UtoiO 'v¿s. • ■ EL DE LAS PROVINCIA S-tT NIDAS EN SÜD-AMÉRICA irPADAXOS. Eos annrquistas ronrencidos de la impotencia de sus es- fuerzos han resuelto en los consejos «Je su desesperación apurar totlos los resortes de la maledicencia é intriga para desacreditar la presente administración. Ellos saben , que la autoridad legitima teniendo por escudo la fuerza moral es invulnerable. Se empeñan por eso en destruir la opinión pública derramando especies contagiosas, que favorecidas por algunos descontentos adquieran la importancia de una fatal ilusión que desean : ha corrido en estos dias la especie maligna , vaciada en aquella fragua infernal , de que las tropas que han marchado á las ordenes del Director Supremo del Estado se han hecho salir con el doble objeto de dejar ésta plaza importante a merced del portufru.es , con quien se suponen inteligencias seeretas de las autoridades del Í>ais. ¡ Funesta calumnia! ¡Veneno mortífero, capaz de seducir á los incautos, íacer vacilar á los humos y servir de instrumento á los malvados ! A la representa- ción nacional le bastaba decir: faltan atrozmejite á la verdad tus peí versos; conciu- dadanos , descansad en nosotros. JPero no se aquieta nuestro amor paternal con esta declaración, suficiente en otras circunstancias contra esos tan ridículos como delincuentes impostores. Contando con que vosotros haréis la justicia «le no creer capaces de tan atroz perfidia á los que he- mos corrido los riesgos mas inminentes por salvaros, y que no hemos omitido fatiga alguna para conduciros a la senda de la prosperidad y de la gloria , nos contenta- mos con llamar vuestra atención sobre esa especie que una mañosa astucia la ha te- jido va otras veces con visos de verdad. Tened presente, que élla ha sido el escollo donde han zozobrado las administraciones anteriores : el pretexto favorito de los enemigos del orden y de ese espíritu de inquietud que solo g-usta de lo que no existe V se mantiene de lo que destruye. Ciudadanos , no hay que olvidar los estrados causados por las sugestiones de la anarquía , novedad é irreflexión, que han sido tan caros para la patria, que le han arrancado lagrimas de sangre. ¡Ahí y si no hubié- ramos sentido entre nosotros esos tristes agentes «le la anarquía , cual sería el estado brillante de nuestra marcha gloriosa! Era muy fácil bosquejar los males que hemos sufrido y los bienes que hemos dejado de reportar por nuestros locos «iesvarios. J\las no es posible detenerse un momento en cuadro tan melancólico: pero pues aun senti- mos sus crueles efectos, solo sirvan para huir «le su funesto influjo , asilándose los verdaderos patriotas á la sombra paternal de las autoridades legítimas, y escuchando su voz respetable : que es la de la ley, ó de vosotros mismos, «pie la habéis sancionado por el órgano de vuestros representantes. Y -i por desgracia aun receláis de que nuestra independencia , óbra de vuestras manos, Inorada en los momentos mas críticos «le la nación, no está bien segura en el depósito de nuestros consejos , pronto vais á elegir á los» «pie <;ou mejores títulos a. \ aestra confianza penetren en el sigilo de nuestros archivos, y de nuestras mas secretas comunicaciones , y busquen ese documento de vuestra esclavitud y nuestro oprobio. Pero si os resignáis en nuestra lealtad y en el zelo ardiente que nos anima por el bien «le la comunidad , os respondemos con nuestro honor : t/af no ttau tratado e.v/strntc fon ta eórte del Iftrasíl.---Sala «leí Congreso en Buenos-Ayres á 18 de Noviembre de 181í>. JJr. José Severo Aíalavia—Presidente.— lunario \mZcz.—Pro Secretario.