el que ama la libertad *>EBE DECIR LA VERDAD (i) O sea defensa que el ciudadano Fran- cisco Santoyo, ha pronunciado ante el Jurado en sostenimiento del impreso ti- tulado. Si se rozan los poderes se aca- bó la libertad, presentarme ante esta respetable asamblea com- puesta de los individuos mas selectos de la socie- ^d, y al producir desde la tribana cívica mi defen» ia>á favor de los derechos nacionales* no puedo me» ^>s que sentirme penetrado de aquel mismo santo H*ego patrio, que ardía en el corazón magnánimo un Cicerón, siempre que este heroico orador se ^sentaba en el foro romano, á sostener con entusias- 1,10 y depuedo, los derechos de su cara patria, y las (i) Aunque se le tenga sumergido en un ca'abo- como al autor, y aunque se le arrastre al mis* ^° cadalzo, desde allí todavía por derecto divino y J*ntanot se le debe Conv«tir con vigor y denuedo al ?spotismo, basta no ecsalar el último olito y ret' Mracien, pues dulcís est monis pro patria morí.2 libertades 'publicas, de stmconeiudadancs. Ningún te' mor me •u.edra ni formída, en tale» circunstancia*» para púb'icar, que una infracción cometida escanda- losamente contra la ley, por e! Excmo. señor miuis* tro de hacienda, fué quien provocó la circulación de' impreso dcnuosiado, y que por los jueces de hecho» se halla calificado como insisador á la desobediencia en segundo grado. El señor fiscál en turno de la libertad de ioa- prent», lie. Flores, al formalizar su denuncia, se co- noce que solo tuvo presente que se cen suraba con aeri' tud á las autoridades de la federación! en dicho iov preso; ma» no estaba penetrado de sí los motivos que antecedieron eran ó no justos, y sí los ctudaáa' nos podian ó no hacer uso de la ta.- irenta, en estf caso, ¡ah! no suda el ahorcado y el confesor está ten> blando. No hacen el menor reclamo las partes ofeo* didas, y este sr. ha tomado todo empeño en desfacéf agravios: pero vaya que en un sancti smén será des- pachado. De cualesquier modo que sea y bajo los principios en que se haya fundado esta delación, cae ha puesto en la dura precisión, tanto de destruir la* 'roncas conjeturas que por su imaginación se pa\ í., Cerno también de dar una rápida ojeada, so* bM I s puntos cardinales que han motivado la pú* o'i de aquel escrito, que á la verdad nada tie* ne de injurioso ni ofensivo, á la vista de los sensa*' to*.; y para que así los dignos jueces liberales que a., escuchan, como el numeroso y benemérito con- curso de ciudadanos que me atiende, formen un juicio eesácto de la justicia que me asiste. Sorprehendido en el Estado de las Tamauli* pa*, un contrabando impone de mas de cincuenta mil pesos, sufrió la pena dé comiso con arreglo i3 *8ta ley, per el a'cal de de AgQavo nud.-ídano llde- •0r>sy Castancira, previas todas las formalidades de ea- '' Oj .y con consulta de Asesor letrado. Consecuente i» ^stos tramites leg.iíes, y demarcados per la misma 'Ti apelo el español contrabandista Miguel Lino Quin- ,an;?> al ministerio de hacienda, para que se le leban» tye 4 sus intereses el comiso á que justamente es- íat>an condenados, proponiendo fianzas suficiente pa- ^ 'a seguridad de su vslor. El sr. íisteva, á pesar e estar calmeado el contrabando, y contra todo el espíritu de las leyes de la materia, aceptó las fi¿t¡zaa 0tPrgadas por f eis fiadores á satisfacción de los srs. *inislidad en la absolución del sr. Esteva, siendo a5' q ie los individuos de esta, en cumplimiesito de providad, rectitud y deberes patriciales, dictamina' toa ipso /acia que habia lugar á la formación de caU* sr. En efecto estendieron su dictaroeo, y puesto 4 discusión fué absuelto por la mayoría del Senado, eí cü.yo solemne é interesante acto, se cometieron defec cb tan digno» de referirse, como notables en su prac tica; y que tal vez, tal vez,á la vista de la república» ss presentan hoy bajo el aspecto mas pecaminoso 3 deforme, tanto, que según be oido decir, todos lo* críticos, hablan en los corrillos y tertulias de injus& ci/x notoria en este juicio. No lo dudo siendo efectr vjí los procedimientos siguientes. (3) (2) En estos putde bñbtr ñ i&ma 4iftrsnttct% m&3 Habiendos» tratado la discusión del dicta- men de la comisión dtl gran jurado sobre la forma- ción de causa al Excmo. sr. ministro de hacienda se de» Jaron decir varios sres. de la cámara, que como el asun- to erapsrscnal del sr. Paredes no dcbia votar. Los sres. Espinosa y Molinos se salieron, á pesar de que se reconvino á tiempo su salida: mas como contestase *1 sr. presidente que sí podían salir, pues el reglaraen» to no lo prohibía; imitaron este acto los síes. Ber- duzco y Alpuche. Se procedió á leer el dictamen aprobándolo los sres. Couto, Chico, Solo^zano, Quin. tero, Ceballos, García, (D. Joaquin) Gómez Farías, García (D. Francisco) y Barraza; y reprobándolo los sres. Bea, Aazorena, Corona, Liceaga, Zavala, Castillo, Villalba, Gutrra, Garza, Cañedo, Rodrí- guez, Posada., Medina, Martínez" y Balconéelos; que- dando en conclucion absuelto el sr. Esteva, á quien le favorecieron demasiado las faltas muy graves que eo esta discucion se observaron y que el público ya tiene en su conocimiento. ¿Y estos hechos tan palpables no dan un lug¿i inmenso á la desconfi- anza general? ¿No puede deciise de tal condi¡cra, que son unas condesendencias pecaminosas y crimi- nales, no ya del gran jurado como iujustameqte se dijo, sino de los miembros de lacámaraque asi abu- saron de la confianza que la nac»on les ha conferido! El sr. fiscal de imprenta cortamente con* fundiendo la verdad con los abusos tlá libertad de ella, ha asentado como sátiras é invectivis las voces que exigen aplicarse al carácter y grt 'o de los proctdim¡entos públicos para que Jos m¡< data-' rio» conozcan la enormidad de el os y s¿ absten. ro asi en ¡es de TomauV'paS) pues sen tan ciertos é hj alibles como la misma luz que nos alutiibr.á. 2gan de, continuar cometiéndolos. ¿Qué todavía ef ciudadano tiene límites para decirle con energía y enterésa, por ejemplo, al magistrado venal é in- justo, qu» es un corrompido é indigno de adminis-' trar los intereses patriciales? ¿Acaso se le juzga aun en esa abyección tan degradante y vergonzosa? Sr. lie: si tan mal asi estamos, la libertad de impren* ta debe cuanto antes extirparse de la república me» xicana, puesto que no tiene el uso á qae fue d;s? tinada. Si á este divino invento no se mira comQ un fj.-rte freno para contener la arbitrariedad de los q je g>birnan; es en vano ciertamente querer ser liberaos, y mucho menos republicanos. Ésta me- dida cruel y desastrosa que se pretende, nos pre- cipitará á que volvamos á comer las seboilas y car- ees pestilenciales de Egipto, aunque no sea ya de un Faron hispano; pero si de un mexicano, siem- pre qje se pribe á los ciudadanos declamar pu- blicamente contra los funcionarios venales: contr t 'os déspotas arrogantes, y contra los infractores ¿€ s leyes comitucionalea. Pero observé nos masescru puosamente los puntos de su acusación. El sr. fiscal en ella confiesa que s7 el autor -«'hubiera ¡imitado á manifestar por el impresa su con epto, v dejando que cada uno juzgue le ellos sino que despuis de acriminar'(os hasta el eveeso, trata de fundar que la eámjra perdió justa- mente la confianza del público que es el ohjeto del papel.... Yo recomiendo altamente á la ímegiidad del jurado las siguientes ob*e vaciones. Pi ¡mera: que es falso que se haya propuesto el impreso por ob-I Je*o Ta pérdida de la confianza pública de la cá» liara; pues antes bien ha tenido la mira contra- di3. Llamó U atención de muchos de sus miem- bros que le pareció errada para que entrando en lentas otra vez y metiendo eo ellas la crítica lúa por la imprenta se haria de sus actos, fuespp circunspectos, y este es uno de los fines de 'a libertad de imprenta. Segunda: que en esos tro» *ys de la ptticion fiscal por una parte se conoce ítfff pudo el autor $¡n responsabilidad manifestar por 'a imprenta su concepto y criticar los procedimien- Í0J» y por otra se exige que este se hubiese limi- tado i referir los hechos según los creii, dejando Rué cada uno juzgase de ellos; en -todo lo cual ve- r* el jurado dos cosas muy chocantes. Primera: 'a contradicción del señor fiscal en confesar que el °utor padia sin responsabilidad manifestar su ton- tepto y criticar los procedimientos, cuando á los cuatro renglones quiere que este para no haber in- currido en responsabilidad, se hubiese limitado á '«ferie Jos hechos dejando que cada uno juzgase da e'los: esto es, que no espresase su concepto ó jui- c'°, ni los criticase, sino que fuese" una maquina ó 'utómata ¡Ah! asi se contradice el que ataca la 'ib-rtad! Y la segunda cosa que verá el jurado eri dichos trozos es un ataque radical á la libertad de l!f ofi- ciales del mimo cuerpo, y de Cuya notoria injusti- cia y arbitrariedad, ya he hablado en otro lugar con mas detención... \Valganos Dios, por este sr» Franco! ii¿ue quiera techarla de liberal, cuando es el mayor mendás y déspoto»?..,. St si semblanzas queII consecución. ¿Y quien lo? conocerá si se comprime la libertad de imprenta! El mismo Presidente de los es» lados unidos mexicanos, puede ignorarlo: y si se coa» Viene qu» és útil que Í03 cono;cj? ;4 quá es poner obstáculos al medio mas seguro y rápido que luy de denunciarlos? Demostradas hasta i a eviJencU las causas tan Poderosas que inñuyeton para afear las hechuras de Una délas autoridades de la federación, como tam» bien el incuestionable derecho que tocio ciudadano tiene para interesarse en la prosperidad nacional, y pugnar fuertemente contra la intriga y la maldad de •Os mandatarios públicos; resulta infaliblemente que ni se h3 ofendido á las autoridades de la federación, ni mucho menos incitado á la desobediencia de ellas, y por consecuencia precisa que el pedimento y de- nuncia fiscal, no tienen la menor fuerza ante la ley: atendiendo á que los cargos quedan absueltos, y que en rales circunstancias la rnis.r.a U y 1- imprenta e:i su artículo 8.° titu'o 2.° sebre a bu: os de ella, re- dime al[escritor de la pena que designa, pues dice: que si en algún escrito se imputaren delitos cometidos por alguna corporación ó empleado en el desempeño de 3u destino, y el autor ó editor probare su acertó que- dará libre de la pena. Ciudadanos del jurado: vosotros sois la fuerte atalalla de la libertad patricial, y ¿n quienes ¡todo» los ciudadanos tienen cifrada toda su política felicidad. No iafundais terror á les ciudadanos que por el estoy trabajmdo lo dirán. Entonces verá este orgu - lioso murciano sisón doctrinas falsas, y cavilocidades las tniaf, como desvergonzadamente se atrevió á de cirio al comandante general? [impostor! muy en vrebe quedará coa/urdida su calumnia y arrogancia.II uso enérgico de la libertad de imprenta, desean vivamente cooperar al sosten de las autptidades pú- blicas, en los limi-es de sus facultades aue es en lo que consiste la verdadera conservación del úrdeo so- cial» antes por el contrario, atontadlos por la car- rera del patriotismo con la justificación dü vuestros fallos. -Tened ahora á la vista para el de este juicio» las sacrosantas obligaciones que la madre patria es im- puso desde el punto mismo que depositó en vues- tras manos sus intereses sagrados. Yo muy lejos de pedir la absolución, que antes bien ecsijo de vues- tro patriotismo,y zelo, la mayor rectitud; y estad ciertos de que la sentencia que contra mi se dicte, siempre me será propicia y agradable, ya sea que me castigue ó ya que me proteja. Así cumpliréis con vuestros religiosos deberes, y daréis un testimonio el mas solemne ante Dios y los hombres, de vues» tra imparcialidad y justificación. Dije, Calabozo núm. 14 de la Inquisición mayo 97 de 1825. Francisco Santoyo. Oficina de D. Mariano Ontiveros,