ACUSACION CONTRA EL GOBIERNO FRANCES. COMPENDIO DE LOS PK'ECEPTOS DEL DERECHO DE GENTES NATURAL INFRINGIDOS POR EL GOBIERNO FRANCES, I contra cuya iniqua, y abominable conducta se arma la Es- paña, y deben armarse todas las Naciones del Universo. POR DON PASQUAL BOL AÑOS T NOBOA, "DECANO DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE CADIZ. Lxs notas históricas, y políticas, en que se comparan los pro- cedimientos del Gobierno Francés con las Ityes naturales de las Naciones, justifican esta acusación. CON APROBACION T LICENCIA DE LA SUPREMA JUNTA de Gobierno de España j i Indias. ,j¡£. Cadii: eti k Imprenta y Librería de Marina, por D. Manuel Bosch y Compañía, calle San Francisco num. pó'. donde bailará.2Vbj wro pugnabiimts pro animabus nos- tris, leg'tbus nostrh.....Erigamus dejec-* tionem Populi nostri, et pugnemus pro Popu- lo nostro, ff Sanctis.....Estáte parati in mane , w¿ pugnetis ad ver sus Nat iones has, qux convenerunt adversus nos disperdere nos, et Sancta tiostra, quoniam melius cst morí in bello, quam videre mala gentis nostra , et Sanctorum. \. Machab. cap. 3. versic. tu 43. 58. et 59. AL ItUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS Pí) LA CIUDAD DE CAl$1Z. ILUSTRE SEÑOR. JDésde que la Suprema Junta de Gobierno convi- dó á conservar la cpinion publica .sobré las presentes ocurrencias, que afligen á la Nación , me pareció que uno de los modos de sostenerla , y fortificarla era po- ner patente la iniquidad de los procedimientos del Go- bierno Francés contra la España^ y la justicia de es» ta en la actual commocion de sus Provincias para de- fenderse. Por desaogar algún tanto mi fidelidad , y amor al Soberano, y á la Patria be formado en un Compen- dio la comparación de la conducta de aquel pérfido Gobierno con los inmutables preceptos del Derecho de Gentes natural, para que sirva de acusación, y estima h á todas las Naciones á armarse contra la Francia*Creo muy proprio de mi deber dedicar d V,$, esta pequeña Obra como señal, y ofrenda de mi gratitud á la distinción con que me hjonra* Cádiz 15. de Junio de 1808, Ilustre Señor. Pasqual BolañosTy Noboa, SEVILLA 35. DE JUNIO. Pase á la censura del Señor Teniente primero Dr. D. Joaquín Leandro Solh. SERENISIMO SEÑOR. R 1 Je examinado con la mas detenida reflexión el discurso, que precede, cuyo título de Acusación con- tra el Gobierno Francés es interesantísimo en las actuales felices ocurrencias. Advierto desempeña- Jo con toda exactitud su recomendable argumento «i en lo histórico como en lo político, y muy sin- gularmente en la parte legal. No comprehende máxima alguna que directa, ó indirectamente se oponga á las de nuestra Sagrada Religión, y recti- tud de costumbres. Se consulta enérgicamente la Qlgnidad del Estado, y prerogativas de la Coro» cade España. Se inculca, y condena con poderosos convencimientos la pérfida escandalosa conducta M Emperador de los Franceses contra nuestroCatólico Monarca el Señor D. Fernando séptimo, que hoy mas que nunca conviene patentizar al Mundo entero para la heroica conservación de la opinión pública según los justísimos designios de V. A. S. Por estas razones no encuentro reparo algu- no en que se permita su impresión, persuadido que con su publicidad se contribuye al mayor entusias mo de la Nación en los gloriosos momentos en que dirige sus esfuerzos á la mas constante defensa de su Religión, y de su amadísimo Soberano , según se lo propone el Autor del discurso con método , oportunidad , é ilustración. Sevilla 27. de Junio de 1808. Serenísimo Seño?» Joaqiún Leandro de Solis* Sevilla 27. de Junio de 1808. IMPRIMASE. SALUS POPULI SUPREMA LEX. ÜL Derecho de Gentes natural no es otra cosa ^ffion F Ja razonable, y oportuna aplicación á laiSU¡£ ciones .le las leyes, que la naturaleza prescri-'» te a 101 particulares. (*) ral. § 2. La Sociedad universal del género [humano ^ue?l^(¡^>¡fs iastituida por la naturaleza misma, ó digámoslo foJ^* es una conseqüencia forzosa de la naturaleza des id hombre. Multiplicados los descendiefltes de Akn se dividieron por familias, y generaciones, las quales creciendo formaron diversas Socieda- BJ pero conservando la obligación natural que atraxéron en Ja universal primitiva. El fin de tas asociaciones singulares es que todos sus in- ividuo.s se asistan mutuamente, y aspiren á su trfeccioiu § 3. Las Naciones son Cuerpos políticos, ó So-fiae es «Udés de hombres unidos para trabajar en suuna N'J' ud, en su seguridad y en sus ventajas. Cada^j" 0 ** 1 1 NOTA 1. Este derecho es meesaria, porque todas •^uio.ies deben observarlo. Tarr.bien te llama ¿tuerto, H*e en conciencia las obliga.rr. Estado es una persona moral con entendimiento y voluntad propria, con capacidad para adquirí derechos, y ligarse á obligaciones, con üitercsr y negocios privativos, y con aptitud para re solver, y executar quanto convenga al bien co mun. §• 4- Como se Antes del establecimiento de las Sociedades c conside- «j j hombres moraban juntos en el estado, o Naciones, la naturaleza les dio, con la libertad e RMeffcf dencia que nacieron , y no pudieron perder si n por su espontaneo consentimiento. De aqui es, qu constando Jas Naciones de individuos libres, é ir dependientes se deben considerar como Otinfe tam personas , que viven entre si en el estado natura y aunque los Ciudadanos no gozen de la misma, 1" bertad plena, y absoluta "desde que se sometí ron á la Sociedad, y al Estado, el cuerpo mor de este subsiste siempre plena , y absolutamente I bre, é independiente con respecto á las otras N clones extranjeras, y á todos los demás hombr §• 5. Liberad Siendo aquellos por naturaleza libres é ind i iud:p:n-pendientes, resulta que las Naciones, que comp Í^Nicfo nen>lo seart » y que cada una disírute tran(íuil tia°"mente de su libertad , é independencia. ^ El efcc -de semejante ley general es, que la Nación juz? por sí sola de lo que le aprovecha, ó le daña, examine y delibere sobre sus asuntos peculiar^ Ninguna otra puede estrecharla á que obre de c cu.,es. III. tinto modo, ó compelerla á que se aparte de sus ideas- La que lo intentase atentará á la JiLertad de todas, y deberá ser mirada como tirana de Jos derechos mas sagrados. (*) § 6. La naturaleza hizo iguales á los hombres se- Tguatded üalanJoks unos mismos derechos, é imponiendo- Jes idénticas obü paciones. Por Ja aplicación de es- ta regla se colige, que Jas Naciones tienen entre sí una igualdad natural, é incontestablet sin que ti poder, ó la ña jueza respectiva, la grandeza ó pequenez constituyan diferencia alguna esencial. Quanto la quali lad de libre, y soberana franquea á !a una , concede también á Jas otras. No hay Principe, que conforme al derecho de gentes nc- ftstfrio pueda atribuirse primacía, ó solicitar pre- rogativa Dueña cada Nación de sus acciones, na- die la tiene para contradecirla, á menos que inmedia- tamente le perjudiquen. Ni la antigüedad del Es- tado, ni los títulos vanos, y pomposos influyen para que se le degrade, y pretenda su humilla- ción. (*) (*) 2 (*) NOTA 2. Las Naciones no podran conservarse de p:ra manera, y la que maliciosamente se separe de esto» principios , merece ser excluida de todo comercio con las ¿«mas. (*) (*) NOTA j. El Enano no es menos hombre que el Gigante j y una República y Estado chico no dexa de ser 'la Soberano como el mas extens-o , y opulento. El ma- yor Monarca debe respetar en todo Principe su carácter furiente. Las Naciones débiles, y las poderosas se forman ♦ hombres, entre quienes la ley natural ordena té vene- ^e la alta dignidad de serlo. Asi es que todos los Pueblos,IV. §. t* Sube.:tnía No era posible que en una muchedumbre dfij'^-i-comunidad de hombres , todos oroberna^en ¿'«í 610KS. . . t-, , . ° " * un mismo tiempo, r Dé , pues» preciso establecer au- toridad pública, que ordenara, y dirigiera á cada qual con objecto á Ja felicidad y beneficio de ;.i asociación. Esta autoridad es Jo que llamamos So- beranía, y á aquel , ó á aquellos que la exercen, Soberanos. A la Nación compete determinar la cla- se de Gobierno, que le acomode, ó variarlo se- gun Jas circunstancias, sin que en esta materia ni en Jas desavenencias, ó qüesttones, que vi- bre ella ocurran pueda intervenir, ó mezclarse al- gún otro Estado ó Soberano extrangero, quando no es llamado ; porque Jo contrario seria insultir á Ja Soberanía misma, entre cuyos atributos el mas venerable es Ja libertad. (*) todos los Soberanos han de sostener la saya, haciéndote dar los honores que le» so:i debidos , y no sufriendo íc ta falte. El Czar Bedro I. declaró la guerra i la S\kc¡.i , y H su manifiesto no expuso otra causa , que la de no baberií •aiu.lido la artillería, quando pasó por Riga. El Gjbhmo Franas desconoce estos insnutables princi- pios, y quiere abatir á Espirita , y eselivituarla con baxczi. (*) NOTA 4. Ningún Pueblo permanecería en rep<><> de otra suerte á pesar de qualcsquicra medidas de sabidu- ría , justicia y equidad que tomase para lograrlo. ichIiw los Estados tienen derecho á reprimir con la fue na a» e algunos .mrtives particula- res la estimulen. L:\ que se inhicra en Jos ne- gocios domésticos é interiores de erra le causa una atroz injuria, y la adraba si intenta cohi- birla. (*) Pueblos, ¿que juzgaremos de las cesiones, que en 8. y u. de Mayo hicieron en Bayona, y en Burdeos Curtos IV. J Fivnando VIL con su hermano y tío á favor de Napoi,can i derrocando la principal constitución del Estado? ¿Qué ♦alidacion tendrán unos actos , que ademas de la presun- ción dc falsos, contienen otros muchos vicios, y la extin- 11011 dc toda una Dinastía en perjuicio dc tercero? (') NOTA 8. Cotejemos con este precepto ¿"a conducta «¡el Gob:erno Francés en las actuales circunstancias de Ejp.»- j>J. Baxo el pretexto fingido, y especioso de que la Nación ■ reclamado su patrocinio, se ha erigido árbitro de /a 'Mrte de todo el Reyno. Para esta atrevida empresa se ha »Wdo de sugestiones, fraudas, y engaños, y hasta de los medios de hecho, abusando de nuestra buena fe y confian- ia. Sí el entrometerse cu asuntos ágenos, é incompetentes W una ofensa, ¿ quánta iniquidad será emplear la fuerza, para conseguir dcngriios depravados? Testigos de su ic- ^TK.ad son las órdenes , y decretos del Duque de B:rey «utts, y después d« su ¡áraátidwa de Regente: la ocu-«§ Ij. <2«'« un Aunque Jos atributos cíe Ja Soberanía, y ]a .Príncip; funciones del. Principe son .objetos riel Dtrech á Sobcra público , daré aqui una idea general de sus obl no' gaciones y derechos, según Jos preceptos del é gentes. La Soberanía es aquella- autoridad pú- blica , que manda y ordena lo que conviene í Ja Sociedad civil, y lo que el ciudadano debe executar. Esta autoridad pertenece originariamen- te al cuerpo de Ja Nación, á la qual cada miembro se ha sometido, y cedido si:s derechos -peculiares. Como Jos hombres no forman las So -ciedades políticas, ni se sujetan á sus ley.s ú no por su próprio provecho y ventaja, se dedu- ce , que la Soberana autoridad se ha instituido para el bien corjiun.^ Tan sublime verdad no pue- de desterrarse sino por la ridicula* y odiosa adu- lación. Es, pues, consiguiente , que un buen Prín- •cipe , un Soberano recto no debe buscar su par- ticular beneficio , ni proponerse su satisfacción personal en la dirección de los Pueblos, (*) ■ lit___B»_u-—i—lü_____J---i-J.-i.iii_------J—!—ussss\ i '* pación de los Castillos , y guarniciones; la invasión de Vi? Ciiya , Navarra, Camila, Cataluña y Andaluza: y en inj ! tiemblo al proferirlo ! la sangre de los Madrileños der- xauriaa en a. de Mayo, el estrago , el piilage , hs con- tribuciones y los uhrages con cjue los ha vexado la mi- nia , y la concusión. (*) NÓTA 9. Es un espectáculo digno de admiración, y de alabanza ver frecuentemente al Rey de IngLurra dar cuenta á su Parlunemo de sus principales operaciones: ase- .gurar a este Cuerpo representante de la Nación , que M -deseo no es otro, que la gloria y felicidad del Estado: y re ulir afeetuosas gracias á to los los que concurren con í á un sal álables mtjutos. El Monarca que tiene este leu- XI. § »4* Al conferir la Sociedad su Soberanía entrega Carácter u entendimiento y voluntad J transmite sus obli- rffrtt*JZ ,u . , . *' 1 • 1 tattv '-leí ¡aciones y derechos en quanto es relativo al gOn stbtrontk 3 iüije, y por sus operaciones acredita la sinceridad cié su coraion, es únicamente grande delante de los bábios. Pof «¿gracia una criminal , y vil lisonja lia borrado estas sa- Ul máximas cu la mayor parte deles Rey nos. Los débi- les Cortesano* persuaden íin trabajo á un Príncipe crgu- ikfo, i,ue la ÍSacion se ha hecho para el, y que el no tf fceého para la JNación. Desde entonces mira á sus Esta- fa como patrimonio suyo, y á los vasallos como bestia* ce labor, que deben servir para aumentar sus riquezas, y ¿e que puede disponer para alagar sus placeres y apeti- u< De aquí dimanan las guerras injustas , y funestas, que promueven la ambición, el aborrecimiento, la venganza, ó tJ capricho: de aquí las gabelas insoportables, cuyo pro- ducto se disipa por el luxo : de aquí las mercedes , y los (■pieos importantes dedicados á la venalidad de un Priva- do: de aquí el desprecio del mc¡ho verdadero, y de quan- to no interesa directamente al Soberano, j Es esta acaso la UKoeidad constituida para el bien publico ? Algur.cs Escritores han dicho que las virtudes del Prin- cipe deben ser distintas de las de los particulares; pero se- ejaute Política es superficial, c inexacta. La bondad, la «justad , la gratitud y demás prendas morales son tan apre- ciabas en e¿ Solio como en el suelo. Un Rey prudente no st entrega á sus impresiones sin discernimiento : quando obre en nombre del Estado , no ha de escuchar mas que á h justicia, y la razón.- ha de templar la bondad con dis- trecion; ha de dar á la amistad sus favores familiares, y ttretos : ha do extender su gratitud a los servicios : y ha fc distribuir los cargos como premio y recompensa sin «cordaise de sus pasiones-. Luii XII. que supo distinguir 'os caracteres de uu Monarca, dixo muy á propósito : 1 El Rey de Francia no venza los agravios hechos al Duque * Orlcans « 6 6 Comparemos ahora la conducta del Emperador de lo* "ancusa con estos excelentes principios. . La Francia, laXíí. blcrftO del Estado, y ai exerctelo de Ja pública autoridad. El Soberano recibe la investidura de representante de aquella persona moral, qUe sin dexar di existir, no obra yá sino en el mis- mo, y por su meJio. No se piense, que asi se envilece ó abate la dignidad de los Monarcas • nada, la realza con mas cxplenJor , respecto i que reúnen toda la magestad del Cuerpo entero de la Nación. Depositarios del imperio y del po. der deben como Padres tiernos, como fieles E;j- nomos, como íntegros Administradores velar so- bre el Estado, cuidar de conservarlo, pereceo- narlo, mejorarlo, y garantirlo de quanto amena* ce á su iioertad, seguridad y felicidad: deben respetar y mantener las Leyes fundamentales, que son el pían sobre que la Nación trabaja, y cu- ya execucion les ha cometí Jo: deben seguirlas como reglas inviolables, porque en el instante que se distraigan de ellas serán injustas sus ór- denes. Donde reyna la arbitrariedad, todo es incierto, violento y propenso á sediciones. (*) Europa, el Miado calero han visto que todo* sus proyec- tos , sus batallas , sus conquistas no son por el Ínteres ti- la Nación que rige, sino por su engrandecimiento, y el de sut deudos y Parientes , comprando con la sangre de su> subditos, Rcvnos , Estados , y Territorios, que no pac Je conservar, y enervan sus proprias tuerzas. ¡ Quan copiosísi- mo fruto habría sacado, y sa«aria para sus Pueblos, íi una lícita y fina Política lo aminasc ! Pero esto no es ¿4 uii asunto. (*) NOTA 10. Luis XIV. uno de los Principes mas absoluto» que la Europa rió en el Trono, decía: » Q lC " » Soberano csti sugeto á las leyes ds su Estad) , y :» piuposi:¡oa es una virdad del derecho di %¿ ttts ~j i> gu:.ia vez por la *Íf¡wi¡a\ ¡ piro que ¡os bueim yin. S Si la autoridad Suprema, y la elección délo*/«jue- gue Ja ha de exercer , pertenece originariamen- cesión á la " < i »r i i-i Manar- te a la Nación, es claro, que también le com- T¡j pete el derecho de constituirla hereditaria ó suc- cesiva , como lo contemple conveniente. Entre «tas dos clases hay mucha diferencia : la pri- mera es, la en que el Príncipe se designa ó nombra succesor según su voluntad, á semejan- za de los particulares , quando pueden disponer libremente de sus bienes : la segunda es, aquella en que se succede forzosamente con arreglo á la voluntad del Estado , explicada en sus leyes fun- damentales , sin que quede recurso al poseedor fara alterarlas. Sola la Nación es quien las pue- de variar por el bien público, pues la justicia exige, que procure su beneficio y su salud: Sa- ius Popu//s Suprema /ex; Esto es conforme á un principio natural, porque los pueblos no se atan *¡a han defendido siempre coinv a su Diosa tutelar.,f El Gobierno Francés la insulta con insolencia ; pues quan- ¿o por palabras capciosas ofrece á España la conservación «le sus leyes, comienza por derribarlas, y constriñe á Cárlos, J á Fernando á que las quebranten en sus respectivas abdi- «cioues, aboliendo la Succesion , y edificando sobre sus ves- ngios, ó escombros la usurpación de la Corona. ¡Notable antinomia de Estatutos ! ¡ Escandalosa oposición del cons- titucional del Rcyuo , que transpas?. el cetro de mano en «no en Ja familia reynantc por un orden succesivo , con ■ creado en las renuncias referidas, que lo entregan á un txtrar.gcro advenedizo! ¡ Delínqueme contrariedad cntie la Pttaesa de Napoleón y sus efectos ! La violencia podrá dis- ipar á nuestros Reyes; pero no cabe escuta en la it.fidc-» '■caá de Eonaparte. • •XIV. con los vínculos de sociedad , sino para sus mi. y ores ventajas. (*) . S W De Uu re- Falsamente se atribuye á los Príncipes un de- nunciuj. recho de propiedad sobre la Soberanía, persua- diéndoles á que pueden cederla ó renunciarla. La Corona no es patrimonio del Monarca, ni d Keyno herencia suya, como lo son Jos campos, las haciencLs y los ganados , que compra su dinero. Nadie se habría atrevido á espar- cir, en un siglo ilustrado, máxima tan injuriosa á la humanidad, si no se contase con apoyos mas fuertes que la razón, y la justicia. La Nación sola es Ja que puede renunciar ó apro- bar las abdicaciones, para que sean válidas y firmes: tod is las. que se hagan sin su concurren- cia ó ratificación, son nulas. El derecho de ex- (*) NOTA 11. La Succesiuu lineal, y varo.ul te esta- bleció c;i Francia por la ley llamada Sálica. En Stftma tt instituyó por el orden de pr:mogc lituia desde el ticnpo de los Godos, según unos Historiadores , y según otros des- de el Restaurador Peluyo. Felipe V. y el Reyuo en Cant la sancionaron como de rigorosa agnación en 10. de Mayo de 1713, por lo que es ya una ley fundamental. El Gobicn.o Francas la ha derogado , y arrebata la Co- rona de la cabeza de Femando Vil. hijo legítimo y Suco* sor de Cárljs IV. extinguiendo al mismo tiempo toda la Dinastía de los Barbones sin mas autoridad, que su antOK, ni mas título, que la violenta cesión del Rey Padre, y ta dimisiones de nuestro adorado Monarca, su hermano, V tio. Aun quando estos actos no fuesen insubsistente* Pl>r los defectos insanables que los anulan , quedan todavía (■ Europa muchos descendientes, y aguados de la Osa de n"- bon con derecho á reclamar, y vive aua la lealtad, de lo» Españoles, y su zelo por la observancia de la Constitución del ¿suda, y por íx COflMfWCiOa d¿ su libertad. XV. chiir á unn persona ó linca corresponde única- mente al Estado, porque la succesion , el urden dj ella, sus grados y llamamientos son, corno se ha dL'ho, ley fundamental, y no propriedad de la familia que reyn 1. De este principio lumi- noso é inmutable se deriva toda la doctriin de Jas renuncias. Las que la Nación exige ó con- firma va'cn, y no otras : las que no autoriza n.) son sinalfasmáticas, no obligan mas que al Príncipe que las hace , y no perjudican á su posteridad. (*) (*) NOTA 12. En Inglaterra se excluye üe la Succe-. ¡¡oh á los Católicos Romanos: En Rusia; al que posee otra Monarquía: En Portugal, á iodo extrangero, aunque le corresponda por derecho de ,s.mgre. Si en España cstau prohibidos los cargos, dignidades y baeficioi Eclesiásticos á los que no son naturales del Rev- eo , y ni aun se les permite que comercien, y emigren á l.ti Indias j con quinta pocioridad de razón se les negará la Soberanía, y posesión de la Corona? ¿Qué efecto surti- rán las cesiones de Curios IV. de Fernando Vil. de su her- mano, y tío en favor del exterraneo Napo'eon tra-ismitie.i- dolc el Señorío de ambos emisferios con perjuicio de sn l'.i- nua descendencia , y Parientes : de los derechos ota* s 1- grados del Estado: y de las leyes constitucionales, que no han podido revocar? Ni ia Nación lo ha querido, ni lo quiere, ni lo autoriza, ni lo consentirá jamas. Pero no son .estos solos los vicios de que adolecen aque- llas abdicaciones. El título que Napoleón alega para sn pre- tcnsión al cetro de las Empañas es tan nulo como los an- tecedentes en que lo funda. Lo fué la protesta de Carlos su. fecha en Aranjucz ai. de Marzo contra la renuncia, qua en 19. del mismo habia hOcho motu proprio, y con absolu- ta libertad en su hijo Ferrando, por que la intermisión de 'res días confirmó el acto que reclamaba, y lo caracterizó d« deliberado, y reflexivo el no haberlo contradicho en aquel espacio , suficiente para que desalojadas las primeras im- presiones que infunde el miedo, ó la violencia, se despeje el ''Hendimiento , y guie á la voluntad : por que el Rey Pa- dre vió y toleró con paciencia sin oposición, ó repugnan- cia el gobierno de su hijo mas de un mes: por que sicn^XVI. Eió,\hn J-05 descendientes de la familia reynnnte p0f d: face.*- se notorisse inmediatamente ¿ Fernandj, como interesado, de cuyo daño s; trataba , la ignoró hasta os, y entre los aplausos de su Pueblo, que sentia su ausencia divulgada , y no clamaba mas que la muerte de un traidor, se clasifica de insubsistente , y cohibida : ¿ que cpi- tectos convendrán á las cesiones del mismo Carlos en Ba- yona, y de Fzrnaado en Burdeos en el recinto de una ptt" ¿ion, al lado do su enemigo, y en la física y moral vio- lencia, que padecieron^ y padecen i xvir. ¿] serian cas? inevitables á cada mutación. Nada. $e habria adelantado en tan saludable y exce- lente establecimiento, si á la muerte del Rey- fuera lícito examinar la capacidad de su here- ciero antes de reconocerlo, j Qué puerta se abri- ría á los usurpadores, y mal contentes I Esta* inconvenientes los remueve el orden cíe succesion, #gun el qual basta ser hijo del Soberano, y estar vivo ( hecho positivo en que no cabe dis- puta ) para tener un derecho tan conocido al Trono, que no pueda negársele sin evidente in- justicia , en vez de que no se encuentra regla fixa, para discernir la aptitud ó ineptitud del succesor. Tanto mas robustas son estas reflexio- nes, quanto por la misma ley fundamenta] pue- de el Reyno suplir á la incapacidad del Prín- cipe, nombrándole Regente , como se practica en los casos de menor edad. (*) Í4t) NOl'A 13. Es el mayor desacato contra una Nación despojarla de estas privativas regalías , e invertir el orden ■ suceder. Lo ha cometido el Gobierno Francés derrocando las leyes institucionales de España , y arrojando del Trono á Fer- iando VIL su Soberano, hijo legitimo, c inmediato .succe- sor de Carlos IV. Pretexta incapacidad en aquel joven , de- bilidad en su Padre , inercia en sus antecesores *hasta Car- wr. y Felipe II. ( Así se explica el infame diario de Ma- na de ic. de Mayo impreso baxo los auspicios del uns- que empezó á governar por Carlos IV. El deshonrar- Iu lúe el primer paso de su gratitud , y de su autoridad Pecaría en correspondencia a las afectuosas expresiones cou- '«aidas en la Carta de su nombramiento. • Acaso porque Napoleón engreído en sus talentos se «" temple con los necesarios á regir el Universo podra do- iiiir ¿ Jas estrellas, influir en la organización de sus suc- ■ T^j1 > y asegurar , que todos serán dotados oe I3 propria "Joilidad ? La experiencia demuestra continúamete , tjée laXVIII La t¡*. § jQ9 ¡7JL''*¿ Si sobre la sucesión fe suscitan controver- i^twjtif,, si.is, gola la Nación es el juez que puede d». *U« 4(3 tój Cuftrla* Es cierto que los Soberanos no reco- qui ^pj-nizen SiipLTior sobre la tierra; mas no por eso ran A la__[______._____ Loro.ia. iialura|cia Cipnchosa , q misteriosa e.i sus producciones no guarda igualdad entre el fruto , y ll semilla ; y que mu- chas veeCi el estúpido engendra hijos i igeuíosos , y al.,,, trario. A densa de esto : ¿ quien le ha dado facultad pa- ra eiitroin.terse á corregir defectos , cuya enmienda no le incumbe i A un si le compitiera | qóe pruebas seíiahra de la ínbecilidad dé F. rnmJ) < Ni;i nombró á su muger por suc^esora huviera querido 6omcicr su itnpjrio al Gran Señor , ó í otra Potencia vecina no lo hibrian sufrido los Rusos , ni im¿>uiadose su justa resistencia á revolución , ó rebeldía. En toda Eu.o¿>a hay Estado ex- XXI. § so. El amor ¿. la Patria es natural á todo hom- tutor bre. El Supremo Criador cuidó de inclinarlo porí>',t,!í na especie de ¡nitinto al lugar de su nac'n.ien- n, y le infundió extremo afecto á Ja Sociedad, de que es miembro, y á que está tan íntima- mente unido. Sin embargo hay causas, que por desgracia destruyen ó debilitan e5ta impresión ín- tetat la injusticia, la aspereza del Gobierno, y otros varios accidentes la borran del corazón. > Cómo se ha de dedicar á la prosperidad de $u país, quien ve que en él todo conspira á la Opulencia de uno solo? Donde la gloria y la felicidad de la Patria es el único móvil de las operaciones de todos, todos se esmeran en ella. t„v.sü, y populoso cnagei.auk. ^ilgunos Principados peque- fus »e han mirado como tales , porque no eran verdaderos ¿>"b'.-ranos : dependían de otros con mas , ó menos libertad, y los Dueños traficaban sus derechos sobre aquellos terrno- r.os sin substraerlos de su antigua dependencia. La Monarquía Española , que a ninguna cede en dig- nidad , y grandeza , es tnenagcnablc por constitución , y de consiguiente no puede pasar al dominio de un cstraño. Com- binados estos principias del derecho de gei.tcs con las lejes fundamentales del Reyno convencen la notoria nulidad de Ja cesión de Curios IV. y de las renuncias de Fernando , de *u hermano , y de su tio en Napoleón I. No solo las resis- tí la naturaleza del Estado , y el consentimiento de li Na- ción , si r.o que esta se opor.e , y tema las armas para de- fender.ve. ; Que causa mas Santa paia la Gucira contra 1 Gobierno Fro,.ces., que las sostiene ! > Merecerá el nombre «c rebelión el ii.rvimiento general de las Provincias , y Puc- kios paia facudir un yugo, que sobre ser curisimo , les prepara su ruina i ¡ Son quizá los Españoles al^un icLaáo *e cvcjMj que ¿e deM, se vendo- , se kgt, o te jim.uia,xxn. El gran secreto de dar á las virtudes de los particulares una vuelta, que sea ventajosa al Estado, es inspirar á sus individuos el amor pa triótico, premiando el ingenio y los servicios con proporción á Jos méritos. Entonces cada qual se esforzará, y ayudará á la utilidad común; pero para lograr este fin* es menester, que el Gobierno proporcione por su moderación los me- dios oportunos 5 distribuyendo los cargos y les empleos á la probidad, al talento, al valor 4 y no al soborno, ni al empeño. El amor del Ciudadano á la Patria es consecuencia precisa del natural amor de sí mismo, pues su proprio bien consiste en el de aquella. Tales sentimien- tos resultan del pacto social con el Estado: no le servirá con zelo y fidelidad , si verdadera- mente no lo ama. Siendo esta una obligación, tan estrecha , es delito detestable hacerle daño, ó no contribuir á su socorro , quando está en necesidad. No se ven traidores, si no entre los hombres únicamente sensibles al vil interés, y aborrecedores de los demás: por eso los abomi- na el mundo como á los mas infames mal dos (*) ( * ) NOTA 16. Acordémonos de los Ronutnos en los hermosos dias de su República y contemplemos á los Suizos poco hace , y á los Ingleses al presente. La feliz disposi- ción de estas Naciones la« elevó á la gloria, y esplendor, que obtuvieron. Imitémoslas , y pues España se ha distinguido siempre por su amor patriótico , y por su lealtad á sus Sobera- nos no desluzcamos timbres tan apreciablcs , y apresurémo- nos á defender nuestra propna libertad , y restituir i F>'r~ nanio ia que ha perdido. XXIII. $21. Uno de los objetos de la Sociedad política La Na. c$ defenderse, reuniendo sus fuerzas, contra to- *4f do insulto ó violencia. Si no está en estado de J'"'t,fiCi"'- u" , se contra fortificarse, no subsistirá mucho tiempo: debe ,<„>• atA, buscar y apurar los medios de contener y ven- gn«J ¿xte- cer al enemigo injusto, porque es una obliga- norct- cion importante á su perfección y conservación: no ha de omitir cosa alguna para conseguirlo; bien entendido que nunca será suficiente la mul- titud: es menester espíritu y disciplina, sin lo qual no se repele á un invasor aguerrido. La fuerza del Estado no consiste en el número de combatientes y si no en las qualidades militares de los ciudadanos: el valor, aquella virtud he- roica, que por salvar á la Patria desafia los pe- ligros , es ei mas firme escudo de la Nación: la hace formidable, y á veces la escusa hasta el trabajo de defenderse. (*) ( * ) NOTA 17. El luego, que animaba en otros tiempo* á la nobleza Francesa la hacia volar á los com- bates , y derramar alegremente su sangre en los campos del honor. Los Tngleses intrépidos , y generosos son tigres en las batallas. Los Suizos siempre prontos a abrazar pro- posiciones pacificas en negocios leves desechaban con fírme- la toda idea de composición en los que su libertad vacilaba. Les Españoles fueron, y serán siempre temidos aun de tquellos, que se jactan de guerreros. Es, pues, preciso, que peleando ahora por su sacrosanta Religión , por su Pa- tria , por su Rey, y por si proprios hagan prodigios de valor, y regresen vencedores. Las armas que se les oponen son la astucia , la mentira , y el engaño : el extreito con- trario no lucha ni por su gloria, ni por su interés: lidia por el de un particular, que lo conduce con cadenas, y atado á las tulas de caballos: hambriento, desnudo, sin mas «lario que la esperanza del pillage, y del saqueo camina * teñir con su sangre la purpura , que su tirana ambiciona-XXIV. § 22. ÉMwr J: Es c! mayor conflicto do un Reyno 'consid*. ^'"rar Jejos de sí á su Soberano, prisionero, 6 dVsutÁ.. cautelosa mente detenida Este involuntario abaa- é-p-estúcndono d¿ su Príncipe es el desconsuelo mas grait ""S0, de é incomparable: huérfano suspira por su Pa- dre: redima los derechos de la justicia: alien- ta sus quexas, llora, se enfurece; mas nada lo- gra. Desesperado entonces reconcentra todas sus íuerzis: se alista para exigir con ellas lo que la razón no alcanza: sacrifica lo mis precio-,,: aventura todi su fortuna: y jéhtattdosé en mi- sa emprende imposibles, á que lo arrastra su do- lor. En situación tan lastimosa, puede impetrar el auxilio de otra Poterici i, para con él ven- gar el insulto, y la opresión (*) i - j a__■ ■ >■.......ni', ■■■ —; . ______Mi*. ____L*1 g»a ( * ) NOTA 13. Qaando Luis XIW. amenazó á la- Pf viñetas Unidas se formó una liga poderosa en favor de ¿sus: fc'.n el sitio de Ftcna el valiente Sobi¿:ki Rey de Po;o/»;>* fin el libertador de la C.»í cu 1352. se acogió á la protección del Duque dt Austria: La Ciudad de Z.n-ich se vi> en igual caso un año ante* , c im- ploró la de Carias V. Gcfe d¿l imperio contra sus ciuJaia- n os rebeldes. E¡paña en las circunstmeias actuales no necesita de^oíf* Nación para satisfacerse do el agracio, que le hace d GM- nrtc Fta.icts: ella sola bista al castigo de su osadía» J ta el grito de todas lis Provincias se oyó la \o-. uuani.ae del Reino, y su determinación en el momento que supo U cesión de Carlos W. i favor de BonabarU'. ha jurado perecer prime- ro , que someterse a la crueldad de su gobierno , y in- fiel asa ftdoradá Ftrn^ndaVli. [Plegué á Dios, que ouv proi- «o escuche nuestros eari&Otof atc^.os : descanse en los órl- eos de sus hijos: y advierta en sus rostros las rcl, i-*3* ■ Ja congoxa con que los atormenta sj auacacial XXV, S 23. La naturaleza y esencia del hombre incapazoM^,.,-^ de vivir sin socorro ageno nos arguye, qrje fué»** mu- ciado para estar en Sociedad, y para afanarse t,M' íl* por su existencia y conservación, y por la de j£* auJ" ju Estado. El derecho natural le ordena , que ¡odas las atenciones, que debe á si proprio, las comunique También á sus semejantes. De aquí es, que pues el derecho de gentes no es otra cosa, que la oportuna aplicación de aquella ley á Jas Naciones, cada qual de estas debe á otra, lo que un hombre á otro hombre. Tal es el pre- cepto eterno de la naturaleza, y tal la recta f fina política. § 24. Aunque una Nació 1 está obligada á contri- jv7„g«n« Wl á la perfección de las demás, no por esoIVíic*oti nene derecho á hacer con la fuerza, que reci-PMff'/e ta su protección y sus socorros: compelerla se- W violar la libertad natural. Para estrechar i la fuerza' a'guno á que acepte un beneficio, es precisoá Ó* rc~ autoridad sobre él; y las naciones son absolu-^,' * f" la mi t t V *• -r-k protección emente libres e independientes. De otra suerte jJMÍ an*¡* * franquearían sendas á los accesos del enlu-''<"« susmo y fanatismo, y se proporcionarían nud- Ijplicadüs pretextos á qualquier Príncipe ambi- cioso. (*) • (*) NOfA 19. Mahoma y sus suecesores robaron, T fujctaron el Asia só color de vengar la unidad de Dios fudids '• todos los que ellos llamaban Asociadles eran vt.c- •■■ de su hipócrita arrebatamiento, r conxxvi. Ddrci- No es posible que las Naciones cumplan sus Troco mutuos deberes sin amarse: todos Jos oficios ¿?f5ira>qoe se presten han de ser hijos de la afección, ne*. y han de llevar impreso el carácter del amor, y sincera amistad. Si asi íbera florecería en to- das la concordia y el sosiego ; pero el Ínteres presente y directo es el que por lo ordinario incita a las mas sabias y prudentes. ¡ Ojalá que A imitación de estos barbaros , au;ique baxo diverjo pretexto, y ' empezando por hollar al verdadero Dios, uno, y trino , intenta 'el Govierno Franca alzarse con la tifa- ña , siquear los pueblos , á quienes es deudor de toda 5u exáltacion , y destronar sus Monarcas: Eran los que resti- bau a sus infames asechanzas , pues parece que vá á fun- dar una nueva Secta de Anti-Reyes. Solo la Tnglaterra ha conocido bien los sentimientos del Emperad >r de los Franceses , y previo desde el principio pus designios. Ayudada de su situación loca! ha sabido , y podido preservarse del contagio derramado en el Conti- nente, y en la Europa. Al fin , aunque algo tarde, N ha desengañado España de que las ideas de aquel genio díscolo , y altivo siempre fueron insidiosas , y de que sn Política maquiavélica conspiraba á enbelesarla cón palabra! de amistad , quaudo sembraba desventuras. Todo el ruido de las cadenas , que se formaban pira su cautiverio, I opresión ha sido necesario á despertarla del sopor, y le- targo en que- yacia. Pero aun es iLmpo , Españoles, uc reparar el daño con escarmiento de su autor. Decid coa Cicerón : Natía es tan conforme á la r.aiuraieia , tm CSfti de dar una satisfacción real, y v ; d.id-ra , u.a complaci- da gloriosa , como tmfrtnder á cxeir.plod: Hercules, los tra- bajos mas penosos por la conservación , por la libertad, pr el beucfieio preprio , y de tfdmi ¡as Naciones. Creedme. J animaos: las que gimen hasta ahora, y se vén *™*a*u" das por el huperio Frai.c, esper n , que , derribando r£ «otros este fragilísimo Coloso, UiSÍa reaunidas, y *aivau • XXVII. erro resorte noble y generoso moviera á los G t- kinefesl Entonces se olvidaría hasta el nombre de la guerra» y gozaríamos de una paz inalte- rable y perpetua. Si es notorio, que para cor- responder los hombres á ios designios de la na- turbieza, y cumplir con los deberes, que ella impone, se h.m de amar unos á otros ¿se du- t'jrk que Ls Naciones entre sí tieatn la misma obligación I (*) Toda Mapiqa ó Estado Soberano é indepen- Digmláti diente ni rece consideración y respeto por la.de las Na- alta figura que hace en la Sociedad universal,'0"^' vjoc no conoce sobre sí otro poder en Ja tierra, y es un conjunto ó asamblea de hombres mu- cho mas di^ni, sin duda, que uno solo. Asi es, que las Naciones y sus Principes t.síán al mis- mo tiempo en la obligación y en el derecho de manrener esta excelsa dignidad, como una cosa 5 La cmsuia Fraiid.i, esto es , Ja. parte mm , y juiciosa de ese grande c ilustre Reino desea con ansia se le ex- tratga de su horrorosa servidumbre. Avergonzada de haver- *e entregado á un Gobierao falaz y seductor antla intenor- Bieate por desprenderse del Jeroboaa , dei Zamlri que la desacredita, y afea su reputación. El Mundo aguarda ¡ O España ! tus primeras victorias para levantarse contra el •neinigo couiun : yá lias empezado á tenerlas, porque te asiste el Dios de las venganzas , y cí que picside , y juz- ga á los Dioses de la tierra : Ja Esquaura de Lo na pane se ha rendido á discreción : fot trozes de su exercito re- parado ó desertan , ó teri presa* del tuyo , o i.an «spira- co á 'us mai,< f, ó piden capitular. v_orre, y no deíumycs. ( * ) NOTA ao. El Gobierno Francés ha comttuio comía Espai.a la u.as dciesubie alevosía. Abvitccieuuoia ,XXVIII. ' ¡mportantíslajíi a su seguridad y quietud. (*) Dir¿c?L>35 O;ioso seria que la naturaleza prescribiese í ¿ 7 los ho'nbres / á las Nación s su conservación wUt'tyyf perfecto*, si no les diera derecho para ext. á¿ fúkr gí» quanto ternina á hacer este precepto i't;(, r^aouw-.Éi derecho no es otra cosa, que una fácula 1 ni'ril de obrar: quiero decir, de practicar t aquello, que moramente es posible, bueno., y Cóaibrme á nuestros deoeres, ó necesario A su cumplimento. Luego la Nación tiene derecho da precaverse, y resistir toda lesión, que es Jo que se líam.j. derecho de seguridad. Lo tiene tara* bi-n por Igúai ra^on p ira rechazar el nial que la amenaza, y oponer Ja iberza, y todos Jos medios lícitos contra la que intente ofenderla, ó actualmente la oíL-ndi , prevenir sus maquini- cion.s, y «it icaria. Si el daaj , el agravio, 6 perjuicio se le ha causado, cieñe 3 por conso- cuen:ia, derecho para pedir una completa repa- ración, sin que en todo esto pueda, la que da ---Hl 11 1 III la i.aengaitado, cou palabras :radlr, no me .deten- Una en maldecirla con el anatema, que ha compren-nardo i ios temerarios, y pertinaces /{;!>rejs.: execrados del Üni- ve.-to , irMatfei por el Munio , siu residencia fixa , nt gw* MCPitiO C >UOeido. (*) NOTA ■!. La digiidad de la Nacioa Eipióv- XXIX. jrr:*vo A «emejántrs medidas, acusar si no í en propia injusticia. {*) 5 *«8 La Nación es Ja que ha confiado al Sobe- VbtgéM tino el imperio, y el encargo exclusive de-que fí?*1^ U gobierne: es pues la única directamente iniC'¿j~s.: fue» rosada en el modo con que usa. de su poder. « la oos* A ella sola, y no á otra Potencia alguna ex- + trangera competo el conocimiento de Ja conduc- ta del Príncipe. Si extorciendo Jas Jeyes funda- mentales del Estado da á sus Pueblos justo mo- tivo de quexas , y no cede á. sus reverentes re- presentaciones, podrá permitirse á otro Soberano, Ii, y u de sj acbwrai.o se halla ultrajada por el ¿tapera' iir d$ ios Franceses. jfel se ha adjudicado la facultad de jm amuelar sobre su suerte , y llevado á si nuesros Frece» rej, y personas de elevada gerarquia : lia roto las insti- tüciüiies primarias del Estado : le impide que delibere en Cortes sobre sus propnos negocios , y llama al rededor suyo los delegados de las Provincias, Ciudades , y Cuer- pos del Re)i;o para que de grado , ó por fuerza , coa promesas, ó cotnmiuaeiones condesciendati á sus caprichos. ( * ) NOTA. 22. } De que manera reparará el Go- kirmo' Francés los de ¿rimemos , que ha causado á hspañ* turbando su quietud , y poniéndola en convulsión ? j Cotn» subsanará los enormísimos daños , que tememos , si las Co- loreas ultramarinas se separan de la Metrópoli precipitan- cose á su independencia con ks primeras noticias de . esto* korrendoa sucesos , y prefiriendo su libertad á la sugecion de un Cetro de hierro, bárbaro , y sanguinario i Posible es, ¡y ojalá! que confiadas las Amcricas en el vigor, y euer- gta del Continente hayan cíperado , ó espeten las resuhas antes de escojer aquel desesperado partido. Asi cs.de cre- er, y de pensar de su fidelidad, y del comento con que- suven á un. Rey afable, benigno, piadeso , y humauo. rtrt si. por desventura el espameto quiuio u»¿ i* mudaa»XXX. que MÉütffÜ á la Nación oprimida, sí esta (« pide su asistencia, y nj <1j otra suerte. (*) $ *9- Dtlamu p*r0 si á pretexto de apagar Jas turbulencias m9' y disgustos interiores de un Reyno fuera lícita al Príncipe vecino mezclarse en sus negocios, se canonizarían muy odiosas maniobras, y se provocaría la revolución de los vasallos, que obedecen á su Soberano, aunque se sientan de su gobierno. Aun los oficios de amistad son en este punto arriesgados , si no antecede interpela- ción formal de pirte de los quexosos. ¡ Tan es- crupulosi es en li miteria presente la observan- cia de los preceptos del derecho de gentes in- furtí, y tan delicad 1 l i lioertad; iwJg.pewlCT* ci.i, y Señorío part cu? ir di 1 *s Ntc'on.'s! To- c us ellas convienen en la certeza de estíos ájdo- mas. (**) •"- • ttm 1 '—i 1 - - *. jj—i_m~-« . . ..um» -j. a;— «---------u xa , y el ífisic aspecto Je u ía vi a.ie-a lufcUci í .ti las ame- ¿rr-tta- ■ como reparará, vuelvo á decir, ci Qibierño i su csie Ú0)tklt(i ittKXSCCÚdó&Li 1 ;;an á él' mismo ! (*) NOTA 23. La Nación Inglesa se qacxaba coa. razou tic J t -oi>o /I. Los grandes¿ Jos mejores Patriotas r*- stieltos a reireuar al Mo.iarea , cuyo animo era destruir h Coostitujioa , ajar la libcr.ai publica , y la Rdífion . ocurrieron aí amparo de Ls Prov:n:ias U'tidu:. Los Protés- tenles de A'^m.%nia vinieron al socorro de Jos reformados de Francta á instancia saya. Esta minina Nación en áqu*l tiem- po asjsti6 a los Pais.s Bajos sublevados contra Eipaña sin pretender que á sus tropas se diese otro nombre , que el de auxilurcs. mc ios son bestias feroces ríe que es necesa- rio limpiar la tierra. Toia la anttg.ie.lad ha alabado a Hercules , porqu; quité del Muudo á un Ante* ¡ i un Bu- XXXI, .$■ 30. Nadie negará, que el robo es ün delito in- fama , y que á. ninguna persona 'se permite usur- par lo que es agenó. Esta ley, que la natura- leza dictó á los hombres, aplicada á las Nacio- nes un precepto del derecho de gentes nece- sario. Ni la aspereza del clima, ni la esterili- dad del terreno pronrio, ni tas riquezas y deli. cías imaginadas ó reaks en el extraño, y mu- cho menos el orgullo, la ambición y la avarU cia pueden justificar excesos tan enormes. (*) S 3i. No basta qne una Nación se abstenga de Ks prohi- bido ¡i it- na Na:ion apO!Í;r¿ir~ se (tf.Paii que .'..iÍj.'- f* otra. ¡iris , á un Dío~í:<1 'i, ¿ Q ul setá ej ¡J.-i-.i? :i quien el Uní;*erso- deba el e-t- t.-rmitito de s gu.(itíó ¡Nabuehoaocosor , q'-ic co i aílu- cias pieusi : úbj 1 ¡arlo', todo , y ser jurado como la Divi- ■ lad de los nombres? ; Qaál sea el brazo que salve Ja? ,'iJás , Do.ulc estará el MjÍj s, que ijcscatc tantos Reinos, tantas Rcpu- píieaf, y Estajos , que tiran del carro de este impío Fj- cuya ava;ijia destruye Ja tranquilidad délas Nació- lies, la creencia de ; as antepasados, la te de los tnatrimo- raoi, la virtud de Us mugeres , la educación de' ios-hi- m, el ciotiento de los Tronos y . . . ? ,1'ero que ós cscrjvi- r.-, Espáu'olcs , qac no esté en las patéticas-, y elegante* ProelaOinV, que habéis leído y leéis. ? Veo, que en vosotros prdnt'Sjtíca la iíjropa desde el Oriente á Occidente , desde « Noir'te'VÜ Medio di.a ?u salud, y el reftabJccimicnto de « reposo. En vuestro onzoute', en la Bélica , se\ha' des- c;ibicrto , y nace W Iris, que deshará la obscuridad, que «renatá las borrajeas , y anuncia la paz universal. Dexaos u>ndu:ir , y desterra -do teda competencia , toda emulación , la haya sir.o para obedecer , y para prestarse con do- cd'dad .1 bs d.í¡»<«Ítkr.es , y consejos de una ' Junta Su- l)r m-\, cj'uc Sin otre l'in qoe el bien común Jo hace todo M .ubic del Joven Fernanda Vil. para él, para* 'vosotros, ^iiada para si mfstna. ^ ' ' * (* ') NO J A 25. Los antiguos ñehetUos ¿isgustades Una Na- c ju no de- be entrar ar m a da en el í o - ritoru de otra.xxxn. usurpar el territorio de otra: debe también re*, petarlo, y omitir todo; aáto contrario á los de- rechos de su »Sohe«n'u Entra* -oon armas en su ptis es insultarla por que se atenta á « gegurid.id, se hieren Jas regalías de su imperio, y se da pábulo á'• Ja . desconfianza. Nada es ¿¡131 generalmente confesado por todos los Poebjkn como injuria , xjuc iei allanamiw'nto de sos limi- tes >■ ni qptoU0#fai Ser con mas razón castigado. Solo podrí tolerarse quando el Soberano, ó la Nación lo permita, ó se pacte expresamente. (*) ('*; .01111003 fiSJ IOfc30J(8.U '.'.?U ' í: , , Qiiliraú- por todos derechos son las promesas unadeu i\ ¿ y tratados ^iirTas^» pectiva el móvil de las opera .iones del E.nprtljr di ¡01 Franceses ; ni hiccr mas cornuda la existencia de sus * to- ditos estimula su venenante deseo de ocuparla. Es la am- bición , es la avaricia , es el latrocinio quien le a lima á extender el poder de un hombre solo sin c'o tsideracion al bien de la Nación. Lexos de aliviarla , y mejorarla 1* MP: via con impuestos , la empobrere con contribuciones, la des- puebla con alistaañeutos, y nunca satisface la hidrópica se¿ de oro , que lo debora , ni la insaciable hambre de. ava- sallar i todos los mortales. Si como los Helvético» se ▼ale de la fuerza , arrojémosle como Cesar , y vaya escarmenta- do al miserable lugit" donde vió la primer lux. ( * ) NOTA *<5. El Gobiern* Franca metió stw u*- xxxirr, «etído: de consiguiente no cumpliría están pal- pable injusticia como despojar á alguno de lo «ue es suyo. Las Naciones están ligadas á es- te deber natural para mantener el orden, y paz en su Sociedad. Los contratos, y estipulaciones imponen á los Estados, tanto como i Jos indi- viduos particulares, uní obligación perfecta, de que nice perfecta acción. Retraerse de lo trata- do es arrollar el derecho de gentes necesario, 6 interno (*) 5 33. RejpeqKt a que es un principio, que las^W"^»- Niciones tst' n obligadas á 1 muchas cosus con'',0" Tm relación a si mismas, a Jas otras, y á Ja So*¿, efedad íiumana , se infiere infaliblemente, que ha- ¿;.«*»*« sé- biendo Je mirar primero por su interés, deben*"fMe™ proporcionarse los medios de su conservación y'yuJX-J nsicp, y no consentir se le interrumpa. Si iwtjutau le quiere privar c!e algún derecho esencial: si PM e 1 España . olreciciJo. guardar utu exacta disciplina. *cbaa á ios bapúaates , q.uc no venia como enemigo, que i» cometerla violencia aigiiaa , y que haría conocer al Rey sus 1 -ío .es. Fia idcnos de estas engañosas palabras las reci- bíais , les franqueamos toda atención , y hospitalidad , y aguardábame su buena correspondencia ¿ Quai fuf esta ? Apoderarse de «arias Ciudades, y Fortalezas, lcbaiitar^c ■aatfa nosotros, bañarse en nuestra sai^te. ^ . í Me estic.- «ncieo al acornarme. ! (*) NOTA 27. Nada es tan gloriosa á un Principe, y a su Nación como la fama de la invio ble fidelidad á iL* palabra, Por esto olas que por s.t valor se. hicieron los ¿tizo,, respetables en la Europa, y iner eieio.i ser solicita- das de los mayores Monarcas para fTiqftaitiH h guardia de y' persona. El Parlamento de [,ts;, aíin a ba dad <\; pendas »eces grae¿a¿ 4 su Hcy por el zeio , y pu.nua: o^-rrv-au»XXXIV. un vr?cino .frmbtefoso . amc-u iza' su libertad: « profundo samet«rla¡ nq ha d« .detenerse ca b«$, eur satisfacción de; esta tnjiiru, sino updjj- ¿ su ralor,' aplicar todos sus esfuerzos, apuut sus últimas recursos, verter toda su sanare v aventurar ,qumto tcn^a y le pertenezca : í/r/a ¿i*, /«y..... nu¡ia>n sperarc salutem* (*) i. ¿* Vta^ #i**^' '• ■ - eUirochn La Sociedad no podría conservarse, si sms ti: to do; miembros no estuviesen obligados á servirla y httiuj.t-¿Q{'L,n¿_,rja< Su unión y concurrencia para el atn- iérvicivP**0 común, es una de Jas primeras ideas i!. titiritar. - < .t — i^— i M—jgJJ—»■ I" tJL—OLJ—el ■ i - Cía de su3 prumes.u. ¡ Terrible contriste con ios procedimiento* del (.-..'«'-rio francés ! ¡ Vergoiizos't comparación, que lo uübra de igi minia! £n toaos sas papeles ini.iisteriiie-s , cu io.las sin Gazetas ha publicado, y heeiip ostenacioa de su^ trui.iui con Epala, de la a.mstid imima , de la aha.iti deMmSiíl Naciones , poro e3tos eran narroticos para soporaria , j < prencnderla , quando- hallase la coyuntura adecuada. Co- barde , y sabedor de que no es fácil, que sns e\ ,;;r3Ua« victorias, que su* soldados ahuerados, qu." sas CJureituí numerosos intimiden au stros ánimos uos h* opuesto el dolo, y la perfidia para lograr io que con Ls ar.nas jauiis podría conseguir. Pero ¿ quien trató con el Gabin:te Francés en eitos.tiem- Í>os , que haya visto U execueion de sus pactos i Oiga.¡i* a Austria, la Prusia, la ¿iu.ia, la Ola ida , it Ui.wni.iru, las Ciula.les Anseática.; , y dciuaa Potencias coiitincutah'í: JOipalo la Etraria á cuyo Rey niño , y Reyna Maúre qu - to 1a Corona , y sacó de sus Estados con la alapiieña ufer ta de acomodarlos mejor ; mas lue^o que dispuso de M Sobera; a , el cumplimiento del tratado fue remitirlos i h e-asa de sus Padres , y aumentar coa ellos los prisionero* en Bayona. (*) NOTA 28 No es tn.-no:- la angustia eu qus »* XXXV. pli asociación política. El que está en edad y estado de tonar las armas, debe tomarlas luego que se le mande, si la patria está en peligro. En tan estrecha urgencia no ha de ha- ber excepción y sino para aquellos, que no son capaces de manejarlas, ó de sufrir las fatigas de ]a campaña como los viejos, los niños, y las niugeres, y aun estos se pueden emplear en un servicio pasivo. (*) 6 encuentra la España : se arma para defender su conserva non , su libertad , su Fe , su Rey , sus propnedades , y quinto es acreedor á su amor. Si la fortuna fuere contra- ria , consolémonos con que un pueblo libre, y generoso prefiere la muerte á la esclavitud. Digacnos como los Ma- uros : Peleemos por nuestras atinas , y nuestras leyes : Sa- memos á nuestro Pueblo del oprobrto , y lidiemos por el , y por nuestra Fe : Estemos preparados para luchar contra la ¡jlaciop que se ha propuesto perdernos y á nuestra Santa Reli- fm, pues mas val: morir en la batalla que ver la ruina de tMttra Patria t d: nuestros templos y altares. Muramos todos in U simplicidad den uestras costumbres , y hagamos testigos al Ciclo, y á la tierra desque el Gobierno Francés nos provoca mjustjmente : M-uramos en la virtnd , por nuestro Soberano, p»r nuestros Padres , hijos , mugeres , y hermanos , y no rikir- ihitemos nuestra gloria. No no« detengan obstáculos ligeros : todos Jos supera la constancia. No oigamos al temor : solo los pusilánimes rhelan, se embarazan en las resoluciones , y* no executan tn tiempo , y con prontitud. Las tropas, que vamos á combatir , ricnen divididas, alimentan entre si las facciones, J ojeriza., y apetecen medios de substraerse á la coacción,, la mentirá, las espías, los ofrecimientos , las inteligencias do- bles , y otros arbitrios de la misma especie son de los que hablo. Nada de esto consiente, ni aprueba el derecho de gentes necesario, por I ie lo resiste Ja conciencia de los mismos pue- blos y sus Príncipes: todos conecen interiormen- te, que semejantes medios son condenables. Se- ducir á nn vasallo para que revele Jos secre- tos ; á un Comándame para que entregue una plaza; á un General para que venda una pro-, vincia ó exército &c. es de tanta abominación, y tan opuesto á la pureza y justicia natural, que no hay quien se alabe de haberlo hecho, ó llegado por este rumbo á la victoria. El que Jo practica merece sufrir la pena de su mal- dad; y contra un enemigo de este carácter es permitido qualquiera exceso de las reglas seve- ras de la honestidad y decencia. (*) ( * ) NOTA 31. Los Ro:n.mos, maestros en el aru-d« la guerra, y cuyas máximas fueron regulnrmcute tan nobles seo-e lÓI de ruchos de ella, no aprobaban la sordidez de aque- llos medios. £1 Pueblo desprecio la victoria del Cónsul Ser- vil o Cepio sobre V'irtato, porque f ué comprada. El Gobierno Francés ha infringido este sublime precepto del derecho de gentes necesario c interno ; La cocciiado cc/n dádivas , con honores y promesas á muchos Generales de Provincia, para atraerlo* a su partido, siendo lo mas ridículo, que á todos, ó á varios de ellos ofreció en pre- mio una misma cosa , recomendando á cada qual el sigilo: no ha perdonado maquinación, doblez, perfidia, alevosía y engaño alguno | señales todas evidentes de vileza y co- bardía , y de qne sin semejantes recursos proditorios le imposible arrostrar á los Espineles. y sus Príncipes están en deber de socorrerse mu- Ae tite luamente, de vigilar en ¡su conservación, de/oííVaf Por la misma razón que todas las Naciones >dms* \tacio~ mantener Ja observancia de los preceptos del de- /a^ue'** rocho de gentes natural, y de hacerlos mirar maihecko- como inviolables y sagrados, están ,también en^^c^ derecho de- aliarse para reprimir al que ios des- ¿cran0 precie, se burle abiertamente de ellos, y no si- que falta ga otra ley que la de su arbitrariedad. Quancfo '*elc>ts(¿*£) llega á conocerse un Soberano inquieto, maléfi-'^Xwfco co, siempre pronto á dañar á Jos demás, y á de gente* promover disenciones en sus Rey nos , es induda- ble, que todos pueden, y aun diré mas, tienen obligación de reunirse para refrenarlo, para cas- tigarlo, y para borrar hasta su nombre, por que es un enemigo público, que caba los fun- damentos de las {Monarquías, y la seguridad de los demás. (*) WCWPA y¿. Tales íuorou ios efectos de la polí- tica , que M.tqui.iveh alaba en Ceiar Borgia¿ La' de Fcíi- f¡ //, tiey de Esp.irtj le ganó el enojo de la Europ3 en- tera , y quo Sniiqm el grande formase el designio de batir 4 una Potencia formidable por sus fuerzas, y mucho mas por sjs in xanas perniciosas. Kx-nexiouen ahora las Naciones, las Repúblicas , los Po- tentados y Ciudades del Universo sobre la enormísima ofen- •», que á todos ha hecho el Gobierno Francés insurgiendo cernirá Jos preceptos del derecho de gentes natural, y de- sando insegura la quietud del Orbe. Conozcan la exigeu- «»a de congregarse á combatir un enemigo común tan odio- y tan perverso j las unas para reintegrarse de sus dere- chos abolidos, de sus territorios desmembrados, de sus Re- yes fugitivos , presos, ó depuestos , y de su libertad perdi- * -! las otras por uo verse mañana cu igual lamentable si-XL. S.38. Condu* Mucha seria mi vanidad, si me empeñase en ñon- dar un tratado completo del derecho de gen- tes, que es materia tan vasta y abundante. So- lo he . puesto patente en este pequeño Compendia los mas principales preceptos del natural, nece- sario é interno, que las Naciones están obliga- das á observar: interesan recíprocamente á to- das, y deben hacer cumplir. Con Jas notas his- tóricas y políticas he procurado demostrar la palpable contravención del Gobierno Francés á unos principios tan generales. La comparación de su conducta con las leyes, que la naturale- za impone á los Príncipes jr a los pueblos, no puede dexar de convencer, que por sus crimi- nales é impios procedimientos es reo de la mas negra y abominable traición contra quantos Es- tados y Repúblicas hay en el Universo, y la tuacion hija de la infidelidad de un Soberano, que ni cum- ple lo que ofrece en los mas solemnes tratados de paz, ni entra en guerra con la decencia y generosidad debidas: cu- yas armas son la traición , la mentira y la perfidia : cuyos cxércitos se componen de esclavos infelices, forzados á pe- lear á veces contra su patria : cuyo objeto no es ensanchar los dominios de una Nación , que gobierna, bien á pesar de ella, sino de enriquecerse, y colocar á sus hermanos y. sequaces : y en fin cuya moral inpura y falsa, baxa y execrable ha cambiado el aspecto de la Europa , y pare- ciendo poco á sa ambición se dispone á trastornar la Asia, la Africa, y la América. Armense, pues, todas las Nacio- nes para rechazarlo , para reprimirlo, y para castigaría respecto á que de todas es el imeres, y la causa , contra todas se dirigen sus asechi it.is, y á todas quiere wficKV nar, ó ha íuíicipaado ei .veneno moriifcro de su Pseuno- fíiotofia , y ponzoñosos pensamientos. necesidad de que todos se congreguen para des- truirlo, vengándose los unos de los insultos re- cibidos, y precaviéndose los otros de los desas- tres i que les están amenazando. Este ha sido eí objeto: feliz yo si mi trabajo llega á ser útil á las gentes , que respetan la humanidad , y vene- ran la justicia: mas feliz aun, si sirve pará conmover y reunir á todas las Naciones contra el agresor de todas, contra.... Es menester inven- tar voces para significar los conceptos. Españsles, amados compatriotas: nuestro ino- cente y joven Rey, nuestro adorado Fernando, nuestro Padre, nuestro amigo nos fué arrebata- do, no del modo que nuestros abuelos en tiem- po de Carlos V. se apoderaron de Francisco I. sino como Sopor Rey de Persia hizo prisionero al Emperador Valeriano: pidióle una entrevista á que accedió de buena fe, quedando en ella víctima de la prodición , arrestado hasta la muerte. ¿ Y consentiremos nosotros que Fernan- do corra la suerte del confiado é incauto Vale- riano ? ¡ O imaginación quanto te martirizan los recelos ! Volemos, paisanos mios , á salvar la inesti- mable persona y vida de nuestro Rey: saquen- lo nuestros brazos de su alevoso cautiverio: aho- guen nuestros sollozos á la embidia y ambición, que lo atormentan: desbarate nuestra brabeza las paredes, que lo encierran: vindique nuestro pecho una iniquidad, de que el mismo infierno se horroriza. Bonaparte nos acuerda lo que han sido nuestros antepasados, y nos incita á que" contemplemos nuestra situación presente. Arre-""""" XLH. pientase él de haber traído á nuestra memoria Jas proeza?, Ja fidelidad , el valor y constancia de nuestro* progenitores. Esta es la ocasión, es- te es el instante de que los Leones Castellanos se enfurezcan, y desquartizen esas Aguilas lm~ feriales, ó uiás bien esos Buhos, esas aves noc- turnas y de rapiña , que donde aparecen no v a- ticinan sino tristeza, Juto, rabia y desolación. Franceses , Jos que. sois sensatos, y cuyo co- razón no abriga los infames sentimientos de un Emperador indigno de vosotros : no temáis nues- tra saña: os respetamos , os estimamos, nos compadecemos de vuestra desgracia , y deseamos vuestro reposo, vuestra prosperidad, y vuestro contento como el nuestro proprio: nada de esto poJréis adquirir mientras viváis baxo un Gobier- no, i que os tiraniza, os aniquila, y para el qual criáis hijos, que al nacer lloran una vida, que han de sacrificar en agraz al orgulloso: venid á nosotros, unios á nuestros votos, os tratare- mos como á hermanos; y juntos cantaremos al- gún dia himnos de alabanza al Omnipotente y Eterno, que visiblemente nos proteje. Franceses justos: á sacudir el yugo, que os abruma. Ingleses generosos: vosotros sois los que por dicha, estáis preservados de la inficion de un Go' bternd, que ha contaminado á la Europa: ha- béis sido firmes contra los embates de un Ga- binete y que auguraba vuestra ruina , y que para cohonestar sus pérfidos proyectos os acusa siem- pre de enemigos comunes é implacables, é im- puta á vuestro dinero la resistencia , que encuen- tra en los Estados , que acomete. Aun á noso- XLITI. tros nos sindica de semejante corrupción ; pero para disculparos , y satisfacer á todo el Globo, juramos ante Dios , y los hombres , que ni vues- tras guineas han tenido parte en nuestra conmo- ción , ni vosotros la supisteis hasta después de executada , ni la ha producido orra causa, que. Ja iniquidad del Gobierno Francés, la lealtad á nuestro Soberano, el zelo por nuestra Religión, y la libertad de nuestra patria. Ingleses: á vcu- íraros, á vena-arnos, y 1 acabar con el mons- truo de la tierra. Portugueses: vuestra familia Real se ha libra- do mS*gWJpiA»cntó de las garras del Oso, que 1 ; ainaba° por destrozar! t, y vosotros habéis vís- Kj qmies son las felicidades , que os habían pro- metido los Franceses. Revolveos contra ellos, y enterradlos en las mismas fosas, que abrían pa- ra vosotros. Holandeses, Suizos, y Ciudades Anseáticas: se acabó el tiempo de vuestras antiguas constitu- ciones , de vuestra neutralidad , de vuestra in- dustria y comercio: ya no sois los que erais: llegó á vosotros el rayo abrasador, que os con- sume: Napoleón os privó de vuestro sosiego y libertad. A recobrarla, y restableceros. Austríacos , Prusianos , y Rusos : vuestro ter- ritorio ha sido teatro de Ja guerra, y sepultu- ra de vuestros hermanos : los Franceses ocupa- ron vuestros Pueblos, y aun no los han eva- cuado , los convenios , que hicieron con vosotros han sido vilmente desmentidos: os preparan nue- vos combates, y os traman nuevos engaños. A embestirlos y exterminarlos.XLIV Polacos , Napolitanos , Italianos , Ge nove se s, Principados del circulo, y Repúblicas de Levan- te : vuestros Estados se han desmembrado: vues- tras leyes y costumbres se han mudado: se os trata como á siervos: se os destierra de vuestra patria: se os conduce para que sirváis á las conquistas de un insolente invasor, de un ase- sino A redimiros, y á restituiros vuestros de- rechos. Musulmanes, Mahometanos, Gentiles , y demás Naciones de la Asia, de la Africa, y de ia América: sois testigos de la des b as tac ion de la Europa, Debéis preveniros contra el pirata, con- tra el vandido, que os acecha, y mas cruel que Nerón propagará las llamas ele la opresión y discordia por todas las regiones del orbe. (*) Madrugad, y acometedie primero. Pueblos todos: el Dios de las venganzas alzó tu brazo para castigar nuestros pecados, y la espada, que escogió para herirnos, fué Napoleón 'Bona parte ; mas ya parece , que aplaca sus iras, y determina arrojar al fuego el instrumento 9 de que se ha servido para nuestra corrección y en- mienda. Imploremos, pues, la multitud de sus misericordias , y confesemos que su mano es for- tisima é irresistible. ( * ) NOTA 33. Nerón, aquel loco que en uno de los momentos de su luna hno quenar á, Roma , fué muy peligroso sin duda; pero mucho menos odioso que Bona- parte , cuya crueldad es reflexiva , y se regocija con ver arder los Pueblos y Naciones en el incendio de su inte- rior sufrimiento, ocasionado por las sediciosas centellas de sus máximas , sintiendo el que acaso le falte tiempo pa- ra consumir co.i ellas el Mundo. Quede, pues, y tradúz- case en todos idiomas este proverbio : ia guerra es mucha mejor, que paz y amistad con Napoleón.