DISCURSO J DIRIGIDO Á LOS SEKGRES REGIDORES DE..... SOBRE LA ELECCION DE DIPUTADO DE LA NUEVA ESPAÑA, en cumplimiento de la Real or~ den de la Suprema Junta Cen- tral de 2$ de Enero de i8og, SU AUTOR K PILOPATRO. b*pr«sa en Mtxko m Id Ofteiaa de Doña María YtrvwUl i* Jaort^m, callo 4» Sant» Domiigo. Aóo d» iSop.FILOPATRO. -¿4 /oí fKf/jV Nobles, muy Leales y muy Juiciosos Señores Regido- res del Ayuntamiento de la Lin- dad du::i Asi como desde la feliz conquista de este Reyno no nos habíamos vestido luto mas triste y funesto, que el que nos obligaron á tonar las des* agrad*bles noticias del cautiverio de nuestro arr^dt» 7 augusto Monarca FERNANDO VII. y de \c$ sucesos desgraciados de nuestra Metrópoli* tampoco habíamos recibido en el largo espacio de tres siglos testimonios mas convincentes del amor y considera» «ion, que merecen estos remotos Pueblos í la Na- ción Española, su Madre, que los que acal a de darnos por medio de la Suprema Junta, que en Hombre de nuestro Rey gobierna legítimamente hoy estos y aquellos Deminios. Es cierro que la imaginación se eo funde al Querer numerar las gracias, favores \ ben* fitio.s que España ba hecho á la America d^sde el momento «a que la descubrió. E.ia le traxo la luz de la Re*Kgion verdadera; y jamas tendrá recompensa tamaño beneficio. Peto otra Nación tan cristiana v menos generosa que España se bab'ria contentado con esto solo. Erigid Templos sobre las ruinas de los Ido- los; pero otra Nación "ni Üabrja levantado untos, ni tan magnirícós. Instruyó i estos habitantes. Pero otra Nación culta habria creído hacer mucho con enseñarles las primeras letras, la agricultura, ej labo- río de minas y las artes de mera necesidad. Mas la cultísima y noble físpaña fundó Universidades lite- rarias sobre e) plan de las de Paris y Salamanca: y Colegios Seminarios, donde se enseñasen, como asi ha sucedido, las lenguas hebrea, griega y patina, la retorica de Cicerori, la poesía de Horaáp^ras mate- máticas de Euclides, la fi'osofia de Platpn y .de^ris* tbteles, la medicina de Hipócrates; la astronomía, la física, la teología santa, la jurisprudencia civil y ca- nónica, la historia sagrada y profana; y á .continua- ción, envió imprentas*, y en seguida derramó sobre los literatos .americanos prebendas, togas y mirras. ¿Qué mas? Academias de las,,nobles artes, jardines; botánicos, colegios de mineralogía y metalurgia, con* suJados- mercantiles, franquicias, fomento de I js fo- tos regionales, apertura de puertos. ¿Qué otra cosaí ñorores y grados militares, empleos políticos, títu- los de Castilla, Cruces de las Ordenes, Liaves dora- das::: r el bien de la patria, que es la congre- gación de todos sus hermanos bajo un Principe y anas Leyes.•JO Todo vicio deshonra al hombre, lo envilece y hace indigno de oficios públicos. Hay empero algu* nos mas feos, y disonantes, que enteramente dtbeti excluirlo de semejantes puestos. No hablo ni de una lascivia torpe y escandalosa, ni de una glotonería bestial ni de una embriaguez sórdida é infame. Porque ¿quie° había de poner loa ojos en. un hombre manchad0 con tales crímenes? Otros defectos hay que no sien- do menos abominables, son por desgracia mas to* lerados; acaso porque las circunstancias de las pef' sonas que los tienen, les han minorado la infamia- La hypo;resia es el peor de todos. Guardaos d Padres de la Patria, de este áspid que se oculta entre las flores de una virtud aparente. No os des* lumbre el exterior modesto y religioso de los que profanan en su corazón lo mas santo de una y otra ley; y han tenido astucia para levantarse en el Pue' blo con el concepto de hombres timoratos. Todo aquel que se halle enredado en negocios de Albi* ceazgos, que le encomendaron tantos inocentes sc¿ cjucidos por su hypocresta, quede excluido entera- mente de la clase de candidato. Porgue esta especie de gentes,que por un hado infausto, abunda entre, nosotros, es la mas ímproba de todos Igs mortales. La codicia es otro defecto, de que debe care- cer el Diputado. Ella es la raiz de todos los maie> de la Sociedad: y un codicioso venderá la Justicia y la Patria. ¡Con que dolor voy á trasladarlo á el papel! Mas donde los intereses del honor, de la vir- tud, del Publico, corren riesgo por el sileopio, el carTI Mar es una traición. Un susurro ha llegado í n is oi- d°s de que esta Santa Comisión, de que se trata, se- ra para el que la logre un banco de> plata. jBksfe' m'a política execrable! Si el que asi se ha explica- do fuese di 1 numero de los pretendientes, y por una iUene funestísima llegase á salir propuesto; Ameri* Canos, qualquiera de vosotros que lo conozca, usad ^ la acción popular, y protestad de su elcíCion. *odo hombre pues, que en el comercio, en el bu- [^i ó en qualquier otro destino, oficio y empleo "aya manifestado apego al dinero, quede excluido Pa'a siempre de poder merecer vuestro sufragio. Ni menos deberá merecerlo el ambicioso ¡Oh pantos ertan hoy devorados de esta cruel pasión, Creyendo, que atendido el alto concepto que ello» ^'str.os tienen formado de sus talentos y disposición, deben ser elegidos con preferencia! /insensatos/ Se lfata de conferir un alto honor: es asi. Pero las 8radas para conseguirlo, después de un mérito real Personal, son la modestia y la desconfianza de poder ^empeñarlo. No es la condecoración de vuestra P^sona, ni la exaltación ó aumentos de vuestra fa- milia de lo que se trata. Es el lustre y honor de toda la Nueva España; es el decoro de la Suprema ■Junta Central, á donde va á presentáis: nuestro Di- putado; es el acierto de las deliberaciones del Alto Gobierno, especialmente con respecto á esra gran porción de los Dominios de FERNANI O; es la felicidad de quat;o millones de almas, que vivenen #1Z estas Provincias, y es en fin la tranquilidad y',15*" lud de toda la Monarquía Española. ¿Y creeríais, o fatuos ambiciosos, que los Padres de la Patria si* j criñearian con su honor y su conciencia tantos pfC' ciosos intereses por saciar vuestros vanos deseos? Pa* triotas verdaderos y virtuosos, excluid desde luego á los que os insinúen siquiera su pretensión: porque esta Dignidad, que vais á consultar, no es de la* que pueden ó deben pretenderse. Y sea la mayor prueba de ineptitud é indignidad la misma pretensión ambiciosa. Yo escribo esto en el retiro y sol edad del canpo: y ya se de aa numero considerable de Pretendientes en un solo Pueblo. ¡Nube incomoda y conjurable, de la que solo pueden esperarse des- trozos y desgracias! En fia la bondad moral del hombre patriota es incompatible con qualquiera pasión violenta, poí la qual fácilmente se sacrifican por el propio inte- rés los mas sagrados deberes: y el Diputado de es- te Reyno ha de ir desnudo de todo afecto perso*. nal, y revestido únicamente del interés y amor de la Patria. Este amor de la Patria, que 'los corruptores , de la lengua Castellana llaman Patriotismo, es el tercer dote de que ha de estar adornado el Diputa- do. Pero es necesario distinguir la verdadera Patria de la Patria vulgar, que anda en la boca de todos aun de los que pretenden y piensan merecer, ó Se* ñores vuestra elección. El Lugar, la Ciudad, la Pro» yincia, el Reyno, el Estado en que nacemos se 11a- \m»n con razón y propiedad nuestra patria*, .y le$' debemos respectivamente amor y reverencia. Y coa esto se entiende que no son las paredes y las ca-! jkS) ni los peñascos y los montes, ni los valles y 'IM selvas, lo que debemos amar como Patria*, por- 5*M5 las cosas materiales é insensibles no son objeto del amor racional. El pez tiene inclinación al agua Porque de ella recibe el sustento y la vida: y la kera apetece solo el monte, porque en él halla su i Cimento y conservación. Y el hombre no tendría Patria verdadera si no hubiese una Sociedad civil que n°s abriga, unas leyes que nos protegen, unos esta- blecimientos que nos educan, una policía y econo- mía que nos hacen la vida tranquila y cómoda, unos Premios que nos excitan á la virtud, unas penas que contienen á los buenos en sus deberes, y afligen y Castigan á los malvados y perjudiciales. Quien nos dá y comunica estos bienes, ese nos da Patria-, y Muestro amor preferente y bien ordenado debe tener Por objeto la conservación, lustre, felicidad y au- mento de la fuente de bienes que gozamos-, fuente de donde dimana la felicidad parcial que disfrutamos ya-en este, en aquel, ó en el otro sitio en que Vivimos. Quando hubo una Ciudad sola soberana é in- dependiente que se gobernaba por si, y á si. soja, como Atenas ó Lacedemonia, no conocían los Grie- gos otra Patria, que aquel corto recinto en que na- cieron-, porque allí encontraron los bienes referidos como en su corazón y origen y como en su único*4 . . esfera. Roma era la Patria única de sus primero» habitadores: lo fue desru.es de los Pueblos del La' ci, su estado, su conservación y su felicidad. Y parido e> bien particular se oponga al bien del toe 7^1 es. precbo despreciar aquel por atender. á este. Otro modo de pensar es absurdo y contrario á las Primeras nociones de la Naturaleza y de la Filosofía, dudable cosa es por cierto mirar por la limpieza V aseo délos pies; seria empero una torpeza el la- bios quando pudiera resultar el trastorno de toda 'a maquina, y acaso su destrucción. Españoles hay etl Europa, los hay en Asia, los hay en Africa y '0s hav también en mas numero en America. jas y sus frutos al Oliente y al Ocaso, al Septentrión y al Mediodía. as ¿qual es el interés principal de estas tamas 7 cipal objeto ce su conú/icn. Va (porque U genero- sidfd y í isttíi ación de la Nación asi io ha querido 7'de'erminkTo)'atener parte en el gobierno; aquella Parte proporcionada á un rnLn.bro de la Monarquía que es este Reyno. Por lo demás los Cuerpos de el V los Particulares promoverán, como ¿ntes, sus accio- tles y derechos por medio de les Procuradores y Agentes de indias. Y el Diputado de la Nueva Es- paña no tendrá otro influxo, que el que le obliguen ^ prestar la Justicia y los méritos, en consorcio ds los demás miembros del Gobierno. Objetos pues mui generales y comunes y muí Aportantes á la felicidad de estis Provincias, quí 110 es ni puede ser otra que la compatible cotí lá felicidad de toda la Monarquía, son los que han de ocu- par la atención, estudio y talentos de nuestro D;p itado. ^Ccesíta en conseqiiencia tener conocimiento del carac¿ Acostumbres y estado actual de los I.idios, vasallos Cadísimos de nuestros Reyes, y porción muy considei rable de estos Dominios; cuya prosperidad verd;» 'era y bien entendida es una de las marerias que exer- ruarán muchas veces la meditación y ci z;lo del Go- bernó Supremo, y en la que ti Diputado debe ser ^h instruido como circunspecto. El aumento de la pe blacion de estos vastos Países es otio objeto de su ÜLStracion y de su vi-j Silancia: el restablecimiento de las Misiones dtí Sonora y Californias, y otras que después de la ex* Pulsión de los Jesuítas han ido en decadencia, co* C ái8 roo ya se notó*y lamentó en el -ConcilioIV Me* xjcano del año de 1771, y corno ¡o experimentó y representó, vivamente el sabio Conde de Kovüíag1' g do en el de 1794. La defensa do este ReynO, por la parte que confinamos con una Potería, qlie algún día puede incomodarnos gravemente: la od»* pación y policía de -un sin nnnvro dé ¿anganp,s , gente, plebeya; de que ábünd¿.u lüs fcueBló'^ grandes» el foim-.iio de la •agricuku--)' pór n:V.;,o de |á, P&fj fácil¡ trasportación de los frIttts a' 16% Puertos :$H M¿r: la abolición de vario; peqi eñós r.-tv os q¿ 0;'í¡* tiibucion, que no product ; .io al Real braíif) ,s'^° una despreciabilísima éiWiítfcd ari a gravan al cP?,' mercio, ¿entorpecen la imiusrri.: • ¡ . algunos rjp% bies en su cobro, ó á lo menos Q'á'ccíi mis, broT,0': so y complicado el sistema de Real 'Hacienda, q |f< debe ser muy sencil'oi la reforma .dé 1 los estudié según los planes adoptados ya en las L1 Íver>idadfi3 de España, pues de, y la d á h Suprema Junta que la gobierna. Filopatro.