MEMORIA QUE EN CUMPLIMIENTO DEL ARTICULO 120. DE LA CONSTITUCION FEDERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Leyó el Secretario de Estado y del Despacho univer- sal de Jmticia y negocios eclesiásticos, en la Cámara de Senadores el ilia 5. y en la de Diputados el 7> de Enero de 1825. sobre los ramos del Minis~ terio de su cargo. MEXICO 1825. Imprenta del Supremo Gobierno de los Estados Unidot Mexicanos, en Palacio.3 JL engo el honor de comparecer ontela asam- blea augusta de los representantes del pue- blo en obedecimiento de una ley constitu- cional, y creo habré cumplido con mi deber si acierto á dar cuenta esacta en lo posible del estado que tiene en sí la secretaria, y de los negociados é incidentes que por ella corren y se administran. Ksta especie tle tra- bajo, Señor, no es suseptible de un brillante colorido, y aun se haría ridiculo el que in- tentara esmerarse en esta parte: la ingenui- dad que debe ser su principal requisito es- cluye todo adorno, y á manera de aquellas estatuas célebres cuyo mérito desaparece en- vistiéndolas, así en esta clase de escritos la suma de la perfección consiste en la franque- za, en la simplicidad y desnudez; pero por lo que respecta á esta última cualidad es sensible que no pueda presentarse esta obra en integridad perfecta: la federación inducien- do otro orden en la administración pública, todos sus ramos han tomado un nuevo giro, é Ínterin no se tenga el cúmulo de noti- cias necesarias para redondear este trabajo, el ministerio solo podrá presentarlo desmem- brado ó en punto de imperfección.SECRETARIA. Y entrando en materia, por lo que hace á la secretaria, se sigue observando el mismo sistema de ahorro como podrá cualquiera cer- tificarse del estado adjunto de sus gastos; tam- bién como los negociados que le correspon- den no han estado del todo espeditos, se ha tomado el arbitrio de non brar para otros des- tinos á oficiales que al mismo tiempo teni¡ n aptitud para desempeñarlos, de lo que resul- ta por supuesto una nueva economía. Por otra parte no ha habido retardo sensible en el despacho de los espedientes, y si así se ha verificado en uno ú otro, ha sido por la na- turaleza del asunto que ha demandado mul- tiplicar los tramites, y por lo domas en cuan- to al modo y otros accesorios se ha hecho sentir á los ciudadanos que estamos en tiem- pos de una justa libertad, y. que la secreta- ría es una oficina destinada al servicio publi- co, con desinterés, sin acepción de personas,, sin derechos, gratificación, ni propinas. • JUSTICIA. Viniendo ahora al negociado de jus- ticia, adoptado y e-tab!ec¡do entie nosotros el régimen federal, y oeupudos los estados en constituirse y arreglar su administración, por lo que respecta íi la secretaría qne presi- do no puede darse por ahora el debido lle- no al artículo 120. de la constitución gene- ral; para hacerlo cumplidamente, será indis-pensable que cada uno de los estados remita oportunamente al gobierno un detalle de las modificaciones que cada uno hubiese hecho en la organización judicial y sus resultados, á fin de que reunido todo como en un gran cuadro, pueda de un golpe de vista juzgarse dé las ventajas ó desventajas, y adoptarse lo mas conducente y menos gravoso para convenien- cia y bien estar de los ciudadanos. Pero ya que esto no pueda verificarse por ahora, y que por lo mismo no sea posible presen- tar datos suficientes para formar idea esacta del estado que tiene actualmente entre noso- tros la administración de justicia, lo único á que puede estendersc el gobierno, es á re- ferir sencillamente algunos hechos, que ser- virán por lo menos para no dejar en total descubierto el artículo de nuestra constitución en cata parte. La justicia se administra entre nosotros en primera instancia por jueces legos, ó por letrados en las cabeceras de partido, prece- diendo á la demanda civil ó sobre injurias un acto para intentar conciliación, práctica que evita males de consecuencia, y que si se ve- rificase con el debido esmero, sería de utili- dad imcomparablemente mayor. En los pue- blos de estencion corta donde la ignorancia tiene su asiento, y donde las etiquetas, riva- lidades y pasiones son violentísimas, girando todo sobre elementos tan poco favorables, no es estraño que no sea frecuentemente la jus- ticia la que decida en demandas y pleitos; pero este es un mil irremediable p)¡- ahora y que solo podrá disminuir en lo sucesivo el6 progreso de la civilización. Por lo que hace á los partidos, pocos son los que tienen jue- ces letrados, ya por que en lo general no al- canzan sus fondos para dotarlos competente- mente, ya por que la diversidad de tempe- raturas y sobre todo la de las tierras calien- tes hace retraer á los letrados, la mayor par- te de ellos nacidos ó educados en los paises templados del centro, únicos donde se han proporcionado hasta ahora ausilios para ha- bilitarse en esta carrera; a«i es que ha mas de un año que está vacante uno de estos par- tidos de la primera importancia, y en que el juez puede subsistir con mucho desahogo y conveniencia, Y viniendo á otro punto, el gobierno habia deseado que se diese mas estencion al conocimiento del jurado: habiase aplicado ya para juzgar sobre eccesos de libertad de imprenta; pero ya sea por lo delicado, sutil y aun metafisico por decirlo así de los pun- tos que caben en este orden, ya sea por que los hechos que se ecsaminan versándose en lo común sobre opiniones políticas, no llevan consigo una odiosidad universal, lo cierto es que se han de pasar algunos dias antes de que pueda acreditarse entre nosotros su acción, sobre ocurrencias dimanadas de la libertad de imprenta. La práctica del jurado se ha adopta- do también en una y otra cámara para decidir en ciertos casos; pero como todavia no hay vin número suficiente de hechos para hacer ensayos como corresponde, nos hallamos en lps mismos términos, y siempre han de ser7 raros los ejemplares que se ofrezcan. Estaba pues reservado al muy honorable- congreso del estado de la Puebla, dar un golpe ma- gistral sobre este punto, pues que ha adopta- do la práctica del jurado para el asesinato y robo, circulando al mismo tiempo un ma- nual de procedimientos, para poderse dirigir con tino y uniformidad en los casos que se presenten; su aplicación como todas las nue- vas instituciones ofrecerá al principio dificul- tades al parecer insuperables, pero es rega- tar que un congreso tan ilustrado y benelicio- so no se arredre con los obstáculos, recor- dando que al desengaño y reconocimiento de los remedios de gerarquía como tales, ha pre- cedido en lo general una fuerte contradicción y descrédito. Seria lamentable, no hay duda, ceder al mal écsito de los primeros ensayos, asi como faltarian voces para celebrar un buen suceso en esta parte, por las incalculables ventajas que ofrece á la pronta administra- ción de justicia sin perjuicio de la inocencia, de la seguridad y fortunas de los ciudada- nos; en efecto, el gobierno se habia penetra- do de que este era el único remedio eficaz para estirpar en \o posible el asesinato y el robo pues que en el estado de nuestra legis- lación, y siguiendo los pasos y fórmulas que se observan resulta, que ó los crímenes quedan del todo impunes, ó que el castigo llega á ser tan importuno y tardío, que no produce ya efecto saludable, y aun pudiera justamente Mamarse un asesinato legal. Aquí viene muy apropósito el acabar de desvanecer una prevención desfavorable, /s que puede haber cundido hasta otros paisesj con detrimento grave de nuestra reputación; se ha verilicado en efecto algún robo ó ase* sinato en bienes y personas de estrangeros; hechos, que ecsagerados aqui por la voz de sus compatriotas, ó haciendo trascender su opinión por medio de cartas, habrán hecho creer en Europa que estamos plagados de esta clase de monstruos de un estremo á otro de la federación; pero nada hay menos con- forme á la verdad: es cierto que en uno ú otro estado de nuestro territorio cuyas capita- les son populosas, y donde concurren un con- junto particular de circunstancias, agregándo- se la del pésimo estado de nuestra legislación, y con el aliciente de la impunidad, llegó alia en dias pasados á sistemarse el robo, en términos de asaltar en los caminos gruesas bandas, dispersándose en el acto de hacer la presa sin dejar siquiera rastro para ser per- seguidos; pero podemos asegurar que el mal se ha remediado en la mayor parte y que esto solo se verificó en uno ú otro punto, pues por lo que respecta á los demás estados se transita comunmente sin peligro, y llevando por decirlo asi el oro en las manos: que ce- sen pues de calumniarnos en esta parte, y sobre todo, los estrangeros que se han inter* nado en el territorio de la federación podrán decir, si hay muchos estados en Europa que ofrezcan mayor seguridad en los caminos que la nación mexicana recientemente constituida, sin ministerio de policia, y acabando de salir de una guerra desoladora. Pero volviendo á la administración de9 justicia, por lo que hace al trámite de segunda instancia, con solo dar una ojeada sobre nues- tra carta geográfica se viene en conocimiento de cuan mezquina é insuficiente se hallaba en «sta parte, pues que con solo dos audiencias se pre- tendía satisfacer á todos los negocios proceden- tes de un inmenso territorio.- en el dia en algu- nos de los estados se han establecido esta clase de tribunales montándolos según la planta de las antiguas audiencias, y solo en uno de ellos se ha organizado de un modo particular, compo- ni éndolo de un solo juez letrado asociado de dos conjueces: el tiempo dirá el resultado que pueda tener esta última especie de institución, y siem- pre será de desear que se verifique á su favor, por la economía que ofrece, y que viene á ser como un lazo de federación, la que estará siem- pre rozando y luyendo la suma ecsesiva de gastos. Tenemos además el que se ha proce- dido últimamente á nombrar los individuos que deben componer la suprema corte de jus- ticia, de manera que disfrutamos ya de la incalculable ventaja de ver instalados los tres poderes supremos; pero en cuanto á tribu- nales de primera y segunda instancia pertene- cientes á la federación y á los territorios, está todo por organizar, y el gobierno no puede menos de recomendar á la cámara en los tér- minos mas eficaces, el que á la mayor breve- dad se instituyan y establezcan. Hasta ahora en la ciudad y distrito fe- deral el gobierno entiende solo en lo guber- nativo y económico, pero si llega el caso de que llegue á tener una inspección mas directaÍO é inmediata sobre lo demás, tal vez será el momento oportuno de ensayar con buen ¿caito el jurado por el mayor número de facilidades y recursos que aquí se proporcionan y con- centran. Pero vengamos á otro punto en que se interesa muy particularmente la humanidad y la filosofía. Hay mucha probabilidad de que cuanto antes tendremos una cárcel siquiera cual conviene á la dignidad de la república: en efecto, se tienen esperanzas muy fundadas de que se proporcione comodísimamente el caudal necesario para restablecer y ampliar el edificio de la Acordada, que es el mas pro- porcionado al intento, y el gobierno siente ya un placer inefable al figurarse que no está lejos el dia en que veamos una prisión decente, espaciosa y ventilada, con los convenientes se- paros según la calidad de los delitos, con tálleres que sin gravamen del público propor- cionen á los detenidos una subsistencia cómoda, con un jardin en que puedan esplayarse y aprender algunas prácticas de jardinería, y á cargo lo económico de una sociedad protec- tora, cuyo contacto, temple y suavice la fero- cidad de los delincuentes, y que embalsame y cure las heridas que sin poderse remediar recibe á veces la virtud en estas tristes man- siones ¡ loor y gloria eterna á los beneméritos ciudadanos que agitados de un impulso celes- tial, se afanen y tomen interés porque triunfe la inocencia detenida á ocasiones en estas horribles moradas, ó porque se mejoren, civi- lisen, vivan cómodamente en lo que cabe, y11 espien conformes sus crímenes, los verdaderos malhechores! Concluyámos ja lo relativo al ramo de justicia fijándonos por un momento en una ocurrencia digna de toda consideración. Motivos que yacen oficialmente en la obscuridad del secreto, pero muy fáciles de adivinar para los que teniendo el ojo listo sobre la salud de la patria, advierten los peligros que ha corrido á veces el orden público por impulso interior, y lo amenazada que ha estado y está nues- tra independencia por gestiones esteriores, pro- vocaron la ley sancionada en la sesión estraor- dinana del 23 de diciembre, y que no ha de- jado de producir una fuerte impresión en al- gunos ciudadanos; pero sea lo que fuere de esto, conviene hacer alto, en que después de publicada la Constitucioa nunca ha hecho uso el Poder Ejecutivo de la ley mucho mas ter- rible y estrepitosa de 27 de enero de este año, no obstante de que en el hecho mismo de haberse mandado pasar á una comisión la proposición hecha sobre el cese de aquellas facultades estraordinarias, se creía autorizado para continuar en su ejercicio cuando le con- viniese. Hecha esta observación que no deja de ser de importancia, pasemos al otro ramo principal que el reglamento atribuye á la se- cretaria de mi cargo. NEGOCIOS ECLESIASTICOS. Estos, que como tuve el honor de es-12 poner el año pasado estaban del todo para- lizados, por no habernos puesto en contacto con el gefe universal de la Iglesia, se hadan sobre poco mas ó menos en el mismo esta- do; pero habiéndose promovido con .la debi- da actividad y constancia un asunto de inte- rés tan principal, dentro de puco quedará espedito por nuestra parte este ramo. Así es que está ya nombrado el Ministro que debe representarnos religiosamente en Roma, con los oficiales y dependientes que corresponden á esla legación: remitióse también oportuna- mente al Soberano Congreso, á quien compe- te formar las instrucciones sobre la materia, el espediente compuesto de lo actuado por los procuradores de nuestros obispos, de las peticiones espresas de estos sobre concesio- nes indispensables para la mejor admistracion de su respectiva diósesis: se remitió ademas un índice formado en la secretaría para faci- litar el manejo de este espediente volumino- so y complicado, y se agregaton también las bases ó capítulos en que se habia fijado el gobierno, y que creía debían tenerse presen- tes á fin de proveer y subvenir llena y cum- plidamente á todo lo que hemos menester en el orden eclesiástico; presentó en fin su pa- recer la comisión, y llegado el caso de que se discuta y sancionen las instrucciones, con- cluido por parte del poder legislativo esto asunto, el gobierno hará que la legación mar- che cuanto antes á desempeñar sus funciones. Entre tanto es de esperar que este pro- cedimiento y gestión del pueblo mexicano, tan conforme al artículo 3. ° de su constitución, y13 dirigida no á un soberano de Europa para que reconozca en lo civil su independencia, sino á la cabeza de la Iglesia para que en este orden acuda á sus necesidades, será acogida y despachada favorablemente, sin que puedan servir de obstáculo, consideraciones y miras políticas y terrenales, pues que de lo con- trario sería como querer sancionar que la re- ligión está esencialmente indentificada con la esclavitud, absurdo y sentimiento del todo in- compatible con la previsión, benevolencia, y solicitud paternal del gefe de los fieles. En fin sea cual fuere el resultado de esta misión, á lo menos habremos hecho ver á todo el or- be católico, que nuestro pueblo ha hecho lo posible por ser consiguiente, y llenar en esta parte lo que le cumple. Pasando ahora á otro punto, el gobier- no tiene la indecible satifacion de recomen- dar al Soberano Congreso la prudencia, gra- bedad y evangélico desinterés de los muy re- verendos prelados de la iglesia mexicana, que reconociendo los limites que circuyen su ór- bita, han jurado solemnemente, tui restricción ni tropieso,'la constitución federal. Tan ilustra- do y circunspecto proceder será siempre una censura severa, ó por mejor decir, la repro- bación mas cumplida de la conducta del ar- zobispo de México, que habiendo abandonado desde febrero del año de 23. sus ovejas por motivos puramente políticos, aunque con preles- to de regresar dentro del te:;:nino que pres- criben los cánones, ó de irse á presentar en persona á la cabeza de la iglesia, se dirijió y subsiste entre nuestros enemigos, incomu—14 nicado con su grey, y faltando á todas sus se- guridades y promesas; tan estraño procedí--* miento parece que debe llamar la atención del Soberano Congreso y entre tanto, el gobierno absteniéndose de proceder íi una orden po- sitiva de secuestro, ha mandado se le suspendan las mesadas que no tiene derecho á percibir ínterin resida en un país cuyo gobierno está continuamente maquinando contra nuestra li- bertad é independencia. A esta ocurrencia desagrable se agrega la del quebranto que se ha sufrido recientemente con la perdida del muy ilustre Sr. D. Juan de Ruiz y Cabanas, obispo que era de la iglesia de Jalisco, y que acaba de fallecer colmado de años y mere- cimientos; la conducta de este prelado na- cido en la península, pero que supo mane- jarse con prudencia y tino singular en núes* tras tran6Ísiones políticas, reclama nuestra gra- titud, y le dan derecho para ocupar un lu- gar muy distingido en la memoria y estima- ción de los mexicanos. Ahora, atendida la razón compuesta que resulta de nuestra población y tamaño de territorio, cualquiera se convencerá de que es muy corto el número de sillas epis- copales que tenemos en la federación; y có- mo por lo común los obispos son elevados á este grado en edad adelantada, á que se agrega que las diócesis son muy vastas, y que tendidas las principales de uno á otro mar, abrazan terrenos fragosos y de temperaturas mal sanas para los nacidos en paises fres- cos, de todo resulta que la administración no se desempeña en lo absoluto como debia; asi18 es, que rarísima vez ha sido visitada una ú otra diócesis, ni este mal tiene otro remedio que el de estrechar y multiplicar esta clase de círculos, y para ello lo mas conveniente será el establecimiento de ausiliares con deter- minado territorio, pues el estado de la masa decimal no permite la institución de nuevos obispados, con cabildo, seminario y demás ac- cesorios. Entre tanto los puntos que mas recla- man este ausilio son, el Nuevo México, Tejas y Californias. En el primero, situado á senle- nares de leguas de Durango donde reside el obispo, formando como una isla en la parte de nuestro continente, y teniendo por lo mis- mo que enlazarse los parientes unos con otros, se ha verificado á v eces quedar los pretendien tes arruinados con los gastos de viaje y dispensas matrimoniales; por lo mismo se ha escitado al muy reverendo obispo de Duran- go á fin de que ponga alli un vicario, y otros dos en el Paso del norte y Chihuahua, y el gobierno Ínterin no pueda proporcionar á aque- llos dignos mexicanos mejores recursos, no le- vantará la mano de este asunto hasta no con- seguirlo. Por lo que hace á Tejas el venerable cabildo gobernador de la iglesia de Monter- rey á cuya diócesis pertenece, ha socorrido ya con un vicario, y por lo que respecta á Californias, siendo muy escasa la renta asig- nada al obispo de Sonora, en cuya jurisdic- ción está situado aquel territorio, será menes- ter apelar á la masa de los diezmos, que pro- duce ya lo necesario para este y otros gas- tos esenciales.16 Los cnbiklos se hallan muy diminutos por las vacantes, y aun según su erección, en las catedrales mas ricas y completas el nú- mero de plazas de todas gerarquias no ha pasado de veinte y siete: de aquí resultó que en tiempo de una grande opulencia disfruta- sen los capitulares de renta pingue; pero las cosas se han modificado considerablemente en esta parte, y esceptuando una ú otra iglesia que ha tenido medros en nuestros dias, en las demás ya sea por el destrozo de la guerra to- bre la agricultura, ya sea por causas morales que han iníluido en la rebaja de estos fondos, lo cierto es que se han disminuido ha; ta des- cender á un punto increíble, y los medios ra- cioneros de una catedral de tanta Hombradía como la de México, apenas han recibido el año posado setecientos pesos. [*] £1 gobierno insiste en el deseo de que cuando llegue el caso de proveerse el núme- ro de estos beneficios que deba quedar, se verifique por rigorosa oposición, convinando los ejercicios en términos que no queden cs- cluidos aquellos párrocos beneméritos, que sin [*] Aunque en un documento oficial se dice, que al dignidad ü. Pedro de la Cortina, le toca- ron en el año de 1823. ocho mil ciento noventa y cuatro pesos, esta suma no debe entenderse por ren- ta prive/iva de cqiul año, tino la cantidad que hasta crUdiicrs cesislía en lo absoluto de su perte- nencia, y consta que en el repartimiento de este año de |}¿24. la pnrdon que ka locado á esta digni- dad ¿s ds dos mil quiñis;.tes catorce pesos,17 haber seguido carrera de universidad, han pres- tado á la pátria el incomparable servicio de' civilizar á los hombres, y proveer á sus ne- cesidades en los climas ardorosos y penosísi- mos de las costas; este medio de oposición no es del todo inaccesible á la intriga, poro es preciso reconocer que aunque por el no re- cae siempre la elección sobre el mas bene- mérito, á lo menos presenta la inapreciable ventaja de escluir á los que son positiva y no- toriamente indignos: de este modo los cabildos compuestos de hombres instruidos y de buena conducta, se hallarían en estado de servir de consejo á los obispos, los jóvenes eclesiásticos se sentirían escitados á estudiar y proceder bien, seguros de la recompensa, ademas sería muy interesante en lo moral tener á la vista una corporación en que siempre resultase aten- dido y remunerado el mérito, y sobre todo este método popular, por decirlo asi de pro- ceder, es el mas análogo y conforme á las ins- tituciones que nos rigen. Novísimamente algunos hechos ocurridos en uno ú otro estado, y el tenor de algunas providencias suceptibles de aclaración, alar- maron por un momento á los cabddos; pero restablecióse inmediatamente la confianza, y en el dia cuentan con la triple garantía de la facultad 12.a del artículo 51). de la constitu- ción, de la ley de 18. de diciembre, y de la previcion, sensatez y benevolencia de los con- gresos particulares. Aunque los cabildos entre nosotros han cargado en algunas épocas y puntos con la odiosidad que proviene de la imposición de . 318 a decima, lo cierto es, que la mayor parte de lo que se colecta no entra en sus arcas, y pa- ra certificarse basta recordar la distribución que se hace en los términos siguientes. De toda la masa se deduce un noveno para el es- tado, y de la cantidad que queda, una cuarta se aplica al obispo y otra á la mesa capitular; la otra mitad se divide en nueve novenos; dos al estado, uno y medio á la fabrica, uno y medio á los hospitales, y los cuatro restantes son hene- ficiales, que hasta ahora se han Aplicado á la mesa capitular; ademas, las vacantes mayores y menores tocan al gobierno, de manera que en México, por ejemplo, recibe hoy el estado de la masa decimal un noveno de toda ella, mas dos novenos de la mitad del residuo, mas lo que corresponde á dos dignidades, á cuatro ca- li jgías á tres raciones, y a una media que se hallan vacantes: entre tanto la cuarta episco- pal está gravada con fuertes pensiones, y á la cuarta capitular deben rebajarse ciertos gas- tos domésticos por decirlo así, la pensión con- ciliar con que contribuye para subsistencia del seminario, y ademas, una parte que vá subs- trayendo para ir pagando las sumas con que ha contribuido para aucsiliar en distintas épo» cas á los gobiernos. El recitado de estos he- chos sin comentario ni amplificación, basta pa- ra que las cosas se vean en su verdadero pun- to de vista. Esto no quita el reconocer que en el sistema de cobranza decimal y en los efectos á que se estiende, hay en algunos obis- pados vicios y desordenes que reclaman una pronta providencia; pero el gobierno tiene da- tos para esperar que lejos de oponerse los ca-19 bildos á estas reformas cooperarán eficazmen- te á que se verifiquen; lo único que parece ec- sigen e«, que se cuente con su intervención, y m muy recular que sobre estos puntos se pon» gan de acuerda ambas autoridades, una vez que una y otra tienen interés en estos fo ndos que van decayendo en parte jor cierta clase de abusos que llegan en algunos puntos hasta el término de ridiculizarla. Cuando la cuota decimal bastaba su- perabundantemente á todo, pudieron formarse en algunas ricas catedrales unos depósitos con el nombre de cofres verdaderos bancos para fomento de la agricultura, y de que también HB estraian capitales para promover la indus- tria; pero ya hace tiempo que desaparecieron tan beneficiosos establecimientos: los primeros ataques los recibieron de la inconsiderada ra- pacidad de la que entonces se llamaba me- trópoli, y después las cosas se han ido po- niendo en términos que debe ya renunciar- se ú la idea de su renovación y resta- blecimiento. También las capellanías, obras pías y en general todas las imposiciones ó cau- dal eclesiástico sufrió en tiempo del gobierno español un terrible ataque ó por mejor decir un verdadero taqueo, con la malhadada con- solidación; quedaron sin congrua una porción de eclesiásticos; sin vida las fundaciones de beneficencia: deshizose el fondo destinado á la ilustración do la juventud eclesiástica, y emigraron á la península, mas para enrrique- éer fi algunos particulares, que para consoli- da! la deuda pública, algunos millones de nues- tra propia circulación. De r.ste mismo fondo20 disminuido de capellanías, estaba pasando á la península una porción notable de sus réditos, áque el espíritu de provincialismo ultramarino había dado esta destinación; uno de los bienes que hah resultado á nuestro estado eclesiásti- co de la independencia es, que en lo succe- sivo disfrutarán los nacidos en el pais délos beneficios que antes se aplicaban á los fami- liares europeos de los obispos, ó á los parien- tes y paniaguados de sus protectores, enrique- ciéndolos en cuanto estaba de su parte, Ínte- rin se veian condenados á la escasez 6 men- dicidad, nombres de un mérito consumado en- tre nuestros compatriotas; por esto y espe- rando que se dé una providencia decisiva so- bre el particular, el gobierno ha tomado la de hacer suspender la remisión de estos réditos á la península. Por lo que respecta á los párrocos, la suavidad de temperatura, la llanura de la su- perficie, la vecindad á los lugares mas popu- losos, y la querencia por decirlo asi, hacia los lugares donde se han educado los seminaris- tas, hacen que en el centro de nuestra gran cordillera se acumulen los eclesiásticos, y por consiguiente que las parroquias estén bien asis- tidas; pero no sucede asi en lo interior de nuestro territorio, en las pendientes, y sobre todo en las costas en lo general calientes y enfermisas p;»ra los que no han nacido en ellas, de manera que es necesario que los Estados de acuerdo con la autoridad eclesiástica re- medien este mal, para lo que, como se verá después, no faltan arbitrios. En lo general el número de eclesiúti-21 eos se ha disminuido notablemente, como puede colegirse del número de educandos en los eo- ! o mismos de la ciudad federal; la guerra, ar- ruinando las fortunas, invirtiendo el curso y asiento del giro y negociaciones de los par- ticulares, trastornando sus miras y proyectos.- y ademas la falta de fondos piadosos destina- dos á la educrcion, no han sido las solas causas que han imíluido en rebajar el número de los eclesiásticos; hay otra indentificada con nues- tra gloria, pues que ha sido el resultado de nuestra independencia y libertad; en efecto, antes de ella no tenian puede decirse mas sa- lida los nacidos en este pais que la de curas ó abogados, en el dia se han franqueado todas las carreras á la juventud mexicana, de mane- ra que no será temeridad el decir que se hallan f-mpleados en la milicia, rentas y di- plomacia, los que en el orden común hubie- ran tenido que dedicarse al ministerio del altar, ó á perorar en los estrados. Aquí viene con oportunidad el dar una ojeada sobre nuestro sistema de educación eclesiástica: no conocemos mas casas de es\a clase que los seminarios que ecsisten en las capitales de los obispados, y estas merecen reibrmarse en cuanto al régimen interior, y en cuanto á la enseñanza, á la que debe dár- sele mayor estencion; asi en esta parte cree el gobierno que lo mas conveniente seria es- tablecer en lo interior y en las costas algu- nas casas, donde se enseñase lo muy preciso é indispensable para la administración de los sacramentos, con lo que se surtiría á las par- roquias, y en ello ganaria también la civili-.22 sacion; pero que al mismo tiempo deben ecsis- tir en las capitales I03 seminarios, ampliando el plan de sus estudios y montando de dis- tinto modo lo domestico, á fin de que llegado el caso puedan presentarse los seminaristas no solo con un fondo de saber cual conviene, si- no también con todas las ventajas que da á los bombres el aparato de cortesanía y urba- nidad. Los eclesiásticos están destinados para ser los doctores de la ley, deben pues saberla y poseer los talentos necesarios para persua- dirla cuando convenga: ademas hubo tiempo en que los eclesiásticos mexicanos estuvieron con- donados á hacer un paoel muy obscuro y pa- sivo: vinieron los dias do independencia y li- bertad, se ha cambiado la esccr.a: de' entre olios se elegirán en lo succesivo los prelados de nuestras iglesias, ellos compondrán exclu- sivamente los cabildos, ellos figurarán en todos loe puestos deviso do su carrera,su voz se oirá en las asamblea* augustas de nuestro pueblo, y en consorsio de los ciudadanos de mas Hom- bradía tendrá que intervenir en su suerte y destino. Esta es una razón muy poderosa para que los obispos en unión de las personas que designa el concilio deTrenlo, proporcionen una educación esmerada y perfecta en lo posible, a fin de tener y conservar una porción sobresa- liente por su saber y cualidades en el estado eclesiástico. En cuanto á regulares, el gobierno pe- netrado del valor intrínseco de las cosas, ene- migo capital de las reformas dislocadas 6 irriT portunas, y del espíritu do despotismo que siem- pre las dirige ó acomprña, convencido de S. 23 que estas corporaciones á mas del ausilio que prestan en lo espiritual, apreciándolas como es justo, pueden cooperar de un modo efi- casisimo á la consolidación de nuestra li- bertad é independencia, se ha limitado en esta parte á procurar que vivan segun su instituto y con regularidad. Era presiso ade- mas romper los lazos de subordinación que los mantenían ligados á la península: pasóse una orden sobre el particular para que se pusie- sen en estado de independencia: y novísima- mente los prelados provinciales de San Fran- cisco y Santo Domingo de México ban pre- Benl ido un breve, que se pasó al Soberano Congreso, en que se les faculta para nombrar vicarios. El gobierno recomienda este asunto á la cámara como de la primera importancia y de interés muy trascendental, y al mismo tiempo celebra esta ocurrencia que anuncia que las comunidades religiosas no están por que vuelvan á aherrojarnos nuestros antiguos dominadores. En fin, celoso el gobierno del buen nom- bre y esplendor de los institutos religiosos que ecsisten en la república, deseando disminuir las ocasiones de corrupción, estravio y aun es- cándalo que pudieran causar en sus alumnos la ignorancia y la ociosidad, queriendo que se proporcionen como es debido para las au- gustas y sagradas funciones que han de ejer- cer en el orden religioso respecto de sus con- ciudadanos, y lineando muy particularmente en que se aumente su opinión con las creces que lleva consigo la inocencia de la vida y el saber, ha circulado uua orden á todas las•21 corporaciones de regulares par.i que presente cada una un plan de estudios que habida con- sideración á su instituto, abrazo con la esten- sion posible las ciencias eclesiásticas y las leyes patrias, cimentándolo todo sobre el es- tudio de las humanidades, de las ciencias esac- tas y de una buena filosofía; esta providencia se ha tomado recientemente, y como además de otros estímulos que obran en la m iteria, es- tá identificada con la conveniencia y utilidad de los mismos institutos religiosos, el gobier- no espera que cooperarán de un modo muy eficaz para logro de sus miras. Los monasterios de religiosas en cuan- to á rentas han sido también la víctima de la consolidación, y de algunos de sus admi- nistradores: el gobierno ha seguido igualmen- te la macsima saludable de no intentar refor- mas en esta clase de establecimientos, que . solo ecsisten en la ciudad federal y en una ú otra de las mas populosas. .Aqui quisiera el gobierno presentar una , estadistica completa del estado eclesiástico, sus rentas y demás que conviene saber, pa- ra que a-una simple ojeada pudiera cualquie- ra imponerse del punto en que se halla, y de como sé admitnistra entre nosotros este nego- ciado; pero no ha sido posible el verificarlo, y los adjuntos estado? convencen de que la secretaría no se ha descuidado en este pun- to: es regular que cuando el ministro de ne- gocios eclesiásticos tenga el honor de presen- tarse otra vez á las cámaras para cumplir con este deber constitucional, satisfaga plení- feimamente en esta parte; pero entretanto lo25 dicho y las computaciones que se presentan, bastan para formar Bti juicio aprocsimado. En resumen, resulta de Jo espuesto, (pie la administración de justicia por lo que ha- ce á tribunales de primera instancia, en lo general no se halla en el mejor estado en- tre nosotros, y que si á consecuencia de la federación se han multiplicado los de segun- da instancia, algunos de estos se hallan en términos qué puede ser gravosa su institución por lo escecivo de los gastos; resulta igual- mente que los tribunales inferiores y superio- res de la federación y territorios no ecsisten, y que el úni< o progreso sensible que se ha hecho en la materia, es la tentativa sobre la aplicación del jurado á crímenes atroces, la de reducir al mínimo posible el número de jue- ces en un tribunal superior; y el haberse nom- brado los individuos que deben componer la corte suprema de justicia, con lo que tendrer inos ya ecsistentes y en acción los tres su- premos poderes def estado; resulta también la esperanza consolatoria para la humanidad d« una cárcel cual conviene al bien eBtar mo- ral y físico de los malhechores, que á pesar de cualidad tan odiosa no por eso dejan ¿le ser hombres; y resulta en fin, lo que es glo- riosísimo para el gobierno de la república y que hace resaltar su carácter de dulzura y moderación, el que hallándose autorizado con facultades eminentemente estraordinarias, nun- ca ha querido hacer sentir este eeseso de po- der después de publicada Ja constitución, de manera que si llega el caso de apelar al ar- bitrio que la última ley sobre la materia le 4«S concede, será áma9 no poder, y cuando lo ecsija imperiosamente el sostén del orden pú- blico, y la conservación de k libertad é inde- pendencia de la patria. Hemos adelantado al mismo tiempo por lo que respecta á negocios eclesiásticos, el ha- berse presentado las instrucciones y estár pron- ta la legación para comunicarnos con el gefe de la iglesia, de lo que debe al fin resultar ó un concordato, ó á lo ménos convencer al orbe todo, de que la nación mexicana consi- guiente á su constitución y sistema religioso,, ha hecho lo posible por cumplir en esta parte;: tenemos ademas la ventaja de qu e eeepto uh< obispo que ha abandonado su grey por motivos políticos, los demás ecistados por un desinterés^ verdaderamente evangélico no han puesto obs- táculo á nuestras instituciones políticas, á que se agrega la esperanza bien fundada de que el clero secular y regular jamás hará oposición á aquellas reformas saludables, que reclama ejecutivamente el espíritu benéfico y conser- vador de justicia, discreción, benevolencia y religiosidad; pero al mismo tiempo es precia so reconocer que nuestro territorio no está, suficientemente partido en cuanto á sedea episcopales, que la organización de los ca- bildos no es la mejor, que en la administra^ cion parroquial resulta un gran vacio que de* be indispensablemente llenarse, y que la edu- cación de los seminarios consiliares y casas religiosas, atendidos principalmente los desti* nos á que el clero secular es llamado novisi* mámente, aparece en un estado de impferfec- cionr insuficiencia y mezquindad*27 Ni el ufití ni el otro cuadro son muy lisongcros y satisfactorios, pues que es nías hi n el recitado de lo que nos falta, que la esposicion de lo que tenemos; pero tal es la condición de los gobiernos representativos, te- ner que ponerle completamente desnudos, para que todos observen la robustez ó debilidad de sus músculos, y la integridad ó defectos de sus miembros y de sus formas; mas si lle- gase el caso de sujetar á la misma dura prue- ba á las demás sociedades que boy ecsisten tal vez no tedriamos muchos motivos para creernos inferiores y avergonzarnos. Es pues, visto, que no han sido grandes nuestros pro- gresos en la carrera de la felicidad publica; pero es visto también, que no hemos tenido tiempo paragrangear terreno en esta parier- en octubre de este año se publicó la cons- titución ¿será justo pues y conforme al sentido común, el ecsijirnos á esta hora reformas, ade- lantamientos y mejoras considerables? ¿Haj acaso algún pueblo sobre la tierra que se haya constituido »y. tomado un curso reposado y se- guro súbitamente? Lo cierto es, que nuestra libertad es obra de nuestras manos, lo cierto es que la independencia no se debe á la casualidad, y el poder que ha sido necesario- para obrar prodigios tan memorables y famo- sos, basta paralo que nos resta que hacer, y para conducirnos si queremos marchar de buena íee y reunidos, al colmo del engran- decimiento de la gloria, y felicidad. Ni entra en nuestros planes el ingerir- nos en el gobierno de los otros pueblos;pero si queremos que se respete el que nos demos,.m y que se no» ¿fje gczar del bien no como otros lo aprenden y se lo imaginan, sino co- mo nosotros mismos lo concebimos y nos lo figuramos. Se equivocan pues groseramente los que deducen ciertas consecuencias de nués- lro actual atrazo. ó que fincan sus esperan, zas en un futuro desconcierto; bien puede es- te verificarse, pero entiendan las naciones, so- bre todo las que nos observan de lejos, que aun cuando la presente generación mexicana no acierte á ser feliz y dejar á las que sigan un gran fondo de poder, representación, opu- lencia y bien andanza social, está resuelta á conservarles á todo trance y sin pararse en sacrificios el mayorazgo precioso de la liber- tad y el tesoro inestimable de la indepen- dencia. Pablo de la Llave.