EL LIBERAL EN CONTRA DEL SERVIL F. R. Los mayores enemigos q' tiene la Constimcion, son es- ta clase de hombres insensatos q' se llaman sus amigos. I-as libertades insolentes é impías q' se toman para darla estimación, son otros tantos obstáculos q' ss °ponen á q* ella dé al pueblo español la felicidad q* promete. ( Página 3. del impugnador F. R. ) £1 servilismo y capciocidad están cifrados en es» ta proposición insolente. Los mayores amigos q' tiene la Constitución son esta clase de hombres designados por liberales, q' sin embozo, hipocresía, ni superstición, com- baten contra el despotismo, lidian para quitar la más cara á finjidos virtuosos, y declaman contra los abusos de la religión pura y sublime de Jesucristo Ellos son es- *a clase de hombres intrépidos q* sin anonadarse por escribir con rectitud sus opiniones y la justicia de su objeto, no temen, por q' á ello los compele el amor y prosperidad de su patria: son los q' hacen temblar los tronos absolutos, conmover á indignos ministros del santuario, y aterrar á toda potestad, á todo servil, q* no observa ni se conduce por las leyes y virtudes cons- titucionales. Los mayores amigos de la Constitución ton esta dase de hombres intolerantes á la menor infracción de tu código, y al acto mas pequeño de tiranía: son los q' dan nueva vida, nueva gloria, nueva razón á la pí- tria y al mundo: son los q' premian al sábyo recom-pensan al virtuoso; y al fin, los q' desenvuelven, fomen- tan y apoyan, por medio di sus libertades y lumi.it>- sos escritos, los talentos, las ciencias y la industria» quitando las travas á cuanto se opone al beneficio pur blico y prosperidad nacional. Los mayores enemigos q1 tiene la Constitución, son esta dase de hombres insensatos, capciosos, cobardas» egoístas, fanáticos, arbitrarios, supersticiosos q' se dise- ñan por servirles y que poseen uno y cada uno 'a perfidia, la intrigra, la adularon, las trabas, los vejáme- nes, la estolidez y la barbaries q' aman el espionaje» la esclavitud, la persecujion y la muerte, Esta cUtt de hombres, son los q' animados por nna lealtad Hu" soria y por preocupaciones amignas, hacinan á escrito- res patrióticos q' preconizan la justicia, hablan con ve|* dad, y derrocan intrépidamente los residuos existentes de tiranía, Ellos son los afectos al yugo, á la impostura» á la avaricia, al monopolio, ála cabala; y por tíltimo son, los q' interpretando bajo cualquier pretesto y coa espíritu privado, los mas sanos, justos, y liberales es* critos, originan cismas políticos q' disponen á los doc- máticos. Ved aqui pues, q' los q' llamáis enemigos de la Cons- titucion, son su egida, su moro: los q' nunca la hau he^ cho estimar con las libertades insolentes é impías q decís, y de que no me daréis un solo egemplo en q un escritor constitucional haya dicho ser incompatible a la prosperidad y observancia del Código, la supresión del trono y del altar. Eotónces si debíais llamarlos í«' sohntes é impíos; pero puesto q' no me citarais un H* beral con semejantes aserciones, es completamente cap- ciosa y criminal vuestra proposición atroz. Ella está cu- bierta con la capa de hipocresía q' alucina al fanático,/ ella envuelve la atrevida é injusta duda de q' la felici" dad q' promete aun no se palpa, q' es lo q' quiere de- cir el dé; y q' las libertades por todos aspectos bené- ficas con q' se publican las ideas y pensamientos, q, son el freno de la arbitrariedad de los q' gobierna"» principio y fin de una general ilustración, y conoci- miento verdadero de ia opion publica, son otros tantosobstáculos, decis, qns obstruyen la felicidad nacional. Dirijámonos á otro objeto. ¿Creis a:aso, q' Ma* drid es la ciudad de algún Dn:an, y q' la oficina de Repullos sea supernumeraria inquisicioR? Méjico, q' no goza la libertad de la rretrópoli, en q la mansedumbre y hunú¡d.id caracteriza a sus vecinos, es la q' reprocha Vuestra proposición insolente Los liberales q' la habi- tan, q' cabiian en la capciosidad q' encierra, y q' leen las páginas de tan injusta impugnación, no encuentran «na sola palabra q' áé el mas ligero testimonio de amor y adhesión al gobierno constitucional. Concluyo pues, k mi pesar, y solo me resta pre- guntáros: j qué queréis decir con q' las juntas de cen- sura si aman la Constitución, embaracen la libertad de imprimir tanta multitud de desatinos? Leed, impugnador miserable, el reglamento de la imprenta y adiciones de lo de junio de 813, y hallareis la garantía y recursor q' todo autor tiene (ya calificado de sedicioso y suver- sivo) después de publicado su escrito para defenderse por las leyes, sin q' haya traba ni embarazo en la im- fresien, como ignorantemente decis, y escandalosamente aconsejáis. Ledlo, repasadlo, y avergonzaos de escribir sin lectura ni conocimientos, deshonrando á mi patria y originando controversias perjudiciales. \Tauta multitud de desatinos^ Los vuestros son los verdaderos: ellos comprenden con diversidad de cbjeto y con e-piritu mismo, los q' un servil poco há im- primió en su Fernandino constitucional: vos le imitáis en combatir audaz y neciamente contra plumas sabias y patrióticas: vos le excedéis en hipocresía y tn malicia: y en fin, vuestras iniciales de F. y R. descubren, q' si aquel apareció de consticional, vos de Real y de ruin, duplicación indispensable q' os pertenece. ¡Y tu, amigo de la Constitución y mió, sí los nombres con q' te denigra este miserable servil á dis- tancia de dos mif leguas,' Iftgati alguna vez á tus oidos, escucha también las alabanzas q' el liberalismo te tri- buta, y sabe los defensores q'- con justicia te sostienen! Tus elocuentes y 'patrióticas producciones trasládalas á estos _ países, ^ aua. no respiran de. la libertad jg disfra-tas.....Ellas animarán las plomas nacionales q' yacen efl la obcuridad, y q' tan dignas por su objeto y estilo son de compararse á la taya. Seas el corresponsal de nues- tras ideas y pensamientos, y no al océano, la arbitrarie- dad, ni el fanatismo sea la cansa de la carencia de tul escritos; sino q' en la mas estrecha anión y con virtu- des coustucioaales, viramos, ó matamos defendiendo si Uy. El Liberal MEJICO-, 183 o. En la oficina de D. Alejandro Valdes.