EXTRACTO DEL INDICADOR CONSTITUCIONAL, DIARIO DE LA HABANA DE 9. DE JULIO DE 13 2D. CARTA PRIMERA \ L>£ un Constitucional de Mégito d otro 4e ta Hubana. Mi querido amigos T^espues de congratularnog recíprocamente por la admira- ble y portentosa mudanza de nuestro sistema político, podre- mos recordar en días mas abanzados la dulce memoria de un grandioso acontecimiento que rompiendo las cadenas de una vergonzosa servidumbre, ha librado en nuestro favor y ea el de la posteridad, el apoyo mas sólido de la libertad na- cional, de la dignidad del hombre,y de la plenitud de to- dos sos derechos. ¡Viva por mil veces gravada en la memoria de los españoles la época venturosa de su gloriosa emancipa- ción ! ¡Felices log veracruzanog que han comenzado á disfru- tar los beneficios de la divina Carta, desde el momento en que se ha jurado gu observancia per uno -de los actos mas se- rios y sacrosantos de nuestra religión! A lo menog nada «o aventura en decir que los nobles veracruzanos. no tan sola- mente han sido los primeros de este vasto continente en pro- clamar el eco dulce de viva 1a Ccmtítucion, sino que serán quizá sus mas fieles y religiosos tbervadores. Me contraigo i semejante calificación, no perqué no haya en esta y ctro» puntes del reino, personas plenamente adictas y entusiasta! de la Constitución*, sino que per ahora, y hasta que lleiue un ge fe de acrisolada adheien al nuevo régimen, les deeeog dc los buenos serán incfkíces y estériles: reinará el- fanatis-2 mo, la superstición y la ignorancia, y con «lia aquel mis- mo yugo fcfrco que ha excitado justamente la noble exalta- ción de la nación mas grande y magnánima del universo. > ¡Quien lo creyera amigo mió! El treinta y uncTdamayo, dia memorable, y dia feliz si hubiéramos logrado los auspi- cios de un ciudadano español en la extensión de la palabra, será mentado con dolor en los tiempos venideros.. El extra- ordinario de Vcracruz que recibió el gobierno a las once d¡e la noche anterior, con la noticia de haberse jurado la sagra- da Constitución, desconcertó los planes de la cámara alta t se apoderó la confusión y el sobrecogimiento del ánimo in- deciso y pusilánime de los áulicos de Mágico: se mandaba y se revocaba la orden: se hablaba mucho y nada se fijaba: tal era el terror que habia infundido la trompeta constitu- cional de los veracruzanos. Por fin, amaneció el seteno y* venturoso dia, si hubiesen querido los áulicos, y después de la turba de agitaciones, incertidumbres y sobresaltos,comen- zó a divulgarse á las once del dia, que á las doce debía pu- blicarse el bando precursor de la jura delvirey y demás auto- Tidades. ¡Qué bello contraste por cierto! Se, veía por uoa parte esculpido en el rostro de los buenos, aquella sincera y/pura alegría que derrama la divinidad en eí corazón sen- aible y generoso; y por la otra, gravado en el tétrico, me- lancólico y pesaroso semblante de los malos, la imagen viva y significativa de los carácteres negros de una alma baja y miserable. Por la gracia de Di'03, como uno de los indivi- duos trazados en el primer cuadro, concurrí á la gran plaza en compañía dé otros tres hombres de bien; pero ¡ cual sería nuestra admiración al ver el mezquino aparato militar que acompañaba i los tímidos intérpretes, ó mas bien silencio-» jos publicadores del bando! Una compañía de dragones, y otra de infantería. ¡He aquí detallado el ostentoso cuadro de tan insólenme publicación!—Una rápida asomada vice- tegia a los balcones de palacio enmedío de. los individuos de alguoas corporaciones; pero sin que hubiese resonado por el ám- bito de su espacioso, un triste ni disperso eco d: víva la Cons- titucija, ofreció á sus confiaos cspxtadore» toda la ¡dea de un fúnebre aparato: un espectáculo ssnaijaata fiUspcrttba en Iqj• • • * < pechos generosos y sublimes, toda la indignación que provoca iguiente, la- opresión y el misterioso silencio, son símbo- lo de la ignorancia y de la tinnía. Semejante conducta va siempre precedida y acompañada de la imprudencia, y de la indiscreción de los aduladora qu- la apoyan, y aun la prcr gonan laudable. Este choque funesto y encontrado de la ver- dadera inteligencia y sentido de tan sencillas teorías, íiem,- bra la desunión, la confusión y el descontento en el pueblo: y la autoridad unida al artificio, con las voces abusivas de religión y tranquilidad, prevalece desgraciadamente sobre la santidad de las leyes. ¡Qué cúrnalo de males no se presenta á mi imaginación! Juran Ja observancia di un Código, y no observarlo, es ademas de una solemne infracción, cuse-6 fiar á lo« puebles á la insubordinación y á la inobediencia, y marcarles la senda ominosa del perjurio. Pregunto ahora i { i quien se t bedece en lVIégico ? La pregunta es espinosa, y no sé yo mismo como satisfacerla. ¿ Se c bedece al rey según el antiguo sistema? No, porque ya se ha jurado Ja Consti- tución. ¿Se obedece al rey según las nuevas instituciones? Tampoco, perqué el magnánimo rey de las Españas quiere, txorta, y aun manda que todos reamos constitucionales, y en Mégico la deferencia ó tales preceptos es un crimen polí- tico y religioso Dice «1 rey: españoles caminemos por la icnda constitucional; y en Mégico se repite: hágase imprac- ticable tan funesta senda,senda que los males llaman él ca- mino de la perdición. A fé que no se engañan, pues saben