cristiana icio ele la INoblcil de Galicia. Allí fue, donde doce Caba- lleros de esta Nación llevando el terror y espanto á las filas Maho- metanas , como otros tantos rayos de la guerra herían, y despeda- zaban quauto les ponian por delante los enemigos de la Cruz. Esta, pues, con la Espada debe ser vuestra divisa. Yo os la presento en esc Escudo. Lo verá el tirano , y temblará. Reconocerá que la causa de Dios y la vuestra es una misma, y que no hay poder humano que pueda resistir á la fuerza de vuestro brazo, quando tratáis de vengar los ultragcs hechos á la sacrosanta Religión de vuestros Padres. AL LUCIDO T VALEROSO CUERPO LITERARIO. G cncrosos Alumnos de Minerva: Apenas oisteys, que el Encmig# común quería dar un golpe ( tanto mas temible, quanto mas disimu- lado ) á aquella Religión , cuya Divinidad , magestad y grandeza habéis penetrado á beneficio de las luces, que adquiristeis en las aulas, apena» llegó á vuestros oidos tan detestable proyecto, jurasteis defenderla á lodo trance, y castigar al horrible Monstruo que cuenta tantos enemi- gos , quantos son los verdaderos adoradores de la Cruz. Llevadla fixa en vuestros corazones, y escudad con ella vuestros brazos, seguros de que conseguiréis la Palma del triunfo, que con anticipación os presenta, satisfecho de yuestro valor invencible. AL PUEBLO COMPOSTELANO. .^Vuestros Ascendientes fueron guerreros por naturaleza. Tenían po/ ocupación indigna de hombres todo lo que no era manejar las armas en campaña. Segne viris, quidquid sint Marte gerendum est. Que bella ocasión e»ta para hacer ver al mundo, que soys hijos dignos de tales Padres! Id á acometer al enemigo en sus mismas trincheras , y hacedlc sufrir las ca- denas , que tenia preparadas para conduciros como viles «sclavos á tierra* lexanas, y extender su injusta dominación á costa de vuestra sangre, i .a Patria reclama vuestro valor; vuestras mugeres, temerosas de ser víc- timas de la mas desenfrenada lascivia, os conjuran; la santa Fe, que tan- tos si-jlos habéis conservado en toda su pureza, os estrecha á que la pongáis á cubierto de sus enemigos. Acetad ese pequeño don ; pero de mucha estima, que un amigo vucstjo y de la Religión os presenta. Sepa el detestable Ateo, que si para él la Cruz de Jesu-Cristo es objeto de mofa, de irrisión , y de escándalo; para vosotros es objeto de gloria, de auiur, de esperanza, y de consuelo. PKOCLAMA DE LA MANCHA. M Anchegos : el mundo está admirado de vuestras hazañas y valor: vuestio nuevo modo de hacer la guer ra á los vandidos, que han desolado vuestras casas, ha burlado esa ta& ca tan decantada con que dicen haber vencido al universo todo: la vuestra, aprendida solo en la escuela del patriotismo mas acendrado, ha hecho temb'ar á los exercitos del caudillo mas facineroso que famas ali- mentó la tierra, y cuyo nombre es el oprobio de la es- pecie humana y el borrón de la nación francesa : Minche- gos , haber borlado y mirado con el mayor desprecio esas ■guitas tan cacareras y esos trenes y aparatos con que pensaban sorprehenderos , no ha sido para vosotros mas que una ro * miserable y la señal mas cierta de iu co< bardia: Maichegos, los campos de Montiel , Vas ribe- ras i' G >adiana , y el puerto L'picbe, testigos en otro tiempo d tai proezas del ing-nioso Caballero de la fa- bjla del inmortal Cervantes, han admirado ahora el va- lor de los descendientes de aquel héroe y el talento de qu? tan oportunamente supo colocar en dicho suelo la cuna al desfacedor de los tuertos: Manchegos , nueve batallas habéis 1a lo: otras tantas victorias habéis conse- guí Jo : dos Genera'es y siete Coroneles muertos, otros ta tos Capitanes ó Comandantes de batat!on : tres Gene- rales p t'os, quatro Edecanes , ties heridos, 5 mil solda- dos muertos, entre la infantería y caballería , 1500 pa- sioneros y gTan numero de h ir i Jos que llevaban á ¡Madrid, quarenta carros de provisiones , cinco cañones de arti- llería , di:z carros de pólvora v balas , t*«$ de dinero , y ninguna bandera porque no la tenían : ved aquí el fruto de vuestros esfuerzos y de vuestro patriótico valor : Man chegos , habéis inmortal zado vuestro nombre , que será venerado de la post.*riJad cuino el de los héroes que han libo ta 1o la patria de les monstruos que )a infestaban, y no dudéis ocupará en la historia un lugar superior aun delos vencedores Lefebre, Dupont y Moncey: Manchcgoj, vuestra nueva táctica , y vuestro nuevo modo de pelear y vencer hará época en los fastos de las historias invento- ras y mas civilizadas: habéis desterrado en un momento la preocupación de muchos siglos en que se o* habia te- nido por hombres poco industriosos, nada *clivos c inca- paces de inventar; pero ademas de que ya habéis dado pruebas de lo contrario en el 19 de Marzo, el mas feliz y memorable de nuestra época; porque derribasteis el monstruo mas horroroso que pudo conocer el hombre, y porque disteis principio á la gloriosa revolución que fixó para muchos siglos la libertad y la indepencia de nuestra patria ¿ por qué no reflexiona el mundo que es imposible podáis progresar y desplegar vuestro talento , mientras no os quiten esos gabarros qus se oponen á vu:stro des- abollo ? Vosotros tenéis en vuestro suelo las Encomiendas de las quatro ordenes Militares, y mantenéis una porción de hombres acaudalados, pero de que poco han servido en esta ocasión para proteger vuestra causa, para aliviar vues- tras fatigas, para haberse puesto al lado vuestro y levantar un exercito de vuestros valerosos hermanos, que por vuestro entusiasmo patriótico, por su nuevo modo de pelear hu- biera bastado para confundir esas tropas de malhechores, antes de pasar las riberas del Tajo? Mas no se os dé nada per esto, que esos mismos que antes se han mostrado perezosos, excítalos por su mismo honor y amor á la patria , contribuirán con sus bienes á protegeros y á que concluyáis la gran ob.a que habéis comenzado: el mundo todo sabe, que solo 1500 hombres de la inconquistable Mancha sin xefes mi'itares, y sin esos trenes y aparatos de aceros con que pasaban asustándonos esa quadrilla de hombres altaneros , los habéis confundido, abatido y ven cido: Manchegos, no penséis que aun no haya mas gloria preparada c.^ra vosotros: la sangre de los valerosos pa- t-icios de M:,drid dcrramida por esos monstruos de la humanidad concluido? victimas inocentes del castigo mas horroroso, preparado solo para los traidores de la patria, os llama á mayores empresas; ya veo palpitar vuestros , corazones y clamar a la venganza: no me olvido de que soy vuestro xefe, elegido por vosotros mismos, á pesar de que no soy hombre de letras ni tampoco de armas tomar. Yo os conduciría á la victoria que os tiene preparada el amor á la patria, yo os conduciría hacia las áridas arenas de Manzanares: mi vida, que en tanto la miraré dichosa, en quanto sea capaz de contribuir á inmortalizar vuestros he- chos , será el mas pequeño sacrificio que os podré ofrecer en prueba de mi amor y fidelidad patriótica, pero no hagáis que lo que hasta aqui ha sido valor degenere en temeri- dad, y marchitemos nuestros laureles por un golpe quizá anticipado é importuno: lo que importa es que elijamos un x fe que nos dirija y sepa llevar adelante nuestras vicio • rías, que enteramente le prestemos una sumisión y obe- > diencia inalterable , que juremos por ultima vez derramar nuestra sangre en defensa de nuestra patria, de FernandoVII, de nuestra Religión , y estando de este modo unidos á todos los demás Rsynos de Epaña seremos i.1 vencibles. Dado en nuestro Quartel general ambulante de las ri- > beras de Guadiana á 27 de Junio de 1808 = Por mandado del Sr. Diego López Membiilla , que no sabe escribir, A. D. H. ROCLAMA DEL EXCMO. SEÑOR D. PEDRO -mzalez de Llamas, General en xefe del exercito de Va- 1 lencia y Murcia, dirigida á sus tropas antes de entrar en la Corte el 13 de Agosto. Orden del 12 para el 13 de Agosto de 1808 «Soldado; del exercito de defensa de 'os reinos de Va< encia y Murcia: vamos á entrar en Madrid, capital de W vastos dominios y reinos que componen nuestra na- !j" querida. Las águilas de nuestros enemigos se ha i asustadb al verqne nos acercamos para destruirlas guiados del brazo vengador qu- los está castigando por sus iniquida- des y traiciones. Hibeis visto ultrajtdos ios templos f santuarios de4 modo mas inaudito y escandaloso que se conoce: aquella herencia de nuestros padres, y que les concedió la divina Providencia, debe sostenerse por los es-pañoles con todo esfuerzo :1a disciplina y orden mi itar el mas severo, son las sendas que conducen á la gloria: ha- gámonos dignos de este honor, para que nuestros conciu- di danos admiren las virtudes que nos toca poseer. So da* dos, estad prontos y obedientes á vuestros xefes , pues es vuestra ob igacion ; y creed que estos no consentirán la indisciplina y el desorden , cerno lo ex p de su honor. Por u tin o, compañeros mios de armas, mostrad vuestro agra- decimiento á los pueblos de Gasti la la nueva , que tarto se han esmerado en obsequiarnos: Madrid es su capital, asi como lo es de toda España: reconoced en sus natura- les íi vuestros h: míanos , tratadlos como tales, y reyne entre ellos y vosotros la mas peif Cira armonía Todo esto os recomienda, y todo lo espera de vuestra lea tai v obe- diencia vuest-o general ± Pedro González de L'amas." Posteriormente, y con motivo de algunas ocurrencias particulares en Madrid los di/S 13 y 14 del corriente en que fueron insultados algunos individuos franceses, hizo publicar el mi mo general la siguiente orden á las tropas de su mando: Perteneciendo «o'o al general en x -fe el cumplimien- to de las ordenes dadas contra los franceses, manda se ha- ga saber á todos los cuerpos de su división, que qual* quiera individuo de eilos que se meta en inspeccionar los que son ó no oriundos de Francia , y ¡os insulten d; qual- quier molo, exigiéndoles dinero ni otra qualquiera cosa, en el momento que se sepa se le darán al delincuente 4 carreras de baquecas por 200 hombres. Reimpreso tn Buenos Ayres ■ Imprenta de Sinos Expósitos* «1JVTFgun dia esperamos ver tirar el carro de nuestras victorias: pero t de qué servirá esta organiza cion , que el dado de Dios ha formado para nuestr4 feli- cidad , si el Pueblo conmovido quisiera erguir su cuello y arrebatar con mano osada la potestad , que el Dios de los Exércitos ha depositado en los Magistrados? El, alar- mado por el amor y detensa de la Patria , se podiia creer completamente autorizado para arrancar de entre la muí titud los que juzgase traidores , y hacer vertir su sangre, que venarnos con espanto humear en medio de nuestros hogares: emp é:se muy bien el zelo patriótico en borrar el número de los vivientes los ministros abominables de la traición; pero.... ¿Qoién es el dedo imparcial que d-be eñalarlos ? ¿Será acaso la voz suscitada entre los desór- denes de un tumulto , que las mas vece* no tr¿e otra j js- ificacion que la criminal intriga y ciego capricho de! que a esparció? O ¿será el ze:o fre^érico de mirar «i como ospechosas las legitimas y mas bien fundidas autorida Jes? mados compatriotas , ti do or qic oprime al oir entre