afroz: ha roto esc freno: vamos á pelear • tenemos exereití y Xefes; y uno es el grito de toda la Espacia: morir todos (ti defensa de ta patria \ pero hacer nutrir con. nosotros d nos viles ene- ros. Venid, pues. Portugueses generosos á uniros con la 8s« paña para morir por la patria Sus Banderas os esperan „ y os recibirán con sumo gozo como hermano* infamemente opri- midos. La misma es la causa de 8§paru que 1% de Portugal: no Cernáis de nuestras tropas: los mismos son tus deseos que le* vuestros: y contad con sus tuerzas y braiQS, da que debéis estar seguros. Dentro de vosotros mismos tenéis el obieto de vuestra venganza. No obedescais á los autores de vuestros males. Ata- cadlos. Son un punido de miserables desmayados y vencidos ya por las mismas perfidias y crueldades que ban cometido, y loe ban cubierto de oprobriot á los o|os de la Europa y del mundo, entero. Levantaos en masa y huid de manchar vues- tras manos generosas con ningún delito , pues que vais- á pe- lear contra 61 y destruirlo. Muéftroi esfuerzos reunidos aca- barán con esa nación partida; y Portugal, Hiparía, la tíuro^a todi respirarán ó morirán libres y como hombres. Portusucses: vuestra patria no peligra ya, sino que ha perecido. Unios, y volad a restablecerla y calvarla. Sevilla y Mayo 30 de »So8, Por d'upotidoB de la Suprema Junta d( Gobierno» tX>. 0aan Bautista Est:liery ¡¡secietarip a. Z>, oua'i B>ut't>" Pardo* a»ccrtt*i»í> SM hEFLFXÍONES £7 fpues de las conquistas en ta Italia, Holanda, Alemania y Prusia, supone que el coloso de su poder se eleva á quarenta millones de habitat tes (a). No pre- tendemos disminuir el numero de esta infeliz mata de esclavos; pero si preguntamos: ¿están todos unidos a la tiránica voz del Emperador Napoleón? ¿ No se hallan desesperados é inquietos aguardando el momento de la insurrección: ¿La violencia ó la fuerza no los conduce i los exercitos? Por consiguiente esta clase de habitan- tes se puede asegurar que no sen parte del imperio francés. Asi es meneítür creer que Genova , Venecia, Turin , Panna, Móiena , Tojcana, Roma y Napoes, que es decir casi toda la Italia son vasallos de puro (ti) Asi el (>' de utieslrns Utu.lcr 1» bnxa rl po'*c*$lo tle evitar l;i efusión de naacn , le dice que pir.i iupeJir que .1 >s> t iry ne va Ks- prtña era Pcywr'Q destruir Lt l''r¿nc'u, y mu ^r.m parle de U i!» copa.nombre. He aquí una masa de diez S doce millones de almas que debe rebajarse del coloso, pues tan.testos de aumentar su poder, lo disminuye por la fue»»* que se envia de la Metrópoli para conservarla. Det mismo modo, ¿podrá contar la Francia con la fiel sumisión de las adquisiciones de Alemania* Hannover y Prusia? Creemos que no. Esta es otra masa de habitantes tan inmensa como la anterior que nada puede servir al co- loso, pues solo espera para levantar el estandarte de su libertad, los progresos de nuestras armas. Baxo de este cálculo no le queda al coloso mas que veinte millones disponibles. De estos se puede considerar, res- pecto de lo» que han perecido en la presente guerra; ; quintos se habrán menoscabado en la» anteriores? Veinte años de revolución y de sangrientas guerras ei constante que han destruido los brazos fuertes 6 sea los hombres útiles, por lo quat en sus exercitos se ve tanto niño. La Holanda, Baviera y Saxonia , con quienes se cuenta como auxiliares, en caso de la insurrección de sus vecinos, harto tendrían que hacer para conservarse, pues deberían caer como el coloso. ; En la Francia misma podrá contar este con la reunión de todo su poder? Aquí es donde tiene los pies de barro, pues la nación jamas podrá considerar su felicidad en el domi- nio de una sola familia que la tiraniza elevándose so- bre ella con inaudito despotismo, á costa de su propia •angre. La parte mas sana y mas temible de esta na- ción , demasiado ilustrada, reconcentrada en si misma de los sentimientos que le causa la opresión del tirano, sus vanos pro) celos, y sanguinarias empresas, solamen- te espera el momento dichoso de sacudirse para echar á tierra el coloso. Las adquisiciones de Italia y del Norte han sufocado momentáneamente estos sentimien- tos nacionales, prevaleciendo las ideas de una felicidad aparente; pero la inmensa multitud de sus hermanos que perecen en España, los nuevos que ae encadenan para enviar i este sepulcro, y ta memoria de ver cor¿ tedas para siempre las relaciones de comercio, y de ?f grandes socorros que le prestaba tan fi-l nación , ocu- pan tas re exiones de sus ánimos , se horrorizan de haber callado en la traición hecha á nuestros Reyes, y de haber consentido el vergonzoso , quimérico é inve- risimi proyecto de quitar al legitimo Rey y de colocar i su intruso hermano contra la voluntad de tan valiente y poderosa nación. Cada batalla sera un aguijón que les estimulará á trastornar su coloso. Hablaremos de los recursos de España. Supongamos la población de la Península en once millones de a mas, que es la mas bien calculada. La nación reunida en masa en el pie que se encumtra , es por si misma el exercito mas formidable que se puede oponer al coloso. Armados los habitantes presentan inmensos obstáculos al enemigo á cada momento. El no sabe donde fixarse, asi anda errante de pueblo en puebo cometiendo sus robos y crueldades que le hacen cada vez mas detesta ble. Infamados los españoles de un mismo espíritu de religión, de la mas justa causa de nuestro Rey, del amor de nuestra libertad, y de la venganza que inspira el castigo de tan atroces delitos, todos, todos estamos dispuestos á trabajar por la patria , en una palaora , a ser soldados. {Qué menos se puede sacar de nuestros esfuerzos que un millón de combatientes? Nuestro pa. tri >tismo los desearía empleados del modo siguiente U (H tercera parte en campana en tres o quatro divisio- ne*, batiéndose con el enemigo. Otra tercera parte ar- mados, guarneciendo sus principales pueblos en las pro- vincias, que seria como un exercito de reserva; y la otra tercera parte armados en sus mismos hogares y campos, prontos para los casos fortuitos. Por fortuna observamos con el mayor placer que casi se sigue este plan, viendo levantarse continuamente cuerpos milita* res, fortificar los pueblos, y armarse todos generalmen-te «prendiendo con d mayor ardor la tSctíca f HM monsí »«» que a tiranía i rGaiiz 4 Je F«- r/ brero de 1809. ¿{¿impreso en Buenos Ayres. ---___- -^M~ * J * ■« PE LAS ULTIMAS GAZETAS DE INGLATERRA* IMPRESO EN El. RIO JANAYRO. Londres 16 de Junio de 1S08. • '• ' ' • ' ••*• ' •'<'"* ¡ -K*y< «iy.»l üttttipck'- t.ná -OY «e. debatió en la Cámara foáxa del Parlamento la actual situación de Kspaña. Se levantó Mr. S herí dan y habló de esta manera. „ No deseo que el .Ministerio tome mecida alguna á favor de Fspaaa que tea temeraria o fanfarrona, pero «i el entusiasmo que anima algunas de .«u» Provincias llegare ú penetrar por lodo lo interior de ella, estoy convencí. di> que de.rde tal momento, y desde que,.empezó la revolución francesa no* se habia prevutado ocasión mas oportuna á la fi tan Bretaflá, de raler.se de qtiantos 1 -cur*os puede subministrarle «'1'gran poder de la .\aeion para ase- gurar Ja salvación del universo." Pero tne dicen algunos. Si no desconfías del Ministerio ¡ por qué quieres ventilar este asauto en el Parlamento? Diré' porque; tengo couúan/a en el Ministerio , y por esto le pido do* cosas; la primera, que. se me permita decir, que ahora no contiene andar en menú, delicias, liemos de hacer mucho ó na«|a ;. el ntoríro porque me explico así es osle: hasta aqni no ha babido GábiMcte ct este pais, (y no quiero ex. eeptaárme ni 'le aquel del qual tuve honor de ser miembro ) que Ría y lla- namente baya dirigido sus miras á un fiu claro y determinado. Todos Jos* Ministros, de este pais se han entretenido eu la corteza quando convenía pe- netrar la raiz. Los Ministras de Inglaterra hau dado en una política fri- vola, han querido conquistar islas de azúcar', eu lugar de fomentar prin- cipios exaltados, y concordes con los verdaderos intereses de la Patria. Por lo que , quiero que sepa la España que estamos desengañados y que despertamos del letargo, confesando sin reboso que estamos resueltos á salir por toda la Eoropa. La segunda cosa que pido es1; que si conviniese coope- rar con España, cooperemos cou eficacia, con esfuerzo y con aquel vigor que exigen los mas grandes negocios, y si después de estí> logramos certi- ficarnos, del modo de pensar del pueblo Español , y lo Haríamos animadd de un fuerte y ardiente patriotismo, entonces no pido otra cosa mas , que es, el que se inspire a nuestros patriotas la idea de que Españoles e Ingle- ses deben ser animados por unos mismos pensamientos. Hasta aqui la car- rera de Bonnparte no se compone tuas que de victorias, pero hasta ahora no ha experimentado ni combatido con una N'aci.n cuyos habitantes sé náyán unid» para resistirle. Por lo que le.xos de embarazar al Ministerio, declaro solemnemente que si se presente ocasión jpara que la Inglaterra, preste auxilios poderosas, hallarán, eu im lx. ¿ ta esta acaso una discursion vana ? Contemplen los que piensen asi , el estado actual de la Europa ; no se estimulará el ardor Español sa-