EL ESPAÑOL AMERICANO AMANTE DE LA CONSTITUCION. >^,»>ién habia de creer que ese Código sabio, justo, retl- w>*o y benéfico, apenas había de ser publicado cuando J""!>'a de ser prosrtíipto? ¿*Quc la gran Constitución de la ■"íoii.ai-íitiin Española envidiada, y con razón, de los extran- BjyttS había de ser derrocada por españoles? ¿Que no res- pirando en todas sus clausulas nías que religiosidad, el mas "Ondeado catolicismo, beneficencia y felicidad, habían de e*l<■'■ •minarla el necio fanatismo, la vil hipocresía, el "*'•«•' d«9potísino, el ratero egoísmo y la incauta preoeu- Pa.vioit? Per* ftóí fue con pasmo y sentimiento de los ver- "¡idei'os españoles y de lps extrangeros imparcialcs! ¿Pero no es igualmente inercible que el valiente pue- "'0 español que apenas acababa de envainar la espada 'JUe con asombroso denuedo esgrimió contra los viles es- tivos de un tirano terrible que vanamente intentó subyu» 8iirlo, tolerase que le arrancaran como por encantamicn- to de entre las manos su felicidad y su libertad porque "'ababa de combatir con tanta gloria? ¿Que se viese su- Urgido instantáneamente, en el mismo sistema de gobicr- h" á que había debido su degradación, sin que este des- paciado acontecimiento hubiese encendido la roja tea de a discordia civil? ¡O pueblo heroico y generoso, cómo tu ^"s hecho ver al mundo todo que es incompatible la ge- "^'osidad con la perfidia, que 9on inconciliables el valor la traición, y que no pueden hermanarse el candor ^ la vil venganza! ¡O cómo eslimo y á cuanto honor le'n- £° perlenecerte, aumentar tu número y llevar tu nom- bre; Fue menester seis años de sufrimiento el mas dolo- Oso> á vista de que las mismas providencias que se ha-2 eíun creer á nuestro Rey amado, como fuentes Jé la fe* lícídad, no eran en la realidad sino funesto origen do peores.males. Fue menester que la Nación se viera al borde del precipicio para que levantara el glorioso gri* to que solo podia salvarla. Gran Quiroga, honrado líie* go, valiente Ballesteros, vosotros tenéis la gloria de ha* ber sido de los primeros en apellidar libertad, felicidad, Constitución para los españoles, vuestro grito enérgico » guisado un gran trueno se difundió con la celeridad del layo por toda la España y sus deliciosos ecos resona- ron en America, casi al mismo tiempo que nos llegó lü mas placentera noticia, de que el Rej desengañado en f"n» había jurado el Código que los pérfidos enemigos do la Nación, Je habían vendido como injurioso á su autoridad solo porque en realidad es opuesto á sus ambiciosas miras* solo porque va no habrá ministros déspotas, á quienes ata* ca de frente, oponiendo un invencible dique á su devas- tador egoísmo. ¿No es asimismo digno de la mayor admiración que tina crisis de este tamaño se haya verificado en paz, qu" en Jos instantes de efervescencia no se haya gritado con- tra los autores de las pasadas desgracias, que no se hu- ya atentado contra el gobierno, quo no haya habido una cruel revolución? Naciones todas aprended do la Espa* ñola, ella ha sabido lo que vosotras habéis siempre ¡g' morado, vosotras no habéis sabido, ó no habéis podido ve* rifiear una mudanza de gobierno, sin una revolución san- grienta, que por lo común os ha sumergido en peores males, que los que vanamente os lisonjeabais remediar. Buen testigo de esta verdad es en nuestros dias, la des- graciada Francia, aun humea la sangre de tantas inocen- tes victimas, sacrificadas á las mas. viles pasiones de su* «onoiudadadanos. •Estos hechos verdaderamente heroicos, no son dig- nos de la alabanza, de la admiración, de la imitación en semejantes peligrosísimos acontecimientos, y de tras- mitirse hasta la mas remota posteridad? La España ha acreditado su valor y su moderación* su honor y su probidad, su fortaleza y su fidelidad. ** tan admirable reunión de virtudes no la harán ocupar cintas distinguido lugar entre las naciones todas-de hv-— tnlia Europa? jNo la harán anuda «le sus aliados, tc- iuida ile sus enemigos y justamente admirada de todos? Marcha pues, marcha amada patria mia á nasos agi- gantados á la cumbre del poder y de la gloria, uasarrclla en buena hora los enérgicos resortes que para elevarte sobre todas las naciones, depositó en la vasta extensión de tus ricas, fértiles y envidiadas posesiones con mano franca, liberal y benéfica, el único verdadero Dios á luien adoras. El sabio Código que con tanta gloria tu- ya como ignominia do tus desnaturalizados hijos has sa* «Jado de entre el polvo y del olvido, parto feliz déla sa- biduría! de la integridad y del mas sincero y decidido amor á tu engrandecimiento y a tu gloria, te abre el pasa franco á tu prosperidad y á tu elevación. El te ha restituido la soberanía, esa augusta prc- fogativa que reside y siempre por un derecho imprescrip- tible ha residido esencialmente en ti, y de la que tan in- justa como inicuamente te habia despojado la negra y vil lisonja, arrastrada por. motivos aun mas malvados y viles que ella misma. Asi mismo ha asegurado la libertad individual en to- dos y cada uno de tus hijos Un tiránica é impíamente vul- nerada, libertad sagrada, que todo hombre sea del país que fuere tiene derecho á reclamar de toda sociedad sea cual fuere, y que no so puede violar sin una manifiesta infrac- ción del derecho natural. Igualmente por él se hallan tus hijos expoditos para comunicarse sus luces, manifestar sus ideas y contribuir á tu engrandecimiento por medio de la libertad de la im- prenta que el cruel despotismo obstruye en el siglo del ominoso terrorismo, y hubiera también, si hubiera esta- do á sus rateros alcances, arrancado aun la libertad de 4>ensar' Por este benéfico Código va á desaparecer para siem- pre de nuestra vista ese enjambre de estancos, cuyos ra- teros productos en lo sustancial, aunque muy á propósi- to para cebar la insaciable avaricia de los inicuos favo- Utos qne lograron alucinar miserablemente a los Reyes «us amos, haciéndoles creer que eran los mas perennes manantiales de la riqueza del Erario, no habiendo sido en realidad sino las verdaderas sanguijuelas de la Na- 1cion que chupándole insensiu-lrménte sus riquezas y si'8 arbitrios, la han reducido á la miseria y al abatimiento. Han sido también la (tausa fatal de la ruina de tanta* desgraciadas familias que gimen irremediablemente en la mas vergonzosa mendiguez. Van á desapareeer esos privilegios exclusivos, ordi- nariamente vergonzosos frutos de la mas descarada ve- nalidad, siempre odiosos y por lo común opuestos á la p"" blica felicidad. Va á desaparecer esa multitud increíble do pensio- nes, erigen funesto de tanta multitud de trabas, que opo- niendo una barrera insuperable á toda industria, ocasio- nando necesariamente, el desaliento, atrayendo la ociosi* dad, sumergió á la Nación en el abismo do males y m'' serias en que se ha visto por el maldito hidrópico liip0 de agarrar á dos mano», á roso y velloso sin dete- nerse en los miserables resultados do tan necios antece- dentes. La justicia va á manifestar su magestuoso semblan- te con serenidad y sin temor de ser hollada esa justa y sabia ley que previene que el soborno, el cohecho y 1» prevaricación de los magistrados y jueces producen no- ción popular contra los que los cometan, es un duro fre- no capaz de contener al juez mas venal y al mas olvi- dado de su deber. Las benéficas instituciones para los ayuntamiento» los va a constituir verdaderos padres de los pueblos que representan, sus empleos ya no son unos empleos vena- les, los regidores constitucionales como elegidos por lo* Migetos de la confianza del público, están del modo mas formal comprometidos á desempeñar la que de ellos se hizo, á mas de que el que no corresponda á lo que de él se esperaba, se tendrá présenle para no acordarse mal de él. Por último, cuánto es mí gozo al considerar los mu- chos y grandes bienes que va á vincular en la Nación esa admirable Constitución. Llegue, en buena hora, l'e* gue el dia feliz y venturoso en que establecida en toda su extensión, disfrutemos á un tiempo de todos los bie- nes que nos prepara. ¡Qué cuadro tan hermoso ofrece á mi imaginación tan alegre perspectiva.' Vea yo coiiboli-- 'Utlo el Erarlo públifo sobre las basas justas, sólidas y per- manentes de unas contribuciones proporcionadas a los re- e»rsos de los ciudadanos y á la necesidad y gran impar* 'íneia de su objeto. Vea yo refluir estas mismas riquezas en los arse- nales y astilleros para construcción y equipo de nuestra *scuadra, de que tanto necesitamos para que el Pabellón Español sea temido y respetada en los mares, y para ']ie nuestro comercio adquiera nueva energia y se haga fcou todas Ins ventajas de que es susceptible, que "inca ha disfrutado y que lo harán por mil com- binaciones felices el mayor del inundo, y asi como hasta "lío'ra no heñios sido mas que unos infelices tributarios de todas las naciones, asi en lo sucesivo estas mal que 'Ks pese, mendigarán do nosotros una infinidad de pro. dicciones que les son del todo necesarias y de que ab- •olutamente carecen.- Y si lias(a ahora nuestros mas opu- lentos comerciantes, llamados así impropiamente, pues á '° mas que han podido aspirar es á hacerse unos mi- '«rabies factores de los verdaderos comerciantes extrañ- aros, quienes les han pagado siempre sus mezquinas co- lisiones con dinero español, asi en lo sucesivo estos mal de su grado pasarán á faetores nuestros. Refluirán igualmente las riquezas del Erario, reconi- Nosando dignamente- á nuestros valientes guerreros que Je desvelan incesantemente en la conservación de la pú- blica tranquilidad, y están dispuestos á toda hora para 4(íudir á donda-- la madre patria los llame en su deftn- **i sirviendo en tiempo de paz de hacerla respetar, y en «1 de guerra de escarmentar á los que osen invadirla. Refluirán en fin en tantos establecimientos út i los que J'tando fuera del alcance de los ciudadanos en particular, '* Nación fomentará con conocidas venlajas. No servirán ya las riquezas del Erario público para ^mentar la insaciable avaricia, el faustoso aparato, la Mentida elevación, la fiera arrogancia y vergonzosos crí- menes de nuestros antiguos grandes visires. Tampoco servirán ya para derramarlas tan pródiga (0>no inicuamente en los gabinetes extrangeros, para per- «das intrigas urdidas por traidores üeiagradeeidós. Ni menos te nos liará pagar, mal que nos doliese, ábeso de oro el duro hierro pac» forjar las crueles tn' pas eon qu« se ees tenia tan oprimidos. Vea yo progre car Cnilo» ios rumos do iudustri» ala benélica sombra de. un gobierno sabio o ilustrado, que no aspirando Di*s que ¿v lafelicidad eouiuu Jejos de oponerse á ella» la I'1'0' mueve, la pr aleje y la vigoriza. ¡Y qua la gran Constitución que va á auyentar tan'9' y tamaños males, y va á abril,' de par en par las puerta á tantos y tan imponderables bicucs tenga enemigo»! ¡Que baja tan pérfidos y execrables egoístas Par* quienes pesan mas en su injusta, inicua, infiel y Uai''0' ra balanza sus rateros y detestables intereses pai't¡(,u' lares que los grandes é importantísimos de toda una g'"* Nación, cuya mayor desgracia consiste y ha consistió" siempre en el fatal aborto de tan infames como perju* diciales monstruos! ¡Que baya tan viles y criminales hipócritas que »" atrevan á arrebatar sacrilegamente el sagrado maulo ¿6 Ja Religión para encubrir con él su detestable ftgoismt>|>cJ' eajando á mas de cuatro viejas y no viejas preciadas »° devotas y á otros tantos topos fanáticos que cae religi05" Código, cuyo principio es la invocación de Dios Uno 1 Trino, que su capitula segundo, articulo 12 estábil que la Religión de Ja Naciou Española es y sera pei'P6" tuamente la católica, apostólica, román», única verdader"' que en el capítulo sexto articulo 117 previene que 1°.' Representantes déla Nación al iugreso de sus aug"8' tas funciones juren antes que todo, defender la Relig'0" católica, apostólica, romana, sin admitir vira alguna eIt el reino es anticatólico! ¡Que aun baya tan malvados y viles aduladores, qu? estén tan obstinadamente empeñados en hacer creer * Jos mentecatos que ese justo Código es contra el Bejfl solo porque les cerró la puerta a sus ulteriores inti'i' gas con lus ministros venales, .cuando jamas han leni"p Jos Reyes peores enemigos que á estos ¡afames! ¡O mi86' ria humana como abales al hombre! De que no es cap^ el corado» humano cuamlo llega á ser triste presa do laí utas eriminalcs pasisnes! Pero amada patria min, camina á paso aeelerado * la altura a quodebes arribar, guiada por el admirab'0Código quo lias sabido formarte, despreciando la negra a'itmnia de tus desnaturalizados hijos, que sel oponen á 11 elevación embriagado» con el pestífero licor de su J^zqnino egoismo, que les impide el ver la luz en la to'taü del día. Sírvate de la mayor satisfacción que por JRda centenar de pérfidos que ven con ojeriza al ilus. jrado Código que va á restituir tu dignidad, tienes mí- '••res de eiadadano9 qua lo admiran ■ y lo aplauden, f por cada millar de necios seducidos tienes millonea de *crdaderos españoles terminantemente decididos á sos- l*ner en todo trance su • conservación y permanencia. , Heroíoa Nación-Española, Nación grande, Nación J'Hnosa que tan dignamente te has conducido en el di- fluí! y arriesgado paso de desarraigar para siempre de tu ""o la mas envejecida arbitrariedad, el mas dcsapia- . 0 egoismo, las mas crueles preocupaciones y tanta mul- j'tud de males que tan injustamente tedegradnronj^muestra' :e ya tal cual eres delante de los extrangeros tedos qno ''«nos de admiración y envidia á tus gloriosos hechos, te "an ya el lugar de quo antes te juzgaban indigna; te aman, jj* respetan y te alaban. ¿Y en medio de esto, yo que por "¡elia mía te pertenezco, estaré mudo, no te alabaré por ^s qUe mi lánguida pluma desfallezca al pulsar su inu* **lidad para tamaña empresa? No, no, no será así, y ya 1U« no me es dado elogiarte como mereees, no dejare l10* lo menos de repetir incesantemente, viva, para sien»- l*« viva, la gran Nación Española y su sabia Constitución. vF. b. Se expende en Ia librería de Recio portal dt Agustinos MÉXICO: la oficina, de Ti. Juan Bautista de Arizpe, año de 1820.