■ CA .72 T* 1 ' PE UN ESPAÑOL { A BONAPÁ1TE EN LA QUE LE PIDE NA CONFERENCIA. VERBAL EN QUALQUIER PARTE DE LA EUROPA. T SEÑOR. 15 compatriotas agitados de la mas justa indignación ntra el proceder ageno de V. M. I. y R en arrebatar- s del seno de nuestra España al mas amado de nuestros yes, no haltaron por de pronto otro medio para des- gar su bien fundado resentimiento , que el de valerse expresiones baxas y denigrativas , que indicasen vi* mente su enojo contra aquella acción tan vilmente rpetrada. Asi es, que repentinamente vimos conmo- Ja la Monarquía toda , alzando el grito para abominar íatemstizjr á V. M, como autor de un hecho singular la historia por su qualidad y circunstancias. Yo, Sr. , como otro de e! os , poseído del mismo frenesí, dexé arrastrar de los impulsos de la cólera , zahirien- la vil conduela de V. M, ocu'ta' hasta entonces baxo velo de la hipocresía ; pero mudé ya de pensamiento, ra que en ningún tiempo pretexte V. M. que por no bítsele presentado español alguno que intercediese con miides voces por la libertad de su Monarca , se desen- lió de restituírnosle de buen grado i y he aquí , Señor, £ ) o como buen vasallo, que daña no so'.o mis bienes,i sino también mi vida por el rescate de mi amado Rey comparezco, i vista de tola la España; tal vez el único, que humillado ante V* M. implora la libertad del joven Fernando, cuyo rapto tan cauteloso , acredita hasta li evidencia la sinrazón y sandez de V. M. Dixe sinrazón y sandez, porque V. M- sin duda alu. cinado en que la fama de su nombre , los sucesos de núes tra Real familia , maquinados por V. M. , y ofuscados por un maligno idolatra de la vanagloria é interés; y sobre todo, que la decadencia de nuestra constitución política disimularía, quando no aprobase aquel hecho tan atroz; no discurrió V. M. que jamas podría tener derecho al trono de la España sin que se le transmitid por la Nación; ni los Ministros de V. M. supieron em plear aquella habilidad y política que se requiere pan lazarse con este Reyno, porque incurrieron en tales dc< saciertos, en errores tan groseros, y en tantos anacroriis mos , que no seria extraño preguntar , si ios Consejera de Napoleón Primero tenían juicio, y sí V. M. habia salido de la casa de los locos. ¡ Qué ignorancia ! ¡Qué ver güenza ! ¡ Qué borrón tan indeleble en los anales del im perio francés! Señor: si V. M. desprendiéndose por a'gunos rhomeri' tos del amor propio, y de los cuidados que deben ocupar su alta atención , se dignare recordar, aunque superfi- cialmente, sus principios, y los medios por donde 1 e¿" á ocupar el trono de la Francia: si hiciese, digo, una breve reseña de los sucesos por los quales se llegó á dar í V. M. el renombre de grande, y mirando sin preocupa cion el brillo que añadieron a sus timbres algunas estu diadas acciones de hirmanidad, de religión y de «ana p litica, las parangonase Y. M. con la que usó para arre- batarnos a nuestro amado Rey; momento que se dice Bey por la gracia de Dios, y h 's ihtiiucioHes, &c. En Una palabra, las altas ideas de V. • i sus sabias disposiciones, sus extremados esfuerzas" do 4 todo quedó filtrado. La Religión, la le¿'bd f Kohor ir filmaron él corazón de los españoles, y su jus- ii prevjK'ció én la ardua inmortal émpresa d* dtf:n- r la gloria de Dios ¿ los derechos dé su Principe , y el stre nombre de su Nación. Eu fisH, pues,, Srñor, del aíprcio tan sañudo qué senía i V, M. la España* esta Nación nob e y gei é- • * Y en solviéndola pondremos fin á los asuntos actuales con la [revedad que exigen las circunstancias. Valencia 21 de Agosto de 1808. Señor. Soy de V. M. atento amigo, A. T. P. D. Ocurreme, Señor: que como V. M. no es- tá bien impuesto en la prohibición de duelos, y que por mi mo podría sospechar cobardía mi respeto a las le- es que los prohiben, dfbo prevenir á V. M. que r Principe hereditario y legitimo sucesor, con todas lis formalidades de reunión de cortes &c. ¿Qué derecho -ene un Monarca extrangero para hacer hollar todos es- >s principios? - Icutó iícrodes antiguamente con las cuchillas , según nos refiere ia ¡historia de aquellos tiempo»; llegaudo la barbarie á tal punto, que loo se les permitió implorasen las misericordias del Dios de la 1 c*u- Igan/a. Los Tribunales supremos de lauacion.... mas echemos uu jvelo sobre esos, magistrados que el pueblo creía menos débiles, y [que debieron sacrificar sus vidas al lado de rus compatriotas , sin Ique debiesen contener á nuestros bravos militares, obligándolos á [que fuesen expettadores del asesinato mas ¡niquo. ¡ Oh, si me Jdiera la naturaleza toda la energía necesaria á inspirar en el co- Irazon de mis amados compatriotas el encono feroz é inextinguible Ique debemos tener contra ese Murat, se calmarían en parte brs íseiiliuiientos que agitan mi alma ! No contento con el sao rucio •dicho, hace circular una proclama asus" vandído?anidado?, aplau* Idiiudo sus hechos y conducta, y clan.a per ia venguuza de la Sangre francesa, como si la de los es para Ies fue*e la de las bestias feroce» del Africa , que se tiene por ieuz el que i a den urna. Aun brillaba la sangre de tanto honrado eipaaol por las . ot- iles de ¡Yltdr/d , y su desvergüenza ge hace mas notoria soliriia - tao la Fresid encía de la suprema «Junta, que ;c ie coiíee;'e ; quó pnfamia! qué orgullo! qué tiranía! No bien había tomado po e- lion de ella se le declara por el Sr. Carlos í V Regente del Rcvno F saben las provincias de toda España con espanto, que todas las ustoridades y clases distinguidas de la capital , ?e apresuran a westar su homeuage y respeto a un extrargero sin derecli.» ni iiitoridad para ello; y que por su calidad degenera! en xefe del sxcicito , estaba excluido. Ademas que el Rey Carlos 110 pueda nivar á la nación del derecho que tiene de ser la absoluta due- la y señora de elegir a su voluntad, y con el voto general de su j b .Cimentantes, quien la baya demandar, si por algún aecider'e pnalizase la dinastía roñante. Por otra parte teniendo jurado á |u Piiuciue Fcfuaud** , dtídJe la edad de chico años, coa toda» Hn Jas formalidades efe fas leyes y constitnclone* de España, es >oluntad de| pueblo todo, que el dicho Principe sea su Señorj Rej. Finalmente este Regente iniquo hace imprimir y esparcii por toda la nación libelos insultantes contra los Reyes , y dema personas Reales , trataudo a. los españoles como á bestias, cuyo diarios debieron ser quemados con su autor Manda como abso] loto dueño, concierta sus planes con una porción de traidores] esparce sus edecanes por todas las provincias , con ordenes anaJ logas á sus depravados fines ; y cuenta como positiva la esclaviJ tud de la España, teniendo últimamente el atrevimiento da anunciar á los Tribunales de Madrid el 14 de Junio, que Jom 33ou:i parte está nombrado Rey de España y de las Indias, poa¡ el Emperador de los franceses y Rey de Italia ; constaudole qud todas las provincias, por un influxp de) Dios grande y misen- fprd¡oso, |enian formado su plan de defensa , y exércitos qu« marchaban á sacudir el yugo que se Jes iba á imponer. Pueblos de España: admiremos en esta obra la mano oculti de la Providencia, que vela sin cesar en la conservación dé lod hombres , y sabe encadenar los acontecimientos , ordenándolos i fines determinados. El hombre superficial tal vez no verá en estoj sucesos mas que Una serie de casualidades ; pero el verdadero filosofo, y e| hombre cristiano los bendecirá como decretos sa- frrados , escritos en el libro eterno de los destinados. Defendamos a causa de nuestro Dios ultrajado , como el objeto dominante de nuestros corazones : pongamos las cosas en el orden legitimo y natural que pide la ley y ía razón : volvamos á restablecer a nuestro joven Rey en el Solio que le corresponde por ley de su-j cesión jurada , por el tlecreto legitimo y espontaneo del 19 de* Marzo del Sr. Carlos IV, por el voto general de la nación, por sus quaUdades nobles y cristianas. Españoles todos , yuestra constitución ha sido herida en ttvl das sus partes ; mutilada succesivamente por todas las fricciona d.e| tirano, vil juguete é instrumento de sus furores, y de suil pasiones ambiciosas y turhulentas ; objeto de menospreció páril el pueblo francés, que creía á la España en una apatía y barba- rie, agotados sus recursos,' la confianza pública perdida, di cuerpo social en una disolución próxima y violenta , mujl propia para sumergirla baxo las ruinas que le preparaba ese hombre feroz , que no tiene otra moral que la de su ambición ¿I tmínar todos los pueblos de 1a tierra. Mas ; oh almas eenrrosés y s+rtn les! vosotras conservabais una lealtad á vuestro rlrnrtr Vigilitlo. lrrtron«, y habei? sabido manifestar en el roomerto preciso 'pura salí var la Patria. ^1 Nubles Matrona* t á vosotras ce os ha transmitido de generación! ten generación el valor de Nunmantinas que tanto b«o «embfar aí Car»fe.Romano , abracad tan justa cauwi con el mismo entusiasma rjne vuestras mayores ; y «i nuestras culpas y malas costumbres tiéffn agraciado ai Di ¿8 inmenso y Eterno, y está decretada la ruina dril inejof ;.-¡ís di ..fierra; que esa turba de ambiciosos solo encuentre eql 11 rxtqr.ttofl de nwtlras Provincias la parte material de vuestros cuerpoJ Boijwjtida én,*éhh£ , y llevada por los vientos voltejeando en la vasul nfr.n-d.i c'e. [s .if.:iói v?. Pero boíeniats, «me e*. Dios Grande . el Dios Poderoso , el Diojl Mtilai ro , el Íj<>s Misericordioso , y ol Dios de las Batallas, ha oidJ krts r«Mg a d i til l'nebto, y ha comenzado á ostentar su inmenso pode! con la España: T enceréis, ti, dice desdad alto Solio de su Soberanía/ vuestra «ac*a. es justísima. : defendéis ta derechos de mi Religión , qj •aá etesáa i invariable en ese vuestro pais , como Patrimonio que es di mi Mfl Iré : í'Vrupado es un Ke / h quien dentina mi providencia , pan] que os diriia y nnwd-j con acierto. ¿ Tc.nwis esnañoles , con estas pala] l>ras emanadas de la Fueate del Poder lítenlo? No , bien se mira res pías decer en vuestros .osí.-ps la alegría y la t01 fianza , y que en una fe ptin •Os arrojáis á esa multitud de Áteos, que s:j extremeeen al veros , y tnun] fais de ellos con una vives» increíble. Dios Eterno , imprímanse en núes] Iros corazones vue»trea miserioordi ts : las almas justas y t*n¡-:ibles «anta rán hynuios en alabanza vuestra ; mas si pr,t desgracia hubiese entn nosotros algún hombre que no conozca estas verdades , sea arrojado roí vilipendio de la sociedad : ella no consiente á los que fixan su atencioJ en un i úfame egoísmo, sin conocer otras relaciones morales y sociala] que el cumplimiento de sus apetitos desenfrenados, y el único estímuJ de su privado ínteres. Tale* fieras , que viven entre nosotros , algunas] con el aspecto de indiferentes, se proscriban con el tirano de la Europa] falso ¡dolo de sus cultos , y bórrese su memoria de entre los hombres, f Lu llazon , la Justicia y la Humanidad piden el desagravio «le si pausa ofendida por Napoleón. La Religión, la Ley constitucional (M la Patria , y el derecho ¿agrado de las naciones condenan á este monstru] di; la suejfe y la perfidia, por el afro pella miento de su inmunidad. II vuto d i universo, todo ser creado clama por la venganza de su injurí y pioí'at)*oio#a, contra