que las Fincas sean rusticas, 6 urbanas, estén aféela* á Capellanías, íi otras Obras pías por depósitos irre- gulares, Censos perpetuos , ó redimibles, y cargas que en su favor reconoscan , no por esto han de creerse comprehendidas en el R 1 Decreto , ni obli- garse sus Dueños , ó Poseedores a que las vendan 6 rediman de contado diebas pensiones; pero no se Ies impedirá sí voluntariamente lo quisieren hacer: y en las que fueren perpetuas , ó tuvieren ya cumplidos sus plazos, se les admitirá á co mposición para redi* mirlas, entregando de contado alguna cantidad y las restantes en los plazos que se acuerden. Por'ninguna de las euagenaciones ha de variarse, r.í dex.nrde cum- plir el objeto de la fundación, ni menos perjudicarse * los derechos de los Patronos si los hubiere , que so les conservaran siempre ilesos asi en las presentacio- nes, como en la percepción de emoHimentos según el Capitulo ai déla misma Real Instrucción; serán nu- las q tuntas ventas , traspasos , y enagenacianes do quaiesquiera especie se hicieren por los particulares 6 interesados en las Fincas y Bienes raices de que vi hecha mención ; como también las imposiciones de Caudales existentes en estos destinos; quedando pri- vados de oficio los Esciibanos que otorguen los ins- trumentos por no deber correr en adelante otros, que los de las enajenaciones hechas á favor de la Casa de Consolidación s Y para que llegue á noticia de todos , y nadie alegue ignorancia, se publicará por üindo en la for- ma acostumbrada ; fixandose exemplares en los para- ges de estilo. Dado en Buenos Ayres á catorce de Setiembre de mil ochocientos cinco. El Marqu.-s de Sobre Monte— Por mandado de S. E.r- Pedro de Yelasco. Escribano de S. M. o; MEi ENEMIGO El* CONSEJO. MANIFIESTO QUE CORRE POR DE CARLOS Mauricio Tayllerand i lo» Españoles i en que , aplau- diendo nuestra conducta contra el usurpador de tronos, en las achuales circunstancias , nos exhorta á continuarla ton firmeza , prometiéndonos defender lo que Adoramos \ y haciéndonos insinuaciones .ni. ! lauy útiles* CARLOS MAÜRJCIO TAYLLERAN^ A LOS ESPAÑOLES. J3len persuadidos estaréis, generosos y honrados Es- pañoles , de que sé muy bien quanto ocurre en vues- tra amada Patria; pero no lo estaréis tanto, de qué no he influido en las causas y origen de vuestras de- sazones. ¿Quién creería esto de mí? Pues preguntad al que en vuestra Nación exercia el empleo que yo tuve en la mía: decid á ese virtuoso Ministro, á ese gene- roso y noble ciudadano , si traslució en su Corte, y si bruxuleó en sus negociaciones algo siquiera de ca- tástrofes tales? (Pero ah! Tayllerand tiene contra sí para no ser creído unos datos de los que se tubora» y la Nación Española no es ligera para fiarse de un hombre que no la merece su estimación. Españoles, me lisongeo, que á pesar de \o qué in- sinuó, creeréis que os estimo ; que siento con voso- tros las desgracias que han resultado de Unos tratados que ie me ocultaban , y que detestaba según iban ma- nifestándose i y que sinceramente adherido á vuestracama * Befiendo. «Stiplsteis #íf réiWo.Tdel: MhMsterie, de relacione»? Pues por vosotros fui nombrado Vice* Gran Elector del Imperio* Creedme: yo seria tan vil y tan pérfido como el que abomináis justamente, si éntrate en un por menor para convenceros: yo os amo porque lo merecéis. Vuestras costumbtes son dignas de aprecio , y vosotros sois los dignos del nombre amable de Patriotas : vosotros coU masteis las horrorosas convulsiones de U Francia: y vo- sotros habéis contribuido poderosamente á su engran- decimiento y a ta elevación del que tan malamente os lo agradece, lis verdad que no lo habéis hecho directamente, y q ie en esta parte vuestra lealtad , vuestra sumisión y vuestro respeto al Gobierno son solo lo que es digno de elogio:, mas con todo, vuestra cooperación pedia otia correspondencia en los Franceses. ¡Q lánto os diría , re- ligiosos Españoles, si el pundonor , el respeto a lo* tro- nos me lo permitieran ! No imitemos á tos baxos. Yo os escribo alabando vuestra conducta presente, asi coma elogio la pasada en los miembros d- -vuestra Nación; os escribo protestando mi ningún influxo en lo que os iba 4 trastornar: os escribo asegurándoos defender lo que adoráis..... y os escríWo exhortándoos a la unión, á la sumisión que os caracterizó en todas tas Naciones. Creed a un hombre que se interesó y se interesa en vuestra suerte , y que ha visto por su desgracia el efecto y resultados de todo gobernó. El vuestro está bien fun- dado, y las mejoras y reformas que los tiempos, y las circunstancias hacen exigir piecisamente , vosotros , vo» sotros sois capaces de hacerlas. Si , mejor podríais vo* sotros romper los lazos de iniquidad en que os enreda-» bar< , que la Francia, la priste Francia que vuelve á ser el ludibrio y el juguete del fanatismo , del orgullo f de la irreligión. Habéis ocurrido en tiempo, no perdáis mumentosj ftbioaud luego á ios pu> to* catdioaies para cuitar de un golpe quanto pueda detener vuestras indispensables y preciosas operaciones, que no quiero prevenir, porque os haria injusticia. Naciones de la Europa, Tayllerand trabajó en rela- ciones con vosotras con ínes honestos , y oponiéndose á perfidias; algún dia veréis claro lo que os anuncio en la mayor agitación que sentí en las épocas memorables de mi vida, Había mucho que hacer en mi Nación; tra- taba con el dolo y la iniquidad: vosotros veréis quantas veces medité mi faga a buscar el reposo entre vosotros! vosotros veréis mis flaquezas, sí, mis condescendencias injustas, mis trabajos para oprimiros: pero también ve- réis la fuerza que me impelía; y por ultimo que hombre como vosotros, sin disciplina en muchas cosas, la me- rezco en todas, porque reconozco mis yerros, y os pido humilde el perdón de mis ofensas. Quiera el cielo derramar la paz entre vosotros, y dethacer los iniquos tratados y constituciones que os oprimen. ;0 Francia desventurada! |O Franceses dignos de la compasión mas tierna \ ¡ O fi.paña protegida del cíelo! ¡Tú eres la venturosa y la grande! ¡Tú has descu- bierto et misterio infame! ¡Tú derribas el íiolo infernal encantador! Sigue, sigue tus instituciones, sigue tu ca- rácter, que éste y aquellas te animan y electrizan. No temas, Nación grande, que ya has vencido, y ya todas tas Naciones se vuelven a mirarte con el respe* to que te merecen tu valor, tu poder y tus virtudes: ya se unen á ti todos, y sobre todos, con millares de Franceses, el Ciudadano C. M. Tayllerand. Represo * Buenos Ayr„: Imprima ¿z Niños Expósito, Aho de i8< 9. ■i