COPIA DEL REDACTOR CONSTITUCIONAL DE VALENCIA DEt VIERNES 17 DE MARZO DE 1820 - V * or qué pelearon los españoles? ¿Que fruto se propus eran coger por teOi«pensa de sus sacrificios? jque habríamos adelantado] con lanzar * los franceses, si na afianzamos para siempre nuestra independencia? Responded, enemigas de nuestra libertad; responded, egoistas inal- ados que maldecid de las mas saludables reformas, responded escri- bes infames que detractáis á los que sostienen los soberanos de- litos de la nación; responded esclavos..... Los españoles han peleado por ser independientes, por ser li— •"es; |y basta para conseguir estos dos grandes objetos derramar su !at,gre, arrostrar serenos la muerte y esterna¡nar í los enemigos 'Oteriores y esteriores? Si la virtud, si el am r bien entendido á ^ patria, si el convencimiento de lo que debemos ser, no nos ponen 8,1 «n estado respetable, hijo de la ilustración, sin la cual no pue- ^' haber naciones, sino hordas de salvages; si no establecemos un ,,stema de gob'erno, afianzado «n leyes -justas, sabias y benéficas; si 110 desterramos de entre nosotros una multitud de errores de ta— ^as clases que «os han tenido embrutecidos; si no aumentamos la *>»sa de la riqueza nacional, disminuyendo las clases improductivas; ''fia mente, si no damos una nueva vida al vic'ado cuerpo del es- '«do, pur^icáníole de los funestos resab:os del fanatismo, de la holgazanería, de la prepotencia injusta de la autoridad ; jpodre- mos cantar victoria y creernos á $a'v» de las tentativas nuevas del Usurpador, ó de cualquier otro poder que intente tiranizarnos? Res- Ponded^escritores indignos que abogáis por el despotismo, y prepa— r*'s el trono á los t:ranos .-. responded l os espafiVes deben prometerle por premio de sus esfiieráfb*3 el Ponerse I cubierto de las inedias de cualquier atrevido estrangero, y ^* las maqu nac'ones de todo en?m go doméstico que quiera oprimirlos k*jo cualquier pretesto f ¡Y podrí conseguir esta justa recompensa S;Q limitar las facultades del rey, sin intervenir eu los negic'os del *stado sin dictar las leyes que deben dirigirlos, sin velar sobre 'i l'Onducta de los funcionarios públicos; y eu una palabra, s':'i tiii.r«ra Comt'tscicn sab'a y liberal, en qne estén consignados los mentos de Ja prosperidad nacional y establecidas las reglas qti* de" ben mantener en equilibrio los tres poderes q«*e constituyen una s0" ciedad bien ordriiatW Responded, enemigos de la Constitución, ^ las Cortes y de las rtfórnpas; responded, hombres estúpidos qlie eD algun tiempo aspirasteis á o>;tri:ir las laces coto vuestros asqueros°s escritos, y á remachar la:, cadenas con que fueron martirizados J** desventurados españoles bajo el férreo cetro del poder absoluto d" gracia se entregase á los capr.chos de una prostituta y á la mañ*"* rapacidad de un valida, rojeado de magistrados corrompidos, de o1-'1 ' pos aduladores, de grandes envilecidos, de funcionarios inmorales, Hae aspirasen á elevar sus fortunas sobre la ruina de los desventurado* pueblos: Responded apologistas de nuestras antiguas viciosas institu"* ciones; responded fanáticos egoístas,, responded escritores degradad"* que tanto os ha pesado 4 veces, y habéis maldecido, porque aigi."i<>s hombres de bien elogiaban las determinaciones de la nación, dirigid*5 á precaver estos espantosos male»¿ fruto infeliz de esas máximas y di>c*' trinas bárbaras que predicabais con tanta ignorancia coma impudencia'.-* Solo viéndolo pudiera creerse que después de tan amargos des' engaño:; debidas á la ineptitud y malicia de nuestros antiguos gobe*' nantes hubiese aparecido una raza de hombres rabiosos en la época ¿c proclannr Ja dulce libertad del ciudadano, proponiéndose estos. mal0* españoles hacer desarmar i sus compatricios, aquel naciente bien quí empezábamos á gustar, queriendo persuadir á la incauta multitud qu' es un lazo de rosas bajo el cual se ocultan áspides venenosos y nis" tadores. ¡Qué calamidad! ¡Libertad divina! ¡don precioso del cielo! ti, que formas las ó**' licias de los pueblos civilizados, tu fuiste ultrajada, fuiste perseguí"* da....jy por quiení ¡Por quien había de ser! por hombres que b»B adoptado la esclavitud por conveniencia, por hombres que han vivi- do ¿el misterio, de los err.-res y de la estupidez de los pueblos. Bi*11 sabían ellos, que si una vez llega á brillar la antorcha divina de I* Ve. dad y de la razón, se desmoronaría para siempre el frágil edifi" ció de sus fortunas: por eso como canes feroces ladraban, mordían f 'despedazaban la honra, el buen nombre y la reputación de los qpf intentaban arrancarles la usurpada presa, ilustrando al puebla sol»''verdaderos intereses. ¿Qué* han de hacer los míenos hipócritas, sino odiar i los que intenten quitarles la máscara con que encubren »Us delitos! A los amigos del orden se les ha llamado vilmente, por hombres Jll,e parecen asalariados por los enemigos interiores y estertores, se 'es ha llamado revolucionarios, enemigos del trono y del altar, h;re_ 8¡es, libertinos, ignorantes, fracmasor.es, ateístas, y todo cunnto ma- lo puede híber hasta en el iitiierno; y esto no por otros libertinos, s,no por hombres que se tenían per timoratos, religiosos y patriotas, sab'os, enemigas del desorden, amantes de la prosperidad pública y Weísijsores déla religión inmaculada de Jesucristo. ¡Ahí ¿porque tris- te fatalidad ha llegad) el pueblo español á tal prado de ignorancia, no se penetrará de que estos impudentes hipócritas eran los ver. J&deros. verdugos déla patria,'los enemigos de la caridad cristiana, *os promovedores de la anarquía, los resortes de la cruel guerra ci- vil que estaba amenazando al estado: Hombres como estos hicieron la VSjr*cÍ4 de oirás naciones ricas, poderosas y valientes: ¡quiso Dios IHe na se dió lugar á que consumasen la nuestra! El pueblo español tan circunspecto como esforzado, debe mirar 'a- pestilentes espresiones de estos hombres como parto de su rabia y dcsto que les anima de que no seamos jamas los españoles sino uu, rebaño, en que puedan cebarse á su salva los lobos carniceros. No Rieren ta felicidad, nación heroica, los que se oponen á tus decretos. Querrán tu .felicidad esos indecentes habladores que contradijeron e'w^inizidamente el decreto de la s-anta libertad de imprenta? ¿El *Pte trata de la abolición de señoríos? ¿El que se dirige á que en los elegios militares tengan cabida indistintamente todos los ciudadanos honrados! ¿El de la estincion del gravoso voto de Santiago? ¿Serán *migos del pueblo los que negaron la soberanía de la nación; los que escribieron centra el juramento de Buestra Constitución?....? Pero •doude vamos á parar... J ¿Serán amigos de! pueblo los que han re— llovido las frías cenizas del inmortal Padilla, insultando sus manes, 8«>Io por que clamó contra el despotismo real que osó atropellar la li- bertad castellana, tinada con la vida de aquel heroico español? Oíd á los apoyos de la tiranía, comparad sus obras con sus pala- bras. Ellos invocan la religión: ¿y podran amarla los que continua- mente difaman á su próginioí Ellos abogan por la inquisición: jy por qué pen.-ais que lo hacen? Por que saben bien que existiendo este tribunal, como ellos quieren, ninguno se atrever* 5 descubrir los delitos de las autoridades; porque con él desapa- recerá la libertad de escribir; porque con él morirá la Constitu- yen de la monarquía: porque con él se entronizará el despotis- mo; porque con él se atropellará á la sombra del misterio á lo* **u"gos del pueblo; porque con él nadie se atreverá á pedir las deformas que necesita el estado eclesiástico; porque con él se dis«-tribuirán las gracias y mercedes sin temor de !■ públi«s cea*117*» porque con él volverémos á ser lo que fuimos, esto es: esclavo' • infames. Oídlos apellidar imp'es i los que piden que se aplique al **" do alguna parte de los cuantiosos bienes del clero; ¿y por qué cf*1* que muestran tanto celo por la causa de Dios? Porque temen feT" der Jas gruesas rentas que les dan una vida ociosa y regalada: í0 una palabra, porque echarían de menos la vida regalona que á eos* ta de poco trabaja han estado disfrutando. Nadie, nadie ha ultrajado la celestial reljgio» del Crucificado- nadie ha murmurado de los censos pastores de la iglesia de Dios: ningún osado ha habido que censurase á los ejemplares eclesiástico5, se lia clamado, si, y justamente, contra los abusos introducidos es '* disciplina; se ha clamad» costra los pastores que en el mayor conflic*' han abandonado sus obejas, retirándose ellos á puesto seguro á vivlf cómodamente: se ha clamado contra las exhorbita mes rentes queeft^9 disfrutando algunos moradores, mientras los- i; felices labradores, 1°' industriosos artesanos, y otras clases beneméritas se ven reducidas á mayor miseria: se ha censurado amargamente la avaricia dealgunoSi que á pretexto de que son bienes de Dios han resistido que se aplica*6 al alivio del infeliz soldado, los caudales que después cayeron en ta'*" nos de los enemigos interiores y exteriores: se ha hecho presente que f8 llegado el día de reformar el estado regular, extendido maravillosa-* mente en los dominios de España, con grave mengua de Ja agricu'tur»» de la población y de la prospectad del est'do.... ¡Y esto se llamar*' ligion? ¿Y" los queproponen estas necesar simas reformas, merecen lflí intuitos con que los vulneraron esos brutales escritores, que son la igii"-" minia y la afrenta de la nación españo'a: ¡Desgraciadas de los españoles si ellos prevalecen ! A las amare»"* ras que «os han rodeado, al llanto que derramamos sobre los sepul" cros de nuestros padres y de nuestros couci* dadanos, muertos e° defensa de la patria libertad, tendríamos que «nadir «tro mal auP mas terrible y desconsolador, esto es, que por un fatal desf'no ql,e se ensangrentaría contra nosotros, estaríamos condenados a vaga* de la ignorancia á h barbarie, del despotismo á la tiranía. A. M> Impreso en Veracruz y por su original en la oficina de Vo* Mariano Ontivet os, oño de 1820. Se vende en la librería de Recio, portal de Agustinos.