10 que parece que por ahora exigen la unión de las provincia», e( bien general del reyno. y la cansa de la nación, y de nuestro amado y desgraciado Fernando: poner quien le represente, y exerza su poder supremo en beneficio de todos sus vasallos: se- guir el orden primitivo sin mas nov dad : dexar al tiempo, á ]a experiencia, y i la prudencia las novedades que acaso exigirá en el n.tcma general la felicidad de la nación, y para un tiempo mas tranquilo en que el mismo Fernando VII contribuya á la* felices r» formas, si es que antes no fuesen muy necesarias ó muy ur- gentes: I»* aquí el plan que yo seguiría. Ño e» decir, que sí ocu* fau algunos puestos hombres ineptos , malvados ó sospechosos con fundamento* a la nación de traidores , ó malos patriotas, continúen haciendo tantos males y perjuicios en la administra* cion publica. B¡>tas son reformas del día, y tan esenciales, que sin ellas todas las miras, los'trabajos y las providencias del Go> fci<-roo Supremo, 6 quedarán del todo inuciles, ó no producirán los ef ¿tos á que se dirijan. La execucion fiel y exacta es tan necesaria como la justicia de las ordenes ó decretos que han cxecuurse. Por este solo motivo no me declararía contra la per- no mencia de las Juntas provinciales, si no conociera que la execucion pierde mucho de su a&ividad y de sus buenos efectos en todo cuerpo, y mas si es numeroso. La nación, las Juntas provinciales, y tus comisionados, da. rán á estas r« flexiones la estimación á que las crean acreedoras; y >o en todo caso quedo tranquilo con haber dicho lo que pienso acerca de las principales qüestioues propuestas en el manifiesto de la Junta de Sevilla , porque estoy bien seguro que ni la am- bición , ni el orgullo, ni el deseo de lucir, ni otra de esas pe- quenas pasiones ha guiado mi pluma , sino el deseo del bien de mi patria, y la inclinación que por causas particulares tengo á nuestro Soberano Fernando VII , sobre el amor propio de todo buco español. Madrid 19 de Agosto de i8¿>8.=M. D. Reimpreso en Buenos-Aires , En la Imprenta de Niños Expósitos, año de 1808, Jsrfl SUPLEMENTO A LA GAZETA DE MADRID del Viernes 19 de Agosto de 1808. ESPAÑA. Madrid 21 de agosto. La siguiente carta escrita por un sabio prebendado de 3 catedral de Cuenca, con fecha de 31 de julio, a un ¡stinguido personage de esta corte, en que le refiere los xecrables atentados cometidos en aquella ciudad por el eneral francés Coulaincourt y su exercito , dará una ¡dea ompleta de estos barbaros y sacrilegos soldados. ,. Muy señor mío: Me son muy gratos los sentimiea- os que me manifiesta V. en su apreciable carta, pues los reputo por indicios fieles de su entrañable afecto hacia mí, de su mucha religión, y su grande amor á la pa- tria. Crea V. que no ha sido la gravísima pena mia, ni de este cabildo, ni de los hombres sensatos y piadosos de esta provincia carecer de las alhajas conducentes á la de- cencia y magestad del culto, porque sabríamos adorar á Dios sin ellas quando fueren necesarias para salvar la pa- tria. Lo que nos aflige extremadamente es la impiedad que ha causado el robo y saqueo de los templos , y el sin numero y la clase de crímenes que lo han acompaña- do. Bien difícil es referir á Y. las abominaciones obradas en esta ciudad por la división del exercito francés al mando del general Augusto Coulaincourt en los días que permaneció en ella. Yo deberia ser un grande hombre para desempeñar este asunto, que ciertamente, aunque es horroroso, pide mejor pluma que la mia. vNo hay ciudad en toda la península que haya dado nías pruebas de su amor á la paz y al buen orden que esta de Cuenca. Sin armas ni soldados ha mantenido franca y 1 cálmente su comunicación con lo demás de la España, bien segura de que nadie pudiera exigir de ella lo que le era imposible en las ¿cltuales circuntancias. Su situación peogtífica y política, como V. sabe, es la de un pueblo abierto confinante con las provincias de Madrid, Guada»Jí 4 m i HI. laxara y Toledo, y con los reyno» de Valencia , Murcia y Aragón, de quienes depende para gran parte de sus subsistencias, de quienes recíbelas manos de que carece precisas para el exercicio de la agricultura. No habría te< meridad comparable á la de este pueblo, si dexandose He. var del entusiasmo, ó la vanidad de parecerse á otros, hubiera intentado por sí solo figurar en la palestra de \» revoluciones del rey no: qualquiera esfuerzo hubiera sido ridiculo; y por todas partes la naturaleza y el buen sen-í. tido le persuadían á acreditarse de prudente, reconocien- do que no podia ser con el debido fruto y decoro ni va. leroso ni fuerte. v Avistóse á esta ciudad el general Coulaincourt el dia 3 de julio, y una gavilla poco numerosa, compuesta por la mayor parte de cabezuelas acaso movidas por los agentes del partido francés, le hizo por corto tiempo un fuego desatinado y á bulto. Tan indecente defama debió convencer al general y demás gefes de que no era un plan de resistencia digno de un pueblo noble é ilustrado como lo es este, y por consiguiente de que no tenian parte en ella ni el cuerpo representativo ni la masa de los caudada- nos. No se necesitaba del alto grado de humanidad, ni de otras generosas prendas con que los papeles públicos nos han pintado el exercito francés como singular entre las naciones del globo, con la mitad y algo menos bas- taba para que qualquiera otro exercito hubiera entrado en la ciudad pacificamente , sí bien pidiendo ó tomando por si la competente satisfacción de los culpables. Mas el saqueo y ruina de Cuenca estaban decretados tiempo ha- bía; y el general, instigado por traidores y malsines, que debiendo la subsistencia á este pueblo, querian vengar resentimientos particulares, y enriquecerse con el robo, no buscaba sino pretextos con que dorar su avaricia y crueldad, y la de sus tropas. Las noticias que teníamos de sus intenciones, y la misma posición con que venia entre las filas de sus guerreros, nos persuadieron con evi- [encía que no traía animo de aplacar sus rigores, aunque incaran las rodillas ante su acatamiento, no digo yo el bispo y el clero, sino todo el apostolado junto. Sin em- urgo, hubo algunos del cabildo y ciudad que se atrevier- on a salir a humillarse, llevando consigo bandera blanca; tas las balas de canon y bombazos, que estremecían y a'tfataban los edificios, y la ciega furia de los soldado?, ue con el fusil y la espada herían y mataban á quantos e les ponían delante, sin distinción de sexo ni ed i les, i de hombres ni de animales, les obligaron á abandonar u intento, y huir para salvar sus vidas. Apenas queda- ron mas que algunos ancianos y enfermos, y cinco co- munidades religiosas, porque la otra huyó i tiempo de preservarse de los ataques mas funestos y sensibles de ia iniquidad que sufrieron las demás. v Las almas castas se avergüenzan de todo quanto se bpone al pudor; las lascivas, pero que conservan las se- pilas de la religión, se sonroxan de lo que viola el res- >cto debido a las vírgenes consagradas á Dios; los des- lonestos irreligiosos, que por atención al mundo prote- ¡n cierto punto de cortesanía y honor si se arrojan sin tmc. dimiento al desahogo torpe de la luxuria, hacen 'guna discreción de las mugeres, perdonando las que mas imprometen su reputación. A ninguna de estas clases isrtenece el soldado francés , según lo que hemos visto n esta ciudad. V basta solo esta expresión para dar idea su desenfreno , porque no es justo manchar nuestra al- > con la asquerosa relación de las violencias , que por 3 juzgarlas posibles en hombres, las virtuosas y sencillas artires que las han padecido, las atribuyen á demonios lazados en ellos. ; Y qué diié de las indecencias que h cometido aun en medio de las calles, y de las contá- is amenazas de muerte sangrienta con que han atemo- ro á todas horas á quantas mugeres han visto seglares icligiosas, sanas y enfermas, jóvenes y ancianas: No y una sola que los haya tenido delante de si, que no 4-# i. liShaya mirado con espanto, ó apuntar a su cabeza el fusil, ó vibrar el sable sobre su cuello. Algunas han sido sin re. sistencia mansas victimas de su inefable furor. < A quién se parece en este porte el exercito francés? ; Podra la naturaleza abottar con el tiempo alguna especie de mons- truos que lo imiten ? ..Torrentes de lagrimas inundan mis mexillas , y vi», nen otros toiavia mas abundantes increpando mi corazón de no sentir como debe tanta perversidad de la especie humana, y aun tengo que decir á V. cosas mayores. Ca- liaré el saqueo y destrozo de las casas, la emigración , la hambre, las amarguras, ¡os tormentos y desamparo dt estos vecinos, de que son testigos las grutas, los bosqutj y los brutos habitadores de los páramos, que en muchos días han sido poblados de mugsres preñadas, de niños tiernos, de viejos ya trému'os, de sacerdotes, de religio- sos y de monjas. Voy á lo que nos hiere en lo mas vivo, que es la profanación de los templos, e injurias al sacir docio y al culto. „ Animo hago, y me esfuerzo; pero me da horror, y quedo despavorido y yerto al divisar lo que tengo que escribir. Por decontado se me representa el ca- dáver exanime, pero revestido de un no sé que dees piritu, que clama venganza , y fulmina castigos contri una nación opresora y barbara, del prebendado mas anti guo de mi cabildo D. Antonio Lorenzo U.ban, venerabli y exemplar por sus virtuies, y. particularmente por si mansedombre y apacibilidad Quisiera apartarla imagina cion de este anciano de 83 años, bañado en su sangrt, plagado de penetiantes herí Jas, y muerto en fin por lo soldados franceses después q je recibieron de su manos una bolsilla el escaso caudal qu; los pobres á quiines rí mediaba le habían devido para su parco suitento , y si' vio para pJgar é mi«mo 'os verdugns de su increib'c asi linato. Continuará. Continuación del suplemento ¿el Ha T£. e; j Yo deseo prescindir por ahora de tí, ó amab'e com- pañero , dexando á otros la relación puntual de lis amar- gas circunstancias de tus últimos momentos ! Tampoco quisiera tíxar el pensamiento en ¡a trágica escena que re- presenta á mi consideración el padre confesor de las re- ligiosas de la Concepción de esta ciudad Fr. Gaspar Na- varro, igualmente octogenario A este religioso, después de haberle herido á goipes con una hachi d? hierro, die-v ron. para que confesase el dinero, incompatible con su habito y profesión , un nuevo genero de tormento no minos doloroso al pudor que a la naturaleza , en aquellas partes que por vergonzosas y deseadas recatan ambo« y preservan á competencia. Si esto hicieron, co i un fran- cicado escribir aqdella blasfernia reservada para castigó e nuestras culpas y afrenta dé nuestro siglo ! Hablo, aun- tie temblando todos mis miembros, de la blasfemia de un tcrilégo francés qdé iba gritmdo por los parages mía tíblicos, guien cornea A Dios, fel in6érnó mismo se aver: Benzá y písma üe esta impiedad , y yo suspendería mi «lición si rio debiera decir algo en particular de los ira- ases de mi iglesia catedral. ,-Su profanación y saqueo parece estaban destinados ara el general y la plana mayor. A"qnel malvado, atU* íehdó á los demás crímenes la hipocresía, y fingiendo {petó al templo principal, entregó sus llaves á un iridi- iáuo del cabildo , poniendo guardias en las puertas de treta; pero reservándose la llave de una puerta inte- 'or por donde se comunica la catedral con la cala det e»Or obispo , donde estaba alojado Por ésta puerta en rsrdn sus edecanes y satélites, y con hachas , picas y otrós 'Wtruméntos róriipieron ver jais , y destrozaron puertas, tfó'ries y ármarios. Lo registraron todo, revolvieron, rrojifori, désgárraron papeles j vestiduras, sin que se lrbírtarj. dé su indignación el sagrario y las formas de la parroquia dé Santiago. También se emporcaron en el ám- bito del tímp o y en la sala capitular , esparciendo pór tedss partes la inmundicia y fetidez. El robo de la Cate. npont no se defendería aunque [ at.icase En este estado sabe V. E. se concluyó la capitulación de I¡ divisiones del general üupont y Bedel , que componían el exercito Andalucía. Faltaría á mi deber si no rcconiendaie á V. E. la oficialidad y tr pa de mi manilo , realizando la conducta que observaron. La velocidad de su marcha, la oportunidad y rapidez de sus movimientos , el ar- diente deseo de venir á las manos con el enemigo , el desprecio de ries- gos y fatigas , particularmente en una estación tan rigurosa , que perdí alguna gente abogados de calor y sed, la constancia con que lian su. frido las privaciones y escaseces experimentadas en la posición de An- dina r y campos de Rumbal, I* pronta y ciega obediencia á sus xeiej y demás virtudes } merecen ser elevadas al conocimiento de V. E. que patentizadas á la nación entera , logren su estimación y aprecio, j sepan que V. E. como digno y ainado xefe de sus soldados , no perdo- na medio de realizar á sus subditos, Nuestro Señor guarde á V. E. muchos años. Quartel general de Andujar 28 de julio dé I808.— Excmo. Sr.— Manuel de la Peiia.- Excmo. Sr. D. Francisco Xavier de Castaños. En el día 7 de este mes , en que el real y supremo consejo de Cas- tilla asistió en la iglesia de Sta. María al solemne Te Deum que se cantó por los felices sucesos de esta monarquía , asistió á igual función el coa' sejo de Hacienda en la real iglesia de S. Cayetano. Reimpreso en Buenos- Ayes: Imprenta de Niños Expósitos. «SUPLEMENTO AL DIARIO DE BADAJOZ jde27 de JíTliode 1S08. Ll amigo : El correo pasado prometí escribir á V. lo que sultase de las operaciones del exército de Castilla y Galiciac umplo mi palabra poniendo la relación individual tal como ha egado á mis manos por buenos conductos, aunque hasta ahora ala se ha impreso. El 13 llegó la división del General a Rio- eco para -coger á Palencia de frente adonde marchaban por los astados otras dos al mando de Bleck y de Eguia. El mismo ia á la noche salieron los franceses de Palencia en número de Oh de infantería , y 4g caballos ; marcharon toda la noche y 114 al amanecer acometieron nuestras avanzadas compuestas e dos batallones del Regimiento de Mallorca , un batallón de ropas ligeras de Barbastro y varias partidas de paisanos. Estos atallones hicieron un fuego vivísimo sosteniendo el puesto , y visando al General , quien le mandó replegarse á la linea que 1 mismo tiempo se puso en movimiento. Comenzó la acción ge- ral que duró hasta las 11 del día en que nuestro General ando tocar retirada con un fin bien diverso del que creyeron os franceses. La tropa iba formada á 100 pasos 6¡n que los ranceses se atreviesen á avanzar. El General marchó inmediata- ente con el marques de Zayas , algunos Edecanes y la compa- ña de Estudiantes de Salamanca, y á las 10 de la noche llega- on á Benavente , descansaron hasta las 2 en que mandó se pu- iesen en marcha 24u; hombres que había alli con 22 piezas de añon. A las dos de la tarde estaban ya en Rioseco , hizo des- alisar y comer á la tropa hasta las tres , y mandó reforzar la inea y romper el fuego. El General ingles Wellesley mandaba la izquierda , Cuesta el centro y Urbina la derecha ; trabada la acción se combatió furiosamente hasta la noche , valanceando la victoria, la caballería francesa que era compuesta de los caba- llos de la caballeriza Real, los de Godoy, los del regimiento da Calatraba , á quien desarmaron en Burgos , y los de los regi- mientos que estaban en Madrid. Se les quitaron 4 cañones y muchos carros. Sábado 16 se volvió á romper el fuego , y se pasó á nuestro exército un regimiento de Polacos. Se notó que los franceses no hacían ya mucho fuego , y nuestro exército fue avanzando hasta el Monte en que se hacían fuertes los enemigos: