son preludios pará un feliz resultado. La adjunta cartm de un Oficial de Estadio, persona fidedigna , que escribe un criado del Conde de Floridablanca , y por vt abierta la he hecho copiar : el otro papel es una relaclot de lo que el correo nos ha dicho. No creo que Infantado esté en Perales , como sup* nen en Madrid y ha dicho el correo, porque esta maón liego el Secretario de Infantado , despachado por S. E, Conde de Fioridablanca con pliegos , y me ha dicho q ya se le habían juntado veinte y cinco mil hombrts.j que habia puesto un gran rigor y órden en su exercito, que la tropa estaba muy cor tenta y pidiendo siempre General que los llevase á pelear : que habia tenido un que ño choque con una abansada , y habian batido ai en migo , matándoles doce hombres, diez prisioneros, on caballos . y varios utencilios de equipages y ollas : e Secretario salió el 23 de Cuenoa, Qjartel general, por que deduzco que no podrá «star el 24 en Perales; p:ro toy persuadido que luego que Infantado haya sabido salida del exercito frunces de Madrid de treinta mil ho bres, habrá marchado a desalojar los pocos que quedab» ha añadido el correo de esta medio dia, que quando N polcon supo las noticias de Zaragoza y de Cataluña sep furioso, y que faltándole nueve correos de Bayona,c roció que la Romana habia cortado la comunicación, en el instante dió la orden de sa-ir los treinta mil hombr que salieron en des divisio.ies.rSi la Romana se ha apo rado de Somosierra y de Guadarrama, me parece qu« paxaro cayó en la red. Dí»s lo haga. Estoy ocupad»*» sin un reto de descanso: quisiera que mi amigo el Pn pe de Monforte tuviera estas noticias; y asi suplico ' qud le dé copia de todo lo que le digo, y mande ásu» d^dero amigo y servidor * Antonio Gregori.-Si piH»» paxifo , vj couiendo otro corteo.r Cádiz 30 de L>.ci« bre de 18^ Impreso en CaJlz , y reimpreso en Buenos .4 y CARTA AL, ABATE MONTI, M^ ENCARGADO POR EL GOBIERNO FRANCES PARA ESCRIBIR LA VIDA DE NAPOLEON PRIMERO. Uy Señor mío ; No ignora vm. que la naturaleza y la istoria son unas vastas y hermosas galerías, donde la ima- inarioii, trayendo á la memoria los pasados ó presentes coiitecímientos, unas veces se inflama y se conmueve , otras instruye y fertiliza, y no pocas detesta y abomina las accio- es de los hombres. Yo que soy naturalmente reflexivo , y la ledad en que habito, contribuye altamente á que fomente en ¡>ta parte mis inclinaciones, estoy de continuo como otro Pro- eteo dando nueva vida, acción y movimiento álos seres que rae representan ; y á veces me dexo llevar como un relám- ago sobre el abismo de lo pasado, y como una exhalación parezco ya en el Egipto , otras en Pequin , en Rusia, Freñ- ía.... y cansado de recorrer, me recojo á meditar. El electo ue produxo en mí la que últimamente tuve ayer tarde , fue I determinarme á escribir á vm. ésta, á fin de comunicarle is ideas, por si ellas pueden contribuir en alguna cosa al rau Comentario que el Gobierno francés ha puesto baxo la ireecioa de su talento y singular perspicacia. Creo sin vanidad, señor Abate, y lo creo firmemente , que "te lienzo que le remito ( permítame vm. que aventure una roposicion que snnicto á su juicio ) merecerá su aprobación mi disculpa, por lo que puede iluminar, y contribuir á Uaeater el número de los hechos gloriosos, de las acciones stres, de las organizaciones acertadas , de la fidelidad, jstietaf desinterés, y demás virtudes sociales , ya publicas, a Pavadas , ya políticas , ya morales , del héroe de la 'íuui-j, cuya historia está vm. actualmente escribiendo , y u*a vida está vm. igualmente ordenando , con la mira de exar pendiente en los templos de la fama un monumento2 recomendable y eterno, que nos lo represente por ellas cotn» un varón superior sin comparación á la común de los hom. bres , digno de ser colocado en pedestales y grada superior a los Monarcas mas ilustres de la antigüedad. Para animar dicho lienzo , darle tuerca y acción , me b( propuesto (aunque mi cortedad no lo consiga ) imitar , conduela en esta parte de un diestro Pintor , que para for. mar su quadro elige los mejores colores, los mas análogos j sobresalientes para representarlo a la vista, de forma que nos arrebate y sobrecoja. Me he propuesto también el (ir. cuustanciarlos lo posible, en quanto lo permitan los limita i que se debe ceñir una Carta: pues según nos dexó esiiiti el célebre Arzobispo de Cambray, los hechos que un tai acompañados de ellas , son un esqueleto, y unos hechos rife caí nados de la historia. Llevando yo por delante ambas niir»\ he cortado varias plumas , he elegido diversos colores, bt entresacado los originales mas célebres > y entre éstos aqut» líos que los hace mas recomendables, la verdad y la razón, con el objelo de que Vm. pueda penetrar y comprehender ¡m* la viveza del colorido y su colocación , los acontecimiento romo han sido en sí, y las circunstancias con que los han ve* tido las personas que los han exectitado. De la púrpura de los Reyes y Principes soberanos he t> ruado un color particular, con el qual ni en la Iglesia ni ei el Estado ningún otro se adorna , para guardarle* el AetoH correspondí» lite á su clase. Para declarar la lealtad de mi Na* cion , he bañado la pluma en la sangre encendida que h» corrido y corre de las venas heridas de tantas desgranad victimas, dignas por su valor é inocencia de mejor suerte, J de mas hotn«VS sepultura. De las lagrimas que han corriduj corren por las mexillas de los Sacerdotes Ministros de Dio*» de los ancianos venerables, de tantas vírgenes honestas y cas' tas matronas, que eran el honor de la casa de Jacob, y Ü delicias del Carmelo de la Iglesia, he tomado un color |tiir"i un blanco sonrosado y trasparente que avivará la esiviifi. usado también de las varias tintas que en el día están de» das en los vasos del comercio , de la agricultura y ai tes, t¡ han quedado entorpecidas y MB uso, por haber substituí! bH en vez del giro, del arado y lanzsdera , el fusil , la b**i..... y el puñal, para poder sostener la Religión, al Soberano I . |a patria. Las sombras , que serán los colores, qne mas ha- rán resaltar las virtudes de los verdaderos héroes ó malogra- da* ofrendas, formarán en sus lugares mi carácter de horror, fllie acarreará sobre sus autores la justa indignación de todos les pueblos, y las maldiciones del Criador. Aquellas las he toiuado del tintero de la impiedad , de donde se hau sacado las mas negras, para pintar exércitos imaginarios, conquis- ta* falsas , proclamas dolosas , decretos atroces, ordenes in- fernales , profanaciones sacrilegas, violencias inauditas, he- chos abominables, contrarios á la humanidad , al pudor y á Ja justicia Las masas sobre que be formado el quadro , que sin dila- ción voy á manifestar á vm. han sido sobre las ruinas d<; los altares, sobre las aras quebrantadas al pie mismo de las imá- genes truncadas, de las reliquias arrojadas, y sobre el escom- bro de lo mas precioso de la Casa de Israel. El velo del tem- plo rasgado por la infidelidad y barbarie de los exércitos de Napoleón I y manchado en lo mas santo y venerable desús misterios, ha sido el lienzo sobre el qual le presento el re- trato fiel, que sin alteración deberá vm. señor Abate ( si co- mo es justo, ha de llenar las partes de buen historiador , como le lo aconseja el célebre Mr. Marmontel ) trasladar en la de su Em orador ; pues de otra forma no le será concedido como á otro Tácito , el poner á la cabeza de sus Anales : sinc ira Sg studio. Ni merecerá la confianza de la posteridad ; an- tes al contrario, se le tendría por parcial y adulador, como es tenido Quinto Curcio, quando por encarecer á su Alejan- dro, nos quiere persuadir su continencia, sabiendo todos que llevaba cien mugeres consigo. Y Plutarco apasionado por su nación, nos quiere encarecer su pudor, quando sabemos que sus doncellas de Esparta danzaban desnudas en el teatro de- lante de los jóvenes. Lejos de vm. estas y otras viles pasiones que degradan á un historiador. Sea la verdad la luz qne ilu- niine sus escritos, y la imparcialidad el juez que establezca los derechos. Es pues indispensable, señor Míate, que vm. considere á España entregada con su acostumbrada iideiidad á los senti- mientos mas sinceros de buena fe con la Francia, estrechada con ella mas >" mas de cada día con nuevos lazos, con nuevas ofertas, y esperando sin la menor sospecha su oigauizaciou4 y felicidad por el paso de los Pirineos. Esperaba que |v Aguilas del Imperio francés, levantando el vuelo, vcndriij á cubrir y rodearla contra los insultos de las aves del mar que tenían arruinado su comercio. Una esperanza tan ItMMij* ra, sostenida por un Ministro detestable, daba salida couti. nua á la riqueza de la Nación; y al paso que corria el oro, que es la sangre del cuerpo político, se debilitaba éste: y 5U abatimiento se cohonestaba por él y sus partidarios con es- pcciosos pretextos, los quales juntos á un poder ilimitado,} una firma ó rubrica sin réplica, se llegó á apoderar de la Monarquía en términos, que se podia decir, que no había espada que no estuviese en su mano, ni escudo que no edu- \iese en su tesoro. En el Asia tenían algunas mutaciones celestes por avpnj seguros de sus desgracias : y yo sostengo , que no hay come- tas mas funestos para los Estados, que ver en ellos á ciertos hombres transformados y elevados hasta igualarle con los mismos Soberanos, y a. veces equivocarse y respetarse mas que ellos. Y aun por esto nos dexó escrito Alexandro de A lexand ro, que quaiado se abortan en ellos semejantes mons- truos, son presagios de calamidades y malos sucesos-. Los triütts acontecimientos que en el dia afligen á España, prue- ban con evidencia estas observaciones políticas. Yo confeso que no creía en ellas , como les sucedía á otros muchos: mi corazón puro atribuía siempre las operaciones de este mons- truo de Extremadura á efectos de zelo y lealtad. Estas han salido del orden regular, y no era posible nivelarlas con la razón ; pero \a hace días que soy de contrario parecer, hace tiempo que he reformado mi voto. Lo que sí me admira, es, que un hombre tan beneficiado por la Nación, la tuviese ven- dida, y que baya encontrado comprador en Francia. Sí, señor Abate, sí. No se admire vm. El hecho es públi- co : el comprador muy ilustre; la entrega hecha ; el precio recibido, v consumado el contrato. Ah Españoles! si vuestro valor no hubiese á fuerza de armas rescindido el contrato, ¡ qué seria de la Patria ! Si vuestra lealtad no hubiese corta- do con la espada de la justicia los vuelos á las Aguilas del Imperio, ¡qué presa do hubieran hecho e» toda la Nación! Si lio les hubierais salido al encuentro, quando ya llevaban entre sus uñas la riqueza de los sagrados depósitos, y los oros de las Provincias , j qué hubiera sido de nosotros ! Si los Icones Kspaña en campo descubierto no hubiesen peleado con las Aguilas ncisas, que volaban con la presa al nido de los Alpes , ¿ no hubie- mfls perecido de hambre y de miseria ? Y si semejante contrato se ihicra consentido por la Nación , como se consumó por parte de ;tpolcon I , del alevoso Godoy, y de otros muchos traydores ¿dónde irinii narétrM casas , dónde nuestros patrimonios , dónde nuestra ¡«toa , dónde nuestros altares, y dónde nosotros mismos? El Norte sesperaba; la esclavitud se nos praparaba ; las cárceles hubieran lo niHs'ras inoradas ; y los rios de Babilonia hubieran aumentado s corrientes con las lagrimas de nuestros ojos. Mas nos oi/ó el Señor ti dia que. lo invocamos ; y los clamores de Israel llegaron ú sus los. Pero qué , señor Abate Monti , porque no se hayan verificado ílns miserias por la gran misericordia de Dios , ¿ hemos estado libres experímentar los efectos de la infernal política del héroe de su Na- ti ? No señor. Poco ó nada lie dicho todavía acerca del quadro que . ha de trasladar a su historia. (echo el abominable contrato entre Bonapartc y Godoy , se princi- ron á suavizar los resortes que habian de poner en movimiento esta j'iina infernal. Se buscaron traydores por las partes contratantes d silencio de los calabozos ya ha corrido mucha sangre de estos) ; .ilticinaron con exagerados premios, con títulos y cargos brillan- : se repartieron grandes Aguilas imaginarias de las legiones de lio- . Almirantazgos , Ducados , Haronías ; y llegaron á comprar con ni oro aparente á no pocos, que abandonando las banderas de la tai!, pusieron baxo sus pies sus obligaciones , y sus conciencias en >¡vi!ilas. Traydores a Dios , al Rey y á la Patria , guardaron si- J obedecían con fidelidad á las ordenes de los intringantes. i| oleon nos pidió tropas para Ktruria , y se le dieron las mejores: ló plata , y se le dio plata y oro : pidió buques , y ya caminabais a lolon st-is navios : pidió de comer, y se le dió también de cenar, o que á nuestro cuerpo político lo iba evacuando y debilitando mi cotilinnas y copiosas sangrías, nos propuso, que para or¡ volvia los ojos al executar la sentenc ia ; mandaba el delito , mas Id miraba: pero en las escenas que han representado los genérale» , vrH ilo trance»en tanto» desgraciados, no han vuelto el rostro, han ,(),. su vista con cierta complacencia sobre ellos ; y creo segura* hit . que pnm los moribundos el mayor tormento era el verlos y el ,r(llos los víc-spu. Aqui de bería yo hacer varias ob»ervnciones, pero im historiador. Comercio, Arte», Agricultura, perdonadme. I grimas inocentes de los Sacerdotes Ministros del alfar , gemido» consolables de los ancianos del pueblo , suspiros vergonzosos de la» r¡nnes del Líbano, clamores honestos de las hijas de Sion , dadme i colores puros de vuestro mejor adorno , para que yo , sin correr •I todo el velo de vuestro pudor, pueda dar una corta idea de lo ih lio que ha padecido el recato. ¡ Qué eXpectaculo , señor Abate» Ot espectáculo , ver á un Sacerdote con su Cabeza descubierta » cana k nerable, adornado con una corona superior á la de los Reyes, •nido con vestiduras de honor , con el Santísimo Sacramento en la ¡ana.* intercediendo con los generales, con los xefes y con los solda- p, para contener »U» profanaciones, sus maldades y sacrilegios ; y m atrevimiento inaudito los veo tirar la espada, fixar e:l pie, cortar el ■ella, derramar la sangre de aquel valeroso Macabco < como se vio i Zaragoza ) y mczciurla con la del Cordelo derramada por salvar i dt* aquellos ¡nocentes perseguidores! El cielo se extremeció : teto* fu ton los veinte! y cpintio Ancianos que rodean sil trono. Qué ex|H'ctaculo ver á «na tierna virgen postrarse en tierra , besar s nulillas , regar con sus lagrimas los pies de su profanador , siipli- atle» rogarle, ofrece-rle! , y sin conseguir nada ! Su desconsolada ma- te solo oye en otro aposento decir á su consternada hija : M de mil mttrf mía TUtvHmt "... y en el momento ni la vv. ni la oye mas ; pe-ro ii vez de los la mentó» de In hija se perciben los de la madre, que rom* lid cora¡tí»fl y los vientos. Pero no hay piedad, no hay humanidad; ocio lo arrastra la ley del Fuerte* Hable Córdoba : llore COpmigO Cuco* a: y mas que todas Madrid y Barcelona. ¡Qué desolación en las clau- »i w ¡ qué ultrages en tupidlas inocente» y blancas paloma* ! qué ge* iiÍ!!'*seii lo mas retirado, en lo Uta» oculto de los monasterios y cólica* 'os de la soledad l Jazmines marchitos , rosns deshojada* , llorad» Qué saqueos , qué deshonestidades , tpié Oprobio» en todas las clases l'l pueblo] Diré mas : después de haberles robado las casas , el honor n inocencia , arrancan los hijos del seno de las madres , los 11 vv.r» » pUza pública i quién vit> tal perfidia ! y los venden como á los fetos en loa ii;ercnde;s de Africa. Note vm» en su historia , st ñor Abate > oqiiedla disciplina de lo» xen ií.is tir Ciro , a piella humanidad de los de Alcxan lre> , aque lla •ftena fedélos évt Xerxes, para avergonzar a los de Murat. Quiero >anliidirlos ríe una vez, auaepic exceda los limites de una Carta , y :('L* *0 paciencia , y para confino ir la pintura , be de tomar los °"*ejúe h tiotta ele Alumbres» donde ocrii-o, y de los ituur** ele t «r«8 trígona , en cuyas ¡nmcdínclonrs y campos cogieron los Romanos laureles por su virtud que por sus armas. Presentáronle á Scipion sus soldados una joven de tan rara belleza, por donde quiera que pasaba , se lloraba tras sí los ojos y bendiciones , todos. Supo de ella que era doncella , y tratada de casar con un Princi^ d< Celtiberia llamado Alucio, y que le tenia un extraordinario amor. \\¡h dolé llamar, y entre otras cotas le divo a presencia de su ejercito: ~A yo me dexasc llorar de mi juventud , y quisiese gozar con un legitimo j casto vinculo de esta joven , debería disimulárseme por un excoso de amor- fu esposa ha oseado on mi casa en esta ciudad de Cartagena con el misj, decoro que en la de sus padres; pidote por recompensa , seas amigo ii Pueblo Romano; y sábete, que hay al I i muchos jóvenes que piensan com, yo." Dióle Alucio las gracias, y á poco tiempo volvió con los padres 1 la doncella con gran suma de oro , y otras alhajas de gran valor, pm Scipion no las quiso recibir, y volviéndose al Principe le dixo : ,, toma s« ríqu< »as, yo te las doy , y sea en sohre dote al que tus suegros le han itm á tu esposa." Compare vm. señor Monti , compare vm. esta conducta c* H que han observado dentro de la minina España (como llevo ya anunciado! l<»s generales de Napoleón. Vea vm. con qué decoro han tratado al belli sexo ; y con que generosidad han p isado sobro el oro y las riquezas. Avergüéncese* la gran Nación de oir estos nobles csemplos : con fundan» los exercitos que en el dia nos roban , nos saquean, nos deshonran, al considerar , que donde quiera que han puesto el pie , han asolado en ai m0ménto quanto la naturaleza crió en un siglo. Ciudade» enteras, querrá la riqueza del Estado , ya no existen: villas y pueblos abundantes, ya n« lo serán jamas .• comercio , agricultura y artes , se rompió vuestra bal ana Monstruo de Badajoz , mira lo que has hecho ; tigre del Norte, miran fsla desolación la combinación de tus planes : Duque de Berg, sijtie I* ideas de Lafayete: gceeral Dupont, executa las sentencias que te dicií Santerre. Lágrimas, sangre, ruinas, escombros, cenizas, son los resul'i dos que debemos á vuestra amistad. Habéis saciado vuestras pasiones, ha. beis consumado vuestros crímenes : nos habéis engañado : habéis encendidi el fuego de la discordia. Pero Dios os justo, y no descansarán en paz »uc. tras conizas: ninguna de vuestras empresas tendrá buen tin ; todos se apre. «oraran á desbaratar vuestros proyectos. El malvado cae , quando mero» lo piensa, en. los lazos que arma á los deiaas. Aquel Señor , en cuyas m nos están las suertes de los Reyes, y que no salva á los exercitos por I» multitud de su caballería, borrará vuestra memoria , y la de vuestro or- gulloso Emperador , como borró la de Amalee sobre la tierra. Sírvase vm. señor Abate , disimular el que no le haya remitido otras no. ticias , porque, ja ve que todo no puede ir en una Carta: sigamos la c» respondeocia,; veamos lo que vm. escribe , que yo le diré lo que pasa, entre tanto es de vm. y le besa su mano. J. M. G. habitador del desierto. REIMPRESO EN BUENOS-AYRES i Eb la Imprenta de los Niños Expósitos, año de 1809. \j? C\<\>\ eVu.o . AZETA extraordinaria ©]E SEVIIXA DEL MIERCOLES 4 DE ENERO DE 1809. UN gozaba Sevilla la serena alegría de tener en seno el Gobierno supremo de la nación : aun no vidaba el fatal destino que le proporcionó* tamaña rtura; ni la gloria de haber dado á España deso- da un asilo seguro y fraternal; quando e! Angel la muerte plugo turbar su tranquilídad , y al des- rtar el Viernes 30 de Diciembre le arrebató para mpre al Serenísimo Sr. D. Josef Mohíno , conde Florida blanca , y presidente del mas sagrado congre* , que organizó la nación para su gobierno y de- nsa, en los días de su horfandad. Al punto los Ipes paulados de la campana y el estruendo del ñon derramaron en el pueblo una sombría curio- »d , á que siguió el silencio de los sepulcros y la internación. Motivos tiene Sevilla para sentir la ta de su augusta persona, pues en los pocos días e vivió en ella manifestó su predilección i un •b o que por tantos títulos había merecido el °r y cotfi.nza de sus Monarcas. No tardó mucho que las demás campanas de la ciudad corte pon* •*« á la señal íú -.chre de la matr z ; y aquella tar- >odat ¡as parroquias y comunidades asistieron 4