PROPOSICIONES. í. Eos diputados de la provincia de Buenos-Avres para el congreso general de las del Rio de la Plata se contraherán á invitar á los que se han reunido en Córdova á formar los pactos que se expresan en los siguientes artículos; y celebrados que sean se restituirán á esta capital. 2. Un pacto de alianza ofensiva y defensiva con todas y cada una de las provincias contra todo enemigo común—Un pacto de alianza para pre- servar la integridad del territorio de las provincias contra teda potencia cxtrangera—Un compromiso de no resolver negocio que interese á la co- munidad de las provincias, sin el acuerdo y consentimiento de ellas—Un tratado de comercio libre, y franco entre todas las provincias. 3. El nombrar de común acuerdo dos agentes, destinado el uno á promover en Europa , y el otro en América el reconocimiento solemne de la independencia de las provincias, señalando las cantidades que deben de- signarse á este objeto , y dando las instrucciones con que hayan de pro- ceder. 4. Comprometerse las provincias á formar el censo de sus respectivas poblaciones, y declarar la proporción que deba reglar el nombramiento de cada representante en el congreso general. 5. Comprometerse á prepararse para ello: estableciendo desde luego su gobierno representativo , y arreglando su sistema de rentas; de manera que organizada cada una de las provincias pueda di-ntro de un año de |a feeha procederse á la apertura del congreso general , para cuyo caso se fije desde ahora por los diputados juntos en la ciudad de Córdova el lugar donde haya de reunirse. IMPRENTA DE LA INDEPENDENCIA. ME I \ GOBIERNO v>r> k. A JL Jímpimt» D* la InDrprnQ«ncia. 18 2 4. /Señores: •V la provincia de Buenos Airea hn cabid o la fortuna de hospeda- ros; y esta circunstancia presenta á su gobierno el honor de saludará la representación nacional de- las provincias tlel Rio de la Plata el dia mismo de su instalación. Los pueblos esperan que este dia vendrá á ser una fiesta para ellos y para su posteridad ; pero esta esperanza de los pueblos pesa desde hoy- sobre vosotros. Si el recuerdo de las des- gracias pasadas, y la idea quizá exagerada de las dificultades presentes, os arredran al entrar cu el arduo compromiso de reorganizar la nación, bien pronto advertiréis que la prudencia puede poner á provecho los tesoros de la experiencia adquirido, y formar una alianza estrecha con el poder invencible del tiempo. Este viejo amigo de la santa verdad parece haber renovado sus alas, y sus armas en la gran lucha á que asistimos del género humano contra sus opresores. Q.ue la verdad apa- rezca, y los que despotizan á nombre del cielo, ó á nombre del pue- blo serán conocidos. Desde que lo sean, la libertad triunfa, y el pac- to de unión nacional está formado. El subsistirá inalterable, ó mudará, vi asi lo dictare la razón pública, sin que esta mudanza altere la amis- tad entre los pueblos, ni venga acompañada de desolación y estragos; porque la razón basta & todo, cuando los hombres gozan plenamente en la sociedad del derecho de examen, y de la libertad de pensar. La provincia de Buenos Aires ha hecho una feliz experiencia de esta verdad en el largo periodo de dispersión que ha precedido. Sin su apojo no vería hoy realizado el difícil objeto que se propuso de acelerar la reunión de un cuerpo nacional, ni habría podido su gobier-no mantener entre tanto las relaciones con las naciones extranjeras á nombro de las demás proviacias, como era indispensable para apartar de ella* los golpes que nó cesarían de dirijirles sus enemigos, y para no desalentar á sus amigos con la idea de una disolución completa. El termina hoy tan honorables funciones, poniendo en vuestras manos, como lo hace, la colección de los documentos relativos á los negocios de objeto general en que ha intervenido desde el año de 1020. Ellos os instruirán completamente de los principios que ha adoptado para preparar la reorganización nacional , su conducta con respecto á los estados independientes del continente americano, y el estado actual de las relaciones con las potencias europeas. Por lo que hace á lo primero, el ha partido del convencimiento de que no es posible formar un gobierno sólido que no sea puramente nacio- nal -, por cuanto solo los intereses generales pueden servir de vinculo á la unión de las provincias. Autoridades fundadas en prestigios, pudieron nacer en épocas de barbarie, y pueden subsistir y ser todavía convenien- tes en pueblos civilizados ; por qué los intereses personales aglomerados succesivamente y consolidados en grandes masas por el tiempo, llegan á hacerse cuasi nacionales; pero crear hoy de nuevo una autoridad sobre semejante base en estas provincias es por fortuna tan imposible, corno es hacer que pase en un solo dia la historia de muchos siglos. La opinión pública es tan decidida sobre este punto, que el error no puede temerse sino en la calificación de los intereses tronérales. i\ingun ejemplo podrá inducirnos á preferir como mejor medio de gobierno las superioridades falsas, «jue nacen de los privilegios, á las superioridades reales, que viene n del mérito personal. Pero podrá suceder que se con- sideren los privilegios y prohibiciones legales como un medio productivo de riquezas, y de prosperidad nacional. Este error funesto alejaría de nuestro territorio la libre concurrencia do la industria do los hombres de todo el mundo. Sin embargo conoceréis lo que importa disipar con mano vigorosa las ilusiones fcobre este objeto capital. N osotros que sin tener, como las «aciones viejas, cosa que os impida aprovecharos plenamente de los ade- lantamientos de la ciencia social, os sentís urgidos á aplicará la tierra nueva el instrumento mas poderoso que se conoce para poblarla y enrri- quecerla, estáis también en la feliz aptitud de establecer una ley que se registrará un dia en el código de las naciones. Al lado de la seguridad in- dividual, déla libertad del pensamiento, de la inviolabilidad de las pro- piedades, de la igualdad de la ley, poned, señores la libre concurrencia de la industria de todos los hombres en el territorio délas provincias uni- das. Esta ley será una eonseeuenoia de los derechos del hombreen sooio" dad, ella fortificará el principio vital de la unión de las provincias, matará pronto las semillas de celos y prevenciones de localidad que pueden agi- tarlas ¡ y en fin ella evitará la necesidad de tratados de comercio, que hijos de la ignorancia, han dado ocasión á guerras sangrientas, é inútiles á los mismos vencedores. A lo menos, señores, el gobierno de Rueños Aire* tiene derecho á esperar, que no reprobareis la política análoga que el ha seguido para nacionalizar las provincias de la antigua unión. Las leyes que se han dictado con este mismo espíritu—la consolidación de ladeada general — la rreacion del crédito publico-los proje^tos que han nacido á su sombra para proveer con comodidad á las empresas industriales en las provincias; todo ha producirlo ya saludables efectos, entretiene grandes esperanzas, y presenta tina bpse de unión que la opinión pública buscaba con inquie- tud hasta ahora El examen de la correspondencia oficial, que tenéis á la vista, os ad- vertirá del cuidado con que el gobierna de Unenos Aires ha procurado conservar la buena inteligencia, y e*treehar la amistad con aquellas na- ciones del continente) que combaten por la causa común. Una ju>-ta correspondencia, y motivos «ie alto interés nacional exíjian el envío de un ministro plenipotenciario á. la república «le Colombia.— La situación del Perú, después de sus últimas desgracias, asno necesario ej nombramiento de otro ministro cerca de su gobierno: entretanto esos ministros m-cesitan ser autorizados de nuevo por el poder general de las Provincias Unidas. liemos cumplido un gran deber nacional con la república de los Ins- tados Unidos de la América del Norte.—Esta república, que preside desdesu nacimiento a la civilización del nuevo mundo, ha reconocido solemne- mente nuestra independencia. Ella lia hecho ni mismo tiempo una ape- lación á nuestro honor nacional, suponiéndonos capaces de luchar cuerpo & cuerpo con el poder español; pero se ha constituido guardián del campo del combate, para no permitir se introduzca otro a dar ayuda á nues- tro rival. El imperio vecino del Brasil hace un contraste con esta noble repú- blica, y es una exépeion deplorable á la política general de las naciones americanas.—L