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gun escriben de allí mismo. So ha eregído un congreso
soberano de cuatro diputados , dos por la capital , y doj
por Calamarca. El presidente supremo que lo es el co.
ronel Araoz, tiene tratamiento de excelencia: banda d¡.
rectoría 1: escolta: honores de capitán general <fec. <fcc. <fceJ
Sin embargo los santiagerios se le han separado á S. E,
formalmoute y se sostienen con energía. Kl gobernador de
Sal (a mal avenido según dicen con estos honores y trata-
míen tos Je ha hecho algunos cumplimientos poco corteses
y varias amenazas para elcaso que no preste sus auxilios cor.
tra el enemigo común.

Provincia de Córdoba

■ La división de 400 hombres que al mando del coro,
iiel Heredia salió de este punto con destino á cooperar
con la' expedición del general S. Martin sobre los opreso-
res del Pérá, después de algunas dificultades para en;
en el territorio de la república tucumana , tuvo que aban-
donarlo precipi(adámente sin recibir los auxilios que se le
habían prometido: pero llegó felizmente al Rosario en !i
jurisdicción de Salía donde permanecía por orden del nue-
vo general del ejército auxiliar gobernador Güemes. Se
asegura que el j^residente de la república temió que He-
redía hirviendo de apoyo a los descontentos tratase de de-
ponerlo : pero comunican de Salta mismo que Heredía per^
manecerá en el punto d^i Rosario hasta ver si el presi-
dente remite los auxilios pedidos por el general, para es
caso de no hacerlo volver sobre el Tucuman reforzad»
con tropas de Salta.— En Córdoba-se trata de formar un
reglamento para el régimen de la Provincia, y por lo de-
naas las ceas siguen en el mismo estado que antes,

Buenos Aires: Imprenta de Ai-varez,

«ANECDOTA AMERICANA.

ENIO TULLIO GROPE. %{foÁ

Jjustado á varias antiguas memorias en la historia de Lucia.

y Mal donata.

Por el año de 1526 Mangora Cacique de la numerosa y
aguerrida nación de los Timbuez ; aliada con las tropas del
mando de Sebastian Gabot , hacia freqüentes visitas á D.
Ñuño de Lara , Comandante del fuerte del Espíritu Santo,
mas conocido con el nombre de Torre de Gabot. Un día ha-
biendo tenido ocasión de ver una Señorita Española , her-
mosa y discreta , nombrada Doña Lucia di Miranda , esposa
de D. Sebastian de Hurtado uno de los principales oficiales
del fuerte , se enamoro en extremo de ella , quien no lo ig-
noró por mucho tiempo , y su prudencia le hizo comprc-
hender lo que debia temer de la apurada pasión de un Bar*
, cuya amistad por otro lado importaba contemplar,
primer cuidado fue evitar el dexarsc ver , y estar conti-
guamente alerta. Mangora explicaba á su favor, y con muy
engañada persuasión , todas las atenciones y com:dimientoi
cariñosos con que esta Señorita le retornaba sus diarios ser-
vicios, y se lisongeó que si podia atraerla á sus poblaciones,
la haría consentir en todo lo que quisiera. Convidó á Hur-
tado á que le fuese á ver, y le rogó llevase á su muger ; pe-
to el Español dio por escusa que no podia salir del fuerte
sin licencia del Comandante, y que seria inútil pedirla. Es-
a respuesta hizo entender al Cacique que no podia prome-
erse nada , sino matando á Hurtado, Mientras se entregaba
las mas horrendas ideas , supo que este oficial habia sido
estacado con cinquenta soldados para hir á buscar víveres,
a debilidad de la guarnición española era una ocasión que
esolvió no perder: juntó quatro mil Indios y los apostó en
na'laguna muy cubierta , que no estaba muy apartada del
"erre. Después presentándose en la puerta de la plaza con
'einta hombres cargados de víveres , manió decir al Co-
andante , que habiendo tenido noticia de que carecía deprov¡Mone$ , le traía bastantes para esperar el arribo de su
comboy. Lara lo recibió con grandes muestras de reconocí,
miento , y quiso regalarlo con su tropa.

El Cacique que asi lo esperaba , habia dado instruciones
á su escolta , y señas a otros que habia dexado mas atrás.
El banquete empezó con mucha alegría , y duró una parte
de la noche. Por ultimo, habiendo propuesto a lo» Españo-
les retirarse , hizo Mangora la primera «eñal , que era para
pegar fuego al almacén , luego que los oficiales que le acom-
pañaban hubiesen vuelto á su casa. Esta orden se executó
con tanta habilidad , que no habiéndolo notado nadie r ape-
nas estaba en la cama el Comandante , quando oyó los gri-
tos de algunos soldados , que vetan ya las llamas. Todos los
Españoles acudieron al almacén , y los Indios se aprovecha*
ron de este instante para dar sobre ellos. Muchos fueron
asesinados sin tener tiempo para volver en sí 4 é introdu
ciéndose al mismo tiempo en la plaza los quatro mil hom-
bres , que se habian adelantado entre tanto , se llenó mu
pronto de horror y de estrago. Habiendo descubierta 1
Comandante , aunque ya muy herido , al pérfido Caciq
que parecía celebrar el buen éxito de su traición , corrió
él , y le atravesó con una estocada ; pero mas ocupado ton
su venganza que con el cuidado de su propia vida,nocesq
de meter la capada en el cuerpo del traidor, hasta que I?
vio espirar , y arrojándose por medio de los barbaros qu
lo rodeaban, cayó muerto casi en el mismo instante. Ene
fuerte quedaba la desgraciada Lucia , causa inocente de un
escena tan trágica , y atada la llevaron á Siripa , herman
y sucesorjde Mangora. Al verla tomó por ella misma la pi
sion que acababa de costar la vida á su antecesor. La mar
dó desatar Inmediatamente , declarándole que no era escl
va , que de ella dependía reynar en su pais, y que no
ju7gába tan ciega , que prefiriese un marido pobre y w
recurso, al Principe de una nación poderosa , que le of'
cía un imperio absoluto sobre sí mismo, y sobre todos s
Pueblos. Miranda no debía de dudar que su repulsa la '
pusiese á pasar lo restante de su vida en la mas dura escl
vitui j pero no solamente no titubeó entre su obligad

Tt

y su temor, sino que aun dió al Cacique una respuesta ca-
paz de irritarlo , con la esperanza de hacerlo pasar del
amor al furor , y de preservar su honor con una pronta
muerte. La esperanza le salió vana ; porque su resistencia
no hizo mas que avivar la pasión de Siripa. Este no deses-
pero del suceso 5 y continuando en tratarla con mucha man-
sedumbre , extendió su respecto y complacencia a excesos
extraordinarios en un bárbaro.  ' 'egando Hurtado algunos
dias después a la frente del comboy, se admiró en extremo de
no encontrar mas que cenizas en el lugar donde habia dexa.-fo
el fuerte ; y su primer cuidado fue «u muger. Dixosele que
estaba en el pais del Cacique de Timbuez , á donde corrió
sin considerar a lo que le exponía este atrevimiento. Con
fef-cto á vista de un marido únicamente amado cedió de su
pación el Cacique. Mandó lo atasen al tronco de un árbol,
y que lo asaeteasen.  Ya ivan a obedecerle , quando vino
«Miranda á arroxarse a sus pies , y derramando lagrimas le
pidió el perdón de su marido. Efedro extraordinario del
amor ! que sosegó el impulso de furia que havia producido
*n el corazón de un Antropophago. Hurtado fue desatado,
y aun se le consedió permiso de ver algunas veces a su és-
~osa ; pero el Cacique le declaro que la primera familiari-
dad que tuviesen juntos les cotaria la vida   Esta condescen-
dencia tal vez no tenia otro fin que tender un lazo al Espa-
ñol , para hallar pretexto de revocar su promesa; cuya oca-
sión no tardó mucho tiempo en presentarle el mismo Hur-
tado. Pocos dias después la muger de Siripa, exit.vla por sil
propio interés , le avisó que Miranda estaba acostada con
su marido ; de lo que se -convenció  inmediatamente por
sus propios ojos ; y en el primer impulso de su furor,
sirviendo mejor los zelos de su muger que los suyos propios
condenó á Miranda al fuego , y a Hurtado á ser asaeteado.
La sentencia se executó inmediatamente , y los dos esposos
espiraron a vista uno de otro, con sentimientos dignos de
su virtud.12

OTRA.

En el año de 1535. en el nuebo Fuerte de Buenos-Ayres
prohivió toda salida particular el Adelantado D. Pedro de
Mendoza con pena de muerte , para no acostumbrar i los
barbaros k derramar la sangre de los cristianos ; y temiendo
que la hambre horroroso hiciese violar sus ordenes , impar-
tió orden a las guardias de disparar a los transgresores. Esta
precaución contuvo á los mas desesperados , á excepción de
una sola muger nombrada Maldonata que engañó la vigilan-
cia de las centinelas. Después de haber andado errante en los
campos desiertos , descubrió Maldonata una caverna que le
pareció un alvergue seguro cotra todos los riesgos; pero allí
encontró una leona , cuya vista la llenó de espanto. Sin em-
bargo, los alhagos de este animal la sosegaron un poco , y
aun reconoció que eran dirigidos de algún interés Con efec-
to estaba preñada y no podía parir , y al parecer pedia un
favor que no temió Maldonata hacerle Luego que se vio li-
bre no se limitó su agradecimiento á testimonios presentes,
sino que saliendo a buscar su alimento, desde este día no de-
jó de traer á los pies de su libertadora una provisión que
repartía con ella. Este -uidado duró mientras que sus ca-
chorros la detuvieron     la caverna. Luego que los sacó de
allí ceso Maldonata de verla, y estuvo reducida a buscar su
alimento por si misma; pero no pudo salir muchas veces sin
encontrar Indios que la hiciesen esclava. El cielo permitió
que fuese recobrada por los Españoles,quienes la volvieron
á Buenos Ayres, Estando ausente el Adelantado, mandaba
en su lugar Don Francisco Ruiz Galán , hombre cruel con
extremo , y sabiendo que esta muger havia violado una ley
capital , no la juzgó bastante castigada con sus infortunios,
y dió orden de que fuese atada al tronco de un árbol en cam-
po razo , para que muriese allí de hambre, esto es, del mal
de que hjbia querido preservarse huyendo , ó para que la
dehorase alguna riera Pasados dos días quiso saber que ha-
bía sido de ella. Algunos soldados, á quienes encargó de es-
ta comicion , quedaron admirados al encontrarla viva , aun
que rodeada de tigres , y de leones , que no se atrevían á

llegar á ella , por que una leona que estaba á sus pies con
muchos leoncillos parecía defenderla. A vnta de estos sol-
dados se retiró un poco la leona , como para dejarles liber-
tad de desatar á su bienhechora. Maldonata Ies contó la
aventura de este animal que había reconocido en el primer
instante; y quando despue. de haberle quitado sus ligaduras
se disponían á restituirla á Buenos Ayres la agasajó mucho
sintiendo al parecer verla partir. La relación que hicieron
al Comandante le dió entender que no podia , sin parecer
mas feroz que las  mismas rieras , escusarse de  perdonar á
una muger que habia tomado el cielo tan palpablemente ba-
jo su protección.

I NOT/CÍAS DE EUROPA.

Algeciras 23 de Julio de 1801.

Excmo. Sr. La suerte me ha reservado para tener el gran-
de sentimiento de participar á V*. E. la desgracia acaecida
»n los Navios Hermenegildo, y Real Carlos en la noche del
12 del Achual.

Estando la Esquadra del Exmo. Sr. Z>. Juan Joaquín Moreno
de que eran parte los Navios referidos frente á la Bahia de
Tánger con viento al E. fresco , formando su retaguardia
los nombrados San Antonio Real Carlos , y Hermenegildo , el
primero por la aleta de Babor del segundo, y por la de Es-
tribor del mismo el tercero con rumbo al Occeano , atacó
por Barlovento un Navio Ingles al Hermenegildo , quien
tomó la determinación de seguir por el S. lo que forzosa-
mente tuvimos que executar con el Real Carlos , hasta que
encontrando   con    el S.  Antonio   que   seguia   en der-
rota , fue preciso ponerse segunda en rumbo por evitar su
encuentro , creyendo executase lo mismo el Hermenegildo,
que sigió del mismo modo vatido por el enemigo , cuyos
fuegos igualmente nos alcanzaban á nosotros de modo que
indispensablemente nos abordó haciéndonos fuego con todas
*us baterías sin embargo de habérsele sacado un farol para
indicarle nuestra posición , y que no eramos enemigos.Con el abordage cayeron los palos'del Trinquete de ambos
sobre el Real Carlos , en la mesa de guarnición de Estribor,
batido aun por el Hermenegildo , y el enemigo que seguía,
y se separó solo quando vid incendiados los dos Navios. El
Real Carlos hizo entonces fuego por estribor engañados se-
guramente por la voz de fuego , que solo indicaba el incen-
dio que empezaba cesando bien pronto advertidos de lo que
era , advertimos digo , conseguimos con mucho esfuerzo
apagarlo pero al mome-nto se levantó otro mayor en la mesa
de guarnición del trinquete por el mismo costado con gran
de explosión , y sin embargo de haver acudido con pronti-
tud y con g'nte a aquel paraje para apagarlo fueron inúti-
les todos nuestros mayores esfuerzos. Volbió á incendiarse
a vez á popa en et sitio anterior y al acudir á este lugar ca-
yó el palo mayor acia popa quando presisamente me halla-
ba en el pasamano, continuando en estos desgraciados ins-
tantes batiéndonos el Hermenegildo , y Navio enemigo. Lle-
gué al alcasar en donde no encontrando al Comandante ni
á ningún oficial , que conociese entre la confusión , y que
habian tal vez acudido álos parages de peligro , fui á la ma-
yoría y hallé solamente debaxo del propado quatro oficia-
les , que mutuamente se abrazaban á quienes no hablé , dirU
jieadorne por la banda de babor por si podía encontrar y
alentar algunos oficiales de mar y gente. En aquel critico lan-
ce hallé al primer Comandante tras del palo mayor para li-
bertarse de las balas á quienes reprendí severamente , esfor-
zándolo al propio tiempo á que con toda la gente que pu-
diésemos recoger , contribuyese a apagar el fuego pues to-
do fué en vano pues el ya se habia estendido al centro del
Navio prendiéndose igualmente á las helas y, jarcia d<S\ Her-
menegildo que cayó sobre nosotros con el fuego , ya tn- es-
tas tres partes, y que era casi igual por toda aquella ban-
da, me fui á la mesa de guarnición de mesana ■. y procuré
animar á la multitud de gente arl giJa , que estab» en la tol-
dilla , para que uniéndose conmigo , y haciendo el último
esfuerzo, apagásemos el fuego de la mesa guarnición mayor:
crei haberlo alcanzado de ellos pues concurrieron alli , pero
vi con el último sentimiento , que  no fue otro su intento*

M

que arrojarse al agua arrastrándome tras si inboWintaríamen-
te ya en el agua , y en medio de una multitud de gentes á
que se ahogaban de ambos Buques pude libertarme de ser
sumergido con ellos nadando acia la parte en que pordichi
oí la voz de Larga Larga que desde luego crei fuese de al-
guna Embarcación menor , tjtte alli tuviese : efectivamente
era el sereni pequeño del Navio Hermenegildo , mantenién-
dome nu quarto de ora cogido de un tolete, sin haber quien
me auxiliase para subir á él , hasta que por fin díndonc a
conocer aun marinero , que distinguí en medio de aquella
confusión , por los cabellos , ayudado de otro consiguieron
ponerme dentro. Quarenta hombres se hallaban en é! , 19
del Real Carlos , y 21 del Hermenegildo con el A fe re z da
Fragata de este, 1).¡ Antonio Piñeiro, largaron el sereni que
casi iva debaxo del agua y cogiendo yo su timón con otro
marinero , procuré separarme a barlovento de los Navios,
para que no pereciésemos todos con la -explosión que con-
ceptuaba ya cercana, hasta que casi anegado* con el mucho
viento y mar, me derminé a dexarme ir a popa con el mes-
quino recurso de tres remos , y un balde para- alijarme da
los Navios incendiados , que á poco rato se volaron ambos
con corto interbalo de tiempo entre si.

Siendo las 2. y m. de la mañana segui una luz. que consi-
deré de algún buque nacional ó enemigo: efectivamente ama-
necí inmediatamente á dos de estos que capeaban , y atra-
cando (ya el bote estaba entre dos aguas) al nombrado Su-
pero, fuimos todos auxiliado- por él-con ropa y alimentos.
El dia J4 tomaron los enemigos «l puerto de Gibraltar con
los demás navios y el 17 fuimos conducidos con los france-
ses prisioneros del San Antonio atierra y nos abilitaron al
siguiente para pasar á España por San Roque á cuyo señor
Comandante General nos hemos presentado.

Todavía no puedo decidirme á determinar ¡a cau;a del in-
cendio si bien haya procedido de 1os tacos del N.ivio H;-r-
menecildo que tocándonos no«. batia , o ya de los enemigos
que también nos llegaban causando singulares explosiones.JÓ

Montevideo 28 de Abril.
Entradas de Embarcaciones.

El 22 fondeo la Fragata Inglesa nombrada La fíegoáa que
«alió del Cava de Buena-Esperanza , con cargamento de taba-
co de polvo, y otros efectos españoles.

£l 25 fondeo la Fragata; Las dos hermanas , que salió de la
Coruña con correspondencia y cargamento de géneros.

Dicho dia fondeo la Fragata Dinamarquesa La Esperanza^
que salió de Hamburgo en lastre, y fletada por D. Nicolás
Hacha.

El 29 fondeo la Goleta N. Sra. de los Dolores, que salió
de Barcelona y Malaga con cargamento de «eneros , y pasa
á Buenos-Ayres.

Dicho dia fondeó la Fragata Los dos Hermanos que salió
de Santander con tablason , fierro, vino , cervesa &c.

Dicho dia fondeó la Fragata Americana El Pegou , que
calió de Lhboa con rico cargamento.

SALIDAS,

Hoy á las 3 de la mañana, zarpó para España la Fragata

Asunción con 3648.897. ps fuertes, y 6 rs,: los 2 millones
del Rey , y lo demás de particulares: conduce igualmente
10 cagones de correspondencia.

Dicho dia la Fragata San Joseph,para Barcelona*

id. la Fragata Casualidad , para id.

id el Bergantín Mercedes , para id.

id. el Bergantín Santa Ana , para Colonias extrangeras.

h

—

CON PRIVILEGIO.