluta, sin aplicación á las circunstancias; ó mirando como perdido todo momento en que no producen leyes, enervan los pa- sos y medidas del Gobierno, confunden y agitan la Nación, con la multidud de disposiciones ; y al fin pierden su respe- tabilidad y la confianza de los Pueblos. " Por esto las Cámaras, y aún los Con-CONSTITUCION POLITICA DE CHILE. 15 gresos solo pueden ser útiles, ó en los Estados federados donde se decide muy poco sobre la administración interior, y es preciso arreglar los intereses gene- rales y externos ; ó en las monarquías, donde la Cámara de los nobles y funcio- narios sostiene é ilustra los derechos de la administración, y la Cámara del Pue- blo, las garantías Constitucionales. " Poniendo la iniciativa legal en la Cá- mara administrativa, á mas de consig- narse en quien conoce la necesidad y oportunidad de la ley, se evita también uno de los mayores errores que suelen cometerse en politica; y que se ha tra- tado de enmendar con nuevos desacier- tos. Hablo de dar el derecho de san- ción al Poder Egecutivo, que usurpa de este modo la Soberanía Nacional, su- puesto que la ley toma su autoridad y fuerza de la sanción, y que la facultad de la iniciativa ó propuesta, solo es una atribución consultiva; de suerte que con ella un cuerpo legislativo es muy poco mas que los Consejos de Castilla y de Indias en España. Si se cura este error con dejar pasar dos ó treB épocas legislativas para rehabilitar la ley que no quiso sancionar el Principe, ella se promulgará cuando ya pasó su oportu nidad y necesidad. " Pero en lo que consiste la mayor bon- dad de nuestra institución, es en el es- tablecimiento de la Cámara Nacional. En este cuerpo, que es el conciliador y el Iris de la paz, entre los choques del Gobierno y Senado •, en cuyas circun- stancias reasume la Nación su Sobera- nía, viendo que sus mandatarios no es- tán acordes en la administración pública. Con la sentencia nacional que pronun- cia, restituye la tranquilidad y armonía á los dos Supremos Poderes, y los in- struye de que no deben oponerse entre sí por el capricho de pasiones individuales y arbitrarias, sino únicamente por el interés público, porque de otro modo el injusto aspirante sufrirá el desaire de la repulsa. Ahora bien, pasando por alto las reflexiones sobre lo que el autor llama usurpación de la Soberanía Nacio- nal, doctrina política que no creo, y sobre que varias veces he dado al público mis observaciones *, solo me pararé un momento a notar que el poder de la Cámara está, por cir- cunstancias locales, confinado a muy pocos. Solo los Miembros de esta Asamblea que viven en la capital tienen probabilidad de contribuir a sus funciones. Es verdad que esta Cámara es una especie de ultimo recurso, inventado para que el syste- ma aparezca completo. Llamase Iris de Paz, en el Examen ; pero libre el cielo a los Chilenos de la fre- quente necesidad de recurrir a su influxo; pues quando las Autorida- des Supremas de un Estado, de cuyo concierto depende el orden, empie- zan a chocar entre sí, no es fácil que cedan a la decisión de otro cuerpo. La Cámara Nacional, no obstante este nombre grandioso, es, por su naturaleza un cuerpo débil: débil por la infrequencia de sus ope- raciones en tiempos tranquilos, que casi hará olvidar a sus Miembros del oficio que tienen, y mucho mas lo olvidarán los demás ciudadanos, y con él la deferencia y respeto que la Constitución intenta asegurarles : * Véase Variedades, No. IV, p. 301.1(5 OBSERVACIONES SOHRE LA débil por la limitación de sus miem- bros activos a la capital, que les impide identificarse con la opinión e intereses de las provincias. Repito que no obstante estos re- paros que me ocurren, la formación de los Poderes del Estado de Chile, supuesto que ha de ser República, me parece acertada, y capaz de evi- tar los funestísimos males de las fre- quentes reuniones populares de las Democracias. También apruebo altamente las leyes que aseguran los derechos per- sonales a los ciudadanos. La aboli- ción de la esclavitud, y la detesta- ción del traficante en carne humana que se proclaman en la Constitución de Chile, merecen el respeto y ve- neración de los amantes de la huma- nidad en todo el mundo. La invio- labilidad de las casas; la seguridad de los individuos contra prisiones ar- bitrarias; el derecho de todo Chi- leno de hacer representaciones a las autoridades; las precauciones contra la detención injusta y dilatada de los presos ; merecen los mayores elo- gios, y muestran que en Chile em- piezan a propagarse verdaderas ideas de libertad civil. Oxalá que los autores de la Constitución se huhie- ran contentado con asegurar las bases generales de que he hecho mención: es decir, con erigir (si se me permite tal frase) la Máquina Guvernativa y Legislativa, y con sentar los derechos imprescriptibles do los individuos del Estado. Pero nada hay mas dilicil que el sugetar la imaginación empleada en for- mar planes para evitar males po sibles. No estaban libres de escrúpulos sobre este punto los legisladores Chilenos, pues en el Examen In- structivo se empeñan en responder a los que decían que su Constitución, " está cargada de instituciones, y algunas de ellas de un régimen sub- lime y proprio de los pueblos cultos, y viejos." Los que asi hablaban de la Constitución Chilena, concuerdan con mi opinión. Las respuestas del Examen Instructivo, no me satisfa- cen, porque no son directas, sino evasivas. La objeccion, aunque ex- presada con poca claridad, compre- hende dos ramos : la multitud de in- stituciones ; y la calidad de algunas de ellas. En quanto a la primera parte, solo se necesita de una leve atención para notar quan difícil es la organización de qualquier cuerpo politico-moral; y quan imposible es adivinar el efecto de las leyes y re- glamentos que le han de dar ser. Baxu este supuesto, la prudencia dicta que no se arriesgue lo que es de una importancia vital, mezclan- dolo con objeto.': secundarios. La Constitución de un pueblo es la fuente de su vida política, el princi- pio orgánico de su existencia moral. Semejante principio no puede jamos pecar por sencillo, poique, tanto en lo tísico como eu lo moral, la sen- cillez se nos presenta como origen de duración y permanencia. Una Constitución no debe exponerse al riesgo de mudanzas: y este riesgo se multiplica a proporción de la multi-CONSTITUCION POLITICA DE CHILE. 17 tud de sus reglamentos. Una Con- l stitucion es el convenio explícito que hace un pueblo de obedecer a un gobierno constitudo de tal o tal modo, negando para siempre su su- misión a ciertos y ciertos actos. Asi es que solo exige dos partes esen- ciales: la que da la forma a la Má- quina Guvernativa y Legislativa, y la que declara quales son los dere- chos individuales que no están al alcanze del poder Supremo. Tal es la provincia peculiar de los Cuerpos Constituyentes. Digan quien es el que Govierna, y fixen los derechos personales a que nunca ba de tocar; y han concluido su comisión. Pero la desgracia de nuestros tiempos, es que estos Cuerpos Constituyentes siempre se entrometen a dar leyes sobre otros puntos engastando en las leyes orgánicas que deben ser permanentes y no dependen de cir- cunstancias, planes y reglamentos de administración que se deben acomo- dar a los tiempos, según la pru- dencia de las autoridades que vayan existiendo. Lo que en la objeccion propuesta se dice pertenecer a un régimen sub- lime, se entendería mejor si dixese- mos que la Constitución Chilena, ha j • querido dar leyes y reglamentos sobre puntos que todos los buenos Legis- ladores han dexado al sentido moral, o la conciencia. La idea de un Código Moral por donde se juzgue el mérito civil de los Ciudadanos, es absolutamente visionaria. El regla- mento que impone la obligación de informar al Gobierno acerca de la Tomo II. conducta de cada individuo del Es- tado, solo seria practicable en un Or- den de Regulares como el de los Jesuítas. Los odios que semejante tentativa ha de excitar, la tyrania e injusticia de su eterno escrutinio; son peores en sus consequencias que la policía mas severa de los govier- nos arbitrarios de Europa. Es ex- traño que quando el reglamento de la libertad de imprenta de Chile pro- hibe la censura pública del carácter individual, se obligue a todo el mun- do a hacer delaciones secretas, en cumplimiento de una ley constitucio- nal. En una palabra quanto perte- nece a reglamentos morales en la Constitución Chilena, es absoluta- mente impracticable. Poco tiempo bastará para verificar, o falsificar esta proposición. Mi amor proprio, seguramente, no me mueve a desear que salga verdadera; nada, en ver- dad, pudiera darme mayor satisfac- ción que el ver que un pueblo habia adelantado tanto en virtud, que fuese capaz de conformarse con leyes tan bien intencionadas. Bien se echará de ver que la ne- cesidad de no extenderme demasiado me obliga a tocar ligerisimamente objetos que requerirían una larga discusión para que apareciesen en la luz que puede disipar las preocupa- ciones que reynan entre los políticos teóricos. Pero antes de concluir me es indispensable tocar sobre dos puntos que el autor del Examen Instruc- tivo trata con menos circumspec- cion que la que merece su impor- tancia. c18 OBSERVACIONES SOBRE LA El primero es el Juicio por Jura- dos. La pintura que hace de esta forma Judicial está trazada con la mira de que una institución a que la nación mas sabia de Europa atri- buye su libertad, y cuyos efectos mira con la mayor gratitud; apa- rezca extravagante, bárbara, e in- comprehensible. Tan incurable es la ilusión que producen los systemas teoréticos, que no basta la experien- cia de muchos siglos para disiparla. Los juicios criminales de Inglaterra, son la admiración de quantos los ven prácticamente; los Ingleses mas fa- náticos en favor de teorías e innova- ciones, a excepción de un cortísimo número, antes sacrificarían sus vi- das, que la menor parte de este ba- luarte de su libertad; y he aqui que al otro lado de los Andes se pinta el juicio por Jurados como un systema semi-bárbaro, lleno de inconvenien- tes, y absurdos. Noto esto, no por- que quiera recomendar a todo el mundo semejante método de enjui- ciar, sino para que se vea en que oposición tan extraña se hallan fre- quentemente los systemas, y los re- sultados prácticos, quando se trata de objetos tan infinitamente compli- cados como lo es una nación. Una observación superficial presenta la institución de los Jurados Ingleses, como absurda; mas el estudio pro- fundo de sus efectos admirables, descubre los principios morales de donde nacen sus ventajas. Si los Jurados hubieran de juzgar de por si; muchos de los inconvenientes que indica el Examen serian verda- deros. Pero los Jurados, en general, solo tienen que dar su opinión sobre el resultado de las pruebas, ex- puesto, con todo el saber del Juez, y a presencia de una multitud de le- gistas. En este punto el sentido común de doce hombres imparciales está menos expuesto a error que el del Juez, o Jueces, cuyos hábitos le- gales, pueden fácilmente darle una afición vehemente al castigo. " To- dos los autores (dice el Examen) se quejan de la propensión del Jury a eludir las leyes penales." Quienes son todos los autores, seria difícil de averiguar, especialmente a los que estamos en Inglaterra. Lo que dicen todos los autores que aqui leemos con aprecio, es que el Jury siempre propende a salvar al acu- sado quando la ley es demasiado se- vera. Esto es verdad; y esta es una de las grandes ventajas del Jury. Las leyes, en todo Govierno popular, se inclinan a una severidad excesiva, especialmente en punto a propriedad; porque estas leyes se forman por los que tienen mucho, contra los que tienen poco o nada. Se- ría muy de desear que las leyes fuesen mas suaves, y que los Jurados no se viesen inclinados, por la voz de la humanidad, a evadirlas; pero, como nada es perfecto entre los hombres, y todo el bien que existe en el mun- do, resulta de equilibrios morales, y de compensaciones; pocos pueblos han sido tan felices, en esta materia, como la Inglaterra, donde el sentido común do la sociedad exerce un in- fluxo legal en la conservación de laCONSTITUCION POLITICA DE CHILE. 19 vida, que es el bien mas precioso; y esto no tanto en favor de las clases superiores, que rara vez se ven ex- puestas a perderla a manos de las leyes, sino de los infelices cuyas ne- cesidades, y pobreza son tentadores que los incitan diariamente a expo- nerse a la venganza legal de los mas afortunados. La base de la admi- nistración de la justicia criminal en Inglaterra, es compasión al acu- sado ; la vida de un Ingles no está en manos de Jueces, ni Fiscales, sino en la de sus conciudadanos. Esta es la joya, el tesoro del pueblo Bri- tánico. La objeccion de que en In- glaterra se han condenado a muerte hechiceros, y patriotas, tendría al- gún valor si jamas Jueces Letrados hubiesen cometido mayores injusti- cias. Los hombres están expuestos a errores epidémicos, como lo están a pestes: quando un pueblo entero está enloquecido con una idea ab- ] surda, o ciego con una preocupación general, el Juez mas despreocupado no podría libertar a un reo conde- nado por la opinión pública. Tal es el efecto de estas fiebres morales, que pocos de los condenados amuerte por hechicería morían persuadidos de la injusticia de su sentencia. Los efectos irresistibles de una preocupación popular se ven a las claras en la parte del Examen In- structivo que trata de la tolerancia Religiosa, j Es posible que el intér- prete y probablemente autor de una Constitución tan liberal como la de Chile, pudiese escribir el párrafo si- guiente, a no entregarse, como de- sesperado, a la corriente irresistible de un pueblo educado baxo la tyra- nia de la Inquisición Española ? "... en Chile no será tolerancia, porque ésta supone necesidad de sufrir, y aquí no tenemos ni conocemos mas culto que el católico. Las demás na- ciones cuando han visto casi la mitad de su población compuesta de otras sectas, cuando han sufrido repetidas, largas y sangrientas guerras civiles de unas sectas con otras para ser mutuamente permiti- das, y cuando hnn formado colonias de hombres de diversas sectas y todos con igual derecho de fundadores ; es cuando han promulgado la tolerancia religiosa, y esto con mil restricciones y peores consecuencias. En Inglaterra promul- gada la tolerancia religiosa, proscribie- ron á los católicos, y en Francia con la misma promulgación, pasaron á cuchillo y espatriaron después á los Calvinistas hugonotes ; en España espelieron á los moriscos y judíos á pesar de las leyes y decretos de tolerancia. Los Romanos, cuya tolerancia se exalta tanto, sacrifi- caron diez y siete millones de cristianos é infinitos judios. La ley Romana de las doce tablas y otra igual de Atenas, prohibían con graves penas el culto es- trangero. En la China y otras regiones de Asia que se dicen tolerantes, nadie puede separarse de los institutos del có- digo moral, que es el código religioso: infelices ciertamente los pueblos donde la pob'tica no cuenta para nada con la Religión ; su código criminal será atroz, y su moralidad corrompida." " En Chile ... no tenemos ni conocemos mas culto que el Cató- lico." No parece sino que se trata de una cierta plañía, o mineral, con- finado a un clima; y no del resul- c2-----„ 20 OBSERVACIONES SOBRE LA tado del entendimiento de cada in- dividuo, empleado en la question mas importante que puede presen- tarse a una criatura racional. " Las demás naciones, quando han visto casi la mitad de su población com- puesta de otras sectas, cuando han sufrido repetidas, largas y sangrien- tas guerras civiles de unas sectas con otras para ser mutuamente permiti- das .... es cuando han promul- gado la tolerancia religiosa, y esto con mil restricciones, y peores con- sequencias." Ahora bien antes de estas divisiones, y guerras, ¿no es- taban aquellas naciones en el estado en que el autor pinta a Chile 1 ¿No eran intolerantes:! ¿No se compla- cían en la idea de que habian de permanecer siempre de el mismo modo ? Pero apesar de todo, el en- tendimiento humano tomó su rumbo. Empezó la persecución, no de unas sectas contra otras, sino de la secta del Estado contra las de los particu- lares, y quando " la mitad de su población" se hallaba en armas para defender su libertad de conciencia ; a la fuerza y de mala voluntad dexa- ron que cada qual sirviese a Dios a su modo. A esta medida atribuye el autor las " peores consequen- cias." ¿ Que es lo que quiere este amigo de los derechos humanos? ¿ Que hubiese continuado la guerra hasta extinguir la mitad de la pobla- ción que disentía í Pero donde apa- rece la mayor confusión de ideas es en atribuir los horrores de la mas feroz persecución, a la tolerancia re- ligiosa. En Francia, con la promul- gación de la tolerancia (dice el au- tor) " pasaron a cuchillo y espatria- ron después a los Calvinistas hugo- notes: en España espelieron a los moriscos y judios a pesar, de las leyes y decretos de tolerancia." ¿ Y que hemos de inferir de aqui? Acaso que la tolerancia religiosa obliga a matar y espeler a traición; y que las mas infames acciones de gobiernos perseguidores son consequencias de la tolerancia ? Por lo que hace a la historia de Inglaterra, el autor está lleno de ideas erróneas y superfi- ciales. Lo que llama proscripción de los Católicos, no seria efecto de la tolerancia, sino del systema opuesto. Las consequencias de la tolerancia religiosa aparecen en In- glaterra con el mayor lustre, y ven- tajas. Las pocas restricciones qué aun existen respecto a los Católicos, son consequencia de la intolerancia del Catolicismo ; carácter que las Nuevas Constituciones de los payses hispanos, han confirmado con sus leyes exclusivas de toda otra secta Cristiana. En tanto que los Católi- cos afirmen que los hombres no pue- den salvarse si no pertenecen a su Iglesia; serán perseguidores por de- ber religioso: y asi será indispensa- ble guardarse de las consequencias de poner el poder legislativo y judi- cial en sus manos. Estos son los fundamentos de las poquísimas re- stricciones que quedan a la tolerancia en Inglaterra. No entro en la ques- tion de si deben continuar 6 no; solo quiero hacer ver que los únicos res- tos de intolerancia que nos quedan,CONSTITUCION POLITICA DE CHILE. 21 son consequencia de otra intoleran- cia que amenaza, aunque remota- mente, nuestra libertad religiosa*. Por lo demás, el traer por prueba de la necesidad de intolerancia en Chile, la leyes intolerantes de Gre- cia, de Roma, y de China, es argu- mento poco digno de un político ilustrado. A no mirarse la religión como un mero instrumento, o muelle en la máquina del Estado, sin aten- der a si es falsa o verdadera, seme- jante argumento es sumamente ex- traño ; pues se reduce a esto. Los Romanos sacrificaron diez y siete millones de Cristianos, luego lo mis- mo debemos hacer nosotros para conservar el Cristianismo. Poca reflexión se necesita para ver dos cosas. 1. Que la existencia del Cris- tianismo, se debe a la victoria que ganó contraía intolerancia religiosa. 2. Que la intolerancia mas feroz no es capaz de contener el progreso de las opiniones con quienes la concien- cia toma partido. Estos resultados obvios deberían bastar para que los legisladores de todo el mundo civili- zado dexasen a cada qual servir y adorar a Dios a su modo, con tal que no perturbe al pueblo, ni que- brante el orden social. Tal vez el empeño de balagar las preocupaciones de las clases inferio- res, y de ganar el pueblo en favor de la nueva Constitución, será la causa de esta mancha odiosa a los ojos de todo hombre sincero, que empaña una producción, por otra parte, de mérito. Pero si asi fuere, créanme los autores de esta lisonja popular, que el fanatismo persegui- dor no se amansa, antes se hace mas feroz con semejante halagos. La causa de la Libertad civil no puede prosperar donde las leyes no prote- gen la propriedad mas estimable, y sagrada del hombre, que es su en- tendimiento. ; Como puede llamarse ciudadano libre, el que por ley con- stitucional de su patria, está conde- nado a someter su conciencia a lo que le dicte la Religión del Estado, y a ser hypócrita, si le parece falsa, ya sea en todo ya parte ? ¿ Que de- recho tiene un hombre sobre otro en materias de esta clase? Enhora- buena proteja el Estado la religión o secta que le parezca mejor : pero ¿por qué razón han de ser los parti- culares, esclavos de la opinión reli- giosa de su Govierno ? Es acaso porque los Goviernos tienen mas certeza de las verdades religiosas que los particulares ! ¿ No está pa- tente a la vista que la intolerancia religiosa establecida por ley protege la religión Mahometana, en unos payses, la Idolatría en otros! Pero, nosotros me dirán los Chilenos, pro- la religión verdadera. Esto * Por casualidad se halla este punto tratado en la Carta Y sobre Inglaterra, inserta en este Número. tegemos ... mismo dirán, y no menos de cora- zón, los Turcos; eso mismo dixeron los que persiguieron de muerte a los primeros Cristianos. Y he aqui la razón principal porque los amantes sinceros de la religión Cristiana de- bieran ser enemigos declarados de la22 CONSTITUCION POLITICA DE CHILE. intolerancia : porque si cada qual emplea su fuerza política en impedir la libertad religiosa, como son mas los que mantienen religiones erró- neas que los que defienden la verda- dera ; esta saldrá perdiendo, por ul- timo resultado. El quanto a la idea de que la li- bertad religiosa dexa sin religión a los pueblos, solo quien no conozca la Inglaterra, puede tratar de soste- nerla. Lo contrario es lo cierto : la religión ha desaparecido de entre las clases bien educadas de Francia, y de España. Inglaterra es indudable- mente el pays donde el espíritu religioso se halla sincero, y activo entre todas clases de gentes; y donde la ciencia y la erudición, no son indicios infalibles de incredulidad en quien las posee. Desengáñense los hombres que piensan, en todos los payses hispa- nos. En tanto que no logren per- suadir al pueblo que la religión Cristiana no obliga a ser intolerante; en tanto que el entendimiento mas noble, tenga que encoger las alas ante el hombre mas zafio, o la vieja mas decrépita, en punto a materias religiosas; la libertad civil de aquel- los payses continuará en una perpe- tua infancia. El disimulo, y la hy- pocresia roerán el corazón del ca- rácter nacional, marchitando en flor los hábitos de valor y denuedo civil, sin los quales no existen virtudes públicas.33 COSTUMBRES HUNGARAS. HISTORIA VERDADERA DE UN MILITAR RETIRADO: CON UNA DESCRIPCION DE UN VIAJITO RIO ARRIBA, EN EL TAMEBIS. Los campos, en tanto que el calor de la juventud está dispuesto como el del vino nuevo, a subirse a la ca- beza, disponen a la alegria bulli- ciosa ; pero, en la mitad del camino de la vida, la belleza campestre, pro- duce un placer que, en su aparien- cia exterior, pudiera equivocarse con la melancolía. Oh amigos de mi juventud! donde quiera que os haya echado la tormenta horrible que ha sumergido la España; si estos renglones llegaren a vuestras manos, y os traxeren a la memoria los dias, que a orillas del Guadal quivir, y Manzanares, ahogábamos en el placer de la amistad, y del campo, la amarga sensación interna de la esclavitud Española : sabed que, al cabo de tantos años, en el reposo de la edad que se inclina a la vejez, y de la adusta experiencia que ha cortado las guias a las alas déla esperanza; vuestro amigo, no puede pasar un dia de verano en las margenes deliciosas del Támesis, sin que la imagen de los compañeros de su juventud, le humedezca los ojos. ¿Porque no están aquvi digo entre mi. i Porque, como yo, no rompie- ron, en üempo, los grillos políticos, con que el falso nombre de patria, remacha las prisiones de los que na- cen donde no se permite a los hom- bres tener voluntad, ni opinión pro- priaí Una esperanza generosa ha doblado sus prisiones. Quisieron hacer bien a un pueblo a quien el veneno de la superstición ha te- ducido al delirio ; y yacen a merced del despotismo y la ignorancia. i Hay acaso remedio para males como los de España i ¿Hay cura para el fanatismo arraygado por siglos ? Mala prueba, empero, va dando la pluma del reposo de que hablé al principio; pero quando una idea do- lorosa se presenta repentinamente al ánimo; helado, o duro, por demás, ha de ser el escritor, que por miedo de unn digresión, no dé suelta, por un momento a sus afectos. Ade- mas, la historia que voy a contar, es triste ; y como los recuerdos que me ocurrieron no lo son menos, tal vez servirán de preparar el oido, como los preludios, de un mismo tono, en la música. Volvamos pues al Tá- mesis. Un dia de verano, en que el cielo incierto de Inglaterra había amane- cido con el aspecto dulcisimo que a veces toma; dispuse valerme de uno de los Barcos de Vapor*, que eu * Véase la Lamina, No. 4, que repre- senta uno de estos Barcos.24 COSTUMBRES HUNGARAS. aquella estación suben diariamente, rio arriba, desde la torre de Londres hasta el hermoso pueblo de Rich- mond. Un vientecillo ligero del sudoeste daba a las aguas y las ho- jas, el movimiento necesario, y no mas, para quitar la quietud macilenta que toman las escenas campestres Ingle- sas, en los dias de calor y calma, a causa de la humedad de que abunda la atmosfera. A poco rato de espe- rar a la orilla, divertido con la escena de actividad que las cercanías de Londres presenten a todas horas, descubrí, por cima del torno ¡inme- diato, la columna movible de humo, que indicaba la cercanía del barco, y en breve apareció, cortando ma- gestuosamente las aguas, rodeado de la espuma que forman las aletas de las ruedas ; en fin, con mas apa- riencia de un monstruo marino que se mueve a discreción propria, que de máquina inanimada a quien la in- geniosidad del hombre da impulso. Páseme en un bote pequeño, y en- derezó acia el barco, que al mo- mento refrenó el Ímpetu con que iba, como si de motu proprio se dis- pusiese a recibir la nueva carga. La subida cómoda y segura; la anchura de la cubierta rodeada de una va- randa agraciada; la variedad de pa- sageros parte sentados parte paseán- dose, como por una gran sala; todos bien vestidos; todos de buen humor, aunque quietos: presentan al no acostumbrado, un quadro de la mayor novedad e ínteres. Pero nada llega a la variedad bellísima que halaga la vista, al paso que el barco se dexa atrás a Londres. Aun antes de per- der esta ciudad de vista, ella sola basta para excitar en la mente un enxambre de ideas, y en el corazón un remolino de afectos. Que gran- deza ! que poder! quantas virtudes! quantos vicios! que acumulación de placeres ! que peso enorme de aflic- ción y dolor, se encierran en aquel mar de casas, de que solo descubro la orilla! El hilo (si es que lo tie- nen), de estas ideas, se rompe al acercarse al gran puente de Water- loo, cuyo igual no se vé en Eu- ropa. Se pasma la imaginación al hallarse surcando las aguas libre- mente baxo los arcos aplanados, que dan paso al rio; al ver la solidez de la estructura, la magnitud de los cantos de granito azulado, y mas que todo la aparente facilidad que la obra presente, después de acabada. Pero si los otros puentes pierden parte de su efecto sobre el especta- dor, después de visto el de Water- loo ; hacen, no obstante, que la ad- miración se aumente por su variedad y su número. El puente de hierro colado, de Vauxhall, por la extra- fieza de su material, y construcción; admira al que lo ve de nuevo, y mu- cho mas al que pasa debaxo de él, y observa la multitud, y complicación de las barras que lo sustentan. Pasado que se ha el Real Hospi- tal de Chelsea, que da magnífico asilo a los inválidos del exército; la escena toma el carácter mixto, ciu- dadano-campestre, que es proprio de Inglaterra. Ambas orillas están salpicadas de casas, y aun de pue-COSTUMBRES HUNGARAS. 25 blos pequeños. Pequeños digo en comparación de Londres, pues Ham- mersrnith, por exemplo, pasaría por villa de primer orden en otras partes. Abundan las casas de campo de gentes ricas, a la margen del nobilí- simo rio, que estrechándose poco a poco, gana en tranquilidad y bel- leza, lo que pierde en raudales. Los jardines reales de Kew, el ele- gante puente de piedra que toma el nombre del pueblecito en que están los jardines ; los edificios que descuellan aqui y alli, en todas di recciones, y parecen moverse con el rápido movimiento del barco; en fin, la multitud de arboles, especial- mente sauces acopados, de las oril- las, que dan a las aguas transpa- rentes del rio un verde esmeralda de la mayor pureza; transportan la imaginación a payses encantados, y la dexan atrás en sus mas atrevidos vuelos. Mas ¿quien podra describir las sensaciones internas, que entre tales objetos, causa la banda de mú- sica, que a deshora rompe, en ecos, que en la expansión del aire libre, pierden hasta la menor aspereza o disonancia l Una orquestra com- pleta, y arreglada daría al aficionado a música, placeres de un orden mas superior; mas enlazados con el en- tendimiento ,• mas coloreados con las fuertes tintas de las pasiones: pero, en vano aspirarla a excitar el vivo, aunque suave, transporte que las vagas vibraciones de un harpa, acom- pañada de tres o quatro instrumen- tos de viento, producen baxo un cielo plácido, toldado de ligerisimas nubes, en tanto que un baxel, mo- vido sin velas, ni remeros, se desliza por cima de mil imágenes de arboles, casas, sol y nubes, que baylan ante los ojos, pintadas en el fondo del rio. Algún rato habia pasado gozando en silencio esta escena, qnando en- tre los pasageros descubrí a un co- nocido, que, habiéndome visto casi al mismo tiempo, se dirigía acia mí. Era este un militar que habiendo servido, aunque extrangero, en el exército Ingles, con mucho honor, y en dilatadas campañas; subió por su mérito a un grado mui alto en él. Los Españoles, acostumbrados al , uso constante de uniformes y distin- tivos, extrañarán que un oficial de tan alta graduación, pudiese confun- dirse entre los pasageros de un barco; sin llamar la atención, por algún tiempo ; pero, es menester que sepan que las costumbres Inglesas, no permiten la odiosa afectación de presentarse al público con distintivos de ninguna clase, a no ser para ir a pa- lacio, en días de besamanos, o quando los oficiales están de facción. Mi conocido (pues el poco trato que hasta entonces habíamos tenido no nos habia aún hecho amigos) se sentó a mi lado, y desde entonces pasamos bastante parte del día en conversa- ción agradable. A la vuelta, apenas pusimos pie en el barco, me dixo que su casa estaba tan cerca de la orilla del Tamesis, y de Londres, de- que tendría mucho gusto en que sembarcasemos en sus immedíacio- nes, y fuésemos juntos a tomar Té,26 COSTUMURKS HUNGARAS. en ella. Admití gustoso el convite, y antes de ponerse el sol, me hallé en una casa, adornada con gusto, pero sin ostentación; asylo en que mi buen General, cargado mas de dolencias, contraidas en sus campa- ñas, que de años, pasaba la tarde de su vida, en honrada quietud. Coló- camenos en la sala principal, sin te- ner que pasar por nuevos cumplimi- entos a la entrada, porque siendo soltero, y sin parientes en Inglaterra, mi huésped vivia solitario. Estaba la sala, que era espaciosa, adornada con varios quadros, y curiosidades, muchas de ellas hechas por manos del General, hombre de habilidad e ingenio. Era dado a la música; y esta circumstancia, contribuyó bien pronto a cierta intimidad, pues, siendo yo de los iniciados en este arte encantadora, siempre he hallado en todos los verdaderos aficiona- dos, una especie de fraternidad Ma- sónica. Examiné los quadros—pla- nos de fortificaciones, de que nada entendía—vi sables e insignias de ho- nor ganadas en el campo de la gloria, que me hicieron bullir la sangre en el pecho; mas nada fixó mi aten- ción, sino un marco, con cristal, que encerraba una especie de Mapa, de relieve, en que los objetos resalta- ban de bulto, casas, montes, y bos- ques. Admiré la destreza de la exe- cucion, y el agradable efecto de la ilusión producida; pues, con poco esfuerzo de imaginación, se podía uno creer sobre algún alto cerro, desde donde descubría a lo lexos, y reducido por la distancia, el pequeño territorio que el Mapa representaba. Era este un espacio de como una legua, a la redonda, con una espa- ciosa casa de campo en el centro, un pequeño lago baxo el recuesto en que aparecía la casa, y várías colinas que ondeaban el terreno en todas direcciones, coronadas algunas de pequeños bosques; y todas ellas con aspecto que indicaba ser aquel sitio un valle de pays montañoso. Viéndome mi amigo (tal nombre no será ya improprio, pues la afición mutua crecía) tan interesado en la escena rústica que tenia a la vista: " Si supiera Vsted (dixo), la historia de ese quadro, creo que lo miraría aun con mas ahinco." Mucho me alegraría de saberla ; le respondí. " A no parecer afectación en un anciano (contestó el General) hablar de sus primeros amores, se la conta- ría a Vsted toda. A la verdad, ha tantos años que aconteció, y tan del todo ha borrado la desgracia hasta las huellas de la familia que habitaba esa casa, que no puede haber incon- veniente alguno en que yo cuente la triste aventura, que me liga el cora- zón a ese sitio. Sentémonos pues, y oiga Vsted la HISTORIA DE UN ANO EN HUNGRIA. Mi padre era Mayor al servicio de Austria quando teniendo yo solos seis años me llevó consigo a Malinas. Viome allí varias veces el Arzobispo de aquella ciudad, Conde de F—, y habiéndome tomado afición, propuso que fuese a educarme a Viena, enCOSTUMBRES HUNGARAS. 27 casa de su hermana la Condesa de S— hasta que hubiese una vacante en la Academia Militar. Mi padre aceptó alegre la oferta, sabiendo que baxo tal protección no podia yo dexar de hacer carrera. Lleváronme, en efecto, a Viena, donde me crié con el sobrino del Arzobispo, quien, como todos sus parientes, personas de grande influxo, me cobraron amor, y promovieron mi educación en el co- legio. Aun no tenia mas que el grado de Teniente, quando el govierno me co- misionó para tomar medidas Trigono- métricas en Hungría. Partí acom- pañado de algunos soldados, para el manejo de los instrumentos Matemá- ticos, y servido, como un principe, Por los Maestros de Postas, que, al oír el nombre de un Militar, comisio- nado por la corte, beben el viento Por servirlo. No se necesita de esta recomenda- ción para que un Militar sea reci- bido con la mayor franqueza, por las gentes ricas. La hospitalidad que reyna en Hungría, la sencillez primi- tiva y pureza de costumbres, que en el tiempo de que hablo, conservaba el bello sexo; aparecerán bien a las claras en la relación que voy a ha- cer, Al mismo tiempo se echará de ver cierta falta de instrucción y finura en los hombres, nacida del retiro en que su posición Geográfica los hace vivir. Tal vez contribuya a retardar 'a civilización, la variedad de len guas que divide los habitantes. Solo una tercera parte de la población habla la lengua Húngara: los demás están repartidos entre la Alemana, y la Ilyrica. Entre las gentes que tienen alguna educación es muy co- mún hablar Latin ; y el extrangero que esté acostumbrado a usarlo fa- miliarmente, será entendido casi en todas partes. Otra de las causas que probablemente contribuyen al atraso de Hungría, son ciertos privilegios nacionales, que aunque reducidos a mera sombra, ofrecen, no obstante, medios de intrigas, y fomento de preocupaciones añejas. Tal es lo que llaman el Concejo de Comitat, en que annualmente se juntan los Señores de cada Provincia, para tra- tar de los intereses municipales. Pero las operaciones de este cuerpo se reducen a convites, y bayles, en- tanto que los negocios, quedan en manos y a discreción de los Eseri- vanos, o Secretarios, que son los únicos que, por lo general, entienden a las gentes del pueblo. Las clases infe- riores, aunque envanecidas con sus an- tiguos privilegios, y en especial con la hidalguía hereditáría, que es tan común como he oído que sucede en Astu- rias, están enteramente sumisas a los grandes Señores, y solo dicen lo que los Escrivanos les sugieren en nombre de ellos. Esta digresión será del caso para entender el pa- sage mas importante de mi historia. Joven, militar, y comisionado por el govierno, no era posible que me faltase obsequio en Presburgo. Vino el Carnaval, en que se estila que la nobleza dé bayles públicos toda la temporada. Los usos del pays, en este caso, son singulares. Si hay28 COSTUMBRES HUNGARAS. tropas de guarnición en la ciudad, o se hallan en ella algunos militares, de paso, reciben billetes de entrada, sin procurarlos. Los Directores ha- cen una lista de los convidados ; y si hay mas hombres que mugeres para el bayle, los primeros proponen nombres de Señoritas sus conocidas, que se insertan en la lista; y solo esto basta para que los padres no puedan, sin impolítica, impedirlas de ir al bayle. Empezaron los bayles, y desde el primero, hize conocimiento con dos hermanas, llamadas las Señoritas de P . . . , jóvenes de gran belleza, y modales amables. La mayor era diestra en el waltz; la segunda, aficionada a contradanzas: asi que las tenia alternativamente por com- pañeras. Gustábanme las dos ; pero mi afición a la mayor crecía de dia en dia. Pero ¿ como habia de pen- sar en fomentar o declarar un afecto que no podia conducir a término fe- liz? Un teniente sin caudal, no po- dia ofrecer su mano a una joven, con mejores esperanzas. Por tanto, lle- gado el ultimo dia, como yo no tenia conocimiento en casa de mi compa- ñera, no pude menos que despe- dirme diciendole: Hemos baylado ya el Kerahus, o conclusión; y en verdad que aqui acaba nuestra histo- ria, 'pues ya no os veré mas. De ningún modo! (me respondió, con un candor indecible) a no ser que queráis huir de nosotras. Todo está ya dispuesto para que visitéis en mi casa: mi padre sabe quien soys; y yo también, estoy impuesta en mas de lo que pensáis. Asi que, si que- réis, mañana podéis ir a vernos. Semejante innocencia me ganó en un momento la parte del corazón que me quedaba libre, si es que todo él no habia sido aprisionado mucho antes. Pero al mismo tiempo hize el mas firme proposito de no abusar, lo mas mínimo del candor de mi amiga. Mi alojamiento estaba en el Cas- tillo Imperial, que dominando, en sentido físico y militar, la ciudad, y el Danubio, presenta una de las vis- tas mas hermosas de aquel reyno. Pero desde que recibí esta cita, hasta que saltándome el corazón en el pecho, parti a hacer la esperada visita, Presburgo, y el Danubio ha- bían desaparecido a mis ojos. Ape- nas entré en la casa quando las dos hermanas se pusieron a mis lados, y me llevaron de la mano, a presen- tarme a su padre. Agitado como me hallaba, me vi tentado de risa a observar que el buen cavallero me recibió, como si fuera Obispo, echán- dome una bendición. Pregunté la causa de tan inusitada ceremonia, y hallé en ella una prueba del estado de superstición, e ignorancia de aquel pays ; pues el objeto de hacerme la cruz, como al diablo, era (me dixeron) evitar que mi venida a la casa fuese con mal agüero. ¡ Oxalá que tal precau- ción hubiese sido efectiva, y que en lugar de una ceremonia supersti- ciosa, hubiera dirigido al cielo un ruego capaz de obviar las desgra- cias, que sin culpa mia, llevaba a aquella familia con mi presencia!COSTUMBRES Continuaba visitando en la casa con la franqueza de un pariente cer- cano, quando el padre me dixo un día; Amigo mió, tengo que pediros un favor: mi muger está algo indis- puesta ; y me impide que vaya a mi hacienda de campo, como Labia in- tentado. Mis hijas saben manejar mis negocios tan bien como yo : Pienso, pues, mandarlas, en mi lu- gar ; y os estimaría infinito que las acompañaseis. Semejante petición, de parte de un padre, en otros pay- ses. parecería no menos desatinada ^e indecente: en Hungría se mira- ba sin la menor sospecha, o censura. Admití por supuesto, la propuesta, confiado en mis sentimientos de ho- n°r, y en la pureza de alma de las jóvenes a quienes iba a acompañar, que era bastante a contener en su deber a qualquiera que no fuese un monstruo. Ese valle que veis ai representado, fue la escena de un amor silencioso, que no hubiera sa- lido de mi pecho a no ser por la mala suerte que trataba de halagarme en falso, para hacer mas sensibles las desgracias que estaban prepara- das para mí, y mucho mas para el inocente objeto de mi pasión. Por lo que hace a mi residencia con las dos hermanas, la alegría ju- venil, y chancera con que me trata- ban, me hacia una especie de es- clavo voluntario de entrambas. Un dia que el padre vino a visitarnos, me halló a poca distancia de la casa, diseñando el Mapa de que después saqué ese de relieve. Encontróme sentado sobre la hierba, baxo un HUNGARAS. 29 árbol; pero sin zapatos. ¿ Que es esto, amigo (me dixo) queréis ahor- rar el sueldo, reservando el uso de zapatos para la ciudad ? No Señor (le respondí) mis zapatos están en poder de vuestras hijas, quienes me los embargan quando intentan que no me separe de la Hacienda. Rióse a carcaxadas, el buen hombre; y, en seguida quiso averiguar lo que estaba haciendo. Miró el Mapa; mas tal era su ignorancia, que no podia comprehender su objeto. A fuerza de esfuerzos logré explicarle la representación de los objetos que tenia presente: vió alli su casa, el lago, los montes, y bosques; y quedó pasmado, teniéndome casi por brujo. La situación en que me hallaba, aunque en extremo agradable, no podia durar mucho sin que produxese una crisis, o tan feliz que no era ni para soñada; o tan dolorosa, que debia amargar el resto de mis dias. Acercábase, en efecto, el tiempo en que era indispensable mi partida; y esto, sin haber, ni por insinuación, propuesto mi enlaze con la que ya era objeto de una pasión arraygada. Sumergido en estos pensamientos la alegría que me animaba al principio de esta aventura, se convirtió en un abatimiento que se aumentaba de hora en hora. En vez de proponer paseos, y diversiones como al prin- cipio, me retiraba mecánicamente, y casi sin saber donde iba, a la som- bra de un árbol, con papel y lapi- cero, como si fuese a dibuxar; pero al cabo de horas, me hallaba que no hubia tirado una linea.30 COSTUMBRES HUNGARAS. Embebido en mis confusas ideas, una mañana, me hallé, de súbito, con las dos hermanas, que lenta- mente, se habían acercado por el bosquecillo en que me hallaba. Ve- nían dadas del brazo, y la menor parecía ser la que guiaba: el objeto de mi amor echó una ojeada hacia donde yo estaba, y tiró un poco atrás a su hermana, subiéndole el color a la cara. La mas joven re- bosandole el rostro vida y alegría, opuso a este movimiento otro tirón mas fuerte acia mí, apretando con la mano izquierda la derecha de su hermana, y diciendole con tono de afectuoso enojo una o dos palabras que no pude entender. Dirigióse, en seguida, a mí, y con su acostum- brada viveza, " Vamos a cuentas, amiguito (me dixo): en nuestra casa no se sufren melancolías. Dígame Vsted la causa de su tristeza, o si no, le quitamos al punto los honores de nuestro Cavallero Andante." For- zando al semblante una sonrisa, tra- taba de responder en chanza; pero faltáronme las palabras que inten- taba. En lugar de ellas, se me es- caparon quexas contra la suerte que preparaba nuestra separación, de alli a pocos días. " Conque, según eso (continuó la menor) sentís dexar- nos." Sabe el cielo, contesté, que nada me puede ser mas sensible. —" ¿A entrambas igualmente?"—El bochorno que cubrió, desde la frente al cuello, a mi querida, me cegó en un instante los ojos del miramiento, y tomando con ardor su mano, y lie- vandola a mis labios, la solté a! mo- mento para coger entre las dos mias la derecha de la agraciada media- nera. " Muy bien está, Señor mío! (dixo con afectada seriedad) ya veo que Vsted no me quiere a mí. Mas, como soy generosa, no quiero tomar venganza. Sabed pues, Tristísimo Caballero, que yo he pedido a mi hermana para vos; y que solo tenéis que daros priesa a obtener el grado de Capitán, para lograr la incompa- rable dicha, el alto honor et cetera, et cetera,de ser su marido." "Vaya ! el hombre, se nos ha convertido en estatua." Tal seguramente me sentí por al- gunos momentos. ¿ Es posible que no me engañáis? dixe transportado. " No, no, te engaña, amigo mió, re- spondió, mi adorada; y arrojando los brazos al cuello de su hermana, le bañó el rostro con lagrimas agra- decidas."—Dichoso yo ; mil veces di- choso ! la condición de mi ascenso, que se me impone, se va a cumplir dentro de pocos dias. Separémonos ahora, pues mis deberes militares lo exigen, y en breve me veréis aquí, con mi otra charratela, a reclamar la promesa de la mano que adoro. En vano seria pintar la felicidad agitada de los dias que antecedieron a la partida, ni los afectos encontra- dos de la separación. Por lo que hace a mi, el horizonte de mi espe- ranza aparecía sin un celage, hasta que, habiendo recibido mis amigas una carta de su padre mandándonos volver a la ciudad a causa de que esparaba por huésped al Señor de S—, la hermana menor me dixo:COSTUMBRES " Ese Señor, es hombre que se me opone! cuidado, amigo mió, cou no disgustarlo, porque mi padre uo tiene mas voluntad que la suya." Cierta sospecha me desasosegó al oír esto; pero, habiendo sacado en claro que el dicho hombre era ca- sado, desapareció de mi imaginación todo recelo. Fuimos a la ciudad, y en breve fui presentado al gran per- sonage que venia por huésped. Hallé en él un hombre de entre quarenta y cincuenta años, ignorante, pom- poso y vano, con poquísima finura, y mucha afectación de franqueza gro- sera. A no haber sido por mirami- entos debidos a la casa, y a mis rela- ciones entabladas con la familia, le hubiera, tal vez, costado cara la muestra que nos dio un dia, de esta atrevida libertad de modales. Nos Rabiamos levantado de la mesa, y las señoras estaban asomadas a un bal- c°n; quando el Señor S— acercán- dose sutilmente a mi amada, le echó un brazo a la cintura diciendo, " este tamaño ha de tener el talle de mi segun- da muger, quanto enviude." Hirvióme 'a sangre en las venas; pero la pru- dencia me contuvo; y en breve ol- vidé al estúpido noble, y su medida de esposas futuras. Nuestro apetecido enlaze se hu- biera verificado antes de mi partida, si la promoción que esperaba de dia en dia, no se hubiese detenido por una intriga desgraciada. Hize men- ción al principio, del Concejo de Co- mital que se reúne todos los años en las Provincias de Hungría. El de la que habia sido por tiempo HUNGARAS. 31 considerable mi residencia, movido por la emulación que reyna entre los militares y paysanos, formó una es- pecie de proceso contra mí, lleno de acusaciones falsas, o infundadas que los Escrivanos sonsacaron a las gen- tes del pueblo. La mas grave era que uno de mis soldados habia, de mi orden, dado algunos palos a un hidalgo. La verdad del hecho es, que hallándome en un pueblo pe- queño, en que hasta los basureros son hidalgos, rompió un incendio, a que acudi con mis soldados. El Magistrado principal, que estaba presente, me pidió auxilio para hacer que las gentes ayudasen a ahogar el fuego. La cobardía, y resistencia de algunos de los presentes me ob- ligaron a recurrir a la fuerza. Tal fue el cimiento de la acusación que detuvo al Concejo de Guerra en darme la Capitanía, hasta que ave- riguado el caso, no solo me dieron mi ascenso, sino que reprehendieron severamente al Comiiat. Pero el daño que resultó de esta tardanza, deteniendo mi casamiento, no habia poder humano que pudiese repa- rarlo. Procedí, por algunos meses, a lo restante de mi comisión, siempre festejado de quantas gentes de for- ma vivían en la vecindad en que me hallaba. Pero la palabra vecindad, necesita de esplicacion, hablando de Hungría. Por exeroplo, un Coronel retirado a quien hallé en una casa donde me daban un convite, me dixo que no permitiría que me sepa- rase de su vecindad, sin ir a verlo.32 COSTUMBRES Lo que él llamaba vecindad, era una distancia de treinta leguas. Es ver- dad que la excelencia de los caminos, y la prontitud con que se ponen las remudas de quatro caballos, hacen' que las distancias de esta clase sean insensibles. Habiendo aceptado este convite hize mi arreglo para pasar algunos dias en una casa, a lo que entonces sabia de ella, enteramente descono- cida para mi. Tomé mi silla de posta; y estando para concluir la jornada, vi dos hombres a caballo que, al galope, se acercaban. Ape- nas estuvieron a distancia de verme quando volvieron la grupa y corrie- ron a rienda tendida. Vílos entrar en la casa como cinco minutos antes que yo llegase. Al punto que me acerqué a la puerta, salió un grupo de aldeanos y aldeanas a recibirme con instrumentos de música campestre, y la campana del Castillo *, empezó a repicar. Una Dama, vestida a la Húngara, se presentó en el porche, alargándome la mano con muestras de antigua amistad. Mi sorpresa fue no menos grande que agrada- ble, al reconocer a una Señora, a quien desde mis primeros años habia tratado en Viena. Habíase casado con el Coronel que me convidó; y sabiendo ella que yo me hallaba donde estaba su marido, le escribió que insistiese en que le hiciera una visita, sin decirme, que venia a ver a una amiga. * Castillo, en el sentido de la palabra Francesa Chatcau; Mansión Señorial en el campo. HUNGARAS. Aunque con el corazón siempre donde estaba mi amada, los dias pasaban para mi gustosamente en esta mansión agradable, donde todo me halagaba, todo sonreía a mi vista. Pero un dia en lugar de la carta acostumbrada de mi futura esposa, hallé una con sobrescrito de letra de su hermana. Abrila agitado, temi- endo que estaria enferma, quando .... la vista me faltó al leer la mitad de su contenido. El Señor de S— habia enviudado, no sin sospecha de haber apresurado la muerte de su muger; y al cabo de un mes de luto, habia pedido, a la que debia ser mia. Según me de- cía su hermana, la fortuna de su padre, estaba pendiente de la vo- luntad de aquel hombre, que podía, y aun amenazaba, arruinarlo, si no fomentaba su pretensión. A lo que entendí después el padre de mi des- graciada habia aumentado su caudal negociando con los intereses de la caxa militar que, como Comi- sario, habia tenido a su cargo: de- lito de Estado, que no se perdona en Austria. El Señor de S— te- nia en su poder, papeles que proba- ban el hecho. Pero volviendo a mi querida, la resistencia que hacia a la propuesta habia irritado al padre, quien bárbaramente la habia hecho encerrar en un Castillo, cerca de Tirnau. Este golpe mortal disipó, en un instante las visiones deliciosas de fe- licidad que, hasta entonces, se pre- sentaban, dia y noche, a mi imagi- nación exaltada. Mi amiga y hues-COSTUMBRES peda, so esforzó, quanto pudo, a consolarme: yo mismo procuraba mantener en vida mi amortecida es- peranza, con la idea de que era im - posible que un padre tan amante de una hija, que lo adoraba, tuviese corazón para sacrificarla. Mas a po- cos dias me llegó una carta de él mismo, suplicándome, por la afición que me habia mostrado en el seno de su familia, y, si no quería verlos a todos sepultados en la indigencia; que escribiese a mi querida releván- dola de la promesa que me habia dado, y poniéndola en libertad de contraer otro casamiento. Apenas leí esta carta quando arrebatando la pluma, entre la indignación y la lásti- ma, le incluí una carta para la infeliz en quien mi vida estaba cifrada, dándole la prueba mas dolorosa, y desinterasada de mi amor, en la re- nuncia que hacia de su persona. La violencia que me hize al dar egte paso causó mas daño en mi sa- HUNGARAS. 33 lud que lo que yo imaginaba. Dexé 'a mansión de mi amiga de Viena Para proseguir los trabajos de mi comisión: y aqui tengo que describir °tra escena de hospitalidad Hún- gara, que, aun después de las ya dichas parecerá increíble a los que no la han experimentado. Mi pri- mer jornada fue a un pueblecito en donde solo habia una posada, y una casa de campo de una familia noble, ^irigime a la primera, como era re- gular ; pero la Patrona me dijo que tenia orden de no recibir a ningún oficial: sino mandarlo a la casa de enfrente. Entré con mi carruage en Tomo II. la casa, donde los criados me reci- bieron con atención; mas, al oh* que solo la Señorita estaba en casa, mandé, al momento, que me lleva- sen a otra parte. En esto se pre- sentó una joven, de bella presencia, que, sin mas ni mas, dio orden a sus criados de desempaquetar mi zaga. Dixome que esperaba a sus padres de vuelta de un viage corto, aquella noche; pero no habiendo llegado, ella sola hizo el agazajo debido a un huésped con la mayor gracia y mo- destia. Sabiendo que habia de par- tir muy de mañana, no permitió que los criados preparasen mi almuerzo sin estar ella presente. Parti, sin saber como darle cumplidas gracias; pero bien pronto, la fiebre que de dia en dia habia ido apoderándose do mí, me quitó enteramente el sen- tido. Al cabo de veinte dias volvi en mi, y me halle en cama, sin fuer- zas para moverme. Reconocí a mis criados, de quienes supe, que quando me acometió el delirio en la silla de posta, me volvieron a llevar al pue- blo donde habia dormido la noche anterior: que tanto la Señorita como sus padres, continuaron a mi cabe- cera, hasta que por falta de Médico, y por oír, que de quando en quando nombraba a Tunfkirchen, me habian hecho conducir con el mayor cuidado a dicho pueblo, que era donde me hallaba. Recobré poco a poco las fuerzas ; y durante mi convalescencia me llegó la patente de Capitán, que a haber venido antes, me hubiera hecho fe- liz, y hubiera salvado la vida a la Dte COSTUMBRES HUNGARAS. desgraciada que ya, a este tiempo, I se hallaba en los odiosos brazos del bárbaro que la obligó a ser su mu- ger. Pasaron algunos meses, y quando menos lo esperaba recibí una carta de la hermana menor, en que me decia que su hermana se hallaba a las puertas de la muerte, habiéndosele pegado la calentura, de modo que los médicos la habian de- sauciado: que su marido se habia ausentado dexandola en tan deplora- ble situación; y que la moribunda me suplicaba, por el amor que la habia traído al ultimo trance, que la viese antes de espirar: y en fin, que la entrevista se baria en presen- cia de su Medico, y su hermana, para evitar los tiros de la maledi- cencia. Parti al momento : llegué a la casa donde raí amiga, la madrina de mis desgraciados amores, salió a recibirme bañada en lagrimas. Pin- % - tar la escena que se verificó en se- guida, jamas me ha sido posible, aunque está grabada con colores de fuego en mi mente. Cinco meses después, selló la muerte la separación que el egoísmo de un bárbaro habia efectuado. El mismo falleció en breve de resultas de sus excesos : y como, si hasta en la sepultura, no pudiese dexar de perseguir a la infeliz familia cuya mas preciosa joya había empañado con su brutal aliento; los papeles por miedo de los quales forzó al pa- dre a causar la ruina de su hija, que- daron expuestos al examen del Go- vierno: ¡ con tal vileza los habia conservado hasta el fin, para domi- nar en la familia del suegro! Estos documentos conduxeron al desdi- chado padre de mi querida a una cárcel. Confiscáronle sus bienes: murió su muger de aflicion ; y su hija menor, la generosa amiga de mi juventud, tuvo que retirarse a un convento ; desde donde me comu- nicó la muerte de su padre, quien no pudo sobrevivir a tantas calami- dades. Por varios años continué reci- biendo cartas de esta amable joven. De pronto cesó la correspondencia; y no tengo duda que la muerte des- gajo la ultima rama de una familia a cuya sombra crei, en otro tiempo, que mi felicidad no conocería límites. Ved amigo! los engaños de la es- peranza humana, en este anciano, enfermo, y solitario! I L33 CARTAS SOBRE INGLATERRA. CARTA V. Sobre el estado Moral y Religioso de Inglaterra. ÍjAS sectas Cristianas que existen » presente son como unas cin- cuenta; y casi todas ellas tienen partidarios en Inglaterra. Que mon- struosidad! dirán nuestros Españoles rancios. Lo mas extraño es que de gentes cuyas opiniones son tan di- versas en materias religiosas, se compone una de las naciones mas notables por su espíritu público, su patriotismo, y su obediencia a las 'eyes, que se ha conocido en el mundo. Si se notan algunos vesti- gios de inquietud, son nacidos de *as levísimas restricciones que la Legislatura de la nación cree aun Ser necesarias contra las opiniones intolerantes de los Católicos. No He toca a mi decidir en punto a estas medidas de precaución que tan dividida han tenido y tienen la opi- nión de los Miembros mas sabios del Parlamento; solo quiero que notes en este exemplo práctico la tenden- cia de la intolerancia religiosa aun °,uando se halla reducida a una mera sombra. Por el contrario, quanto mas completa es la imparcialidad de un Gobierno en quanto a disputas Teológicas otro tanto pierden estas de su fuña y veneno. Testigos los Estados Unidos de America donde el Gobierno no ha tomado partido con ninguna de las sectas Cristianas. Y para no separarme de mi asunto, testigo la Inglaterra donde la cari- dad fraterna que es el verdadero dis- tintivo de los discípulos de Jesús, se ve crecer cada dia a pesar de la mas grande variedad de opiniones sobre los dogmas abstractos de la Teología. La Historia Ecclesiástica apenas presenta otra cosa durante mil y seiscientos años que una guerra continua de secta contra secta, sin que jamas pudiese verificarse la re- conciliación de dos partidos. Jamas en tan largo tiempo se vio estable- cida la paz, a no ser sobre la ruina de una de las facciones que se ha- cían la guerra. Mas fácil hubiera sido mezclar el fuego y el agua, y combinar la noche con el día que reunir a un Católico y a un Arriano —a un Pelagiano y un discípulo de San Agustín. Mas ; por qué espe- cie de encanto se ven ahora aqui las sectas mas opuestas no solo viviendo en la mas profunda paz como ciuda- danos, sino unidos también como Cristianos ? El encanto no es otro que la Libertad; ó en otros térmi- nos, el hallarse todos igualmente desarmados por la ley, y sin medios de llevar adelante las contiendas espirituales con armas temporales. D 2 ICARTAS SOBRE INGLATERRA. Los progresos de esta mutua tole- rancia entre todos los que profesan ser discípulos de Cristo, se han visto clarisimamente en la Asociación lla- mada de la Biblia. Este cuerpo es tan notable en todas sus circun- stancias, y está tan intimamente unido con quanto tiene relación con el estado actual de la Religión en Inglaterra que sera preciso darte al- guna noticia de él antes de pasar al objeto principal de esta carta. Quando empezó la Reforma de Luthero, el empeño de todos los que se separaron de la iglesia Romana era hacer general la lectura de la Biblia, como medio seguro de au- mentar su partido. Pero aunque este deseo de hacer prosélytos se ha entibiado en casi todas las iglesias Protestantes, la veneración que en un principio mostraron a las Santas Escrituras, no ha padecido decaden- cia en el discurso de trescientos afios. Asi es que entro las gentes piadosas ha sido costumbre mui ge- neral el repartir Biblias entre los pobres; y el difunto rey Jorge III, hombre excelente y dotado de un corazón benéfico, solia decir, que " no estaría contento hasta que no hubiese muchacho ingles que no tu- viese su Biblia." Este deseo se hizo tan general algún tiempo ha, que en 1804 se formó una Sociedad volun- taria (como es costumbre de estos reinos para qualquier negocio púb- lico) con el único objeto de repartir Biblias sin notas ni comentario al- guno, no solo en el reino de la Gran Bretaña y sus dependencias sino por todo el mundo hasta donde alcanza- sen los medios de la Asociación. La multitud de las subscripciones que se juntaron fue tal que en breve se vio que el proyecto se extendería aun mucho mas de lo que esperaban sus promovedores. Seria imposible darte el pormenor de las operaciones de esta asociación sin llenar un volu- men. Baste que formes ¡dea de el- las por los siguientes datos. Los gastos hechos por la Sociedad de la Biblia desde su fundación hasta 1824 suben a £1,164,963, ó cerca de seis millones de duros. Las asociaciones auxiliares, y extrangeras formadas baxo su influxo en las quatro partes del mundo son 1005. Las lenguas en que ha hecho traducir las Escri- turas ó en que ha reimpreso traduc- ciones ya hechas, 140. Los exem- plares de la Biblia entera que ha repartido son 1,723,251: los del Nue- vo Testamento de por sí 2,529,114. Resultados tan inmensos no pueden ser efecto de otra causa que un espíritu religioso en extremo activo y general. Pero lo mas notable e9 la unanimidad con que concurren a esta grande empresa los miembros de todas las iglesias Protestantes por diversos que sean sus dogmas. Olvidándose de los puntos en que difieren, solo tien enpresente las doc- trinas benéficas, sublimes, y consola- doras en que concuerdan, y en vez de agarrarse de qualquier distinción metafísica, ó de alguna palabra in- inteligible para maldecir, y acosar como a bestias feroces a quantos no concuerdan en todos los puntos yCARTAS SOBRE 1NGLATI5RRA. 37 comas de su profesión de Fé, se reúnen como hermanos con quantos se hallan dispuestos a propagar los puntos esenciales del Evangelio, en que todas las sectas convienen ; de- ludo a cada qual la exposición de sus mysterios según que pueda, o «rea que puede entenderlos. Quanto "tejer, quanto mas conforme al espi- ntu de Christo es este plan, que el de los que labran calabozos, y en- venden hogueras para obligar a otros a profesar, de labios afuera, los dog- mas que ellos creen ser de esencia del Cristianismo í Aun el Filósofo mas indiferente sobre las doctrinas Teológicas de la Religión Cristiana °o puede menos de alegrarse al ver que la causa ó impulso que tanta sangre ha hecho derramar en el mundo, haya tomado un rumbo tan °Puesto; y que el espiritu religioso promovió las Cruzadas, envié ahora expediciones a los parages ^as remotos de la tierra—a los In- ^os de la America Septentrional, a 1qs habitantes de las islas del Mar Pacífico, a los salvages de la Nueva Zelanda, a los Cafres y Hotentotes, e» una palabra, a quantos pueblos carecen de los bienes y luces de la c»vilÍ2ac¡0D; el medio mas eficaz de Mejorar su condición y estado, y de ponerlos en camino de acercarse al n¡vel de las naciones de Europa. La misma tolerancia y caridad fraterna que ha dado origen y fo- mento a la Sociedad de la Biblia, mantiene otra multitud de Asocia- ciones que envian misioneros a los países remotos, y poco ó nada civi- lizados. Por supuesto que cada qual de los Misioneros lleva consigo sus doctrinas y dogmas particulares: ; mas que importa que el pobre Indio, o el salvage de la Nueva Holanda se llame Calvinista o Lu- terano, con tal que aprenda a amar a su próximo, a someterse a los preceptos morales, a domar sus pasiones, y a esperar una eternidad dichosa; y por consequencia infali- ble, su entendimiento se abra, su reflexión crezca, y sus facultades ra- cionales broten y se despleguen una trasoirá? ¿Que otro impulso que el del . . . (llámasele enorabuena) entusiasmo religioso pudiera haber llevado a Otaheite a los misioneros que a costa de doce o quinze años de peligros, y sufrimientos han logrado desterrar las costumbres mas abomi- nables y crueles de aquella nación; han reducido su lengua a reglas de gramática, acomodándola al alfabeto Romano, y habiendo traducido los Evangelios en ella, y enseñado a los naturales a leer su proprio idioma, han coronado está grande obra con establecer una imprenta en aquella remota isla. Tales son los frutos del espirita religioso quando se halla despojado de autoridad y poder. El ardor y vehemencia con que siempre va acompañado, y el deseo que inspira a los que posee, de emplearse en obras agradables a la Deidad; pone en movimiento las pasiones mas ac- tivas del hombre. El orgullo, que en materias sociales, o de interés publico es, acaso, la mas fuerte, estáas CARTAS SO ti RK INGLATERRA. siempre pronto a revestirse de celo, ¡ y. a perseguir en nombre de Dios, i Pero dondequiera que el poder civil impide estos atentados contra la li- bertad natural del entendimiento hu- mano, el celo religioso, se endulza con el tiempo, y viéndose en la al- ternativa de reducirse al pequeño círculo de una secta, obscura entre tantas otras; o de reconciliarse con todas ellas a fin de abrir campo a su actividad; se ve obligado a buscar puntos de reunión, y a adoptar ideas francas y liberales. La diferencia de opinión entre las diversas sectas, o denominaciones, como se llaman aqui, no es tan grande como se figuran los que no saben mas de ellas que los nombres. De los tres ramos principales de Di- sentidores — Presbyterianos, Inde- pendientes y Anabaptistas los dos primeros se separaron de la iglesia Anglicana por puntos de mera disci- plina eclesiástica. Pero el nombre de Presbyterianos debiera limitarse a la iglesia de Escocia donde la au- toridad eclesiástica reside en los Presbyterios, o asambleas de Anci- anos, a imitación, según creen, de las iglesias Apostólicas. Los Inde- pendientes de Inglaterra convienen con la iglesia de Escocia en negar la autoridad del orden Episcopal; pero cada congregación con su Pastor, forma una iglesia distinta e indepen- diente-, en tanto que todas las de Es- cocia forman la de aquel reino, y se govierna por la Asamblea General de los diputados que envían los Presbyterios. Los Baplistas (que asi quieren llamarse para no confun- dirse con la fanática secta de los Anabaptistas del siglo xvi) toman este nombre a causa de su costumbre de administrar el bautismo a las per- sonas que reciben en su gremio, por creer que el de los párvulos no está fundado en la autoridad de la Escri- tura. En su govierno eclesiástico no se distinguen de los Independi- entes. En cada qual de sus iglesias hay un Baptisterio, en forma de un gran baño a que se baxa por gradas. El Ministro llevando de la mano al Neópbyto, vestido de un ropón de flanela blanca, lo sumerge, en pre- sencia de la Congregación, pronun- ciando la formula del bautismo. Esta ceremonia que por agena de nues- tras costumbres acaso se te figurará ridicula, es por el contrario, de- cente, y devota en todo su porme- nor. Lo que tal vez te cogerá mas de sorpresa es el gran saber, la eru- dición y eloquencia que abunda en- tre el clero ó ministros de estas tres denominaciones. Para su educación tienen varios colegios en diversas partes del reino y en ellos profesores de gran reputación por su virtud y literatura; y de entre ellos han sa- lido muchos de los escritores mas celebres de Inglaterra, especialmente en materias Teológicas. La muni- ficencia y riquezas de los miembros de estas iglesias o sectas, son los úni- cos, aunque abundantes fondos con que se han erigido y se mantienen ' sus Escuelas. i La libertad intelectual que gozan los miembros de estas iglesias es aunCARTAS SOBRE INGI,ATKRRA. 39 Mayor que la de la iglesia Anglicana. En ella, los dogmas teológicos cuya creencia se supone en sus miembros, están comprehendidos en Treinta y Nueve Artículos ; y aunque ni todos ellos se tienen por de igual impor- tancia, ni se obliga a nadie a que los reciba o profese ; es condición pre- cisa para recibir ordenes sacras, para obtener qualquier beneficio, para to- mar grados literarios, y otras varias cosas de este género, el subscribir los Artículos, asegurando que la per- sona que firma su nombre los recibe y cree con toda sinceridad. Entre 'os Disentidores no se requiere nin- guna profesión de Fe, a no ser la creencia en la autoridad de la Biblia. Los Ministros de las iglesias inde- pendientes de Inglaterra pueden pro- seguir sus estudios teológicos, y ar- reglar su Fé en los puntos dudosos, 8egun les dicte su conciencia, sin temor de tener que abandonar su Ministerio o conservarlo a expeusas de su sinceridad: a no ser que lleva- dos de un zelo indiscreto choquen tan de frente con las opiniones de sus oyentes que lleguen a causar es- cándalo. El sabio Lardner cuyas °oras sobre la Religión Cristiana, s°n el gran deposito de documentos de donde han tomado sus datos los Apologistas modernos ; fue uno de *os exemplos mas notables de esta übertad intelectual. Educado entre los Independientes de Inglaterra, exercio el Ministerio pastoral por mas de cincuenta años con edificación y provecho de sus oyentes, sin que obstuse a ello la opinión errónea, 80 mi opinión, que abrazo en su vejez, de que el Nuevo Testamento no en- seña positivamente la Divinidad de Jesu-Cristo, y que solo lo pinta como un Mensagero de Dios, dotado de las mas altas perfecciones de que es capaz la naturaleza humana. Pero esto me pone en memoria de los Unitarios secta que se ha au- mentado considerablemente durante los últimos treinta o quarenta años. Lardner, aunque en su creencia se hizo uno de ellos, no por eso se se- paró de su iglesia, ni alarmó a sus oyentes con sermones sobre este punto; limitándose a instruirlos en la moral, y a excitarlos al cumpli- miento de sus deberes. Pero hubo aquí, habrá como treinta años, un clérigo de la- iglesia Anglicana, hom- bre de saber, y de una vida exem- plar, llamado Lindsey que disfrutó por muchos años uno de los mejores beneficios del condado de Yorkshire. Empleaba su vida en las funciones de su ministerio, y en estudios Teo- lógicos, quando empezó a formar la misma opinión que Lardner, acerca de la doctrina del Nuevo Testamento sobre la Divinidad de Cristo. El resultado de diez años mas de estu- dio fue una persuasión tan fuerte de que las Escrituras no enseñan la ex- istencia de tres personas en Dios; que desistiendose de su vicaria, que le daba setecientas Libras esterlinas, o 3,500 duros al año publicó una exposición 6 manifiesto de sus moti- vos y razones, y se quedó, como de- cimos a pie. Varios individuos que habían adoptado las mismas opiniones40 CARTAS SOBRE INGLATERRA. lo convidaron a ser su Pastor, en una capilla Unitaria que habia en Londres. El zelo, la piedad, y el notable desinterés de Lindsey hizo crecer el número de Unitarios de modo que en el dia existe una aso- ciación para imprimir y distribuir libros contra las doctrinas comun- mente recibidas acerca de la Trini- dad y para enviar Misioneros por los pueblos que enseñen Unitaris- mo, ó el dogma de un solo Dios en una sola persona. El motivo que alegan para este extraño zelo, es que a su parecer, el mysterio de la Tri- nidad es causa de que crezca el numero de los que desechan la reli- gión Cristiana; y como no creen que tal doctrina se halle en la Escritura, interpretada en su sentido primitivo, piensan que hacen uu gran servicio a la religión pintándola en sus origi- nal sencillez. Por lo demás los Uni- tarios creen no solo en la misión di- vina de Cristo, sino en su Resurrec- ción, y en la autoridad de la Escri- tura ; puntos importantes en que se distinguen de los Deístas. Los Uni- tarios no reconocen a Socino por Maestro, ni gustan de que los lla- men Socinianos. Hay entre ellos hombres de talentos y literatura que están a la cabeza de varias escuelas 6 Seminarios en que educan a los jóvenes de su secta; La conducta del Clero de la Iglesia Anglicana respecto a los Unitarios en estos tiempos merece los mayores elogios y muestra el progreso que ha hecho el espíritu de moderación y liberali- dad entre sus individuos. Las leyes perseguidoras y t.yránicas que en tiempos pasados se habían hecho contra los Sectarios, o Disentidore9 estaban muí pocos años ha, en toda su fuerza contra los Unitarios; aun- que casi nunca se ponían en prác- tica. Confiados en las ideas liberales del Parlamento, los Unitarios pre- sentaron una petición, en mi tiempo, suplicando los igualasen con los de- mas Disentidores, librándolos del gravamen y molestia que la existen- cia de semejantes leyes les causaban. El Bill o proyecto de ley fue apro- bado por la Cámara de los Comunes, y en la de los Lores donde tienen asiento los Obispos, no hubo quien alzase la voz contra la ley propuesta. Y no creas que esto fuese efecto de indiferencia sobre las dogmas de los Unitarios. El discurso del tiempo, y la semejanza de las doctrinas que mantienen los Independientes y Pres- byterianos con las de la Iglesia An- glicana han hecho desaparecer hasta la sombra de zelos mutuos entre sus miembros. No asi con los Unita- rios. Contra ellos se dirigen fre- quentemente los escritos, y sermones de los Obispos y Clero Anglicano; y un Unitario declarado y activo es mirado entre este clero con no muí mejores ojos qne un Herege en Es- paña. Pero si los Unitarios son tenidos por la guardia avanzada de los ene- migos de la Iglesia del lado de la filosqfia ; los Metodistas son la tropa en masa que la ataca de la parte del fanatismo. Los Metodis- tas tuvieron su origen en el zelo deCARTAS SOBRE dos clérigos jóvenes que, al principio de su carrera no intentaron formar secta a parte; pero llevados de su fervor, se fueron separando paso a paso de las costumbres y opiniones de la Iglesia Anglicana hasta atraerse primero la burla, y succesivamente los dicterios, e insultos del clero, que ahora ochenta años (época en que empezó el Metodismo) no era tan moderado como al presente. l*ara darte idea en pocas palabras de lo que son les Metodistas bastará de- cirte que en España se les daría el nombre de Beatos. Al fervor con 4ue se emplean en obras de benefi- cencia Cristiana, y a un método de vida retirado y severo, añaden cier- tas ideas de regeneración y de nacer de nuevo en espíritu, que toman de Ul» pasage del Evangelio de San Juan, del qual quieren hacer la llave Maestra de toda la Doctrina Cris- tiana. Aseguran que esta regener- ación ó nuevo nacimiento se verifica en todos los elegidos de un modo tan evidente a la persona en quien se hace, que no le queda ni la menor duda de su salvación. Do aquí es lúe se entregan a raptos de alegría y agradecimiento, correspondientes a la melancolía y casi desesperación que preceden a esta seguridad, y que creen que es el paso indispen- sable con que se prepara al alma, hu- millándola para que después no se ensoberbezca. Tu que has leido a Santa Teresa de Jesús, y a su Maes- tro y Director San Juan de la Cruz, echarás bien de ver quan semejantes son todos los delirios de los hombres, INGLATERRA. 41 apesar de la variedad en los porme- nores que nacen de la diversidad de circunstancias. Aqui tenemos, mu- dados los nombres, el estado de pru- eba y sequedad, la via purgativa, y la unitiva. En fin, la vez primera que lei una relación circunstanciada de las conferencias espirituales de los Metodistas, se me figuró que el autor había pintado las Escuelas de Chrislo, de España. Los Metodis- tas dan cuenta de su progreso espi- ritual, de su faltas, y de las impre- siones que han recibido en sus almas. Si no acaban la conferencia tomando la Disciplina, es porque la enferme- dad mental de estas buenas gentes, aunque de la misma especie que la de los Beatos de España, ha mejorado en sus syntomas baxo el poderoso in- fluxo de la libertad. En España el Devoto sincero, renuncia entendimi- ento y voluntad en manos de su Di- rector, el qual ha renunciado las mismas facultades en favor de sus libros; sus libros en favor de otros; y estos en favor de . . . quien sabe ? El Devoto, ó Metodista Ingles usa de su propria razón, sea ella como fuere; y aunque la somete entera- mente a la Escritura, como la Escri- tura tiene que someterse a él en quanto a su interpretación y sentido; el carácter intelectual no contrahe, en ultimo resultado, la endeblez y de- gradación que le da el Mysticismo de España.— El numero de Metodistas es grandísimo. Sus Predicadores transitan de pueblo en pueblo, anun- ciando lo que llaman las doctrinas vitales del Evangelio; es decir la42 CARTAS SOBRE INGLATERRA. regeneración espiritual, y súbita mudanza del alma, o conversión sen- sible. Predican en los caminos, y campos, en estilo bastante parecido al de los Misioneros en España, y con efectos tan semejantes que, no es mui raro el ver las mugeres con al- ferecías, como sucedia en los Ser- mones de Fray Diego de Cádiz, y en los de Viernes Santo. No ob- stante, es preciso confesar que los resultados morales del Metodismo son mas solidos y permanentes que los que pueden esperarse de ningún misionero en ese reino. En una nación industriosa y mercantil como esta, el buen arreglo de vida no es menos ventajoso al cuerpo que al alma. El menestral que atemorizado con la pintura de una condenación eterna, y horrorosa, se retira a su casa, y dexa de ir por una semana a la Fondilla donde gastaba la mitad de su jornal, se halla dentro de po- cos dias no solo con mas esperanzas de pasarlo bien en el otro mundo, sino con medios efectivos de hallarse mejor en este. Al mismo tiempo quo ahorra, su mudanza de vida le va ganando buen nombre entre los que pueden emplearlo; de modo que al salir de la via purgativa, o humil- lación como la llaman los Metodistas, se halla de una vez ensalzado a la dignidad de electo, con su muger de mejor humor, sus hijos menos lloro- nes, y su mesa mejor provista. Asi es que el Metodismo ha tenido ex- celentes efectos entre las clases infe- riores no solo de Inglaterra sino tam- bién de los Estados Unidos donde se ha propagado en extremo. Pero l que se puede esperar del miserable que atemorizado por el Quaresmal en España se resuelve a darse un buen limpión de conciencia; si el hambre, y la falta de recursos para emplear su industria lo dexan tan infeliz como antes, y sin mas consuelo que el de un ocho en la taberna? El Metodismo no se ha extendido entre la gente que nosotros llama- mos, fina. Los que entre esta clase son inclinados a la especie de devo- ción que te he descrito, han formado un partido mui poderoso, que con- tinua en el seno de la Iglesia Angli- cana, y se precia de su veneración a las doctrinas que ella recibe. Ima- gínate a los Jansenistas de Madrid, figúratelos en gran número, y ocu- pando puestos de consideración tanto en el clero, como en la sociedad; v tendrás una idea bastante clara de la parte de la Iglesia Anglicana que se conoce aqui por el nombre Evangé- lica. Aun restam objetos demasiado no- tables para poder omitirse en un bos- quexo del estado de la Religión en Inglaterra, que serán el asunto de otra carta. Adiós.43 REVISION DE OBRAS. HISTORIA DE LA DOMINACION DE LOS ARABES EN ESPAÑA. Sacada de varios Manuscritos y Memorias Arábigas; por el Doctor Don José Antonio Conde, del Gremio y Claustro de la Universidad de Aléala: Individuo de Número de la Academia Española, y de la de la Historia, su Anticuario y Bibliotecario: de la Sociedad Matritense, y Corresponsal de la Academia de Berlín. 3 tomos, 4to. Madrid, 1820. Que a pesar de los insuperables ob- stáculos que, en todos tiempos, se han opuesto a los progresos de la literatura Española, el ingenio Es- pañol ha brotado, de quando en guando, a fuerza de su lozania; es Ufla verdad que todo el mundo con- fiesa. Semejante fenómeno, no es extraño. Donde existe vigor de imaginación, apenas hay poder hu- mano que baste a ahogarlo; y mal 0 bien, con gusto delicado o extra- vagante, sobre asuntos dignos, o Pueriles, aquella activísima potencia 8e ve sin cesar ocupada. Lo que sorprende es ver, en pue- blos donde la tyrania civil y religiosa tiene esclavizado el pensamiento, donde es peligroso emplear el pro- l'rio discurso, y donde la curiosidad literaria se halla aletargada, de modo y gastó en la obra mas de cien mil doblas de oro, no quiso Dios que viese Jabado este edificio; pero dotó las ma- drisas ó enseñanzas que habia de haber en ella y sus hospitales, cual convenía a !a magnificencia de. la Aljama t" Otra descripción mas prolixa se nalla en la historia del reynado del sucesor de Abderrahman, que pon- aqui por curiosa. Esta magnífica Aljama de Córdoba dre * Alquibla quiere decir el Sur o Me- diodía; y creo qUe corresponde al Altar ayor. M * Pomo i, p. 211, aventajaba a todas las de Oriente : tenia seiscientos pies de larga, y doscientos y cincuenta de ancha, formada de treinta y ocho naves a lo ancho, y diez y nueve a lo largo, mantenidas en mil y noventa y tres columnas de marmol: se entraba a su alquibla por diez y nueve puertas cubiertas de planchas de bronce de ma- ravillosa labor, y la puerta principal cu- bierta de láminas de oro : a sus lados de Oriente y Occidente cada nueve puertas. Sobre la cúpula mas alta habia tres bolas doradas, y encima de ellas una granada de oro : de noche para la oración se alumbraba con quatro mil y setecientas lámparas, que gastaban veinte y quatro mil libras de aceyte al año ; y ciento y veinte libras de aloe y ámbar para sus perfumes : el Atanor del Mihrab, o lám- para del oratorio secreto era de oro, y de maravillosa labor y grandeza El primero de estos dos extractos da alguna idea del systema benéfico, y favorable a la instrucción pública que empezaba a prevalecer en el reyno Arabe de Córdoba. Pero de esta parte de la historia moral de aquel pueblo intento dar extractos reunidos quanto pase en revista rá- pida los acontecimientos de que es preciso tener una ligera noticia a fin de que la pintura de costumbres tenga un fondo sobre que recaiga. El succesor de Abderrahman I fue Hixém, su hijo, hombre de con- dición apacible, muy observante del Alcorán, de mucha integridad y amor a la justicia. El Alhiged, o guerra santa contra infieles, que, en { Tomo i, |». 220.5(i HISTORIA DE LA DOMINACION 791, publicó contra los Cristianos, prueba tanto su religiosad Mahome- tana, como la importancia que iban ganando los Españoles de las Astu- rias, y Pyreneos. Sus armas fue- ron, por lo general felices ; pero tuvo que emplearlas contra sus her- manos, cuya ambición amenazaba el trono. La bondad del soverano, abrió al fin la puerta a un allanami- ento de los rebeldes. Pero la am- bición de los gobernadores era un perpétuo obstáculo a la consolida- ción del imperio Muslime, en Es- paña. Sojuzgados unos, se levanta- ban otros, y todos aspiraban, desde esta época, a la independencia: abriendo, con la insubordinación, el paso a los Cristianos, que a no haber sido por ella, tarde o nunca hubieran arrojado de la Peninsula a los Ara- bes. Las circunstancias de la muerte de Hixém son dignas de atención, como que pintan muy al vivo el ca- rácter religioso de los Arabes Espa- ñoles en aquel tiempo. " Kl año ciento setenta y ocho (de la Egira, 794 (le Christo) estando el ltey Hixém en Córdoba recreándose en sus Almunias y amenos huertos, donde se entretenía en cultivar ñor su mano algu- nas flores y plantas, un célebre astró- logo de su corte le dijo: Señor, trabaja en estos breves dias para el tiempo de la eternidad: el Rey le dijo, que por qué le decia aquella sentencia: y el astró- logo le pidió que no le mandase decir otra cosa, que sin pensar lo había di- cho : instóle el Rey que no le ocultase su pensamiento, seguro de que por nada del mundo se disgustaría de lo que le di- jese. Entonces el astrólogo le dijo, que estaba escrito en el cielo que Hixém de- bía morir antes de dos años. No se entristeció por el anuncio de su temprana muerte : prosiguió entretenido hasta su hora acostumbrada : después oyó cantar, jugó al axedrez como soba, y mandó dar al astrólogo un buen vestido. Repetía muchas veces estas palabras: mi con- fianza es Dios, y en él espero. Puso en Córdoba y en otras ciudades de España enseñanzas de la lengua arábiga, y obli- gaba á los Cristianos que no hablasen otra, ni escribiesen en su lengua latina. Annque el Rey Hixém era sabio y supe- rior á las credulidades vulgares sobre el influjo de las estrellas, bien persuadido de que todo se mueve al soplo de la di- vina voluntad, según los eternos decre- tos, no quiso dilatar la solemne declara- ción de su futuro sucesor en el imperio : mandó congregar sus Walíes principales, y los Wazires y Aleatibes, secretarios y consejeros de estado, al Cadi de los Ca- díes de España, y a su Hagib, y de- claró por su Wali Alahdi ó futuro su- cesor á su hijo Alhakem ; y todos los Walíes, Wazires y principales Xeques de España le juraron fidelidad y obediencia sin condiciones ni reservas, tomándole su mano : tenía el Príncipe Alhakem veinte y dos años, y era de muy gentil presencia y buen ingenio." No son menos dignos de atención los consejos que los historiadores Arabes refieren que Hixem dio a su hijo, quando esperaba su ultima hora. " Deposita en tu corazón, y no olvi- des nunca estos consejos que quiero darte por el mucho amor que te tengo. Considera que los reynos son de Dios, que los da y los quita á quien quiere. Pues Dios nos ha dado el poder y auto.DE LOS ARABES EN ESPAÑA. 57 ttilad real que está en nuestras manos P°r su divina bondad, demos gracias á Ittos por tanto beneficio, hagamos su santa voluntad, que no es otra que hacer Wen á todos los hombres, y en especial * los encomendados á nuestra protec- ción : haz justicia igual á pobres y á ri- cos, no consientas injusticias en tu rey- ,,0> que es camino de perdición : al mis- m° tiempo serás benigno y clemente con '°s que dependen de tí, que todos son criaturas de Dios. Confia el gobierno de tu« provincias y ciudades á varones buenos y experimentados : castiga sin cotnpasion á los ministros que opriman tl>s pueblos á sinrazón con voluntarias exacciones : gobierna con dulzura y fir- meza á tus tropas cuando la necesidad te obligue a poner las armas en sus manos : 8e»n los defensores del estado, no sus devastadores; pero cuida de tenerlos pa- gados y seguros de tus promesas. Nunca ceses de grangear la voluntad de tus Pueblos, pues en la benevolencia de el- *> consiste la seguridad del estado, en el miedo el peligro, y en el odio su cierta ruina. Procura por los labradores lúe cultivan la tierra y nos dan el ne- cesario sustento: no permitas que les talen sus siembras y plantíos ; en suma 'laz de manera que tus pueblos te bendi- gan, y v;van cüntentos á la sombra de tu protección y bondad, que gocen se- guros y tranquilos los placeres de la v'da •. en esto consiste el buen gobierno, y «i lo consigues, serás feliz y lograrás la fama del mas glorioso Principe del mundo." De nada sirvieron estos sabios y prudentes consejos a Alhakem, quien, «abiendo vencido a los rebeldes y conspiradores que en este tiempo, abundaban, en especial al principio de cada reynado, se convirtió en uno de los tyranos mas odiosos que la historia Mahometana, nos pinta. El siguiente extracto contiene noticias sumamente curiosas. " El Rey Alhakem, en tanto que esta paz duraba dentro y fuera del reyno, no salia de su alcázar, holgándose en sus jardines con sus esclavos y esclavas, que tenia muchas muy diestras en cantar y tañer diversos instrumentos, y solo se acordaba que era Rey para satisfacer cierta sed de sangre que parece tenia, y pocos dias pasaban sin dar ó confirmar sentencias de muerte por toda especie de delitos. Había puesto una guardia de cinco mil hombres, los tres mil Anda- luces Muzárabes, y los dos mil Eslavos, con muchos eunucos dentro del alcázar. Señaló paga fija á estos soldados de su guardia : puso un nuevo tributo de en- trada sobre algunas mercancías. Hubo al principio algunos transgresores que rehusaron pagar este nuevo y estraño derecho, y atrepellaron á los recauda- dores : fueron presos diez de éstos, y hubo ruido y alboroto en las puertas. No se quejaba el pueblo, sino con un rumor vago murmuraba de los nuevos impuestos, y de la desconfianza que ma- nifestaba aquella gran guardia que tenia en su alcázar, cosa que no tuvieron su padre ni su abuelo; pero con todo eso no estaba libre de continuos rezelos de alevosías y conjuraciones. Sabia Alhakem estas hablillas, y sabia también que en el vulgo no hay medio, 6 teme, ó procura atemorizar, que cuando está en temor sin peligro se le puede gobernar, tratar y castigar, y que no conviene nunca darle lugar al desenfreno con inoportuna blandura. Diéronle parte del alboroto de los diez transgre-58 HISTORIA 13K LA DOMINACION sores, y como de su natural condición era inclinado á los consejos mas riguro- sos los mandó clavar en palos. Acaeció que un infausto miércoles dia trece* de la luna de Kamazan del año doscientos y dos, como hubiese acudido gran gentío del arrabal del mediodía de Córdoba á presenciar la ejecución de los diez delin- cuentes en su plaza, un soldado de la gunrdia hirió acaso á un vecino, alboro- táronse los circunstantes, y con gran vocería cargaron sobre él á pedradas, y herido y ensangrentado, y perseguido de la multitud se acogió á las guardias de la ciudad. La osadía del alborotado pueblo fue tanta, que acometió a la guardia y despedazó á cuantos querian oponerse á su furia. Llegaron persiguiendo á los soldados hasta las puertas del alcázar con espantosas voces y amenazas inso- lentes. Entendida la novedad por el Rey Alhakem salió armado, á pesar de su "hijo y del Hagib y del Alfaqui Jusuf ben Matruc, y del Wali Aben Abdelwa- hid, y otros caudillos que habían acu- dido al alcázar, y puesto al frente de su caballería de la guardia acometió á la multitud, que huyó atropellada al arrabal, la mayor parte se encerró en sus casas, la canalla y chusma vil hizo alguna inútil resistencia: la matanza fue grande, y habiendo tomado trescientos vivos los mandó clavar en palos á la orilla del rio desde el puente hasta las últimas alma- zaras puestos en fila, espectáculo hor- rendo : el jueves siguiente mandó de- struir aquel arrabal, principiando de la parte del Mediodía, permitiendo á las tropas el robo y pillage de las casas y habitaciones por tres dias seguidos, sin * En otro analista dia veinte y dos de Kamazan : en el año todos convienen. Conde. ninguna humanidad: solamente mandó que se abstuviesen de hacer daño a las mugeres. Después de los tres dias del cruel saqueo mandó Alhakem quitar de los palos á los sinveiitura y recoger los muertos, y concedió seguridad de la vida á los que habían quedado de aquel arrabal, con la condición de salir dester- rados de Córdoba. Los desgraciados tuvieron que abandonar su amada patria, y vagar miserables en los lugares y al- deas de confines de Toledo : gran parte de ellos se refugió en aquella ciudad, y mas de quince mil pasaron á Berbería, y continuaron á Egipto : ocho mil per- manecieron en Almagréb. Los que fue- ron á Oriente llegaron á Alejandría en el principio del reynado de Abdala Al- mamun, hijo de Raxid : los moradores de aquella ciudad hicieron vigorosa re- sistencia para impedir la entrada á los advenedizos Andaluces; pero éstos de- sesperados, y no pudiendo sufrir mas las contrariedades de su enemiga fortuna, entraron por fuerza de armas en la ciu- dad, y después de atroz matanza se apo- deraron de ella, y se hicieron dueños de su gobierno por harto tiempo. Después fué Abdaia ben Taher, que era goberna- dor de Egipto por el Califa Almamun, y capituló con los expatriados Andaluces, y otorgaron su avenencia de dejar aquella ciudad de Alejandría, entregándoles una suma considerable de mítcales de oro, y que elegirían alguna isla de las del mar Griego para establecerse en ella. Y en fin se retiraron y aportaron á la isla de Acritas ó Creta, que no estaba entonces muy poblada: se apoderaron de ella y la poblaroH los Andaluces, y con el tiempo se lesjuntaron gentes de diferentes paises de la Iraca y de Egipto. Y cuenta Edobi que eligieron por su caudillo á Ornar ben Xoaib Abu Hafas, llamado elDE LOS AKABliS 1JK ESPAÑA, 59 Ooleith, natural de Fohs Albolut, en cercanías de Córdoba, que desde la triste salida de estas cabilas desterradas de Andalucía le traían por su caudillo. Dice Said ben Joñas que hicieron los Anda- luces la conquista de Gezira Acritas despees del año doscientos y veinte, que fue el caudillo de ellos y Señor de la •sla Omar ben Xoaib, y después sus hi- los, hasta el último Abdelaziz ben Ornar üen Xoaib, que en sus dias la conquistó Armetos, hijo de Constantin Rey de Grecia; esto en año trescientos y cin- cuenta. Así lo refiere Homeidi citando * Muhamad ben Iluzam, y cuenta asi- mismo que estos Andaluces con veinte "aves corrían y robaban en el mar griego y en sus islas : dice que deseando ellos Por el natural amor á su patria tornar á e'la con las muchas riquezas que habian legado, que su caudillo les quemó la "ota, y como se quejasen de él y de su instante determinación, lamentándose de su destierro, que el caudillo les dijo : euánto mejor y mas amena es esta isla loe corre miel y leche, que vuestros de- siertos? entre estas bellas cautivas olvi- daréis vuestras amadas ; hallaréis aquí todos los placeres de la vida y una nueva generación, que será vuestro solaz en la vejéz: que moraban en Suda, y funda- ron Candax al Oriente de la isla. Tal fue la suerte de los expatriados de Cór- doba.»—Tom. i, p. 251. " Cuenta Aben Hayan de referencia de Abi Becri ben Alcutia, que el Rey Albakera después de la matanza del arra- bal, fue estrañamente atormentado de 8ravc melancolía y perdió el color, que 8C puso pálido y enflaqueció, y le entró calentura en fuerza de su vehemente tristeza, y se le representaba la matanza, y le parecía ver gente que peleaba, y oía el estruendo de las armas y los alari- dos de los combatientes y moribundos ; y esto era mas frecuente cuando estaba solo y se paseaba en las salas y azoteas de su alcázar: muchas veces á deshora de la noche llamaba á sus esclavas y siervos para que le entretuviesen, y se impacientaba en extremo si no venían al punto que llamaba. Cuentan que cierta noche después de acostado llamó á un siervo que tenia llamado Jacinto, que solía ungirle su larga barba; y como du- doso del llamamiento hubiese tardado un poco, le dio una grau voz y le dijo : do éstas, ¡ ó ben Iaghna! y cuando llegó con una ampolla de algalia, se la arre- bató y se la rompió en la cabeza: el siervo Jacinto con mucha humildad le dijo : Señor, ¿ qué hora es ésta de un- girnos ? Y Alhakem le respondió: no temas que nos falte ungüento aunque se vierta con profusión, que para que á los dos no nos faltara hice yo cortar tantas cabezas. Solia llamar á los Cadíes y Wazires de la Corte como si fuese para tratar con ellos de asuntos de importan- cia, y esto á deshora, y tal vez á la me- dia noche ; y cuando todos estaban jun- tos mandaba tañer y cantar á sus escla- vas, y los despedía como si para esto solo los hubiera convocado : llamaba los Xeques y caudillos y allegaba sus gentes, y como si fuera para expedición repartía armas y caballos entre ellos, y luego los despedía y enviaba á sus casas. Así estuvo demente á intervalos cerca de cuatro años. En su melancolía hizo al- gunas canciones de mucha expresión y de vivísimas imágenes que se conservan, y Abés ben Nasih, prefecto de los músi- cos en tiempo de Abderahman su hijo, cantaba á este Príncipe muchos buenos verBOs de su padre, entre otros estos que acreditan su buen ingenio y su valor.60 HISTORIA DE LOS ARABES DK ESPAÑA. Las honduras de la tierra alzarse vi con la espada, Hacerse * los montes valles cuando á las cumbres trepaba: A mis fronteras pregunta si en ellas entran algaras, Si hay en ellas algún brazo que ose desnudar espada ? Si otro fulgor resplandece que las cascadas de plata Que descienden susurrando desde las peñas mas altas, Y llevan en su corriente las coloquintas amargas. Te anunciarán que si yo entre sus héroes no estaba El primero, la primera destelló sangre mi lanza. Los jóvenes escogidos que la fatiga acobarda, O del horror vacilaron de mil muertes á la cara, Si brida tal vez volvieron, no fueron de mi mesnada. Mis clientes amparé, librándolos de la infamia, Y los que no defendí sombra de baldón empaña : Y cuando á beber les dimos nuestros cubos de batallas, Les hicimos apurar á cubos mortales ansias. Si por llenar la medida que suerte fatal prepara Ellos al encuentro salen á que los huelle la parca, No es mi culpa, cuando yo antes depuse las armas, Y atónito las miré sin deseo de buscarlas. En fin del año doscientos y seis acre- centándose la tristeza y la calentura fal- leció f, muy arrepentido de su crueldad, entre la hora de ásala ú oración de ado- har y de alasar, ó sea entre la oración de medio dia y la de la media tarde, dia jueves cuatro dias por andar de la luna de Dylhagia del referido año, habiendo reynado con harta inquietud veinte y cinco años y once meses ; si bien otros cuentan veinte y seis años y diez meses. Loado sea aquel cuyo imperio es eterno y sin contrariedades."—Tom. i, p. 255. (Se continuará.) * Quiere decir que humillaba y abatía I03 pueblos levantados contra él. Conde. t Escribe Alchatib que murió este Rey dia veinte y cinco de Dylhagia. Id.(¡I CARTAS SOBRE LA EDUCACION DEL BELLO SEXO i POR UNA SEÍJORA AMERICANA. (Ackermann, No. 101, Strand.) «A casualidad, o mas bien el orden natural de las cosas que desde que se entabló este Periódico, ha em- peñado a Mr. Ackermann en la pub- "cacion de obras útiles a Hispano- Atnerica, me pone en la situación desagradable de ó tener que pasar en silencio libros que merecen pu- blicidad y elogio, o exponerme a la sospecha de parcialidad, y agencia Mercantil. En semejante caso, mi opinión y práctica es que el escritor Público debe hacer justicia, aunque, c°mo todo hombre público, exponga 811 proceder a ser desfigurado por la maledicencia. Los que conocen al escritor de este Periódico, le harán justicia: los que no lo conozcan, po- dían por i0 menos, suspender su Juicio, si consideran el tenor y carac- ter de sus escritos, en quanto con- cerne a los medios de atraerse odio 0 favor. Lo cierto es que el Proprietario Mercantil de este Periódico, está haciendo un servicio de primer orden a 'os pueblos hispanos de America, etl proporcionarles libros elementales, 1Ue la posición de aqellos payses exige, y que no pudieran lograr de otro modo. Sus libros, ademas (por SuPuesto que no estaría bien hablar del que escribo), tienen el gran mérito de ser un contraveneno de los que, con vergüenza de algunos Españoles, se están propagando desde Francia. Obras las mas indecentes e inmorales, en que abunda la lengua Francesa, se han traducido, durante la presente época en Castellano; y se hacen circu- lar en Hispano-America con una in- dustria diabólica: como si aquellos payses, harto infelizes en la domina- ción que han sufrido, no tuviesen de- masiados principios de corrupción en sus hábitos. Por el contrario, las obras que Mr. Ackermann ha impreso res- piran amor al orden moral, y reli- gioso sin el qual, es imposible que las instituciones políticas prosperen. En- tre los autores de que el Librero se vale, cada qual tendrá sus opiniones religiosas; pero sean estas las que fueren, sus escritos respetan las bases de la moral Cristiana, que los au- tores Franceses de que hablo, y sus traductores, tratan de socabar, con sus burlas. La obra sobre la Educación del Bello Sexo, que acaba de publicarse es, si creemos su título, producción de una Señora Americana. Pero sea quien fuere su autor o autora, es un librito escrito con excelente estilo, y lleno de ideas conducentes a la me- jora moral e intelectual de las His- pano-Americanas. Este manual de Educación femenil está dedicado,62 CARTAS SOBRK LA EDUCACION con mucha propriedad, a la Sociedad de Beneficencia Publica de Buenos Ayres, que como se ha notado en otra parte de este Número, se com- pone de Señoras. Auspicios mas felices para las reliquias del Pueblo Español que en America han esca- pado a la mortal influencia que ha sido la ruina del cuerpo de que sali- eron; no pudieran imaginarse. Si la reforma de aquellos payses ha de ser permanente, es preciso que em- piezo por el bello sexo. La disipa- ción, y devaneo, que son la peste moral de quantos payses hablan Cas- tellano, han nacido de la falta de ocupaciones intelectuales en que los ha tenido, por siglos, la tyrania. Donde las gentes no tienen en que emplearse: donde no hay es- tímulos a la industria, al saber, a los honores públicos ¡ que les queda que hacer a los hombres que no ga- nan el pan con el sudor de su rostro? Ninguna otra cosa que vivir ociosos. El resultado era visible, en toda Es- paña. La vida de los mayorazgos, del Clero superior, por la mayor parte, y de los oficiales, era un perpétuo círculo de ociosidad disipada, que por necesidad habia de ser inmoral. Desde las once de la mañana hasta la misma hora de la noche, a excep- ción de la brevísima comida, se vian en todas partes enxambres de estos moscardones, susurrando amoríos a la casada, a la viuda, a la doncella; bebiendo ponche, y echando al aire nubes de humo, y palabrotas mas leves e inútiles que el humo mismo, en los cafés; o echando ojeadas a diestra y siniestra, a la hora del paseo público. Díganme los hombres sin- ceros, si no ha sido tal la vida Espa- ñola, en ambos mundos desde la guerra de succesion hasta la entrada de los Franceses en 1808. La visita de estos malos huéspedes segura- mente no habrá mejorado el estado moral de la España. Pero mis mi- ras no se dirigen a ella al presente ; sino a los payses Transatlánticos, que han heredado sus males nacionales. En estos, es de esperar que la ener- gia de sus revoluciones, y los indis- pensables quehaceres del nuevo orden político, habrán en gran parte desper- tado a sus habitantes, del ocio indo- lente en que yacian. Pero mucho me temo que el entusiasmo, en parte verdadero, y en parte afectado, de civismo, que resulta de estas convul- siones politicas, habrá aumentado, en cierto modo la disolución moral de que hablo. Me explicaré. Hay un mal gusto moral, o rela- tivo a costumbres y modales, que es común a todos los payses hispanos, y resulta no tanto de depravación, y vicio, como de ignorancia, e imita- ción de malos modelos. Consiste este mal gusto en una afectación de franqueza, con que los Hispanos mo- dernos, parece que se han empeñado en oponerse a la gravedad de sus antepasados. Este contagio es mo- derno, y el germen del mal pasó los Pyreneos, con las nociones extrava- gantes, y la grosería de la República Francesa. Pero es indecible el pro- greso rapidísimo que ha hecho desde aquella época. Ahora bien, el efectoDEL BELLO SEXO. de toda revolución que rompe los lazos de respeto mutuo, que las cos- tumbres e instituciones antiguas im- ponen a las maneras sociales, exalta este gusto depravado de fran- queza. Los jóvenes se figuran que s°n tanto mas republicanos, quanto menos se les dé de la opinión de los hombres mas graves y sensatos; y el odio a los abusos antiguos se trans- fiere a quanto bueno existia mezcla- do con ellos. Las mugeres, dema- siado predispuestas por el perversí- simo gusto Español a lo que se 11a- ^a majeza, a olvidarse de la amable timidez que es el destello mas puro de la verdadera belleza del sexo; si- guen en estas ocasiones el impulso general. En el bullicio, y confusión delos triunfos, y regocijos, que es también vicio Español dar de ade- lantado a las victorias ; todo mira- miento se pierde, y la malaventurada franqueza de los tiempos tranquilos, ge convierte en grosería Bacanal. ■No es mi intención defamar a Pueblos enteros con quienes me unen las relaciones mas estrechas de san- gre y de cariño. La pintura que he bosquexado es fruto de una experi- encia que me hace participar en el D°chorao, que oxala excite en los °,Ue tengan que reconocerla por ver- dadera. Las Cartas sobro la Edu- cación, que han dado motivo a estas reflexiones wnn mn destreza mis observaciones se dirigen espe- cialmente a las Mugeresf, que son las que pueden poner remedio a estos abusos. Estén seguras de que, si en lugar de dexarse guiar en mate- rias de finura, por los hombres, re- clamaren su natural dominio, y sobe- rania en estas materias ; bien pronto mudarán de tono sus adoradores. Den a la franqueza, su proprio nom- bre de desatención e insulto; miren con indignación y desprecio al libertino que las hace objetos de un placer caprichoso y grosero; y den su aprecio a los hombres honra- dos que las veneren como futuras compañeras de por vida: hagan esto, y mudarán, como por encanto, el aspecto de la sociedad. Mas, como los hombres se degra- dan por la ociosidad y falta de ob- jeto que excite sus facultades inte- lectuales, y sus sentimientos mo- rales; igualmente las Mugeres, es- pecialmente las de las clases acomo- dadas, necesitan de objetos que au- menten su importancia en la socie- dad, y coronen como con una ligera guirnalda de virtud pública, los san- tos deberes de su vida doméstica. Aparezcan, enhorabuena, con cierto buen tante* Kmes, tocan con destreza y seso, sobre este punto impor- Tanto estas Cartas, como Véase la Carta I, que es una de la 'n,ej°',eH de la nbra. f Evitemos (pues aun estamos en tiempo) la afectación de mirar el nom- bre Muger, como no bastante delicado. Los antiguos no conocieron la ridicula necesidad de inventar palabras corres- pondientes a las de Dama y Señora. La mitad mas amable del genero humano no tiene porque avergonzarse del nombre proprio y distintivo de su sexo.04 CATECISMOS carácter civil; pero sea en la provin- cia, y límites que les ha señalado la naturaleza. Los seres que enjugan las primeras lagrimas del hombre; en cuyo seno hallan su primer abrigo, y alimento; cuyo cariño les enseña a amar a sus semejantes ; son dispen- sadores naturales de la Beneficencia. La Caridad personificada, aparecerá siempre en trage, y miembros feme- niles. La beneficencia " esta virtud tan necesaria a la sociedad, tan análoga a las propensiones del cora- zón humano; tiene algo de angélico cuando se ege'rcita por las manos de la inocencia y del candor*." ¿A qual de los dos sexos pertenecen, como de derecho estas dos qualida- des amabilísimas? El hombre está destinado a situaciones en que es im- posible que conserve un alma jamas empañada por el vicio : mas la inno- cencia y candor no son peculiares de la niñez en la muger: la madre de * Cartas sobre la Educación, p. 22. DE MORAL, una familia numerosa, puede y debe ser modelo de ambas virtudes a sus hijas; y aun las canas de la muger virtuosa que se ve rodeada de nietos, apenas pueden ser venerables, si no las conservan. Innocencia y candor son compatibles con el saber y la ex- periencia: nada sino el vicio, des- truyedelicada tez del alma, en las mugeres. Muchos otros puntos de los conte- nidos en las Cartas trataría si me quedase espacio; pero en la pre- mura que ponen mis límites concluiré recomendando su contenido, en ge- neral, a las Hispano-Americanas, y en especial a la Sociedad Benéfica de Buenos Ayres, a quienes están dedicadas. Los mas vivos deseos de su prosperidad mueven al que esto escribe; y tendría a gran dicha el hallar ocasión de asistir a la socie- dad en su noble intento con quanto permita la distancia a que se halla, y el limitadísimo influxo de sus fa- cultades. CATECISMO DE MORAL, POR EL DR. D. i. L. DE VII.LANUBVA. CATECISMO DE INDUSTRIA RURAL Y DOMESTICA. Siendo la Moral de una importan- cia incomparable, en el orden del saber humano, era preciso no omi- tirla en la serie de Catecismos, o Compendios por preguntas y repues- tas, que el Proprietario de las Va- riedades, va imprimiendo, para con- tribuir a la instrucción popular de Hispano-America. Pero como el asunto fuese en extremo delicado, se dirigió con mucha razón a un Ecle- siástico de alta gerarquia en la Igle-Y DE INDUSTRIA. 65 sia de España, y bien conocido por su vario saber, y erudición; aunque por las desgracias, y errores de aquel infeliz pueblo, obligado ahora a vivir expatriado. En esta elección, el Señor Ackermann obró con doble acierto; porque se dirigió en materia fcfi grave, a un Teólogo profundo; y porque, dirigiendo su librito a un Pueblo Católico Romano, se valió de un Presbytero de aquella Iglesia. Habiendo expuesto estas circun- stancias de la obra, el candor requiere lúe diga a mis lectores que ellas Usinas son la causa de que no entre en el examen de las doctrinas conte- ras eu el Catecismo Moral, pues habiéndome separado muchos años Ua de la comunión de la Iglesia Ro- mana, aunque continúo cada vez mas satisfecho de haber dado tal paso, be tornado por norma para este Pe- riódico, no mezclar mis opiniones re- ligiosas con las materias indiferentes, °.ue son su principal objeto. La masa de mis lectores, no se hallan aun capaces de usar para con otros tolerancia de opiniones que yo P'ofeso para todos: no porque las "■"as me sean de poco valor, sino P°rque sé que las de cada qual lo 8°u de mucho para sí proprio. En este punto, a decir verdad, el autor Qel Catecismo se ha portado de una manera, que debiera servir de exem- tfar, a los de su creencia religiosa ; Pues en el Capítulo XXIH, da la definición de la tolerancia, y breve, pero sabiamente, sugiere los males de su vicio opuesto: cosa que pa- rece milagrosa, eu un Catecismo Castellano. En quanto a la execu- cion de la obra nadie que entienda Español, podra dudar ni un instante que ha sido escrita por un hombre versado en los mejores autores, cuyo estilo rivaliza en pureza y facilidad. El Catecismo de Economía Rural y Doméstica será útilísimo en los payses a donde se encamina. Quan- tos objetos son útiles, o agradables, en el manejo de una familia y sus dependencias otros tantos están tra- tados con claridad; en este pequeño librito. El modo de hacer y mejorar el Pan, Aceite, Vinagre, Cerveza, Queso, Licores, Encurtidos, Per- fumes, &c. se halla explicado de una manera que la persona mas ignorante podra entenderlo, y ponerlo en prác- tica. Para completar la utilidad de la obra, el autor ha añadido un Apéndice que contiene Secretos y Recetas de Economía Doméstica; como para hacer tinta de escribir, Betún líquido para botas, Composi- ción para lavar la ropa, para quitar manchas, Polvos para la dentadura, Método para perfumar piezas malsa- nas, para purificar el agua, para de- struir insectos, &c. &c.—Cosas, en una palabra, que, por ser caseras, son tanto mas apreciables, que las que no tienen relación con la convenien- cia diaria de la vida. Tomo n. F36 CATECISMO DE LA HISTORIA DE LOS IMPERIOS ANTIGUOS. Esta es otra de las obritas que for- man el curso de educación elemen- tal que el Señor Ackermann va pu- blicando en Castellano. Inútil seria hablar de la necesidad de los estudios históricos ; verdad que todos reconocen. Aun quando sea preciso confesar que el campo vastísimo que ofrece la historia no puede reducirse a las pequeñísimas dimensiones de estos Catecismos, sin gran dificultad, y sin que la brevedad oscurezca los hechos ; nadie negará que semejantes compendios son e) mejor cebo para atraer los jóvenes a tan *ttil estudio. Hasta que el gusto a la lectura se haya extendido, y arraygado en Hispano-America; obras voluminosas y profundas, mas bien arredrarían, que convidarían lectores. Aun quando los jóvenes de ambos sexos no aprendiesen mas que los nombres de los personages históricos, esto los prepararía a conti- nuar la averiguación de los hechos, con cuya memoria están aquellos nombres enlazados. Ya que hablo de los nombres his- tóricos, diré que hubiera sido utíl acentuarlos a fin de que la pronun- ciación errada que la ignorancia de la Prosódia Latina, y Griega ha ex- tendido en España, se corrigiese. Recomendaría, pues, a los maestros que hayan de poner estos Catecis- mos en manos de la Juventud, el cuidado de que los discípulos no des- figuren las palabras clásicas con una pronunciación bárbara. El error, es verdad, no es de gran consequencia; pero ofende a las personas instruidas, y en especial a los extrangeros que cultivan la literatura antigua. Los Jesuítas, que con todas sus faltas, enseñaban las Humanidades con gusto, no descuidaban esta parte or- namental de sus estudios. Ellos fueron los que compilaron el Gra- dus ad Parnassum; y L'Abbe, uno de ellos, tuvo la paciencia de escribir el librito llamado Catholici Indices, que enseña la cantidad de la penúl- tima sylaba en una infinidad de pala- bras. Ambos libritos serian útiles para lo que recomiendo. EMBAXADA A TAMERLAN, (Continuada de la pag. 427, tom. /.) Deseoso de no hacer estos extrac- tos demasiado extensos, paso por alto la puntual historia de Tamerlan que Clavijo recogió con admirable indus- tria durante su largo viage, mezclán- dola, sin orden, en la curiosa narra- ción que nos ha dexado. Con in- tención, pues, de añadir solamenteKMBAXADA A. algunas pinturas de las costumbres extrañas, y objetos desconocidos, empezaré con un pasage, que de por sí bastara a probar la autentici- dad de la narración del embaxador Español. Consisto esta prueba his- tórica en una coincidencia impreme- ditada entre la historia Arabe de Sherefeddin, y la de Clavijo sobre hecho, que por ser de poca im- portancia en sí, solo podia hacer im- presión en un testigo de vista. Para que aparezca la coincidencia en su 'erdadera luz daré un pasage de Gibbon, traducido. "El miedo, y la imaginación de 1°8 pueblos atribuían al ambicioso Tamerlan un nuevo designio, de vasta extensión, y grandeza roman- cesca: tal era el de someter el Egypto, y el Africa, marchar desde el Nilo al Océano Atlántico, pasar a Europa por el estrecho de Gibral- tar» y habiendo puesto baxo el yugo los rejnos de la Cristiandad, volver al suyo por los desiertos de Rusia y la Tartaria. La sumisión del Sultán ^e Egypto disipó este peligro re- mot°. y, acaso, imaginario i la mo- heda de Tamerlan, y su nombre, in- troducido en la oración pública, ates- taron su supremacía en el Cairo; v el regalo extraordinario de una Gír«/a, o Camelopardo, y nueve ■^estruzes, representaron, en Sa- marcanda, el tributo del mundo Afri cano*." AWa bien Gibbon copia en este TAMERLAN. 67 decline and Fall of the Román Em P*e> <*ap. bty. pasage, al historiador Arabe de Ta- merlan, sin haber visto la obra de Clavijo. Pero da la casualidad que el embaxador Español, se encontró, a la entrada del territorio de Persia, con los embaxadores del Sultán de Egypto y Babylonia, y da una de- scripción puntual y sencillísima de la Girafa, a que él llama Jornufa. La ciudad a que él, siguiendo la pro- nunciación áspera y gutural de la U entre los antignos Españoles, llama Hoy, es conocida entre los Geógra- fos modernos, con el nombre de Khoy. Pero dexemos hablar al em- baxador. E otro dia jueves, cinco días del di- cho mes de Junio, á hora de medio dia fueron en una ciudad que es llamada Hoy : la qual estaba asentada en uu llano, é al derredor della muchas huertas é la- branzas de pan, é acerca desta ciudad avia unos grandes llanos que duraban mucho : é por ellos, é por la ciudad ve- nían muchas acequias de agua, é esta ciudad era cercada de una cerca de la- drillo con sus torres é barbacanas: é aqui en esta ciudad de Hoy se acaba Ar- menia la alta, é comienza tierra de Per- sia : é en esta ciudad viven muchos Ar- menios. E quando los dichos Embaja- dores llegaron á esta ciudad, fallaron en ella un Embajodor que el Soldán de Ba- bylonia enviaba al Tamurbec. El qual llevaba consigo fasta veinte de caballo é fasta quince camellos cargados de pre- sentes, que el Soldán enviaba al Tamur- bec ; é otrosí llevaba seis avestruces ó una alimania que es llamada jornufa, la qual alimania era fecha desta guisa: avia el cuerpo tan grande como un caballo, é el pescuezo muy luengo, é los brazos F 268 KMBAXADA A TAMERLAN. mucho mas altos de las piernas, é el pie avia asi como el buey fendido, é desde la ufia del brazo fasta encima del espalda avia diez y seis palmos: é desde las agu- jas fasta la cabeza avia otros diez y seis palmos, & quando quería enfestar el pe- scuezo, alzábalo tan alto que era mara- villa, é el pescuezo avia delgado como de ciervo, é las piernas avia muy cortas se- gún la longura de los brazos, que orne que la non oviese visto bien pensaría que estaba asentada aunque estovie6e levan- tada, é las ancas avia derrocadas á yuso como búfano : é la barriga blanca, é el cuerpo avia de color dorado é rodado de unas ruedas blancas grandes : é el rostro avia como de ciervo, en lo baxo de facía las narices : é en la frente avia un cerro alto agudo, é los ojos muy grandes é re- dondos é las orejas como de caballo, é cerca de las orejas tenia dos cornezuelos pequeños redondos, é lo mas dellos co- biertos de pelo, qne parescian á los del ciervo quando le nascen, é tan alto avia el pescuezo é tanto lo estendia quanlo quería, que encima de una pared que oviese cinco ó seis tapias en alto podría bien alcanzar á comer: otrosí encima de un alto árbol alcanzaba á comer las fojas dél, que las comia mucho. Asi que orne que la nunca oviese visto, le parescia maravilla de ver : é los dichos Embaja- dores estovieron en esta dicha ciudad el jueves que alli llegaron, é viernes é sá- bado é domingo siguiente, que fueron ocho dias del dicho mes de Junio, des- pués de medio día partieron de aqui. E porque este dia non se podrian aver ca- ballos, mandaron tomar los caballos á la gente de la hueste que por alli pasaban. E fueron esta noche dormir á unos pra- dos, 6 desque los dichos Embajadores tomaron tierra en tierra de Trapisonda, fasta esta ciudad siempre en las monta- I ñas parescii» nieve, é de aqni adelante non la fallaron é fué tierra mas caliente. La descripción de Tabris, famosa cuidad de Persia, cuyo verdadero nombre antiguo es Gabris, conver- tido en el presente, a causa de la ig- norancia de los que tomaron la " Griega por T*, es digna de atención, no obstante su sencillisimo desaliño. " E miércoles siguiente, que fueron once dias del dicho mes de Junio, á hora de vísperas fueron en la gran ciudad de Tauris, la qual ciudad está en un llano entre dos sierras altas sin montañas, 9 non es cercada, é la montaña de la mano izquierda está bien cerca de la ciudad í es muy caliente, é el agua que desciende della non es sana: é la otra montaña que está á la mano derecha está un poco mas arredrada de la ciudad, é es muy fría, é en ella está nieve todo el año, é las agua? que della descienden son muy buenas. E estas aguas van á la ciudad, i andan por ella por muchas partes, é en esta montaña á ojo de la ciudad están dos sierras altas, que dicen, que solían ser juntas una con otra, é que de cada año se arriedran la una de la otra: é en la montaña de la mano izquierda, quanto una legua de ésta, está un cabezo alto, que dicen, que Genoveses lo compraron una vez para facer en él un castillo, é que lo compraron de un Emperador que ovo nombre Soltanvays; é decían, que desque se lo ovo vendido, que se arre- pintió, é que quando ellos quisieron facer el dicho castillo, que envió por ellos el dicho Emperador, é que les dixo, que en su tierra non era costumbre de mer- caderes facer castillo : salvo que las mer- * Notas manuscritas del celebre Geó- grafo Major Rennell.KMBAXAUA A TAM MILAN. "as que compraban, qi fuera de su tierra facer á fací de ellos «i', que asi convenía ! e que si castillo querían que llevasen aquella tierra fuera • e antes qUe á la ciudad llegue, par- Por muchas acequias é caños, que su señorío: é porque contrastaron c°n «1, mandóles cortar las cabezas. E de la montaña de la mano derecha de- sciende un gran rio que viene á la ciu- dad, ' tenlo 'an por ciertas calles é lugares de la ciudad, é por la dicha ciudad ay muchas 'Uas é calles muy ordenadas en que ven- den muchas cosas, é están oficiales bien ordenados, ca entre estas calles y rúas ay "«as muy grandes casas con muchas pu- ertas que 80n como alcacerias, é dentro eNas ha muchas casas é boticas, en que están oficiales de muchas maneras muy bien ordenados. E destas alcacerias 8a,en ciertas puertas á ciertas mas, do venden muchas cosas, asi como paños de seda ¿ de algodón é cendales e tafe- antes é seda é alxofar. E en estas al- eacerias venden otrosí muchas cosas. E 68 ciudad de gran bollicio c de muchas wercadurias : é en un lugar destas alca- cerias están unos ornes que venden ínu- las oluras é afeytes para mugeres, é ellas saesmas vienen allí á lo comprar, é afeytan é untan con aquellas oluras, é Vle"en todas cobiertas con unas sabanas cas, é ante los ojos unas redes de prietas de caballo, é asi van atapa- °ue las non pueden conoscer. E en esta ciudad ay muy grandes edificios de casas é de mezquitas, fechas á maravil- la obra de azules é de losas, é de azul é °ro de obia de Grecia, é de vedrieras ""uy fermosas é muchas. E decian, que al tiempo que aquellas grandes obras se fic'leron, que las facian ornes grandes é «icos á fama, é de sí, unos á envidia de utr°s, por ver quál furia mas maravillosa se Vil Man »ed¡ das obra; é que en esto despendían sus cau- dales: é entre estas dichas obras é edifi- cios avia una gran casa que tenia una cerca sobre sí bien fermosa é de rica obra, en la qual casa avia veinte mil casas, é cámaras apartadas é apartami- entos, é esta casa, dicen, que ficicra un Emperador de la Persia que ovo nombre Soltanvajs, é que la ficiera del tesoro del trebuto que le diera el Soldán de Ha- bylonia el primero año que lo atrebuto, ¿ puso nombre á esta casa Tolbatgiuia, que quiere decir, la casa de la ventura. E esta dicha casa está lo mas delia enfiesto, é bien fecho, como quiera que todos quantos buenos edificios en esta ciudad eran fuera della, tantos fizo derrocar Miaxa el fijo mayor del Tamurbec, pol- lo que adelante oiredes. E esta ciudad es muy grande, é muy rica de moneda, é de muchas mercadurías que en ella se tratan cada día. E dicen, que otro tiempo, solia ser mas poblada; pero en lo que hoy dia es poblada ay bien doci- entas mil casas é mas, é en ella ay mu- chas plazas en que venden muy reglada 6 muy limpiamente carne cocida é ado- bada de muchas maneras, y muchas fru- tas i é en esta ciudad acerca de una plaza está un árbol seco en la calle junto con una casa, é dicen, que aquel árbol ha de tornar verde, é en aquel tiempo ha de ir á aquella ciudad un Obispo Christiano, con mucha gente de Christianos, ¿ que ha de llevar una cruz en la mano, é que ha de convertir á los de aquella ciudad á la fé de Jesu-Christo; é esto, decian, que lo decia un Moro Zayten, que era como hennitiiño : é dicen, que la gente desta ciudad que ovo desto gran despe- cho, é que fueron á cortar aquel árbol, é dieronle tres golpes con un destral, é los que se los dieron., quebrurouseles los bruzos ; ó este Moro que esto decia avia70 KMBAXAUA A TAMERLAN. |íoco que murió, é dicen, que decía otras muchas cosas : é aún decian, que el Ta- murbec estando en esta ciudad envió por este Moro, é que i le contó esto é otras cosas asaz : é este dicho árbol está hoy día allí en aquella calle, que non osa lle- gar ninguno alli. E por las calles é plazas desta ciudad ay muchas fuentes é pilares, é en verano Anchenlas de peda- zos de yelo é con muchos jarrillos de latón y de cobre en ellas, con que beben las gentes : é en esta ciudad estaba un pari- ente del Señor por Corregidor della, que llaman ellos Derrega, qui fizo mucha honra á los dichos Embajadores; é otrosí en esta ciudad avia muchas mez- quitas muy ricas é fermosas, é otrosi avia muchos baños los mas solemnes que creo que en el mundo pueden ser: é los dichos Embajadores estovieron en esta ciudad nueve dias, é quando quisieron partir, troxieronles caballos de los del Señor, en que fuesen ellos é todos los sus ornes, é llevasen lo suyo; ca desde aquí adelante tenia el Señor puestos ca- ballos en paradas, para que los que á él fuesen, cavalgasen en ellos, é anduviesen de día y de noche, dellos á media jor- nada, é dellos á una ; é en algún lugar ciento, é en otro cincuenta, é en otro lugar docientos, é asi tenia los caminos ordenados fasta la ciudad de Samarcante, é desta ciudad fasta Babylonia avia diez jornadas, é estaba á la mano derecha fá- oía Baldan." La noticia del Comercio que se Lacia desde los payses mas remotos a las tierras de Tamerlan no debe omitirse. " E esta dicha ciudad es muy poblada; pero non es grande como Tuus; pero es mayor escala de mercadurías, ca aquí vienen de cada año señaladamente por el mes de Junio é Julio é Agosto muy grandes caravanas de camellos, que traen grandes mercadurías ; é caravanas dicen ellos asi como nos decimos por recua de bestias: é es ciudad de gran meneo, ¿ que rinde mucho al Señor: é aqui vie- nen de cada año muchos mercaderes de la India menor que traen mucha espece- ría, ca aqui viene la mayor suerte del es- pecia menuda que non va á la Suria, asi como clavos de girofre é nueces mosca- das é cinamomo é manua é macis é otras muchas especias muy preciadas qne non van eu Alexandria, nin se pueden allá fallar. Otrosi viene aqui toda la mas de la seda que se labra en Guilan, que es una tierra cerca del mar del Bacu, onde se face mucha seda de cada año. E des- ta seda de Guilan va en Damasco é en tierra de la Suria, é en la Turquía é en la Zafa, é en otras muchas partes. £ otrosi viene la seda que se labra en tierr» de Xamahi, que es una tierra onde se labra mucha seda, é los mercaderes van á aquella tierra por ella, é aún Genove- ses é Venecianos. E esta tierra es tan caliente, que quando algún mercader de los de fuera parte le toma el sol, má- talo, é quando el sol les toma, diz, que les va luego al corazón, que les face vas- quear é morir, é diz que les arde las es- paldas mucho: é el que dello escapa, diz, que queda para siempre amarillo como alutrado, que nunca torna ¿ su color. E otrosi vienen aqui muchos pa- ños de seda é de algodón é tafetanes é cendales é otros paños de una tierra que es llamada Xiras, que es circa de la In- dia menor; é de Yesen é de Serpi; é de tierra de Orazania viene mucho algodón filado, é por filar, é otros paños de algo- don teñido de muchos colores, que facen para vestir. E esta tierra de OrazaniahMlijVXADA A TAMERLAN. 71 H un grande Imperio, que dura desde tierra de Tartaria fasta tierra de la India Wenor: é por estas tierras de Xiras é de Orazania pasaron los dichos Embaja- dores, é otrosí de la ciudad de Ormus, 9,ue es una gran ciudad, que solia ser de la India menor, é agora es del Tamurbec. E viene á esta ciudad de Soltania mucho alxofar é piedras de precio. Ca del Ca- tay vienen por mar fasta diez jornadas «esta ciudad las naos, é navegan por el mar Occidiano, que es el mar que está de f«era de la tierra, é desque llegan á un ño vienen diez jornadas por él fasta esta ciudad de Ormus-, é estas naos é fustas que navegan por aquel mar non han fierro, nin son fechas nin travadas «dvo con tarugos de madero é con cuer- das, casi de fierro fuesen guarnidas luego •serian deshechas por las piedras imanes, lie ha muchas en este mar. E en estas fustas viene mucho alxofar, salvo que lo traen por foradar. E otrosi vienen robies Cat; de; > que non los ha finos salvo en el *y» é mucha especería, é de alli va sPues por todas las partes del mundo, E lo mas alxofar que en el mundo se ha, 8e Pesca é falla en aquel mar del Catay, é traenlo á este lugar de Ormus á foradar e adobar, é mercaderes Moros é Chris toanos, dicen, que non saben agora en «stas partidas onde se forade nin adobe alxofar, salvo en esta ciudad de Ormus. E desta ciudad de Soltania van fasta esta Cludad de Ormus en sesenta jornadas Otrosi dicen en esta tierra de Poniente, 1Ue el alxofar nace en unas conchas gandes que llaman jacarés. E los que vienen de aquella partida de Ormus é del Catay, dicen, que el alxofar nace é se falla en las ostias, é estas ostias en que lo fallan, son grandes é blancas como el PaPel, é dellas traen á esta ciudad de ^tauia, é á la ciudad de Tauris, é facen dellas sercillos é sortijas, é otras cosas qua son semejantes de alxofar; é todos los mercaderes que van de tierra de Christianos, de Cafa é de Trapisonda, é los mercaderes de la Turquia é de la Suria é de Baldac vienen de cada aúopor este tiempo á esta ciudad de Soltania á facer sus mercadurías: é esta ciudad está asentada en un llano, é vienen por ella muchos caños de agua, é en ella ha muchas plazas é calles bien ordenadas onde se venden las mercadurías. E en esta ciudad ha muy grandes casas de me- sones, en que posan é están los merca- deres que alli vienen. E allende desta ciudad comienzan unos grandes llanos que duran mucho, é es tierra muy po- blada, é á la mano derecha están unas montañas altas rasas sin montes, é de- trás dellas está una tierra que se llama Curchistan, é estas montañas son muy fieras, é todo el año dura la nieve en ellas ; é á la mano siniestra están otras montañas que son rasas sin montes, é son calientes, é detrás dellas está una tierra que se llamaba Guilan. Está el mar de Bacu, que es un mar que está en medio de la tierra, que non llega á otro mar ninguno; é desta ciudad de Solta- nia fasta este mar de Bacu ha seis jorna- das. E en este mar de Bacu se fallan los diamantes en unas islas dél. E en esta tierra del Guilan nunca cae nieve, tan caliente es; é ha muchas cidras é li- mas é naranjas." Para inteligencia de los lectores añadiré los nombres de algunas ciu- dades y regiones que mienta Clavijo en este pasage, según los debo al favor y erudición de Major Rennell, cuyos profundos conocimientos His- tórico-Geográficos son célebres en toda la Europa. Tuus, es una ciu-72 EMBAXADA A dad cerca de Meshid, en la antigua Partiría. Chillan, es una región al Sudoeste del mar Caspio, al qual Clavijo da el nombre de Bacu. Xamatri, es Shamakee, capital de Shirwan. Es de observar que care- ciendo la lengua Castellana del sonido que en otras se expresa por las le- tras sh, Clavijo siempre lo denota por la x, que en su tiempo se pro- nunciaba como es, especialmente al principio de palabras o sylabas. Lo mismo, se ve en Xiras que es Shiraz. Por lo que hace a los de- mas nombres Geográficos ó son bas- tante conocidos, o solo puedo expli- carlos por conjetura. Yesen acaso será, Yesd, ciudad de Persia, cele- bre por sus sedas. Zafa, estoy persuadido que es Caifa, en la Cri- TAMERLAN. mea, de que hace mención Clavijo, un poco mas adelante: a no ser Jaffai en Palestina. Baldac es Bagdad, ciudad bien conocida, sobre el Tigris, y no lejos de las ruinas de la antigua Babylonia. Para evitar oscuridad, y en favor de los que entre mis lectores, no estén acostumbrados al Castellano antiguo, concluiré este extracto, explicando algunas voces desusadas que se bai- lan en el ultimo párrafo. Alutrado, quiere decir del color de la Nutria, que antiguamente se llamaba Lutra, o Lutria, a semejanza del Francés Loutre. Alxofar, casi todos saben que quiere decir Perlas. Jacarés son- Nácares, conchas de las Ostras, a que Clavijo llama Ostias, en que las perlas se forman.VARIEDADES. A-LGUNA.S NOTICIAS BIOGRAFICAS DEL GENERAL DON GUADALUPE VICTORIA* probabilidad de la elección del celebre Patriota Mexicano Don Gua- dalupe Victoria al mas alto puesto del Poder Executivo de aquella nue- 'a Républica induxo al Proprieta- no de este Periódico a rogar al autor del nüsmo, que procurase extractar ^gunas noticias biográficas, de dos húmeros del Diario de México inti- tulado el Sol, que debia a la aten- ci°n del Señor Rocafuerte. Sccre- tar¡0 de la Legación que el nuevo Estado ha enviado a Londres para Promover su reconocimiento polí- tico. El autor de las Variedades, exa- minó los dichos papeles, y halló que 8°u de una fecha muy antigua, y que, ei> vez de ser una verdadera noticia biográfica, solo contienen una decla- mación pomposa acomodada a los intereses políticos del tiempo en que ^escribieron, que, según cree fue poco después de la caída de Itur- bidef. Baxo este supuesto, el plan or'groal de las Variedades no per- mite hacer uso directo del artículo Mexicano. El que esto escribe per- manecerá siempre fiel a su primer propósito de no tomar parte en las contiendas internas de los payses cuyos adelantamientos procura, por medio de la difusión de las mejores ideas y principios que ha recogido enlnglat erra. El agregarse a nin- gún partido sino al de la Indepen- dencia de Hispano-America, en general, seria no menos malparecido que injusto, en un extrangero, que vive a tan gran distancia. Dificilí- simo es aun para los residentes en el pays el saber quien tiene razón, y qual de los partidos es él mas capaz de hacer bien al Estado ¡ quanto mas lo será al que apenas los conoce de oidas. Por estas poderosísimas razones es indispensable que el pre- sente artículo sea en extremo es- caso de noticias del celebre patriota cuyo nombre lleva al frente. Como rival venturoso del difunto Iturbide él mismo (debo creer) se desdeñaría ^ * El Proprietario de este Periódico, no habiendo podido lograr el retrato del General Victoria para el presente Número da el de su compañero, de armas, ^ravo, aj frente según dicen, se aumentase el nú- mero de criminales. El castigo de asesinos que estableció en sus do* minios de Italia, consistía en enca- denarlos durante su vida, sin dex* arles movimiento, ora en pie, ora sentados. De este modo y mante- nidos a pan y agua, los tenia expues- tos a la vista del público, años y años, conservándoles una existencia horrorosa. Pero jes este método mas humano que el de dar un» muerte pronta? ¿No endurece * los que se acostumbran a su vista « ¿Hay hombre que al pie de la horca, I no abrazase la oferta de semejante vida' NOTICIA BIOGRAFICA DEL DUQUE DE BRUNSWICK- OELS, QUE MURIO EN LA BATALLA DE WATERLOO. El Proprietario de este Periódico, sabiendo el deseo que algunos His- pano-Americanos tienen de hallar entre las láminas con que lo adorna, modelos de tragos militares; creyó, con razón, que tales deseos podrían satisfacerse, eon doble ventaja, dando el retrato de uno de los mas celebres patriotas Europeos, que se distin- guieron en la resistencia a la ambi- ción de Buonaparte, En tanto pues que los Artistas preparan el grabad0 que representa la persona y trago dfl valeroso, y desgraciado Frederieo Guillermo, Duque de Brunswick' Lüneburg - Oels y Bernstadt, de- linearé en un breve bosquexo su ca- rácter de patriota y miltar, para est»'DUQUE Ul! BRUNSWKIK-OELS. *nl°» y satisfacción de los Hispí 83 jano- A-mencauos que aspiran a honor por 'as mismas tendas. El sugeto de este bosquexo, nació en Octubre de 1771; quarto hijo de Carlos Guillermo Fernando, Duque Soberano de Brunswick Lüneburg, que murió en 1806 de resultas de las heridas que recibió en la batalla de Jena. Su madre era hermana del difunto Jorge III, y su hermana fue muger de nuestro presente rey, Jorge Iv- En 1785, Frederico Guillermo fae nombrado succesor de su tío, el Duque de Oels y Darnstadt, en caso que muriese sin succesion. El joven Principe, destinado, por afición, y deber, a la carrera de las armas5 después de haber residido dos años en Suiza, empezó su carrera militar, et>mo Capitán en un regimiento de Infantería. Su promoción, como era natural, fue rápida. Las hostili- dades que Prusia emprendió con- **! Francia, en 1792, abrieron ancho, aunque desventurado campo valor del joven Frederico, cuya "npetuosidad lo puso en inmi- nente riesgo, durante una escara- muza, cerca de Würbel, donde reci- bió heridas peligrosas. La paz que el íey de Prusia se vio forzado a hacer en 1795, puso fin a las cam- pañas del joven Duque. Por este t,emp0 se desposó en Carlsruhe con *a nieta del soverano de Badén, en quien tuvo dos hijos. En 1806 Sucoedio al trono de Oels y Darns- ^dt, por muerte de su tio. La í,lerra que empezó en 1807 lo hizo Saur otra vez a campaña, con el cuerpo del General Blucher; pero habiendo sido comprehendido en la capitulación de Lubeck, se despidió del servicio de Prusia, poco antes que la muerte de su hermano mayor lo llamase a la succesion de su Estado paterno, que habia de gozar por po- quísimo tiempo. Las victorias de Buonaparte hizieron que viniesen por tierra los feudos del Imperio Ger- mánico, y el Ducado de Brunswick- Oels fue incorparado con el nuevo reyno de Westphalia, por el Tratado de Tilsit. Ardiendo en deseos de recobrar su herencia, tomó las armas en 1809, agregándose, a su costa, al servicio de Austria, con dos mil hom- bres, mitad de a caballo, mitad de a pie. En 1808, habia perdido a su muger, a quien amaba tiernamente, y desde entonces, como despegado del mundo, solo hallaba distracción a sus penas, en la agitaciones de la guerra. La derrota de sus aliados en Wagram, lo expuso al riesgo de caer en manos del enemigo, y con un pu- ñado de tropas verificó una de las retiradas mas atrevidas que se hallan en la historia militar. Durante su dilatada marcha acia la costa, pasó una noche en su ciudad nativa; pero en lugar de tratar de hacer daño a sus contrarios sublevando sus vasallos, les aconsejó que obedeciesen a las auto- ridades establecidas. Desde allí se dirigió a Hanover, y por Neustadt a Nienburg. Pasó el Wesser; hizo un falso ataque contra Bremen, cuyas puertas estuvieron en su poder una noche, y habiéndose reunido con otra división de sus tropas se apoderó de g 284 ESTABLECIMIENTO LE INGLESES E una porción de barcas que se halla- tan en el Wesser, y en ellas, enar- botando bandera Inglesa eonduxo sus soldados a Heligoland. Desde en- tonces se puso a la paga de f ni aterra, basta que la renuncia de Buonaparte • jnl814, lo restituyó a sus Estados. Volvió, no obstante, el Ex-Empera- dor, a Francia, y ocupó su trono, por la ultima vez, excitando, con su ar- rojo, la indignación de todos los alia- dos. Al reunirse las fuerzas de estos, el Duque de Brunswick, en vez de 4,000 hombres, que era su contingente, se presentó con 14,000, a quienes vistió de negro, dándoles por distintivo una calavera, como amenazando no dar quartel a los con- trarios. Diose la batalla de Water- loo, en que feneció, para siempre, el poder de Buonaparte; pero el Duque de Brunswick no logró ver su resul- tado, pues cayó muerto, antes de que se concluyera. Su cuerpo fue enterrado en Brunswick. ESTABLECIMIENTO DE INGLESES E IRLANDESES HISPANO-AMERICA. Ha llegado a mis manos un papel suelto, impreso en esta Capital cuyo titulo en Ingles, es Quilines of a Rlanforproviding a Settlement in South America for a portion of the Unemployed Poor of Great Britain and Ireland, who are desirous of an Asylum ábroad. En este papel se toca ligeramente la máxima, bien sa- bida por todos los que han estudiado las obras de los Economistas moder- nos, de que el progreso natural de la propagación de la especie humana es tan rápido, que quando los Estados políticos llegan a su mayor prosperi- dad, y por consiguiente empieza a faltar empleo a las clases trabaja- doras, no hay otro recurso para evi- tar el aumento de miseria, y vicio, que enviar la población redundante a payses, que necesiten sus brazos. Pero esta operación es difícil, cos- tosa, y fuera del alcanze de los indi- de viduos a quienes puede servir alivio. Para proporcionarles el v'' age, habitaciones, e instrumentos de labor; se necesita un capital que solo puede acumularse por medio de u0* Compañía, o Asociación: y esto es lo que propone el Plan que teDgo * la vista. Por supuesto que la emi- gración en tales casos debe ser ente ramente voluntaria; privilegio que 'a ley fundamental de Inglaterra ase- gura a todos los naturales. Pero su- puesto el hecho certísimo de q°e nuestra población, en especial en en Irlanda, excede muchísimo '°s medios de subsistencia, el autor Proyecto, propone un Establecimi- ento en las cercanías de Buenos Ayres, cuyo clima es tan benign0 como el del Mediodía de Francia, y cuya fertilidad es bien sabida. Al mismo tiempo anuncia el consenti- miento dado por el Govierno deIRLANDESES KN HISPANO-A MERICA. 8& B«enos Ayres, sin el qual el peo- ye°to seria vano. ros^ C°l0n0S haD de recibir S0C°r" e el fondo de la compañía para tac!!)46116'86' Vestirse' y formar habi- cha°DeS *m8ta que recoJan sus cose" 8> v reciban el producto de su trabajo dar A. cada Colono se ha de ^ un terreno acotado de cincuenta con** ^e cmcuenta fanegadas) ^. ^0s edificios necesarios; siendo °argo de la Compañía el abrir ca- 0s> construir molinos, y demás n.Jetos indispensables para la Colo- tlue se executen °hras los Colonos trabajarán en c°mun t de I P&ga será a razón de la aglaterra, por un término medio, 2 TaQdose un tercio de ella para PaÉ?° del viage, preparación del eü0. &c. Al punto que cada u °n° haya satisfecho de este modo ^delf38108 ^Ue 'a ^on5Pama 'e ^aya • &tado, será puesto en posesión de ^ac'enc^a» Para s* i sus here- i ÍOs' Perpetuamente, baxo el tri- la ° ^ c'nco duros annuales, y con CoDdic¡on de que esté ocupada, y ada. pero sj ej Colono prefi- ere i- L dad jar Por cuenta de la Socie- P°drá arrendar su hacienda, y nuar trabajando en común, au- a«do sus ahorros de modo que ^ comprar otra, u otras hacien- el terr, C lo Manejo de la Colonia estará a de una Mesa o Reunión de jo^teftores, que serán, al principio, c,uco empleados principales de la ^~ ^8» Sus libros de cuentas esta- siemprc proutos a la inspección de qualquier Colono. Quando una porción considerable de los Colonos se hayan hecho proprietarios ¡ los Di- rectores serán elegidos por ellos; y el número de los votos de cada uno, será a proporción del valor de sus propriedades. Las horas de trabajo serán nueve, al dia; y los Colonos trabajarán en lo que so les destine; aunque se pro- curará, en quanto sea posible, que cada qual se emplee en el oficio a que estuviere acostumbrado. Aun- que al principio tendrán qne sufrir inconvenientes en las chozas, que por el pronto tendrán que habitar, se pondrá todo empeño en acomodarlos quanto antes con quanto necesiten ; siu descuidar la instrucción religiosa de los Colonos, la educación de sus hijos, y aun el recreo público. Los Colonos tendrán que comprar lo que necesiteu, de los Almacenes de la Compañia: si hubiere ganan- cias, se repartirán entre los Colonos. No se necesita que los Colonos lleven haberes; pero si los llevaren, contribuirán mucho a su prosperidad. Lo que es preciso es que tengan fama de honradez, industria, sobrie- dad, y que sean robustos, y saluda- bles. Los casados serán preferidos; pero no se costeará el viage de mas de dos niños o niñas de menos de diez años, a cada matrimonio. La primer salida será de el puesto de Glasgow o de el de Liverpool. Cincuenta familias saldrán en el pri- mer navio, que se cree se hará a la vela, en el mes de Febrero, próximo.EL ASTILLERO DE LIORNA. La tradición novelezca e intere- sante que se sigue, está tomada de una obra, no menos instructiva que entretenida cuyo título es A Journal qf two successive Tours upon the Continent in the years 1816, 1817, and 1818, by James Wilson, Esq. de que espero poder hablar mas a la larga, en otra ocasión. Mr. Wilson cuenta que a la en- trada del Astillero de Liorna se baila un grupo de estatuas, que puede servir de muestra de la mejor escul- tura moderna. La estátua principal, de piedra, representa al Duque de Toscana, Fernando I, y está colo- cada sobre un pedestal de marmol. El mérito de esta estátua es muy inferior; pero hallanse quatro de bronze, a los quatro ángulos del pedestal que merecen los mayores elogios. Todas son colosales; y, a primera vista, representan a tres Argelinos, y un Negro en calidad de cautivos, encadenados al pedestal. Uno de ellos se representa anciano; pero el vigor y prominencia decidida de sus músculos, muestra que la vejez no ha disminuido las fuerzas con que la naturaleza le dotó, y el exer- cicio le aumentó, en su juventud. Los otros dos cautivos, y el Negro, son mucho mas jóvenes: cada qual expresa distintos afectos, proprios de vencidos, según predomina la indig- nación, o el abatimiento. El anciano fixa los ojos en el cielo como si fne>e a echarle en cara su mal merecida suerte: los dos Argelinos jovene* dan mas señas de dolor, y vet' güenza; y el Negro, aunque aba- tido, parece conformarse con la Wu* danza, no de suerte, sino de dueño8' •La estatua del viejo es fundid" por Juan de Bologna; la de lo» otros tres, por Pedro Tacca. Algunos imaginan que estos «»* clavos son figuras alusivas a W varias partes de los dominios Turco»» pero semejante suposición no se co»' forma con la expresión y carácter do las estátuas. La historia que cort* entre los habitantes, con relación w grupo es esta. En tiempos pasados, el puerto; 1 costa de Liorna estaban frequento- mente expuestos a los robos de uD Corsario Argelino, que con do» hijos, y un esclavo negro, manejan» con suma destreza, y atrevimiento/ un pequeño baxel. Quando meno» los esperaban, aparecían en la babifr y se llevaban los géneros que es*8' ban alli para el mercado; o hacia1' cautivos, a quienes no soltaban sin0 por un gran rescate. Cierto dia, que el hijo del Gobcí' nador se hallaba en el Muelle, e' atrevido Corsario se presentó en e^ puerto, y desembarcando, con la rap1' dez de un rayo, cargó el buque con una porción de gentes que estaban flEL ASTILLERO DE LIORNA. 87 de alas 'a lengua del agua. El joven Tos- cano, irritado con tal vista, juntó en U!» momento algunos marineros, de los mas denodados que se hallaban presentes, y entrando en un barco c°n ellos, siguió al Corsario que ya babia salido del puerto. Pronto se dieron vista unos y otros, y a cada "npulso de los remos, los persegui- ^ores, siendo mas en número, y de refresco, se acercaban mas y mas a los perseguidos. Estos, temerosos caer en manos de sus enfurecidos os, y sabiendo que si venian manos, los cautivos que lleva- utul> »e levantarían contra ellos; re- **an desesperadamente. El an- ciano Gefe de los Piratas, vogaba Conmas furia que todos; y, en un ^ante de ardimiento, qaando gri- taba a los suyos para alentarlos, dio tal impulso al remo que, quebran- te a flor de agua, le hizo dar con la ^ca contra un banco, donde quedó exanime. Desalentados los demás c°n está perdida, no pudieron con- la distancia a que se hallaban 4e los Cristianos, y en breve caye- r°n. sin remedio en sus manos. Gozoso con su presa, el joven Toscano se dirigió sin tardanza al palacio de su padre, y le presentó los cautivos, terror que habian sido de Liorna y sus habitantes. El Padre en vez de abrazar a su he- roico hijo, cayó como desmayado en la silla, de donde se habia levantado al oir el murmullo de aplauso que acompañaba al vencedor. " Hijo mío (exclamó) ¿no sabes que al mismo tiempo que has servido a tu patria, has incurrido la pena de muerte por haber desembarcado de un buque extrangero sin hacer qua- rentena!" La alegría feroz de los cautivos, al oir que su vencedor estaba, como ellos condenado a muerte, mas puede concebirse que pintarse. La ley, en este punto, es in- flexible, en un pays donde el riesgo de peste es diario. Dicese que el mismo verdugo que dio muerte a los Piratas, quitó la vida a su vencedor; y que la memoria del triunfo se conserva en las estatuas de los ven- cidos. Mas { por qué causa quedó el desgraciado libertador de su pa- tria sin monumento alguno de su gloria y su infortunio .' AFECTOS BIEN EXPRESADOS, DE UN CIEGO QUE RECOBRÓ LA VISTA. mente la de abatir la catarata) que le restituyo la vista después de doce años de ceguera. La carta, aunque escrita en estilo algo hinchado, causa interés por la sinceridad de los afec- ^N el Noticioso General, Periódico picaño del 10 de Febrero, 1823, hai una carta, firmada, Vicente Cer- >antes, dando cuenta del feliz resul- **do de una operación (probable-ANECDOTAS. tos que expresa, tanto refiriendo las dificultades que el paciente tuvo que superar para hacer su viaje a la capi- tal, como manifestando su gratitud a Mr. Eduardo Fitzgerald, el cirujano que lo curó de valde, dándole ademas alojamiento en su casa. Pero lo que es mas digno de atención en la carta es la exclamación en que se dirige a la luz del sol. — En medio de la narración, habiendo dicho que en dos minutos recobró la vista per- dida, rompe en estas bien sentidas expresiones. ..." Miré la luz del sol, por la que hace doce años sus- piraba. ¡ Salve producción clarísima de la mano liberal del Eterno! ¡ W veces salve, esplendor matutino, qne destrozando con tu fulgor bello la8 densas tinieblas de la noche, ilumi- nas el prado, vegetas las plantas, da* color a las flores, animas el melodioso canto de las aves! ¡Oh! mucha8 veces dichoso el que qual yo vuelve a lograr tus benignos influxos, y BU" randote disfruta tu candidez y bel- leza. Bendiga el brazo Omnipotente al instrumento sabio que previno para restituirme tu emanación ce- leste, y destruir la triste ceguera de los hombres*." ANECDOTAS. El General Espoz y Mina que tan gloriosa parte tuvo en la guerra de España contra Napoleón, y que des- pués recibió tan ingrato pago de sus servicios, se granjeó la estimación de sus compatriotas tanto por sus ama- bles qualidades, quanto por sus pren- das militares. Quaudo se vió pre- cisado á salir de aquella misma Patria por cuya libertad habia pelea- do con tatita bizarría, llevó consigo un muchacho á quien habia recojido. Era el chico, hijo de un subalterno francés que, en una repentina reti- rada, le hubo de dejar rezagado. A breve rato pasó por alli Mina con su estado mayor, y oyendo los lamentos del niño que estaba sentado encima de una piedra junto al camino, se llegó á él, vió que acababa de aban- donarle su padre, se compadeció» resolvió tomarle bajo su amparo, & ló llevó consigo y cuidó de su edu- cación. Habiendo llegado Mina » París para refujiarse entre los mi*' mos contra quienes habia guerreado tan valiente, andaba acompañado del muchacho y quatro edecanes. Lue- go que se supo quien era, fué puesto al cuidado de un ayudante general de la Guardia Nacional. Estando con este gefe, vino a contar el modo en que habia recojido aquel mucha* cho que llevaba en la compañía. W * He mudado dos o tres palabras q°e debilitaban el efecto de esta efusión ñ**' cera y eloqücntc.ANKCDOTAS. 89 ayudante general hizo varias pregun- **• al huérfano hasta que por sus respuestas vino en conocimiento de luien podia ser su padre, y envío a ^amarle. No bien se presentó, orando el muchacho corrió á él gri- tando; «Este es mi padre," y se ^ojó en sus brazos. El padre sin- "ó en su corazón que aquel era el %> que tanto tiempo hacia daba por Perdido. Todos los que se hallaban es se enternecieron profunda- mente al ver aquella escena y las Puosas demonstraciones del pa- ^ y del hijo. Mina estuvo silen- Cl°so por un rato; pero luego que el oficial Francés llegó á reponerse de ^ primeras impresiones de gozo, se evantó, y encarándose con él, le Recordó en términos mui enérgicos 38 Aligaciones de padre, y al mismo tiempo pintó.con tan vivos colores " mala conducta que habia obser- Va^° para con su hijo desvalido, Enturando su suerte, que el vete- 19,10 dió alli mismo las mas sentidas Ostras de haberse conduzido con ^% inhumanidad, y, arrasados los °Jos en lágrimas, prometió repararla Cttrapliendo en adelante todos los íeWs de padre, con tal que se le íeBvituyese el hijo. " V. le aban- ^°nó, repuso Mina, en manos del eOernigo; pero yo le recogí y le he ^tedo como si fuese hijo mió. ^°ra se le vuelvo á V. Complete lo qUe yo he. empezado." Dici- endo esto, entregó el muchacho á su Padre, y todos los circunstantes que- daron prendados de su humanidad y "okleza. Quando Lavalette fué sacado de la cárcel por su muger, y huia á salvarse, atravesando la fron- tera en compafíia de Sir Robert Wil- son, el maestro de postas examinó su esterior, y llego á conocerle á pesar del disfraz que le encubría. Inmediatamente fué enviado por él un postillón encargándole que corriese a rienda suelta. Mr. de Lavalette instaba con gran priesa para que le diesen caballos; pero el maestro de postas acababa da salir de casa, de- jando mandado que no se le diese ninguno. Creyéronse descubiertos los dos viajantes, y no hallaban me- dio alguno de salvarse en un pais que les era totalmente desconocido, por lo qual resolvieron defenderse y vender caras sus vidas. Al fin, quando ménos lo esperaban, vuelve á presentarse el maestro de postas, quien, dirijiéndose á Mr. de Lava- lette, le dice: " Me parece que es V. honrado: supuesto que va V. a Bruselas, véase V. alli con el Señor Lavalette, y entregúele estos dos cientos Luises de oro, que yo le debo, y que pueden hacerle falta;" y sin aguardar respuesta, arrojó el dinero dentro del coche, y se marchó añadiendo: " Serán V. servidos con los mejores caballos que tengo; ya he enviado adelante un postilion, para que vaya preparando los tiros que V. necesitan para continuar el viaje." Lavalette habia sido Direc- tor General de Correos, y habiendo hecho ciertos servicios a este hom- bre agradecido, recibió ahora el pago de su beneficencia.00 ANECDOTAS. Después de la muerte de Carlos II de Inglaterra el embajador Espa- ñol D. Pedro Ronquillo fué instado en la primera audiencia que tuvo del nuevo Rei Jacobo II á que dijese libremente su parecer sobre la situa- ción de las cosas en Inglaterra. Su Excelencia respondió á Jacobo: " que veia a S. M. rodeado de una cáfila de clérigos, los quales le ha- bían de importunar para que alterase la religión establecida en Inglaterra; pero que le rogaba no adoptase el consejo de ellos, si no quería verse arrepentido quando ya no fuese tiempo." Disgustado algún tanto el Rei con semejante advertencia, pre- guntó con desenfado al embajador, si en España no era costumbre to- mar consejo de los confesores ? " Si, Señor, respondió el embajador, y aun por eso nos salen erradas todas nuestras medidas políticas." Estando Mahoma en el valle de Beder, le avisaron sus escuchas que su enemigo Abu Sofiano con una rica caravana de Egipto compuesta de mil camellos, venia acia él por una parte, mientras que por otra llegaba á protejer la caravana un cuerpo de ochocientos cincuenta de á pie y cien de á caballo. El Pro- feta no tenia consigo mas que unos trescientos hombres. Consultado brevemente el apuro con sus oficiales, fueron algunos de parecer que se atacase la caravana cuyas riquezas les excitaban este deseo, pero al fin prevaleció la religión y el espíritu de venganza, y se resolvió desenvainar la espada contra el cuerpo de idóla- tras armados. Cuando su gente es- tuvo á punto de ver el superior nu- mero de los Koreitas que iban H6* gando al valle, púsose á mirar á l°s suyos, y exclamó: "Oh Dios mío' Si permites que estos sean destruido»; l por quien serás adorado en la tierra» Animo, hijos mios! Estrechad bieu las filas, disparad vuestras flechas» J vuestro es el dia." Dicho esto, >>n" bió al pulpito que siempre mandaba llevar para sus predicaciones, y pidi° al Cielo le socorriese enviándole e' arcángel Gabriel con tres mil ánge- les. Pasó la caravana sin que se 'e hubiese puesto impedimento algún0' avanzaron los Koreitas, y los Musul- manes se sintieron dudosos y aun alarmados. En tan crítico momento» salta Mahoma del pulpito, monta * caballo, y esparce al viento un P°* fiado de arena, diciendo con voz e8' forzada: "Sean los rostros de ello* confundidos 1" £1 trueno de su voz r*" sonó en los oídos de los dos ejércitos» que, en el ardor de su fantasía, se figuraban ver realmente que Gabriel con la legión de sus ángeles bajaba del cielo al campo de batalla. Tembla- ron y huyeron los Koreitas dejando muertos setenta de los mas valientes» y el Profeta se apoderó de mas de otros tantos prisioneros. Cosa mui triste de pensar es ver- daderamente que las tribus indígena» del Norte América, á excepción de algunas pocas, no hayan recibido de parte de los que usurparon sus tierras otra cosa que repetidos agravios J ultrajes. Naciones enteras de aquel- los desgraciados se cuentan ya exter-ANECDOTAS. 91 «niñadas tan de raiz, que no quedan de ellas mas reliquias que los nom- bres que llevaron; y al considerar 9°e el mismo sistema que en tan P00» tiempo ha causado tanta destroc- en, se sigue todavía con mui pequeña diferencia, y debe por consiguiente, "i no se le sustituye otro menos in- el **• acabar dentro do poco con c°rto númerojde tribus que aun so- *ven derramadas por aquellas re- 8*«JW| no puede ménos de creerse 4ne toda alma compasiva se sentirá Penetrada de dolor, y experimentará Vebementes afectos de conmiseración y ternura acia aquella porción del Señero humano, que se halla tan ago- lada y desvalida. Quizá no hai un ^emplo de que la voz del oprimido ha< de la ya hablado al opresor con un tono reconvención mas sublime, que libre de todo temor. Entónces ya volví á tomar la escopeta sin em- pacho alguno y sin temor de la mu- erte, y también iba á caza de tigres, y leones y elefantes." El siguiente trozo de un sermón de los que predicaba el otro recién convertido llamado Cupido, no deja de tener bastante ingenio. "El explicaba á su modo, dice Mr. Campbell, la inmortalidad del alma, con la alegoría de una serpiente que, rozándose entre dos matas de un zarzal, se desprende una vez ni año de la piel." Cuando encontra- mos la piel, decia Cupido, no pode- mos decir que aquella es la ser- piente ; ciertamente que no, porq"6 allí no hai mas que pellejo. Tam- poco podemos decir que ha muerí0 la serpiente; nada menos que eso» porque nosotros bien sabemos que Ia serpiente está viva, y que no n» hecho mas que sacudirse de la piel'" Asi comparaba la serpiente con el alma, y la piel con el cuerpo del hombre.93 EL MENSAGERO. estado de la atmosfera en estos ^yses septentrionales ha sido suma- ha &. re')ue'to' Las tormentas que * citado nuestras costas, extendi- ese hacia el Báltico, y el Golfo de ^•olandia han causado destrozos. orrendos. En Alemania las inunda- ros 68 ^ t*eso'ac'0 teI*ritorios ente- s» ahogando gentes y ganados, y c.^ando a muchas familias en aflic- 8e e ln(ügencia. Pero donde mas ^ a «entido el influxo destructor de ^mporales ha sido en Peters- ^80. El 18 de Noviembre pasado, en ja r noche, quando la población se fío recogida a sus casas, los ca- , es de la fortaleza alarmaron la j «J con repetidas señales de que aguas del Neva crecian con tanta ]^l(*ez que la ciudad entera se hal- en peligro. Tan imminente era ste > como que el rio subia a razón Pulgada por minuto ; y en breve extendió por toda la ciudad a ex- ion de dos barrios que por su a se mantuvieron fuera del im- **> lago que se formó en corti- jo ° ^^P0- Como la creciente del de j°°llt"luo a este Pas0 nasta las dos a tarde siguiente, la altura de las j as ™e tal que varias casas se hal- r°n cas» sumergidas, y casi todas las de ciudad inundadas hasta los pi- sos mas altos. A las dos de la tarde habiendo calmado el viento que im- pelió las aguas, empezaron estas a descender a su proprio nivel como un torrente, y en breve abandonaron la ciudad. Pero ¿ quien podra ima- ginarse el espectáculo de desola- ción y horror que se presentó a la vista. Cuerpos de ahogados sin nu- mero, provisiones esparcidas, mue- bles destrozados, casas arruinadas, buques de alto bordo encallados en medio del pueblo a donde por cima de las habitaciones los habia llevado el huracán; tal era el aspecto de Petersburgo. En esta tristísima oca- sión el Emperador Alexandro so ha mostrado digno de la corona que ciñe. El padre mas amante de su familia no pudiera haber manifestado mas deseo de aliviar las desgracias de sus hijos, que el Emperador de socorrer a sus infelices subditos: sus riquezas se han prodigado entre los menesterosos, y su eficacia personal en socorrerlos no ha tenido mas lí- mites que los que la naturaleza pone a la fatiga. Las pérdidas de buques en las costas de la Gran Bretaña han sido numerosas, y los daños hechos, en94 EL MENSAGERO. varios pueblos vecinos al mar, muy considerables. Por papeles acabados de llegar de México, sabemos que la elección de Presidente de aquella República ha recaido, como esperábamos, en el General Victoria; el General Bravo ha sido nombrado Vice Presidente. La Constitución Federal ha sido aprobada, y jurada. £1 estado de la nueva República es sumamente lisongero; y según lo que sabemos de ella, va dando pasos importantes acia la consolidación de su carácter político, y su felicidad interna. No son menos favorables las noti- cias del Perú. El Libertador Bolí- var gano una victoria importante con- tra la cavalleria de Canterac el día 6 de Agosto pasado. Es de esperar de su actividad y talentos militares, que haya al presente ganado algo mas decisivo en favor de la indepen- dencia de aquel pays. El Parlamento Británico se re- unirá a principios de Febrero próximo. La caridad y beneficencia Inglesa se está manifestando en las subscrip- ciones que se han abierto a favor de los payses inundados en Alemania i y de los refugiados tanto Españoles como Italianos, que están en extre- ma necesidad. Algunas de las cunstancias de estos infelices, que han llegado a noticia del autor de este periódico son capaces de ente*' necer los corazones mas duros. Ser»8 de desear que los nuevos Estad"8 Hispano-Americanos mostrasen 811 humanidad a estos desgraciados, pt tre los quales hay muchos hombres de honor y mérito, y abriesen u0 asilo a los que quisiesen refugiarse en America. NECROLOGIA. El excelente Periódico intitulad0 Ocios de Españoles Emigrados, °.oe se publica en esta capital, anuud9 la muerte del Presbytero Don Jay*1* Villanueva, uno de sus principad escritores. Murió en 14 de T^0" viembre, pasado, a los 59 años su edad. Aunque el autor de l*8 Variedades no tuvo el honor de nocerlo, le consta que la literata^ Española ha perdido en el Señ°r Villanueva un individuo que la n"0' raba. LONDRES: IMPRESO POR CARLOS WOOD, Pvppius fc'onrt, Oel StrMe.MODAS INGLESAS. EXPLICACION DE LAS ESTAMPAS. TRAGE DE PASEO. ^ulleta de gros de Ñapóles, color de lila, con cuello Clrcular, y mangas de buches, divididos con cintas de rasolis0 blanco. Cinco guarniciones del color, y tela de ta duHeta, sostenidas al lado derecho en forma de pa- bellón por lazos de rasoliso del mismo color. Colereta de moselina, alta, y a pliegues anchos. Sombrero blanco de seda, con una cinta lila en al ala, y la copa guarnecida c°n cinta ancha del mismo color, y espigas de trigo; gu- ates, y zapatos color de mahon.TRAGE DE TERTULIA. Trage de barrege negro, la espalda guarnecida con bandas de raso negro; manga corta, ancha, y a pabel- lones ; manga larga de crespón blanco. Guarnición in- terior doble, de pabellones anchos, sostenidos con lazos de rasoliso negro. Otra guarnición de tres pliegues hechos en el trage. Turbante de crespón negro, con grandes lazos a los lados, que sostienen una banda de crespón blanco sobre la frente. Collar, y pendientes de azabache.É TE. A CE Jfít TSJRTULIA .TRAGE DE TERTULIA. Trage de gaza blanco con listas de raso liso color de oro : peto de pliegues, adornado en los lados con peque- ños buches de rasoliso color de oro. Manga corta de buches, con guarnición de hojas del color y tela de las listas. Doble guarnición de buches del color, y tela de las listas. Sombrero de crespón color de oro, con dos buches al rededor del ala, y plumas blancas, y color de oro. Collar, pendientes, y brazaletes de topacio y tur- quesa ; guantes franceses de cabritilla, y zapatos de raso- liso blanco.TRAGE DE CASA. Trage de gros de Ñapóles, de hechura de media blouse de color de arco iris ; talle bajo, y la parte superior de la manga mui ancha. Cuatro guarniciones en forma de pliegues del mismo trage. Pañoleta de moselina bor- dada, a dos rangos de puntas grandes, sugeta por dos bandas de moselina que salen de la pañoleta, y se cruzan en el pecho. Peinado sencillo y ridiculo de terciopelo punzó, con chapa, cadena y adornos de oro. El trage del niño es una media levita a la alemana, de paño fino verde botella, con tres filas de botones; collarín a la española, y pantalón de mahon con guarniciones.CARRETELA. Este elegante carruage es mui propio de los climas calientes, por que está dispuesto de modo que preserva de los rayos del sol, y da entrada a una agradable venti- lación. El carro esta construido según un modelo intro- ducido en Inglaterra por el Sr. Ackermann, el cual ha recibido una patente del gobierno. La principal mejora de este invento consiste en los eges movibles sobre que gira cada rueda. Otras muchas ventajas presenta, cuya descripción no es de este lugar. Baste decir que la esperiencia ha confirmado el mérito de estas mejoras.o ^ENSAGERO DE LONDRES, OMo IIo- ABRIL 1, 1825. N° VII. OS IMPORTANTES, SOBRE LA INTOLERANCIA, DIRIGIDOS A LOS HISPANO-AMERICANOS. El de reconocimiento de la indepen- dia de México, Colombia, y Bue- nos Ayres que ha hecho el Govierno Ingles entablando Tratados de Co- erció con estas nuevas Repúblicas, ea motivo de grande satisfacción para e' destruido el valor moral en los que al la han vivido baxo su yugo. Nada me parece mas fácil que convencer a los hombres sinceros í racionales de todas clases, de que creencia religiosa no depende de '8 intolerancia. En quanto a ser Ga' tolicos, Apostólicos, Romanos, nadje puede disputar su derecho a miembros de la Federación de Me*1' co; ni tampoco el de declarar 1ue la tal Religión es la que el Estad" mantiene y protege. Pero ¿ quie° ha hecho dueño a ningún Goviern0minemos a u;s n 4$ las opiniones de hombres libres í No (me dirán los fanáticos): el Go- bernó obra, no por su juicio proprio, s¡no conforme al de la Iglesia Cató- Uca- A esto responderé que el Go- bernó que emplea su poder en de- fensa de la intolerancia de esa Iglesia, excede los límites proprios de su Jurisdicción. La creencia en tal o tai systema religioso, es un acto del atendimiento, en que ningún Go- bernó puede intervenir. El Go- bernó de México, por exemplo, cree que la Iglesia Romana no puede errar ISl'ANO-AMKRICANOS. 97 do uno o mas habitantes de sus finios cree lo contrario. ¿ Ha Pr°metido Dios infalibilidad al Go- bernó Mexicano en esta contienda 'atelectual ? Pero, Señor, la Iglesia es Wfalible, y me asegura que lo es. i Excelente argumento! Creed lo digo, porque yo no puedo errar; y creed que no puedo errar, porque y°> que no puedo errar, lo digo. No se alarmen los buenos Católi- C°s> pues yo no quiero disputar los Pintos de su creencia. Solo quiero hacer ver que las leyes humanas no ^eben entrometerse en estos puntos. ^°ndene la Iglesia Romana enhora- buena a los que no creen sus dogmas; HniDe contra ellos sus censuras; Pero confínense estas a efectos es- pirituales tien, El Govierno Supremo ne derecho a decir, " yo soy Ca- ótico, y la mayor parte de mis súb- dltos lo son; por tanto los diezmos 80,1 «leí Clero Católico." Hasta aqui ^ extiende su poder legislativo, ero quando priva a los hombres de a ''bertad de adorar a Dios según lo dicta la conciencia de cada uno, los despoja de uno de los derechos mas nobles de la naturaleza humana. ¿ Es posible que los hombres sean tan ciegos que quieran enmendar la plana al autor y Juez supremo del mundo? Estamos viendo que Dios ha permitido y permite las religiones mas absurdas, sin hacer violencia a los que las profesan: que al publicar la religión verdadera no lo hizo por fuerza, sino por medio de la humildad, y sufrimiento de sus apostóles ; y no obstante esto todavía se hacen leyes constitucionales contrarias a este plan de la Providencia! Jesu Christo nos dice que no trate- mos de arrancar la zizañaque ha creci- do con el trigo. Los males que de lo contrario resultan son funestísimos. En primer lugar la religión se hace odiosa. En donde, como en Inglaterra, y en los Estados Unidos Americanos, los ciudadanos pueden profesar la re- ligión que su propria conciencia les dicta, ninguno tiene motivo para malquerer a otro a causa de que no cree lo que él, Pero donde el pre- dominio religioso de un partido está mantenido por la ley, de modo que el que no cree sus dogmas tiene que disimular, y aprender a ser hypó- crita; crece un odio impacable contra la religión que es causa de este en- vilecimiento del carácter racional y libre. Si me dixeren que en México y en las Nuevas Repúblicas no se hallan mas que Católicos Romanos; responderé a quien tal diga, no que se engafia, sino que se burla. Ha- ll 298 CONSEJOS IMPORTANTES, SO blemos claro: las leyes intolerantes que se han publicado entre los His- pano-Americanos, no con efecto del convencimiento de los legisladores, que son hombres ilustrados, sino me- dio de huir el cuerpo a una dificultad que no han tenido valor de mirar cara a cara. El pueblo es intolerante, y la mayor parte del Clero lo apadrina en este sentir. Pero tanto el pueblo como el Clero de los Estados His- pano-Americanos han mostrado su amor a la libertad; y si hubiera ha- bido quien se dedicase a hacerles ver que la libertad debe empezar por la parte mas noble del hombre, que es la razón: que Dios no manda en el Evangelio, que seamos intole- rantes : que la intolerancia produce hypocresia; y que donde no se per- mite mas que una religión, abunda la irreligión disimulada; me persuado que las Constituciones hubieran po- dido echar los cimientos del Estado, sin mezclar esta arena movediza que, tarde o temprano, ha de hacer bambo- lear al edificio entero. La Religión es de la mayor im- portancia a la felicidad pública; pero para que produzca sus benéficos efectos es preciso que la creencia sea fruto del convencimiento. Esto es lo que la intolerancia impide. Los hombres que se ven obligados a se guir a la multitud, en materias reli- giosas, no pueden examinarlas con imparcialidad. Como no les queda arbitrio para elegir, o dexan que otros los dirijan como ovejas, o si guen a los pastores, a lo lexos, y burlándose. ¿Quien estudia la re BRE LA INTOLERANCIA, ligion en España, y los pueblos que hablan su lengua, sino los Clérigos • Aun estos tienen que estudiarla por libros Escolásticos que los dexan p°r lo común en ignorancia, de sus ver- daderos fundamentos. De aquí esq«e> tanto Clerigos como seglares, si son hombres de entendimiento no tímido» apenas leen un libro Francés antire- ligioso, quando renuncian en secreto toda creencia. Esto sucede porque la religión del pays no les dexa tér- mino alguno entre el conjunto de sus dogmas, y la incredulidad absoluta- Los patronos de la intolerancia esta» cogiendo los amargos frutos de sU systema. Dolor causa el ver el ^ot con que Españoles, e Hispano-Awe' ricanos se avalanzan a los líbrete» mas despreciables que se han p«ü_l1' cado en Francia contra el Cbristia- nismo! El infame folleto llamado el Citador se ha traducido en Espaú0'' y se halla en manos de la vaa)'ot parto de la juventud que habla esta lengua. Hombre mas ignorante & mas atrevido que el autor, seria #? ficil de hallar. Afectando eru- dición profunda, es tan necio que cree que el Pentateuco, es un libro diverso de los cinco liDroS de Moyses; prueba evidente de que ataca lo que no ha estudiado. P°r lo que hace a indecencia grosera sus páginas están manchadas con ex- presiones que no se tolerarían sino en un bordel. Tal es el manual de religión que se va haciendo común en Hispano-America. El r >sultado c¡> el desprecio absoluto de los deberes morales, la depravación de las c°s-DIRIGIDOS A LOS HISPAÑO-AMERICANOS. 99 tumb fren lazi res> y el mas completo desen- 0 en pos de los placeres. Los 0s del matrimonio se miran con u"a: todo cede al espíritu disoluto x & se cree despreocupación y filo- ; y los que hablan de humani- dad, amistad, y deberes sociales, no entran n en casa alguna sino con in- 0 de satisfacer sus pasiones a °0sta ^e la confianza de padres y paridos. Esto se ve : esto se to- era; pero el que un Protestante que c en Jesu Cristo, y sus Santos Vangelios, y se emplea con todo ardor en cumplir sus preceptos, tenga Una pobre capilla en que reunirse Cotl los de su opinión; ¡ que horror ! es° no lo puede permitir la Iglesia. ■Ahran, por Dios, los ojos los ver- ros Cristianos a estas verdades, ^ Cfean a un hombre, que profesa de *°raz°n la religión de Jesu Cristo. '^tolerancia de su pays hizo al *jUe esto escribe enemigo declarado e Cristianismo, durante su juven- il Quando llegó a Inglaterra se Suraba qUe apenas encontraría en a luien creyese en la verdad de la íe%ion Cristiana. Pero libre de la %esion religiosa de España, y vien- a los hombres mas sanios de este ^ays firmemente persuadidos de que cristianismo es revelación de Dios, j^udió, con candor y esmero, los Ii- t0s que defienden su verdad ; y al Ca°o de tres anos se jja]|0 Conven- Cl^° de su antiguo error. Las dudas lüe le han occurrido de quando, en ^u3ndo se han disipado por medio estos estudios que jamas ha de- *ado déla mano ; y ahora da gracias al Cielo que le concede los consue- los de una religión que no limita las miras y esperanzas del hombre a una vida pasagera y llena de males. La esperanza de una vida futura, la cer- teza de que su suerte está en manos de un ser sapientísimo, y tan pode- roso como sabio y benéfico, es una joya que no cambiaría por todas las riquezas del mundo. Tal es el efecto que la tolerancia ha tenido en un hombre cuyo entendimiento jamas ha cedido ni al interés, ni a la fuerza. Abandonó los honores que en su carrera eclesiástica ganó, aun siendo muyjoven, y se expuso a la indigen- cia, por no sufrir el yugo de la opresión religiosa. De quien asi se ha por- tado seria injusticia el sospechar falta de sinceridad en lo que publica en un pays libre. A título pues, de hombre sincero, suplica tanto a los intolerantes como a los incrédulos, que consideren las circumstancias del caso que les ha expuesto. Los unos podran ver en él las resultas funes- tísimas de su systema, y cómo su re- sultado natural es incredulidad com- pleta. Tal vez dirán que tan malo es ser Protestante como negar com- pletamente el Cristianismo i que tan- to el incrédulo absoluto como el Pro- testante, se condenan sin remedio. Mas no negaran que el Protestante que cree en Dios, en Jesu Cris- to, en la immortalidad del alma, en los Mandamientos, y en los pre- mios y castigos de la otra vida tiene mas motivos de obrar bien, que el incrédulo que niega todo esto, y no espera mas gloria que el placer que100 CONSTITUCION FEDERAL goze en este mundo. Es pues consiguiente que, supuesto que la Intolerancia aumenta el número de incrédulos, la Intolerancia conduce a la immoralidad, y por tanto es con- traria a los intereses de la religión y del Estado. Los que, como sucede comun- mente, cansados del yugo de la In- tolerancia, hayan sacudido el del Cristianismo, deben convencerse, l>°r elexemplo propuesto, que los funda- mentos y pruebas del Evangelio no pueden ser tan fútiles como los im- píos de la Francia los pintan; pueS un hombre que ha dado muestras de que intereses humanos no lo mueven en estas materias, se ha convencido, después de un maduro examen, de que la religión Cristiana es verdarera- CONSTITUCION FEDERAL OIS LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. Pon que no se piense que las re- flexiones del articulo que antecede se dirigen de modo alguno a debili- tar en los Mexicanos el apego y res- peto a sus nuevas instituciones polí- ticas, quiero protocolar en este Peri- ódico la Constitución Mexicana por entero, aunque hasta ahora no he dado mucho lugar a documentos de este genero en sus páginas. Es mi intención, no obstante, valerme de los Documentos de importancia que de aquellos payses lleguen a mis ma- nos, para avivar, quanto alcanzen mis fuerzas el espiritu público de las nuevas Repúblicas. Las leyes Constitucionales estable- cidas en México, son, en general, ex- celentes. De si son o no las mejores según las circumstancias del pays, no tengo medios suficientes de for- mar juicio. Demás de esto, una Constitución Federal está limitada por su naturaleza a los intereses comunes de los Estados que com- ponen la Federación. La presente a lo que me parece, no ofrece ob- stáculos a la libertad individual ¿e los Miembros Políticos para quie»eS está trazada. Su eficacia en pro"10' ver la gloria y prosperidad de la fe- deración, dependerá de la cooper3' cion de Congresos. En este pun*0' la prudencia, y amor patrio de s«s individuos, tienen un vasto carap0 los que exercitarse. Al principio hábitos contraidos baxo el mal g0' vierno anterior, sugerirán sin cesaf motivos de emulación y rencilla. Pef todo hombre de bien verá que su prl' mer deber es mantener la unidad del" Federación, persuadido de que la con- tienda de los miembros no puede me' nos que debilitar.y finalmente aniqu''ar alcuerpo. Otro punto en que senece' sita grande esfuerzo y cautela, eS e'DE LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. 101 de contrariar las ideas anti-republi- canas que los que han vivido baxo el fégimen de los Virreyes, han mama- do, se puede decir, con la leche. Estas ideas se mezclarán por mucho tiempo con las nuevas instituciones e ««pedirán sus operaciones. El or- illo individual se resentirá, a menu- de la igualdad establecida por las leyes: la antiguaalicion a bordados y Sa'ones, chocará de quando en quan- "° con la sencillez republicana; y el Predominio habitual de ciertas clases, n° tolerarará fácilmente las opiniones llDres de otros. El corregir todo esto, pertenece, no a las leyes, sino ^ patriotismo de los habitantes. ^°ngan pues la vista eu lo venidero: ac«erdense de que acaban de echar los cimientos a un edificio grandioso, y no querrán, por piques en peque- fiezes, deshacer lo que con tanta glo- ria de la America han completado a 'a vista del universo. CONSTITUCION Dr los estados-unidos mexicanos. TITULO I. SECCION UNICA. Je la nación mexicana, su territorio y religión. ^rTicl'lü 1. La nación mexicana es l'aT¡i siempre libre 6 independiente del Sobierno español y de cualquiera otra Potencia. 2. Su territorio comprende el que fué del vircynatollamado antes Nueva Espa- ña, el que se decia capitanía general de Yucatán, el de las comandancias llama- das antes de provincias internas de Orien- te y Occidente, y el de la baja y alta California con los terrenos aneesos é is- las adyacentes en ambos mares. Por una ley constitucional se hará una de- marcación de los límites de la federación, luego que las circunstancias lo permitan. 3. La religión de la nación mexicana, és, y será perpetuamente la Católica, Apostólica, Romana. La nación la pro- teje por leyes sábias y justas y prohibe el ejercicio de cualquiera otra. TITULO II. SECCION UNICA. De la forma de gobierno de la nación, de sus partes integrantes y división de su poder supremo. 4. La nación mexicana adopta para su gobierno la forma de república repre- sentativa popular federal. 6. Las parte- de esta federación son los estados y territorios siguientes : el estado de las Cliiapas, el de Chiliuabua, el de Coaliuila y Tejas, el de Durango, el de Guanajuato, el de México, el de Micboacan, el de Nuevo León, el de Oa- jaca, el de Puebla de los Angeles, el de Querétaro, el de San Luis Potosí, el de Sonora y Sinaloa, el de Tabasco, el de las Tnmaulipas, el de Veracroz, el de Ja- lisco, el de Yucatán y el de los Zacate- cas : el territorio de la alta California, el de la baja California, el de Colima y el de Santa Fé de Nuevo México. Una ley constitucional lijará el carácter de Tlaxcala. 0. Se divide el supremo poder de la federación para su ejercicio en legisla- tivo, ejecutivo, y judicial.102 TITULO III. Delpoder legislativo. SECCION PRIMERA. De su naturaleza y modo de ejercerlo. 7. Se deposita el poder legislativo de la federación en un congreso general. Este se divide en dos cámaras, una de diputados, y otra de senadores. SECCION SEGUNDA. De la cámara de diputados. 8. La cámara de diputados se com- pondrá de representantes elejidos en su totalidad cada dos años por los ciudada- nos de los estados, 9. Las cualidades de los electores se prescribirán constitucionalmente por las legislaturas de los estados, á las que también corresponde reglamentar las elecciones conforme á los principios que se establecen en esta constitución. 10. La base general para el nombra- miento de diputados será la población. 11. Por cada ochenta mil almas se nombrará un diputado, ó por una frac- ción que pase de cuarenta mil. El es- tado que no tuviere esta población, nom- brará sin embargo un diputado. 12. Un censo de toda la federación que se formará dentro de cinco años, y se renovará después cada decenio, ser- virá para designar el número de dipu- tados que corresponda á cada estado. Entretanto se arreglarán estos para com- putar dicho número, á la base que de- signa el artículo anterior, y al censo que se tuvo presente en la elección de dipu- tados para el actual congreso. 13. Se elejirá asimismo en cada es- tado el número de diputados suplentes que corresponde á razón de uno por cada CONSTITUCION FEDERAL tres propietarios d por una fraccio» Los estados que tu- vieren menos de tres propietarios, de- que llegue á dos. jirán un suplente. 14. El territorio que tenga nías cuarenta mil habitantes, nombrará u diputado propietario y un suplente, (lut tendrá voz y voto en la formación e leyes y decretos. 15. El territorio que no tuviere la re" ida población, nombrará un diputé0 propietario, y un suplente, que tendrá voz en todas las materias. Se arregla- rán por una ley particular las eleccioneS de los diputados de los territorios. 16. En todos los estados y territorios de la federación se hará el nombramie>lto de diputados el primer domingo de oc- tubre procsimo anterior á su renovación, debiendo ser la elección indirecta. 17. Concluida Ja elección de diputa- dos, remitirán las juntas electorales P°r conducto de su presidente al del consejo de gobierno, testimonio en forma de las actas de las elecciones en pliego certifi- cado, y participarán á los elegidos SU nombramiento por uu oficio que les ser- virá de credencial. 18. El presidente del consejo de go- bierno dará á los testimonios de que ha- bla el artículo anterior, el curso que se prevenga en el reglamento del m¡sm° consejo. 19. Para ser diputado se requiere'• 1. Tener al tiempo de la elección edad de 25 años cumplidos. 2. Tener por lo menos dos años cum- plidos de vecindad en el estado que elij6' ú haber nacido en él, aunque esté ave- cindado en otro. 20. Los no nacidos en el territorio de la nación mexicana, para ser diputados deberán tener, ademas de ocho anos ¿e 1»DE LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. 103 vecindad en él, ocho mil pesos de bienes r»ices en cualquiera parte de la repúb- lica, ó una industria que les produzca m>l cada año. 21 • Esceptuanse del artículo anterior: *■• Los nacidos en cualquiera otra Parte de la América que en 1810 depen- da de la España, y que no se baya uni- do á otra nación, ni permanezca en de- pendencia de aquella, íi quienes bastará teuer tres años completos de vecindad e" el territorio de la federación, y los re- Insitos del artículo 19. 2. Los militares no nacidos en el ter- rit M. RR, arzobispos y RR. obispos, gobernadores de los arzobispados y sP«ulos, los provisores y vicarios ge- erales, los jueces de circuito y los co- rsarios generales de hacienda y guerra P°r los estados ó territorios en que ejer- zan su encargo y ministerio. 24. Para que los comprendidos en el "rtl'culo anterior puedan ser elejidos di- putados, deberán haber cesado absoluta- mente en sus destinos seis meses antes de las elecciones. SECCION TERCERA. De la cámara de senadores. 25. El senado se compondrá de dos senadores de cada estado elejidos á ma- yoría absoluta de votos por sus lejisla- turas, y renovados por mitad de dos en dos años. 26. Los senadores nombrados en se- gundo lugar cesarán á fin del primer bienio, y en lo sucesivo los mas antiguos. 27. Cuando falte algún senador por muerte, destitución ú otra causa, se llenará la vacante por la lejislatura cor- respondiente, si estuviere reunida, y no estándolo, luego que se reúna. 28. Para ser senador se requieren todas las cualidades ecsijidas en la sec- ción anterior para ser diputado, y ade- mas tener al tiempo de la elección la edad de treinta años cumplidos. 29. No pueden ser sonadores los que 110 pueden ser diputados. 30. Respecto á las elecciones de se- nadores rejirá también el articulo 22. 31. Cuando un mismo individuo sea elejido para senador y diputado, prefe- rirá la elección primera en tiempo. 32. La elección periódica de sena- dores se hará en todos los estados en un mismo dia, que será el 1 de setiembre próesimo á la renovación por mitad de aquellos. 33. Concluida la elección de sena- dores, las lejislaturas remitirán en pliego certificado por conducto de sus presi- dentes al del consejo de gobierno, tes- timonio en forma de las actas de las elecciones, y participarán á los elejidos su nombramiento, por uu oficio que les servirá de credencial. El presidente104 CONSTITUCION FEDERAL del consejo de gobierno dará curso á estos testimonios, según se indica en el artículo 18. SECCION CUARTA. De las funciones económicas de ambas cá- maras y prerrogativas de sus individuos. 34. Cada cámara en sus juntas pre- paratorias, y en todo lo que pertenezca á su gobierno interior, observará el regla- mento que formará el actual congreso, sin perjuicio de las reformas que en lo suceesivo se podrán hacer en él, si am- bas cámaras lo estimaren conveniente. 35. Cada cámara calificará las elec- ciones de sus respectivos miembros, y resolverá las dudas que ocurran sobre ellas. 36. Las cámaras no pueden abrir sus sesiones sin la concurrencia de mas de la mitad del número total de sus miem- bros ; pero los presentes de una y otra deberán reunirse el dia señalado por el reglamento de gobierno interior de am- bas, y compeler respectivamente á los ausentes bajo las penas que designe la ley. 37. Las cámaras se comunicarán en- tre sí, y con el poder ejecutivo por con- ducto de sus respectivos secretarios, ó por medio de diputaciones. 38. Cualquiera de las dos cámaras podrá conocer en calidad de gran jurado sobre las acusacioues : 1. Del presidente de la federación, por delitos de traición contra la indepen- dencia nacional, ó la forma establecida de gobierno, y por coecho ó soborno, cometidos durante el tiempo de su em- pleo. 2. Del mismo presidente por actos di- rijidos manifiestamente á impedir que se hagan las elecciones de presidente, se- nadores y diputados, ó á que estos se presenten ú servir sus destinos en I»s épocas señaladas en esta constitución, 0 á impedir á las cámaras el uso de cual- quiera de las facultades que les atribuye la misma. 3. De los individuos de la corte su- prema de justicia y de los secretarios del despacho, por cualesquiera delitos co- metidos durante el tiempo de sus em- pleos. 4. De los gobernadores de los esta- dos, por infracciones de la constitución federal, leyes de la unión, ú órdenes s del presidente de la federación, que no sean manifiestamente contrarias á la constitu- ción y leyes generales de la unión» y también por la publicación de leyes ¿ de- crétos de las lejislaturas de sus respecO" vos estados, contrarias á la misma con- stitución y leyes. 39. La cámara de representantes hará esclusivamentede gran jurado, cuando el presidente ó sus ministros sean acusados» por actos en que hayan intervenido el senado ú consejo de gobierno en razón de sus atribuciones. Esta misma cámara servirá del mismo modo de gran jurad0 en los casos de acusación contra el vice- presidente, por cualesquiera delitos co- metidos durante el tiempo de su destino. 40. La cámara ante la que se hubiere hecho la acusación de los individuos de que hablan los dos artículos anteriores, 86 erijirá en gran jurado, y si declaráre p°r el voto de los dos tercios de sus miem- bros presentes haber lugar á la forma- ción de causa, quedará el acusado sus- penso de su encargo, y puesto á disposl* cion del tribunal competente. 41. Cualquier diputado ó senador p°" drá hacer por escrito proposiciones, ^ presentar proyectos de ley ó deeréto e" su respectiva cámara. 42. Los diputados y senadores sera"DE LOS E8TAD0S-U inviolables por sus oi)iniones manifes- tadas en el desempeño de su encargo, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas. 43. En las causas crimínales, que se '«tentaren contra los senadores ó dipu- tados, desde el dia de su elección hasta dos meses después de haber cumplido su encargo, no podrán ser aquellos acusa- dos sino ante la cámara de estos, ni estos s'no ante la de senadores, constituyén- dose cada cámara á su vez en gran ju- raor litos, cuyo conocimiento pertenezca á tos tribunáles de la federación en los casos, y prévios los requisitos que pre- vienen las leyes. 26. Establecer una regla general de Naturalización. 27. Dar leyes unisorines en todos los estados sobre bancarrotas. 28. Elejir un lugar que sirva de re- gencia á los supremos poderes de la federación, y ejercer en su distrito las atribuciones del poder legislativo de un 29. Variar este residencia, cuando lo JUzgue necesario. 30. Dar leyes y decretos para el ar- íeglo de la administración interior de los territorios. 31. Dictar todas las leyes y decretos 1Ue sean conducéntes, para llenar los °Djetos de que habla el artículo 49, sin mezclarse en la administración iuterior ^ los estados. SECCION 8ESTA. De la formación de las leyes. La formación de las leyes y decre- tos puede comenzar indistintamente en Malquiera de las dos cámaras, á escep- Cl°n de las que versaren sobre contri- ciones ó impuestos, las cuales no Pueden tener su orijen sino en la cámara de diputados. ^2. Se tendrán como inciativas de ley " decreto. «■> Las proposiciones que el presidente de los Estádos-unidos mexicanos tuviere Vor convenientes al bien de la sociedad, v como tales las recomendáre precisa- mente á la cámara de diputados. 2. Las proposiciones ó proyectos de % ó decreto que las legislaturas de los estados dirijan á cualquiera de las cá- maras. 53. Todos los proyectos de ley ó de- creto sin eseepcion alguna, se discutirán successivamente en las dos cámaras, ob- servándose en ambas con eesactitud lo prevenido en el reglamento de debates sobre la forma, intervalos y modo de pro- ceder en las discusiones y votaciones. 54. Los proyectos de ley ó decreto que fueren desechados en la cámara de de su orijen, antes de pasar á la reviso- ra, no se volverán á proponer en ella por sus miembros en las sesiones de aquel año, sino hasta las ordinarias del año siguiente. 55. Si los proyectos de ley ó decréto después de discutidos, fueren aprobados por la mayoría absoluta de los miembros presentes de una y otra cámara, se pa- sarán al presidente de los Estados-unidos, quien, si también los aprobare, los fir- mará y publicará; y si no, los devolverá con sus observaciones dentro de diez dias átiles á la cámara de su origen. 56. Los proyectos de ley ó decréto devueltos por el presidente, según el ar- tículo anterior, serán segunda vez dis- cutidos en las dos cámaras. Si en cada una de estas fueren aprobados por las dos terceras partes de sus individuos presentes, se pasarán de nuevo al presi- dente, quien sin escusa deberá firmarlos y publicarlos ; pero si no fueren apro- bados por el voto de los dos tercios de ambas cámaras, no se podrán volver á proponer en ellas sino hasta el año si- guiente. 57. Si el presidente no devolviere al- gún proyecto de ley ó decréto dentro del tiempo señalado en el articulo 55, por el mismo hecho se tendrá por sancionado, y como tal se promulgará, á menos que•108 CONSTITUCION FEDERAL corriendo aquel término, el congreso haya cerrado o suspendido sus sesiones, en cuyo caso la devolución deberá verifi- carse el primer dia en que estuviere re- unido el congreso. 58. Los proyectos de ley ó decreto desechados por primera vez en su totali- dad por la cámara revisora, volverán con las observaciones de esta á la de su origen. Si ecsaminados en ella fueren aprobados por el voto de los dos tercios de sus individuos presentes, pasarán se- gunda vez á la cámara que los desechó, y no se entenderá que esta los reprueba, si no concurre para ello el voto de los dos tercios de sus miembros presentes. 59. Los proyectos de ley ó decreto que en la segunda revisión fueren apro- bados por los dos tercios de los indivi- duos de la cámara de su orijen, y no desechados por las dos terceras partes de los miembros de la revisora, pasarán al presidente, quien deberá firmarlos y circularlos, tí devolverlos dentro de diez dias útiles con sus observaciones á la cámara en que tuvieron su origen. 60. Los proyectos de ley ó decreto que según el artículo anterior devolviere el presidente á la cámara de su orijen, se tomarán otra vez en consideración ; y si esta los aprobáre por el voto de los dos tercios de sus individuos presentes, y la revisora no los desechare por igual número de sus miembros, volverán al presidente, quien deberá publicarlos. Pero si no fueren aprobados por el voto de lo» dos tercios de la cámara de su orijen, ó fueren reprobados por igual nú- mero de la revisora, no se podrán pro- mover de nuevo, sino hasta las sesiones ordinarias subsecuentes. 61. En el caso de la reprobación por segunda vez de la cámara revisora, según el artículo 58, se tendrán los proyectos por desechados, no pudiéndose volver á tomar en consideración, sino hasta el ano siguiente. 62. En las adiciones que haga la cl1' mará revisora á los proyectos de ley 0 decreto se observarán las mismas fot- malidades que se requieren en los l,r0" yectos para que puedan pasarse al Pre" sidente. 63. Las partes que de un proyecto de ley ó decréto reprobare por primera vez la cámara revisora, tendrán los mismos tramites que los proyectos desechados fot primera vez en su totalidad por esta. 64. En la interpretación, modificación ó revocación de las leyes y decretos se guardarán los mismos requisitos que s prescriben para su formación. 65. Siempre que se comunique ahju',a resolución del congreso general al p>"eS1" dente de la república, deberá ir firmada de los presidentes de arabas cámaras, y por un secretario de cada una de ellas. 66. Para la formación de toda ley 0 decreto se necesita en cada cámara 1* presencia de la mayoria absoluta de todos los miembros de que debe componerse cada una de ellas. SECCION SEPTIMA. Del tiempo, duración y lugar de las seúoi& del congreso general. 67. El congreso general se reunirá todos los años el dia primero de enero en el lugar que se designará por una ley- En el reglamento de gobierno interioí del mismo se prescribirán las operaciones prévias á la apertura de sus sesiones, y las formalidades que se han de observar eu su instalación. 68. A esta asistirá el presidente dfl la federación, quien pronunciará un dis-DE LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. 109 curso análogo á éste acto tan importante; y «1 que presida al congreso contestará en términos generales. 69. Las sesiones ordinarias del con- greso serán diarias, sin otra interrup- ción que las de los dias festivos solemnes, y para suspenderse por mas de dos dias, 8era necesario el consentimiento de ámbas cámaras. 70- Estas residirán en un mismo lugar, y "o podrán trasladarse á otro, sin que Wtoí convengan en la traslación y en el tiempo y modo de verificarla, desig- nando un mismo punto para la reunión de una y otra. Pero si conviniendo las d08 en la traslación, difirieren en cuanto al tiempo, modo ó lugar, el presidente *k 'os Estados terminará la diferencia, eujietido precisamente uno de los estre- la°s en cuestión. 71- El congreso cerrará sus sesiones anualmente el dia 15 de abril con las °"smas formalidades que se prescriben Para su apertura, prorrogándolas hasta P°T treinta dias útiles, cuando él mismo '° juzgue necesario, ó cuando lo pida el Presidente de la federación. 72. Cuando el congreso general se reuna para sesiones estraordinarias, se trinará de los mismos diputados y sena- dores de las sesiones ordinarias de aquel ano> y se ocupará esclusivamente del °bjeto ú objetos comprendidos en bu convocatoria; pero si no los hubiere lle»ado para el dia en que ge deben abr»r las sesiones ordinarias, cerrará 'as suyas, dejando los puntos pendientes á la resolución del congreso en dichas Se8iones. 73. Las resoluciones que tome el congreso sobre su traslación, suspensión, ° Prorrogación de sus sesiones, según tres artículos anteriores, se comuni- carán al presidente, quien las hará eje- cutar sin poder hacer observaciones sobre ellas. TITULO IV. Del supremo poder ejecutivo de la fede- ración. SECCION PRIMEBA. De las personas en quienes se deposita, y de su elección. 74. Se deposita el supremo poder ejecutivo de la federación en un solo indi- viduo, que denomiuará presidente de los Estados-unidos mexicanos. 75. Habrá también un vice-presidente, en quien recaeráu en caso de imposibili- dad física 6 moral del presidente, todas las facultades y prerrogativas de éste. 76. Para ser presidente ó vice-pre- sidente se requiere ser ciudadano mexi- cano por nacimiento, de edad de treinta y cinco años cumplidos al tiempo de la elección, y residente en el país. 77- El presidente no podrá ser re- electo para este encargo sino al cuarto año de haber cesado en sus funciones. 78. El que fuere electo presidente, ó vice-presidente de la república servirá estos destinos con preferencia á cualquier otro. 79. El dia primero de setiembre del ano próesimo anterior á aquel en que deba el nuevo presidente entrar en el ejercicio de sus atribuciones, la lejisla- tura de cada estado elegirá á mayoría absoluta de votos dos individuos de los cuales uno por lo menosno será vecino del estado que elije. 80. Concluida la votación, remitirán las legislaturas al presidente del consejo de gobierno en pliego certificado, testi- monio de la acta de la elección, para queno le dé el curso que prevenga el reglamento del concejo. 81. El 6 de enero prócsimo se abrirán y leerán en presencia de las cámaras re- unidas los testimonios de que habla el articulo anterior, si se hubieren recibido los de las tres cuartas partes de las lejis- laturas de los estados. 82. Concluida la lectura de los testi- monios, se retirarán los senadores, y una comisión nombrada por la cámara de diputados, y compuesta de uno por cada estado de los que tengan representantes presentes, los revisará y dará cuenta con su resultado. 83. En seguida la cámara procederá á calificar las elecciones y á la enumera- ción de los votos. 84. El que reuniere la mayoría abso- luta de los votos de las lejislaturas será el presidente. 85. Si dos tuvieren dicha mayoría, será presidente el que tenga mas votos, quedando el otro de vice-presidente. En caso de empate con la misma mayoría, elejirá la cámara de diputados uno de los dos para presidente, quedando el otro de vice-presidente. 86. Si ninguno hubiere reunido la mayoría absoluta de los votos de las le- lejislaturas, la cámara, de diputados elejirá al presidente y vice-presidente, escojiendo en cada elección uno de los dos que tuvieren mayor número de su- frajios. 87. Cuando mas de dos individuos tuvieren mayoría respectiva, é igual nú- mero de votos, la cámara escojerá entre ellos al presidente ó vice-presidente en su caso. 88. Si uno hubiere reunido la mayoría respectiva, y dos ó mas tuvieren igual número de sufrajios, pero mayor que los CONSTITUCION FEDERAL otros, la cámara elejirá entre los tengan números mas altos 89. Si todos tuvieren igual número de votos, la cámara elejirá de entre todos al presidente y vice-presidente, haciéndose lo mismo, cuando uno tenga mayor nu- mero de sufrajios, y los demás número igual. 90. Si hubiere empate en las votaciones sobre calificación de elecciones hechas por las lejislaturas, se repetirá por un» sola vez la votación, y si aun resultare empatada, decidirá la suerte. 91. En competencias entre tres ó roas que tengan iguales votos, las votaciones se dirijirán á reducir los competidores » dos, ó á uno, para que en la, elección compita con el otro que haya obtenido mayoría respectiva sobre todos los de- mas. 92. Por regla general en las votaciones relativas á elección de presidente y vice- presidente no se ocurrirá á la suerte antes de haber hecho segunda votación. 93. Las votaciones sobre calificación de elecciones hechas por las lejislaturas y sobre las que haga la cámara de dipu- tados de presidente ó vice-presidente, se harán por estados, teniendo la representa- ción de cada uno, un solo voto; y para que haya decisión de la cámara, deberá con- currir la mayoría absoluta de sus votos. 94. Para deliberar sobre los objetos comprendidos en el artículo anterior» deberán concurrir en la cámara mas de •* mitad del número total de sus miemhroSi y estar presentes diputados de las tre» cuartas partes de los estados. SECCION SEGUNDA. De la duración del presidente y vice-pre- sidente : del modo de llenar lai falto' dt ambos, y de su juramento. 95. El presidente y vice-presidente ¿eDE LOS ESTADOS-UNID OS MEXICANOS. 111 * federación entrarán en sus funciones el 1 i • oe abril, y serán remplazados Rosamente en igual dia cada cuatro _ •> por una nueva elección constitu- cional. 96- Si por qualquier motivo las elec- Cl°nes de Presidente y vice-presidente estuvieren hechas y publicadas para d'a 1. de abril, en que debe verifi- £arse el remplazo, ó los electos no se asen prontos á entrar en el ejercicio de su i / lestino, cesarán sin embargo los nt,guos en el mismo dia, y el supremo P°der ejecutivo se depositará interina- mente en un presidente que nombrará la c,lI»ara de diputados, votando por es- tados. ^7- En caso que el presidente y vice- !u'esidente estén impedidos temporal* ^ite, se hará lo prevenido en el artí- °U'0 anterior ; y si el impedimento de a&1bos acaeciere no estando el congreso ^eunido, el supremo poder ejecutivo se ePositará en el presidente de la corte uPreoia de justicia, y en dos individuos 1Ue elejirá á pluralidad absoluta de votos eonsejü de gobierno. Estos no po- w> ser de los miembros del congreso general, y deberán tener las cualidades se requieren para ser presidente de a federación. V 88, Mientras se hacen las elecciones 1"e hablan los dos artículos anterio- res i ' e' presidente de la córte suprema «e Justicia se encargará del supremo ejecutivo. *?* En caso de imposibilidad perpetua Presidente y vice-presidente, el con- deso y en gus recesos ej consejo de go- erno proverán respectivamente según Se Previene en los artículos 90 y 97. en Se!Nda dispondrán que las lejislaturas Pr°cedau á la elección de presidente y T°Mo II. Poder 99. del 8r bi vice-presidente según las formas consti- tucionales. 100. La elección de presidente y vice-presidente, hecha por las legisla- turas á consecuencia de imposibilidad perpetua délos que obtenian estos cargos, no impedirá las elecciones ordinarias que deben hacerse cada cuatro años el 1. de setiembre. 101. El presidente y vice-presidente nuevamente electos cada cuatro años de- berán estar el 1. de abril en el lugar en que residan los poderes supremos de la federación y jurar ante las cámaras re- unidas el cumplimiento de sus deberes bajo la formula siguiente: " Yo N. nombrado presidente (ó vice-presidente) de los Estados-unidos mexicanos, juro por Dios y los santos evangelios, que ejerceré jielmcnte el encargo que los mismos Estados- unidos me han confiado, y que guardaré, y haré guardar ecsactamente la constitu- ción, y leyes generales de la federación" 102. Si ni el presidente ni el vice- presidente se presentaren á jurar según se prescribe en el artículo anterior, es- tando abiertas las sesiones del congreso, jurarán ante el consejo de gobierno luego que cada uno se presente. 103. Si el vice-presidente prestare el juramento prescrito en el articulo 101 antes que el presidente, entrará desde luego á gobernar hasta que el presidente haya jurado. 104. El presidente y vice-presidente nombrados constitucionalmente según el artículo 99, y los individuos nombra- dos para ejercer provisionalmente el cargo de presidente según los artículos 96 y 97, prestarán el juramento del articulo 101 ante las cámaras si estubie- sen reunidas, y no oslándolo, ante el con- sejo de gobierno. I112 CONSTITUCION FEDERAL íbcera. 11 las leyes y decretos del congreso De Zas prerrogativas del presidente y vice-presidente. 105. El presidente podrá hacer al congreso las propuestas <5 reformas de ley que crea conducentes al bien gene- ral, dirijiendolas á la cámara de diputa- dos. 106. El presidente puede por una sola vez dentro de diez dias útiles, hacer observaciones sobre las leyes y decretos que le pase el congreso-general, suspen- diendo su publicación hasta la resolución del mismo congreso, menos en los casos esceptuados en esta constitución. 107. El presidente durante el tiempo de su encargo, no podra ser acusado sino ante cualquiera do las cámaras, y solo por los delitos de que habla el artí- culo 38 cometidos en el tiempo que allí se expresa. 108. Dentro de un ano, contado desde el dia en que el presidente cesare en sus funciones, tampoco podrá ser acusado sino ante alguna de las cámaras por los delitos de que habla el articulo 38, y ademas por cualesquiera otros, con tal que sean cometidos durante el tiempo de su empleo. Pasado este aúo no podrá ser acusado por dichos delitos. 109. El vice-presidente en los cuatro años de este destino podrá ser acusado solamente ante la cámara de diputados por cualquiera delito cometido durante el tiempo de su empleo. SECCION CUARTA. De las atribuciones del presidente y res- tricciones de sus facultades. 110. Las atribuciones del presidente son las que siguen. 1. Publicar, circular y hacer guardar neral. ór- 2. Dar reglamentos, decretos y denes para el mejor cumplimiento de 1» constitución, acta constitutiva y leveS generales. 3. Poner en ejecución las leyes y °e cretos dirigidos a conservar la integridad de la federación, y á sostener su in°e' pendencia en lo esterior, y su unión y libertad en lo interior. 4. Nombrar y remover libremente » los secretarios del despacho. 5. Cuidar de la recaudación y decretar la inversión de las contribuciones gene- rales con arreglo á las leyes. 6. Nombrar los gefes de las oficin»8 generales de hacienda, los de las c0011* sarías generales, los enviados díplo^*" ticos y cónsules, los coroneles y denias oficiales superiores del ejército pero"1" nente, milicia activa y armada, con apro- bación del senado, y en sus recesos, d«' consejo de gobierno. 7. Nombrar los demás empleados «e' ejército permanente, armada y mil'cifl activa y de las las oficinas de la federa- ción, arreglándose á lo que disponga" las leyes. 8. Nombrar á propuesta en terna de la corte suprema de justicia los jueces J promotores fiscales de circuito y de dis- trito. 9. Dar retiros, conceder licencia8 y arreglar las pensiones de los militares conforme á las leyes. 10. Disponer de la fuerza armada per- manente de mar y tierra y de la mili6'* activa, para la seguridad interior y de* fensa esterior de la federación. 11. Disponer de la milicia local para los mismos objetos, aunque para usar de ella fuera de sus respectivos estados 0UK LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. 113 territorios, obtendrá previamente con- sentimiento del congreso general, quien calificará la fuerza necesaria; y no es- tando este reunido, el consejo de gobierno llrestará el consentimiento, y liará la es< Presada calificación. 12. Declarar la guerra en nombre de ,'0B Estados-unidos mexicanos, previo de- creto del congreso general, y conceder Patentes de corso con arreglo á lo que Apongan las leyes. 13. Celebrar concordatos con la silla "Postólica en los términos, que designa la facultad 12 del articulo 50. 14. Dirigir las negociaciones diplo- mática tad 8 y celebrar tratados de paz, amis- tanza, tregua, federación, neu- tralidad armada, comercio y cualesquiera otr°s; mas para prestar ó negar su """t'ficacioii a cualquiera de ellos, deberá Preceder la aprobación del congreso ge- neral. '5. Recibir ministros, y otros enviados ^e 'as potencias estranjeras. 16. Pedir al congreso general la pror- t08acion de sus sesiones ordinarias basta ^r treinta dias útiles. 17. Convocar al congreso para sesiones ^traordinarias en el caso que lo crea eon- venicnte,y lo acuerden asi las dos terce- ras partes de los individuos presentes del c°lsejo de gobierno. *8« Convocar también al congreso á 8es'iones estraordinavias, cuando el con- ejo de gobierno lo estime necesario por voto de las dos terceras partes de sus presentes. iQi Cuidar de que la justicia se ad- estré pronta y cumplidamente por la c°rte suprema, tribunales y juzgados de 'a federación, y de que sus sentencias Seati ejecutadas según las leyes. ^0. Suspender de sus empleos hasta W* tres meses, y privár aun de la mitad de sus sueldos por el mismo tiempo, á los empleados de la federación infractores de sus órdenes y decretos, y en los casos que crea deberse formar causa á tales empleados, pasará los antecedentes de la materia al tribunal respectivo. 21. Conceder el pase ó retener los decretos conciliares, bulas pontificias, breves y rescritos, con consentimiento del congreso general, si contienen dispo- siciones generales ; oyendo al senado, y en sus recesos al consejo de gobierno, si se versaren sobre negocios particulares ó gubernativos ; y á la corte suprema de justicia si se hubieren espedido sobre asuntos contenciosos. 111. El presidente para publicar las leyes y decretos usará de la formula si- guiente ; El presidente de los Estados- unidos mexicanas á los habitantes de la república: SABED : i¡ue el congreso ge- neral há decretado lo siguiente : [tajui el testo']. Por tanto mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cum- plimiento. 112. Las restricciones de las facultades del presidente son las siguientes : 1. El presidente no podrá mandar en persona las fuerzas de mar y tierra, sin previo consentimiento del congreso ge- neral, o acuerdo en sus recesos del consejo de gobierno por el voto de dos terceras partes de sus individuos pre- sentes ; y cuando las mande, con el requi- sito anterior, el vice-presidente se hará cargo del gobierno. 2. No podrá el presidente privar á ninguno de su libertad, ni imponerle pena alguna; pero cuando lo ecsija él bien y seguridad de la federación, podrá arrestar, debiendo poner las personas ar- restadas en el termino de cuarenta y ocho horas á dispocion del tribunal (1 juez com- petente. 1 2114 3. El presidente no podrá ocupar la propiedad de ningún particular ni cor- poración, ni turbarle en la posesión, uso ó aprovechamiento de ella; y sí en algún caso fuere necesario para un ob- jeto de conocida utilidad general tomar la propiedad de un particular ó corpo- ración, no lo podrá hacer sin previa aprobación del senado, y en sus recesos del consejo de gobierno, indemnizando siempre á la parte interesada, á juicio de hombres buenos elejidos por ella y el gobierno. 4. El presidente no podrá impedir las elecciones, y demás actos que se espre- san en la segunda parte del articulo 38. 5. El presidente, y lo mismo el vice- presidente no podrá sin permiso del congreso salir del territorio de la re- pública durante su encargo, y un año después. SECCION QUINTA. Del consejo de gobierno. 113. Durante el receso del congreso general, habrá un consejo de gobierno, compuesto de la mitad de los individuos del senado, uno por cada estado. 114. En los dos años primeros forma- rán este consejo los primeros nombrados por sus respectivas lejislaturas, y en lo succesivo los mas antiguos. 115. Este consejo tendrá por presi- dente nato al vice-presideute de los Esta- dos-unidos, y nombrará según su regla- mento un presidente temporal que haga las veces de aquel en sus ausencias. 116. Las atribuciones de este consejo son las que siguen : 1. Velar sobre la observancia de la constitución, de la acta constitutiva y leyes generales, formando espediente sobre cuálquier incidente relativo á estos objetos. CONSTITUCION FEDERAL 2. Hacer al presidente las observa- ciones que crea conducentes para el mejor cumplimento de la constitución y 'eyes de la unión, 3. Acordar por si solo, ó á propuesta del presidente la convocación del con- greso á sesiones estraordinarias debiendo concurrir para que haya acuerdo en uno y otro caso, el voto de las dos terceras partes de los consejeros presentes, según se indica en las atribuciones 17 y 18 del articulo 110. 4. Prestar su consentimiento para Bj uso de la milicia local en los casos de que habla el articulo 110, atribución 11. 5. Aprobar el nombramiento de l°s empleados que designa la atribución 6> del artículo 110. G. Dar su consentimiento en el C8S0 del articulo 112, restricción 1. 7. Nombrar dos individuos para s'n perjuicio de que las partes usen de derecho, reclamando la concesión » autoridad que la otorgó. susci- cele- 2. Terminar las disputas que se ten sobre contratosó negociaciones brados por el gobierno supremo ó sus agentes. 3. Consultar sobre pase ó retención bulas pontificias, breves y rescritos, eS pedidos en asuntos contenciosos 4. Dirimir las competencias que se susciten entre los tribunales de la fede- ración, y entre estos y los de los estado* y las que se muevan entre los de un esta- do y los de otro. 5. Conocer : 1. De las causas que se muevan al J're' sidente y vice-presidente según los art'" culos 38 y 39, previa la declaración del artículo 40. 2. De las causas criminales de los di- putados y senadores indicadas en el arti- culo 43, previa la declaración de que ha- bla el artículo 44. 3. De las de los gobernadores de l°s estados en los casos de que habla el ar tículo 38 en su parte tercera, previa declaración prevenida en el artículo 40- 4. De las de los secretarios del des- pacho según tos artículos 38 y 40. 5. De los negocios civiles y criminales de los empleados diplomáticos y cónsules de la república. 0. De las causas de almirantazgo presas de mar y tierra, y contrabandos» de los crímenes, cometidos en alta m»r»DE LOS BSTADOS-UN1DOS MEXICANOS. 117 de las ofensas contra la nación de los es- tados-unidos mexicanos, de los emplea- dos de hacienda y justicia de la federa- ción y de las infracciones de la constitu- ción y leyes generales, según se prevenga por ley. 138. Una ley determinará el modo y ¡■Fados en que deba couocer la corte su- prema de justicia en los casos compre» hendidos en esta sección. SUCCION CUARTA. modo de juzgar á los ' individuos de la corte suprema de justicia. 139. Para juzgar á los individuos de la COrte suprema de justicia, elegirá la ca- cara de diputados, votando por estados en el primer mes de las sesiones ordiná- nas de cada bienio, veinte y cuatro in- WvJduog ; que no sean del congreso ge- neral y qUe tengau las cualidades que los ministros de dicha corte suprema: **e estos se sacarán por suerte un fiscal y u« número de jueces igual á aquel de 1Ue conste la primera sala de la corte ; y cuando fuere necesario, procederá la tol8ma cámara, y en sus recesos el con- SeJ° de gobierno, á sacar del mismo mo- •1° los jueces de las otras salas. SECCION QUINTA. ■De ¿oí tribunales de circuito. !40. Los tribunales de circuito se c°n>pondrán de un juez letrado, un pro- motor fiscal, ambos nombrados por el Supremo poder ejecutivo á propuesta en 'ernade la corte suprema de justicia, y de asociados según dispongan las leyes. 1*1. Para ser juez de circuito se re- itere ser ciudadano de la federación, y ^e edad de treinta años cumplidos. 1*2. A estos tribunales corresponde eonoeer de las causas de almirantazgo, Ilesas de mar y tierra, contrabandos, crímenes cometidos en alta mar, ofensas contra los Estados-unidos mexicanos, de las causas de los cónsules, y de las cau- sas civiles cuyo valor pase de quinien- tos pesos y en las cuales esté interesada la federación. Por una ley se designará el número de estos tribunales, sus res- pectivas jurisdicciones, el modo, forma y grado en que deberán ejercer sus atri- buciones en estos y en los demás nego- cios cuya inspección se atribuye á la corte suprema de justicia. SECCION SESTA. De los juzgados de distrito. 143. Los Estados-unidos mexicanos se dividirán en cierto número de distri- tos, y en cada uno de estos habrá un juzgado, servido por un juez letrado, en que se conocerá sin apelación de todas las causas civiles en que está interesada la federación, y cuyo valor no esceda de quinientos pesos; y en primera instan» cia de todos los casos en que deban co- nocer en segunda los tribunales de cir- cuito. 144. Para ser juez de distrito se re- quiere ser ciudadano de Iob Estados-uni- dos mexicanos, y de edad de veinte y cinco años cumplidos. Estos juezes se- rán nombrados por el presidente á pro- puesta en terna de la eórte suprema de justicia. SECCION SEPTIMA. Reglas generales á que se sujetara en to- dos los estudosy territorios de la fede- ración la administracio>i de justicia. 145. En cado uno de los estados de la federación se prestará entera fé y cré- dito á los actos, registros y procedi- mientos de los jueces y demás autori- dades de los otros estados. El con-118 CONSTITUCION FEDERAL greso general uniformará las leyes, se- gún las que deberán probarse dichos ac- tos, registros y procedimientos. 146. La pena de infamia no pasará del delincuente que la hubiere merecido Begun las leyes. 147. Queda para siempre prohibida la pena de confiscación de bienes. 148. Queda para siempre prohibido todo juicio por comisión, y todaley retro- activa. 149. Ninguna autoridad aplicará clase alguna de tormentos, sea cual fuere la naturaleza y estado del proceso. 150. Nadie podrá ser detenido, sin que haya semiplena prueba ó indicio de que es delincuente. 151. Ninguno será detenido solamente por indicios mas de sesenta horas. 152. Ninguna autoridad podrá librar órden para el registro de las casas, pa- peles y otros efectos de los habitantes de la república, si no es en los casos espre- samcnte dispuestos por ley y en la for- ma que esta determine. 153. A ningún habitante de la repú- blica seletomarájurainento sobre hechos propios al declarar en materias crimi- nales. 154. Los militares y eclesiásticos con- tinuarán sujetos á las autoridades á que lo están en la actualidad según las leyes vigentes. 155. No se podrá entablar pleito al- guno en lo civil ni en lo criminal sobre injurias, sin hacer constar haberse in- tentado legalmente el medio de la conci- liación. 156. A nadie podrá privarse del de- recho de terminar sus diferencias por medio de jueces arbitros, nombrados por ambas partes, sea cual fuere el estado del juicio. TITULO SESTO De los estados de la federación. SECCION PRIMERA. Del gobierno particular de los estados. 15". El gobierno de cada estado se dividirá para su ejercicio en los tres po- deres, lejislativo, ejecutivo, y judicial; y nunca podrán unirse dos ó mas de ellos en una corporación ó persona, ni el le' jislativo depositarse en un solo individuo- 158. El poder lejislativo de cada es- tado residirá en una lejislatura com- puesta del número de individuos eI" tenezcan al conocimiento de estos tribu- nales, serán fenecidas en ellos hasta s« última instancia y ejecución de la últim* sentencia. SECCION SEGUNDA. De las obligaciones de los estados. 161. Cada uno de los estados tien" obligación. 1. De organizar su gobierno y admi- nistración interior sin oponerse á esta constitución ni á la acta constitutiva. 2. De publicar por medio de sus g°" bernadores su respectiva constitución» leyes y decretos. 3. De guardar y hacer guardar lftDE LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. 119 institución y leyes generales de la «Non, y los tratados hechos ó que en delante se hicieren por la autoridad su- Prema de la federación, con alguna po- rcia estranjera. 4> De protejer á sus habitantes en el ^So de la libertad que tienen de escribir, "Oprimir y publicar sus ideas políticas Bm necesidad de licencia, revisión ó apro- bación anterior á la publicación; cui- dando siempre de que se observen las '«yes generales de la materia. De entregar inmediatamente los Cr'minales de otros estados íi la autoridad 1ue los reclame. 6- De entregar los fujitivos de otros atados á la persona que justamente los tf¡clame, ó compelerlos de otro modo ¡í ■í 8atisfaccion de la parte interesada. *• De contribuir para consolidar y ionizar las deudas reconocidas por el c°ngreso general. De remitir anualmente á cada una *k 'as cámaras del congreso general nota Clrcunstanciada y comprensiva de los in- gresos y egresos de tudas las tesorerías haya en sus respectivos distritos, Con relación del orijen de unos y otros ; ^ estado en que se hallen los ramos de '"dustria agrícola, mercantil y fabril, de ¡°s nuevos ramos de industria que puedan "Producirse y fomentarse, cou espresion de los medios para conseguirlo, y de su Respectiva población y modo de prote- Jerla ó aumentarla. 9- De remitir á las dos cámaras y en 8Us recesos al consejo de gobierno, y tambien al supremo poder ejecutivo có- l*la autorizada de sus constituciones, 'eyes y decretos. SECCION TERCERA. ^e las restricciones de los poderes de los estados. '88. Ninguno de los estado» podrá ¡ 1. Establecer sin el consentimiento del congreso general derecho alguno de tonelaje ni otro alguno de puerto. 2. Imponer sin consentimiento del congreso general contribuciones ó de- rechos sobre importaciones ó esporta- ciones, mientras la ley no regule como deban hacerlo. 3. Tener en ningún tiempo tropa per- manente ni buques de guerra sin el con- sentimiento del congreso general. 4. Entrar en transacción con alguna potencia estranjera, ni declararle guerra, debiendo resistirle en caso de actual in- vasión, ó en tan inminente peligro que no admita demora; dando inmediatamente cuenta en estos casos al presidente de la república. 5. Entrar en transacción ó contrato con otros estados de la federación, sin el consentimiento previo del congreso general, ó su aprobación posterior, si la transacción fuere sobre arreglo de limites. TITULO SEPTIMO. SECCION ONICA. De la observancia, interpretación y refor- ma de la constitución y acta constitutiva. Ifi3. Todo funcionario público sin es- cepcion de clase alguna, antes de tomar posesión de su destino deberá prestar juramento de guardar esta constitución y la acta constitutiva. 164. El congreso dictará todas las leyes y decretos que crea conducentes á fin de que se haga efectiva la responsa- bilidad de los que quebranten esta con- stitución, ó la acta constitutiva. 1C5. Solo el congreso general podrá resolver las dudas que oecurran sobre intelijencia de los artículos de esta cons- titución y de la acta constitutiva. Itiíi. Las lejislaturas de los estados podrán hacer observaciones, segun les120 parezca conveniente, sobre determinados artículos de esta constitución y de la acta constitutiva; pero el congreso ge- neral no las tomará en consideración sino precisamente el año de 1830. 167- El congreso en este año se limi- tará á calificar las observaciones que me- rezcan sujetarse á la deliberación del congreso siguiente, y esta declaración se comunicará al presidente, quien la pub- licará y circulará sin poder hacer obser- vaciones. 168. El congreso siguiente en el pri- mer año de sus sesiones ordinarias se ocupará de las observaciones sujetas á su deliberación, para hacer las reformas que crea convenientes ; pues nunca de- berá ser uno mismo el congreso que haga la calificación prevenida en el articulo anterior, y el que decrete las reformas. 169. Las reformas ó adiciones que se propongan en los años siguientes al de treinta, se tomarán en consideración por el congreso en el segundo año de cada LAS INTRIGAS VENECIANAS, bienio, y si se calificaren necesarias se gun lo prevenido en el artículo anterior, se publicará esta resolución para que e' congreso siguiente se ocupe de ellas. 170. Para reformar ó adicionar esta constitución ó la acta constitutiva, 8e observarán ademas de las reglas precritas en los artículos anteriores, todos los re- quisitos prevenidos para la formación de las leyes, á escepcion del derecho de ha- cer observaciones concedido al presi- dente en t¡l artículo 106. 171. Jamás se podrán reformar los ar- tículos de esta constitución y de la acta constitutiva que establecen la libertad P independencia de la nación mexicana, s" religión, forma de gobierno, libertad de imprenta y división de los poderes supre- mos de la federación, y de los estados- Dada en México á 4 del mes de "c' tubre del año del Señór de 1824, 4 de la independencia, 3 de la libertad y 2 de la federación. LAS INTRIGAS VENECIANAS, FRAY GREGORIO DE JERUSALEM. Ensayo de una Novela Española. Hallábase Venecia en su mayor auge quando un joven Alemán llama- Jo Alberto, movido del deseo de au- mentar la herencia que acababa de re- cibir, empleándola en especulaciones mercantiles, llegó a aquella célebre ciudad, que qual Señora del Adriá- tico, parecía nave grandiosa que flo- taba sobre sus olas: — ahora yace como casco barado, que la tormenta echó sobre la costa, triste, solitario, y desbaratándose poco a poco. Re,a la mar baxo los rayos del sol que después de la larga carrera de un dia de verano, iba a ocultarse tras las dis- tantes cumbres del Apeniuo, quando el vaxel que conducía a Ricardo desde Trieste echó el ancla. Rodeáronlo eu breve varias de las góndolas que cubrían los canales, que sirven deO FRAY GREGORIO DE JERUSALEM. 121 calles a Venecia, y en breve se vio muestro pasagero, en medio de aquel- la ciudad de disolución, y placeres. novedad de los objetos, el con- iste entre la gravedad Alemana, y w alegría bulliciosa de los Venecia- n°s, la estación del año, y mas todo la juventud e inexperiencia ^6 Ricardo, dieron en un punto por tierra con todos sus planes mercan- tes. ]\j0 jjaj,ja ventana en que no clavase los ojos, atraído de los que c°n negro brillo centelleaban ya tras 88 entreabiertas celosías, ya a las cWas, y como para hacer alarde de Su belleza. " Poco a poco, dixo al Gondolero; ¡ a que viene esa priesa, íe>ttando como si nos siguiese una Galeota Turquesca ?" Señor mió, res- pondió el taimado Veneciano, por lo que hace a mi, seguro estoy de que °o me han de tomar los Corsa- í,0s que empiezan a dar caza a Vue- cencia." "A mí? cómo? no os en- eldo, buen hombre. Pero decidme 1 q^e principe vive en aquella gran Casa, a la derecha? ¿Sin duda tiene Vlsita esta tarde : . . quatro, cinco,... qué se yo quantas bellezas están al «alcoti?» « Todas son de casa, mi atl10- A lo que veo vuesa Seño- lia se halla mas que dispuesto a visi- tar a esas Señoras. Animo pues; y avanze." Ricardo empezó a atu- ***e con las respuestas del Gondo- 'er0 ¡ pero, habian llegado en esto !8X0 la ventana en que tenia fixos °J°s; y tal fue la sonrisa albague- 5a c°n que fueron recibidas sus mi- as, que creyó que habia sido trans- itado en sueño a un mundo de placeres y encantos. De mas buen humor con el Gondolero, le pre- guntó ¡ cómo podría procurar en- trada en ¡a casa?" " Solo con llamar a la puerta, Señor mío. Yo he sido Gondolero de esa familia, y se que las señoras de ella son en extremo aficionadas a extrangeros. Si gustáis, apenas dexemos vuestro bagage en la posada, volveremos aquí, y os de- sembarcaré a la puerta." Deseoso de seguir el consejo, aunque algo receloso, al mismo tiem- po, de verse expuesto a un bochorno, pues la casa, según su aspecto, no podia ser de malafama, Alberto quiso probar fortuna; y poniéndose uno de sus mejores vestidos, volvió a entrar en la góndola, que con curso mas apresurado que antes, llegó a los escalones o desembarcadero del que a él se le figuraba palacio. Re- cibiólo el portero con respeto, y, en breve, se vio en un salón adornado, donde las Damas que habian atraído sus ojos le dieron la bienvenida con la mayor cortesía. A las excusas que hizo de su atrevimiento, le res- pondieron asegurándole que las cos- tumbres Venecianas lo permitían, y que supuesto que su presencia y los sugetos que habia nombrado, para quienes traia cartas, aseguraban que era persona decente; tenían mucho placer en que aquella casa fuese la primera en que pusiese los pies. En breve fueron llegando varios caballeros, que freqüentaban la casa, y bien pronto se hallaron todos tan bien avenidos y amigos como si hubieran vivido en intimidad muchos años.122 LAS INTRIGAS Música, bayle, y juego, vinieron a divertirlos en succesion no interrum- pida. Ganó como unos quarenta du- cados Alberto, y habiendo logrado una cita para la mañana siguiente, de la joven a quien le habia to- cado obsequiar aquella noche; se retiró loco de contento a su posada, jurando en su corazón que Venecia era el verdadero Parayso en la tierra. Habiendo visitado al banquero, en cuyas manos tenia sus fondos, la cu- riosidad le sugirió hacer algunas pre- guntas sobre la casa que habia visi- tado la tarde antes. La respuesta aunque bien intencionada, le fue muy poco agradable. Por ella supo que la casa, aunque no de la peor clase, tenia pésima fama en la no escrupu- losa Venecia. " Tened cuidado con el bolsillo, concluyó el Banquero." Hombre mezquino, dixo entre sí Al- berto : " siempre pensando en el di- nero." Pero, las doce son, y es tiempo de ir a encontrar a mi Gian- netta al salir de misa, en la plaza de San Marcos. Mas segura que el mismo relox de San Marcos nuestro Alemán halló a su hechizera, en aquella confusión prodigiosa y animada de gentes de todas naciones, cada qual en su trage proprio, cada qual hablando su len- gua, y todos tan alegres, y confiados como si se hallaran en su pays nativo. Ni es necesario, ni acaso seria posi- ble, seguirlo en el laberynto de disi- pación, y placeres en que se perdió de vista a sus correspondientes mer- cantiles. Seguiaulo, a lo lexos, los penetrantes ojos del Banquero; VENECIANAS, quien por el hilo de sus cuentas des" cubría en que estado se hallaba el ovillo de su bolsa; y quan pronto tendría que devanar la ultima vuelta- El incauto Ricardo se apercibía de esto mismo, y aun, los compañeros V cómplices en sus desbarros, no te- nían muchas dudas sobre la catástrofe que se acercaba. Llegó entretanto el día en que Alberto puso su firma a la libranza bas- que daba fin a su caudal, de que ta el ultimo sequin habia veuido a Venecia. Ya habia notado, por mu' chas semanas antes, cierta frialdad V despego en la joven que hasta en" tonces parecía solo vivir por él y P3^0 él. El festejo que de todos los vi-"' tantes recibía, en tanto que con lD' cauta franqueza dexaba que su con- tinua mala suerte en el juego bar- riese el montón de doblones que cada noche apilaba delante de si al einpe' zar la banca; se habia convertido e» cierta especie de mofa sorda, y en "n general desvio de los que antes lo r°* deaban todo el día. La pasión loca que habia concebido por Giannet'3 lo devoraba mas que nunca, como 81 el despecho, y los zelos la enconasen, couvirtiendola en una especie de fie' bre. Varias veces le habia ocurrí1 el pensamiento de poner fin a la )D1' mensidad de males que se le presen- taban en perspectiva; mas nunca con la vehemencia que quando el cria1 ido do que habia enviado a casa del Ba°' quero pidiendo una pequeña cantiga de prestado, puso en su mano una esquela que le daba la negativa en términos poco corteses. Era esto «lÓ FRAY GREGORIO 1» caida de la tarde, quatido, llevado 'le la engañosa esperanza que como reclamo empeña mas y mas en el ca- mino de la perdición a los que se en- vegan a las pasiones, sin dexarlos Jumas hasta que los derrumba al ulti- m° precipicio, Alberto se preparaba a probar fortuua, por ultima vez, al JUego. Esperaba, no menos, aclarar las dudas en que lo tenia la conducta d° su querida ; y si en ambas cosas lo burlase la suerte, ya habia deter- minado acabar con su vida aquella misma noche. En esta agitación y combate de afectos se hallaba Alberto quando un Gondolero dexó a su puerta un bil- lete, en que Giannetta le anunciaba *u det UE J ERTJSAEEM. 123 ale?; las erminacion de no verlo mas, ando razones tan leves y ridícu- que no dexaban duda del motivo a' infeliz enamorado. Hizo mil pe- daz°s el billete, y pisando los frag- mentos, tomó la capa Veneciana, de n<>che, y embozándose en ella se di- r'&io a un cafe retirado que los Mer- emeres Turcos solían freqüentar pa- ra tomar opio. Compró, al entrar, Una porción de este soporífico, bas- tant« a quitar la vida a veinte, y re- gandose a una de las como celdas en la sala estaba dividida, se arrojó Sol»e una silla con el desaliento que generalmente precede al ultimo fre- nes' de furia en semejantes casos. Apenas habia tenido tiempo para echar una mirada en derredor quaudo u¡)a persona cuyo bulto apenas di- VlSo al pasar, echó una carta sobre la mesa, y desapareció. La sombra 1ue habia atravesado, y el sonido d la carta, que dio de plano sobre la tabla, llamaron la atención distraida y confusa del infeliz mancebo. Fixó los ojos en el sobrescrito, y halló que decia, *' al Señor Alberto de Nurem- berg, con toda priesa." La extra- ñeza del caso interrumpió la serie de ideas funestas que sin cesar habia ocupado su imaginación durante las ultimas veinti-quatro horas; tomó la caria; rompió el sello, y halló en ella las siguientes palabras. " ¿ Que intentas, joven temerario '. ¿ Porque pierdes toda esperanza ! El cielo, a quien ofendes con tu desesperación, me ha hecho saber tus desgracias para remediarlas. Mañana quanto oscu- rezca haz oración ante el altar de la Virgen que está en el claustro inte- rior de San Francisco.—Quien vela en bien tuyo." - Difícil seria pintar la multitud de afectos que estas misteriosas palabras excitaron en el alma de Alberto. El modo con que la carta habia llegado a sus manos se le figuraba sobreña- total. La puntualidad con que ha- bia venido a atajarlo, quando ya iba a consumar el suicidio intentado, no podía a su parecer, provenir sino de cierta persona inspirada. Con tal aviso, a tal tiempo, no era posible pasar mas adelante en el intentado crimen. " El cielo, dixo entre sí que tan claramente me ha libertado de mi desesperación, me dará medios de restablecer mi fortuna." Sin salir de su posada en todo el dia, aguardó Alberto a que el sol se pusiese; y batiéndole el corazón co- mo si se le quisiera salir por la boca,124 entró por los solitarios claustros de San Francisco, quando ya se necesi- taba el auxilio de la lámpara que ar- día a la entrada del patio interior, en que estaba el Noviciado. Con cier- ta especie de calofrió, pasó baxo el arco intermedio, y al fin divisó el al- tar de la Virgen, que estaba al otro lado del quadrángulo. Llegado que fue a él, hincó las rodillas, y, aunque poco acostumbrado a actos de devo- ción no pudo menos que sentirse po- seído de un cierto abstraimiento pa- voroso que mas parecía efecto sobre- natural, que resultado de las circun- stancias externas. Absorto, y con- fuso se hallaba Alberto sin poder re- ducir el tumulto de sus pensamientos ni aun a aspiraciones sueltas con que implorar el auxilio del cielo, quando el eco de los silenciosos claustros llevó a sus oidos los mesurados pa- sos, y el arrastrar de la larga túnica de un religioso que se acercaba al altar. Un movimiento involuntario le hizo ponerse en pie, y volverse acia el ángulo de donde se oía el ruido. En efecto vio venir un frayle con la capucha calada, que se dirigía a él. " Alberto (le dixo en voz baxa al acercarse) por el saber de tus pasos e intenciones que te mostró mi carta de anoche, puedes inferir que no me eres desconocido. Si tienes cautela, y eres capaz de guardar un secreto, tu fortuna se ve- rá bien pronto restablecida. ¿ Co- noces» Mocénigo?"—" Síle conozco, aunque no puedo decir que lo he tratado," respondió el joven. "Bien sé, replicó el frayle, que aunque LAS! INTRIGAS VENECIANAS, trata a Elvira, la hermana de G'aU* netta, nunca va publicamente a «u casa. Pero, aunque te parezca ex rofe- de traño que una persona de mi p sion te proponga volver a un lugar disipación, la seguridad del Estado Veneciano lo requiere. Tu pobreza te ha echado de las puertas de tu que' rida: pero, en poder de tu banquero hallarás medios que te franquearán otra vez la entrada. Mocéuigo con- spira contra su patria. El hecho es cierto; pero faltan pruebas. lnS1' nuate con Elvira; gana su confian28 con dones y promesas : encubre tus miras, para todos, continuando en Ia intimidad con su hermana. Si 'ü' grares averiguar aunque sea un in" dicio, con tal que pueda servir de prueba al suspicaz tribunal de l°s diez, tu fortuna es segura. De todos modos empieza a gozar el premio en los fondos que hallarás depositados 8 tu orden. Pero, ten presente que el menor desliz de tu lengua, te con- fina para siempre a una de las mas oscuras prisiones de Estado.—De"' tro de treinta dias cabales te esper0 aqui para durme noticia de lo que hayas hecho." Sin aguardar respuesta, ni peíHt consentimiento a comisión tan Pe'*' grosa, el frayle volvió la espalda> y en breve se ocultó en la oscuridad t'e los claustros. Pasmado quedó Alberto por algu' nos instantes, a efecto de la sorpres8 que las palabras del frayle le causa- ron. Diose priesa a dexar el con- vento ; retiróse a su posada; y aun- que buscó reposo a su agitado esp1'ó FRAY GREGORIO «»í en el sueño, solo aumentó el apresuramiento febril de su sangre, c°n la multitud de ideas extrañas y c°nfusas que poblaron su cerebro du- fante una especie de duermevela en lie de quando en quando caia. Ama- «eció,y con la primera luz salió de su ansioso de respirar el aire fresco ÜK iKRUSALEM. 125 casa ylib: oasti re- Continuaron sus cavilaciones B a que fue Lora de abrirse el ^anco; y mas D¡ea p0r aver¡gUar si 8 imágenes que le presentaba la a,ltasiaeran efecto de objetos reales, Por la esperanza de hallarse con •iiiev ^ian, CaXero 0s medios de volver a ver a su etta, se acercó a preguntar al si tenia algunas noticias de corresponsales.—" Quatro mil °ados fueron puestos ayer a vues- de aver; pero sin nombre. ^ sugeto que los entregó no quiso decír de donde venian." " Poco im- ^0rta. dixo Alberto: supuesto que s°n para mi, os estimaré me mandéis lientos a mi posada." Asi lo sin falta, concluyó el Banquero. ¡ Bendito frayle! exclamó entre si el Al eman! ¡ Santo mas milagroso ninguno de los que yo trataba en 0tr° tiempo de lisonjear con Misas! Pero ¿ en que diablo de zambra ^ ha metido ? ; Cómo saldremos de 9 a- No hay que olvidarse, amigo Al erto, que aquí en Venecia desapare- °en los hombres como por escotillón, y Pudiera ser . .. Pero a qué acongo- jarse antes de tiempo? Si yo cumplo e°n mi comisión, no tengo porque temer. O Gianetta, Gianetta! tai- mil(la, y poco de fiar eres; pero no puedo vivir sin ti! Animo, y vamos a su casa." El oro es el metal mas prodigioso que ha formado la naturaleza. Su influxo se extiende a distancias incre- ibles. Con tal que un hombre tenga a su mando una buena porción de este mineral poderoso, le veréis el reflexo en la cara, aunque él se halle al un cabo, y su tesoro al otro del diámetro de la tierra. Una tira de papel encantado lo transporta en pocos minutos a su faldriquera: los demás hombres sienten el poder oculto del metal, y hasta las selvas y peñas le abren paso. Como Gia- netta, no tenia la menor semejanza con montes ni riscos, en quanto a dureza, aunque se Ies parecía algo en lo enmarañado de su carácter, no es extraño que los quatro mil de pico, que esperaban tranquilos la firma de Alberto para volar a las blancos ma- nos de la tal niña, obrasen una mu- danza completa en la determinación de no verlo mas. Al entrar inespe- radamente, en la sala, se empezó u aglomerar una especie de nube sobre las negras cejas de Giannetta. Pero no bien hubo Alberto anunciado que su antigua amistad no le permitía dexarla ignorante de la honradez de uno de los deudores de su padre, que lo había enviado una considerable suma, sin que él la pidiese ni la es- perase ; ni la primer sonrisa con que la Primavera anuncia la huida del invierno, es mas placentera que la que congratuló a Alberto, por su buena fortuna.126 Pasados los primeros raptos de ale- gría, no pudo menos nuestro héroe que empezar a sentir lo dificultoso de su encargo. Presuroso, y empeñado en no perder tiempo, al dia siguiente em- pezó a dedicarse á Elvira con acha- que de la amistad desinteresada que el ser obsequiante de su hermana re- quería. Poco, empero, agradaban a Giannetta estas filosofías de amistad y desinterés. Zelosa, naturalmente de su hermana, rival oculta a causa de la ambición que le hacia envidiar el cortejo de un hombre tan poderoso en Venecia como Mocénigo ; la sos- pecha de que hasta su casi desplu- mado Alemán, parecia inclinarse al imán principal de la casa, puso el colmo a su enojo, y la determinó a no guardar término en su venganza. Jamas habia Alberto hallado a su Giannetta mas que meramente pla- centera. ¡ Qual seria su placer quan- do la vio ahora con todos los synto- mas de enamorada! La primera in- dicación de esta mudanza fue el pedirle zelos. ¡Zelos, pedidos por una querida! donde está el -hombre que no se ha saboreado con el pri- mer trago de esta copa engañosa; agradable, y picante en la superficie, y mas amarga que acíbar en el fondo ? Bien conocía Boscan este saynete del amor, quando en sus planes de feli- cidad, contaba el que su amada, ..." Alguna ve/, me pida zelos, Con tal que me los pida blandamente." Parte de este deseo concedió a Alberto la fortuna: la otra se la lle- L.AS INTRIGAS VENECIANAS, n los vientos: quiero decir que aunque Giannetta le dio el gusto de manifestarse tan penetrada de su que no podia sufrir que hablase amor a su hermana; lo hizo de un niodo tan opuesto a la blandura, apetecida por el Poeta, que lo acosaba de muer- te de an cabo al otro de la veinti- quatro horas. Desatentado el incauto joven, entre la loca persecución que sufría, y la necesidad de executar la comisión de que pendia no solo »u bienestar, sino la seguridad de super- sona; no sabia como proceder. Pasa" ban entretanto los dias, y no adelan- taba paso con Elvira, a quien apenas podia dirigir la palabra: tal era la i"' cesante guardia que le hacia Giau- netta. Cerca de tres semanas habían pasado de este modo, quando la tuta zelosa, mudó de repente su pk"1 de ataque. Descuidóse al parecer de los pasos y proceder de Alberto» y empezó a manifestarse aficionada a un oficial rico, de el lado alia de los cincuenta, que antes por D° saber que hacerse, que por otro in- terés mas vivo, frequentaba la casa- Aqui perdió los estribos el pobre Ai' berto: su pasión por Giannetta era harto loca para que este torbelliu" de afectos no le acabase de quitar el tino. Rogó, enojóse, amenazó, aca- rició ; todo en valde. Giannetta se mantenía firme en la determinacioD que juraba haber tomado, de roniper para siempre. Solo un momento pareció titubear, y como si la pasión renaciente la ablandase a su pesar; con ojos baxos, qual si quisiera oci'l-o FRAY GREGORIO 1)E JSRUSALBM. 127 *tt las lagrimas que empezaban a Cenarlos, dio al agitado Alberto, el lorabre de ingrato, acusándolo por la milésima vez de haberla abandonado Por Elvira. No menos veces habia estado el ll>cauto joven a punto de comunicar el importante secreto que, a su pare- Cer. le restituirla el sosiego, calman- ^° a su zelosa amante; mas las ulti- mas palabras del frayle resonaban aun Prisí 11 en sus oidos, y el temor de una °n perpétua le cosia la boca. iefo en la agitación de aquel mo- mento le faltó la resolución y cedien- 0 a una necia ternura, contó a Si ^'annetta su aventura con el frayle, ylacomision de queéstabaencargado. ka astuta Giannetta, aunque inca- Paz de adivinar el secreto, conocía ^masiado'a Venecia; para no ha- J*** antes sospechado, que alguno de 0s agentes de las cabezas de parti- d° se estaba valiendo de las dificul- tades pecuniarias, y la sencillez de ^'°erto, para sus fines particulares, "^'günas vislumbres de que por me- de Elvira se intentase dañar a "Wenigo se habían presentado a su Paginación; y estas confusísimas ^das la habían aguijado a sonsacar a Alberto, no menos que la envidia 1Ue tenia a su hermana. ■^a alegría que animó sus ojos Saando se halló dueña de secreto tan '^Portante, se le figuró al infeliz ^erto, prueba indudable del ardor C°Q que lo amaba; y ni una sombra ^e sospecha le anubló el corazón aunque acababa de poner su vida en "^anos de una inugor liviana. Em- Tomo II. bebecido en su desatinado amor que ahora, mas que nunca hallaba pábulo constante en las caricias de Giannetta; y confiado en los pasos que esta le aseguraba que habia tomado para averiguar la traycion de Mocénigo, creia las bien urdidas patrañas con que su querida le llenaba la cabeza cada día; y vivía en la esperanza de llevar al Frayle los mas importantes informes. Llegó el día aplazado y aunque Alberto solo llevaba esperanzas y promesas para el Frayle, no por eso se olvido de la cita en el claustro. Despidióse de Giannetta dándola a entender donde iba, y se retiró a su posada esperando que anochesiese. Hizose oscuro, entró en sn Góndola, y saltando en tierra a poca distancia del Convento, se encaminó con me- nos temor que la primera vez acia el altar de la virgen del Noviciado. No bien habia hincado la rodilla quando el arrastrar de los hábitos, y el blando pisar de las sandalias, anun- ciaron la venida del religioso. Lle- gó; alzóse Ricardo y, preguntado en voz baxa que noticias traía, em- pezó dando disculpas de no haber adelantado quanto quisiera en su comisión ; pero asegurando que en pocos dias esperaba tener pruebas, o por lo menos indicios vehementes del trató de Mocénigo con ciertos espias. No bien habia pronunciado el nombre de Mocénigo, quando a un leve escombrarse del frayle, salieron quatro embozados, de detras de los qnatro ángulos; entanto que el fingido religioso puso un puñal al128 LAS INTRIGAS VENECIANAS, pecho del desgraciado Alberto. " Muerto eres, si hablas, o si haces la menor muestra de querer huir." Los quatro esbirros (que no eran otros los que se habian presentado de improviso) se le rodearon; y en breve se halló en una Góndola, donde le vendaron los ojos y aseguraron las manos. Remaba el Gondolero en silencio, y guardábanlo absoluto los ministros de la policia Veneciana, sin que se oyese por un buen espacio, mas que el pausado sumergir de los remos, y los ahogados suspiros del preso. Puesto en tierra, sin des- vendarle, oyó el abrir de puertas pe- sadas como de fortaleza o palacio, y subiendo por escaleras espaciosas, pero en lugar tan solitario que no daban paso que el eco no repitiese, se halló encerrado en un aposento pequeño, donde, por falta de luces de nada le servia el que le hubiesen quitado la venda de los ojos. Aunque Alberto no sabia otra cosa del frayle con quien un mes antes habia hablado, que lo que va dicho, la noticia que dio Giannetta a Mocé- nigo bastó para que el tribunal de los Diez, de que él era miembro, se apoderase de la persona del confe- sor de Galeotto, su enemigo; y Fray Gregorio de Jerusalem, se hallaba a este tiempo, en una de las pri- siones de Estado. Tenia Fray Gre- gorio la fama de ser el mas retirado de los religiosos Franciscanos de Ve- necia. Faltábale, empero, cierto aire de mansedumbre, sin el qual la mayor austeridad no alcanza a dar opinión de Santo. Aun el carácter y circunstancias de su retiro tenían un cierto tono de misantropia, que no le conciliaban el afecto de las per- sonas piadosas. Jamas se le vio en el púlpito: en el altar, aunque con- templativo, jamas dio muestras de afectos o ternura; y en el confeso- nario, la piel morena y tostada de su rostro, el ceño que un entrecejo po- blado le daba, el reflexo de los ojo» negros como el azabache, que relam- pagueaban baxo unas pestañas largas y del mismo color, las pocas veces que se levantaban del suelo; y enfio» hasta el modo de hablar, sentencioso, lacónico, y como enojado; ahuyen- taba a los penitentes de las clases inferiores; y solo se le conocían P°r ales huir» dirigidos, algunos de los princip' de Venecia, de quienes parecía no recibiendo ni pagando visitas- La edad de Fray Gregorio tocaba en los cincuenta. Su persona era delgada, aunque naturalmente f°r' zuda. Hasta las mas leves buellaS de la juventud habian desaparecía0 en ella; pero de un modo tal 1ue nadie sabría decir si por efecto de una vida penitente, ó de la violend9 de pasiones que le habian carcomió el corazón. De su historia lo que se sabia en el convento era unica- mento que, hallándose algunos aíí°9 antes en Ñapóles, como soldado, e° uno de los tercios Españoles, se habia retirado del mundo, tornan^0 el hábito de los conventuales de Sao Francisco. Inquieto, al parecer, í deseoso de huir de sí proprio, había procurado que lo enviasen a Jen1' salem, donde estubo algún tierop0 éó FRAY GREGORIO J)K JERUSALEM. ñamado otra vez por sus superiores Europa, hacia como tres o quatro f°* que se hallaba en Venecia, 129 dond terna e su retiro, y la agitación in- bian ?ue parecía ser su origen, ha- crecido visiblemente. En estos étimos dias, y en consequencia del '"forme de Giannetta los espias de ^ocenigo, que, como confesor de Galeotto, lo tenian por objeto con- tante de sus pesquizas, habian do- blado su actividad en observar sus acciones. Por otra parte, Galeotto n° dexaba de tener cierta sospecha ^e que su plan de ataque habia sido "escubierto; y creciendo el recelo al paso que se acercaba el dia de la cita entre Alberto y Fray Gregorio, c°ncertó con el ultimo, que faltase a ella por aquella vez, siendo fácil darle otra, si el secreto no ha- "la transcendido. En consequen- c,a de estas disposiciones Fray Gre- gorio habia salido aquella mañana Para hacer una visita en el Convento A-rmemo que ocupa una de las pe- ceñas islas vecinas a la ciudad. S'guiolo la policia a lo lexos; y guando vieron que no podían cogerlo Ablando con el Alemán, como qui- eran, prepararon la escena que se 1)3 pintado en el claustro, y al mismo tienipo aseguraron la persona de Fray Gregorio. El empeño de Mocénigo, y su Partido era implicar a Galeotto en el crimen de conspiración contra su Persona, que como inquisidor de Es- tado, era sagrada por las leyes. Fara esto bastaría que Alberto de- parara que Fray Gregorio era quien lo habia comisionado. Pero apesar del mas severo interrogatorio, el Ale- mán persistia en que no le era po- sible reconocer al religioso que le habia hablado. Determinóse pues por los Diez que a la noche siguiente se verificase un careo, después de haber examinado los papeles de Al- berto, de que los esbirros se habian apoderado. El relox de San Marcos habia so- nado la media noche, quando [Fray Gregorio y Alberto fueron conduci- dos al Tribunal de los Diez, en- trando por puertas diferentes. Las colgaduras de paño negro, los ves- tidos del mismo color que usaban los jueces, y los ministros del tribunal, disminuían la luz de quatro velas de cera, puestas de modo que diesen de lleno sobre las caras de los presos, afín de observar la expresión y mu- danza de los semblantes. El con- traste de la oscuridad general ha- cia resaltar sus personas, de modo que parecían figuras de algún ce- lebre Artista, que se salían del quadro. A un lado, algo cerca de la mesa principal se vía a Fray Gre- gorio, como lo habernos descrito, echada atrás la capucha, los brazos cruzados, las manos metidas en las anchas mangas del zayal, y los ojos en el suelo, sin haber echado ni una mirada a los jueces, ni al otro preso, Alberto, mas atrás, volvía los ojos con una especie de desasosiego, me- dio atemorizado, medio quexoso, como que le faltaba la experiencia, de las desgracias humanas, y de lo in- exorable do la mala suerte, que daba K 2130 a su compañero su compostura. Su edad no pasaba de veintidós años: medianamente alto, ojos ni tan claros como los del Norte, ni tan oscuros como los del Mediodia; pero, quepare- cian negros en la luz en que entonces brillaban. El pelo negro y rizado daba realce a una piel que sin ser blanca, como podría esperarse en un Alemán, tenia toda la transparencia que se necesita para que ni lo trigue- ño domine, ni lo sonrosado dé en ojos. Si la expresión del rostro no era de actividad mental, ni afectos vehementes; tenia en el mirar pin- tados al candor y la benevolencia. Su primer impulso fue hablar a los senadores; mas luego le fue impuesto silencio, mandándole que respondiese a las preguntas que le harían. La primera fue que dixese el nombre del religioso con quien habia hablado en los claustros de San Francisco. Al responder que no lo sabia, le ins- taron a que dixese si conocia al que estaba presente. Aseguró que no: repitióse la pregunta tres veces; y oyendo la tercera negativa, el pre- sidente tocó la campanilla, y Alberto fue conducido fuera de la sala. Por lo que hace a vos, Fray Gregorio, vuestro carácter retarda el expediente que probablemente sacará la verdad de boca de ese joven. Confesad pues, si queréis escapar el tormento que, según parece, se está ya aplicando a vuestro compañero. Oiase, en esto, la voz levantada de Alberto, que, hablando alos verdugos, sin haber aun roto en quexido, daba muestras de dolor agudo que ya, ya LAS, INTRIGAS VENECIANAS, se hacia intolerable El silencio que por pocos momentos se apoderó del tribunal, dio cumplido efecto a un gemido agudísimo, que concluyo con un sonido sordo como de persona que se desmaya. Los cabellos se hubieran erizado a qualquiera no acostumbrado a semejantes escenas; y aun las facciones secas, y rigidaS del Frayle, se demudaron, aumen- tándose su palidez. Sonó la campa- nilla otra vez y el presidente, que no habia quitado los ojos de sobre el re- ligioso preso, " Confesad, le dixo, o preparaos a ocupar el puesto que< por ahora, va a dexar vuestro com- pañero."— " Extraña demanda, (con- texto en voz pausada Fray Gregorio) la de que confiese lo que no sé; ^e que admita una acusación sin mas fundameuto que una vaga sospecl"1. Mi conducta anterior me absuelve de ella."—" Vuestra conducta, Padre, ha tenido siempre algo mysterioso- La historia de vuestra vida está in- completa, i Qué erais antes de tomar el hábito ? ; Porque ocultáis el palS de vuestro nacimiento?"—" Porque nada tiene que ver mi patria con m«s desgracias."—" Mas de lo que acaso os convendría decir (contexto el Pfe' sidente pero oigamos (continuó) '° que dirá el joven Alemán." Salia, en efecto, el infeliz, pálido como la muerte, sosteniéndose sobre los hombros de los ministros de juS" ücia, o mas bien sostenido por ellos, pues según se via, el tormento le habia quitado el uso de los brazos. Faltábanle las fuerzas para hablar, y fue preciso darle una pequeña baU- úO FRAY GRKGORIO DE JEKUSALEM. 131 Mueta para que respondiese senta- do a las preguntas y careo que continuó de esta manera. " Aunque os decis Alemán, vuestros papeles dan indicios de que uo nacisteis en aquellos do- minios." " No, señor," respondió Alberto: " Madrid fue el lugar de mi nacimiento ; pero aun no tenia un a¡io quando mi madre que era natu- ral de Nuremberg, me llevó allá, acompañada de un hermano suyo, baxo cuya protección me be criado." "¿En Madrid? exclamó Mocenigo, Cavando los ojos en el joven corno Sl tratase de reconocer sus facciones: ¿ Como se llamaba vuestro padre."— El creto nombre de mi padre es un se- que no me es posible revelar ahora," contestó Alberto. "Oh! semejantes secre- to el Presidente, n° se admiten en este sitio, a uo como agravación del delito en estáis implicado. El impulso s'n duda de mas alto; y apenas tos ser que viene üayan pasado veintiquatro horas, liando el tormento, os hará decir- los lo que sabéis de vos mismo, ya ^uo no ha bastado esta noche a ha- ceros recouocer a este religioso. " El tormento otra vez! dixo Al- erto con voz que el terror enron- quecía." Señor (continuó dirigién- dose al Presidente, entauto que las ,aíí>"imas corrían hilo a hilo por sus descoloridas mexillas) si no habéis Nacido de las piedras, si los pechos ^e «na madre os alimentaron en Vuestra infancia, no me obliguéis a r°rnper el juramento que hizo a la mia—.nnigür desgraciada '.—quando estaba para expirar. Contentaos con saber los hechos de la triste relación que me hizo al darme su bendición postrera, y no me preguntéis los nombres."—" Oigamos la historia, contexto el Presidente, que luego sabremos como sacar los nombres en claro." Sentado como se hallaba Alberto, con labios mas moreteados y trému- los que quando salió del tormento, y sin la menor acción, por hallarse sus brazos sin poder ni movimiento, contó su historia de este modo. " Mi madre fue a España quando apenas tenia seis años, con la suya que en calidad de Azafata de la Rey- na, la había seguido desde Alemania. La belleza de su persona, y la gracia de sus modales hízieron a mi infeliz madre el encanto de la corte, ape- nas dexó el convento en que se educó baxo la protección de la Reyua. Mas bien por afecto, que por su em- pleo de Camarista, su señora apenas la perdía de vista, complaciéndose en tenerla a su lado, hasta que, como intentaba, pudiera darla en casa- miento a uno de los magnates de la Corte. Mas la suerte había hecho que la bella Alemana (asi la llamaban comuumente) fixase la vista en uno de los cavalleros jóvenes, cuyo em- pleo le obligaba a vivir en Palacio, cerca de la persona del Rey. Era el enamorado de familia noble, como lo denotaba, la cruz de Santiago que llevaba al pecho, y había mostrado en varios encueutros un temperamento tan fogoso que a no ser por lo agra- dable de su persona y la finura do su130 LAS. INTRIGAS VENECIANAS, a su compañero su compostura. Su edad no pasaba de veintidós años: medianamente alto, ojos ni tan claros como los del Norte, ni tan oscuros como los del Mediodía; pero, que pare- cían negros en la luz en que entonces brillaban. El pelo negro y rizado daba realce a una piel que sin ser blanca, como podría esperarse en un Alemán, tenia toda la transparencia que se necesita para que ni lo trigue- ño domine, ni lo sonrosado dé en ojos. Si la expresión del rostro no era de actividad mental, ni afectos vehementes; tenia en el mirar pin- tados al candor y la benevolencia. Su primer impulso fue hablar a los senadores; mas luego le fue impuesto silencio, mandándole que respondiese a las preguntas que le harían. La primera fue que dixese el nombre del religioso con quien habia hablado en los claustros de San Francisco. Al responder que no lo sabia, le ins- taron a que dixese si conocía al que estaba presente. Aseguró que no: repitióse la pregunta tres veces; y oyendo la tercera negativa, el pre- sidente tocó la campanilla, y Alberto fue conducido fuera de la sala. Por lo que hace a vos, Fray Gregorio, vuestro carácter retarda el expediente que probablemente sacará la verdad de boca de ese joven. Confesad pues, si queréis escapar el tormento que, según parece, se está ya aplicando a vuestro compañero. Oiase, en esto, la voz levantada de Alberto, que, hablando a los verdugos, sin haber aun roto en quexido, daba muestras de dolor agudo que ya, ya se hacia intolerable. El silencio que por pocos momentos se apoderó del tribunal, dio cumplido efecto a un gemido agudísimo, que concluyó con un sonido sordo como de persona que se desmaya. Los cabellos se hubieran erizado a qualquíera u° acostumbrado a semejantes escenas; y aun las facciones secas, y rígidas del Frayle, se demudaron, aumen- tándose su palidez. Sonó la campa' nilla otra vez y el presidente, que no habia quitado los ojos de sobre el re- ligioso preso, " Confesad, le dixo, o preparaos a ocupar el puesto que» por ahora, va a dexar vuestro com- pañero."—" Extraña demanda, (con- texto en voz pausada Fray Gregorio) la de que confiese lo que no sé; que admita una acusación sin : de nías fundameuto que una vaga sospecha- Mi conducta anterior me absuelve de ella."—" Vuestra conducta, Padre, ha tenido siempre algo mysterioso- La historia de vuestra vida está i°' completa. % Qué erais antes de tomar el hábito ? ; Porque ocultáis el PalS de vuestro nacimiento?"—" Porque nada tiene que ver mi patria con m's desgracias."—" Mas de lo que acaso os convendría decir (contexto el Pre' sidente pero oigamos (continuó) '° que dirá el joven Alemán." Salia, en efecto, el infeliz, pálido como la muerte, sosteniéndose sobre los hombros de los ministros de juS* ticia, o mas bien sostenido por ell°s' pues según se vía, el tormento 'e habia quitado el uso de los brazos- Faltábanle las fuerzas para hablar, y fue preciso darle una pequeña ba»*6 FRAY GREGORIO DE JERUSAEEM. 131 minios. lueta para que respondiese senta- do a las preguntas y careo que continuó de esta manera. Aunque os decis Alemán, vuestros papeles dan indicios de (lue no nacisteis en aquellos do- " No, señor," respondió erto! " Madrid fue el lugar de mi nacimiento ; pero aun no tenia un a»o quando mi madre que era natu- "d de Nuremberg, me llevó allá, acompañada de un hermano suyo, Daxo cuya protección me he criado." " i En Madrid J exclamó Mocenigo, lavando los ojos en el joven como Sl tratase de reconocer sus facciones: i Corno se llamaba vuestro padre."— ' El nombre de mi padre es un se- creto que no me es posible revelar P°r ahora," contexto Alberto. " Oh! dixo el Presidente, semejantes secre- tos no se admiten en este sitio, a no Ser como agravación del delito en MUe estáis implicado. El impulso Vlene sin duda de mas alto; y apenas aayan pasado veintiquatro horas, Miando el tormento, os hará decir- los lo que sabéis de vos mismo, ya ^Uo no ha bastado esta noche a ha- ceros recouocer a este religioso. " El tormento otra vez! dixo Al- erto con voz que el terror enron- quecía." Señor (continuó dirigién- dose al Presidente, eutauto que las corrían hilo a hilo por sus descoloridas mexillas) si uo habéis Bacido de las piedras, » los pechos «na madre os alimentaron en v«estra infancia, no me obliguéis a r°mper el juramento que hizo a la ^la—niugcr desgraciada!—-quando estaba para expirar. Contentaos con saber los hechos de la triste relación que me hizo al darme su bendición postrera, y no me preguntéis los nombres."—" Oigamos la historia, contexto el Presidente, que luego sabremos como sacar los nombres en claro." Sentado como se hallaba Alberto, con labios mas moreteados y trému- los que quando salió del tormento, y sin la menor acción, por hallarse sus brazos sin poder ni movimiento, contó su historia de este modo. " Mi madre fue a España quando apenas tenia seis años, con la suya que en calidad de Azafata de la Rey- na, la babia seguido desde Alemania. La belleza de su persona, y la gracia de sus modales hizieron a mi infeliz madre el encanto de la corte, ape- nas dexó el convento en que se educó baxo la protección de la Reyua. Mas bien por afecto, que por su em- pleo de Camarista, su señora apenas la perdía de vista, complaciéndose en tenerla a su lado, hasta que, como intentaba, pudiera darla en casa- miento a uno de los magnates de la Corte. Mas la suerte había hecho que la bella Alemana (asi la llamaban comunmente) fixase la vista en uno de los cavalleros jóvenes, cuyo em- pleo le obligaba a vivir en Palacio, cerca de la persona del Rey. Era el enamorado de familia noble, como lo denotaba, la cruz de Santiago que llevaba al pecho, y habia mostrado en varios encuentros un temperamento tan fogoso que a no ser por lo agra- dable de su persona y la finura de su132 LAS INTRIGAS cortesanía, que le ganaban el afecto del Monarca, mas de una vez estubo para perder su empleo. No es del caso contar por que trámites creció el afecto de una parte y otra, a pesar de las dificultades que la etiqueta de palacio ofrecía a cada paso. El trato aunque, a hurto, era diario, y quando los amantes no podian ha- blarse, no les faltaban ocasiones de entenderse por papeles. Mi padre llevado de la vehemencia de su ca- rácter propuso un casamiento secreto, y mi madre, aunque no ignorante de las funestas consequeucias que para entrambos podian resultar del enojo de la Reyna, cedió su mano y sn persona. Un año había pasado, sin que la imprudente conducta de los jóvenes esposos, tuviese resultas que obligasen a descubrir su enlaze; quando un embaxador extrangero (cuyo nombre y patria verdadera- mente ignoro) concibió tal pasión por la Bella Alemana, que, quanto in- fluxo poseía (y era grande, por su ca- rácter diplomático) lo convertio en instrumento de conseguirla por mu- ger. Halló desden donde no lo es- peraba, y mezclándose el resenti- miento con ei deseo, se convertio en persecución lo que al principio fue cortejo. La reyna misma se empeñó en persuadir a mi madre, y en pro- porcionar al embaxador ocasiones en que ganase su afecto. No se daban estos pasos sin que su marido los ob- servase ; y como, por temor de que su vehemencia y ardimiento le hi- ciese declarar su enlaze, exponién- dose a la pérdida de su empleo, mi VENECIANAS, madre le ocultaba la propuesta del embaxador, se envenenaba su pe" cho con los mas funestos, aunque ocultos, zelos. Malaconsejada, al fin, por su azorada imaginación de- terminó fiarse del honor de su ena- morado perseguidor; y en una de las visitas en que las instancias del extrangero subieron al mas alto punto de ardor, mi desgraciada madre se echó a sus pies, rogándole que no la afligiese, pues estando casada de secreto, en vano solicitaba su amor* Disimuló el mal intencionado amante, y preguntó el nombre de su afortu- nado rival; dixoselo mi madre, y creyó que en aquel punto babian concluido sus males; pero esta con- fianza fue el verdadero principio ¿e sus desgracias. " Un casamiento clandestino en palacio, quando acababan de ponerse en toda su fuerza las leyes civiles y eclesiásticas que lo prohiben; era delito que el rey no podía perdonar- Apenas habían pasado veintiquatro horas quando mi padre fue conducido al Alcázar de Segovia, y mi madre encerrada en un convento. Desde aquel instante cesó toda comunicación entre los desgraciados esposos. $l padre, no sé como, logró escaparse de su prisión, y ni mi madre ni nin- guno de sus parientes o conocidos supieron jamas su paradero. A poc° tiempo de estar en las Descalza5 Reales, mi madre percibió que 1° era; y comunicando su estado a 1° reyna, recobró su libertad, aunque no su honra, que, por la severidad de las nuevas leyes, solo podía quedarO FRAY GREGORIO 1)E JKRUSALEM. 133 limpia por medio de un casamiento solemne con el autor de mi exis- tencia. Confiaba en la nobleza de su esposo que no la abandonaría; Pero al cabo de dos años de temores y esperanzas, tuvo que conformarse c°n su desgracia, y jurando no volver a pronunciar el nombre de quien tan cruelmente la habia abandonado, Se volvió a Alemania, donde pasó el resto de sus dias con su hermano, ^ien me adoptó por hijo. Allí murio pocos años ha, habiéndome c°nfiado mi historia pocos dias antes de su muerte." " Según lo que oigo, dixo a esto °cénigo, vuestro verdadero apel- ado es Guevara." La sorpresa que est£>s palabras causaron a Alberto le hicieron casi desmayar de nuevo. Mo- cénigo volviéndose acia sus compañe- ros, dixo con aire insolente, aunque no ñeramente exento de compasión al miserable objeto que tenia a la vista; "¿Quien dixera que al cabo de M e tantos años después que aquel allano español me puso a la muer- te, en Madrid, babia su hijo de conspirar con mis enemigos en Ve- necia." " Según eso, replicó uno de l°s senadores, vos fuisteis el enamo- rado que separó a los dos amantes." ' Travesuras de la juventud!" re- plicó Mocenigo con una sonrisa ma- ligna. " Lo extraño es que con tener Parte tan notable en la historia que este mozo nos cuenta, y no obstante haber probado el acero del asesino, jamas le vi cara a cara."—" Veraslo ahora," exclamó una voz que hizo resonar la sala; y en un momento, Mocénigo cayó herido mortahnente a los pies del Frayle. Pintar la confusión que se siguió a esta herida, seria imposible a la pluma. Acudieron unos al mori- bundo, y rodearon otros con espa- das desnudas al matador, quien, con ojos, en que momentáneamente ha- bia sucedido el abatimiento a la fiereza, volviéndose acia donde esta- ba Alberto, " Dexadme, exclamó, dexadme abrazar a mí hijo, al des- graciado hijo, a quien sin conocerlo, he traido a tan miserable estado, y haced de mi lo que quisiereis." Al decir esto arrojó en el suelo destilan- do sangre la cabeza y brazos de la cruz que acostumbraba a llevar entre el cordón y el pecho, y cuya parle in- ferior servia de vayna al puñal con que habia herido a Mocenigo. " Oíd- me, Señores, por pocos momentos antes que me conduzcan a la muerte lenta y horrible que de cierto me es- pera. Si la parcialidad do Estado no os cierra los oidos a la voz de la naturaleza, confesad que el hombre a quien he quitado la vida, no me ha pagado con ella ni la mitad de los males que me atraxo con sus viles intrigas. Ese hombre cruel, sepa- rándome de quanto mas amaba, me obligó a andar erraute y mezclado con los foragidos de España por mas de dos años después que escapé de la fortaleza donde me hizo encerrar su influxo. La narración de ese des- dichado a quien he venido a re- conocer por hijo quando yo he sido el instrumento indirecto do re- ducirlo a un estado en que la muerte134 debe serle apetecible, ha puesto ante mis ojos todas las maquinaciones con que ese vil hombre causó mi ruina. Suyas sin duda fueron las cartas falsas que estando aun en prisión me informa- ron que mi muger habia consentido a anular legalmente nuestro casamien- to, y falsificada debió de ser la firma de la desgraciada a quien crei trai- dora. Atrevime a entrar de noche en Madrid, y atraxe sobre mi la perse- cución mas violenta de resultas de haberlo herido. Acogime a los mon- tes, con los bandidos, hasta que horrorizado de mí proprio, me em- barque disfrazado para Jerusalem donde tomé este habito. Habíanse ya casi borrado las huellas de la pa- sión violenta que me hacia ansiar por venganza, quando la desgracia, o mi destino me obligó a vivir en Venecia. La vista diaria de mi enemigo renovó mis antiguos odios: traté de causar su ruina, aunque no por medios vio- lentos, si fuese posible evitarlos. ¿ Que me importa ya ni el mundo ni mi propria vida í A no ver a ese des- graciado objeto, a ese hijo a quien LAS INTRIGAS VENECIANAS. he venido a reconocer a las puertas de una muerte cruel y violenta, el placer de mi venganza me haría triunfar de vuestros verdugos." Diciendo estas palabras se arrojó al cuello de Alber- to que desmayado a fuerza de sus dolores, y de los encontrados afectos que la escena toda habia excitado, yacia mas muerto que vivo en los brazos de los que lo custodiaban. El presidente dio sus ordenes en secreto. Vendaron los ojos, y ata- ron atrás los brazos del Frayle. y poniéndolo en una góndola, con ^ desfallecido o moribundo Alberto» los desembarcaron junto al puente llamado de los Suspiros, que con- duce a las prisiones de estado. Abier- tas que fueron las puertas que conducían a dos calabozos subterrá- neos, y observando Fray Gregorio que los iban a separar, exclamó con vehemencia, " Dexadme abrazarlo por la ultima vez." Esta súplica quedó sin otra respuesta que una débil voz que se retiraba, diciendo» " Oh, no nos separéis: permitidme morir con mi Padre."REVISION DE OBRAS. ANALYSIS DE LA HISTORIA DE LOS ARABES DE ESPAÑA, ESCRITA POR DON JOSE* ANTONIO CONDE. (Continuado de la pagina 60 J civilización de los Arabes de Es- pana crecia al paso que se consoli- da el trono de Córdoba. Abder- rahman II, hijo y succesor del fre- nético Alhakem, aunque no descuidó los negocios de Estado y Guerra, Puso grande empeño en la educa- ron literaria de sus hijos, y en pro- mover la instrucción general de sus Subditos. La magnificencia de Cor- aba se aumentó con toda la pompa Oriental, a que el clima delicioso, y la situación feliz de aquella ciudad, Uobl lacl le aun en la decadencia, y humil- °n de nuestros dias, anadia el que no alcanzan el poder y rey iustre a la riqueza. Labró en ella el A-bderrahman mezquitas, " puso 1 "entes de marmol y de varios jas- pes, y traxo á la ciudad aguas dulces •lesde los montes con encañados de Plomo, y la Uenó de fuentes y edi- ficó baños públicos de mucha como- didad, y abrevaderos, y grandes pi- las para las caballerías: edificó alcá- zares en las ciudades principales de España: reparó los caminos y con- str>iyó las rusafas* á orilla del rio de Si no me engaña la memoria, el Córdoba: dotó las Madrisas ó escue- las de muchas ciudades, y mantenia en la Madrisa de la Aljama de Cór- doba trescientos niños huérfanos." Empezaba a este tiempo la cos- tumbre de dar entrada franca en pa- lacio a los sabios que, atraídos del favor de los reyes de Córdoba, acu- dían a aquella célebre Corte. Las comunicaciones diplomáticas que ya eran freqüentes entre los potentados Cristianos, y los Arabes Españoles, presentaban oportunidades a los em- bajadores Mahometanos para añadir a su erudición oriental el conoci- miento de otros pueblos, y otras costumbres. Entre los sabios favo- ritos de Abdala, se distinguía, de este modo Yahye ben Hakem, cono- cido por el sobrenombre Algazali, que había ido de embaxador a Con- stantínopla, y a Francia. Del ca- rácter y tono de la sociedad en que se deleytaba el monarca de Córdoba nombre Arabe Rusafa, convertido en Arrisqfa, se conserva en los hermosos jardines del Obispo de Córdoba, a oril- las del Guadalquivir.13tí ANALYSIS DE LA HISTORIA el siguiente párrafo da bien clara idea. " Habia hecho Hagib al Wali de Si- donia Aben Gamri, y con este sabio caudillo solía jugar al Xahtrang ó alxe- drez, que era de los mas diestros juga- dores que en aquel tiempo se celebraban, y competía con él Abderahman á este juego con grandes apuestas de joyas muy preciosas. Era en extremo liberal y da- divoso, y gastaba mucho con sus escla- vas, pagando sus gracias y sus mas cor- tos obsequios con joyas inestimables. Cuenta Ibrabim el Catib y otros, que un dia regaló á una niña esclava suya, muy linda y preciosa, un collar de oro, per- las y piedras de valor de diez mil dinares ó doblas de oro, y como algunos Wazires de su confianza que estaban presentes encareciesen tan sobresaliente dádiva, diciendo que aquel collar era joya de las que ennoblecían el tesoro real, y podían servir en un apuro ú vicisitud de for- tuna : Abderahman les dijo: me parece que os deslumhra el brillo del collar y la estimación imaginaria que dan los hom- bres ¡í la rareza de estas pedrezuelas y 8 la figura y lindeza de sus perlas ; ¡ Per0 que tienen que ver con la hermosura y gracia de la humana perla que Dios h» criado ! Su resplandor encanta los ojos de quien la mira, arrebata y desmaya los corazones : las mas bellas perlas, los jacintos y esmeraldas mas preciosas, quc ofrece la naturaleza en su especie, n° deleitan así los ojos ni los oidos, no to- can el corazón ni recrean el ánimo; y así me parece que Dios ha puesto en mis manos estas cosas para que yo Ia8 dé su propio destino, y sirvan de adorno y gargantilla á esta graciosa muchacha- Todos convinieron en esto, por comp'a' cer al Rey los viejos, y los mozos p°r natural convencimiento. Refirió despues el Rey á su poeta familiar, Abdala »en Xamri, la contienda sobre el collar que habia tenido con los Wazires, y le $° que si le ocurría algún concepto aprop^' sito ; y respondió : este, Señor, si °s place ; y dijo estos versos : " Prez acrecienta al collar y á los preciosos jacintos La que escede en resplandor á la luna y sol unidos: La mano del Criador ostenta raros prodigios ; Pero como éste ninguno humanos ojos han visto: ! Oh, perla, que Dios crió de celestial atractivo, A tí de la tierra y mar cedan perlas y jacintos. "Agradaron mucho al Rey los versos, y como quien sabía hacerlos con fa°''1' dad y precisión métrica dijo estos: " Es don tuyo, Aben Xamri, la elegante poesía, Los oscuros pensamientos tu claridad ilumina, Cual las sombras de la noche la luz del alba disipa : Su encanto por el oido en el corazón destila. Como la gracia y beldad de una criatura linda, Nuestros ojos arrebata, nuestro corazón hechiza, Mas que la rosa y jazmín, mas que las eras jloridas. Mi corazón y mis ojos, á ser mios todavía, Rendido los ensartara en la hermosa gargantilla." Tom. i, p. 22(i.DE LOS ARABES DE ESPAÑA. 137 El reynado del segundo Abder- rahman, no fue pacífico, como pu- diera imaginarse por el carácter del monarca. Los Arabes rebeldes se Mantenían en Toledo contra todo el poder de Córdoba: otros entraron en Metida, de donde el rey tuvo que desalojarlos mandando sus tro- pas, en persona. Al recobrar ambas ciudades mostró Abderrahman su £ran clemencia, perdonando a quan- tQs le fue posible. En este reynado (año 843) hizie- r<>n los Normandos el desembarcó en las costas occidentales de España, que se dio noticia en otra parte (le de este Periódico*. Llaman los historiadores Arabes Magíoges a los Normandos, porque, según las tra- bones Cristianas que de las Es- crituras Apócryphas copió Ma- joma en su Alcorán, tenían, a los Pablos del Norte por las tropas que Rabian de ser capitaneadas por Gog y Mag0g._Abderrahman II falleció et» 852. Mis límites no me permiten seguir la serie de los reyes de Córdoba, ai,i>que lo interesante de las noticias Acogidas por Conde me hacen a cada Paso faltar a mi proposito. De Muha- mad succesor de Abderrahman II, solo diré que en la historia de su reynado hacen los Arabes mención de For- tuno, cuyos sucesos atribuí, por conjetura equivocada, al reynado de Abderrahman III, quando referí las aventuras de este caballero Na- varro f. Quisiera ya pasar a otro reynado; pero ¿como seria posible omitir la siguiente pintura, en que se ve el origen de la costumbre tan usada entre las mugeres Españolas, de acercarse a niños en tiempo de tor- menta ? " Era el Rey Muhamad de su natural muy apacible, y se entretenía con mu- cha familiaridad con los de su casa y servicio : Abdala ben Aasim, su Alcatib ó secretario íntimo, á quien distinguía por su buen ingenio, como entrase á la Cámara del Rey un dia de grandes nubes y tempestad de truenos y relámpagos, halló (pie estaba el Rey Muhamad entre- tenido con unos niños, y tenia en sus rodillas uno muy lindo y en extremo gracioso, y le dijo el Rey : ¿á qué vie- nes en este dia? ¿qué podemos hacer en él? y respondió Abdala: Señor, di- cen las gentes que es bueno estar con niños cuando truena, y yo digo lo mismo : " Bueno es estar con niños cuando retumba el trueno, De copas y convite el estrépito oyendo : Que gire á la redonda el escanciano bello Mientras nubes coronan los árboles del huerto : ¿ Ves las ramas rengadas del dulce y grato peso, Siue el viento las menea, que brillan en el suelo ?" Tom. i. p. 306. * No. IV, p. 345. La segunda invasión, según los Arabes, fue en 860. t No. II, p. 138.188 Almondir succedio en el trono a Muhamad, principe valeroso que murió en batalla contra las tropas de Hafsun, un Arabe rebelde que se habia aliado con los Cristianos. Su hermano Abdala, que heredó la corona, fue uno de los reyes Ma- hometanos mas pacíficos, ilustrados, y benéficos de España. Al principio de su reynado tuvo que pelear con- tra rebeldes, en Andalusia y To- ledo ; pero habiendo vencido y preso a los gefes, que eran su proprio hijo, su hermano, su tio, y su so- brino, solo trató de hacer treguas con los Cristianos. Rompió estas treguas sin orden del rey, el caudillo Arabe que mandaba en las fronteras de León, y fue vencido por los Cristianos con gran rota, sobre Za- mora. Los fanáticos Muslimes cla- maban que se debia hacer la guerra santa o Aliget, contra los Christia- nos. Abdala, por el contrario, es- taba firme en su resolución de conti- nuar las treguas. Un noble Xeque, a quien el rey habia perdonado el crimen de sedición, que cometió quando muy joven, escribió una sá- tira, acusando a Abdala de mal Muslime, y de afición a los Cristia- nos. Llegó la composición a manos del ofendido, quien llamando el au- tor a su presencia le echó en cara su ingratitud. " Bien veo, le dixo, que habiéndome acusado de demasiada mansedumbre, ahora te dispones a llamarme cruel. Pero no ha de ser asi: yo quiero que vivas, y que quando yo te lo mande me repitas los versos." Amenazólo en burla ANALYSIS DE LA HISTORIA con una multa de mil doblas por cada uno, pero el Poeta se echo a sus pies, y en breve se levantó per- donado. La gloria del reyno de Córdoba Negó a su colmo baxo el celebre Abderrahman III, nieto de Abdala, e hijo de Muhamad, el rebelde, q"e murió de sus heridas, peleando con- tra las tropas de su padre. La ma- dre de Abderrahman era Christiana, y se llamaba María. De su riqueza y magnificencia, especialmente en el palacio de Zahra que edificó cerca de Córdoba, he dado alguna idea en otra parte de esta obra *. Asi q«e pasando por alto su historia, que requeriría mucho espacio, s0'° daré, aqui la pintura de sus últi- mos momentos quando coronado ¿e triunfos, y acercándose a su fin» se retiró a su palacio favorito. Este quadro contiene varios rasgos carat- terísticos de las costumbres, y niones de los Arabes Españoles. " Se celebraban en este tiempo en Córdoba las poesías de Chalaf ben Ayftb ben Ferag, y en especial sus elogios «1 Hey, y se leían en las academias que teuía el Príncipe Alhakem en el palac'0 Meruan, y en las que tenia en su cas» el Wazir Obeidala ben Yahye ben Edris. á las cuales concurrían los hombres m»s insignes en erudición y poesía. Era ¿e los mas célebres, y muy familiar y esti- mado del Rey, su consejero Abu Vec*1 Ismail ben Bedr, el que envió al Reí en Abderahman unos elegantes versos ocasión que se celebraban algunas de sus * No. II, p. 139.DE LOS ARABES D8 KSPA5ÍA. 139 "ltimas estaba conquistas: viendo al lley que como triste y distraído, y entre- 8ad° á sus pensamientos, sin atender á la conversación ni tomar parte en la alegría de los convites, le escribió estos versos: " Del aura de tus victorias volaron cuidados tristes, Y el grato estrépito suena de los festivos convites: De la aromática copa dulce fuego en mi reside, Aunque religión severa á tristezas me destine. j Recibió el Rey estos versos ; pero continuó en su melancolía y distracción, y Qlai' enyió estos en el mismo ritmo y consonancia á uua de sus esclavas : " Luz, que en su consejo mandas ¿por qué de sombras le ciñes ? Será algún diu en que acaben los pesares que le afligen, Y el hijo de las batallas solo por amor suspire ? Resplandecen como fuego todas las armas que viste, O son lámparas que alumbran para que vele y medite! 2ue tu Rey de sus cuidados siquieru al yantar se olvide, Sue en el torbellino gira de ?nas que sangrientas lides! * Cuando el Rey vió estas repetidas insinuaciones y consejos de su' buen amigo 8mail, le respondió con estos versos, siguiendo sus mismos números y consonancia. " Cómo no ha de suspirar quien en tristes ansias vive ? Cómo esperará bonanza del mal temporal que sigue ? Si dura piedra acabó con la pompa de mis vides, Cómo disipar cuidados en las copas apacibles ? Estoy con temor ya sabes, ni estrañes que, me intimide, Si lo que mi gloria fue ya por la partida gime: Cierzos de penas llevaron de mis rosas los matizes, Temo que mis azucenas el bravo huracán marchite. Mis claros días pasaron y llega mí noche triste, No esperes que alegre aurora sus negras sombras disipe. " Manifestaba en estos conceptos que tewia la decadencia de su fama y gloria militar, y k fuga de su florida juventud. Pftsaba Abderahman la mayor parte del "ño en Medina Azahra en la frescura y Anidad de sus jardines, porque ya descuidaba los negocios del gobierno en 8u hijo Alhakera, ya jurado sucesor del tr°no, qUe después de la muerte de Se- hid no quiso tener otro Hagib. Conver- saba frecuentemente con Suleiman ben Abdelgafir el Firexi, que era de la prin- cipal nobleza, y había sido gran solda- do, y ahora hacía una vida ascética y retirada ; era en estremo austero y des- preciador del mundo, solo vestía lana vellosa y andaba descalzo, lloraba de te- mor de Dios, y por continua memoria de la muerte: era notable lo que res- pondía á los que le preguntaban por su140 ANALYSIS DE salud: ¡ cómo ha de estar, decia, quien el mundo es su casa, el Iblis* su veci- no, y le están escribiendo todos sus he- chos, palabras y pensamientos! Así re- spondía á los buenos que le saludaban : se apellidaba Abu Ayub, y se ocupaba sin cesar en bien de los pobres y con- suelo de los afligidos; y el Rey Abde- rahman por su mano socorria muchas pobres familias. En una conversación con este buen Muslim dijo el Rey Ab- derahman, que ajustada bien la cuenta de los momentos de perfecta y pura tranquilidad de ánimo en los cincuenta años de su reynado, apenas contaba ca- torce dias de sincera felicidad. Perma- neció en Medina Azahra los últimos me- ses de su vida entretenido con la buena conversación de sus amigos, y en oir | cantar los elegantes conceptos de Mozna su esclava secretaria, de Aixa doncella Cordobesa, hija de Ahmed ben Cadini, que cuenta Aben Hayan que fue la mas honesta, bella y erudita de su siglo, y de Safia, hija de Abdala el Rayi, asimis- mo en estremo linda y docta poetisa, y con las gracias y agudezas de su esclava Noiratedia : con ellas pasaba las horas de las sombras apacibles en los bosque- cilios que ofrecían mezclados racimos de uvas, naranjas y dátiles : en sus últimos dias estuvo algo melancólico, pero siem- pre afable con cuantos le rodeaban : allí LA HISTORIA con una leve indisposición le traslado la mano irresistible del ángel de la muerte de sus alcázares de Medina Azahra á l»s moradas eternas de la otra vida, la noche del miércoles dia dos de la luna de Ra" mazan del año trescientos y cincuenta, álos setenta y dos años de su edad, Y cincuenta años, seis meses y tres días de su reynado, que ninguno de su fami- lia reynó mas largo tiempo : loado se» aquel Señor cuyo imperio es eterno y siempre glorioso."—Tom. i, p. 452. Abderrahman III había asegu- rado con sus victorias la gloria de s« reyno: su hijo Alhakem la gozó en hu- * " Los Muslimes de vida ascética y contemplativa cuentan cuatro enemi- gos del alma, Iblis, el dunia, el uefs y el hewa, esto es, el diablo, el mundo, el apetito y el amor. " Cuatro diestros arqueros me combaten Conjlechat de sus arcos uoladoras, Iblis y el mundo, amor y mi apetito : Señor, tú solo hacerme salvo puedes. aquel punto, en que las cosas manas no pueden permanecer larg0 tiempo sin declinar. La multitud de noticias curiosas y agradables, ^e este reynado requeriría un "Dr0 aparte. Mis lectores tendrán que contentarse con una pequeña mues- tra, que como siempre, he escogí1'0 j por la relación que tiene con el tono moral, o costumbres del tiempo. " En este año (973} hizo el Rey c8" pitan de su guardia de caballería á G'*' I far, hijo de Otman Abulhasan su Hag'b' del que en el año anterior habia venido gobierno de Mayorca. Nombró Cadi de Aljama de Córdoba al docto Sevilla110 Ahmed ben Abdelmelic ben Haxem, c°' nocido por el Mocui: ya dos veces haD,í sido electo para este cargo, y no lo b*" bia admitido : estaba en el Consejo & Estado con mucha estimación del Rey» ft quien habia presentado una obra muy docta de política de Príncipes y m»*1' mas de buen gobierno, que tenia m"n capítulos, y habíala compuesto en com- pañía del sabio Obeidala el Moaiti, y fue la obra ten grate al Rey Alhakem;UE LOS ARABES DE ESPAÑA. 141 y encontré en ellos una doncella esclava que nunca en toda raí vida habia Jo visto otra de tal gentileza ni tan her- "'osa como ella: la saludé, y me respon- dí con mucha gracia, pues no solo era afable, sino también Mi estremo dis- creta ¡ ei tono ,je su imbla era de tanta dulzura, qUe regalaba los oídos y se en- tr&ba por ellos en el alma, de suerte 1ue su gentileza, su hablar y sus ra- iles me rindieron el corazón. yo 6 Le dije Por Alá, ¿te podré llamar hermana "madre? y ella me respondió: madre, 81 quisieres : y dije entonces : ¿ de gra- c'a mereceré saber cómo te llaman? y me respondió : llámanme Halewa : con "uenas * fadas, dije yo, te pusieron tan * " Hacer buenas fadas entre nuestros U8limes era una fiesta doméstica al °e'avo dia del nacimiento de una criatu- ra ^ > varón ó hembra, para ponerle nom- degollaban una res buena >i la hora l>r, e adobar del dia anterior, se juntaba la Emilia, y el abuelo ú el padre de la cria- tllra, invocando el nombre de Alá, le dulce nombre. Como se iba acercando la hora de alazar se volvió á la ciudad, yo seguía sus pasos, y á la entrada del puente me dijo: por Alá que vayas ade- lante ó mas detras, que será mas bien visto, y no mal pecado: le dije yo en- tonces : i y será esta, por mi corta ven- tura, la última conversación contigo ? y respondió : no cierto, si tú quisieres : ¿ pues cuándo, dije yo, tendré la dicha de encontrarte ? Cada juma, dijo ella, en el mismo lugar y á !a misma hora, y con esto se fué. Decia Aben Amar: no hay que preguntarme si acudí al siguien- te juma, que me pareció que tardaba en llegar un año. Salí por el puente á los jardines de Meruau, y en ellos la eucontré, y me pareció mas hermosa que la vez primera, nos saludamos, se acrecentó nuestra confianza. Volvíamos á la ciudad, y al apartarme de ella le pregunté : ¿ qué precio pediría por tí tu dueño si codicioso te quisiese vender ? y me respondió : trescientos mitcales de oro : no es mucho, dije yo para mí. En esta ocasión me fue forzoso ir á Zara- goza, visité al gobernador Abderalunan ben Muhamad, le presenté una casida de versos bien conocida, y en ella de- scribí las gracias de la linda Halewa, y referí al Wali mis aventuras, y me re- galó los trescientos mitcales de oro, de los cuales solo disminuí la costa del ca- mino : volví volando á mi deseada Cór- doba y á mis suspirados huertos de Me- rudn; pero, triste de mí, ya no hallé rastro de lo que buscaba. Perdidas mis decia al oido el nombre que habia de te- ner : comían todos de la res y daban de ella á pobres : los ricos pesabau ademas sus cabellos, y daban su peso de oro ú plata por amor de Dios."142 ANALYSIS DE esperanzas dispuse mi partida para mi pátria, y despidiéndome de un amigo á su puerta, me entró en su casa y en su estancia, y me hizo sentar en su estra- do : luego se levantó á sus negocios, y yo no habia osado mirar con curiosidad a una muger que allí estaba cubierta con su velo; pero ella se levantó presurosa, y alzando su velo, dijo : ¿ es posible que ya no me conoces ? y entonces me des- lumhró la hermosura de la misma Ha- lewa, y dije temblando : cielos, ¿ qué veo? ¿qué oigo? ¿no decias que eras esclava de fulano? Sí en verdad, re- spondió ella con voz turbada, y quería proseguir: cuando llegó su dueño, ella calló, y yo también enmudecí; y porque mi palidez no manifestase la alteración de mi ánimo, pedí á Dios esforzase mi corazón, y escusándome con una súbita novedad que en mí sentía, me despedí y salí de su easa. Esta fue la ocasión de escribir aquella casida de las siete can- ciones á estahermosa esclava, que cuan- to agradó á mis amigos, tanto mas ofendió al dueño de Halewa, y fueron causa de su desventura y de la mia. Deseó el Rey Alhakem ver tan cele- brada doncella, sabiendo que la tenia en su casa Abu Aly el Cali, y logró visi- tarla mientras la azala del juma, dia se- ñalado para la entrada del enviado del Rey de los Cristianos : predicaba aquel dia en la Aljama el Cadi Mondhir ben Said el Boluti, así llamado del nombre de una aldea de Córdoba que decían Fohos Albolút, hombre elocuente y de sonora voz : previno el Rey al Cadi que alargara bu plática mientras la entrada del enviado de los Cristianos, sabiendo que Abu Aly, dueño de la hermosa es- clava, no dejaría de asistir como acos- tumbraba á la Aljama : hízolo así el LA HISTORIA Cadi, y tal vez con malicia dijo al fin de su oración : hoy ha sido largo mi dis- curso, porque falta la juventud que no gusta de largas pláticas, que hoy '* tiene el Rey como arrinconada en una sola parte de la ciudad; y si no fuera por el Rey, prolongue Dios sus satis- facciones, yo que también deseo ver co- sas nuevas y estrañas no estaría donde apenas queda nadie. De esta visita re- sultaron zelos y resentimientos : el poeta Arramedi cayó en desgracia del Rey» y la doncella en la de su dueño. Cuenta Homaidi que Aben Amar estando en prison escribió elogios al Rey Alhakem y el libro de las aves, en que trata de sus propiedades en elegantes versos, y acaba con súplicas al Príncipe Hisenl para que intercediese por su libertad con el Rey su padre, y añade que habia visto un ejemplar de gran perfección y precio de esta obra ingeniosa."—Tom. i, p. 47^* Al mismo tiempo que este ena- morado poeta estaba preso, en con- sequencia de sus amoríos, y versos; se bailaba otro excelente versifica- dor encarcelado. Un ingenio ¿e Córdoba dixo a este propósito q«e los poetas eran como los Ruise- ñores, que debían sus prisiones a Ia dulzura de su canto. Hixem, hijo y succesor de Alh3' kem tenia 10 años quando subió a' trono. La madre y el famoso Al* manzor fueron los verdaderos sobe- ranos durante este rey nado. l>as victorias de este hombre extraordi- nario se conservan en las historias de España, por confesión de sus mor- tales enemigos. Cada año hacia dos entradas por las tierras de losDE LOS ARABES DE ESPAÑA. 143 Cristianos, y siempre volvía cargado de despojos. Pere esto no es de mi proposito. Sí lo es el dar la de- scripción de la boda de su hijo Ab- delmelie, quadro bellísimo y nuevo Para los no versados en la literatura Arabe. " En la primavera .... se cele- braron en Córdoba las bodas de Abdel- ^'c, el hijo de Almanzor, con Habi- ta, hija de Abdala ben Yahye ben Abi AlDfir, y de Uoriha, bija de Almanzor : hubo con este motivo grandes fiestas y regocijos públicos: se hicieron las bo- das en los hermosos jardines de la Al- munia llamada Alameria, contiguos á ,08 alcázares de la Zahriya, Almunia 1Ue regaló el Rey Hixem á su Hagib Almanzor cuando le pidió licencia para ' rar en ella estas bodas. La nobleza celeb toda de Córdoba concurrió ¡i estas ale- das : )a ]¡n(]a nov¡a fue conducida en triunfo p0r ]as Calles principales de la c'Udad, acompañada de todas las doncel- las amigas de la familia, precedidas y Seguidas del Cadi, y de los testigos, los Señores, Xeques y caballeros de la ciu- ^ '• las doncellas todas armadas de bastones de marfil y de oro guardaron la entrada del pabellón de la novia todo el *"a: el novio, acompañado del gran sé- quito de los nobles mancebos de su fami- "a> A la veuida de la noche, protegido ^e los estoques dorados de sus amigos, lo6ró la entrada á pesar de la bizarra de- [etl8a de las doncellas: todos aquellos •^rdines estaban iluminados, y en todos Slíl* bosques y fuentes y en los barcos de 8Uf> claros lagos resonaban apacibles mú- 81cas> y las alabanzas de los desposados er&n el asunto de las canciones; los Verso8 y iag m,',s¡CB8 duraron toda la ,10che hasta la hora del alba, y los Tomo II. re- gocijos continuaron todo el siguiente dia. Los mas aplaudidos versos que cantaron las doncellas en estas bodas fueron de Abu Ilafs ben Ascaleha, y los de Ben AbilhebíU) y de Abu Tahir el Es- turconi. Repartió Almanzor en esta ocasión á sus guardias preciosos vesti- dos y armas, dió muchas .limosnas á los pobres de las Zawiyas *, casó y dotó huérfanas pobres de su Aljama, y regaló á los buenos ingenios que celebraron á su hijo y nieta: no se vieron en Cór- doba dias mas grandes que estos, ni wa- limas ó convites nupciales mas espléndi- dos."—Tom. i, p. 519. De la generosidad de Almanzor están llenas las historias. Sea esemplo de ella el siguiente. Con motivo de una victoria ganada por su hijo Abdelmelic en Africa, Al- manzor dio libertad a 1500 cautivos, y 300 cautivas, todos Cristianos. Este héroe murió en una batalla que se dio en 1001 cerca de Medina Zelim, a que nosotros llamamos Me- dina Celi. Su gobierno, a nombre del indolente Hixem, duró veinte y cinco años ; y no obstante la inquie- tud natural de los Arabes, ni una rebelión se verificó entre los subditos del rey de Córdoba, en tan dilatado espacio. Desde esta época, la ruina de la familia de O meya es suma- mente rápida; aunque su historia es demasiado complicada para insertarla aquí. Los que puedan conseguir un * Zawiyas eran hospicios para pobres de profesión: cada casa de estas tenia su Wakil ó mayordomo que cuidaba do la conservación y policía de ella.144 ANALYS1S DE LA HISTORIA exemplar de la obra de Conde hal- larán mucho interés en esta parte. Para concluir mi analysis del pri- mer tomo daré extractos relativos a civilización y costumbres, sin seguir el orden de los reynados. Empezemos por la educación Arabe; y sea exemplo de su mé- todo, la de Hixém hijo de Abder- rahman I, por los años 774. Su padre le habia proporcionado los mejores maestros por lo que hace a la lengua Arabe, y Poesia, estudios en que consistía principalmente la literatura de los Mahometanos. Pero " a fin de que se acostumbrase a la práctica de justicia y de equidad mandó el Rey que Hixém y su her- mano mayor Suleiman asistiesen ala audiencia de los Cadies de la Al- jama, y al Mexuar o Consejo de Estado. Celebraban estos Principes los dias del nacimiento de su padre, y daban en ellos convites muy es- pléndidos a los hombres doctos y a los que concurrían a las academias que celebraban con esta ocasión, y premiaban ellos los mejores elogios que se hacian del Rey, y ellos mis- mos hacían versos y discursos ele- gantes, y los leian en estas acade- mias." Pero el pormenor de la eru- dición Arabe aparece en la educa- ción del célebre Abderrahman III. " Leyéronle (los Maestros) Alco- rán*, y aprendió de memoria sus doctrinas, y quando tuvo ocho anos le enseñaron la sunna y ciencia de * Quando decimos el Alcorán, come- temos un solecismo. Al, es lo mismo que el artículo el: asi que deberemos llamarle el Coran. til- Hadices, o historias tradicionales, la gramática, poesia, y proverbios ára- bes, vidas de príneipes, ciencia de gobierno, y otros conocimientos bu- manos: luego aprendió a bien caval- gar y manejar con gentileza un ca- ballo, flechar y lanzar, usar de todas armas y estratagemas de guerra, y en esto se exercitaba desde los once años." Las qualidades de un gen hombre, según los Arabes Espa' ñoles son diez. " Bondad, valentía caballería, gentileza, poesia, bíe« hablar, fuerza, destreza en la lanc- en la espada, y en el tirar ^ arco." El aprecio que hacian de manu- scritos, y escritores se puede mtetf del siguiente pasage. " Fue Alhakem tan amante de las le- tras y conocimientos útiles desde * mas florida juventud, que no tenia otr» pasión que adquirir los mas preciosos v bros de artes y ciencias, y las mas ele gantes colecciones de poesía y de el" cuencia, y toda especie de obras y * morias de historia y de geografía, perdonaba diligencia ni gasto para esto • hacíalos traer de todas partes, y teD'* encargados en todas las principales »°" dades de Africa, Egipto, Syria y en l"8 Iracas y en Persia, expresamente envi*' dos á recoger las obras mas célebres • llenó de ellas el palacio Meruftn, q«e no habia en ¿1 sino libros, ni hubo P00' cipe Muslim que acopiase libros con W*s ansia que este: tenia todas las gene»'0' gías de las cabilas Alárabes de Ar*' bia y de Africa con sus procede""UE LOS ARABES DE ESPAÑA. 145 Cl&s y emigraciones : su casa estaba siem- pre abierta á los hombres doctos é ^geniosos, y de ellos á los mas sabios y críticos enviaba ¡i procurar nuevas y es- agidas adquisiciones. Entre otros te- ma en Egipto á Abu Ishac Muhamad ben Alcasim el Xeibani, y en Syria á Abu Ornar Muhamad ben Jusuf ben Ja- cub el Kindi, y otros ademas de estos dos : escribió por sí mismo á Abulfaragi ei lsfahani el Coreixi de los Meruanes, r°gándole que le enviase una copia de su *«>ro intitulado el Agani, colección muy Preciosa de canciones, y para gastos de ,a copia le dio letra franca y mil escudos •fe oro: este le envió su copia, y una historia geuealógica de los Omcyas, muy c1rnplida y cincunstanciada de todos los ^e esta prosapia, la mas noble de los ^'Oreixis, y una elegante casida de ver- 808 en elogio de los Príncipes de esta familia. En Bagdad tenia encargado Para estas cosas y compras de buenos hbros á Muhamad ben Tarhan, y para tu,e le copiasen los mas raros escritos te"ia en todas partes muy diestros co- piantes. Su biblioteca estaba ordenada Con especial distinción por ciencias y c°nocimientos, y todas sus salas y alha- jas notadas con elegantes inscripcio- ,les» que manifestaban los libros que eontenian, y las ciencias ó artes de que databan. En sus índices se notaban las °W, los nombres de sus autores, sus genealogías y patria, el año de sus naci- mientos y de su muerte, y todo con Suelta verdad y crítica. Era en esto muy sabio y curioso, y tenia escritas e^i mucha prolijidad y esmero las ge- nealogías de los Arabes de todas las re- giones de España. Ayudaba al Rey en estos útiles trabajos y averiguaciones su secretario Galib ben Muhamad ben Ab- delwahib, conocido por Abu Abdelse- lem, y dice Razi que este fue quien empadronó los pueblos de toda España. Cuenta Abu Muhamad ben Huzam en su universal de prosapias, que este Prín- cipe en los quince años de su reynado fue el protector de los sabios, y las deli- cias y amor de sus pueblos : Aben Hayan dice, que los índices de su biblioteca Meruania, por estar en el palacio Me- ruán, eran cuarenta y cuatro tomos, y cada uno de cincuenta folios, con los nombres solos de los autores ó de las colecciones : que según Te] id el Feti el índice general no se acabó hasta el tiem- po del Rey Hixém su hijo.''—Tom. i, p. 457. De las mugeres doctas que vivían eu el mismo reynado, da idea el si- guiente extracto. " El Rey tenia en su Alcázar á Lob- na, doncella muy hermosa, docta en gramática y poesía, en aritmética y otras ciencias : escribía con singular elegan- cia y muy bellas letras, y el Rey Alha- kem se valía de ella para escribir sus cosas reservadas : no habia en el palacio quien la igualára en agudeza de concep- tos y suavidad de metros. Fátima, hija de Zacaria el Xab'éri, doméstico de la casa real, escribía con mucha perfec- ción y copiaba libros para el Rey. Ayxa, hija de Ahmed ben Muhamad ben Ca- dim de Córdoba, era tan docta, que re- fiere Aben Hayan que no habia en Es- paña doncella mas sobresaliente en bel- leza y loables costumbres, ni en discre- ción, elocuencia y poesía: escribió elo- gios á los Reyes y Príncipes de su tiem- po : todos los sabios admiraban sus com- posiciones y sus hermosos caractéres, así en carta como en vitela: tenia una preciosa colección de libros de artes y ciencias. Cadiga, hija de Giafar ben l 2146 ANALYSIS DE LA HISTORIA Noseir el Temimi, hacía en este tiempo muy buenos versos, y los cantaba con muy dulce voz. Maryem, hija de Abu Jacúb el Faisoli de Xilbe, enseñaba eru- dición y poesía ¡í las doncellas de fami- lias principales con gran celebridad en Sevilla, y de su escuela salieron algunas insignes en estas gracias que fueron las delicias de los alcázares de los Príncipes y grandes Señores. Radhia, la llamada estrella feliz, liberta del Rey Abderah- man Anasir, que la cedió á su hijo el Príncipe Alhakem, era la admiración de su siglo por sus versos y elegantes his- torias : después de la muerte del Rey viajó á Oriente, y en todas partes fue aplaudida de los doctos."—Tom. i, p. 482. De aqui se infiere, lo que tam- bién aparece en otras partes de esta historia, que ios Arabes Españoles trataban a las mugeres sin el rigor bárbaro de los Turcos; mirándolas como seres racionales, y adornos de la sociedad humana; no como obje- tos degradados de placeres sen- suales. Del espiritu y carácter de la reli- gión Mahometana no es este lugar para hablar por extenso. Lo bueno que en ella se observa naco de la porción considerable de Cristianis- mo que introduxo su autor en su systema. Tal es la práctica de las virtudes benéficas de que hemos visto algunas pruebas en los extrac- tos ya hechos. Obligado por la estrechez de mis límites, solo haré notar los efectos dañosos de cierto espiritu religioso mal entendido de que por desgracia se hallan mas exemplos entre los Cristianos que en- tre los que profesan los systemas re- ligiosos mas absurdos. Hablo del espiritu de persecución e intoleran- cia. Si los que se dexan llevar de la vehemencia del zelo por su reli- gión hasta perseguir a los que la creen falsa consideraran, que seme- jante zelo es siempre a proporción no de la verdad y pureza de los principios religiosos, sinó del or- gullo santificado de los persegui- dores ; tratarían de distinguir Ia religión Cristiana de entre todas las otras por la humildad y man' sedumbre de su Divino Maestro, que fue exemplo supremo, no ¿e perseguidores, sino de perseguidos- La irritación de que nace el espintu perseguidor no es hija del convenci- miento ; por el contrario mientras mas persuadido está un hombre de la verdad de lo que cree, tanto nías tranquilamente escucha los argumen- tos en contra. ¿ Quien ha visto a un Matemático enfurecerse contra quien uiegue una de sus proposi- ciones Geométricas; No: el furor en estos casos nace de la voluntad, no del entendimiento; y por lo ge' neral crece a proporción que el reli- gionario se propone resistir toda ra- zón en contra de su creencia. Los amigos y favorecedores de la Inqui" sicion deberían reflexionar que tie- nen por antecesores y modelos, a los Judíos que persiguieron a Cristo y sus Apostóles: a los Paganos q"e derramaron la sangre de los primeros Cristianos ; y últimamente a los Mahometanos, que aunque enemigos de la persecución personal, y tole-DE LOS ARABES DE ESPAÑA. 147 fantes de los que a costa de un pe- queño tributo rehusaban hacerse Mahometanos, se habían dado de- masiado a las questiones escolásticas de su Teologia, para no incurrir en el mismo error práctico que los Mi- nistros del Santo Oficio. Los Arabes Cordobeses tenian también sus Au- tos de Fe. Sirva de exemplo el si- guiente, que se verificó por los años ^89, en el reynado de Abdala, abuelo, y predecesor de Abderrah- man III. " Poco tiempo antes había venido de áfrica á España desde Mersa Honain Un Almoedan de tierra de Telencen, hombre impostor que se decia profeta, y declaraba las sentencias del Alcorán á 8,1 antojo, dando mucha licencia de cos- tumbres, y alterando las recibidas prác- ticas de las cinco azalaes ú oraciones diarias, sin alwados, labatorios y purifi- Caciones, y otras novedades. Luego fue acusado como sandic ó impío por sus extrañas opiniones : el Rey Abdala "nandú examinar sus doctrinas y con- ducta, y lo mandó poner en prit.ion. En v'sta de las acusaciones y pruebas ale- gadas contra este Almoedan consultó el Rey á los Alfaquíes y Cadíes, y en es- Pec"ial al docto Baqui ben Machlad, cé- re por su sabiduría y por su loable leh Vida- y con el consejo de estos sabios le ^andó clavar enunpalo."-Tom. i,p.327. Costumbres religiosas mas ino- centes heredaron los Españoles de Mahometanos, especialmente en 'a parte mas Meridional del reyno. f&l se me figura la de las cinco ora- ciones públicas a que llaman las cam- panas de las Catedral de Sevilla, al Alba, Mediodia, tres de la tarde, al anochecer y a las nueve de la noche, oAnimas, como dice el pueblo. Pro- bablemente los Cristianos, por no parecer menos religiosos que sus enemigos, o tal vez por insultar a los Mahometanos que se quedaban en los pueblos conquistados, susti- tuyeron estas cinco oraciones, a los cinco azalaes que describe el Señor Conde en una nota, de este modo. " Almoedan llaman al Muñidor, que desde lo alto del alminar o torre de la mezquita pregona y avisa al pue- blo las cinco horas de sus azalaes u oraciones: estas son al alba, al me- dio dia, a media tarde, a la puesta del sol, y al anochecer; y son sus nombres Asohbi, Adohar, Alasar, Almagrib, y Alaterna." Los Muslimes tenian también sus milagros. El siguiente hace favor al carácter, de los Monges Españoles de por los años 906. " En este tiempo sucedió una cosa muy memorable que refieren Homaidi y líen Pascual, y acredita la estimación popular que se hacía en Córdoba de la virtud y loable vida del sabio Alfaqui Baqui ben Machlad : cuentan que cierto dia vino una pobre muger á Baqui y le dijo : hace ya mucho tiempo que un hijo mió está cautivo en poder de Cristianos, y por mis coitos bienes no he podido rescatarle, ni hallo quien quiera com- prarme una pobre casilla que tengo; y aunque logre venderla, ¿ quién me hará las diligencias necesarias para su liber- tad ? así yo ni de dia ni de noche tengo un instante de reposo : el viejo Alfaqui la consoló, y dijo que. tuviera mucha148 ANALYSIS DE LA HISTORIA confianza en Dios, que todo lo remedia- ría su divina bondad : rogóle la muger que él se lo pidiera á Dios, y él dijo que así lo haría, que fuese á su casa con buenas esperanzas. Fuése la pobre muger, y el Xeque movió sus labios y pidió al Señor que consolara á la triste viuda. Pocos dias después vino la mu- ger con su hijo i buscar á Baqui, y le dijo como ya habia venido libre, y con- taba el mancebo que él estaba cautivo en poder de unos señores Cristianos, que estaba con otros cautivos Muslimes, que los tenian al cuidado de un hombre que los llevaba cada dia á trabajar al campo, que llevaban sus cadenas con argollas en los pies, que estando en una ranchería de trabajo con el que los guardaba se le cayeron de sus pies las cadenas al suelo, y ajusfando el tiempo, dia y hora de este acaecimiento se halló que habia sido el mismo en que la pobre muger habia acudido al Xeque Baqui, que el que los guardaba fué gritando contra él cuando le vió caídas sus cadenas, diciéndole: ¿ por qué rompiste tus cadenas ? Que él dijo: no las rompí, que ellas se me cayeron de mis pies, y llevándole de- lante de su Señor, que allí le tornaron á poner sus hierros, y como hubiese an- dado algunos pasos volviéronsele á caer las cadenas de sus pies, y que meditaron sobre el caso, y consultaron sus mon- ges, y que le preguntaron : ¿ acaso tienes madre ? y como respondiese que sí la tenia, entonces dijeron ellos: sin duda Dios oyó sus oraciones, y pues Dios te da libertad, nosotros no pode- mos encadenarte ni quitártela, y que en- tonces lo enviaron á la frontera de los Muslimes. Que Baqui les dijo: todo es obra de la divina voluntad, dad gra- cias a Dios."—Tom. i, p. 348. Lo cierto es que el odio religioso de los Españoles creció con su p°" der, y a proporción de la decaden- cia del imperio Mahometano. Los Cristianos visitaban a Córdoba con mucha frequencia, no solo de las partes de España sino de tierras mas remotas. Varios venían a cursar las escuelas Arabes, como Gerberto, que luego fue Papa Sylvestre II, y por su saber, sospechado de Mag'a por los ignorantes pueblos de Europa- Muchos abrazaban la religión Mal'0' metana, como se puede inferir de la frequencia de nombres Castellanos entre los Arabes Españoles, como Gundemiro ben Dawud, Ahmed ben Guzman, Muhamad ben Fortuu, &c. &c. Para concluir, aunque a pesar •mió, el analysis del primer tomo del Señor Conde, añadiré el origen u"e la palabra Merino sobre que se ban formado tantas y tan erróneas con- jeturas. Según nuestro erudito es- critor, los primeros Arabes Espa- ñoles, acostumbrados a la vida pas- toral que tan común era en las tier- ras de su nacimiento se dedicaron a apacentar ovejas trashumantes como son todas en Arabia, y en Syria- Mesta, según Conde, quiere decir, invernadero; y Merino, es corrup- ción de Moedino, que significa va- gante o trashumante. Pasabaseme por alto una tradi- ción histórica que aunque mezclada con mucho que seguramente es fa- buloso, prueba que los Arabes Es- pañoles, intentaron descubrir tierrasDE LOS ARABES DE ESPAÑA. 149 del otro lado del Atlántico, en cuya tentativa parece que toparon con las A-zores. Medina Alisbona, en el S1gniente pasage, con que concluyo, s'gnifica Lisboa, puuto, que desde bien temprano aparece destinado a dar origen a descubrimientos marí- timos. " Cuenta Xerif Edris, que de Me- dina Alisbona fue la salida de los Almo- gavvares en naves al mar Oceeano, para reconocer lo que en él bubiese ; por eso en medina Alisbona el sitio cercano de Alliama Darab se llamó por ellos la calle de los Almogávares, basta estos últimos t'Mnpos. Acaeció que se juntaron ocbo Varones, todos primos hermanos, y ade- maron una nave de carga, y pusieron cn ella agua y bastantes provisiones para algunos meses: se dieron al mar á los Primeros soplos del viento oriental, y como hubiesen navegado casi once días, legaron á un parage de mar de gruesas c°rrientes y oscuras aguas y poca clari- Ellos entonces temieron y volvie- ron el sus velas á otra mano, y surcando Mar á la parte meridional doce dias, 9alieron a la Isla de los ganados, por los 1Ue sin cuento vagaban en rebaños ¡i to- "** partes, sin pastor ni persona que les cuidase. Acercáronse á la Isla, y sal- aron en ella, y encontraron una fuente ^e agua pura corriente, y sobre ella una ''"'güera silvestre, tomaron algunas reses "e aquellos ganados, las aderezaron ; Pero sus carnes amargaban, y ninguno Pudo comerlas, guardaron de sus pieles, y continuaron con viento meridional d°ce dias, hasta que se les descubrió Vna- Isla, y vieron en ella habitaciones y campos labrados. Dirigiéronse ;i ella para averiguar lo que cn ella hubiese, pero á Poco trecho fueron cercados de gente cn Zawarcas ó barcos, que los prendió y llevó en sus naves á una ciudad que es- taba sobre la costa del mar. Y aporta- ron en ella, y vieron hombres rojos, de pocos pero largos cabellos, de alta esta- tura, y sus mugeres hermosas á mara- villa. Tuviéronlos encerrados en una casa tres dias : luego al cuarto dia entró á ellos un hombre que hablaba arábigo y les preguntó quién eran, á qué venian, y cuál era su tierra, y le contaron sus sucesos, y les prometió buen despacho. Al segundo dia después los presentaron al Rey, y les preguntó io mismo que les babia preguntado el intérprete en la tarde : que ellos se hicieron al mar con deseo de ver lo que habia en él de tantas maravillas, y deseando llegar á sus es- treñios. Cuando entendió el Itey esto se sonrió y mandó al trugiman que les dijese, que su padre babia mandado á ciertos vasallos suyos que reconociesen este mar, y que navegaron en su esten- sion algunos meses, hasta que les faltó luz y se tomaron sin aprovechar su viage. Después mandó el Rey á su trugiman que ofreciese á aquella gente seguridad y buenas esperanzas de su parte. Que los volvieron á su prisión hasta que principió á correr el viento occidental, y los pusieron en Zawarcas y les vendaron los ojos, y navegaron con ellos con muy buen tiempo ; y decían ellos : habíamos navegado en su compa- ñía tres dias con sus noches, hasta que viniendo á una playa nos desembarcaron con los brazos atados atrás, y nos deja- ron en la playa. Ya principiaba á rayar el dia, y salió el sol, y nosotros en mu- cha angustia y maltratados con las ata- duras, hasta que oiinos algazara de vozes humanas, y todos gritamos á una, y vinieron á nosotros ciertos hombres que hallándonos cn aquel estado nos desata-150 NARRACION DE LA EMBAXADA A TAMERLAN. ron de nuestras ligaduras, y nos pre- guntaron y les hablamos, que eran Be- reberes, y nos preguntó uno de ellos : sabéis cuánto hay entre vosotros y nues- tra tierra; y dijimos que no ; y dijo : pues entre vosotros y nuestra tierra hay camino de dos meses. Y dijo el princi- pal de la gente : Wasafi, ó que pena, y desde entonces aquel lugar se llatnó Asafi, que es un puerto en estremo del Magreb.—Tom. i, p. 586. NARRACION DE LA EMBAXADA A TAMERLAN* {Continuada de la Torres de Cabezas humanas. E jukvbs, que fueron diez y siete dias de Julio, en la noche fueron á una ciudad que us llamada Damogan, é estaba en un llano, é avia una cerca de tierra, é al un cabo della tenia un castillo, é esta ciudad es ya en la provincia de tierra de Média, é es cabeza de la Persia. E este dia fizo tan gran calor, é viento recio é caliente, que fué gran maravilla, é el viento era tan caliente que parescia que salia del infierno, é este dia se afogó el un falcon girifalte : é de fuera dcsta ciudad quanto un trecho de ballesta estaban dos torres tan altas como un orne podía echar una piedra en alto, (pie eran fechas de lodo é cabezas de ornes, é estaban otras dos torres caídas en tierra. E estas torres que de cabezas eran fechas, eran de unas generaciones de gente que llamaban Tár- taros Blancos. E estos eran naturales de una tierra que es entre la Turquía é la Suria. E qnando el Tamurhec se par- tió de Sabastria, que la entró é se fué para Damasco : quaudo la destroyó falló en el camino esta generación de gentes, é pusiéronlo la batalla é venciólos, 6 to- pug. 72, tomo /.) mó muchos dellos presos, é enviólos * esa tierra de Damogan que poblasen en ella, que estaba mal poblada ; y desque allí fueron, ayuntáronse todos en uno» ¿ facían su vida en el campo como solían ¡ y desque fueron todos ayuntados en uno» quisiéronse tornar para su tierra, é me- tiéronse á robar é destroir quanto falla-" han, é caminaban quanto podían por se tornar para sus tierras. E ellos estando cerca desta ciudad llegó la hueste del Se- ñor, que los desbarató, é mataron quan- tos ende fallaron, é de las sus cabes»8 mandó el Señor fazer aquellas quatro torres, é eran fechas un lecho de cabe- zas, é otro de lodo. E otrosí mandó el Señor pregonar, que qualquier que to- viese Tártaro Blanco por captivo, á do quier que lo pudiesen aver, que lo mata- sen, é fué fecho asi: é por do iba I» hueste, de que oyeron este mandamiento» mataron quantos Tártaros Blancos pu- dieron aver, asi que por los caminos lariades muertos en un lugar diez, é en otro veiute, é en otros tres ó quatro, asi que decían estos Tártaros, que asi m°" rieron mas de sesenta mil ; k las geutes desta ciudad decian, que muchas veces * Para abreviar, se darán estos extractos baxo títulos correspondientes a su ma- teria, sin observaciones.NARRACION DE LA EMBAXADA A TAMKRLAN. 151 veían lumbre de candelas de noche enci- ma destas torres*. introducción de los Embaladores a Ta- ñerían en Samáronte. P este dicho dia lunes, ocho dias del mes de Septiembre, los dichos Embaja- dores partieron desta huerta é casa onde estaban, é fueron por la ciudad de Sainár- onte : é de alli fasta la ciudad era un Mano de huertas é casas é plazas, onde Vendian muchas cosas : é á hora de Ter- c>a llegaron á una gran huerta é casa, °"dc el Señor estaba, que era fuera de la ciudad ; é desque alli llegaron ficier- °nlos decender en unas casas que ende estaban de fuera, é vinieron á ellos dos Caballeros que les dixeron, que aquellas c°sas é presente que al Señor traían, que las diesen, é las ordenarían é darían á °mes que las llevasen ante el Señor, é asi lo mandaban los Mirassaes privados ^el Señor: é ovieronlas do dar á aquel- es dos Caballeros. E los Embajadores Pusieron aquellas cosas que llevaban en ^azos de ornes que las llevasen ante el Señor ordenadamente; é desque las ovie- r°n dado, fueronse con ellas: é eso "tesmo ficieron saber al Embajador del toldan del presente que llevaba. E des- SUe las cosas fueron llevadas, tomaron á '°s Embajadores por los brazos é llevar- los. E la entrada de la puerta desta huerta era muy grande é alta, labrada b'e» ferrosamente de oro é de azul é de Alejos dio, é á esta puerta estaban mu- 18 porteros que guardaban, é avian 5288 en las manos, que non osaba nin- Suuo á la puerta llegar, como quiera que Cstoviese ahí mucha gente. E como los "«te es un efecto natural de la de- tu<«l>OK¡cion de materias animales, y al» Sunos vegetales. Semejantes luces se Ven en los pantanos, y en los cemeterios. dichos Embajadores entraron, fallaron luego seis marfiles* que tenían encima sendos castillos de madera con dos pen- dones en cada uno, é con ornes encima dellos que los facían facer juegos con la gente : é lleváronlos adelante, é fallaron los ornes que tenían en brazos las cosas ¿ presente que les avian dado, que las tenían en los brazos bien puestas : é de sí ficieron á los dichos Embajadores pa- sar adelanto del presente, é ficieronlos estar aquí un poco; é enviáronles man- dar que fuesen delante, é todavía iban con ellos dos Caballeros que los llevaban por los sobacos, é con ellos el Embaja- dor que el Tamurbec enviaba al señor Rey de Castilla, con el qual reían los que lo vian, porque iba vestido á la usan- za de Castilla en aquella manera. E lleváronlos ¡i un Caballero viejo que es- taba sentado en un estrado llano: era fijo de una hermana del Tamurbec, é ficieronle reverencia : é de sí lleváronlos á unos mozos pequeños que estaban en un estrado sentados, que eran nietos del Señor, é ficieronles otrosí revenda: é. aquí les demandaron la carta que el se- ñor Rey enviaba para el Tamurbec, é dieronla; é tomóla uno de aquellos mo- zos, é decían que era fijo de Miaxa Mí- rassa, fijo mayor del Señor: é estos tres mozos se levantaron luego y llevaron la carta al Señor, é de sí mandaron á los dichos Embajadores que fuesen adelante. E el Señor estaba en uno como portal, que estaba ante la puerta de la entrada de unas ferraosas casas que allí estaban, é estaba en un estrado llano en el suelo; é ante él estaba una fuente que lanzaba el agua alta facía arriba, é eu la fuente estaban unas manzanas coloradas: é el Señor estaba asentado en unos como * Elefantes.152 NARRACION DE LA EMBAXADA A TAMERLAN. almadraques pequeños de paños de seda broslados, é estaba asentado de codo so- bre unas almoadas redondas, e tenia ves- tido una ropa de un paño de seda raso sin labores, é en la cabeza tenia un som- brero blanco alto con un balax encima, é con alxofar é piedras. E desque los di- chos Embajadores vieron al Señor, ficie- ronle una reverencia, llegando el finojo derecho al suelo, é poniendo las manos en cruz ante los pechos : é de sí fueron adelante é flcieronle otra reverencia, é de sí ficieronle otra é estovieron quedos los finojos en el suelo. E el Señor man- dóles levantar, é que llegasen adelante : é los Caballeros que los tenían por los brazos, dexaronlos, que non osaron lle- gar adelante: é tres Mirassaes que ante el Señor estaban en pie, que eran los mas privados que él avia, que llamaban al uno Xamelac Mirassa, é al otro Borundo Mi- rassa, é al otro Noradin Mirassa, vinie- ron é tomaron á los dichos Embajadores por los brazos, é lleváronlos fasta que estoviesen todos juntos ante el Señor, é ficieronles fincar los finojos. E el Señor diciendo que llegasen adelante, é esto cuido que lo facia por los mirar mejor, ca non veía bien, ca tan viejo era que los párpados de los ojos tenia todos caí- dos ; é non les dió la mano á besar, ca non lo han de costumbre que á ningún grande Señor besen la mano, é esto te- niéndose en mucho lo facen ; é de sí pre- guntóles por el señor Rey, diciendo ¡ ¿ Cómo está mi fijo el Rey ? é cómo le va ? é H era bien sano. E los dichos Emba- jadores le respondieron, é dixeron su em- bajada bien cumplidamente, que los es- cuchó bien todo lo que quisieron decir; é desque ovieron dicho, el Tamurbec se volvió á unos Caballeros que estaban á sus pies asentados, que decian que era el uno dellos fijo del Emperador Totamix, Emperador que fué de Tartaria; é otro que era del linage de los Emperadores de tierra de Samarcante, é otros orne» grandes de su linage del Señor, é dixo- les: Catad aqui estos Embajadores que me envia mi fijo el Rey de España, que & el mayor Rey que ha en Ins Francos, que son en el un cabo del mundo ; é son muy gran gente é de verdad; é yo le daré mt bendición á mi fijo el Rey; é abastara farto que me envidra él á vosotros con >u carta sin presente, ca tan contento fucfa yo en saber de su salud y estado, como en me enviar presente. E la carta que e' dicho señor Rey le enviaba teníala en 1» mano aquel su nieto alta ante el Señor; é el Maestro en Theologia dixo por su Truximan, que dixese al Señor, 1ue aquella carta que su fijo el Rey le envi»" ra, non la sabia otro leer salvo él, é que quando su merced fuese de la oir, que * se la leería. E el Señor tomó entonces la carta de mano de aquel su nieto 8 abrióla, é dixo que si luego Ja quería leer ■' é el Maestro dixo, que si la su merced fuese : é el Señor dixo, que él enviaría por él después, é que estañan con él des- pacio en apartado, que allí la leería é di- ña lo que quisiesen. E de sí levantáron- los de allí, y lleváronlos á sentar á un es- trado llano que estaba á la mano dere- cha del Señor : é los Mirassaes que los tenían por los brazos, asentáronlos de- haxo de un Embajador que el Emperador Chayscan, Señor del Catay, enviara "1 Tamurbec : con el qual le enviaba á de- mandar el trebuto que de cada año le so- Ha dar. E desque el Señor vido á los dichos Embajadores ser asentados baxo del Embajador del Señor Catay, envió mandar que asentasen los dichos Emba- jadores encima, é el otro debaxo dellos. E desque los ovieron asentado llegó uno de los Mirassaes del Señor, que dixo aNARRACION DE LA EMBAXADA A TAMERLAN. 153 aquel Embajador del Catay, que el Se- ñor mandaba que aquellos que eran Em- uladores del Rey de España su fijo, que era su amigo, que estoviesen encima dél, Tru b V» ¿ él que era Embajador del ladrón mal orne su enemigo, que estoviese de- axo del'us; el qual, Dios queriendo, en- tendía muy cedo facer enforcar, porque non se atreviese otro á le venir con tal Abajada; é de allí adelante en las fies- tas y combites que el Señor fizo, siem- pre los asentaron é ordenaron asi. E J*que esto le ovieron dicho, dixeron al x'man que lo dixese á los dichos Em- ajadores lo que el Señor facia por ellos. Comida Tártara dada por Tumerlau o Tamurbec, a los Embaladores. E desque los dichos Embajadores fue- *°n ordenados, é otrosí otros muchos Abajadores que ahí estaban de otras Celias partes, é otra mucha gente, troxieron mucha vianda de carneros co- cidoi liall 0.0-6 asi traían, ponianlos en unos Clleros como de guadamacir redondos, grandes, y con asas de que travaba 'a gente para los llevar. E desque el eil°r demandó la vianda, troxieron ^Oellos cueros rastrando gente asaz que travaba dellos, que los non podian traer, ^ venian resgando, tanta era la vianda 1Ue en ellos estaba: é desque fueron 0erca del Señor quanto veinte pasos, vi- nieron cortadores que cortasen, é finca- " los finojos ante los cueros, é traían Cemdos unos paños de labor, é en los brazos metidas unas mangas de cuero Porque se non untasen: é echaron mano Qe aquella carne, é facian piezas della, é Ponían en bacines, dellos de oro, y dc- "°s de plata, é aún dellos de barro ve- s e adobados é asados, é otrosí ca- driado, é otros que llaman porcellanas, que son muy preciados é caros de aver. La mas honrada pieza que ellos facian eran las ancas del caballo enteras con el lomo sin piernas : é destos ficieron fasta diez tajadores de oro é de plata, é en ellos ponían eso mesmo lomos de carnero con sus piernas sin los jarretes, é en estos tajadores ponían pedazos de las tripas de los caballos redondas [asi como el puño, é cabezas de carneros enteras : é de sí desta manera ficieron otros mu- chos tajadores ; é desque ovieron fecho tantos que abastarían, pusiéronlos en ren- gles unos ante otros; é luego vinieron ornes con escodillas de caldo, é echaron de la sal en ello é desficieronla, é de sí echaba en cada tajador un poco como por salsa ; ó tomaban unas tortas de pan muy delgadas, é doblábanlas de quatro do- bles, é poníanlas sobre la vianda de aquellos tajadores. E desque esto fué fecho, los Mirassaes é privados del Se- ñor, é los mayores ornes que ahí esta- ban, tomaban de aquellos tajadores de dos en dos, ó tres, ca un orne solo non lo podría llevar, é pusieron ante el Se- ñor é ante los Embajadores é Caballeros que ahí estaban : é el Señor envió á Iob dichos Embajadores dos tajadores de los que ante él estaban por les facer honra. E esta vianda non era puesta, quaudo era levantada é puesta otra ; é su costum- bre es, que aquella vianda que allí les dan, de la facer llevar para sus posadas ; é si non lo facen, hanlo por baldón: é desta vianda fué traída tanta, que fué ma- ravilla. Otrosí es costumbre que quan- do alguna vianda quitan delante los di- chos Embajadores, danla á sus omnes para que lleven; é desta fué tanta pues- ta ante los ornes de los dichos Embaja- dores, que si la llevar quisieran, les154 NARRACION DE LA HMBAXADA A TAMERLAN. abastara para medio año. E desque lo cocido é asado fué levantado, troxieron muchos carneros adobados é albóndigas, é otros fechos de.muchas maneras: é después desío troxieron mucha fruta é melones é uvas é duraznos ; édieronles á beber con unas escodillas, ó aguama- niles de oro é de plata, leche de yeguas con azúcar, que es un buen brebaje que ellos facen para en tiempo de verano. E acabado de comer, pasaron por ante el Señor los ornes que tenian en brazos el presente que el señor Rey le enviara; é eso uiestno el presente que el Soldán de Babylonia le envia : otrosí pasaron ante el Señor fasta trecientos caballos que aquel dia presentaron al Señor. E des- que esto fué fecho levantaron á los dichos Embajadores é lleváronlos fuera, é de sí dieronles un Caballero por guarda que los guardase, é les ficiese dar todo lo que oviesen menester : é este Caballero era portero mayor del Señor, el qual les llevó á ellos é ai dicho Embajador del Soldán, á una posada que era cerca desta donde estaba el Señor, en la qual avia una huerta é mucha agua en ella. E como los dichos Embajadores se partieron del Se- ñor, fizo traer el presente ante sí que el se- ñor Rey le enviara, 6 rescibiólo y tomólo, é ovo con él gran placer: é de las escar- latas partió luego con sus mugeres, se- ñaladamente con la su muger mayor que llaman Caño, que tenia en esta huerta consigo: é el presente que el Soldán le envió, y los otros que ese dia le presen- taron, non los rescibió, mas tornáronlos ¡í sus ornes que los guardasen : los quales los rcseibieron é tovicron tres días fasta que el Señor los mandó tomar: ca tal es su costumbre de non rescebir presente fasta tercero dia. E esta huerta é casa, onde el Señor rescibió á los dichos Em- bajadores, ha nombre Dilicaxa, é en esta huerta estaban muchas tiendas armadas de paños de seda, é de otras maneras : el Señor estovo en esta huerta é cas» fasta el viernes siguiente que partió de aqui, é se fué á otra huerta é casa müj rica, qual mandaba agora facer, que avia nombre Rayginar. Descripción del Ordo, o Campamento de Tamurbec. E lunes, que fueron seis dias del dicho mes de Octubre, el Señor mandó una gra11 fiesta, donde tenia su Ordo puesto eu el campo, que dicen ellos por real; é allí or- denó é mandó, que sus parientes é muge- res, é las mugeres de sus fijos é nietos que alli estaban, é sus Mirassaes privados, <$t0" da su gente que estaban derramados por l°s campos, viniesen alli, é estoviesen quafl* do él mandase. E este dia fueron lleva- dos los dichos Embajadores alli donde estaba el Ordo ; é quando en él fueron» fallaron muchas tiendas é bien fermosas, é las mas dellas estaban ribera del rio, e bien parescian fermosas de ver, é estaba» muy juntas unas coa otras: é á los di- chos Embajadores llevaron por i"1*8 calles donde estaban los que vendían U* cosas que eran necesarias para gente que anda en hueste. E desque los dichos Embajadores fueron cerca de donde esta- ban las tiendas del Señor, pusiéronlos so una sombra: la qual era de un paño de lino blanco, entretallado de paño de otras colores, é era luenga, é enhiesta fas'8 arriba con dos maderos é cuerdas que la tiraban, é por el campo avia asaz destaS sombras ; é facenlas asi luengas é altas, porque tengan el sol é entre el ayre : e cerca destas sombras estaba un muy grande é alto pavellon, el qual era fecho como tienda, salvo que estaba quadrado,NARRACION DE LA KMBAXAUA A TAMERLAN. 155 i era tan alto como tres lanzas de armas, é mas; las faldas dél non llegaban al suelo quanto podia ser una lanza, é avia e" ancho fasta cien pasos, é avia quatro esquinaa, é el cielo dél era redondo como uobeda: é ármase sobre doce arboles, tan grueso cada uno como un orne en los Pechos ; é eran pintados de azul é oro, é de otras colores; é" de esquina a esquina •tan de tres en tres estos arboles, é era cada uno fecho en tres pedazos, que se et>excrian en uno: é quando los arma- ban, enfestabanlos con unas ruedas como de carreta, é con tornos é ornes; han ditos que travaban en ciertos lugares, lúe los ayudaban ¡í los enfestar: é desde 'a bobeda de arriba, do era el cielo, des- cendía fasta ayuso un paño de seda por Cada Uno aesto9 arboles, é atábanlos á lü8 dichos arboles ; é desque eran atados Ociase arco del un cabo al otro : é de fuera deste cuerpo desta quadra desceñ- ían unos como portales, que eran otrosí en quadra, é arriba era junto con el cuer- po de la quadra : é estos dichos portales "osterüan los veinte y quatro mástiles, *lue non eran tan gruesos como los de en ^edio, asi que eran todos estos arboles treinta y seis que á esta pavellon tenian. A este pavellon tiraban bien quinientas c"erdas coloradas, é eran de partes de dentro de un tapete cremesín, é en ella helios muchos entretallamientos de mu- chas maneras bien fermosas de otros pa- nos de seda de muchas colores, é en lu- fiares hroslado de tilo de oro tirado. E etl medio del cielo de la quadra está la ^a» rica obra que en todo ello avia; é i W quatro cantos della estaban figuradas 'lUatro águilas con sus alas cubiertas ; é este dicho pavellon era de partes de fue- ía aforrado de un paño de seda, vandado u Vandas blancas é prietas é amarillas, *]Ue parescen sarsani: é á cada cabo deste pavellon salia un madero alto que sobia arriba, é en cada madero estaba una man- zana de cobre, é una figura de luna enci- ma. E encima de lo mas alto de la qua- dra salían otros quatro maderos que so- bian mas altos, con otras sendas manza- nas é lunas muy grandes : é encima deste pavellon entre estos dichos maderos es- taba una torre con almenas de paño de seda de muchas maneras, con una puerta por do entraban á ella ; é quando el vien- to desconcertaba este pavellon é los ar- boles dél, sobian ornes encima della, é andaban á pies por ella á do querían, asi era tan alta que de lexos parescia un cas- tillo ; é tan grande é tan alto, é tan an- cho era este pavellon, que era una estra- ña cosa de ver, é mucho mas de fermo- sura avia que se non podia cscrebir. E so este pavellon estaba á la una parte puesto un estrado llano de alhombras, é en él puestos tres ó quatro almadraques uno sobre otro, é este estrado era para el Señor : é á la mano izquierda estaba otro estrado llano de alhombras, que es- taba un poco desviado del otro estrado ; é cerca deste estaba otro mas baxo. E cerca deste dicho pavellon estaba una cerca asi como de villa ó de castillo, de paño de seda de muchas colores, entre- tallados de muchas maneras con almenas encima, con cuerdas de partes de fuera é de dentro que la tiraban; é de dentro avia unos maderos que los tenian. E esta cerca era redonda, é podia ser tan ancha quanto trecientos pasos, y la pared tan alta quanto seria un orne á caballo; é avia una puerta bien alta fecha en arco, con puertas adentro é á fuera de la obra mesma, que era la cerca, que se cerraba la una ; é encima de la portada estaba una torre quadrada con almenas : 6 co- mo quiera que la dicha cerca era de mu- chos lazos é travamientos que en ella es-156 NARRACION DE LX KMHAXADA A TAMERLAN. tabau fechos, la dicha portada, arco é torre era de muy mas fermosa obra que lo otro ; é esta dicha cerca llaman ellos Zalagarda. E dentro desta cerca avia muchas tiendas, é sombras armadas de muchas maneras : entre las qualcs esta- ba una muy alta tienda, la qual non la tiraban cuerdas ; é era redonda, é las pa- redes eran de varas tan gruesas como lanzas, poco mas, que se ponian atrave- sadas como red : é encima destas varas estaba uno como chapitel alto, otrosi de varas muy alto: é este chapitel é paredes de tienda se ataba uno con otro, con unas cintas tan anchas como la mano, é ve- nían fasta ayuso, é atábanlas ¡i unas es- tacas que junto con las paredes de la tien- da estaban; é tan alta era, que era maravilla tenerse con aquellas cintas : é encima era cubierta de un paño de ta- pete cremesín, é debaxo eraembotido en algodón como colcha, porque la non pasase el sol : é ella non avia entretalla- mientos nin figuras ningunas, salvo que la ceñien por medio de partes de fuera unas vandas blancas que iban en cruz, que la atravesaban toda en derredor : é estas vandas eran cubiertas de unas cha' pas de plata sobredoradas tan anchas co- mo la mano, en que estabau engastona- das piedras de muchas maneras, é al der- redor desta tienda, por medio della la ce- nia un lienzo blauco, que la ceñía en der- redor, plegado de pliegues menudos co- mo girones de saya, que era broslado de filo de otro tirado ; é quando facía vien- to, movianse los pliegues deste dicho lienzo á una parte é á otra, que pares- cia muy fermosa: é avia una puerta alta con puertas de unas canas menudillas cu- biertas de tapete colorado. E cerca desta dicha tienda estaba otra bien rica, que la tiraban cuerdas, é era un tapete colorodo de velludo : é otrosi estaban i luego otras quatro tiendas, juntas unas con otras, que se pasaba de una á otra, é iba como calle por medio dellas ; eran cubiertas encima. E dentro desta cerca avia otras muchas tiendas de mucha9 maneras: é luego junto con esta cerca estaba otra tan grande de un paño de seda, fecho por tal manera, que párese» como asiler de azulejos ; é por él avia trechos ventanas abiertas con sus puer- tas, é por las ventanas non podia entrar orne ninguno, ca tenían unas redes fe- chas de unas cintas de seda angostas : ¿' en medio desta cerca estaba otra tienda muy alta, fecha según la primera, de otro tal paño colorado, é con otras tales cha- pas de plata : é estas tiendas podian ser tan altas como tres lanzas de armas, y mas; é en el capitel en lo mas alto dest» tienda estaba una águila de plata sobre- dorada bien grande, que tenia las a'** abiertas ; é luego baxo della quanto "n* braza é media, salían del cuerpo de la tienda tres falcones de plata sobredora- dos, uno ¡í la una parte, é otro á la otra, puestos ordenadamente : los quales f»'" cones tenían las alas abiertas como q«" querían foir del águila, é los rostros fá* cía ella, é las alas abiertas : é el águila facía semblante que quería venir al un» dellos: é esta águila é falcones eranH>uy bien fechos, é estaban asi ordenados q«e paresciau una siguificanza fermosa. ^ ante la puerta desta tienda estaba un» sombra de un paño de seda de much»9 colores, que facía sombra ante la puerta» é le guardaba que le non diese el sol, e fácia do él andaba, facía allá la moví* aquella sombra; de manera que todaV>» guardaba el sol que non diese en la tien- da. E la dicha primera cerca é tienda9 eran de la primera mayor muger del Se- ñor, que llamaban Caño , é esta otra era de la segunda muger, que llam»nVIAGE POR ALEMANIA. 1S7 Quinchicano, que quiere decir la señora pequeña. E cerca desta dicha cerca es- taba otra de paño de otra manera con muchas tiendas é sombras en ella; é en medio estaba una alta tienda fecha se- gún las que vos he dicho : é unas juntas con otras estaban destas cercas, que ellas llaman Calaparda, once, cada una de su color, é de sus labores : é en cada una bellas avia una de las tiendas grandes que si la Prusia no tiene todavía un régimen representativo, va camino de tenerlo mui sólido y bien adaptado dentro de poco tiempo, y que el des- potismo que actualmente la gobierna está tan lejos de ser el de España, upóles y Austria, como la constitu- ción inglesa de parecerse a la muti- lada carta de Francia. No puedo Asistirme al deseo de concluir este Párrafo sobre la Prusia, copiando la s'guiente reflexión del anónimo. ' El pueblo prusiano no podrá mé- n°s de tener en breve influencia po- lítica, porque va adquiriendo grande aPtitud para ejercerla. ¿ Y no es me- jor que la libertad vaya naciendo es- pontáneamente de un suelo prepa- ro de antemano a recibirla, y en el ^ual sus semillas se han ido madu- rando gradualmente con el progreso ftatural de la sociedad, que no plan- tarla violentamente en un terreno Pedregoso y lleno de maleza, donde n° pueden fortificarse sus raizes, ni atenderse sus ramas, para dar ALEMANIA. 1Ü5 aquella sombra constante debajo de la qual pueda el pueblo encontrar re- fugio y solaz, sino que al contrario echa un vano follaje en la noche de un tumulto popular que promueve alguna innovación extravagante, para perecer a la mañana siguiente sofo- cada por el calor de una facción am- biciosa, o consumida por el fuego de una intervención extranjera?" La pintura del Austria está mui lejos de ser tan satisfactoria. Ape- nas se sale de la Silesia para entrar en su territorio, quando se encuen- tra a cada paso la imágen de la po- breza y de la superstición: caminos intransitables, y a cada media milla un nicho con una Virgen. En Albern- dorf no se encuentra una posada re- gular, y se ve un grupo de hermitas que imitan al monte Calvario. Al pasar por Cracovia, escasamente se detiene nuestro viajero a observar la soledad de sus calles, la abundancia de Judíos desaseados, y la pobreza del antiguo palacio de los Casimiros, Sigismundos y Sobieskis. Llega a Viena, y aquí varía totalmente el quadro, que presenta las figuras del imperio mas heterogéneo. En sus calles llenas de gente y bullicio, tanto como son desiertas y tristes las de Cracovia, se ve correr afanado el austríaco satisfecho de sí mismo, el bohemio mas sagaz y asentado, el húngaro con su apostura marcial y determinada, el polaco de rostro me- lancólico, el flexible y servil italiano. A nada se puede comparar la pers- picaz vigilancia de la policía austrí- aca : la vida doméstica, las acciones166 VIAGE POR mas menudas, las palabras, los ges- tos, todo lo examina, todo lo toma en cuenta. Es tal el despotismo de la censura y la suspicacia con que mira el teatro, que basta las mas vezes que una nueva pieza sea recibida con aplauso, para prohibirla al dia siguien- te. Representóse en una ocasión un drama en el qual aparecía como personage principal el Gran Federi- co ; asistió el Emperador a la fun- ción, que fué mui bien recibida por el público, y al salir dixo el monarca a uno de los cortesanos: " ¡ Quan- to me alegro de haber visto esta pieza! Sí me descuido, no llego a 1 ALEMANIA. tiempo, porque es bien cierto q«e van a prohibirla inmediatamente. No es de extrañar según esto que el Austria sea el pais mas estéril de Ale- mania en literatura, como que ape- nas pueda citarse un solo autor de reputación que la pertenezca; Per0 en desquite, Viena y otras ciudades principales del imperio son tal vez las mas licenciosas del universo, y esto se nota, no solo en las clases ín- fimas y superiores, sino también en las medianas, que suelen ser en otras partes las depositarías de las virtudes públicas.167 VARIEDADES. NOTICIA BIOGRÁFICA DEL GEN. D. NICOLAS BRAVO, VICE PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DE MEXICO*. Los importantes servicios hechos por este ilustre caudillo a favor de la "•dependencia y libertad de su suelo Patrio, le colocan en un lugar mni distinguido entre los beneméritos de la regeneración americana; y su humanidad, que es la prenda mas sobresaliente entre las muchas que le adornan, fe presenta como una de aquellas felices excepciones de la 'egla general, que aleja esta her- mosa virtud del corazón de los guer- reros. Tal es la primera reflexión eu que no puede menos de compla- cerse qualquiera que recorra los Principales sucesos de su vida públi- ca, como le ha sucedido al autor de esta breve noticia, el qual habria deseado reunir mayor número de da- tes, de que se ve privado por la dis- tancia y por la dificultad que comun- mente se experimenta en adquirir conocimiento exacto del mérito de los contemporáneos. Como quiera que sea, el del actual Vice-presidente de la República Mexicana es tan se- ñalado, que aun en medio de ser in- completas las noticias que de él se ha podido tener a la vista para la redacción de este artículo, no dejarán de darle suficiente realze en este pe- riódico. D. Nicolás Bravo es natural de Chilapa, e hijo de una familia bien acomodada y rica de dicho pueblo. Su padre D. Leonardo, y un her- mano de este, fueron de los primeros que, correspondiendo al primer grito de independencia dado en 1810 por Hidalgo, Allende, Abasólo y Al- dama, se presentaron en aquella gloriosa lid, é hicieron de las provin- cias de Puebla y Vera Cruz el teatro de sus nobles esfuerzos. No fueron * NuestroB lectores se acordarán que el retrato de este General fue al frente del Numero VI de las Variedades. Al frente de este va el del General Victoria, de luien dimos noticias, aunque escasas, por falta de documentos, en el Número ante- rior. El Proprietarío de este Periódico debe los dos retratos al favor y amistad de los Señores Barclay, Hering, y Compañía, de esta capital, quienes tanto en la posesión ^e estas pinturas como en todas sus relaciones con los Estados Hispano-Americanos. Muestran el aprecio c ínteres con que miran a aquellos payses.168 NOTICIA BIOGRAFICA DEL favorecidos por la fortuna, pues ha- biendo caido prisoneros, sellaron con el sacrificio de sus vidas y ha- ciendas el ejemplo de su generoso desprendimiento. Hizo el jóven Bravo los primeros ensayos del valor que tanto le ha en- noblecido, militando al lado y bajo las órdenes de su mismo padre, y a la vuelta de dos años se mostró ya digno de mandar un cuerpo de tro- pas, con el qual se dirijió a la pro- vincia de Vera-Cruz, y se apoderó de Coscomatepec. Sostúvose en aquel punto con admirable bizarría, a pesar de los obstinados ataques del enemigo, a quien importaba mucho recobrarlo; y allí se hallaba todavía, quando recibió las aciagas nuevas de la derrota, prisión y muerte de su padre y tio, que fueron pasados por las armas. De un mozo ardiente en fuegos juveniles, empeñado en una guerra que, como todas las de partido en sus principios, dejaba la rienda suel- ta a los resentimientos y al furor de la venganza; y sobre todo, de un hijo respetuoso y tierno, tan ¡violen- tamente herido en lo mas delicado de su sensibilidad, bien era de temerse que se creyese autorizado a tomar sangrientas represalias en mas de 300 prisioneros realistas que tenia en su poder, y entre los quales se contaban algunas personas pudientes de Vera- Cruz, cuyas riquezas eran bastantes para dar mayor incentivo a la irrita- ción de un pecho ordinario ; pero el del jóven Bravo, mas grande que el célebre Scipion quando ilustró la victoria con un venzimiento ménos difícil de sí propio, estaba templado al toque de un heroísmo mas puro, y no malogró esta grande ocasión de dejar a la posteridad aleccionada con la máxima de que la virtud consiste en sacrificios, y que aquel es mas sublimemente virtuoso, que en obse- quio de ella, pone freno a los ímpetus mas disculpables de la naturaleza. Llorando la sangrienta catástrofe de su familia, ofrece a los manes de su padre y tio una expiación verdadera- mente digna de la moral divina del evangelio. Manda formar las tropas que estaban a sus órdenes, y, en pre- sencia de ellas, los prisioneros, 8 quienes comunica las tristes nuevas que acaba de recibir, esperan con- sternados el momento en que va a fulminar contra ellos la terrible sen- tencia. En lugar de ella oyen de su boca estas palabras: " No puedo ser verdugo de unas infelizes vícti- mas. He resuelto poneros en liber- tad, y podéis retiraros adonde mejor os convenga, bajo el concepto de que he dado mis órdenes paraque se aux- ilie y socorra a los que carezcan de resursos." • Una alma capaz de tan heroico es- fuerzo no podia desmayar en la em- presa que había abrazado. Así es que la continuó con ardor hasta el año 1816, en que, sucumbiendo 9 la común desgracia que por entonces sofocó la revolución «íexicana, fue Bravo hecho prisionero y conducido a la capital de aquel imperio, donde por espacio de mas de quatro años sufrió todo el rigor de adversa for-GENERAL D. NICOLAS BRAVO. 169 tuna, con la misma fortaleza y sere- nidad que le habian hecho terror de enemigos en la batalla, y bienhechor de sus mas declarados contrarios, es- tando estos rendidos. No experi- mento él la suerte que en su casa y compafiia encontró un oficial español, prisionero suyo, a quien, después de tratarle con la mayor humanidad y agasajo, dió por muger una hermana suya. Habiéndose publicado en México el decreto de amnistía por opiniones políticas, uno de los primeros que Promulgó el gobierno constitucional °e España, al ser reinstalado en 1820, fué Bravo puesto en libertad. * poco tiempo se dió por segunda Vez el grito de independencia en Iguala, y este constante defensor y caudillo de la de su Patria, voló tam- bién por segunda vez a sostenerla. &eune un corto número de amigos, 7 acompañado de ellos y del podero- 80 influjo que su nombre de por sí tenia en los ánimos de sus compa- triotas, llegó en mui poco tiempo a formar una división de 3000 hombres, al frente de la qual se presentó en el cerco de Puebla. El tristemente célebre Iturbide, que entonces se hallaba al frente de los destinos °e México, no dejó de conocer el mérito de un hombre que tan tem- prano habia descollado por sus ta- lentos militares y virtudes cívicas, y ta nombró coronel de exercito, pues ^n modesto como lleno de títulos Para llamar sobre sí las recompensas "e la Patria por lo mucho que la S1rvió eu la primera campaña, se pre sentó en esta segunda como simple paisano, y sin mas pretensión que la de obedecer a quien mandase mar- char por el camino del honor y de la independencia. Concluida la lucha que se renovó para conquistarla, el congreso constituyente hizo de Bra- vo todo el aprecio debido a sus altos merecimientos, escojiéndole entre los ciudadanos mas dignos y capazes de desempeñar el destino de consejero de Estado, y nombrándole por fin miembro de la regencia que gobernó hasta que Iturbide empuñó el cetro imperial. Pero conociendo este lo mucho que valía la grande opinión que disfrutaba en el exercito, y lo peligroso que era tenerle y tratarle como enemigo declarado, conservóle cerca de sí por no perderle de vista, y le asoció a su consejo. En él per- maneció sin desdecirse jamas déla en- tereza y dignidad de un buen patrio- ta, hasta que el general Santa Ana apellidó libertad en el mes de Se- tiembre de 1822. En esta ocasión, como en las dos anteriores, fué Bravo uno de los primeros que se presentaron en las filas de los verdaderos patriotas. Unióse inmediatamente con el ge- neral Guerrero, y puesto poco des- pués a la cabeza de las tropas que se le confiaron, dirijió eu los primeros dias del año 1823 desde Chilapa una enérgica proclama a la nación mexi- cana, en la que, retrazando su con- ducta en las dos épocas de la guerra de la independencia, concluye con estas nobles frases: *' Ofrezco con- ducir por mi parte la empresa hasta170 NOTICIA BIOGRAFICA DEL donde me sea dable, asegurando que, si por las vicisitudes humanas me presentaren los enemigos en un san- griento espectáculo, habrá cumplido con los deberes de hombre libre vues- tro conciudadano y fiel amigo." Felizmente no tuvo su heroica em- presa el resultado para el qual se preparaba tan denodado y resuelto. Triunfaron esta vez sus esfuerzos y los de sus valientes compañeros. El pueblo mexicano legalmente re- presentado en el congreso que acaba de poner los cimientos de su felizi- dad, hizo en sesión pública de 2 de Julio del mismo año 22 el homenage de gratitud y de aprecio debido a tan ilustre caudillo, calificando de buenos los servicios hechos por él desde el año de 1810, y confiriéndole el titulo de Benemérito de la Patria. La dis- cusión, o por mejor decir, la unánime aprobación a que dio lugar esta de- liberación, es uno de los títulos mas gloriosos de la memoria del general Bravo. Los diputados que tomaron la palabra, la emplearon en sinceros elogios del valor, del desinterés, y sobre todo, de la clemencia de tan virtuoso gefe. Allí se esmeró la eloquencia en dar, si es posible, mayor realze a los rasgos que llevo referidos, y allí recordó ademas uno de los oradores con enternecimiento los dos siguientes, que no deben omitirse. El dia 19 de Agosto de 1812 fué batida en S. Augustin del Palmar una partida de 300 españoles al man- do del capitán D. Juan Labaqué, cuyo hijo, prisionero y'hcrido, fué lle- vado a Tehuacan. Desde allí pro- puso el comandante solicitar del g°~ bierno el cange de los prisioneros por el padre del General Bravo. *e contexto que aquel ya estaba decapi- tado, y habiéndose tratado de hacer lo mismo con los prisioneros, no se ve- rificó por la mediación del hijo de aquella ilustre víctima. Siendo el mismo general Bravo conducido prisionero a México en la primera guerra de la independen- cia, el comandante español de lfl escolta le trataba con suavidad, y aun con agasajo; miéntras que man- dó pasar por las armas sobre la mar- cha a quatro infelizes sorprendidos en aquellas immediaciones. Enton- ces el sensible Bravo se volvió a uno de sus compañeros en la suerte de prisioneros, exclamando : " Que aun en el estado de desgracia baya de ser mayor la de los desvalidos! Compare V. los delitos, que yo habré cometido a juicio del gobierno es- pañol, con los de estos pobres, y véase quan distintamente somos tra- tados." En medio de semejantes efusiones de admiración y cariño con que «e recordaban las hazañas y virtudes del general Bravo, recibió este el pre* mió de ellas en la honrosa declara- ción del congreso, el qual para may<>r distinción acordó ademas: que decreto se le entregase por el pre" sidente, presentándose en su seno-' Ovación mas honorífica y mejor me- recida, que quantos triunfos se han celebrado a costa del llanto de tas familias y de la ruina de los pueblos-GENERAL ü. NICOLAS BRAVO. 171 Llegado ya a la cumbre del honor I y de la satisfacción a que pareze que debia aspirar un joven animado de tan nobles sentimientos en un estado republicano, y a pesar del alioiente lúe tras de una carrera tan gloriosa como llena de fatigas, podia tener el reposo para un hombre tan ajeno de miras ambiciosas, no por eso ha que- ri(lo tomarlo Bravo a la sombra de sus Jureles. Infatigable en afanarse por el bien de sus conciudadanos, ha añadido nuevos títulos a la estima- Cl°» pública, desempeñando en la ultima época el generalato del exer- clto de operaciones, y especialmente a mediados del año pasado, quando 'os amagos de la discordia civil em- pezaron a hacer temer que sus ta- lentos militares fuesen necesarios Para disipar algunos síntomas de disi- dencia, al tiempo de plantearse el Esterna de la federación mexicana. •Entonces recibió del gobierno la de- licada comisión de hacerla efectiva ^ el estado de Jalisco, ocupándolo c°n un cuerpo de tropas: empeño escabroso y de tanto mas difícil sa- lida, quanto que, estando confiado a Un militar puesto al frente de los mismos soldados que tantas vezes a(lmiraron su tesón inflexible, le co- locaba en el conflicto de arriesgar en perjuicio de la autoridad de gefe, 0 del dócil y amistoso miramiento de c°nciudadano, lo que cada qual de estas dos consideraciones exigían con "■elación almismofin,aunquepor medi- 0a encontrados. Superó sin embargo todos estos obstáculos con tal pruden- Cla y pulso, que sin rebajar un ápice de su bien adquirida reputación de hom- bre firme y de carácter, se granjeó la de negociador pazífico y persuasi- vo, combinando hábilmente los re- cursos de su pericia militar con los de la eloquencia y profundos conoci- mientos políticos, oportuna y victorio- samente desenvueltos en sus contesta- ciones con el congreso de aquel es- tado. " Solo llevo por objeto alian- zar el régimen federal que hemos adoptado (decia en su primer oficio dirijido a aquella asamblea el 2G de Mayo de 1824 desde Zamora) mas séame permitido recordar a ese cuer- po que, soldado de la patria, jamas he desnudado la espada sino para defenderme; y séame lícito, en fin, protestarle que no la volveré ala vaina, sino cuando Jalisco y la nación ente- ra tenga constitución, libertad y or- den. Desplegando una conducta estrictamente ajustada al decoro, a la energía y a la pureza y lenidad de sus intenciones, retratadas en estas palabras, tuvo el consuelo de poder escribir a su gobierno el 11 del próximo Junio desde Guadalajara, capital del estado, cuya pazificacion se le encomendó, que aquella misma tarde había entrado en ella sin hacer uso de las armas, mediante un aco- modamiento por el qual quedaban allanadas todas las diferencias. El corto bosquejo que se acaba de presentar de los servicios, virtudes y carácter sobresaliente de este ilustre caudillo mexicano, basta para que todo hombro amante del bien le con- firme los títulos de justo, benéfico, humano, generoso, valiente, inflexi-172 PUENTE DE WATERLOO. ble, y zeloso defensor de la libertad e independencia de su pais, con que le proclaman sus conciudadanos. Colocado últimamente por ellos en el puesto inmediato al gefe del es- tado, sus hazañas y su intachable conducta le constituyen para con la humanidad en el nuevo empeño de probar: que la virtud es una serie no interrumpida de buenas acciones, y que aquel que ha entrado temprano en su carrera no debe desviarse de ella, porque solo quando está ya ter- minada dirá la posteridad sin temor de ser desmentida: este fué un hom- bre virtuoso. Ni la ambición, ni la soberbia, vicios mui comunes por desgracia en los guerreros que llegan a adquirir tanta popularidad, han empañado hasta ahora el mérito raro del general Bravo. Si la virtud es el principio elemental de las socie- dades regidas por gobiernos republi- canos, y si este principio debe estar como en depósito en los ciudadanos que se hallan a la cabeza de ellos, la federación mexicana que ha esco- jido hombres como Bravo para de- positarios, puede gloriarse del acier- to, y prometerse que no saldrán fal- lidas las esperanzas que sin duda ha querido asegurar para su com- pleta consolidación, y larga y pr°s' pera existencia. PUENTE DE WATERLOO, SOBRE EL Quando el célebre escultor Canova visitó a Londres, y vio, por la vez primera el puente de Waterloo re- presentado en la Lámina No. 14, ase- guró a los que lo acompañaban, que se podia dar por bien empleado un viage desde Roma a la capital de In- glaterra con tal de ver una estructu- ra de tan gran mérito. La grandeza gigantesca de los monumentos Romanos, y de pueblos aun mas antiguos, que aun existen, nos hacen comunmente propender a la opinión de que los modernos están destituidos del genio que animaba a los pueblos poderosos en otros tiem- pos. Pero aun quando no tuviera- TAMESIS. mos exemplares de lo contrario, en el Camino del Simplón, de que tan repetidas veces se ha hablado en este Periódico, y en el puente que pre- sentamos ahora, en grabado, la ra' zon, de por sí, bastaría a hacernos sospechar que semejante opinión era infundada. Una de las circunstan- cias mas importantes en la erección de estructuras grandiosas, es el sa- ber físico-matemático, que habilita 3 los hombres para contrarrestar la re- sistencia de los cuerpos, y masas con que tienen que contender. Mas na- die, que tenga la menor tintura en Ia historia de las Ciencias, podra dudar que los modernos llevan, en este«tú**PUENTE DE WATEKLOO. 173 punto, infinitas ventajas a los anti- guos. Si en nuestros tiempos no se levantan monumentos estupendos por sus dimensiones, no es por falta de genio en los pueblos modernos. La causa es mas dichosa: el aumento de la felicidad general. Los grandes Pueblos de la antigüedad se compo- nían de dos porciones de hombres, amos, y esclavos. Esto sucedia en Europa; pues en Asia, la población entera estaba sugeta al capricho de un solo déspota. La riqueza de las naciones, o lo que es lo mismo, el trabajo nacional, estaba a disposición de los monarcas Asiáticos: el del ^Undo conquistado por los Roma- tl0&, no lo estaba menos a la de los c°nquistadores. Donde hay brazos, y alimentos, laso bras mas grandiosas Se levantan como por encanto. Si a esto se añade el menosprecio de las v¡das agenas, qual existia, y existe etl los despotas Asiáticos; casi nada Se hallará difícil en quanto a obras Públicas. La mente se siente oprimida al c°nsiderar la magnitud de los Pyra- "rides de Egypto; péro el corazón se a&ita indignado al reflexionar quantos llares de millares de vidas, se hu- ta de eron de sacrificar al vano empeño acumular piedra sobre piedra, sin °tr° objeto que encerrar los restos de Un cuerpo mortal, mansión, proba- emente, de un alma pequeña, y e?radada. Mas con qué sentiraien- s *an diferentes se para la imagi- nación a contemplar las obras publi- cas de una nación libre! Aun el camino militar de Buonaparte se os- curece comparado, en esta luz, con un solo puente del Tamesis. ¿Que importa que se quede atrás en gran- deza ? El camino de Itaüa fue efecto de trabajo forzado; quantas obras se ven en Londres, son resultados es- pontáneos de la libertad nacional. Tiéndase la vista por esta inmensa capital, extiéndase aun a la isla en- tera; y aunque se hallará cubierta de puentes, caminos, y canales, que exceden en su conjunto a quanto lee- mos de los pueblos mas poderosos; ni una piedra tan sola se hallará en to- dos ellos que haya sido movida por una mano forzada. Si fixamos los ojos en el Puente de Waterloo, y consideramos que, con toda su gran- deza, no debe nada al poder del Go- bierno, y, como todas las obras públi- cas de Inglaterra, es efecto de la vo- luntad de una compañía voluntaria, no extrañaremos que su nombre sea el de la victoria que aniquiló al rival poderoso de la Gran Bretaña. Dimensiones del Puente de Waterloo. Pies Ingleses. Diámetro de los arcos......120 Pilares, grueso............... 20 Anchura del Puente......... 42 Anchura del andén, a cada lado ........................ 7 Auchura del Camino para bestias y Carruages...... 28174 NEWSTEAD ABBEY, MANSION DEL TENIENTE CORONEL WILDMAN*. Si la lengua Inglesa, y su Poesía fuesen mas conocidas, que lo son al presente, en donde se habla Castella- no, la lámina a que se refiere este artículo atraería los ojos de todos, a pesar de no ser de las mas bellas. Newstead Abbey, perteneció al gran poeta Lord Byron, cuya temprana muerte llora la Inglatería. De el edificio, y campos ajardina- dos que lo rodean poco diré, porque las descripciones verbales dan idea muy imperfecta, de lo que solo los ojos pueden pintar a la mente. De el gran poeta, y hombre extraordina- rio cuya familia habitó esta casa desde principios del siglo decimosex- to, solo puedo decir, a los que no entienden sus composiciones, que sus obras superan en mérito a las mas célebres de nuestros tiempos, y no ceden a las mejores de la antigüedad. Lord Byron mostró grandes talen- tos desde muy temprano; pero al mismo tiempo dio a conocer que su carácter moral era de aquellos que no sufren freno alguno. Su perso- na, a excepción de un pie, que desde su nacimiento fue imperfecto, era una de las mas bellas que se ven en esta isla fecunda en hermosura. Sus ri- quezas y su carácter lo hubieran he- cho libertino, sin este agregado. Asi es que desde sus primeros años ape- nas halló limites a sus placeres. Su orgullo le hizo adoptar cierto syste- ma de misantropía, aunque su cora- zón sensible lo inclinó toda su vida a obras de beneficencia. El desenfre- no con que se entrego a todo genero de placeres le causó hastio de la so- ciedad, y esto le movió a viajar. Du- rante sus dilatados viages su imagi- nación fecunda y fogosa pintó las cos- tumbres, y carácter de los pueblos, con una energía y belleza de que no podra formarse idea quien no pueda leer sus obras originales. Su poema Childe Harold describe con no me* nos destreza el aspecto exterior de los payses, que la disposición intern3 de sus habitantes. Oxala que los afi- cionados a la Poesia, entre los q"e hablan Español, pudieran estudiarlo, para que asi saliesen del miserable estilo que prevalece en las compoSl' ciones de su Parnaso. Alli verían como el pensar profundo se combina con imágenes bellas; y cómo los sen- timientos mas delicados se mezcla'1 con las pinturas de objetos exteriores- Lord Byron escribia con facilidad» y sus composiciones son numerosas- Varias de ellas, aunque abundan en bellezas son indecentes, y casi todas inspiran cierta immoralidad, ciert0 desprecio de las máximas generales de virtud, especialmente de las (0 * Lamina, No. 15.V H * 'NKWSTKA.U AtiRVA refrenan los apetitos animales del hombre. Gran dolor, que talentos tan 'extraordinarios como los suyos, no se declarasen en favor de la vir- tud, y honestidad de costumbres! Ansioso de gloria, y renombre, so- bre el que sus obras le habian con- seguido, Lord Byron se reunió a los Griegos en la guerra que están ha- ciendo en defensa de su independen- cia. para este fin vendió la man- sión paterna que se ve en la Lámi- na, y acompañado de ciertos militares, •Sl's amigos, se estableció en Grecia dedicándose enteramente a promo- ver la causa de la libertad entre sus 175 habitantes, a quienes prodigó sus caudales. Pero los Griegos son mas esclavos de sus pasiones, e intereses, que de los Turcos, y Lord Byron, se vio rodeado de dificultades insu- perables. Incapaz de ceder, y de- terminado a perecer, o salir con lo que se habia propuesto, la fatiga y cansancio le ocasionó una calentura nerviosa que atacando al cerebro puso fin a su vida a los 36 años de su edad. En Lord Byron la Inglaterra compadece los errores, y admira las prendas de uno de los hombres mas extraordinarios que su suelo ha pro- ducido. Noticia, de la compañía inglesa de las indias orientales*. Nqu e no es de este propósito pre- sentar la historia de las antiguas re- laciones entre la Europa y la India Oriental tampoco parece del todo •^oportuno insinuar las principales Criaciones que ha tenido aquel vas- to comercio en las épocas anteriores a 'os primeros ensayos hechos por los Agieses para ponerlo en el auge que de ellos ha recibido. Durante la Universal dominación del imperio ro- mano, y aun mucho después de su destrucción en occidente, todas las comunicaciones se hacían con la India por el Nilo y el Mar Rojo, destruyéronlas casi del todo los Sar- racenos, y las renovaron después los Genoveses y Venecianos hácia me- diados del siglo xu variando el rumbo por Caña, el Mar Negro, As- tracán, y el Mar Caspio hasta Persia, y desde este imperio hasta la India. Los Mamelucos seguian por los años de 1300 los mismos pasos, llevando los géneros de la India por el Eu- frates a Bagdad, y desde esta ciudad a la Syria en caravanas. Poco des pues hicieron los Moros sus irrup- ciones en la India; y cuando en el año 1500 llegaron a ella los Portu- gueses, ya tenian aquellos algunos es- tablecimientos hasta en las Molucas, Tomo H. * Vrease la Lámina, N° l(». s176 NOTICIA DE LA COMPAÑIA INGLESA y estaban en posesión del comercio hasta la China y partes occidentales por el lado de Europa. A fines del siglo xvi, el Sultán del Cairo hacia cargar las mercancías índicas en las costas de Arabia, desde donde eran llevadas por tierra a la Mecca y hasta Egypto, Lybia y lo interior del Africa. Descubierta esta parte de nuestro hemisferio hasta el Cabo de Buena Esperanza por los Portu- gueses, el Rei D. Manuel envió po- cos años después, en el de 1497, la famosa expedición de Vasco de Ga- ma, que al cabo de veinte y seis meses estuvo de vuelta en Lisboa, después de haber penetrado hasta Quiloa y Mombaza, donde hallaron muchos y grandes buques de la Arabia; y habiendo llegado a la po- pulosa Calcuta, donde vieron mil y quinientas embarcaciones, regresaron a Melinda, y desde allí a Europa. Sabido es el asombroso comercio que por largos años hicieron los Portu- gueses, hasta que convertidos en ruina los poderosos recursos que les proporcionara, se vieron desposeídos de casi todos sus establecimientos, quedando al fin la entrada franca para las demás naciones de Europa. Por los años de 1584, algunos socios de la compañía inglesa de Turquía emprendieron la introduc- ción de mercancías desde Alepo a Bagdad, y bajando el Tigris hasta Ormuz en el Golfo Pérsico, intenta- ron abrir comercio con la India por tierra, para lo qual llevaron cartas de la Reina Isabel para el rei de Cam- baya y para el emperador de la ¡China. En todos aquellos puntos se encontraron con factorías Venecianas; mas no por eso dejaron de encami- narse a otras partes de la India, y aun estuvieron en Agrá, capital del Gran Mogol. A la vuelta para Londres se embarcaron en Trípoli de Syria, y llegaron a su patria bien impuestos en la naturaleza del comercio con W India Oriental, y preparados para el proyectado viaje por mar a aquellas regiones, en el qual se pensaba en- tonces con calor. En efecto, el año 1591 salió de Inglaterra para la India una expedición de tres em- barcaciones, que fueron a qual mas desgraciadas . en su travesía, Pre~ sentando mui malos auspicios para otra nueva tentativa. Sin embargo» excitada la magnánima Reina Isabel por los grandes provechos que l°s mercaderes extrangeros sacaban &G aquel comercio, tomó a pechos el proporcionarlo directamente a sus sub- ditos, y el 31 de Diciembre del afio 1600 concedió carta de compañía a Jorge Conde de Cumberland y2l¿> caballeros, Regidores y mercaderes, bajo la denominación de " Goberna- dor y Compañía de Mercaderes ¿e Londres para el comercio de 'as Indias Orientales." Las primitivas acciones fueron solamente de 50 B- bras esterlinas cada una; y así se formó la Compañía inglesa de las Indias Orientales, que al través de muchas vicisitudes, aun estaba en pie el año 1708, en cuyo tiempo quedó incorporada a la Cómpaú'3 Unida. Poco después de establecida la pl>"DE LAS INDIAS ORIENTALES. 177 mera, se apoderaron los ingleses de la Isla de Santa Elena, que estaba inha- ; pero se dieron priesa a forti- bitada ficarla y poner en ella suficiente po Wacion y pertrechos, para asegurar la gran ventaja que les resultaba de que hiciesen en ella escala a tomar aguada y provisiones, todos los bu- ques que navegaban de vuelta de la India. En el año de 1712, se pro l°ngó hasta el 25 de Marzo de 1736 el comercio exclusivo a favor de la Compañía; y seis años ántes de re s°lverse de nuevo sobre la carta de su de fundación, se hicieron esfuerzos grande empeño para que quedase Cierto, o a lo ménos paraque se le ^'ese mas extensión que la que tenia en el monopolio de la Compañía. ^n el mes de Febrero de 1730 se P'esentó con este objeto una petición a 'a Cámara de los Comunes haciendo en ella varias proposiciones, y fun- dándola por la mayor parte en las razones generales que se suelen ale- gar en semejante casos. Los expo- nentes ofrecian adelantar la suma de 3>200,000 libras esterlinas, para re- dimir el fondo de la compañía, de- pendo recibir solo un dos por ciento "e esta cantidad después de hecho último pago. En 1743 pidió la Compañía una prórroga de 14 años Para el comercio exclusivo y demás Privilegios, allanándose a pagar por esta gracia na millón de esterlinas Para el servicio público del año si- guiente a tres por ciento de interés, a 1° cual se accedió por una acta del Parlamento. En 17(57 nombró el Parlamento una comisión que se in- formase dol estado de los negocios de la Compañía. Esta investigación y la de otros particulares que tenían relación con ella produjo debates sumamente acalorados, por no decir violentos. Uno de los puntos mas importantes que se discutieron fué el derecho de la Compañía sobre sus posesiones territoriales; pero aunque se trató muchas vezes esta question, no se mostró la Cámara muí inclinada a resolverla a causa de las graves consecuencias que en ella irian en- vueltas ; y así los ministros, aunque mui dispuestos a reconocer aquel de- recho, y un considerable número de propietarios, no ménos empeñados en negarlo, vinieron por fin a conformar- se prudentemente en que se ajustase un acomodamiento entre el Gobierno y la Compañía, En consecuencia se hizo y aprobó de conformidad una propuesta de acomodamiento, mediante la qual el Gobierno con- cedía algunas ventajas a la Com- pañía, y esta, en compensación, se obligaba a pagar .£400,001) sterl. anuales por tiempo de dos años, y a subsanar a las rentas públicas las pér- didas resultantes de las ventajas con- cedidas a la Compañía alterando los derechos del consumo del te en el interior del reino. También, se pro- veyó una acta, contra la qual reclamó en vano la Compañía, arreglando los dividendos de la Compañía de las Indias Orientales, y prohibiendo que pasasen de Diez por ciento hasüi la próxima reunión del Parlamento. Ya en este tiempo era para el Go- bierno un recurso tan importante el N 2178 NOTICIA DE LA COMPAÑIA INGLESA sacar dinero de la Compañía de las Indias Orientales, que aun no Labia expirado el término del último con- venio, quando mediaron proposi- ciones para un arreglo permanente. Discutióse este mui despacio, y al fin se escrituró en 1769, que la Compañía continuase pagando las £400,000 por otros seis atios, y que, bajo ciertas restricciones pudiesen aumentarse los dividendos hasta 12| por ciento. En 1772, la alocución del Rey a la apertura de las cámaras j recomendó especialmente los asun- tos de la Compañía a la atención del Parlamento, el qual, considerando la apurada situación de sus negocios en la India, la despoblación del pais, la opresión y arbitrariedades de los dependientes de la Compañía, el gran desfalco en el producto neto de las rentas de Bengala, y lo mucho que importaba a la nación el conser- var y gobernar bien las posesiones de la India, decretó un reglamento, y nombró una comisión de treinta vo- cales, que informase sobre la natu- raleza y el estado de la Compañía y sus negocios. En el siguiente mes de Noviembre volvió el Rei desde su trono a recomendar este grave asun- to, y en el año inmediato se nombró con este- motivo una comisión secreta de trece vocales. No se pasó una semana sin que esta evacuase su in- forme, el qual dió lugar a grandes y mui serios debates. De ellos resultó que desde el año 1765 se habian au- mentado los gastos de la compañía de £700,000 a la enorme cantidad de £1,700,000 anuales: que el Gobier- no había recibido en indemnizaciones del derecho sobre el té, y en entre- gas de a £400,000 estipuladas, poco menos que dos millones de libras cada año, perdiendo en esto la Com- pañía mas de un million, del qual £700,000 quedaban a beneficio del Gobierno, y lo restante al del públi- co: que el provecho sacado por el Gobierno en los cinco últimos anos ascendía a £3,395,000, a saber, las 2,200,000 en los pagos anuales esti- pulados, y las 1,195,000 en el au- mento de las reutas comparativa- mente con el producto medio del quinquenio anterior: que el total de los recibos de dividendos de la Com- pañía durante el mismo tiempo ape- nas importaba £900,000 que era un desnivel de mas de 6 por ciento de su capital; y finalmente resultaba que todas las ganancias mercantiles de & Compañía ascendían por cálculo pr°' porcional a £464,000 que debia» haber dado un dividendo de 12| P°r ciento. Hallábase al mismo tiempo la Compañía en un atraso consider- able para el pago de derechos, y e° la alternativa de tener que implora1" la asistencia del Parlamento, se pr°' puso un empréstito para salir de este apuro, y este remedio surtió el efecto deseado. Habiéndose ocupa- do la Cámara de los Comunes con l°s asuntos de la Compañía por espacio de dos meses, decretó por fin fWP* disposiciones para la mejor direccio» de ellos en la India y en Europa- Desde que el bilí que las contenia fue sancionado por el Rei, puede con- siderarse la Compañía como puestaDli LAS INDIAS (IRIENTALKS. 179 en mauos de los ministros de la Co- rona. En 1776 su deuda a favor del Gobierno se redujo de £1,400,000 a £400,000, y la Gompañia llegó, a tener un estado floreciente. El año 1780 Lord North hizo la proposición de que se notificase a la Compañía que tendria que pagar £4,200,000, y que verificado este Pago, y pasados los tre9 años que faltaban, terminasen los efectos •fa la carta. Fundábase el prepo- tente en el derecho que tenia el público al total de las adquisiciones territoriales y sus rentas, o a partici- par de las ganancias de laGompañía, er» caso de continuar esta haciendo exclusivamente el comercio; su mo- c¡on quedó aprobada después de al- gunos debates. Llegado el caso de tratarse por la Compañía acerca de 'a renovación de la carta, se halló (lue las propriedades que tenia en la india pasaban de £13,000,000 que agregadas a otros valores en Inglater ra ascendían lo menos a £20,000,000, y deduciendo de esta cantidad la «euda de £4,200,000 a favor del Go- bierno, aun quedaba, para el caso de 110 renovarse la carta, con que re Partir entre los propietarios £400 P°r cada £100 de capital, después de pagar las obligaciones y a los acreedores. En este estado, fueron ai principio tan exorbitantes e injus- tas las proposiciones del Gobierno Para la renovación, que los propie- tarios estuvieron en el año 1801 a punto de enagenarse de cuanto les pertenecia para poner término a la existencia política de la Compañía, sin perjuicio de reclamar legalmente sus derechos en este punto. Pero al fin los ministros, humanizados pol- la delicada situación de los negocios políticos en el exterior, renunciaron a la idéa de arrancar grandes canti- dades de la Compañía a título de re- novarle la carta, y esta lo fué por un tiempo mui, limitado, contentándose con £402,000 en lugar de 632,000 que pedian a título de reclamar par- ticipación en las ganancias anteriores de la Compañía. La balanza resul- tante en el año 1801 a favor de esta según el informe de los comisionados encargados del examen de su situa- ción, consistia en £13,458,877, in- cluso el valor de la Casa de la India Oriental. El 11 de Noviembre de 1803 fué convocado extraordinariamente el Parlamento, con el objeto, entre otros, de deliberar sobre la situación de la Compañía de las Indias Orien- tales, que exijia una atención mui particular. El 18 del mismo mes se presentaron dos bilis o proyectos do lei, dirijidos, el uno a poner los asun- tos de la Compañía en manos de cier- tos comisionados para mayor bien de los mismos propietarios y del público; y el otro, a precaver toda especie de arbitrariedad y proceder despótico de parte de los que admi- nistraban las posesiones territoriales. Ambos proyectos causaron gran sen- sación, y tuvieron una suerte mui inesperada por los ministros. Sos- teníalos el célebre Mr. Fox, apo- yándolos principalmente en dos ra- zones: I. Los abusos que se habiau180 NOTICIA DE LA COMPAÑIA INGLESA. introducido en la dirección de la Compañía: 2. La situación embrolla- da de sus finanzas. Se alegaba en prueba de esto último que sus deu- das subían a £11,000,000 mientras que el valor del capital solo era de £3,200,000: diferencia a la verdad harto notable para alarmar al públi- co. Pero los oponentes respondían, apoyados en cuentas presentadas en la Cámara por los Directores, que aun pagadas las deudas, habia un so- brante de mas de £4,000,000. Los defensores del primer supuesto solo tomaban en cuenta los valores de que la Compañía pudiese disponer de pronto y sin embarazo; los del se- gundo ponían en balanza todos los haberes de la Compañía, reputando por tal quanto le pertenecía en Euro>- pa, en la India y en los mares. A ja cabeza de los oponentes se hallaba el no menos ilustre Mr. Pitt, quien impugnaba los proyectos de lei pre- sentándolos como infracciones del derecho privado adquirido por escri- turas y convenios solemnes, y como fuentes de una influencia anti-consti- tucional. Mr. Dundas apoyaba vigo- rosamente estas opiniones, y llegó a echar en cara a Mr. Fox su intención de crear en el reino, un quarto po- der, que no podría menos de ser peligroso, quando no fatal, para la Constitución de Ja Gran Bretaña. Llovieron una multitud de peticioues contra los proyectos, firmadas por la Compañía, los proprietarios, el Lord Corregidor, los capitulares y Regi- dores (Aldermen) de Londres. Fi- nalmente después de haberse soste- nido la lucha por ambas partes con tanta elocuencia como fervor, quedo aprobado el primer proyecto, que era el principal, en la Cámara de los Comunes por una gran mayoría. En la de los Pares tuvo una contradic- ción formidable. Lord Thurlow re- novó con vehemencia las impugna- ciones de Mr. Pitt, y aunque se leyú por segunda vez el proyecto, se hi20 moción de que fuese desechado y se ganó la votación sobre esto último por 95 contra 76. La suerte del bilí decidió la del ministerio que lo pre- sentó, y el 18 de Diciembre se mudó este, entrando Mr. Pitt en el nuevo como primer Lord de la Tesorería y Canciller del Exchequer. Lo primero en que pensó Mr. PW fué en arreglar los negocios de W India. A este fin propuso un bill> según el cual el derecho territorial; como tan unido con el gobierno civil y militar, debería corresponder al poder ejecutivo de la Metrópoli, J que todo lo concerniente a la admi- nistración civil, militar y de hacienda quedase sujeto a la inspección de unos quantos comisionados elejidos del consejo privado, a quienes debían darse al efecto poderes y facultades de grande extensión. El partido de la oposición que era el superior en la Cámara de los Comunes, ganó la votación contra este proyecto, auu- que con una mayoría mui corta; y Mr. Pitt desplegó en aquella ocasión la magnanimidad, pocas vezes vista, de permanecer en el ministerio si» tener por suya la mayoría del Parla- mento, haciendo este sacrificio enDBEPt bien de su patria, miéutras se vota- ban los subsidios que pedia el Go- bierno. Fué disuelto de Parlamento, y elejido immediatamente otro nuevo, en cuya apertura recomendó el Rei Hui parricularmente a su atención los negocios de la India Oriental. In- mediatamente se nombró una comi- sión, y en vista de su informe, se presentó otro bilí, cuyos principales objetos era dar a la Compañía un respiro para el pago de derechos, ar- reglar la solución de sus obligaciones, y fijar sus dividendos. Pocos dias des- pués se presentó otro bilí por el que Se organizaba un nuevo modo de go- bernar los asuntos de la India en In- glaterra, y de arreglar las diferentes Presidencias de aquellas regiones, airando por el bien estar de los na- ¡NE. 181 turales, poniendo término a las con- troversias y competencias, y final- mente refrenando los delitos con un sistema de leyes mas rígido, e insti- tuyendo una nueva judicatura para conocer de las ofensas cometidas en la India. El 28 de Julio fué apro bado este bilí en la Cámara de los Comunes con muchas modificaciones por una gran mayoría, y el 9 de Agosto lo fué también en la de los Pares, después de haber sido violen- tamente impugnado. Este es el bilí por cuyas disposiciones se han gober- nado desde entonces los asuntos po- líticos de la Compañía, bajo algunas alteraciones hechas en él, extensiva de las facultades asiguadas a la Con tralaria, o Board of Controul. DEEPDENE, MANSION 1¡AM l'ESTRE DE THOMAS HOPE, ESQ. nombre Deepdene, que significa Hondo Valle tiene su origen en la situación de esta casa, que se halla rodeada do montes. El dueño de esta hermosa posesión es un literato cuyo gusto en las nobles artes le da aun mas renombre que sus grandes riquezas. Mas no se limita el gusto ae Mr. Hope a adornos externos, ^a obra que publicó tres o quatro años ha intitulada Anastasio, o Me- morias de un Griego Moderno, es una novela de gran mérito, en que resplandecen la eloquencia, talentos y conocimiento profundo del corazón humano, que posee su autor. El carácter peculiar de su mansión campestre es el de retiro y sosiego. La situación natural se proporciona a ello, y el delicado gusto del pose- dor se ha valido de quanto el arte puede perfeccionar con este objeto. La posesión de Deepdene se puede comparar a un Parayso, recuperado después que la mortalidad entró en el mundo. Quantos placeres pueden reunirse en jardines, quantas flores pueden halagar la vista, y el olfato,182 PAVKLLONKS, Y ASI quantas frutas pueden convidar el apetito, otras tantas se hallan alli reunidas. Pero al pasar de unos vergeles en otros se halla una en- tabladura de marmol, sostenida sobre columnas de lo mismo, con la in- scripción, Fratri Optimo. Mas adelante se ve un Mausoleo, en un KNTOS CAMPESTRES. bosquete hermosisimo. Dos hijos de Mr. Hope reposan en sus nichos; f los vacíos, que son diez y ocho, de- notan la sumisión tranquila, con que el dueño de tantas bellezas esperad término que la Providencia pone a los placeres de la presente vida. PAVELLONES, Y ASIENTOS CAMPESTRES*. El gusto en adornos rurales es mas puro en Inglaterra que en nin- guna otra parte de Europa. Es cier- to que en la época de la Restaura- ción de la familia de Stuar to Estu- ardo, como la llaman los escritores Españoles, el gusto de Jardinería, a la Francesa, se introduxo, por medio de los Realistas que volvieron de Francia. Pero bien pronto vol- vió a corregirse tomando por modelo a la naturaleza. El objeto que se propone el que plantea Jardines, es arreglar los grupos de arboles, de modo que qnantos objetos existen en la perspectiva, contribuyan a la bel- leza de sus campos. Pero aunque el arte se oculta quanto puede en la disposición de los Jardines Ingleses, no lo hace con la afectación ridicula de querer representar la naturaleza en su esta- do inculto. Es verdad que todavía se ven asientos rústicos, hechos de raizes de arboles, tales como los cons- truiría un campezino que no tuviese mas instrumentos de Carpintería que una acha. El efecto de estos asien- tos, y chozas no es desagradable; y tienen la ventaja de resistir al tem- poral todo el año. Mas en el verano, se necesitan otros adornos y acomo- dos. Tales son los pavellones V tiendas que se ven en la lamina. El diseño de arriba es una imitación de ios edificios que se ven en la India Oriental, con el objeto de proveer a los caminantes con templetes en que hacer oración; ó con el de cu- brir alguna sepultura. El mástil, V varas deben ser de hierro, y el techo- cubierto con cobre en hoja. El se- gundo diseño, imita una tienda de campaña. La parte de arriba con- siste de un esqueleto de hierro con su mástil. Sobre este esqueleto se pone una cubierta de lienzo grueso, extendida con cuerdas que se íixan como las de las tiendas de cam- paña. ■5 Véase la Lamina, No. 18.183 LAGO MAGGIORE E ISLAS BORROMEAS*. CAMINO I)E Desde la cumbre de los cerros que hai entre Baveno y Stresa alcanza la vista en toda su extensión el magní- fico quadro, cuyas bellezas se van descubriendo succesivamente según sc va bajando a la orilla. El cami- nante encuentra a sus pies los dife- rcnte£ brazos del Lago Maggiore que se dilata hacia Locarno, Sesto y Fe- riólo, y en el centro de aquel inmen- so receptáculo, en cuyas aguas se reverberan en infinitas y brillantes formas una multitud de botes y pe- queñas embarcaciones, se agrupan las '«las Borroméas haciendo la figura 'uas pintoresca. La isla superior o Isola de i Pis- catori, que por lo humilde de los edificios y por la pobreza de los ha- bitantes, parece que se ha colocado allí de propósito para dar mayor realze a la magnificencia de la Isola Bella que está immediata, apenas "ene mas que inedia milla de cir- cuito y una población de doscientas almas, la mayor parte pescadores. Isola Madre, o la Isla de San Victor está situada en medio del 'ago. En la lámina encubre parte •le la vista del pueblo de Palanza. A-dórnanla por la parte del sur qua- tro terraplenes plantados de naranjos V limoneros, que se levantan en forma *le anfiteatro y están coronados por SIMPLON. ' un edificio bastante grande de arqui- tectura sencilla, que no está concluido y pertenece a la familia Borroméa. Un largo paseo cubierto de empar^ rado forma una calle de verdura para ir a la isla, la qual tiene un aspecto mucho mas campestre que Isola Bella, cuyos edificios y jardines están adornados con demasiada profusión. El aloes, el cacto y otras plantas de los climas ardientes crecen al aire libre en Isola Madre; ios faisanes, las gallinas de Africa y las Sultanas, vuelan libres por bosques de laurel, cipreses y pinos agigantados. Estas aves no tienen fuerza bastante para entregarse al viento y atravesar el lago, aunque la isla no dista mas que, media legua de la tierra, de saerte que el intentarlo seria acarrearse una muerte segura, y así se llevan en todo el año gran número de faisanes a la isla para venderlos en el merca- do. Una avenida o calle de añosos tejos conduce a la población, en la cual nada hai digno de notarse sino un teatrillo a la orilla del lago, donde desde una ladera de suave declive se deleita la vista mirando en la opuesta orilla las embarcaciones de los habi- tantes. Mas allá de Isola Madre esta ¡sa- lino, o la isla de S. Juan, que es la mas cercana a Palanza. Es la mas + Vcase la Lámina, No. 19.184 LAGO MAGGIORE E pequeña de las islas de este lago ; y también está adornada con buenas casas y amenos jardines. Seria super- fluo hablar aquí de Isola Bella, que es la mayor y mas considerable de las que forman el grupo, pues será el objeto de un artículo separado en alguno de los números siguientes. La vista presenta la parte del nord- oeste ocupada con el palacio y una aldehuela de pescadores. El autor del Viaje por Suiza, re- líese bajo autoridad de M. Milliu, la trágica historia de uno de los prime- ros reformadores, a quien quitaron la vida en Isola Madre con circunstan- cias de extraordinaria crueldad. He aquí las palabras literales de su nar- ración. " Rara vez se encuentra en los anales sangrientos de la persecución religiosa un lance tan horroroso co- mo el que sucedió en el siglo undé- cimo en la Isla Madre, en el cruel martirio de un eclesiástico joven lla- mado Arioldo, de la noble familia de Alzate. El arzobispo Guido le hizo deán de la catedral de Milán el año 1056, estando entonces bien agen o de pensar que confería aquella dignidad a uno de sus mas formidables enemi- gos. Trasladóse Arioldo a Milán desde Várese, donde habia dado principio a sus predicaciones contra la ¡disolución de costumbres de los eclesiásticos, y sus primeros esfuer- zos tuvieron bastante buen resulta- do. En aquella metrópoli convirtió a su doctrina un sacerdote milanes llamado Landolfo Cotta, y uniendo sus esfuerzos a los de este nuevo ISLAS UORROMEAS. prosélito, llegó a inflamar la imagi- nación del pueblo contra los excesos del clero. Arioldo y su compañero opusieron una firmeza ejemplar con- tra las amenazas y corruptoras ofer- tas de Guido, y continuaron sus pre- dicaciones afeando la simonía y la in- continencia de la clase sacerdotal. El pueblo se puso de parte de los reformadores; los clérigos se decla- raron contra el pueblo, y llegó a ser tal el encono de esta fermentación de los ánimos, que ni los concilios DI las bulas del papa fueron bastantes a mitigarlo por espacio de algunos años, hasta que el arzobispo de Milán llegó á convencerse de que la muer- te de aquellos temibles cismáticos era el único medio de asegurar a la Iglesia el pazífico goze de sus vicios y riquezas. Hízose una tentativa contra la vida de Landolfo, pero re- cobrado prontamente de una herida que habia recibido, prosiguió decla- mando con zelo imperturbable, hasta que, doliente del pecho, tuvo que volver a retirarse por segunda vez. Esta ocurrencia dió mas ardor al en- tusiasmo de Arioldo; dejóse llevar de él sin límites, y resuelto ano conte- nerse ni aun con la solemnidad de las ceremonias, no acompañadas ya con la sautimonia de la virtud, arran- có un día la patena de las manos de un clérigo que estaba diciendo misa, incrépándole al mismo tiempo de si- moníaco y amancebado. Llegó el clero a no contemplarse seguro si no quitaba la vida a este intrépido re- formador ; y habiendo ganado el ar- zobispo la neutralidad del puebloOBRAS NUEVAS KN ESPAÑOL derramando dinero, publicó un en- tredicho. Arioldo se vió enton- ces precisado a salir de Milán; an- duvo errante por algún tiempo, y al cabo se refugió en el castillo de Lefiano, perteneciente a la familia de Cotta, pero los sagrados derechos de la hospitalidad y de la confianza fueron violados por un sacerdote, que ta entregó traidoramente a los saté- lites de Guido, por los quales fué conducido maniatado a la Isla Madre. Durante la travesía del lago, fué tal 'a impresión que el lenguaje de Ari- oldo hizo en el ánimo de los solda- dos, que les faltó valor para ejecutar el cruel mandato que tenían; pero ta madre del arzobispo, muger fe- r°z. llamada Oliva, pasó a la isla desde Arona donde residia, llevando ei» su compañía dos sacerdotes que se habian armado de cuchillos bien afilados. Pregunta Oliva por Ariol- do. Ya no está aquí, le responden; l)ero resuelta a apoderarse de él «merto a vivo, pone toda su diligen- 185 cía en buscarle; llegan a descubrirle sentado en un peñasco, precipitanse los dos clérigos sobre la victima, y asidos qual perros de presa, cada uno de una oreja, le intiman que reconoz- ca a Guido por su legítimo superior espiritual.—" Jamas!" exclama el impávido Arioldo. Sus homicidas le mutilan atrozmente, cortándole ore- jas, narizes y el labio superior, y sa- cándole por fin los ojos. Arialdo en medio de tanto tormento, dirije al Cielo fervientes acciones de gracias por la corona del martirio que recibe, y los monstruos continúan cortándole las manos, diciendo con feroz alegría: "ya no escribirán mas a liorna." En seguida le arrancaron la lengua, y no se sació su crueldad hasta que le de- jaron el cuerpo tan horrible y torpe- mente mutilado, que repugna el de- cirlo, y mucho mas el contemplarlo. Ni sus tristes huesos tuvieron el des- canso que todos encuentrau en el se- pulcro, pues fueron desenterrados, y arrojados al lago. OBRAS NUEVAS EN ESPAÑOL. Mucho antes de que salga a luz el lío. vin de las Variedades se ha- brán publicado varias obras Españo- las, que el Señor Ackermann tiene e& ta prensa. Por no retardar pues ta noticia de ellas a los lectores de este Periódico les daré una breve ldea de lo que en pocas semauas es- tará pronto a su servicio. La mas importante de estas obras es una traducción de la Teología Natural de Paley. 'La utilidad de este libro en el estado actual de las opiniones secretas de muchos Espa- ñoles e Hispano-Americanos, es de esperar que sea muy grande. El objeto del Doctor Paley fue demos- trar con pruebas tomadas de la Natu- raleza, que la creación es efecto de un Ser Inteligente, y que es ¡mposi-18ü CONSULES, BRITANICOS ble que lo que evidentemente está hecho con designio sea efecto del acaso. Empezando por la organiza- ción del cuerpo humano, el autor hace ver que es un conjunto de amaños, destinados a producir cier- tos efectos; una verdadera máquina, cuyo autor se propuso ciertas y ciertas operaciones, por ciertos y cier- tos medios. Del mismo modo que al ver un relox nadie puede dudar que el conjunto de sus muelles y ruedas fue intentado por un ser inteligente, qualquiera que examine la ecouomia animal habrá de reconocer en ella las huellas de una mente infinitamente superior, aunque análoga a la mente humana. El Doctor Paley prosigue su argumento presentando hechos cu- riosos sacados de todos los ramos de ciencias naturales. Mas de la mitad de la obra está ya impresa: quando se complete daré una idea de su con- tenido, por extenso. Otra obra casi concluida, es una Gramática Inglesa para los Españoles, escrita por un Español, que ha resi- dido por mucho tiempo en Londres. EN HISPA NO-AMERICA. Lu que hasta ahora he visto de esta Gramática me parece escrito con gus- to y acierto. Otro Catecismo Histórico, q«e contiene la Historia de Grecia esta para salir a luz. Las demás muestras de la infatiga- ble industria de Mr. Ackermann que tengo a la vista, aunque no pertene- cen directamente a Literatura, mere- cen la atención de qualquier hombre de gusto. Son estas, quatro Núme- ros, o colecciones de Muestras de Letra Inglesa, en palabras Espa- ñolas, para aprender a escribir: TJn Grabado emblemático, baxo el título de Triunfo de la Independencia de America: y diez piezas de Música, casi todas con letra Española. Ia Poesia de estas composiciones es ge- neralmente de Don José Joaquín de Mora, cuyo gusto, en este genero, no es desconocido a nuestros lectores. Hay entre ellas tres Cantos Heroy- cos, a los Geneiales Bolívar, Victo- ria, y Bravo. La Música es de Don Valentino Castelli. PRESUPUESTO DE Los gastos necesarios para los sueldos de los Cónsules Generales, Cónsules, y Vizconsules de S. M. Británica en Hispan0' America ; en el año 1825. Al añ"- Cónsul General en México................................................ £2,500 Cónsul................ Xalapa................................................ 1,000 Cónsul................ San Blas.............................................. l&> Vizconsul............ Acapulco.............................................. «*00CONSULES BRITANICOS EN HISPANO-AMERICA. 187 Al ano. Vizconsul............ Alvarado y Vera Cruz.............................. £ 300 Cónsul General..... Santa Fé de Bogotá................................ 2,500 Cónsul................ Maracaybo............................................ 1.000 Cónsul................ LaGuayra........................................... 1.000 Cónsul............... Panamá................................................ I-000 Cónsul................ Cartagena de Colombia............................ 1,000 Cónsul................ Guayaquil............................................. 1,000 Vizconsul............ Santa Marta.......................................... 500 Cónsul General..... Buenos Ayres......................................... 2,500 Vizconsul............ Buenos Ayres........................................ 700 Vizconsul............ Buenos Ayres........................................ 700 Cónsul............... Montevideo............................................ 1,250 Cónsul General.... Valparaíso............................................. 2,500 Cónsul............... Coquimbo.............................................. 1,000 Vizconsul............ Valparaíso............................................. 700 Vizconsul............ Valparaíso............................................. 700 Cónsul General..... Lima.................................................... 2,500 Vizconsul............. Lima.................................................... 700 Vizconsul............ Lima.................................................... 700 Contingencias y otros Gastos................................................ 7,950 Presupuesto total £35,000 Presupuesto de 1824.........................................................£21,000 Presupuesto de 1825......................................................... 31,000 Exceso de 1825............................................................. £U'000 La causa de este exceso son los varios nuevos nombramientos de Cón- sules de que no se hizo cuenta en 1824; y el aumento de sueldos en varias partes en conseqüencia de la subida de precios en casi todos los objetos de manutención en ellas. Joskph Planta, Jun. Foreign Office, Diciembre 1,1824. » COLONIA INGLESA D J-iA asociación o compañía para for- jar un establecimiento ingles de agricultura en las orillas del Rio de 'a Plata, del qual se (lió una breve L RIO DE LA PLATA. noticia en el No. vi de este periódi- co, se ha adelantado desde entonces con activa eficacia. Han salido ya tres embarcaciones do las costas de188 COLONIA, INGLESA DE la Gran Bretaña, llenas de emigra- dos que van a aquel destino. Há- cia mediados de Febrero se hizo a la vela desde Greenock un buque con cerca de 200 personas; otro, lleno de pasageros, salió de Liverpool el 2 de Mayo, y otro tercero zarpó del puesto de Londres el 16 del mismo mes. El principal objeto de estas familias es la agricultura, pero también hai en ellas sujetos idóneos para todo género de tráfico, y aun varios instruidos en ciencias útiles. Están todos bajo la dirección de una junta o comisión formada de personas tomadas de entre ellos mismos. Hai asserra- dores, carpinteros, tejeros, emplo- madores, hoja-lateros y pintores, plateros, herradores, torneros, car- reteros, toneleros, cordeleros, labra- dores, molineros, jardineros y hor- telanos, curtidores, alfareros, cerve- ceros, destiladores, veleros, xabone- ros, texedores, sastres, zapateros, guarnicioneros, y menestrales de toda especie con ingenios para molinos, sierras de agua y todo género de má- quinas. Entre las disposiciones que se han tomado, se ha tenido presente la de una escuela, una botica, un cuerpo de policía y otro de fuerza militar; de suerte que los colonos forman una comunidad entre sí mis- mos, y pueden proporcionarse y pro- veerse unos a otros casi todas las cosas que lleguen a necesitar. Se pensaba al principio que este impor- tante proyecto estaba planteado por L RIO DE LA PLATA. una compañía pública, pero según resulta de informes, es empresa y especulación de un rico particular ingles, J. T. Barber Beaumont, Esq. bien conocido como fundador y promo- vedor de muchas obras públicas mUI útiles e ingeniosas. Su larga expe- riencia en dar labor y dirijir nume- rosos cuerpos de trabajadores, y el buen resultado que constantemente han tenido sus conatos, lo prometen completo a esta su nueva empresa, y el gran caudal que ha puesto en ella da seguridad a la persuasión de que la ha abrazado con firmes esperanzas de buen éxito. El principio de esta asociación descansa en una base muí liberal. El Sr. Barber Beaumont pone el plan, las disposiciones y el capital; los colonos ponen el tra- hajo. Les paga salarios semanales hasta que hayan encontrado donde dar salida a lo que trabajan, y llega- do este caso, reparte con ellos la ga- nancia neta, siendo una mitad para el capitalista, y la otra mitad para el obrero. Sobre principios tan li- berales como estos fundó el mismo Mr. Barber Beaumont la Oficina de ahorros vitalicios (Provident Life Office) y la de Seguros contra in- cendios de Condado (County Fire Office) hace ya veinte años. Si su colonia ultramarina prospera tanto como estas dos Compañías, todos los interesados podrán felicitarse de ha- ber pertenecido a ella.189 EL MENSAGERO. «ti dia 3 de Febrero se hizo la apertura del Parlamento ingles por Comisión No habiendo por consiguiente asistido a ella S. M. en persona, el Lord Canciller leyó en su nombre el discurso siguien- te " Milores y Señores, " Tenemos órden de S. M. para ex- presaros el placer que experimenta al Ver la continuación y el aumento pro- lesivo de aquella prosperidad pública, P°r la qual S. M. se congratuló con vo- sotros al abrir el Parlamento el ano Pasado. " Nunca ha presentado la historia de estos reinos una época en que todos los Brandes intereses de la Nación se rsñ- rasen al mismo tiempo en un estado tan Prüspero, o en que se viese tan amplia- mente difundida por todas las clases del Pieblo británico la interna satisfacción de Su bien estar y contento. " No deja de contribuir en gran ma- nera a la que siente S. M. el que la blanda participe también de la prosperi- dad general. Han cesado ya hasta tal Punto los excesos para cuya represión se eonfiaron facultades extraordinarias a * M. que con seguridad puede suspen- derse el ejercicio de ellas en la mayor Parte de los distritos agitados hasta el Presente. " La industria y las empresas de co- mercio se van extendiendo por aquella Parte del Reino Unido. Por lo mismo es tanto mas sensible que existan en Irlanda algunas asociaciones ilegales que han adoptado procederes incompatibles con el espíritu de la Constitución, y di- rijidos a alterar la paz de la sociedad deteniendo la mareha de la Nación en la mejora de sus intereses, excitando in- quietudes y exasperando animosidades. "S.M. descansa con que vuestra sabi- duría pensará sin demora en adoptar los medios mas adequados para atajar este daño. " También recomienda S. M. que se renueve el informe acordado en la pa- sada legislatura sobre el estado de la Irlanda. " S. M. ha visto con sentimiento la tranquilidad interrumpida en la India por una agresión no provocada y por las extravagantes pretenciones del Gobierno Burman que han hecho inevitables las operaciones hostiles contra aquel Esta- do. Sin embargo es satisfactorio el ver que ninguna de las demás Potencias in- dígenas ha manifestado disposiciones desamistosas, y que la bizarría y buena conducta de las tropas puestas ya en movimiento contra el enemigo, ofrecen la perspectiva mas favorables de que la contienda ha de terminarse con buen éxito. " Señores de la Cámara de los Co- munes. " S. M. nos ha encargado haceros saber que los presupuestos de este año se os pondrán de manifiesto. " El estado de la India, y las circun- stancias que tienen relación con otras partes de los dominios extrangeros de S. M. harán indispensable algún aumento de sus fuerzas militares. S. M, tiene sin190 EL MENSAGEJIO. embargo la sincera satisfacción de creer, que a pesar de este nuevo gasto produ- cido por el insinuado aumento, es tal el estado floreciente y progresiva mejora de las rentas, que todavía os quedarán me- dios de proporcionar mas facilidades a la industria nacional sin agravio del crédito público, y haeer nuevas reduc- ciones en las cargas de su pueblo. " Milores y Señores, " S. M. nos manda os hagamos saber, que continúa recibiendo de sus Aliados, y generalmente de todos los Príncipes y Estados, seguridades de su inalterable deséo de mantener y cultivar las relaciones de paz con S. M. y entre sí mismos unos con otros ; y que el con- stante conato de S. M. se dirije a con- servar la tranquilidad general. " Las negociaciones que por tanto tiem- po han estado pendientes por medio del Embajador de S. M. en Constantinopla, entre el Emperador de Rusia y la Puerta Otomana; han venido a una terminación amistosa. " S. M. ha encargado que se os pre- senten copias de los convenios ajustados con los Reinos de Dinamarca y Hánover, para mejorar las relaciones de comercio entre aquellos estados y el Reino Unido. M Se ha ajustado también entre S. M. y el Rei de Suecia un tra- tado que tiene por objeto la mas eficaz supresión del tráfico de esclavos. Tan pronto como estén cangeadas las ratificaciones de este convenio hará S. M. que os sea presentado. " Se han suscitado algunas dificultades con respecto a la ratificación de otro tratado de igual naturaleza que se lnz0 el año pasado entre S. M. y los Estados Unidos de América. Sin embargo, S. M. espera que estas dificultades no han de impedir al fin el ajuste definitivo «le un convenio tan benéfico. " Conforme a las declaraciones q«e tan repetidamente tiene hechas S. M- ha tomado disposiciones para confirmar por medio de tratados la» relaciones de comercio, existentes ya entre este Reino y los paises de América, que parece ha" establecido su separación de la España. Luego que estén completos estos trata- dos, S. M. mandará que se os presenten copias de ellos. " S. M. nos manda que no concluya- raos sin congratularos por la contínu» mejora de los intereses'de la agricultura» cimiento solido de nuestra prosperidad nacional; ni tampoco sin manifestaros que se han seguido evidentes ventajas del desahogo reciente que habéis dado al comereio removiendo algunas restric- ciones perjudiciales. " S. M. os recomienda que perseveréis (en quanto lo permitan las circunstan- cias) en la separación de semejantes trabas; y nos encarga os aseguremos que podéis contar con la co-operacio" cordial de S. M. en favorecer y extender ese comercio que siendo, bajo el auxí"0 de la divina providencia, una fuente principa) de la fuerza y poder de este pais, contribuye no ménos a la feJft& dad y a la civilización del género I'"" mano."J})1 DISCURSO DEL REI DE FRANCIA •B iBRIR LAS CAMARAS PARA LA PRIMERA LEGISLATURA DE SU REYNADO. El día 22 de Diciembre del ano pasado hizo el nuevo Monarca fran- cés Carlos X la primera apertura del Cuerpo Legislativo con las for- malidades acostumbradas. Este acto solemne de su reynado, que le pre- senta por primera vez en comunica- ron con los representantes del pue- blo francés, podrá quizá interesar por un momento la curiosidad de mis lec- tores, especialmente si se pone en parangón con el discurso de apertura del Parlamento ingles, que ante- cede. " Señores, " La primera necesidad de mi co- razón es hablaros de mi dolor y del vuestro. Hemos perdido un rey sa- bio y bueno, tiernamente amado de su familia, venerado de sus pueblos, honrado y respetado de todos los go- biernos extrangeros. " La gloria de su reynado no se borrará jamas; no solamente ha res- tablecido el trono de mis progenitores, sino que también lo ha consolidado c°n instituciones que, incorporando y reuniendo lo pasado con lo presen- te, han restituido a la Francia el re- Poso y la felicidad. " La profunda aflicción que la na- ción entera ha mostrado en los ulti "nos momentos del Rey mi hermano, ha sido para mí el mas dulce de to- dos los consuelos; y os digo con toda yerdad que solo a este consuelo debo Tomo II yo el haber podido disfrutar plena- mente de la confianza con que ha sido recibido mi advenimiento al trono. " Esta confianza no saldrá fallida, Señores ; Conozco todas las obliga- ciones que me impone el ser rei, pero fortalecido por el amor que tengo a mis pueblos, espero, con el favor de Dios, tener el valor y la fir- meza que se necesitan para desempe- ñarlas cumplidamente. " Os anuncio con placer que en las disposiciones de los gobiernos ex- trangéros no ha habido mudanza al- guna, y no me inspiran la menor du- da de que conservarán las relaciones amistosas que existen entre ellos y yo El espíritu de conciliación y pruden- cia que los anima da a los pueblos se- guras garantías, quales nunca las han tenido, contra el temor de que se re- nueven las plagas que por tanto tiempo los han afligido. " Nada omitiré yo por mi parte para mantener esta feliz concordia y la paz que de ella resulta. Con este objeto he consentido en que se pro- longue todavía en España la perma- nencia de una parte de las tropas que mi hijo habia dejado después de una campaña, que, como francés y como padre, puedo llamar gloriosa. Un convenio reciente ha arreglado las condiciones de esta medida tempo- ral, conciliando con ella los intereses de ambas monarquías. o192 " La justa seguridad que nos dan nuestras relaciones exteriores favore- cerá el ensanche de nuestra prosperi- dad interior. Yo cooperaré, Señores, a este movimiento saludable, hacien- do que se os propongan sucesiva- mente las mejoras que reclaman los sagrados intereses de la religión, y las partes mas interesantes de nues- tra legislación. " El Rei mi hermano tenia un gran consuelo en preparar los me- dios de cicatrizar las últimas llagas de revolución. Ya es llegado el momento de realizar los sabios de- signios que él tenia concebidos. La situación de nuestra hacienda permi- tirá que se cumpla este grande acto de justicia y de política, sin aumen- tar los impuestos, sin perjudicar al crédito, y sin defalcar ninguna parte de los fondos destinados a las di- ferentes atenciones del servicio pú- blico. Estos resultados, que tal vez no se esperaban, los debemos, Se- ñores, al órden que con vuestra con- KI, MlíNSAGERO. currencia se ha puesto en la riqueza del Estado, y a la paz que disfruta- mos. Tengo la firme confianza de que vosotros entraréis en mis miras, y de que esta obra de reparación se concluirá con una perfecta avenencia de voluntades entre vosotros y yo. " Quiero que la ceremonia de nu consagración cierre la primera legis- latura de mi reynado. Asistiréis, Señores, a esta augusta ceremonia. Allí, postrado al pie del mismo altar en que Clodoveo recibió la unción santa, y en la presencia del que juz- ga reyes y pueblos, renovaré el jura- mento de mantener y hacer observar las leyes del Estado y las institucio- nes concedidas por el Rey mi herma- no ; allí rendiré gracias a la divina providencia por haberse dignado ser- virse de mí para reparar los últimos males de mi pueblo, y le pediré que continué protegiendo a esta her- mosa Francia que me glorió de go- bernar." ALOCUCION A LA Representación Nacional délas Provincias del Río de la Plata, por el Gobier- no de Buenos Aires, Diciembre 16, de 1824. Señores : A la provincia de Buenos Aires ha ca- bido la fortuna de hospedaros; y esta circunstancia presenta ií su gobierno el honor de saludar á la representación na- cional de las provincias del Rio de la Plata el dia mismo de su instalación. Los pueblos esperan que este dia vendr» á ser una fiesta para ellos y para su pos- teridad ; pero esta esperanza de los pue- blos pesa desde hoy sobre vosotros. ®j el recuerdo de las desgracias pasadas, y la idea quizá exagerada de las dificultades presentes, os arredran al entrar en el W*HL MENSAGKRü. 193 dúo compromiso de reorganizar la na- ción, bien pronto advertiréis que la pru- dencia puede poner á provecho los teso- ros de la experiencia adquirida, y for- jar una alianza estrecha con el poder in- vencible del tiempo. Este viejo amigo de la santa verdad parece haber renova- do sus alas, y sus armas en la gran lucha « que asistimos del género humano con- tra sus opresores. Que la verdad apa- rezca, y los que despotizan á nomhre del cielo, ó á nombre del pueblo serán cono- tos. Desde que lo sean, la libertad triunfa, y el pacto de unión nacional está Armado. El subsistirá inalterable, ó dudará, si asi lo dictare la razón públi- ea> sin que esta mudanza altere la amis- tad entre los pueblos, ni venga acompa- sa de desolación y estragos ; porque k razón basta á todo, cuando los hom- bres gozan plenamente en la sociedad del derecho de exámen, y de la libertad de Pensar. La provincia de Buenos Aires ha he- cho una feliz experiencia de esta verdad en el largo periodo de dispersión que ha Precedido. Sin su apoyo no veria hoy realizado el difícil objeto que se propuso de acelerar la reunión de un cuerpo na- c,°nal, ni habria podido su gobierno man- tener entre tanto las relaciones con las Aciones extrangeras á nombre de las deinas provincias, como era indispensa- ble para apartar de ellas los golpes que 110 cesarían de dirijirles sus enemigos, y Para no desalentar á sus amigos con la 'dea de una disolución completa. El termina hoy tan honorables funciones, Poniendo en vuestras manos, como lo hace, la colección de los documentos re- lativos á los negocios de objeto general e" que ha intervenido desde el año de 1820. Ellos os instruirán completa- mente de lo» principios que ha adoptado para prepararla reorganización nacional, su conducta con respecto á los estados independientes del continente americano, y el estado actual de las relaciones con las potencias europeas. Por lo que hace á lo primero, el ha partido del convencimiento de que no es posible formar un gobierno sólido que no sea puramente nacional; por cuanto solo los intereses generales pueden servir de vinculo á la unión de las provincias. Autoridades fundadas en prestigios, pu- dieron nacer en épocas de barbarie, y pueden subsistir y ser todavía convenien- tes en pueblos civilizados ; por qué los intereses personales aglomerados succe- sivamente y consolidados en grandes masas por el tiempo, llegan á hacerse cuasi nacionales : pero crear hoy de nue- vo una autoridad sobre semejante base en estas provincias es por fortuna tan imposible, como es hacer que pase en un solo dia lahistoriade muchos siglos. La opinión pública es tan decidida so- bre este punto, que el error no puede te- roerse sino en la calificación de los inte- reses generales. Ningún ejemplo po- drá inducirnos á preferir como mejor medio de gobierno las superioridades falsas, que nacen de los privilegios, á las superioridades reales, que vienen del mérito personal. Pero podrá suceder que se consideren los privilegios y pro- hibiciones legales como un medio pro- ductivo de riquezas, y de prosperidad na- cional. Este error funesto alejaría de nuestro territorio la libre concurrencia de la industria de los hombres de todo el mundo. Sin embargo conoceréis lo que impor- ta disipar con mano vigorosa las ilusiones sobre este objeto capital. Vosotros que tin tener, como las naciones viejas, cosa que os impida aprovecharos plenamente o 2194 KL MENSAGRRO. de los adelantamientos de la ciencia so- cial, 08 sentís urgidos á aplicar á la tierra nueva el instrumento mas poderoso que se conoce para poblarla y enriquecer- ía, estáis también en la feliz aptitud de establecer una ley que se registrará un dia en el código de las naciones. Al la- do de la seguridad individual, de la liber- tad del pensamieuto, de la inviolabilidad de las propiedades, de la igualdad de la ley, poned, señores, la libre concurren- cia de la industria de todos los hombres en el territorio de las provincias unidas. Esta ley será una consecuencia de los derechos del hombre en sociedad, ella fortificará el principio vital de la unión de las provincias, matará pronto las se- millas de celos y prevenciones de locali- dad que pueden agitarlas; y en fin ella evitará la necesidad de tratados de co mercio, que hijos de la ignorancia, han dado ocasión á guerras sangrientas, é in útiles á los mismos vencedores. A lo menos, señores, el gobierno de Buenos Aires tiene derecho á esperar que no reprobareis la política análoga que el ha seguido para nacionalizar las provincias de la antigua unión. Las leyes que se han dictado con este mismo espíritu—la consolidación de la deuda general—la creación del crédito públi- co—los proyectos que han nacido á su sombra para proveer cou comodidad á las empresas industriales en las provincias; todo ha producido ya saludables efectos, entretiene grandes esperanzas, y presen- ta una base de unión que la opinión pú- blica buscaba con inquietud hasta ahora. El examen de la correspondencia ofi- cial, que tenéis á la vista, os advertirá del cuidado con que el gobierno de Bue- nos Aires ha procurado conservar la bue- na inteligencia, y estrechar la amistad con aquellas naciones del continente, que combaten por la causa común. Una justa correspondencia, y motivos de alto interés nacional exijian el envió de u» ministro plenipotenciario á la república de Colombia.—La situación del Perú, después de sus últimas degracias, hizo necesario el nombramiento de otro vai- nistro cerca de su gobierno ; entretanto esos ministros necesitan ser autorizados de nuevo por el poder general de las Provincias Unidas. Hemos cumplido un gran deber na- cional con la república de los Estados Unidos de la América del Norte.—-Esta república, que preside desde su naci- miento á la civilización del auevo mundo, ha reconocido solemnemente nuestra in- dependencia. Ella ha hecho al mismo tiempo una apelación á nuestro honor nacional, suponiéndonos capaces de lu- char cuerpo á cuerpo con el poder espa- ñol ; pero se ha constituido guardián del campo del combate, para no permitir se introduzca otro á dar ayuda á nuestro ri- val. El imperio vecino del Brasil hace un contraste con esta noble república, y eS una exépeion deplorable á la política ge- neral de las naciones americanas.— provincia de Montevideo, separada de las demás por artificios innobles, y rete- nida bajo el peso de las armas, es un es- cándalo que se hace mas odioso por las apariencias de legalidad, en que se pf*" tende esconder la usurpación.—El f°" bierno de la provincia de Buenos Aire» lia tentado los medios de la razón con 1* corte del Janeiro ; y aunque sus esfuer- zos han sido ineficaces, no desespera to- davía.—Quizá el consejo de amigos po- derosos no tardará en hacerse escuchar, y alejará de las costas de América la fu- nesta necesidad de la guerra. La vacilación de algunas de las gran-EL MKNSAGKRO. 195 des potencias del continente europeo, y la malevolencia que otras ostentan con- tra las nuevas repúblicas de esta parte del mundo", proviene de la posición vio- lenta, á que las ha reducido una política inconsistente con la verdad de las cosas. Los reyes no pueden tener fuerza, ni po- der sino por los medios que la perfección del órden social ofrece. Ellos conocen bien la extensión y ventaja de estos me- dios ; pero asustados del movimiento que sienten al rededor de sus tronos, se em- peñan en volver á la inmovilidad pasada, conservando la actividad fecunda de la razón humana. Quisieran que la verdad ? el error se aliasen para fortificar su au- toridad. De aqui ha nacido ese dogma inesplicable de la lejitimidad, que hoy atormenta á los pueblos en la antigua Europa, y para cuya propagación se for- mo* la Santa Alianza. Es pues dific.il que ella reconozca como lejítimos unos gobiernos, cuyo nacimiento no es obscu- r°i y cuya autoridad no se apoya en pro- digios, sino en los derechos simples y na- turales de los pueblos. Mas no por eso será justo temer, que los soldados de la santa alianza vengan á restablecer de este lado de los mares la odiosa legitimidad del rey católico. La Gran Bretaña, desligada de los compromisos de los aliados, ha adoptado respecto de los estados de América una conducta noble y verdaderamente digna del pueblo mas civilizado, mas libre, y por lo tanto del mas poderoso de la Eu- ropa. El reconocimiento solemne de la independencia de las nuevas repúblicas será una consecuencia de los principios lúe ha proclamado—y podéis creer, se- ñores, que este importante evento, por 1° que hace á las provincias del Rio de la Plata, depende principalmente de que ellas se muestren en cuerpo de nación, y con capacidad para mantener las bue- nas instituciones que ya poseen. El rey católico ha anulado la conven- ción preliminar, que celebraron sus comi- sarios con el gobierno de esta provincia, y por intervención suya, con las demás de la unión, el dia 4 de Julio del año pasado. El ha declarado, que el len- guage que usó siendo rey de un pueblo libre, no es, ni puede ser el suyo. Pero su autoridad absoluta es una maldición para la España ; y el nombre de Fernan- do solo pasa á esta parte del mar, para servir á los intereses de algunos gefes militares, que hacen la guerra por su cuenta en las provincias internas del Perú, como los primeros aventureros que lo conquistaron. Sin las desgraciadas disensiones, que han despedazado las provincias del Rio de la Plata, esta guerra estaña acabada. Ella ha comprometido demasiado tiempo el honor de las repúblicas aliadas del con- tinente ; pero todo anuncia, que la hora se acerca, en que tendrá su término. Ya el ilustre libertador de Colombia se adelanta victorioso hácia el centro mismo del poder de los opresores del Perú. La república de Chile ha movido sus fuer- zas navales para cerrarles el Pacífico. Y el gobierno de esta provincia, uniendo sus efuerzos á los de Salta, prepara ele- mentos que servirán de base al poder nacional para un plan mas extendido de operaciones. Tal es la situación de los generales en este momento—Señores; los auspicios son favorables. Si ellos se cumplen, el año que se acerca verá el fin de la guer- ra, y el principio de la existencia na- cional de las Provincias del Rio de la Plata. 1 Juan Gregorio db i,as Hehak, Manuel José' García,KL -VHÍNSAGKRO. NOTICIAS. A pocos dias de convocadas las Cámaras de Francia, presentó en el- las el Gobierno tres proyectos de ley, ai los quales aludía sin duda el dis- curso del rey. Por el primero se ar- regla el modo de indemnizar a los emigrados del tiempo de la revolu- ción, el valor de los bienes que ven- didos en aquel tiempo por cuenta del Estado, han pasado ya por mu- chas manos para venir a los de los actuales poseedores. Por el segun- do se determinan los requisitos que se han de observar para el estableci- miento y fundación de conventos de monjas. Por el tercero se señalan las penas contra el sacrilegio, llegan- do a imponerse la de muerte. A penas se habian tomado en considera- ción estos tres proyectos, quando la comisión de peticiones presentó informada una que se dirigía a solici- tar que los libros del estado civil, o los de nacidos, muertos y casados, se devolviesen a la custodia de clero, y fuesen, como antiguamente, parroquiales; sobre lo qual, a pesar de la resistencia de la minoría, se aprobó el dictamen de la comisión, de que pasase esta solicitud a los ministros de justicia y de negocios eclesiásticos, y a la mesa de informes sobre questiones tomadas en consi- deración, por si había lugar a pre- sentar un proyecto de ley sobre esto. Tales deliberaciones, y la que ofre- cerán las cuentas del año pasado con las del presupuesto del venidero, son | las que ocupan a los representantes de la Francia; mientras que los de i Inglaterra, si bien por un lado se ' muestran muí empeñados en la ques- tion relativa a los Católicos de Irlanda y sus asociaciones, por otro no lo están menos en afianzar sólidamente las relaciones mercantiles en los vas- tos territorios americanos, en ajusfar nuevos tratados con algunos gobier- nos de Europa para mayor ventaja del comercio nacional, y en reducir considerablemente las cargas públí- ¡ cas, disminuyendo algunos derechos como el del vino, y aboliendo otros, como el de ventanas en los arriendos de menor quantía. Entre las cuentas presentadas por | el ministerio francés figurarán sin j duda las de la última guerra de Es- pafiu. No son pocos los millones expendidos por la Francia en el proyecto que profesó tener, de res- taurar la tranquilidad y el orden en España; pero el resultado está cada dia mas lejos de corresponder ni a : sus deseos, ni a sus esfuerzos, ni a sus i sacrificios. La Península continúa en el incremento de su fiebre reac- ! cionaria, presentando el quadro ni*** ¡ triste de miseria en todas las clases, de ferocidad y desorden en las que juegan como instrumentos del fana- tismo dominante, y de obcecación e incapacidad en el Gobierno, destitui- do absolutamente de recursos para salir del dia, y de las qualidades necesarias para inspirar confianza ilEL MBNSAGKRO. 197 nmgun partido. El que se ha encar- nizado y encarniza contra los consti- tucionales, si afloja algún tanto en su furor, es para excitar el odio con- tra los franceses, de cuyos síntomas se hau dado ya algunas quejas for- males por los jefes del egercito de ocupación, a pesar de lo mucho que les conviene disimular. Mal si eva- dan la España, y peor si continúan ocupándola, porque no se puede esperar ningún buen resultado ni resarcimiento de los sacrificios que esto les cuesta, los franceses se pre- pararon a abandonarla a fines del año Pasado; pero sea temor de una con- flagración en sentido contrario, sea ruegos e instancias del gabinete de Madrid, sea insinuación de algún °tro gabinete, cuyo peso se hace 8entir demasiado en el de las Tulle- ras desde la aciaga invasión en Es- Paña, mas de 35,000 franceses con- tinúan ocupándola, distribuidos en la división de Cádiz, cuya plaza fortifi- can con gran conato, en la de Barce- lona, y en la de reserva de Vitoria, ademas de las guarniciones de Pam- plona, Zaragoza, S. Sebastian, San- toña, Figueras, Seu de Urgel, Jaén, Coruña y Madrid: todo en virtud de un nuevo convenio otorgado en- tre ambos gobiernos el 10 de Diciem- bre, y adicionado el 24 del mismo mes, debiendo según él permanecer dichas tropas el tiempo que aquellos juzguen necesario. Los goberna- dores franceses de las plazas que ellos guarnecen han hecho salir a to- das las autoridades que no sean Paramento locales o municipales, prohibiendo a estas el perseguir a nadie por delitos políticos anteriores a la ocupación. Estas y otras medidas que la compasión del momento, mas bien que un plan bien concertado de justicia y sana política, arranea a los militares franceses a favor de tantas victimas, no son las que ménos con- tribuyen a enceudir la ojeriza con que son mirados por el partido a quien tienen que llamar aliado. En el vecino reyno de Portugal no se manifiesta tanto el desasosiego de los ánimos, a pesar de que es evidente que existe y que se echa de ver cierta agitaciou sorda, efecto de la inseguridad en que fluctúan los destinos de aquella monarquía, ya con respecto al Brasil, ya por los proyectos de un partido extremado que ha encontrado apoyo y dirección en la misma familia real. El emba- jador francés salió de, Lisboa a prin- cipios de este año, casi al mismo tiempo que pasaba a aquella capital desde Madrid Sir W. A.'Court, a desempeñar las mismas funciones por la Inglaterra. A pocos dias publicó la gazeta de Lisboa de 21 de Enero la mudanza total del ministerio por- tugués, y los nombres de los nuevos ministros, entre los cuales se halla para el de Estado D. Silvestre Pi- ñeyro Ferreyra que lo fué también en tiempo de las Cortes, y cabal- mente quando el embajador de Aus- tria pidió y obtuvo pasaporte, de re- sultas de algunas contestaciones serias sobre insultos hechos a su casa por el pueblo, con ocasión de no haberla iluminado en cierta fiesta patriótica. Sir Charles Stuart, que ha salido fte su embajada de Paris, debe pasar IEL MBN SAGKRO. Lisboa con una misión extraordinaria del rei de Inglaterra para el de Por- tugal. Se supone lleve por objeto el arreglo para reconocer la indepen- dencia del Brasil, el sobrante de cuyo empréstito ha sido tomado por M. N. M. Rothschild. El reconocimiento de la indepen- dencia de los nuevos Estados de la América, hecho por la Inglaterra, o a lo menos preparado con la celebra- ción de formales tratados de comercio, ha producido gran sensasion, no solo en el gabinete de Madrid, a quien coje esta medida en peor disposición que a ningún otro para precaverse según sus consequencias, sino tam- bién eu todos los demás de Europa. Auuque ni la Francia, que parece la mas interesada en nivelar sus pasos por esta linea, ha manifestado hasta ahora acto alguno que anuncie ad- hesión ni divergencia, no podrán mé- nos de irse desenvolviendo dentro de poco tiempo los grandes resultados del nuevo impulso que con esto se da a la existencia actual de las socie- dades européas. De aquí sin duda nacen los rumores quo han corrido bastante acreditados, de que la Ho- landa, la Suecia, la Prusia y aun el Austria piensan en imitar a la Ingla- terra, en lo qual ciertamente, gana- rían todos, y mas si esta gran po- tencia entra en el sistema verdade- ramente liberal que anuncian ya algunos periódicos de esta capital, de admitir a libre comercio a todas las n aciones que también lo proporcionen a la inglesa, y de recibir los produc- tos extranjeros bajo el mismo pie que i lo sean los suyos por los demás go- - biernos. Mas seguro, mas benefici- J oso, y menos sangriento a la verdad - es este medio de hacer revolucione?, í que el de las invasiones e interveD- r ciones a mano armada y con intri- gas. La diplomacia européa consigu»0 i por fin del Gran Turco una orden i formal para evacuar la Moldavia, y en consecuencia Mr. de Minciaky , presentó el 11 de Diciembre al Re^ 1 EíFendi sus credenciales como envia- do del emperador de Rusia. Esta especie de reconciliación de la Puer- ta Otomana con los gabinetes cristia- nos no habrá sido tan perjudicial a los griegos, como la funesta discordia que ha empezado a ensangrentarlos unos con otros, hasta el extremo de tener que combatir contra el hijo del ilustre Colocotroni, muerto en nno de estos deplorables e ingloriosos combates. Gran lastima seria que los Helenos, después de haber ven- cido cuatro campañas de las mas reñidas contra sus enemigos, y quan- do caminaban tan presurosos y llenos de ventajas y esperanzas al términ0 i de sus afanes, los malogren y vuel- J van a forjar con sus propias disiden- cias las cadenas que habría quebran- tado el valor y la unión. Es de es- perar que se sofoque este germen de destrucción por el gobierno provision- al de Napoli de Romanía, el q«al, en medio de estas ocurrencias, no por eso ha dejado de convocar y abrir el Senado y el congreso de los repre- sentantes de la Nación para el terce»' período de su organización, y de de-KL MBNSAGBRü. 199 declarar con firmeza el bloqueó de Parras y de Lepanto. En la mañana del 3 a 4 de Enero murió de un ataque de apoplexia el Reí de Ñapóles Fernando I. Era °ijo de Carlos III, Rey de España, nació en Nápoles el 12 de Enero de 1751, y subió al trono de las Dos Sicilias a la edad de ocho años, quan- do su padre pasó al de España en 1759. Habiendo entrado en la co- alición contra la Francia, huyó de su reyno en 1798 y volvió en 1800. Torno a ligarse el año 1805 en un "nevo tratado contra la Francia, y desposeído de sus estados, se vió precisado a retirarse a Sicilia, donde reynó basta que volvió a Ñapóles y recobró en 1815 el trono ocupado succesivamente por José Bonaparte y por Murat. En 1820 salió por tercera vez del reyno para ir a Lay- bach llamado por los monarcas de la Santa Alianza, de donde regresó por Marzo de 1821, después que los Aus- tríacos destruyeron la constitución. Le ha sucedido su hijo primogénito Francisco Jenaro José, duque de Calabria, que nació el 19 de Agosto de 1777, y es padre de la actual viuda duquesa de Berry. TRIUNFO EL GENERAL Aunque el contenido de este Nú- mero excede ya mucho los límites que se observan generalmente en las Variedades, no puedo menos que añadir algunos renglones para cele- brar la victoria que corona, y remata 'a gran obra de la independencia de Hispano-America. El navio Lion, Perteneciente a los señores Gold- schmidt, de este Comercio de Lon- dres, traxo, pocos días ha, la agrada- ble noticia de que el Exercito Liber- tador del Perú derrotó a los det'enso- res del despotismo antiguo, en Gua- •nanguílla. Esta victoria lúe logra- da en 9 de Diciembre del año próxi- mo pasado. El Virey La Serna, y los Generales Canterac y Valdes lueron hechos prisioneros; el prime- r<). mal herido. En conseqüoncia de 'll capitulación, con el General Patri- BOLIVAR EN EL PERU. ota Sucre, el Comandautc Español envió ordenes al gobernador del Cal- lao para que pusiese aquella fortale- za a las órdenes del General Bolí- var. Este digno Gefe dio aviso pa- ra que su República de Colombia no le enviase mas socorros de gentes, pues en el estado presente nada mas se necesita para asegurar la inde- pendencia del Perú. El nombre del General Bolívar, y de los demás militares que han ase- gurado la libertad de un immenso continente pasará a la posteridad con una gloria igual a la de los mayores héroes, si después de logrado el tri- unfo, aciertan a precaver los riesgos de la Victoria. Tal es la condición del genero humano, que general- mente, mas tiene que temer do la prosperidad, quo de el peligro. Eu200 BL MK1 caso de este todas las fuerzas del al- ma se concentran, los zelos y odios mutuos se olvidan, y las pasiones se ven forzadas a dar lugar a otros pen- samientos y afectos. Pero quando ya no quedan enemigos externos, los internos empiezan a alzar cabeza. En el caso presente, mis esperanzas de prosperidad para los payses libres que hablan la lengua Española, se funda en la experiencia que en el discurso de tantos años de peligro y zozobra habrán gauado los gefes principales de aquellos pueblos. El poder que han conseguido es efecto de esfuerzos y trabajos innumera- bles; y estos esfuerzos y trabajos producen naturalmente una sobrie- dad de ánimo que no permite abusar del influxo popular que nace de los triunfos. Desde el principio de la revolución Hispano-Americana hasta el dia me parece que veo en la con- ducta de aquellos gobiernos, no ob- stante la gran distancia a que me hallo, continuos adelantos, hijos se- guramente de la experiencia. Del SAGERO. Libertador Bolívar siempre he tenido opinión mui favorable, no tanto por sus extraordinarios talentos militares, co- mo por el noble desinterés que consti- tuye su carácter. El ansia de enrique- cerse a costa de lpúblico es vicio niui prevalente en los payses Españoles de uno y otro mundo; efecto, no de mez- quindad, que es mui agena de los naturales, sino de la falta de indus- tria y medios legítimos de acopiar caudal en que casi siempre han esta- do. Qual haya sido la conducta de otros, no puedo decir; ni quiero dis- minuir la honra que a cada qual V pertenezca; pero sé que tal ha sido el desinterés del héroe Colombiano, que si por una desgracia imprevistai y casi imposible entanto que existan los payses que ha coronado de glo- ria, se viese sin empleo público, ape- nas tendría de que subsistir. Tan completamente se ha olvidado de asegurar su suerte futura, a no ser sobre el fondo eterno de gratitud que le deben sus conciudadanos. LONDRES. IMPRESO POR t'AKLOR WOOD, l'oppin's Uourt, FlmtStrcct.MODAS INGLESAS. EXPLICACION DE LAS ESTAMPAS. TRAGE DE MAÑANA. Trage de paño del Thibet, o de Cachenúre ingles, con corsé, mangas y espaldilla á la Blouse. Sobremangas sencillas, divididas en dos hojas anchas. Guarnición de cinco pliegues estrechos. Colereta de encages, de pun- tas anchas, sugeta por delante con un cordón de seda blanco. Sombrero de gros de Ñapóles, con banda y cucarda de terciopelo, y un ramo de flores entre los pliegues de la banda. El color del trage y del sombrero es gamuza oscuro. Shal de seda bordado, y zapatos de tafilete del color del trage.nf .'< y | TRAGE DE CONVITE. Trage de barege blanco. Guarnición bordada de oro, con una gran banda de buches de tul, y otra pequeña de blonda. La guarnición alta del corsé es también un bordado de oro. Peto de la misma tela que el trage, con pliegues de lo mismo. Mangas de siete buches, separados con cintas de raso liso rosa. Cintura de cinta de raso del mismo color. Peinado de plumas blancas, con un ramo de flores sobre la oreja. Zapatos de raso blanco, y guantes de cabritilla. Év • ,. * 'SOMBREROS. Sombrero de terciopelo azul, adornado con una gran faja de lo mismo, forrada de rasoliso del mismo color. Sombrero de terciopelo negro con vivos de cordón de oro; cucardas de lo mismo, y plumas blancas de mara- bout. Turbante tártaro formado con un pañuelo de seda blanco. Gorro de crespón liso, con banda de rasoliso rosa y un ramo de pimpollos. Sugetase al cuello con una gran banda de rasoliso y crespón de los mismos colores que el gorro.TRAGE DE TERTULIA. Trage de terciopelo liso, con guarnición del pecho y cintura de galón de oro. Guarnición baja de rasoliso del color del trage. Manga corta de terciopelo del mismo color, dividida en hojas guarnecidas de encages. Manga larga y ancha de gaza, sugeta al puño y a lo largo del brazo con bandas de terciopelo. Turbante del color del trage, de barege, con adornos de oro. Collar de medallones de esmalte, shal del Tibet, guantes cortos de cabritilla y zapatos de raso blanco.45^CARRETELA DE VERANO. Este elegante carruage está mui en uso en Inglaterra, sobre todo durante la estación en que los Señores y ricos proprietarios residen en sus casas de campo. Cuando quieren divertirse en manejar las riendas, se colocan en el asiento delantero, y cuando no, en el otro. De él se sirven también para ir a caza, y para conducir a las Se- ñoras a las escursiones campestres de que tanto gustan en este pais.o MENSAGERO DE LONDRES. Tomo IIo- JULIO 1, 1825. N° VIII. CARTAS SOBRE INGLATERRA. CARTA VI. Londres en la Primavera. QUERIDO L. Ha tanto tiempo °iUe interrumpí la serie de cartas que Preparaba para ti, quando vivia des- ocupado en el campo, que me seria a' presente mui difícil tomar el hilo Pa>"a continuarlas sobre el plan con °.ue se empezaron. ; No será pues ***¡jor escribir las ocurrencias del dia, y pintarte lo que pasa a mis ojos ? La idea me agrada, y voy a ponerla Por obra. Quando el ano nos favorece con u0a Primavera favorable, Londres y Su* alrededores forman un quadro no menos estupendo que delicioso. Varias veces te he hablado de la bel- leza singular de la luz del sol en In- glaterra, quando las nubes de agua, 0 niebla, no la oscurecen. Yo no ■» si esta belleza peculiar es notada Por otros; pero por lo que hace a Tomo II. mi, nada puede ser mas agradable que la blandura de los reflexos sola- res, templados por la obliquidad de los rayos, por la reverberación de la frondosa, y entretexida yerba que cubre los campos, y las blancas y quebradas nubes que atraviesan con gran ligereza nuestra atmosfera. La Primavera en este pays no huye acosada por un verano ardiente co- mo sucede en las partes meridio- nales de España. Como una joven belleza, tímida, aunque inocente, in- cierta aunque no engañosa; se la ve sonreír al acercarse, y su primer son- risa es tal que si no tengo otra mas bella a que compararla, seguramente, puede servir de comparación a quan- to tiene mas influxo sobre el cora- zón para difundir en él ternura y alegría a un tiempo. Es verdad que estos primeros albores del año, se ven interrumpidos, por dias ceñudos como los del invierno; pero pasan P202 CARTAS SOBRE en breve. La lluvia que cae en ellos hace crecer las hojas que empe- zaban a romper la yema; da frescura al verde ligero que desplegan a la vista; y la Primavera, que parecía haberse retirado para no volver mas, aparece crecida, mas de lo que es- perábamos, según el tiempo de su ausencia. La venida de Mayo se celebra aqui con mucha festividad por las gentes del pueblo. En la hermosa ciudad de Oxford, donde yo vivi algún tiempo hay una costumbre mui poética, respecto al primer dia de este hermoso mes. Los Coristas del Colegio de la Magdalena, que son muchachos de buenas voces; pero no afraylados como el nombre acaso te persuadiría; pasan la noche del ultimo de Abril, en la torre del Colegio, que se eleva, a orillas del rio Charwell, a una grande altura, y descubre la campiña por leguas alre- dedor. Allí les dan una buena cena; pero tal que no les impido descubrir el alba quanto apunta por el horizon- te. Apenas colorea la Aurora del de- seado dia, quando entonan un hymno a la Primavera, y repican las campanas. En Londres, el primero de Mayo, y los dos que le siguen, son de rego- cijo público para los infelices mucha- chos que limpian las chimeneas de esta immensa población. Para na- die es mas bienvenido Mayo, que para estas pobres criaturas, a quie- nes el invierno trae aumento de fatiga y sufrimientos. Es doloro- so que estos pequefmelos, tengan que vivir ocupados en un servi- INOLATERRA. ció que los obliga a andar por las calles en invierno, mucho antes de amanecer, tiritando de frió, a fin de limpiar las chimeneas que lo necesi- tan ; antes que se levanten las gentes de la casa. Pero al acercarse la Primavera, sus trabajos se disminu- yen, y los tres primeros dias de Mayo, les resarcen al parecer, los males de todo el año. Guiados por los Amos que los emplean, salen en qua drillas por las calles, baylando al son de tambor y gaytas, o añafiles; vesti- dos, unos imitando a grandes Seno- res, con casacas, y sombreros ga'°- neados de papel dorado; otros de Damas, con adornos correspondientes; y losmaspequeñuelos, con chaquetas cubiertas de tiras de papel de colo- res (como los muchachos que en An- dalucía salen a aserrar la vieja) y todos con guirnaldas de flores artifi- ciales de poca costa. Enmedio se ve una enramada entretenida sobre un bastidor de figura cónica, dentro de la qual va oculto uno de los mo- zuelos mas forzudos, quien la haze- danzar, y girar al mismo tiempo, sir- viendo de centro al bayle que hacen los demás en torno. Todos llevan o panderetas, o una tabla rasa, .Y lin palitroque, con que hacen un ruido como de redoble de tambor. &e este modo pasean las calles, recib'" endo de las casas cuyas chimeneas limpian en el discurso del año, V de los pasageros, algunas monedas, que ayudan a hacerles olvidar su mal» suerte. Pocos años ha que murió una señ°' ra de la primer nobleza, que dabaCARTAS SOBRE INGLATERRA. constantemente una comida a los Deshollinadores (no creo que rehu- sarás la palabra que la falta de otra me obliga a usar) cada primer dia de Mayo. La razón de esta obra de benevolencia se dice que fue la pér- dida que por algún tiempo sufrió de un Lijo, que siendo muchacho se huyó de casa, y falto de medios de subsis- tir, se metió a deshollinar chimeneas. En las ciudades de Provincia se conserva todavía la costumbre de venir los zagales del campo forman- do la danza que llaman Morrice. Yo estoy persuadido de que el ori- gen de la tal danza es Arabe, y mu- cho mas quando considero el vesti- do—-mangas anchas como de ca- misa cogidas a buches, con cintas, calzones anchos y blancos, y horcaja- das de cascabeles — todo lo qual ueue cierto carácter que no desdice del vestido de los Valencianos, que s°n los mas Arabes de todos los Es- Pañoles. La danza también es mui Parecida a las danzas rústicas que yo he visto en España. Después de a'gunas figuras los baylarines se Ponen frente a frente en dos filas, y dan palmadas, a compás, contra sus "luslos, una mano contra la otra, y ambas contra las del compañero que está cara a cara. Una de las vistas que mas mani- fiestan la grandeza y prosperidad de Eondres, es la de los Parques Reales, °»ue forman el paseo mus frecuenta- do, al occidente de esta gran capital. El llamado Hyde Park, que es el "íayor, está poblado de coches, y gentes a caballo todos los domingos de este mes y parte de! siguiente, desde cosa de las dos hasta cerca de las seis de la tarde. La belleza de los equipages, y la hermosura de los caballos no puede pintarse. Quando las gentes de las clases superiores se han retirado a comer, aun queda la clase de tenderos y mecánicos bien acomodados, que puebla el hermoso parque y los jardines del Palacio Real de Kensington, que están igualmente abiertos al público. Aquí es donde se ve la riqueza de este pays; que difundiéndose hasta los trabajadores, les da un aire de lim- pieza, decencia, y aun luxo, que so- lo se puede llamar inferior, en com- paración de la opulencia de las clases mas altas. Por este tiempo se halla Londres en todo su auge, a causa de que las gentes ricas vienen a la capital, du- rante la sesión del Parlamento. La multitud de coches es tan grande que es difícil atravesar las calles princi- pales. Te admirarías de ver el luxo que desplegan las tiendas en esta estación del año; y creerías al ver las puertas de algunas, rodeadas de cri- ados de Librea, y de coches que espe- ran a sus amos, que en ellas vivia el primer Ministro, o algún otro perso- nage de la mas alta gerarquia. Pero como te he dicho otras veces, aqni hacen poco ruido estos grandes suge- tos; aunque su influxo constitucional es a proporción de la grandeza de estos reynos. Jamas me canso de ad- mirar la sencillez decorosa con que se presentan aqui los primeros potenta- dos, y hasta los miembros de la fa- v2204 CARTAS SOBRE milia real. El Duque de York, heredero presuntivo, constantemente se presenta en carruage abierto, gui- ando sus caballos, y con un criado de librea que lo sigue. Ha mui pocos dias que volviendo a mi casa, pasó por junto a mi el Duque de Gloucester, primo hermano del rey, que iba de brazero con un sugeto particular a quien no conozco. Un recluta, vestido con la primer cha- queta de quartel que probablemente se habia puesto en su vida, habia to- mado la pared, y aunque vio venir a los dos sugetos que te digo, no se incomodó para darles lado. El Duque cedió la pared al recluta, a quien a pocos pasos un vendedor de pastelillos que conoció al gran per- sonage, y se habia parado a verlo, dixo quien era el que habia pa- sado hombro a hombro con él. El buen bisofio, volvió la cara con la mayor indiferencia, miró al Duque por la espalda, y siguió su camino. Vál- game Dios! si un vista de la Aduana, o administrador de Lotería, lleno de galones, hubiera tenido que ceder la pared a un tal sugeto como nues- tro recluta; qual le hubiera hervido la sangre en las venas! Pues por lo que hace a familia real, no di- gamos nada; porque bien se sabe que ninguno de ellos puede moverse un palmo sin causar una especie de terremoto. Mayo es también el tiempo de las exhibiciones en Londres. Llaraanse asi las curiosidades de varías clases que se enseñan al publico, por una corta cantidad de dinero que no sube INGLATERRA. comunmente de un chilin. Algunas de estas exhibiciones están abiertas todo el año. Tales son los Panora- mas, o pinturas circulares, que re- presentan pueblos, y paysages, con tal viveza y tal efecto de luz y som- bra, que a poco tiempo de estar mi- rándolas, la ilusión visual hace que uno se crea delante de los objetos reales. Uno de los mas celébres, y que ha durado mas en el favor del público, es el Panorama de las ruinas descubiertas de Pompeii. Toda o la mayor parte de las casas, calles, plazas, templos y teatros de esta ciudad, que se han hecho hasta ahora salir de las cenizas del Vesuvio, se presentan vivisimamente en la pintura. La bahia de Ñapóles, con sus islas pintorescas, el Vesuvio, y montes vecinos, contribuyen grandemente a la belleza de la escena. Otro entretenimiento óptico se ha establecido con tanta permanencia» que los propietarios han edificado una casa a próposito. Llamase el Dioráma. Los efectos de la luz que, según se cree, obra aqui por medio de pinturas transparentes, son dign°8 de admiración. La ilusión es tan grande que muchas gentes no pue- den persuadirse, que algunos de los objetos que tienen a la vista, no sea» de bulto. Aumenta el efecto visual la variedad de tintas, que aparecen según que la escena se representa nublada, o en claro. Los especta- dores se mueven con el tablado 0 que están los asientos, y de este modo pasan de la vista de una a la otra de las dos escenas que el teatroCARTAS SOBRE "ptico ofrece a la inspección publica. Por supuesto que estas escenas se substituyen por otras nuevas, quan- do el público está satisfecho de las antiguas. Lo mismo sucede en los Panorámas. La exhibición a que acuden mas gentes es la que los Pintores dan en el Salón de Somerset House, que es donde reside la Academia Real, 0 Hayal Academy. Todos los que quieren presentar sus quadros al público, los envian a los Académi- Cos. quienes los hacen colocar en los salones de esta gran casa. Tal es la Multitud de pinturas, de esculturas, y modelos; que las salas están cubier- tas desde el techo hasta el suelo. La multitud que por dos meses acude instantemente a verlas, es tan grande que aunque nadie paga mas que un chilin ; la Academia saca una renta a«nual de tres a quatro mil libras. Muchos errores, o por mejor decir, mucha ignorancia existe en España, sobre la escuela de pintura Inglesa. Que no es igual en mérito a la Italia- Da, y ni aun a la Española del tiem- po de los Phelipes, en ciertos puntos, es mui cierto. Pero ha tenido y ^ene pintores que igualan a muchos de los celebres entre los Italianos. El fundador de la escuela o estilo Ingles del dia, fue Sir Joshua ■Reynolds, hombre de gusto delicadí- simo, no solo en su arte, sino en lite- ratura. Las Lecciones sobre el Arte de Pintar que dio en la Acade- mia, son modelos de estilo» y de filo- sofía artística. Sus pinturas, en que abundan los retratos, son bellísimas. INGLATERRA. 205 Dibuxo exacto, figuras vivas y agra- ciadas, y sobre todo, un temple de colorido que encanta los ojos, en los quadros donde se conserva sin pérdi- da de viveza; elevan a este pintor a un lugar mui distinguido. Al pre- sente Sir Thomas Lawrence, presi- dente de la Academia Real, no tiene competidor en Europa, para retratos. En vano te cansaría con una cáfila de nombres de pintores y escultores de gran mérito. Pero, aunque mi gusto en estas materias no está bas- tante cultivado para que mis elogios puedan valer algo; no puedo menos que hacer mención de dos grandes escultores, entre otros muchos, cuyas obras se admiran entre todos los afi- cionados. Tales son Chantrey, y Westmaeott: el uno, célebre por la ternura y suavidad de las figuras, es- pecialmente de niños; el otro por la nobleza clásica, y aire de antigüedad de sus obras. La ultima que West- maeott presentó al público, es una estátua colosal de Aquiles, fundida del bronze de los cañones Franceses tomados en la batalla de Waterloo. Esta magnífica estátua se ha erigido, por subscripción de las Damas In- glesas, en honor del Duque de Wel- lington: y se ve sobre un elevado pedestal de granito, a poca distancia de la casa del Duque, en Hyde Park. Tal es la multitud de pintores, que no bastando los salones de la Academia, se acaba de edificar una casa a propósito para exhibir los quadros que no pueden darse al púb- lico en Somerset House. Hay también otra exhibición de pinturas206 CARTAS S013RK al destemple, que por lo común pre- senta obras mui bellas especialmente paysages, en que los artistas Ingleses son felicísimos. Para que la primavera en Londres compendie en sí quanto puede dar alma y movimiento ; el Rey ha hecho que su cumpleaños se celebre el dia de San Jorge, al estilo de los payses en que los dias del Santo del nombre lo son de congratulación, y regocijo público. Por lo regular el Rey tiene un besamanos en dicho dia, en que el esplendor de la noble- za y caballería que asiste a esta ce- remonia, es correspondiente a la mag- nificencia de esta nación. Pero lo que a mi me llama la atención es el paseo público de los coches de Mala, que conducen la corresponden- cia a todas partes del reyno; y el de los Apagadores de fuegos, llama- dos .Firemen. Digo que me llaman la atención, especialmente, porque no son cosas de mera pompa; sino en- lazadas intimamente con la prosperi- dad pública. Los coches de Correo, o Malas, tirados cada qual de quatro caballos hermosísimos, pasean las calles el dia del cumpleaños del rey, y pasan por la puerta de su palacio. Los coche- ros bien vestidos, y los Guardas de la correspondencia, con sus uniformes de escarlata; se ven el uno guiando sus quatro caballos con la mayor destreza, sin ayuda de postillón, que maneje los delanteros: el otro en su asiento detras del coche, con su trompa de caza colgando terciada al hombro. Los coches son nuevos, y todo el INGLATERRA. equipage respira limpieza, seguridad, y conveniencia. Los Apagadores de Fuegos, pa- sean igualmente las calles y pasan ante la puerta de Palacio, vestidos de un modo que solos ellos usan. Llevan calzones y chaqueta de tripe verde. La chaqueta es ancha, y con faldones plegados que cuelgan alre- dedor hasta medio muzio. Sobre el brazo izquierdo se ve una chapa pla- teada con la insignia o armas de la Compañia de Aseguradores, a quien sirven. La robustez, y alentada pre- sencia de estos hombres, admiran a quien los observa. No son mui alt°s por lo común ; pero su cuerpo rehe- cho, los molleros, y pantorillas, y todos sus movimientos, dan manifiestas se- ñales de fuerza y actividad extraor- dinarias. El valor de los Ingleses es bien conocido ; pero el de estos hombres no se dexa adelantar por el de ninguna clase de sus paysanos> Apenas se oye la voz, o se ven se- ñales de fuego en qualqnier parte de Londres, quando estos hombres sen- tados sobre la máquina, o bomba de compresión que se usa en incendios, y va sobre ruedas como un caxon largo, tirada de quatro caballos; atolondran las calles: tal es la velocidad co» que hacen correr el carro para llegar a donde está el fuego. Todas la9 calles están perforadas baxo el em- pedrado, con conductos ora de hierro ora de madera, por donde corre el agua que provee a la población. * uno de estos conductos se aplic3 la boca entornillada del cañón de cuero que atrae el agua al caxon ¿eCARTAS SOBRE la bomba. Seis ú ocho de estos hombres puestos a un lado y otro del carro, mueven alternativamente d°s varas horizontales que comuni- can con el interior de la máquina, y atrayendo y comprimiendo el agua, 'a hacen subir por cañones de cuero, a una altura inmensa. Entretanto 'os demás Apagadores con una in- trepidez increíble suben a lo mas alto de las casas incendiadas, y diri- gen los caños de agua adonde mas Aporta para cortar el incendio. Si hay gentes en peligro, estos hombres 110 menos humanos que valerosos, exponen sus vidas por salvarlas. Varios de ellos perecen; pero, tal es el pundonor que reyna entre e'los, que antes se precipitarían a tas llamas, que incurrir la nota de cobardes. Las compañías de se- guros que los emplean, mantienen 3 las viudas o hijos de los que pere- cen en cumplimiento de su deber, t-stas compañías son numerosas, y ganan mucho en consequencia de l°s premios o paga annual, que a tanto por ciento, reciben de los in- teresados en el seguro de sus casas, •^nebíes y haberes; a quienes en caso de incendio pagan el total de 'a suma que han asegurado. Tales efectos de la sociedad humana guando llega a un alto punto de civilización; tales métodos de preca- ver, o dividir los males y riesgos a 1ue están expuestas las proprieda- des, y con ellas el bienestar de los hombres; son sumamente agradables ^e contemplar: y el alarde que se INGLATERRA. 207 haze aquí de semejantes estableci- miento, es infinitamente mas com- placiente al hombre filósofo y re- flexivo que las pomposas y necias ceremonias que se presentan a los ojos del pueblo, en otras partes. No son menos interesantes los paseos {procesiones debería llamar- los, pero me temo que te has de figurar santos y velas) de los mu- chachos y muchachas educados en las Escuelas do Caridad, que aquí abundan. En cada Parroquia hay una de estas escuelas, mantenida por subscripción, para que los hijos de los pobres reciban el mayor bien que se les puede hacer; que es sacarlos desde temprano de una bárbara y grosera ignorancia. Ade- mas de estas escuelas parroquiales hay muchas otras del mismo género, y sumamente numerosas. Todos los pequeñuelos que van a ellas reciben vestido, por lo regular de una mezclilla no muí desemejante al hábito Franciscano: las muchachas van en trage oscuro de sargas, o camelotes; pero todos sumamente limpios y decentes. Es un placer verlos pasear, en este mes, por los linderos de sus parroquias, de dos en dos; los muchachos delante; con algunos de los maestros, y los Bede- les en sus uniformes de azul ga- loneados, y con las mazas que in- dican la jurisdicción de los oficiales parroquiales. De un género no menos agrada- ble por las ideas que despiertan, son las procesiones de las Sociedades208 CARTAS SOBRE INGLATERRA. Amigables que forman aqui los me- nestrales. Su objeto es crear un Monte-Pio a beneficio de los aso- ciados. Tienense las juntas men- suales de estas sociedades, en al- guna de las Fondas de segunda clase, donde los miembros se reúnen a tratar de sus intereses, y por lo regular a una comida mas alegre que costosa. Es condición de estas asociaciones, que cada persona que se admite, ha de pagar un tanto; depositando ademas cada mes un cierto numero de chilines, para el fondo común. En caso de enfer- medad este Fondo, contribuye un tanto semanal a la persona enferma. Si muere, la Sociedad lo entierra con toda decencia; y aun creo que algunas veces, contribuye al alivio de la viuda. — En Mayo, pues, salen estas Sociedades por las calles, con bandas de Música y cada qual una vandera que ostenta su nombre; y concluyen su paseo con una comida, en la fonda donde acostumbran tener sus sesiones. Seria interminable el referirte la multitud de cosas de este genero que se presentan a la vista en esta estación del año. Baste decir que, casi sin excepción, no hay aqui ob- jeto alguno de esta clase, que no tenga por fin un bien social. La máxima fundamental de los Ingleses es que ios hombres no pueden ser felices sin mutua protección: la so- ciabilidad es el principio mas activo de esta nación, apesar de la fama de misantropía y esplín que le han dado los Franceses, y que se confirma para los observadores superficiales por las modales esquivas que pre- senta en la apariencia. El aspecto suave y risueño que la naturaleza toma aqui en los días favorables de la estación presente, se aumenta con la vista de h>s vergeles, o tiendas de plantas y flores, que se hallan por todas partes a la salida de Londres. La afición Inglesa a todo lo que excita ideas rurales, es increíble. Las casas maS pequeñas tienen un jardinito al frente; y es mui común ver un ter- reno de dos o tres varas en qnadro, con arbolitos, de varias clases, y flores separadas unas de otras con bordes de boxe. Las clases ricas no pueden pasar sin flores para adorno de sus salas; y no hay visita de ceremonia ni concierto, u bayle» que no requiera una multitud de mazetas de flores las mas exquisitas- Asi es que hay caudales empleados en la crianza de flores, cuyas semillas se traen de todas partes del mundo, y se cultivan en conservatorios de temperatura artificial, acomodada » los hábitos naturales de las plantas. Estos conservatorios están patentes a la vista en los varios caminos que salen de Londres. Junto a los pri°' cipales, se ven multitud de coches en que las Señoras vienen a conipror las flores que mas les placen: en- tanto que a menos costo, y solo co» volver la cara, pueden gozar su vista quantos pasan por el camino. En Conservatorios de esta claseCARTAS SOBRE se crian aqui las frutas mas exquisi- tas, que, por supuesto, se pagan a peso de oro. Pero ¿como ha de ser? Si los que acumulan o heredan caudales, no tuviesen tentaciones para gastar a proporción de lo que tienen, la industria no tendría estí- mulos ; y el que ahora es jardinero, y mantiene su familia decentemente 'a mitad del año, con lo que le valen 'os primeros melocotones, las prime- ras uvas, fresas, y aun guisantes, y habichuelas; seria pordiosero, o la- drón. Te asombrarías al oir los precios que aqui se dan por las pri- meras frutas, y legumbres que se presentan en el mercado. En tiem- pos antiguos los grandes Señores lúe ahora con su luxo, mantienen centenares de hombres, en honrada ^dependencia; los mantenían en una especie de servidumbre como criados y servidores, que componían las meznadas con que se burlaban del poder de las leyes. A proposito de leyes; el objeto de mas importancia, y que por consi- guiente, fixa en Londres por este tiempo, a las gentes de haberes y gerarquia; es el Parlamento. Por lo común no hay sesión (asi se llama, m> cada una de las reuniones diarias de los miembros de las dos Cámaras, sino el conjunto de las de cada año) «o hay sesión digo, que no presente algún punto de grande interés, entre °tros inGnitos de pormenor guberna- tivo de que el público no hace mucho caso. En la presente, la question acerca de los Católicos tiene en suspenso, en el momento INGLATERRA. 209 en que esto escribo, a la nación entera, cuya opinión está dividida, sobre ella. Como es mas que pro- bable que las ideas que se conciben en los payses Españoles sobre este punto son erradas; te daré en com- pendio, el estado y fundamentos de este gran debate. A nadie es mas fácil de concebir el origen de las leyes que han pri- vado a los Católicos Ingleses e Irlandeses de ciertos privilegios, que a un Español despreocupado. Nadie mejor que él sabe el carácter de intolerancia que distingue a la religión Romana, entre todas las del mundo. Nadie mejor que los que aun quando han tratado de esta- blecer libertad Constitucional en su nación, se han visto obligados a dar por ley la necesidad de que todo Español sea Católico, Apostólico, Romano, declarando que toda reli- gión que no sea del gusto del Papa, es falsa; puede entender la razón porque los Protestantes se recelan de los Católicos en estas materias. Los Católicos se opusieron con hierro y fuego al establecimiento del Protestantismo; y solo a hierro y fuego se pudo domellar la ferocidad de Roma y sus satélites. ¿ Es ex- traño acaso, que donde el Protes- tantismo ha llegado a establecerse a tanta costa, se hayan también es- tablecido leyes para impedir que los Católicos lo destruyan y establezcan otra vez la Intolerancia? Lo gra- cioso es que los defensores de los Católicos llaman Intolerancia a estas precauciones contra la intole-210 CARTAS SOBRE rancia misma. Como si los Inquisi- dores se quexasen de la falta de libertad, quando la ley les quitase el poder de mantener un quemadero. Hubo un tiempo, es verdad, en que el Parlamento Ingles usó de mucho rigor contra los Católicos; como era natural en unos hombres que apenas acababan de escapar de las hogueras en que otros Protestantes habían perecido, en honor de la Santa Fe Católica, Apostólica, Romana. Pero el espíritu del Protestantismo es esencialmente tolerante ; y todos estos rigores han quedado reducidos por muchos años, a impedir que los Católicos puedan ser miembros del Parlamento, o del Consejo privado del Rey, o Gefes de la Judicature en el oficio de Lord Canciller. A esto se hallan reducidas todas las restricciones, que tanto ruido están haciendo. Los que saben por pro- pria experiencia el poder de Frayles y Clérigos sobre los Católicos aferra- dos, en vez de indignarse al oír esto y llamarlo tyrania, se admirarán de la liberalidad de la legislatura In- glesa, respecto a unos hombres que en conciencia, deben ser enemigos declarados de toda libertad de con- ciencia. Lo mas doloroso y difícil del caso es que el Católico, mientras mejor es mas intolerante. El padre y la madre acusarían a un hijo a la Inquisición para salvar su alma. ¡ Quantas mugeres han acusado a sus maridos! Quantas amantes a sus queridos! El alma es lo pri- mero, dice el buen Católico: que- memos el cuerpo; y tratemos de INGLATERRA. conservar la pureza de la Fe. ¿ Hay Español en el mundo que pueda dudar que tal es el carácter de la intolerancia que Roma enseña?-— No: asi es que durante la question en el Parlamento, los Españoles, e Italianos que abundan ahora en Londres, no pueden menos que asombrarse al oir a los Ingleses de- fender la necesidad de admitir los Católicos a los asientos de ambas Cámaras. El único motivo que puede ale- garse en favor de la abolición de las leyes que existen sobre este punto, es la falta de poder que aquí tiene el Catolicismo. El número de legisladores Católicos probablemente seria mui corto; y como las luces son tan grandes, y todo el mundo conoce los principios y máximas de los hijos espirituales de Roma; "° es probable que hicieran mucho daño. Esta es la mejor razón qlie dan sus defensores. Yo por rni parte, no me atrevo a decidir sobre asunto tan árduo. Me contento pues con ponerte la question en su ver- dadero punto de vista, para que los rivales de Inglaterra, y los enemigos ocultos de la libertad de conciencia, no puedan pintar a los Ingleses del partido anti-Católico, como persegui- dores. Quisiera el cielo que la per- secución e intolerancia Romana, se limitase a lo que censuran en In- glaterra: que en payses Católicos fuese lícito a cada qual seguir sus opi- niones como aquí sucede, y solo se tratase de impedir que los fanáticos destruyesen la igualdad de derechosBOSQUEXOS DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. 211 en quanto a la conciencia! Gracias al cielo la verdadera aurora de esta libertad hermosa a empezado a des- puntar en Hispano-America. Bue- nos Ayres ha dado el exemplo; y su gobierno merece los agradeci- mientos de todos los hombres ilus- trados del mundo. Concluiré esta Carta diciendo que el Bill aprobado en la Cámara de los Comunes por una mayoría de veinteuno ha sido desechado en la de los Lores por otra de quarenta y ocho. El discurso pronunciado por Lord Liverpool, en esta ocasión, es de los mas luminosos y convin- centes que se han oido en el Parla- mento. CONTINUACION DE LOS BOSQUEXOS DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. Desde la muerte de Alfredo, en 901, hasta la Conquista de Ingla- terra por Guillermo de Normandia en 1066, espacio de mas de siglo y medio, se vio este reyno en las con- vicciones que generalmente prece- den a uno de los transtoruos, que a veces, son crisis favorables de las na- ciones. Conforme al carácter de estos bos- quexos, me contentaré con poner los nombres de los soverauos que in- tervinieron, y solo añadiré los acon- tecimientos que, por su extrañeza puedan dar placer, o por su indivi- dualidad, sean capaces de caracte- rizar las épocas, y pueblo en que se verificaron. Eduardo, hijo de Alfredo, subió al trono, por muerte de su padre. De su rey nado solo tengo que notar las guerras continuas contra los Da- neses del Norte de Inglaterra, y los pueblos del oriente de la Isla. En estas campañas le fue constante y útilísima compañera su hermaua Ethelfleda, cuya historia presenta un exemplo de fuerza moral de alma que no es justo pasar en silencio. Esta heroína se vio en imminente riesgo de la vida al dar a luz un hijo. Dotada de un valor muy diferente de el que hace que el sexo femenil arrostre el mismo dolor y riesgo, re- petidas veces ; creyó que podía ex- poner su vida de un modo mas noble. Apartóse de su marido : y tomando las armas contra los enemigos del reyno, quiso mas bien exponerse al furor de Marte, que a los caprichos de Lucina. A Etbelredo siguió, Athelstan, en el trono, año de 925. Los rasgos siguientes son dignos de recuerdo en su historia. Un noble, llama- do Alfredo, incurrió sospecha vehe-213 BOSQUEXOS DK LA HISTORIA DE INGLATERRA. mente de conspiración contra el Rey. No pudiendo probar su inno- cencia con testigos, se ofreció a ju- rar en manos del Papa, que sus ene- migos lo acusaban en falso. La su- perstición de aquellos tiempos era causa de que se creyerse que seme- jantes agregados daban mas solemni- dad al juramento; y que el Ser Su- premo, que permitía a los hombres tomar su nombre en vano, ante otros tribunales, no dexaria impune al que lo hiciese con circumstancias agra- vantes. Fue Alfredo, en efecto a Roma, ya fuese confiado en su inno- cencia, ya en su opinión de que su perjurio quedaría impune en esta vi- da. Puestas las manos entre las del Papa protestó al cielo, que lo acusa- bau falsamente de traycion. Al punto que concluyó el juramento, cayó en tierra convulso, y epiléptico. Esta desgracia (efecto probabilísimo de la agitación mental del acusado) fue mirada como prueba incontesta- ble de su delito; y a su consequen- cia, el Rey, le confiscó sus tierras. El hecho que reservé para el se- gundo lugar, resultó de la guerra que Athelstan hacia contra Constantino, rey de Escocia, que protegía a dos principes de Northumberland, contra el de Inglaterra de quien querían ser independientes. Habíanse acercado los dos exércitos, quando Anlaf, uno de los dos rebeldes, imitando la con- ducta de Alfredo el Grande, se dis- frazó en Harpista, y asi logró exa- minar el campamento Ingles, y en- trar hasta la presencia del monarca. Gustó su cantar al rey; quien le dio un regalo en dinero. El orgullo de Anlaf, no podía sufrir la ignominia de verse pagado como un ministril; y apenas estuvo a cierta distancia de la tienda Real, arrojó el dinero, co- mo si fuese cosa contaminada. Un soldado Ingles, que lo habia visto, en otros tiempos, sospechó que el Har- pista era Anlaf, y habiéndolo segui- da, se confirmó en su sospecha quan- do lo vio tirar el oro que el rey le habia dado. Fue, immediatamente a la tienda de Athelstan, y contóle lo que pasaba. Indignado el rey, le echó en cara el descuido con que ha- bia dexado escapar al espia. Per0 el soldado le dixo que en su juven- tud le habia jurado homenage, y Por tanto su honor no le permitía entre- garlo al enemigo. Celebró Athel- stan la honradez del soldado; y a' punto hizo mudar la distribución de su acampamento; dando su puesto a un Obispo, que acababa de llegar con algunas tropas de refuerzo- Aquella misma noche penetró Anlaf al campo, y aunque fue rechazado, su primer ímpetu, costó la vida al Obispo, que ocupaba el lugar que antes tenia al rey. La tercera cosa digna de memoria que me pareció notar en este reyna- do, es el privilegio de nobleza que se concedió a todo comerciante que» a su propria costa, conduxese tres expediciones mercantiles a payses distantes. Tales fueron los princi- pios del feliz espíritu mercantil que ha elevado a Inglaterra sobre Jas de- mas naciones. Edmundo, hermano de AthelstanBOSQUEXOS DE LA HIS1 le succedio en 941. Las guerras mternas fueron como en los reyuados anteriores. La muerte de este rey, indica el estado semibárbaro de las costumbre de aquel siglo. Uu capi- tán de bandidos, a quien el rey ha- bía desterrado, tuvo la avilantez de presentarse a un convite que Uacian al monarca, en el condado de Devon- shire. Leolfo (asi se llamaba el ban- dolero) se sentó a la mesa entre la co- mitiva del rey. Violo este, y mandó lúe lo echasen fuera. Resistiendo Leolfo, acrecentó la indignación de Edmundo hasta el punto que levan- tándose de su asiento le echo mano, enfurecido. El ladrón sacó un puñal, v> en la refriega, dexó al rey herido de muerte. Edred, su succesor, en 946, es d'gno de atención en la historia a causa del ascendiente que dexó to- mar a los monges, que, en nombre de la Corte de Roma, extendian la tyrannia eclesiástica por toda la Eu- ropa. Pero antes de pasar mas adelante en esta materia conviene que ase- gure a mis lectores, que ni en este punto ni en otros varios que la his- toria de Inglaterra presenta inevita- blemente, mezclados con los intereses de la jurisdicción Eclesiástica; es mi intención desconcertar las opiniones religiosas de mis lectores. Los Ca- tólicos mas sinceros, con tal que sean instruidos, se ven obligados a confe- sar que la ambición de Roma, y del clero, no tenia límites en los siglos de que hablamos. Sus emisarios los Monges, especialmente los Benedic- 3RIA DE INGLATERRA. 213 tinos, se empeñaron en privar a In- glaterra, de los privilegios y esen- ciones que su disciplina eclesiástica conservaba. El gefe de este partido era el Abad Dunstan, hombre de fa- milia noble, y ambicioso en extremo. Habia sido disoluto en su juventud, y, como suele suceder; quando mudó de vida, lo hizo en extremo. En- cerróse por algunos años en una celdilla, en que apenas podía moverse, haciendo una especie de penitencia excesiva, que jamas dexa de atra- erse la veneración del pueblo. Quan- do salió de este noviciado, su espí- ritu determinado, y las qualidades de su alma, lo pusieron bien pronto al frente de su orden de San Benito en esta Isla. El rey que sabia bien que el influxo moral de los monges era poderoso en extremo, procuró ga- narse la amistad de Dunstan; y la autoridad y poder de este monge, vino a ser superior a la del monarca, durante su larga vida. El abuso mas horrendo que hizo de este influxo (aunque probable- mente mas por falso zelo, que por malicia) se verificó en el reynado de Edwy, hijo y succesor de Athelstan. Sabio Edwy al trono en 955, lle- vando a él los dotes mas apreciables de alma y cuerpo. Pero faltábale una condición para exercer su auto- ridad en paz; y era el ganarse la vo- luntad de Dunstan y sus monges. En todos tiempos hay gran riesgo de que los que se creen favoritos y privados del cielo, den larga a sus pasiones de ambición y de orgullo, figurándose que solo los mueve el214 BOSQUEXOS DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. amor de la religión. Pero esto debia acontecer mucho mas en siglos de ig- norancia, quando las ideas de jurisdic- ción eclesiástica empezaban a tomar vuelo sin que hubiera quien supiese, o pudiese desengañar a los autores de tan falso systema. Digo desenga- ñar, porque en mi opinión los funda- dores de la tyrania eclesiástica de los siglos barbaros, procedían, por lo general, de buena fe, arrastrados por ciertas nociones que, aunque clara- mente falsas a nuestros ojos, no po- dían menos de deslumhrar en aquel- los tiempos. El error fundamental era querer reunir la fuerza externa y física, que pertenece a los gobiernos temporales, con la dirección moral y persuasiva que es únicamente pro- pria de los Ministros del que dixo que " su reyno no era de este mundo." Dunstan, se creía comisionado del cielo para obligar hasta a su sobera- no a que se conformase con las leyes eclesiásticas. En la execucion de este imaginado deber, no creia que podía caber exceso. Asi es que irri- tado contra el rey porque se habia casado con una hermosísima joven que era su parienta por afinidad, en lugar de procurar, lo que era tan común y fácil, dispensa y absolución de esta falta; usó de los medios mas violentos y crueles que pueden ima- ginarse, El día mismo en que se celebraba la coronación de Edwy, el orgulloso Dunstan, se entró hasta el aposento donde estaba la reyna madre, la bella Elgiva, y el rey; que cansado de ceremonia y etiqueta, se habia retirado por un rato a descan- de sar en compañía de las dos personas que mas amaba. Tal era el ascen- diente del monge, que ademas del atrevimiento de semejante paso, uso de palabras injuriosas a la reyna, }' empujó al rey fuera del aposento. Edwy aunque irritado en extremo no se atrevió a castigar este desacato. Pero sabiendo que durante el reyna- do de su padre, Dunstan habia sido su tesorero, tomó por recurso el pe- dirle cuentas en publico. El Monge se negó, con la mayor resolución, a darlas; y el rey se halló, sin medios de exigirlas. \ Cómo era posible que pudiese castigar los desacatos de Dunstan, quando, tal era la ciega veneración del pueblo al partido ecle- siástico, que Edwy no pudo defen der a su infeliz, y amable esposa, insultos personales, y crueldades que horrorizan ? De orden de Odón, Arzobispo de Canterbury, primado del reyno, Ia hermosa Elgiva fue arrastrada del palacio, herrada en la cara, y conde- nada a perpetuo encierro, en un con- vento de Irlanda. En el entretanto se declaró la nulidad del matrimonio del rey, y los eclesiásticos trataban de elevar al trono una reyna a su gusto, Pero, pasado algún tienip0> Elgiva, sana ya no solo de las llagas, sino tan hermosa como antes, logro escaparse, y volver a Inglaterra. Súpolo Odón, y poniendo asechan- zas para que no lograse llegar » donde el rey estaba, la prendió de nuevo, y con, crueldad mas que de barbaros, hizo que la desjarretasen dexandola morir desangrada.BOSQTJEXOS DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. 215 En breve se vio que el falso zelo no se contentaba con quitar escandá- is, por medios tan feroces, sino que aspiraba a mandar disimuladamente por boca del monarca. Levantóse el pueblo, contra Edwy, y obligan- dolo a huir del reyno, Dunstan elevó al trono a Edgar, muchacho de trece años, hermano del depuesto monarca. Edgar, sabiendo a quien debía el trono, no se descuidó en ganarse el favor de Dunstan, y sus monges. En breve se vio este elevado a la silla de Canterbury, desde donde exercia un poder igual, si no mayor que el del rey. Edgar, por otro lado, satisfecho de que teniendo de su Parte al clero, estaba seguro en su trono; se entregaba a los mayores desórdenes. En una ocasión rom- pió la clausura de un convento de uionjas, y forzó a una doncella, que huyendo de su solicitud, se había re- cogido en él. Es verdad que tuvo que sugetarse al juicio de un tri- bunal eclesiástico por este delito; Pero, la penitencia que le impusieron fue que no se pusiese la corona real sobre la cabeza, por siete años. Entretanto continuaba viviendo con ta muger a quien había hecho violencia. Tal es la parcialidad del falso zelo, que un casamiento, °,ue con dispensa podía revalidarse, le costó a Edwy el trono, y a su mu- ger la vida ; quando Edgar, satisfizo el reato de un sacrilegio y estupro, con una mera ceremonia. La violencia de las pasiones de Edgar, amenazaba al honor de quan- tas mugeres hermosas se le antoja- ban. Pasaba, en cierta ocasión, por el pueblo de Andover, y se aposentó en casa de una Señora viuda, que tenia una hija de gran belleza. Vio- la el rey, y se empeño en pasar la noche con ella. La madre vio que en vano seria hacer resistencia, y solo pidió que no hubiese luz en el dormitorio del rey. Quando hubo os- curecido, hizo que una de sus cria- das entrase, qual si fuera su hija. El rey, aunque engañado, tomó tan grande afición a la substituía, que se la llevó consigo. Las circumstancias de su casa- miento son tan singulares que han ser- vido de asunto al Drama. Corría la fama por Inglaterrra de que Elfrida, hija del Earl (Conde) de Devon- shire era la mas hermosa doncella de aquel tiempo. Su padre era dema- siado poderoso para que el rey se atreviese a su hija, a no ser tomán- dola por muger. Para estar seguro de que era tan hermosa como de- cían, quiso que antes de pedirla, la viese su favorito y confidente el Earl Athelwood. Fue este, en efecto, baxo otro pretexto a los estados del de Devonshire, y apenas vio a Elfri- da quando quedó enamorado perdido de su belleza. Loco de amor y sin atender a resultados, volvió al rey, pintando a Elfrida, como de poco mérito personal, y atribuyendo su fama a las riquezas y poder de su pa- dre. Pasado algún tiempo Athel- wood propuso al rey, con fingida in- diferencia, que aunque Elfrida no era digna de un monarca, los Esta- dos de que era heredera, la hacían21G BOSQUEXOS DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. muy apetecible para un valido. El rey no solo aprobó el plan, sino le dio cartas de recommendacion para el Earl de Devonshire. Celebróse el casamiento, y empezaron los riesgos y temores de Athelwood. Los en- vidiosos de su valimiento con el rey, pronto descubrieron la trama, y ase- guraron a Edgar de la gran belleza de Elfrida. Juró tomar venganza el agraviado monarca; y, fingiendo deseo de honrar a su falso amigo, le dixo que iba a hacerle una visita en sus Estados. Athelwood, suplicó dos o tres horas de delantera para preparar el recibo. En este corto espacio se arrojó a los pies de su muger; confesó el engaño a que su amor lo habia llevado, y le pidió que no lo perdiese, manifestando al rey su hermosura, y que ya que no podia evitar el presentarse, lo hiciese en tal trage que no apareciese her- mosa en demasia. La orgullosa Elfrida prometió hacerlo asi, bien que juró en su corazón tomar ven- ganza del hombre que la habia priva- do de un trono. Al llegar el rey a la puerta salió a recibirlo con quan- to esplendor el adorno podia dar a su natural hermosura. Disimuló Edgar por el pronto; pero convi- dando a Athelwood a montería, lo atravesó con un puñal en lo mas espeso del bosque. Elfrida se vio immediatamente en el trono que tan ferozmente habia apetecido. Por muerte de Edgar subió al trono el amable Eduardo, a quien el pueblo dio el nombre de Martyr, no porque muriese en defensa de la fe, sino porque sií innocencia y su candor lo conduxeron, en edad tem- prana, a una muerte violenta. -Era Eduardo hijo de la primer muger de Edgar. La feroz y ambiciosa Elfrida, lo miraba como el único estorbo que se oponia a que un hijo que le había quedado del difunto rey; ciñese la corona. Carcomida de envidia, y acaso, temerosa de bañar otra vez sus manos en sangre, se habia retira- do al Castillo de Corfe, en el conda- do do Dorset. Un dia que Eduar- do se entretenía en la caza, P°r aquellos contornos; llevado de su buen natural, quiso ver a su Madras- ta. Llego al castillo, sin séquito, y habiendo hecho una corta visita, estaba ya a caballo para volverse a unir con sus criados, quando al tomar la copa de vino que era de estilo dar por despedida a la puerta, Elfrida, le hizo dar una puñalada a trayeion. Puso el infeliz joven es- puelas al caballo, y se emboscó huyendo a toda priesa. Mas faltóle el aliento con la sangre ; cayó de la silla, y quedando colgado de un es- tribo, el caballo lo acabó de matar arastrandolo. Elfrida fundó iglesias y monasterios ; y los santos varones que habian desjarretado a la amable Elgiva, la dexaron gozar del fruto de sus crímenes. Su hijo Ethelred, llamado el Desprevenido (the Un- ready) subió al trono en 1016. Ethelred, aunque no habia here- dado la decisión de su madre, se le parecía en lo traydor y sanguinario. De esto es prueba la bárbara matan- za que, con el mayor sigilo, dispusoBOSQUEXOS DE LA HISTORIA Uli INGLATERRA. 217 y executó entre los Daneses que vivian en su reyno. Como estos vivían mezclados entre los Ingleses, por todas partes, y no tenían la me- nor sospecha de que se intentase destruirlos, se hallaron del todo inde- fensos, quando en cierto dia a la Husma hora se vieron acometidos, °ada qual, de sus vecinos. Tan vil traycion no podia quedar sin ven- ganza. Sweyn, rey de Dinamarca, juró hacer pagar caro al cobarde que asi había tratado a sus compatriotás. Llegó pues a las costas de Inglaterra con una grande armada; y habiendo desembarcado, se hizo en breve dueño de casi todo el reyno. El °dioso y despreciable Ethelredo huyó a Normandia. El único resto de la familia real Saxona fue a este tiempo, Edmundo, llamado Ironside quien disputó el reyno, y, al cabo, lo dividió con Canute, rey de Dinamarca. La suc- cesion de reyes Dinamarqueses continuó por espacio de tres reyna- dos; hasta que por muerte de Har- dicanute, en 1041, volvió la corona a Eduardo, hijo del miserable Ethel- redo, que se habia criado en Nor- mandia. Murió sin succesion, y Harold, descendiente de los reyes Dinamarqueses quiso impedir, que recayese la corona en Guillermo, de Normandia, llamado el Bastardo, a quien Eduardo se la habia dexado por testamento. Harold pereció no- blemente en la batalla de Hastings, donde Guillermo, ganó la corona que sus descendientes conservan hasta el dia de hoy. Tomo II. QREVISION DE LIBROS *. POESIA FRANCESA. Meditations Poetiques, par Alphonse de la Martine. Messeniennes et Poesies D1 verses, par M. Casimir de La Vigne. Chansons, &c, par I. B. de BeraI)ger• terminen, dirijan y modifiquen p°r Esto Quantas veces se ha ofrecido ha- blar de la literatura francesa en este periódico, se ha procurado inspirar una desconfianza saludable contra el falso mérito en que abundan sus producciones, y que, en medio de la celebridad general de que gozan, pudiera ser muy perjudicial a la for- mación del gusto en países, que como los de Hispano-América uo podrán menos de deber a la imitación los progresos que vayan haciendo en la cultura social. En el estado ac- tual de las relaciones de unos pueblos con otros, ninguno puede ya estar aislado, ni por consiguiente, en el caso de abandonarse enteramente al impulso de sus propias inclinaciones. Es indispensable que muchas de ellas tengan principio en los hábitos de la freqüente comunicación con los es- trangeros, o que a lo menos, aun las mas originales y caracteristicas se de- el influxo de aquel roce puede aplicarse con mas verdad a so- ciedades que saliendo, como IaS Americanas, de la inacción en que las tenia el despotismo, se sienten de repente aguijoneadas por el ansia de ponerse en la escala de la civilización a la par de las naciones mas elevadas en ella. Es muy natural este deseo en el hombre; pero también es muy cierto, que si ha de satisfacerlo con la prontitud que es una parte pnn- cipal del mismo deseo, no puede menos de apresurarse a tomar de prestado los primeros modelos de 1° que cree mas perfecto. La dificul- tad está en la primera elección; y este período en las nuevas sociedades es tan crítico, que de él dependen los resultados mas importantes, X aun los futuros destinos de ellas- Esta última reflexión, que pudiera * Los Lectores de las Variedades hallarán de aquí adelante varios artículos <¡e otra pluma que la que hasta aquí ha llenado las páginas de este Periódico. ^9 flaca salud, y várias ocupaciones de] autor principal, le han obligado a asociar con- sigo a Don Pablo Mendibil, Maestro de Lengua Castellana en esta capital, cuy" mérito literario es conocido por medio de varias obras publicadas en España. L»**11 reccion del plan de este periódico, y la composición de los principales artículos, con- tinuará por ahora, a cargo de su autor primitivo.POESÍA FRANCESA. 219 servir de base a profundas adverten- cias sobre la organización civil y Política, solo la traemos a cuento por la relación que puede tener con el gusto literario; y procediendo a ap- licarla a este propósito, decimos: que los dos pueblos de quienes los Hispauo-Americanos han de recibir mas estímulo y mas materiales para trabajar en los adelantos a que as- piran, son indudablemente la Ingla- terra y la Francia. En este supuesto, nua de las atenciones que mas de- berán ocupar a los que en aquellos Países quieran promover los ramos de la cultura general, ha de ser indis- pensablemente la de comparar sin pasión los exemplos que de una y otra fuente se les han de ofrecer a cada paso a las manos, para elegir c°n acierto el mas digno de ser pre- ferido. En materias literarias, el ser una lengua nías universal que °tra, es ya una desventaja muy con- siderable contra las producciones de la menos conocida. La lengua fran- cesa, que de muchos años a esta Parte, ha llegado a ser en España poco menos que vulgar, si se com- para con las demás de Europa, ha debido también, por esta razón y por °tras muy obvias, ser en Hispano- américa mucho mas conocida que la mglesa. Ademas de esto hay es- critos en francés mucho mayor nu- mero de aquellos libros que ofrecen mas ganancias a los que especulan sobre la afición general a lecturas irreligiosas y de doctrinas exageradas, tan alhagüeñas para los que viven ! agoviados por el fanatismo y la tiranía; y así no debe ser extraño que ya en la actualidad los libros franceses, y- la literatura de aquella nación tengan en America mucha mas aceptación que los de Inglaterra. Por otra parte las obras españolas de mas nombradla entre las mo- dernas, la deben precisamente a la circunstancia de estar modeladas por el gusto francés. De todas las que se han publicado de un siglo acá, para tres enteramente originales, hay diez imitadas o traducidas; y de las de esta ultima clase la mayor parte lo son del francés. Por consigui- ente, tampoco debe ser extraño, que aun aquellos que no han leido mas que en castellano estén imbuidos en un gusto que les haga mirar con el despego que causa la novedad en estos casos, toda producción que no esté amanerada a la francesa. Poco importaría esto, o no seria tan malo, si en la literatura de esta nación hubiese un exceso de buenas pro- ducciones capazes de reparar con ventaja el daño que pueden hacerlas defectuosas o del todo malas: o si en la de otras naciones no se hallasen libros mas propios para formar la mente y el corazón de los aficionados visoños; pero el caso es que, no solamente domina en aquellas, por lo general, un espíritu de cortesanía y adulación opuesto a la indepen- dencia de la verdad, si no que tam- bién sobresale en ellas un ayre de satisfacción y una presunción des- deñosa, que al que tiene la desgracia de no saber lo que otros dicen, le inoculan insensiblemente una especie Q2220 POESIA FRANCESA. de fanatismo literario que mira con des- precio todo lo que no es francés. De esta manera gozan tanta reputación entre los semi-sabios y eruditos a la violeta una multitud de escritos, que examinados a la luz de la razón sana y despreocuparda, merecerían un concepto muy inferior, y darían lugar a que otros de mas valor ocupasen el que ellos han usurpado en la estimación general. La poesia, como mas propia por su índole para recibir atavíos, es también entre los fran- ceses un ramo de literatura de los mas sobrecargados con oropeles y joyas de falso brillo, y por lo mismo uno de los que mas deslumhran a los poco versados en discernir los quilates del mérito por medio de la comparación de lo bueno con lo mejor. Con esto se dice que no todo es malo en la literatura francesa, y que al contrarío se encuentra, aun en la poesia, mucho bueno que imitar. Es necesario sin embargo bastante tino para evitar la seducción, y si hay algún medio de preservarse de este peligro, es indudablemente el de ponerla en contraste con la de otro pueblo que profese y practique principios opuestos. Con este obgeto, y pensando que de los primeros en- sayos en la poesia puede depender la formación de gran parte de las ideas y del gusto literario en los nuevos Estados, hemos escogido este artículo, en el que no creemos haber faltado ni a la severidad ni a la justicia que se requieren en las qües tiones de esta naturaleza. Si la rivalidad entre francés e in- gleses se presenta en algún ponto con carácter de irreconciliable, «s sin duda en la poesia. Y no se pi- ense que esto procede de un amor propio nacional llevado al extremo, porque uno y otro pueblo hacen jus- ticia al mérito de otros competidores extrangeros. Consiste sí en la di- ferencia esencial de los gustos, y en que los unos tienen por perfecciones, lo que los otros miran como deforn»' dades. Es cierto sin embargo que hay algunos puntos en que están de acuerdo, pero estos son muy pocos. Lo esencial de la diferencia 1°' sinuada puede consistir tal vez, e» que la poesia inglesa toma sus ar- gumentos mas inmediatamente de Ia naturaleza, y la francesa los saca del arte. Las imágenes de aquella son mas campestres; las de esta roas cortesanas. Los ingleses son mas inclinados a pintar las pasiones bu- manas en general; los franceses se ocupan casi exclusivamente en tratar de las preocupaciones de personas elevadas y distinguidas. El grande escollo que ellos temen es ser ig' nobles; lo que mas procuran evitar los ingleses es ser insípidos. £1 triunfo de estos consiste en vencer dificultades; el de aquellos en con- mover el ánimo. En los poetas de ambas naciones hay mucho arte; per° el de los ingleses se esfuerza p°r corregirse imitando a la naturaleza, mientras que el de los franceses se dedica enteramente a sobrepujar y corregir a la misma naturaleza. Est° se echa de ver del mismo modo todas las demás cosas que tienenI'OUSIA H alguna relación con la facultad in- ventiva, como los jardines, los par- las, y sobre todo la pintura de paisage. Si de estas observaciones pasamos a sacar algunas conse- cuencias, la primera que se ofrece es •lúe la poesía no puede menos de resentirse gravemente de que se baga tan poco aprecio de la natu- raleza, y que por lo mismo tiene que ser contraria a ella ó a lo menos muy distante de su norma, toda pintura de caracteres y pasiones, en la que Uo se consulte la verdad de la situa- ción. Véase la razón por qué el amor que nos pintan los franceses no es amor muchas veces; el beroismo raya menudo en ostentación, y la Cualidad que principalmente distin- gue a sus personages poéticos es la de agitarse por conservar el concepto de los de su condición, en vez de dar desabogo a aquellas emociones que s°n propias de todas las clases, y que eu el impetuoso arrebato de los afectos, hacen que desaparezcan todos los Melindres de la vanidad. Baste lo dicho para explicar las causas princi- pales que hacen a la poesía francesa, solo diferente, sino también muy 'nferior a la inglesa. Pero por mas 'ncreible que a primera vista parezca 1° que todavía se puede añadir, nada se aventurará con asegurar, que los franceses se quedan muy atrás de casi todas las demás naciones en Cuanto a la riqueza de la imagina- ción y a la elevación del gusto. Podrán tener en algunas cosas lo Cue se llama finura y pulidez; pero sublimidad y fuerza imaginativa, en RANOKSA. 221 casi todas les falta, si se les compara con otros pueblos. Si se hubiese de dar crédito a lo que dicen de sí mismos, nadie puede igualárseles en imaginación, por que quando alguna cosa les sale mal, al instante lo atribuyen al excesivo poder que esta facultad exerce en ellos. Saquen una conclusión falsa por no haberse detenido a examinar las premisas, o expónganse indiscre- tamente en una batalla: humillen sus cervizes baxo ol yugo despótico, dexándose cegar por el amor al soberano, o rompan los diques de la sumisión, exagerando los principios de la libertad contra los preceptos de la filantropía: exterminen una secta rival, ó nieguen la existencia de Dios : incurran en las contradicciones mas chocantes: sean por la mañana mo- ros, y por la noche christianos; ellos todo lo explican y componen diciendo muy satisfechos y sin pensar en en- mendarse: nous aulresfrancais, nous avons des tetes si vives! Nous avons tant d'imagination! Ténganla en- horabuena; ¿pero de qué, sino de estorbo y de daño, sirve la imagina- ción, si no está contrapesada por el juicio ? No seria difícil tal vez citar muchos exenvplos de los quales re- sultase, que si la imaginación sobre- sale tanto en lo que hacen y em- prenden los franceses, es únicamente porque la razón les hace muy poca fuerza, o porque carecen de una dosis de juicio proporcionada. Esto puede verse también en los muchos modos de decir, ridiculamente meta- fóricos, que se les escapan en el trato222 POESIA FRANCESA. común, y que ellos mismos llaman gasconnades, aunque es un achaque de que adolecen todas las pro- vincias de aquel reyno, donde por lo mismo sucede que muchas veces toman una figura de dicción por un argumento, y que el prurito de sacar un símil de las cosas mas triviales, los induzca a confundir la identidad con la semejanza. Aun el lenguage científico se resiente de este notable vicio, que tanto perjudica a la exac- titud necesaria en estas materias mucho mas que en otras. Esta ligereza en el pensar se comu- nica visiblemente a las acciones mas serias. Presénteseles el proyecto mas arduo; con tal que les haga choz en la fantasía, no hay para qué detenerse a reflexionar. Si por acaso hay alguno que les dice que la cosa es imposible, ellos la hacen posible respondiendo : Cest toujours l'impossible quilfaut demander au francais, el il l'executera. Estas aberraciones [los obligan a trabar los frenos en lo mas arduo de algunas empresas, y por las mismas causas los vemos comunmente tratar con ligereza los negocios mas impor- tantes, y dar mucha importancia a los mas leves. La lástima es que esa superabundancia de imaginación viene a faltarles casi del todorpreci- samente en algunos casos que la ne- cesitan como elemento principal, aunque con justa medida. Tal es el de la poesía cabalmente. De todas las naciones antiguas y modernas, Griegos, Romanos, He- breos, Hindúes, Scandiuavos, Italia- nos, Españoles, Alemanes, Ingleses, no hay una sola que en teniendo al- guna poesía, no aventaje a la francesa en nervio, originalidad, elevación, in- ventiva, y en todas las qualidades de- pendientes de los alcances de la ima- ginación. Si esta prenda fuese en ellos tan sobresaliente como pretenden ¿ no se habia de descubrir en las compo- siciones poéticas antes que en las cosas que son de la jurisdicción del seso, del sentido recto y de la fría y exacta razón í; No estaría mejor en un poema épico que en la de- claración de los derechos del hombre ''■ l No vendría mas al caso en una oda ditbyrámbica que en la ley de las elecciones ¿ No seria mas propia de los escritores dramáticos que de las asambléas deliberantes? En Francia parece que no se aprecia el mérito de saber dexar y poner cada cosa en su lugar; al contrario la facultad dislocadora de la imaginación se ce- lebra como una prueba de su vigor y riqueza. ; Pero en qué otro pais del mundo sino en Francia se encon- trará una academia que en el siglo 19 haya propuesto el juicio por jurados como asunto para el premio de poésia • Con respecto a la delicada qües- tion del gusto, muy poco mas se puede añadir que no coincida con Ia observación que ya se ha hecho de que no puede ser ni correcto ni bien dirigido en quienes hacen un estudio especial de enmendar la plana-a Ia misma naturaleza, atendiendo mas a simetrizar sus misteriosas variedades, y a corregir lo que les parece imper- fecto, que a seguir sus pasos mages"POESIA FRANCESA. 223 tuosos y a imitarla en sus primores. La escultura y la música entre los franceses no pueden presentarse sin gran riesgo de quedar desayradas al lado de las de otras naciones. Han tenido, es verdad, celebres pintores; Pero los mas de ellos se han formado eo el extrangero, o no han pasado de ser discípulos de sus escuelas, -ka reputación que generalmente tienen de ser los que dan la lei para fixar el gusto en los trages, perderá «lucho del concepto de justa, si se recuerdan algunas de las ridiculas y horribles invenciones que han in- troducido en el modo de dar figura a' cuerpo y al aspecto humano en ambos sexos. De ellos han venido todas las extravagantes formas y añadiduras superfluas que nos hacen reir en los qnadros de familia del siglo pasado con polvos, pelucones, enormes casacas, descomunales chu- pas, tontillos, tacones y otros dis- fraces de mogiganga, que desfiguran 'as formas, las hacen muy impropias Para la escultura, y aun peligrosas y complicadas para el pincel. Com- párense estos trages característicos franceses con los antiguos de las de- 'Bas naciones, como Españoles, Po- lacos, Venecianos, Rusos y Celtas, y se vera quan atrás se quedan aquel- tas en soltura, gracia y dignidad. No se necesita ser muy viejo para acordarse todavía del tiempo en que se veía en en París un muchacho de siete años, recien salido de corto, «on una coleta postiza, y sus alas de pichón en cada lado, y una alta tufa en la frente, compasando sus formulas de cortesía por el ritual que se le enseñaba para tener en con- tinuo tormento el semblante, los ojos, y la postura remedando a los sesen- tones, y haciendo cortesías y reve- rencias en la posición quarta o se- gunda, según a quien se dirigiese, o según fuese el viento que soplaba. Lo que finalmente caracteriza de un modo particular la poesía fran cesa, es lo defectuoso del lenguage, no tanto por que sea insonoro o falto de melodía, quanto por la po- breza de sus giros, y por la natura- leza antipoética de las metáforas, que constituyen una gran parte de su fra- seología. Resintiéndose siempre del primer sello que recibió quando lo formaron los escritores oradores y poetas que tuvieron que acomodarlo a la empalagosa finura que dominaba en los estrados de palacio y de los magnates, ha conservado, y con difi- cultad perderá ya, aquella cortesanía, aquel tono adulador que tan reñidos están con la soltura y la libertad de las ideas. Ellos encuentran primores donde los extrangeros o no descu- bren ninguno o ven el vicio de la re- dundancia y de la afectación. Enton- ces nos dicen que las delicadezas (les finesses) de la lengua francesa no están al alcanze de un extrangero. Quiten alia una lengua cuyas belle- zas son tan difíciles de entender! a lo menos no la nombren, en quanto a poesía; porque ¿como puede ser poética, si es cierto que la esencia de la poesía consiste en la pasión, en el sentimiento y en las imágenes ? No dexarán la lengua griega y latina de224 POESIA FRANCESA. haber sido eu Roma y Atenas tan finas y delicadas como la francesa puede serlo en Paris; y sin embargo bien resaltan y se perciben en aquel- las las bellezas de Sóphocles y Ho- mero, de Horacio y Virgilio. La buena poesía, la que se robustece con la bondad de los pensamientos y de los quadros, siempre y a todos los hom- bres se da a conocer, qualquiera que sea la lengua en que esté expresada: perderá a lo sumo el deleyte del oido, pero conservará la fuerza de las ideas; y en verdad que los soni- dos del francés ni las combinaciones de su prosodia no son tales que se pierda mucho por que se dexen de percibir. No debemos pues ad- mirarnos que siendo los que hemos dicho los principios por los quales se arreglan la imaginación, el gusto y el lenguage de los franceses, se note en la poesia de esta nación tan poca originalidad, invención, nervio y sublimidad. No se encuentran en toda Europa otros veinte y siete mil- lones de hombres que hayan tenido tan pocos poetas en proporción del mucho tiempo que hace que están civilizados. Antes de la aparición de Corneille y de sus inmediatos pre- cursores Racan y Malherbe, nadie entre ellos había dado muestras de verdadero genio poético; y aun del mérito de aquel gran trágico, y mu- cho mas del de los dos lyricos, re- baxan una gran parte algunos críti- cos rigorosos, pretendiendo que los tres debieron mucho a la imitación y al acopio de ideas hecho en los es- critos de una nación vecina. Eu quanto a talentos precoces, o salidos de la clase ruda y no educada del pueblo, que es otra de las pruebas mas convincentes del genio poético de una nación, tampoco pueden citar los franceses mas que la llamada Comedia de Le Grand Chancel, ce- lebre por haberla escrito un niño de nueve años, y les Chevilles de Maitre Adam, baxo cuyo título es- cribió algunos versos un carpintero llamado Adam Baillot, en obsequio de Luis XIV; mientras que qual- quiera délas demás naciones tiene va- rios de estos fenómenos literarios con que acreditar que los poetas antes nacen que se .forman. Las observaciones que preceden deben entenderse respecto de Ia poesia francesa de los dos últüa08 siglos, que es casi la única que leen en el día en aquel reyno, y que pre- tenden que debe admirarse en lo» demás; porque si se tomase en cuenta la de los provenzales, que no todos querrán mirar como francesa, seria necesario eximirla de la mayor parte de los cargos que se han apun- tado. Tampoco hay para qué de' tenerse en examinar las causas que tuvieron a la poesia francesa coro0 amortiguada desde el tiempo de los famosos trobadores hasta el tiemp0 de Corneille y Racine. Baste decir que estos grandes ingenios lo fueron verdaderamente, y que merced a ellos, y a lo bien sostenidos que des- pués fueron por Voltaire, la tragedia francesa de aquel tiempo es la mas digna de ser estudiada e imitada entre las naciones modernas. I*POESIA FRANCESA. 225 originalidad de Moliere y La Fon- taine les dan la palma en sus respec- tos géneros para la comedia y el apólogo. Boileau ocupa un lugar muy distinguido en la sátira y poesia didáctica, aunque algunos le niegan el mérito de la originalidad. De LiUe rivaliza quando menos con Pope, como traductor de los antiguos; y Chaulien, Gresset, Gentil Bemard, Parnyy Voltaire en laspoesias ligeras han excedido a los ingleses Prior y Switz y han dexado muy atrás a los que en otras naciones se han exerci- tado en este genero. Todos estos ingenios pertenecen a una época anterior a la Revolución, y que se designa comunmente con el nombre de siglo de Luis XIV. La grande agitación producida por el período inmediato, parecía que debía poner también en movimiento las fa- cultades poéticas de los franceses; Pero las Musas se espantaron y en- mudecieron con las atrocidades del terrorismo. En el subsiguiente rey- nado de Bonaparte, las empresas mi- litares absorbieron todo el entusiasmo y todas las atenciones, y si alguna vez se dexaba oir la poesia era para tablar el lenguage de la lisonja y de la timidez que inspiraba la autoridad del guerrero y a coronado. Pero des- de la restauración de la dynastia rey- nante, y desde que con ella se ha restablecido la paz, ha vuelto a ser 'a poesia un obgeto para la atención nacional, recobrando parte del pasado ardor, ya que no la elegancia que "egó a tener. Los nuevos poetas se exercitau en el género dramático mucho mas que en qualquiera de los demás, y aun de este escogen de pre- ferencia el ramo de la tragedia, como mas propio para introducir por medio de freqüentes alusiones, ciertas ideas que han quedado como reliquias de las últimas disensiones, recien sofo- cadas, aunque no del todo apagadas. Dos cosas son de notar en esto: la primera que ya no es el amor, sino la política, de donde hoy toman los franceses sus fábulas trágicas: y la segunda, que han renunciado casi enteramente a los argumentos de la historia antigua, prefiriendo los de la moderna, y entre estos los de la nacional. Las tres tragedias de Sylla, Regulo y Germánico pueden parecer otras tantas excepciones de esta última proposición; pero al con- trario la confirman en realidad, por- que están formadas enteramente sobre alusiones a sucesos muy reci- entes, y hasta en el trage de Taima se ha visto la semejanza del original que se intenta retrazar en ellas. Sin entrar por ahora a discutir el mérito político u dramático de las modernas tragedias francesas, es ya tiempo de decir algo acerca del es- tado que hoy presenta en aquel rey- no la poesia en general. Con este obgeto nos ha parecido lo mas acer- tado elegir los tres escritores nom- brados a la cabeza del presente artí- culo, y ofrecer algunas muestras de sus respectivos caractéres. Ellos pueden en cierta manera ser mirados como los representantes de los tres par-220 POESIA FRANCEEA. tidos literarios en que hoy están dividi- dos los franceses, y que se derivan de la diferencia de sus opiniones y pre- tensiones políticas; a lo menos como tales los designa el concepto general de sus mismos compatriotas. Todos ellos reconocen la elevación de La Martine, la energía de Lavigne, y el chiste y la agudeza de Beranger; pero el primero es señalado como el poeta de la aristocracia, del clero y de las clases que engruesan el par- tidos de los Ultras, aunque es forzoso confesar que nada tienen sus produc- ciones de aquel tono exagerado que distingue al partido que parece las mira como adoptivas: el segundo es tenido por el oráculo de la independencia : y en el tercero ven todos el poeta del pueblo. El carácter general de las meditaciones poéticas de La Mar- tine es la efusión de una melancolía piadosa, originada visiblemente de una imaginación profundamente im- buida en el entusiasmo religioso, que es la fuente mas copiosa y elevada de la poesía. Alguna vez que otra se dexa arrastrar con algún exceso de este entusiasmo, pero nunca es violen- to ni furiosamente arrebatado. Otra de las principales dotes de su poesía e» la valentía en la versificación, soste- nida por una especie de desaliño en la combinación de las rimas, que les hace perder mucha parte de aquella insipida monotonia tan desa- pacible en los versos franceses, ha- ciendo de este artificio el alma y no el cuerpo de los suyos. A este mé- rito reúne otro, que tal vez sus com- patriotas tendrán por defecto si llegan a notárselo ; yesque imita muy a me- nudo y felizmente a los escritores ingleses. Pero digan lo que quieran, y sea esta u otra la razón; lo que puede asegurarse es, que La Mar- tine es sin disputa el mejor de los poetas que hoy viven en Francia. En apoyo de esta aserción pueden verse algunos extractos de sus pro- ducciones. El siguiente está tomado de la Meditación intitulada la " Inmor- talidad," que tal vez es la mas sos- tenida, sino la que entre todas pre- senta mas novedad. La copiamos literalmente en francés, por ser lengua tan universal, y porque la traducción, por buena que fuese, haría desapa- recer quando menos, el mérito de la versificación. ' Le soleil de nos jours pálit dés son aurore, Sur nos fronts languissants á peine il jette encoré, Quelques rayons tremblants qui combattent la nuit; L'ombre croit, le jour meurt, tout s'eft'ace 'ét tout fuit! Q'un autre á cet aspect frissone ou s'attendrisse, Qu'il recule en tremblant du bord du précipice, Qu'il ne puisse de loin entendre sans frémir Le triste chant des morts tout prét á retentir, Les soupirs étauffés d'une amante ou d'un frérePOESIA FRANCESA. Suspendus sur les bords de son lit funéraire, Ou l'airain gérnissant dontles sons éperdus Annonceht aux mortels qu'un malheureux n'est plus l # # * * * Souvent, tu t'en souviens; dans cet heureux séjour Oíi naquit d'un regard notre immortel amour, Tautüt sur les sommets de ees rochers antiques, Tantót aux bords déserts des lacs mélancoliques, Sur l'aile du desir, loin du monde emportés, Je plongeois avec toi dans ees obscurités. Les ombres á long plis descendant des montagnes, Un moment a nos yeux déroboient les campagnes; Mais bientót s'avancant sans éclat et sans bruit, Le chceur mystérieux des astres de la nuit, Nous rendant les objets voilés á notre vue, De ses molles lueurs revétoit l'étendue; Telle, en nos temples saints par le jour éclairés, Quand les rayons du soir pálissent par degrés, La lampe, répandant sa pieuse lumiere, D'un jour plus recueilli remplit le sanctuaire.' # * * * * ' Ah! si dans ees instants oü l'ame fugitive S'elance et veut briser le sein qu¡ la captive, Ce Dieu, du liaut du ciel répondant á nos vceux, D'un trait libérateur nous eut frappés tous deux! Nos ames, d'un seul bond remontant vers leur source, Ensemble auroient franchi les mondes dans leur course A travers l'infini, sur l'aile de l'amour, Elles auroient montó comme un rayón du jour, Et jusqu'á Dieu lui-méme arrivant éperdues, Se seroient dans sons sein pour jamáis confondues! Ces vosux nous trompoient-ils ? au néant destines, Est-ce pour le néant que les étres sont nés ? Partageant le destin du eorps qui la recele, Dans la nuit du tombeau l'ame s'engloutit-elle'. Tombe-t-elle en poussiére l ou, préte á s'énvoler Comme un son qui n'est plus, va-t-elle s'exhaler? Aprés un vain soupir, aprés l'adieu supréme, De tout ce qui t'aimoit, n'est-il plus rien qui t'aime?.. Ah! sur ce grand secret n'interroge qui toi! Vois mourir ce qui t'aime, Elvire, et réponds-moi!'228 1'OESIA FRANCESA. Le Souvenir, o el Recuerdo de su amante ausente, sea esta real o ima- ginaria, está lleno de la misma ternu- ra y sensibilidad. LE SOUVENIR. En vain le jonr succede au jour, lis glissent sans laisser de trace; Dans mon ame rien ne t'efface, O dernier songe de Pamour! Je vois mes rapides années S'accumuler derniere moi, Comme le cbéne autour de soi Voi tomber ses feuilles fanées. Mon front est blanchi par le tems ; Mon sang refroidi coule a peine, Semblable á cette onde qu'enchaine Le souffle glasé des autans. Mais ta jeune et brillante image, Que le regret vient embellir, Dans mon sein ne saurait vieillir: Comme l'ame elle n'a point d'áge. Non, tu n'a pas quitté mes yeux, Et quand mon regard solitaire Cessa de te voir sur la terre, Soudain je te vis dans les cieux. Lá, tu m'apparais telle encoré Que tu fus á ce dernier jour. Quand vers le celeste sejour Tu t'envolas avec 1'aurore. Ta puré et touchante beauté Dans les cieux méme t'a suivie i Tes yeux, oú s'etaignait la vie Rayonneut d'immortalité! Du zéphir Pamoureuse háleme Souleve encoré tes longs chereux :POESIA FRANCESA. Sur ton sein leurs flots unduleux Retombent en tresses d'ébéne. L'ombre de ce voile incertain Adoucit encoré ton image, Comme l'aube qui se dégage Des derniers voiles du matin. Du soleil la celeste flamme Avec les jours revient et fuit; Mais mon amour n'a pas de nuit, Et tu luis toujours sur mon ame. C'est toi que j'entends, que je vois: Dans le désert, dans le nuage, L'onde réfléchit ton image; Le zéphir m'apporte ta voix. Tandis que la terre sommeille, Si j'entends le vent soupirer, Je crois t'entendre murmurer Des mots sacrés á mon oreüle. Si j'admire ees feux épars Qui des nuits parsément le voile, Je crois te voir dans chaqué etoile Qui plaít le plus a mes regards. Et si le souffle du zephire M'enivre du parfum des fleurs, Dans ses plus suaves odeurs C'est ton souffle que je respire. C'est ta main qui seche mes pleurs, Quand je vais, triste et solitaire, Repandre en secret ma priére Prés des autels consolateurs. Quand je dors, tu veilles dans l'ombre ; Tes ailes reposent sur moi;230 POESIA FRANCESA. Tous mes souges viennent de toi, Doux comme le regard d'une ombre. Pendant mon someil, si ta main De mes jours déliait la trame, Celeste moitié de mon ame, J'irais m'eveiller dans ton sein! Comme deux rayons de l'aurore, Comme deux soupirs confondus, Nos deux ámes ne forment plus Qu'une ame, et je soupire encoré! un poeta portugués, que desterrado de su patria, murió en la misen3 pocos años hace. Pero donde mas sobresale la fuer- za de la expresión y la verdad de los sentimientos es en el siguiente que baxo el titulo de La Gloire, dirige a ' La Gloire. ' Généreux favoris des filies de mémoire, Deux sentiers differents devant vous vont s'ouvrir: L'un conduit au Eonheur, l'autre méne á la Gloire; Mortels, il faut cLoisir. A un Poete Exilé. Ton sort, 6 Manoel! suivit la loi commune; La muse t'énivra de precoces faveurs; Tes jours furent tissus de gloire et d'infortune, Et tu verses des pleurs! Rougis plutót, rougis d'envier au vulgaire Le stérile repos dont son coeur est jaloux : Les Dieux ont fait pour lui tous les biens de la terre, Mais la lyre est á nous. Les siécles spnt á toi, le monde est ta patrie. Quand nous ne sommes plus, notre ombre á des autels, Oü le juste avenir prepare á ton génie Des honneurs immortels. Ainsi l'aigle superbe au sejour du tonnerre S'elance; et soutenant son vol audacieux,FOESJA FRANCESA. Semble diré aux mortels: Je suis né sur la terre, Mais je vis dans les cieux. Oui, la gloire t'attend; mais arréte, et contemple A quel prix on pénétre eu ses parvis sacres; Vois: l'infbrtune assise k la porte du temple, En garde les degrés. lci, c'est ce vieillard que l'ingrate Ionie A vu de mers en mers promener ses malheurs: Aveugle, il mendioit au prix de son génie Un pain mouillé de pleurs. Lá, le Tasse, brúlé d'une flamme fatale, Expiant dans les fers sa gloire et son amour, Quand il va recueillier la palme triomphale Descend au noir séjour. Par-tout des malheureux, des proscrits, des victimes, Luttant contre le sort ou contre les bourreaux ! On diroit que le ciel aux cceurs plus magnanimes Mesure plus de maux. Impose done silence aux plaintes de ta lyre, Des cceurs nés sans vértu 1'infortune est l'écueil; Mais toi, roi détróné, que ton malheur l'inspire Un généreux orgueil! Que t'importe aprés tout que cet ordre barbare T'enchaíne loin des bords qui furent ton berceau ? Que t'importe en quels lieux le destín te prepare . Un glorieux tombeau ? Ni l'exil, ni les fers de ees tyrans du Tage N'enchaíneront ta gloire aux bords ou tu mourras : Lisbonne la reclame, et voilá l'béritage Que tu lui laisseras! Ceux qui l'ont méconnu pleureront le grand homme ; Athéne á des proscrits ouvre son Panthéon;232 POESIA FRANCESA. Coriolan expire, et les enfans de Rome Revendíquent son Nom. Aux rivages des morts avant que de descendre, Ovide leve aux ciel ses suppliautes mains: Aux Sarmates grossiers il á legué sa cendre, Et sa gloire aux Romains.' Con gusto copiaríamos otras va- rias Meditaciones en que abundan bellezas de un genero nuevo; pero habremos, de contentarnos con citar algunas recomendándolas al lector, como son: La Fe, la Oración y la Semana Santa, dignas de toda la piadosa solemnidad que anuncian sus títulos: el Golfo de Bayas y el Lago notables por su versificación harmoniosa. Las elegías de Lavigne, a las que ha dado el nombre de Mesenianas, aunque ninguna relación tienen con esta antigua república, presentan un contraste verdadero con las Medita- ciones de La Martine. La inspira- ción que en ellas preside no es la de la piedad, sino la del patriotismo- Está pasión y el odio a los extrange- ros la extravian alguna vez de la ver- dad, pero nunca pierde por eso nada de su gran mérito como poeta. S» primera elegía a la Batalla de Wa- terloo comienza con este brillante exordio: ' lis ne sont plus! laissez en paix leur cendre! Par d'injustes clameurs ees braves outragés A se justifier n'ont pas voulu descendre; Mais un seul jour les a vengés: lis son tous morts pour vous défendre! Que dis-je ? Quel Franjáis n'a repandu des larmes Sur nos défenseurs expirants ? Prét á revoir les rois qu'il regretta vingt ans, Quel vieillard n'a rougi du malheur de nos armes ? En pleurant ees guerriers par le destín trahis, Quel vieillard n'a sentí s'eveiller dans son ame Quelque reste assoupi de cette antique flamme Qui l'embrasait pour son pays! ***** Cachez-moi ees soldats sous le nombre accablés, Domptéz par la fatigue, écrasés par la foudre, Ces membres palpitants dispersés sur la poudre,I'OESIA FRANCESA. Ces cadavres amoncelés! liloignez de mes yeux ce monument funeste De la fureur des nations: O mort! épargne ce qui reste. Varus! rends-nous nos Iégions! Les coursiers frappés d'épouvante, Les chefs et les soldats épars, Nos aigles et nos étendards Souillés d'une fauge sangtante, Insultes par les léopards, Les blessés mourant sur les chars! — Tout se presse sans ordre, et la foule incertaine, Qui se tourmente en vains efforts, S'agite, se heurte, se traine, Et laisse aprés soi dans la plaine, Du sang, des débris et des morts. Parnñ des tourbillons de flamme et de fumee, O douleur! quel spectacle k mes yeux vient s'offrirí Le battallion sacre, seul devant une armée, S'arréte pour mourir! C'est en vain que, surpris d'une vertu si rare, Les vainqueurs dans leurs mains retiennent le trepas: Fier de le conquérir, il y court, s'en empare; La Garde, avait-il dit, Meurt — et ne se rend fas. On dit qu'en les voyant couchés sur la poussiere, D'un respect douloureux frappé par tant d'exploits, L'ennemi, l'ceil fixé sur leur face guerriére, Les regarda sans peur pour la premiére fois!' La elegia intitulada: le Jeune biacre ou la Grece Chretienne, sa- cada de un lance que se refiere en el Viage de Mr. Pouqueville, merece Particular atención por la feliz unión con que se hermanan en ella el e tusiasmo patriótico y el religioso, p ra llenarla de imágenes y afectos qual mas sublimes y tiernos. LE JEUNE DIACRE OU LA GRECE CHRETIENNE. De Messéue au cercueil fillt; augusto et plaintive, Muse des grands revers et des nobles douleurs, Tomo II. RPOESIA FRANCESA. Désertant ton berceau, tu pleuras nos maiheurs; Comme la Gréce alors la France etait captive .... De Messéne au cercueil filie auguste et plaintive, Reviens sur ton berceau, reviens verser des pleurs. Entre le mont Evan et le cap de Ténare, La mer baigne les murs de la triste Coron; Coron, nom malbeureux, nom moderne et barbare, Et qui de Colonis détróna le beau nom. Les Grecs ont tout perdu : la langue de Platón La palme des combats, les arts et leurs merveilles, Tout, jusqu'au nom diviu qui charmait nos oreilles. Ces murs battus des eaux, a demi renversés Par le choc des boulets que Venise a lances, C'est Coron. Le croissant en depeupla l'enceinte; Le Ture y regne en paix au milieu des tombeaux. Voyez-vous ces turbans errer sur les creneaux? Du profane étendard, qui chassa la croix sainte, Voyez-vous, sur les tours, flotter le crins mouvants l Entendez-vous de loin la voix de l'infidéle, Qui se méle au bruit sourd de la mer et des vents ! II veille, et le mousquet dans ses mains etincelle. Au bord de l'borizon le soleil suspendu, Regarde cette plage, autrefois (lorissante, Comme un amant en denil, que pleurant son amante, Cherche encoré dans ses traits l'eclat qu'ils on perdu, Et trouve aprés la mort sa beauté plus touchante. Que cet astre a regret s'arrache á ses amours! Que la brise du soir et douce et parfumée! Que des feux d'un beau jour la mer brille enflammée!.. Mais pour un peuple esclave il n'est plus de beaux jours Qu'entends-je? Cest les bruit de deux rames pareilles, Ensemble s'elevant tombant du méme effort, Qui de leur chute egale ont frappé mes oreilles. Assis sur un esquif, l'oeil tourné vers le bord, Un jeune homme, un chretien, glisse sur l'onde amére. II remplit dans le temple un humble ministere: Ses soins parent l'autel; débout sur les degrés,POESIA FRANCESA. II fait funier l'encens, repond aux mots sacres, Et presente le vin durant le saint mystére. Les rames de sa main s'eckappent a la fois; Un luth, qui les remplace, a fremi sous ses doigts. II chante... Ainsi chantaient David et les prophétes, Ainsi, troublant le cceur des páles raatelots, Un cri sinistre et doux retentit sur les flots, Quand 1'Alcyon gémit, au milieu des tempétes: " Beaux lieux oú je nose m'asseoir, Pour vous chanter dans ma nacelle Au bruit des vagues, chaqué soir J'accorde ma lyre fidele; Et je pleure sur nos revers, Córame les Hebreux dans les fers, Quand Sion descendit du troné, Pleuraient aux pied des saules verts, Prés les fleuves de Babylone." " Mais dans les fers, Seigneur, ils pouvaient t'adorer; Du tombeau de leur pére ils parlaient sans alarmes; Souffrant ensemble, ensemble ils pouvaient esperer: 11 leur était permis de confondre leurs larmes, Et je m'exile pour pleurer." " Le ministre de ta colére Prive la veuve et l'orphelin Du dernier vétement de lin Qui sert de voile a leur misére. De leurs mains il reprend encoré, Comme un vol fait a son trésor, Un epi glané sur nos plaines; Et nous ne buvons qu'a prix d'or L'eau qui coule de nos fontaines." " De l'or! ils l'ont ravi sur nos autels en denil; lis ont brisé des morts la pierre sépulcrale, Et de lajeune épouse ecartantle linceuil, Arrache de son doigt la bague nuptiale Qu'elle emporta dans le cercueil." R2POESIA FRANCESA. " O nature, ta voix si chere S'eteint dans l'horreur du danger; Sans accourir pour le venger, Le frére voit frapper son frére; Aux tyrans, qu'il n'attendait pas Le vieillard Iivre le repas Qu'il a dressé pour sa famille, Et la mére au bruit de leur pas, Maudit la beauté de sa filie." " Le lévite est en proie a leur ferocité; lis fletrissent la fleur de son adolescence, Ou, si d'un saint courroux son cceur s'est revolté, Chaste victime, il tombe avec son innocence Sous le báton ensanglanté." " Les Rois, quand il faut nous défendre, Sont avares de leur soldats ; lis se disputent des états Des peuples, des cités en cendre; Et tandis que, sous Ies couteaux, Le sang cbretien, a longs ruisseaux, Inonde la terre oú nous sommes, Comme on partage des troupeaux Les rois se partagent des hommes." ** Un recit qui s'efface, en quelque vain discours A des indifferents parlent de nos miseres, Amusent de nos pleurs l'oisiveté des cours: Etnous sommes Chretieus et nous avons des freres, Et nous expirons sans secours!" L'oiseau des champs trouve un asyle Dans le nid qui fut son berceau, Le chevreuil sous un arbrisseau, Dans un sillón le lievre agile; Effrayé par un leger bruit, Le ver qui serpente s'enfuit Sous l'herbe ou la feuille qui tombe, Echappe au pied qui le poursuit... Notre asyle 6 nous c'est la tombe!POESIA FRANCESA. " Heureux qui meurt chretien! Grand Dieu, leur cruauté Veut convertir le coeurs par le glaive et les {lamines, Dans le temple oú tes saints préchaient la verité, Oú de leur bouche d'or descendaient dans nos ámes L'esperance et la charité. " Sur ce rivage oú des idoles S'eleva Pautel reprouvé, Ton cuite pur s'est elevé Des semences de leurs paroles. Mais cet arbre, enfant des déserts, Qui doit ombrager l'univers, Fleurit pour nous sur des ruines, Ne produit que des fruits araers, Et meurt tranché dans ses racines. " O Dieu, la Grece, libre en ses jours glorieux N'adorait pas encoré ta parole eternelle; Chretienne, elle est aux fers, elle invoque les Cieux : Dieu vivant, seul vrais Dieu, feras tu moins pour elle " Que Júpiter et ses faux dieux?" II chantait, il pleurait, quand d'une tour voisine Un Musulmán se leve, il court, il est armé, Le turban du soldat sur son mousquet s'incline. L'etincelle jaillit, le salpétre a fumé, L'air siffle, un cri s'entend......L'hymne pieux expire. Ce cri, qui l'a poussé ? Vient-il de ton esquif. Est-ce toiqui gemis, Levite? est-ce ta lyre Qui roule de tes mains avec ce bruit plaintif ? Mais de la nuit dejá tombait le voile sombre ; La barque se perdant sous un epais brouillard, Et sans rame, et sans guide, errait comme au hasard, Elle resta muette et disparut dans l'ombre. La nuit fut orageuse. Aux premiers feux de jour, Du golfe avec terreur mesurant l'etendue, Un veillard attendait seul au pied de la tour. Sous des flocons d ecume un luth frappe sa vue. Un lutb qu'un plomb mortel semble avoir traversé, Qui n'a plus qu'une corde, á demi détendue,238 POESIA FRANCESA. Humide, et rouge encoré d'un sang presque effacé, II court vers ce débris, il se baisse, il le touche . . . D'un frisson douloureux soudain son cosur frémit; Sur les tours de Coron il jette un oeil farouche, Veut crier .... la menace expire dans sa bouche ; II tremble á leur aspect, se détourne et gémit. Mais du poids qui l'oppresse enfin son cceur se lasse ; II fuit les yeux cruels qui génent ses douleurs; Et regardant les cieux, seuls temoins de ses pleurs, Le long des flots bruyants il murmure a voix basse : Je t'attendais hier, je t'attendis long tems; "Tu ne reviendras plus, et c'est toi qui m'attends !" El célebre Beranger tiene sobre los dos primeros, en quanto a la fama de que goza, la ventaja de haber sido perseguido, y prohibidas sus can- ciones. A pesar de toda la diligen- cia de la policia, ellas andan en boca de todo el pueblo, y el que no las sabe de memoria, procura guardar una copia, que reproduce otras taa- chas, y corre de mano en mano. E« mejor modo de caracterizar a este poeta, es leer sin ningún comento algunas de sus poesías. Se han en- tresacado las siguientes: LES REVERENDS PERES. (Décembre 1819.) Homines noirs, d'oú sortez-vous ? Nous sortons de dessous terre. Moitié renards, moiíié loups, Notre regle est un mystére. Nous sommes fils de Loyola; Vous savez pourquoi l'on nous exila. Nous rentrons; songez á vous taire, Et que vos enfans suivent nos lecons. C'est nous qui fessous Et qni refessons Les jolis petits, les jolis garcons. Un pape nous abolit: II mourut dans les coliques, Un pape nous rétablit, Nous en ferons des reliques. Confessons pour étre absolus: Henri IV est mort — qu'on n'en parle plus.POESIA FRANCESA. 239 Vivent les rois bon Catholiques! Pour Ferdinand VII nous nous pronongons. Et puis nous fessons, &c. &c. &c. Si tout ne changeait dans peu, Si Ton croyait la canaille, La charte serai de feu, Et le monarque de paille. Nous avons le secret, d'en haut. La charte de paille est ce qu'il nous faut. C'est litiére pour la prétraille: Elle aura la díme et nous les moissons. Et puis, &c. &c. Du fond d'un certain palais, Nou-s dirigeons nos attaques. Les moines sont nos valets : Ou a refait leurs casaques. Les missionnaires sont tous Commis voyageurs, trafiquant pour nous. Les capucins sont nos Cosaques : A prendre Paris nous les exergons. Et puis, &c. REQUETE. Presentée par les chiens de qualité, pour obteuir qu'on leur rende l'entrée libre au Jardin des Tuileries. (Juin 1814.) Puisque le tyran est á bas Laissez-nous ureudre nos ebats. Aux maítres des cérémonies Plaise ordonner que, des demain, Entrent sans laisse aux Tuileries Les chiens du faubourg Saint Germain. — Puisque, &c. Des chiens dont le pave se couvre Distinguez-nous ít nos colliers. On sent que les honneurs du Louvre Iraient mal a ees roturiers. —Puisque, &c.240 POESIA FRANCESA. Quoique toujours, sous son empire, L'usurpateur nous ait chassés, Nous avons laissé, sans mot diré, Aboyer tous les gens pressés. — Puisque, &c. Quand sur son regne on prend des notes, Grace pourquelques chiens félons! Tel qui long-temps lecha ses bottes, Luí mord aujourd hui les talons. — Puisque, &c. Nous promettons, pour cette grace, Tous, hors quelques barbets honteux, De sauter pour les gens en place, De courir sur les malheureux. — Puisque, &c. Aunque el espacio apenas lo per- mite ya, no pueden menos de po- nerse aqui estas dos estrofas de la canción intitulada: Le Dieii des bolines Gens: ' Dans ma retraite, oú l'oú' voit l'indigence, Sans m'éveiller, assize á mon chevet, Grace aux amours, bercé par l'espérance, D'un lit plus doux je réve le duvet. Aux dieux des Cours qu'un autre sacrifie! Moi, qui ne crois qn'á des dieux indulgens, Le Verre en main, gaiment je me confie Au Dieu des bonnes Gens. Un Conquérant, dans sa fortune altiére, Se fit un jeu des sceptres et des lois; Et de ses pieds on peut voir la poussiére, Empreinte encoré sur le bandeau des rois. Vous rampiez tous, ó rois qu on déifie ! Moi, pour braver des maitres exigeans Le verre en main, gaiment je me confie Au Dieu des bonnes Gens.' Aun quando Beranger no hubiese escrito otra cosa, bastaría la ultima estanza para llamarle poeta. Pero el deseo de que nuestros lectores go- zen de esta bellísima muestra no nos hace desentendernos del carácter deANALYS1S DE LA HISTORIA levedad irreligiosa de la canción, que no podemos dexar pasar sin censura. Después de haber hecho las debi- das excepciones de la crítica general sobre la poesía antigua francesa, y habiendo presentado estas brillantes muestras de la moderna, creemos también haber dicho lo bastante para inspirar la prudente cautela de que hemos hablado al principio. Solo resta añadir que, a juzgar por el es- tado que ofrece hoi dia el Parnaso francés, se halla todavía algo distante de hi reputación que adquirió hace DE LOS ARABES DE ESPAÑA. 241 un siglo, porque el gusto dominante de la tragedia política en la época actual, es en nuestro concepto el menos provechoso para producir buenos modelos aun en este genero; si es que ha de tener por objeto el mejorar la sensibilidad de la virtud, según la definición de Blair, adopta- da por los humanistas mas juiciosos. En una palabra, la tragedia debe dirigirse a evitar los lances trágicos, no a excitarlos alhagando pasiones que están en fermento. ANALYSIS DE LA HISTORIA DE LOS ARABES DE ESPAÑA, ESCRITA POR D. JOSE ANTONIO CONDE. (Continuado de la pagina 150.) A-L principiar el análysis de este tomo segundo, no se puede menos de sentir una impresión dolorosa por 'a memoria del autor, a quien arre- ható la muerte ántes de verlo publi- cado. Y aunque los editores de los dos tomos postumos se han esmerado en servir al público procurando que no desdigan del primero, no por eso dexan de lamentar la falta de Conde, el qual habría dado la última mano a la obra, completándola con un dic- cionario mas extenso de voces arábi- gas, y con algunos pequeños retoques, dignos solo de la mano del autor. A pesar de esto, como son entera- mente suyos los materiales que for- man los dos últimos tomos, todavía se conservan en ellos todas las gracias de estilo y todas las riquezas históri- cas, de las quales se da una muestra tan ventajosa en el primero. Por lo que hace al obgeto especial que nos hemos propuesto en este análysis, se puede asegurar con satisfacción que, siendo principal y casi exclusiva- mente dirigido a presentar el quadro de la cultura civil e intelectual de los Arabes españoles, no es tan sen- sible en este punto la falta indicada, pues al cabo existen recogidos y ex- plicados por el mismo Conde todos los datos que él destinó al comple- mento de la obra; y la circunstancia de poderse hallar tal vez mejor coor- dinados y conexos con el hilo de la historia, si él hubiera dirigido hasta el fin la publicación comenzada; no perjudica a la sencillez del plan que seguimos para ir apuntando en el242 ANALYSIS DE orden que se presenten, las noticias mas curiosas con respecto a la civili- zación y a las costumbres. La rápida decadencia del califado de Córdoba desde que faltó el grande Almanzor, los fatales sucesos que precipitaron su ruina hasta el punto de hacerlo dependiente del reino de Sevilla, las sangrientas disensiones a las quales debieron su origen y la corta existencia de esta y otras varias soberanías en que se desmembró la de los desgraciados Omeyas en Es- paña, presentan tal variedad y multi- tud de lances, que aunque encer- rados en el breve periodo de sesenta años, se resisten a la estrechez de un extracto, y aun cansan la imaginación leidos por entero en el original, no tanto por la confusión en que se agolpan, quanto por el incesante dolor que causa el ver " unos tiempos tan enemigos de la virtud y de la jus- ticia, en los quales los Walies de Es- paña, con desmedida codicia o vana ambición, no atendían sino a sus par- ticulares intereses, y despreciaban los consejos del bien común." En esta calamitosa época, y quando el trono de Córdoba daba los últimos vayvenes, todavía apareció en él un principe, digno de reynar en mejores tiempos, y cuyos generosos esfuerzos, aunque malogrados, han dexado a la posteridad un exemplo de sabiduría en la ciencia del gobierno, tanto mas admirable, sí se considera que esto pasaba por los años 1030, quando el resto del mundo que hoy se llama civilizado, permanecía en la barbarie. Era este principe el virtuoso Geh- LA HISTORIA war, " Wacir sabio y prudente, hijo de Hagibes y Wacires, y de Canci- lleres de los antepasados reyes. Aca- bada la sucesión de los Omeyas, asi por las maquinaciones políticas de los Xeques Walies, que procuraban es- tablecer su grandeza sobre las ruinas de esta ínclita familia, como por la supersticiosa desconfianza popular que miraba mudada la fortuna de ella, se congregó el Consejo y Al- jama de Córdoba, y pusieron los ojos en este ilustre Wacir, muy es- timado y bien quisto del pueblo, res- petado de todos los bandos, y que en los tiempos mas arriesgados de las revueltas y discordias civiles de Córdoba, habia siempre permanecido imparcial sobre manera, justo y amante del bien común." De sus talentos administrativos y de laS grandes reformas que introdujo en el gobierno civil y político puede ser prueba el siguiente extracto: " Tan político como ingenioso, luego que fue jurado de los Xeques, Alcaydes y vecinos principales de la ciudad, esta- bleció una nueva forma de gobierno aris- tocrático, reuniendo en un consejo com- puesto de los mas principales y honrados vecinos la autoridad y el poder de la so- beranía, sin reservar para sí mas que la presidencia de aquel Diván. Todo lo que se disponía y mandaba salia á nombre de este consejo : si alguna queja ó petición se le dirigia en particular que fuese de consideración y con influjo en el orden civil, decia: yo en esto ni puedo negar ni conceder: toca al consejo, y yo soy uno del Diván. De esta manera tendió el cendal sobre el pueblo de Córdoba, yDE LOS ARABES DE ESPAfÍA. 243 desde el principio ganó los ánimos de los mas altos y granados del lugar. Rehusó también por moderación el pasar de sus casas á los Reales Alcázares, y cuando se mudó á ellos ordenó la economía y servicio del palacio, en términos que diferia poco del aparato y ostentación de su casa particular. Arregló el número de sirvientes, y quitó de las puertas del Alcázar la iufinita chusma de criados que 'a ocupaban en tiempo de los Omeyas. Propuso tal orden y economía en guar- dias y porteros, y en gastos de la Real casa, que resultaban grandes ahorros. Entre sus mas plausibles providencias se celebra la de desterrar á los dela- tores que vivian de calumnias y procu- rar pleytos, y estableció un corto nú- mero de procuradores pagados como los jueces. Echó de la provincia á los mé- dicos charlatanes ó curanderos igno- rantes, que se llamaban médicos sin es- periencia ni conocimientos, y ordenó un colegio de sabios que examinase á los lúe pretendiesen ejercer la me Meina y servir en los hospitales. Cuidaba en estremo de la provisión y abastecimiento de las ciudades, y por su diligencia llegó a ser Córdoba el granero de toda Es- paña, y sus zocos y mercados eran con- curridos de todas las provincias. Esta- bleció los Ahnoxarifes ó recaudadores de Rentas, y Alcaldes de albóndigas: les tomaba cuentas el cousejo cada año de su administración: tenia inspectores de plazas y de puertas, que velaban sobre la libertad y justicia entre los concurrentes. Los Alwacires de su mayor confianza eran los que guardaban la ciudad, y cuidaban de su policía de dia y de noche. Estos repartían armas á vecinos honrados de cada barrio para rondar sus calles: las alcanas y calles de tiendas tenían sus puertas que se cerraban á cierta hora, y todas las calles de la ciudad estaban atajadas con puer- tas para evitar desórdenes nocturnos, y que los malhechores pudiesen huir á las rondas de cada barrio, y los que les tocaba la ronda pasaban su dia y noche, y daban sus armas y razón de lo ocur- rido á los que seguian por su orden. Así la ciudad vivia con tranquilidad y justicia, y prosperó, y se hicieron ricos sus artífices y mercaderes y todos ben- decian á Gehwar, que como desde ata- laya miraba desde el trono lo que con- venia á la justicia y buen gobierno de sus pueblos*." Ni la prudencia que siempre dis- tinguió á Gebwar, ni el tesón y fir- meza que al fin se vio precisado a désplegar para reducir a los gober- nadores rebeldes de las provincias, fueron bastantes para detener la corriente de los hados, que vino a producir casi otras tantas monar- quías como ciudades capitales do alguna consideración. Fueron las principales las de Zaragoza, Badajoz, Toledo, y Sevilla. Cada uno de los Walies que en ellas ,se habian alzado con el mando, pretendía la primacía del califado de España, y esta rivalidad fué causa de san- grientas guerras, negras traiciones e inauditas atrocidades entre los Muzlimes. En tan horrorosa con- fusión se descubren tal qual vez algunos rasgos y personages que por sus circunstancias o carácter me- recen mencionarse. Tal es por exemplo el del Señor de Sevilla Tom. ii, p. 4,244 ANALYSIS de Aben Abed y de su hijo Muha- mad; extraña mezcla de raras qua- lidades, como puede verse por esta pintura. " En el año cuatrocientos treinta y dos nació un nieto al Rey Aben Abed, de su hijo el Príncipe Muharaad, y de una Princesa de Denia, hija del Amir Mugiahid Abul Geix, Señor de Mayorca y de Denia: este nacimiento fué obser- vado por los astrólogos de órden del Rey su abuelo, y le anunciaron las posiciones planetarias grandeza y prosperidad ; pero que al fin de sus dias la luna llena de fortuna menguaría y padecería eclipse notable. Y en el punto que este Rey se disponía para salir contra sus enemigos con gran caballería, atajó el Señor sus pasos con una enfermedad de la cual falleció en la noche penúltima de Giu- mada primera del año cuatrocientos treinta y tres, y le trasladó de los Al- cázares de Sevilla á los del paraíso. Fue muy sentida la muerte de este Amir en toda su tierra, por sus excelentes pren- das reales : y proclamaron el dia dos de Giumada prostera á su hijo Muhamad Aben Abéd, llamado Almoateded. Era este Príncipe hermoso en su persona y de admirable ingenio; pero muy volup- tuoso, amigo de mugeres y no menos cruel. Ya en tiempo de su padre tenia un precioso Harem con setenta esclavas hermosas de diferentes países traidas á gran precio, y mantenidas con profusión y prodigalidad: y luego que fué Rey absoluto cuenta Aben Haya, que tenia ochocientas doncellas para su servicio y delicias: sin embargo amaba con en- trañable amor á la hija de Mugihaid Alameri, Señor de Castillon, hermana de Aly ben Mugihaid, Príncipe de Denia, que por este parentesco habia LA HISTORIA procurado su padre mantener á su de- voción á los Alameríes. Escribía Al- moateded elegantes versos que junto en colección el hijo de su hermano Ismail: era algo impío, á lo menos tenia fama de poco religioso; y en los veinte y cinco castillos de su señorío no edifico sino una Aljama y un alminbar: labró en Ronda una hermosa casa de placer, y mantenía en ella la familia que conve- nia para cuidarla : en el Alcázar de Se- villa guardaba en una alacena muy p>"e* ciosa varías tazas guarnecidas de oro y de jacintos, esmeraldas y rubíes, hechas de los cráneos de personas principales descabezadas por su mano y espada, o por su padre*." Menos cruel, y aun mas adornado con recomendables dotes de cuerpo y ánimo fué otro reyezuelo de Al- mería Moez-Danla: "mancebo, según el texto de nuestra historia, hermoso de cuerpo y de ánimo mágnifico, sabio, liberal, y virtuoso, tan benéfico y humano, que ganaba los corazones de ricos y pobres, y atrahia a su corte a todos los sabios de Oriente, Africa, y de las otras partes de Europa, y los honraba y favorecía mas que los otros reyes de su tiempo. Daba un dia de cada semana al trato y comunica- ción de los sabios, y tenia en SO propio palacio al célebre poeta Abdala ben Alhedad y otros inge- nios sobresalientes de aquel tiempo. Luego que subió al trono, tuvo guerra con su hermano Somida Abu Otabi, que le quiso disputar la so- * Tom. ii, p. 24.DE LOS ARA B herania; pero no adelantó nada y le fué forzoso contentarse con su suerte, y quedar a merced de su buen hermano, que le trató siempre bien y le honró en su corte." Las musas africanas, mas conaturalizadas sin duda con las asperezas de los guer- reros, no se intimidaban con el es- truendo de las armas que en todo este tiempo, y aun basta los últi- mos dias de la dominación arábiga en España, no cesaron de estar en sanguinoso movimiento. Son muy freqüentes los exemplos del as- cendiente que tenían en los cora- zones de aquellos feroces y turbu- lentos caudillos y monarcas. Por eHos se ve que no se las obsequiaba solo por mero pasatiempo, como un a^orno de luxo en el comercio de las letras, sino que también se ser- Vjan de ellas como de un resorte de l°s mas eficazes para negociar en las mas altas relaciones de la polí- tica, y para comunicarse en las situaciones mas importantes de la vida pública y privada. El Wazir A.ben Ornar, famoso por su privanza con el rey de Sevilla, quien al fin se desquitó del favor que le dispen- sara, aprisionándole y matándole en 'a cárcel por su propia mano; salió W9y bien de todas sus mensagerias, . * Tom. ii, p. 113. LITERATURA A Baxo este amplio título nos vemos I obligacios a hacer breve mención de W varias obras que el Señor Acker- mann ha dado a luz desde que la vio el No. VII de las Variedades. Los "mites de este papel, y la necesidad ^e imprimirlo con mucha antelación a' día en que se publica, ha bocho que estén llenas nuestras páginas de modo que no podemos detenernos roncho en la noticia de estas obras. A su vista no podemos menos que NGLO-HISPANA. admirarnos de las revueltas extraor- dinarias de la suerte. Quien diría I treinta años ha a los autores cuyas obras aparecen ahora en la imprenta Hispano-Anglicana del Señor Acker- mann, que habían de venir a exerci- tar su pluma en esta capítul; y que el mercado de estas obras había do hallarse en Estados Libres al otro lado del Atlántico? Tan grandiosa es la idea del bien que probablemente resultará de este estado de cosas, que252 bien puede consolar, en parte a lo menos, a los hombres beneméritos que viven del fruto de su ingenio en un destierro no afrentoso. Mucho han perdido; pero, en mi opinión, mucho mas han ganado. El vuelo que han tomado sus entendimientos, el ensanche que han recibido su in- genios, la cultura que ha adquirido el gusto de todos ellos, deben conso- larlos en sus desgracias. ¿ Qué se- rian ahora si hubiera continuado baxo el systema en que nacieron l ¡ Que hubieran producido sino retoños que el aliento de la tyrania civil y reli- giosa hubiera agostado sin dexarlos desarrollarse. Entre los autores de que hablo no me atrevo a colocar a uno cuyas Poesías Lyricas, entresacadas de sus obras se han dado a luz por el ' Señor Ackermann. Hablo del Se- ñor Moratin, cuyo extraordinario mérito habia llegado a su completa madurez antes de que la desgracia lo arrojase de España. Estas Poesías están escritas con el gusto que dis- tingue a este insigne literato. En- trar en pormenores acerca de su mé- rito no lo permite la ocasión pre- sente. Pero no la dexaremos pasarsin dar la muestra mas decidida de su excelente corazón y honradez, co- piando una nota en que habla del Principe de la Paz. Con vergüenza de la nación se vio en un momento hecho moda el decir quantos opro- brios venían a la boca contra el fa- vorito ante quien todos se prostra- ban poco antes. Véase pues como se porta un hombre agradecido quando nada tiene que temer ni esperar de LITERATURA A NGJ.O-H1SPAN A. su antiguo favorecedor. Hablando en una nota de su excelente Poema que empieza " A vos el apuesto, complido garzón" dice asi: " Los inteligentes dirán cual sea el mérito de esta composición. liaste ase- gurar, que una obra escrita en el W>* guage que hablaron en Castilla nuestros abuelos cuatro siglos hace, en la cual no solo las palabras, sino las frases, el gir° poético, la versificación y las ideas, lia" de suponer la antigüedad que el autor quiso darla ; es un esfuerzo muy difícil- " En ella celebró el poeta el casamiento del principe de la Paz con una nieta de Felipe V., y no será la úniea de las que escribió para el principe, que ocupe un lugar en esta colección. " Mientras aquel personage mereció la predilección del soberano, y dispuso» su voluntad de los destinos de la monar- quía, los literatos y los artífices solicita- ron su favor, como los prelados, los ma- gistrados, los caudillos, los ministros, los embajadores, los grandes. Arbitro de la fortuna, y aun de la existencia, de muchos de ellos, ninguno desconoció 1» necesidad de complacerle: todos fre- cuentaron sus antesalas, su gabinete y 6U caballeriza. Distinguió á Moratin entre los humanistas que florecian entonces, y continuamente le estimulaba á escribir- Si algo valen las comedias originales de este autor, á él se le deben, y á la pre- ferencia que daba á sus composiciones» entre las muchas que á porfía le presen- taban los demás. Error sin duda; per" no el mas grande de los que pudo come- ter durante su gobierno. " Ni fue su amigo Moratin, ni su con- sejero, ni su criado ; pero fue su be- chura : y aunque existe una filosofía có- moda, que ensena á recibir y no agra- decer, y que obrando según las circun-LITERATURA ANGLO-HISPANA. ÍÍ53 stancias, paga con injurias las mercedes recibidas y solicitadas, Moratin estimaba en mucho su opinión, para incurrir en tan infames procedimientos. Entonces trato de complacer á su protector por medios honestos, y entonces y ahora le deseó felicidad y se la desea. Todo el esfuerzo de las pasiones poco generosas, ais y reciprocamente. 14. Deseando S. M. B. ansiosamente la abolición total del comercio de escla- vos, las Provincias Unidas del Rio de la Plata se obligan á co-operarcon S. M. B- al cumplimiento de obra tan bénefica y a prohibir á todas las personas residentes en dichas Provincias Unidas, o sujetas á su jurisdicción del modo mas eficaz y por las leyes mas solemnes, de tomar parte alguna en dicho tráfico. 15. El presente tratado será ratificado, y las ratificaciones cangeadas en Lon- dres, dentro de cuatro meses, ó antes si fuése posible. En testimonio de lo cual los respecti- vos plenipotenciarios lo han firmado y sellado con sus sellos. Hecho eu Buenos Aires el dia 2 de Febrero en el año de nuestro Señor 1825. — Manuet, García — Woodbi.n'E Pauish. (Un sello.) (Un sello.) Nos Juan Gregorio de las lleras Ca- pitán General y Gobernador de la Pro- vincia de Buenos Aires encargado del supremo Poder Ejecutivo de las Provin- cias Unidas del Rio de Ja Plata reunidasINGLATERRA Y actualmente en Congreso, habiendo en cumplimiento de la leí fundamental de 23 de Enero de 1825, comunicado el dicho tratado al Congreso Constituyente para su consentimiento, y obtenido su pleno poder, y aprobación para ratificar y confirmar dicho tratado, por el pre- sente acto lo ratificamos y confirmamos en toda forma, prometiendo y obligán- donos en nombre de las dichas Pro- vincias Unidas del Rio de la Plata, á que todas las estipulaciones hechas, y Aligaciones contraidas en 61 serán sa- Sradas é inviolablemente cumplidas. 11UKNOS AI RUS. ¿83 En fe de lo cual, firmamos de nuestra mano el presente instrumento de ratifi- cación, y hediólo refrendar por nuestro ministro secretario de Estado en los departamentos de guerra y marina, sellán- dolo solemnemente con el sello de la nación de Buenos Aires á diez y nueve dias del mes de Febrero del año de nuestro Señor de mil ochocientos veinte y cinco. Juan Gregorio de las Hekas. Francisco de ¡,a Cruz. (Un Sello.) MENSAJE DEL VICEPRESIDENTE DE COLOMBIA ENCARGADO DEL GOBIERNO AL CONGRESO DE 1825. Coiic¡u(]a(jail0s del Senado y Cámara de Representantes; Hoy es cabalmente el dia señalado en nuestra constitución para no pudiendo tocar en Chiloe, ni en nin gun puerto de América ocupado por ws españoles. 14. Se dará pasaporte á los buques guerra y mercantes españoles, para es tal el incendio de caridad en que n°s abrasamos por vosotros y por vues- tra greV) qUe i,emos determinado, en Manifestación de los sentimientos de nuestro corazón, dirigiros especialmente Maestras palabras. A la verdad, con el Mas acerbo é incomparable dolor, ema- nado del paternal afecto con que os ama- mos, hemos recibido las funestas nuevas de la deplorable situación, en que tanto al Estado como á la Iglesia ha venido á reducir en esas regiones la cizaña de la rebelión, que ha sembrado en ellas el hombre enemigo : como que conocemos muy bien los graves perjuicios que re- sultan ála religión, cuando desgraciada- mente se altera la tranquilidad de los pueblos. En su consecuencia no pode- mos menos de lamentarnos amargamente, ya observando la impunidad con que corre el desenfreno y la licencia de los malvados ; ya al notar cómo se propaga y cunde el contagio de libros y folletos incendiarios, en los que se deprimen, menosprecian, y se intenta hacer odiosas ambas potestades eclesiástica y civil, ya por último, viendo salir, á la manera de langostas devastadoras, de un tenebroso pozo, esas juntas que se forman en la lo- breguez de las tinieblas, de las cuales no dudamos afirmar con S. León Papa, que se concreta en ellas, como en una inmunda sentina, cuanto hay y ha habido de mas sacrilego y blasfemo en todas las sectas heréticas. fe29G COALICION DEL PAP " Y esta palpable verdad, digna cier- tamente del mas triste desconsuelo, do- cumentada y comprobada con la expe- riencia de aquellas calamidades, que he- mos llorado ya en la pasada época de trastorno y confusión, es para Nos en la actualidad el origen de la mas acerba amargura, cuando en su consideración prevemos los inmensos males que ame- naza á esa heredad del Señor por esta clase de desórdenes. " Examinándolos con dolor se dilata nuestro corazón sobre vosotros, vene- rables hermanos ; no dudando estaréis íntimamente animados de igual solicitud en vista del inminente riesgo á que se hallan expuestas vuestras ovejas. " Llamados al sagrado ministerio pas- toral por aquel Señor que vino á traer la paz al mundo, siendo el autor y consu- mador de ella, no dejareis de tener pre- sente que vuestra primera obligaciou es procurar que se conserve ilesa la religión, cuya incolumidad, es bien sabido, de- pende necesariamente de la tranquilidad de la patria. Y como sea igualmente cierto que la religión misma es el vínculo mas fuerte que une, tanto á los que man- dan, cuanto á los que obedecen, al cum- plimiento de fus diferentes deberes, con- teniendo á unos y otros dentro de su respectiva esfera, conviene estrecharlo mas, cuando se observa que la eferves- cencia de las contiendas, discordias y perturbaciones del orden público, el her- mano se levanta contra el hermano, y la casa cae sobre la casa. " La borrosa perspectiva, venerables hermanos, de una tan funesta desolación nos obliga hoy á excitar vuestra fideli- dad por medio de este nuestro exhorto, con la confianza de que, mediante el auxilio del Señor, no será inútil para los tibios, ni gravoso para los fervorosos, \ CON FERNANDO VII. sino que estimulando en todos vuestra cotidiana solicitud, tendrán complemento nuestros deseos. " No permita Dios, nuestros muy amados hijos, no lo permita Dios, que cuando el Señor visita con el azote de su indignación los pecados de los puebloSi retengáis vosotros la palabra á los fieles» que se hallan encargados á vuestro cui- dado, con el designio de que no eiitien- dan que las voces de alegría y de salud solo son oidas en los tabernáculos de l°s justos ; que entonces llegarán á disfrutar el descanso de la opulencia y la plenitud de la paz, cuando caminen por la senda de los mandamientos de aquel SeiW' que inspira la alianza entre los Principé' y coloca á los Reyes en el solio ; que '* antigua y santa Religión, que solo es tal mientras permanece incólume, no puede conservarse de ninguna manera en purez* é integridad, cuando el reino, dividid» entre sí por facciones, es, según Ia a'^* vertencia de Jesucristo Señor nuestro, infelizmente desolado, y que vendrá con toda certeza á verificarse por último, qlie los inventores de la novedad se verán precisados á reconocer algún dia la ver- dad, y á exclamar mal que á su grado con el Profeta Jeremías : " Hemos espera- do la paz, y no ha resultado la tranqu'" lidad : hemos aguardado el tiempo de 1» medicina, y ha sobrevenido el espanto ¡ hemos confiado en el tiempo de la saludi y ha oceurrido la turbación." " Pero ciertamente nos lisonjearnos de que un asunto de entidad tan grave tendrá por vuestra influencia, con 'a ayuda de Dios, el feliz y pronto resultad0 que nos prometemos, si os dedicáis a es- clarecer ante vuestra grey las augustas y distinguidas cualidades que caracterizan á nuestro muy amado Hijo Fernando. Rey católico de las Cspañas, cuya sub-COALICION DEL l'Al'A lime y sólida virtud le hace anteponer al esplendor de su grandeza el lustre de la Religión y la felicidad de sus subditos ; y si con aquel celo que es debido expo- néis á la consideración de todos los ilus- tres é inaccesibles méritos de aquellos españoles residentes en Europa, que lian acreditado su lealtad, siempre constante, c°n el sacrificio de 6iis intereses y de sus vidas en obsequio y defensa de la Reli- gión y de la potestad legítima. La dis- tinguida predilección, venerables herma- n°s, para con vosotros y vuestra grey, que nos estimula á dirigiros este escrito, ios bace por el mismo caso estremecer tanto mas por vuestra situación, cuanto °s consideramos mayormente oprimidos en la enorme distancia que os separa de vuestro común Padre. " Es sin embargo un deber que os im- pone vuestro oficio pastoral el prestar auxilio y socorro á las personas afligidas ; el descargar de las cervices de todos los atribulados el pesado yugo de la adversi- dad que los aqueja, y cuya sola idea obli- 8a á verter lágrimas ; el orar por últi- *M> incesantemente al Señor con humil- des y fervorosos ruegos, como deben ha- cerlo todos aquellos que aman con verdad !l sus prójimos y á su patria, para que se Qigne su divina Magestad imperar que cesen los impetuosos vientos de la dis- cordia, y aparezca la paz y tranquilidad deseada. " Tal es sin duda el concepto que te- nemos formado de vuestra fidelidad, ca- ridad, religión, y fortaleza; y en tanto grado os consideramos adornados de estas virtudes, que nos persuadimos cum- pliréis de modo todos los enunciados de- OON FERNAN DO VII. 297 be re 8> que os liemos recordado, que la Iglesia, diseminada en esas regiones, obtendrá por vuesta solicitud la paz, y será magníficamente edificada, siguiendo las sendas del santo temor de Dios y de la consolación del divino Espíritu. " Con esta confianza de tanto consuelo para Nos, para esta Santa Sede y para toda la universal católica iglesia, que nos inspiran vuestras virtudes, ínterin el cielo, venerables hermanos, derrama sobre vosotros y sobre la grey que pre- sidís el auxilio y socorro que le pedimos, os damos á todos con el mayor afecto la bendición apostólica. Dado en Roma en S. Pedro, sellado con el sello del Pesca- dor, el día 24 de Setiembre de 1824, año primero de nuestro Pontificado. " En lugar del sello del Pescador. " Josef, Cardenal Albani." Vista la preinserta Encíclica en el re- ferido mi Consejo de las Indias, he re- suelto comunicárosla, para que haciendo saber su contenido á los cabildos de vues- tras respectivas iglesias y demás indivi- duos del clero secular y regular, pongáis en práctica, como os lo ruego y encargo, lo que el zelo y justificación de su Santi- dad os encomienda, contribuyendo por cuantos medios os dicte vuestra pruden- cia á que se restablezca la debida obe- diencia y entera tranquilidad de esas provincias *-. * Falta de espacio nos obliga a dexar las reflexiones que excita este capcioso documento, para el No. siguiente. Pero todo Patriota Hispano-Americano verá que la independencia de su pais no estará completa hasta que hayan cortado las alas a la disimulada ambición de Roma. Tomo [I. X298 NOTICIAS HISPANO-AMERICANAS. Los últimos papeles Mexicanos que ha» llegado a Londres, al tiempo que este Periódico va a la Prensa (lo qual es con mucha anticipación al dia en que se publica) llegan basta el 17 de Marzo. Contienen estos pa- peles algunas noticias de Guatemala, adonde habia llegado un Cónsul en- viado por los Estados Unidos. El dia 6 de Febrero se habia reunido en la Capital el primer Congreso Fe- deral. El Presidente Mexicano Don Guadalupe Victoria ha publicado una Proclama con fecha de 14 de Marzo, en que anuncia el reconoci- miento de México por el Gobierno Ingles, y se congratula con sus pay- sanos, por el resultado feliz de sus esfuerzos en favor de la Independen- dencia. Con quanto placer este benemérito patriota habrá cogido el fruto de sus sacrificios es bien fácil de entender. Con razón se gloria de la moderación que ha dirigido los pasos de la nueva República. A la verdad al considerar el estado en que se hallaba Hispano-America al empezar la guerra de su indepen- dencia, es de admirar la conducta tanto de sus nuevos gobiernos como de los pueblos que los han formado. La guerra entre Españoles y Ameri- canos ha sido cruel y sangrienta como la emulación, y odio mutuo por precisión debia hacerla. Vero al punto que se ven los naturales solos, toda efusión de sangre cesa, y> según podemos ver a tanta distancia, la mayor cordialidad y espiritu pub- lico se ve reynar entre ellos. Et establecimiento de una Colo- nia Ajrricultora de Ingleses e Irlan- deses en Buenos Ayres de que se dio noticia en el No. VI, p. 84 de este Periódico, va tomando cada día mas vigor. El Señor Barber Beau- mont ha propuesto al publico una Asociación, con un capital de un millón de Libras esterlinas, distri- buido en acciones de 100 Libras. El obgeto de esta Compañía es comprar y cultivar tierras baldías en el terri- torio de Buenos Ayres. Semejante empresa será de grandísima utilidad a aquellos payses, y los enlazará mas y mas con Inglaterra. LONDRES. IMPRESO POR CARLOS WOÜI», Püpiiiu's Court, Flcet Street.MODAS INGLESAS. Aplicación de las estampas. TRAGE DE PASEO. *WU6MÍA de seda color de fuego, abierta por delante, y descubriendo una parte de la misma; la abertura soste- nida con pabellones del mismo genero y color ; peto con Pabellones por el mismo estilo; mangas ancbas en su P^te superior, y abrochadas en la inferior con braceletes del mismo genero que el trage. Manto de terciopelo azul celeste, con forro de pieles. Sombrero del genero del trage, con cucardas en el filo de la copa, y un ramo de margaritas a la derecha.TRAGE DE BAILE. Tkage de gasa, rosa mui claro, sobre un viso de tafetán blanco; guarnición de raso de color de rosa, con una guirnalda de rosas encima: peto de enrejado, como Ia guarnición, con una pañoleta en punta del genero del trage; tocado de cinta color de rosa, entretegida con el cabello, y con margaritas; collar, pendientes y eS' trella de oro y perlas; guantes de cabritilla blanca; zapatos blancos de raso.I TRAGE DE VISITA. Trage de levantina color de violeta, con guarnición de fajas curvas y transversales, de lo mismo, cada faja soste- nida con un botón; cintura de lo mismo ; mangas anchas e» la parte superior y abrochadas en la inferior con tres braceletes de lo mismo, y uno de oro; pañoleta doble de punto ingles, ancha al rededor del cuello, y sostenida por detras con dos puntas; collar de pelo con cruz y broches de oro; cadena y anteojo de oro; zapatos de seda color de rosa.TRAGE DE TERTULIA. Tbage de raso azul celeste, bordado de plata, con dos guarniciones de encage, y la inferior bordada; cintura de raso celeste, colgante y con hebilla de oro; turbante del color del trage con dos plumas blancas; collar y braceletes de perlas con broches de oro: zapatos de raso blanco y guantes de cabritilla. El trage del niño consta de trage corto y pantalón con guarniciones, todo de per- cal blanco; cintura rosa; borceguies de tafilete amarillo.CORTINAS DE VENTANAS. Estos tres modelos se distinguen por su gusto y riqueza; el cortinage del de en medio es todo de seda, y conviene a un estrado amueblado con elegancia; los otros dos son mas a proposito para gabinetes y piezas interiores. Las cortinas blancas son de moselina, o gasa, y forman un bello contraste con los pabellones de seda. Las mol- duras son de madera dorada.ütarírtiaiire, o MENSAGERO DE LONDRES. Tomo IIo- OCTUBRE 1, 1825. N0, IX. DESPEDIDA DEL AUTOR DE LAS VARIEDADES LOS HISPANO-AMERICANOS. Entre las observaciones que se han hecho sobre el corazón humano, una Je las mas ciertas, es que en toda despedida y separación, se mezcla Clerta especie de melancolía y ter- nura aun quando se haya deseado c°n toda vehemencia. Muy depra- vados han de ser los hábitos, y per- versísima la condición de las personas SUe habiéndose de decir a Dios pro- bablemente para siempre, no sienten «n no-se-que en el fondo del alma 1Ue les recuerda la ultima separación v Partida, para siempre—el mo- mento en que olvidando quantos dis- gustos tiene la vida, la débil natura- leza quisiera prolongarla aunque fuese en compañía de los obgetos ^as desagradables; y antes que decir sible. Yo escribiría en Español si alguna porción de pays en que se hable esta lengua, estuviese dispuesta a sin reserva. Mas esto no es po porque la lengua Española ha llevado consigo la superstición, y esclavitud religiosa, donde quiera que ha ido- He aqui la gran dificultad, y peños8 molestia con que he tenido que con- tender siempre que he escrito en Español, y especialmente en esta ultima época. Pocos literatos pueden imprimir a su costa, y mucho menos con certeza de incurrir pérdidas. Librero que haga los gastos, es con- dición tan indispensable como pluma» papel y tinta. Pero los que arriesga" sus caudales en tales especulaciones tienen .que mirar a la venta y salid3 de sus libros, mucho mas que a 1° que contienen. De aqui resulta >a necesidad de que los autores se aco- moden a estas miras, o por lo menos que no las frustren; lo qual es justo- Mas donde se necesita, como en Hispano-America una completa re- volución de ideas sobre puntos con que está enlazada la felicidad púb- lica, los escritores que traten de hacer bien, deberían hallarse libres de estos pequeños miramientos. Yo he pr°' curado modificar y combinar los in- tereses diversos que se oponen a esta completa libertad filosofico-literaria, y me he aventurado a veces a intro- ducir los asuntos mas graves de que puede ocuparse el entendimiento hu- mano. Pero, no está bien, «« eS decente empezar un libro con un artículo sobre Religión o Política, sabiendo q-ue se ha de concluir conA LOS HISPAN descripciones de íluecos, cintas y modas. Aun quando escribiese con entera ^dependencia de miramientos, la dis- tancia a que me hallo del público a que he dirigido mis reflexiones, priva a la imaginación del estimulo que nace del trato y vista de las personas para quienes se escribe. El escritor periódico que se halla rodeado de sus lectores, encuentra medios a cada hora, de hacer nuevas observaciones, ya sobre el efecto de sus escritos, ya sobre la dirección y tono que debe darles en adelante. El que habla °ara a cara, y observa las mudanzas de los semblantes puede acomodar su» palabras al estado de su audi- torio j la atención de los oyentes lo anima; el desasosiego, o tedio que n°ta, le obliga a redoblar sus es- fuerzos, a variar el asunto, o excitar nuevo interés por medios inesperados. Sin estas ventajas la invención se adormece, y el discurso no acierta a salir de generalidades. En tales cir instancias lo mas acertado es soltar 'a pluma, y dexar el campo a otros qne se hallen con mas aliento para usarla. Mas como el bien de mis lectores, en especial los Hispauo-Americanos que me han favorecido con su apre- so, es y será siempre objeto de mis nías ardientes deseos, no puedo des- pedirme de ellos sin tocar sobre un Punto, que aunque muchos lo mirarán °on indiferencia o desden, es para mi de suprema importancia. Tal es la Religión. Sobre ella he hablado con bastante libertad en algunos de los OAMKRiCANOS. 301 Números anteriores, y con ella quiero concluir mis tareas. El motivo que mas me impele es que en las vicisitudes de mi vida, no puedo dudar que mis opiniones y exemplo durante mi juventud, hayan contribuido en algún modo a con- firmar las ideas anti-religiosas de mu- chos, y a sembrar sospechas sobre mi sinceridad, al presente, entre los que no me han conocido en ningún tiempo a fondo. En quanto a los que me conocen, no creo que haya uno que pueda suponer que me he convertido en hypócrita. Pero que le importa al mundo que el que esto escribe sea o no, al acer- carse a la vejez, Cristiano de cora- zón?—Poco o nada seguramente, en sí; pero mucho si se considera el resultado experimental que su mu- danza presenta. El mendigo que se acerca a las puertas del hospital con una enfermedad peligrosa, sobre que no se han hecho aun muchas obser- vaciones, excita el interés y fixa la atención del sabio Medico, no por lo que vale su persona, sino por lo que puede ganar el género humano de resultas de observarla. Con esta idea describí el giro de mi entendi- miento y opiniones en la obra que escribí dos o tres años ha en Ingles, baxo el titulo de Lettersfrom Spain, ó Cartas desde España, por Don Leucadio Doblado: nombre en que disfraze el mió; pues Leucadio se deriva de una palabra Griega que significa Blanco; y Doblado hace alusión a la repetición en Español de mi verdadero apellido White, cuya v 2302 DESPEDIDA DEL AUTOR DE LAS VARIEDADES dificultad de pronunciación y ortogra- fía, ha hecho que en España me llamen Blanco comunmente. Entre las dichas Cartas he insertado una pequeña Memoria sobre la forma- ción del carácter y opiniones de un joven eclesiástico Español (que soy yo mismo): y, si puedo ser juez en causa propria, es la parte mas impor- tante del libro : por lo menos, es la que escribí con mas trabajo y esmero. I Que hay pues que impida el que como ciertas obras empiezan con un compendio de la vida del autor, Las Variedades concluyan con un bos- quexo, no tanto de mis acciones, como de mis ideas? Los que, entre mis lectores, me tuvieren en algún aprecio, sin otro conocimiento que el de mis escritos; no llevarán a mal saber algo de mi; los que los hayan leido sin aficionarse al autor, proba- blemente ganarán algo si notaren en este bosquexo de su educación, el origen de errores, que no pueden menos que ser frequentes donde se educan los jóvenes como a mí me educaron. Los que me hayan cono- cido desde mis primeros años atesti- guarán la verdad de lo que digo, y verán los pasos que han conducido a la mudanza de opiniones que habrán observado en el discurso de mi vida. Mi nacimiento fue en Sevilla a II de Julio de 1775, de padres no- bles, aunque no ricos. Mi padre fue hijo de un Comerciante Irlandés cuya casa sufrió grandes quebrantos des- pués de la muerte de su establecedor, de modo que a raí padre solo le que- daron medios de vivir con decencia, siguiendo el comercio por mayor con Inglaterra. Yo, como su hijo mayor fui destinado al escritorio donde aprendí a escribir, contar, y ,8 lengua Inglesa, que tanto me ha ser- vido en esta época de mi vida. En la suposición de que no se necesitaba otro saber para el Comercio, solo las instancias de mi madre, que era muger de gran viveza y talento, Pu" dieron lograr que me diesen un maestro de Latinidad de quien t°' maba una corta lección, después q"e salia del escritorio, por la tarde- Aunque el saber que con tan p°c° tiempo y estudio podia lograr, era poquísimo, mi afición a la carrera literaria crecía por momentos. Abor- recía, por otro lado, los copiadores, conocimientos, y facturas, y el eD* cerramiento continuo del escritorio; y viendo eternamente ante mis ojos a los Canónigos, y Prebendados de la Catedral, se me antojó ser clérigo» y este antojo fue declarado vocación, a los doce o trece años de mi edad, por los teólogos profundos que fre' quentaban mi casa. A los catorc" años me procuraron la tonsura a titulo de suficiencia; y ya solo habia que tratar de empezar mis estudios, c°a la poquísima latinidad que habia ad- quirido. Pero aquí se presentó u»a dificultad enorme. El confesor de mi padre era un Reverendísimo Pf0" sentado del Orden de Santo D0' mingo. Mi madre y toda su famil'8 era en estremo parcial de los Jesuítas, y de los restos de sus discípulos qlte aun sostenían el partido de la estin* guida orden en la Universidad, y e°A LOS HISPANO-AMERICANOS. 303 el Oratorio de San Felipe Neri. Por desgracia de la ciudad de Se- villa, habia, y probablemente habrá al presente en ella un Colegio de Dominicos, llamado de Santo Tomas, P« aunque sin facultad de conferir grados, mantenia la apariencia de in- strucción pública, con unos quince o ■veinte estudiantes; enseñándoles fiso- lofia por un autor semibárbaro lla- mado Goudin, y la teología por la Suma de Santo Tomas. El tal Co- legio era una viva imagen del estado de Europa en el siglo trece. La Universidad, aunque de las mas atra- sadas de España, no se hallaba su- mergida en tan obscuras tinieblas. Enseñábase en ella los principios de filosofía natural, y aun algo de Geo- metría; se hablaba tal qual Latin Puro, y habia algunas semillas de buen gusto esparcidas entre algunos de los jóvenes que crecían en sus «lases. Entre estas dos escuelas Pendía mi suerte; pero no estubo mucho tiempo indecisa, porque el Padre Presentado hizo caso de con- ciencia el que me enviasen al Co- kgio Dominico. La razón que dio a mi padre era irresistible. '' La filo- sofía que se enseña en la Univer- sidad (decia el Reverendo) es peli- grosa, y lleva a la heregia. Una de las proposiciones que enseña es que °ay un Espacio eterno, e infinito: lo qual como V. vé, Señor Don Guillermo, es casi decir que hay dos Dioses." Mi padre que era uno de los hombres mas virtuosos que ha habido en el mundo, y se terciaba de muerte al oír la palabra heregia, de- cidió al momento que su hijo habia de beber los puros raudales de la ciencia Tomística. Halléme en breve estudiando las Súmulas del Padre Goudin; pero aunque ni lerdo, ni perezoso, como no podia entender ni al libro ni al Catedrático, bien pronto dexe de estudiar las conferencias. Habia en mi no obstante una sed de saber que no hallaba con que satisfacerla, por la escasez de libros que habia en las mas casas Españolas. Por for- tuna una tía mía tenia un gabinetito de libros entre los quales se hallaban las obras de Feyjoo. Empezé a leer su Teatro Crítico, y tal fue el placer que rae daban sus discursos, que no soltaba el libro de las manos. Lei, y relei los argumentos con que el autor ataca al Peripato, y concebí el mas profundo desprecio de lo que se enseñaba en el Colegio Dominico. Acercábase en esto el fin del Curso, y el Padre Lector tuvo por conve- niente reprehenderme en la clase por mi indolencia, y descuido, diciendo que era el mas ignorante de sus discí- pulos. Aunque de genio natural- mente corto, no me permitió mi pun- tillo dexarme arrollar de este modo, y levantándome en medio de la clase, dixe que ni habia estudiado, ni estu- diaría las antiguallas que alli se ense- ñaban : que entre tanto que los de- mas se devanaban los sesos con sus súmulas, yo estaba aprendiendo por mí solo los principios de ia verdadera física moderna. Enfin tanto dixe, que el Frayle encolerizado protestó que a no ser por mi padre, me des-304 DESPEDIDA i) lili AUTOR DE LAS VARIEDADES pediría de la clase: los otros estu- diantes querían darme un mantea- miento. Fui a casa; conté toda la aventura; y mi madre parte por miedo de que me maltratasen, parte enojada con el motejo del Lector, se empeño en que no había de volver mas al Colegio. Continuábase una especie de Academia de Lógica des- pués del curso de la Universidad, y a ella me enviaron, con la espe- ranza de que si me ponia al igual de los que habían estudiado todo el año, de modo que pudiese sufrir un exa- men, el Consejo de Castilla me daria una dispensa y pasarla el año. Mi aplicación fue tan grande que pasé entro los mas adelantados, aun- que no habia estudiado dos meses. Habiendo escapado de las tinieblas del Aristotelismo, por esta feliz ca- sualidad, no hubiera salido de los trámites de una Universidad Espa- ñola, a no haber sido por otra com- binación de circunstancias favorables. Entre los estudiantes deTeologia de aquel tiempo se hallaba un excelente ¡oven, Don Manuel del Marmol, que después fue por muchos años Cate- drático de Filosofía, y compañero mío en la Capilla Real de San Fer- nando. Desde entonces se le cono- cía afición a la enseñanza de la juven- tud, y yo fui uno de sus primeros discípulos particulares, entre los mu- chos que ha educado sin remunera- ción alguna. El fue el que me enseño los principios de Geografía, y el systema Copernicano, aunque como mera hypotesis; porque la Santa iglesia Romana no gusta de rodar la bola con la tierra en que se ha sentado tan cómodamente. Tam- bién me dio Marmol la primera idea que yo tube de poesía Española. Pero a quien mas debi en punto a Bellas Letras de que solo el nombre se conocia en Sevilla, fue a Don Manual María de Arjona, que murió no ha mucho, siendo Canónigo Peni- tenciario de Córdoba. Este hombre cuyos talentos eran de los mas dis- tinguidos que ha tenido la España, tomó la Beca en el Colegio Mayor de Sevilia, al tiempo que yo empe- zaba a estudiar Teología. La amis- tad que entablamos entonces, él como mi Maestro, y yo como uno de los tres o quatro jóvenes que por afición, y sin obligación alguna, instruía casi diariamente, fue de las mas intimas y sinceras que he disfrutado en elmundo. Aijona fue quien desarrolló mis facul- tades intelectuales, y en su compañía se fortalecieron. Jamas cesará mi corazón de agradecer a tan excelente amigo ni de sentir su temprana pérdida. Baxo la dirección de Arjona se estableció en Sevilla una Academia de Letras Humanas que continuo por unos seis años. Del gusto que reynaba en ella, y de los talentos poéticos de sus individuos se dieron algunas muestras al público. Eas principales son dos cantos heroicos, uno por Don Félix José Reynoso, V otro por Don Alberto Lista, que honrarían a hombres maduros de qualquiera nación, quanto mas a unos jóvenes, que no habian salido do la atmosfera de ignorancia que rodeaba a la capital de Andalucía.A LOS H1SPANO-AMER1CANOS. Pasando por alto la historia de mi juventud en quanto no tiene con- nexion con el objeto de este bos- quexo, que es el de dar idea del rumbo de mis opiniones religiosas, me apresuro a describir los trámites que me llevaron a la incredulidad después de haberme ordenado de Sacerdote. Mis primeros años pasaron baxo elinfluxo de la educación religiosa W« esmerada. Mis padres eran en extremo devotos; y yo seguí sus Pasos desde temprano. Tenia mi director espiritual en San Felipe Neri, y hacia allí Exercicios casi todos •es años. Si el ardor de la juventud me separaba algunas veces de la senda que me habia propuesto, pronto vol- v'a a ella, y sugetaba el cuello a la eoyunda. Acabados mis estudios y habiendo tomado mis Grados, fui Regido Colegial del Mayor de Santa María de Jesús Universidad de Se- villa; y gozando aun el honor de Vestir su Beca, recibí el orden del Sacerdocio. Esta fue la época mas devota de mi vida. Mi deseo de cumplir con las obligaciones de mi estado era vehemente. Pasaba el tiempo en predicar, en el confeso- nario, y en la lectura de libros de Teología y Devoción; aunque siem- pre reservaba cierta porción de tiempo, Para mis estudios favoritos de filo- sofía Literaria, por cuyo nombre en- tiendo el análysis de las bellezas de estilo, tanto en los Poetas como en 'os Oradores. Los que yo tenia siempre entre maons eran los Latinos, Españoles, Italianos, y Franceses. 305 El estudio, que por mí solo habia hecho en la primera, y dos ultimas de estas lenguas me hacia entenderlas con entera facilidad en sus mejores escritores. En breve hize oposición a la Canongia Magistral de Cádiz; y pocos meses después a la Magistral de la Capilla Real de San Fernando de Sevilla, que gané, quando solo tenia veinte y seis años. Mi conducta después de este ascenso siguió tan religiosa y arreglada como antes. Mas no habia pasado un año quando sin dar motivo, ni poder valerme, ine ocurrieron las dudas mas vehe- mentes sobre la religión Católica. Desechábalas con el mayor ahinco; pero mientras mas pugnaba contra ellas, mas vivamente se presentaban a mi entendimiento. Quantos han sido educados en la religión Romana tienen por basa sentada que no hay otro Christianismo verdadero en el mundo que el que se profesa baxo la autoridad del Papa, a quien consi- deran como cabeza de la verdadera Iglesia. Asi es que si llegan a dudar de la infalibilidad de la Iglesia, no les queda duda que la religión Chris- tiana es falsa. En esta suposición, mis dudas aunque se dirigían princi- palmente contra la infalibilidad del Papa y de la Iglesia, amenazaban arruinar mi creencia en Jesu Christo. El argumento que mas me acosaba, es el mismo que le ocurrió a un famoso escritor Ingles llamado Chil- lingworth, quien, en su juventud se hizo Catholico, y luego se volvió al Protestantismo. Es bien curioso que la misma idea se presentase a per-306 DESPEDIDA DEL AUTOR DE LAS VARIEDADES sonas tan diferentes, como el dicho escritor y yo. ¿ En que fundamos, me decia yo a mi mismo, la infalibilidad de la Iglesia ?—En la Escritura.— l Y en que fundamos la certeza de que la Escritura dice que la Iglesia es infalible ?—En la infalibilidad de la Iglesia, que interpreta de este modo, ciertos pasages oscuros.— l Que es esto sino un círculo vicioso? —Ademas, decia yo, donde se halla la definición de la Iglesia.—El Papa y su Corte se ven acometidos por los Protestantes, y a viva fuerza y quando no tiene otro remedio llama a un cierto numero de Obispos, envia sus legados a Trento, y con promesas y amenazas, dirige todo lo que se hace en el Concilio, cuya mayoría siempre tuvo cuidado de que consistiese de Prelados Italianos. Pero suponga- mos que estuviesen alli todos ó la mayor parte de los Obispos Chris- tianos ¿ por qué regla sabemos que semejante Congreso es la Iglesia y por tanto infalible? ¿A donde se nos ha revelado a que clase de mayoría se ha prometido la infalibilidad? Por otro lado en que prueba infa- lible se funda el hecho de que San Pedro fuese Obispo de Roma, o que si lo fue se le prometiese a sus succe- sores el goze de los privilegios sobre- naturales de que el gozaba? San Pablo dice, que el era igual al mayor de los Apostóles, y San Pedro en sus Epístolas no habla ni una palabra del Primado. Con que toda esta certeza Católica se funda en una calila de las conjeturas mas incier- tas i—En vano cerré los ojos a todas estas razones; porque tratar de darle' respuesta no está al alcanze de nin- guna Lógica. Al cabo de alg"n tiempo mi fé vino a tierra; y persua- dido de que todo lo que habia apren- dido en las clases era parte integral de un systema completo; bastóme el hallar que en él se contenia una falsedad, para declarar que el tota' era por consequencia, una impoS' tura. Quando se disipó el primer azora- miento que el nombre de inc redulidad y heregia causó en mí a efecto de una larga costumbre; afectos muebo mas dolorosos se apoderaron de W1 alma. Vime clérigo, y como tali sugeto a la doble tyrania de la In- quisición y de las leyes Eclesiásticas. ¡ Es posible, decia con desesperación que una criatura racional se haya de ver en la situación que yo me veo! Mi entendimiento, que es como 'a vista de mi alma, me representa ciertas cosas de un modo distinto del en que los que tieuen el poder en sus manos, dicen que las ven: í porque ellos son fuertes, y yo débil; ellos muchos, y yo solo; ellos, sos- tenidos por la multitud ignorante, y yo sin auxilio en los pocos que píen' san conmigo; he de pasar la vida protestando a la faz del mundo q«e es verdad, lo que de cierto me parece mentira! Si se me escapa una palabra que dé a entender lo que pienso» vendrá la Inquisición a nombre del Papa, y me encerrará en una prisión» donde por salvar mi vida tendré que hacer una multitud de juramentos falsos, someterme a penitencia?A LOS HISPANO-AMER1CANOS. 307 aparecer en público con tanto bo- chorno como si hubiese sido conven- cido de los delitos mas vergonzosos. Pues añádase a esto el celibato for- zado a que la tyrania Eclesiástica me compele. g No es el celibato una iey meramente de disciplina (conti- nuaba yo para conmigo) una ley cuyas fatales consequencias nadie sabe me- jor qUe los Papas y Cardenales, por su propria experiencia 1 ¿ No es Pues una infame tyrania, y desprecio absoluto de la moral, el que man- tengan esta ley a pura fuerza, y que m aun permitan al eclesiástico que no quiera conformarse, el que cese en su ministerio, y vuelva a la comu- nión de los seglares l Lo que mas me indignaba era ver que el Papa dispen- sase en este punto quando se cruza- ban intereses politicos; y que quando se interesaba la felicidad, y virtud de millares, se desentendiese de ello. Volvía los ojos a Talleyrand, Obispo Católico a quien, por intercesión de Buonaparte concedió el Papa con- vertirse en seglar y casarse solem- nente, bien que lo habia estado por duchos años sin bendiciones. £ Que se hizo en este caso del carácter in- deleble del Sacerdocio y de todas las tramoyas, inventadas para sostener la guardia de Eunucos honorarios que el Papa mantiene por todo el mundo a imitación de la del Serrallo del gran Señor.' Perdónenme mis lec- tores, si me acaloro, pues la memoria de lo que sufri baxo la tyrania de Roma, la immoralidad a que ella me conduxo, con otros miles, que a no ser por sus barbaras leyes vivirían quieta y santamente, y ahora son la polilla de la virtud femenil en todo pays Católico; me hace salir de mí aun después de tantos años. Irritado de este modo a nombre de la Religión Christiana, hasta el nombre de religión se me hizo odioso, como lo es por desgracia, para todo Español cuyo espíritu se rebela, en silencio, contra el Christianismo Pa<- pal. Leía sin cesar quantos libros ha producido la Francia en defensa del Deísmo y Ateísmo, y me com>- placia en insultar asi, en secreto, la tyrania odiosísima que me tenia echada su mordaza. Pocos Espa- ñoles me habrán excedido en la. vehemencia con que segui estos mal- hadados estudios, y pocos habrán' penetrado mas que yo las máximas do la infedilidad. Asi es que el pro- fesarme ahora Christiano de corazom no puede achacarse a ignorancia de los argumentos contrarios. Diez años pasé de este modo, tan ageno de adelantar en la carrera que tan prósperamente habia empezado, que realmente me avergonzaba de ser clérigo, y toda mí ambición se encerraba en prolongar la licencia del Rey que me permitía vivir en Madrid,, donde por no entrar en ninguna Igle- sia, no vi las excelentes pinturas que hay en las de aquella corte. Tan enconado me habia puesto la tyrania. Entraron los Franceses; siguióse el dos de Muyo; volvi, maldiciendo mi suerte, a Sevilla, a exercer mi odioso oficio de engañar a las gentes. Pero gracias al cielo, el deseo vehe- mente que habia tenido de dexar u308 DESPEDIDA DEL AUTO España, y vivir de mi trabajo en un pays libre, se me proporcionó quando las tropas de Napoleón entraron en Sevilla. Nada me habia detenido sino el temor de que mi fuga diese la muerte a mis padres; pero al acercarse los Franceses mis mismos padres aprobaron mi partida. Vivos están aun los que me aseguraron el favor y protección del gobierno in- truso si me quedaba; pero ni el arzobispado de Toledo me hubiera hecho dudar un instante entre la li- bertad que iba a cobrar, con mi voluntaria pobreza, y una Mitra mar- cada con el sello de la esclavitud Romana. Llegué a Inglaterra en la necia persuasión de que en un pueblo tan ilustrado, casi no habria huellas de la religión Christiana. Poco tiempo, empero, habia vivido en Londres quando hallé con sorpresa que los hombres mas sabios creian firmemente la verdad del Christianismo. Otra de las cosas que me hicieron mas impresión fue la modestia femenil de esta nación. Hablo a Españoles, es decir a gentes que han heredado el carácter moral Español: asi que no tendré que entrar en pormenores in- decorosos sobre esta materia. Todos saben el estado de inmoralidad casi universal en que están los payses Hispanos. Todos saben que en el trato general no se piensa mas que en un solo objeto, que es quebrantar los lazos mas sagrados de la sociedad. Los que hayan vivido en Inglaterra (que son muchos entre los que hablan la lengua Castellana) podran pintar R DE LAS VARIEDADES la enorme diferencia de los dos payses en este puuto. Llamóme la atención todo esto, y no pude menos que persuadirme de que mi cabeza estaba llena de errores, a causa de la ignorancia general de lo demás del mundo, en que vivianios en España. Persuadime igualmente de que en comparación de las gentes de letras en este pays, yo me hallaba en profunda ignorancia. Esto induxo a aplicarme, noche y dia, n° solo para mantenerme con las pr°' ducciones de mi pobre pluma, sino para adquirir conocimientos que las hiciesen algo mas dignas del aprecio público. El resultado de este pla" fue que por quatro años estudiaba)' escribía a razón de diez horas en laS veintiquatro. De este modo adq"ir' el conocimiento de la lensrua Grieg3' y me familiarize con el idioma IngleS» y con su literatura. A poco tiempo de haber llegado a Londres fui por curiosidad a I" Iglesia Protestante de St. James, 1 aunque no tenia entonces relig'0" alguna, la sencillez, y decoro de los oficios, y el espíritu de devoción ra' cional, aunque fervorosa, que respis el oficio Divino de la Iglesia de In- glaterra, me movieron el corazón de modo que no pude oir un hyiuno al Eterno Autor de nuestro ser, sin la- grimas de ternura. Una especie de casualidad habia puesto en mis manos la Teología Natural de Paley, que el Señor Canónigo Villanueva ha tra- ducido, poco ha, al Español. Solo una profunda ignorancia de las obras de la Naturaleza, y una irritaciónA LOS HISPAN continua de parte de los que baxo el nombre de Dios tyranizan a los hom- bres, pueden cegar a una criatura racional hasta el punto de dudar si el autor de este estupendo Universo, es un ser Inteligente, o solo un con- junto de fuerzas naturales. Mis dudas sobre este punto desaparecieron al leer la obra citada; y desde entonces ffle propuse no pasar dia alguno, sin bordarme del autor de mi entendi- miento, y de mi vida; pidiéndole que me ilustrarse para hallar la verdad en materias religiosas. En breve vino a mis manos la otra °bra de Paley en defensa de la verdad de la Religión Christiana, cuyos dos tomos tengo traducidos al Español, y probablemente pronto verán la luz, El objeto de esta obra es probar que segun todas las reglas de lógica y critica, es imposible que la historia de los milagros de Christo y sus apostóles, sea falsa: y que por con- siente, es un deber de todo hom- bre a cuya noticia llegan los libros sagrados que contienen los preceptos i doctrinas de Christo y sus apostóles, el recibirlos y observarlos como re- Velados de parta de Dios. El autor no entra en la disputa de quales son •as verdaderas doctrinas del Evan- gelio: su empeño es probar que Uñemos obligación de estudiarlo y obedecerlo, según que, en nuestro .Inicio, se haya de entender su con- tenido. El estudio de esta obra y otras de la misma clase me convenció de la Verdad de la religión Christiana, y habiendo examinado las doctrinas de O-AMERICANOS. 30U la Iglesia de Inglaterra, y halladolas conformes con el systema Apostólico, me determiné a profesar su fe. Dios me es testigo de que tanto en el exa- men que hize antes de este paso, como en todo lo que dice relación a materias religiosas, siempre he pro- cedido con todo el candor de que soy capaz: en prueba de lo qual, y para buen exemplo de los que deseen acer- tar en semejantes puntos, diré, ante el mismo Santísimo testigo de los se- cretos del corazón, que aunque por una temporada me combatieron las antiguas dudas sobre la Religión Christiana, jamas permití que estas dudas me sirviesen de pretexto para darme a la inmoralidad en que había vivido antes de hacerme Christiano Protestante. Los que imaginan que han estudiado la question de la ver- dad del Evangelio, entregándose en- tretanto a los vicios, y no leyendo otros libros que los impuros y blas- femos con que ciertos emigrados Españoles están inundando la Ame- rica desde Francia; se engañan miserablemente. La verdad reve- lada no se ha de entrar por los ojos a los que no la busquen. La Reve- lación de Dios en sus Escrituras es parte principalísima de la Probación Moral, para que nos ha puesto la Providencia en el mundo. Por mas argumentos que se traigan contra la Religión no hay hombre racional que pueda negar que el espíritu del Evan- gelio es digno de Dios, y capaz de elevar a los hombres a la mas alta dignidad de criaturas racionales. No hay hombre verdaderamente bueno310 DESPEDIDA DEL AUTOR DE LAS VARIEDADES que no desee que la Religión Chris tiana (no como la vemos baxo el dominio de Roma, sino en su sen cillez primitiva) salga por cierta y ver- dadera. Solo los viciosos se alegran quando piensan que han demonstrado que es falsa. Asi que no debemos pensar que Dios abrirá los ojos del entendimiento a los que se pongan a examinar este punto, cargados de vicios que aun la sana filosofía re- prueba. Los que entre mis lectores se hal- laren en la situación en que yo estube por tanto tiempo, deben en primer lugar considerar la importancia de averiguar con certeza si los males con que la religión amenaza a sus enemigos, y los bienes que promete a los que observan sus preceptos, son reales y verdaderos. Para esto deben implorar el auxilio del cielo, y estu- diar el punto con atención y esmero, no fiándose de libros superficiales, en que los autores se valen de inde- cencias y burlas, para ridiculizar al Christianismo, al qual confunden con el systema que se profesa en Roma, y en los payses que se hallan baxo su dominio espiritual. Olvídense pues de las opiniones Teológicas que han oido constantemente como si fuesen el Evangelio mismo; y recurran a los escritos de los Apostóles y Evan- gelistas. Si hallaren aun en ellos cosas que choquen a su razón, pásen- las, por alto, hasta que se hayan hecho cargo completamente del ca- rácter de Jesu Christo y sus apostóles, del espíritu general de sus doctrinas, y de la pureza de la moral que se contiene en el Nuevo Testamento- Al paso que se penetraren mas y m83 de estas verdades hallarán que laS dificultades que los arredraban »' principio se irán desvaneciendo basta que pesen poco o nada contra I*9 pruebas generales de la divinidad de' Evangelio. Aun quando yo no pudiese ba"ar salida a ciertas dudas y reparos de los incrédulos (ninguna de las qua'eS se halla sin respuesta sólida en l°s libros que se han publicado en este pays) la fuerza del siguiente arg"' mentó haría que no abandonase creencia en el Christianismo. Los estudios que he hecho, y en especial el de la Anatomía, que B»f° como uno de los mas interesantes» me han convencido con mas fuerz" que el de una demonstracion Ge<>' métrica, que hay un Dios cuya »'*•' teligencia suprema es la causa y origen del mundo visible. Un set inteligente, no puede menos que set al mismo tiempo Moral: es decir» que precisamente ama la verdad y detesta la impostura. Ahora bie" quando considero los acontecimientos» y pruebas que baxo este Dios inteli- gente y moral, se han combinad" para dar probabilidad al Christia»' ismo: quando leo el Nuevo Testa- mento, y veo la sencillez, ingenuidad» y honradez que aparece en sus au' tores, y en el principal personage cuyas doctrinas encierra: quando veo a felicidad que estas doctrinas y pre' ceptos, causan al genero huma»0 donde no se hallan corrompidas p°r la tyrania Eclesiástica; quando u"1'A LOS H1SPANO-AMERICANOS. 311 mámente considero la infinita supe- rioridad que el Christianismo tiene sobre los demás systemas religiosos en sus dogmas, y moral, y pruebas; quando veo todo esto digo con la mayor confianza, o el mundo es obra del acaso (lo qual es un delirio) o el Dios que ha dado racionalidad a los hombres es el autor de la única reli- gión cuya verdad está fundada en la razón y en la experiencia. PROSPECTO POLITICO DE LOS ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. Dn las memorias presentadas en las dos cámaras del congreso general de la Federación Mexicana por los Ministros Secretarios del despacho, a' abrirse las sesiones del presente an°, aparecen ya las formas que es capaz de recibir el cuerpo de aquella n«eva nación, y el distinguido lugar que a la vuelta de poco tiempo puede hacerse entre los pueblos mas civili- ^dos. La Europa, que, en estos últimos arios ha estado como suspen- sa. en espectacion de la gran lucha e°tre la independencia y la servidum Ure, la ve por fin terminada a satis facción de la humanidad y de la justi- eia; pero no está ménos empeñada su tención en la nueva lid que de este Wismo triunfo se origina entre los hábitos antiguos y los actuales inte- nses, entre los obstáculos y las ne- cesidades de una existencia social, ^e debe reformarse sin espíritu des- ductor, mejorarse sin exasperación, y dentarse sobre una atinada combina- ción de elementos antiguos y moder- nos. Empresa ardua, en la qual debe uyudar el tiempo mas que los buenos deséos, y la experiencia tanteadora basque la zelosa intrepidez. ¿Quien, al ver el rápido incremento que desde su emancipación han tomado los Esta- dos-Unidos del Norte-América de- xará de augurar proporcionados ade- lantos a favor de las nuevas repúbli- cas de Hispano-América? Este es el primer argumento que ocurre a los que parece que se contentan con el sonido o con el significado técnico de las vozes i?idependencia, libertad, y otras semejantes; pero los que, al aplicarlas a la práctica de los gobier- nos, buscan en ellas costumbres, pre- disposición, y capacidad para produ- cir y conservar estos preciosos frutos de la civilización, ántes que una ansi- osa afición a disfrutarlos sin conocer bien su cultivo ni tener todavía ter- reno propio para aclimatarlos, andan mas circunspectos en sus pronósticos, sin ceder a los otros ni en lo bené- volo del deseo, ni en lo acertado del consejo, ni en lo desinterado y filan- trópico de la cooperación. No so- mos nosotros de los que, según dice el ministro de justicia y negocios ecle- siásticos al fin de su memoria, " de- ducen ciertas conseqüencias del ac- tual atraso (de Hispano-América) o que fincan sus esperanzas en un fu-ai2 PROSPECTO POLITICO DE LOS turo desconcierto." Los hai de estos, y creemos con el mismo ministro que los tales se equivocan grosera- mente. Podremos también nosotros equivocarnos, pero procurarémos que nuestras equivocaciones no sean groseras, fundándolas en lo posible en la exactitud de los datos y en la imparcialidad de lo que por ellos de- duzcamos. Si nos atrevemos a se- ñalar algunos escollos, a desaprobar algunas disposiciones, a insinuar al- gunos medios, lo harémos movidos, no de esperanzas criminales, sino de temores laudables; y el Señor Minis- tro y sus conciudadanos tendrán que agradecernos lo fino de la voluntad, quando no lo atinado del consejo. Decimos pues, como por tesis gene- ral en la qüestion presente: que, en nuestro entender, los nuevos Esta- dos de Hispano-America entran en la carrera de la independencia y de la libertad partiendo de un punto mucho menos ventajoso que los An- glo-Americanos; porque estos, sien- do, como eran libres, y aptos para serlo en toda la acepción de esta palabra, quando se desmembraron de la Gran Bretaña, provocaron ellos por sí solos la lucha de la indepen- dencia, y la emprendieron para am- pliar, para perfeccionar su libertad, para deberla a sí mismos sin pagar lo que podían disfrutar de valde. Pero los Hispano-Americanos, im- pelidos y favorecidos por un conjun- to de circunstancias extraordina- rias a conquistar la independencia que, en medio de ellas, llegó a serles indispensable para existir, tienen que ser libres para conservarla, no corno los otros, para aumentar la libertad ¡ so han hecho independientes par£l cesar de ser esclavos y empezar a ser libres: para plantear el edificio so- cial, no para hermosearlo. La se" gunda operación es conseqüencia m- defectible de la primera, si esta no se yerra. Los Anglo-Americanos no arriesgaban en esto; j puede de- cirse lo mismo de los Hispano-Ame' ricanos ? He aquí la diferencia des- ventajosa ; veamos ahora la favora- ble. Los Anglo-Americanos lucha- ban, aun después de ganada la q"eS' tion sobre la independencia, con I°s ostáculos que a la nueva organizó cion y desarrollo de intereses p°d'a oponer una nación opulenta y p°de' rosa como la Inglaterra, capaz de hacerse gran partido con sus rique" zas y su reputación; los Hispan0' Americanos las han con la Espaf»a< desacreditada, hecha la fábula del mundo, postrada, enferma y cubierta de tales plagas, que ni sus anrig°s (si amigos puede tener el infortunio) se atreverían a socorrerla por mied° de contagiarse, o de tener que cos- tear todo el gasto del remedio. ^o* primeros solo contaban en el núme- ro de sus adictos, a la Francia J 8 la España, zelosas entonces de 'a prepoderancia inglesa, por razones de mera política especulativa, y aU° aquellas dos potencias tardaron bas- tante en declararse; los segundos tienen a su favor una gran masa de intereses mercantiles de la form¡da' ble nación inglesa, comprometidos, no solo en la independencia, sin0KSTADOS-UNIDOS MEXICANOS. 313 también en la buena organización de los nuevos Estados. Estos quizá son mirados con ojeriza por alguno que otro deliberante de puertas aden- tro en los conciliábulos del fanatismo, regulador de muy pocos gabinetes, Pero el pueblo de todas las naciones, mcluso el español anbela por enta- blar con ellos relaciones amistosas; aquellos, en la situación que entón- ces presentaba el mundo mercantil y Político, tenían que solicitarlas. Los unos eran industriosos, productores, vendedores; los otros son ricos, con- sumidores, compradores. Hombres «entíficos, artistas, acaudalados, mi- litares, comerciantes, escritores, pro- fesores, artesanos, lanzados o volun- tariamente desprendidos del seno de Su patria por el descontento o la per- secución efecto de los últimos choques que desde Madrid hasta Moskow «an agitado la Europa, todos miran hacia América en busca de reposo, de asiento, de trabajo, de fortuna, y aun de reputación. ¡ Qué perspec- tiva tan lisonjera para aquellos pue- blos que, quando empiezan a cons- tituirse, son brindados con todas las Ventajas y facilidades que, buscadas Por otros, siempre se les han resis- tido ! Los de la federación Mexica- na no serán los que ménos fruto sa- quen de tan feliz coyuntura de cir- cunstancias si, apoyados en la sensa- tez y moderación que presentan los primeros pasos de su carrera política, llegan a ponerla expedita y segura en todas sus direcciones, que es lo único en que deben esmerarse. Las memorias que nos hacen formar este concepto ofrecen gran número de datos consoladores y llenos de espe- ranzas, porque, con el tono de la verdad y de la modestia, señalan las dificultades y los medios de superar- las. ¿ Puede pedirse mas en el pri- mer ano de la nueva organización social? Pues todavía se descubren en ciertos ramos esenciales algunas mejoras, debidas al oportuno aprove- chamiento de las circunstancias, mas bien que a la osadía del genio inno- vador. Recorriéndolas por su or- den apuntarémos los resultados mas notables, y aun nos atreveremos a aventurar muy de ligero algunas ad- vertencias, hijas de un buen zelo. Muy reparable puede ser a prime- ra vista, y nada lisonjero en prome- sas, el estado que presenta el presu- puesto de hacienda para el año cor- riente de 1825, si, como es natural, se compara con el estado que, un año antes, en sesión de 11 de No- viembre de 1823, se manifestó sobre los seis meses anteriores desde Mayo. En este tiempo montaron las rentas a un total semestre de 6,418,814 pesos fuertes, 3 reales y 6 granos; y los gastos ascendieron solo a 2,697,631: 6: 7. El presupuesto para 1825 y la nomenclatura de las rentas, es como sigue : — fe314 PROSPECTO POLITICO DE LOS ESTRACTO de los VALORES, GASTOS y LIQUIDO de las RENTAS GENERA^ correspondientes á la Federación por los Soberanos Decretos números 70 y 81. Derechos de importación y \ esportacion............ i Derechos de internación.. Renta del tahaco incluyen- do en la colunilla de gas- V tos la compra y fletes ...i Renta de pólvora........ Alcabala que paga e¡ taba- co en los países de su co- l secha.................J Renta de correos......... Renta de loteria......... Renta de salinas......... Las de los Territorios de la i federación.............. j Bienes nacionales: fincas rusticas y urbanas del~i fondo piadoso de Califor- S. nias, de temporalidades í y de inquisición........-' Rentas decimales en las 8 i catedrales de la nación, i Id. de la mitra de México. Id. de la dignidad de te- i sorero................. 1 Contingente de los Esta- \ dos................... I Averia.................. Feage................... Casa de moneda........ Créditos activos : deudores"* a la renta de salinas de l cuyo cobro hay esperan- ( zas....................J Préstamo estrangero...... Valor entero. 2,732,995 1 4 1,618,223 1 10 1,029,071 6 9 178,546 1 9 39,784 7 0 342,533 3 0 95,858 2 9 68,382 1 4 16,147 1 4 66,692 0 7 529,989 5 2 86,929 7 0 8,194 3 0 2,285,877 5 4 169,664 5 U 47,994 4 0 55,579 3 8 1,317,543 5 0 10,690,608 2 9 Gastos de admi- nistración. 29,462 6 2 381,524 1 0 54,015 I 3 111,480 0 0 11,735 7 0 29,200 0 5 649 5 4 900 4 0 618,968 1 2 Sueldos de em- pleados. 127,799 4 8 40,228 0 5 66,807 O 2 13,985 4 1 12,815 0 2 5,546 4 4 23,546 0 9 10,540 0 0 301,267 6 7 Liq,uW«>' 2,575,732 1,618,223 648,147 84,303 39,784 164,246 70,136 26,367 9,950 529,989 86,929 8,194 2,285,877 169,664 37,454 6 6 1 10 5 9 0 1 7 0 2 10 7 Í 0 9 7 8 42,245 3 10 5 2 7 0 3 0 5 * 4 0 55,579 3 » 1,317,543 5 0 9,770,372 3 0 Contra esta cantidad liquida que el ministro redondéa después en 10,690,008 : 2 : 9, resultan los sigui- entes gastos y deficiente para cubr'r" los, según este RESUMEN GENERAL. Valores Íntegros.............. Gastos de administración............. 618,968 1 2 Sueldo» de empleados vivos.......... 301,267 6 7 Presupuesto del ministerio de rela- ciones estertores é interiores...... 105,737 0 0 Id. del de justicia y negocios eclesiás- ticos................................... 77,220 0 0 Id. del de guerra por lo militar...... 12,000,000 O 0 Id. del mismo por marina............. 2,934,533 4 0 Id. del de hacienda..................... 1,083,143 1 3 Créditos pasivos que deben satisfa- cerse en 1825....................... 865,804 7 8 Deficiente. 10,690,608 2 9 17,986,674 4 8 7,296,066 1 I1ESTA DOS-UNI DOS MEXICANOS. 315 No está en sola esta desigualdad tan enorme el desaliento que de pronto acomete respecto de la situa- ron del esencialísimo ramo de ha- cienda, sino en que ademas el minis- tro encargado de él, con un candor verdaderamente popular, que tal vez será llamado de otro modo por los habituados al giro de las frases diplo- máticas, dice desconsolado: "no hay mas °on que contar para el año de Tropa de linea 1825;" y poco después, lastimán- dose del quadro que presenta, " lo atribuye á las creces que advierte en el exército y la marina," y añade: " ello es que van a absorberse el total de ingresos que da mi extracto de valores, e insaciados exigen aun algo mas." En efecto, el exército mexi- cano que en este año debe estar al completo de Milicia activa (-Infantería.................. 10,301 \ Caballería.................. 11.055 V22.534 L Artillería................... 1,178 J flnfanteria.................. 26,587 i Caballería.................. 12,279 UO.018 l Artillería................... 1,V&) > 62,552 Presenta una fuerza al parecer des- proporcionada con los riesgos que Pueden amenazar a la federación, y mas si se atiende a que, según se asegura por el ministro de relaciones, '0s únicos enemigos internos son al- gunas tribus aisladas del Nuevo Me- xico, casi del todo reducidas: bien que el ministro de la guerra asegura por otra parte que " en este año han sido terribles las fatigas de los presidios de Californias, porque la sublevación do las misiones casi se hizo general." Como quiera que sea, ambos minis- tros convienen en mirar como .apazi- guados estos movimientos, y así la fuerza de 62,552 hombres pedida en v'rtud de la resolución en que se halla el gobierno " de poner en pie todo el exército mexicano," parece destinada únicamente a repeler ene- migos externos. No se descubre a 'a verdad ni remotamente la posibili- dad de una invasión capaz de dar Tomo II. qué hacer a tan enorme masa, que aun puede reforzarse con mas de cinco mil milicianos nacionales auxi- liares, la mayor parte de caballería, que hai en el Baxio y Guanaxato; pero no obstante es de alabar la pru- dencia y previsión del gobierno que busca el apoyo de sus operaciones en una fuerza respetable por su número, buena organización y disciplina. Con- suélese con esto el ministro de ha- cienda, y considere en el exemplo de la España que, si, sin esperar al año 1823, hubiese obrado así su gobierno, probablemente ni los facciosos hu- bieran atacado las nuevas institu- ciones, muchas providencias que es- tas requerían y se frustraron se ha- brían llevado a execucion, y la inva- sión extrangera, o do se hubiera ve- rificado, o habría sido rechazada viéndose sin el apoyo de las bandas de la fe. La conspiración enmas- carada con este sagrado nombre es z316 PROSPECTO POLITICO DE LOS general contra todo pueblo que quiere reformar abusos; y oxalá que los Hispano-Americanos se libren de sus asechanzas! Bien dice pues el mi- nistro de la guerra: " la mira prin- cipal ha sido mantener a las tropas en aquella actitud necesaria para que la nación toda recibiese la constitu- ción y leyes que emanasen de la libre voluntad de los representantes del pueblo. " Si para mantener la paz es menester prepararse a la guerra, tanto mas necesario de observarse es este principio en la reforma de las in- stituciones, porque la guerra civil que en todas amenaza y que en pocas dexa de asomar, solo se ataja y se vence con buenas leyes plantificadas y defendidas a la sombra de las bayo- netas, que esto basta para tener a raya a los descontentos. Este mal de que adolece México sufrenlo también todos los estados modernos, y es de muy larga cura mientras la especie humana no esté mas próxima a las primeras escalas de la perfecti- bilidad. Quando los mexicanos vean arraygadas sus instituciones con el hábito, quando la desigualdad de gozes y necesidades de sus vecinos entable con ellos relaciones amisto- sas y permanentes de comercio, quando su marina mercante los pon- ga a cubierto del temor que puede in- spirar la ambición apoyada en fuer- zas navales, entonces podrán dismi- nuir exército asalariado y descansar en la protección de una milicia ver- daderamente nacional y de obliga- ción común. Esfuérzense a llegar á tul estado, pero es bien seguro que no podrán conseguirlo si sus conatos y disposiciones no tienen el apoyo de la fuerza armada, disponsible en 1°8 casos necesarios. Los gastos de la marina en los dos departamentos de que consta la do México, importan ps. 2,934,633 4 presupuesto el proyecto de rendir o' fuerte de S. Juan de Ulua, y el buen servicio de cruzeo en uno y otro mar- Las fuerzas marítimas deben consis- tir, según propone el ministro, en dos goletas de 12 cañones y uno en cruxia, 7 goletas cañoneras y 5 ba' landras: 2 fragatas de 44 cañones, 3 corbetas de 30, y 2 bergantines de 20. Para poner en expedición l°s buques necesarios en los primeros meses del año, se pide un contin- gente de 950 mariueros. El rem- plazo del exército en este año es de 8000 hombres. Los presupuestos de los demás ministerios son nada en comparación de los de guerra y ma- rina, y el detalle de los artículos de su inversión da una prueba honrosa del espíritu de orden y economía que reina, o que se intenta introducir en la administración pública. Gravita sin embargo sobre la naciente re- pública el enorme deficiente de Ps- 7,296,066 lrl. llgr. Para cubrirle propone el ministerio la mejora en administración de la renta del tabaco, el aumento o la reposición de l°s derechos de amonedación y sobre el oro y la plata en pasta, y algún*5 rentas que figuraban en la nomencla- tura antigua, y que hoy están aboli- das, o muy minoradas, sin ser de las mas odiosas. No hay duda e» I»ESTADOS-UNIDOS MEXICANOS. que los productos del erario Mexica- no baxo un sistema de justicia y de economía pueden subir a una altura "lucho mas considerable, si se recu- erda el rendimiento que tuvieron en el año común del quinquenio de 1795 a 1799, quando importaron 20.462,307 pesos con Virey con sus aderentes, sus extorciones y prurito de dilapidar generalizado entre todos •os funcionarios públicos. Ninguna de las rentas que propone el ministro dexa de figurar en la lista de produc- tos presentada en la anterior legisla- ba, y la del tabaco ofrece en ella un valor de cerca de un millón y medio de pesos en seis meses. Si a estos arbitrios se añade el de la contribu eion directa que, baxo este nombre y el de forzada, figura también en dicho estado semestre: Si a los re eursos de rendimiento calculable se agrega el presuntivo e importantisi- m° que debe esperarse del progreso e° la prosperidad pública, bien echa- de ver qualquiera mediano hacen dista que el déficit actual del erario Mexicano, en medio de las circun Rancias mas dispendiosas en que Pttede hallarse la nación, está en una desproporción nada difícil de nivelar, y aun de quedar ventajosamente superada con los recursos que de Pronto pueden utilizarse y que ofre cen un incremento progresivo. Un vacio considerable puede ad Vertirse en el sistema de hacienda de 'a federación. Este es la especie de abandono, (que aunque temporal y Momentáneo tal puede llamarse) de 'a deuda pública, reconocida por el 317 congreso pero no mandada pagar, ni aun siquiera sostenida con la espe- ranza próxima de poner corriente, a lo ménos una parte de los réditos. La razón que para esto se da es la falta de fondos y recursos para aten- der al total. ¿Tanpoco vale el cré- dito público que no merezca un pe- queño esfuerzo para afectar un fondo al pago de intereses? ¿Se ignora acaso el arte de comerciar y lucrar con las mismas deudas poniéndolas en circulación ? Es cierto que para esto se necesita crédito. Y para tenerlo ¿ no se necesita también ma- nifestar voluntad de pagar y empe- zar desde luego a pagar lo que buena- mente se pueda .' El crédito es una fuente muy abundante de la riqueza pública; luego uno de los primeros esfuerzos debe dirigirse a crearlo. Las relaciones exteriores de la re- pública presentan un estado satisfac- torio. El gobierno se lisonjea de que a exemplo de Inglaterra las demás naciones empiezan a palpar lo trascen- dentales que son a todas los benefi- cios de la independencia Americana. Menciona también las intenciones amistosas manifestadas por el gobier- no francés; pero en este punto cree- mos que lo ostensible de la política ha debido disfrazarse con lo urbano y prudente de la expresión. La na- ción francesa desea y necesita la amistad de Hispauo-América, pero su gobierno no se administra por el voto de la opinión general. Las rela- ciones que el gobierno mexicano in- tenta entablar con la corte de Aoma, conforme a las instrucciones acorda- z2318 PROSPECTO POLITICO DE LOS das por el congreso para el agente que debe pasar a aquella capital, bas- tarán en todo caso, como dice el ministro de negocios eclesiásticos, " para hacer ver que el pueblo mex- icano ha hecho en esta parte lo que le cumple; "mas no es igualmente cierto que con este paso franco y arreglado al buen deseo de satisfacer a las necesidades religiosas, se de- sarme el ponzoñoso y solapado rencor que en la encíclica publicada en el número anterior de este periódico, manifiesta la curia romana contra el movimiento de independencia que han tomado las nuevas repúblicas de América. Estas para todo evento deben prepararse a ver las considera- ciones y miras políticas y terrenales sustituidas a la caridad evangélica y a la solicitud paternal que debe ani- mar al supremo sacerdocio; para todo evento deben tener presente el remedio de la unión con la iglesia por medio de la fé y de la caridad, y no olvidar el exemplo de la Cató- lica España que en la sede vacante de Pió VI invitó a los obispos a que reasumiesen todas sus facultades pastorales: medida que aplaudieron casi todos los prelados de aquel tiempo y que fué executada por varios de ellos. El estado interior del pais empieza a experimentar los efectos del nuevo orden federal. Los territorios que componen la república están aun privados por la mayor parte de sus constituciones particulares; entre tanto siguen gobernándose por gefes políticos, diputaciones provinciales y ayuntamientos. La libertad de im- prenta no puede ménos de resentirse todavía de la falta de uso de una arma tan terrible como saludable- Ha habido un reglamento, un pro- yecto de reformarlo, tropiezos, difi- cultades, abusos, y por fin se apela a la sabiduría del congreso. £gte prurito de reglamentear es fatal en todas las reorganizaciones. Regla- mentos hubo en España, húbolos en Francia para la imprenta, para 'a hacienda, para la milicia nacional, y no parece sino que el mero hecho de reglamentar lleva en sí mismo el fallo de desacertar. Ménos difícil e» calificar por puntos muy generales pero claros y definibles en una ley» los delitos que pueden cometerse p°r la via de la imprenta, asignándoles» penas bien proporcionadas y arre- gladas a una justa gradación. Hecha esta ley instituyase una magistratura con el suficiente número de funcion- arios que la desempeñen según las localides, y a cuyo cargo esté per- seguir judicialmente los tales delitos; sea la elección de estos magistrados enteramente popular y amovible p°r tiempo determinado; ciérrese '8 puerta de este modo a la. mortífera censura previa y a la facilidad de evadir la pena, haciéndola por 1° general pecuniaria y commutable en corporal para los insolventes p°r medio de una equivalencia fixada por la misma ley; y tal vez de este DJod° se proporcionarán los saludables efec- tos de la censura pública, sin desa- dades, tender al respeto de las auton al honor de los ciudadanos, y alKSTADOS-U NI DOS-MEXICANOS. de la 319 acatamiento de la moral y religión. El arreglo de la milicia nacional es otro de los puntos muy difíciles W arreglar en las nuevas sociedades. En la federación Mexicana no se halla todavía en el buen estado al qual creemos que puede y debe llegar, Por lo mismo que sus ventajas son considerables. Muy peligroso es Poner las armas en la masa del pueblo quando van a reformarse las institu- ciones que le han de regir; no lo es ménos el crear una especie de cuerpos Privilegiados a quienes exclusiva- mente sea lícito empuñarlas. Ad- mitir indistintamente a los voluntarios es privarse del derecho do segregar lo bueno de lo malo; forzar general- mente a todos es añadir a este in- conveniente el riesgo de la odiosidad °iue trae consigo la coacción. En España se han ensayado los dos medios, y ninguno ha surtido el efecto general que era de esperarse de las buenas disposiciones mani- festadas por la juventud. Adoptá- r°nse simultáneamente los dos, y se tocaron los males que por precisión debía producir la preferencia inevi- table a favor de una de las dos clases. Por último lo único que ha hecho ver ,a experiencia es, que esta institución, c«ya alma y base debe ser el pun- donor y la dedicación espontanea, es útilísima solo en cuanto se tomen todas las precauciones necesarias contra el abuso, porque no hay par- vidad en el que de ella puede hacerse i y como se atajará este ? Si nuestra opinión mereciese algún peso, nos atreveríamos u decir que en ningún estado naciente o en actitud de re- formarse por un cambio de institu- ciones, debe haber mas milicia na- cional que la voluntaria: que esta debe ser rigurosamente local, sugeta a la autoridad civil del pueblo, a un servicio meramente urbano, y a un reglamento dispuesto y consentido por los mismos que la componen: que el legislador debe cuidar única- mente de prefíxar las qualidades exigibles de todo individuo que vo- luntariamente quiera ser miliciano, y que en el señalamiento de estas cualidades se aseguren todas las ga- rantías necesarias a favor del órden público, de la moralidad, de la su- bordinación a las autoridades y del amor a las nuevas instituciones. Lle- gado el caso de un peligro extremo en que todo ciudadano debe pelear pro aris et focis, todos harán ser- vicio extraordinario sin necesidad de reglamentos, o sera entonces el tiempo de hacer que rijan los que sean necesarios según las circunstancias. Cimentadas ya las instituciones y libres del choque de intereses opues- tos, y si la feliz situación del estado no requiere la manutención de un ejército permanente al pie de los que tieneu casi todas las naciones mo- dernas, entonces, y solo entonces, es el tiempo oportuno de generalizar la milicia nacional; pero este, caso está muy lejos de verificarse. Los demás ramos de fomento in- terior y prosperidad pública están muy presentes a la atención del go bierno Mexicano, y la cuenta que de320 PROSPECTO POLITICO DE LOS cada uno de ellos da el ministro de relaciones exteriores e interiores es generalmente satisfactoria, ya por la mejora que va teniendo principio en algunos, ya por los medios que se proponen para proporcionarla. La odiosa carga de bagages que por su naturaleza gravita mas sobre el pobre, es una de las que mas se recomiendan para que en ella se haga el posible alivio. Los esfuerzos del gobierno en la persecución de malechores, han producido tan prontos y saludables efectos que a pesar del gran número de desertores y prófugos de las levas, se viaja ya con seguridad en algunos distritos de los que se han visto mas infestados por esta plaga. Los tra- bajos de la estadística continúan len- tamente, pero el gobierno ha podido ya recomendar como modelo para los demás estados, el que se ha publicado en el de Mechoacan. La adminis- tración de propios y arbitrios ha tenido considerables reformas en varios es- tados, y se han mandado distribuir a los pueblos los bienes de comunidad pertenecientes a los distritos de San Juan y Santiago. El incremento de la correspondencia interior ha mejo- rado la renta de correos, y facilitado el restablecimiento de otra estafeta mas por semana. El inapreciable antídoto de la vacuna se halla dis tribuido en toda la extensión de la república, de manera que puedan disputarlo sin gran dificultad todos los territorios y pueblos mas des- viados y faltos de recursos. Las disposiciones relativas a cementerios se observan generalmente; pero por mas que el ministro diga que algunas excepciones de la regla no pueden ser de trascendencia, no dejará de extrañarse que bajo un gobierno republicano se toleren estas excep- ciones a título de privilegio o de acepción personal. No ofrecen un aspecto tan HsoB- gero los establecimientos de caridad; en los estados hay ciudades muy populosas que carecen de hospitales» Las misiones se resienten del atraso en el pago de sus asistencias, Ia9 fincas de su dotación producen n>°y poco, y los réditos de los capitales están del todo paralizados. Sin em- bargo será este uno de los objetos que mas pronto experimenten el beneficio de la reforma, porque gobierno está empeñado en sacar las misiones del abatimiento en que se hallan, y hacer del territorio de Cah- fornias uno de los mas ricos y Pr0" ductivos de la federación. Las es- cuelas de primeras letras no podra» llegar a tener el auge que tanto se necesita miéntras no se aumente" los fondos municipales, y los medios de pagar un número suficiente de buenos maestros. No es lo menos difícil el encontrar estos. Afortuna- damente tiene acreditado la exp6' riencia que ninguna contribución 0 gravámen se sufre por el vecindario con menos disgusto que el que se destina a satisfacer esta necesidad- El zelo de los ayuntamientos inspW8 fundadas esperanzas al gobierno, 7 el reciente establecimento de nuevas escuelas en la ciudad federal y e" las capitales y grandes poblacionesliSTADOS-UNlUOS-MBXlCANOS. 321 de algunos estados, bajo el método lancasteriano, prometen un rápido fomento para este ramo fundamental de la instrucción pública. Es de desear que la enseñanza de primeras letras, como que es la base de la civilización, y una especie de lazo de unión de ideas y opiniones generales entre todas las clases de un estado, se uniforme de manera que en todas y cada una de las escuelas puedu instruirse el pobre y el rico en aquel- los rudimentos que son necesarios para todas las condiciones de la vida y destinos de la sociedad. Los co legios y demás establecimientos de enseñanzas mas elevadas son los pun- tos desde los quales debe tomarse el vuelo libre para la variedad en la instrucción, y para la perfección en las artes ciencias y conocimientos "tiles. Tampoco pierde de vista el gobierno otros medios auxiliares para facilitar la instrucción pública, como 8°n: la formación de bibliotecas, la de un nuevo jardin botánico, la de icademias, escuelas de bellas artes y sociedades literarias, el arreglo del tadas de canales que ya son bien conocidas. Se ban habilitado para el comercio los puertos de Tampico, San Blas y Guaymas; va a restable- cerse el tráfico de Salinas de Colima y ha revivido el de maderas de Mechoacan. Se han pedido autoriza- ciones para hilanderías de algodón; las manufacturas de Queréturo han surtido de vestuario al exército, y están muy adelantadas las de Co- vambres en Guanaxato y Jalisco. Eu México y San Luis Potosí se han establecido fábricas de papel, y en Durango y otros varios puntos, ade- mas de un horno de vidrio que ya está montado, se hallan próximas a establecerse varias funderías de fierro. El plantío de olivos se multiplica y también el de viñas, cogiéndose ya vino de muy buena calidad en San Luis de Potosí. La cria de gusanos de seda ofrece ya los mas felizes resultados. Las cosechas de cera van en aumento, las plantaciones de café prosperan mucho, y la destilación de aguardiente se perfecciona con ra- pidez. Finalmente, la colonización —«wuua iiierantis, oí " i *4uyq, la promoción de un muséo, y el aprovechamiento de vaklíos cor y finalmente la facilidad de generalizar responden a la protección que se les to instrucción por medio de gabinetes ue lectura, recomendando su adop- Cl°n a los gobiernos particulares de tos estados, para que los pongan al cuidado de sus ayuntamientos. La industria nacional, el comercio "iterior, y la agricultura van ani- mándose con el fomento de la mi- rria, la composición y construcción de caminos, y las empresas proyec- ha dispensado. Pasa de tres cientas familias la nueva población que se ha formado entro los ríos Colorado y de los Brazos con el nombre de la villa de San Felipe Austin; otras dos llamadas de San Juan de Allende y de Santa Rita de Morelos se han fundado no lejos de la primera, y todo hace esperar que el proyecto de colonización del istmo deTehuautepec¿2¿ PROSPECTO POLITICO DE LOS proporcionará a la república uno de los paises mas ricos en producciones y comercio. En cuanto al aspecto que pre- sentan los ramos de administración confiados al ministerio de justicia y negocios eclesiásticos, la estrechez de este papel no nos permite de- tenernos ni en circunstanciar los re- sultados, ni en hacer sobre ellos algunas otras reflexiones a que podria dar margen la lectura de la memoria. Nos limitaremos pues a copiar el siguiente resumen con que esta con- cluye. " En resumen, resulta de lo espuesto, que la administración de justicia por lo que hace á tribunales de primera in- stancia, en lo general no se halla en el mejor estado entre nosotros, y que si á consecuencia de la federación se han multiplicado los de segunda instancia, algunos de estos se hallan en términos que puede ser gravosa su institución por lo escecivo de los gastos ; resulta igual- mente que los tribunales inferiores y superiores de la federación y territorios no ecsisten, y que el único progreso sen- sible que se ha hecho en la materia, es la tentativa sobre la aplicación del jurado á crímenes atroces, la de reducir al minimo posible el número de jueces en un tribunal superior; y el haberse nom- brado los individuos que deben componer la córte suprema de justicia, con lo que tendremos ya ecsistentes y en acción los tres supremos poderes del estado; re- sulta también la esperanza consolatoria para la humanidad de una cárcel cual conviene al bien estar moral y físico de los Malhechores, que á pesar de cualidad tan odiosa no por eso dejan de ser bom- bres; y resulta en fin, lo que es glorio- sísimo para el gobierno de la repúblic* y que hace resaltar su carácter de dul- zura y moderación, el que hallándose autorizado con facultades eminentemente extraordinarias, nunca ha querido hacer sentir este eeseso de poder, después de publicada la constitución, de manera que si llega el caso de apelar al arbitrio que la última ley sobre la materia le concede, será á mas no poder, y cuando lo ecsija imperiosamente el sostén del órden público, y la conservación de 1* libertad é independencia de la patria. y Hemos adelantado al mismo tiempo por lo que respecta á negocios eclesiaS" ticos, el haberse presentado las instruc- ciones y estar pronta la legación Para comunicarnos con el gefe de la iglesia» de lo que debe al fin resultar ó un con- cordato, ó á lo ménos convencer al orbe todo, de que la nación mexicana consi- guiente á su constitución y sistema re- ligioso, ha hecho lo posible por cump,ir en esta parte ; tenemos ademas la ven- taja de que ecepto un obispo que ha abandonado su grey por motivos políticos» los demás ecsitados por un desinterés verdaderamente evangélico no han puesto obstáculo á nuestras instituciones p0'1* ticas, á que se agrega la esperanza bien fundada de que el clero secular y regula1" jamás hará oposición á aquellas reformas saludables, que reclama ejecutivamente el espíritu benéfico y conservador de justicia, discreción, benevolencia y r^1' giosidad ; pero al mismo tiempo es pi"e' ciso reconocer que nuestro territorio i>° está suficientemente partido en cuanto a sedes episcopales, que la organizacio" de los cabildos no es la mejor, que en «• administración parroquial resulta un gra"HSTADOS-UNIUOS-MEXICANOS vacio que debe indispensablemente He narse, y qUe la educación de los semi 323 nanos consiliares y casas religiosas, atendidos principalmente los destinos i °ue el clero secular es llamado novisl mámente, aparece en un estado de im Perfección, insuficiencia y mezquindad. " Ni el uno ni el otro cuadro son muy Ksongeros y satisfactorios, pues que es mas bien el recitado de lo que nos falta, la esposicion de lo que tenemos ; pero tal es la condición de los gobiernos representativos, tener que ponerse com- pletamente desnudos, para que todos ob- "erven la robustez ó debilidad de sus músculos, y la integridad 6 defectos de "ns miembros y de sus formas ; mas si llegase el caso de sujetar á la misma dura prueba á las demás sociedades que "oy ecsisten tal vez no tendríamos muebos motivos para creernos inferiores y aver- gonzamos. Es pues, visto, que no lian sido grandes nuestros progresos en la carrera de la felicidad publica; pero es visto también, que no liemos tenido tiempo para grangear terreno en esta parte; en octubre de este año se pub- licó la constitución ¿será justo pues y conforme al sentido común, el ecsijirnos á esta bora reformas, adelantamientos y mejoras considerables ? ¿ Hay acaso algún pueblo sobre la tierra que se haya constituido y tomado un curso reposado y seguro súbitamente ? Lo cierto es, que nuestra libertad es obra de nuestras manos, lo cierto es que la independencia no se debe á la casualidad, y el poder que ha sido necesario para obrar pro- digios tan memorables y famosos, basta para lo que nos resta que hacer, y para conducirnos si queremos marchar de buena fee y reunidos, al colmo del en- grandecimiento de la gloria, y felicidad."REVISION DE LIBROS. ANALYSIS DE LA HISTORIA DE LOS ARABES DE ESPAÑA, ESCRITA POR D. JOSE ANTONIO CONDE. (Continuado de Mientras que los Amires de España preferían pasar por el riesgo de ser despojados por el Almoravide Jusef al de reconocer por Señor al chris- tiauo Alfonso, también se deliberaba en Marruecos sobre si convendría prestarse a los ruegos de los mus- limes amenazados. En la diversidad de razones que se alegaron en pro y en contra, es notable la opinión del Catib Abderaman: — " Después el Rey Juzef se aconsejó aparte con su Alcatib Abderaman ben Esbat andaluz de Almería, y le pidió que le dijese su parecer en este negocio, y el secretario le respondió: Señor el mandarnos es de Dios y vuestro, así que me parece escusado el daros consejo sino como humildes siervos obedeceros. Sin embargo, dijo Juzef, dime tu sentir y lo que á tí te parece: y respondió el Catib: Conviene sin duda que todo Muzlim socorra á su hermano Muzlim; pero yo tengo ciertas razones que se oponen á que hagas esta pasada á Es- paña. Por tu vida, dijo el Rey, qué razones son esas ? y respondió su Al- catib : oh Rey de los Muzlimes que Dios te fortifique, has de saber que España es como una isla cortada y rodeada de mar ¡lor todas partes sino por unos montes al oriente. De ella ocupan los Muzlimes la pagina 25 Y). una buena parte que cada dia van per" diendo, y los Cristianos tienen lo demás, es tierra estrecha y atajada de montes, y es una cárcel de los que entran en ella» pues quien allá pasa nunca suele torna1-' porque se vé forzado á quedar bajo « señorío del que en ella manda ; y si un8 vez allá pones los pies no estará después en tu mano la vuelta. Además, ¿ amistad hay entre tí y ese Amir que te llama ? ¿ qué seguridad te ofrece ni que antiguo parentesco te obligaá socorrerle? Yo temería que si Dios favorece los ¡°" tentos del enemigo que después el Bef de Sevilla te estorve el pasage y vuelt» para Africa, que fácil cosa le sería. A*1 que, si te parece escríbele que no puedes pasar, y escusate de ello si no te entreg» la Isla verde para que pongas en ell* gente de tu confianza que te asegure W paso cada y cuando quisieres. En ver- dad Abderaman, dijo el Rey, que me has advertido una cosa de que yo no cuidaba: bien dices, ve y escríbele conforme á tu consejo, que me place." Hecho el concierto entre Jusef y los Amires de España conforme a este dictámen, pasaron los Almorá- vides el estrecho con hueste nume- rosa y terrible, que unidas a las de Andalusia quebrantaron las fuerz»8 de Alfonso en la batalla de Zalacu,HISTORIA DE LOS i una de las mas señaladas que ganaron los moros. El modo en se preparó por ambas partes, los presagios que, según las tradiciones arábigas, la pre- cedieron, y la relación o los boletines 325 ¿e la victoria enviados a Marruecos a Sevilla, Granada, y demás estado por los respectivos soberanos, forman un largo trozo de interesantísima nar- ración, de la qual solo puedo tomar k parte correspondiente a la cos- tumbre de servirse de palomas para anticipar avisos importantes: — " Algunos dicen que Aben Abed sacó seis gloriosas heridas, y él mismo hace memoria de ésto en unos versos que es eribió poco después á su hijo Raxid ; y asimismo cuentan que aquel dia á puestas del sol en tanto que Juzef y los Almorá- vides seguían el alcance á los fugitivos Cristianos, que el Rey de Sevilla se quedó en su pabellón por causa de sus "eridas, y con el contento y gusto de la victoria tomó un papel estrecho de un dedo y escribió en él el suceso de la ba señorío, y a los pocos años de este triunfo hicieron guerra sin rebozo a los Araires hasta despojarlos uno por uno de sus tronos. Asi como para la ruina de los Omeyas contribuyo mucho la superstición popular que dio en mirarlos como abandonados de la mano de Dios, asi también fué esta misma causa una de las mas poderosas para acabar en España con la domi- nación de los Amires, y trasladarla acumulada al Rey de los Almorá- vides. " Era vulgar crédito y popular creencia que habia una profecia que anunciaba la irremediable caida de los Reyes de España, y que serian vencidos y depuestos por unos prín- cipes de Africa. Esta persuasión de la gente del vulgo era tan perniciosa en este tiempo, que fué gran parte para que los Almorávides se enseño- reasen tan fácilmente de España, y paraque sus príncipes no hiciesen cosa de provecho en su defensa." ¡ Quan vacilante y mudable es la suerte de •1---....J^. V" «.----------- \ íU IlíllIK J .»• 1---—~----- talla á su hijo Raxid que estaba en Sevilla jos úpenos sujetos al delirio super- c°n estas breves palabras: á mi hijo **a*id que Dios le haga cumplido de su S^cia. Se encontraron los ejércitos Muzlímicos con el soberbio Alfonso, y ^'08 ha dado la victoria á los Muzlimes venciendo por sus manos á los infieles Sacias á Dios por ello, que es el sus- tentador de todas las cosas: haz 6aber esta nueva á todos los fieles que contigo e*tau. Salud. Luego cerró esta cédula Y U ató debajo del ala de una paloma habia traído consigo desde Sevilla Para este fin, y sirvió de mensagero de esta gloriosa nueva." No tardaron Jusef y sus Almorá- vides en convertir la protección en sticioso de la plebe! Prodigiosa- mente fuertes o débiles en sus con- trarios accesos, siempre son exemplos de revoluciones lastimosas. Los Al- morávides, excitados por sola la sig- nificación de este nombre que quiera decir hombres de Dios y espontanea- mente dados a su servicio, se derra- man como un torrente por toda Africa y España, y apenas asientan su im- perio apoyado en esta ráfaga de f ana- tismo, quando ceden a otros nuevos lunáticos, como son los Almohades acaudillados por un reformador de la ley de Malioma.326 ANALYSIS DE LA HISTORIA Acabadas las cosas de España, el Rey Jusef reconoció todos sus nuevos estados en ella. " Le agradó sobre manera la disposición y naturaleza de la tierra, y la comparaba toda a una águila, y decia: que la cabeza era Toledo; el pico Alcalá de Raya (según otros Calatrava) el pecho Jaén; las uñas Granada; el ala derecha la Algarbia o parte occidental; la iz- quierda la Axarquia, o parte oriental: entendiendo todo esto de la impor- tancia del gobierno y guarda del estado que en cada parte convenia." Acabada la visita eligió, proclamó e hizo que fuese jurado por socio en el imperio y sucesor en él después de sus dias, su hijo Abul Hasen Aly, en perjuicio de su hermano mayor Abu Tair: de lo qual hay otros mu- chos exemplos en los soberanos árabes antes y después de este príncipe. Su sucesor Aly fué el primero que quiso servirse de christianos, dándoles em- pleos de recaudadores y de caballeros de su corte, sin que per eso dexase de hacer cruda guerra por su persona a las tierras de los christianos." Del estado de violencia y opresión que sufrían los pueblos de España sujetos a los Almorávides, y de las causas de donde esto provenia, puede juzgarse por esta breve exposición:— " Cuidaban los nobles Xeques de Lamtuna, que tenían los gobiernos y Alcaydias de ciudades y fortalezas, de ganar la estimación y voluntad de los pueblos; pero estos mas los miraban como tiranos opresores que como auxi- liares amparadores y amigos; pero el temor de la caballería y gente de guerra que de contino estaba en España, y '* que cada dia desembarcaba de Afn<"*> tenia á los naturales en obediencia d* estos nuevos Señores. Los Cadies> jueces y letrados que terminaban sus causas eran todavía mas insufribles que aquellos caudillos nacidos y criados en los desiertos entre leones y hambrientos tigres; porque por lo común era ge"te sencilla y franca, enemiga de engaños y vilezas, y no tan codiciosa como l°s Cadíes que los engañaban, y á su sombra oprimían á los pobres y desvalidos, y se aprovechaban del fruto de sus trabajos regado con el sudor de sus rostros. Los recaudadores de las rentas solían ser p°r lo común Judíos, que las tenían en <*• beza de Muzlimes y de Cristianos, n" finitos, enseñaban la unidad de Dl0S en lengua berberí, y como toda era gente rústica e ignorante, y su unidad de Dios muy simple y sencilla, 1ue no les hablaba de atributos ni °e Alcorán, todos los oian con gusto f se acomodaban a su doctrina. A91 fué que llevaba tras sí tribus enteras» y escogiendo para las armas los ffl* valientes, levantó gruesos exercitos, que baxo las órdenes de su sucesor consiguieron derrocar el imperio de los Almorávides. " Propuso a l°s suyos una sencilla exposición de fe y muy fácil práctica de azala o preses» sin arrakeas o postraciones, de n>a- ñera que podían hacerla caminando y peleando para no perder tiempo. Toda su gente la tenia dividida en diez clases. La primera y mas principo' era la compañía de los diez varones: la segunda el consejo de los c,n' qüenta varones: Ja tercera el conseje del común de los setenta: la quarta era el grado de los alimes y gen*e docta: la quinta era de hafizes 0 tradicioneros : la sexta era una gerarquía de nobles de su familia- y la séptima naturales de Herga s° patria: la octava la gente de TintnAl: a novena la de Chirniba: la décim»DE LOS ARABES DE ESPAÑA. la gente de guerra de las cábilas Ganfysa, Hintiba y otras, así de ca- ballería como ballesteros y peones, que cada clase tenia su lugar apar- tado en las juntas de paz y de guerra, en las marchas y acampamentos, sin que se perturbara este orden y con- cierto durante la vida y gobierno °el Mehedi, que fué desde que le juraron obediencia los Almohades hasta el dia de su muerte, ocho años y ocho meses. Se le atribuyen ciertos libros, y unos versos en alabanza de s<* Vizir y sucesor Abdelmumen." El imperio de los Almorávides, contrastado violentamente por estos nuevos y poderosos enemigos, por el descontento general con que eran mirados entre los mismos árabes de España, y por los extraordinarios esfuerzos que hicieron los christianos eri los ilustres reynados de los tres A-honsos de Aragón, llamado el Ba tallador, de Castilla y de Portugal, decayó rápidamente, pero no sin una sangrienta serie de alternativas en la '«cha. No es de este lugar el de- scribirlas ; pero según están referidas Por Conde ofrecen a cada paso trozos Qe la mas selecta narración en este género. Los christianos muhahidines, 0 «ugetos a vivir en las ciudades y estados en que dominaban los moros contribuyeron muy eficazmente con s«s tratos y manejos secretos a fa- vorezer el éxito de las empresas de 8n-s hermanos independientes en Ara gon, Castilla, León y Portugal: — 320 dades y fortalezas de Andalucía, para que con secreto y diligencia sacasen á los Cristianos de las fronteras, y los metiesen en lo interior de Andalucía, y que los dispersasen entre los Muzlimes de ella, y los que estuviese probado que incitaban y llamaban á los Cristianos para que entrasen la tierra, ó se sospe- chase que habian ayudado en ocasiones á los de su ley, que a estos se les echase de toda Andalucía, y se les enviase á Africa, obligándoles á vender ó dejar sus posesiones y haciendas que tenian en Andalucía, para que así les fuese forzoso vivir y permanecer en Africa, ó en aquella parte que se Ies señálese: y luego fué esta orden cumplida, y pasaron muchos Cristianos Muhahidines á los confínes de Mikenesa, Sale, y otras comarcas : y de eBtos muchos murieron con la mudanza del clima y aire de Africa." La elección y jura de Abdelmumen por sucesor de Abdala el Mehedi, según la refiere el autor del libro de jos Principes, puede servir para muestra del gusto a lo maravilloso y extraordinario que domina en las historias orientales. Dice pues que pasó de esta manera:— " La resolución que el Rey Aly tomó Por consejo de sus Alimes fué que se escribiese á los Walíes de todas las ciu- f* La muerte del Mehedi estuvo ocultn tres años, pues sobrevivió muy poco á la gran derrota y vencimiento que pade- cieron los Almohades, que su mal se agravó con aquella pesadumbre, y creció su dolencia y murió: que esto lo sabia solamente Abdelmumen que gobernaba como en su nombre, y como si todavía fuese vivo el Mehedi: que en este tiempo enseñó un leoncillo que criaba á que le alagase mucho; y tomó un pájaro y le enseñó á decir en Arábigo y en líerberi estas palabras : " Abdelmumen es la330 ANALYSIS DE LA HISTORIA defensa y apoyo del estado ;" y como ya tuviese perfecta su enseñanza así en el habla del pájaro como en los halagos del león, hizo en una casa fuera de Tinmál una gran sala y en ella puso una co- lumna, y encima de ella colocó la jaula del pájaro, y á esta sala congregó las juntas de los varones, principales Xeques Almohades, y enmedio de la sala en lugar acomodado encerró el león. Cuando la gente y ayuntamiento estuvo congre- gado en la sala, subió Abdelmumen al mimbar que estaba en la sala para las arengas, y al mismo tiempo servia de jaula secreta al león. Habló Abdel- mumen, dió gracias á Dios, bendijo al profeta, y la buena memoria del Mehedi, y imploró la divina misericordia sobre él y sobre ellos, y les anunció su muerte, y los consoló de tan grave pérdida, y fué muy grande el llanto que todos hicieron, y les dijo : ya el Imam está en mas ven- turoso estado, y solo desea que no haya entre vosotros discordia ni desavenencia, que no cedamos á nuestras pasiones ni particulares intereses, que seamos ver- daderos Almohades, que convengamos en la elección de un Califa Auiir que nos defienda y gobierne para que nuestros enemigos no puedan destruir nuestro im- perio. Calló en esto, y mientras estaban todos en silencio y los Xeques perplejos y suspensos, el pájaro dijo en claras y distintas palabras: auxilio, victoria y poder á nuestro Señor el Califa Abdel- mumen Príncipe de los Fieles, apoyo y defensa del imperio. " Al mismo tiempo alzó Abdelmumen la puerta disimulada de la jaula del león, que luego salió enmedio de la sala, del cual todos quedaron muy espantados viendo que mostraba sus dientes, se azotaba con su cola, y que sus ojos cen- telleaban como fuego, querían huir y atemorizados no podían moverse. E"" tónces Abdelmumen se presentó con mucha serenidad al león, el cual con- forme á su enseñanza se fué llegando » él humildoso y coleando hasta halagarle y lamerle sus manos mansa y apacible- mente. Los Almohades que esto vieron á una voz le proclamaron su Amir v absoluto Señor, diciendo que no se pod'a ni debia esperar mas clara muestra de I» voluntad de Dios y de su Imam el Me" hedi, y le juraron obediencia y fidelidad en el mismo dia, y aquel león segui» » Abdelmumen á todas partes, y hasta en la azala le acompañaba, y fué instru- mento de la exaltación de un Príncipe que ensalzó después el Islam. Este suceso dió ocasión á excelentes versos de Abi Aly Anas, que decia: — Fiero león con erizado cerro Fué tu auxiliar para subir al trono : Las avecillas con humanas voces Pregonan tu virtud, y Amir te llaman! Bien mereciste Bimrala llamarte*. Habiendo el principe del Rey Aly, sido vencido por l°s christianos en una de las sangrientas batallasque en aquel tiempo se dieron, le escribió el faki Abu Zacaria una larga cásida, en la que le consuela de la desgracia de aquel dia, le da el parabién de haber salido con vida, y pinta la variedad y vicisitudes de la fortuna de las armas, sus riesgos y estratagemas con muchos avisos mili- tares. La presento aquí abreviada en la parte correspondiente a esto último, porque puede dar alguna ide8 * Amir Bimrala, Rey por man de Dios, ó por la gracia de Dios. dado DE LOS ARABES DE ESPAKa. 331 del genio y ciencia militar que pre- valecía en aquellos tiempos: — " Oye, mi Rey, de la experiencia y uso La utilidad: en los primeros años El que ha de caudillar cuando mancebo En huestes se acostumbre y ejercite A- mirar los encuentros sin espanto Las contrapuestas haces y el combate, Que oiga sin turbación ni cobardia Aquel clamor confuso y alarido De los varones que el furor de guerra A brava lid incita y arrebata : Que no le dé pavor el duro estruendo ^e las crugientes y vibradas armas Ni aquel ruido é ímpetu brioso De feroces caballos que revuelvan A todas partes bravos campeones, Que la pelea cruda ardiente incitan De polvo y sangre y de sudor cubiertos. Lo que decirte quiero, Rey, ahora Consejos son de guerra, estratagemas Que usaron otros grandes capitanes ^ Reyes á las armas inclinados, De ánimo como tú noble y guerrero, No porque yo me precie de caudillo Y práctico en batallas los recibas, Sino porque varones muy famosos ^ diestros en la guerra los usaron, ^ en ocasiones grandes venturosas A nuestros fieles fueron de provecho. P°r eso, Rey, te doy estos avisos, benigno mi dádiva recibe. Procura siempre ventajoso campo, En sitio, espacio, entradas y salidas, ^ 6» temieres el rebato y fuerza Delog contrarios, cerca de honda fosa Ta sí ú campo todo : si en campaña rasa ^guiendo vas al enemigo, u viene ^n tu seguida, los vecinos campos Con veloces algaras tala y roba, ^ destruye sus pueblos y alquerias. '''"ge asonadas falsas y rebatos Con buen ardid, de noche muchos fuegos Tomo II Encenderás, y espesas ahumadas De dia en atalayas y altas cumbres, Que el engañar en esto no es dañoso, Y es útil dar temor al enemigo, Y á sus gentes continuo sobresalto. Así pierde osadia, y no prosigue Y menos adelanta su algaras. Nunca en tus haces desmandada gente Quieras llevar, ni traigas á pelea Sino la gente buena, fiel y honrada Que espera del valor galardón justo. De mano de su Rey, y en la otra vida Del paraiso la delicia eterna. Antes que al enemigo des batalla, En campo llano dispondrás tu gente Escogiendo el mas ancho y escampado, O con propio lugar para emboscadas. Nunca tu gente en estrechura pongas Ni donde falte campo á tus caballos, O estorben y atropellen tus peones. En todos cuatro lados fortifica Tu hueste, sin dexar la retaguardia. Enmedio es lugar propio del caudillo Que da vigor y movimiento al cuerpo Como hace el corazón al cuerpo humano, Los capitanes a la frente envia Que son los ojos guias de la hueste, Y con ellos la gente denodada Y mas valiente y práctica en la guerra. Insignias de tu estado conocidas No conviene vestir en la batalla, Pues basta que los tuyos te conozcan Y los que han de llevar tus mamlnml entos. Oculta tu poder al enemigo Cuando es mayor, y con ficción engaña Y recela emboscadas enemigas Que el infiel usa mucho de este engaño Al principiar de la cruel pelea A espaldas de tu campo nuuca tengas Raudo rio i'i pantano cenagoso, Lugares fuertes haya sin peligro. Y al retirarte cuida de la zaga, La retaguardia cubra diligente 2 A332 ANALYSIS DE LA HISTORIA La retirada en orden y concierto, Y en retirada vence al enemigo, Que así lo hicieron nobles capitanes. Cuando de tu poder desconfiando Recelares del fin de la batalla, Procúrala escusar con arte, y nunca Muestres temor, y dala por la tarde Y en el trance no muestres cobardia, Que si los tuyos tu flaqueza vieren, Desmayarán y cederán el campo. Cuando en estrechas y apiñadas haces Mirares tú la selva de enemigos, Ensancharás tu gente concertada: Y en buen orden las últimas hileras, Estén así mientras el duro trance Con furia igual mil muertes repartiendo, Fieros golpes, heridas, sangre y polvo Que se enciende cual fuego, y nubes de humo Espadas que deslumhran como rayos Y las herradas puntas de las lanzas, Cuando se despedazan como lobos Y fieros osos con rabiosa saña. Y tú con diligencia á todas partes Proveheras lo que mejor conviene Como caudillo diestro y animoso Para llegar á la elevada cumbre De la victoria, fin de tu deseo. Si algún siervo te falta mal su grado En la batalla á lo que tú quisieras No le trates con saña, ni le mires Con torva faz que el corazón lastima De los valientes el mirar ayrado De su caudillo, y si de aquel no esperas Servicio grande ni admirable hazaña Confia de los otros generosos, Y tu ayrado semblante y torvo ceño Del ánimo turbado claro indicio No les muestres jamás, que los prudentes Con palabras agudas y cortantes Como espadas que hieren y lastiman Dirán después : su turbación notamos." Poco tiempo después de esta de- rrota, se vió precisado el príncipe Taxfin a pasar a Marruecos Para sostener a su padre Aly contra Ia sangriente guerra que le hacia Ab- delmumen, sucesor del Mehedi. $° tardó este mucho en extirpar total- mente la dominación de los Alniora- rides en Africa. La que conservaba" en España era muy precaria en medio del espíritu de rebelión que se ap°" deró de casi todos los Walíes, l°s quales, no escarmentados con lo 1ue sucedió por iguales causas a los (\°e se repartieron el imperio de 1°" Omeyas, se disputaban cruelmente el mando, acrecentaban las fuerzaS de los enemigos fronterizos, y Pre* paraban a los Almohades baxo el mando de Abdelmumen, la m¡sDl8 ocasión que antes tuvieron los Alra0" ravides baxo el de Juzef, para apo- derarse de toda la España luuzfiniica- La dinastía de Abdelmumen, laB ¡lustre por las grandes hazañas con que ensanchó su dominación en Africa y España, no lo fué menos por 'fl protección que baxo de ella tuvieron las letras y las artes. Para conclu'r el analysis de este segundo to&°> cuya narración alcanza hasta la ép°c8 de la entronización de los Beni Me- rinos en Marruecos, y la nueva d'v)' sion de la España musulmana eB varios principados independientes de los que por fin vino a formarse e' reyno de Granada, todavia entres"' caré algunos trozos de los mas se»a' lados por su tendencia a caracterizó la parte mas útil de la historia. " Era el Rey Abdelmumen ¿e gentil presencia, de buenas costu»1'm LOS arabhs de espaSa bres, eloquente, amante de los sabios y protector declarado de los buenos ingenios. Por su favor florecieron las letras y las artes en todos sus 333 estados, y en especial en España, a pesar de las inquietudes continuas de la guerra. Luego que se apoderó de *Í gran ciudad de Marruecos, dedicó 8U cuidado a hermosearla con estab lecimientos útiles, estimulando así el ingenio de los artífices, que produ- cán obras admirables. " Con los tesoros del Rey Aly hijo de Juzef y con ^ r¡quezaB de Lamtuna 1«e eran inestimables, y no hay lengua «""¡no quedará corta para referirlas y «"Harías, trató de reparar la ciudad, y edificar mezquitas y colegios. En la ca8a ó palacio que llamaban Dakalhijar labr' fica ro una mezquita mayor y mas magní- * que la que habia antigua en la parte baJa de la ciudad fundada por el Rey Aly. Acabada la mezquita labró en ella unos Pasadizos ó galerías de estraña labor y arfoficio, todos secretos, que entraba y 8al,a sin ser visto en la mezquita por es- paciosas bóvedas que comunicaban con 8u palacio : asimismo le presentaron un a,>nimbar ó pulpito de maravillosa labor; ^das sus piezas eran de madera aromá- tlCa que llaman lit, y de sándalo colorado y amarillo ; las chapas, abrazaderas y tretas y toda la clavazón y tornillos eran de oro y de plata de cstrafia y graciosa labor. También le hicieron entonces unamaksura ó estancia movible Ve se mudaba de una parte á otra con ruedas, tan grande que cabían en ella Wl hombres: tenia seis costillas ó brazos Ho-e se alzaban con goznes, y estos y las ruedas estaban dispuestas de manera que 1,0 hacían ruido al moverse, y se levan taban muy á compás, y se bajaban cuanto convenía, y estaban colocadas estas piezas en las capillas por donde entraba el ltey á la mezquita : tenían ambas piezas tales tornos hechos por geometría, que cada máquina se movia á la par luego que se alzaban las cortinas de cualquiera de las dos puertas ó entradas por donde el Rey venia al Gínma á la azala, y luego que levantaban la cortina se principiaban á salir la Maksura de un lado, y el Al- mimbar del otro por medio de sus tornos y ruedas con mucha pausa y magestad, y se iban levantando sus brazos ó cos- tillas sin diferencia ni discrepar un mo- vimiento, y se ponían poco á poco y sin ruido alguno en lugares convenientes de la capilla principal, y el Almimbar tenia tal máquina que luego que el Cbatib ó predicador subia las gradas, se iba abri- endo su puerta, y en entrando se cerraba por sí misma sin que se viese ni oyese el movimiento admirable de estas má- quinas, y el Rey con sus guardias o familia salía en su Maksura con la misma facilidad, y se retiraban de la misma manera. Estas fueron obras del célebre artífice Albas Yabix de Málaga, el mismo que fabricó la fortaleza de Gebaltarik de orden de Abdelmumen. Celebró el ma- ravilloso artificio de estas máquinas en elegantes versos el Catib Abu Bekir ben Murber de Fehra en una casida larga:— Serás feliz en cas del generoso Que abraza tantos pueblos y nacioues Y los ampara como fuerte muro : Bien hadado serás con quien abraza Ingeniosos artífices y sabios Sus invenciones y primor premiando : Allí verás, secreto prodigioso, Máquinas con razón y movimiento : Puerta verás de proporción sencilla, Que la grandeza de su Rey conoce, 2 a 2334 Y al sentir que se acerca, comedida Abrese humilde para darle entrada, Y lo mismo á sus nobles y vizires: Máquina que se mueve á visitarle, Y á recibirle sale muy atenta; Sí se acerca, se llega: si se vuelve, Ella también al punto se retira Con pausa y magestad como su dueño : Su forma varia, nobles sus mudanzas, Regulares y hermosas cual la luna, En las azules bóvedas del cielo. " Fuera de la ciudad plantó el Rey Abdelmumen una amena huerta que tenia tres millas de cuadro, y en ella habia hermosos frutales de dulce y agrio, y de cuantas especies se conocian, que nada se podía desear. Pura esta huerta mandó traer agua desde Agmfit, y con ella labró muchas hermosas fuentes, y cuenta Iza que estando él en Marruecos el año quinientos cuarenta y tres se arrendó el fruto de la aceituna de aquella huerta en treinta mil doblas almumines, y que se decia que era muy barato el arrenda- miento." De los colegios y escuelas que fundo y del plan de educación que en ellas regia se da razón en el siguiente extracto: — " Sosegadas las cosas de Africa, y puesto en ella por Wali ni Xeque Abu Muhamad ben Abi Afs, el Rey se dedicó á ilustrar su ciudad de Marruecos con aljamas y colegios, y estableció escuela para que se enseñasen ciencias, y se adiestrasen los jóveues en las armas y en la caballería, para que de ellas saliesen no solo letrados Cadíes y gobernadores de provincias y ciudades, sino también caudillos y buenos guerreros. Para estos colegios juntó los muchachos de los mas nobles de Masamuda y de otras ANALYSIS DF. LA HISTORIA tribus de su obediencia en número de tres mil muchachos de igual edad 8f en el manejo de armas y caballos, c°r viendo y jngando las lanzas y otros eje En cicios y gentilezas caballerescas, otro dia de la semana los ejercitaba en tirar con destreza con arcos y ballestoneS' día y lanzar dardos y venablos. En otro los avezaban á nadar; para esto '8 un grande estanque en su huerta V*e parecia un mar; era de trescientos pas°s en quadro, y les hacia saltar en barco*' y pelear y abordarse unos contra otr°s' y para este fin tenia navios de diferei|teS formas y varias fustas, y zabras, alg0"8 de invención propia del R<;yAbdelfflUnle,, de hechura estraña y nunca vista. ^ *~ en ejercitaba en remar y maniobrar y cuanto creía necesario que aprendiese" para la guerra, así de tierra como mar, y en estas ocupaciones se eo're tenian toda la semana con dias cíer^ para cada cosa, y de esta manera a"1 maba ¡í los muchachos con premios seo* lados para los vencedores, con rega'°s' alabanzas del valor y virtud, J ^ - =í los amonestaciones cariñosas, y asi acuíciaba y encendía en deseo de sobre^ salir y merecer la estimación del BeyDli LOS ARA BUS UK KSl'AÑA. 335 todos los gastos para esto necesarios eran de cuenta del Rey, que asimismo los Proveía de armas y caballos. Entre estos Hafites habia trece hijos del lley que salieron muy diestros en todos los ejer- cicios, y en otras prendas muy loables, y declaró el Rey que su ánimo era poner e" aquellos mozos todos los gobiernos 1U« tenian sus padres, dejando á los v'ejos de eonsejeros de los mozos para 1«e les ayudasen con sus avisos y ad- quirida esperiencia. Y los Xeques y «obles rogaron al Rey que diese á sus mjos los principales gobiernos; el Rey 110 quería; pero no cesaron las instan- cias de sus Xeques, y mas adelante lo concedió." Su afición a la literatura amena y esPecialmente a las obras de imagi- nación está consignada en las dis- posiciones que tomó para fomentar esteramo de erudición a mediados del siglo duodécimo. " Mandó el Rey Abdelraumen reparar ta mezquitas de todas las provincias, y P°r inclinación y gusto propio á la eru- dición mandó también qne se permitiese la lectura de Hadices, la escritura y cuseñanza de ellos, y prohibió con mucha 8«veridad la quema de libros de caballe- nasi y permitió que se escribiesen his- torias y aventuras y cuentos, y estas ordenes pasaron y se publicaron en todas ta provincias, así de Africa como de Andalucía." La policía militar, que era la mas "aportante entre aquellas naciones guerreras, está muy poéticamente re- gazada en el siguiente trozo que pinta la ordenanza de la marcha en u«a de las expediciones que hizo a Oriente: — " No principiaba ;i marchar sino des- pués de la Azala de Azohbi poco antes de salir el sol, y algo después de rayar el alba. Para marchar se hacia señal al campo con un atambor grande hecho á propósito redondo, de quince codos, de cierta madera muy sonora, de color verde y dorado, la señal era tocar tres golpes en aquel enorme tambor que se oían media jornada en dia sereno y sin aire, y tocado en lugar alto; y luego todo el campo se ponía eu movimiento y comen- zaba á marchar que todos estaban ya apercibidos. Cada cabila seguía su ban- dera y en la marcha todas iban cogidas, sino la de vanguardia que llevaba bati- dera alta y tendida blanca y azul con lunas de oro. Las tiendas y pabellones en acémilas y camellos, y lo mismo la provisión con un ejército de pastores que conducían los ganados, bueyes y carneros que iban para mantenimiento de las tro- pas. Llegó á tener Abdelmumen en su campo setenta mil hombres de á ¡lie. Llevaba su ejército dividido en cuatro huestes, las cuales caminaban apartadas, cada una llevaba á la otra un dia delante, para que no faltase provisión de agua, ni comodidad de lugar, solo caminaban hasta medio dia, y desde la hora de adobar acampaban y descansaban para marchar al dia siguiente á la hora ya dicha. Con este lento paso tardó Abdelmumen desde Sale hasta Túnez seis meses, siendo ca- mino de setenta días para gente suelta de á caballo. Cuando el Rey montaba en su caballo estaban delante de él todos los principales Xeques y caudillos de su corte y ejército, los cuales hacían con él la Azala, y acabada se apartaban ¡í cierta distancia guardando el órden que les convenía. Ciento de estos iban delante á buena distancia en hermosos caballos con jaeces bordados de oro con franjas y336 ANAL Y SIS DE LA HISTORIA borlones de excelente labor, con lanzas tachonadas de marfil y de plata con ban- derolas de cintas de varios colores. Tam- bién llevaba Abdelmumen en sus marchas el Mushaf de Otman ben Afán el tercer Califa, que habia traido á Córdoba Anasir Abderraman III de los Ben Omeyas de Andalucía, y le tenian en la mezquita grande de Córdoba en tiempo que ocu- paron aquella ciudad los caudillos del Rey Abdelmumen, y mandó que se le trageran, y gastó en su adorno un tesoro: guardábase en una rica caja de madera preciosa aromática cubierta de planchas de oro empedradas de rubíes y de es- meraldas que formaban elegantes labores, y en medio de cada plancha un rubí la- brado en figura de uña de caballo y de su misma grandeza: las cubiertas in- teriores eran de tela verde de oro y seda sembrada de rubíes y esmeraldas y otras piedras muy preciosas de inestimable valor, y todo embuelto en paños de oro con bordaduras de perlas y todo género de riqueza de los Omeyas, de los Aben Ahedes, Aben Hudes Almorávides y de la familia de Sanhaga, que todos los Príncipes se habian esmerado en su or- nato. Llevábase la caja en unas andas preciosas, y en sus cuatro lados iban cuatro banderas, y estas se llevaban de lante del Rey Abdelmumen y de su hijo Abftl Aafás que iba con él á su lado detrás de ellos iban los demás Príncipes sus hijos sin mezclarse con su hermano mayor: ú estos seguian las vauderas de todas las tribus en su orden y una tropa de atabaleros en grandes caballos con tambores de metal, y los trompeteros con sus grandes trompas y anafiles y demás huí sica de guerra. Luego seguian los Walics, Alcaydes, Vizires y ministros, y después toda la demás tropa sin in comodarse ni estrecharse unos ú otros Luego que llegaba la hora do acampar* se departían en sus estancias con ¿"den y repartimiento muy concertado y nin" guno podía salir de su alojamiento sin licencia de sus arrayazes. Asimismo era bien concertada la provisión del campo y ninguno sentía la falta de su casa 'pHeS estaban las provisiones necesarias tan abundantes como en los zoques de l*8 populosas ciudades. Con este innume- rable ejército de Almohades, Alárabes y Zenetes corría las tierras de oriente »e ofrecian para beneficiar los frutos de tó labranza y pastoría que son las verda- ES UE ESPAÑA. 337 deras riquezas de los estados." Un principe en quien concurrían Vialidades tan contrarías, y que en medio de los males de la guerra que c°ntinuamente suscitaba, sabia pro- porcionar a sus vasallos todos los dones de la paz, no podia ménos de tener muchos desafectos y muchos aPasionados. De este contraste se Ve un raro exemplo en la siguiente a,*eedota :— •■ Como viesen los Almohades que se dilataban sus espediciones, y se alargaba 811 Permanencia en Oriente, algunas tay- í&s de ellos con el grande y vivo deseo de volver á sus patrias, creyendo que Para esto no habia otro medio, determi- "aron matar al Rey Abdelmumen. Con- staron entre sí que el modo mas fácil er» asesinarle de noche durmiendo en su Pabellón. Cierto noble y honrado Xeke entendió algo de esta conjuración, fue al Itey y le contó aquella trama que se llrdia contra su vida, y le pidió que le desase dormir á él en su propio lecho aquella noche, sin que nadie supiese nada, que el Rey se fuese de secreto á su tienda, y le dixo : Señor, de esta manera redimo tu vida con la mia que vale poco, y hacemos un barato de suma importancia para el bien común de los Muzlimes, yo espero que Dios me lo pagará con copiosa recompensa si estos malvados ponen por obra su mala inten- ción, y sino yo habré cumplido por mi parte lo que debo hacer por vuestra se- guridad : y en ambas casos Dios es el reraunerador. Abdelmumen creyó que no debia despreciar aquel aviso y aceptó su ofrecimiento, y se quedó el Xeke á dormir en el pabellón y cama del Rey, y Abdelmumen disfrazado se aseguró en otra parte. Aquella noche murió martyr el Xeke que le mataron á puñaladas en la cama del Rey. A Ja hora del alba hizo Abdelmumen su azala por él, y cuando le halló muerto le amortajó por sus manos, y le puso sobre una camella á la cual mando dexar suelta y que nadie la guiase : ella caminó vagando á derecha y k izquierda hasta que se cansó y se echó, y en aquel mismo lugar en que la camella se habia echado mandó hacer el sepulcro para el Xeke, y le enterró allí y edificó una capilla y grande atrio, y al contorno de la capilla edificó una buena población, y ordenó que de cada tribu quedasen allí diez hombres de las tribus de Almagreb, y que morasen en aquella ciudad, y desde entonces el sepulcro del Xeke ha sido de mucha veneración, y le visitan hasta hoy las gentes de la co- marca." Su hijo Abu Jacub, apellidado Arauminin, tan feliz como su padre por lo durable y glorioso de su rey- nado, también le imitó en la libera- lidad del ánimo. Supo escoger parasus inmediatos consejeros y secreta- rios y para los .primeros destinos de su servicio personal los hombres mas distinguidos de aquel tiempo por sus conocimientos y buena reputación. El empleo de novelista era uno de los mas condecorados, y como tal tuvo en su palacio a Abul Fadil ben Tahir, que era de grande eloqüencia y maravillosa erudición, y que tam- bién sirvió después en el mismo des- tino a su hijo Jacub Almanzor y a su nieto Anasir. Fué uno de sus médicos el ilustre Alfalki AbulWalid, sabio muy excelente en la medicina y en otras muchas ciencias, que de memoria repetia todas las traduc- ciones del Bochari, y así mismo era buen poeta. Este Rey fué el pri- mero de los Almohades que pasó a la guerra santa contra christianos por su persona, y quando de ella tornó á Sevilla triunfante y sus tropas car- gadas de despojos, puso especial es- mero en hermosear aquella ciudad: — " Mandó edificar una magnífica Al jama en Sevilla, y fué acabada la fabrica en Dylhagia del mismo año: nombró por su primer Chatib al docto Abu Cazim ben Gafir Abderranian Alncboui, y en el mismo año fabricó el puente sobre el rio con barcos encadenados, con grandes edificios para almacenes á la salida y entrada, y edificó el Zalelic del muro que levantó y reparó, y desde el cimiento en Bab Gehuar, y edificó dos Watafanes para descargaderos de cada dia con sus gradas á la orilla del rio. Trajo el agua del castillo Gabir hasta la entrada de Sevilla, y en estas obras consumió sumas inmensas, y en esto se detuvo cuatro AN4XYSIS DB LA HISTORIA años y diez meses en Andalucía, í íe tornó ¡t Marruecos." ó el Después de su muerte ocupe trono su hijo Abdala Jacub apelli- dado Almanzor Bifald Ala " de áni- mo generoso y liberal, esforzado elo- qüente, erudito, amigo de los sabios y de los hombres útiles a la relig¡°n y al estado. En su consejo tenia también los hombres de mayor fama» y los honraba en vida y en muerte» pues solia visitar sus sepulcros y acom- pañaba sus entierros:" — en as» " Fortificó las fronteras, y pus» ellas presidios de gente de guerra, de caballería como de infantería, pagando con mucha liberalidad á los soldado* Almohades. El ordenaba por sí niis"10 cuanto' convenia al bien del estado y & la religión, y fué el primero de los P'10" cipes Almohades que escribió en el prin* cipio de sus cartas y mandamientos " ^ hamdolillabi Wabidi" la alabanza á í»'oS único, y así Dios ilustró y eunobleclü su reynado, y le bizo el mas noble y engrandecido en oriente, occidente y i°e' diodía, así en Africa como en España» y en ella estuvo aquel dia glorioso w* Alarca: y corrió sus tierras desde Velad Nul basta Barca, y en Alarca fué ilustre ■ fortificó las fronteras, edificó mezquitas y escuelas en Almagreb, Africa y Es- paña, edificó y dotó Almarestanes pafa enfermos, y Aljamas para doctos, y °r" denó que hubiese sus grados y distincio- nes entre ellos: señaló los premio8 y sueldos á médicos, maestros y sirviente* de los bospitales de enfermos, cojoíy mancos y ciegos en todas sus provincia8: edificó torres, puentes, algibes y po«°s para agua en los caminos y desiertos, y cuidó de que se pusiesen meneiles, Vo'DE LOS ARABliS DK KSPASA. *x' «adas, hospederías desde Sus alaksá hasta ,, y Masamudes, y i todos los demás sol Suica Mascuc, y por sus piadosas inten- ciones y huenas obras concedió Dios Prosperidad y buena ventura al Islam en 8U tiempo, y sus caudillos fueron siempre vencedores de sus enemigos, sin que en 8us empresas se mezclase nunca ad- versidad." Eran ya en su tiempo muy formi- dables los clmstianos en España, y capazes de contrastar el poder de los niusulmímeSj poniéndolo a veces en inminente riesgo. Desafiábanse los Principes y caudillos de persona a Persona; y de esta costumbre, tan Pr°P¡a del humor caballeresco, ha Quedado memoria en el cartel que Alfonso VIII envió a Jacub Alman- 2°r» y en el extraño modo con que fué Recibido interpretándolo por los textos del Coran: — " Escribió el Rey de los Cristianos «na carta desafiando con cstraña arro- gancia al Amir de los fieles Jaciib. De- cia pues así la soberbia carta : " En el nombre de Dios clemente y misericor- dioso : el Rey de los Cristianos al Rey de Iob Muzlimes i "puesto que no puedes venir contra mí, ni enviar tus gentes, envíame barcos y saetias, que yo pasaré en ellas con mi gente a donde estás, y Pelearé contigo en tu misma tierra, con esta condición que si me vencieres seré *U cautivo, y habrás grandes despojos, y * serás el que dará la ley, y si yo salgo vencedor entonces todo estará en mi mano, y ]a daré al Islam." Leida que fué esta carta por Jacub Almanzor le acaloró y encendió el religioso zelo de vengar los oprobios que se hacían al Islam, mandó que se leyese á sus Al- mohades, Alárabes, á las Cabilas Zcnctcs dados, y todos se ensañaron, encendieron, tumultuaron y previnieron para la ven- ganza, manifestando sus ardientes deseos de pasar á la sauta guerra. Entonces llamó Jacub Almanzor á su hijo Cid Muhamud su futuro sucesor y le dió la carta y le mandó que respondiese al maldito Alfonso. Leyóla, y á la vuelta de ella escribió : " dijo Alá omnipotente, revolveré contra ellos y los haré polvo de podredumbre con ejércitos que no han visto, y que no podrán evitar ni escapar de ellos, y los sumiré en pro- fundidad y los desharé." Llevó la carta á su padre, el cual leyéndola alabó su ingenio, y estuvo un poco pensativo, y luego la entregó al mensajero y le envió con ella ; mandó sacar el pabellón rojo y la espada grande, y que los escuadrones de Almohades y demás tropas se pusieron luego en marcha para la santa guerra. Escribió á las provincias de Almagreb, Africa y Alkibla para que se congregasen las gentes para Algihed, y á su llamada acudieron las gentes mozos y viejos de todas edades y regiones, los moradores de los valles profundos y de los altos montes, y los de las mas apartadas regiones." Hiciéronse por ambas partes gran- des preparativos de guerra, y al año siguiente que fué el de 1195 se dió la batalla de Atareos, tan fatal a los Christianos. La relación que de ella se hace en el original explicando una multitud de circunstancias que la precedieron y acompañaron, forma un trozo de la lectura mas sabrosa. No entra en mi plan el insertarlo aquí, pero tampoco puedo omitir el siguiente pasage, por el qual se ve340 ANALYSIS DE LA HISTORIA que entre los Musulmanes era cor- riente una creeHcia muy semejante a la de la aparición de apóstol Santiago en las batallas peleando a favor de los españoles: — " Las tropas se colocaron y distribu- yeron en sus puestos, y el Príncipe de los fieles pasó aquella noche, que fué la del Giuma cuatro de Xaban, sobre la alfombra de azala orando y pidiendo á Dios excelso su poderoso amparo, que ayudase á sus Muzlimes, y que destruyese á los infieles. A la hora del alba sus ojos fueron vencidos del sueño, y se durmió un poco en su arrakea, y dis- pertó muy alegre y acucioso y con gran solaz, y envió á llamar á las Xekes Al- mohades y Alfakies. Entrados en su presencia les dixo : os he llamado ahora para deciros lo que Dios me ha mani- festado en mi sueño en esta hora ventu- rosa. Mientras que yo hacia mis pos- traciones en mi azala se me vencieron los ojos de sueño y me quedé traspuesto, y vi abrirse las puertas del cielo, y al mismo instante pareció salir por ellas un caballero sobre un caballo blanco de gentil figura y donayre, y en su mano traía una bandera verde desplegada que llenaba todo el espacio de la tierra, y me dió azalam, y le dixe : quién eres, así Dios te salve ; y me respondió : yo soy un ángel de los ángeles del séptimo cielo, y te vengo í anunciar la victoria de parte del Señor de los mundos : tú y los que vienen contigo á la santa guerra, y militan debajo de tus banderas por la fé, recibirán los premios de Alá." Para perpetuar la memoria del triunfo alcanzado en Alarcos, dió luego prisa Jacub Almanzor a que se acabase la aljama de Sevilla, co- menzada en tiempo de su padre, con un alto alminar, " en el qual mandó poner un capjtal en forma de una hermosa manzana, de grandeza tal, que no tenia semejante, y de un diá- metro tan enorme, que para entrarla por la puerta del Almuedan fué íor- zoso quitar la piedra del cintel. El peso de la gran barra de hierro en que estaba puesta era de quarenta arrobas, y el valor de la manzana se » apreció en cien mil adiuares de oro- Esta es la famoso torre conocida con el nombre de Giralda, cuya eleva- ción es de 258 pies desde la super- ficie. Según la construyeron leg moros, no tenia mas que 172 pies de altura; pero habiéndose quitado des- pués de la reconquista el capitel dorado en forma de globo o manzana, se sobrepuso en su lugar otra torre de 86 pies, cimada con una estatua colosal que representa la Fe, como en desagravio del trofeo erigido p°r los infieles: — ** Luego que vió acabada la Aljama de Sevilla mandó edificar Hasn-Alfarag sobre Guadalquivir, y partió después a la otra banda, y llegó á Marruecos en la luua de Xaban del año quinientos noventa y cuatro. En esta ocasión halló acabadas diferentes obras y edificios que había mandado fabricar, como la Ale»* zaba, los Alcázares, las Aljamas, y «uS torres en que consumió el quinto de todos los despojos que había ganado i los Cristianos y otros enemigos. Cuén- tase que estas obras se hacían por cuenta de los arquitectos que trabajaban al fiado, y como eran obras tan grandes estaban apurados, que ya no tcuian de que gastar,DE LOS ARABES DE ESPAÑA. ni osaban pedir lo que se les eBtaba de- biendo. Habían hecho en la Aljama «ete puertas, por las siete del parayso, y cuando entró Amir Amuminin en ella "e pagó mucho de la fabrica, y le con- tentó en estremo la labor de las puertas, y como preguntase qué puertas son éstas, y por qué son siete y no mas ni menos ? le dijeron que eran las siete del parayso, y lúe aquella por donde entraba Amir Amuminin era la puerta Athamin, del Precio. " Ya lo entiendo dijo Jacub, y me alegro de la agudeza y oportunidad del aviso." 341 y que es Sancho VII de Navarra. Como quiera que en este lance no se bailan de acuerdo los historiadores españoles, y que dicho príncipe fué uno de los que mas contribuyeron a la victoria de las Navas de Tolosa, está narrado en las memorias de Conde con rasgos tan característicos, que no puede menos de darle cabida en este análysis: — Ingenioso modo de reconvenir para el pago a un príncipe tan aficionado a magníficas empresas de arquitec- tura, y que no dexó de surtir el efecto deseado. A. la vuelta de algunos años, y reynando ya Muhamad, hijo de Jacub Almanzor, apellidado Anasir Ledi- nala, volvieron a levantar cabeza los Christianos en tales términos, que °bligaron a este príucipe a pasar a España con un exército de los mas formidables que hasta entonces habia presentado la morisma, y que, derro- tado en la famosa jornada de las Navas de Tolosa, dió a los Musul- manes el fiero golpe del qual no Pedieron rehacerse, para recobrar su superioridad en España. Los reyes Christianos por su parte no se des- cuidaban en prepararse a recibir tan poderoso enemigo ; pero intimidados algunos, le escribieron rogándole con m paz, según refieren los escritores árabes. Hacen especial mención del viaje que con este fin hizo a Sevilla el Rey que ellos llaman de Bayona, " Entre otros se vino á su merced el Rey de Bayona ofreciéndose voluntaria- mente á su obediencia y rendida su- misión : pues luego que este maldito entendió la entrada de Anasir en Sevilla so llenó de miedo, y dando vueltas en su ánimo sobre lo que le convenia para seguridad suya y de sus tierras envió sus mandaderos pidiendo licencia al Amir Amuminin para venir á saludarle, y se lo concedió Anasir, y escribió á todas las tierras de España por donde el maldito debía pasar para que le hospe- dasen bien tres dias, y al cuarto cuando se hubiese de partir que le encerrasen mil caballeros de su compañía. Salió pues este maldito de su corte con su gente para visitar al Amir, y cuando llegó en tierra de Muzlimes le salieron á recibir los caudillos de ellas con sus tropas y le recibian y trataban conforme á la órden que para ello teniau hospe- dándole con la mas excelente hospita- lidad. Llegado el día de su marcha le detenían mil de sus caballeros, y no cesaron de hacer esto mismo hasta llegar á Medina Carmona, que no quedáudole ya mas de mil de su gente, pasados los tres dias de hospitalidad, y venido el dia de su partida le encerraron los mil ca- balleros que le quedaban, y como él viese esto, dijo al Alcayde de Carmona :342 " Si así me dejas ¿ quién ha de ir en ini compañía?" y le respondió : " irás bajo la salvaguardia del Amir de los fieles Anasir, y á la sombra de las es- padas Muzlimicas." Salió este maldito de Carmona con su muger y sus principales servidores. Era el principal motivo de visita al Amir el presentarle el libro del profeta en una caja de oro con almizke, cubierta y guarnecida de precioso paño de seda verde con bordaduras de oro y preciosos rubíes y esmeraldas. Llevaba él este rico presente en sus manos pro- fanas que había heredado de sus abuelos y le tenían con gran reverencia. Había mandado el Amir que se le recibiese por la puerta de Carmona, y que desde esta puerta de Sevilla hasta Carmona hubiese en todo el camino dos filas de soldados con sus vestidos de gala y armas muy lucidas, espadas desnudas en sus manos, lanzas altas, y la ballestería con arcos tirantes: es la distancia de una á otra ciudad de cuarenta millas. " Así que, salió el Rey de Bayona caminando á la sombra de lanzas y es- padas de los Muzlimes, y al acercarse á Medina Sevilla mandó el Amir que se pusiese su pabellón rojo delante de la puerta de la ciudad que sale á Carmona, y mandó poner tres almohadas enmedio de su pabellón, y luego ordenó que vi- niese un caudillo Aljamiado que se llamaba Abu Giux, y venido á su presencia le dijo : " Ye Abu Giux, este Cafre viene ante mí y no es posible que no le honre ; y si cuando entrara en mi pabellón me levanto de mi asiento, después estaré pesaroso, y me parece que faltaré á la sonna haciendo este honor á un Cafre, y si me estoy sentado será en verdad una falta de cortesía y de atención, pues al fin es un Rey poderoso, y mi huésped, que viene de tan lejos ;i visitarme. A ANAliYSlS DE LA HISTORIA mí me parece que te asientes tu en Ia almohada de enmedio del pabellón, Y cuando él entrará por una puerta, y> entraré al mismo tiempo por otra, y de 1» te levantarás y me tomarás á mi mano, y me sentarás á tu derecha, y tomarás asimismo á él de la mano y ^e sentarás á la izquierda :" y así qued° dispuesto. Sentóse Abu Giux ennied»0 del pabellón, y cuando entraron cada uno por su puerta los tomó de las manos y los asentó quedando el Amir á la derecha, y el Rey de Bayona á la izquierda. °l* guieron sus cumplimientos de saludo8 entre ellos diciendo primero Abu Giu* al Rey de Bayona ; " este es Amir Amu" minin, mi Soberano que Dios ensalce, y les sirvió de darguman, y trataron su» negocios cuanto les importaba: y aca' bada su conferencia Amir montó á ca- ballo, y también cabalgó el Rey d*e Bayona y seguía un poco detras, y c8" balgaron los caudillos Almohades, I"s Xeques y tropa de la guardia y entraron en la ciudad. Los vecinos hicieron un pomposo recibimiento y fué este dia muy señalado. Detúvole allí el Amir algún tiempo haciéndole mucha honra, y dan' dolé dádivas preciosas como á tan noble Rey convenia, y después se despidió y tornó a sus tierras por donde había ve- nido, muy contento y pagado de la hon- rada acogida que le había hecho el Amir de los Fieles Anasir, y por todo su camino fué también obsequiado y servid0 en cuanto pedia." Sucedió al Rey Anasir su hij° Almostamir Bila, siendo todavía muy nifio. Esta circunstancia y el ser de un carácter en extremo indolente, fuc causa de que en todo el tiempo hasta su muerte, que le cogió temprana, se introdujese el desorden en todos s»&DE tiOS ARABES estados, abriendo la puerta a las ar- bitrariedades a la ambición de los Xeques y Walíes. Murió sin hijos, y entonces se aumentaron los dis- turbios y las guerras sobre la sucesión. Alzóse por fin con el mando Abdala Aladel, pero lo conservó poco tiempo, Porque murió a manos de los Xeques sediciosos, cuyo despotismo y tiranía intentó reprimir. Su hermano y su- cesor Almemun, hombre de ,mas firmeza, en quien acabó el imperio los Almohades en España, lo con- siguió en parte por medio del terror, haciendo muchos y crueles exem fiares:_ Luego que los pueblos le procla "marón procuró este noble lley, siguiendo las buenas máximas de su bermano Ala m» corregir la ilimitada autoridad de 1°8 Xeques Almohades de los dos con 8ejos, y principió por escribir un libro contra la política y leyes del Mehedi, y Manifestar sus inconvenientes, los de- sordenes y mal gobierno que de ellos procedían, y manifestó sus intenciones iesen ¡í él, que queria fablar cou ellos ■ librarlos ; é que agora avia ido i ellos Un ünie, que les dixera de su parte, que Se aparejasen de andar de alli para otro 'lia» de lo qual eran maravillados. E '°8 dichas Mirassaes les dixeron, que ton podian ver al Señor, nin estar con el mas, é que les cumplía partir de alli 8efjun les avian enviado á decir, que ya 345 librado los avian de lo que era acordado. E esto facían ellos porque el Señor era muy flaco, é avia perdido la fabla, é estaba en punto de muerte, según les fué dicho por ornes que lo sabian cierto; é que esta priesa Ies daban, porque estaba el Señor acerca de la muerte, é porque se fuesen antes que se publicase la su muerte, nin lo publicasen por las tierras donde fuesen : é por muchas ra- zones que los dichos Embajadores dixeron ;í los dichos MirasBaes de como se tor- naban así vagos sin respuesta del Señor para el Rey su Señor ; ellos les respon- dieron, que sobre esto non fablasen mas, que de todo en todo les con venia partir de alli, é que el recado era aquel orne qne con ellos avia de ir. E estovieron asi este dia lunes fasta martes, que fueron diez y ocho dias del mes de Noviembre, que los Mirassaes los enviaron quatro albalaes con aquel Chacatay que les avia de llevar; por los quales les mandaba dar en quatro ciudades, eu donde avian de llegar, á cada uno un caballo : el qual les dixo, que los Mirassaes les en- viaban á mandar que partiesen luego de alli: é ellos les dixeron, que non par- tirían de alli sin ver al Señor, ó sin una carta suya: é él les dixo, que en caso que ellos non quisiesen, avian de partir con su grado, ó sin él. E este din ovieron de partir de alli do posaban, é fueron posar en una huerta cerca de la ciudad, é con ellos el Embajador del Soldán de Babylonia, que posaban en uno, é la guarda que los avia de llevar, é dixeron que descendiesen alli, é espe- rarían á los Embajadores de la Tur- quía. E estovieron en esta dicha huerta el dicho martes que alli llegaron, é miércoles é jueves é viernes, que fueron veinte á un dias del dicho mes de No- viembre, los dichos fueron juntos todos34G FIN Dfi LA NARRACION DK LA en uno, é partieron de aqui de Samar- cante. Los disturbios que se siguieron a la muerte del gran conquistador, y que en breve hicieron desaparecer su enorme Imperio, se verán en los siguientes extractos: — " E jueves, cinco dias del mes de Marzo, los dichos Embajadores partieron desta ciudad de Turis, é eso mesmo el Embajador del Soldán de Babylonia, é los de la Turquía, que en uno venían para ir ver al dicho Homar Mirassa á los dichos campos de Carabaque, é con ellos la guía que los traxo desde Samar- cante, que les facia dar en cada lugar, do llegaban, viandayloque avian menester : é á estos tales ornes llaman ellos Xagave. E los dichos Embajadores iban aforrados con algunos de sus ornes, é todo lo suyo quedaba en Turis, por quanto avian de de tornar allí. E los dichos Embajado- res siendo á dos jornadas desta ciudad de Turis, llegáronles un mandadero que el señor Homar Mirassa les enviaba: el qual les dixo, que el Señor les enviaba decir, que se tornasen para la ciudad de Turis, é que folga9en allí algunos dias fasta que él enviase por ellos ; ca ornes que de tanto camino venían, menester avian de folgar : é ovieronse de tornar; é el Señor envió á mandar que Ies diesen su alafa, que ellos dicen por su manteni- miento. E estovieron en esta ciudad fasta miércoles diez y ocho dias de Mar- zo, que los envió á llamar que lo fuesen ver. " Jueves, diez y nueve dias del dicho mes de Marzo, partieron de aqui los di- cbos Embajadores, d pasaron una alta sierra que cerca de Turis está, é entraron en un valle muy poblado de aldeas, y de muchas huertas é viñas ; era tierra muy caliente é bien fermosa, é es tierra muy bien templadada de frutas, que ha en él muchas : é por medio deste valle va uU gran rio. E por este valle entre esta» huertas é aldeas anduvieron quatro jorna- das, é al cabo de las quatro jornadas llegaron á unos grandes llanos, en q«e avia asaz lugares y pueblos : é en estos campos avia muebo arroz sembrad»! ^ alcandigas é mijos : é desta tierra se bas- tecen muchas tierras de arroz; é non se coge aqui trigo nin cebada : é deste ar- roz ay tanto, que lo daban á los caballos- E por estos campos estaba asentada W" cba gente con sus tiendas é ganados, que eran de la bueste del Señor. " Miércoles, veinte y cinco dias del mes de Marzo, los dichos Embajadores yendo por entre esta gente de la hueste» siendo quanto á diez ó doce leguas de donde el Señor estaba, fallaron en el ca- mino unos ornes que les dixeron, que » dó iban, que en la hueste del Señor avia gran bollicio, é que seria bien que se tornasen : é ellos demandaron qué bolli- cio era; é los dichos ornes les dixeron, que Janza Mirassa quisiera matar al sc" ñor Homar Mirassa; é que la gente de la hueste, é otros Señores é Caballeros que vinieron sobre él, é que Jo prendie- ron, é que el Señor le mandara cortar 1» cabeza: é que la gente deste Janza Mi- rassa peleára con la del Señor, é qu" ovieron ornes muertos de los unos é de los otros; é que el Señor se pasiíra con su hueste de la otra parte del rio, é que mandara quebrar la puente ; é que algu- na gente que iba á una parte é á otra: e que non sabia mas, salvo que avia en Ia hueste gran discordia. E los dichos Embajadores ovieron su consejo, pues que cerca estaban de ir adelante, é fue- ron.EMBAXADA A TAMERL.AN. ¡347 E otro dia jueves, veinte y seis dias del dicl»o mes de Marzo, llegaron al Or- do donde el Señor estaba, é descendie- ron, é esperaron mandado del Señor ; é eu la hueste avia gran bollicio, ca todos Be ayuntaban en uno, é ayuntaban sus ganados. £ estando allí los dichos Em- bajadores, llegó á ellos un Chacatay que fes dixo, que el Señor tenia agora mu- cho de librar, é que le non podían ver; * lúe les rogaba que se tornasen á Turis, esperasen alli fasta que oviesen su «andamiento, é que él avia de tornar con ellos á les facer dar lo que oviesen me ncster, que asi era ordenado por el Se aor 5 é dixoles que cabalgasen luego, é tornáronse á Turis. E este Emperador 6 bu hueste estaban en unos llanos ribe- ra de un r¡0j ¿ p0dia tener alli consigo fasta quarenta é cinco mil ornes a ca bailo, como quiera que aún non tenia to- da su gente é su hueste ayuntada, que estaba en otros lugares : é porque de cada ano el Tamurbec venia á hibernará e8tos campos de Carabaque, mandó facer u«a ciudad alli, en que ay veinte rail c*8as, é mas. " E este Janza Mirassa, que el dicho Homar Mirassa cortó agora la cabeza, era fijo de una hermana del Tamurbec, é era el mas valiente y mas recio orne que e" todo el linage del Tamurbec avia, é el mas honrado, é era Señor de mucha tierra, é avia mucha gente de hueste que ae cada dia con él andan. E quando el tamurbec fizo Emperadora su nieto Ho- «ar Mirassa, dióle á este Janza que es- tuviese con él, y le rigiese su casa y su tierra: é asi era, que él mandaba en tuda su tierra, asi como él mesmo ; é la razon que decían porque agora muriera e»te Janza Mirassa es esta: decíanlo en "os maneras, los unos decían que le man- dabar matar, porque se rescelaba dél, Tomo TI. que pues su avuelo era muerto, que él que le buscaría la muerte, ó se alzaría contra él con todas las gentes, así las del Tamurbec su avuelo, como con todos los Chacatays, que lo amaban é querían gran bien: é aún todas las gentes de- cían, que pues el gran Señor era muerto, que él merescia ser Señor. E otros de- cían, que asi como supo este Janza la muerte del Tamurbec, que se armara él é cierta de su gente, é que se fuera á una tienda donde solían facer consejo, é aqui fallara dentro en ella á un Mola, que era como Doctor, é era muy priva- do de Homar Mirassa, que libraba los fechos que en la hueste acacscíau; c que lo quería mal sobre una muger que él demandara en su casamiento, é Homar Mirassa non se la quiso dar, é «lióla á aquel Mola ; é por esto y por otras cosas lo quería mal, é como lo falló en aquella tienda, matólo ; é como lo ovo muerto, que se fue á la tienda donde estaba Ho- mar Mirassa, é que él é los suyos que llevaban las espadas en las mauos : e que quando vieron esto la geute del real, que tomaron sus armas, é fueron luego á la tienda donde el Señor estaba, é que se fizo por el Ordo un ruido, diciendo, que Ediguy Emperador de Tartaria, é el Bey Sordo venia sobre ellos : é que el dicho Janza visto el alboroto feo, que se fué á la tienda donde estaban las armas del Señor; é quando alli llegó, que falló mucha gente, é que ge la defendió, é tornó á la tienda donde estaba el Señor por lo matar, é quando llegó, ya estaba mucha gente con él que lo defendieron : é diz que á un gran Caballero, que llegó armado con toda su gente con él al dicho Janza Mirassa, é que le dixo, que qué era aquello que facía: é que el sobre- dicho Janza Mirassa que le d'ucra ver- dad al dicho Homar Mirassa, que non aya B348 FIN DE LA NARRACION DE LA ningún miedo, que yo lie fecho esto por matar al dicho Mola mi enemigo. E el dicho Caballero fuégelo decir, é fallólo que estaba con grande miedo, mostrando poco esfuerzo; é que le dixo: Señor, non ayas miedo, que si tú quieres, yo te ma- taré á este Jama Mirassa. E vino lue- go sobre él con poder, é cortóle la cabe- za. E desque Janza Mirassa fué muer- to, toda la su gente fuyó ; é Homar Mi- rassa mandó tomar la cabeza del dicho Janza Mirassa, y llevarla á su padre Miaxa Mirassa, é á su hermano Aboba quer Mirassa, que estaban en Baldat; é envióles á decir, que viesen la cabeza de su enemigo: é que pues su avuelo era ya muerto, que se viniesen ver con él, é que alli lo rescibiria por Señor, é se ayuntaría por los campos de Vian, cerca de Turis, é que él y los Grandes de sus tierras le darían el seúorio, como era ra- zón é derecho. E diz que vista la cabe- za de Janza Mirassa, que el dicho Miaxa Mirassa que se resceló luego del fijo. " Desque el Tamurbec fué muerto, que murió en la ciudad de Samarcante, los Mirassaes é privados del Señor to- vieronlo encerrado fasta que pusiesen re- cabdo en su tesoro, é eu sus tierras ; pero non lo pudieron tanto encelar, que lo non supieron algunos de los Caballe- ros y gente del Señor. E alli en Samar- cante estaba con el Tamurbec, quando murió, un su nieto, fijo de Miaxa Miras- sa, que ha nombre Caril Zaltan ; el qual asi como supo la muerte de su avuelo, ayuntó á sí los Caballeros é gente que pudo, é fué sobre los dichos tres Miras- saes que tenían la casa é facienda del Señor en poder, é mató al uno dellos que avia nombre llutudo Mirassa, fijo deste Janza que Homar Mirassa cortó la cabe- za : é desque ovo aquel muerto, los otros dos fuyeron, é fueron para un fijo del Ta- murbec que avia nombre Haroc Mirassa, que estaba en tierra de Horazania en una gran ciudad que ha nombre Helac. E como este Caril Zoltan ovo muerto á este pri- vado de su avuelo, fuese luego para e' castillo, é apoderóse del tesoro é de 1» ciudad, é tomó á su avuelo é soterrólo; é apoderado, envió mandado á Mi*"8 Mirassa su padre, que fuese luego á Sa- marcante, é que le entregaría el tesoro; é si verdad es que !o acogen, será sin duda Señor, como lo su padre era; cft tesoro que alli está es grande, y tod°s los Chacatays se ayuntarán á él, si aquel tesoro oviere, ca son cobdiciosos, é p°r fuerza será Señor; pero decian estas gentes, que podía estorvar á Miaxa S*1" rassa Gansada la su muger, que lo volvió con el Tamurbec, que era madre deste Caril Zoltan, é estaba alli en Samarcan- te con su fijo; é que non oviese el se»"" rio, por quanto se rescela dél, é que fará á su fijo que tome título de Señorío de aquel Imperio de Samarcante. $ este Caril Zoltan es orne mancebo ¿e edad de veinte y dos años ; é es blanco é grueso en el cuerpo, é paresce á su pu- dre : é este fizo mucha honra á los dich°s Embajadores, quando en Samarcante es- taban ; é ya otras dos veces se avia el Tamurbec fecho muerto, é echó fatn» por sus tierras que era muerto, por ver quién se le rebelaría ; é algunos que se le rebelaron, fué luego sobre ellos, ^ destroyólos : é con esto non podían ago- ra creer que era muerto, como quiera que fué cierto ; é aún después desto ovo nuevas en esta ciudad de Turis, dond« estaban ios dichos Embajadores, que era vivo, é que venia con su hueste, é ib* sobre el Soldán de Babylonia. " Miaxa Mirassa desque supo cierto la muerte de su padre el Tamurbec, * vista la cabeza de Janza Mirassa que sK1ÍMUAXAUA A TAMKRLAN. fijo le cnviú, é las razones que le envió á decir, que se fuese para Viun, é que se verían en uno ; partió de la ciudad de Baldat donde estaba, é con él Abobaquer Mirassa su fijo. E antes que abí llegase, 8upo en como Homar Mirassa su fijo avia ayuntado mucba mas gente de la que a°tes tenia: otrosí que enviara á las ciudades de Turis é de Soltania, que estoviesen aparejados para quando él P°r ellos enviase. K el padre des- Ve esto Bupo recelóse, y non quiso lr para el fijo, é envió saber su ardid : é «1 fijo envió á decir, que non ayuntaba él fuella gente salvo por poner recabdo en h tierra 6 en las fronteras. E desque «sto oyó Abobaquer, el otro fijo con que él venia, dixo á su padre, que él iria á su hermano y lo tomaría, é lo traería ante el> mal que le pesase : y el padre dixo, Ve lo non ficiese por non escandalizar la tierra. E este Homar Mirassa ó Aboba- Ver Mirassa eran hermanos de padre y °e madre, é su madre dellos estaba alli, * fué luego á bu fijo Homar Mirassa, é 349 dixole : Fijo, tu padre debe ser Señor, é l°dos lo quieren, ¿y tú estorvaslo ? E res- pondió : Que lo Dios non quisiese, mas estaba presto para facer é cumplir lo 1Ue le mandase. E la madre tornó al m&rido, é dixole lo que con él íablára : s°bre lo qual acordó de enviar á él otro 8U fijo, é que fuese aforrado sin gente ; é Ve ambos hermanos ordenasen como diesen al padre el Señorío. E desque Homar Mirassa supo como venia su her- mano, acordó de lo prender; é como Negó acerca de una tienda donde estaba, s&lió á él é tomólo por la mano, y metió- lo en la tienda; é desque lo tuvo dentro, Candólo prender: é fasta quinientos °nien de á caballo que con él iban, fuye ron para el padre. E asi como prendió al liermano, enviólo para el castillo de | Soltania, é poner en fierros ; é movió covitra el pudre por lo tomar, eso mesnio fuyó, é fuése por tierra de Rey, donde, estaba Culemaxa Mirassa su cuñado, é otras gentes de Chacatays é Caballeros. E la madre destos Homar Mirassa é Abobaquer Mirassa, desque supo que el uno avia prendido al otro, vino para el dicho Homar Mirassa, é rompióse las vestiduras, y las tetas de fuera, llegó al fijo diciendole, é llorando de los sus ojos, dixo: Yo vos parí, Jijo, ¿ é agora quieres matar al tu hermano, sabiendo que es tu hermano verdadero, c orne á quien las gentes quieren bien ? E él respondió: Üue él non avia preso ú su hermano, sal- vo porque era loco ¿atrevido, é por las razones que decia ¡ ca non quería ál, salvo que su padre fuese Señor. E des- que á su hermano tovo preso, entendió que tenia acabada su mala voluntad, por quanto era orne muy esforzado, é que lo querían bien los Chacatays: é las buenas razones que deeia asi, eran para asegu- rar al ¡ladre por lo tomar; y el padre tomó su camino para Samarcante, é el lijo en pos del. E desque vido que lo non ¡india tomar, traxo tratos con Xaha- roc Mirassa su tio, hermano de su padre, que fuesen en uno, y lo ayudase contra el padre, é que ambos serian Señores: é esto facía, por quanto el padre avia de pasar por tierra de Hore, donde él esta- ba, é que alli lo podrían tomar. E des- que esto supo Miaxa Mirassa, que el her- mano y el fijo suyo eran de un acuerdo, estuvo quedo en tierra de Ilorazania, que non osó ir adelante ; é troxieron tratos, mas fueron tales que nunca el padre se fió del fijo. E desque Homar Mirassa tovo preso á su hermano, tomóle la mu- ger, que era fija del Emperador de Mer- Idin, é envióla á su padre. K en este 'tiempo envió una carta Homar Mirassa á 2 ii 2350 FIN DE LA NARRACION DE LA los dichos'Embajadores, allí á la ciudad de Turis"donde, estaban, por la qual les envió á decir, que non tomasen enojo» porque se les alongaba su partida ; mas que agora quanto se aviniese con su pa- dre, que seria muy aina, é los libraria é enviada muy aina de allí. " E después dcsto, martes veinte y nueve dias del mes de Abril dia de Sant Pedro Mártir, estando los dicbos Emba- jadores en su posada, llegó á ellos el Al- guacil de la ciudad é un Escribano, é otra mucha gente con él; é como entra- ron en casa, tomaron las espadas y ar- mas que ende fallaron, y cerraron las puertas, y dixeron á los dicbos Embaja- dores : Shie el Señor enviaba á mandar, que todas las cosas que avian, se las die- sen y entregasen, porque las ellos pusie- sen en recabdo. E los dichos Embajado- ren dixeron : 2we les plaña, pues que en su poder estaban ; pero que el Rey su se- ñor les avia enviado al señor Tamurbec á ¡o visitar como á su amigo, é que enten- dían de otra mente ser tratados ; mas que pues el gran Señor era muerto, que podían facer lo que quisiesen. E el Alguacil les dixo: Siue lo non facia el Señor aquello, salvo porque estoviesen mas guardados, é les non fuese fecho enojo alguno. E esto non lo entendía facer como lo decian, antes queria facer el contrario, como lo después ficieron : y tomáronles quantas cosas tenían, asi ropas como dineros é caballos é sillas, é quanto tenian, que les non dexaron salvo las ropas que vestían, é pusiéronlo en otra casa en guarda: é eso mesmo ficieron á los Embajadores del Soldán é á los de la Turquía, que ahí estaban ; é quando estas cosas les tomaron, Ies llevaron furtado y por fuer- za mucho de lo suyo. E después desto á cnntia de veinte dias, envióles á decir el dicho Homar Mirassa una carta, por la qual les envió á decir, que non toma- sen enojo por lo que les enviara a man- dar é facer, mas que se alegrasen é ova- sen placer, que él era ya avenido con su padre, é que se venia á un lugar que se llama Assarec, que es cinco leguas de Turis, é que alli enviara por ellos, é l"s veria é libraria: é non era esta la ver- dad, ca él non era avenido con su padre; mas estas nuevas y otras facia él echar por la tierra, por quanto todos estovie- sen sosegados, é se non levantasen con- tra él. Otrosí de los Chacatays é gente de su hueste nunca podian saber verdad dónde estaba la hueste, n!n qué querían facer, nín á do iban, que cada uno deci* de su manera; é son gente engeniosa ¿ sotil, y nunca dicen aquestos verdad. 8 desta guisa pasaron los dichos señores Embajadores, esperando quando el señor Homar Mirassa venia alli á Assarec." " E desque Homar Mirassa non pudo tomar á su padre, nin se pudo avenir con él, tornóse para la ciudad de Soltania» donde tenia á su hermano preso, é or- denó como lo matasen con poñzona: i de sí partió de alli para se venir á Assa- rec, por ordenar alli su gente, ¿ Por despachar á los dichos Embajadores. * viniendo su camino, llegáronle nuevas en como martes, que fueron once días del mea de Julio del dicho año, su hermano Abobaquer se soltara de la prisión, • matara al que lo guardára, é avia robado el tesoro dél, é se era ido ; é torno lueg0 para la ciudad de Soltania, envió gente tras su hermano, é non lo pudieron canzar. " Homar Mirassa dexó ordenado co- ma matase á su hermano aquel que W guardaba, con ponzoña que le diese, • supiéronlo algunos de sus ornes, é ficm- ronlo saber al dicho Abobaquer, por quan- to les pesaba de su muerte; é desque loEMBAXADA A TAMIiRLAN. 331 supo, trató con ellos cómo lo ayudasen á salir de alli, é prometióles que les faria mucha merced; é ordenáronlo desta ma- cera : que otro dia estoviesen apercebi- é comer comigo. El qual vino traía luego consigo, é venia en él la ponzoña c°i que lo avia de matar ; é la su cos- «mbre es de beber el vino antes del co- mer: fincó los finojos ante él aquel Ca- ballero que lo guardaba, é tomó la taza en la maao, é demoudóle de merced que bínese; é él escusóse de non beber con Wnas razones; é ^entonces metió mano al espada, é dió una ferida en la cabeza a aquel que le daba el vino, é matólo ; é ^e si mató los otros tres que con él iban : e el ruido se fizo por el castillo : é los 0aes que lo guardaban, que tenían su fa- m ante él, vinieron luego a él, é corta- r°nle los fierros que tenia, que eran de Plata, é cabalgó en un caballo, é otros Con él, é salió del castillo, é fué á una Plaza onde cogían el derecho, é mató á Ul» tesorero que ahí falló. E á este ruido 8e Uegó mucha gente á él, é mandó que do quiera que fallasen buenos caballos, qie los tomasen, asi de mercaderes, cOu»o de otros : 61 legáronse ¡i él fasta quinientos de á caballo: é tornó al cas- tillo, é del tesoro que alli estaba dió á todos aquellos que con él eran quanto pudieron llevar; é él fizo cargar cien camellos dello, é fuése para su padre. E quando á él llegó plógole mucho con él, é contóle como su hermano Xaharoc Mirassa le tenia el paso, que lo non de- xaba ir á Samarcante; é él partió esa noche de alli con la gente del padre c con la suya, é fué do estaba el hermano de su padre; é prendiólo, é traxolo á su padre, é mucha gente del tio : é otros asaz se vinieron para él, desque supie- ron que era suelto. Otrosí de cada día se iba gente de la hueste de Homar Mi- rassa, sabiendo que su hermano era suel- to : y como de cada dia se iba la gente para él, acordó de facer paz con su pa- dre ; é el dicho su padre é su hermano tomaron su camino para Samarcante." " E jueves, trece dias del mes de Agosto, Homar Mirassa envió á los di- chos Embajadores dos Chacatays, con los quales una carta, en que les envió a decir que lo fuesen á ver. E otro día viernes partieron dende, é fueron dormir al campo : é otro dia en ama- nasciendo fueron con el Señor allí en Vían, alli onde estaba, é aposentó- los cerca de un arroyo, é alli armaron sus tiendas. E luego otro dia sábado, dia de Sancta Maria de Agosto, el Señor salió de sus tiendas, é vino so un gran pavellon, é envió por los dichos Emba- jadores : é fueron 60 el pavellon onde él estaba, é ficieronle su reverencia, é res- abiólos bien, diciendoles buenas razo- nes ; é de sí mandólos llevar so una som- bra que ante el pavellon estaba, é comie- ron alli: é otro dia domingo fizo ir ante sí so aquel pavellon á los dichos Embaja- dores, é fizo una gran fiesta, 6 predica- ron ante él loando aquel dia al Tamur-352 FIN DIÍ LA NARRACION DE LA bec ; é la vianda fué mucha este día. E los dichos Embajadores dieronle su pre- sente de ropas de paño, de lana é de seda, é una espada de una usanza bien guarnida, que él preció mucho. E su costumbre es, que non quiere ver al que le non lleva nada: é la primera cosa que :i los dichos Embajadores preguntaron, como al real llegaron, fué, si traían algo ¡tara el Señor, é que se lo mostrasen. E martes, que fueron diez y siete dias del mes de Agosto, dio á los dichos Emba- jadores sendas ropas, é dióles un orne que les llevase é guiase á ellos, y á los Embajadores de la Turquía : é al Em- bajador del Soldán de Babylonia maridó- lo detener, é meter en prisión. E par- tieron de aqui este dia, é otro dia miér- coles fueron á Turis, é pusieron por obra ellos y los Turcos de partir de alli aina, é ovieron su consejo del camino que avian de traer. " E viernes siguiente en anochecien- do, ellos estando aparejados para partir de aqui, vino el Derroga de la ciudad, que es como Regidor, é con él Algua- ciles é Escribanos, é mucha gente que ante él venian con mazes y palos; é dixeron á los dichos Embajadores, que les ficiesen traer ante sí todas las cosas que tenían, que las querían ver ; é eu tal son y con tal soberbia lo decían, que se lo ovieron de dar: é desque lo tovieron ante sí, tomáronles ciertos paños de se- tunis é camocaties del Catay, é una ropa de escarlata, é otras cosas; é dixeron que el Señor mandaba tomar aquello, por quanto lo non avia en aquella tierra tan bueno ; pero se lo mandaría pagar : é como esto ovieron fecho, cabalgaron é fueronse. E sobre esto los dichos Em- bajadores ovieron su consejo con los Embajadores de la Turquía, é acordaron de partir luego otro dia de alli, é decían que eso mesmo avian d ellos fecho, é les avian tomado algunas cosas; é que sl esperaban mas, que este fecho poaW llegar á mas. " E otro dia sábado, veinte y dos dia» del mes de Agosto, antes que amane- ciese los dichos señores Embajadores e los de la Turquía partieron desta ciudad de Turis : é el tiempo que en esta ciu- dad estovieron fué cinco meses y veinte y dos dias, que ellos llegaron primero dia de Hebrero, é partieron á veinte f dos dias de Agosto, é con ellos iba el Chacatay que los avia de guiar : é He?" á ellos una caravana de doeientos caba- llos, que iban cargados de mercadurías, los quales iban ¡í la Turquía á la ciudad de Bursa, por ir en su compañía, p°r rescelo que avian de ladrones ; é andu- vieron este dia sábado que partieron, e domingo : é lunes en amaneciendo Ue" garon á una ciudad que es llamada Hoy, é en esta ciudad estovieron á la id»: ' en esta ciudad se acaba la Persia, é co- mienza Armenia la mayor. E estando aqui supieron por nuevas, que un Cabal- lero Turconian, que se llamaba Caraoto- man, era revelado al Tamurbec, 9ue solía ser su vasallo, é que andaba en el camino con diez mil ornes á caballo, yi^ avia robado y fecho mucho mal en ^ tierra; y que avia ido sobre la ciudad de Arsínga, é que la avia tenido cercada I por lo qual ovieron de dexar el canHD° de Macu, que era su camino derecho p°r do avian ido á la ida, é tomaron á la *** no izquierda fácia medio dia." Desde este punto los Embaxadore8 Españoles se dirigieron a Trebisonda, donde se embarcaron para Constan- tinopla. Llegaron alli en 22 *¡ Octubre 1405. Con su arrivo ¿KMBAXADA A España concluye la Narración en las palabras siguientes: — " E lunes, primero dia de Hebrero, partieron de aqui de Genova en una nave, de que era patrón Micer Bienboso Barbero, é en el camino ovieron tormen- te é mal tiempo, peor que lo nunca en este viage ovieron : é duraron en este camino desde primero dia de Hebrero, TAMKRLAN. 353 que de Genova partieron, fasta domingo primero dia de Marzo, que llegaron á Sant Lucar, é tomaron tierra, é de alli tomaron camino para la ciudad de Se- villa. E lunes, veinte y quatro dias del mes de Marzo del año del Señor de mil y quatrocientos y seis años, los diebos señores Embajadores llegaron al dicho señor Rey de Castilla, é falláronlo en Alcalá de Henares." VIDA LITERARIA DE DON JOAQUIN LORENZO DE VILLANUEVA, 0 Memoria de sus Escritos, y de sus Opiniones Eclesiásticas y Políticas, y de algu- nos sucesos notables de su tiempo: Con un Apéndice de Documentos relativos a la Historia del Concilio de Treuto: Escrita por el mismo. Dos tomos. Aunque no podemos dilatarnos en dar nuestra opinión de esta obra que acaba de salir en Londres no le ha- damos justicia a no recomendarla a todos los amantes no solo de la Li- teratura Española, sino a los que to- 'fcan interés en la historia de Europa, y aman la libertad de los pueblos. ■El Señor Villanueva, con motivo de dar cuenta de si proprio ha manifes- tado su extensa y profunda erudi- cio«, y convertido una Memoria Biográfica en un libro de mucha instrucción, e interés. A nadie le conviene mas meditar sus paginas que a los pueblos Americo-Hispa- nos. Si los nuevos gobiernos supie- ran quanto les importa que una gran parte de su contenido se estu- die por los que están a su cargo, se apresurarían a acopiar exemplares de una de las obras mas eruditas que se hallan en Español. LITERATURA ESPAÑOLA EN LONDRES. El infatigable Mr. Ackermann acaba de dar a luz otra porción de juguetes literarios e instructivos, sumamente apropriados a excitar la afición al saber, y fomentar el gusto a los estudios útiles en Hispano-America, a la qual principalmente dedica sus empresas. Aunque damos a esta parte de la colección Española de Mr. Acker- mann el nombre de juguetes, no se ha de entender que sean todos los libros que la componen tan pequeños o ligeros que no merezcan otro nom- bre. Hay entre ellos una obra de mas alta gerarquin, y del todo séria.354 LITERATURA ESPAÑOLA EN LONDRES. Tal es la intitulada, Noticias His- tóricas, Políticas, y Estadísticas de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, con un Apéndice sobre la Usurpación de Montevideo por los Gobiernos Portugués y Brasilero Esta obra se ha publicado a un tiempo en Ingles, en Español, y pro- bablemente, en Francés. Aunque no tenemos tiempo para examinarla mas que mui de ligero, podemos decir que tiene el carácter de ser del todo auténtica, y compuesta, como si dixeramos, de oficio. Qual- quiera que trate de imponerse en la historia política, y en la estadística de las Provincias Unidas, a que llamábamos Buenos Ayres, deberá recurrir a esta obra. Acercase mas al tono de la colec- ción de que hablamos, una obrita traducida, o mas bien revestida del tono y estilo Español, por D. José de Urcullu, autor de la Gramática Hispano-Inglesa. Intitulase, Cuen- tos de Duendes y Aparecidos, com- puestos con el objeto de desterrar las preocupaciones vulgares de apa- riciones : adornados con seis es- tampas iluminadas. El objeto a que se dirigen estos cuentos es digno y laudable, y el método, el mas entretenido que pudiera usarse. Siguense quatro Catecismos, o libros elementares por preguntas y respuestas. El primero, de Arit- mética Comercial por el mismo Sr. Urcullu: otro de Astronomía: otro de Economía Política; y otro de Gramática Española. De la utilidad de esta colección de Catecismos, ya de se ha hablado; y la experiencia varios de nuestros lectores, confir- mará lo que en su elogio se ha dicho. Restan los verdaderos juguetes, pero juguetes serios, útiles y 9ue podran ocupar por largos ratos a per- sonas hechas. Su descripción se halla completa en sus títulos. Recreaciones Geométricas, pr°~ prias para aprender de un modo divertido y sencillo los Rudimentos de la Geometría de las superficie planas, dibujo de arquitectural grupos, ¿fe, por medio de figWa$ palpables y diagramas, susceptible* de transformaciones interminables' Recreaciones Arquitectónicas, qi*e forman una sequela de las Recrea' clones Geométricas, para aprender de un modo familiar y entretenido los principios mas esenciales de te Geometría sólida, y del alzado en la Arquitectura : como también el efecto de la perspectiva, luz y sofü- bra, por medio de las secciones cu' bicas, figuras y diagramas, sus- ceptibles de transformaciones »»" terminábles. Ambos libritos van acompañados de una pequeña caxa llena de figuras geométricas de madera, tan bien cortadas, y unidas con tanto mé' todo, que si una vez se sacan de la casita, necesitan de muchas horas de estudio para ajustarías como se hallaban al principio. Dele el cielo mas paciencia a los que lo emprendan que la que puede tener un escritor con una mesa rebuelta de libros ¿e que dar noticia.VARIEDADES. NOTICIA BIOGRAFICA BEL DR. D. MIGUEL RAMOS ARISPE*. ^L ilustrado patriota cuyo retrato adorna el frontispicio de este nume- ro» es uno de aquellos sinceros aman- tes de la libertad, que se consagran a su defensa donde quiera que ven Peligrar su causa, y que sacrifican a 8u triunfo y a su consolidación todas las consideraciones personales, y to- das las ventajas que otros hombres 86 proponen como termino de su carrera. Y cierto que aunque no es- casean en el dia los que se alistan Ni0 las mismas banderas, no abun- dan los que, resueltos a seguirla al través de todos los encuentros que * amenazan, salen de tan ardua lu- cha con una reputación sin mancha, y con la satisfacción de haber cum- plido con su deber hasta el ultimo trance. Nació Ramos Arispe en la villa del Saltillo que hoi pertenece al Es- tado de Cobahuila y Tejas, y pasó a estudiar al Colegio de San Ildefonso de Megico, donde no tardó en darse a conocer por su aplicación y delicado gusto, y mucho mas por la fuerza y exactitud de su Lógica. Terminado el curso de Teología, recibió las sa- gradas ordenes, y fue nombrado Cura del pueblo de Borbon. El ministerio parroquial, tan santo y respetable por si mismo, es en los pueblos medio civilizados una espe- cie de magistratura que abraza todos os intereses de la sociedad, y que suple la debilidad de la autoridad civil, cuyo influjo se relaja conside- rablemente en razón de la distancia y de la escasez de comunicaciones. Bajo el régimen tiránico y violento de la España, el cura en los pueblos pequetlos de las colonias del Conti- nente Americano, no solo tenia a su cargo la dirección de las conciencias, el servicio de la iglesia y todo lo rela- tivo al culto divino, sino es también la inspección moral de los feligreses, la pacificación de los disturbios civiles y domésticos, la enseñanza de la ju- ventud y aun a veces la administra- ción de la justicia, egercida con una autoridad mas eficaz que la de los tribunales, puesto que emanaba del * Artículo Comunicado.356 NOTICIA BIOGRAFICA DEL consentimiento de las partes, que acu- dían al Padre, por una decisión ca- paz de terminar a satisfacción de to- dos la disputa. Ramos Arispe de- sempeñó este penoso encargo, con un acierto de que daba suficiente testi- monio la alta reputación de que go- zaba en el país; donde todos habla- ban con entusiasmo de su virtud, de su desprendimiento y de su patriotis- mo. En breve recibió el galardón de su mérito, y el testimonio de la con- fianza que debia a sus compatriotas, habiendo sido nombrado para repre- sentar su provincia, en las Cortes que se reunieron en Cádiz el año de 1812. Alli encontró ancho campo donde esplayar su espíritu activo, generoso, y naturalmente inclinado a reformas útiles. Mas alli fue también donde se convenció de la imperiosa necesi dad de separar de una metrópoli ca- duca, los inmensas regiones que pen dian de ella por los vínculos de una sumisión precaria, y que bajo el yugo de un gobierno amenazado de todos los males que pueden atacar a un cuerpo político, no podían fecundar los ricos veneros de ventura con que la Providencia las había favorecido. Los males que sufría la España y la perspectiva cercana de los que la amenazaban, fortificaron en su alma el vehemente deseo de ver a su pa- tria independiente y libre. Como legislador, Ramos Arispe sostubo en las Cortes todas las medi- das que propendían a reformar los inmensos abusos políticos y religiosos que afligían a la nación Española, y uo fue menester mas para atraerse la al rabiosa venganza del partido que abrigo del nombre de Fernando, y valido del espíritu versátil y Pusl" lanime de este desacordado Monarca, se apoderó de todos los resortes déla autoridad publica. La famosa causa de los diputados a Cortes, aquel monstruoso y bárbaro procedimiento, en que el mas ciego fanatismo y 'a mas diabob'ca malevolencia osaron usurpar el nombre augusto de la j«s' ticia, comprendió, entre otros muchos hombres generosos e ilustrados. d ilustre Megicano. Año y medio es- tubo preso en la cárcel de la corona de Madrid, de la que salió a fineS del de 1815 para purgar su senten* cia de confinamiento en la Cartuja de Valencia; sentencia que sin ninguna de las formalidades con que seme- jante acto se reviste en las naciones cultas, se hallaba contenida en una Real Orden. Ramos Arispe volvió a ser noffl^ brado Diputado a las Cortes del año 20. y en el siguiente se restituyó as» patria, después de haber viajado p°r Francia y por Inglaterra, y de haber conocido prácticamente en este ulti- mo pais los saludables efectos de un» libertad fundada en la leí, y coya Egida es la lei misma. Desembarcó en Tampico, después de una corta residencia en la Haba- na, por Enero de 1822, época en que los negocios de Megico habían mudado de aspecto, y en que Ií°r' bidé habia declarado una indepen- dencia, que no era la que deseaban los verdaderos Patriotas. La repug- nancia con que miró desde sus pri»'DR. 1). MIGUISL RAMOS ARISPE. 357 eipios aquel orden de cosas tan hete- rogéneo como opuesto a todas las reglas del orden publico, lo obligó a ir en derechura al saltillo y a recorrer las provincias del Este, antes de pa- sar a la capital. En esta no halló un teatro anologó a sus opiniones ni l%no de sus principios, por lo que se frigio a la Puebla, de cuya Cate- dral habia sido nombrado Chantre P°r el gobierno constitucional de España. El conflicto de Borbonistas y Re- publicanos abrió el camino del trono a Iturbide: la facción imperial se mos- tró superior y yu no se trató de esco- ger entre el régimen monárquico y el republicano, sino entre un tnonur- ca Borbon y otro del pais. Ramos ■Crispe no pudo vacilar un momento entre estos dos partidos, y el consen- timiento forzado que las circunstan- cias le arrancaron a la accesión de Iturbide le acarreó grandes disgustos, y lo hizo blanco de muchas calum- bas. Iturbide sabia cuales eran las opiniones del Arcediano de la Pue- bla, asi es que siempre lo miró con aquella desconfianza que inspiran los amigos de la libertad, a los que abu S£»i de su nombre, y se valen de el Para dar rienda suelta a la sed de mando, y a la ambición. No tardó Ramos Arispe en des- mentir las ideas que habia hecho con- cebir su prudencia, manifestando c«an arraigudos eran sus deseos de ver establecido en su patria el único sistema de gobierno que puede pros- perar en las naciones Americanas El memorable alzamiento del gene ral Santana ocurrido en 2 de Di- ciembre de 1822 se vio mui en breve sancionado y fortificado por la sin- cera y vehemente adhesión de Ra- mos Arispe. Diestro en la tacitca de las Revoluciones, conoció que era llegado el tiempo de dar el ultimo golpe a las ideas Monárquicas en Megico, y que para ello, era necesa- rio contar con el pueblo, cuya fuerza principal nace del convencimiento. Segunda vez recorrió las provincias del Este donde difundió su idea fa- vorita, que era la erección de una República Federal. Mucho pudo el influjo de sus palabras en los áni- mos de aquellos habitantes, y la con- fianza de todos los de los Estados Megicanos en un hombre tan incansa- ble y celoso fue tal, que elegido ini^ embro del congreso, fue nombrado presidente de la comisión de Cons- titución, cuyo puesto desempeño re- dactando el proyecto del Acta Cons- titutiva y después el de la Constitu- ción Federal sancionada en 4 de Oc- tubre de 1824. En estos últimos trabajos se mos- tró tan profundo en las teorías políti- cas, como activo y laborioso, y si aquellos dos celebres documentos acreditan la solidez de sus principios, no menos honrosos son a su carácter, los esfuerzos que hizo para conven- cer a la mayoría, y fijar las bases del orden que hoi rige los destinos de aquella hermosa parte del Nuevo Mundo. Ramos Arispe tiene las virtudes de un verdadero eclesiástico, y sus trabajos políticos no lo han distraído358 PLAN DE UNA de los altos deberes de su profesión. En las asembleas legislativas se dis- tingue por su acierto en dirigir las discusiones, y en fijar el punto de la cuestión; habla con alguna dificul- tad en negocios de poca importancia, CASA DE CAMPO. I pero cuando se trata de alguna de las partes vitales de la libertad, se exal- ta y rompe en periodos enérgicos y vehementes, con que logra dominar los ánimos y asegurar el triunfo de la razón. PLAN DE UNA CASA DE CAMPO, ESPECIALMENTE CON RELACION AL REPARTIMIENTO PARA EL SERVICIO DOMESTICO- tias y engorros, dependientes de Ia insuficiencia de medios, ya de parte del gobierno, ya de la de los particu- Las conveniencias de la vida domés- tica pueden considerarse como el re- sultado final de la prosperidad y de la civilización de un pueblo. Donde se hallan mas generalmente difundidas allihay mayor número de familias feli- ces ; y donde estén llevadas a mayor perfección, allí está la cultura social elevada, a un punto proporcionado. Bien se nota esto en Inglaterra, donde todo extrangero, aun el mas mimado en su pays por los alhagos de la for- tuna, echa luego de ver que las co- modidades y gozes dependientes de sus propios medios, se mejoran y acrecientan por los que le propor- cionan todos los demás objetos que le rodéan, donde quiera que, de tránsito o de asiento, se proponga gastar su dinero para vivir á conve- niencia. En los demás payses, con mas o menos diferencia, no basta que un hombre de gusto se forme un re- cinto para vivir con todas las venta- jas que pueden comprehenderse en el sentido mas lato de la palabra como- didad; porque, fuera de ese recinto, y si no es a los cien pasos, a los dos- cientos, encontrará embarazos, moles- lares, sin que sus facultades alcanzen a remediarlos ni disminuirlos. $° sucede esto en Inglaterra, porque siendo mas general la prosperidad y mas comunes los benéficos de la civi- lización, cada qual se esmera en apli- carlos a su propio bien estar en el campo y en poblado en lo interior de su casa, y en lo que fuera de ella de- pende de su dirección. Asi se ve que, en la ciudad como en la aldea, navegando en buques británicos, o atravesando los muchos caminos en que, como por un suelo alfombrado, ruedan un sin número de coches ri- vales en el arte de contentar al via- jero; recibiendo los obsequios del hospedage en la casa de un particu- lar, o pagando en las posadas y fon- das la extremada solicitud del servicio y asistencia, siempre y en todo lugar se encuentra aquel conforte, aquella holgura de ánimo y de cuerpo, cau- sada por la convicción de que cada uno cuida de los demás cuidando de si mismo. El ingles sacrifica el es-PLAN UK UNA CASA DE CAMPO. plendor y la magnificencia a los sose- gados y modestos placeres de la feli- cidad doméstica; con mas ardor se encienden sus deseos por el retiro y amistosa comunicación con pocos, °,ue con el boato de la ostentación y de la vanidad. Por eso gusta tanto de vivir en el campo; por eso en sus habitaciones campestres se nota mu- cho mejor aquel instinto de acertar con todo lo mas necesario y mas pro- PW para asegurarse una convenien- Cla completa; y por eso reconocen 'as naciones la superioridad de las casas inglesas en cuanto a las como- didades de la vida, que procuran también disfrutar imitándolas. De esta preferencia que los ingleses dan • '° cómodo debe resentirse necesa- riamente lo brillante; no es pues ex- traño que la arquitectura clásica y de adorno dexe de llevar la primera atención, y aun muchas veces se vea ofendida, especialmente en los edifi- cas particulares. Pero el reparti- miento interior está en ellos ideado y ejecutado con tan escrupuloso dis- cernimiento, que son pocas las casas cuyos aposentos no dén mucho qué admirar por el número, forma y ta- maño, atendido el poco ensanche que tienen sus dimensiones. En el número anterior dimos una idea del gusto y habilidad de los in- gleses en construir habitaciones cam- pestres, presentando en la lámina xXx la de un cortijo o casa de labor *, que al mismo tiempo se acomodase 359 * Pag. 276. al servicio de una quinta o mansión de placer, pero ocupándonos casi exclusivamente del modo de situarla y adornarla por de fuera, y sin tratar de propósito del repartimiento inte- rior. Este objeto es el que de pre- ferencia y casi exclusivamente nos suministrará ahora, materiales, ex- plicando la lámina xxxvii, a la cual remitimos el lector. Ella re- presenta una casa de campo, en la qual, sin hacerse alarde con el orna- to exterior, se ofrece un modelo de las comodidades interiores para qual- quier familia que, sin entrar en gas- tos desproporcionados con una me- diana fortuna, quiera reunir la ele- gancia de la arquitectura a todos los de'snhogos y placeres de la conveni- encia. Consúltase en el modelo la circunstancia esencial de que la dis- posición de las piezas destinadas a la faena del menage no perjudique ni a la decencia del trato social, ni a la j comunicación entre los aposentos y viviendas. Una puerta de separa- ción que hay en la antesala promedi- ada entre el vestíbulo y el pórtico, divide enteramente las piezas de ser- vicio de las de los altos de la casa. Las alhacenas o guarda ropas se hallan contiguas al comedor y se man- dan por el pórtico. La vivienda de los criados está después de la puerta que sale al pasadizo para ir al patio, y de este moáo se les tiene a mano, ' separados de la familia aunque no lexos de ella. Las mismas ventajas proporciona la cocina, en la qual hay una puerta enfrente de las alhacenas sin mas destino que el de servirse360 PLAN DU UNA por ella la comida. La espetera o vasijería está>totalmente separada; mucho mas lo están el lavadero y tendedero, sujetos a la inmediata in- spección del inquilino, el qual, según el plan que vamos explicando, debe hacer al mismo tiempo de cocinero. Pegante a la vivienda de los criados se halla la recocina; y en seguida, separadas de toda vivienda, las des- pensas y paneras, mandándose todas estas piezas al abrigo de un cobertizo con zelosías de emparrado, que las hace accesibles en tiempo seco y lluvioso de todo el año. Por la es- calera excusada contigua a la cocina se va a los entre-saelos y al sótano, al qual se baxa también por otra que hay emparejada con el cobertizo. En los entre-suelos hay seis dormito- rios para criados de ambos sexos con la debida separación, y ademas una pieza para provisiones. Entre el pórtico y la antesala hay un zaguanete donde, al entrar, se doxan sobre todos, sombreros, basto- nes, &c. Junto a la ventana pudie- ra cómodamente ponerse un agua- manil ; en la misma pieza hay tam- bién un desaguadero. La entrada al comedor es por la antesala, y dispues- ta de modo que el servicio esté ex- pedito desde la cocina. El comedor está del todo independiente de los aposentos interiores; pero por medio de una puesta mampara que da al ves- tíbulo, tiene comunicación con esta pieza, sin necesidad de pasar por la antesala, por el salón ni por la gale- ría. Los nichos para colocar cande- labros en los aparadores, y para po- CASA UK CAMl'O. ner rinconeras y demás arrimadizos, deben guardar proporción con el ge' ñero de arquitectura que se adopta para el mismo comedor. El salón o estrado, la pieza de almuerzo, y Ia galería o librería se comunican «e uno en otro y con el vestíbulo, de suer- te que estas piezas están juntas y se- paradas, y la de la librería, que puede servir de gabinete de estucho, se halla contigua al estrado ó salón de recibimiento, hermanando así 1» idea de la amabilidad del bello sexo con los alhagos de las letras, injusta- mente condenadas a perpetua sepa- ración. La disposición del estrado debe ser tal, que no se perciba en él 'a oscuridad de las sombras, que pá- rese se agrupan adrede en los ángu- los de todo aposento ¡ sí se atiende a este,:obgeto, se presentarán por si mismos varios medios de decorar con elegancia los compartimientos entre de las paredes y las ventanas. I* galería recibe la luz por el techo, como pieza destinada a la colocación de pinturas, mármoles, bronces y '¡' bros, a cuyo repartimiento y positura para el punto de vista da mucho re- alce y belleza la entrada de la luz por arriba. El vestíbulo debe ser siem- pre un accesorio de los mas dignos de atenderse en toda habitación. Según se ve en la lámina, no sola- mente facilita la ventilación y la cla- ridad por un lucero que remata en lo mas alto de la casa, sino que tam- bién abre el acceso a los dormitorios por medio de una galería que lo ciñe y a la qual salen todos, conuini-PARQUE DB cando ademas con la escalera por una puerta baxo la qual se cierra to- do este tramo. En el sitio mas ex- cusado de la escalera se halla con decente disimulo un desaguadero. k°s dormitorios de este piso son qua- tro; los tres con un retrete, y uno sin él. El obgeto principal del plan que se ac»ba de explicar es el de reunir la sencillez a la conveniencia. La in- spección externa del edificio da a conocer que su extensión vía de de las partes mas habitables deben determinarse por el número de pilas- es proporcionadas y dispuestas se- &UI» el órden del repartimiento inte- rior. Hay quatro de estas pilastras en el pórtico que forma el frente, otras quatro en el lienzo correspon- diente por la parte de otras, y solo dos en cada uno de los costados. El todo lo demás que resta de pared lisa pueden aproximarse breñales y grupos de árboles, cuidando de de- W1M BLliDON. 3()I •xar desembarazadas las vistas de las piezas que reciben la luz por de fuera. Las vidrieras corredizas del come- dor y salón, como también una puer- ta de la pieza de almuerzo, dan a un mirador empedrado, que se eleva por dos gradas sobre el terreno. Este mirador da tal desahogo a la casa y es tan útil para solearse y pasear después del mal tiempo, que no dexaria de echarse de menos si so omitiese. Enfrente de las pilastras sobresalen unos pedestales con vasos en ellos; lo ancho del mirador forma la distancia entre estos pedestales y el edifico. Mirados desde las piezas interiores, hacen un hermoso efecto, tomando la apariencia de unas colu- nas ; y con respecto a las pilastras, la de unos intercolumnios que cau- san una multiplicidad muy animada a la vista del espectador que vá acer- cándose a la casa. PARQUE DE WIMBLEDON, CASA DE CAMPO BEL CONDE SFENCER. L nombre de este magnifico edi- ficio, situado en la tierra de Mort- «ke a ocho millas de Londres, viene del Vizconde Wimbledon, Barón de Pitney, que la heredó de su padre ^« Tomas Cecil, después Conde de Exeter. Este la adquirió por per- ita hecha con Sir Cristóbal Hat- tün, en quien vino a parar eu tiempo de la reina María, después de haber sido propiedad de esta princesa, de la Reina Catalina y de Henrique VIII, desde que se desmembró de la mitra de Canterbury, a la qual pertenecía desde el tiempo de la conquista, por permuta hecha entre aquel monarca y el arzobispo Cranmer. En el in- ventario de alhajas y pinturas de Car- los I, la quinta de Wimbledon vuelve a figurar entre las fincas perteneci-302 TEATRO DE LA OPERA ITALIANA DE LONDRES. entes a la corona. "Vendida como tal en tiempq de la revolución, pasó al dominio del general Lambert, quien vivió retirado en ella dedicán- dose a la profesión de florista, des- pués que fué destituido y degradado por el famoso Cromwell. En tiempo de la restauración fué devuelta a la reina viuda; esta la vendió al conde de Bristol, después Duque de Leeds, y de mano en mano, al través de otras dos ventas y traspasos, vino a ser comprada en 19,000 libras esterlinas por la Duquesa de Marlborougb, quien la donó a su nieto Juan Spen- cer, de quien desciende el Conde que lleva este nombre. En 1588 fué reedificada esta suntuosa casa por Sir Tomas Cecil, quien le dió la soberbia planta que hoy conserva en parte. Asentada en el repecho de un collado sobre una graderia de setenta escalones divididos en tres remansos, ofrecia un anfiteatro a la vez risueño y magestuoso, desde el qual parece que convidaba a contem- plar las vicisitudes sufridas por lo* dueños que la han habitado desde los tiempos antiguos. La Duquesa de Marlborough la renovó casi del todo conservando la misma planta. En 1785 fué destruida por un incen- dio, quedando solo las piezas desti- nadas al menage, las cuales se ador- naron provisionalmente y sirvieron de habitación al noble propietario. Ia forma que presenta la lámina es la que últimamente se le dió en 1801» desviando el nuevo asiento algún tanto hacia el norte y poniente del que primitivamente tuvo. P°r *a parte del norte tiene vistas muy ex- tensas y deleitosas sobre el parque, y por la del mediodía domina sobre un largo espacio del condado de Surrey. El recinto del parque tiene 1200 acres de terreno agradable- mente variado en vistas y cortaduras, y por la parte que corresponde al norte de la casa, se dilata placida- mente una tabla de agua de cinqueuta acres de superficie. TEATRO DE LA OPERA Deleytar el oido y la vista morti- ficando la razón y el buen sentido es el efecto de la música moderna apli- cada a las fábulas dramáticas. Pocas de estas dexan de ser nnos verda- deros monstruos si se examinan por las reglas mas indulgentes del drama; pero al favor de los mágicos acentos de los Mozart y de los Rossini, re- petidos por las Catalanis, las Pastas ITALIANA DE LONDRES. y las Garcías, se perdona el agrav'0 contra la verosimilitud y las conveni- encias teatrales, y se admira la fe"* inspiración del compositor y la maes- tría del artista que con la voz o el instrumento executa sus primores. ¿ Por qué no preside una juiciosa eco- nomía en la aplicación de la música a la expresión de los afectos, ^ adorno de ciertas situaciones ? ¡¡ P°rTEATRO DE LA OPERA Sué es siempre obgeto principal el que generalmente debiera ser acce- sorio en el teatro ? ¿ Por qué vemos tan a menudo requebrarse dos aman- as con las puntas de los pies, pedirse zelos, desesperarse, consolarse, deva- nando periodos y discursos enteros entre los caprichos de la orquesta y el zapateo de un padedos, de un minué o de una comparsa? ¿Por lué «imos prolongarse un si o un no co» los dulcísimos gorgeos de un Personage que, según la situación en 1«e está colocado, apenas debe tener tiempo ni para pronunciar aquellos brevísimos monosílabos? La razón de este abuso no puede ser otra que *a de todos los demás imputables a melindres del gusto que, cansado de gozar, busca fuera de la naturaleza ""evos estímulos al deleyte. ¿ Y se corregirá algún dia? No es proba- me que esto suceda mientras no re- agrade la civilización, cuyas mayores ventajas nunca podrán disfrutarse s'no a costa de algunos sacrificios de menor monta. Si pues, ni nos atañe, ni nos es posible, ni tal vez nos im- perta mucho corregir abusos de esta «lase, dexemoslos como los encon- gamos, y vamos tratando y gozando <*e la música según se nos presenta P°r los maestros de este arte encan tador; que a la verd d, si no hay Arfeos, Anfiones ni Tirteos en nues- tros dias, tampoco prefieren nuestros Menestrales el sonido de la flauta a un buen jornal, ni los ecos del clarín i de la trompeta hacen tanto efecto como los cohetes a la Congreve y los «¡añones de vapor, ni hay para qué los Tomo II. ITALIANA DE LONDRES. 363 maridos baxen a los infiernos a res- catar una muger perdida. No cabe duda en que el teatro de la Opera Italiana de Londres ha corres- pondido al principal obgeto que tuvo su fundación: a saber, introducir en Inglaterra el gusto y el estudio de la música moderna. La primitiva cons- trucción del edificio representado en la lámina se acabó en 1705, y en aquel mismo año comenzaron a exe- cutarse las operas Italianas en el Teatro de la Reina, que es el nombre que entonces se le dió. Probaron muy bien los primeros ensayos, como que, pocos años después, se trató de hacer permanente el nuevo estableci- miento, y se realizó al efecto en tiempo de Jorge I, una subscripción de 90,000 lib. esterl. Con este fondo se le dió un fomento de gran rapidez y lucimiento, llamando a toda costa los mejores profesores y artistas de la Italia, maestra laureada de la moderna música vocal e instru- mental. Este mismo plan se ha seguido hasta el presente, en que el público de Londres, y en él lo mas selecto de su grandeza nacional y extrangera, acude a ostentar esplen- didez y elegancia, y a admirar los talentos mas sobresalientes de Italia, España, Alemania y Francia en música y bayle. La música moderna, creada en cierto modo por Guido Aretino, no recibió sin embargo todo el impulso que la comunicó aquel grande ingenio hasta muchos años después, quando a fines del siglo xvi, el célebre Zarlino la restauró e hizo tomar364 TEATRO DE LA OPERA ITALIANA DE LONDRES. vuelo, siguiendo las huellas del es- pañol Bartolomé Ramos, el qual, cien años ántes, habia ya demostrado la necesidad de suponer alteradas las quintas y quartas de los instru- mentos estables, siendo esta la pri- mera idéa que se tuvo del nuevo temperamento. Imprimióse la obra de Ramos en Bolonia en 1482 baxo el titulo: Tractatus de Mxisica. En el de 1495 publicó Guillermo del Podio sus comentarios en latin sobre la música. En 1510 Francisco Tobat dió a luz en Barcelona un libro de música practica escrito en español. Diego Ortiz compuso en Roma en 1553 una obra en lengua italiana in- titulada : El primer libro de las glosas sobre las cadencias. Ei se- villano Cristóbal Morales, compositor de la capilla pontificia dedicó a Paulo III, varias composiciones muchas veces reimpresas, que le dieron gran- dísima estimación y crédito. Durante el siglo xvi, fueron profesores de la misma capilla pontificia veinte y dos españoles, muy apreciados todos por sus talentos. Estos y otros espa- ñoles sobresalientes en la música fueron los que contribuyeron muy eficazmente a su restauración en el intervalo desde Guido hasta Zarlino, que publicó su obra en 1580. Esta breve noticia tiene cierta analogía con la circunstancia de hallarse al presente la reputación de la Opera Italiana dignamente servida en el teatro de Londres por la admira- ble habilidad del Sevillano Manuel García, después de haberlo sido en los principales de Italia y Fran- cn este cia; y por eso la apuntamos lugar. Los ingleses no han sido tan pre' coces como los italianos y españoles en la cultura de este arte. Hasta el tiempo de la reyna Isabel, nada habían producido que pudiese con1" petir con las composiciones de Italia- Sus progresos fueron muy lentos aun después de esta época, y aunq"e Gibbons logró distinguirse, no Ue80 sin embargo a igualar el talento de Purcel, a quien se debe el haber mejorado considerablemente la aria, llevada después a su mayor perfección por Handel, quien puede ser mirad0 como el restaurador de la müsic8 inglesa, quando esta se veia amena- zada de un retroceso a la antig"9 barbarie. Ha habido en Inglaterra profesores que en la música instru- mental rivalizan con los italianos y alemanes; pero en la vocal son ind»8' putablemente muy inferiores. Debe hacerse no obstante una excepción a favor de Mrs. Billin°'ton, célebre cantarína de estos últimos tiempos; y aun al presente los aficionados mflS descontentadizos pasan gustosos del teatro de la Opera Italiana a los de Drury Lañe, Covent Garden y de 'a Opera Inglesa, para oír algunas can- tatrices, que se hacen aplaudir p°r los apasionados de las Pastas y Cata- lanis. El teatro de la Opera Italiana esta situado, como todos los demás teatros principales de la capital, en la parte occidental de esta gran población, haciendo ángulo con la famosa calle de Pall Malí. En 1790 fué destruidoTEATRO DE LA OPERA ITALIANA DE LONDRES. 365 por un incendio, y aunque poco des- Pues fué reedificado baxo un plan mas perfecto, no recibió la forma que n°i tiene hasta el año 1818. Según está en el dia, es un magnifico edi- ficio adornado con molduras de estuco y una elegante columnata dórica de hierro colado que le rodea. Esta forma un espacioso peristilo, en el esterl; pero a los pobres de la par- roquia, y a los que son socorridos por alguna corporación o comunidad» se les exijen seis. Para recibir paciente, es necesario que dos veci- nos abonados de Londres se obli- guen por escrito, baxo la pena con- vencional de 100 lib. esterl. a sacar al paciente del hospital dentro de siete dias, contados desde el en que a este efecto fueren intimados por Ia junta o su secretario. Los démenos nunca son expuestos a las visitas de' público. La junta general de p8' tronos tiene facultades de admifc por turno hasta el número de cié» dementes declarados incurables, con tal que cada uno de ellos pague siete chelines semanalmente por r manutención y asistencia. El edificio tiene 493 pies iug\eseS de largo. Su fabrica es de piedraVISTA DE y ladrillo; sencilla y descargada de adornos, según conviene al obgeto. Los dos frentes del norte y del me- diodía son del todo iguales. El centro y los extremos, que salen un Poco hacia fuera, tienen también mas altura que los cuerpos intermedios. El del centro remata en una cimera triangular con una inscripción del hombre del hospital; los laterales están coronados de una balustrada que cubre el texado. Todo el casco del edificio está dividido en tres altos y tiene ademas el piso baxo y un ático en el centro y en los dos extremos. En el piso baxo del centro está la en- trada, y ademas una sala y aposentos Para algunos dependientes de la casa. En la parte superior está la sala de juntas, y las habitaciones de los lo- queros y sus asistentes. Por ambos lados de cada alto se extiende una «spaciosa galería, cuya parte al le- vante la ocupan los hombres, y la del poniente las mugeres. En la parte Meridional de las galerías se hallan colocados los aposentillos de los arona. 3G9 locos, y la parte del norte está cor- tada con anchas y elevadas ventanas, aseguradas por dentro con rejas de hierro. En cada galería hai dos dis- tintas salas; una muy espaciosa con mesas, bancos y un buen calefactorio cerrado con barras de hierro para evitar accidentes, en la qual se juntan a comer y conversar los pacientes cuyo estado de demencia puede permitir- lo; la otra mas reducida, también con su calefactorio, para los que son menos tratables. Cada loco tiene su dormitorio separado. Para los mas rematados y descompuestos hay una galería en la parte oriental del piso baxo, perfectamente exenta de hu- medad, porque el suelo descansa so- bre estribos de ladrillo. En la parte occidental del mismo piso están la cocina, el lavadero y demás piezas del servicio casero. Detras del hos- pital hay dos jardines separados por una área intermedia; el uno para los hombres, y el otro para las mugeres, que baxan a ellos a explayarse y hacer exercicio. VISTA DE ARONA. Las orillas de Laga Maggiore están ceñidas con paredes de considerable altura, porque las obras de este camino no terminan con el paso del Simplón, sino que hasta llegar a Sorama, que es una aldea a pocas leguas de Milán, no cesa el viajero de pasar por puentes, aqüeductos y otras obras, cuya hermosura excita su admiración. En la lámina se pre- senta la parte meridional del lago y algunas de las obras, cuya construc- ción era necesaria para allanar el camino por sus orillas. La pobla- ción de Arona, que se ve en ellas, tiene algunos edificios dignos de atención, y también un puerto bas- tante capaz. Hácese en el un co-370 VISTA DE ARONA. merejo floreciente- con el tránsito délos géneros que s,e llevan desde el Medi- terráneo a Italia a Suiza y Alemania. El castillo de Arona, que antigua- mente dominaba el pueblo y fué des- truido en las últimas guerras de Ita- lia, ofrece recuerdos muy intere- santes. En él nació el año 1538 uno de los ornamentos mas distin- guidos de la iglesia romana: San Carlos Borromeo, hijo de Guilberto Borromeo y de Margarita de Mediéis. Desde su infancia fué destinado al ministerio eclesiástico; a los doce años se le invistió una abadía, y poco después otros varios beneficios. Su tio el cardenal de Mediéis, que fué papa con el nombre de Pió IV, le confirió, siendo todavia de veinte y un años, las dignidades de cardenal y arzobispo de Milán, a una con la administración de las rentas y nego- cios pontificios en aquel estado. Desde luego no pudo el jóven pre- lado sobreponerse al influxo seductor de una corte corrompida; pero la muerte de su hermano mayor,el Conde de Arona, acaecida estando él en Roma, imprimió profundamente en su ánimo la idea de la fragilidad de la vida humana, y le hizo abandonar la carrera de la disipaoion. En vez de renunciar a la profesión eclesiás- tica, según se lo aconsejaban sus padres, resolvió dedicarse entera- mente al cumplimiento de las obli- gaciones que le imponía su vocación. Firme en este propósito, fué el pri- mero en dar exemplo para la refor- ma propuesta en el concilio deTrento, despidiendo un grau número de || criados, y recibiendo en lugar de ellos otros tantos clérigos que, eD su misma casa y baxo su inmediata dirección, fuesen educados e instrui- dos para tan importante carrera. Renunció los beneficios y prebendas que se acumulaban en su persona, y contra el deseo de su tio, que estaba empeñado en que viviese en Roma, se retiró a su diócesis, y em- prendió con ardor la reforma de las costumbres del clero. Hizo que ea los conventos se observasen rígi- damente los estatutos que se halla- ban muy relaxados; fundó colegios y hospicios para los pobres y para 1» juventud de ambos sexos expuesta a los peligros del mundo. La severidad del Cardenal le concitó el odio de mu- chos eclesiásticos; y a él se debió 1» supresión de la órden de los Umiüati' Quando el emperador Federico Bar- baroxa saqueó la ciudad de Milán, llevó cautivos a muchos habitantes del ducado, quienes, no sin grandes dificultades y a costa de muchas hu- millaciones, lograron por fin permiso' de volver a su patria. En memoria de este regreso se instituyó la órden de los Umiliati según la regla de S- Benito, y con un hábito blanco igual al de suplicantes. Llegó esta órden a adquirir grandes riquezas, las quales produxeron el efecto que siempre: gran corrupción de costumbres y re- laxacion. Los frayles se apropiaban las rentas de la comunidad y las gas- taban en sus placeres y devaneos. Esto movió al papa Pío V a expedir una bula de condenación contra ta- maños escándalos, y a encargar 1»VISTA DK ARONA. 371 reforma al Cardenal Borromeo, pa- trón de la orden. El mal habia echado profundas raices; los frayles, rebeldes al freno que se les ponía, miraron al Cardenal como a su mas encarnizado enemigo. El P. Lig- uana, prior de un convento de Ver- celli, exitó a otro frayle llamado fariña a que atentase contra su vida. Una noche que el virtuoso prelado estaba en el oratorio rezando con sus familiares, disparó el asesino una arma de fuego; la bala hizo una hgera lesión al Cardenal, quien, in- móvil a la vista del peligro, continuó sus oraciones. El malvado asesino y su instigador pagaron con la vida su alevosía, y se suprimió la órdeu. La peste que afligió a Milán devo- rando gran parte de sus moradores, proporcionó a este grande hombre °tra ocasión de desplegar las virtudes mas heroicas. En lugar de seguir a '°s muchos habitantes que salieron de la ciudad para preservarse de la plaga, se consagró enteramente a la asistencia de los que se hallaban in- festados. Fundó un hospital para recibirlos, y para dotarlo competente- mente, vendió todo su axuar y las alhajas mas preciosas. Añadiendo los consuelos de la religión a los auxilios de la caridad, confesaba a los enfermos, y les administraba el viatico por su mano. En los últimos años de su vida, no tomó el varón christiano mas alimento 9,ue pan y agua, añadiendo solo en algunos dias un poco de hortaliza y leche. Es probable que esta rigorosa dieta en un hombre de complexión delicada y entregado a una vida tan laboriosa, empleada constantemente en la asistencia de los pobres y en el servicio de la religión, apresuraron el fin de los dias del Cardenal. Es- tando haciendo la visita de su dió- cesis, fué atacado de una fiebre vio- lenta, y apenas volvió a Milán, quando expiró a la edad de quarenta y seis años. La noticia de su muerte llenó de luto a los milaneses, y fué canonizado por el papa Paulo V el año 1605. La memoria de S. Carlos es tenida en gran veneración por toda la Italia septentrional. En una de las plazas públicas de Milán se le ha erigido una estatua, y su cuerpo se conserva en una capilla subterránea de la cate- dral, donde se le ve puesto en una urna de cristal con vestiduras ponti- ficales, y un báculo enriquecido con piedras preciosas. La cabeza, en la qual apenas se distinguen las fac- ciones de un rostro humano, está coronada de una mitra de oro, y des- cansa en una almohada del mismo metal. En verdad que no parece lo mas adequado adornar con tal pro- fusión los restos de un hombre, que en vida habia manifestado un alto desprecio de las riquezas. ¡ Quanto mas propio parece que seria, para excitar veneración a su memoria, el recuerdo de aquel hospital que fundó, y en el que dió un exemplo de la caridad mas ilustrada y perseverante! La estatua colosal que se distingue en una altura sobre Arona, es un monumento de gratitud de los habi- tantes y de su familia, que lo cos~ tearon en 1697. Es obra de Siró Zanella de Pavia, y de Bernardo Falcono de Lugano. Representa al372 VISTA DE ISOLA BELLA DESDE STRESSA. dentro una masa de piedras grandes Cardenal en su ordinaria vestimenta clerical; en una mano tiene un bre- viario, y con la otra parece que está echando la bendición al pueblo de su nacimiento. Tiene 66 pies de altura, y el pedestal de granito en que está colocada es de 46 pies. Son tan arregladas sus proporciones, que a primera vista no puede el espectador formar una idea adequada de sus grandes dimensiones. La cabeza, pies y manos son de bronce, y el resto del bulto se compone de placas de cobre muy gruesas. Tiene por para dar peso y fixeza al coloso, y también una escalera por la qual se sube hasta la cabeza. Interesante monumento que parece está guar- dando baxo la custodia de un santo tan justamente célebre por sus vir- tudes, toda la comarca de la tierra donde nació. La familia de los Bor- romeos no es menos distinguida por su antigüedad, su opulencia y por mérito de muchos de sus miembros, entre los quales ha habido varios car- denales de la iglesia romana. el VISTA DE ISOLA BELLA DESDE STRESSA. El camino que va de Baveno a Stressa es sumamente delicioso por entre sombras de hermosas arboledas, repartidas en un terreno que domina el paysage mas animado. Las már- genes del lago por las quales se dilata, forman con alternada variedad ensenadas y promontorios, desde donde se descubren las islas Borro- meas baxo diferentes perspectivas. Un vergel tan risueño como el de Isola Bella no podría menos de en- cantar la vista, aun estando abando- nado a la naturaleza; pero aquellas bóvedas, aquellos terreros cubiertos de floridos naranjos, aquella pyrá- raide de verdor que sale del seno de las aguas, aquellas estatuas reverbe- radas en sus cristales, el lago con todos los hechizos que la naturaleza ha puesto en él, los cercanos collados vestidos de viñas y bosques de cas- taños, los montes mas lexanos res- plandecientes con sus eternas corona8 de nieve, todo presenta un quadro mágico de una belleza sin igual. Al considerar algunos el inmenso caudal que ha debido gastarse en las obras de Isola Bella, no tienen re- paro en censurar esta nueva creación de frivola y desproporcionada al dis- pendio ; pero no dexa de haber in- justicia en hacer este cargo a Ifl familia de los Borromeos, a la qua' pertenece un S. Carlos que daba todas sus rentas a los pobres, y un cardenal Federico, fundador de Ia Biblioteca Ambrosiana. Ademas de que el conde Vitaliano hizo grandí- simo bien a toda la comarca llamando a ella la curiosidad de gran número de viageros, a quienes los dueños permiten ver las islas con toda li- bertad. Los adornos de Isola Bella no son de un gusto moderno. Aquell¡1 regularidad tan estudiada de los senosVISTA DB 1S0LA BELLA DESDE STBESSA. 373 y terrados cansa luego la vista apa- gando el deséo, y ademas se siente c°mprimida la imaginación que en el breve recinto de la isla, encuentra a cada paso con paredones, graderias, estatuas, obeliscos, surtidores y glo- "etas, sin tener cada obgeto el es- pacio necesario para hacer efecto y lucir sus proporciones. Rousseau dice en sus Confesiones que por algún tiempo habia pensado poner la morada de Julia en estas islas, por haberle enagenado la encantadora apariencia tienen ; pero desistió de su in- tento luego que se acercó a descubrir el mucho artificio que hay en su ornato, A la verdad ¿ cómo habia de acomodarse a vivir en las islas de Lago Maggiore quien tanto deseaba Poder pasar la vida en la isla del lago de Biel ? Próxima a Isola Bella se ve la isla llamada de i Piscatori, cubierta con humildes chozas de gente de este oficio, las quales están tan apiñadas, que apenas se puede poner una celo- sía ni abrir una ventana hacia fuera sin tocar con la pared del vecino. De enmedio de este montoncillo de casas Laxas se levanta una torre que hace un efecto extraordinario re- flexando en el lago. En este peñón viven unos doscientos pescadores en el espacio de media milla, que es toda la circunferencia de la isla. Los contornos de Lago Maggiore ofrecen una multitud de escenas de las mas animadas y agradables. Los montes que lo rodean no son pelados y ásperos como los Alpes ; el verdi- negro castaño, el olivo blauquecino, la traviesa viña eucarámandoso por las moreras, o sujeta a formar enra- madas, cubren y hermosean sus lade- ras presentando en ellas el contrasto de diversos tintes. Varios pueblos, una multitud de lugarcillos a cual mas vistosos por su blancura, y los edificios todos resplandecientes a lo lexos con lo bruñido de sus texados y lo elegante y vario de sus formas, diversifican y adornan las orillas del lago. La lámina que tenemos a la vista presenta la aldea de Stressa en la parte mas avanzada del terreno. En todo este pays reciben mucho realce las perspectivas con el gran número de templos y hermitas diseminados en él. Casi todos estos edificios, aun los de las mas pequeñas aldeas, están construidos con particular gusto y elegancia, y es admirable la riqueza que se nota dentro, no menos que las muchas pinturas que los adornan. La mayor parte de ellas son copias bien imitadas de los mejores maestros, o si son originales, no desdicen de la fama del pays a que pertenecen, y aventajan a las producciones que comunmente se encuentran en los demás. En el centro de la aldea de Stressa sobresale la quinta o Villa Belon- gari: mansión bellísima rodeada de azoteas y terrados. Poseíala pocos años hace el Señor Belongari que era natural de las cercanías del Lago de Como. No teniendo recursos para vivir, pasó a Francfort al arrimo de un pariente, que en aquella ciudad traficaba en la elaboración del tabaco. Llegó a descubrir un secreto muy ventajoso para las diferentes prepa-374 NOCIONES SOBRE LA ENTOMOLOGÍA. raciones de esta planta, con el qual ganó gran caudal; pero habiendo tenido algunas desazones con los magistrados, estableció una fábrica cerca de Mentz. Sus herederos la trasladaron a Francfort después de su muerte, y han labrado con ella una fortuna considerable. Como los alrededores del lago no pneden dar sustento a toda la pobla- ción, muchos hombres dexan sus familias y se van a Francia, España, Alemania, Inglaterra y aun a Rusia, a ganar la vida vendiendo algunas frioleras. Si logran hacer algunos ahorros, vuelven a su tierra, y encu- entran sus heredades bien cuidadas y labradas por las mugeres. NOCIONES SOBRE LA ENTOMOLOGIA, O HISTORIA NATURAL DE LOS INSECTOS. Es tan flaco el entendimiento hu- mano, que apenas se aplica con al- guna intensión a contemplar un ob- jeto, quando cae en el riesgo de ha- cerse maniático por él, dándole una importancia exclusiva, y desestiman- do todo lo que no diga relación con lo que le tiene preocupado. Oigase a un naturalista de los que pasan ex tasiados horas y dias y semanas y me- ses observando las entrañas o la cola de una lagartija, o bien empeñado en deshilar el lexido de las alas de un mosquito, y se verá que nos mira como a unos miserables necios, y si nos descuidamos, como a unos pro- tervos impíos, si no decimos con él: que lo máximo está en lo mínimo, y que allí y solo allí se ve el espejo de la naturaleza, lo sumo de la ciencia, lo mas resplandeciente de las mara- villas de la creación, lo mas sublime y convincente de los divinos atribu- tos, lo mas útil, lo mas necesario, lo mas agradable para la vida del hom- bre, y lo mas digno de ocupar sus facultades intelectuales. En todo lo que se ha escrito sobre esta curiosa parte de la historia natural, liay mu- cho de mera visión y suposiciones fantásticas, pero también se encuentra gran caudal de observaciones y datos interesantes, de que se pueden tomar muchas noticias y experimentos útiles. La inumerable familia de los insectos que, visibles ó invisibles, se dilata y amontona por todo el espacio suge- to a nuestros sentidos, no merece a la verdad toda la atención que algU" nos pretenden darle, distrayéndola de otras materias de utilidad mas inme- diata ; pero ¿ quien se atreverá por otra parte a mostrarse indiferente pa- ra adquirir algunas nociones elemen- tales de la organización, de las cos- tumbres y del instinto de estos seres diminutos, que por donde quiera ro- dean al hombre, y que no cesan de acompañarle desde el primer instante de su formación hasta el último mo- mento de su disolución ? Examine- mos pues algunas particularidades de estas pequeñas criaturas que ocupan un lugar mui notable en la cadena inmensa de los seres, y deténgamo- uos especialmente en las mas ciertas y perceptibles, dexando para observa- dores mas profundos el cuidado deNOCIONES SOBRE LA ENTOMOLOGIA. 375 darles una magnitud moral que for- *8 un extraño contraste con la que tienen en el orden físico. ¿Quien no siente o afecta sentir c«erta especie de entusiasmo al ha- blar de las abejas ? Filósofos y poe- tas, cada qual las saca a lucir para adornar o exemplificar sus ideas so- bre la diligencia, la industria, el buen orden, la dulzura, y otros muchos tó- picos de la moral y del floreo poéti- Co- Pero lo que no todos sabrán ^iza, es que en esos mismos panales que tan a menudo se nos muestran como el símbolo del manjar divino en el Olimpo y en el Empíreo, se encierra a veces un veneno, que se acomoda muy mal con las propiedades del néctar y de la ambrosía, si hemos de creer mas bien a lo que sufren "Uestros estómagos, que a lo que nos cuentan y ponderan los místicos y l°s poetas. Y no se crea que estos efectos dañosos de la miel provienen ^e la disposición del estómago que la recibe, porque hai personas a quienes sienta perfectamente la de •Narbona,. por exemplo, y que no se ührarian de dolores vehementes si datasen la de algunas regiones de América, o qualesquier otras donde las abejas tienen que libar la miel de l°s rododendros, las calmias y las Andrómedas que abundan en tomo n interrumpida. Qualquiera sabe que todos ellos s°n muy solícitos en los preparativos Para poner los huevos y en hacer provisiones con que se mantengan sus larvas, y que por lo general, pues- tas ya los huevos, quedan estos aban- donados y sin comunicación alguna ta estirpe que de ellos sale. Mas n° dexa de haber algunos sin embar- S°i tan ciegos y cuidadosos con su Progenie, como lo es una clueca con 8us polluelos. Otros hay que del Tiismo modo los cobijan y fomentan. *B Cimex griseus lleva su pollada saltando de rama en rama; la ara- na después de fabricar el nido con especial cuidado, carga con todos sus hijuelos a cuestas, apenas desovados, y no los echa de sí hasta que saben valerse por sí mismos. Es muy notable en algunos de estos gusarapos la variedad del régimen dietético que observan. Los carni- voros son tan glotones, que al cabo del dia el corpezuelo de un gusano "viene a tener un peso centuplicado. t"Os herbívoros no lo son tanto; pero una oruga en pocas horas se traga una cantidad de hojas doble de lo que ella pesa. Otros al contrario son muy abstinentes, como la araña, que ayuna a traspaso un año entero. En quanto a la calidad de los alimen- tos, su gusto es casi tan variado como las formas de la materia. De las plantas comen hasta las secreciones, y lo que dexa el uno el otro lo apro- vecha. De los animales, unos se mantienen con los vivos chupándoles la sangre, otros con los muertos ro- yendo hasta los huesos; y para que tampoco le falte alvino quien le haga sus honores, hay una mosca (la Oíno- pota cellaris) tan beoda y alegre, que no puede vivir sino dentro del vino, y a falta de él se contenta con beber cerbeza, como sucede a muchos pobretes en Inglaterra. Otros son tan diligentes antiquarios y tan apasionados por la literatura, que no cesan de alimentarse con manuscritos y todo género de códices y libros. Si se atiende la maña que se dan para tomar el alimento, es verdadera- mente admirable que todos ellos, hasta el invisible arador, están pro- vistos de herramientas necesarias para cortar, mondar, triturar, mascar, beber chupar y hacer todas las operaciones que apenas podemos desempeñar no- sotros auxiliados con todas las piezas del cubierto mas completo. La trompa del mosquito es tan pequeña, que apenas se distingue sin un auxiliar óptico de mucho aumento; y sin em- bargo, con ella taladra si se empeña la epidermis mas callosa para chupar la sangre. Debe pues ser por pre-378 NOCION ES SOBRE LA ENTOMOLOGIA. cisión de alguna materia cornea o huesosa que, pueda resistir a la pre- sión del taladro en linea recta: ¿y de qué metal, de qué dia- mante, por duro que sea, podemos nosotros sacar una hebra tan sutil, y de tal resistencia ? Muchas maravillas se cuentan de las mañas que tienen para oxear, acechar y alcanzar por fin la presa que atisban. Una de las mas nota- bles es la del Cáncer phulangium. Este insecto tiene una multitud de /.arpillas muy largas y delgadas, y el lomo todo cubierto de un vello gluti- noso. Q muido quiere proveerse de caza, lo primero que hace es cortar con sus tenaziilas bastante cantidad de hojas de los sargatillos que hay en los estanques y pozos donde acos- tumbra vivir; luego se las pega al cuerpo de modo que lo cubran ente- ramente, y le bagan parecer una planta ; se echa boca arriba extendi- endo sus zarpas casi imperceptibles, y hace presa en los demás insectos que van a posarse en las hojas que le disfrazan. El arte y la variedad con que cons- truyen sus habitaciones es otra de las cosas dignas de notarse. Hay una especie de abeja (apis muraría) que con el visco que ella misma tiene y un poco de arena hace una arga- masa tan parecida al color de la pa- red, que no se distingue la habitación que acostumbra pegar en ella para si y para toda su familia. Hay otra (apis papaveris) que después de ahondar su casilla dentro de tierra, la adorna con colgaduras y alfombra de los vistosos petalos de amapola. Las larvas de los dos géneros llama- dos Tortrix y Tinea son muy dies- tros embaladores para formar el fardo donde se han de meter. A este fin, arrollan la hoja al rededor de sí mismas por medio de varias hebras de la baba o seda que ponen a los extremos y van tirando de ellas ha- cia el centro, hasta que quedan com- pletamente empaquetadas. Entre los muchos géneros de ar- mas ofensivas y defensivas de los in- sectos, hay algunas muy dignas de consideración. Es bastante freqúente el ver algunos burlarse de los enemi- gos que los persiguen tomando ^ color del parage donde se guarecen, y también el de las hojas secas for- mando los mismos rollos y figuras que las que arrastra el viento al pie de las arboledas. Otros tienen toda su defensa en un aspecto amenazador» y muchos de ellos se hacen fuertes con la infinita variedad de cuerno», espinas, pugas, escamas y exuda- ciones ponzoñosas. El célebre Vi- llaviciosa, cantor de la furibunda guerra entre las moscas y las born»1" gas, que comprometieron en uno de los dos partidos a lo mas noble de lfl gran nación de los insectos, se ba quedado muy corto en enumerar y describir las máquinas y aparatoS bélicos, las armas ofensivas y defen- sivas que ponen en acción quando los agita el furor de Marte. ¿ Quien se atreverá a acometer el caballo de frisa de la oruga, quando de repente se transforma en una bola herizada por todas partes de espesas y agudasNOCIONES SOBRE LA ENTOMOLOGIA. 379 puntas ? | Qué lanza será bastante a penetrar las duras glebas de la cochi- nilla, si se convierte en una bola de relucientes escamas? No se sabe si el abrasador contacto de la cantárida levanta ampollas y escoria la P'el del cuerpo humano, obra como veneno en los insectos que intenten devorarla, o como especería para es- timular el apetito de los que tal vez 'a usan para sazonar sus viandas, como nosotros lo hacemos con la pi- mienta y la mostaza. Para que muera un hombre, basta juchas vezes una herida en el vien- te, en el pecho o en la cabeza, pero una simple mariposa no cesará de existir hasta acabar de poner sus huevos de qualquier modo que se la Maltrate- ¿Quantas de ellas conti- núan haciendo sus funciones ani- males clavadas de parte a parte con- tra una tahla, mutiladas, sin piernas v sin alas? Algunas cresas viven Puestas en espíritu de vino. El Dr. Reeve encontró muchas larvas vivas en una agua termal del Vales, cuyo calor era 208, y Lord Bute asegura lúe en las aguas minerales de Alba- no que salen hirviendo, encontró va- rias confervas y escarabajos, que mu- rieron luego que fueron puestos en agua fría. ¿ Qué es ver lo extraño, lo rápido, lo bien calculado de los movimientos de muchos insectos.' El gusano que ge cria en el queso, quando quiere saltar, dobla el cuerpo hasta que se tocan las dos extremidades; en una de ellas encaxa dentro de dos cavi- dades proporcionadas al intento las Tomo II. dos zarpitas de la otra, y estribando en esta postura se desprende de ella repentinamente, y da un salto como disparado de una máquina, haciendo a la vez de arco y de saeta. De los aquaticos, unos nadan con las aletas, otros con la cola, otros de ambos modos: los unos se pasean por la superficie del agua sin arrugarla aunque la toquen; los otros corren por el fondo con el mismo desemba- razo que en una hera recien barrida. Algunos andan por las superficies mas lisas, mediante una hebra de baba que van sacando según corren para sostenerse como colgados de una maroma, o con el auxilio de un músculo hueco y elástico, cuya con- tracción les sirve como de hincapié. Muchos de ellos saltan y corren con una velozidad y fuerza de tendones inconcebible si se compara cou la suma pequenez del cuerpo. El mo- vimiento para trasladarse de un pun- to a otro es en otros muchos tan ins- tantáneo, que parece mas rápido que el vuelo, pues se pierden de vista, y no tienen alas. El sonido que produce la vibración del ayre en los que las tienen, quando vuelan, es infinitamente variado, aun en los individuos de la misma especie. La causa de esto es la mayor ó menor sed de sangre que los agita; por esta razoii es mas penetrante el zumbido de los moscas y mosquitos en la ca- nícula que en la primavera. La propiedad luminosa de muchos insectos forma una parte sumamente notable de lo que hay que observar en ellos. La luciéruaga lleva casi en 2 o380 NOCIONES SOBRE la cola un receptáculo de fósforo; el luctilucus lp lleva en quatro partes separadas: dos en el pecho, y otras dos debaxo de las alas, y por eso des- pide mas luz quando vuela. A veces llega esta luz a ser tan clara, que poniéndose cerca podria leerse una letra bastante menuda. En Santo Domingo se usaban antiguamente estos animalillos en lugar de velas para alumbrarse, y en algunas partes sirven para adornos de iluminaciones. Esta propiedad luminosa es común a casi todos los gusanos e insectos me- nores que se crian en la mar, y aun a los peces. En algunos está derrama- da como un líquido por toda la su- perficie del cuerpo ; en otros reside en un sitio fixo y determinado. El color de la luz varia mucho, siendo ya azuleada o de violeta, ya amarilla o pagiza y pálida como el resplandor de la luna. En algunos pescados se halla este brillo pegado a la piel como una especie de seerecion mucosa, la qual por consiguiente se difunde en el agua, especialmente qnando me- dia la fricción de unos con otros y con cuerpos extraños, y quando el movimiento de las olas es agitado. Lo mismo sucede, quando hace im- presión en ellos algún ruido o sobre- salto. Asi se ha visto algunas veces hacerse súbitamente luminoso un cardumen de harenques, si se les ha espantado, y así se explica también el freqüente y esplendido fenómeno que presenta una larga faxa de luz en el mar, para lo qual basta igual- mente el considerar que casi es im- posible que haya en el mar, y con es- LA ENTOMOLOGIA. pecialidad en las costas, un pie cúbi- co de agua que no esté lleno de gu- sanos e insectos luminosos, impercep- tibles por la mayor parte para el ojo mas perspicaz. De lo dicho hasta aquí, y de lo mucho mas que pudiera decirse sobre las maravillas de esta parte de la historia natural de los insectos, pue- den tomar muy buenos argumentos los aficionados a discurrir sobre la na- turaleza y extensión del instinto en los animales. "En verdad que si las qüestiones ideológicas y metafísicas son por sí mismas áridas y embrolla; das, deben serlo mucho mas quando versan sobre las arañas, correderas y mosquitos. Por lo mismo me abs- tendré de entrar en ellas; pero no dexaré de observar por lo que pueda contribuir a favor de la opinión que hace a los insectos participes de la racionalidad de los brutos, que no siempre obran por un impulso ciego, uniforme y sin calculo, sino que al contrario, saben modificar sus ac- ciones, según se lo sugiere la variedad de las circunstancias. Así por e£- emplo, el escarabajo de primavera, el qual pone sus huevos en pelotillas de estiércol, que suele llevar arras- trando, al momento las dexa, y tras- lada su nidada, si tiene la dicha de encontrar un pedazo de carne morte- cina. Del mismo modo; no bien se ven otros insectos privados por algún accidente de la materia que por lo general les sirve para fabricar sus nidos, quando al momento bus- can otra con que suplir la que les hace falta. Mr. Darwin observó enNOTICIA DE LA cierta ocasión a una avispa la cual, cargada con una mosca que habia cazado, no podía volar con ella por ^e el aire daba un impulso contra- rio a las alas de su presa. ¿ Y qué Wzo para salir del apuro 1 Echarse a tierra, quitar las alas a la mosca, y llevársela otra vez volando con fa - cilidad después de removido el obs- táculo. Finalmente, en comproba- ción de la fuerza del instinto en los insectos y sin pretender definirlo, diré también que ellos se comu- nican sus ideas, o llámense como se quiera los efectos de las sensaciones 1«e reciben. Los experimentos de NUEVA ZELANDA. 381 Huber y de otros observadores acre- ditan esta aserción. A la hormiga se la ve comunicar a sus compañeras la noticia de haber descubierto algo de bueno en que cebarse, y asi este insecto como los demás van en busca ! de otros que los ayuden, quando no pueden hacer por sí solos alguna cosa que les interesa. Según afir- ma el mismo Huber, los órganos de que se sirven para hacerse estas co- municaciones son las antenas, y los signos para darse a entender consis- ten en ciertos y determinados mo- dos de variar el contacto. NOTICIA DE LA ■En el mar parifico del Sur hai dos 'slas de considerable magnitud, que fueron descubiertas el año 1642 por un navegante holandés llamado Tas- man, y recibieron el nombre de Staa- tenland, o tierra del Estado, supo- niéndolas una prolongación del gran continente del Sur, que en aquel tiempo era tan desconocido en cuan- to a sus lindes, como lo es hoi día el Paso por el N. E. del remate del Ni- Ser. Al año siguiente otro nave- gante holandés llamado Brower de- terminó la insularidad de aquella tierra, que desde entonces es cono- cida con el nombre de Nueva Ze- landa. Son varios los viajeros que han reconocido las dos islas por dife- rentes puntos, y ahora mismo las frecuentan y habitan muchos misione- ros : pero especialmente suelen des- UEVA ZELANDA. embarcar en ellas mas a menudo los navegantes del Puerto Jackson en la Nueva Gales Meridional, de cuyo territorio solo distan 400 leguas en el mismo paralelo de latitud. Hasta ahora nadie ha dado una noticia mas circunstanciada de aquellas islas y de sus naturales, que el Capitán ingles Cruise, comandante de un destaca- mento de tropa a bordo del navio Dromedario con el que aportó en ellas, e hizo una residencia de diez meses mientras se recojia un car- gamento de maderos para arboladu- ra, que los hai en ellas de excelente calidad y tamaño. De lo que vió y observó en las frecuentes y amistosas comunicaciones habidas con los natu- rales, ha formado un interesante día- rio, dado a luz poco ha ; y de él se han extractado algunas particulari- 2 d 2382 NOTICIA DB LA NUEVA ZELANDA. dudes, mui dignas de excitar la cu- riosidad de los aficionados a este gé- nero de conocimientos. Los Zelaudeses, a pesar de hallarse aislados a grande distancia del con- tinente de Asia, y no mas que a 400 leguas de la población negra de Aus- tralasia, pertenecen por su color more- no al origen asiático, y por la lengua, facciones, ideas supersticiosas y varios usos, se aproximan a los habitantes de Otahiti. Aunque el carácter de los moradores de cada una de las dos islas reunidas bajo el nombre de Nueva Zelanda difiere tanto entre sí, como el de los Hindúes y Ma- leses, en ninguna de las dos se ve la indolencia, la afeminación y flojedad de los de Otahiti, siendo al contrario los Zelandeses activos, ingeniosos, emprendedores, y animados de un valor feroz, que los hace despechados en sus guerras de exterminio y de inevitable destrucción. Son ademas vengativos e irascibles, incapazes de disimular una injuria, ni de aguantar el menor insulto; pero por otra parte están adornados de varias prendas que no se tienen en poco por los pueblos civilizados. Generalmente se ha creido que son antropófagos, a lo menos con los prisioneros y con los enemigos que llegan a rendir o matar; pero este cargo, fundado mas bien en conjeturas qne en hechos in- dudables, desaparece en vista de va- rias ocurrencias referidas por el Capi- tán Cruise, y corroboradas con la rea- lidad de haberse prestado siempre a comunicar amistosamente con los extranjeros, y con el gran número de misioneros que viven pazificamente entre ellos. El Clima de la Nueva Zelanda, especialmente en la isla del Norte, es bastante parecido al de Islanda, pero algo mas templado en el invierno. Llueve con mucha frecuencia, y el cielo es comunmente nebuloso y encapotado, mas no pocas vezes animado y sereno. El suelo presenta una agradable variedad de valles y colinas, cubiertas estas de ramosos bosques, y fertilizados aque- llos por cristalinos riachuelos, cuyas aguas y la humedad de la atmósfera mantienen una verdura casi inaltera- ble, aun en el tiempo mas caloroso, que nunca llega a molestar demasia- do. Hai a trechos espaciosas lla- nuras vestidas de yerba muy lozana, y en casi todas crece copiosamente el helécho, cuyas raizes tostadas y moli- das proporcionan a los naturales una especie de harina, en la qual consiste la parte principal de su alimento. En la isla del Norte tampoco faltan rios y embocaduras de tanta capazidad coin° algunas de las mas conozidas de Eu- ropa ; entre ellas hai una que tam- bién lleva el nombre de Támesis. L°s puertos y surgideros de la bahia inte- rior son mui seguros y de aspecto de- licioso ; en el • Hamado Wangarva puede estar anclada la escuadra mas numerosa, y hallarse al abrigo de todo ¡ viento por donde quiera que sople embravecido. El cálculo mas apro- ximativo de la población en las dos islas la hace subir a 100,000 almas, repartidas en diferentes tribus, que viven en guerra continua; y a pesar de ser esta siempre devastadora yNOTICIA UE LA NUEVA ZELANDA. cruel, nunca se experimenta escasez en las provisiones de que se susten- tan. Consisten estas, ademas de la raiz del helécho, en ferozes jabalíes que andan casi a manadas por los bosques y repechos, y en la Koomera 0 patata dulce, cuya cosecha anun- cu» el año nuevo. El sobrante de ostos dos artículos lo cambian con los buques balleneros de aquellos mares Por escopetas y pólvora. Son mui oscasas las aves domésticas, y aun las Pocas que tienen, las estiman mas por 'as plumas de que se sirven para sus adornos. Las hortalizas y legumbres lúe dejó el famoso Cook han dege- nerado casi del todo; solo la patata e°niun es la que ha prosperado y pro- mete grande utilidad á los isleños. También han introducido los misio- neros algunas vacas y ovejas y el culti- vo del maiz, de cuyas dos pruebas se esperan mui buenos resultados. Pero 'as producciones mas apreciables y dignas de llamar el interés de los pueblos civilizados a conexionarse con los Zelandeses, son el cáñamo y 01 maderamen de arboladura. El primero es preferible a cualquier otra especie de lino u cáñamo de las conocidas, por su fibra vistosa, fuerte y blanda como seda; y el seguudo ofrece unos troncos y palos tan ro- bustos, torneados, altos y flexibles, ° haber de contener la risa precisa- mente en lo mas serio de la ceremo- nia. Habia entre los recien llega- dos un mozito llamado Repero, el qual se fué alabando en toda la travesía de que era muy capaz de guardar tanta impasibilidad como el ingles mas estirado en el lance de los salu- dos. En efecto, aunque no sin hacer un grande esfuerzo, cumplió la pala- üfa quando se le acercó su padre Shungia; pero a lo mejor, pudien- do mas la fuerza de la costumbre, rebentó en tan descompasados alari- dos, que su voz chillona subia de punto sobre todas las demás." Ya se ha dicho qual es la funesta creencia en que están los Zelandeses con respecto a la suerte de los es- clavos después de muertos. Esto es lo único que el Capitán Cruise ha podido descubrir en orden a la reli- gión que profesan. Los principales y casi los únicos mandamientos del Salvaje son el propio contentamiento y la conservación individual, bajo la única restricción del respeto y temor de algún poder supremo, invisible e incomprensible, que, conozido entre los Zelandeses por el nombre de Alúa, creen ellos que puede en qualquier tiempo destruirlos con do- lencias, rayos y truenos. Hai quien piensa que en el tatuarse, o emba- durnarse la piel haciendo en ella pica- duras negras de varias formas, hay alguna práctica supersticiosa ; pero esta costumbre, común a todos los isleños del Pazifico, y aun a los Es- quimales de las regiones Arcticas, parece que está admitida entre los de la Nueva Zelanda como un mero distintivo de sus tribus respectivas, determinado por el número y confi- guración de las lineas apropiadas a cada una de ellas. Las señales de estas picaduras son mui lijeras en las mugeres; pero yo he visto algunos ma- rineros européos, especialmente espa- ñoles, con la tabla del pecho y los bra- zos llenos de vírgenes y Cristos tatua- dos a fuerza de escoriarse las carnes. Como quiera que sea, los naturales de la Nueva Zelanda son poco su- persticiosos, y escasamente se puede decir si tienen alguna religión. En este estado se hallan indudablemente mas dispuestos para recibir de los misioneros aquellas nociones que en otras muchas partes han sido tan fructuosas para introducir la civiliza- ción y las ventajas que solo de ella se pueden esperar. Entre otros exemplos es mui digno de notarse y ser imitado el de la isla de Otahiti. Es tanto lo que allí han adelantado los misioneros en beneficio de la hu- manidad, que se hace desear el que se tuviese conocimiento del método que para ello habrán seguido; por ahora habrémos de contentarnos con saber el resultado. Este es mara- villoso y casi increíble según lo que escríbia al ministro de la marina de Francia el almirante actual Duper- ray, siendo comandante de la cor- beta la Coquille, qne andaba en des- cubierta de los mares del Sur. Quan- do llegó a la isla de Otahiti en el mes de Mayo de 1823, todos extra- ñaron que no se dejase ver ninguna de aquellas muchas canoas llenas deVIAGK A CÜÜH1NCHINA. mugeres, que se agolparon a los bu- ques de Wallis,* Bougainville, Cook y Vancouver. Luego que desembar- caron, vieron que toda la población de varios distritos compuesta de mas de 7000 almas, se hallaba reunida cerca de la iglesia, no solo para asistir a los oficios divinos, sino tam- bién para deliberar sobre un código de leyes propuesto por los misione- ros. Hacia como dos meses que habian declarado la independencia de la isla, y con el auxilio de aquellos piadosos directores, que estaban en la mayor veneración, habian llegado a efectuar una mudanza total de cos- tumbres e inclinaciones. Estaban abolidas las primitivas prácticas de la idolatría, profesaban todos la religión christiana, y las mugeres, lejos de ir a visitar y ofrezerse a los extranjeros que aportaban a la isla, guardaban la mayor reserva, si por casualidad en- contraban alguno. Observábase en- tre ellos el matrimonio como un rito sagrado, y el rey fué el primero en dar exemplo limitándose a no tener mas que una muger. Las guerras de unos contra otros ya no se couocian, y desde el año 1816 habia gozado la isla de la paz mas profunda, habién- dose quitado también desde enton- ces los sacrificios humanos y aquellas abominables sociedades conocidas bajo el nombre de Arreoys. Tales ventajas podrían también es- perarse en las islas de la Nueva Ze- landa si al zelo de sus misioneros, a quienes no hay por qué negar esta apreciable qualidad, se uuiesen la destreza, el saber y el método q«e han debido emplear los de Otahiti, y quiza si pudiesen aquellos estar, co- mo estos lo han estado, libres de las contrariedades que deben suscitár- seles por otra especie de competido- res que procuran apoderarse del ter- reno de la Nueva Zelanda, promo- viendo emigraciones a aquellas islas baxo el pretexto deque se les conce- derán terrenos. No será la primera vez que este género de falso cebo ha sido funesto a muchos que han picado en él; y si hay algunos tan po- co avisados que se determinen a pasar a la Nueva Zelanda baxo la fe de tan galanas promesas, su suerte será quizá mas calamitosa que la de los que hace algún tiempo creyeron e» la impostura de los Poyas, pues es de temer que ninguno de ellos escape con vida. VIAGE A COCHINCHINA, POR J. WIIITE, OFICIAL DE MAHINA DE LOS ESTADOS UNIDOS Es muy sensible y digno de notarse que las escasas noticias adquiridas hasta ahora acerca de las diversas regiones bañadas por el mar de la China, solo sirvan para dar á cono- cer la extraña pertinacia de sus habi- tantes en repugnar todo género de comunicación con los extrangeros. Sin detenerse á examinar si es la mora curiosidad ó el interés el queVIAGE A COCHINCHINA los lleva a aquellas costas, o si los arroja a ellas la necesidad de tomar víveres, ó si conviene o dexa de con- venir a los naturales el trato que se íes propone, ellos de todo desconfian, y su primer conato es salir quanto antes del cuidado y desasosiego que •es causa todo huésped. Este des- pego característico se hace mas ma- nifiesto conforme se va adelantando hacia levante. En la Cochinchina no dexan de ser recibidos los extran- geros, pero es a costa de verse ex- puestos a continuos chascos, burlas pesadas, insultos y vexaciones que 'os contrarían en todas sus miras. En la China no hacen poco los in- gleses con mantener en el mismo pie las relaciones establecidas de mucho tiempo a esta parte ; y gracias a las urgentes necesidades de aquel im- perio, que si no, pronto llegaría el caso de despedirlos con muy mala gracia. Continuando a la parte de levante, se llega u Loo Choo. Alli por fin se encuentran en los naturales algunas qualidades mas apreciables para el trato, pero también los domina la repugnancia de ver a los extran- geros, y siempre descubren su gran deseo de echarlos de sí como a hués- pedes importunos. Este espíritu de inhospitalidad va en aumento gradual hasta el Japón, donde termina con la práctica de agasajar al huésped clavándole en una cruz, para animar a los demás a que vayan a obsequi- arlos con sus visitas. No faltará quiza alguno de los sublimes filósofos, ensayadores de nuevos métodos para hacer felices a los pueblos, a quien le parezca el de los japoneses el mas 387 propio para conservar en cada nación aquel primitivo y original estado de la naturaleza, en el qual consiste, según ellos, la perfección del genero humano; mas para nosotros que tene- mos la simplicidad de dar algún valor a las palabras comercio, civilización, conveniencias de la vida, mejora de las sociedades y otras de significación semejante, no dexa de ser harto sen- sible la especie de indiferencia conque parece que se ha mirado hasta ahora la insociabilidad de unos pueblos, cuyo acceso franco y urbano produciría las mayores utilidades a los europeos y americanos que freqüentan sus cos- tas. Al leer las noticias que de quando en quando y como por casualidad nos han querido dar algunos viageros, en confirmación de lo ineficaces que han sido las tentativas de atraerlos a una comunicación mas generosa, apenas hemos experimentado mas que una impresión momentánea en la que solo interesaba una curiosidad estéril. Pero en adelante debe ser otra cosa, pues no podrá menos de darse la debida importancia a unos viages que prometen los resultados mas ventajosos, ya para la extencion del comercio en las Indias Orientales, que de año en año recibe mayor in- cremento, ya para dar mas ensanche a las expediciones de la pesca de la ballena en los mares meridionales, que está brindando con un nuevo minero de riqueza mercantil a todas las naciones marítimas capazes de beneficiarlo, como los ingleses lo están haciendo de medio siglo a esta parte. En el ano 1822 envió el gobierno de Bengala una misioD a la Cochin-388 VIAGE A COCHINCHINA. China y a Siam. El objeto principal de Mr. Crawfurd que la dirigía, era el establecer en qnanto fuese posible algunas relaciones mercantiles mas sólidas y liberales que las que por entonces existían. Fué recibido con un ceremonial muy respetuoso en am- bos estados, pero no pudo adelantar mucho para el éxito de la misión. El establecimiento reciente que han hecho los ingleses en Singapore por la diligente sagacidad de Sir Stamford Rafiles, ha dado mayor estímulo al comercio de aquellas dilatadas re- giones, poniéndolo en un pie que tal vez nunca se habría conseguido por medio de los tratados ó convenios mas solemnes y favorables. Rigen en él los principios de un puerto fra?ico en la acepción mas lata de esta palabra, y los resultados han sido muy superiores al cálculo que se habia formado, pues en el año 1823 el giro mercantil pasó de un valor de 13 millones de duros. Estas pruebas experimentales fundadas en utilidades palpables son los argumentos mas fuertes para disipar las preocupaciones añejas de algunos pueblos. En vano se intentará que una nación invete- rada en sus usos e inclinaciones cam- bie de repente su modo de comerciar y tratar con las demás; y quien lea el viage de Mr. White que al presente nos ocupa, podrá convencerse de esta verdad, pues no es posible imaginarse un sistema de ostáculos, de desaires y de perjuicios mas declarados con- tra el comercio, que el que tiene establecido la costumbre en los pue- blos de la Cochinchina; pero tam- bién es natural que el efecto lento y progresivo del exemplo de Singapore, donde sus vecinos sacan tantas ven- tajas de la comunicación con los ingleses, llegará a hacerlos mas tra- tables, ya que, según aparece por la relación de nuestro viajero, el ansia mal dirigida de poseer lo ageno, es una de los principales causas de su mala correspondencia para con los extrangeros. " Muí molesto seria (dice Mr. White) el referir la constante super- chería y el desacato con que nos trató aquella gente todo el tiempo que permanecimos alli. Ni asomo de buena fe, ni la mas ligera dis- tracción en la obstinada tema de armarnos trampas para sorprendernos y sacar, de nosotros por el hurto o por el fraude lo que podrían haber logrado con un proceder mas franco, ni la menor indulgencia en una mul- titud de formas embarazosas para hacer el ajuste mas insignificante; nada encontrábamos que nos animase y que no fuese capaz de aburrir al hombre de mas cachaza. Ni bastaba cerrar un ajuste; porque a la menor esperanza que después concibiesen de sacar mejor partido apurando la paciencia del tratante, se desdecían de lo convenido verbahnente, y asi era preciso hacerlo todo por escrito, teniendo ellos gran cuidado de no consentir eu extender el convenio hasta después de haberse valido de quantas bellaquerías estaban a sus alcanzes para arrancarnos mucho mas de lo justo y razonable. Todas estas vexaciones, unidas a la rapacidad, al dolo y al despotismo del gobierno, harán de la Cochinchina el paisVIAGli A COCHINCIUNA. 38Ü menos apetecible para expediciones mercantiles, mientras no desaparezcan 0 se disminuyan semejantes trabas." Tales son los hombres, con cuyas costumbres y malas mañas tuvo que lidiar nuestro viagero desde que abordó el 8 de Junio de 1819 a una aldea de la Cochinchina llamada Vungtansobre elrioDon-nai. Abreve rato de haber enviado uno de sus oficiales en busca de un práctico que los llevase a la ciudad de Saigon, se presentó un bote de bastante cabida, lleno de gente y adornado con una multitud de banderolas y gallardetes. Inmediatamente pasó a bordo del buque americano una comparsa de figurines con que se llenó casi toda la cubierta. Venían en ella algunos que en su traza mostraban no ser criados, pero el número de estos era muy grande, porque cada uno de los mandarines llevaba a su ser- vicio tres o quatro pages que le ser- vían con presurosa atención, uno de llevar abierto como con honores de palio, un enorme quitasol, otro de hacerle ayre con un abanico que podia reputarse por padre de todos los pericones de nuestras matronas de tontillo, otros de irle cerca con anchos sacos provistos de hojas de betel, tabaco y otras hierbas para masticar. Como al frente de todos iba un viejo cano y mal trazado que parecia ser el principal. Lo primero que hizo fué echarse al cuello del capitán y acariciarle y apretarle y sofocarle de un modo que necesitaba de no poca paciencia para aguantarlo. Baxó a la cámara con sus acompañantes, seguidos todos de los respectivos abanicadores, quitasoleros y porta- sacos, y desde allí volvió a recorrer toda la cubierta, riéndose a carcaxa- das con los marineros, brincando y haciendo extremos de una afabilidad muy grosera y molesta. Su trage consistía en una camisa ordinaria que en su origen habia sido blanca, pan- talones anchos de crespón negro sos- tenidos con un ceñidor de seda car- mes!, una especie de bata de seda negra o azul oscuro larga hasta las rodillas y abotonada a la espalda, con una enorme balona, sobre la cual caia la de la mugrienta camisa: san- dalias gruesas de madera: turbante de crespón negro y encima un som- brero de palma en forma cónica muy obtusa, prendido a la barba con un lazo. Cada cosa que veia excitaba en él un deseo vehemente de poseerla, según lo manifestaba con ademanes tan ridículos como expresivos. Se le iban los ojos por descubrir lo que habia dentro de las calderas y vasijas de la cocina, y no tropezaba su vista con un objeto que no le valiese algún regalo: tal era la ansia importuna con que lo pedia y quería arrebatar. Después de mil dificultades para con- tentarle, salióse por fin con todo el séquito, llevándose una porción de cosas de comer y beber, algunas piezas de vaxilla de cristal, un par de pistolas, pólvora, camisas, zapatos, y otras varias frioleras que fué me- nester repartir entre los de la comitiva, a trueque de verse quanto antes libres de tan incómoda visita, y de gran- gearse la benevolencia de aquella390 VIAGE A C< gente para abrir con ellos algún co- mercio. Pero todo esto no era todavía mas que un mero anuncio de las dificultades que iban a experimentar los viageros. Saltaron en tierra en la aldea de Canjeo, situada a orillas de una cala cerca del gran rio Don-nai, y lo que ante todas cosas les hizo impresión fué un hedor intolerable que despe- dían de sí los espesos grupos de hom- bres, mugeres y niños llenos de in- mundicia, abalanzados a mirar a los extrangeros, y entreverados con una multitud de cerdos y perros sarnosos, por entre los quales tuvieron que atravesar largo trecho de un piso desigual y embarazado con pedazos de pescado podrido, huesos y otros objetos tan desapacibles al olfato como a la vista, hasta que llegaron a la morada del mismo mandarín que les hizo la primera visita a bordo. Al punto mandó este poner la mesa, en la qual apareció una fuente de arroz con un trozo de puerco mui grasiento y un servicio de te, nada fino aunque era de China. Dióse gran priesa el viejo mandarín a trinchar la vianda con sus descarnadas zarpas tan pro- vistas de uñas como faltas de limpieza, y tomando con la una tajadas de tocino, las llevaba con oficioso empeño a la boca de sus huespedes, acu- diendo prontamente a aplicarles a cada bocado un sorbo de te con la taza que tenia en la otra mano. No se empapuzan con mas destreza los pavos, gansos y capones, haciéndoles embuchar tras cada puñado de cebo una porción de líquido paraquc no se jHINCHINA. les atragante. El capitán que deseaba asegurar el éxito de sus deséos a costa de su paciencia, estuvo a punto de perderla en esta ocasión, pero una ligera demostración de lo mucho que le incomodaban los obsequios del mandarín, bastó paraque este, asombrado de que no fuesen mejor agradecidos, cesase en ellos, dando harto que reir á los huespedes los gestos y ademanes con que manifes- taba su extrañeza. No perdiendo de vista los americanos el obgeto de su viage, dieron a entender que se Ies permitiese internarse rio arriba con el barco, o a lo menos ir hasta Saígon en un bote; pero a esta pro- posición siempre respondía el man- darín con un movimiento negativo de cabeza, y llevando un dedo a ]§ garganta, dando a entender que a él y a los huéspedes se la cortarían si se internaban. Pasáronse algunos días en esta especie de altercado, hasta que, viendo ya el mandarín y los suyos que no podrían sacar mas dádivas, ni hurtar nada de a bordo, porque la tripulación escarmentada con algunos chascos, era ya mui cauta en esconder las cosas mas manuales, se avino en dar cuenta de la llegada del buque, y en pedir de Saígon la licencia que solicitaban los extran- geros, y que, según él ofreció, llegaría a ¡os dos días. Pasáronse muchos mas sin haber ningún resultado, y durante ellos permanecieron anclados en el mismo punto, sufriendo conti- nuamente las pesadas visitas y las tentativas de hurto con que los aco- saban. La ría, según la describeVIAGI? A OOCHINCHINA Mr. White, tiene mas de una milla de ancho con catorce brazas de pro- fundidad. El terreno por ambos lados es baxo, y se inunda a menudo con la marea en las aguas vivas. Las orillas están pobladas de bosques Huy espesos, donde hay abundancia de tigres y otras muchas fieras. Tiene varias bocas y entre ellas hay algunas 'slas, cuya configuración es parecida a las que forma el Ganges quando desagua en la bahia de Bengala. En todo el espacio que alcanza la vista al oriente y al sur, está la tabla del rio cubierta con botes que andan pescando en las presas construidas sobre los bancos y baxios con un artificio singular. En cada una de estas presas hay unas perchas o col- gaderos de veinte pies de altura, donde poner a secar las redes; y siendo estas muy blancas y vistosas, suelen servir de valizas para avisar a los navegantes la proximidad de los baxios. Los botes, y aun las em- barcaciones mayores, que las tienen hasta de cinqúenta toneladas, están construidos con tiras de bambú en- lazadas como los texidos de mimbre, en lugar de tablazón, tan perfecta- mente unidas y barnizadas con pez y otras materias resinosas, que son del todo impenetrables al agua, y tieaen la propiedad de resistir ad- mirablemente a la carcoma. Usan velas de estera. Las áncoras son de madera con un solo diente, y la xarcia es toda ella de coiar, o cordage hecho con el filamento de la cascara del coco, o bien de una especie de 301 i'áñamo de varios colores. Desesperanzados nuestros viageros de que llegase la licencia para inter- narse, y sin dexarse prendar de los • mentidos agasajos que les hacían en aquel punto para entretenerlos y con- tinuar despojándolos con mafia, re- solvieron salir de él. Dieron a en- tender que intentaban pasar a Hue, que es otro puerto de la misma costa, y levaron el ancla para tomar el rumbo del norte. Después de tocar en Cham Callao, continuaron hasta la bahia Turón, y habiendo sabido que el rey de Cochiuchina, a quien bus- caban, habia ido pocos dias antes a Toan-hoa en el golfo deTonkin, re- solvieron pasar a Manila en busca de un intérprete, para volver, ayudados de él, a tentar los medios de entrar en comunicación con aquellas gen- tes. Estuvieron de vuelta por Seti- embre, y al arribar esta segunda vez a la costa de Cochiuchina, tuvieron que sufrir las mismas ceremonias, las mismas visitas, y el mismo sistema de socaliñas y depredación. Pero con nada se arredraba la perseveran- cia de aquellos especuladores, y em- peñados en tomar algún cargamento a costa de qualquier sacrificio, insis- tieron en que se Ies diese el pase para Saigon. Discutióse esta pre- tensión por ambas partes con mucha habilidad y con toda la maña de unos verdaderos regatones. Los de la tierra se hacían de rogar y daban largas con pretexto de que se debía arreglar de ante mano el ancorage, el arqueo del buque, el valor y la calidad de los sagonetes o regalos de costumbre al virey y a los mandarines,392 VIAGE A COCHINCHINA. y otras mil excusas; los Americanos se hacían los desentendidos de estas pretensiones, pero tenían buen cui- dado de hacerles entender qne los tratarían con una liberalidad propor- cionada á las ventajas comerciales que encontrasen en el pais. Al cabo de cinco días se les dió por fin el pase para Nga-Bahia, y desde allí para Saigon. Al tiempo de salir, recibieron a bordo la visita de una especie de comisario de marina, que se detuvo en tomar con la mayor prolixidad una razón mui circunstan- ciada de la calidad del cargamento, del obgeto del viage, filiación de todos los tripulantes, y otras menudencias; de cuya nota sacó en el acto trece copias, y exigió que el Capitán las firmase todas. Mientras se extendía este acto escribanil, fueron sorpren- didos con un extraño ruido que pare- cia salir de debaxo del barco, y en el que el oído distinguía a la vez una gran variedad de sonidos fuertes, como el contra-baxo de un órgano, el bramido de un toro, el repique de | campanas, y los diversos tonos de alguna enorme trompa. Según se les dixo, era causado tan estupendo concierto por un copioso cardumen de peces que abundan en aquellos para- ges. Es lástima que Mr. White no haya dado mas noticia de este pes- cado música, o de esta música de pescados. • Después de haber navegado unas sesenta millas rio arriba, volvieron a anclar a la vista de la ciudad de Saigon. Su población es de 180,000 habitantes, de los quales hay como 10,000 Chinos y otros tantos christia- nos. Está situada en la confluencia de los dos brazos principales del Don- nai, por cuya ribera se extiende en un espacio de seis millas. Los edi- ficios son casi todos de madera, de un solo piso, y con techado de palma o de paja de arroz. Alguno que otro hay de ladrillo y cubierto con texas. Estos son de la clase elevada, y tienen una pieza sobre el piso baxo e inmediata al texado, a la qual suben por una escalera de mano. Puede juzgarse de lo endeble de estas casas por la costumbre que hay de cortar el fuego empujando contra ellas un par de elefantes, que derri- ban una o dos docenas en muy pocos minutos, quando es necesario dexar bastante claro para atajar el contacto de las llamas. Los habitantes son generalmente desaseados, y tanto por esto quanto por la multitud de cerdos y perros que inundan las calles, y especialmente por lo común que es en todas las casas el uso de una especie de escabeche de pescado rancio, sobresale en todas ellas un olor muy fuerte y desagradable. En el centro de la ciudad hay una plata- forma de unos tres quartos de milla en quadro, y en ella se encierran el palacio del rey, los quarteles para la tropa, y los edificios públicos. Está en una elevación de sesenta pies sobre el nivel del rio, y rodeada por tapias o paredones de ladrillo de veinte pies de altura y muy espesas. En el centro se halla el palacio, que es un edificio quadrilongo de cien pies de frente y sesenta de lado, casi todoVIAGE A CC él de ladrillo, construido sobre una Casamenta de lo mismo que se eleva unos seis pies del suelo, el qual es una hermosa pradera cerrada con empalizada. En frente de cada lado del edificio, y como a cien pies de distancia, hay una torre quadrada de treinta pies de altura con un relox de campana en cada una. A espaldas, y a distancia de ciento y cinqüenta pies, se ve otro cuerpo de habitación, pero menos capaz, donde viven las mugeres y están las diversas servi- dumbres de la casa real. Los texados de estos edificios son de piedra trans- parente, y están adornados con figu- ras de dragones y otros varios mons- truos como en la China. Como el rey no habia vuelto todavía a Saigon después de acabada la ul- tima guerra para la qual salió de su capital, fueron presentados nuestros viageros al Gobernador. Su casa era un edificio de unos ochenta pies en quadro cubierto con texas, con una especie de pórtico o cobertizo que salia a unos diez y seis pies hacia afuera, y estaba sostenido con postes de madera de rosa, perfectamente lustreados y pulidos. El Gobernador, que era ya muy viejo y consumido, los recibió sentado según el estilo asiático con las piernas cruzadas, y tomando en la mano su barba blanca y espesa. A los lados, con alguna separación estaban los mandarines y oficiales del estado, indicando el grado de la gerarquía o dignidad por el de los asientos. De trecho en trecho habia repartidos en el salón varios piquetes de soldados con es- ¡HINCHINA. 393 padas de dos filos y escudos aforrados en pieles de búfalo endurecidas, bar- nizadas y bareteadas con tachones de hierro. La habitación del Gober- nador y los edificios adyacentes for- man lo que se puede llamar la ciu- dadela, en la qual habia 250 piezas de artillería; muchas de bronce y fundición europea. Entre ellas habia doce de campaña con el escudo de armas de la flor de lis, y con la leyenda de haberse fabricado en tiempo de Luis XIV. El arsenal de la marina presentaba aun mas magnificencia. Llegaban a ciento y cinqüenta los buques de guerra, de muy buena construcción, puestos todos baxo co- bertizo. Eran de quarenta a cien pies de largos, y algunos montaban hasta diez y seis cañones de calibre de tres libras: todos de bronce, muy bien tratados. Los demás eran de seis cañones de a doce del mismo metal y perfección. Habia ademas fondeadas otras quarenta embarca- ciones, prontas a salir para una ex- pedición que el virey pensaba hacer dentro de poco. Casi todas tenían adornos de relieves dorados, y una multitud de gallardetes de varios colores, lo que hacia una vista muy agradable. En este arsenal hay tam- bién un excelente edificio, todo él de madera, en el qual se ven tablas y vigas de 109 pies de largo. Acababa de abrirse por la parte occidental de la ciudad un brazo de agua o canal que va a unirse con el rio Cambodia, corriendo un espacio de ocho leguas. Este canal que tiene doce pies de agua, y diez y ocho de ancho, se ex-;B4 vi agí: a cochinchina. cavó por entre selvas o inmensos breñales en el, corto tiempo de seis semanas. Eran veinte y seis mil hombres los que de dia y de noche trabajaban por turno en aquella asom- brosa obra, y pasaron de siete mil los que murieron rendidos al cansancio y a la enfermedad. Solo la fria crueldad de un despota es capaz de empeñarse en hacer un esfuerzo tan monstruoso. En seguida nuestros viageros fueron presentados al Virey, quien los recibió con mucha afabilidad y con toda la franqueza propia de un militar. Qui- siéronle ofrecer de regalo y como cosa extraña un Kalaidescopo; pero el virey en quanto lo vió, mandó traher otro que él tenia entre sus cu- riosidades, diciéndoles que si aquello era nuevo en Europa, hacia ya mucho. tiempo que ellos lo conocían. Ob- sequiólos convidándolos a comer en su compañía, y habiendo aceptado fué inmediatamente provista la mesa, no por los reposteros de palacio, sino por uno de los muchos que andan por las calles a todas horas, llevando en unas tablas pendientes del cuello varias clases de viandas. Uno de estos proveedores ambulantes suplió lo necesario paraque el Virey obse- quiase a sus huespedes, los quales tuvieron que sufrir también esta vez que el mismo Virey les llevase a la boca los pedazos recien desmenuza- dos sin necesidad de instrumentos cisorios, por el proveedor, que a este oficio reunía también el de maestre sala. Hechos los primeros cumplidos de visitas y presentaciones, se procedió a regular el derecho de puerto o anclage. Este fué muy excesivo, pues tuvieron que pagar 1600 duros por el bergantín, cuyo porte no pasaba de 200 toneladas. Zanjado este punto preliminar, hicieron los Ame- ricanos algunas insinuaciones y dili- gencias para entrar á negociar sobre el cargamento: pero no bien daban a conocer el menor deseo de propor- cionarse algún articulo de comercio, quando repentinamente subia de precio, y lo iban encareciendo los naturales, según veian que los ex- trangeros lo preferían o encontraban dé su gusto. Asi empezaron a abur- rirlos,; y no contentos con valerse de todo género de artificios y villanías para engañarlos y desollarlos desapia- dadamente, llegaron a insultarlos con el mayor descaro, y aun a mal- tratarlos tirándoles piedras y provo- cándolos para cansar su paciencia y envolverlos con este pretexto en al- gún delito, que les ofreciese ocasión de apoderarse de quanto tenían. Desengañados finalmente de la mala fe y de la perfidia con que se veian acosados, tuvieron que abandonar aquella tierra sin haber podido hacer mas que media carga, al cabo de quatro meses de incesantes alter- cados, incomodidades y trabajos.MODAS INGLESAS. EXPLICACION DE LAS ESTAMPAS. TRAGE DE PASEO. Trage cerrado por detras, de glo de Ñapóles, color de lila; cuello medio doblado; cuerpo plegado, y cerrado por detras, con una tira soprepuesta, y botones. Mangas a la gigot, con tres puños, y botones encima. Cintura ancha del genero del trage, con dos lazos por detras. Guarnición de tres rulos, del mismo genero. Papalina de tul, con guarnición angosta. Sombrero de paja de Italia, con ala ancha y abierta; la copa baja con adornos de gasa lisa, y vivos de raso azul. Velo de punto de Bruselas; zapatos y guantes de color de paja; quitasol verde forrado de rosa.TRAGE DE BAILE. Teage de glo de Ñapóles color de rosa; talle largo; cuerpo con bollos de raso blanco; y fajas como el trage. Manga larga, con sobre manga de raso blanco, y fajas color de rosa, y puños de buches de raso blanco. Guar- nición de hechura de delantal, con buches color de rosa, y remates de raso blanco, y la guarnición inferior com- puesta alternativamente de buches color de rosa y hojas blancas; remate de la guarnición, faja color de rosa. Tocado de risos, con moños de cinta azul. Aderezo de perlas, turquesas y oro. Guantes de cabritilla y zapatos de raso blanco. yTrage de Casa .TRAGE DE CASA. Trage de moselina olanada; cuerpo de espalda lisa, y pechera de embutidos de encage, puestos en forma de peto. Manga larga y ancha, con tres embutidos que forman el puño. Guarnición de tres embutidos de un dibujo nuevo y elegante. Cinturon de cinta azul con he- billa de oro. Papalina de gasa, con moños de cinta azul y color de rosa. Pulseras y pendientes de oro, y pañolón de Bareges. Guantes y zapatos de color de junquillo.TRAGE DE TARDE. Tkage de gasa lisa, color de junquillo, sobre un viso de raso blanco; cuerpo liso con seis rulos de raso del color del trage, que terminan en una faja al rededor del pecho, de raso blanco. Manga corta en pabellón, con guarnición de gasa al rededor, y en el centro hojas de raso. Guar- nición de cuatro fajas de raso, color del trage, con hojas de lo mismo en los intervalos. Tocado de risos, con lazos de raso y gasa. Pañoleta de gasa blanca, y color de amatista. Collar, y pendientes de amatista. Guantes de cabritilla, y zapatos de raso blanco.SILLA DE GABINETE. SILLON. SILLA DE ESTRADO. Estos tres muebles manifiestan los progresos que han hecho en Europa las artes de adorno, y el gusto con que se aplican a los obgetos que se emplean en los usos comunes de la vida. El sillón tiene todo el esplendor y magnificencia que requiere un mueble destinado a grandes escenas de lucimiento y brillo, y puede ocupar dignamente la testera de un tribunal supremo, o de un cuerpo legislativo. La silla de estrado corresponde acertadamente a su obgeto, y reúne a la elegancia-de las formas la novedad del dibujo. La silla de gabinete es sencillísima y modesta, y representa uno de los innumerables modelos que se encuentran en los almacenes de muebles de Londres.TABLA DE MATERIAS - s TOMO II. A. ALEMANIA, véase Viages. Noticia de sus universidades, 160; de los Burchem o estudiantes, 161. Alocuciones, véase Discursos. América, véase Hispano-América. Anécdotas, 27, 88 y sig., 120, 181. Apagadores de incendios en Inglaterra, 207. Arabes en España, historia de su domina- ción, 43, 135, 241, 324. Arioldo, es victima del odio clerical, 184. Aritmética Comercial, Catecismo, 354. Arona, descríbese este pueblo y sitio de Italia, 369 Arquitectura, recreaciones sobre este arte, 354. Asociaciones, véase Compañía. Astillero, véase Liorna. Astronomía, Catecismo, 354. Austria, costumbres y gobierno de este imperio, 165. Ayacucho, victoria, y capitulación entre elexercito español y el libertador, 292. B. Banco de Inglaterra, fundación, progresos y estado actual, 76. Barcos de vapor, deseríbeuse los del Tame- si8, 24, 79. Bello Sexo, véase Educación. Beranger, Mr. de, juicio y muestras de sus poesías, 238. Bolívar, el General, su triunfo en el Perú, 199, 292. Tomo II. Borromeo, S. Carlos, noticia de su vida, 370. Bravo, el General D. Nicolás, noticia bio- gráfica, 167- Branswick-Oels, duque de, noticia biográ- fica, 83. Buenos Ayres, su tratado de Comercio con Inglaterra, 279. Burchens, o estudiantes de Alemania, sus- costumbres y método de estudios, 160. C. Cámaras de Francia, véase Parlamento. Canga Arguelles, D. José, véase Hacienda. Capitulación, la del exército español con el libertador del Perú en Ayacucho, 292. Cartas sobre Inglaterra, 35, 201; sobre educación, 61. Cartas sobre España, véase Doblado. Casas de Campo, véase Quintas. Catecismos, noticia de los recien publica- dos, 65, 66, 186,253. Católicos, discúrrese sobre la emancipación de los de Irlanda, 209. Ciego, afectos de uno que recobró la vista, 87. Clavijo, Ruy González, véase Viages. Coalición, la 'del Papa con Fernando VII, contra Hispano-América, 295. Coches de Corréo, véase Malas. Cochinchina, véase Viajes. Colonización, Colonos, véase Hispuno-Amé- rica. Coluna triunfal, véase Moscou). 2 E3ÍX) TABLA DE MATER I AS DEL TOMO II. Compañía Inglesa de las Indias Orientales. Fundación, progreso, estado actual, 176 ¡ de colonización en el Rio de la Plata, 187, 298 ¡ compañías de menestrales en Londres, 208. Conde, (D. José Antonio) véase Historia de los Arabes. Constitución, noticia de algunas de Hispa- no-América : la de Chile, 5, 12; la de México, 101. Cónsules británicos en Hispano-América, residencias, presupuesto de gastos, 187. Cortijo, descríbese uno al gusto ingles, 276, 360. Costumbres Húngaras, Anécdota que las pinta, 26. Costumbres, véase Inglaterra, y Viages. Cruise, el Capitán, véase Viajes y Nueva Zelanda. Cuentos de Duendes y /¡parecidos, noticia de esta obra, 354. Christianismo, Principales fundamentos de su verdad, 309. D. Deepdene, Mansión campestre inglesa ; descríbese, 181. Diorama, noticia del de Londres, 204. Discursos; el del rey de Inglaterra en la apertura del Parlamento, 189; el del rey de Francia al abrir las cámaras, 191 j el del gobierno de Buenos Ayres a la re- presentación nacional, 192; del Vice Presidente de Colombia a la cámara de representantes, 283. Disentidores, véase Sectas Religiosas. Doblado, D. Leucadio, noticia de las cartas escritas baxo este nombre, 301. E. Economía Política, Cateeismo, 354. Economía Domestica, véase Industria rural y doméstica. Educación, cartas sobre la del Bello Sexo, Cl. Elementos de la ciencia de Hacienda, reco- miéndase esta obra para los payses Ame- ricanos, 253. Entomología, véase Insectos. Escritores, ostáculos y si£- Perú, triunfo de los independientes, 199, 292. Pintura, y pintores, en Inglaterra, 205. Plan, preséntase el de un cortijo o casa de labor, 276. Poesía, la Inglesa y la Francesa compara- das, 220. Presupuesto, el de gastos y sueldos de los cónsules británicos en Hispano-Ame- rica, 187. Prusia, su gobierno e instituciones, 163. Puentes, el de Waterloo, 172; el de Crévola, 272. Q- Quintas, plan y repartimiento de estos edificios según el gusto Ingles, 360. R. Ramos Arispe, el Dr. D. Miguel. Noticia biográfica, 355. Religión, su estado en Inglaterra, 35 y sig. Revisión de Obras; varios artículos, 12, 43, 61, 65, 66, 135, 150, 157, 218, 241, 251. Rio de la Plata, establecimiento Ingles en aquel territorio, 188, 298; noticias his- tóricas, &c. de aquellas provincias, 354. Sectas religiosas, diversidad de las de Inglaterra, 39. Simplón, vistas y descripciones del camino de este nombre, 183, 2/0, 272. Sociedad Bíblica, su obgeto y resultados, 36. Sociedades, véase Compañía. Sucre, el general, vence en Ayacucho, y loa españoles capitulan, 199, 292. Suiza, castigo de delinqúentes en aquel pays, 81.TABLA DE MATERIAS DEL TOMO II. 399 T. Tabley House, descripción de esta quinta Inglesa, 78. Tamerlan, relación verdadera de su muerte, 345 (Véase ademas Viajes). Támesis, descripción de este rio, 23. Teatros, véase Opera Italiana. Teología Natural, véase Páley. Tragedia, véase Francia y Franceses. Tratado de Comercio, véase Inglaterra, Buenos Ayres e Hispano-Atnérica. Trentham Hall, quinta Inglesa, descrí- bese, 272. U. Universidades, véase Alemania. Urcullu, D. José, noticia de algunas obras suyas. V. Verso, origen arábigo del castellano, 45. Viages y Viagcros, extractos del de Cla- vijo á la Corte de Tamerlan, 67, 150, 344; Viage por Alemania, 157; noticia de uno a la Nueva Zelanda, 381; de otro a Coelunchina, 387. Victoria, véase Guadalupe Victoria. Viena, véase Austria. Vtllanueva, D. Jayme, artículo necroló- gico, 94. Villanueva, D. Joaquín Lorenzo, noticia de su vida literaria, 353. W. Waterlbo, descríbese el puente de este nombre en Londres, 173. White, el capitán J., su viaje a la Cochin- china, 386. Wilson, Sir Roberto, anécdota, 89. Wimbledon, descríbese el parque y casa de campo de este nombre, 361 FIN DEL TOMO SEGUNDO. LONDRES: IMi'iiESO l'Olt CAKLOS W001>, l'oppin's Court, Flcet Street.REFERENCIAS A LAS LAMINAS. Pag. El General Guadalupe Victoria, Pre- sidente de la Federación Mexi- cana................................ 73 Banco de Inglaterra.................. 76 Tabley house, en Cheshire.......... 77 El Barco de Vapor llamado " Lon- don Engineer," Ingeniero de Londres........................... 79 Columna Triunfal de Moscow, cons- truida con piezas de artillería Francesa.......................... 79 Castigo de Delinqüentes en Suiza... 81 El Duque Brunswick-Oels, muerto en la batalla de Waterloo....... 82 El Exmo. Sr. D. Nicolás Bravo, General Mexicano............... 167 Puente de Waterloo................... 172 Newstead Abbey, Mansión que per- teneció a Lord Byron........... 174 East India House, o Casa de la Com- pañía Inglesa de la India....... 175 Deepdene, Mansión de Thomas Hope, Esq........................ 181 Asientos de Jardin.................... 182 LagoMaggiore—Camino del Simplón 183 Pag, Retrato del Presbytero D. José María Morelos y Pavón........ 265 Isola Bella, vista por la parte del Mediodía mas inmediata a la Playa............................. 270 Puente de Crevola, Camino del Sim- plón................................ 272 Trenthara Hall, Mansión del Mar- ques de Stafford.................. 272 Guildhall, o Casa de Ayuntamiento de la Ciudad de Londres....... 273 Cortijo, o Casa de Labor y Habita- ción Campestre.................. 276 Paysano Suizo.......................... 278 Retrato del Dr. D. Miguel Ramos Arispe............................. 355 Plan de una Casa de Campo......... 358 Parque de Wimbleton, Casa de Campo del Conde Spencer..... 361 Teatro de la Opera Italiana de Lon- dres.».............................. 362 Hospital de Locos de S. Lucas...... 366 Vista de Arona......................... 369 Vista de Isola Bella desde Stressa... 372 Nota. Las laminas y descripciones de las modas deben colocarse al fin del volumen, cada descripción enfrente de la lamina que Je corresponde, pues ni una» ni otras están numeradas. pkipf