.m 3 i. «3 mu NOTICIAS DE ZARAGOZA (yf) >ESDE QUE SE ARMARON LOS ARAGONESES Id defensa de ta Patria, de nuestro amado Fernando Vil, y de la Religión , hasta el ultimo ataque en ^ue enteramente dexaron los franceses esta ciudad. Palafox y tos Aragoneses. Un joven sin experiencia militar, y sin una reputa- ron tan dominante qual es necesaria para las grandes impresas » se atreve á formar el proyecto de sublevar la provincia de España que mas necesitaba un xefe conoci- do, impávido, y de una constancia de carafter análoga z la de sus robustos é intrépidos habitantes. Lo verifica : y lun no repartidas las pocas armas que una feliz casuali- dad le deparó, y á los 20 dias de haber sublevado la ca- ntal, quando el armamento debia participar del tumulto desorden de una revolución , entonces vé que ha fixado toda la atención del gobierno francés, y llamado contra ll la mayor fuerza de sus exercitos. Esto solo habría hecho lesmayar en la empresa al mas decidido, al mas arresta» io, y al que no hubiese sido un Palafox. Sin embargo, si numeroso exercito francés se adelanta , y los paysanos le Zaragoza y su xef¿ le ven acercarse con una serenidad ftue solo se puede justificar con el valor que después han postrado. Aunque indisciplinados y en corto numero no ludan presentarse á lidar en campo abierto; y ta acción pelas Eras, si se ha de creer lo que de ella nos han re- pudo, es la única batalta campal de consideración en lue los reclutas españoles con inferiores fuerzas hayan frotado á unos veteranos aguerridos, y por tantos años -ñores de la victoria. Es por consiguiente el hecho mili- ,r mas grande de la presente guerra í* porque no fu« fencer con el canon , con la excelente caballería , por la2 posición ventsjo'a del terreno, ni por la combinación^ un plan de ataque estudiado : fue degollar á unos hombres valientes y bien pertrechados, como si fueran unos mise. rabies dignos de desprecio. 61 enemigo, entretanto qU( está como á las puestas de su propia casa, se refuerzj cada día mas, recibe nuevos exercitos , y el vencedor de las Eras se vé cbigado á encerrarse en una ciudad abiutj y penetrable á los esfuerzos de las tropas que la envisten por todas partes* A la obstinación del ataque nada se puede comparar sino el denuedo intrépido de la defensa, Los choques son tantos como los días: las huestes des- cansan á su pesar y so'o para volver al combate. El cam. po de batalla es un día y ctro el lecho y el sepulcro de los guerreros. En vano los ataques se suceden y son mu tenaces en los dias 15 y 23 de Junio: 1, a» 3, 16, 29 y 30 de Julio: 4 , 5 y 6 de Agosto ; el enemigo es der- rotado en todos , y el sol bri la dos metimo esfuerzo, y grita que antes quiere perder mil vidas, que dexar á su adorada ciudad %tá Señor Eclesiástico, que no ha desple- gado sus labios , ¿ no ros dice nada ? Eclesiástico..Yo he e«-t4do cump iendo mi» deberes, pero si ustedes gu tan oirme, les diré u ios ver- sitos qus hab an con todos, y coa ellos da- remos (i i á la tcrtu'ia. Todos.........En hora bu:na. Proclama del BclesiastlcO. Valerosos Guarreros No con los tritfnfos hasta ?q