MANIFIESTO DEL CONGRESO LOS PUEBLOS, * L .OíltM Ímrr*nta de GAAüAKILLAS " SOCIOS. IS10J&iQL Eluanf heme maculam r irasqtie civilesüv eazitmuv Tacít* K&- ,1. Aniialiuiii múm* 43. pág. G7v- <»;»( - DEL DE LAS PROVINCIAS - UNIDAS SUD - AMERICA, excitando los pueblos á la unión y cd orden* UEBLOS : enviados por vuestra ex-prc-. sa voluntad y unidos en este punto á formar el Congreso , que fixando la suerte y cons- titución del pais, llenase los designios deja . grande obra en que se vé empeñado; con- sagrados a nuestro alto destino, y expedidos de las tareas preliminares que debían; fran- auear nuestra carrera, somos» á cada paso interrumpidos en nuestras meditaciones por la ir cesante agitación tumultuosa que os conmueve ; y echando una ojeada desde la cumbre eminente «n que ios observamos, se ha detenido con asombro nuestra consi- 1á nuestra vista la alternativa terrible de do* verdades, qué, escritas en el libro de vuestro» destino*, nos apresuramos á anunciaros: unión y orden, ó suerte ¿engraciada. Precisos mo- mentos que tío dan. treguas al anuncio amar- go , pero inevitable , que ha de presentaros el contraste del único, interés de vuestra existéncia fhictnante entre los mas locos extravíos y los consejos de la razón y coh- veniencht. Queremos excusaros el disgusto de recor^ rer la serio odiosa do acaecimientos , que degradando el mérito- de la revolución y el crédito, de las- glorio.s-.vs-expediciones mi- litares r nos ha reducido en- las últimas der- rotas á la situación mas desolante. Mil veces una vanidad torpe , ó una tan ne- cia confianza , prcdixo triunfos que nos ar~ ranearon lágrimas ; >y. oirás tuntas los pue- blos interiores^,.comprometidos á mil con- flicto»., y ios pueblas contribuyentes , bru- niados; con- el peso de nuevos empeños,, provocaron la desesperación. Observad su* resultados...... bo , que. recobramos en la rápida can-era de nuestras .primeras empresas bosta Jh Jmea c<*ttf* o (foiiareabfií,el reiad& ,ü de^denoy ;la? división? nos «Jo lucieron perder coa ns troceso viole»to¡, reduciendo- hasta boy íí i tdft ostreros 1 ji«i4e4 ijaaestr* existímela», quuuttt tes^i :4^mm>i&.iU^r4kiHÍ¡i.}del «territorio- vastor, poMa^lo» y - rico de >q)te ¿ios han priva4bv^JMudB^p*,»e^tkkls y ma- logrados, n<* lian servido y jas qne a insjv- el desalíen t^i míe? dtíxaftf Jos reiteradas . derrotas ;. soldados infructuosamente sacri- >..Jfcftjlo% al ^ifm-p^ o.en^iig^ , , ó- *agau«jo< dispersos entre los horrores de la. miseria; . niillar;»*. fie. -familias ,r ,ó ¿luyendo despavo- ridas a buscar un asilo- en la piedad , . indignainente fajadas: por;f el tirano que . las insulta; ru/rH,rr|; rnfrrjnirjflflfrljl|flri||l al- incendio y tí la carnicería ; fortunas saquea* . das y abandonadas al pillágc ;. los tesoros minerales alimentando': la fuera» qne io*» _ subyuga¿ obstruidas las vias del comercio al Perú y a Chile y I.ís avenidas del i u*- nierario y preciosos retornos } la suma 4cl¿-jpor' falta de consumidores, el erario nafre un quebranto enorme en sus ingresos»; la» fortunas particulares recargan el peso de nuevas contribuciones > sin' otra medida que la de la» urgencias cada vez mayores; el comerció y la industria apon as respiran y ■ todas lás clases del estado se aniquilan y • consumen ; el país devastado y exhausto «lo presenta sino la imagen1 de la desolación , y aleja de nuestras costas los negociantes ' que no hallan un objeto de interés á sus es-» * ^eculacionéltó mm*»A asi •nuvi ieM9q«tfi Este goípe Ae males haria nnestra si- gilación ménos afligetite , 'si solamente con- : serváséinbs' ^una disposición á repararlos? mas por desgracia, el ekfravío de los prin- cipios ños alejó demasiado de los senderos ' Áel órden: el horror á las cadenas que rompimos Lj obró la disolución de los vín- ' tmlós de la Obediencia y respeto á la au- toridad naciente; la libertad indefinida -ño reconoció límites, desde que perdidas k$ Kabitude» de la stimtsieW , se cr^crótt los hombre» restituidos á la plenitud absoluta áe sus arbitrios : él póáer / por ó ¿ra par» te , sin reglas para conducirse, debió ha- cerse primero arbitrario , después' anuV sivo y últimamente despótico1 f viofehto: todo entró en la confusión del' caos : no tardáron en declararse1 las divisiones intes- tinasel gobierno recibió ñire va forma ^ qne una resolución varió pór otra nó mas estable ; sucediéron á esta otras diferentes que: pueden ya eotttóráe ¿por1 el número de anos que la revolución' ha Oorrídb ; y es tal la indocilidad de ios ánimos , qué puede muy bien dudarse sT eh todas los com- binaciones de los elementos políticos hay una forma capaz de fixar su volubilidad é inconsistencia. Aun está reeretíte Tár irieníórSa a*éí mo*> vimien*í> í?pl 15 de^afcríl atííepa&ado, en que ' la capital sacudió el yugo" de la facción ateevisí*¿«^tte la tii^tzaba ; lá ctolee' satis- facción de haber arrojado á sus opresores V la inspiró el deseo generoso de asociar los; pueblos u su nueva fortuna } atrayéndolos á.}.á inúia€lap:^el.mo¿eji] ucjLon ? r pliy Ja época, en, guo la revokicioijt loma un njueyo cjar^ctcr , y el país se pref senta ,,€501*, n^a^cto mas ;^c»4o, Ki £ér- nion de la mjLar.qu.ía con la fermentación de .cinco aíio? dles.ejavnpj.ye' todos sus principios; el contagio de la capital se difuiicJc\ á Ja», provincias y. pueblos , afectándose éstos .con sus mismos s^njtonias ; algunas provincias cor- taron con aquella sus relaciones ; al ejemplo jdc éstas jsus pueblos dependientes rompiérou' los lio-amentos .que lo» uniau á élla/s; unos ■ vori' ¿í?b" f ¡ -f' • ' con ^otroa, todos ,en .celos .y, rivalidades , cada qual aspira á constituirse ó asoma preten? siones. Jamas situación tan peligrosa y de- g'^adante^. ^ ( ._ , • .,b,;:v!>* rtáaátttb «otWI *Í¿1 gefe cjel estado abiertamente desohe- decido: los pueblos dependientes sin .corre*?;< pondéncia ni tfrmonía; ten ocupados los uros y los otros de los odio3 y querellas recipro- cáis , que ni aun la voz misma del conflicto, en el inminente riesgo de una expediéion enemiga qué se anunciaba para nuestras Costas , fué bastante á imponer y concentrar nuestros esfuerzos. ¡ Que terrible y desespe- rante estado éste para aquellos ciudadanos, que comprometidos á los últimos riesgos en la causa del pais , vén su suerte abandonada al arbitrio de los tercos caprichos de los pue- blos fascinados! Acababa Chile de darnos la importante lección de la catástrofe á que le sujetó ci o!r^ina:Io y loc> 'furor de sus divi- siones ; el amr.go coa que amenazaba á nues- tras playrs la expedición dirigida al estado de Venezuela , obró en S. 31 arta y Cartage- na los estragos con que aquellos ciudadanos fueron poco menos que sorprehendidos, lu- vha.iüo unos con oíros sus exérciíos. El exér- cito encin to del Perú reforzándose y lle- vando su empeño con el tesón de un órden sosí cuido , donde todo cede á la voz del que manda ; el nuestro en la mas espantova. di- solución , arrastrando desdé Pipc-sipc la de-gradación de nuestra* arina^ , y dew?a*wrodo en todo el país 1» amargura, la consterna- ción y el estupor. Por ¿oda? partes* nq $e yé sitio la sombra del espanto , un silencio pro- fundo que indica el abatimiento; y en medio de la capacidad de recursos para reprimir el torrente de males , falta resorte al espí- ritu para decidirse a buscarlos. El gefe su* premo del estado se agita y pone en movi- miento los que están á sus alcances, armas, pertrechos , municiones........¡ esfuerzos ine- ficaces ! Sin hombres para soldados , $in dine- ros para pagarlos , sin víveres con que soste- nerlos; todo queda en una parálisis mortífera. Cada momento nos advierte la instante nece- sidad de repararnos, y se pasan unos tras de otros los dias y los meses sin sacarnos de la inercia en que yacemos. Es que faltaba una voz imperiosa que se hiciese oir con respeto, un espíritu vivificante que re¿ "~~ el abatimiento . un móvil vigoroso que diese impulso á la acción. ¡ Pueblos! el contacto de la aflicción y el sentimiento de nulidad á que os reduxo la desunión y el desorden, arraucáron del seno mismo de los males el único remedia que ha de curarlos. Vosotros provocasteis la creación de una autoridad representativa, que, erigida con el voto universal, formase un punto de unión de todas las relaciones , una expresión de todas las voluntades , una concentración de todos los poderes : vuestras acciones están todas comprometidas en este arbitro soberano de vuestros destinos. Marcad ese momento , último recurso en vuestras desgracias; él va á decidir la suerte del pais. El debe fixar límites á la revolución, abrir los senderos del orden , restablecer la armo* nía, sofocar las aspiraciones, acallar los resentimientos y querellas de los pueblos , y consolidar la unión de las partes dilaceradas. Después de ese momento estábamos tra- zando los primeros lineamentos del plan de vuestra felicidad sobre las bases que han de cimentarla con firmeza , y el tremor y ruido de cuatro convulsiones tumultuosas descon- certó nuestras medidas. Ved ahí lo que baria temer el mal irreparable: aun no desmaya* mos. Los primeros momentos del órden for- jnan un periodo intermedio con el desorden(10» que se ha de resbntir de sus resabios, com pueblos en uso de l is fneul- tnihi r .'v . ; • ea o Ira autoriJad por m\ compromiso solemne y - sagrado, esta éft. oposición de la ley de sir propia convención:- abdicar una facultad y retenerla cemnlativa- mente, implica contradicción : inconciliable^ 1« una con la otra , seria forzosa la alterna- tiva de destruirse aquella , si se admitiese ésta ; pero un pueblo jamas podrá ser auto-* rizado á romper los vínculos de la convención general. Así es preciso renunciar á los empe- ños particulares de cada pueblo ó provincia, y esperar que sus derechos , pretensiones y querellas recíprocas se decidan por la auto- ridad imparcial irrefragable de la conven- ción general. Quando la revolución afecta la suerte de la Causa del pais , es ademas un crimen de lesa patria , sea que ó pugne sus objetos , ó que solamente retarde 6 dificulte los medios de obtenerlos. Tened presente esta considera- ción y dadle todo el valor que se merece, ciudadanos y habitantes los qne tenéis ocu- pado el pais de vuestra* continuas inquietu- des , y para quienes no biy un estado de cosos capaz de satisfaceros. No basta recono- cer y obedecer la autoridad soberana; e» 3necesario respetar y sujetarse ú su dirección | tli^osicioaes.; #1 plaii qu- haya de sal- varnos , debe reglarla conducta de} estad» |>er un sistapw ordenado en la posible armor «ín y ^pononaiicift entre eJ que dirige,, ej qup preside y njanüa su ejecución y Los que deben, observar sus mandatos* Eo desando a\ espíritu . jprjpfldq al criteri* y censura para la reforin» de Jas reglas- públicas,no será posible hallar ^onXprniidad en Jus opiniones;, un número de hombres seria contrario al parecer de otros en un mismo pueblo , en iuj pequeño circulo do gentes ; cada pueblo pre- tendería una alteración; ningún medio de conciliarios; menos un derecho de atraer los, unos á la obediencia de otros: ved ah¿ la inevitable.necesidad qpe legitima y auto- riza, la regla pública qxie os- prescribe la- autoridad colectiva de lo* pueblos» Discurrid igualmente ; pon.., rc^pc^o á la autoridad y poder del-,supremo director del estado, iino ha, de- mai:4ar; y esc, cualquiera que fuese* jamas ,pou>ia reunir la aiccciou y eententOí de todos. Si Iva de haber un gobierno y une *i*tenm de érdeoy dependeiroja-j estó en el¡ orden lirismo que so sacrifique una parte de 1« opinión, de la afección* y del resenti- miento. i-ha, desunión rio os ÍÉ métios funesta que el desorden. La desunión debílita el espi'ritu público que por la unión se concentra lo aniquila 6 quaudo menos lo sofoca. Lja des- unión rompe los vínculos de correspondencia social, los de sangre y familia, la» relaciones de común interés , las afecciones de amistad* La unión al contrario todo lo consolida * y aunque sea de pura agregación , forma masas enormes difíciles de mover: con la unión todo es mas fuerte. Observad la na- turaleza : siempre ocupada en llenar i su* designios ., destruyendo y reproduciendo ,.su* acciones no son otras que disolver y con- centrar; ved lo que pueden unidos en un foco los débiles rayos de luz dispersos. -Quando las fuerzas son limitadas á lo jaece&arie, toda desunión que las - separa de la acción , los dexa insuficientes: quando en vez de conspirar midas á un fin , entran en conflicto de divergencias pierde tanto £a de s^í valor, quanto esel del controi-cm resío¿ Sea pues que en uh misólo pueblo obréis la división intestina , ó que fomen- tando los celos y odios de unos á otros, pro- voquéis íi obréis las discordias, ó solamente los alarmas , causáis tanto daño al estado, qiianta es la fuerza que le desmembráis, ó- aquella de que por vuestras discordias 6 alarmas impedís que sé haga un uso libre. •\ Si separados los pueblos pudierais defender eada uno; vuestro territorio , aun así- seria uña injuria negaros ala unión que prote- giese-la causa del empeño común, abando» naíido la suerte dé los demás áperderse; pero si qúándó unidos debemos ganarla, el divi- dirnos es única y precisamente el medió de perderla todos y Cado uno ¿ que delirio ó locura es el que os precipita á empeño tan: Inhestó? ' • - Si quaudo entrasteis en el designio de formar sociedad , consentisteis en la* idea de huir dé los bosques y desiertos- para buscar en la asociación unidas las ventajas que ais- Indos no disfrutaríais ¿ como cabe en el jm> ció de nombres cuerdos apresurarse á divr* dir y disociarse alapi-oehc de les peligros 9 flO> ««ya iñ minen cía quando vivieran aislados como los salvages , los reuniría , como lo ha- cen 1»js bestias mismas para auxiliarse y de- fenderse ? No:os provocamos aquo busquéis en las repúblicas de la antigua íxrecia ¡los exem- piares - que os recuerda n v confttnc'aii ú la vis- ta de los trágicos resultados que le* ocasio- nó una conducta , á cuyo modelo formáis Ja vuestra i ui áque imitéis el que os presenta, la historia deL pueblo mas libertoso del or- be en los romanos que quanto eran Asith aguerridos y valientes , al paso que inquietos y turbulentos , dtíponian á. la voz de un cónsul , ó un dictador toda* su inquietud y fuerza para correr dóciles y acordes á armar- se en defensa común. Mayores peligro» nos amenazan; peor suerte que á aquellos nos es*» pera. ■ Queremos, solamente llamaros á consejo, y advertiros. $i el empeño de constituiros, os distrae del empeño cpmim , ese mismo, obligará á vuestro rival, lo distraerá, igual* mente, y todo es perdido. Tenéis erigido, un. tribunal, anficíion encargado de¡ ojr las;(20} causas de vuestras diferencias „ y terminarlas al amigable coa toda la- imparcialidad que* pedéis apetecer. ¿ Qué invención mas divina ¡xira excusaros las contiendas armada* v los derrames de sangre , los odios territoriales y la desolación dé vuestro pais? Acercaos al paño en qué trazamos el bos** <|uejo *M estado qu© entramos á constituir. Fixas nuestras miFatf al objeto de vucstrar coHHin felicidad , en vano es que nos autori-r ¿asemos' cotí vuestros podore*, ni coa lasl foculiades de arbitrar en vuestros destinos , jxira no dirigir y terminar las líneas por loa juntos indicados- al bien general. Si al tirar las de .demarcación , las eondtixereuios pop donde' la naturaleza los sefínló con limites tisibics donde el suelo se bosie á si mismo , • donde presente las conveniencias y comedí* dades necesarias , defensas ó, medios que las proporcionen á la seguridad ,donde ol clima, Cl lenguage , él genio y Carácter^ la* habi- tndes , los usos ,- costumbres no induzcan di» ferencias chocantes, fi xa remos la demarca? éión y dirémos : ja naturaleza ha llenado su designio » y nosotros hemos*conformado unes- (21) {ra obra & sus. j:lu;r¿» Mas quando dentro detesta 'traza los pue- blos insistieren etí demarcaciones por divisio- nes y sulxli visión es arbitraria*, les diremos: echad la vista á la -'Europa y ved lo que- ha; obrado en ella el siglo pus.aly su división multiplicada en tan pequeños estados. Toda ella ha sido el teatro de la guerra y de i a devastación: no hay tierra que no sé rebase con sangre; estado ni territorio que: no so resintiese de- sus desastres en Alemania f Viigría , Bohemia / Saxouia , Siltecia , Po- lonia ,- Prüsia ', entro' Federieo y la- empe- ratriz Teresa ; en la Rusia y la Puerta entro Acmet y Caftal'ma ; ert SUécíwy -Poloata y Mosco v ¡a entre ('arlos ,. Augusto- 'y eí Czar Pedro, en la JKspaíia entre Carlos y Felipe*' en la Europa toda Cutre sus potentados y JLuis eí guiinde» efe Francia; griiérras inevi- tables-. movidas' ó- sostenidas- por eauslís do' justicia, por preténsiohes^y derechos'de ter- ritorio á territorio y de estado a estado: la reducción de alguno* acabar infructuosamente con una sociedad digna de mejor suerte; y pues que iodo so ha de perder en vano, pactemos con nuestros crueles enemigos , y excusemos á tantos ino-r centes esos últimos restos que escasamente bastan á una subsistencia miserable. Asom- braos , hasta donde es capaz vuestro loco furor de irritar y exasperar los ánimos. Indignos de habitar la tierra mas bella y favorecida del globo , dcxadla á la codicia de nuestros rivales , que reasumiendo el inv» perio de nuestro suelo , disfruten los dones que les abandona nuestro triste destino, y se aprovechen de los bienes preciosos que re- nuncia nuestra torpe terquedad; que nuestros hijos , inocentes víctimas de los padres mas insensatos y crueles, arrastren sobre la tierra la miseria y humillación a que los condenan nuestros estúpidos caprichos, j Frivolos , aturdidos , inhumanos de nosotros ! que neciamente ocupados del tristísimo interés de nuestras discordias, con medios poderosos para asegurar la posesión mas rica que rceo- bramos , hemos sido bastante............ineptos (27) é inca paces de sostenerla. Vosotros ,ciudadanos sólidamente ilustra- dos , juiciosos , sensatos , tranquilos , aman- tes del orden , patriotas comprometidos j hombres de fortuna , pudientes, laboriosos, padres de familia , empleados útiles , mili- tares de mérito, todos los que os habéis sa- crificado en la causa , ¿ por qué vais á ser in- felizmento envueltos en la suerte funesta ú que os precipita en cada pueblo esa horda de perversos, turbulentos , artífices de la desu- nión y desorden que nos acaba ? ¿ Por qué seriáis vergonzosamente confundidos en la figura despreciable , con que el estado apare- ce en ridículo á la espectación de las na- ciones que observan con asombro la termi- nación indecente de la escena magnifica que presentó la revolución en su primer acto ? ¿ Con qué nuestra suerte, fortuna y concepto todo vú á perecer con el paisal arbitrio de esos perversos ? Sí, lastimosamente ; porque débiles y abatidos cedéis la acción á los ma- lignos , y dexais prevalecer las facciones de las discordias : conspirad unidos ú sostener el crcdilo de la autoridad que habéis crea-f»1 do., á que se respeten y obedezcan sus dis- •posiciones , y á exterminar esos genios tur- bulentos , y rereis desaparecer en breve las sombras horribles^ de males y peligros, y presentarse á A'uestra esperanza el quudro iluminado con los colores mas vivos y lison- jeros. Que eesen las cuestiones entre los pueblos, comprometan en nuestro arbitrio sus dife- rencias , y dexén expedito el campo al que manda sujeto á las formas y reglas que lo prescribiéremos} y todo lo «lemas corre do nuestra cuenta. Muy cortos sacriCcios van á ■obrar prodigios de bienes inmensos. Veréis levantar en breve los exércitos, formarse con la mas exacta disciplina , animarse el espíritu del soldado \ y correr alegre y segu- ro á la victoria. Que renazca la unión y se establezca el orden . y veréis renovarse el espíritu pa- triótico casi extinguido; los ciudadanos cor- rerán voluntarios á las armas : los deserto- res se restituirán á los exércitos ; todos los «lemas so prestarán gustosos á los subsidios: hiles deben ser los electos de una aeeion uní- (29) forme , donde todo vá á su fin, eoa la con* fianza de los felices resultados. Veréis reproducirse los «lias alegres que t'an las nuevas de loa triunfos , y dulcificar- ía nuestras amarguras con'las inundación'.** del júbilo. Se romperán los obstáculos, y franquearán los canales de las riquezas. Los naciones que hoy no ven en nosotros sino el desecho de lo que fuimos ? pueblos en horror y desolación , desde que nos vean en sociedad ordenada , nos dispensarán otras considera- ciones. El título de independencia, que soste- nido solamente por la justicia , no es respe-* tado por mas que una denominación rana , llevatlo por la voz de la fama de los triunfos^ se hará un rango espectable entre las gentes. El pabellón victorioso de la nación mas rica de la tierra se ostentará sobre los muros do nuestras fortalezas, y flameará sobre las ondas con toda la diraidnd que le atraiga los respetos. Tierras inmensas y feraces, cli- mas variados y benignos , medios de subsis- tencias abundantes . manteé de oro y plata; en extensión inícrmidable , producciones do todo género exquisitas atraerán á nuestro(30) continente millares de millares sin número de gentes } á quienes abriremos un asilo se- guro y una protección benéfica. Acabad de decidiros : una resolución pron- y magnánima salva la patria, y la releva de su degradación al colino de la gloria y al rango brillante de las naciones. Nada me- nos que abatiros á la vista de vuestra situa- ción ; corage y espíritu para sobreponeros ú la humillación presente : triunfad de voso- tros mismos y de vuestras rivalidades , y con- tad seguros con las victorias. Legiones va- lientes, que malgastáis vuestro espíritu sir- viendo á la anarquía que nos destruye , dad un empleo mas digno al furor que os anima, y llevad vuestras iras donde los agravios del enemigo común empeñan nuestra venganza. Ciudadanos y habitantes todos , aprovechad nuestros consejos , prestaos dóciles á nuestras insinuaciones : haceos un mérito y una glo- ria de la fuerza de espíritu con que sin es- perar el momento de una crisis violenta , se vea que supisteis vencer y sofocar la anarquía , el mas terrible enemigo del estado. (31} V si aun hubiere algunos , que tenaces en la idea de sacrificar la patria al empeíio de sus caprichos , insistieren ó intentaren reno- rar las vias del desorden , ó los proyectos de disolución , adviertan , que, si pudiendo ha- blarles con el tono enérgico del imperio., liemos preferido ilustrar untes su obediencia, esta conducta sobria hará la autoridad inexorable á no permitir que los agentes do "la revolución y de la discordia queden impu- nes en su crimen. Antes que todo es Ja patria, la suerte y salud del estado, la independencia y constitución del pais._~. El Congreso ha pronuciado el ——i_- ni i lotrfi i»Í»e? nao alguien?*(32) DECRETO Fin á la revolución , principio al orden , reconocimiento , obediencia y respeto á la autoridad soberana de las provincias y pueblos repre- sentados en el congreso, y á sus ■ determinaciones. Los que promo- vieren la insurrección, ó atentaren contra esta autoridad y las demás constituidas ó que se constituyeren en los pueblos, los que de igual modo promovieren ú obrasen la discordia de unos pueblos á otros » los que auxiliaren ó dieren coope- ración ó favor, serán reputados ene- migos del estado, y perturbadores del orden y tranquilidad pública > y castigados con todo el rigor de las penas hasta la de muerte y ex- patriación , conforme á la gravedad de su crimen y y parte de acción ó influxo que • tomaren. No hay clase ni persona residente en el territorio del estado exenta de la ob- servancia y comprehension de este decreto, ninguna causa podrá ex- culpar su infracción. Queda libre y expedito el derecho de petición no clamorosa ni tumultuaria á las autoridades y al congreso por medio de sus representantes. Comuniqúese al supremo Director del estacó para su publicación en toda la compre- hension de su mando. Congreso en Tucuman á 1 de agosto de 1816. - Firmado— Dr. José Ignacio Thames, pbesidente. Juan José Paso , secretaeio.«éisojs )h OPlCIO. El soberano congreso ha dispuesto se di~ rija á V. E. el manifiesto propuesto en el primer artículo de la nota de asuntos impor- tantes t y el decreto acordado á su conti- nuación f para que haciéndolo V. "E. impri- mir , disponga se remitan á las provincias -jy pueblos-los (correspondientes exemplares para su publicación a que asé misino deberá hacerse en esa capital. Lo comunico á V. E. para su cumplimiento. - Congreso en Tucuman agosto 1, de 1816, - Dr. José Ignacio Thames , presidente. — Juan José Paso , diputado secretario. -Al éxmo, supreiho director del estado, -— SUPREMO DECRETO. Buenos -Agres 9 agosto 19 de 1816. Cúmplase la soberana resolución, é imprímase. —-Hay una rúbrica de &. E.—Obligado — -Es copia — Obligado. , Adrertñwm i en ta página 16 , línea 20 donde dice respeto, lemse respecto.