REFLEXIONES 1M PARCIALES w , ¿¿1#3 ¿tetado A, SOBRE LA ""T FRANC-MASONEEíA. ' ¿i¿Wde jYvron* FILADELFÍA, EJí ti. TJIPRENTA BE TIIOMAS H. PA.1MEK. 1818.Laugh where we must, be cáhdid where we can. Reir donde motivo urgente hallemos, Y candorosos ser donde podemos. Pope. Ens. Sobre el Hombre—espis>t. Ia,REFLEXIONES, &c. Yo oso levantar mi voz desde las frondosas ribe- ras del Delaware, y ofrecer el producto sencillo de inis ideas á todos los Franc-Masones en la ancha su- perficie del suelo Anglo-Americano, y en todos los otros paises do quiera que habiten, y profesen lo que ellos denominan el Arte Real, el Estudio su- blime de las Ciencias y Virtudes, la Geometria per- fecta, la Luz oculta ó vedada á los profanos. Oso penetrar en sus famosos misterios, y raciocinar sobre sus instituciones. No creo, que ellas pue- dan estar fundadas sobre una fé implícita que de- mande el sacrificio absoluto de la razón, ó que re- huya á las luces de esta guia superior y universal que el Autor soberano de la Naturaleza, y Arbi- tro Supremo del Universo, dio al hombre para su dirección y gobierno sobre la tierra. Yo he visto á los franc-masones aplaudidos en unos paises, despreciados en otros, y perseguidos en muchos. ¿ De que ha podido provenir, exclamé yo,esta va- riedad en los sentimientos y conducta de las na- ciones ? i Como pueden unas juzgar bueno ó indi- ferente lo que otras consideran peligroso ó des- preciable ? Yo quise entonces examinar por mimismo las ínstitutiones Masónicas, y todo lo que se practica en las Logeas. La empresa no era di- fícil : todo es publico en el pais en que resido: los franc-masones son favorecidos en él; y sus cate- cismos y libros corren impresos, y se encuentran doquiera. Instruime fácilmente en todo lo que encierra la franc-masonería, y voy á exponer mi juicio sobre ella. Si las instituciones Masónicas han sido concebi- das, como se dice, por un esfuerzo generoso de fdantropia, y son en todo conformes á las máximas sublimes de una filosofía pura, sensible, tierna, y bienhechora, la razón debe ser su guia ; y todo lo que es contrario ó vergonzoso á la razón, debe considerarse indigno del Arte Real; debe exter- minarse de la franc-masonería, porque la hace odiosa y despreciable, y porque degrada á los que la profesan. Creo, que todos convendrán conmigo en estos principios fundamentales. Las ideas que, con arreglo á ellos, se presentan á mi entendimi- ento, son precisas y luminosas, y basta el sentido común para rectificarlas. El objeto de la Masonería es la beneficencia, la practica sublime de una caridad sencilla, afectuosa, universal, desinteresada, y pura baxo todos sus aspectos. Creo que todos los franc-masones con- vendrán conmigo también en esta definición, y en la conseqüencia que yo saco de ella ; á saber'—que todo lo que no contribuye á los objetos filantrópi- cos de esta beneficencia y caridad generosa, es ex- traño á la Masonería. Baxo este concepto, yo encuentro cosas que no pueden conciliarse con la buena razón en las instituciones y prácticas Ma- sónicas. Como ellas derivan su origen y existen- cia desde una antigüedad remota, y no han sufrido5 jamas la análisis y discernimiento de la critica, permaneciendo siempre invariables en medio de las revoluciones del tiempo, y de los progresos de las luces que han enriquecido y rectificado á la razón en la masa de sus conocimientos,no es extraño que encierren abusos, defectos, y contradicciones, perjudiciales sin duda al objeto verdadero de la Masonería, a la reputación de las Lógeas, y á la de sus individuos. Estos abusos, defectos, y con- tradicciones, son evidentemente los motivos que han atraido el odio ó el desprecio de muchas gen- tes sensatas en todos los paises contra las institu- ciones y practicas masónicas. Yo no hablo aqui de ese fanatismo ciego y feroz que tantas veces ha encendido y fulminado sus rayos contra la Masonería, y contra sus alumnos. Quando el Dominico Greineman y el Capuchino Shuif, en 1779, declararon desde el pulpito en Aix-la-Cha- pelle, que los franc-masones eran precursores del Anti-ChristOy Sodomitas, impíos, y malvados, pro- fanaron ciertamente la cátedra del Espiritu Santo con invectivas sórdidas, y calumnias groseras ; y quando conmovieron al pueblo para que los asesi- nase, substituyeron á la caridad y á la dulzura del evangelio la rabia de las furias infernates. Mas ya por felicidad no hay pais en la tierra donde se repro- duzcan estos exemplos, ni otros semejantes; y sobre todo, yo hablo de la franc-masonería en el concepto que ella sufre en el tribunal de la razón, quando es examinada con imparcialidad y candor. La razón acusa sus defectos, y la filosofía los demuestra. Yo voy á tocar los mas principales. Io. El secreto de que se hace profesión entre los masones,j| y que se promete guardar baxo juramentos terribles. Este secreto es odioso y ridiculo, si examinamos bien su objeto y circunstancias. Es odioso, por que supone que hay cosas en la Masoneria, ó en las 1 #ñ Asambleas Masónicas, que no son dignas de ex- ponerse á la luz pública, ó que no son capaces de someterse al criterio de la razón. Lo que es bueno, no necesita de ocultarse : lo que tiene por bases á la verdad y á la virtud, no debe relegarse entre las tinieblas. Si los Masones profesan la Luz ¿ por que la ocultan ? La beneficencia y la caridad exigen, que la manifiesten al Público, por que su esplendor, hermoso y dulce, no puede me- nos de servir de consuelo, alivio, y delicias al gé- nero humano. El que posee la luz, dice el Evan- gelio, no la oculta baxo un celemín, pero la coloca sobre una cumbre elevada para que todos la vean, y se dirijan por ella. Lo que no es contrario á las leyes humanas, á la Religión, ó á las costumbres, ¿ por que ha de ocultarse en las sombras del mis- terio ? Si lo fuera, no debería existir. Mas los Masones respetan las leyes, la Religión, y las cos- tumbres del pais donde residen. Luego, nada tienen que temer, ni que recatar como vedado ó misterioso, á no ser que teman ser notados de ex- travagancia, de puerilidad, y de absurdo. Si nada hay en sus instituciones y practicas que merezca esta nota, el secreto es no solamente odioso, pero también irracional y vano. El es ridículo, ademas de esto, por que todas las instituciones, ceremonias y practicas de la Masonería son ya conocidas en- tre los profanos. Diversas plumas las han descu- bierto y analizado en todos los países cultos. Los estatutos generales de la Masonería, y los de di- ferentes Lógeas particulares, aparecen copiados con exactitud en muchas obras que corren en el Público. Los catecismos de los grados Masóni- cos se hallan entre las manos de todas las gentes que quieren leerlos y examinarlos. Nada se prac- tica en las Asambleas Masónicas que no esté re- velado y sabido ya de todo el mundo. ¿ Sobre querecae, pues, el secreto ? Sobre cosa ninguna. Luego ; es inútil y ridiculo. Los juramentos ex- ecratorios con que se obligan los Masones á guar- darlo, chocan á la razón, y ofenden al carácter sencillo de la modestia, humanidad, y dulzura que deben ser inseparables de todo acto Masóni- co. Un juramento digno de hombres de honor, no debe prestarse sino por el honor mismo ; y si juzgamos preciso el hacerle mas sagrado, basta prestarlo por el nombre Santo de Dios, extermi- nando de él todas esas imprecaciones y voces ter- ribles, que no solo son extravagantes en su sentido, sino que tienen íntima analogía con los actos mas feroces de la superstición y fanatismo en los siglos bárbaros. Yo estoy convencido de que baxo qual- quiera aspecto que se mire el pretendido secreto de los Masones, se le reconocerá precisamente por odioso y ridículo ; y convendría para el bien y honor de la Masonería que se le suprimiese del todo. El solo puede ser útil en los países donde es prohibida la Masonería por las leyes civiles ó por las religiosas ; pero la Masonería dexaria de ser prohibida, y sería venerada entre todas las na- ciones, aun las menos cultas ó menos liberales, si no hubiese tal secreto, y si se llegase á exterminar de ella todo lo que la hace odiosa ó despreciable. 1 2o. defecto. Todas las palabras y alegorías de que usa la Masonería, sacadas de la Biblia, pare- cen unas veces opuestas al sentido genuino del texto sagrado, y otras veces impropias para los objetos á que se aplican, sea en los catecismos masónicos, ó sea en los grados, ó en los ritos y ceremonias de las Lógeas ; y esta mezcla de lo sagrado con lo profano, es decir, de palabras y alegorias de la Sta. Biblia con las ceremonias y prácticas de la Masonería, no puede menos deparecer indecente y de ser chocante á la razón misma. ¿ De que sirve toda esa xerga de nomen- clatura Masónica páralos objetos que se propone la Masonería ? Se afecta una especie de lenguage, y de emblemas, ó parábolas, que excede en mu- cho al lenguage y á las imágenes forzadas de la Mística en los siglos del fanatismo religioso, quando la imaginación, remontándose á una esfera donde no llegan los sentidos, desnaturalizaba las cosas mas sencillas, y se espaciaba en la región de los delirios y quimeras. En los grados sublimes el uso de las palabras y alegorías, sacadas de los libros de la Biblia, es to- davía mas chocante y mas vicioso, que en los gra- dos de la Lógea llamada azul, por que se viste de este color. Yo digo, que el uso de dichas palabras y alegorías es todavía mas chocante y mas vicioso en estos grados, por que aparecen mucho mas nu- merosas en ellos, y mucho mas inoportunas y afectadas para los fines sencillos de la Masonería ; por que se les atribuye las mas veces un signifi- cado que no tienen en la lengua original; y por- que la mezcla de lo profano con lo sagrado es to- davía mas extravagante. No permite la extensión de este escrito, que yo cite en él todas las palabras y alegorías de que hablo, porque esto exigiría una disertación difusa, y un cotejo de dichas palabras V alegorías, usadas por los masones, con las del texto original á que refieren : trabajo, que envol- viendo conocimientos superiores á los que posee la mayor parte de los masones, vendría á ser inútil para ellos. Convido á los que pueden leer y en- tender el texto original, á que hagan por si mismos este cotejo ; y estoy seguro de que quedarán con- vencidos de lo que yo insinúo.9 La historia de Adon Hiram, que se supone ha- ber sido el arquitecto director de la construcción del templo de Salomón ; la de este Rey de los Israelitas, que se supone haber sido Franc-mason, y haber presidido á una Lógea que convocaba en un subterráneo, compuesta de Adon Hiram, y de los maestros de la obra de aquel templo ; la del asesinato de Adon Hiram, persecución de sus asesinos, y sacrificio hecho por el mismo Rey en acción de gracias al Todo poderoso por el arresto y muerte de aquellos malhechores, &c. &c. Son datos, que no aparecen de modo alguno en la his- toria ; que tienen contra si la verosimilitud ; y que á la luz de la buena crítica, parecerán siempre cu- entos ridículos. En la explicación del origen de los diferentes grados Masónicos, y en la historia que se hace de cada uno de ellos en los catecismos y libros de Masonería, aparece el mismo prurito fecundo en cuentos y fábulas extravagantes. Yo citaré por exemplo la que sirve de fundamento al grado de caballeros de Oriente. Jerobabel, uno de los Is- raelitas que Nabucodonosor, Rey de Babilonia, llevó cautivos, quando entró como conquistador en la Judéa, tomó á Jerusalen, y saqueó y des- truyó su templo, se presenta, comisionado por el pueblo cautivo, al famoso Ciro, después que se apoderó de Babilonia, y le pide la libertad de sus compatriotas, y la permisión para restablecer su templo. Sigúese entonces un dialogo sostenido entre Jerobabel y aquel poderoso conquistador, el qual se empeña en que Jerobabel le revele y co- munique sus secretos (los de la Masonería). El noble Israelita se resiste á todo género de per- suasiones, y de promesas y amenazas, con intrepi- dez y firmeza, y Ciro desiste de su empeño, y le10 otorga todo lo que pide. ¿ Donde se ha podido en- contrar fundamento 6 motivo para la invención de este cuento ? Qué datos se pueden alegar para jus- tificar la certeza ó verosimilitud de aquel dialogo, y la de lo que en él se contiene, referente á los se- cretos de Jerobabel ? Nada, si no un delirio de imaginación. ¿ Que secretos profesaba y tenía que ocultar Jerobabel, á no ser los dogmas y ceremo- nias de la Religión Judaica ? Mas estos dogmas y ceremonias no formaban una doctrina oculta. El pueblo Judío se gloriaba de ella, y no la ocultó jamas. Suponer, que Jerobabel, ó alguno otro de los Israelitas era franc-mason, es inventar ó su- poner cosas al arbitrio vago de la fantasía. Si se quiere fingir, que la Masonería existía ya en aquel tiempo, y mucho antes, entre los Israelitas, mejor sería decir, que Dios inicio en ella á Adán, y que este la transmitió por sus hi]os á los Patriarcas antediluvianos ; que Noé la preservó en la época tremenda del Diluvio, y que de él y su familia ha pasado á los Judíos. Tanto fundamento habría para esta suposición, como para la que sostienen los franc-masones ; y en clase de invención arbi- traria, la que yo insinúo no puede menos de pa- recer mucho mas bella y gloriosa. Acaso se me acusará de añadir en este discurso la acritud odiosa de los sarcasmos á la severidad inflexible de la Critica. Qualquiera que haya leido ó lea con re- flexión los catecismos y libros Masónicos que cor- ren impresos en diferentes lenguas, se convencerá de lo contrario. Separando mi atención del cú- mulo inmenso de fábulas, contradicciones, ripios, y necedades monstruosas que presentan á cada página los referidos catecismos y tratados de franc- masonería, donde se ofrece materia copiosísima para el ridicutUM acri de Horacio, solo me he pro- puesto notar los puntos mas esenciales, y conven-11 cer á las gentes sensatas de la importancia y ne- cesidad de una reforma absoluta en las institu- ciones y prácticas Masónicas. Yo pudiera hacer ver, que los Masones son aun mucho mas nimios que los pueblos de la China, en sostener la antigüe- dad marabilloza de su existencia ; y que van á buscar el origen de sus mistersos y ritos enlos que observaban los antiquos sacerdotes y Magos de Egipto, principalmente los de Memphis y Helió- polis. Siendo cierto por la Historia, que los filó- sofos y personages mas célebres déla antiqua Gre- cia, y muchos de otros paises, viajaron entre los Egipcios que eran entonces el pueblo mas civiri- sado y mas instruido, para aprovechar de sus co- nocimientos ; y siendo también cierto, que el pa- triarca Jacob ó Israel, y sus hijos se establecieron en Egipto baxo la protección délos Faraones, y que alli permanecieron todos sus descendientes hasta que Moisés los conduxo por orden de Dios á las tierras de Canaan, como refiere la Escritura Sagrada; los Masones deducen de estos antece- dentes, que los filósofos y Magos de Egipto ado- raban al Dios verdadero, Criador y Arbitro sobe- rano del Universo, y que poseian á demás conoci- mientos sublimes en las artes y ciencias, particu- larmente en la Moral, la Física, y la Astronomía ; que esto era lo que enseñaban en sus iniciaciones secretas, y lo que representaban en sus geroglífi- cos y emblemas j que esto mismo es lo que forma la base de la franc-masonería; y que Moisés, como Licurgo, Solón, Orfeo, Thales, Pitágoras, y otros, la aprendió de los Sabios de Egipto, y la comu- nicó á los géfes del pueblo de que fué libertador. No hay suposición mas absurda y contradictoria. Yo debo creer que los Masones veneran los libros de la Biblia. Hallo que se refieren á ellos en apoyo de sus instituciones y practicas, y en este12 mismo punto de su teoria. ¿ Como no han visto, pues, que Moisés confundió á los Magos y Sabios de Egipto en sus pretendidos secretos y marabi- llas con el poder y luces sobre humanas que le co- municó Dios ? i Como no han visto, que el cono- cimiento del verdadero Dios no fue comunicado á Abraham, á Isaac, á Jacob, y á Moisés por los Egipcios, sino por Dios mismo ? Por otra parte ; que es lo que enseñan de nuevo los franc-maso- nes ? ¿ Es acaso el conocimiento del verdadero Dios, criador y conservador Supremo del Universo, un misterio oculto ó vedado entre las naciones civi- lizadas ? Por lo que respecta á Ciencias y Artes, yo no sé que se ocupe de semejantes cosas la franc- masonería ; y demasiado lo prueba el carácter conocido de la mayor parte de sus individuos. ¿ A que viene, luego, esta pedantesca y frivola teoria ? ¿ A que fin suponer cosas que no existen ni han existido jamas, y recatar como misteriosas las que son publicas y respetadas doquiera ? No es menos absurdo lo que se dice en honor de las alegorias Masónicas, á saber; que en el tem- plo de Salomón había muchas cosas alegóricas ó simbólicas, como eran el candelero de siete brazos, los doce novillos, los panes, el libro de siete sellos, etc. y que la franc-masonería no ha hecho mas que copiar y seguir este exemplo...¿ Que tienen que ver aquellos emblemas y símbolos instituidos y con- servados en la Ley de la antiqua Alianza, los quales se realizaron en la de la Gracia por la veni- da y pasión del Mesías, con las alegorias vanas y ridiculas de los franc-masones .? El Evangelio ha substituido la luz á las sombras, la realidad á las figuras ; y si los Masones conservasen las suyas todavía en el sentido de las Judaicas, renuncia- rían á las verdades fundamentales de la Religión13 de Jesús Christo ; caerían en el error funesto de los que no han creído en él, y de los que esperan aun por el Mesías prometido á los patriacas y al pueblo de Israel. ¿ A que absurdos y contradic- ciones no arrastra la ciega mania de buscar un origen antiguo y marabilloso á las instituciones Masónicas ? Yo estoy convencido, no obstante, de que los Masones proceden de buena fe ; que profesan profundo respeto á la Religión, obedien- cia á los Principes y autoridades constituidas, amor á la humanidad, pureza de costumbres, y compasión y beneficencia por los desgraciados ; y no puedo atribuir sino á falta de refexion, ó de un examen detenido y razonado sobre sus institu- ciones y practicas, el que no hayan desechado aun lo que hay de contradictorio, y de absurdo y ridí- culo en ellas. Personages del mas alto carácter, se me dirá, y hombres célebres por sus virtudes y zelo religioso, y por sus grandes talentos y grande saber, han sido iniciados en la Franc-Ma- sonería, y se han gloriado de profesarla y prote- gerla....Este es el argumento ultimo á que apelan los entusiastas de la Franc-Masonería ; pero él nada concluye en su favor. Esos ilustres perso- nages, y esos filósofos y literatos que se han hecho recibir Masones, no se han detenido jamas en exa- minar las instituciones y prácticas de la Franc- Masonería; han reconocido como loables sin duda los oficios de beneficencia que ella se pro- pone por objeto ; y al ver las puerilidades, extra- vagancias, y absurdos de que ella se reviste, se habrán hallado ciertamente en circunstancias igua- les á aquellas en que dice Cicerón no podían me- nos de hallarse dos Arúspices, quando se encon- traban, ó se miraban uno á otro ; esto es, provo- cados á reir. Sobre todo, yo juzgo de las cosas por lo que son en sí mismas: fundóme en prin- 214 cípios y razones, y no en exemplos ó casos parti- culares, que puede qualquiera fácilmente resol- ver y explicar, si hace uso de estos mismos prin- cipios y razones, y si aprécia en algo las luces de su entendimiento. Es inegable, que los Franc-Masones dan á sus instituciones una antigüedad que no tiene apoyo alguno en la historia, ni en tradición ó monumen- tos que puedan merecer fé á hombres que saben raciocinar. Quales quiera que hayan sido su ori- gen, y sus primeros trabajos, es constante por do- cumentos públicos y de la mas alta excepción, que sus iniciaciones misteriosas no comenzaron á de- scubrirse en Inglaterra si no baxo el reynado de Carlos Io. Los enemigos de Cromwell que se apoderó del gobierno por la muerte de aquel Prin- cipe desgraciado que hizo conducir al cadalso, y los que se oponian al sistema republicano, es- tablecieron entonces el grado de Gran Maestre en las Lógeas de Inglaterra para preparar los ánimos y los esfuerzos de los Masones al restablecimi- ento de la Monarquía ; empresa que consiguieron realizar, elevando al trono á Carlos 2o. hijo del Rey decapitado. Guillermo 3o. fue Franc-Mason; y aunque la dinastía mudó baxo George 1°., la Masonería continuó en Inglaterra sin experimen- tar oposición, ó persecución alguna. En el año de 1723, ella penetró en Francia ; y en el de 1728 el caballero Escosez Ramsay estableció una Lógea particular en Londres, anunciando que la sociedad Masónica habia sido fundada por Godefredo de Bouillon, rey de Jerusalen, en el año de 1099; y conservada desde entonces por los caballeros del templo,y traidaá Edimburgo,capital de la Escocia, fué establecida allí por el Rey Roberto Io en 1314, mediante el influxo de algunos de aquellos caba-15 lleros que habían logrado el escapar á la persecu- ción del rey de Francia, fugándose para Escocia, En 1729 penetró en Irlanda; en 1731 fué reci- bida en Olanda ; en este mismo año abrió sus primeras Logeas en Rusia ; y en 1733 apareció en Boston, y en otras ciudades de este pais que estaba entonces baxo la dominación de la Ingla- terra. En este mismo año se estableció en muchas ciudades de Italia, y en el de 1735 penetró en L.isboa. Desde esta época, apenas hay pais en el mundo donde no se hayan establecido sociedades Masónicas. Qual fue el objeto de sus primeras reuniones, y quales pueden haber sido sus estatu- tos y ceremonias en las épocas primitivas de su establecimiento, se infiere perfectamente de lo que voy á recordar. Quando se declaró la persecución contra los ca- balleros del Templo, el sucesor inmediato del Gran Maestre Molay inventó signos, contrase- ñas, y secretos particulares entre los caballeros de su orden, á fin de distinguirlos de los que habian formado un cisma en ella, durante la persecución, retirándose á Escocia, y revisando positivamente el reconocer por Gran Maestre á Juan Marcos Lar- menio; hasta el punto de arrogarse la autoridad para restablecer por si mismos la referida orden. En conseqüencia de esta medida, el nuevo gefe expidió un diploma en el dia 13 de Febrero de 1324, ordenando é imponiendo el famoso secreto que existe con tanto misterio entre los Masones ; y sus sucesores han seguido siempre este exemplo para subir á la dignidad secreta de Gran Maestre de los Templarios en Francia. El catálogo de los Grandes Maestres que hubo hasta el año de 1776, corre impreso. Felipe de Borbon, Duque de Or- leans, y Regente de Francia, fué nombrado Gran16 Maestre en 1705; Luis Augusto de Borbon, Duque de Maine, en 1724 ; Luis Enrique de Bor- bon Condé, en 1737; Luis Francisco Conti, en 1745; y Luis Enrique Timoleon de Cassé-Bris- sac, en 1776. Desde entonces yo no sé que haya habido Gran Maestre hasta el año de 1814, quando Bernardo Raymundo Fabro fue nombrado para esta dignidad. Es bien sabido, que los Templarios, refugiados en Escocia, fundaron en el año de 1314 un esta- blecimiento particular baxo la protección del Rey Roberto B rucio ; que su objeto y sus medios fue- ron entonces los mismos que habian sido antes, desde la persecución y el cisma ; que se oculta- ron baxo alegorías y símbolos especiosos ; y que tomaron la denominación de Arquitectos. He aquí el origen cierto de la filiación de los Franc- Masones. Esta filiación, asi como la sociedad que habia conservado el nombre de la Orden de los Templarios, no tardó en olvidar la parte mas cri- minal del juramanto execratorio que hacía prestar á sus alumnos, por que la muerte de Clemente 5°., de Felipe el hermoso, de los acusadores y enemi- gos de Santiago Molay, y de los otros caballeros que habian sido condenados, hizo abandonar el proyecto de venganza que habia formado al prin- cipio la asociación, y ella no se propuso otro ob- jeto mas, desde esta época, que el de restablecer el honor de la orden ; objeto que tuvo la misma suerte que el primero, pues en menos de un siglo se llegó á perder de vista, y á olvidar, por la mu- erte de sus autores, y de sus primeros discípulos. Los nuevos caballeros que mudaron luego su de- nominación de arquitectos en la de Franc-Maso- nes, no vieron entonces sino alegorías y símbolos misteriosos en sus instituciones y ritos ; y el efecto17 natural de estas mismas alegorías y símbolos vanos Ies inspiró un gusto inmoderado por buscar y em- plear textos de la escritura Santa. De estos ante- cedentes ciertos resulta probado el origen de las sociedades Masónicas, y la inutilidad de su se- creto, pues que ha cesado el fin ó el objeto por que se estableció : resulta igualmente descubierto y probado el motivo por que la Masonería se ha velado con ceremonias frivolas, y con signos, ale- gorías y símbolos que nada significan ya, continu- ando en el exceso de apropiarse textos de la Bib- lia, muchos de los quales no pueden tener aplica- ción racional á los objetos de su profesión, ademas de que su uso, y la inteligencia que se les dá, son conformes á la dignidad del texto sagrado, ni al sentido genuino que ellos tienen en el original. El respeto que debemos tener por los libros san- tos (yo hablo á gentes que profesan la Religión Christiana, sea la Católica Romana, sea qualqui- era de las sectas reformadas ó protestantes, ó sea la Griega Cismática) nos obliga á no mezclar en instituciones humanas los textos Divinos de nues- tro Código religioso ; y mucho mas quando las cosas á que se aplican, no corresponden á los fines santos de aquel venerable Código, ó quando la aplicación es hecha por personas ó sociedades que no están autorizadas para hacerla. ¿ Que cosa mas indecente y mas ridicula que ver al Respetable, en el grado del excelente Maestro Inglés, ungir á los alumnos que admite á este grado, con el oleo con que dice fueron ungidos el gran Pontífice Aaron, y los Reyes David y Salomón ? Que cosa mas inde- cente y sacrilega que ver á los caballeros de Rose- Croiz celebrar la Cena Santa de Jesu Christo, la institución de la Eucharistia, comiendo del pan, y bebiendo del vino, que encierran misterios tan san- tos é inefables, quando la Religión consagra y ad- 3*I ministra aquellas dos especies, ó una de ellas ? Esta i ceremonia se celebra, imitando la de las Iglesias q Christianas ; pero ademas de la profanación que a hacen de ella los caballeros de Rose-Croiz, ellos se p ponen por este acto en contradicción con sigo mis- y mos, por que ó la ceremonia se celebra con arreglo d á la fé de la Iglesia Católica Romana, ó con ar- a reglo á la creencia de las Iglesias reformadas y I protestantes, que niegan la presencia Real de Jesu 1» Christo en la Eucharistía. En el primer caso,los ca- 1< balleros que no son Católicos Romanos ¿ como han ó de admitir y reconocer los misterios de la cere- 1 monia ? En el segundo caso, los que son Católicos 1: Romanos ¿ como han de admitir y reconocer aque- t lia ceremonia en el sentido de los protestantes? e Si se dice, que la ceremonia en el capítulo de Rose- f C'roiz no alude sino en general á la Cena ultima c que celebró jesu Christo para despedirse de sus £ discípulos, por que se acercaba el dia de su pasión } y muerte, siempre resulta una profanación horrible ] de parte de los caballeros de Rose-Croiz. Los < que pertenecen á la Religión Christiana, deben ( asistir á la celebración de aquella ceremonia au- 1 gusta en sus Iglesias respectivas : á ninguno de ] ellos es permitido celebrarla en otra parte, y á su j modo. Los que no creen en las verdades y mis- < terios déla Religión Christiana,mal pueden admi- tir y reconocer la santidad de la ceremonia, poi- que la miran como un error ó extravagancia de la superstición Religiosa. Para estos no será tan augusta ceremonia mas que una pantomima ridi- cula, ó una práctica absurda. Yo creo, no ob- stante, que los Capitulos de Rose-Croix no deben admitir en su seno sino á gentes que profesan la Religión Christiana., La dicción Inri que se em- plea en uno de los grados Masónicos, y que mu- chas Lógeas y catecismos estropean, mudando en49