SI DÉSPOTA FUÉ ITURBIDE MAS TIRANO ES EL CONGRESO. T .. "■-'a infeliz generación que tiene. 1* desgracia de., cargar sobre 'us hombtos el insoportable peso del inhumano yugo^ que . la ar- bltrariedad ata con fuertes y pesadas cadenas, no. goza del bien el autor de la naturaleza le concedió haciendo iguales y li~ bres ¿ todos los hombres, cu.ai.do algunos de estos abrogándose **cultades que jama? pueden tener, ejercen con absoluto imperio dominio que los pueblos reclaman á costa de arroyos de san- &re luego que llegan á convencerse de la razón que les asiste. Este axioma político, este principio innegable, y la dilata- ba série de nuestros males, son lecciones que nos patentizan cla- ''oiente las tristes páginas de nuestra historia y la general de to- ^ av las naciones que tienen la desgracia de haber perdido de vista *°s sagrados derechos de su libertad. El poder arbitrario, la Tblencia y usurpación, han sido en *°dá& tiempos los afilados cuchillos, y las corbas hoces que han tala- ^° en su nacimiento los frondosos árboles que iban produciendo la íeroilla dé la ilustración; siempre se han asestado loa mas terribles £°lpe$ contra esta brillante antorcha que disipa las densas nubw que c«bren el horizonte de la saua razón: en todas épocas ha tenido tuer- *es enemigo» qué han contrariado su curso, y guiando i los hom— bfes por el ciego camino de la barbarie, los han conducido á un *enfcbroso abismo, de cuyo ca^s van «.aliendo por los extraordinarios Csíuerzos agitados en el continuo choque de nuestros desastres. Si el cruel despotismo de un tirano es insoportable á la so- ldad ¿cuanto mas io será el de una reunión de individuos viendo. $e facultados para legislar, piando poseídos de los vicios, teniendo Necesidad de llenar el hueco de sus deseos- para poder ejercer con n;a- f0r facilidad sus intrigantes proyectos, sus pérfidas tramas, y. sos "ucuas maquinaciones? Si la nación se agovia, si la máquina políti- c* se reciente y pira su cirso cuando la toca el pesado cetro de un *irano ¿cuanto mayor sera su daño, cuando se reúne un monstruoso2 cuerpo de machas-cabezas, que cada ana á «u vez y por distinto rumbo traten de devorarla? Si por desgracia la ásáúiblea legislativa» tiene muchos hombres ineptos, sin principios, faltos de carácter, f apegados al egoísmo, ¿qué fruto debemos esp-rar de sus deliberacio- nes? Si se dejan seducir de sa bien particular ¿sacaremos alguna uti- lidad de una conducta diametralmente opuesta al beneficio general- Y por ultimo si ios que debea hacer olidos de padres, se desentien- den del sagrado deber de ^us obligaciones ¿no será amontonar u» cúmulo de desgracias, y aumentar la amargura sobre las infinita5 trágicas escenas que hemos sufrido? A la verdad, cualesquiera dees» tos casos que sucedan, serán los puntos mas críticos y peligrosos ea que de nuevo uo«, veamos expuestos á devorarnos por la cruel divi- sión de tan encontrados partidos. S/rvano* de ejemplo aquel aciago y memorable día 19 &e mayo último, que cubrirá de llanto y luto algunas líneas de i neu- tra historia. Con asombro de los buenos y del mundo entero, vio México el escandaloso y f tal golpe de la extinción del Congreso; entonces se descubrieron las opiniones de ios diputados y solo quin- ce tuvieron el heroico denuedo, firmeza y carácter de negarse abi-r" tamente á las injustas y criminales pretericiones de la fue za': fe" xo mas de ciento cincuenta tuvieron Ja cobtrdia de entregar la p3* tria en msrios del tirano, sin consultar á las provincias el a«ui;t° mas importante que puede presentarse en les acaecimiento* po1* Uticos. El sucumbir á la fuerza, es prudencia en machos casos: es*P jw debe causar admiración; péro sí ciertamente fué una vileza 1* de algunos diputados que apoyaren con enérgicas y fuertes raz*n«5 el derecho á la corona del que solo fué proclamado p<~r una tur- ba de picaros, que sobrrna^os por el interés, y embriagados, corito lo tienen de costumbre, insultaron á los pacíficos ciudadanos. b\ que se distinguió' y desempeñó uno de los mas important-s papeles en, las tumultuosas ceremonias del 25 de febrero fué el célebre dipu- tado Zampa-tortas que entre otros discursos de su gran ca- letre y abultada cabeza, se expresó en estos términos. $° hay remedio: el mas a pr«pósito y digno de obtener la cero" ti a, es el Sr. I tur bidé: ¿sobre que yo le le comido tres enes sit pan7. Por esta razón, es muy digno S. A, de ser Emperador, y na" die mejor puede desempeñar las grandes fnciones de la corona. Oyen* do estas risible* palabras ün discreto txpectador dijo: valia vw$ que le hubiera comido su cebada en el pesebre» Siempre siguió 1* danza porque le gustó el son de la música que entonaba la pan- dilla del acompañamiento. Embriagado con las voces que daba Ia multitud, se Je debió de atolondrar la mollera, porque repentina- mente haciendo una cabriola, lo vimos trepado sobre la tablit* del coche de su amo, y á manera del caballero de la triste figu- ra daba tan desentonados gritos, que varios creyeron que iba a desfacer al?un agravia, ó que su Dulcinea le habia cometido al* guu desaguisado, ó fin alíñente que algua follón o malandrín ha-... , , ?. . »n cometido algon entuerto contra alguna dama de alto coturno 0 algún caballero indefenso. Pero baste de ridiculezas, y paso al asunto que me prcpu- 8e« ¿Será justo qae sonetos de esta Calaña ocupen el augusto y al- to puesto en el Santuario de las leyes? ¿Podrán ser estos intér- pretes de la voluntad general ? ¿ No estamos mas esclavizados con esta clase de sugetos que con un solo tirano ? Y en vista de esta con- tacta ¿podrá tener la nación confianza por segunda vez de uücs hombres de tan relajados procedimientos ? No mexicanos yo estoy Persuadido que los que han minchado su opinión con la fea nc:a de la inconstancia y de la intriga, se han hecho dignos c!e vWe£¡» *ra desconfianza. Y vosotros, pueblos desgraciados y miserables, que lloráis sen «s terribles gelpes que os han devorado, reflexionad bien ¡.obre es- tos sencillos apuntes: elegid por representantes de vue-tra volnn- *a"l á los que consideréis mas justos, benéficos y liberales: desechad * los que os han. esclavizado; no admitáis para tan impor:a: t; s funciones á los asesinos y usurpadores que han mSftífeVtáctd el cor- rompido veneno nue albergaban sus corazones: r.'o conde-c- ndair era li.ongeras expresiones de los astutos que tratan dT¡ aletargar Toestro' espíritu para conduciros al precipicio; no seáis ^cómo él pilo— to indolente é inesperto que no examina loí escollos" en qú'c peíí¿ la nave que dirige: tened presente que las ; Pr°ducen horribles olas de sangre, y que su'fu rj •■'<,■• chócfüe- rovtípe'i fa la nave de vuestra existencia, y os 'estrellara en' tas áufSs rocas forma el acero esterminador. No co metáis la áeíi\¥da$ de n'ori- °rar a los que pretendieron honores, porqi># fácilmente se rendirán * las insinuaciones del que puédí concedérmelos: despreciad á los que a° tengan firmeza de carácter, porque siempre están dispuestos á abrazar el partido dominante; y por último, representad con ener»v S*a y entereza vuestra deplorable situación: no os tterre la mages- lad de la Soberanía para exponer libremente la verdad j la justi- cia: considerad que el poder que otorgáis, solo se dirige á vues- tro beneficio en cuanto no se oponga con los respetables y sagrado- breches que os pertenecen. T*4avia tenéis remedio; aun no os has **eis constitoido, ni se forman las leyes fundamentales con que de- Deis ser gobernados. Si tenéis presenta estas lecciones pueden iu- *W demasiado en vuestra futura saerte. y las vicisitude» que han alternado sin cesar por largo tiempo cambiaron da aspecto, y ktrá feliz la nación Mexicana. Y vosotros, dignos Padres de la Patria, volved vuestros ojos ^bre esos desolados pueblos que os han confiado el augusto ministe- rio de haceros intérpretes de su voluntad y de que dictéis la supre- ma ley constitutiva que ha de regirlos, no perdáis jamas de vista |°s desastres que han pasado, no dejéis que vuelvan á caer en la inercia y abandono; recordadle sus derechos y el poder soberano reside esencialmente en ellos, infundidles un fuerte amor pa- trio para que no se extÍDga de sus coía«oóes, el sagrado fuego que4 debe conducirles al templo de la inmortalidad, no dejáis que caí?» en la rtd y lazos » para que entallándose en sus tiernas corazones tan grandes ideas, tenga la patria á su tiempo dignos ciadads&ojs que 1* eleven al expíendor que es sabcentible. levántense lo-» curvp-s de O** licias Nacionales, háganseles entender ei objeto de su miiíi-icTJ"» fórmense ordenanzas particulares pa*a este ?r¿»n cuerpo de ciudadano*» que es único apoyo- para equilibrar la batana del poder ejecutivo; co» esto se harán respetar vuestras deliberaciones, parque es una terf'* pretender que el gefe de la fuerza arma la 1.0 ha?a sus tentativa* para tiranizar á la nación, de cuyo* tri>tes ejemplos no quiero h*" ctr memoria* Por último la nación está en el último extremo de la miseria' ella gime su profundo abismo de males en medio d? su indigencia1 *in fondos públicos, paralizado el comttcio, desíruido y abandona- do el vasto giro de la minería, sin vigor las artes y su*pen&os los importantes giros de la industria y agricultura. Esta tríate si"* tuacion en que nos vemos, esta indolencia y frialdad con que C'i* ramos desplomarse el edificio político, debe hacernes criminales á Jo* ojos del universo, y á las generaciones que i im reemplacen despee* de nuestros dias. bi todos metemos el hombro par* contener su ru'* na evitaremos la nuestra. MEXICO 1823: Imprenta de José María Benavente y socíot.