fftotrjic*. ¿itiubr&gn¡á «• ir»t*e*no*nti1 < WiequIceaV pues que embotados sus sentidos y potencias, han perdido él site de persuadir-, no atinando i formar bien vestidlo» sotjíma*; quarrdo ya se han quitado ta mateara, y han des- cubierto sú «avilante* »• trastabillan y dividan «i artificio, arguy en con los furores y usurpaciones dé los conquista - dores de México; pues que ¿aquellos payses incógnitos Be conquistaron con el engaño, o con las arma?? ¿tenían alguna relación de amistad y alianza ? t alguna fe prome- tida", ni relaciones reciprocas de correspondencia ? barrenó Cortés los barcos en Teta-Cruz para ser alevoso con Mo- «ezuma f ó para ser un descubridor valiente? fis verdad que se cometieron excesos, injusticias, y aun tiranías; pero $en qué conquistas de paites conocidos no se han hecho, quanto másenlos ignbrÍdO*é incultos? Los franceses jcómo han tratado a sus colonos y-esclavos en las Antillas ? Pre- gúntese á los habitantes de Sto. Domingo; pero confesemos que todos han delinquido, y concluyamos reconviniendo ftl despreciable nuevo diarista \ escritor* político sin du4a tn ta ante cocina del Principe Murat: < porque nuestros padres cometieron orina enes, estaremos autorizados ó dis- culpados nosotros de cometerlos? Sobre todo es mucbo'ma • yor delito, mas bazo , mas infame el procedimiento del caudillo deles franceses con la fispaña y sus Soberanos, que todos losen que incurrieron !ó*: conquistadores de las Ameú -fiCa** : u s'fí ís onii¿ , r H'h si i i bis Oí t •< . '■ ■ Españoles, recobrad VueVrrtfc caracrer nacional; vsreWo natural btio, vengad tamaño agravio, la ira y el enojo cfezl ca por momentos , pee* que I* misma naturaleza hollada y ívu¡i>eradanpide convoebs penétrawees *arestauración : á tah grande obra os acompaña* la ira de ecííDios a cuya mrtfeh«ír- dad se atreve NabucedontJsor queriendo trarurornar'fys cria, turas y el orden excelso y adorable de su Omnipotencia, -franceses, escondeos de yerglienzi, confundios y sentidla humanidad efeníaidá \ "franceses , vmida nosotros a vincular una verdadera fratetnií*jd ; ta región y «a buena fe Oí vol*- veían la dulce tiH¿£&&£A#*'P**9 Í" ^"M' *f"** A TODOS LOS HABITANTE M LA AMERICA MERIDIONAL. . • •• -.^f :. ■ %. ■ & VJTRnefQso» y neles Americanos, no suceso espantoso y sin ezemple en lo* anales de todas laa naciones acaba de sorprenderos , agitando vuestro asombre y admiración. <*3e algún tiempo a esta parte habíais rlxado toda vuestra atención sobre las miras del monstruo de la for- tuna trapecio de nuestra Metrópoli. Estabais persuadidos de su des- enfrenada ambición por las continuas prutbas que había dado de eí'a, desde ei mona* oto mismo eo que se supo ia exigencia de ese hombre desconocido ; pero sabíais también oue España bahía sacrificado á ia conservación de su a mistad, sus tesoros , sus exercilos j sus «squadraa y su comercio ; y no podiaia creer «i e» el mas violento arrebato de vuestra imaginación „ qne dtxase de corresponder á unos sacrificios que contribuyeron taa poderosamente a sas triunfos y á su eUvacioo. ¿i^uaotas veces lo ha confesado y publicado ¿1 mismo? ¿Y quántas ba protestado que oe baria la paz stn asegurar las justas y debidas iodegeizacione* á su intima y cara aliada? Todo el mundo es tesírga de esta verdad, y jamas podran borrarse de los papeles de Napotcoe la« expresiones con que nos inclinaba a creer que conocía sus obii* ¿aciones y aspiraba á cumplirlas. No por e-sro descansaban tranquilos ios ^srafioles en unas pro» mesas que siempre recelaron no estarían muy de acuerdo con Iva verdaderos sentimientos de un hombre ct*ya religión, buena fe, pun» donor y decoro se habían siempre reglado por las medidas de su am- bición y de su personal interés; pero mientras esta desconfianza se vaJanceaba con el peso de los graodes derechas que España tenia et reconocimiento y gratitud de Bonaparte , ninguno deqnantcs bwbitan el glcfeo «<• figuraba que en su viciado corazoo cupiere una altvoíia tan atroz como la que acaba de nxnutar. Kste monstruo abortado por Lvbiatan pitra oprnbrio del gfner» humano, después de haber debilitado á la sombra de su fingida \nvs tad , el poder de la Monarquía española , situando sin uecesidad gran par *• de nuestro exeteito en Portugal y %r%sbÉ en í^u <.oraz«.n, no se atrevió a pisar nui-stro sueio; y CDriv^rtierdé la visita, que bahía publicado venia á hacer á nuestres Stjberar'c.*, en ona trama de iniquidades, tuvo arte para Ikvariof- ai dt su du* minacion donde en so prop;a faí« y haxo de su bárbaro pfder inS forzó á las re«unci«i> invalidas y nulas de ^ ue ce mpfetáníerae h*ioirmide Manifiesto dt SettlU:, queriee á la Religión, á- la Patria ya nosotros mismos Veo á (os Jtlmos, Prelados que desnudando»? de aquel fausto propio de la dignidad que todos reconocen y respetan s»n cecesitar de exterioridades, destinan gran parte de sus pingües rentas al au- xilio d? unas urgencias t«n preferentes. Veo que á su exemplo los venerables Cabildos, los Curas, los devotos Provinciales, y todo el Clero .secular y regular, co rren á efectuar quantíosas oblaciones Veo á) los Xvfes de las-Provincias, a torios los Magistrados, y á los em pleados Civiles y de Real Hacienda hacer ostentar -un de la liberali- dad y noble entusiasmo c«u que se dejpreber.den de una porción de sus notaciones que necesitan para su subsistencia. Veo á los Kxcmos. y mu> I'u«tres Cabilios que á irrts de destinar sus propi> s y rentas «• objetó tan justó , se dedican á recorrer personalmente las casas de todos los vecinos- para colectar aquellos donativos que les pro- porcionan sus facultades; Veo a los poderosos comerciantes que se inquietan y afan»n hasta poner rüíisiderabies surms en las arcas de sus respectivos Consulados con el propio de-tino, manifestando su noble djjposh ¡00 para repetir otras erogaciones a proporción que lo exijan las nece.-idades; y veo,.pero que no veo en- vosotros genero •os Limeños! Habitando un pais que siempre ba desconocido la mesqfrfti dad y la miseria, nacidos yy «rfadcs en medio He la abundancia V de la liberalidad no conoces otro carácter que el del desprendí- míenlo : j»t»as habéis p rmiiido que egista la necesidad delante de vo- sotros sin socorrerla. ¿ Y si esto b.i sucedido siempre e» los casos or« dina rio1 y comunes o/»? no debe esperarse de vosotros «9 el presente «n que ta causa de !>ios, le del ¡A é no debe prometerse de vo- sotros que ni habeii sufrido sus padecimientos ni os halláis tn ¡gHaJ estado? Alijen anos, la voa de femando YU os alcansa desde el arresto a que U> h& reducido ei mayor monstruo qut aborto ta natura* leaa, eJ perseguidor de los Reyes, el declarado enemigo de la Rtljgjoji y de la Iglesia, el que ansia por vuestras propiedades, y por la es» cinv¡íMÍ de vuestras hijos. Benaparte.: es/» «¿tula serpiente ft q/yrre enroscar aj rededor de vosotros par» ^insumiros viiesfras cntraúa» . y Of atwneia felicidades que desconoció siempre su alma corro:n;:iri;i , con v\ Un de seducir á los inbaUtos. Volved los ojo* á la Fran. «»» misma, ti es-a nación en ©tro tiempo grande ,' .convertida »•» el juguete mas ridi- •'■>■■> d>" '. »s abominable': pafajantfr del exuaiixer" que l>i ín.iw-U. ( Qué i-jn de' mi coVazoa vuelva á deciros para ebnclatr , vi*a Kerniuttto VIf ^ sacrifiquemos Jf«** S >«os pi^r él y por ««Vatrus hemiarias (guaneo poseemos : aiiresureruoou-. a auxiliar, leí , ana él Dios do los exc r c i t o > proíegc nuestra fftnsa. Llevemos al l¿ey , y uJil- eo Seü6r legitimo que cooocéqioa al trono de que ha ritió arrebatado , para servirle, para obttdecerle y para bacur nuestra priipia feliíid'al. Büenos-Ávres '¿o' de Agosto Can Ucencia en Búrnirt-Aj^et^t^tu Imprenta de JtiMét Exfiüdiót.