7 DESAHOGOS DE UN ALDEANO CONSTITUCIONAL. odo buen católico está obligado á dar pruebas de ello, jr todo buen ciudadano igualmente. De to- dos es esta obligación; pero tn primer lugar loes de aquellos esciitons y reiormadores de los abusos, Y Censores, con el objeto único de poner fin á los Verdaderos desórdenes envejecidos de muchos af.os: Va era tiempo de que las tinieblas desapareciesen ^ vista de la luz que el Dios de los Ejércitos ha derramado sobre esta grande y heroica Nación en sus Abitantes: estas luces recibidas, no en todo igual- mente, es preciso se comuniquen á manera del ^ol ^e esparce sus rayos, como aquellos pocos luce- '0íi que sobresalen entre las demás estrellas; asi de- "en ser aquellos ciudadanos que desde lutgo se han ^ropüesto ilustrarnos á todos por mt dio de sus gran- es discursos y trabajo tn ponernos en sus papeles ^ escntos como un espejo, para que en tilos mi- amos nuestros defectos y abusos; nos explican la S^b¡a Constitución para que no aleguemos ignoran- la f n su cumplimiento. ¿ Y cómo daremos pruebas buen ciudadauo ? Conformándonos con la sabia 0ns>titucion. ¿ Y de buen católico ? Arreglando to-2. das nuestras operaciones á la ley santa de Dios. Obras son amores, y no buenas razones, solemos decir. No todo aquel que dice : ¡ Señor, Señor! en- trará en el reino de Dios; quiero decir, que no todo aquel que habla y escribe mucho de la Constitución» da una prueba de buen «iudadano constitucional r lo han de hacer bueno sus obras; su conducta ser¿ la que dé una prueba de la confirmación de sus es' critos y papeles, porque no es posible ser buen ciu' dadano constitucional, sin ser buen católico: y asi» escritores públicos, no sea la Constitución sola vueS' tro ídolo. ¡ Desdichados si no sois dirigidos por 1« Constitución santa de Jesucristo, de sus mandamieu' tos y artículos que confesamos! Estos han de seí el norte y guia de la Constitución da la Monarquía Española. Y asi, reformadores, metamos todos 1* mano en nuestro pecho, y veremos claramente I" que dice el santo Evangelio: ,,Que vérnosla paja en al ojo ageno, y no vemos la viga en el nuestro." Todos, todos tenemos que reformar en nuestras &&. tumbres. No digáis lo que decía el Fariseo : Hace'' lo que yo os digo, y no hagáis lo que yo hag" Por los frutos sou conocidos los árboles; por vueS' tras obras seréis conocidos, ensalzados ó aborrecí' dos. Para que un pintor sea alabado debemos ant¿ ver sus obras. Como diremos que es buen predicado' "al que nunca se le ha oido? ¿Cómo diremos que í! buen católico al que nunca se le ve en el templ5 al que no santifica las fiestas, al que no se le byf sino palabras escandalosas, al que abandona sus ob'1 gaciones por otros pasatiempos? Por esto el que 1' I)ios. ?e reformar, refórmese antes si no quiere ser la bur- ¡mos 3 del pueblo. Si hay reuniones pará tratar de re- en- finias, también las hay para reformar y censuta- todo r°s ^ vosotros; pues seria cosa escandalosa y cho- :ioB» Caute querer reformar sin ti propio ejemplo : refor- nal i ^'os antes vosotros, no se verifique que todos que- sera Ier^os justicia, pero no por nuestra casa: mirad que s es- esta's á la censura de la nación que tiene mas ojos ciu' ^Ue vosotros, que observan todas vuestras idtas y " asi» esPera todos vuestros prometimientos...... rueS' D Un amigo vuestro constitucional,, un amigo del r & y del bien público, es el que os habla con la nieii' j^yor ingenuidad, y con el mayor afecto os suplica ; seí fevdg á debido efecto vuestros pensamientos de ilus- rquí* *raf la Nación y desterrar todo abuso; pero no per- js & ^a'* de vista la sagrada Constitución de Ripalda, te lfl unida coa la política seremos ciertamente feli- paja Cl¿¿¡ en lo temporal y eterno. Si con tanto empeño >tro." Se ha tomado la explicación de la Constitución, que s ed* 110 nay dia que no salgan nuevos papeles, todos á inc^ de hacemos entender la esclavitud de que hemos hagO' Saudo, y la libertad que vamos á disfrutar, con vue«' resPecto á los derechos de hombre y de ciudadano; rrecí' 110 con menos zelo debemos explicar y hacer enten- antf der la ley del Crucificado, y que se vea estampa- icado' da fin todas nuestras obras, como la mas interesan- ua í! *e; de este «nodo la Constitución será el norte y >mp¡t Suia de nuestra heroica Nación, la áncora segura 0yé de nuestra navegación en este mar tempestuoso del s (0 niundo. Sin este fundamento, todo este grande edi- ue I ficio sera fundado sobre arena, que á la menor bot- I] '4. i rasca será destruido. Sobre estas dos firmes col* ñas nu -stra deseada libertad será permanente, si tf dos formamos un cuerpo, una voluntad, y á una V 1 decimos: Vívala Religión: viva el Rey: viva ^ Constitución. rc,n El zelo del patriotisíi acei y sagrada Religión, ^ y sabia Constitución rjjUj formarán un paraíso; <3esi j?ues gue Dios asi lo quiíOi Ctl que admire á toda nacioti en los siglos venideros el nombre del español. En mi aldea retirado trabajaba con afán, no como pobre holgazán : con una alegría amena cuidaba de mi colmena haciendo mi reflexión, miscelánea que á la aurora debe prestar atención. MEXICO: 1820. Reimpreso en la oficina de D, Juan Bautista de Arizpe. vue dé Pík Utr Hi , del «ol( Par Al 1 el lito tul, nQ taq SO;