EL IGNORANTE s ^°

Á LOS SABIOS.

(guando llegó á mis mano» el papel del „ Amante
de la Constitución<l deseaba con todo fervor estar
perfectamente instruido en toda la sagrda Historia de
la Religión , para poc'er hablar con acierto contra la
proposición que con lanta desvergüenza se lee contra
la Iglesia santa . Pero rae determiné á ello confiado
en que los sabios lo harán por mí, pues conozco se
necesita unción de que carezco; prudencia que no
tengo, y ciencia que ro he adquirido: ellos emplearán
sus talentos para mi desempeño, á ellos recuerdo la
obligación que tienen de instruir, enseñar, defender, y
sostener la Religión pura, y Santa que profesamos:
hablen por mi en esta ocasión en defensa de religio-
sos, de clero y de preces de la Iglesia.

Diré de paso, que si por desgracia nuestra ha
habido algunos sacerdotes olvidados de sus deberes,
será quizá y sin quizi, porque la escasez y necesidad
los ha obligado á solicitar para sostenerse, y no por la
mala versación que el Amante de la Constitución les
atribuye infundadamente llamándoles frayles, debien-
do decirles religiosos.

Nosotros que vivimos entre ící religiosos sabemos
como se hailaa sus caudales y fincas; éstas arruinadassin tener para su reparo; y aquellos, si no perdidos y-
detenidos por 1a infame consolidación: e.cte pensamiento
diabólico con que el demonio tentó á Godoy, lo su-
bió al elevado monte del gobie ro, y desde alli le
mostró el dinero de las obras pias y de las capellanías,
y le dijo: todo esto te daré si postrado me adorares.
No resistió como en otro tiempo Jesucristo para en-
señarnos^ sino que inmediatamente consintió, le dió
gusto, y á Dios obras pías á Dios capellanías, y á Dios
beneficios eclesiásticos. Yo pienso que las Españas han
padecido desde entonces por esta causa, y es probable.
¿Y Godoy que fin ha tenido? el que tendrá el Amante
de la Constitución si no muda de sistema en orden á
religiosos, y en orden á todo lo que pertenezca á Dios..

Señores sabios: yo soy de parecer que el Amante,
de la Constitución como ha gastado el tiempo, me
parece que en la guerra, no ha tenido lugar ni tiem-
po para instruirse en nuestra santa Religión , y por
eso atribuye á las armas y no á las preces de la Igle-
sia la libertad de Fernando: pero podia dejar por un
rato el fusil de la mano, y tomar el sagrado libro de
los Macabeos y lerlo , y vena que todas las batallas
militares se han ganado no por la fuerza de las armas,
ni por el número de los combatientes, sino por la vir-
tud de Dios que los proteje , y que cuando han con-
fiado en si mismos todo ha sido derrotas y confu-
siones inauditas.

Aqui quisiera yo, y por mi ignorancia no lo ha-
go, relatar al Amante de la Constitución algunas de
las victorias que se len en las escrituras santas; pero
si, se las apuntaré para que los sabios se las relaten;
<lqü toda su extensión y claridadDicen, pues, que San?on con una quijada en la
mano mató mil Filbreos' Que los Hebreos recobraron
del poder de ios Fii;steos la Arca del testamento.
Que Jonalás con solo su escudero fue por una obs-
cura ¿ inaccesible sabida, se introdujo en el ejercito
de los Filisteos, pasó á cuchillo un gran número de
soldado?, y puso á los demás en confusión. Que Da-
vid quitó la vida al gigante Goliat. Que Judith li-
bertó á Betulia de la tirania y rigor de Holofernes.
Que Devora libertó á los Hebreos del poder dejabin
Rey de los Filisteo . Que Gedeon con solos trecientos
hombres entró á la media noche á el campo de los
Madianítas poniéndolos en tan atropellada fuga que
unos á otros se ruaban, y era su número de ciento
veinte rail.

¿Dirá ahora el Amante de la Constitución que á
la quijada que tomó Sansón en la mano debe la vic-
toria? el lo dirá; pero yo digo que á Dios cuyo* desig-
nios venero. ¿Dirá que haber recobrado los Hebreos
la Arca del Testamento se debió á sus armas, y nú-
mero? el lo dirá; p^ro yo diré que los Filisteos mis-
mos la entregaron por los prodigios que esta obraba
contra su mentido Dios. Puede que asi hayan hecho
los France-es con Fernando, por sus miras particulares.
¿Dirá que Jonatás por si pasó á cuchillo los soldados
Filisteos? yo diré que el poder de Dios que estaba con
el, y si no, no. ¿Dúáquela honda de David mató al
Gigante? yo diré que Dios que quiso libertará los He-
breos de este enemigo, y si no, no. ¿Dirá que el valor
de Judith libertó á Betulia de el rigor de Holofernes?
elt lo dirá, y yo diré que Dios se valió de esta beroyea
muger para librar á los de Betulia. ¿ Dirá que Devoralibertó por sí á los Hebreos, de el Rey Jabin? el lo

dirá; pero yo digo que Dios. ¿ Dirá que las armas de
trecientos soldado; de Gedeori pidieron en fuga á
ciento veinte mil Madianitas? el lo dirá, como dice
que Fernando recobró la libertad por las armas espa-
ñola?, y no por las mentidas preces de los Fray les.

Esta ultima proposición proferida por el Amante
de la Constitución es la principal que yo deseo des-
truir; pero confieso mi ignorancia, y me acojo al sa-
grado de lo3 sabios, y doctos para que ellos sean mi
desempeño; porque ahora deben emplear los talentos
que Dios les ha dado, y no reservarlos solo para opo-
siciones á canongia', y para hacer piezas oratorias lu-
cidas pata los pulpito*, sino, para rebatir estos-papeles
que ofenden nuestra Religión, porque soy de parecer
que si al principio no se hace esto, irán saliendo otros
y otros, y cuando volvamos la cara á Dios Religión.
Yo deseo que se ponga una Junta interinariamente de
censura, y asi estaremos seguros, y la libertad de la
imprenta será útil, y de ninguna manera perjudicial.
El Diablo tiene soluciones para todo, es muy sabio,
alucina, enreda , y tiene entre nosotros por desgracia
muchos que le ayuden, y los ignorantes como yo no
entendemos de interpretaciones diabólicas,, sino de
verdades católicas.

El Amante de ¡a Constitución la ama, hace bien:
conozco que nos acarrea mil ventajas, que á nuestro
Rey le quita casi todo el peso de sobre sus hombros
dejándolo Rey: se.acaba el despotismo causa de tanta
desgracia , de tanta miseria en los pueblos en donds
cada comandante, yo lo he visto , ha sido un Rey ,
pues con solo decir i este se pasa por las armas, nahabía apelación; no valia mas que dinero, para al-
gunos, para otros nada: y pobre del que se metia á
hacer por el infeliz sentenciado á quien por piriente
ó por inocente quería patrocinar,se arcabuceaba por-
que el comandante decía: "ya lo dije: yo lo mando:
está visto que no es insurgente ; pero para que no lo
sea". Cubramos estos funestos acaecimientos con un
eterno velo para no hacer recuerdo de ellos, y va-
mos á nuestro asunto .

Confieso, digo, las ventajas que nuestra Constitu-
ción nos franquea: ¿y seiá esto motivo para que el
Amante á ella quiera acabar con nuestras Religiones,
y con nuestro clero? Si ama tanto la Constitución
¿como no ha visto que comienza, en el nombre del
Padre y del Hijo &c. y que dice que la Religión ha
de ser la Católica? ¿Pues como llama perjudiciales
á los que nos reparten el pan Sacramentado, á los que
todos los dias piden por nosotros los vivos y por ese
medio millón de victimas sacrificadas por la Patria y
por el Rey? ¿Cuantas de estas víctimas quizá muy alle-
gadas á el Amante de la Constitución habrán subido al
cielo por lo» sacrificios ofrecidos por alguno de los
que llama Frayles perjudiciales? Dios permita que
cuando v. se vea en el trance de la muerte, Señor
Amante, tenga ásu lado un Frayle de estos que dice,
y no le suceda lo que á Volt-aire que lo pedia á gri-
tos, y sus criados se lo negaron diciendole que Uiviera
presente que habia escrito que rodo eso de confesiones
y sacerdotes eran patrañas y embustes, y asi murió,
¡infeliz!

Yo no digo que el Amante de la Constitución sea
como Voltaire^ será mas cristiano que otros; pero me

I

Vi'temo que:::::: lo diré claro, que me es sospechoso' en
máter5& de Religión, pero puede que me parezca por
que esta tan lejos de nosotros, ó mas bien por mi
ignorancia.

Sabios entre quienes vivo, á vosotros dirijo mis su-
plicas para que seáis los que confundan la desver-
güenza de eíe arrogante que porque ama la Constitu-
ción quiere empezar á componer un mundo corrom-
pido en columbres quitando Religiosos, y quiere de-
sempeñar el erario con exigir préstamo obligatorio á
los que tal vez nada tienen. Ya podia como fué á
sacar á nuestro Rey, ir á quitarles á los Franceses tanto
millón de dinero que han robado á la España. Ya
podia la nación nombrarlo de vocal representante,
¡que bien que lo desempeñara! ó pudiera comisionarlo
para deshacer agravios, amparar viudas, y enderezar
entuertos; ya me parece quo lo veo, confiscar bienes;
pero á los Eclesiásticos: desterrar obispos, destruir con-
ventos, quitar escuelas de enseñanza pública porque
ro se invirtiese en estos gastos el dinero. Entonces si
que seriamos félices, pero gracias á Dios que parece
que está lijos de nosotros, pero le temo, ¿porque si
Godoy estando lejos nos perdió, este con las alas de
aquel qae hiciera? que si aquel barrio con solo el di-
nero de las iglesias, este se llcvaria de ellas hasta los
moco? de las velas de cera.

Convengo en que los Scs. Generales Ballesteros,
Qulrcga y los demás tuvieron valor y trabajaron con
ardor, y entusiasmo en la guerra; pero también lo
tuvieron lo« que antes he apuntado , y si á aquellos
losprotejia Diosen sus batallas entonces, también ahora,
porque Dios no se ha mudado, este es uno de susatributos que es inmutable, pues confesemos de buena
fé que por las oraciones de la iglesia se ^estableció
Fernando á España.

Como el Amante á la Constitución se imprimió
en Madrid, y llegó hasta nosotros, asi llegará hasta Ma-
drid lo que vosotros digáis, sabio;: hablad en favor de
nuestra Religión á fin de que allá vean que esta se
haya mas bien fundada entre los que la aprendieron,
que entre los que la enseñaron, y que los beneficios
que recibimos como haber jurado el Rey y nosotros
la Constitución, los recibimos de Dios.

Puebla Julio 12 de 1820..

Oficina de D. Pedro de la Rosa.

Ski f recio un rt*U-