PUNTO DE ÉDUCACION. Habiendo venido á esta capital enfermo hace seis me- ses, y deseando disipar mis dolencias con leer alguna cosa, le dije á un amigo me prestase unos libros: ha- biéndome franqueado su librería, me llamó la atención los noticiosos que tiene encuadernados por años desde que comenzaron á salir al público; y como he sido afectísimo á ver en los muchachos aquello que se llama buena crian- za, y que en el reino hay pueblos donde no se ha vis- to ni una escuela; reflexioné en un discurso que en su- plemento del número 324, perteneciente al dia 2'á de ene- ro de 1818, leí dispuesto por el profesor de primeras le- tras D. José Ignacio Paz, y que dijo uno de sus discí- pulos, en un examen que presentó en Puebla, cuando te- nia allí su establecimiento. Considerando que entonces ha- bría pocos suscriptores en dicho periódico, y que un pen- samiento tan recomendable como necesario para la instruc- ción no solamente de los niños, y de muchos padres y madres de familia abandonados de sus obligaciones y con- sentidores de sus hijos, sino también útilísimo para esti- mular el interés público por los jueces de los pueblos; me ha parecido conveniente reimprimirlo para que corra aho- ra que vemos curiosidad en leer y deseo de adelantar en ilustración. Habiendo ieido también otras muchas cosas del mismo autor sobre educación, me ha agradado infinito la carta que imprimió en suplemento del dia ííJ de agosto del presente año; he comprado muchos ejemplares para man- dar á tierradentro, á lugares donde es lástima ver la fal- ta de escuelas, para que los nuevos Ayuntamientos se elec- tricen y providencien formar enseñanzas públicas, para ha- cer felices á aquellos habitantes. Con esia mira también he hecho esta reimpresión remitiendo un gran número de ejemplares; ojalá hubiera varios maestros como D José Ig- nacio Paz, para que su gran genial dedicación fuera der- ramada por todo el reino.^Discurso ético moral que formó D. . Jasé Ignacio Pa?, profesor exauaiasdor en el nobilísimo arte de prime» ras letras, para la apertura del acto público que presen- tó en su c3tudio académico el 31 de agosto del año úl- timo pasado, y se dió noticia de ello por suplemento en este mismo periódico el 9 de setiembre de dicho año: cu- ya impresión, (para que corra electrizando el estimulo y entusiasmo patriótico en obsequio de la mejor educación) la costea un verdadero apasionado del derecho racional. Y dijo el joven L). Juan Eguren, alumno del expresa- do establecimiento. — A nombre de mi amado preceptor. == Muy ilustre Ayuntamiento, y dignísimo sr. Obispo. ¡ Qué feliz momento se le presenta al hombre de gratitud, iionor y satisfacción, cuando entregado todo á la utilidad pública ve sus afanes protegidos y. auxiliados por los magistrados del estado! ¡ Qué. engrandecimiento para un corazón patriótico y amaine de su semejanza, cuando palpa con tierno regocijóla bondad de un Prin- cipe de la Iglesia, que generosamente franquea su res- petable persona para fomentar el fructífero ramo de la primera enseñanza!. ¡Ha! mi alma toda llena de la mas plácida y dul- ce moción, se halla euagenada al considerar, que un ti i. bunal religioso, civil, sabio, político, benemérito y celo- so de la mejor educación, reunido con nuestro dignísimo prelado diocesano, se acercan á ver estas puerilidades que, parecen nada ó muy pequeñas en la ignorancia. Pero VV. S3. II. ; cuyos ccrazones se hallan pe- netrados de los mas preciosos sentimientos que engendrad en el corazón del hombre estos principios de la raciona- lididj están claramente manifestando el interés y fervo- roso conato, que adheridauaeute inclinan en obsequio de estos arbolillos tiernos de nuestra humanidad, de estos pimpollos inocentes y amables de nuestro retrato, que cul- tivados hoy con el riega de la buena educación, quizá serán mañana los succesores de las respetables autorida- des, que VV. SS. II. tan dignamente representan. Sí, a.nidos alumnos míos: vosotros sois los que por el camino del uonor, de la virtud y de la instrucción, ha- béis de ócupar los principales y gloriosos asientos de la sociedad: vosotros seréis los que fundados en estos sóli- dos principios, podréis recibir el bello carácter de un ver-dadero cristiano, moral, civil y político, con que enri- queciendo á la Patria, os haréis igualmente modelos de la imitación y del ejemplo. La ilustración del estudio, las buenas costumbres, la ocupación virtuosa y útil, os la- brarán enteramente el meritorio aprecio del buen nombre. Mas para llegar á conseguir este brillante escudo, de- béis alejar de vosotros las flores venenosas y halagüeñas de la ociosidad, por que ellas con la seducción de sus viles placeres, envilecen y abaten al corazón mis noble y de mejor disposición: ellas con sus perfurnenes aromáticos y capciosos artificios, arrojan la inocencia, caudor y vir- tud, á la mas ciega ignorancia; la que como un mons- truo de vicios, solo presenta frutos áridos, estériles y rui • nosos, que sepultando al juicio en la mas negra man- sión, jamás le deja ver por principios la razón, ni la verdad. Por esta fatal desgracia, vemos salir de aquellas asquerosas y perniciosas fuentes con el dialecto mas gro- sero, equivocados conceptos, críticas ridiculas, y opiniones extravagantes, lis que siendo hijas de la estupidez, solo les anima la pasión vendada del orgullo. Por esto vemos for- mar disputas con un osado atrevimiento, hasta de las co- sas mas sagradas, y presentarse innovadores de las mejo- res costumbres, que forjándose legisladores, tratan de es • tabieeer las leyes del error, del antojo y de la preocu- pación, queriendo destruir con máximas contrarias y pa- radojas inauditas, la doctrina general que el juicio sen- sato ha organizado para la buena educación. ¡ Ha limos. SS. ! por la corrupción ya de esta, no dejin de intentar algunos padres y madres de fa- milias, con el mimado de la sandez, delicadeza insensa- « ta ó amor mal entendido, que sus hijos sean venerados y respetados hasta de las personas de carácter, y que les sean celebradas palabras y acciones mas dignas de una sé- ria reprehensión, que de elogios imprudentes: amplifican- do esta conducta hasta con los pobres maestros, que sien- do el objeto de la educación, quieren comprometerlos á la indiscreta tolerancia. Por estas funestas consecuencias vemos brillar la in- solencia en la niñez, y el libertinage en la juventud, has> ta proferir con burla y vilipendio la voz de maestro, pa- ra insultar y ultrajar á aquellos que han sido la luminosa4- antorcha de sus primeros años. Muy contrario es el ejem. plü que Dios nos ensena, cuando dice: que el discípulo no ha de ser sobre el maestro: cuyo título divino tuvo Jesucristo en el mundo, como maestro primero de su san- to evangelio. En fuerza de esta ley tan poderosa, debe ser to- da la edad tierna de una enseñanza exacta en la obe- diencia, respeto y subordinación, para que en la provec- ta no ignore el hombre las obligaciones que le correspon- den en orden á Dios y á su semejanza. Por la falta de esta instrucción han sido arruina- das, no solo las familias, sino los pueblos y reinos. Bien claro y con ejemplos dolorosos nos lo manifiesta la histo- ria. Las naciones mas cultas del mundo, y quizá donde se vieron nacer y fructificar las ciencias y artes, son en el dia el testimonio patente de esta verdad; pues habien- do llegado, digámoslo así, al colmo de la sabiduría, fué faltando la energía, zelo y actividad de las cabezas de fa- milias, (que como rayos principales en el orden civil, mo- ral y político del globo terrestre, forman en su direc- ción el punto céntrico, donde debe colocarse el eje firme de la sociedad) ; y rompiendo la ignorancia las puertas de las pasiones, se dejó ver entre sombras espantosas, el hor- roroso genio del barbarismo. De aquí es, que la mayor parte de los hombres ha- yan olvidado el conocimiento de sus intereses, y las obli- gaciones que los constituyen honrados padres de familias. De aquí, la indiferencia ó abandono en la educación de sus hijos, y (como dice un célebre autor) el ningún dis- cernimiento en la elección de maestros, que son los que han de decidir de la suerte y del mérito de sus hijos para toda la vida, y que atendiendo solo á su vil ava- ricia ó á derramar el dinero con profusión en obsequio del vicio, los entregan al primero que encuentran, dis- tinguiendo por mejor al que les cuesta menos. De aquí, el que no haya buena fe, ni amistad tierna: de aquí el que veamos un trato mas de fieras que de gentes, y el que sobre las ruinas de la caridad, levanten estandartes gloriosos el odio, la venganza y la misma muerte: de aquí por último, el ver multitud de infelices hijos que deshonrando á sus padres y á la religión, sean el escánda- lo de los pueblos, y el disgusto de las autoridades.En vista, pues, de estas verdades, ¡ó niiíos di- chosos! vosotros que disfrutáis la grau felicidad de te ■ ner unos verdaderos padres amantes en todo al bien de vuestra educación, tributadles como al divino Criador las mas expresivas gracias por esta singular predilección; pues nada consigue el hombre en dar curso á la naturaleza, si no coopera con la segunda parte de la vida racional, que es la buena educación. Dadles gusto, honra y ho- nor, con el respeto, obediencia y aplicación en todo aque- llo justo á que os dediquen. Tributádselas igualmente con la debida sumisión y eterno reconocimiento al muy res- petable Ayuntamiento, y á nuestro dignísimo señor Obis- po, que reunidos aquí por el zelo de vuestro cultivo, son en este humilde y defectuoso certamen, brillantes ex- pectadores de los adelantamientos que habéis adquirido en el corto tiempo de cuatro meses; en cuyo espacio, á pesar de la edad tierna que os domina, vuestra doci- lidad y complacencia al estudio, ha sabido con valentía retirar las distracciones de la niñez, y abrazar con jui- cio aquella instrucción que distingue al hombre de los brutos. Sí, limos. SS. : VV. SS. II. en esta parte, son los testigos mas oculares de esta verdad; pues habiendo tenido á seis niños de los presentes ocho dias estudian- do aquellos breves discursos, que al tiempo de la aper- tura de este establecimiento debieron haber perorado, no pudieron aprenderlos á hablar; pero ni aun siquiera á leer; por que, sin embargo de la buena disposición que les anima, jamás habían tenido semejante ejercicio. En prueba de esta manifestación, VV. SS. II. cal- cularán por lo que vean, si estos caballeros alumnos han aprovechado á proporción de como entraron á esta ense- ñanza de mi cargo; sobre presentarse con urbanidad, com- postura, expediente, juicio y respeto; sobre leer, pronun- ciar, perorar y accionar, aunque con defectos todavía; y en cuanto al escribir, las planas acreditarán sus ade- lantos, sin embargo de tener muchas imperfecciones por los vicios que ya van dejando; como igualmente en el di- bujo, las ventajas desde los primeros conocimientos que basca el dia han adquirido, ofreciendo para el mes de abril del año próximo el correspondiente acto general, donde teórica y prácticamente demostrarán su instrucción en to- do lo que hayan podido avanzar, y por ahora solo mani-6. Testarán la que van aprovechando en el estudio de nues« tra sagrada religión, como base fundamental del cristiano. Pero antes con el mas reverente respeto, y en cum- plimiento de mis deberes, suplico á VV. Sis. II., ten. gan la bondad de recibir este acto mal formado, que mi sincero reconocimiento les dedica, como un tierno fruto de los incesantes anhelos, que constantemente sacrifico eo provecho de la niñez: tributándole asimismo las mas reverentes gracias por la protewcion que con tanta bon- dad franquean á esta casa de mi cargo: igualmente se las repito á los beneméritos magistrados, y señores D. José Maria Obando, D. Jo.'é Cerro, D. José González, I). Francisco Puig y D. Juan Azeárate, que con dinero en suplemento han fomentado eua enseñanza, en benefi- cio de la utilidad pública; distinguiéndose en cantidad y otras generosidades el expresado señor de Azcárate Y asi dando principio á lo propuesto, sírvase vd. L). Pa- blo Muñoz, explicar lo que es el estudio de la religión. A conti uacion fue el acto, como ya se dijo en la fecna expresada. Iv'ü'iV?. Los alumnos»van adelantando rápidamente en todo, y sobre religión lo han acreditado con loable ad- miración los cuatro domingos de adviento en la iglesia cotventual de N. P. 6. Agustín, donde en actos bien dispuestos y coordinados por su preceptor, peroraron ex- plkatoriatnente muchos puntos importantes de la doctri- na cristiana, por el evangelio de aquellos dias. No obs- tante, y á pesar de unos heciios tan realmente demostra- dos, el egoisuio, Itt ignorancia y el liberdnage, no dejin, aunque vergonzosamente y con h.'rocresi;i, de asestar sus tiros para arruinar esta enseñanza tan mil, que proteje el juicio, la razón y la justicia del mismo gobierno y sociedad instruida." El juicio del presente discurso, su nota y los su- cesos extravagantes que después hubo por algunos de los mismos regidores, porque no quiso acceder el benemé- rito Paz á sus caprichos, como es público, y acreditan las representaciones que hizo al superior Gobierno, de- muestran claramente el despotismo y arbitrariedad escan- dalosa con que ha sido perseguida la educación. Aquel ilmo. sr. obispo, y el señor ministro teso- rero D. Juan González del Campo, según los i.npreso.3 que7- corrieron entonce?, aseguran muy bien la decidida pro- tección con que se empeñaron á '^favorecer dicho estadio, á pesar de las rivalidades tan bajas y odiosas con que varios individuos de aquel ayuntamiento ya finado, lo quisieron perseguir} por cuya razón lo trasladó su autor á esta corte, con sentimiento general de todo aquel pu- blico, principalmente de las personas de juicio amantes de la educación. Esta ilustrada corte se lisongea de tener en su se- no un profesor patriota, de luces, de aplicación y de amor á la juventud. Reimpreso el discurso con permiso del autor. MÉXICO: 1820. En la oficina de D. Juan Bautista de Arizpe.