Vale medio real. DIALOGO r"" ■ - ~ " ja ENTRE ÜN CIUDADANO F SU COSTNER A. Ciud. jLYLana pon la mesa. JMar. Señor aguárdese tanrito su merce, pues la. verda coa tanta boruca todavía no está la comida. Ciud. ¿Y que llamas boruca? JWar. Esos molotes de la Jura de la Coí'stitucion . Clirk. Y bien ¿qué has oido decir por hay sobre eso? Mar. ¡Qué Señor l estaba esperando que sa merce subiera que hablan tanto las gentes. Ciud. ¿Pues que es lo que dicen, muger? Mar. Dicen s: ñor que yi no hemos de tener rei, que cada cual ha de hacer lo que quiera, que los Frayles se pueden casar, y también esque las monjas, que yá la religión, se perdió enteramente. Gud. ¡Jesús! ¡Jesús! que punta de desatinos. Mar. Pero señor yo como soi tan tonta pdr eso deseaba que su merce subiera que tiene letras* para que nos di- jera que cosas son estas por Dios, por que hasta el paten- tero lo dice también. Ciud. Toma, ese es uno como los muchos que hay que creen á troche y moche por su ignorancia lo que dicen otros, que no con muy sana intención-creen las cosas al re- bez, y con modo profético por manifestar instrucción an- dan anunciando mil funestidades mas perjudiciales. Mar. Pero señor, no se incomode su merce. Ciud. Quita haya muger ¿por qué me he de incomodar ? todo lo contrario, pues antes me gusta que me pregunten, y mas en una cosa que aunque coa poquedad pueda res- 2 1 r\ -\r\ 71\ i pqnder y sacar de alguna duda, y ojalá todos hicieran •'lo miVmoque tú?, yque yd. - JV/<3/\ Bien haiga su merce. CW. Pues-mira María, esa jira que se ha hecho, (pon cui- dado,) es un juramenfo que hace el pueblo de obedecer el gobierno que se va ha restablecer, ó á volver á poner que es lo mismo, pues en la Constitución no Ijáy una cosa que no esté en los códigos de las leyes que hasta ahora nos han regido, y que nuestro Soberano que no tiene otras miras que el bien general de la nación h.t jurado; pues la Constitución,^ la clase de gobi rnp que te he dicho casi desde el principio del reino de España era el que habia; primero se celebraban cortes á petición del rei cada seis meses, después cada año, y después cada tres años; pero por unos motivos en que no nos debemos meter se fueron diíi-^ riendo hasta que por último ya no habia ni quien se acorda- ra de semejantes cortes, y por eso no es estraño que haya causado tanta novedad; el que se destruya la religión como dices, es casa bien difícil pues lejos de eso se trata de afian- zarla. jMar. }Como! si dicen que se quita la inquisición, y enton- ces los hereges sin este freno derramarán por todas partes las heregías. Chtd. La inquisición se quita efectivamente; pero no se qui- tan los jueces que deben conocer en materias de religión que son los SS. Obispos á quienes por derecho de primacía toca zelar por la santa fe, y estos serán los que castiguen con la madurez, y prudencia que mandan las leyes á esos here- ges cuando se dejen conocer ó quieran derramar su here- da como dices . lar. Ha, señor, también dicen qtie ya no ha de haber alca- bala ni pensiones, ni tampoco se ha de poner á ninguno en la carsel haga lo que hiciere, ni nada. CW. Válgate Dios oye: luego que se congreguen las cortes::: Mart Mar. ¿Y . que son cortes? Oud. Las cortes son unos individuos que elije el pueblo á su sarisfacion, cierto número de cada provincia como v. g. la de Puebla, la de Tlaxcala, á quienes les dá.su poder para representar por ella, estos tienen que ir i España, como te acordarás que fueron el año de 1812 y 1813, y reu- nidos que sean allí, juntos con el rei, se tratará sobre las cosas muy conducentes al beneficio de la Nación, habrá alcabalas y pensiones; pero moderadas por que es fuerza pues de otra manera con que se ba de pagar al militar que «licntras que todos están durmiendo el está cuidándonos el sueño, que se espone en la guerra á los balazos y perece en ella, que con nada- se le paga como lo has visto. Mar. Es verda, como le sucedió al oficial que teníamos alo- jado. Ciud'. Calla, y oye ¿con que se les ha de pagar á los jueces que desatienden todas sus cosas, y no tienen otro que hacer mas que poner medio en nuestras discordias impedir que se nos haga mal, que nos paguen lo que nos deben, y última- mente con que se ha de pagar á infinitos que son aecesa- " nsmHÓV?')n'/-'"-y i.'jr-'-j? sup n ripa$i m\ '• A; • .•. c.i Mar. Es verda. Oud. Para que lo entiendas mejor,-has cuenta que tu vives en una casa de vecindad, y que por temor de los ladrones juntan entre rodas las vecinas dando cada una un tanto haciéndose una de ellas cabeza para darlo al.sereno porque venga á cada hera. i dar una vuelta por la casa para estar seguras, pues así el gobierno á cada uno en los distintos ramos de pensiones, toma un tanto para socorrer las co- nocidas y urgentísimas necesidades del estado. Mar. No hay duda señor que es verda, asi lo hacia la ca- sera donde yo vivía; p. ra con todo eso una noche robaron un cuarto que estaba junto al mío, de nada sirvió el sereno; f ero lo puso la casera en la cárcel.Chut. ¿Y cómo robaron? IVlar. La vcrda, no lo digo por quitarles el crédito, no, ni lo permita Dios, los que vivían en él siempre se andaban • emborrachando y siempre se quedaban en la calle, y uno que vivia en la misma casa los robó. Ciud. i Y esto lo podía evitar el sereno? ■Mar. No Señor. Ciud. Hay tienes, hay muellísimas cosas y daños que no puede evitar el gobierno,, y lo primero que hace la gente vulgar es echar á él la culpa que acaso nosotros tenemos. .Mar. Pos Señor ¿por que se quejan todos de las pensionesí Ciud. Todo hombre sensato está persuadido que es fuer- za tenerlas, y este en ese caso no se quejará de las pen- siones fino de que sean cscccívas, y que al pobre soldado no se le dé su sueldo cuando se le debe dar, que ande éste hecho un piltro, y finalmente, que no se remedie lo que se debia remedian pero los viciosos que no quieren mas »\ que andar en sus vicios, tener que gastar sin trabajar, á estos- *iles duele todo, porque creen que de las pensiones dimana el que no tengan, que es muy bonita consecuencia que si no hubiera alcabalas tendrían que comer rascándose la bar- riga ¡he! bastante he dicho: que pongan la mesa, que su- pongo la comida ya estará pues*demasiado . he hablado, y mira cuídate de andar diciendo esas voberUs del rei, y todo lo demás, pues es un delito para el que hay graves penas establecidas. Alar. Si Señor, así k» haré Dios se lo pague á su merce. Pnebla i{ de Junio de 1820. Impreat* de San Felipe Nc«% i