H, R*lZOJY de la sinrazón de la renta del tabaco; y aviso á los cosecheros para no ser ta't confiados. .ablendo muerto súbita y repentinamente el Focion, periódico que se redactaba en esta Ciudad, cuya ecsistoncia fué tan precaria, que antes de cumplir los veinte y uno [no de su edad, sino de los números que dió á luz] falleció se- gún algunos, de suma debilidad ó como aseguran otros, de la contajiosa peste de la arranquera; si no sofocado [que es lo rnas cierto] por el impresor y el redactor, en la reyerta que tuvieron ambos sobre sus cuentas ríe cargo y data; [*] quedó esta población privada de un recurso tan importante á los que por medio de la prensa, tienen siquiera el consuelo de espresar sus opiniones en materias de política, ó de manifestar sus quejas sóbrelos abusos del poder, injusticias de ios funcionarios pú- blicos, y falta de cumplimiento á los mas solemnes compromisos. De aquí la necesidad de apelar á este impreso suelto para dar publicidad á los versos, conque contestó un cosechero á cierta orden que le puso este Sr. Adminis- trador de rentas estancadas, para que entregase su cosecha, por estar vencido el tér- mino de su enjugue, y que de no verificarlo, quedaba sujeto á lo que previene la contrata sobre el particular. Este procedimiento en circunstancias que no se les paga á estos labradores la» décimas de los tabacos que tienen entregados, pues que se les adeudan las corres» pondientes desde julio hasta la presente fecha por la cosecha del año pasado, y la mayor parte de las del presente: en las de no'remitir la dirección general un solo pe- fio, parala satisfacción de este fruto, que con tanta confianza entregaron estos agri- cultores, fiados en la garantía del supremo gobierno, consignada en una solemne Contrata, y cuando dichos tabacos ya se han realizado, dejando á la renta una uti- lidad inmensa en su venta, á ellos no se les ha podido pagar, por que no se ha que- rido, ó mas bien dicho porque son de aquellos acreedores pobres y desvalidos, que aunque les sobra justicia, no tienen el favor de los ajiotistas, ni las fuerzas impo- nentes de la Francia y de la Inglaterra para poder hacerse escuchar: este proce- dimiento decimos, es á todas luces injusto. Los versos son los siguientes. ngei Si*. Administrados De toda renii estancado, Aunque yo no valgo nada, defiendo con mucho ardor ¿•os bienes que coa honor, Trabajo y eeonomít, Me dió la fortuna mia En el campo y en la tienda, * firman li poca h cienda ^°nque he vivido hasta el dia. Siempre en mis tratos he sido Cumplido y considerado, Y nunca motivo he dado De ser yo reconvenido: De aqueste mojo he vivido Lleno de satisfacciones, Huyendo de las cuestiono! Que perturben mi quietud, Que me quiten Ju salud O me llenen da i flicsiones. [*] Con permiso del autor del actual articulo, añade el impresor, que siempre ha estado y e.vtó *°>» la mejor disposición parque la ciudad tle Onzava no carezca de nn periódico: la prueba de es- verdad es que le ka costado buenos pesos untes tle ahora si empeño que puso por este deseo. Pa- r? la suspensión del Poción eonuUtó el segundo editor que lo tomó á su cargo desde la redac- ción de su primer número una fahii. grave pora el que habla, pues sin su debido conocimiento; y sin haber firmado aun el documento de sus tonorn¡"s, y *in siqui'ra decir cosa alg iva sobre el imparte de la paga, que debía ner en el acto de recibir la impresión según el artículo canutante en di ho convenio, estrajo de la imprenta KI7 ejemplares, contentándose con solo dejarme un recodo con los ope- rarios de ella, siendo así que yo me "hallaba en casa Semejante cnndwta, obsi rvada tan al principio, hizo creer que no debía continuar sirviendo al citado segundo editor, y me afirmé en esta rt?o 'Ucinn. Si algún otro ú otros individuos gustan ocuparme pura ello, mi disposición no ha variado, en chanto a cooperar para que el periódico continúe.quer Se porten los que con i ¡go Han tratado, y así sigo En mis negocios muy bien: Y manque á todo digo aunen Sin que este exordio prosiga, Permita U. que le diga Que la orden que me ha mandado, Si atento la he respetado, El cumplirla no me obliga. Ordena U. que al momento Y mas veloz que una flecha Arrime yo mi cosecha, Sentando por fundamento Que cu cumplido el vencimiento Del enjugue con espeso, Sin decirme que ni un peso Ha enviado la Dirección Para la satisfacción De décimas en receso. Cuando todo el mundo gime Por que U. no da dinero, j_Me viene U. muy severo, Conque mi cosecha anime? Su rigidez me deprime, Señ>r Administrador: Si U. ecsije con rigor Que yo cump'a la contrata, Le responde á U. Zapata, Pues pijíiie U. mi señor. Pugne U. como es debido Y la contrata lo e¡-p¡esa, Y verá con que presteza Es al punto obt¡d cido; Asi lo tiene ofrecido El gobierno en la contrata; P. ro faltando la plata, Ks inconcuso, fcefior. Que el tabuco está mejor En poder de Luis Zapatn. Soy un pobre cosechero, Que este fruto he levantado Con el sudor que he regado, Con mi industria y mi din. ro; Y á la vez que Considero Mis fatigas y mi afán, Me d go: si uo te d in Las décimas al contado, Ten tu tabaco guardado Y asegurarás tu pan. Que esto de dar, señor mió, Fiado á porsoni insegura, Ks sin duda gran locura Y pésimo desvarío. Yo mi tabaco no fio Por tiempo indetermin do, Pues miro que el que lo ha fiado, Da mas vueltas que una ardilla, Sin sacar una cuartilla De su gran certificado. i Certificados ¡ó afrenta! Del infeliz labrador, ¡Que lo realiza, señor Con la baja de un cuarenta!!! Cuando debiera la renta En su propio beneficio, (Si hubiera prude icia y juicio) Parirlos, luego al coatado, Y librar al h >mbre ho nado Di; tan ruinoso perjuicio. Certificados, que antaño No conoció el cosechero, Pues se le daba el dinero Anticipándole un año: Mas agora que el engaño Es el fruto del tabaco, Que no se paga ni un tlaco Al urgido agricultor; ¿Pretende V. con rigor, Tratarme como á bellaco? ¿Y que deluego yo entregue Mi eos cha como un mingo, Para que allí D. Domingo Me la destroce y r. friego. ? ;Y que á la vez que se llegue El término de pegar, Comii nze el de renegar Y dfl lodo ecsaspeiado, Venda mi certificado Por lo que me quieran dar? No señor: ni la prudencia, Ni el juicio, ni la r.zon, Ni la misma religi n, Ni la ley, ni la conci ncia Pueden h icerme violencia A que arrime mi cosecha, Y en tempestad tan desecha, Cuando todo está revuelto, Kl defenderla he resuelto Aunque perezca en la brecha. La dirección en olvido A dejado, si st flor, Al muy prudente acreedor, Que el taba o le ha vendido. De-esperado y perdido, So lamenta sin cesar Porque ya no ve llegar Ni libranzas ni dinero; Y yo por esto no quiero Mi cosechr aventurar. Kn mi bodega segura, Tengo el gusto de mirarla, Me recorrerla y contarla Sin zozobras ni amargura; Mientras la tornieeta dura Y no venga ya la plata, Claro está que la contrata No obliga su cumplimiento; Concluyendo aquí fu atento Servidor LUIS de ZAPATA. UtfB. u~