/ FRUTOS DE LA CONSTITUCION. iVXetficanos: ¡ qué dulce satisfacción es para el la- brador que siu perdonar fatiga ha empleado todos los esfuerzos posibles en sus labores, cuando ve casi en sazoíl el íruto de su trabajo, y preparada de este mo- do la abundante cosecha que desea; con qué ansio- so desvelo, apenas rompe el alba, se acerca á reco- nocer sus espigas, licuándose de júbilo al ver la so- lidez del grano que el vastago ha producido y co- mo redobia sus diligencias arbitrando distintos ardi- des para evitar la ruina de un contratiempo! Tales deben ser, amados cou¿;udi Unos, los sentimientos que nos animen alle r el manitiesto qus nos ha dirigí lo el Excmo. Ayuntamiento de esta capital: reflexio- nemos las razones que á ello nos impelen para que convencidos .demos á nuestros Regidores las gracias á que se han hecho acreedores y nos empeñemos en coadyuvar á sus afanes por nu.stra propia feli- cidad. Quién es capaz de poner duda en que pose- yendo un terreno tan inmenso y admirable como fér- til, teníamos las manos atadas pa.a cultivarlo; care- ciendo, apesar de ser opulentos, de todo arbitrio pa- ra la empresa, y mirándonos sujetos por nuestra suer- te desgraciada, á unos mayordomos que. olvidados de su deber solo trabajaban entabicar su fortuna sobre las mismas ruinas que nos maquinaban. S¡, taI era el estado en que vivíamos, y de que solo podia sacarnos el Código divino que llenos de un entusiasmo justo,hemos juraio: eu efecto por el propio manifiesto ve- mos que la ciudad dj México, la capital del reino de N. E. obraba, pero ¿con qué reglamentos? Unos no los habia, otros estaban casi totalmente derogados, y otros eran ágenos de nuestra Constitución, que es decir no eran conformes á nuestra felicidad, y he aqui la ardua pero necesarísima empresa de nuestros Regi- dores, cual es la formación de las ordenanzas munici- pales, que son las reglas fijas y las justas leyes que deben regirlos, y sin las cuales era preciso permane- cer en. aquel abandono. Gracias y mil gracias al autor soberano que así como hace girar los astros en su esfera, mueve también al hombre, para que sujetándose en la órbita ,de la ra¿on, s$ separe de los caminos extraviados, no siguiendo otra senda que la de la verdad, y la justicia; feliz una y mil veces el dia en que aquellos, héroes de la Nación resucitaron el Código sagrado que quiso ofuscar el. fanatismo; gloria inmortal al Mo- narca prudente que desprecianio los consejos de la .adulación se abrazó intimamente con una Ley que aiianzandopor una parte su cotona, aseguraba al propio tiempo la segundad de sus subditos. n Que dulce y alliagüe»a es y será, para nosotros la vos Constitución; ya somos libres, ya podemos el?* gir nu stros representantes, ya los Ayuntamientos son obra no de negociación útil solo parala Real Hacienda, sin » ver !a Idamente obra de nuestros conocimientos, y i .1 de>eo de n is-tra propia felicidad; de los ciuda- danos penden ya í.stos destinos,, su voFo es el que los ha de dar, y los que los ocupen no serán unos in- dividuos que miren con indiferencia el cargo muni- cipal aten iiendo solo á su personal provecho, sino-uírtssugetos que penetrados de las miserias de los pueblos alivien sus recargos, busquen su beneficio, y se em- peñen con noble y generoso esfuerzo en arrancar ds raiz aquellos vicios envejecidos que introdujo la arbi- trariedad y nos llevaban hasta la última ruina. Ya la educación pública no estará sujeta ála in- sensatez, á la hipocresía, ni á la barbarie; ya cesará la inercia de nuestra agricultura, y Jo limitado de :nuestro comercio; se quitarán las trabas á la industria; nuestras . ciencias llegarán á su colmo, las. artes á su perfección;', la emulación empeñará á los ho.n^r|&s>,y el premio coronará sus fatigas; los talentos no estarán en un abandono tal como hasta aquí los hemos visto; nuestras,, jn venciones,' serán a tendidas^ :no*e ^olvida- rá el méritó, y nuestro trabajo por giave y extraor- dinario que sea no quedará infructuoso. Veremos en todo su.esplender ,1a policía, en su ejercicio la hospitaliza !, y en uia.^fe^b/^ifój&dip?.- 'nistracíon, la economía, "V fgd^-tfldo^f; c^^o; -¡? t?s¡ri • MÉXICO: 1830. En la oficina de D. Juan Bautista de Arhpe.