AL EXCELENTISIMO SEÑOR VIRE?, iS DEFENSA coO' icio' jdeí E IMPUGNACION * Pe' AL LIBELO TITULADO: i?/ Liberal á los tajos Escritores. 'onS' •oreí iasa' «V^^uién, quien podrá juzgarse ya Ubre do ia atroz calum- nia del maldiciente? ¿qt:'téa da la ponzoña de u:ia pluma e'U»e;ienada l i quién de las garras furiosas de las fi¿ra; carnívo- • ¿ {lue nos asechan para destrozarnos í Si ei'mérito mas subu- ivni í*16 ^ acendrado le vemos hecho blanco de la maledicencia, y j a virtud mas pura amenazada por las asechanzas de una inrea* e" C''0n depravada con el mismo furor que el tigre devora al ino- 1 dS Ce«te cordero. . Tales son las condiciones odiosas y detestables del ente f si" a^0rninac,v)n» ^ue vert'° mortífera ponzoña con la insacia» 1 0/ j 6 rabia de la3 furias en el folleto y escandaloso libelo titula* j¡, ,°: El liberal a los bajos escritores, atacando abiertamente el Sl t<¡ l0a°r- 'a gloria, la fama y virtudes del benemérito gefe que Pjy, gobierna, en cuyo elogio todo cuanto puedan expresar ios * í¡' Ü*tl0í es Poco en comparación de sus virtudes. No los escritores esclavos, no los perversos, no los ser- ES^ Vl.'*5» los escritores libres, los que conocen la verdad, el es- » tO' r'r'tU ^e 'as "eyes ^e 'a Constitución, ios que respiran las au- Hí' SUaves ^e esa •''íerta^ c-vil, reglada y justa, son los que le ^ 'butan justas alabanzas y le rinden homenages de una since- u ta gratitud, y del respeto que se ha grangeado como heroico ^cifieador de estas regiones, que nadaban en sangre y gemían *Qtr* los horrores de una guerra injusta y destructora: él fué >ris que serenó esta borrasca política, el fuerte que repri-á los malvado?, el justo que premió á los buenos: él fue el piadoso ¡>ér que enjugó las amargas lágrimas de la viu- da inconsolable y del huérfano infeliz. Por sus sublimes talentos, por su benignidad, ya erati lejos de nosotros los males que por tantos años nos habian su» mergido en el horrendo caos de la amargura: ya la felice Améiica de entre la desolación y la ruina levantaba al cielo sus manos agradecidas pidiendo al Omnipotente sus bendiciones para este genio bienhechor y clemente, y entonces un malvado, uno solo osa contradecir estas verdades y cubrir con el odio o bor* ron de la ingratitud á todos los habitantes de este vasto ¡m* perio, .suponiendo que se abusa de la paciencia de todo el resto de sus conciudadanos, con los epítetos honrosos que se tributan á su benigno y benemérito gefe. ¿ Y este se clasificará liberal, se llamará ciudadano? Sí, y no faltarán acaso contra* ríos del buen orden, genios díscolos y enemigos de la paz i que confundiendo aquel respetable nombre y sagrada clase con lo que es solo iniquidad, sigan su detestable sis ema, su objeto bárbaro que es el de fomentar partidos, exasperar los ánimos y traer sobre nosotros todos los males y horrores de la anarquía. ¿Esto es lo que semejantes desaforados entusias' tas amantes del crimen llaman marcha rápida de la Con.ti' tucion? cuando en realidad es atacarla, destruirla y en vez de ensalzarla, hollarla con infame planta, faltando á cuanto pre- viene y manda, en particular al artículo 7. capítulo 2. en que terminantemente dice : todo españot está obligado á ser fie' á la Constitución, obedecer las leyes y respetar las autorida* des establecida*. ¿Es esta la conducta del atrevido libelista de Puebla? Res- ponded, verdaderos constitucionales: decid buenos ciudadanos ¿es- tá entorpecida la marcha constitucional porque el verdaderamen* te virti oso Apodaca ha pulsado con lino y sabiduría el órdert sucesivo que debia observar para establecer las nuevas leyes, evi- tando que la precipitación entorpeciera su curso? ¿Puede llamará á este don particular de gobierno tibieza y desafecto al nuevo «istema? ¿ Se puede de aquí deducir que envegecido en el vicios"fue 'istema antiguo, y bien hallado en su colosal poder, quiera sos» ¡u. tenerle porque las nuevas instituciones se le arranque de las tria- dos? ¿Fue acaso su poder para emplearlo en oprimir y destruir ó rad Para aiz.ir con benéfica mano el pacífico ramo de la oliva? De- su» cidlo, publicadlo por aquel ser Omnipotente que registra el fon- lice d° de vuestros corazones, nobles habitantes de este reino, de- sús C'<1, vosottos que jamas profanasteis la verdad, ¿ si es digno de l3r3 infundirse en tiempo alguno el respetable nombre de Apodaca jno C°Q los Vénegas y Callejas, y si en el tiempo de su justo, aun- or» lie azaroso gobierno, ha desmerecido la gloria de los Quirogas? m- t)ec¡d si el monarca español que solamente anhela por la feli- el c'dad de sus subditos dudará un momento que es venturosa es- se ta hermosa porción de la Monarquía con el mando del virtuoso 3rá Apodaca; que merece ser relevado en premio de sus continuos des- ra« Ve'os y fatigas con todos los honores á que sus servicios le han it, ' °*cho acreedor. Solo los detractores de la terdad podrán ne- jase garlo y solo un malintencionado ignorante, de una alma vil y su baja y de una depravada conducta puede poner como borrón los fl que no haya renunciado el mando del ejército, siendo gefe po- de ''tico del reino, poniéndole como un ejemplo el hecho del stííor as * ^gár. ¿ Pero á quien se oculta que distante Agár »etenta leguas ,ti' *k la corte, renunció el mando desde donde podia esperar en de breves dias la resolución del Rey que proveería inmediatamen- re- te este cargo en un sugeto digno de su confianza? ¿Reuunciaría quí ^gár el mando militar sin dirigirse al monarca? jle substituiría fie' otro gefe de su mo'uo propio y cou la plenitud de su auto, da* '"iidí No: porque ct>rriendo en él los atributos de gefe político y d.l ejército ¿en ^ sCr contrario á la sagrada carta la reunión de los dos max- ;vi- ^os en un solo individuo se le exonere de. uno de ello.? 2 Ha it-,e ^Aexionado ese calumniador sedicioso la larga dista ic'ta que eVo a¡vide ambos reinos para que este hecho pueda puoluarse en lOiO 'lrtud de la deliberación del monarca? ¿Ha hallado e»< embus-tero insolente alguna ley en la Constitución, que prevenga a todo gefe político y militar que renuncie instantáneamente una de las dos atribuciones, depositando la que renuncia arbitra- riamente en otro gefe ó poniéndola á disposición de tas jun- tas provinciales, ayuntamientos ó tribunales,? Si nada de es- to previene el Códig» jen qué está el crimen, en qué la in- fracción de las leyes? Solo en la maligna fantasía de e;e ge* nio reboltoso, de ese maldiciente, acreedor al mas severo cas- tigo por subersivo, falsario, insuboedinado á sus gefes, y des- agradecido é ingrato á su bienhechor ei Exmo. Sr. Apodaca. Hombres sensibles, ciudadanos honrados, alzad el gri- to, clamad por el justo castigo de este criminal. Inclito Apo- daca, no sea todo benignidad, recordad lo que representáis en este imperio, y que las injurias que os infieran los audaces, son inferidas á Fernando, cuya persona representáis: por él, sí no por vos, debéis vengarlas satisfaciendo la jus-íicia y la publica vindicta: las circuestancias lo exigen, desterrad de nuestro fe- liz suelo un monstruo tan abominable, que no debe ni puede vivir en la sociedad que devora é infesta. Méjico 5 de Octubre de 1820. á las dos de la rna>» drugada, M. M. G, MEJICO: 1820. IMPRENTA DE ONTIVEROS, I