IS " f20 > ... ittnba. Faustino Arriaga, diputado por Coehabamba, Jo» Pareja, diputado por Oruro, M. i. Justiuiano Jime- .joz diputado por Santa-Cruz, Domingo Arze, diputado vpor Tarija, .José Claudio Itivero, diputado por la Paz, Manuel Mafia Vicenio, diputado por Potosí', Secretario, José de ligarte, diputado por Cochabamba, Secretario. Mandamos por tanto, a todas las autoridades «le la República que la cumplan y hagan cumplir. El Minis- tro del Interior la liará imprimir publicar y circular á quienes corresponda.—Casa del Supremo Gobierno—Su- cre á 17 de junio de 1843.—JOSÉ BALLIVIAN.—El Ministro de Hacienda, Manuel Molina.—El Ministro de la Guerra, Manuel Sagárnaga.— El Ministro de Rela- ciones exteriores é Instrucción pública, Manuel de la Cruz Méndez. — En ausencia del Ministro del Inferior y como encargado del despacho, Pantaleon José JDalcuce.. [Tomadas del "Jornal do Commercio' Janeiro.] de Ulio De ¡>ues de uní ausencia de cinco art"s, durante los cuales be recorrido el Estado Oriental del Uruguay, lus Provincias de Buenos Ayics y tío Éntre-Rios, acabo de -egresar á este país tle mi nacimiento y do- mis afeccionen, y confieso que mo ha sor- prendido rríucho ver la falta de conocimien- tos, la ignorancia completa en <|ue a<|i»í vi- ve --.mchos respecto de los hombres, de los f¡is^ ías y de Lis sucesos de los países que v i .r.o. Mo dicen quo en algunas cosas las perso- nas que influyen sobro los destinos del país participan del error común, y me afligen l is consecuencias que eso trac y puedo traer a \o0 intereses y a ¡a gloria «le esta patria que -iompre amé, y que amo con duplicado ar- Jor desde que vi lo que pasa en otros paises. Pareceme pues un deber de patriotismo esforzarme por destruir nlyunos errores, ofreciendo á esas perstnas y íi todos mis paisanos el contingente tle conocimientos prácticos y locales que debo ú ¡a esperienria y á mis atentas <.bserváciones. Para conseguirlo juzgue que el mejor me- dio seria el de escribir ist.ia cartas. Dos motivos m«; tnovicrofit ñ publicarlas: J. ° mi falta de relaciones con esas personas ; 2. 3 el deseo de que mi trabajo sea leído por ellas y por todos mis paisanos. Ea impren- ta es el canal im.'nos sospechoso y mas puro, cuando las ideas que derrama nacen de la moderación y del patriotismo, sin que la perviertan pasiones rencorosas y egoístas como por desgracia ac nteco coa frecuencia. Espero pues, que las persona'! & quienes me refiero mo harán el honor de leer estas car- tais con a'.encion- Prineipiaié Ajando < 1 punto de partida. I.uü dos Itopüb ícas del Río de la Piala so hallan en ««erra abierta. Veo con asombro que en ¡a capital del Imperio se considera esta lucha como una guerra de iutereses privados.de ambiciones enteramente perso- nales. Éste es un error gravísimo. La guerra que devora á esos pueblos, es hoy una verdadera guerra de principias políticos, de dagmets permanentes. El Gobernador de Buenos Ayres, y con él las Provincias Ar- gentinas que le obedecen, representan el principio de la mas com>veta y absoluta dic- tadura personal. El Gubiemo del listado Oriental profesa y sigue el sistema represen- tativo y constitucional, mas 6 menos defec- tuoso. Estos dos sistemas, cuyas conse- cuencias prácticas desembolveré mas ade- lante, se ocluyen y repelen reciprocamente : cada uno de e'llus premedita establecerse so- bre las rumas del otro. Esta es la verdad, y lt» rar.ou de la guerra actual. „ "Veo bien que ol error que aquí existe na- ce del hocho de ver mis compatriotas que en la lucha do los dos pueblos se hallan reci- procamente empeñadas fracciones do los partidos que anteriormente combatieron en ambas Repúblicas. Ven Oribitta» y !-,«■- hullfjistits auxiliando al general liosas. Ven Unitarias auxiliando «l general Rivera, y de ahi con luyen que !a guerra entre Bue- nos Ayres y Montevideo es una guerra de partidos. ¡No es así, entro esos hombres que hoy defienden la dictadura del general Rosas hay muchos que se dicen Unitarios, y en las lilas opuestas muchos quo fueron I'Vderales puros. Esos partidos sustenta- ron una guerra civil en sus respectivos pai- ses sobre la forma, no sobre la esencia ; tal vez que para decidirse se dejasen llevar por afecciones personales, y también por intere- ses propios, mas no sustentan una guerra es- trangora de pueblo a pueblo. Lo que hay I/ es. que esas fracciones de partido auxilian ú aquel que defienda los principios que ellos quisieran establecer: linos auxilian i Rp- sns ropresentmto de la absoluta dictadura personal, poique dcstosn ose stsltfmn pÉVa si país: otros apoyan á Rivera, g< fe de un sistema representativo constitucional, por sor ese el sistema que i,uis¡cran hacer triun- far O)) su patria, y es por oso "i partidos, y la atierra de hoy es wna guerra entre dos ai-temas, entre dos principio* do Gobierna*. Ahora, el Gabinete Imperial que. por 'a ■ uerza do las circunstancias,Jaa du hallarse siempre en contacto con los d< s pueblos del Rió do la Plata, podrá aun cuando así lo quiess, tener iguales simpatías, igualé* dis- posiciones, para los dos Gobierno* cuyos principios se esc'uyon reciprocamente. Es natural, íIi:-<."- también iiuíispensable que su política se ligue y estreche mas con aquel de los dos Gobiernos, cuyos principios estén mas en armonía con el elemento quo sirve do base al Gobierno Imperial, en aquel qtáa mas pueda apoyar sus intereses verda- deros y permanentes. Bajo de «los aspectos se debe considerar la política de nuestro Gabinete c.cu respecto á aquellos ¿gobiernos ; uno permanente y en- lazado con nuestros principios fúndame irla- lea ; otro accidental y relativo ú 'a situación presentado nuestra Provincia del Río-Gran- de del Sud. En cuanto al primero baria una ofensa ú mis compatriotas si juzgase que puede haber un brasilero ijue considere el sistema de la absoluta dictadura jtcrxctaal mas conforme con las libres instituciones Brasileras, que el sistema representativo Constitucional. No puede ser, soria una necedad pensarlo. B¡ Urasil, Como Gobierno Americano, tie- ne un interés positivo en que todos los Esta- ilos del continente, cualquiera que sea su. forma do Gobierno, reconozcan por primera buso el principio de la legalidad, de la res- ■>>onsa/'ilidad. Desde la época memorable y gloriosa de nuestra emancipación política, el Imperio del .Brasil h.i representado siempre ci América esos dos principios do orden, do moral y de prosperidad. I/O contrario ha sucedido en todns las repúblicas del conti- nente anteriormente Español, gobiernos na- cidos de revoluciones sucesivas ; suspensión de las garandas Constitucionales, han dado sor en todas ella* á esc sistema de irresppn- sabilidau absalvta, en el cual el gobemai : de todo decide según su volumad ; .-nt de perdí' ion y He muerte, conocido cusí en roda Ih Amenes por el nombro de /'acuita— di s c.\ t* aotiHnarias, v en Buenos-Aires con la denominación recientemente adoptada de tunta rli I j.o-ter }>tddico. En el momento en q' escribo estas lineas la Repajblica de Chita (venturosa y prospera hace hlguhos años), y la'República Oriental del (.' rugn;iy, que progresa de un modo es- pantoso, ¡í pensar ae la guerra, son los unióos Estados »le ta America-Española, «pie no gi- men l>; jo aquel «lu'O sistema, y que conocen gobiernos responsables. I..a monarquía Brasilera, ("ululada sobra ia legalidad y sobre la rcsjjoasaídlidud no pue- do siinpatizar con gobierno», que proclaman por principios Montevideo, error que me pare- e-e necíesario destruir. Inútil es preguntarme si soy enemigo del general Rosas: no lo conozco perso- nalmente, i tampoco traté de conocerlo; deélno recibí favor tñ ofensa, j perma- necí siempre lejos, muy lejos, «lelos parti- dos argentinos. Sin embargo, declaro francamente que detesto sus principios de Gobierno y sus actos oficiales y públicos, lis "ai el horror que ellc>s me causan, que me parece que no se puede ser hombre de honor, de providael y de moral sin aborrecerles. Aun asi, mi modo de es- presarme probará que no nie dejé cegar, y que nada ecsageré á cerca del Gobiot no del General llosas. Sus actos, pro vados auténticamente, son los que han da ha biar, y por ellos será juzgado. En Buenos Aires hace ya muchos años que desaparecieron completamente toctos los derechos que constituyen la base de las sociedad es humanas; la seguridad de tss v idas yde las propiedades es cosa que absolutamente se desconoceallí. Durante mi residencia en aquella capi- tal (salí de allí en Diciembre de 1840), fueron degollados en las pláza* y calles publicas, quince indi vid uos. De estos conservo en mis notas los nombres de D. Francisco Lincb, coronel del partido de llosas: D. Sixto Quesada, coronel refor- mado y corredor de numero del .Vr. Oli- deii; del Sr. Masson y del Sr. Ilarton, subditos itigieses; del Sr. Riglos; del Sr. Nobrega, subdito Portugués y rico aeen- dado; del Sr Barangot, subdito francés y negociante acaudalado. No puede saber los nombres de los otros siete, pero vi suscadáveres mutilados, como los vieron todos los habitantes de Buenos Aires, y no incluyo en el numero al Dr. Manuel Maza, degollado en la sala de Represen- tantes, por que entonces estaba yo fuera déla capital, y quiero hablar solamente de aquello que vi. Durante mi residencia en Buenos ^lires, vi perseguir ele calle en calle y de casa en casa, como so persigue un animal feroz, a una señora ele veinte años, casada, en estado de preñez muy avanzada, á quien se quería degollar. Vo la vi arrojada de muchas casas donde quería refugiarse, -> la acompañé á dos do ollas, y vi final- enente puesla á premio su trensa de ca- bello si *enia con piel y hueso!........ lisa infeliz señora pudo escapar á la saña do los monstruos, y yo tuve el placer de encontrarla algún tiempo después en Montevideo. ■Vi por ese mismo tiempo señora» del mayor respeto acometidas en la puerta de la iglesia de la Merced, pegándoseles en la cabeza pedazos de bayeta con brea hirviendo, que traían en calderas delata; Bolamente por que eran tenidas en cuenta de unitarias. Algunas personas me lian dicho que tal vez el General llosas ignorase estos aten- lados horrorosos. En Buenos Aires na- da se hace que el General Rosas ignore. Esos atentados son cometidos por una sociedad numerosa que pasea publica- mente y en corporación; s on cometidos en el centro de la capital en medio del día: y por ultimo, el mismo General Ro- sas mandó suspender esas degollaciones , espidiendo un decreto con fecba 31 de Octubre de ISiO, que fue> publicado en la Gaceta Mercantil de los primeros días )ue la vitla de los hombres. A jai salidado Buenos-Aires llegaban íi 17o l;is es- tancias (hacienda de ganado) confiscada* de que tengo noticia, y en la Gaceta Mer- cantil del mes de octubre de 1S*(> un a delante), su puede ver la inmensidad de ventas que se lian lincho en pública su- basta de propiedades de unitarios, cu o producto, quer tita á algunos millones de pesos-papel , » ^ura en las cuentas de !a Tesorería general. Todos eslos son becbos oficiales. Yo mismo asistí a dos de esos reñíales para ve» con mis propios ojos lo que se pasaba, y vicosasque causan indignación á lodo corazón bien formado. Objetos de lujo y joyas se vendían por la cente- sima parte de su valor, por que los úni- cos compradores eran los miembros de la sociedad que degollaba, y aquel que ofrecía mas de lo que ellos ofrecían, era reputado unitario y perseguido como tal, de modo- que nadie disputaba sus precios. El General Mancilla, « uñado del General Fosas era siempre el rinci- pal comprador. Si la violación de aquellos derechos, volve- mos la vista para la de los de ia guerra, horror involuntario hiela el corazón y erizo los cabe- llo». I.a degollación de los prisioneros, esto es, la degollación de sus contrarios, es el dog- ma delJcncral Rosas y de los Jenorales que mandan sus ejércitos, y esto cuando evidente— monte procedían sus enemigos de un muJo cuteramente distinto. Los actos son incon- testables. Ef general Lavallo lomó por analto, v a viva fuerza la ciudad do Sunta-Fé, entregán- dose toda la guarnición á discresioti y sin ca- pitulación alguna. Allí fueron hechos pri- sioneros el Joneral Garzón, el coronel Acuña, el teniente coronel Goma, v otros gofos y ofi- ciales. Ninguno, ni uno solo do ellos, fué sa- crificado. Ijos meses des pues, derrotado el je- iieral Lavaiie en el Quebracho, temiendo q-ie sus soldados vencido» so vengasen matando en la fuga a aquellos prisioneros, ios insertó en libertad, haciéndolos acampana; por un ofi- cial suyo para profejerios. El oficial entregó los prisioneros, sanos y saltos, al Jcncral Ori- be, y queriendo retirarse fué • III mismo muer- to a lanzadas !......La muerte de este oficial e* hecho probado. Como bal atontados que por su enormidad «o ton fácilmente creidos, tne he de referir a los propios documentos del feneral Rosas.— Recibí en Montevideo la Gaceta do Ruónos- Aires de Sil de Octubre, que contiene los par- les «.Ocíalos de los últimos trrur.fos de los Je- oeraíes Oribe » Pacheco. Bl primero con- cluye su oficio con esto párrafo :—" Entro los prisioneros so halló el traidor salvaje unitario eoroüel Facundo líenla.. qu>: fué inmediata- mente ejecutado rort otros traidores, titulado* oficiales de ra ha ¡'/cria i infantería." Es el inismo general vencedor quien liahla : el acto pues es indudable. Con ese coronel Rorda so cometió el horri- ble asease de cortarle las orejas, salarlos, y re- mitirlas el mismo Orib<- a la hija del generad Kosas, jóven de 2i¿ años y Volteta, que las conservaba y mostraba A todas las personas que frecuentaban su tertulia. liste hecho no es creído, , quo lo presenciaron : hoi este acontecimien- to es en acto oficial, v sé que muchos oficia- les de las escuadras extranjeras, y miembros muí elevados del cuerpo diplomático le comu- nicaron á. sus Gobiernos El gobierno Impe- rial también debe tener conocimiento de él. Pero hai todavía otros hechos que reclaman la atención do las personas que influyen en bis destinos del Brasil, y de todos los Rrasileros, porque son característicos del hombre y de su .¡«tema. Apóyense también en documen- tes oficiales, < son uno prueba irrecusable de «pie digo verdad. El general Oribe escribe de su cuartel gene- ral er» Mcntan, con fecha 3 de Octubre lo si- guiente : " I.os salvajes unitarios, que me entregó el comandante Sandoval, y que son Marcos Avellaneda, titulado Gobernador gene- ral de Tucuman, el coronel Vilela. el coman- dante Luis Osas, el mayor Gabriel Suarez, el capitán José Espejo y el primer teniente Leo- nardo Sousa. fueron inmediatamente ejecuta- dos ett fía forma ordinaria, A escepcion de Ave- llaneda, á quien riandé cortar la cabeza , quo será espuesta en una pla.ra pública de Tucu- man." El mism«> general Oribe es quien lo dice en un oficio que pública la Gaceta .oficial del general llosas. ;. Habrá aun quien dude del hecho ? Ei general Aclia fué sitiado por fuerzas del .general Rosas, mandadas por Pacheco, en la ciudad de San Juan, provincia de Cuyo. Re- sistió vivamente, mas €>freció por fin capitular declarando espresamente en la capitulación, quo su vida \ la de sus compañeros serian respetadas. Acopló el general de Rosas las condiciones propuestas por A che y se entregó este el dia 31 de Agosto, como consta del par- te oficial publicado en la Gaceta de Iluenos Ji- res di 21 de. Octubre. Su vida, garantida por la capitulación, fué respetada solamente basta el 15 de Septiembre, cucuyo dia el general Pa - — ;> c.heco lo mandó decapitar y esponer su labcza, como se vé del parte oficial transcripto en la misma Caceta. bes as Cías corridos desde quo el general Acha so entregó, basta que fué tria y -bárbaramente sacrificado, muestran que su muerto Ico «■! resultado de ordenes recibi- das por el general Pacheco, y lo corrobora el ac'o siguiente que es lo mas notable. -- El parle de José Sanios Ramírez, avisando la entrega d.-l goneral Arha, termina por la frase siguiente: "Asi es, quo lodo está en nuestro poder, ritas perdonadas y garanti las las vidas de knt rendidos." En la publicación «juo el general Rosas mandó hacer en la Ga- cela Afrreanttl suprim:«"> enteramente esa fra - se, para ocultar & los extranjeros {porque eso és su sistema.) Ja atrocidad do la degollación del general Aclia, cuya Sida estaba garantida por una capitulación. Kste parte de Kamirez Labia sido publicado anteriormente en la ciu- dad doCórdova, cuyo gobierno uó tubo la pre- caución de suprimir aquella frase, el impreso de Córdova llegó á Montevideo, alli se denun- ció la supresión, y dudando yo de tanta per- versidad, procuré ver con mis propios ojos nquet impreso, y efectivamente lo vi on la tienda de Libros del Sr. Hernández, calle de S. Pedro de aquella ciudad, adonde me consta q' lo vió nuestro encargado de negocios. La supresión b< cha por el general Rosas del pérrafo en quo se le anunciaba estar ga - rantida ia vida del general Acha prueba quo fué él quien lo mandó decapitar, • que su in- tento es ("igaiiar á los gobiernos extranjeros, haciéndoles creer que las atrocidades que so 1« imputan son calumnias de sus enemigo*. Después de este bosquejo, muy resumido, de la conducta pública y do los actos oficia - les dul General Rosas, ¿podrán aun poner on duda las personas quo influyen en los desti- nos del Itrasil lodos mis compatriotas. Lis principios de su gobierno? Y no dudando, reconociendo cuales son, podrán inclinarse á ligar su política, con un gobierno semejante? El imperio brasilero, la morada «le la mas amplia O ilustrada libertad civil que existo en el continente americano, este imperio repre- sentante de los principios de la Ic&alid.-id y de la responsabilidad en los gobiernos, cortejar;' la amistad do un gobierno cuyos principios son la dictadura, la sangre, la conculcación do todos los derechos A que aspira el hombre? Algún s compatriotas míos me han pregun- tado como es quo Rosas, siendo tal como lo pintan, se lia sostenido. M« causa asombro semejante pregunta ; porque ningún sentido tiene, porque nada signiiiea. Rosas se Sos- tiene como so sostuviera Nerón en Roma, Dionisio en Siracusa, Robespicrre en Francia, el Dr. Francia en e! Paraguay; como so sos- tienen todos lo» tiranos que son omnipolcn- l«-s hasta !«• víspera do su calda. Hacer una pregunta tal, es suponer que nunca hubo ver- dugos do la humanidad sentados en el trono. Mas la respuesta es fácil. Si el general Rosas cometiese esos errores do repente sin haberse preparado previamente, claro és que sublevarla contra si una población activa, unida, llena de vigor, celosa rio sus derechos. Pero no sucedió asi. despees del cansancio • de las ruerraS de la revolucionen once años r!c g( bierno absoluto, fue poco á poco acos- tumbrando á su pueblo; se fué librando, al principio por el destierro y después por la muelle, de sus principales adversarios; der- ramó entre todos profundadas > variadas des- confianzas, y con ella? la desunión, subleve las clases mas Ínfimas contra las principales, lisonjeando la pobreza de aquellas con la for- tuna' d<: estas; concluyó, libertando i los esclavos con la condición de perseguir á sus señores, y * 'as esclavas liara que sirvan de concubinas á su tropa. Disolviendo de este modo la sociedad, es que el general Rosas ha a apo o en las elasea mas Infimas, como hallaron, por los misinos medios,todo» los gobierno-, semejan tosa 1 suyo. Me fue preguntado también, y por personas i'.e sano juicio . de alta posición social, como es Qué respi tan al general Rosas y simpatizan ron él los gobiernos europeos que tienen agentes públicos á su lodo. Esta pregunta es mas especiosa qee la anterior, pero también es de fácil solución , como mostraré en mi tercera carta. Jfris#«tere Monarquista. CA11 I'a a. * Concluí mi segunda carta declarando que muchas porsoras de sano juicio y a'.ta pneieion social me habían preguntado porho es que, siendoexSetOB los hechos apuntados, ainpattzañ non el general liosas los Gobi- ernos Europeos que «ienen rigentes públi- cos a SU !ad«i t Dije entonces que esta pre- gunta era mns especiosa que. la anterior, pero rpie era también do fecil solución. Es lo «pie voy ahora á demostrar. Condensaré por dudar que haya a Ja. verdad un Gobierno Europeo que simpa- tice en el del general liosa»; pero, íi h»y alguno, es por que no conoce ese gobier- no, lo que muy bien puede suceder, pues ¡-■cabrunos do ver. on la tVilsiíiencion del par- le del goneral Acha, lo mucho que se em- peña el General liosas en ocultar algun«'s de sus hechos á lo» Gobiernos Ewtrauge ros Pero veninos cuales son. en realidad esos Gobiernos Europeos, que, sfirun so dice, sinpatizau "con la política doi Oen .1 ■ i6 liosa Los principales, pupilo decir1 los r.nicos, quo allí tienen nir>" nlc Diploi iati< na, ó que mantienen con el ro'aciones que-no «ean puramente mercantiles, son la Ingla- terra y ¡a Francia. Y jiiion puo« principios americanos, contra las poten- cias Europeas, y que nosolro-. Americano», enernos obígaeíoii do aplaudirlo. ¡Cuan fá\ parte; ¿cual es el principio americano que en aquella cuestión sostuvo el general Ro- sas? D¿anfio al partido mas ciígo del go- bierno del ¡fencral Rosas ú q* me io apunte. La verdad es que nunca existió ninguno ; :|ue el principio único qun sostuvo el general llosas en asta cuestión con la Fruncia, po- tencia europea, fué el mismo que anterior- mente habia sostenido contra Chile, poten- cia americana, ol mismo que sostendría con- tra todas si pudiese ; esto es. el do su juris- dicción absoluta sobre lodos los estrsngeros! líien quisiera yo quo aquellos de mis compatriotas que simpatizan con el Gobier- no del General Rosas fuesen á residir en Rueños Aires tanto tiempo cuanto yo re- cidí alli. Creo que sus corazones Brasile- ros so habían «le llenar de indignaeion co- mo el mío se llenó, que su sangre habia Je hervir como la mia hirvió ú Ja vista Je tanta iniquidad. Muchas personas vencidas por mis obser- i aciones y por hechos tan evidentes, solo lian podido decirme, on respuesta, que el Gobierno de la otra República del Kio de la Plata, esto es. del Estado Oriental, no es mejor que el de Buenos Aires, y que si este no puede tener simpatías, tampoco las debe merecer ol Gobierno del General Rivera. No hay exactitud en la comparación, como cs- p?ro probar. IV o tongo relaciones íntimas ■oii el general Rivera, pero conozco pertec lamente su carácter, todos sus defectos y to- das sus buenas cualidades. Cuando hable • !•■! >ieneral Rosas, prescindí enteramente de su carácter particular : natía dije del hom- bre privarlo, me ocupé solamente ilel hom- bre público. Lo mismo haré respecto del general Rivera. Su Gobierno reconoció una Ooii'-'itucion, y aunque no la respete en todos los easbs, es preciso convenir que, cuando Jeja de res- petarla, es en punto que no tienen relación con los dogmas fuudumentalcs de Cea nvs- ma constitución, que no atacan la humani- dad ni la razón universal. JKJ general Rivera siempre rospctii y res- peta las personas de- »us mas encarnizados enemigos. Eu la canil.1 de Montevideo vi- ven tranquilamente lus fnmiliaa do los gene- tales Oribe, Lavalleja y G. rzon, «leí eoroncj Acuña, del comandante Gomes : en fin, de to«lo3 los goles y oficiales orientales «pie in- vadieron la República bajo las órdenes Jel general Lchngue. Allí residieron durante esa invasión, allí resúlen hoy, aun cuando ( )ribe v esos otros Oreles sean los <|ue man- dan loacmreitoá^tfe Rosas «pie combaten ú Ri veí a. ¡Vi en sus personas, ni on sus propio- «lades. han sufrido la menor p(;rsecusion : son hechos q* nadie so atreverá a. dotueiitir. En torio el tiempo que ha durado la güOT- ra actual, no se cuenta un solo ejemplo de sangre derramada por «irtlon del gobierno Orienta', ni un solo prisionero «nri ijieaiio «lespiies de rendido.. Muchos se hi< icron cu la batalla de Caganclia : los mismos orien- tales residentes en Bueno» Aires se m«istra- r«>n entonces admirados, en mi presencia, «le que el general Rivera no los sacrificase, v recuerdo que su admiración subía de p'.uto respecto de un oficial llamado Liñan. «pie, siendo oficial oriental, ae reuii'ó á los inva- sores entre-i ianos, y be bo prisionero, hié. indultado por el general Rivera. Les dia- rios de ¿Montevideo lra«;n tod«>s los días re- presentaciones do los partidarios de Oribe, «pjc pretenden volver al seno de sus familias y todos vuelven sin «pie persona alguna se atreva á inc«jmo«larlos, porque son proteji- dos por ol gobierno. Tosió esto es tan evi- dente tpjo nadie podrá citar un solo hecho en contrario. ¡Ém pues injusto comparar un gobierno con otro. f Mas lo que ha de imponer silencio sobre este punto es la comparación de» los resulta- dos prácticos «le ambos s tiernas. El fin único de todas Ir^ combinaciones políticas, «le todos Iíjs sistemas de adminis- tración y de gobierno! es la prosperidad, el eno'ran'lo'eimíento «le las naciones ti que se aplican; y el mejor gobierno, el mejor siste- ma, es aquel que asegura el mayor gradó de prosperidad a los goberrmd«>s. Compárese, pues, la situación do Btlenoa Aires con la de Montevideo en estos últimos once años. ijoc son los «pie cuenta al gobierno del ge neral Rosas, y los «pie tiene de existencia independiente iu República Oriental. Dueños Aires tuvo «los guerra» estrnngc- ras, sin contar la presente ; una con la Francia, otra con Bolivia. El Estado Orien- tal se ha mantenido en paz con todo ol mundo. I>o las c»torce provincias lo había en Buenos! .-lyres 08 embarcacumos. I".n Montevideo habla en esa misma ocasión 1 30 !Si lie la prosperidad y progreso ma- terial y merc.iftf.il pasamos para-el pro- greso intelectual y moral, veremos que hace yn cuatroa ños que solo se publican en Buenos Ajyres tres periódicos, la Orr- rflrt Mercantil, el Diario Uc la. la rile, v el' Itriiish Pachet en ingles. Bu el mis- ino periodo se han publicado <-n Mon- tevideo mus de quince periódicos, ade- mai de muchos folletos políticos, cien ti - Ileos y literarios, col ecc toces de poesías, recopilación en dramáticas, ecl. En Buí nos A y res no se cuenta una sola de esas publicaciones, que revelan el movimien- to interno de las Naciones, producto ele loa bnwpMiatMnn de gobierno. El general Kosas abo lid por decrétate especiales, publicados en la g ícelas, la u ni Tersidad y los hospitales públicos : los e-itermos y dementes fueron ai reja- dos ü Ja calle ; yo presencié esa escena y ■ni corazón se oprimió. Kn Montevideo, por el contrario creo- so una universidad que no había, con an- tas .\ 1^ a y E 1*1X4 üer 4 srr u a cío n DE O SEA *M4* f&9 *i€> MMÍ€*Í*****M»»*4' ¿«ir*?***O* \ ver publicamos el Mensaje de llosas, por- que creímos quo bastarla su loctura para in- flainar en indignación patriótica .. todo buen 1 mental ; I101 presentaremos su revista se- vero, v tan modelada un su lenguaje MSW lo comporte la naturaleza de los asunto'- que ve- 1110* a tratar, por su naturaleza irritante-s.— llosas lia hecho escribir ese documento solo para engañar en el exterior: pori|iie mentiras tanaudai.es, eonio las q* el contieno, no están calculadas, por cierto, par:/ alucinar a los que ven los sucesos.—Nosotros también c *.vribi ro- maa para el o\.tor¡oi para deépreoeupar á los extrangeros que viven fuer* del Rio de la Pía ta, quo lean ese Mensaje y á quienes IbteafSB íust ruirs.e de Ja verdad do los sucesos que él contiene ¡tablar 111 >s muí rápida 111 ule de su forma v lenguaje.— Ambos son de los mas exótico. ,..ri.-stej ridiculo que puede concevfrso.- -Su lectura dá la medida exacta do la civilización del Gobierno que lo lia subscripto, y sera sen- sible ju.j en Huropa gradúen la InfeHgeoéia y moralidad de los i iobiernos Americanos, por ese Aicusaju obra de un tirano caudillo de una pb l e inmoral y que S$ts goteando en sangre lituneua. ¿ V}uc se puede esperar de un gobierno quo jln y escribe come llosas ? -í>o necesita pa- ra juzgarlo otro proceso que el duelo embus- tero é infamatorio, en que a protesto de dar cuenta de sos actos, insulta al buen sentido Y las costumbres y sin quererlo se retrata a 41 mismo ? La forma ouli-parlamontana de ese docu- inento. su lenguaje incitado y gerundiano, en que basta las reglas mas vulgares de la gra- mática de la lengua están violadas con torpe- za, parece calculado para insultar ni pueble», cu la profunda miseria y abyección en q'ae en- cuentra.— Pera a nuestro juicio es resultado de otro principio.— iodo individuo iliterato y grosero como Posas, se enamora del estilo campanudo, plagado do los defectos que el debe á su mala educación, y que para el son bellezas.—llosas que cree saberlo todo, quo charla y no escucha, piensa que hablar asi es rayar en lo sublime, y como todo cuanto dice • Jo aplauden los tíllanos, que se arrastran á sus pies para engordar con su* migajas ; so iia ooníírrnado en ello,, y cieé captarse la admira- ción de los que león sus documentos, cuando solo arranca sus mal .liciones * lisa.—Él tiene la manía de aparecer autor, y según los datos quo hemos podido recojer, se hace es- cribir esos documentos gongerinos por un es- critor do guardilla conocido por el nombre del Sordo Solano, y copiados de au letra los dá á tus Ministros c-..uio parte de su ingenio, inca- paz de producir ni aun esa miseria. v arios objetos se propone Kosas en hacer que su ¿rle/jario subscriba su .Mensaje.—i. 01U Alucinar ni el exterior sobro la duración det>u magistratura, hocicudo nparcrcren cierto* pe- riodos al frente de <:!la otros nombres que o! » suyo.—il. ~ Recibir los elogios grotescos de que tieno &< d hidrópica.—:>'. ° Hablar a la titulada Representación por intermediario, ere yendo q, esto condicc mejor con la forma aris- tocrática.—No discurriremos con detención so- bre lo impropio de estas delegaciones—Ks uno de los infinitos abaso* de. la Administración dé Rosas.—Cuando todo lo y todo lo dirije, ettaodo nada fe aleja de los negocios, (lene sin embargo un delegado, que en el orden guber- nativo de todos los países del inundo solo se nombra para suplir los Impedimentos y las au- sencias forzadas. Kn el preámbulo del Mensaje con el lin do manifestar á los titulados Representantes, que ha inundado Tn República de un cabo al otro en sangre Argentina, les dice una mentira : les habla de una "generosidad, que según él han despreciado- los un ita ríos, nombre que dú á todo lo que es noble, virtuoso y patriota, y concluye por asegurar que triunfa¿4e su po- der en tortas d ir friones se aceren rl termino de ios sacrificios del ptieb>i>.— Do la revista que Tamos á hacer de los tópicos del Mensaje de Roaos, se vertí que nunca lia estado mas remo- to el termino de ios sacrificios d.-l pueblo por- teño y que sí es posible columbrarlo en un horizonte cargado de espesas nubes, se des- cubre solo en ¡a DUOVa y grandiosa reacción dé libertad, que ha comenzado con la batalla de Cna-guazú. Departamento ele Helac iones Estcrioi és. Comienza Rosas esla Sección asegu- rando "que su política es pacifica y absolulamento neutral en la política de los demás listados» Para comentará esta impávida mentira , esta ti Solivia, Rio (írande del Sur y la República Oriental del Uruguay, anarquizadas. ó en guerra wor la política inquieta é invasora de Ilusas. En esta sección liosas se desentiende tie las principales cuestione* de Política KKtcrior, y se ocupa «m manifestar un hipócrita regocijo poi la felicidad do- mestica de algunos Soberano* de Euro- pa, v no tiene expresiones para elogiar al Rey de los Francesas al que ahora año > medio colmó, en tuda clase de documentos, en toda clase de .-.clos ofi- ciales, de. insulto?, que ruborizarían á la canalla de cualquier puebloc-.ivilizado. S. M. el Rey de los Franceses puede poner en balan/, i les Insultos y los elogios. Al hablar de la Inglaterra asegura que persevera en sostenerlos; derechos no fué el hacerlo como dice Rosas, una im- pavidez sino un homenage al pais que rige y á los pueblos que con el tiene relaciones. Tenia que evijir grandes sa- erhicios para proseguir la guerra, que dar ejemplos tle e\i raordinario vigor para defender su territorio de una in- vacion salvaje, y quiso probar que la guerra era el único medio de salvación, y para eso propuso una paz digna, una paz que consultase la dignidad ú inde- pendencia de la República, y lo que ella debe á sus aliados. \q llego la oca- sión de que1 manifestase las honoríficas bases, en que únicamente podía fun- darse esa paz; porque como bien lo ha- bía previsto, su insociable enemigo la de- sechó con allanero desden. La media- ción pedida, admitida y desechada no surtid por consiguióme sus efectos natu- rales ó inmediatos: pero robusteció el crédito de la República en el exterior. ! J i donde su moderación ha sido bien apreciada, y el pueblo convencido de que su gobierno nada había ahorrado, para darle la paz ; entro en la lucha con toda la voluntad de sacrificio, que se necesita para triunfar en ¡an encarni- zada 1 uchú. Las naciones civilizadas que se intere- san en nuestros negocios decidirán quien merece el titulo de impávido si el Pre- sidente Rivera por haber procurado evi- tar la efusión de sangre humana con la paz ó Rosas aferrándose en la guerra ter- ca y groseramente. Asegura Rosas "que en conformidad á los deseos, de la Gran Rretaña ha orde- nado á todos los que de él dependen q* se abstengan del tráfico de negros es- clavos;'* y precisamente Rosas y *-ios suy«S han sido y son los «'micos trafican- tes de carne humana ea la república ar- gentina. Para poblar sus estancias han introducido por contrabando millares de negros,y a Rosas y á los suyos se debe que en la Kepública argentina no esté ya extinguida la esclavitud, según el espí- ritu de las benéficas le es sancionados pbr sus Asambleas Representativas. Al hablar de sus relaciones con la Fran- cia, asegura que la convención de 21) de octubre de 1840 ha sido "aprobada'* por el gobierno del Roy. Bien esperá- bamos este suceso desde que ella había sido desaprobada por si pueblo nances. En esa convención las dos partes contra* tantos aparecen como los sacerdotes de" Saturno, manchados con la sangre y el dolor de sus victimas. El gobierno fran- cés ha desertado grandes compromisos, y el clamor de los que por él han sido sacrificados será tartla o temprano escu- chado, y jjo hará justicia. Por lo que respecta á Rosas, a trueque de recibir maniatados a sus enemigos loa infelices aliados de la Francia ha cedido en esa convención sobre puntos gravísimos que el llamaba de honor nacional, queba- bia jurado repelidas veces morir antes q* desamparar y ha comprado la impu- nidad do sus crímenes personales con crecidas sumas de dinero, que ha paga- do á la Francia comiscando los bienes de los aliados de la Francia. Rosas lia com- prado bien caro una tregua con la [•'■alí- ela, ciue en primera oportunidad rom- perá, y el gobierno tle Francia al capi - tular sobre esa tregua ha sacrificado las simpatía* y relaciones, que los gobier- nos sus antecesores, habían adquirido á. su pais en treinla míos de afanes y de buena política. La Inglaterra ha queda- do señora del campo abandonado tan vergonzosamente por su rival, y para convencerse de la supremacía actual do la gran Uretaúa en el Rio de la Plata, no hay sino comparar la influencia política de los- agentes franceses \ de los británi- cos en Rueños Aires y Montevideo. Al hrdilar del Brasil, se i.iani/iesta Rosas muy* contento porque S. M., el Emperador, envió un Ministro Plenipotenciario ceroa do su gobierno. Esto suceso nada tiene de par- bcu'ar, pues \\>e¡ no es sino un retorno de civilidad; pues vá para cinco añon que Rosas mantiene un Plenipotenciario en la corto do itio-.lonciro. El Imperio se apresro-uríi. á enviar á Montevideo un Ministro Plenipo- tenciario también en retorno del que noso- tras mantenemos) en aquella corle, y este su- ceso tampoco tendrá nada decKtraordinario. Rosas dice ; que espera que el Brasil se declaro contra e! Presidente Rivera, y es cu- rioso que cuando hace ¡dardo de ana cómico, omnipotencia, de ejércitos, de escuadras, de victorias y do simpatías, se ocupe di; seducir al gobierno del Brasil para que haga la guer- ra ul Presidente Rivera, que según él ,"e*tú desacreditado, no tiene aliados ni ejército. ¿Para qué Rosas quiere hacer a otros partí- cipes de la victoria que pinta corno induda- ble 7 No dudamos que liosas con esa febricien- te actividad, «pie lo arrastra ú mezclarse con los gobirnos ostrangeros, siempre con fines anárquicos, haya tratado de sorprender el candor de! Ministerio Imperial ; pero esto se compone de sugetos demasiado hábiles para no comprender: L ° Que la alianza con Rosás, que seria fatal parí el crédito del Imperio por ser in- justificable y perniciosa ú sur interese», por ser inmoral, pues que .se realizaría con. un iirr.no salvaje , con un degollador infame, que está bajo el peso del anatema de todosr .<»* hombrJS (JlvilisarfoS : p->* ••> p:' 'l)t(' BO t- uilria otro rcmllado que obligar al Iriip - rio ít gasto*, y nrmiintiMM cu*ntiosos par» «ostener á mi déspota vacilante á trese>n;¡i* leguas de aua frente ras ; y que cüünilu .1 la vera de estas los listados del IJrugMay y Óorririntya i ofendidos por osa alianza . sin- l r. q a .-< i que 0áatM] da ücr. mil soldado* que hr.u mostrado que lo IM en CsarattOha y t a-;;ii:izu, estriñan prontas ¡>ara rOUWtraaj a la pruno ra scfral oon los enemigos del lra>po rio, y que serian invencioles por las cir- cunstancias peculiares que las favwcicorian. V?. ° Qué Rds.is ha sido el promotor <"s- ehisivo de la desgraciada guerra do l¿ 10 Orando, de lo qué tiene el Ministerio Ijrnsi- Icro pruebas suficientes, y que liosas, aun suponiendo <¡ue renunciase a planes ma- quiavélicos que tiene sobre Iiio-Or;;nde. se- ria un vecino poügrosísinn > para éj Brasil, porque el gobierno do éste país es inonái - !|uir:o-con>titucioiial, y esta apoyado en 'os chibes elevados y ricas, y el «le liosas e¡» lilla urania absoluta , defendida por Ion puñales «i'* los proletarios, "V apoyada en la uorogs- i ion c-r -andaíosa do la propiedad y de loa mas preciosos derechos de! hombro. 3. c Porque el triunfo de ftoens importa la abolición de la Independencia do ta 1 í. ¡ pública Orientáis y su reincorporación p.o.si- riva á I* nación Argentina ; sucoso que no cabemos pac la convenir a la prosp» 'uh.d , y at clamor dala humanidad, que Rosa-: Ultraja, le declare una guerra justa, que «o que se li.~ue con *1 parn atraer sobre si malí ■•• sin cuanto, y quista la disolución del Imp< - rio. Al hablar do la República de Chile, lio s's asegura que aquel bic.rno le ha ynani- t'estado mUM mas cordiqiea tiestos t/r contervar lux y (daciones vifiyctMes tjuc dicSotatntntr, e.rixtcn con él, y agrega que él (liosa*) esta pronto á concurrir á ia realización del Con- greso Americano, propuesto por -A gobier- ne chileno. Cualquiera d»rú ni leerpstas lí- neas que la* relaciono» entre liosas y Chile estrn bajo el pié de la mas perfecta harmo- nía; y sin embargo la cuestión chilena es Uro dé los gusanos roedores que despedazan «1 cont/.onde liosas. Peí o la impav í < hafruoo, lil g<>l>iorno chileno se ha dirigid • á Ico- • !H Rpaofc) para invitarlo á que concurra al Congreso de Plenipotenciarios» amone m » Se lia dirigido á el pitli> tidal* iuptiracioH par ¡ax tina i i0m ntf'< i iJ'ix á multitud 'le i:iudtid"- nox chile»O* vi> l'i ¡>rt> t.inciit i¿<> \lcu hablado largaui'-ut' el Piesi.Junte de a elocuentow diputados de Chile han podido ln gitei:r»t • ■o/ilru r/ ¡iinao üww, his cámaras hnt» apitaudido ese votó, y los ministros lian s diputados justamente l-.:- atr.feu- yt ron, y sin estraiiar que oaoé mi'rnos dipti- ia;lo« lo ¡ln mn=cn infama tirano, arinrefuta^ las demostriudoiu .■; ilorijvar al despotismo brutal qs .spantad"» do sus ernnenes, y llorido profun- damente ppr haberío Rosas enviado do* enormes cajones de periódioos viejos y pa- peles sucios como an obsequio y sin ocom• nañai lo»; de nota ni de «rsplicacion algun.L .i*bre hisobjctoF d-? tan e.straña como ofen- siva remisión- La prowa -'hilena ha pr-xdniit ido ia tíbH gaciíín'en que «até Chile de derrivar a R->- |1] Memoiin d«l nimistro de relacione- t-storioies del gobierno de Chile al concre- to nacional t»n LHH. [-2']- Idem. 13 aaHfc 'i u-ii.-re «-er couscciicme con ¡os prioci- pi»»s en <¡ue fundo su lUinlai mil can do amarra contra "I geni ral Nantn Cruz; cuando Ho- -a.s .?» cien veos mas ominoso que él á 1^ iaWIIawl v wgiirulad daj ios pueblos sed liAe- .icanoí. Kn Chi'e el general l.nmadrid y los ros- tos de. su ejercito han recibid., una hospita- lidad , triunfa'. Kn Chiio todo se agita y conmueve con- ira Rwaaa y el otlio i su bárbara tiranía es tan pronunciado eaaajM puede serlo; \ sin embargo lionas tiene el descaro de o firma r •que chchosariicnte conserva con ('hile las relaciono* mas amigables. Hornos dicho que Rosas trata de disf ri- zar en su mensaje so profunda ralra contra el gobierno de Chile, y en efecto ¿que dc- .sairj mas ofensivo puede hacerlo que no ocuparse en su mensag-o de bu» redamas y ai septiera moncioiunioo, cuando elle- man ilaalo motivo á discusiones acaloradas en las cámaras diferías. « leyes y referencias letudua en el ultimo mensage del Presidente do Chile y en la memoria do su ministro' Kl tí. de Chile se ha de convencer al fin .,• fiara q' la o.gnidad ríe an p'aia no sufra me- BOacaba no tiene otro —dio sino la gasear*, y para serví: nos de.la espresion valíenta det Si . diputado Palazui los:- la guerra tt mmm*te aawaaaaa Ilasa*. liosas que se ocupa en s,u Mensaje hasta de los movimientos mas insi^niflcnrites de los pa- lacios Europeos ; no dice una sola palabra so- bre los grandes acontecimientos do Holivia, que tanto afecto:i á las Provincias fronterizas de Salta > .lujui. —Allí una administración que rio te era enemiga ha desaparecido; las tramas de Uriburu enviado parn promover una fedérate**"* boliviana, y para verillcar una revo- lución eriTarija, han IVocasado completamen- te, y el Sr. Jenoral Uallivian, á quien Uriburu ni su cr»rla a Kos;:s llama unitario, y lo de— srgna con el nombro del traidor V>pe, su hallj en el ejOrcicio de la Presidencia do Holivia.-Si estuviéronlos rd testo del Mensaje de Rosas, tatuaMaj tovoluciotios, tan grandes cambios no habrían llegado á noticia de- hotwbre que huco alardes de shl»or lo q\ie paso (paj Su«.-ciii y r>inam.-?rc;< Kntra a hablar de la Uopública Oriental, y muncia como mui próxime «u invasión ycot» quista " poique lis triunfos de su; ejércii-wi sobre lo* ■/nilarios y los votos do la unción Olíanla!, que según él gisne bá]o las cadenas <:c un monstruo amotinado, preparan esos su - cesos."—l-.n su debido lugar examináronlo»- . ualcs son esos triunfos. —Por lo que hace al amor queja nación Orienlol Iff profeso ; tilti está para probarlo el año 1839. en que inva- dida por seis ndl soldado* de Kosas, se dej t-star f/ 'tnirt.rl" 'n ¡at 'aUenas etrl BaoauasMai ni.otjrutrío, r tuio la liliír^titud de veni erhjs y desbaratarlos en los cnnipus de tUtv■>■■>< i» *. bajo la Él no crian de asa u otutruo rn.'< k Yuculujá, faiiunr, Caganoha y ctra porción dé combates menos famosos ; ha tkurivado oon los solos recursos de su genio, el poder arma- do de Oribe, que estaba en posesión de toda la República, con el prestigio de poder constituí do, con un ejército üa 4 OOü hombres r el npo- yo de llosas ; hace tres oño*-quo sostiene bOn gloria la guerra contra el misino llosas, míe ! nctiia de no tener ejército, y hoi se halla «I ¡Vente de 4,000 soldados en la ináigeu del l>ru.- cuay Estos hechos que liau pasado ó pM ■ ;i vista do lodo a] mundo, lian de pPO- valeoor viiel juicio de les que oslan in*- truítios ríe Jos *ucebos políticos d*l Hit do la Plata, sobre las calumnia* s, «,uc riirvcn de núcleo al ejótcUoque á la primera serial de su gefo vu- elvé ú reunirse en «tenedor déla bande- ra nacional Rosas que sigue un méto- do opuesto, que convierte ú los cuerpos de malicias en legiones de esclavos In- felices^ que los mantiene sobre las armas quince y veinte meses, sin objeto algu- no y por el terror de la muerte, cau- sando ia ruina de ricos establecimien- tos rurales y cuantiosas fortunas urbanas vé al pais que oprime despoblarse rápi- damente, hundirse en la miseria mien- tras que el que rige el Sr C enera 1 R i ve- ra, npesar de la guerra que le lince llo- sas, crece en prosperidad y bienestar. "Sin recursos por su inmoral dilapi ¡¡« ¡~e para adornar su moasa|o. Si hay algunos hechos aislados . i|uoá nuestra noticia no han llegado, son bien insignificantes para poder servir de car. gris do acusación cotilra una administración tan nacional como la del general Rivera. No liay en el mundo gobierno formado poi hombrea, que no eaté sujeto a censuras do f-ia naturaleza. Poro ol'dosinicros «el se- ñor general Hivorn, no puede ser puesto en duda porsus compatriotas- Nada posee, por que todo e¿ poco para él cuando se trata de premiar servicios, ó de so- correr miserias, y ¡su fortuna particular en- tra a hacer frente á las exigencias de su co- rezon. A esta generosidad ilimitada de- be ese prestigio de que «roza entre-roa com- ciudadanos q' es la esperanza do su patria y el terror de sus uricmigos. En un régimen ordinario la hacienda es auseept¡ble de una marcha, digamos asi. pu- ritana : pero cuando se sale de una revolu- ción de tres anos para entrar en una guerra de tres años guando so necesita cubrir compromisos y necesidades extraordinarias . premiar á hombres distinguidos que han con- tribuido u salvar el pais, y que lian sacrifi- cada cuanto poseían por saivailo . entonces es preciso dar alguna latitud á la severidad administrativa. Torpe seria di jar perecer el pais por ser nimiamente e< onomico. Loa mas Íntegros administradores, en circunstan- cias difíciles han tenido que doblegarse á esta ley imperiosa. Pero donde existe la verdadera , la horro- rosa d i lapida oi en es en el gobierno de lio- sas; que á falta de servicios distinguidos so- lo tiene que premiar grandes crímenes. Ro- sas, que antes de entrar cu los negocios pú- blicos, era un humilde administrador, es hoy el mas opulento propietario, y ¡a mitad da la provincia de Buenos-Aires, figura por el robo y la violencia, entre sus propiedades . ó entre la'de los individuos de su familia. En esta, que es numerosísima, hasta les idiotas tienen hoy casas magnificas y suntuosos es- tablecimientos ríñales. Rosan ha reunido en sus arcas mas oro y joyas que todo el que poseen reunidos, lo¡; habitantes de la pro . in- cia de Buenos-Aires. En su casa que es un magnifico palacio levantado sobre la miseria pública, viven Sobre doscientas personas en abundancia y despilfarro : y se podria sus- 13 tentar abundantemente dos palacios de prin ei| es cnopeos fie segundo orden con lo que en olla se malgasta. Todo esto á ccúá del erario, porque ninguna fortuna particular bastaría para olio ; y por que la de. liosa- turnea merma, sino al sal- teamiento público y autorizado de las casas do los particulares, perpetrado á á la luz del medio día, y bajo *d ampa- ro de la fuerza pública. • El comercio principal tle Buenos Ai- res es propiedad esclüsivá de los cslran- geros y de tres ó cuatro monopolistas; parientes de Rosas, ó habilitados por sus ministros. Todos los demás comercian- tes, fjue no han sido robados ó pros- criptos, a protesto de que son unitarias tienen que contentarse coa las especu- laciones que aquellos buitres privilegia- dos desdeñan devorar. En buenos Aires ioda Industria lucra- tiva está monopolizada por los parien- tes ó favoritos de •osas. Por ellos está monopolizada la admi- nistración pública. Por ellos está mono- polizada la administración tic justicia y la titulada Representación -Nacional. Por ellos está monopolizado el ejer- cito. Por ellos en fin, están monopolizadas ias mismas confiscaciones, y hasta el de- recho de alimentar con galleta apelilla- da y carne podrida & los centenares de presos, que Rosas hace gemir en sus cár- celes. í'an diferentes administraciones i la dc-i general Rivera.> la de Rosas,lian de- bido producir en sus respectivos países diversos resultados. En Buenos Aires donde todo es es- clavitud y monopolio, la miseria es es- pSnlosa, el comercio esíá arruiuarto, la industria espirante, y el vicio corroe las clases mas elevadas como las mas infe- riores, sin encontrar obstáculo da nin- guna especie. Alli todo es abyección, y la provincia de Buenos Áiros ha retro- gradado sin que ha Xa en esto la mas pequeña exageración, cien años en el ca- mino de su prosperidad. En Montevideo donde todo es liber- i:¡ ! y franquicias donde el gobierno no so hace sentir, el comercio se ha quintu- plicado, la industria y la ilustración se han quintuplicado; puede decir*.-» que nadie es pobre, y basta asistir á una reu- nión del bello sexo de Montevideo cu- bierto <»e sedas v telas costosas de oro y piad ras de subido valor; y á otra del bella s'jx.0 de Buenos Aires, vestido de z a rasa y percales, y con joyas Insignifi- cantes l sus operaciones.—¡Estas simpatías estas alianza*, y estos actos no pueden ser resultad. > sino del crOtiiio que discuta el hr. Presidente- Rivera en el exterior.—Fstas talgiñas obser- \ icioae* contestan suficienteuiont..,' í> lo que .j.r--\;u Roaos, sobre que el .Sr. Presidente lli- ■. .-ra e.arecc de auxiliare* pori/uc hini iidopul- • . *au6*M loa unitaria». Sin comercio interior por el bloqueo en p, mñ haMan loa RÍOS del I.'riifíuay y Paraná.** H»;o bloqueo que aVWpWJL'UPfc nuiy pron- to, no es tan completo como lo supone llo- sas, tu resultado do .su precisión, sino «lela desiealtad con quo el almirante Machan pu- so en poder de Posas lo isla do AI irlin García, pío toma lus bocas do esos rios. Nuestra «-•.cuadrilla del Urugny , triunfante de la Kocina ha hecho ilusorio muchas veces el bloqueo do es«»s Bitis, hoi bloqueados pa- ra Huonos Air«rs por los triunfos do los ejércitos de la libertad y el heroico pr«i- i; >',cíumíci»{o de la Provincia de Snut;. : ■ mío habla dé la República Oriental por ae« gUtrmr que el Cene-ral Rivera, fuo oí autor «i f bV máquina interna!, can quO flWD atonturoii contra tu vida, que en oléelo asrín justo v u-'t cstcrri»inar: porque sicn.pre bu sido santo v legitimo esí«mr':ar á l«a máquina infernal. Obra de la superche- ría «le K«'íbs- ¡>ara rlara* iiii[)0],un"¡ii en el czM rior, lu>v la qui«-re napor servir- do ra- zón parn atentar ú lt« if!fM'doin;ia doi lis- tado Oriental del L i u^uay. Sinotubn r^o «uinii «s tan uot< o ii> que es» nyaq^linn ftió una patraña m\.¡, habría sido coíivoii.onfe a. «ns fine* que hul>ie.s<; apoyatlo «on aljiuna?; su- poaiélonéá oininisteras esa calumnia que Inn- v.t contra ol ■Sr. P^OÉidento Üíverti. ¡'«i comproobon Ins cartas y »e» Itéa robados al «losjrroeiado Sr. Cullen j poi cuyo modín sorprendió al gobernador Jbii'- rm v lo decidí»! é que cometiese la atroz t'o- lonia de ontrogarselo. Cn est«j periodo de su metisage, con una l>erii«lia y mala fé, qM seria inútil buscar ;'u«;ra del" alma de íiosas, dice -'ipje las es- pücaciones satisl'actoiia.s que per-oualtocutc prescnt«> (el Sr. Cónsul do Portugal oí» Alontevideo) ar. ojaron viva I02 so'ire aque- llos cnc>rii"ies atentados." F¡ Sr. C\>tiisul de l'ortugd «pie 00 «.lió á llosas otras cspücaciunes, sin«3 las neoesa- ri«« para pr*»ba»|e, lo que él bien sabia, que era complotninentc uxtrengero á la « riioinal falsinoacioti do su sello y firma q' no le hablo «) sas, como el Sr. Aluno:: lo hiz«> en IS.'JO con referencia á uno do ios caiyos «pje hacia Ros*s at general Santa Cruc en su declar.u cioo de .truerra y cu que citaba al Se. Alu- no/.. Ve ¡i'or tres veces, pues, que el u'raiio - 17 - Kos¡a« ha sitio" retaiio «le falsario por ti<-s mipistroa publico.-? acreditado*, iacluyando el doscubrirjoiento que hicieron el Sr. eonio- doro americano iVjcholsou y el Sr: lOt.car- gado de Neg .«:ioa de Francia Aíartigny de "las falsificaciones que bizo Ito^as en la carta «1«;1 primei'o. ÍN'TI'IIIOK. Coo un descaí» , al que con dificultad se • ■ncotururia parangón, incluye «O. la sección t'ilerif>r, á la Kepubiica del Paraguay conn- una do lus provincias ArgSftUns* ; porque dice : 'jitO perniarí.firen incólumes ¿<>s víncu- los que siempre, la. han ligado o la. familiti Argentina. I-a República del Paraguay s« «leclaro independiente en 1S13 ; HidapjOp- dients ha co>ilinun«lo desde entonces, y des- pués de la gloriosa roboJactKM «|ue ha solí- seguido á la muerte do! L»r. F runcía, sus Cónsules han considerado al país como in- «lependiente, y dá lole el tituio «le Repúbli~ cu ; nombre que en el Derecho-/""ciblico-A- mericano, solo puedo con ospondei ú Cstados Independientes. Pero liosas , que se pre- para aalacar ai Paraguay, para «pie *e htnniiie esclavo u sus pies», como liuenos- Aires y las demás provincia* Argentinas, quo le están sometidos, deja e«»ab'e«-ido este preesdeoto, para en cuanto se dssombarsco de !a guerra, <¡uo ¡e hacen el Estado-Orien- tal y Corrientes, caer con todas sus fuerzas, sobre el Paraguay. Hace mucho, «jue poi sus notas oficiales interceptadas, sabíamos pu= ominosa* intenciones sobre la Repúbli- ca del Paraguay, consignadas hoy descara- hca de! . lo tanto, que ha llegado para ella el momento de de- fender su luoiependoncia d«í un tirano ex- ti angeio , mucho mas lemiblt; que el tluotor Francia. ¿Aguardaría á que mcumbieson Comientes y el Estado-Urientní/ ¿Línton- ees podría luchar sola ? /Que seria «lo ella* lista, pues, es la época oportuna de obrar «:ou vigor y firmeza ; de no pararse en sarri- ficios. ./'or fortuna los SS5. Cónsules de la República del Paraguay han penetrado á Rosas y estrechado sus relaciones con la provincia de Corrientes. Y la prueba de lo dispuestos que están á someterse á Rosas, se encuentra éú sus notas de! Ü y 5 dol pró- ximo pasado diciembre, en que felicitando al Gobierno do Corriente* por '.a esclarecí «ia victoria de Cua-guazu le dicen, hablando «ie liosas .- *-Su terquedad y espíritu de do- dameote en su mensaje. Ka ll«?públ Paraguay debo comprender, por 1c >n unar- minaeion (,;,„ recibido' una lecc. ga en ese suceso memorable*4. "L? victoria do 28 do noviembre próximo pustdo será uno délos suces >« ma< grandes «Jii los fastos «le ia provincia de Corrientes, l.os que han aspira lo « humillar v subyu- gar a Cpri ¡entes, han palpado lo «pje pnoda y debe «sporarse de l«;;> esfuerzos de un pue blo decidido p<^>r su Libertad"- Ros** anuncia en esa misma sección «iuo Echng&m y su ejército san diurnos rielas con— sideracionca «/«; Ion -Argentino* Rocines; v ■inembargo el día en que firmó eso mensa- je hacia un mc^s qi'.e ei ejercito Je Ediagúe había sido dobbaratado en loa «.-ampos de Caá—guazit, %• en ese dia .F.chagiif» llegaba prtífugo á Buenos Aires. Pero Rosas sin pensaren esto* inconvenientes, lo si pone desvergonzadamente al frente do uu ejercito ¿le l olici/tcx gtariando cv7isiderctciones. Pue- de discurrirs»; mas grosera impudencia! Habla en s< guilla do que la Piovincia de Corriente* vá ú ser anaatastetía por ios ele- mentos i/un contra cllct urepai a. ciando en esc «huera público en Baonos Aires ei triun- fo d«i ia Provincia de Corrientes y «pje la Provincia de Kntre-lüos era el trofeo natu- ral «le su victoria. Al anunciar que el Padre Dominico íYay í'e'ix Ahfiie», ada de Generala ba llegado á Boenpa Ai- res, se guarda bien do comunicar el motivo de su venida: «pío denotado vcrgonzosanien- to en Angaco, y reo de espantosos crimene* es execrado en la Prí^vmoias de Cuvo: que on ella se lia levantado un nuevo personaje, Benavides, que Jia evijido la separación de Fray Pelix; y que Resua lo ha traído á J3ue - nos Aires, como hizo venir al General Hui- dobro, cuando «laba celos á Frav Félix; pa- ra colocarlo Ort el archivo de Generales gas- tados é inválidos, buenos solamente para («residir (a maz-horca en los dii>s de besama- nos, y en las misas de Tc-Dcum, que Rosas se hace decir. Pcio apesar de que en este, capitulo se propone liabiar de las Provincias dú toda la Confederación, no dice una sola palabra so- bre «jue Jtíntre-Ríos está invadido, sobre que Córdovn esta metjio sublevad» contra su ti- ranía, sobre que Tucuman se debate con heroico furor contra los vilo* asesinos que abruman si: cuello ensangrentarlo, sobre que ■Santa-Fe, en fin. después de haberse dado una constitución ha celebrado un pacto de alianza con Corrientes, y le ha declarado a ól Rosas, ia guerra por buudo y ú son do tronv- •Z I 11 : I16 peta. Kl hombre que fca ocupa de la n;ña que hn alumbrado S. M. la Reina de Ingla- 'i-rra, y del pistoletazo que dispararon"ten Parí* a uno de ios hijos de I.uis Felipe; ol narrador cansado, embustero y minuei<*?o. emite no obstante el mencionar sucesos de taut:. magnitud, que le son tan funestos. (,Qué acusación dirigirá contra ta Provincia de Canta-Fé? L.a '¡!j:.rá «le Unitaria á ella que lia sido tiemple la < iudadelu, el loco de la federación Argentina? GOBJUINO. Kl eita capítulo e! sordo Solano, reductor de Kosas nada ha hacho sino amontonar bat - bírismos y pcrí.iJos bombásticos, anohnian- tb>qu* iam **adfdos Rocinos ha>i dafrolfwdo ia»plarai>hun»nta ú mitlaraa da ilustres pa- triotas Biaeiitiuc?. 1 lar: tambit n un acta, logo de todo- los actos de adulación y men- guado •trviiimio, que le han tributado la ti- tuluda Sata de Ruanos-Aires, y o(ras (OM- uaracioiies tan I git'iows y rss^etaMwa como h» tlaulada Sala, y conoluye ca-ú todos ésto* nnunci •» por invocar- hipócrita y audaz- mente úla Providencia y al Sumo líacedor, de truien e* enemigo miserable y atroz. l>>«jno, essin ambar.ge de que detengamos nuestra ai-.uiriori en lo que dice «obre los Padres de la Compañía de Jc?»í. lia quien ha peiMeguid^ y Ultrajado tan bárbaramen- te.— "Los Pailnts di. )a Compañía de Jesús, sin embargo de «us virtudes cristianas y mo- ra,os......"o han correspondido á las espe- ranzas de la Gonfederación......parque tu marcha «¿Justan---. desagradebs la opinión publica . ¡ tjuc ge puede esperar do uv. gobierno, que anuncia i n su Mensaje al Cuerpo Lejislaf:vo, que una Cor-ruindad de Sacerdotes virtuosos y cristianamente morales . lia sido proscripta, porque su marcha era de rnitemidud , de unión, y de caridad , calidades que constitu- yen fe perfección moral del Sacerdote crisRa- "°—As» el sacerdote para ser agradante á Kosas íu du sur una vivoru que sé interpon- ga entre corazones l.e niano?, qué roméelo las dimisionesdolos hijo» (ta UM mismo pueblo, qne exaspere las venga auras de los bandos po- líticos ; > quu renunciando en fin, ó ln mi- sión del perfecto lisliai.o se revista de las formas i del lenguaje dol apóstol de Satanás, '"""n Rosas es delito para un religioso ex- tranjero, (puo vive en comunidad, no mez- ctarse en las diseur iones civiles de un pais, no arrojarles sus palabras corno una tea do desunión qde mas las avive, que masías en- cienda. - i Contesten, pt,c!./ }o;. «-^trangeros iinparclales con la mano puesta sobra su cónci encía, si un gobierno míe proclama lates prin cipios religiosos 9 la Haz del mundo cfvfthtado, no es un gobierno profundamente perverso y .inti-social. V llosas siempre proglesivo on su auda- cia, asegura i|ue vaú dirigirse á su .Santidad para instruirle de estos sucesos para decir- le ; el clero de Bueno»- A ires. casi cu su to- talidad corrompido por la esclavitud, inmo- ral por la adulación ¡i mis diditos, perverso por la profanación de los templos , y por la sacrilega.! paiabrr.s conque mancha ol pulpi- to, no podia soportar cerca do si ú la sabi- duría, á la cavidad, n la* virtudes evangéli- cas de los 1*1-*. Jesuítas. > yo ha proscripta <¡ol modo mas indigno á esos ejemplares va- roMBaí tí pesar He sus m ludí s cristianas 1/ mótales. Sirvas^; Vuestra Santidad decla- rar que yo he hecho bien y que los Jesuítas hicieron nuil, que el clero apostata ydetes- table, que me rodea, que me tiesa los pie", que me prostituye el altar, el templo, la conciencia : que Use vende el sticreto de las confesiones , es el clero que debe prevalecer que merece las bendiciones de Vuestra San- tidad, y que el clero perfecto que no ha que- rido Oterpetrnr tamaños crímenes debe ser asaltado cu su retiro, pcivr-yui lo por la ple- be, lanzado do su claustro, proscripto i.n fin, como una reunión do grandes delincuentes.' Pero las faltas ríelos I*P« Jesuítas eran puramente negativas. Nn permitían que en la iglesia u su cargo se ndorosa ©b re trato oks liosas como en los olios templos . pero 110 predicaban que eso l\i2se malo; 110 sembra- ban la desunión desda el pulpito , pero no decinn desde o.' que les enemigos políticos so abruzasen, porque la guerra es mala, ó hija riel infierno, porque la paz es santa, «: hija, riel cielo. Su marcha estaba marcada pol- la prudencia. Educaban ¡i la juventud en la buena literatura, pero no entraban 6 hacer la crinen de la ignorancia brutal que preva- lece en los establecimientos do educación verdadernmente rocines. Su marcha eru opuesta á. las ¡deas, do Rosas, pero ncgaliva- i/iettte opUf .ita: citmrt 'a rio lodos los otros • • • trangei'os, que habitan la provincia do Buenos-A ires. Loa l'P. Jesuítas, tan "prudentes, tan vir- tuosos y tan morales" vieron invadirla su morada relirriosa, por la horrenda mashorca, oue vociferaba / rnm.rtc á tos J*P. Jcsuilas ' üu tas inminente peligro, .solo pensaron en ( repararse par* dignamente líegaj a la pre- sencia de su C reador ftummnron el tf>m> 19 pío. alzaron los opis a! Pudro de todo lo bueno, al que nunca «leja sin amparo la ino- oaaafan y entonaron el solemne ¿e pro/unáis. Rosas , quo llama á la mashorca pueblo, á sus bcstiale-í alaridos opiMion pMmlica, y riue la contiene ó la suelta según mejor la conviene, como el enzador á sus perros fie presa; epiloga ¡rumcumciuc toda esta his- toria horrible diciendo: <¡uc laoyiltiom puhli- ta .ve pronuncio Juertt:mente, y t/ttv /os l'H. ■Tasuit-is (le svyj/u di jaron ti Cotti^to. Pero calla que can ellos abandonaron á Buenos-A ires los sacerdot js virtuosos, según el evangelio, que el picador y «I mo- ribundo perdieron con olios toe Asuróles con- soladores en oi remordí miento y de la arpuirt que con clios perdió la juventud ríe Buenos- Aires maestros sabios «pie la educaban on los principios de la moral mas pura y de las Ciencias mas elevadas. GUERRA. liosas 011 esta sección (ta su mensaje, cuida bien <1>; rio presentar nineun osla- rlo de su fuerza iiifiri.iiiia y terrestre. Habla con vaguedad del Ejército y de la armarla. Elogios é intereier-iones arl- mirntiviis suplen a los dates y noticias que debieran encontrarse en un doctr- ínenlo destinado a hacer reseña tic la si- tuación «le la fuerza pública. Quiere enumerar los servicios do ese ejército, y solo íeflere sus calíanles y es- pantostu» crímenes, cpi;e lo colocan en el rango do las bordas de tora ¿¡¡i dos, que en diferentes épocas han die&mado in- rructiferarnqnlQ ¡a infeliz humanidad. En el Quebracho. San Cala, la Ricija, Famalla. Rodeo del medio y (:atamuroa; las tropas ilo Rosas lian triunfado pelean- do tres contra tíos, armabas, vestidas, pa- yadas y montadas perfectamente cuando sus enemigos oslaban desarmados, des- nudos, Impagos y a pió. A pesar ele esto no habrían podido avanAar en sus con- quistas-, á no ser por los medios subli- mes de la maldad «lo Rosas. El brazo alo\oso del traidor Asís extinguió la vida del Si-, tlcneral Brizuela* á quien ;¡tia\e- só de un tiro por la espalda pagad ti para elJo por el malvado fraile ITranciscano, agento tic Rosas. Nicolás ¿Jdazon. 1 1 villanía del i 11 (ame tie los infemes t.rcgo rio San do va| entrego maniatados í\ Ori- be, ,d ilustre Avellaneda, ;'» N ilela y sus otros compañeros;—Hambre*. .Juan de Dios Videla y otros descrióle*, tiaitüti- naron dlvlalonei enteras de los Ejérci- tos Libertadores, y apesarda tantas ta» i- lidades, de tanta corrupción y desaliento en sus contrarios, el Ejercito Itocin lia tu cbatfo cobardemente durante un año, siendo vencido en Angaco y en otros campos ilo batalla menos lamosos. Evo elérclto, pues, indigno «lo llamar se Argoniino, y noto Mocil» en su compor- tamiento ct.il y militar, plaga y azoto inferna! de la desgraciadas Provincias Ar geatinas que ha recorritio. Cobarde 0 infamé . s»'" declarar ion previa ha fusilado y degollado los prisio- neros que puso en sus manos el acaso o la traición, cuidando do perpetrar sus asesinatos, no cuando los Ejércitos Liber- tadores estaban en pie y podían vengarlos, sino después tío estar deel ruidos, cuando la represalia no pedia ya tener lugar. Salvaje / antropófago, ha llevado en lafl puntas tío .sus bayonetas, la confisca- clon tío bienes, la esclavitud, y ol desho- nor del bollo sexo. El primero tío los Ejércitos porteños que ha dado tan abo- minable ejemplo, lia sembrado las plazas y encrucijadas de las Provincias del ínto rior dé cabezas rio prisioneros degollados después del combate. V cumpliendo los mandatos del COI la -cabezas Oribe ase- sinó bárbaramente; cien prisioneros Tucumanos atados por bis Codos por una cuerda, y en la plaza de Cafamarca ¿1 sois cientos hombres indefensos; hechos todos consignados on I03 partes oflciaiésl de sus gofos, v que l.a registrado la Caceta Me r- cantil fio buenos Áiros, period:e > oficial de Rosas. í.o . capitanes de oslas hordas de ligrts feroces, han sido Manuel Oribe y Angel Pacheco. Dos malvados, perversos y es- túpidos, quo lian recorrido con e1 mayor escándalo la,senda de la perfidia y «olmo, se lia rendido en el último tercio de s=u vida, poi dinero y ha manchado pu* eanus, sdsaiMendti el carpo de teniente de Rotas, se presento or- gultasa delante del puerto de Montevideo.— IAliibuyend > rs* hif.ims desertor sus triunfos I ¡asados & su imparidad personal, cuando úni- « amenté «ron debidos «I valvr Aigi'i-tino, cre- yó que I?; buslnrín picscniarse para venci r .i nuestro» modestos y republicanos marinos, que aunojue fcii'mpio en menos fuera* que Hrov>n, le >r.ni siu embaído iimi superipres, en vi vigor que les duba la justicia do I;» causa ;uo ).'> ltncirmia jnih'irti Seres triun- fal.te. cuando reposa sobre un abismo, > so- bre el misterio d« dilapidar-iones feraonioeas; cuando los ramos que alimentan su entrada •son la CaHUAcaeion del papel moneda, y la «'Olifi sea <-*ion de bienes. " Eos idW los importados J exportado.-, lian restablecido las entradas Aduana"—Alzado el bloqueo «pie por su torpeza hizo quo la Francia pusiese á los puertos Argentinos, nada mas natural ii;,t!u circúlenle de Eucnos-Aires, son mus «'> turnos tes muraos 17 millones, recoji- dos desptt ■ ; del decantado réttabUcitnienHi $0 ■ oVspuo.s do un üimiiro de tres años, y coi» ayuda de la confiscación y el sa«juoo de los ciudadanos, del recargo da los derechos do patentes, papel sellado, contribución direc- ta, v machos otros artículos «le l.i lanía ila aduanas, sin «jue se hobiasen establecido «i jirescnt¡»sen gua'isuio si i^nihV.ativo tomo boy, fos dore* l;os de tabladas-, saladeros, m«rca*>. etc. "Lu oontribuciou dir««;ta diCS : rio me ha producido la taima calculad» ; necesnio es «.¡valuarla justamente". V Calo no se hará ; porque en Buenos-Aires depde las confisca «íioiics, desde que se lia hecho una torpe quemazón «la una. inmensa eamhlad do pro- piedades «ispoliadas á tus legítimos «lueños, nadie compra, no hay precio de meroado. llosas temería hacer esa avaluación justa si fuese hacedera , porque t«#ridr;u miedo «le aplicarla á sus maahorquesae y parientes. *' El Gobierne ha Acordada ia Ctimpewsa- cion del decreto, «ic i¿5 de Al arzo."—• Es decir se ha comenzado ú repartir la infame re- compensa a los traidores á la patria, el pre- <-io u. los verdugos que ayudan «t oprimirle, el <-stipondk¿ a los espías «pjo siembran la des- confianza y Pseehan la ; mus iuwccntcá accio- nes, el salario á los degolladores «pie riegan los campos, las caréeles, las plazas, las ca- lles con la sangré de inocentes para que la i irania do llosaj prevalezca por ei mas- tre- mendo terror, rpie jamas se ha oodocido. ( .'orno esos mal vados, dudan de Jo presente, > miran con sobresello al porvenir. Rosas se ha atrevid«"> nuda.-, á mandar en el porve- nir, cuando en el viene su Juez, su verdugo, su cadalso, canudo él trae escrito con <:aiac- (eres de sangre: — venganza y espiactonf '•El r. mprestilo de Inglaterra ocupa mi atención." Bien poco ganan con eso los acreedores jngit.ses, y si estudian a. t"on«io la cuestión del Rio de la Plata, ol sistema de guerra pcimniicnte y ruinoso del tirano «le E-uonos Aires, se conven< el án dt q' mientras él exis- ta en el poder no se reembolsarán de un soio cuartillo. "El crédito público.... mantiene la con- iian/a y ramiíica sus relaciones." E! crédito Publico es lo uu!co ü que no ha tocat'o liosas, porqut- ta espericncia l«í lia « oscilado su importancia pura la creces de Ja renta publica. 1 .o unieo «pie ha he- cho en el crédito publico e¿ aprovechar su acción en boneiicio de sus crímenes. tr. fondos «jue le resultin «Je las emisiones que hace, y do los «juc apüca una parte =x pajar ganados y consumos hechos al pre- ció y en la forma que se le antoja señalar, y Ja otra las rtpai tc en coniratos en léga- los y ootn;chos, á que le liosas. .Se creo para satisfacerlos gastos hechos en !n me- morabl(;c.«/>c«/íeio/> al di *i0rto,cn esa campaf a ulguno: y sino hubiese devorado ingon'as sumas al Tesoro Nacional. Como Jo demostró el Sr. Angelí? en su importante A1i ¡noria de Hacienda, y servido do base a la actual tiranía en que gime la Kepública Ar- gentina; á esa espcdicion en la que pretende ilesas beber esterminado ¿x los indios, y asi lo manda poner «mi los almanaques entró bis ¿pocas memorables, y sin embargo los jadiós visitan anualmente y á mano armada los es- tablecimientos fronterizos do la campaña do Jíuenos Aires, redujéramos a números. Ea mayor-parto de ostQ sunt' So debe a la ad- ministración de Koífis; 'ue por lo tanto es muy superior a ta que lian legado Jas adminis- traciones justas y plorioías de la llopúbiica Argentina. ¡Según el pretupuist:> que presenta Kosas necesita pura gastos del presente año ii<> Dlitlo— nos ;papel moneda,) y rebajando do estos 11 Millones dedetkda notante, quedan de g^sto efectivo 4(S millones IVo queremos hablar de la época de paz hasta tintss «!<• 1825; pero es fácil demostrar, que ia Prt>sid«>noia apesar de su costosa orga- nización, y de la guerra gtoriosa que sostuvo por mar y tlsrr», no gastó la suma que liosa» pid<; en su presupuesto. JLa administración del Sr. Dorrogo continuó ta guerra bajo el régimen federal do Provincias y segijn los «latos millones bastaban para el año financiero, que a 17 por nno harían poco mas de 21 millones de la moheda actual. i Pero en esas admiirislrúcioncs no so dilapi- daba, no se robaba como en Ii do llosas. — !„as adminisirai-ioocs currompitias é innu>rr¡Ies ha- cen siempre subir espantosamente Jos guaris - mos de los años financieros. Esas administraciones aseguraban la Inde- pendencia' de la República con esplendidas y honrosa victorias, abrían puertos y caminos, daban ansas ai comercio y a la civilización, moralizaban el país, fundaban ó mejoraban es- tablecimientos do educación ó de piedad, atendían al esplendor del culto, - orsn en una palabra Gobiernos verdaderamente socia- les.—l'ara Iiacrr tantos bienes Jes bastaba con ¿8, con sil y hasta con un guarismo menor do millones.—Pero á llosas para su obra de ha- cer degollar á los argentinos unos con otros, de arruinarlos, de turbar la tranquilidad do- los Estad«>s vecinos, de alzar una aristocracia salvaje, un- absolutismo brutal , y para en- grandecerse bestialtBeeto necesita 56 millones, y otros tantos do confiscaciones. —Sin embaí- do ticni) la humildad «le no proponer en ose Mensaje ntedi las para llenar ti déficit, porque aquella taita es obra de la administración que le tucettia ' Es eseusailo advertir que bi paJabra presu- fiuesto, no tiene significación en un g«>bieruo vitalicio absoluto, inmoral, tiránico que cas- tiga la menor censura contra su poder con el suplicio y el asesinato alevoso ; donde no puede haber exámeo do cuentas, ni ninguna «le las operaciones que comprueban la ver- dad de las necesidades, v la exactitud y re- gularidad con que se satisfacen. Concluye la obra del sordo Solano, con un 3.->.,> párrafo frailesca y vaporoso en que, r.juga por la centésima vez. y coa lu misma bueno f* que -irmi.rc, qtiu se le nombre un enrinf—Por- que seria crueldad compulsarlo á la continua- rían da un sarri/¡ci/j contrario á los dictado* de >u candencia, es decir a quo baga oí sacrificio de proseguir liranizmdo y ultrajando a los Argentinos ¡ quo 6 esto la mueve lu inrne.nti- fiad /¡c ■«./.«• turcas. >/ el penetrante peder de la ti reparable pérdida de su amante e»posa, y de r\i inui amante padre. — lis, elrs notarse quo en ni mnnnjormprsto en la Caceta se Ico sola- mente, y de su mu» amado padre, palabra* '!«'! no so encuentran oi> la edición, s al término de nuestra revista del Mensage de Kosas, ta de q* ha sido bien ¡arg-i, f.in embarco que hemos apenas desflorado lu materia; de que no nos liemos ocupado do esa administración de justicia que remata sus sentencias al q.ue mas da q' se compone de una h.gia do expoliadores en que están afiliados, a fuer de monopolista*. Jueces, abogados, es- cribanos y procuradores, que se cntieuden en- tre si para despojar a los infelices litigantes; do esa policía do infames vaudtdos; de esa Co- lecturía s Resguardo de contrabandistas, cuyo primer personaje es el balotado Arana; de esa camarilla omnipotente, que forman las prosti- tutas de la familia de Rosas, y que preside sa hija Manuela, que tiene el grado de Genera!, (juc es verdadera Presidenta del Consejo de Ministros, j qu« (¡n esta calidad entiende en los negocios mas arduos do la poltfj.ea, recibo ministres públicos, y decide soberanamente de lu vida y muerte de los Argentino. . No ho- rnos pintado esa horrible asociación de la mn: horca pesando sobre todas las clases; no hemos bosquejado el pavor do los hombres, !a des- bonra délas mugeres, !.i estupidez v e! abati- miento social, que haco de Rui.no» Aires un desierto poblado de seres abyectos. Pero reasumiendo lo que llevamos dicho, so \e q«iu oí tirano liosas está comprometido en el Estertor por el escándalo y la sorpresa de indignación que ea todos los hombres causa su gobierno de crímenes bestiales, y por sus ma- inijos frustrados y descubiertos do anarquizar A Solivia y usurparte una Provincia ; que RoHvta tiene queja-s, quo solo pueden satis- facerse haciéndole la guerra; quo en Chi >e el (iobierno lo exijo reparrciones costosas, y las pensaras y la opinión pública claman porque se le. haga la guerra <í wawrfe; qpM el Brasil tendrá que ponerse- en armas contra £-1, se uena de comprometen su integridad ; qtio lo hace la guerri ia República Oriental, qtte contra él so ha declarado • lu. República deí Paraguay, a la que riere la audacia do llamar una provincia suja; que sus relaciones con la cú;'.e de Romn están eo'nprvtuel idas, que I 23 ~ nona abierto ninguna con España apesar de i;ua ta mayor oarto do los Estados America- nos ¡o han hectio ya con éxito; quo la Ingla- terra lo desprecia y coloniza las Malvinas ; 4*ue la Francia le haco pagar cuantiosos su- mas por el contrato bilateral de sangre que subscribieron ¡Vfackau y Arana. Kn el interior: las Provincias do Tucuman, ta Riela y (.'ordova están en una conflagración tisiSjfcia. contra la quo luchan desesperados los perversos Oribe v Pacheco. La Provincia do Santa-ío lo ha destarada la guerra y sus fuor- tripsladi) por aventureros, por merce- narios y piratas, sin hacienda porqn*! Ja q-»e tiene, arruinada por su torpeza y dilapidacio- nes esta a naufragar en el inmonso piélago de papel mone.da falsiticado: sin comercio ni in- dustria, porque las han alejado dol suelo Ar- gontino las confiscaciones, la inseguridad, y los asesinatos: sin riqueza rural jior la misrn— causa, y por las invasiones de ios indios sal vajes, quo tegua ol almanaque de Buenos Ai- res fueron esteranDSdoe por «Iíu» etpe¿ ion al desierto : sin crédito porque es un embuste- ro, un falsario público, porque . i¿> ajo un Gobierno liberal confor- me a sus conocidos principios y carácter, hubiese pódalo arrojar sospechas sobre el Presidente de la República, ni sobre el Gobierno Oriental; el Sr. Cónsul ha dado le.jetidos testimonios «lo aprecio tle la conducta franca, noble y generosa del Sr. Presidente: conoce muy bien su ca- rácter, y sabe que el Gobierno de esta República no es un gobierno tle sica- liosy asesinos, y no era posible que en- trase en su espíritu ni h» idea «le atri- buirle un asesinato, pues esta mancha de que se avergüenzan los americanos, el mundo to«lo ya sabe eri quepuebto y que gobierno se ha establecido en principio. Espera por consiguiente el Gobierno, que el Sr. Cónsul Je S. M. Fidelísima, so- servirá manifestar, cuales fueron las es- piraciones que dió al Sr. D. Juan Manuel lionas. Gobernador do Buenos Aires, y que le arrojaron viva luz. sobre aquel enorme aten (tilo: el Gobierno necesita probar ante el mundo culto, que su ho ñor r su moralidad, como su carácter y principios, no permiten sospec har siquie- ra de que sea capaz de alentar á la vida • lesus eiiemigo» por medios inJapnes que las aserciones de su mensage á esta respecto, co.no en otro; son imputaciones calumniosas, con que nó se avergúef uta de mancharse. I' I infrascripto Ministro secretario de Estado en el Departa manto de K elacio- nes Exteriores, tiene el honor de ofrecer al Sr. Cónsul Gral. su mas distinguida con- sideración y aprecio. UlANClSCO A. VIDAL. Sr. Cónsul General de S. M. F; Consulado general de Por- ) tugal en la República > Onantal del Uruguay- ) No. 18. £XMO. Sti. El dia S del corriente, tuve el honor de recibir la nota que V. E. me dirijió con fe- rias 7, en !a cual dice V. E. que lia recibi- do orden del superior gobierno de la Repú- blica, país que en vista del Mensage que el ''e Buenos Ayre» remitió a ¡a Legislatura Provincial, con fecha r¿7 de Oitóenabro ulti- mo, en que se asegura en varios pasages, que una aiae/ui/u: infernal fue dirijida, UJi' S. E. el Sr. Presidente L>':• Jiis por mi, «»•/ ojaron rica luz. asnrs .ana- ltos atentado.'', deja entender que esiis esoii- caniouaé hicieron conocer al Uxorio. Gober- üad.T de Buenos Ayres, el autor de dicha maquina-, que siendo esta deducción riguro- sa y lógica, y qu«i tal vez na entrado esto " en la intención dte lo? re da florej d<. ese jo- - 111 - riodo para dar mas peso á su imputación: «pie el gobierno está bien distanta de creer que las csplicar-it mes «ladus por mi, fueteu capaces dta hacer ni aun sospechar, que ci X-'.xmo. Sr. Presidente de l¿i República fu-j- ne el autor de semejante alentado ; y que no pudicudo persuadirse de que yo hubiese potáido arrojar sospechas sobre el mismo Sr. Presidente, ea vista de mi imparcialidad y deseos de ver prosperar el país, conforme á mis conocidos principios á la causa de la libertad ; espera en consecuencia, que yo manifieste cuales fueron las esplica,-.iones que di al gobierno de Buenos Ayres, y que arrojaron viva lu-z sobre ae/ueílos i jitil —ti'* atentados ; porque el gobierno necesita probar ante el mundo culto, que su honra y su moralidad, asi como su carácter v prin- cipios, no permiten sospechar que sea capnz de atentar á la vida de sus enenrgos, por medios infames «Sr.c. &c. Antes ele contestar esta nota, debo agra- decer á V. E. la justicia que con tanta es- presitrn me hace y asegurara V. E. que ha- ré por contii.uar morecitmdo el misma buen concepto, y consideración, por mis bien co- nocidos principios y deseos, de ver prospe- rar Un puis que me es tan caro. Paso ahora, á dar las esplicaciones que V- E. exige, y no puedo hacerlo mejor, q«ie narrnnd«j todo cuanto conmigo pasó. _ 121 dia_ 2 du abril de IH-U. antes de mé- dio dia, luí favorecido con la visita de los SS. Cióse y liacin, el prime-o comandante tle la goleta francesa de guerra UEétaire, y el neguntlo ayudante de «farden*! de S. K. el vontra-almi-ante I>upotct, llegados el mis- mo día »ie Buenos-Aires; certificado dicho Bacín de que yo no le habia escrito, desde que é¡ estal>a allí, y mucho menos remitido ninguna encoinierida ; nse dijo entonces; "que por el paquete Rosa, salido de. aquí el 19 de marzo de dicho aho, recibió una car- ta, que creyó fuese mia , en la cual le pedia la entrega «le otro, y de un pequeño fardo al Excmo. Sr. Gobernador de Buenos-Aires D. Juan Manuel Rosas, que en estas cartas se d'rcia que eran los dipbunas y medulíns, que la sociedad de Anticuarios eii Copenha- gue, enviaba por mi conducto, al citado Gobernador, y me habían sido dirigidas pot el cónsul de 8. M. Fidelísima allí residente: cuya entrega verifico, convencido de que esto sen a exacto ; pero que aquel pequefio laido era una mfiquine; infernal, que feliz- mente no surtió efecto, porque dispsnUHlo las pistolas q e. 'lobitrr incendiarla, no dict an fue^o, que por consecuencia mi nombr«i se hallaba compróme Lido'". Respondí qu<» yo «.ra incapaz de acciones tan infames; qu«» imnediatam. nte me embarcaría cor» e.'los para allí, y que mejor informado enton- ces, probana que todo era una falsedad porque solamente bo(librea perversos, serian capuce* de .servirse de mi nombre para fines ton criminales, y para comprometerme y 61. Sin decir cosa alguna & nadie, solicité «1 mismo dia de V. E. pasaporte para aquella cuidad: inmediata meme uve embarque, y antes de ios cuatro do la tarde, estaba á bor- do de aquella goleta. No divulgué mi via^-e, y mucho me- nos el motivo de él; y atendió este el do justificarme de un crimen, no es creiblo que pudiera con»terotro, calumniando S persona alguna, porque aun lioi igno- ro quien fue el autor du aquella trama Infante y diabólica. El «Ha í deleitado mes «le abril llegué á Buenos Aires; fui muí bien recibido por el Eximo, gobernador d«.'lejiado y mi- nistro tle relaciones exteriores I>. Felipe Arana, que no ignorando el objeto de mí viage, me manifestó aquellas cartas originales ; observé entonces que las firmas de estas, asi como los Sellos vque también me manifestó] aunque bastante parecidos, estaban falsificados; y asi lo reconoció luego aquel Sr. gobernador delegado; el cual me hizo la jusliciaaun durante la duda «le si eran ó no iiiias aque Has cartas, tle no acreditar ni persuadir- se «le que yo hubiese mandado aquella maquina, juzgaba si que las cartas eran rnias, y qua efectivamente habia manda- do la caja con la» medallas; pero tftie es- ta habria sido substituida por aquella por los enemigos del mismo gobierno residentes aquí. Las mencionadas cartas tenían fecha 17 tbe Marzo «le t-841; y eh ellas estaba li- tografiado al margen el tema, Consulado general ele Portugal en Montevideo; eran escritas en mal portugués y con muchas palabras españolas. En aquélla misma ocasión se me pnos- trió otra carta «leda misma letra, y tam- bién en mi nombre pata el capitán Sctlia- liiifj del paquete llosa, con lecha ií-> del mismo mes de marzo, escrita como aquellas desdi; Montevideo, d'j la cual lúe portador r. Se.^untla, las cuales se as habia enviado ; y que a escepcion de es- ¡as dos cartas ninguna mas había recibido, y mucho menos las medallas á que se aludía : el Sr. Gobernador-Delegado, mandó pedir los su'-rescritos de estas dos cartas . y no tuve duda en asegurar, que eran los mismos que habia recibido y mandado : manifestó- me también el sobrescrito de otra carta, se- mejante ai de aquellas y que ha!.¡a oído en- viada de aquí, por D. G. A. Po adasal St- D. Paulino Gari, como lo comprobaba la firma de este, en el mismo se rescrito, y co- nocí cjue los sellos y este sobrescrito, eran ¡os de la referida sociedad, é iguales á los de aquellas dos cartas. He aquí Exn.o. Sr. Ministro, la trunca y ve- rídica exposición de e>:anto conmigo pasó ; y debo afirmar míe durante aquella conferen- cia, no se nombró 6 S. E. el Sr. Presidente I). Fructuoso Kívera. I>espues fueron Mamados, y examinados los capitanes de los citados pa- quetes, el mozo de cámara. ) algunos pasa- geivs qno fueron do aqu), en aquella a»ca- sion, en el mencionado paquete ItosA. ilo dicho >frepito, que el único fin con que fot á Buenos-Aires con tanta precipitación y reserva, v provisto tan sola mente de mi sello y do dos libros de ltr«istro, no fuéoiro » e! de justificar plenamente, que yo no ora el au- tor de semejantes cartas, y q* era estrañoá in- trigas tan viles como infames. liste procedi- miento mió, franco y leal, y que ha sido apro- bado por ini Gobierno, es el nie.ior testimonio de que yo no era capaz, corno Y". E. lo reco- nocí?, de calumniar a persona alguno, y mu- cho menos a S. E. ol Sr. Presidente de la Re- pública, iv ol Gobierno, cerca del cuál esto* acreditado. Soí por principios y carácter, enemigo de intrigas, y de viles calumniadores, guarde co- mo mo toca la mas perfecta neutralidad en to- das los cuestiones políticas : deseo la paz en- tre las naciones ; respeto las leyes de estos y y sus gobiernos asi como las opiniones de to- dos; y cuido solamente de desempeñar del mejor modo que puedo, los deberes hieren les a mi cargo. Ksta es Sr. Ministro, mi bien co- nocida profesión do té política, y quien pien- sa y obra asi, por cierto no es capaz de co- meter acciones impropias del nombre de bien. Tengo ol honor de saludar á V. E. rciteran- doTó mis sinceros respetos, y las protestas de mi mayor consideración. Dios guarde & V. E.—Montevideo tO du En¡;- ro So 1842. Exmo. Sr. T>. Francisco Antonino Vidal, Ministro y Secretario de Estado de»ta Repúbli - ca Oriental del Uruguay. LíOAAÍD» I)E SOTJZA I.EITTK ACEVKDO. /¿r4e>- AI»IJ1WES ItfOOJRAFICOS r> Eij Ate*. €mcn*>f1¿ -S vi> r Pikrkk. El, CKRRITO—CHA CÁBUCO—CUBAPALIGU.E—CERRO í) 1:1 G AVILAN—CARAMP A M G I' J.—ARAI CO— CANCHA RA V Vl>A —M A VVf"—Jt"NCAL (O MARTIN ' VRCIA) .'.3. - n.