at 50» ¡ue flS' ca- LO BARATO por is- ( CUESTA CARO, na. Aei|)Meií.a ¿ jflí observaciones sobre contribu- c/oai directa. c . lando los hombres se reunieron en sociedad, V observador, sabe vd.. ó deberá saber, que fué con ^.°b¡.eto de vivir con aquella* comodi lacles y ven- ^''s de que habrían carecido para siempre perma- . c'eti(lo separados. Sabe vd. también que estas aso- tl*h,0nC* ^aia '°Srar su ODÍeto« 4ue es» como digo, bien estar de los socios, deben criar, mantener ' rostear todos aquellos imprescindibles establee - ^•Uos sin los cuales serian inútiles tales reuniones, . se concibe como pudieran subsistir. En la socie- , " es necesario que unos manden y otros ejecu- n» que los que mandan tengan medios eficaces pa» j4 hacerse obedecer, que los ilustrados instruyan á °s ignorantes, que los sanos cuiden de los enfer- 0s« que los robustos ausilien á los débiles, que os velen para que otros duerman, y que desean* j 11 unos cuando trabajan otros: que los imparcia- decidan sobre la justicia de los interesados, que . castigue con la pena al que causa danos á la so- lp(lad y se aliente con el premio a quien la sir- Para esto son necesarios jueces, tribunales, gefes, "Astros subalternos, armas, soldados, escuelas, • ••estros, hospitales, mé licos y todos cuantos fun- l0naries sean precisos para proporcionar los ausL- J« «o i líos mas prg^ntes é Indispensables á los asocia"1' os i Los individuos que se dedican esclusívamente ' *!*fti •ervicio de sus conciudadanos tienen derecho iltfjj $e 1 testablc á ser sustentados y socorridos por ^r°' ínismus, pcM medio1 de un salario que les f purcione su subsistencia, l'ara pagar estos suf'^ y para espensar los demás gastos que se erogei* <"0fl utilidad común de la sociedad es para lo que se^ %W «esitan los fundos que llamamos hacienda pül>'lí *s*; Seria la mayor necedad dudar que e*to*c?J ^Uf dales deben salir del bolsillo de los ciudadanos, p°: que siendo ellos los beneficiados es inconcuso» *ft ellos los deben costear. Un- estado es á. manera j una casa de vecindad que se paga a escole de r, que la habitan, y seria la mayor quimera pretenderV. hubiese sociedad orga nizada sh? contribuciones. S$' do pues de necesidad, sr. observador, que. haya t°. tribiKTOTifS- ya- vera Tth que no está en mano- *\ lis legisladores- escapar a los ciudadanos d*r este $ zoso gravamen, y que solo está á su alcance- i.° Arreglar los gastos del' estado bajo el píe;* una bien entendida economía, proporcioiíandu lo & cesario y evitando lo sápérfllnSj 2 ° Imponer á los ciu ládanos la» contribucionesi,í' cesarías para espeniarlos con proporción á 6u» /' cultades. 3* Sistemar lá administración de estas contt1' luiciones de un modo sencillo, seguro, y poco cu' toso. ' J Esto» tres puntos son los que se propuso servar asi el congreso constituyente como el acti»;|i' que no los ha p Tdido de vista en la ley orgaiii1' de hacienda por mas que vd. declame tfa sus observaciones; Muy . ecomen lables' so'n los ahorros en la *f ministraciun publica, p>ro no todos son provecí)"' sos como piensa v i y Otros tan observadores' C°' mo vd¡, porque si por economizar el dinero se B* bia de carecer dü ib necesario, y es^oner á perdef^ r°s bienes de mayor orden, esto sería matarse por .'Je1 1 P^ecer- El que diera en el delirio de pasarse "' °s días .-sin .comer; de no aisar vestido ni tener un $eV puede hacerse aunque con alguna incomodidad, yertamente que ningún gobierno hay inas sencillo ju quc ojeupe tainos iuucionários que el absoluto. X'n iuunbie solo hac* las leyes y bs deshace, Jas eje- ¿te* las aplica, las interpreto y les da b ebstiei- que quiere, l'n houibie apio gobierna esfrósío* n''s inmensas, provincias distantes y gentes tranca j"°'iocidas. l'n vire)' mandaba desde Mi jico hasta ,,,s mas remotos ángulos de mustia nación. Iri pre- sidente reunía en Guadabjara bs funciones que aho- iiw ra ae balLn distribuida* en mu.bus < mplcados. Ties ° cuatro oidores concluían negó» ios muy gravi s, por- 2 que se apelaba de ellos & ellos mismo», y un sub-r dio delegado sin sueldo ui letras administraba bs < ua-. co t|>0 causas cn uu partido muV dilatado. ¿Es esta iasencillez y baratura a que aspira vd., se. autor de 1* observaciones.' Por si asi fuere, advierta lo primero1 que la libertad, que yd. acaso no conoce todavía,f! para quien la íü'uc apreciar de un valor inestimable que su posesión es siempre apetecible a costa d' cualquiera sacrificio: que es el segundo bien del bof' hre después de la vida: que es la esencia política d«l ciudadano, y que es por ultimo la alma que vór lica su cesish ncia en la sociedad. Oue por asegur¡lf esta libertad y derechos que a ella son consiguió' tes sacrifica el hombre gustoso parte de sus biene' porque de este modo afianza la propiedad de l°s otros que reserva en su poder; y que si eroga algu' nos gastos por conservarla, es por ahorrarse de oti'°f mayores que erogaría si la llegase á perder. Advierta ych ademas que si el gobierno absoluto es barato en la apariencia, no es en la realidad sin" muy gravoso, porque ¿cuantos sacrificios no es nC cesar! i hacer para grangearse la benevolencia de a* gefe y evilar de este modo ser arruinado por su* caprichos? ¿cuantos obsequios y servicios á los ma' gistrados para obtener pronto y favorable despacho en una causa justa? ¿cuantos desembolsos para cid" tivar la amistad siempre costosa de un subdelega' do para escaparse de sus vejaciones? ¿no es verdad (¡:ve bien hecha esla cuenta se erogan mas gasto» ó ¡cavo del alio en evilar estos males que en la con' tribucion directa'¿Qué comparación hay entre la* gruesas sumas que acopiaban los virreyes, los pre* bidentes y los ,k«1> delegad os en los pueblos con lo* tlistes sueldos que ahora gozan los funcionarios pri' meros de la federación y del estado?¿Hay alguna proporción entre los sacrificios y molestias que ante* sufría el ciudadano para obtener un acomodo por pe- queño que fuese, d lograr una sentencia favorable en SU notoria justicia, y la facilidad con que en e.l dia puede conseguir uno y otro? Solo un hombre ".»naío de los ojos, esto es, que tenga depravada la vista dejará de percibir difeiencia tan enorme.5. Todo está rruy bueno, dirá el observador, pe- r° Badie negará que j odian l.abei+e fM usulo los ^'eidos de loa diputados, ríe les si nadci es, ríel vire- 8°«t'tttador, de muchos magistrados y de los ge les "e cantonó haciendo que se sirviesen estos destinos c<»ino caiga concejil y penándolos en manos de los **C08 para que [ludiesen soportar el gravamen. ¡Es- *° si que es entenderlo perfectamente y hallarse cont VHOinstdo hasta los tuétanos del humor lilx ral re- I' l'lic.uo.! ¡lastima (¡ue este hombre haya salido á **nsar al teatro tan larde, y que no hubiera iluslia- ttj á los autores de la cciislilurii n con el fosforo 1 (> Sus ol m rvai ►< rus, que po parecen sino rayos des- leídos del bol, y per eso dignas de nivelarse con •*8 de otros tabulas del mismo paquete! A este l.oii.l.io i;.i o y estraordmario sé debió haber encomendado la argwiijadkm de los tres su* piemos poderes del estado que en lies papirotadas 1° habría despachado todo i muy poca costa por ej tenor si^u.i ule:—Ai t. i." El poder legislativo se ('¡«rct ta en el estado de Jalisco por un congreso de pocos diputados, y para que estos residan siempre *n la capital sin gravamen alguno del estado, unos *erah canónigos y oíros comeiciantes 6 hacendados de cien mil pesos arriba, fi an cuales fueren sus opi- niones y su amor á la patria.—Art. a.* lLh poder eje- cutivo se depositará en uno de tantos cesantes ó Ilusionistas que nos dejo en triste patrimonio el go- hii rno anterior, sea ó no para el caso, alecto ó des- aírelo al sistema republicano federado.—Art. 3.* El podér judicial se colocará en las diestras manos de hs sub delegados sin mas sueldo que sus buscas. K« ué tal! ¿TSo quedábamos fres» os con unas instiluno- 1 es tan liberales y lan patrióticas como parece ser- lo eJ observador? Podrá llegar un tiempo i n que los diputados y senadores sirvan sus destinos sin hono- rario alguno, pero oslo sera cuando el espíritu pu- blico se haya difundido y peneliado ppr todas las citóos del estado: seiá cuando la ilustración se haya6. propagado en "gran número de ciudadanos, y ser* cuando las fortunas Be éstos se hallen mejor distri- buidas y no presenten la diferencia enorme en que se hallan. ¿Pero será posible que por ahorrar lo» sueldos de los diputados se habia de confiar la re- presentación de setecientos mil habitantes á cierta raza de poderosos que por ser de clase mas alta ins* piran poca confianza a sus conciudadanos ? La contribución fijada por el honorable con- greso es precisamente sobre los frutos o rentas que perciben los contribuyentes, aunque para graduar es- tas se haya Lomudo la base de los capitales. Si vd. advirtiera, sr. observador, que el objeto de esta con- tribución son los capitales puestos en giro y por lo mismo productivos, conocería desde luego que no se trata de defalcar el capital como vd. supone, sino de pensionar el valor de sus frutos. Para regular cual pueda ser este, no se presenta otro dato mas probable ni m ts faeil de averiguar que el valor del capital: porque si regularmente hablando un capital que vale diez tía frutos como dos, uno que vale Vi inte los dará romo cuatro, el que valga cuaren- ta los d;tr^t como ocho, y el que ochenta como demasiado al ciudadano cuando se le ecsije la oc- HNa pai te de las utilidades adquiridas en un ano en Wtribií» de los bienes sociales que se le facilitan? Pues esta es la que cabalmente se le cobra on él uno por Ciento sobre el valor de su capital. Esia contribución que se llama directa con íesPecto al que inmcditamente la desembolsa, en íri* *>nio resultado viene á gravitar como toda contribu* cion sobre la masa consumidora que lo es el pueblo *°do, de quien insensiblemente la recobran los ca- pitalistas, subiendo el propietario el arriendo a sus casas y el hacendado a sus tierras.- aumentando el Precio el labrador á sus frutos, el comerciante a sai géneros, el arriero a sus íletes, el artesano a sus Manufacturas, y el jornalero á su trabajo; equili- brándose ala que pagan por sus ciertos aumentándo- les el ¡necio, ;im sabrán hacer otro tanto con la Contribución dilecta? El nombre para nada influye Cu la Sustancia de las cosas. Que los giros de campo, de comercio y de industria se hallen en atraso, 6 por mejor decirlo, que nunca han dejado de estarlo porque apenas los Conocemos, es una verdad que se palpa sin necesi- dad de observaciones: pero de aqui no se sigue que les ciudadanos dedicados á estos giros no debato pa- €»r l*s contribuciones necesanas, poi que si ellos no8. contribuyen, ¿quien contribuirá? Las clases product livas son, por decirlo asi, los conductos que mini»- tran á los pueblos el suco nutricio, tí las arterias por donde se derrama la sangre á los demás miem- bros del cuerpo social, y por lo mismo son las úni- cas que pueden con fac ilidad hacer contribuir a to- dos, aumentando el precio á sus respectivas produc- ciones. Luego aunque los capitalistas contribuyan sen- siblemente al erario, sus conciudadanos les contri- buyen á ellos, y con esto se (¡esquilan quiza con ventajas, de Ja contribución que pagan. Perderíamos el tiempo en demostrarle á es- te bealus a'r que la esaccion déla 11 olí-¡luición di* recta es menos costosa y mas segura que la de la* alcabalas. Lila no necesita de guardas, de garitas ni de registros; ella no leme al contrabando porque las personas que la adeudan son muy conocidas, y sus bienes, están de manifiesto. Cualquiera sugeto que presente fianzas es apto jara administrarla, poique su cobro se hace por billetes, de que se forma ufl cargo cierto á los administradores, que precisamen- te tienen que satisfacer, y por lo misino nada pue- den cesijir ni dejar de cobrar por solo su antojo: ella no necesita de espionaje, de comisos, ni de pie- mios á los delatores: en una palabra, su esaccion *e hace por tercios de año, y aun puede hacerse peí vimeslres para fafilitar su solución por la escasez de numerario. ¿Cuales son, pues, esos ponderados ineoB* benientes que no parecen dictados sino por un es- píritu de majaderia, ya que no de una maliciosa contradicción? Sus lamentos, sr. observador, son tan vagos y generales, que pueden acomodarse á toda clase de contribuciones, pues parecen diiijirse á que no la* Laya. Se queja vcL.de que se cobre á los capitales gravados, sin deducción del gravamen; pero no ob- serva que siendo, cerno, es realmente la pensión so- bre los productos que se calculan, y no sobre el prin- cipal, ti que se aprovecha tie aquellos esquíen de'9- - , • » bfe lastarla, porque solo él puede devengarla de los Consumidores. El diezmo lo paga el labrador sin ne- cesidad de averiguaise si hizo la siembra con capi- tal saneado: la alcabala la paga el comerciante sifi preguntársele si está ó no gravado su capital. ¿Poi- qué, pues, solo se eslraña este requisito en la con- tribución directa:* Esla debe ser única, esclama el observador, 7 en efecto lo será para citbrif los gastos del esta- do y pagar su contingente, que es para lo que puer den imponerla las 'cgislaturas de los estados. ¿Pero podrí» ser única desde el instante mismo de su establ&- cimiento? Cuando uno tiene que mudar de casa y no puede verificarlo en un día, se baila en la dura pe- ro forzosa necesidad de pagar dos rasas á un tiem- po, la que deja, mientras se acaba de mudar á la nueva; y esta, mientras desocupa la antigua. Esto, pues, cabalmente va á sucederle á Jalisco en los och'o meses primeros de este año; pero desde setiembre quedara libre de las contribuciones indirectas de que puede disponer el estado, inclusa la de papel sella- do, porque muy bien puede abolirse la renta y con- servarse el uso, cosa que no ha alcanzado la pers- picacia del observador. El muy trillado argumento de que los ciuda- danos de otros estados que no tienen que pagar en este abábala, introducirán electos y los darán mas baratos en perjuicio de nuestros productores.) ro~ mercianles, tiene mas de ponderación que de soli- dez, porque c! t por § impuesto sobre el valor de los capitales influye tan poco en el aumento ■del de los productos .que no puede hacer inclinar la balan- za como ' se pretende: porque esos comerciantes que se figuran venir en centenares al estado atraídos de la franquicia de alcabalas, tienen que erogar en su espedirion gastos mayores que el i por 2 que paga el capitalista jalisciense: por-que esos c(.¡rierri,nU\s rio son cosmopolislas, sino que forzosamente habitan en algún estado; donde deben pagar alguna contri-Ibueion que Kan cíe safada de sus giros anmentan; ,do por esto el valor á sus efectos; y porque si so» ¿capitalistas gruesos licúen que demorarse c» el esta* do para espender sus mercancías, en cuyo caso que- dan comprendaos por Jo menos en un tercio de cí)0> ^libucion flirt cía. Felizmente los estados mejicanos se hallan eo situación mas favorable que Ja en que se han visto Otras naciones para llevar adelante este bello siste- ma. Los reyes orgullosos y sus ambir.¡osos ministro* han sido los primeros enemigos de Ja contribución directa, poi que esta no permite el misterio ni el erm* brollo que tanto les favorece en materia de hacien» da, y porque siendo su cobro muy sencillo no necc' ■sita de muchas manos para administrarse, y con víii motivo se quita la ocasjpn a los gobernantes de mul- tiplicar sus criaturas y de estender su uuturidad. La caterva de empleados de que se han hallado infes- tadas otras naciones lia si:lo también obstáculo muy poderoso que ha impedido reabrir este sistema (;Pe- ro rual de estas t osas tenemos en Jalisco jf El go- bierno anh