MANIFIESTO DEL SUPREMO PODER EJECUT2F0, A LA NACION. Supremo Poder Ejecutivo, qus colocado á la frente de la Nación en las circunstancias mas delicadas en que ésta se ha visto, ha trabajado incesantemente por^corresponder á la alta confianza que el Soberano Congreso tuvo á bien depu-i- tar en bus individuos, no creería llenar complétame.!!e sus in- portantes deberes si después «le haber tenido per algún tiem- po Crí SUS Ulanos las rícmla-s tlcl c¿t..do, no raaiiifcatrisc á la faz déla Nación que tiene la gloria de regir, la serie de . ..j operaciones, las dificultades que ha tenido que vencer, loa obstáculos que se le han opuesto, y los resultados qus ha ob- tenido. Bien convencido de que la base de to lo gobierno ver- daderamente liberal no puede ser otra que la opinión públi- ca, pa a que esta pueda formarse rectamente en una época en que es tan importante que no se extravie, vá á manifestar cuales han sido los principios que lo han guiado y cual la sen- da que se ha propuesto seguir. Cubran los déspotas en hora buena en el velo del misterio providencias que tienen por ob- jeto su propio engrandecimiento y no la pública prosperidad, ignoren los esclavos su suerte yaque no pueden mejorarla; pe- ro una Nación libre, que conoce sus derechos, tiene el de sa- ber hasta que punto se respetan estos, por la» autoridades que la dirigen.2 Nunca Hn gobierno, se instalará en mementos mas crír ticos, nunca hubo nihgilri'o^ue t'ubferá menos "recursos de que disponer: succediendo á un orden de cosas que sería difícil caracterizar con un nombre que le eonvenga, todo lo encon- tró desordenado: la-.sociedad ^estaba en disolución, las ramos todos de la administración desorganizados, los fondos públicos agotados, la confianza destruida, el desenfreno y la licencia en su colmo, las leyes meiK)-ipreciadas, la seguridad personal sin garantía, el espíritu público agitado, todas las pasiones exal- tadas, y el genio de la discordia mostrando con su dedo el triste cuadro de la guerra civil, amargo fruto de .los esfuerzo» reiterados con que procuraban lanzarnos en los horrores de la anarquía al¿unos hombres ambiciosos que no pueden existir ni figurar sino en el desorden. Tal fue el momento en que el Su- premo Poder Ejecutivo fué colocado á la frente de la Nación, esta la funesta herencia que recibió del gobierno que le pre- .cedió, ' ea .r;' *™ Rodeado por todas partes de males, viendo venir otros mayores y sin todos los medios que pudiera apetecer para evi- tarlos, hubiera desconfiado de poder salvar la nave, cuyo ti- món tenia en sus manos, si no hubiera fundado su esperan- za en la firme decisión q1íe la nación 'había manifestado de ser libre á toda costa, si no hubiera podido contar con los sacri, lucios que todas las claces del estado estaban prontas á hacer y si no se hubiera visto rodeado de un ejército que aer.h ba de coronar sus glorias haciendo á su patria el don precioso de la libertad. Nada creyó tan importante, nada tan esencial .como el restablecimiento de la confi mza pública destruida por una se- rie de providencias que pudieran llamarse impolíticas, si la justicia no reclamase para ellas otro nombre: ni el comercio,, in la industria, ni aun la sociedad pueden existir mientras la propiedad particular no sea religiosamente respetada, y un go- bierno, que se permita cualquier íibüso en este punto, no sol* «fcra contra sü instituto, sin© también contra sus intereses pue* •«V sf43. por una rentaja precaria corta la raiz de la prosperidad na- cional. Guiado por estos principios el Suprema Poier £¿ecuj- 'tivo se aplicó desde luego á facilitar al tráfico interior á t■> ias las seguridades que estubieron en sus facultades, s¿ o.t.o i las posibles garantías á los introductores de pialas en c tia de mo íeda, se dispusieron conboyes e:i los cuales la lo pública no ha sido violada, se establecieron punios uvulares e i lo* ea- minos principales, y se comenzó á distribuir la fierza «rtua- mada de la manera mas conveniente para afi mzar li ir ;n- qmlidad interior: mas parecieron aun pocas estas r >eüi'u* pa- ra revificar el casi estinguido comercio; nada sec¡cvo ta» coa- yeníente para lograrlo Co no multiplicar l is corres; onueucias y lo que no so había intentado por ningún?) do ios gobier- nos que se han hallado en circunstancias mis fdices que t i presente desde el año de 12, se restblecíó td plan de cor- reos como se hxllaba antes del año de ií), c¿to es au- gmentando Un correo semanario. Por grandes que fuesen estas ventajas, todavía no de- bían considerarse tales, mientras el ciu,la..'a..u pacífico tuvie- se que temer en sus propios hogires la mano de ur¡ asfutáuo, j qu3 las calles de esta capital y de otras citi 1*4*8 princi-. pales estuviesen transformadas en asilos de bandidos. F.l go- bierno debió volver toda su afen'dvi áeia este puVo impor- tantísimo, toma ido incesantemente medidas ejecutivas, las qua les auxiliadas por el celo de las autoridades municipales, han producido en poco tiempo un efecto que ha excedido I s. es- peranzas del gobierno. Los robos, los asesinatos, qu ; eran ian frecuentes, han venido á ser muy raros, macho» tic los c/nai- nales mas famosos, han sido aprendidos, y los que han esca- pado Insta ahora á la mano de la justicia, t>e ven obligados á ocultar con sus personas sus crímenes y su ii.f:mia. Parecía ta ato mas lucesaria esía actividaj cuanto que un error hijo de la ignorancia ó quizá de la malicia, había hecho confundir entre algunos individuos del pueblo incauto la libertad con la licencia, persuadiéndose que las insütucio-ties liberales dispensaban de la observancia de las leyes: era pues necesario un desengaño práctico, era preciso convencer á todo el mundo que el orden es el apoyo mas firme de la libertad, y que ésta en vez de autorizar el desenfreno, supone el exercicio de todas las virtudes cívicas. En medio de estas atenciones todas urgentes, todas del momento, el estado de la hacienda-pública hacía dificilísimos todos los remedios que podian convenir á las circunstancias por la escases de medios p ira aplicarlos. Con cien pesos es- casos por todo fondo en la tesorería á principios del mes an- terior, con todo el egército en la capital ó sus inmediaciones, con todas Lis pagas délos empleados civiles atrasadas, y sin recibir de das provincias auxilio algmro ó por lo menos suficien- te, todos los esfuerzos del gobierno debían dirigirse á pro- curar medios de subsistencia para los dignos defensores de ¡as libertades patri s Pero ¿como hallarlos sin recurrir á aque- llo* arbitrios injustos y odiosos que paliando el mal presente no hacen mas que agravarlo para lo succesivo? Por estrechas -que íucBcn l »o «Irewnafar.plíis el Supremo Poder Ejecutivo, nb debia buscar recursos sino entre los límites, que prescriben á 6u autoridad la constituci-£>n y las leyes, y el fundamento de am- bas, es el respeto á la propiedad particular tan escandalosa- mente violada en épocas anteriores. Luchando cada dia con nuevos obstáculos logró sin embargo ver el ejército socorrido, pudo distribuirlo en las provincias, y no siendo ya necesario que permaneciesen sobre las armas los provinciales y nacio- nales, descargó con su retiro á la Nación de un peso supe- rior á sus fuerzas actuales. Convencido de la necesidad de nivelar los ingresos con los gastos del estado, y no siendo posible aumentar los prime- ros con la prontitud que seria de desear, se ha ocupado en re- ducir los segundos, deseando proporcionar á los funcionarios y empleado:; públicos una paga moderada; pero segura y por tan!o proporcionada á la disminución que han sufri- do las rentas de los particulares, Todos los esfuerzos del5. gobierno se dirigen á e3te fin: con eslte objeto trabaja en lá pronta organización de la tesorería general, y de aquellos ra- mos que por ser de fácil recaudación, ofrecen aumentos mas próximos, lisonjeando se de que todo recibirá un nuevo inpulso con el préstamo estrangero que el Soberano Congreso le ha autorizado para contratar. No puede tocarse este punto sin recordar los abusos que sobre él cometió el gobierno anterior; autorizado para ne- gociar un empréstito de 25 á 30 millones, exedió sus faculta- des dándolas á varios particulares para sumas á cuyo conjunto era muy superior á aquella cantidad; celebró contratas con aventureros desconocidos, quienes faltando escandalosamente á ellas, han comprometido en Europa el crédito de la Nación; giró letras que han sido protestadas por no hallarse los contra- tistas suficientemente autorizados para librar, resultando de todo, que la Nación carece deesle ausilio seguro, y que se han procurado oportunamente los gobiernos de Colombia, Chile, y el Perú. Con esta experiencia y tomando todas las medi- das que la prudencia dicta, el Supremo Poder Ejecutivo en- trará en negociaciones, rnyn resultado debe ser tan importan- te y benéfico para la nación, afianzando ésta su crédito con la sabia medida acordada por el Congreso Soberano, en vir- tud de la cual reconoce las obligaciones que ha contraído por los empréstitos anteriores, por ilegales que parezcan. Como sí las entradas ordinarias no fuesen ya dema- siado escasas, se vieron todavia disminuidas por el papel mo- neda demasiado prodigado por el gobierno anterior. Debién- dose retirar déla circulación como se rasuccesivamcnte ve- rificando, las rentas públicas sufren un desfalso igual á la su- ma que se presenta, la cüal no fué menos en el mes anterior que 49.310 pesos, la que sobre un ingreso total de 183.G18- pe- sos, supone una rebaja de casi la quinta parte. Todas estas dificultades pecuniarias que los gastos es- traordinarios que era preciso erogar hacían mayores, han pues- to al gobierno en la triste imposibilidad de premiar inme-6. diatamente á muchos ciudadanos cíe todas clases cuyo» sa- crificios los hacían acreedores á la gratitud de la Nación. Li- mitado por otra parte en sus facultades por su reglamento, enba- razado por el exesivo número de empleados ya exi-tente y por la dificultad de pagarles sus asignaciones, reducido al círculo estrecho que las disposiciones del Congreso fol "ra- no le señalan, tanto para la remoción como para la colocación de empleados; el Supremo Poder Ejecutivo no ha podido ce- der á sus propios deseos, y satisfacer en m¡;cl¡os casoí la voz pública; mas para proceder en este punto como en todos con el mejor acierto, Impedido á las. diputaciones provinciales in- formes por los cuales pueda conqríer, quienes son las personas que en todas las carreras puedan desempeñar los destinos que él gobierno les e:jcar¿ue, correspondiendo dignamente á esta confianza. Nada puede contribuir tanto á la prosperidad nacional, como la ilustración pública y la acertada dirección que se dé á la juventud: la carencia de un sistema uniforme de instruc- ción, la falta de muchos de los establecimientos que son ne- Cesíiríui p.na olla, j el estado de decadencia á qne las cir- cunstancias han traido á los ya existentes, ha llamado la aten- ción del Supremo Poder Ejecutivo, que deseando presentar al Soberano Congreso un plan de estudios acomodado á núesfro estado y digno de las luces del siglo, ha mandado recoger to- das las noticias que pueden contribuir á tan importante fin. Las ha pedido igualmente y con el mismo objeto acerca de los establecimientos de beneficencia, lisongeándose de que muy pronto la juventud estudiosa y la humanidad afligida, encon- trarán la primera para sus progresos, y la segunda para sus ne- cesidades auxilios de que hasta ahora han carecido. Mientras que el gobierno prestaba su vigilante atención á estos negocios, otros de no menos consideración la llamaban con urgencia. El estado de los asuntos eclesiásticos la fijó desde luego, y deseando dar á estos el giro que corresponde en una nación que se gloría del renombre de católica, auto-rizado por el Soberano Congreso,, eligió para preseníac al gefe de Ja iglesia el hcmenage de nuestros respetos, á un ecle- siástico respetable tan acreditado por su religiosidad , como por sus principios políticos. Desgraciadamente una elección que mereció la aprobación general, no jipado tener efecto, ni tam- poco por esta causa el pronto embio del agente; mas el <