farra, profanaron , saquearon y robaron nuestros templos y San- tuarios. Lo fueron , y como tales la Patria los aborreció, los per- siguió, los extrañó de sus dominios, no desistiendo jamas hasta acabar con ellos, y con toda su raza maldita. ¿Y uo lo seián también los cobardes, infidentes, y malditos Españoles, que ju- ran y orometen fidelidad y obediencia á Napoleón, raiz del pe- cado como Antioco, hijo -primogénito del Diablo por sus embus- tes y mentiras, mas cruel que Nerón, enemigo capital de las tes- tas coronadas, y perseguidor del Sacerdocio, del templo, y del altar de la Religión de Jesu-Christo ? jEhl No nos cansemos. Es absolutamente ilícito á todo Es- pañol de qualquiera grado, estado y condición que sea hacer el juramento de fidelidad y obediencia á Napoleón baxola fórmula prescrita, de manera que ninguno de los Españoles puede pres- tar el susodicho juramento , siu incurrir la fea, negra y horren- da tacha de perjuro, y traydor á la Patria. ¿Que haremos pues , dirán fal vez estos cobardes, si nos ve- mos rodeados por los impíos Ministros y Satélites de Napoleón que nos amenazan con la muerte si no juramos obediencia? Que? Fugarse y huir aunque sea abandonándolo todo. Mas si no hay tk'iipo , ni lugar para la fuga, ¿que haremos entonces? ¡ O cie- los 1 ¿ Qae harán ? Qu? ? Morir antas que ser perjuros y traydo- res á la Patria. ¿ No Jo exige asi y aun lo manda nuestra santa Religión ? ¿ No lo exige también el amor á la Patria , ú esta ma- dre amorosa , por la qual por derecho natural y divino hemos de sacrificar, no digo todos nuestros bienes , sino también nuestra* vidas ? D-xaos convencer infidentes, y arrepentidos de vuestro error, volved reconocidos al seno de la Religión , y de la Patria, que ambas os abrazarán cariñosas. Y vosotros fieles y leales Españolea seguid constantes el espíritu de la Religión de Jesu-Christo, y los santos votos de la Nación, gritando siempre, antes morir que sucumbir al tirano, que asi el Dios de los exércitos bendecirá nuestras armas, hasta que a:abíinos con la raza maldita de Napo- león y de todos sus impios Ministros y Magistrados. CAI PEÍ, ILLMO. Sr. DON Átfdre§: QJJWTIAN FONTE Y ^RADE, OBISPO DE CUENCA EN EL PERU,1 A L & i&aiio v qu< bu jurado «uléaiuemeote al pie de loa- altares'en manos de su metropolitano, y en el «tío mismo de su coqsagi ación reconocer y «««tener la autoridad de su legitimo soberano , serle fiel , observar, y aun defender qúanto estii\iefie de íiú paróte, su -a ti pie a o patronato y regalías en las Indias, y contribuir á que los demás vasallos lo observen y respeten r este mismo, digo, no puede' reconocer en ningún caso otra autoridad que no >ea la que juró, y 1^ .que- cruane legit¡maraen|e de la misma soberanía. Áaada V. S. á todo esto, que el Obis- po de Cuenca en la procUnfctcion de nuestro augusto «oberano el Sr. I). Fernando VII, manifestó su apior y lealtad 4 vista de la ciudad en eoerpó , y Se un i-.mien-to pueblo de todas clases que asistió á un acto tan sa- grado ytánsério, del mode rnas patético y sensible, ¡con gozo universal del común : q¡ie Vr>te misino Obispo luego que tuyo 'Ja noticia ministerial de que el pérfido Napoleón había aprisionado en Bayona á nuestro amad.) soberano, y que á consecuencia de la feliz resolución. d¿ Espadase habrá jj>» tai a do j.-t Staprema Junta central gubernativa de España 6 Judias á nombre de nuestro*- 4pgr.acia y. á ras leyes mas sagradas del cristianismo , que le mandan observar lo que juró: en esto atropello abier- tamente lar virtud de la religión..,, á la qual pertenece ra puntual observancia de qualquiera jurameufo, tra- 'jendo en él á Dios por testigo como V. S*. sabe. Falta también a los sagrados deberes de un buen ♦asalto de un rey y señor natural; porque deponiendo por propia autoridad las legitimas constituidas y confirmadas por su rey, crea otras por sí mismo, negando implícitamente y oponiéndose a la potestad real que las nombró y pudo nombrarlas. ¡¡Podrá decir Quito qne tuvo sospechas fundadas paTa deponer la Presidencia y real Audiencia, y sosíituir otros mucho» magistrados ? Ademas que no debe tíreetse sobre su palabra , debía ó> podía remediarse esto , poniendo quexa pronta y oportuna al Excm». Sr. virey del reyno para que lo remediase, y diese parte al sobe- rano en su Suprema Junta central p»r- -u aprobación. Este era el camino legitimo y seguro para remediar de pronto bis danos sin escándalo; lo que no sucede ahora , pues todos miran con horror los excesos pre- cipitado* de la ciudad de Quito , y los ve» resuei-4 los. ñ no reconocer ;las nuevas é ilegitimas . autqn* dádes- '* i^tfj-ta igualmente >á las esf/échisúnas leves de la pa- tria.; pues estas mi consisten en sostener y defender .con entusiasmoHr,i rierra material que ¡habitamos, sitio en sos- tener la sociedad, y los derechos verdaderos de los ciu- dadanos, ayudándolos reciprocamente á conservaren •pa/. la minina sociedad , y evitar discordias civiles entre los mjwvbro*} que ta componen , conservando intacta la .«Muta lefigion que profesan , y -heredarou de sus ma- yores ¡lla'Senor! Yeten con dobp' que' me parte el co- razón dé íucúio a. tnedio , que la «evolución de Quito, | uqué se 'jiro mete can ella mil .felicidades , hi de acar- rear -iuíjnitos males, é iufoitunios _á estas provincia* no solo en Jó físico, sino también .en io moral: veo ctui dulur á er 'utra parte la' gravedad de mis- cid pus m<; h;»c'c re- celar jiistoriiyite que «ta* repelidos inix wfiec unión los. llaga» ^se '.n todo la .voiun'ad tintísima de Dios. i/SéoOr' Marqués: V. S. '

s y .otros papeles públicos que existe .nuestro amado Soberano . qiie existe la ,'£upreiña,Juutá 3ue gobierna á su real nombre, y que van ..con 'prqsferi- ad fías gloriosas empresas de nuestra' madre patria ; 'este era , digo , el momento feliz de componer muy Mfrjk >¥ con': honor'.lo sucedido en esa Ciudad,' sin que en hwgnn tiempo puiíiera arg.uirse de infidencia á .los' que tuvieron parte en la revolución ; con decir, que préceiííefon preocu- pados, estaba .tudo subsanado, y bien. '"Acuerde V. S. ahora mas qué nunca qné es legitimo des- cendiente ho Sr. «lesu-Cristn, por su pasión y muerte , y por M irit tintísima nuestra señora /consuele y .remedie las ur- gen ci is y males : de estas provincias, pues está en su ma- ,11o. y v iene muy oj>oríuuo ahora él remedio. Asi ;ló espe— ^ro de la prudencia, y íiao talento -del tír. Marques de Sel-6 va Alegre;' pero si por desgracia socedlerfe lo contrario á mis buenos deseos, tendré al menos el consuelo de haber cumplido con los sagrados- deberes de mi ministerio pasto» ral' , con los de mi religión , de mi Rey y de mi patria. Nuestro Sr, dé á V. S. sus divinas laces en abundan- eia, y guarde su importante vida muchos anos. Cuenca del Perú y agosto 28 de 1809»— Andrea Obispo' de Cuenca. CON LICENCIA EN BÜENOS-AYRES. En la Imprenta de los Niño* Expósitos, año de 1809*